9 Conferencia Bianual de la International Association of Genocide Scholars “GENOCIDIO. Verdad, Justicia, Memoria y Elaboración” 19- 22 de Julio de 2011 Centro de Estudios sobre Genocidio Universidad Nacional de Tres Febrero Buenos Aires, Argentina Autora: GRACIELA CECILIA SAMANES ceciliasamanes@telecentro.com.ar; ceciliasamnes@yahoo.com.ar Carrera de Sociología. Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de Buenos Aires Programa de Estudios sobre Control Social. Instituto de Investigaciones Gino Germani Guardia Vieja 3560 – 1° A (1192) C.A.B.A. - Argentina 011 4862-7415 / 15 6014-4914 Título: “LAS PRÁCTICAS SOCIALES GENOCIDAS EN URUGUAY (1973-1985)” I. INTRODUCCIÓN Desde mediados de los años ’60 y durante 20 años se sucedieron dictaduras cívicomilitares en el Cono Sur Americano, sostenidas ideológicamente por la Doctrina de la Seguridad Nacional, prescripción estadounidense para la región, que establecía al comunismo como el enemigo y, por lo tanto, los Estados debían emplear las fuerzas de seguridad al interior de sus fronteras. La Ideología de la Seguridad Nacional fue la condición de posibilidad que habilitó la ejecución del genocidio como parte de la modernidad. Los Estados quebraron las garantías constitucionales con el pretexto de la lucha contra-revolucionaria y con el objetivo de aniquilar a un otro negativizado como opositor político, cada País adoptó medidas represivas particulares que derivaban de su situación político-social y de las experiencias opresoras anteriores. Con el objetivo de implementar una política económica neoliberal que profundizara la desigualdad y mantuviera el orden social dado, el poder dominante ejerció un control exhaustivo sobre los sujetos destruyendo los lazos de solidaridad y clausurando toda articulación social contestataria. En este contexto la tecnología de poder que enmarcó a los procesos dictatoriales fue la práctica social genocida. El objeto de estudio es la dictadura en Uruguay de 1973 a 1985, analizada como genocidio, porque a pesar que el dispositivo de aniquilamiento tuvo la peculiaridad represiva de la prisión prolongada, se considera en este trabajo que la práctica social genocida no está determinada por el número de víctimas fatales sino por el sentido reorganizador del lazo social. El objetivo es explorar y describir las características y particularidades de las prácticas sociales genocidas en el caso específico de Uruguay. Para ello se recurre -como soporte rector- a la periodización de las prácticas sociales genocidas que realiza Daniel Feierstein para el caso Argentino, que a su vez sirve como caso de referencia. Como en toda Latino América, también en Uruguay se constituyeron fracciones subalternas, organizadas como fuerza social autonómica ofrecieron una lucha de clases abierta en defensa de intereses antagónicos con respecto al conglomerado golpista. Se instituyeron como militantes revolucionarios, contestatarios y en pugna por el poder. A partir de esta caracterización de la realidad social y política del Cono Sur, las hipótesis de trabajo son: por un lado, que el objetivo común a las dictaduras latinoamericanas era el aniquilamiento del otro negativizado en su condición de militante revolucionario, convertido en enemigo por el discurso minucioso, simbólico y permanente de los grupos de poder; y, que para lograr aquel objetivo la tecnología de poder que enmarcó a los procesos dictatoriales de Latino América fue la práctica social genocida, aunque los dispositivos de aniquilamiento utilizados sean diferentes en cada país de la región. Los dispositivos utilizados variaron según la co-relación de fuerzas. Las tácticas y estrategias que predominaron en cada país fueron: en Brasil alternancia del funcionamiento de los partidos políticos con la represión en las calles; en Chile se utilizó la muerte; en Argentina la práctica fue la desaparición y en Uruguay fue la prisión prolongada. Con esta mirada personal se analizan diversos documentos elaborados por organismos de Uruguay: el Informe Nunca Más de SERPAJ-Uruguay, el libro A Todos Ellos de Madres y Familiares de Detenidos-Desaparecidos y la Investigación histórica sobre la dictadura y el terrorismo de estado en el Uruguay (1973-1985) realizada por la Universidad de la República encomendada por el presidente Tabaré Vázquez. El interés en el tema surge porque en los materiales consultados no se caracteriza como genocidio lo sucedido en el período dictatorial. Si, por ejemplo, en el Informe “Uruguay Nunca Más” del SERPAJ y documentos del Movimiento Nacional de Liberación-Tupamaros (MLN-T) definen los hechos como “guerra” (interna), ello no implica que interpreten la violencia represiva del Estado como una práctica social genocida. Siendo para el SERPAJ el enfrentamiento entre dos demonios. Con esta mirada personal, empleamos una estrategia metodológica cualitativa que esto habilita a examinar las condiciones de posibilidad que permitieron la implantación de la dictadura uruguaya. Entonces, según nuestra hipótesis se analizan, interrogan e indagan diversos documentos elaborados por organismos de Uruguay1: el Informe Nunca Más de SERPAJ-Uruguay, el libro A Todos Ellos de Madres y Familiares de DetenidosDesaparecidos y la Investigación histórica sobre la dictadura y el terrorismo de estado en el Uruguay (1973-1985) realizada por la Universidad de la República encomendada por el presidente Tabaré Vázquez. Es necesario aclarar que lejos de pretender banalizar el término y los hechos sociales que pueden ser definidos como genocidios, la investigación se llevó a cabo con la plena convicción de que la característica cuantitativa de la masacre no es el factor determinante de estos fenómenos sino, mas bien, el sentido de la matanza y hacia quién/es va dirigido, guió la lectura de los documentos para su análisis el concepto central construido por Daniel Feierstein: “(...) práctica social genocida: aquella tecnología de poder cuyo objetivo radica en la destrucción de las relaciones sociales de autonomía y cooperación y de la identidad de una sociedad, por medio del aniquilamiento de una fracción relevante (sea por su número o por los efectos de sus prácticas) de dicha sociedad, y del uso del terror producto del aniquilamiento para el establecimiento de nuevas relaciones sociales y modelos identitarios”2 Si se toman en cuenta los muertos y desaparecidos en términos absolutos el número de víctimas en Uruguay es bastante inferior a Chile, a Argentina o al proceso guatemalteco. En términos relativos las cifras de los asesinados y desaparecidos con respecto a la población de cada país son: para Argentina un 0,125%; Chile alrededor del 0,036%; y para Uruguay con un 1 Foucault, Michel, Introducción a “La arqueología del saber”, Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 1991. Introducción. Aquí dice que no hay que analizar la historia en su linealidad, sino tratar a los documentos como monumentos, que contienen en sí mismos la arqueología de su construcción, analizar en ellos los niveles discursivos y extra-discursivos que dan cuenta de las rupturas en la linealidad de la historia. 2 Feierstein, Daniel, “El genocidio como práctica social. Entre el nazismo y la experiencia argentina”, FCE, Buenos Aires, 2007, pág. 83 2 valor de 0,011%3. No se incluyen los exiliados políticos por ser cifras muy difusas. Sin embargo, se considera en esta investigación que en Uruguay tuvo lugar una “destrucción de las relaciones sociales de autonomía por medio del aniquilamiento de una fracción relevante (por los efectos de sus prácticas)”. II. GENEALOGÍA DEL GENOCIDIO URUGUAYO4 Se distinguen cuatro etapas y para proponer una mirada en clave regional se ponen en concomitancia con los procesos históricos argentinos. • Consolidación de la democracia política, reforma social y prosperidad económica (19031930): En el marco de una prosperidad económica se consolida la democracia política y se establece una profunda reforma social. José Batlle y Ordoñez, dos veces presidente, expresa el ascenso social de las clases medias, como lo hizo su par argentino Hipólito Yrigoyen. En lo económico privado se crean nuevas industrias, fundamentalmente en relación a las carnes. En el ámbito público aparece un Estado presente con una fuerte intervención en la gestión financiera a través de la creación de los bancos de la República, Hipotecario, caja de seguros; en la industria combustible, petróleo, empresa de teléfonos y electricidad; en lo político, se amplían los derechos civiles con el voto secreto, reforma y modernización de la Constitución en 1917; se buscó homogeneizar a la opinión pública; y, en lo social, se regula el trabajo con legislación protectora de los obreros y de los sectores populares; hay una baja en la tasa de mortalidad; se expande la enseñanza secundaria y desciende el analfabetismo; secularización de la Iglesia; ley de divorcio y la mujer accede al voto en 1932 (en Argentina recién en noviembre de 1951). Este proceso es parecido al impulso estatal de Argentina que crea empresas de industrias básicas y los Bancos para la regulación financiera. Crisis económica y política y restauración democrática (1930- 1958): La crisis mundial del ’29 repercute en Uruguay desde 1930-31, implica una baja de la demanda mundial de carne y se refleja en la economía local con alza de desocupación y la caída en el ingreso de los trabajadores. Las corporaciones de estancieros y comerciantes sindican a Batlle de populista. En 1930 se consuma el primer Golpe de Estado en Argentina por José Uriburu representando a la alianza de terratenientes, Iglesia y FFAA con igual argumento contra el segundo mandato de H. Yrigoyen. Volviendo a Uruguay, en 1931 gana las elecciones Terra que inicia el formato original de autogolpe (que luego se repetirá en 1972) en 1933 con la disolución de la Legislatura y el Consejo Nacional de Administración. Se tiene entonces un presidente civil con la anuencia -pero no con la participación- de las FFAA, y que con una política represiva provoca el retroceso en las conquistas logradas en las décadas anteriores. A partir de la II Guerra Mundial la lenta recuperación de la economía global, las tradiciones democráticas, y el alineamiento con los Aliados, determinaron la recuperación de la vida institucional democrática. Se reabre una etapa de populismo nacionalista, como en el peronismo argentino de 1945, el Estado vuelve a intervenir activamente en la economía, se vigoriza la Industrialización por Sustitución de Importaciones; se nacionalizan empresas; se reforma la Constitución en 1952 que permite una estructura colegiada de nueve miembros para el Poder Ejecutivo; el analfabetismo casi desaparece; se restauran privilegios a los trabajadores. • 3 Según cálculos propios como resultado de búsquedas demográficas en internet: Chile tenía una población estimada en 1970: 11.000.000 de personas, víctimas de la dictadura pinochetista: 4.000. Para Argentina: sobre una población de 24.000.000 de personas hubo 30.000 desparecidos. Guatemala con sus cifras supera los límites del horror: 250.000 muertos, 1.500.000 mayas y 450.000 campesinos desplazados al exilio. 4 En http://www.rau.edu.uy/, Real Academia Uruguaya, Universidad de la República. Documento elaborado por José Pedro Barrán. Consultado julio-2010 3 Estancamiento económico, atomización de los partidos políticos tradicionales, crecimiento de la izquierda, dictadura militar (1959-1985): Inmerso en una economía similar a la Argentina, Uruguay sufre las mismas consecuencias de la posguerra: las modificaciones de la economía mundial, el cierre del mercado europeo a los productos agropecuarios y la sustitución de la hegemonía británica por la estadounidense en América Latina, dejaron a las producciones exportables a la deriva, y, sobre todo, la dependencia financiera de EEUU (que posee una economía competitiva y no complementaria de la suya) provocaron el estancamiento de la ganadería y el fin del proceso de industrialización, lo que se tradujo en una disminución permanente del ingreso de los trabajadores e implicó el aumento de las luchas reivindicativas gremiales y sociales por una equitativa distribución del ingreso. En este momento es necesario tener en cuenta la estrategia estadounidense con proyección global para la región enunciada como prescriptiva en los documentos de Santa Fe I –de los años 70, con la Doctrina de la Seguridad Nacional (D.S.N.) donde el enemigo es el comunismo y los Estados deben hacer seguridad al interior de sus fronteras- y Santa Fe II –de la década del ’80 en el marco del Consenso de Washington en lo económico como estrategia neocolonial que guiará los cambios para los años ’90-, se implementó lo que se conoció como el Plan Cóndor en los países de la región. La ideología de la seguridad nacional, puesta en marcha por los Estados en el Cono Sur, a través de la estrategia contra-revolucionaria, permitió: difuminar los límites entre la violencia y la no violencia estatal porque el enemigo está dentro de los límites territoriales (la policía y el ejército emparentan sus funciones); a la vez que suprimir las garantías constitucionales; desvanecer los límites entre la política interna y externa; entre violencia preventiva y violencia represiva dado que la seguridad interna permite la represión violenta a todo acto que ponga en riesgo el orden social.5 Estas fueron las condiciones de posibilidad de carácter superestructural que habilitaron la ejecución del genocidio. En este contexto regional en las décadas de los sesenta y setenta el diagrama de poder aplicado fue la instauración de sucesivas dictaduras: 1964-1985 Brasil; 1968-1980 Perú; 1971-1982 Bolivia; 1972-1978 Ecuador; 1973-1990 Chile; 1973-1985 Uruguay; 1976-1983 Argentina, todas ellas con el objetivo de aniquilar la resistencia “no pertinente” para el control de la “población”. En el aspecto político hay una alternancia de los partidos tradicionales en el Estado y un funcionamiento dentro de esquemas autoritarios que suspenden las garantías individuales en relación al acelerado deterioro social. Durante el inicio de este período a todos los opositores políticos del régimen se los ubica en una dimensión simbólica de otredad negativa. La izquierda comienza a unificarse en dos claras tendencias complementarias en la lucha de clases. Por un lado, a mitad de los ’60, el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MNL-Tupamaros) definiéndose como marxistas no ortodoxos agrupa a los que descreen del sistema democrático e impulsa la lucha armada. El otro sector conforma el Frente Amplio en 1971 como ala política que lucha dentro de los canales legales. En Argentina en esos años surgen varios grupos con ambas modalidades de lucha: Montoneros, Ejército Revolucionario del Pueblo, Fuerzas Armadas Revolucionarias, Fuerzas Armadas Peronistas, Juventud Trabajadores Peronistas, Partido Revolucionario de los Trabajadores. En 1971 se crea el Departamento de Operaciones Psicológicas con el objetivo de “planificar las operaciones psicológicas, sociológicas y políticas (de las FFAA); investigar y planificar el uso de los medios de comunicación de ideas para influir en las actitudes, emociones y acciones de los grupos blancos”. A partir de 1972 se estable el “Estado de guerra interno” y en 1977 se crea la Dirección Nacional de Relaciones Publicas con el fin de • 5 J. Comblin, “A ideología da Seguranca Nacional”, Brasil, 1980. Citado en “La Ideología de la Seguridad Nacional”, El Cid Editor, Buenos Aires, 1983, págs. 22 y 23 4 “establecer sistemas de control sobre la difusión de las noticias (...) y neutralizar la difusión ideológica de los intereses antinacionales y/o marxistas”. Este proceso de deterioro institucional y clausura de las instituciones democráticas culminó con el Golpe de Estado que las Fuerzas Armadas protagonizaron el 27 de junio de 1973. Bordaberry firma el Decreto presidencial Nº 464/973 de disolución de las Cámaras Legislativas: “1º ) Declárese disueltas la Cámara de Senadores y la Cámara de Representantes; 2º ) Créase un Consejo de Estado, integrado por los miembros que oportunamente se designarán; 3º ) Prohíbase la divulgación por la prensa oral, escrita y televisiva de todo tipo de información, comentario o grabación que, directa o indirectamente mencione o se refiera a lo dispuesto por el presente decreto atribuyendo propósitos dictatoriales al Poder Ejecutivo, o pueda perturbar la tranquilidad y el orden públicos; 4º ) Facúltese a las Fuerzas Armadas y Policiales a adoptar las medidas necesarias para asegurar la prestación ininterrumpida de los servicios públicos; 5º ) Comuníquese, etc.” Tal como en 1933 con Terra, bajo la cobertura del presidente civil Juan María Bordaberry (1972-1976), se disuelven las cámaras legislativas, se cercenan libertades civiles, sociales y políticas, se implementa la etapa de hostigamiento y aislamiento paulatino hacia los grupos políticos y un aislamiento autoimpuesto como forma de preservación. Y por último, en el artículo 4° se habilita a todas las fuerzas estatales de seguridad para ejercer la represión abierta. Las FFAA asumen la totalidad del poder público en 1976 y lo sostienen hasta febrero de 1985, lo autodenominan con grandilocuencia “proceso revolucionario”. Las características de este Golpe de Estado son también similares a las del proceso de reorganización nacional argentino, implantado desde Marzo de 1976, con el cercenamiento de derechos, en el objetivo de reorganización social y la persecución de los luchadores populares. Desde este momento es relevante el período de debilitamiento sistemático y aniquilamiento material que, en Uruguay, bajo la forma de prisión prolongada pretende destruir la resistencia y lucha de los sectores de vanguardia. Período signado por la represión abierta de las fuerzas políticas particularmente las de izquierda, por el encarcelamiento de todos los dirigentes sindicales y la prohibición de la actividad gremial a obreros y empleados, y por la expulsión de los funcionarios públicos sospechados de cualquier inclinación izquierdista, especialmente los docentes asimilados como portadores y reproductores de ideologías. La exigencia de aniquilar a todo opositor se imponía ante la necesidad de establecer una economía neoliberal con irrestricta apertura a la economía exterior, limitando la intervención estatal y atrayendo capitales extranjeros. Esto tuvo como consecuencia el deterioro salarial que provocó una profunda miseria de amplios sectores sociales. Aquel ascenso social de los años ’20 quedó en el recuerdo y nostalgia de los mayores. Las centrales sindicales ocuparon un lugar predominante en la resistencia a la dictadura. En noviembre de 1980 logran el rechazo a la propuesta de reforma de la Constitución: "el NO" recogió el 57,2% del total de sufragios en medio de una censura casi completa de los medios de comunicación. Harto conocida es la crisis financiera y económica de 1982 a nivel mundial que aceleró la inflación y sobre todo la desocupación, al mismo tiempo que se incrementaron las resistencias sociales permitiendo la reorganización del movimiento sindical. Esta situación fuerza a los militares a realizar un acuerdo con la sociedad civil que se concreta en el Pacto del Club Naval firmado el 3 de agosto de 1984 para una salida democrática decorosa. Restauración democrática y la entrada del Uruguay al Mercosur (1985- ). En 1985 con elecciones restrictivas, Julio Sanguinetti del Partido Colorado, asume como presidente constitucional. Como Alfonsín en Argentina, su principal función fue • 5 fortificar las instituciones democráticas y renovar el clima de tolerancia recíproca. Aparece un país políticamente dividido en tercios: colorados, blancos y frenteamplistas. En 1991 se integra como miembro fundador del Mercosur (alianza económico-aduanera, junto a Brasil, Argentina y Paraguay). Sobre el final de la etapa anterior y hasta el presente, el período de la realización simbólica de las prácticas sociales genocidas selló a la dictadura uruguaya como genocida en concordancia con el resto de los países de la región. El mantenimiento de la Ley de Caducidad, consolidada con el referéndum de 1989 y de 2009, así lo demuestra. A partir de la apertura democrática se dictan numerosas leyes, algunas muy tardíamente, sobre los Derechos Humanos, nunca puestas en práctica para el castigo a los responsables civiles y militares del genocidio. EL SALDO DE LA DICTADURA EN CIFRAS (siempre crudas y reveladoras): Población total a 1970: 2.808.4266 Población total a 1985: 3.008.2707 En 15 años la población sólo creció en 199.844 personas (incremento demográfico de 7,11% para el período). A la baja tasa de natalidad de la población se sumó en esos años un evidente proceso de emigración política. Exiliados: 169.5008 uruguayos a diferentes países, sobre todo a Suecia y Brasil9. Presos políticos: 4.933 personas según el informe Nunca Más10. Según la consulta a diferentes documentos institucionales y testimonios que hizo la Investigación Histórica los presos fueron 5.92511. Desaparecidos12: 203 personas. Muertos: 116 personas13. Niños Desaparecidos (nacidos en cautiverio o secuestrados junto a sus padres): 11 hijos de uruguayos desaparecieron en la Argentina y una niña argentina desapareció en Uruguay14. En cifras globales, alrededor del 6% de la población de 1970 sufrió las consecuencias del accionar represivo institucional del Estado. III. PERIODIZACIÓN Comprendemos por periodización las distintas etapas que se encuentran dentro de un proceso histórico amplio, son construcciones analíticas útiles para describir las rupturas del propio desarrollo. Algunas de las cuales se superponen e inclusive pueden permanecer en paralelo hasta el final del proceso estudiado. El período entonces estará signado por aquella 6 Anexo: Tabla1: Evolución de la población, por sexo. Lo que interesa aquí es la población total Idem anterior 8 Anexo: Tabla 2. Suma de migrantes en el período 1970-1985 9 Investigación histórica, Tomo II, apartado 4 Listado general, pág. 67 10 Nunca Más, Cap. 1, Detenciones. Pág. 65 11 Investigación histórica, Tomo II, apartado 4 Listado general... pág. 66 12 Datos que ofrece el libro “A todos ellos” en la pág. 532. Las cifras de desaparecidos son elocuentes sobre el accionar conjunto de las fuerzas armadas en Latinoamérica. Según el informe “Uruguay, nunca más” de 1989: 140 uruguayos desaparecidos conformado por: 34 en Uruguay, 98 en Argentina, 6 en Chile, 2 en Paraguay. “El informe de la Comisión para la Paz” abril de 2003 da cuenta de 233: 38 desaparecidos en Uruguay de los cuales 32 son uruguayos y 6 argentinos, 182 en Argentina, 8 en Chile, 2 en Paraguay, 1 en Brasil, 1 en Colombia y 1 en Bolivia. 13 Investigación histórica, Tomo I, apartado Presentación, pág. 49. Detalla la pertenencia política: 55 integrantes del MLN-T; 25 del PCU; 5 de UJC; 2 de GAU; 2 de ROE; 2 de OPR”33”; 2 de “Nuevo Tiempo”; 2 del Partido Nacional; 3 Montoneros (de Argentina); y 1 muerto por cada una de las organizaciones: PS, JPS, PCR, FAU, FDEL, PDC, PGP, CNT, Partidor Tradicional; 6 personas que no se conoce filiación. 14 Nunca Más, Cap. 7, Desapariciones forzadas, apartado 5 7 6 característica dominante en cada momento histórico. Sí hay dos dimensiones bien diferenciadas: la realización material que es la represión estatal en sí misma, y la realización simbólica cuando el conjunto de la sociedad incorpora como propios los discursos y la ideología del dominador-perpetrador convirtiéndose en un nodo más de las redes del poder opresor. 1. CONSTRUCCIÓN DE LA OTREDAD NEGATIVA En Las palabras y las cosas Foucault reflexiona sobre el “límite” que busca la cultura, describe cómo se establece la relación entre las cosas para dar orden (clasificación) a las semejanzas. La historia de la locura es, entonces, la historia del “Otro”, de las diferencias, del sujeto a excluir, de la “peligrosa alteridad”; y, por otro lado, el conocimiento científico colabora para establecer la historia del orden de las cosas, la historia de lo “Mismo”, lo que puede estar “incluido”15 Partiendo, además, de que el sujeto es resultado de una construcción socialmente establecida y, por lo tanto, su caracterización depende del contexto histórico-político, se pueden contraponer los sujetos “normalizados” de aquellos que no pueden ser clasificados porque no responden a las normas impuestas por los aparatos ideológicos del Estado16 que instaura y sostiene un orden social dado. Esta escisión de la sociedad permite que a los “no normalizados” se los coloque en una alteridad negativizada con un discurso del tipo “delincuente subversivo”. Esto habilita a que la “violencia se exprese a través de las imágenes; es la legitimación, la construcción teórica de la necesidad de un exterminio. (…) si bien el poder las tolera, las marca, las distingue, construye y reconstruye” “hace viable una solución genocida”17. En este sentido, dice Feierstein “este proceso remite a la ruptura inicial, a la marcación del sujeto social a ser exterminado. El poder retoma símbolos y características existentes en el imaginario colectivo, construye nuevos símbolos y mitos, refuerza los prejuicios latentes a fin de construir un sujeto social como negativamente diferente. Intenta delimitar dos campos: los iguales, los sujetos cotidianos, mayoritarios, como distintos cualitativamente de los otros, de aquellos que no quieren ser como todos y, por lo tanto, que no deben ser.”18 Admitiendo que las identidades sociales son construcciones políticas, es visible en el caso uruguayo que la personificación de ese “otro”, tal como está relatada en la Investigación histórica, esclarece cómo son estigmatizados los luchadores populares como “delincuentes comunes”19. Para el informe Nunca Más el concepto de “enemigos de la Patria” era muy amplio, se aplicaba a todo aquél que estuviera en contra de la D.S.N. Es decir, que la categoría genérica de subversivo recaía sobre un vasto y heterogéneo grupo de la sociedad20. En el libro A todos ellos se afirma que “para “justificar” el crimen hubo que inventar enemigos y guerras, (...), al tiempo que se decía actuar en nombre de la patria, de la civilización, la libertad, la democracia y la paz.”21. Las FFAA distinguen dos tipos de enemigos: los grupos guerrilleros en la guerra y los grupos políticos marxistas en el plano ideológico. Así se construye un discurso de “normalidad” que homogeniza a la sociedad para volverla previsible, por lo tanto se convierten en discursos de verdad y quienes los enuncian portadores absolutos de la misma. 15 Foucault, Michel, “Las Palabras y las Cosas”, Siglo XXI Editores, Buenos Aires, pág. 9 Althusser denominó “aparatos ideológicos de Estado” aquellos dispositivos que permiten mantener y reproducir las relaciones de poder y ejercer la dominación, es fundamentalmente el sistema escolar pero se acompaña con los medios masivos de comunicación, sectores de los partidos políticos, la religión. 17 Feierstein, Op. Cit., pág. 220 18 Feierstein, Op. Cit., pág. 218 19 Investigación histórica, Tomo II, apartado 1. pág. 13 20 Nunca Mas, cap. 1, Detenciones. pág. 62 21 A todos ellos, 2004, pág. 20 16 7 Los “mismos” son los que defienden la patria, son los “pertinentes”22 y los “otros” son los enemigos de la patria, y, por lo tanto, de la sociedad toda. Para terminar con el flagelo de la enfermedad y sostener un cuerpo funcionalmente sano debe ser exterminado el mal. En el desarrollo de la modernidad, los dóciles son explotados, los rebeldes conquistados y los “otros” aniquilados. Los sujetos, como personificaciones políticas, pasan a ser objeto del odio de clase23. La filiación política-partidaria de los muertos, según la Investigación Histórica en la página 49 del Tomo I (citado en la nota al pie Nro. 23), da cuenta que la coalición en el poder tenía muy en claro quiénes disputaban el poder del Estado y a quiénes debían considerar enemigos. Hubo un crecimiento en la organización social y política, un alto grado de participación y de enfrentamiento por reivindicaciones en lo económico pero también de enfrentamiento político en la disputa por convertirse en el bloque hegemónico. Definidas positivamente las clases sociales como relaciones sociales entre individuos en dos dimensiones: la situación objetiva es el aspecto de lo económico o de estructura como expresión de las relaciones sociales de producción y de la situación en las relaciones de propiedad; y la situación subjetiva como dimensión superestructural ámbito de lo políticoideológico que expresa la posición de clase en una sociedad dada. De la contradicción entre clases se llega a la confrontación, a la lucha entre bandos que se convierte en guerra en la última fase. Una clase se constituye en cuanto tal en oposición a otras clases (Sorel, Marx, Gramsci). Se puede verificar que en los años previos a las dictaduras hubo en todo el Cono Sur un crecimiento del enfrentamiento entre las clases. Al calor de la lucha, las clases conforman fuerzas sociales políticas por medio de alianzas que permiten una potenciación de la fuerza de cada clase o fracción. Es una fuerza social de nuevo tipo que se concreta en la acción misma. Juan Carlos Marín en Los Hechos Armados, (investigación sobre la acumulación primitiva del genocidio en Argentina), se pregunta: “¿Por qué la lucha de clases asumió una forma de guerra?”, y señala que así como las clases no dependen de la voluntad subjetiva, sino de condiciones económico-sociales, la guerra tampoco, ya que ésta sólo expresa la realidad que asume la relación entre las clases en un determinado período histórico. Las FFAA aniquilan al “delincuente subversivo” y éste se organiza en “ejército popular” como estrategia de lucha en este período24. Inés Izaguirre comparte este enfoque diciendo “imaginar la lucha de clases como grandes combates frontales entre burguesía y proletariado es una falacia: tales batallas son históricamente excepcionales. Lo cotidiano, en cambio, son los infinitos espacios de confrontación de clases a los que asistimos permanentemente, y donde cada clase va constituyendo, o perdiendo, territorio: allí donde un grupo o un individuo, 22 Foucault “Seguridad, Territorio, Población”, describe el pasaje de la sociedad disciplinaria a la sociedad de control como nueva forma de orden social. Distingue “pueblo” de “población”. En el primero los sujetos son construidos por el contrato social, pueden violar las leyes penales en cuanto delincuentes, y la disciplina funciona concentrando y controlando; mientras que la “población” es el nuevo sujeto colectivo a ser administrado por el “arte del buen gobierno”. La multiplicidad de individuos que “no son pertinentes” queda fuera de la población, se convierten en sujetos resistentes a las regulaciones de la población, y por lo tanto son pasibles de ser castigados. El nuevo dispositivo de poder utilizado es la seguridad que “deja hacer”, pero hasta lo que se considera permitido según las normativas establecidas. Aquí la ley es regulatoria de la población, mientras que en la disciplina el pueblo prescribe y la ley prohíbe. 23 Foucault, Arendt, Herf, Traverso y Bauman realizan una búsqueda del devenir de la modernidad con una hipótesis coincidente en que genocidio y modernidad son pilares que en algún momento se tocan en hechos sobresalientes como el holocausto pero están como sostén en la explotación del hombre por el hombre. Primero fueron las guerras coloniales con que el capitalismo se abrió paso buscando nuevas materias primas, mas tierras fértiles, mas riquezas de los subsuelos y, sobre todo, nuevos mercados consumidores. Pero en este afán de dominio no caben otras culturas por lo tanto la Revolución Industrial devenida en imperialismo se abasteció no solo de la tierra sino de la sangre de quienes la habitaban. 24 Marin, J. C., “Los hechos armados”, Ediciones P.I.Ca.So./La Rosa Blindada, Buenos Aires, 2007. Pág. 96 8 articula una relación solidaria, y aparece la competencia; allí donde se proclama la participación democrática, y aparece la autoridad burocrática; allí donde se postula la igualdad, y se discrimina a los diferentes... y así siguiendo.”25 Se descarta por completo la teoría de los dos demonios porque no hay dos bandos “irracionales” sino clases sociales antagónicas que defienden intereses contrapuestos. La visión de los dos demonios constituye un obstáculo epistemológico para dimensionar lo sucedido en la etapa observada. La plataforma de esta investigación está en la tesis que en Uruguay y en el Cono Sur, en los años ’60 y ’70, hubo una lucha de clases abierta que asumió diferentes modalidades según el contexto y momento histórico, y que no fue sólo el enfrentamiento de aparatos armados (en el sentido clásico hubieron pocos), sino un enfrentamiento de las fuerzas sociales en su totalidad. Diversos actores sociales subalternos se asumen como bando, se organizan de manera autonómica generando una acción colectiva con diferentes repertorios de luchas en una confrontación abierta de clases. En esta lucha, el poder dominante, para implementar una política económica de mayor desigualdad social, debía ejercer el control sobre los sujetos, y para ello era preciso destruir los lazos de solidaridad y autonomía, quebrar las relaciones de cooperación, clausurar toda articulación social contestataria, y, sobre todo, doblegar a aquellas fuerzas sociales que disputaban el poder del Estado, destruyendo el orden social anterior para construir uno nuevo acorde a las necesidades del neoliberalismo económico. Con el propósito de aniquilar cualquier resistencia era necesario modelar a los sujetos a través de sus cuerpos como portadores de la resistencia. Los dispositivos utilizados variaron según la co-relación de fuerzas en cada país: en Brasil se alternaba el funcionamiento de los partidos políticos con mayor o menor represión en las calles; en Chile el dispositivo utilizado fue la muerte; en Argentina fue la desaparición y en Uruguay26 fue la prisión prolongada. Aunque se combinó su utilización, éstas eran las tácticas y estrategias que prevalecieron en cada país. Esta etapa se desarrolla exclusivamente en el plano de lo simbólico, no obstante cuando la tolerancia tiende a cero el discurso habilita un pasaje progresivo al plano de lo material. 2. HOSTIGAMIENTO De tanto repetirse los discursos del poder (por medio de diferentes agentes como los voceros de las “Fuerzas Conjuntas” (FFCC), los políticos o los medios de comunicación) se convierten en discursos de verdad. Este discurso de poder-verdad es la condición de posibilidad para la emergencia del sujeto que se parece a su crimen antes de cometerlo, de esta manera, al estigmatizar al “delincuente subversivo” se personifica a todo aquel con determinadas características, sean físicas (pelo largo, barba, ropa desalineada) o actitudinales (posiciones contestatarias) en un “Otro” donde se condensa lo peligroso y la perversidad, por lo tanto pasible de ser perseguido. El Estado con el control y censura sobre los medios de comunicación, establece desde el discurso como monstruos a los luchadores populares o acciones monstruosas a las acciones colectivas llevadas a cabo por las organizaciones políticas los constituían en sujetos susceptibles de ser “excluidos” y había que aislarlos por medio del encierro o del exilio. Esto 25 Izaguirre, Inés y colaboradores, “Los desaparecidos. Recuperación de una identidad expropiada”. Versión digital en http://www.iigg.fsoc.uba.ar/conflictosocial/libros/izaguirre/losdesaparecidos/index.htm. Cap. 4 26 El informe Nunca Más, Capítulo 1 Detenciones, págs. 62 y 63, da una suerte de explicación del dispositivo carcelario utilizado por la dictadura. La base teórica se afirma en que es la tradición democrática, con un modelo social de convivencia armoniosa bajo el imperio de la ley y el derecho. Apelan a la teoría de los dos demonios expresando que a pesar de lo manifiesto de las tensiones sociales de los años ’60, en un país donde la sociedad es pacífica y todos se conocen no era posible eliminar físicamente a los opositores, ni siquiera a la guerrilla. 9 permitía aplicar sobre el resto de la sociedad una tecnología positiva del poder que cuida y administra la vida, que observa, que se multiplica, que produce saber. El modelo de la “inclusión del apestado”27, permite el control minucioso y un poder continuo sobre cada individuo dejando muy pocos resquicios de resistencia. En este período “(…) se comienza a construir el camino de la reflexión a la acción (…) la existencia de una fracción “no normalizada” atenta contra la propia normalización y, por lo tanto, el ataque a la misma es una necesidad para la socialización exitosa del resto. En este sentido, la negativización de la alteridad no puede quedar ubicada tan sólo en el plano de los simbólico”28. El hostigamiento tiene dos aspectos bien diferenciados, la acción física con grupos de vanguardia organizados por la fuerza social dominante (como lo fueron en Argentina la Triple A y en los años ’20 la Liga Patriótica). En el caso analizado no se presenta esta forma de accionar con grupos parapoliciales pero, desde las FFCC, hay un permanente acoso a toda la población con un control estricto en los lugares de trabajo, la mirada vigilante y panóptica en la calle, la sociedad sentía el control sobre sus cuerpos y “almas”. Hubo un cercamiento sistemático a las organizaciones políticas y sociales, las operaciones de clausura atravesaban todos los intersticios de la red social. El otro aspecto es el legal de carácter estatal institucional, creándose leyes que legitiman el accionar de las fuerzas represivas. A partir de 1968, en Uruguay, las Medidas Prontas de Seguridad imponen el “estado de excepción permanente” que permite una política para reprimir y prevenir los conflictos internos. Ya con Bordaberry (1972) se continúa con un “estado de guerra interno” suspendiendo todas las garantías individuales. Estas medidas siembran un clima autoritario previo al golpe de Estado. Se aplica una amplia censura, está prohibida toda referencia a la guerrilla, la prensa utiliza el término “los innombrables”. En el Informe Nunca Más se describe este período como “una represión callada, progresiva en su gradación, ‘dosificada’, perfectamente selectiva hasta llegar a un control perfecto y total de la población. Logró clasificar a los tres millones de habitantes en tres categorías: A, B y C, según el grado de peligrosidad que les asignaban las FFCC. Nuestro país estaba ocupado por nuestro propio Ejército. Todos estábamos fichados, clasificados y vigilados. Un ‘Certificado de Fe Democrática’ conseguido según la categoría o casillero en que cada uno estaba, regla los destinos de esa persona para conseguir empleo o perderlo, salir o entrar del país, tener más o menos vigilada su vida y sus pasos... Llegó un momento en que hasta para celebrar una reunión familiar de cumpleaños había que pedir permiso a la autoridad competente hasta llegar a un control perfecto y total de la población.”29 Las personas de la Categoría A estaban totalmente habilitados para ejercer los cargos públicos, quienes estaban en la Categoría B permanecían en el cargo si lo disponía discrecionalmente su jefe, pero siempre mantenía el estigma de ser ciudadano de segunda, los de la Categoría C debían presentarse en el Servicio de Información de Defensa para conocer las causas que se les imputaban. Los educadores fueron quienes más sufrieron este tipo de hostigamiento, dada su función formadora eran especialmente controlados y el plantel fue decididamente depurado según los criterios dictatoriales. La presión y el acoso los forzaban a renuncias compulsivas. En la función pública el clima era de terror y tensión. Había listas negras con pases a disponibilidad que significaban la pérdida del empleo; aquellos empleados que eran perseguidos optaron por el exilio o la clandestinidad; la policía era la encargada de dar un certificado de “apto” para ocupar los cargos públicos. 27 Foucault, en Los Anormales, desarrolla la historia de la criminalidad y establece tres figuras: el monstruo, el incorregible y el onanista Para normalizar a estas figuras el poder aplica dos modelos: la exclusión del leproso y la inclusión del apestado. 28 Feierstein, Op. Cit., pág. 221 29 Informe Nunca Más, pág. 2. El subrayado es nuestro 10 La persecución y encarcelamiento a los militantes comenzó con anterioridad al inicio de la dictadura en junio de 1973. Según el Informe Nunca Más hubo dos oleadas temporales. La primera desde 1972 a 1974, fundamentalmente contra los militantes del MNL-Tupamaros, y la segunda entre 1975 y 1977, contra los militantes del Partido Comunista Uruguayo (PCU). Esos primeros años dejaron sus huellas en el resto de la sociedad. La memoria colectiva se iba completando con el terror, el ejemplo de la represión cerraba toda posibilidad de solidaridad, continúa el relato del Nunca Más “Todos los uruguayos fuimos sometidos al doloroso sentimiento de estar impotentes e inermes ante una voluntad despótica y sin control. Hasta los actos de solidaridad y humanitarios llegaron a ser pasibles de condena por subversivos. Ayudar a una víctima de la tortura, procurar aliviar a un familiar de un desaparecido o de un prisionero político podía tildarse de ‘asistencia a la asociación para delinquir’”. La persecución entonces era ejecutada directamente desde el aparato estatal en sus dos dimensiones. Gradualmente la tolerancia hacia el otro se agota, el objetivo pasa a ser la exclusión, la sociedad en conjunto asume un rol de autocontrol, el terror se apodera de la subjetividad y anula hasta las mínimas formas de acción recíproca y de solidaridad. 3. AISLAMIENTO En este período “El acento va a desplazarse al nivel del ordenamiento, pero esta vez de uno de tipo cartográfico espacial. (…) el objetivo ha permanecido intacto: delimitar el espacio (social, geográfico, político) por el que puede transitar esta fracción “diferente” y, al mismo tiempo, quebrar los lazos sociales entre la fracción negativizada y el conjunto social.”30 El aislamiento geográfico adquiere la forma de exilio. Algunos se autoexilian dentro del territorio y pasan a la clandestinidad en otras localidades. Mientras que en su mayoría se trasladaron a Argentina hasta que también se fueron cerrando los canales de protección y avanzó la represión conjunta de los países del Cono Sur bajo el denominado Plan Cóndor. El exilio adquirió una enorme dimensión desde diferentes aspectos, no sólo el numérico. Algunos analistas sólo miran el aspecto doloroso y de resquebrajamiento de los lazos sociales y familiares. “El exiliado económico se va para quedarse, el exiliado político se va soñando volver. Huyendo, al exiliado político le cabe el término de desterrado obligado a irse y sin poder volver. No eligió irse, lo expulsaron o fue la opción que le quedó: huir antes que caer preso o morir. Y los que debieron marcharse son de los que más amaban a su tierra. Parten en medio del dolor y el amor. En su patria quedan los otros, insiliados. Si aquellos son desterrados, éstos quedan soterrados, enterrados, todos aterrados, desolados.”31 Sin embargo, otros rescatan su valor positivo como bandera de lucha “fue una diáspora que se insertó en el mundo, con su modalidad especial, por más de una década y conmovió al país al punto que el derecho al retorno se incorporó a las banderas nacionales de la lucha anti dictatorial. Es posible afirmar que la dictadura no pudo lograr su objetivo al desterrar a los uruguayos. El exilio fue activo, creador, militante y solidario, ganó voluntades y amigos y recibió el respeto del mundo entero y prestigió al país. Los uruguayos supieron insertarse en el país que los recibió, producir y desplegar su imaginación, solidaridad y compromiso político con el país y su gente.”32 Se pretende rescatar aquí esta última dimensión del aislamiento a que fueron sometidos millares de personas. A pesar del exilio y del autoexilio, a pesar de la ruptura de los lazos sociales y de que la dictadura logró operar sobre la voluntad de una buena franja de la sociedad convirtiéndola en agentes de control de sus conciudadanos, hay una cantidad 30 Feierstein, Op. Cit., pág. 226 Viñar, Maren y Marcelo, “Fracturas de memoria. Crónicas para una memoria por venir”, Ediciones Trilce, Montevideo, Uruguay, 1993. Pág. 10 32 Informe Nunca Más, Apartado Exilio y solidaridad internacional, pág. 241. 31 11 significativa de sujetos que resistieron y sumaron solidaridades para hacer un frente de contención al embate represivo y romper el “cerco” impuesto. En el exterior, a pesar de correr todo tipo de riesgos, fue fundamental la tarea de denuncia y de búsqueda de solidaridad internacional para los que quedaron en las cárceles uruguayas. 4. DEBILITAMIENTO SISTEMÁTICO33 Los voceros de las FFAA expresaron la decisión de utilizar la prisión prolongada. El Cnel. Dr. Federico Silva Ledesma presidente del Supremo Tribunal Militar, el 28 de setiembre de 1979: "Esto lo Interpretaron nuestras Fuerzas Armadas con espíritu humanitario cuando recibían una granada y no estallaba. Nuestros soldados hacían prisioneros, no había muertos en este país. El Uruguay tiene en este momento 1600 problemas porque no tiene 1600 muertos." Feierstein explica que el proceso de aislamiento espacial se completa con las acciones de: resquebrajamiento físico que es el deterioro de las condiciones de existencia objetivas; el resquebrajamiento psíquico que menoscaba las condiciones de existencia subjetivas; y la selección, éste es el objetivo de la etapa de debilitamiento, en este proceso se diferencian los que mueren por el deterioro de las condiciones físicas o son asesinados y los que se adaptan perdiendo su subjetividad y asumiendo los valores de los genocidas. En los lugares de encierro se “(…) permite establecer un clivaje entre aquellos que deben ser exterminados según la lógica genocida y los que pueden ser exterminados según las circunstancias sociales, políticas y técnicas, y las relaciones de fuerzas que rodean al proceso.”34 Para este propósito se utilizaron cárceles comunes y en menor medida Unidades Militares. Los lugares donde se ejerció el horror más grande fueron dos predios que organizaron las FFAA como Establecimiento Militar de Reclusión (EMR) que funcionaron hasta marzo de 1985, lugares de máxima seguridad y estrictas normas de aislamiento y hostigamiento: El Penal De Libertad (EMR 1) fue construido como cárcel modelo para “reformar” a los reclusos y se convirtió en la casa del terror dictatorial. Destinado a los hombres, funciona como EMR a partir del 1o. de octubre de 1972, allí son trasladados presos políticos provenientes del Penal de Punta Carretas y se calcula que pasaron por él unas 2873 personas; en ciertos momentos llegó a alojar 1.400 reclusos a la vez. El lugar de aislamiento y castigo se conocía como “La Isla”. Para las mujeres destinan el Penal De Punta De Rieles (EMR 2). En ese predio había funcionado anteriormente un noviciado religioso. Las FFAA lo adquirieron en 1968 y comenzó a ser usado como lugar de reclusión para personas detenidas bajo el régimen de Medidas Prontas de Seguridad, aquéllos que no eran procesados por la justicia pero quedaban a disposición del Poder Ejecutivo. En enero de 1973 se produjo el traslado y concentración en este penal de las mujeres procesadas por delitos políticos. Es una cárcel de alta seguridad. El lugar de castigo o sala de disciplina era llamada "La Casita" y contaba con nueve calabozos. En el año 1972 es creada la Policía Militar Femenina para proveer personal especializado que maneje a las mujeres presas en todas las unidades de encierro. Estas prisiones militares funcionaban como los Centros Clandestinos de Detención argentinos en cuanto al tratamiento de los prisioneros y el objetivo que cumplían. Los EMR eran el lugar de tortura, apenas ingresaban los presos se efectuaba una rutina de despersonalización: se lo recibía con golpes; se le quitaba la ropa; se le cortaba el pelo; se lo higienizaba con agua fría; se lo identificaba por un número; la requisa era vejatoria y la 33 Este período está en plena relación y superposición temporal con el siguiente de Aniquilamiento Material, se deberán leer como una unidad. 34 Feierstein, Op. Cit., pág. 229 12 bienvenida eran unos días en la celda de aislamiento. De esta manera se quebraban sus condiciones materiales de existencia, se los resquebrajaba físicamente, se los deshumanizaba para que perdieran todo contacto con su mundo habitual exterior. El relato de un detenido hace referencia a los dichos de un director del EMR 1: “Queremos que al ingresar al Penal, el preso sienta el terror de lo que le puede pasar, cosa que se achique y se someta de entrada”35 Las fuerzas represivas tienen en claro el objetivo a conseguir sobre los sujetos, aplicando el terror, someter su subjetividad, es decir, cumplir el resquebrajamiento psíquico. 5. ANIQUILAMIENTO MATERIAL36 “El cuerpo: superficie de inscripción de los sucesos”, se presenta como portador del saber constituido por las pujas dadas en cada período histórico, el “cuerpo” es el lugar donde se “enraíza” la procedencia y sobre el cual se ejerce la emergencia de las rupturas procesuales de la historia37. Establecer el cuerpo como lugar de un saber autonómico de lo social fue la condición de posibilidad para el exterminio físico-psíquico, ambas formas se alcanzaron en algunas de las personas. Las dictaduras militares del Cono Sur fueron la excepción como “la forma legal de lo que no puede tener forma legal.”38, en este sentido el aniquilamiento fue aplicado como “el punto de llegada de la construcción montada previamente: la desaparición material de los cuerpos que encarnan determinadas relaciones sociales. Su realización definitiva implicaría la extinción física, psíquica e histórica de aquella fracción social que tiene la capacidad de pensarse como tal, de asumir su condición de para sí, el control de su propio cuerpo, su autodeterminación. Esta extinción, para ser definitiva, no sólo debe implicar la extinción material de los cuerpos, sino su desaparición simbólica: las formas en que ese “haber sido otro” podrá ser pensado o reapropiado”39 En Uruguay hubo dos métodos claros de aniquilamiento físico: la desaparición forzada y la prisión prolongada. Este último fue el dispositivo de poder utilizado como distintivo en este caso, y si bien no implicó una muerte efectiva, en el presente trabajo se lo considera aniquilamiento material porque era una forma de “extinción psíquica”. a- La prisión prolongada En el apartado anterior se describieron los dos Establecimientos Militares de Reclusión, aquí se hará un detalle más exhaustivo de las condiciones de encierro en que los presos tuvieron que sobrevivir. Algunos no lo lograron. Algunos se suicidaron, otros murieron en las cárceles y otros en libertad pero por enfermedades que portaban de su época de encierro. El personal afectado pertenecía a las FFCC, es decir FFAA (Aérea, Ejército y Marina) y la Policía, la rotación era cada dos meses para que no se establecieran relaciones entre el perpetrador y las víctimas. El personal militar era variable tanto en las torres de vigilancia, como en la aplicación de las torturas y los traslados de los detenidos, de esta manera la responsabilidad se vuelve difusa. Todos saben y todos participan. A pesar de la alternancia del personal se llevaba un registro minucioso, estricto y detallado de cada detenido. La administración burocrática de la muerte. Las condiciones del encierro oscilaba entre “aprietes y aflojes”, pero siempre en un contexto de máximo hostigamiento, esto no permitía a los detenidos “descansar” ni “relajarse” porque no sabían cuándo sería el próximo apriete, el objetivo era la 35 Informe Nunca Más, Apartado La prisión prolongada, pág. 132 El detalle que se realiza en este período es un resumen del Informe Nunca Más y de la Investigación histórica, por esto son escasas las citas a las fuentes. 37 Foucault, Michel, Microfísica del poder, Ediciones de La Piqueta, Madrid, 1992. Pág. 14 38 Agamben, Giorgio, “Homo sacer I. El poder soberano y la nuda vida”. Pre-Textos. Valencia. España. 1998, pág. 24 39 Feierstein, Op. Cit., Pág. 235 36 13 deshumanización y que sintieran la inestabilidad permanente de su situación. El hacinamiento en las celdas y pabellones era absoluto, con escasa ventilación y calefacción. La ubicación de los presos en el predio era según el grado de peligrosidad. Los días de visita eran durante la semana laboral, se ejercía un minucioso control sobre los familiares, las conversaciones eran grabadas, y cualquier acto era utilizado como excusa por las FFCC para aplicar severos castigos. Los niños podían visitar a las presas en un lugar especial sólo una vez al mes y bajo la vigilancia de personal armado. A fin de año les permitían una visita de adultos y de los niños en el mismo lugar de recreación. Las celdas eran compartidas por dos presos, como único lugar donde podían contactarse, los trasladados a otras celdas eran constantes para quebrar las relaciones humanas entre ellos. A veces alguno de ellos era un enfermo mental o estaba en condiciones deplorables como resultado de la tortura. La alimentación se consideraba “aceptable”, las autoridades permitían que los familiares lo complementaran con frutas y queso cuando iban de visita. El agua era escasa, razón por la cual la higiene era solamente con una ducha colectiva, esto provocaba epidemias sobre todo durante el verano. La asistencia médica no existía y no servía para mejorar la salud. Había un horario establecido para dormir, no podían hacer ningún ruido. Sin embargo, las alteraciones del sueño eran planificadas de manera que los presos no tuvieran un régimen de descanso continuado. Se les permitía de manera muy restringida hacer manualidades y leer, pero toda actividad estaba sujeta a sortear varios obstáculos, como la censura, y, sobre todo, la arbitrariedad del personal de turno. Las actividades culturales fueron limitadamente permitidas desde el año 1978, luego de la presión internacional en apoyo a Miguel Ángel Estrella, preso en el Penal de Libertad. Tenían prohibido estudiar y hacer ejercicio físico. Se les permitía la correspondencia aunque la filtraba la censura y el criterio del personal militar. Se utilizaba el trabajo como forma de denigrar a los presos. Las tareas eran, por ejemplo, construir un cerco de seguridad, es decir de colaboración con su perpetrador. Solo a un 30% se le permitía trabajar. Las condiciones y el ritmo de trabajo impuesto por las autoridades militares implicaban una explotación superlativa que, obviamente, era sin remuneración alguna. Había trabajos forzados, otros carecían de sentido. Tardíamente los presos descubrieron que los represores intercambiaban el permiso para trabajar por información. Las requisas era el momento de mayor regocijo del personal militar ya que lo hacían con saña, rompían aquellos elementos que intuían significaba algo preciado para el preso, insultaban a quienes veían en las fotos, algunos presos se refieren a esos momentos como el de “allanamiento” que habían vivido en sus casa cuando fueron apresados. La disciplina era la militar, pero existía otro código no dicho ni escrito que las víctimas no conocían. Como era un código variable las fuerzas de seguridad lo aplicaban a discreción, para los presos significaba vivir en el terror y la incertidumbre de no saber cuándo se estaba violando la regla. El objetivo era desestructurar psicológicamente al detenido. Uno de los presos lo define como que “el régimen disciplinario estaba más constituido por sanciones que por órdenes” La disciplina era la militar, pero existía otro código no dicho ni escrito y variable con el cual las autoridades podían castigar a los presos pero que éstos no conocían, significaba vivir en el terror y la incertidumbre de no saber cuándo se estaba violando la regla. El objetivo era desestructurar psicológicamente al detenido. Uno de los presos lo define como que “el régimen disciplinario estaba más constituido por sanciones que por órdenes” El aumento de la actividad política y social en las calles, significaba un incremento desproporcionado en las represalias dentro de los EMR por medio de golpizas, torturas, castigo psicológico y aumento en los simulacros de fuga. El informe de la Cruz Roja, luego de la visita en 1980 a algunas cárceles de Uruguay y 14 de Argentina, es contundente: “el Penal de Libertad tiene la reputación de triturar en algunos años física y moralmente a los detenidos”, más adelante agrega: “La prisión de 'Libertad' es sin embargo el lugar en el que este sistema es llevado más allá de lo que se acostumbra a ver, tanto en el dominio de la seguridad como en el de la búsqueda de todo lo que pueda perjudicar al hombre encarcelado” y, por último, como para cerrar el cuadro de resquebrajamiento psíquico dice: “(...) El tratamiento aplicado en 'Libertad' es diferenciado, lo que ha creado divisiones, tensiones y una competencia en la degradación. El detenido tiene dos posibilidades: tentativa de arraigamiento en ese medio por reacción, o tentativa de suicidio por absorción de medicamentos. De todos modos, si él sale, saldrá diferente de lo que era antes de su encarcelación.”40 En entrevistas realizadas a ex-presos, ellos señalan como aspectos torturantes: acoso e invasión del espacio individual, aislamiento de la realidad en los niveles material y social que implicó ruptura de los lazos sociales; ningún reglamento valedero, ausencia de ley-poder que tornaba imprevisible la autoridad; negación de la mínima posibilidad de libre albedrío; ausencia de afectos de todo tipo. La despersonalización está vinculada a la falta de intimidad y a la supresión del espacio físico privado. Sólo queda por resumir la condición de “rehenes” que tuvieron un grupo de diecisiete presos políticos en cárceles clandestinas. Dirigentes del MLN-Tupamaros fueron presos en los primeros meses del Golpe y objeto de condiciones infrahumanas de encierro y maltrato durante más de diez años. Las condiciones de reclusión los podían llevar a la locura o al suicidio. Normalmente estaban encapuchados y esposados, debían hacer sus necesidades en un balde dentro de la celda. Recurrentemente se los encerraba en un pozo de agua en desuso. Tuvieron severas secuelas físicas y algunos presentaban alteraciones psíquicas pero no recibían ninguna atención. Ante el reclamo de asistencia médica que los abogados de oficio (que les permitieron tener ya avanzada la dictadura) hacían, los médicos que los visitaban sólo habilitaban la continuidad del encierro. Recién en abril de 1984 trasladan a los hombres al Penal de Libertad bajo estrictas normas de seguridad. Muchos de los presos buscaron la salida por medio del suicido, otros murieron a causa de enfermedades o no pudieron sobrevivir a las torturas y otros, luego de haber recobrado la libertad, murieron por secuelas de las condiciones a las que fueron sometidos. De esta manera queda en claro que también se perpetró un aniquilamiento material del sujeto. b- La desaparición forzada En el Informe Nunca Más, afirman que la desaparición y las torturas es un caso límite “porque el desaparecido es considerado como un no-ser; el Estado de Seguridad Nacional no quiere reconocerle su carácter de humano. Más aún, en el esquema del "enemigo permanente", los desaparecidos no son considerados ni siquiera como delincuentes (que en toda sociedad democrática siguen siendo personas), porque no tienen derecho a ser procesados ni juzgados; a tener públicamente la condición de "presos"; a conocer su sentencia... La condición de los desaparecidos es un caso extremo de alteridad: la sociedad les quitó toda cualidad humana. ¡Se les niega su condición humana! Se procura suprimirles el último lazo que tenían con la sociedad, se les niega hasta el derecho de estar en un lugar y fecha. Y sus familiares viven en la penumbra, habitada de dudas y fantasías. Se les mantiene en un estado de crueldad y tortura permanente. En el caso extremo (que no es el de los niños desaparecidos) no podrían ni enterrar a sus muertos que no están y, por lo tanto, tampoco pueden elaborar el proceso de duelo” 41 La Investigación Histórica reconoce cinco formas que adquiere la desaparición forzada: detenidos desaparecidos (fueron detenidos por agentes del Estado y recluidos en centros clandestinos, torturados y nunca aparecieron); asesinados desaparecidos (las personas que 40 41 Informe Nunca más, Apartado La prisión prolongada, pág. 149 Informe “Nunca Más”, Prefacio, Pág. 3. La cursiva es nuestra. 15 fueron asesinadas y sus cuerpos no aparecieron nunca, enterrados como NN o en el osario común, en algunos casos se pudo identificar a la persona muerta por los registros de la policía o de los cementerios, pero no se hallaron sus restos); cuerpos NN aparecidos en las costas uruguayas entre 1975-1979 (personas desaparecidas que fueron arrojadas al mar se encontraron en los departamentos de Montevideo, Colonia, Maldonado y Rocha); Niños y adolescentes desaparecidos (nacidos en cautiverio o desaparecidos junto con sus padres, aun permanecen desaparecidos 3 niños, el resto fueron restituidos a sus familias de sangre); y desaparecidos temporarios (luego del período de interrogatorios –por medio de la tortura- las FFCC decidían la reaparición)42. La modalidad de desaparición forzada fue el modus operandi por excelencia de la dictadura en Argentina, con iguales características de las formas detalladas para Uruguay. Esto señala de nuevo el plan conjunto tan siniestro como sistemático de las dictaduras. Sobre la última forma que adquiere este dispositivo, los desaparecidos temporarios, en Argentina los Ex-Detenidos Desaparecidos dicen que hay que preguntarle a los perpetradores la razón por la cual algunos “reaparecieron”, fueron ellos quienes decidieron sobre la vida y la muerte de los detenidos. Pero sí se puede inducir que un efecto que tuvo sobre la población en general fue el de implantar aún más el terror, porque las atrocidades que, de a poco, pudieron verbalizar los “reaparecidos” eran de tal magnitud que paralizaba cualquier intento de resistencia. Es interesante rescatar el análisis de los psicólogos Viñar, que se preguntan e intentan una respuesta “¿Cuál es el nexo entre exilio y tortura? ¿Por qué reunirlos en un mismo texto? Porque uno y otra son los ejes con que "el orden político se ofrece la alternativa de volverse amo de la mente del otro, o en su defecto, de su cuerpo, para colocar allí alguna cosa del pensamiento y del cuerpo social, que suprime esta alteridad" (citan a Major, René, “L’agonie du jour”, Aubier Montaigne, París, 1979. pp. 59-60). En un mundo donde se tortura y se seguirá torturando, por necesidad intrínseca de una cierta lógica de poder político y económico, el interés y la comprensión del fenómeno es pertinente en la diversidad de sus consecuencias, tanto para la vida ulterior del torturado –si sobrevive– en un trabajo individual de rehabilitación o readaptación, cuanto en las dimensiones subjetivas de una lucha de liberación. Porque los núcleos humanos que de una y otra manera luchan contra una tiranía, transitan imaginariamente, con el torturado, esa instancia de ritual sacrificial que culmina en la dignidad de la esperanza o en la decepción de la catástrofe. En otros términos, la tortura opera en el espacio social como un referente simbólico de punición, cuyos efectos trágicos apuntan no sólo a las víctimas directas, sino que la resultante buscada en eco es el amedrentamiento y la parálisis del grupo social. El poder utiliza la tortura como instrumento para obtener la apropiación y sujeción del oponente. Su objetivo es provocar el estallido de las estructuras arcaicas constitutivas de la persona, es decir, la destrucción de la articulación primaria de cuerpo y lenguaje. Es ya conocido que la tortura conduce por la vía del aislamiento, el castigo, la sed y el agotamiento a perturbaciones orgánicas y psíquicas profundas que se manifiestan en cuadros alucinatorios y confuso-oníricos. Pero poco se ha insistido sobre la naturaleza de la producción psíquica resultante y por qué caminos ella desemboca a veces en la coherencia consigo mismo y otras en la entrega al enemigo. El testimonio de torturados es concordante: es en la alucinación y en el estado oniroide que cada quien preservará o claudicará de sus valores éticos. El solo hecho de constatar que el desenlace se lleva a cabo a través de la alucinación y no en la opción lúcida de un sujeto consciente, plantea un desafío a la reflexión psicoanalítica. La ruptura de la relación conocida con el cuerpo y la función de llamado inherente a la alucinación, son dos momentos cruciales que están en el origen de la conducta que se organiza como 42 Investigación histórica, Tomo I, Modalidad de la desaparición forzada de personas. Págs. 774 y 775 16 respuesta al aniquilamiento”.43 6. REALIZACIÓN SIMBÓLICA DE LAS PRÁCTICAS SOCIALES GENOCIDAS Lo característico del genocidio en la modernidad es su objetivo: la reorganización de las relaciones sociales y reestructuración del orden social, donde la muerte o la prisión prolongada es sólo un medio. Se hace ineludible, entonces, prestar atención la intencionalidad de las prácticas genocidas. El aparato legal y científico aplica un castigo “no sólo sobre las infracciones, sino sobre los individuos; no ya sobre lo que han hecho, sino sobre lo que son, serán y pueden ser”. A través del castigo sobre los cuerpos se buscó “juzgar otra cosa distinta de los delitos: el “alma” de los delincuentes”44. Lo que se ejecutó con el plan represivo en el Cono Sur fue la destrucción del alma de los luchadores, de aquellos que no se normalizaron y que enfrentaron al orden social impuesto. También se buscó docilizar a la sociedad espectadora de la represión. Feierstein plantea que resulta necesario problematizar “los modos con que las estructuras de asimilación simbólica de las sociedades posgenocidas suelen narrar los hechos, que (…) aparecen como una recalificación conceptual que desvincula el genocidio del orden social que lo produjo, (…) en el trastocamiento del sentido, la lógica y la intencionalidad atribuidos a los mismos.”45, porque “el aniquilamiento material (…) debe obligatoriamente realizarse, para lograr sus objetivos, en el campo de las representaciones simbólicas, a través de determinados modos de narrar –y, por lo tanto, de re-presentarse- la experiencia de aniquilamiento”46. De nuevo en el plano de lo simbólico se analizan las re-representaciones sobre el pasado que realiza la sociedad uruguaya posdictatorial. Problematizando, entonces, en el caso investigado se encuentra un doble discurso desde las instituciones del Estado, lo cual, como ya se dijo, se convierten en discursos de verdad que cubren la subjetividad de la sociedad en su conjunto, salvo honrosas excepciones, claro está. Las leyes que se detallan y analizan a continuación fueron firmadas por el presidente constitucional Julio María Sanguinetti. Como primera medida adoptada se publica la Ley N° 15.737 “Ley de amnistía” del 8 de marzo de 1985 que en su artículo 1° dice: “Decrétese la amnistía de todos los delitos políticos, comunes y militares conexos con éstos, cometidos a partir del 1º de enero de 1962”. En el caso Argentino las FFAA, en su desprolija salida, quisieron imponer lo que se conoció como ley de Autoamnistía que la sociedad en su conjunto no permitió que se aplicara, sin embargo, en Uruguay esta legislación la creó el presidente democrático y continúa vigente. Luego, el 22 de diciembre de 1986, se firma la Ley n° 15.848 bajo el eufemístico título de “Funcionarios militares y policiales. Se reconoce que ha caducado el ejercicio de la pretensión punitiva del Estado respecto de los delitos cometidos hasta el 1º de marzo de 1985”, dice: “Artículo 1º.- Reconócese que, como consecuencia de la lógica de los hechos originados por el acuerdo celebrado entre partidos políticos y las Fuerzas Armadas en agosto de 1984 y a efecto de concluir la transición hacia la plena vigencia del orden constitucional, ha caducado el ejercicio de la pretensión punitiva del Estado respecto de los delitos cometidos hasta el 1º de marzo de 1985 por funcionarios militares y policiales, equiparados y asimilados por móviles políticos o en ocasión del cumplimiento de sus funciones y en ocasión de acciones ordenadas por los mandos que actuaron durante el período de facto.” Por un acuerdo entre los partidos políticos y las FFAA –que recordemos ostentaban el poder estatal aun en agosto de 1984- no se podrá juzgar el accionar del personal de las 43 Viñar, Maren y Marcelo, “Fracturas de memoria. Crónicas para una memoria por venir”, Ediciones Trilce, Montevideo, Uruguay, 1993. Pág.61. La cursiva es nuestra 44 Foucault, Vigilar y Castigar. Nacimiento de la prisión, Siglo XXI, Buenos Aires, 2006. Pág. 26 45 Feierstein, Op. Cit., pág. 239 46 Feierstein, Op. Cit., pág. 238 17 fuerzas de seguridad en el período 1973-85. Se conoce como Ley de Caducidad y fue ratificada por la sociedad en su conjunto mediante dos referéndum. Cabe destacar que la última vez que se realizó la consulta el “NO” a la derogación de la Ley de Caducidad obtuvo sólo el 47%, a la par que Mujica llegaba a la segunda vuelta con un cómodo 48,13% de los votos. El terror había calado hondo, el modelaje de las almas, los cuerpos rotos, tienen su máxima expresión en estas raras dualidades de las representaciones simbólicas de la sociedad. El “Pepe” Mujica, dirigente junto con Raúl Sendic del MNLTupamaros, podía llegar a ser presidente, pero un 53% de la población dice que no se puede juzgar los crímenes cometidos por las FFAA. Para el SERPAJ es preciso “Cerrar heridas y reconciliarse no es olvidar. El olvido es signo de debilidad y de miedo al futuro. Quienes tienen ‘los ojos en la nuca’ son quienes pretenden tender el ‘manto de olvido’ sobre los crímenes aberrantes que se han cometido. Los crímenes sucedieron, están impunes y están en la memoria colectiva nacional. Nuestra historia se hace con lo que el pueblo conserva en su memoria. Tendrá que conservar el hecho inocultable de los crímenes, de ellos está hecha ya nuestra historia. Pero no le sumemos la impunidad a esa historia, sino la capacidad de perdón y reconciliación. Esta investigación procura colaborar en la creación de esas condiciones.”47 El Informe apela a una función de proveedores de verdad y búsqueda de la historia de las “víctimas” del terrorismo de Estado, el objetivo no es hacer justicia sino reconciliar a la sociedad. En esta lógica continúan “No podemos sumar a los errores del pasado y sus consecuencias la ingenua creencia de que sin tocar esta herida purulenta que viene del proceso anterior consolidaremos el Estado de Derecho. La consolidación institucional y democrática a la que todos aspiramos luego de la ruptura tan traumática de todo el edificio social y legal, pasa por restablecer la actitud ética en todos sus niveles y en todas sus instituciones.”48 Gatti es crítico de esta posición de “cuasi” olvido, plantea que “Lo que es radicalmente diferente es la manera de administrar las consecuencias de este horror allí y acá, aquí y allí, pues, si en Argentina el grado de elaboración colectiva de la figura del detenido-desaparecido ha llegado a cimas altas, en Uruguay parece a veces, muchas veces, que no existe siquiera una imagen clara de qué es de lo que se trata.”49, parecería que en Uruguay la figura del Desaparecido no tiene una entidad conceptual en la sociedad, el Desaparecido no logra “ser” entre ellos. Quienes más lucharon por la reivindicación y la justicia sobre los desaparecidos y los presos políticos fueron los exiliados tanto en Europa como en Argentina. De hecho los uruguayos exiliados dieron origen a la Comisión que se congrega alrededor del centro clandestino “Automotores Orletti” por ser el lugar donde mayoritariamente llevaron a los uruguayos que hacían desaparecer en ambas márgenes del Río De La Plata. Cabe destacar que los Centros Clandestinos de Detención en Uruguay albergaron sólo a Presos Políticos. Siguiendo a Gatti, se diferencia la forma de represión para Uruguay como la figura de horror medio, porque el modelo aplicado es de Preso-torturado y exiliados, y para Argentina se empleó la figura de horror extremo a través del detenido-desaparecido y los campos de exterminio.50 Doble discurso, decíamos, porque a la vez que se mantienen las leyes de impunidad, los presidentes constitucionales firman leyes que adscriben a Pactos Internacionales de DDHH, Tratados contra la tortura y los malos tratos, Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, Tratado de imprescriptibilidad para los crímenes de guerra51. Inclusive, en un intento de reconstrucción de la memoria, Tabaré Vázquez establece el 19 47 Informe “Nunca Más”, Prefacio, Pág. 4. La cursiva es nuestra Idem anterior. 49 Gatti, Gabriel, El detenido desaparecido. Narrativas posibles para una catástrofe de la identidad, Ediciones Trilce, Montevideo, Uruguay, 2008, pág. 162. La cursiva es nuestra 50 Idem anterior, pág. 162 51 Detalladas en el capítulo de “bibliografía”, apartado “Material de investigación para el estudio de caso” 48 18 de junio como el día del "Nunca Más", señalando que "no significa poner punto final a las investigaciones ni implica borrar el pasado", sin embargo no hay juicios ni intenciones judiciales ni, sobre todo, políticas para llevar a cabo un verdadero esclarecimiento de los hechos. En Argentina pasó algo similar. Se debe recordar que Antonio Domingo Bussi, quien fuera el responsable de las masacres en la Provincia de Tucumán, fue electo Gobernador de esa provincia en 1995 y ya había sido Senador de la Nación. Luis Abelardo Patti fue intendente de Escobar también en 1995. Años de Saúl Menem y neoliberalismo cruento. Volviendo a Uruguay, la Ley de ausencia por desaparición forzada Nro. 17.894, aprobada el 14 de setiembre de 2005, establece en su artículo 1º: “declárese ausentes por causa de desaparición forzada a las personas cuyo desaparecimiento dentro del territorio nacional resultó confirmado en el Anexo 3.1 del Informe Final que produjo la Comisión para la Paz, creada por resolución de la Presidencia de la República Nº 858/000, de 9 de agosto de 2000, de 16 de abril de 2003. Asimismo, estarán comprendidos aquellos casos iniciados por la Comisión para la Paz que el Poder Ejecutivo resuelva, previo informe de la Secretaría de Seguimiento creada por resolución de la Presidencia de la República de 10 de abril de 2003. La declaración de ausencia precedente implica la apertura legal de la sucesión del ausente (artículo 1037 del Código Civil).” Esta ley prevé en caso de uruguayos declarados ausentes por la legislación de Argentina y /o Chile que sus familiares podrán solicitar a la Secretaría de Seguimiento el certificado previsto para aquellos incluidos en el Anexo 3.1, esto habilitará la inscripción en el Registro de Estado Civil de la calidad de ausente por desaparición forzada de la persona en él mencionada (Art. 5º) a los fines de la sucesión, es decir sólo con objetivo económico no político de juicio a los perpetradores de las desaparición. Está presente el discurso de las “víctimas inocentes” y la teoría de los dos demonios, el Informe Nunca Más lo expresa de esta manera: “(...) no era posible a una sociedad legalista y creyente en el valor de la vida, en un país pequeño donde todo queda cerca y todos se conocen, eliminar físicamente a los opositores aun cuando se les mostrara dotados de los peores atributos y algunos pudieran creérselo. Ni siquiera era factible en el caso de los guerrilleros, de quienes se recibió una enérgica declaración de guerra que fue aceptada”, los guerrilleros plantearon la guerra, este Informe no reconoce que había una lucha de clases previa y permanente dada la desigualdad fundante del sistema y además se los coloca en el lugar de provocadores de la situación dictatorial. Esta no es la posición de la Asociación de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos, que repudiaron enérgicamente las declaraciones de reconciliación del presidente José Mujica52 y consideran que mientras las Fuerzas Armadas (FFAA) "no reconozcan su responsabilidad institucional en el proceso dictatorial", la ciudadanía "las tolerará, pero no las respetará e integrará", para ellos no hubo guerra ni dos demonios. Marcelo y Maren Viñar en su libro “Fracturas de la memoria” expresan su oposición de esta manera “No pudimos, por motivos diversos, hacer que se cumpliera la verdad y la justicia, pero eso no hace que haya que declinar la verdad y la memoria, porque éste era el gran objetivo de las luchas contra la ley que bajo un cínico eufemismo recibió el nombre de ‘Ley de caducidad de la pretensión punitiva del Estado’”. Es interesante de este período del caso uruguayo que siendo una ciudadanía que, en lo económico, no permitió las privatizaciones (como sí se llevaron a cabo en Argentina en los ’90), que tiene una tradición de luchas sindicales importantes, que el presidente anterior era de la coalición de centro izquierda “Frente Amplio” y el actual viene de extracción guerrillera, 52 29-04-2010. diario La República: http://www.larepublica.com.uy/politica/408483-en-uruguay-no-hubo-guerrani-dos-demonios 19 no puedan romper con la figura de las FFAA como garantes de la patria y no accionen judicialmente para lograr el castigo efectivo a los genocidas. IV. CONCLUSIÓN Y DUDAS Es indispensable tener presente que Raphael Lemkin acuña el término genocidio en referencia a las matanzas por motivos raciales, religiosos o nacionales53, y no sólo se refiere a la destrucción de un grupo determinado sino que el opresor impone sobre el oprimido su forma de organización política, territorial, legal, social. Las dictaduras del Cono Sur no son resultado y respuesta al accionar autonómico y colectivo de grupos subalternos –sean guerrillas o partidos legalizados-, sino que, por el contrario, son el brazo armado que necesita la clase dominante para exterminar a aquellos que los enfrentan, con el objetivo de mantener su privilegios de clase. En los años ’60 y ’70 del siglo pasado había un clima de convulsión política y social en el mundo entero, había esperanza de que con la lucha efectiva se rompería la lógica explotadora del sistema de producción capitalista, en ese contexto surgen múltiples grupos subalternos que desde diferentes modalidades de acción enfrentan y disputan la hegemonía. “La "guerra" en Uruguay no tuvo la espectacularidad de la Casa de Gobierno bombardeada por Pinochet en Chile, ni el genocidio cometido por las juntas militares en Argentina con miles de desaparecidos. Pero se caracterizó por una sofisticación sin par. Fue una represión callada, progresiva en su gradación, "dosificada", perfectamente selectiva hasta llegar a un control perfecto y total de la población. Logró clasificar a los tres millones (...) Fábrica de sufrimiento para Imponer un dogma político y nada más. Y la fábrica operaba de manera eficaz e Impunemente.”54 Más allá de las cifras y de los dispositivos represivos utilizados, con los datos expuestos en el desarrollo de la periodización y fundamentalmente en el apartado de “debilitamiento sistemático” y “aniquilamiento material”, se considera que en Uruguay se perpetró una práctica social genocida. Posiblemente sea necesario buscar una nueva categoría que dé cuenta del aniquilamiento de un “otro” cuando el dispositivo de poder utilizado es la prisión prolongada. 53 54 http://es.wikipedia.org/wiki/Genocidio, consultado sept-2010 Informe Nunca Más, Prefacio. Pág. 2 20 V. BIBLIOGRAFÍA SELECTIVA Gatti, Gabriel, El detenido desaparecido. Narrativas posibles para una catástrofe de la identidad, Ediciones Trilce, Montevideo, Uruguay, 2008 Gabriel Gatti es Doctor en Sociología y coordina el Centro de Estudios sobre la Identidad Colectiva, este libro es un ensayo de tipo exploratorio sobre las ausencias de los desaparecidos. Su padre, Gerardo Francisco Gatti Antuña, fue desaparecido el 9 de junio de 1976 en Argentina, detenido en Automotores Orletti y Coordinación Federal, visto por última vez en julio del ’76 • Leyes consultadas en http://www.parlamento.gub.uy/leyes Ley N° 15.737. Ley de Amnistía. 22-03-1985. Amnistía de todos los delitos políticos, comunes y militares conexos con éstos, cometidos a partir del 1º de enero de 1962 Ley N° 15.848. Ley de Funcionarios militares y policiales. 28-12-1986. Conocida como ley de caducidad. Ley Nº 13.482. Delito de Genocidio. El Estado aprueba y suscribe la Convención para la prevención y sanción del 9-12-1948. Ley Nº 13.751. Derechos Humanos. Se aprueban los Pactos Internacionales y el Protocolo Facultativo aprobados por la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 16 de diciembre de 1966 y suscritos por el Uruguay el 21 de febrero de 1967. Ley Nº 15.798. Aprobación de la "Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes", adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su XXXIX Período Ordinario de Sesiones y suscrita por la República el 4 de febrero de 1985. Ley Nº 16.294. Aprobación de la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura, adoptada por la Organización de Estados Americanos, el 6 de diciembre de 1985, en su XV Período de Sesiones. Ley Nº 16.724. Aprobación de la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas, adoptada durante la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos que tuviera lugar en la ciudad de Belén, República Federativa del Brasil, el día 9 de junio de 1994, y suscrita por nuestro país el 30 de junio del mismo año. Ley Nº 17.347. Aprobación de la Convención sobre la Imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra y de los Crímenes de Lesa Humanidad. Adoptada en la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 26 de noviembre de 1968. Montevideo 5 de junio de 2001. Ley Nº 17.510. Se aprueba el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, adoptado en Roma, República de Italia, el 17 de julio de 1998 y suscrito el 19 de diciembre de 2000. 27 de junio de 2002 • MADRES Y FAMILIARES DE URUGUAYOS DETENIDOS Y DESAPARECIDOS, “A todos ellos”, Ediciones de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos, Montevideo, Uruguay, 2004. Texto que recopila toda la información acumulada y detallada sobre cada uno de los desaparecidos. • Servicio Paz y Justicia, Uruguay Nunca Mas, Informe sobre las represiones de los Derechos Humanos (1972 1985), Montevideo, Uruguay, 1989. http://www.memoriaenelmercosur.educ.ar/?p=145, consulta marzo 2009. Realizado por fuera de las instituciones estatales, éste es el primer informe sobre la dictadura con características de investigación. Este informe toma como ejemplo el Juicio a las Juntas de Argentina y el informe de la CONADEP. • • • Tupamaros: La historia de la guerrilla se consultó en la página: http://www.archivochile.com/America_latina/html/americalatina_jcr_tupa.html Universidad de la República, Comisión de Investigación Científica (CSIC), Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Centro de Estudios Interdisciplinarios Uruguayos (CEIU), Investigación histórica sobre la dictadura y el terrorismo de estado en el Uruguay (19731985), Tomo I, Tomo II y Tomo III, Montevideo, Uruguay, 2008. http://www.universidadur.edu.uy/bibliotecas/publicaciones_2009.htm, consulta enero 2010. El presidente Tabaré Vázquez, en el año 2005, a través de un convenio entre la Universidad de la 21 República y la Presidencia, encarga la primera investigación del proceso dictatorial. El resultado fueron cinco volúmenes editados en 2007. El material consultado para la presente investigación data de la edición de 2008 y es información adicional a aquellos originales. El Tomo I se refiere a las muertes perpetradas por la dictadura; el Tomo II relata la violencia y hostigamiento sobre la sociedad en general; y el Tomo III se refiere a la represión a los gremios y partidos políticos y hace un análisis del avance en la búsqueda por la verdad y la justicia. En la bibliografía de esta investigación se incluye el libro de Daniel Feierstein: “El genocidio como práctica social. Entre el nazismo y la experiencia argentina”. • Viñar, Maren y Marcelo, “Fracturas de memoria. Crónicas para una memoria por venir” Ediciones Trilce, Montevideo, Uruguay, 1993 Althusser, Louis, Ideología y aparatos ideológicos de Estado. Freud y Lacan, Nueva Visión, Buenos Aires, 2005. Agamben, Giorgio, Homo sacer I. El poder soberano y la nuda vida. Pre-Textos. Valencia. España. 1998 , Homo sacer III. Estado de excepción. Adriana Hidalgo Editora. Buenos Aires. 2004 , ¿Qué es un dispositivo? Conferencia pronunciada en la Universidad Nacional de La Plata, diciembre de 2005. Disponible en http://www.trelew.gov.ar/web/files/LEF/SEM03-AgambenQueesunDispositivo.pdf Bachelard, Gastón, La formación del espíritu científico. Editorial Siglo XXI, México, 1987 Bauman, Zygmunt, Modernidad y holocausto, Sequitur, Toledo, 1997. Feierstein, Daniel, El genocidio como práctica social. Entre el nazismo y la experiencia argentina, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2007. Feierstein, D., y Levy, G. (comp.): Hasta que la muerte nos separe. Ediciones Al Margen, La Plata, 2004. Foucault, Michel, Microfísica del poder, Ediciones de La Piqueta, Madrid, 1992. , La Arqueología del Saber, Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 1991. , Las Palabras y las Cosas, Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 2008b. , Los anormales, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2008a. , Genealogía del racismo, La Plata, Editorial Altamira, 1996. , Vigilar y Castigar. 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ANEXO Datos demográficos consultados en septiembre 2010 de: http://www.eurosur.org/FLACSO/mujeres/uruguay/demo-1.htm Tabla 1: Evolucion De La Poblacion, Por Sexo Año Ambos sexos Hombres Mujeres /Total 1950 2.238.505 1.132.284 1.106.221 49,4 1955 2.372.025 1.193.073 1.178.951 49,7 1960 2.537.802 1.270.116 1.267.686 50,0 1965 2.693.381 1.343.360 1.350.021 50,1 1970 2.808.426 1.396.407 1.412.019 50,3 1975 2.828.543 1.401.443 1.427.101 50,5 1980 2.913.656 1.430.946 1.482.710 50,9 1985 3.008.270 1.469.065 1.539.205 51,2 1990 3.094.214 1.508.425 1.585.789 51,3 2000 3.274.470 1.595.437 1.679.033 51,3 Fuentes: CELADE, Boletín Demográfico, Año 23, Nº 45, Santiago de Chile, 1990 y Año 24, Nº 47, Santiago de Chile, 1991. Tabla 2: Cambios En Los Factores De Poblacion Segun Sexo, 1950-1995 1950-55 1960-65 1970-75 1980-85 1990-95 Ambos sexos Nacimientos 244.707 286.581 297.869 288.627 290.693 Migrantes netos 10.000 -6.000 -136.000 -33.500 -8.250 Muertes 121.186 125.002 141.753 151.396 164.057 Crecimiento total % 6,0 6,1 0,7 3,6 3,8 Mujeres Nacimientos 119.369 139.796 145.302 140.794 141.801 Migrantes netos 5.500 -2.600 -67.200 -15.000 -3.750 Muertes 52.138 54.863 63.021 69.299 77.157 Crecimiento total % 6,5 6,5 1,0 4,4 3,8 Hombres Nacimientos 125.338 146.785 152.567 147.833 148.892 Migrantes netos 4.500 -3.400 -68.800 -18.500 -4.500 Muertes 69.048 70.139 78.732 82.097 86.900 Crecimiento total % 5,3 5,7 0,4 3,3 3,7 Fuentes: CELADE. Boletín Demográfico, Año 21, Nº 42, Santiago de Chile, 1988. 23