Resolución de Bancos Mecanismos incluidos en la Reforma de Carta Orgánica del Banco Central del Uruguay por Rosario Soares Netto ∗ Trabajo Propuesto para su Presentación en XXII Jornadas Anuales de Economía del Banco Central del Uruguay Julio de 2007 ∗ la autora agradece los aportes recibidos del Ec. José Antonio Licandro y del Cr. Jorge Sánchez 1 XXII Jornadas Anuales de Economía del Banco Central del Uruguay Resumen Las opiniones contenidas en el presente documento son de responsabilidad exclusiva de la autora y no reflejan posiciones institucionales del Banco Central del Uruguay ni de la Superintendencia de Protección del Ahorro Bancario. El estudio resalta la necesidad de disposición de adecuados mecanismos de resolución de bancos como forma de fortalecer la red de seguridad financiera Se efectúa una descripción y análisis de los esquemas de resolución comúnmente usados a nivel internacional. Se describen los mecanismos de resolución adoptados en nuestro país y los propuestos incluidos en el Proyecto de Reforma de la Carta Orgánica del Banco Central del Uruguay, actualmente a consideración parlamentaria. Se analiza el rol actual y previsto del Fondo de Garantía de Depósitos Bancarios en la resolución y reestructuración de bancos. Claves: red de seguridad financiera, mecanismos de resolución y de reestructuración bancaria, asegurador de depósitos, caja de pagos. 2 INTRODUCCIÓN. La presencia de crisis financieras cada vez más frecuentes ha concientizado a la comunidad internacional en la necesidad de perfeccionar las redes de seguridad financiera. Este perfeccionamiento apunta no solo a fortalecer las funciones cuyo objetivo es la prevención de la ocurrencia de crisis sino también a la necesidad de disponer de mecanismos eficientes de resolución bancaria. La quiebra de un banco además de afectar a los accionistas, perjudica a los ahorristas, deudores y empleados pudiendo amenazar la estabilidad del sistema financiero. El impacto dependerá del protagonismo del banco en la economía medida a través de la intermediación financiera y de su grado de insolvencia. Nuestro país no es ajeno a esta problemática. La severa crisis financiera ocurrida en 2002, caracterizada por falta de confianza en los bancos y en el sistema financiero y exacerbada por efectos de contagio desde Argentina, provocó la caída de depósitos más grande la historia del país -más del 40 % del total- en un escenario de profunda recesión económica. En particular la mala gestión de riesgos de crédito y de monedas desarrollada por algunos bancos, no desprovista de episodios fraudulentos, ha sido determinante en su insolvencia posterior, atizando la corrida de depósitos hacia ellos y hacia todo el sistema. En base a esta experiencia y con la finalidad de salvaguardar la seguridad y estabilidad del sistema financiero - una vez contenida la crisis- se promulgó en diciembre de 2002 la Ley 17.613. La misma atendió la reestructuración de las instituciones insolventes de la época al tiempo que dio creación al Sistema de Garantía de Depósitos. Actualmente se encuentra a estudio del Parlamento un Proyecto de Ley que modifica la carta Orgánica del Banco Central del Uruguay. El mismo modifica el rol del Fondo de Garantía de Depósitos, cuyos dineros podrán utilizarse para viabilizar mecanismos de resolución diferentes al pago de coberturas cuando la institución quiebra. El presente trabajo aborda la relevancia de los bancos en la economía y de la red de seguridad financiera. Luego se analizan los objetivos y mecanismos de resolución de bancos en tiempos de crisis diferenciándolos de los propios de tiempos de estabilidad. Se revisa la experiencia internacional relativa a cuándo pasar un banco a resolución y a las técnicas de resolución de bancos más comúnmente utilizadas. Se describen las metodologías efectivamente adoptadas en nuestro país en resolución de bancos en una perspectiva histórica hasta 2002 y luego de las mejoras introducidas por la ley 17613 del 27 de diciembre de 2002. Se analizan las modificaciones previstas en el Proyecto de Ley en lo que hace a nuevos mecanismos de resolución de bancos financiables a través del Fondo de Garantía de Depósitos Bancarios. Se proponen aspectos a mejorar. 3 1. IMPORTANCIA DE LOS BANCOS Y DE LA RED DE SEGURIDAD Los bancos La Ley de Intermediación Financiera 1 define la intermediación financiera como “... la realización habitual y profesional de operaciones de intermediación o mediación entre la oferta y la demanda de títulos valores, dinero o metales preciosos.” Por otro lado esta misma Ley permite solamente a los bancos la recepción de determinados depósitos en cuenta corriente, a la vista y a plazo de residentes. En consecuencia los bancos son instituciones cuyas operaciones habituales consisten en otorgar préstamos y recibir depósitos. El hecho de financiar préstamos, o sea activos de largo plazo, indivisibles y riesgosos en forma mayoritaria con depósitos del público, que a su vez son a corto plazo, divisibles, de bajo riesgo y en diferentes monedas, hace a la fragilidad del sector bancario y lo torna vulnerable a problemas de liquidez y de solvencia. Los bancos juegan además un papel clave como trasmisores de política monetaria, crean dinero secundario y proveen acceso al sistema de pagos. Que cumplan con sus compromisos pactados en tiempo y forma ha determinado que los depósitos bancarios sean utilizados como medio de cambio por el público, al igual que el dinero. Tal es el caso de los cheques girados contra cuentas corrientes bancarias. Por otro lado, cada vez que los bancos prestan a partir de los depósitos que reciben, inciden en la creación secundaria de dinero. La especialidad de los intermediarios financieros en el procesamiento, análisis y monitoreo de información permite mitigar problemas de asimetría informacional. Las características de los deudores no son siempre evidentes, nadie mejor que el prestatario conoce mejor el destino de los dineros que recibe en préstamo. Los bancos al conceder préstamos están en mejores condiciones que los depositantes individuales -debido a economías de escala por su especialización en la administración de riesgos crediticiosde analizar y procesar información relativa a la capacidad de repago de los prestatarios. Luego de concedidos los préstamos, también están en mejores condiciones de monitorear la aplicabilidad de las fondos recibidos a los fines propuestos. La existencia entonces de fallas de mercado que obeceden a costos de transacción y a asimetría de información, justifica la presencia de intermediarios financieros ó -dicho de otro modosin bancos los costos de transacción y las asimetrías de información dificultarían la coordinación entre unidades superavitarias (ahorristas) y unidades deficitarias (prestatarios) y serían menos los proyectos rentables y convenientes para el crecimiento de la economía que contarían con financiamiento, es decir se financiaría un nivel social subóptimo de proyectos. En términos de la Teoría de la Agencia, siendo los depositantes el “principal” estarían delegando en el banco -el “agente”- la administración de sus recursos de acuerdo con varias motivaciones siendo las principales reconocidas por la teoría económica: i) las de evitar el costo de recopilar, analizar información y monitorear tomadores de crédito, ii) en razón de la provisión de liquidez por parte del banco, que se compromete a devolver los depósitos de acuerdo a lo pactado con un grado elevado de credibilidad, iii) porque es posible acceder por su intermedio a un conjunto de activos riesgosos más 1 Ley 15.322 del 17 de setiembre de 1982, modificada por el art. 1º de la Ley No. 16.327 del 11.11.1992. 4 diversificado que el que cada depositante podría conformar con sus propios recursos, iv) debido a que el costo de delegación es bajo. Las actividades de intermediación financiera y de provisión de liquidez implican asumir y gestionar riesgos de variada naturaleza, de crédito, de mercado, operacional, de reputación.... Esos riesgos se potencian por las características del entorno financiero actual, pautado por globalización de mercados, por liberalización de flujos de capital, por innovación tecnológica que da origen en forma permanente a nuevos instrumentos financieros y por un costo decreciente de procesamiento y de divulgación de información. Por otra parte el gran apalancamiento que caracteriza al sector bancario y por ende la responsabilidad tan limitada de los accionistas explica en algunas ocasiones la propensión de éstos a asumir riesgos y su falta de incentivos a monitorearlos efectivamente. La información asimétrica también perjudica a los depositantes, especialmente a los pequeños, que no tienen la capacidad ni la sofisticación y les resulta costoso aquilatar los riesgos que asume un banco. Por otra parte el sistema bancario es particularmente vulnerable a corridas o pánicos bancarios. Los cambios en la percepción pública de la solvencia de alguna o algunas instituciones afectan la confianza y generan efectos de “contagio” entre bancos y sistemas bancarios, bajo condiciones de información imperfecta. Esta externalidad determina que los bancos sanos también se vean afectados por retiros masivos de depósitos motivados por crisis de confianza de los depositantes, a quienes se les dificulta discernir entre bancos solventes e insolventes. Son entonces estas fallas de mercado: presencia de importantes externalidades vinculadas a la confianza en el sistema, y problemas derivados de la existencia de asimetrías de información, las que justifican la intervención estatal en el sistema bancario que debe velar por su solidez y solvencia. Cuando las fallas de mercado son significativas los mecanismos usuales de mercado no pueden garantizar la operación eficiente del sistema. Habida cuenta entonces de la relevancia que tiene para el desenvolvimiento de una economía el buen funcionamiento del proceso de ahorro y crédito y la provisión de liquidez a través de mecanismos eficientes de sistema de pagos, es que se justifica intervención del Estado, produciendo ese bien que el mercado sólo no logra, lo cual redunda en una eficiente asignación de recursos. La solidez y la solvencia del sistema financiero, son bienes públicos por los que el Estado debe velar. Esto da origen al surgimiento de redes de seguridad financiera cuyo diseño debe ser funcional al desempeño eficiente y eficaz del sistema. Las redes de seguridad financiera Las redes de seguridad financiera son un conjunto de instituciones, funciones, procedimientos y recursos con los que cuentan las autoridades y el sistema financiero con la finalidad de reducir la probabilidad de ocurrencia de crisis (individuales o sistémicas) así como para disminuir sus impactos en caso de se presenten. Incluye 5 funciones de carácter preventivo tales como el desarrollo de un marco de regulación prudencial y la supervisión del cumplimiento de regulaciones y otras que sirven una vez ocurridos problemas concretos, como lo son las funciones de prestamista de última instancia y los mecanismos de resolución de bancos insolventes. El objetivo de la regulación prudencial es velar por el pequeño depositante desinformado y en la visión de Dewatripont y Tirole (1994) el regulador lo “representa”, imponiéndole reglas a los bancos en nombre del depositante, que conduzcan a un manejo prudente de su gestión. Estas reglas pretenden asegurar la continuidad de operaciones solo de bancos solventes y refieren a aspectos diversos como lo es la adecuación de capital, con incentivos a manejar riesgos de manera correcta, el otorgamiento de licencias bancarias, la transparencia informativa, la valuación, el gobierno corporativo y una clara política de salida que ayude a promover un entorno competitivo y estable. El Comité de Basilea 2 , referente de reguladores y supervisores bancarios, se ocupa del tratamiento del riesgo en particular al proponer requerimientos de capital regulatorio en relación estrecha con los riesgos asumidos por las instituciones reguladas, y presenta incentivos para que los bancos mejoren su capacidad de medición y de gestión de riesgos, poniendo el énfasis en la dirección del banco como máximo responsable del nivel de solvencia de la entidad. La supervisión por su parte procura un cumplimiento oportuno y efectivo de la regulación prudencial por parte de los bancos, debe evitar la indulgencia con los supervisados y detectar en forma temprana los problemas de modo de imponer, en forma también oportuna, las medidas de corrección. Mishkin (2000) considera que todos los gobiernos proveen de redes de seguridad al sistema bancario, ya sea en forma implícita o explícita, y enfatiza la necesidad de que se tomen medidas tendentes a reducir el riesgo moral y la selección adversa que las redes de seguridad conllevan. Una regulación prudencial que promueva conductas prudentes así como la posibilidad de supervisar el cumplimiento por parte de los bancos de tales regulaciones ayudan a lograrlo. Las últimas tendencias en materia de regulación y supervisión -con la finalidad de salvaguardar la seguridad y estabilidad del sistema financiero- ponen el acento en la necesidad de mejorar en la medición, manejo y control de los riesgos y en el fomento de un buen gobierno corporativo que responsabilice a las autoridades de los bancos por la forma en que conducen sus negocios. La presencia de una red de seguridad financiera no es incompatible con la promoción de disciplina de mercado. En particular el pilar III del Acuerdo de Capital de Basilea referido a disciplina de mercado, sugiere que los supervisores fomenten una mayor transparencia y divulgación de información de la condición de los bancos. Esto habilita a que inversores y depositantes puedan tomar sus decisiones acerca de dónde invertir y 2 El Comité de Supervisión Bancaria de Basilea se fundó en 1975 por el grupo de gobernadores de bancos centrales del G10. En la actualidad lo componen representantes de los supervisores bancarios y bancos centrales de Alemania, Bélgica, Canadá, España Estados Unidos, Francia , Italia, Japón, Luxemburgo, Países Bajos, Reino Unido, Suecia y Suiza. Su objetivo es emitir recomendaciones y promover la cooperación en materia de supervisión bancaria en el ámbito internacional. Se reúne con periodicidad trimestral en el Banco de Pagos Internacionales de Basilea, donde se encuentra localizado su secretariado permanente. Tiene además establecidos cerca de treinta grupos de trabajo para el desarrollo de las distintas propuestas técnicas. 6 por ello en alguna medida, influencien a las instituciones a conducirse en forma prudente. El prestamista de última instancia provee de asistencia temporaria de liquidez a bancos ilíquidos pero solventes, a tasas penalizadas. Generalmente exige para sus préstamos el respaldo de buenas garantías. Para el cumplimiento de sus objetivos es preciso que cuente con capacidad para prestar en forma rápida. Quien detenta esta función es usualmente el Banco Central por tratarse del emisor de moneda. No obstante en economías muy dolarizadas con mayoría de depósitos y de créditos contratados en dólares, la capacidad del Banco Central como prestamista de última instancia termina siendo muy limitada y así pudimos observarlo en la crisis 2002. Cuando un banco central presta a una institución genera potenciales efectos de riesgo moral en el sistema al tiempo que también aumenta su propia exposición al riesgo debido a la posibilidad de estar prestando a una institución insolvente. Con el objetivo de mitigar ese riesgo moral al tiempo que de penalizar la mala gestión del banco, es que se pactan tasas superiores a las de mercado. La asimetría de información determina que en ocasiones haya bancos solventes que se tornen vulnerables a una corrida de depósitos y que además carezcan de financiamiento de préstamos interbancarios. A consecuencia de ello el banco podría insolventarse, con los ya mencionados perjuicios y hasta generar inestabilidad financiera y corridas generalizadas con efectos perjudiciales para toda la economía. En la literatura especializada generalmente se discute la conveniencia de que el prestamista de última instancia asista financieramente solo a instituciones ilíquidas pero solventes o si corresponde asistir también a instituciones insolventes. La recomendación teórica para la autoridad monetaria termina siendo que debe restringirse a rescatar instituciones ilíquidas pero solventes. Las instituciones insolventes también pueden ser rescatadas sobretodo en casos de quiebra con repercusiones de contagio a todo el sistema pero el que asuma los costos no debe ser el prestamista de última instancia sino los fondos de garantía -o según el casoel propio Estado a través de recursos fiscales. No obstante en la práctica no resulta sencillo distinguir entre instituciones ilíquidas pero solventes e instituciones insolventes. Por otra parte cada vez que el prestamista de última instancia financia un banco hay un costo involucrado que, cuanto mayor sea, más contribuirá a la insolvencia de la institución asistida. Los mecanismos típicos de resolución de entidades quebradas frecuentemente incluyen sistemas seguros de depósitos y fondos de garantía. Se estipulan procedimientos y criterios a seguir para determinar la resolución o el cierre de bancos, no dejando lugar a la imprevisión, que redunda por lo general en mayores costos. La existencia de un fondo de garantía facilita la resolución de crisis de instituciones individuales en la medida en que habrá un responsable de la tarea de resolución, con disponibilidad de recursos para llevarla a cabo y que la misma se realizará a través de mecanismos de resolución predeterminados. Estos mecanismos incluyen soluciones para los bancos insolventes distintas a la liquidación lisa y llana, tales como adquisiciones, absorciones, fusiones, exclusión de activos y pasivos, etc. 7 Generalmente cuando existe un sistema de seguro de depósitos, el esquema de resolución por el que se opta estará sujeto a un menor costo para el fondo de garantía que el pago de coberturas ante la liquidación del banco insolvente. No obstante, los sistemas de seguro de depósitos pueden fomentar riesgo moral, tanto de los depositantes que, al saberse protegidos no tendrían incentivos a monitorear los bancos ni a ejercer disciplina de mercado, como de los banqueros que, sabiendo la improbabilidad de sufrir corridas de depósitos, podrían estar propensos a incurrir en mayores riesgos. Los efectos nocivos señalados pueden ser mitigados a través de un buen diseño del sistema que permita que: i. los involucrados se hagan cargo de los costos (los bancos) a través de la conformación de un fondo con aportaciones periódicas, ii. dichos aportes se fijen en función de los riesgos asumidos por cada banco, iii. el sistema brinde coberturas limitadas, que no impidan a los grandes depositantes el ejercicio de disciplina de mercado. Los grandes depositantes, que son capaces de analizar información de los bancos en donde depositan, perderían parte de sus depósitos en la quiebra de un banco si la cobertura del fondo es limitada. Se considera también mejor desde el punto de vista de los incentivos que genera, la conformación del fondo ex - ante a la ocurrencia de problemas de una institución y no ex – post. Esta última modalidad implicaría que las instituciones supervivientes se hicieran cargo de la quiebra con posterioridad a su ocurrencia, sin que participe de los costos la institución quebrada que generó el problema. No obstante como aspecto favorable se entiende que el financiamiento ex - post podría generar disciplina de mercado entre los bancos. La membresía de los bancos al sistema debería ser obligatoria de modo de evitar selección adversa. En efecto, de ser voluntaria, el sistema contendría solo a las instituciones débiles. La inclusión dentro del sistema de instituciones solventes y sólidas se justifica en la medida que éstas también se benefician de la existencia de un sistema de seguro de depósitos, por la estabilidad que promueve. Si bien puede argumentarse que en un sistema de seguro de depósitos se daría una especie de subsidio desde las instituciones fuertes hacia las débiles, las aportaciones al fondo de garantía ajustadas a los riesgos que cada banco asume, estarían de alguna forma mitigando tal subsidio, en tanto las instituciones solventes harían menores contribuciones. 2. RESOLUCIÓN DE BANCOS EN TIEMPOS DE CRISIS Y EN TIEMPOS DE PAZ ¿Qué ocurre en una crisis sistémica? Por lo general una crisis sistémica afecta profundamente el sistema de pagos, se producen masivos retiros de depósitos de los bancos y en consecuencia termina afectando a toda la economía a través de una fuerte retracción crediticia o a través de la destrucción de valor de los activos. Sus repercusiones perduran durante mucho tiempo 8 perjudicando el crecimiento y la recuperación de los países. Los bancos inviables generalmente presentan una insolvencia profunda. Una característica es la situación de iliquidez que afecta a la mayoría del sistema. Los agentes y en particular los depositantes, tienen dificultad para distinguir entre bancos solventes e insolventes. En consecuencia retiran sus depósitos de todos los bancos como ha pasado en Uruguay en 2002. ¿Cómo se resuelve una crisis sistémica y en qué se diferencia de la resolución de bancos individuales en tiempos de estabilidad? El tratamiento de una crisis sistémica difiere de la resolución de bancos individuales al punto de que las políticas consideradas apropiadas para los períodos de estabilidad podrían agravar la incertidumbre en momentos de crisis. En la resolución de bancos individuales en períodos de estabilidad los depositantes -de existir sistemas de seguro de depósito- podrían tener solo protección limitada, la asistencia de liquidez se otorga solo bajo circunstancias muy restrictivas y los bancos insolventes pueden ser resueltos de la forma prevista o a través de mecanismos ad hoc. El cierre es la solución generalmente aceptada para este tipo de casos a menos que el tamaño del banco o sus características supongan claramente un riesgo de contagio. Cerrar bancos insolventes cuando los propietarios no los capitalizan es lo que en principio corresponde. De acuerdo a la literatura económica, los accionistas, depositantes y demás acreedores habrían jugado a un juego de mercado y perdido. Pero los efectos inmediatos de los cierres bancarios pueden ser muy perjudiciales, principalmente cuando el tamaño del banco puede ocasionar pérdida de confianza en el resto del sistema o causar serios problemas laborales o sociales. Si tal riesgo existe es más probable que se opte por una reestructuración caso a caso. De Juan (2004) recomienda que los mecanismos de reestructuración debieran estar insertos en el marco legal de modo de posibilitar una resolución rápida y eficaz, no dejando así espacio para la improvisación ni para la descoordinación entre las autoridades. Por otra parte, señala que la presencia de un seguro de depósitos explícito y de cobertura limitada es una forma de proteger a los pequeños depositantes, de limitar el riesgo de contagio, estimular el cierre de bancos insolventes, hacer más creíble para los banqueros la amenaza de cierre y de esta forma establecer un elemento disuasivo del riesgo moral. En una crisis sistémica las políticas de resolución se diferencian de las de bancos individuales, contemplan la protección del sistema de pagos, tienden a mitigar la pérdida de confianza del depositante, a desarrollar estrategias para restaurar la solvencia en el sistema bancario, así como a prevenir un deterioro macroeconómico futuro. Hay una primera etapa de contención de la crisis en la que de acuerdo a la experiencia internacional y nacional se brindan apoyos de liquidez de cuantía mucho más elevada 3 y garantías totales a los depositantes. No obstante es preciso señalar que las garantías totales para generar credibilidad, solo pueden brindarse en la medida de que existan recursos suficientes. 3 y sin las restricciones que caracterizan los préstamos de última instancia 9 En general el préstamo de última instancia se aplica a los bancos que no han de ser cerrados. Pero en las crisis sistémicas muchas veces el diagnóstico inicial puede no ser acertado. El descubrimiento de las pérdidas termina siendo un proceso gradual y difícil por lo que no es infrecuente que se haya brindado apoyo de última instancia a bancos que finalmente terminan siendo cerrados. Otro riesgo es que el apoyo de última instancia pueda tener que ser renovado por períodos más largos y por cantidades crecientes. Adicionalmente, otras medidas pueden tomarse para contener la crisis tales como la reducción de exigencias de encaje, la suspensión de pago de dividendos a bancos que estén dando pérdidas, el bloqueo de depósitos de deudores que incumplen con sus obligaciones, la compra con carácter general de activos malos de bancos, en proporción al capital de cada banco, o calendarios de tolerancia (forbearance) para el cumplimiento de regulaciones que siempre deben permitirse a cambio de un riguroso plan de adecuación. La etapa siguiente es de reestructuración de bancos, y se trata de actividades “caso a caso” que implican diagnósticos sobre la condición de cada banco y el diseño de estrategias de resolución. Las estrategias de reestructuración de bancos luego de una crisis tienen como objetivo principal restaurar la rentabilidad y solvencia de los bancos individuales y del sistema. Sólo los bancos fuertes con accionistas también solventes deben sobrevivir para asegurar el manejo sano y rentable de su banco en el mediano plazo. El FMI (2007) sugiere para ello que los bancos que no sean viables deben ser liquidados sin temores al contagio, si se cuenta con alguna forma de protección a los depositantes. Las estrategias de resolución de bancos viables en una crisis sistémica pueden canalizarse a través de soluciones de sector privado ó de sector público. Las primeras se basan en que los accionistas, que tienen siempre la responsabilidad de recapitalizar y de reestructurar su banco, efectivamente lo hagan. También se incluyen en esta categoría las reestructuraciones en las que una institución solvente adquiere y se hace cargo del banco fallido. El Comité de Basilea recomienda las soluciones de sector privado en tanto no imponen costo a los contribuyentes. Las segundas implican la utilización de asistencia del sector público en técnicas variadas tales como esquemas de recapitalización conjunta, resolución a través de compra de activos y asunción de pasivos (C&A) u otros métodos de venta, la utilización de fondos públicos en la garantía de pasivos, o de valores de activos o cuando los bancos insolventes son nacionalizados con miras a una futura reprivatización. De Juan (2004) señala que para el éxito de un proceso de reestructuración -alternativa cuando no se cierran bancos insolventes y sus activos no son liquidados- aplicable tanto a casos de crisis sistémica como a insolvencia de bancos individuales, son necesarios una recapitalización del banco, un cambio en la propiedad por el cual los dueños anteriores salen y se incorporan nuevos dueños solventes y un cambio en la administración, sustituyendo el directorio y los gerentes previos de modo de asegurar un buen gobierno hacia el futuro. La experiencia internacional demuestra que si bien es relevante la prevención de crisis y disponer de sistemas de alerta temprana para guiar acciones correctivas, de buenos sistemas de protección legal que no impida actuar de forma oportuna, de suficiente independencia y poderes que le permitan requerir en una etapa temprana planes de 10 adecuación y vigilar su cumplimiento, también es preciso contar con un marco de resolución de bancos, con poderes claros para las autoridades de modo de poder implementar la estrategia deseada, cuando los problemas ocurren. Las crisis son siempre instancias de aprendizaje y si bien siempre inciden las características legales, institucionales y culturales de cada país es posible considerar algunas guías generales a partir de las lecciones aprendidas que tienen como objetivo tratar de minimizar la ocurrencia de futuras crisis. Estas guías ponen el énfasis en la prevención así como en la existencia de principios para la resolución. A tales efectos el FMI (2007) efectúa las siguientes reflexiones y recomendaciones: El reconocimiento temprano de situaciones de insolvencia reduce el costo de resolución al tiempo que permitirá disponer de más opciones para abordar la distinta problemática. Las demoras provocan un deterioro aún mayor de la condición de los bancos. A los bancos se les debe permitir quebrar. No es favorable que exista la percepción de que todos los bancos deben estar protegidos. Cada vez que se utiliza dinero público para sostener un banco esto debe explicitarse de modo que la relación costo-beneficio de mantener en funcionamiento un banco débil pueda ser evaluado. En la resolución de bancos deberá seguirse un principio de equidad y de tratamiento justo. Los accionistas deberían ser los primeros en capitalizar o de lo contrario deberían perder su inversión. Si los accionistas no participan de las pérdidas tendrán incentivos incorrectos para monitorear el banco. Un fuerte soporte político es recomendable para el éxito: el manejo de crisis y resolución implica una redistribución de la riqueza dentro de la sociedad. El liderazgo político es importante para la percepción de este proceso como justo. Los desacuerdos o dudas entre representantes del gobierno pueden menoscabar la confianza en la contención del proceso de reestructuración. Si bien los accionistas deben ser los primeros en absorber pérdidas con su capital, también es necesario que las pérdidas adicionales sean absorbidas por otros agentes tales como acreedores subordinados, depositantes y otros acreedores. Las diferentes fórmulas alternativas pueden redundar en costos fiscales más altos si es que también hubo aportes del gobierno y en un sistema bancario menos eficiente. La reestructuración de bancos debe ser comprehensiva o de lo contrario las dificultades persistirán o con el tiempo crecerán. Se debe priorizar la corrección de los aspectos estructurales, que haga que los bancos sean solventes para permanecer en el sistema. En tal sentido los bancos nacionalizados deben ser gerenciados por personal con la suficiente idoneidad técnica y moral y sin interferencia política. Las autoridades que lideran el proceso de reestructuración deberán mantener estrecha coordinación y contar con un fuerte liderazgo de modo de evitar la interferencia de grupos de interés. En crisis sistémicas, la reestructuración del sistema bancario será más fácil si los depositantes y otros acreedores están totalmente protegidos. De acuerdo a la 11 experiencia internacional siempre que los recursos fiscales así lo permitan, una garantía total puede disminuir los temores de los depositantes y permitir más fácilmente el cierre de bancos débiles. Es preciso tomar acciones legales contra los responsables de las quiebras bancarias. A los efectos de imponer disciplina de mercado y de evitar riesgo moral es preciso que las autoridades den la señal correcta, a través de acciones contra gerentes y directores responsables por la caída de los bancos, de modo de prevenir actitudes similares en el futuro por parte de sus pares en otros bancos. Estrategia de Comunicación, en tal sentido la comprensión de los objetivos del gobierno puede generar importante apoyo, dando estabilidad a las expectativas privadas. La resolución de activos es un complemento esencial de la reestructuración de bancos. La atención rápida y activa del manejo de créditos con problemas previene el deterioro de la disciplina de cumplimiento de los deudores y por lo tanto la caída en el valor de los créditos. Existen varias alternativas entre las cuales se deberá optar de acuerdo al equilibrio buscado entre una resolución rápida y la recuperación de valor de los créditos con problemas. Frecuentemente estas actividades se canalizan a través de empresas especializadas en el manejo de activos. Las técnicas de manejo de activos pueden incluir entre otros reestructuración de los términos y condiciones préstamos, tercerizaciones a través de subastas u otros métodos que transfieran las decisiones al adquirente ó también liquidaciones. Abandono de las garantías totales. Las garantías introducidas como parte de la estrategia de reestructuración en una crisis, deberán ser removidas lo antes posible sin que se perjudique la estabilidad financiera en la medida de que conllevan implicaciones de riesgo moral tanto para los gerentes y directores de los bancos como para los depositantes. Por su parte el Comité de Basilea señala que en el caso de una resolución a través de una fusión, adquisición o C&A, la elección del banco adquirente deberá realizarse en forma competitiva. El FMI (2007) identifica ciertos problemas de implementación que obstaculizan el éxito de estos procesos de resolución tanto en tiempos de crisis como en períodos de estabilidad. Ellos son: Excesiva tolerancia por parte del supervisor, al respecto el FMI recomienda que los bancos viables sean monitoreados muy de cerca en tanto que los no viables sean removidos del sistema. Herramientas de resolución inapropiadas, las condiciones de mercado son la que efectivamente deben tenerse en cuenta para determinar qué herramienta de resolución debe usarse. Limitaciones del sistema legal, que traen aparejado incentivos para posponer un tratamiento adecuado de los bancos fallidos, mayores costos de resolución y debilidades 12 en el sistema bancario. Entre estas limitaciones el FMI señala: i. Mandatos débiles del supervisor, de la agencia aseguradora de depósitos o de las agencias de resolución para reestructurar bancos, ii. Procedimientos inefectivos para implementar estrategias de C&A, siendo necesario contar con autoridad legal para transferir pasivo privilegiado de una institución fallida conjuntamente con activos de buena calidad, iii. Insuficiente conocimiento por parte de los jueces de los temas bancarios, lo que puede impedir la resolución de bancos o el procesamiento de los anteriores directores y gerentes de los bancos quebrados iv. Falta de protección legal al directorio y personal de agencias responsables de la reestructuración de bancos, para litigios por acciones de buena fe tomadas en el ejercicio de sus funciones. 3. EXPERIENCIA INTERNACIONAL 3.1. ¿Cuándo pasar un banco a resolución?. Reglas versus Discrecionalidad En la experiencia internacional se reconoce que los supervisores deben adoptar medidas correctivas para aquellos bancos que presenten debilidades o comiencen a estar subcapitalizados con el objetivo de disciplinarlo o de cerrarlo. El objetivo es tratar de recuperar el banco antes de que se torne inviable o, en caso de no lograrlo, reducir los costos de la resolución. Los países generalmente adoptan dos tipos de estrategias en base a las cuales actúan los responsables de diagnosticar y actuar frente a una situación de insolvencia u otras debilidades de un banco: una es la denominada Ambigüedad Constructiva (AC), que implica básicamente que las autoridades responsables gocen de cierta discrecionalidad para su tarea y la otra es la existencia de reglas ó Acciones Correctivas Prontas (PCA por su nombre en inglés: Prompt Corrective Actions) que implican la existencia de ciertos disparadores objetivos vinculados al nivel de capitalización de las instituciones, por debajo de los cuales, es necesario actuar. Estas reglas fueron diseñadas para limitar la paciencia regulatoria al requerir intervención más oportuna y menos discrecional, con el objetivo de reducir los costos de quiebra. Permiten a los encargados intervenir la institución antes de que se vuelva insolvente, según valores de libros. 4 . La experiencia internacional y nacional ha demostrado que cuando el nivel de capitalización de un banco es escasamente positivo, el mismo puede hallarse en una situación de insolvencia real en tanto en general aún es posible reconocer pérdidas por previsiones sobre malos créditos. Por otra parte, las demoras en cerrar una institución generalmente incrementan los costos para el sistema de seguro de depósitos en tanto los propietarios de los bancos pueden tener incentivos a asumir conductas riesgosas apuntando a la recuperación de la institución. Estas conductas son conocidas en la literatura como gambling for resurrection. El caso paradigmático en aplicación de PCA es Estados Unidos de Norteamérica (USA) país en el cual estas reglas se aplican con la excepción de aquellos bancos que por su tamaño o características tienen repercusiones sistémicas y se consideran “demasiado 4 En USA el Supervisor interviene y pasa el banco intervenido al Asegurador de Depósitos, el Federal Deposit Insurance Corporation, cuando el capital es inferior a la cuarta parte del capital mínimo regulatorio. 13 grandes para ser cerrados o liquidados”. Para la resolución de estos bancos conocidos como los too big to fail se practica una reestructura operacional y financiera de modo de restaurar la viabilidad del banco sin que implique el rescate de los propietarios ni de los responsables de su insolvencia. En general la solución de un too big to fail pasa porque el Estado salve la infraestructura económica del banco, se haga cargo de las pérdidas y frecuentemente asuma la propiedad temporalmente hasta la futura reprivatización. La aplicación de una u otra estrategia implica diferentes repercusiones y responsabilidades por parte de las autoridades encargadas: las PCA protegen en cierta medida a quienes deben tomar las decisiones oportunas que pueden ser obstaculizadas por presiones de distintos grupos de interés, en tanto que en la AC al haber discrecionalidad, quien decide cuándo intervenir es quien finalmente termina teniendo mayor responsabilidad y debe rendir cuentas por sus decisiones. También la AC puede en algunos casos exponer al Supervisor en el caso de ser quien decida, a incurrir en problemas de agencia tales como captura regulatoria o indulgencia. Como contracara las PCA pueden introducir rigideces e impedir negociaciones que hubieren requerido de mayor tiempo, con accionistas reticentes a incrementar su participación en el financiamiento de la insolvencia de la institución que les pertenece. García (1999) señala que el FDIC -asegurador de depósitos de Estados Unidos de Norteamérica- llevó a cabo un estudio que demostró que, si las PCA hubieran estado vigentes en la década del 80, un gran número de bancos que quebraron hubieran sido cerrados antes de lo que lo fueron, en tanto que algunos que sobrevivieron hubieran sido cerrados innecesariamente. Había 343 bancos que debieron haber sido cerrados antes y 143 bancos que hubieran sido cerrados innecesariamente. 3.2. Técnicas de resolución El Comité de Basilea define los esquemas de resolución más comúnmente utilizados en la experiencia internacional. Ellos son: i. cierre de un banco y pago de los depósitos, ii. otorgamiento de asistencia al banco abierto, iii. intervención del gobierno con toma de control, iv. fusión con otros bancos, v. banco puente y vi. esquema de Banco BuenoBanco Malo, que implica compra de activos y asunción de pasivos. Seelig (2007) señala que al elegir una estrategia de resolución resulta crítico que la misma fortalezca la confianza en el sistema bancario, evite distorsiones en el sistema de pagos, minimice las pérdidas para los depositantes, para el gobierno o el fondo de garantía de depósitos y minimice los efectos económicos adversos. A efectos de una adecuada disciplina de mercado será crucial que los accionistas, tenedores de derechos residuales contra el banco fallido, sean los últimos en ser retribuidos de los activos del banco en cuestión si alcanzare, luego de haber pagado los pasivos en su totalidad. A la hora de diseñar o de optar por una estrategia de resolución resultará clave que la misma permita asegurar una disponibilidad rápida de fondos a los depositantes, que minimice la pérdida de servicios bancarios disponibles, que posibilite gestionar rápidamente los créditos de un banco insolvente así como disponer de un plan de comunicación para asegurar una adecuada transparencia del proceso. El hecho de que 14 los depositantes se hagan rápidamente de fondos no solo ayuda a mantener la confianza en el sistema previendo corridas sino que también resultará importante a los efectos de evitar efectos macroeconómicos adversos que puedan surgir a raíz de la quiebra de los bancos tales como una caída en el nivel de consumo. La disponibilidad de servicios bancarios resulta importante tanto para mantener la actividad económica y el servicio de pagos al público como para minimizar las pérdidas para el banco quebrado. Si el banco en cuestión es de dimensiones relevantes y juega un rol protagónico en el sistema de pagos, la liquidación del mismo no será la opción más aconsejable en razón de que será crítico que se mantenga el servicio de pagos. Por otra parte retomar la gestión de los créditos concedidos por el banco insolvente redunda en externalidades positivas hacia el resto del sistema. Como se ha mencionado si no son rápidamente atendidos, los créditos vigentes pronto se transforman en vencidos con la consecuente pérdida de valor para los depositantes, fondo de garantía y demás acreedores. El traspaso de créditos vigentes a otro banco permite que los negocios locales tengan la oportunidad de mantener sus servicios bancarios. Los créditos vencidos también perderán valor si no son adecuadamente gestionados. La falla en la atención de créditos con problemas deteriora la disciplina de los deudores en detrimento de los bancos solventes así como también disminuye la recuperación crediticia. Esta pérdida de valor de los créditos de un banco insolvente, es referenciada por Mascaró (2005) como la “teoría del helado”, que se derrite de no estar adecuadamente conservado. Por otra parte la interrupción en el suministro de crédito perjudica a aquellos deudores que requieren financiamiento bancario para capital de trabajo. Existe consenso a nivel internacional de que una vez determinada la insolvencia de un banco, es preciso que se encaucen rápidamente las acciones correspondientes para resolverlo. La experiencia muestra que las demoras no solo incrementan el costo de la resolución bancaria sino que también introducen distorsiones en el mercado en tanto se permite que los bancos insolventes compitan con bancos a los que se les requiere cumplir con el requerimiento mínimo de capital. Permitir que un banco insolvente continúe operando incrementa el riesgo moral de los gerentes, accionistas y depositantes. Se repasarán a continuación las diferentes alternativas mencionadas de resolución: 3.2.1. Cierre de un banco y pago de los depósitos Esta técnica consiste en que el banco en problemas una vez constatada su insolvencia, es cerrado y los depósitos son pagados, total o parcialmente, dependiendo del grado de la insolvencia. Luego se le revoca la licencia y el banco es liquidado. En algunos países se nombra un liquidador independiente en tanto que en otros el liquidador es el Supervisor o -como en el caso de Uruguay- es el Banco Central. El liquidador procede a recuperar activos del banco insolvente y distribuir el producido entre los acreedores en la forma más rápida posible, en relación con la prioridad de cada acreedor en la quiebra. En países con sistemas de garantía de depósitos, los depositantes 15 cubiertos reciben los fondos hasta el monto de la cobertura del seguro, antes que en el caso de que no hubiese garantía. El fondo de garantía de depósitos toma el lugar del depositante a través de la vía de la subrogación y soporta las pérdidas que hubieren correspondido a los depositantes subrogados de no existir coberturas del fondo. Las ventajas de esta modalidad refieren a que el problema es resuelto. Hay limitado riesgo moral en tanto por lo general los accionistas pierden su inversión a menos que la insolvencia del banco fuere muy pequeña y aún quedara remanente de los activos luego de pagar a todos los acreedores. En la medida en que los depositantes y otros acreedores sufren alguna pérdida, contribuye a la disciplina de mercado. Si opera un sistema de garantía de depósitos, en general los pequeños depositantes están protegidos en su totalidad en tanto que los grandes tendrán alguna pérdida. Esto no desincentiva la disciplina de mercado en la medida que los protegidos por el sistema son pequeños depositantes desinformados que no tienen capacidad de analizar en dónde colocan su dinero. Por el contrario, los grandes depositantes informados y más sofisticados tendrán el incentivo a monitorear el banco en la medida que su quiebra les traerá aparejado pérdidas. Como desventajas es preciso citar que se trata de un sistema muy costoso para los depositantes, para el fondo de garantía de depósitos o para el Estado, según quien asuma los costos de insolvencia. Los activos se deterioran y pierden mucho valor si los procesos de liquidación son largos y no se toman medidas adecuadas. Es posible que debido a las demoras en la liquidación se generen gastos indebidos a financiar por los acreedores en la quiebra. Por otra parte, el cierre y liquidación de un banco implica la consecuente pérdida del servicio bancario y puestos de trabajo. En el caso de los deudores del banco fallido, puede resultar costoso recomenzar una relación con otro banco. 3.2.2. Otorgamiento de asistencia a un banco En este caso el gobierno mantiene el banco con problemas abierto, aún cuando fuera inviable. Le provee apoyo de solvencia y/o liquidez más allá de los límites normales, a través de diferentes modalidades tales como redescuentos, préstamos o depósitos. Estos sistemas se han aplicado no solo cuando un banco es considerado sistémico sino también cuando las autoridades no tenían poder o voluntad política para cerrar un banco. Tiene las ventajas de que preserva las operaciones bancarias y de que evita -aunque solo temporalmente- los costos de cierre de un banco. Como desventajas esta alternativa tiene un alto costo, con impacto fiscal y monetario, generalmente no ataca la raíz del problema, lo que se busca es minimizar los desembolsos de fondos públicos y probablemente por ello aumente los costos finales de la resolución. Otro inconveniente es que genera riesgo moral, en la medida de que los banqueros al saber que serán asistidos, no tendrán incentivos a asumir conductas prudentes. Otra desventaja refiere a la selección adversa de depositantes en la medida de que la asistencia permite que los grandes depositantes retiren sus fondos, quedando luego solo los pequeños enfrentando potenciales pérdidas. 16 3.2.3. Intervención del Gobierno o “nacionalización” Esta técnica consiste en nacionalizar el banco inviable con el objetivo de mantenerlo abierto. El gobierno desplaza a los accionistas anteriores. A los efectos de lograr una experiencia exitosa es preciso no solo recapitalizar el banco fallido, sino también reestructurarlo y corregir sus debilidades de modo que dé cumplimiento a la normativa prudencial y no opere con tolerancia regulatoria. La recapitalización puede realizarse a través de aporte de activos líquidos, de papeles del gobierno, de papeles garantizados por el gobierno o de una combinación de estos. Este esquema de resolución ha sido utilizado a nivel internacional en la resolución de bancos muy grandes. Un ejemplo es el Continental Illinois en Estados Unidos de Norteamérica - octavo banco más grande- que constituyó una experiencia exitosa para el Federal Deposit Insurance Corporation 5 en razón del buen diseño de la misma. La principal ventaja de esta técnica es que implica preservar el servicio bancario y evita los costos de cierre de un banco. Representa un beneficio en épocas de inestabilidad frente a la posibilidad de ofrecer una garantía total de los depósitos la cual debe ser ofrecida a todo el sistema y no caso por caso. Las desventajas que se observan refieren a que se trata de una alternativa costosa: implica que el gobierno asuma la insolvencia, las pérdidas operativas y las demandas judiciales de los antiguos accionistas. Otra desventaja es que tampoco se ataca la raíz del problema, es decir no se corrigen las debilidades. La evidencia internacional sugiere que la banca estatal muestra menores niveles de eficiencia y calidad de servicios que la banca privada por lo que la estatización de la banca puede ser percibida como una desventaja. Otros inconvenientes refieren a que genera riesgo moral para los banqueros quienes no tendrían incentivos a asumir conductas prudentes y no fomenta disciplina de mercado a los depositantes quienes ante la presencia del Estado, no tendrán incentivos a monitorearlo. La presencia del gobierno haciéndose cargo de una entidad comercial invita a la interferencia política. Habrá tentaciones a prestar a determinados sectores o deudores individuales por compromisos políticos. Lo mismo ocurre con la toma de decisiones tendientes a promover la eficiencia del banco tales como reducción de personal, del número de sucursales entre otras, todo lo cual afectará el costo fiscal. 3.2.4. Fusión con otros bancos inducida por las autoridades. Cuando un banco se torna inviable las autoridades persuaden a otros bancos para que lo adquieran y se fusionen. En este caso particular es muy relevante que el banco adquirente sea solvente. La recomendación a partir de la experiencia internacional y nacional es que la fusión entre bancos débiles generalmente no resulta exitosa en tanto no se corrijan los problemas estructurales de ambos. 5 Es el asegurador de depósitos en Estados Unidos de Norteamérica. 17 Como aspecto positivo, al igual que las alternativas anteriores, se preserva el servicio bancario y se evitan los costos de cierre de un banco. Una desventaja refiere al hecho de que el banco comprador puede contagiarse de las deficiencias del banco adquirido. 3.2.5. Banco puente Cuando un banco se torna inviable, las autoridades “crean” un nuevo banco administrado por el gobierno o por un grupo de bancos, con el objetivo de venderlo en el corto plazo. Al igual que las alternativas anteriores ésta tiene como ventaja que se preserva el servicio bancario evitándose los costos de cierre. Este tipo de solución ha sido exitosamente utilizada en Europa. Las desventajas podrían llegar a ser varias. Muchas veces no es posible reprivatizar el banco en el corto plazo por lo cual el banco puente permanece funcionando durante varios años, frecuentemente con pérdidas operativas y deterioro de activos. Por otra parte es posible que introduzca distorsiones en el mercado si opera con tolerancia regulatoria. 3.2.6. Banco Bueno-Banco Malo (Compra de Activos y Asunción de Pasivos) Esta técnica consiste en conformar una unidad de negocios (el “Banco Bueno”) a partir de la institución inviable, excluyendo de ella ciertos activos y pasivos para luego transferirlos a otra institución solvente. Los activos y pasivos que constituyen el “Banco Malo” son los que permanecen en la institución inviable, a la que se le revoca la licencia de banco y es liquidada. Los accionistas del banco inviable reciben la propiedad del Banco Malo que, como se mencionó, será conducido a la liquidación. El fondo de garantía de depósitos si lo hubiere, puede facilitar el proceso aportando recursos, que posibilite la venta del “Banco Bueno”. Generalmente los depositantes son traspasados en su totalidad al Banco Bueno. Cuando un banco deviene en inviable frecuentemente ya posee un importante portafolio de créditos de mala calidad. A través de esta técnica es posible separarlos del Banco Bueno para ser gestionados por expertos. Este esquema de resolución también puede ser utilizado para facilitar la resolución de un banco con problemas pero aún solvente. Esto permite al “Banco Bueno” focalizar sus esfuerzos en el negocio del banco agregando valor y no en la gestión de créditos con problemas. El manejo de créditos vencidos requiere de especialización y experiencia y con frecuencia los bancos que derivan en insolvencia tienen también otros problemas tales como políticas de concesión crediticia pobres o debilidades en el manejo de otros riesgos o problemas derivados de control interno, que requieren la total atención de la alta gerencia. 18 La opción “Banco Bueno-Banco Malo” es posible utilizarla en conjunto con otras, tales como la nacionalización de un banco grande o cuando un banco es adquirido por otro privado. Este esquema fue utilizado con éxito conjuntamente con el esquema de nacionalización, en el mencionado caso del Continental Illinois Bank. Como ventajas de esta posibilidad cabe señalar que se mantiene, al menos en parte, la unidad de negocio y la fuente laboral y si los depositantes son traspasados al “Banco Bueno” sufrirán pérdidas menores o quizá ninguna en comparación con la liquidación. Otro beneficio es que reduce el riesgo moral en la medida que los banqueros no son rescatados sino que deben enfrentar la liquidación del banco malo. Las desventajas refieren a que se requiere personal con el conocimiento y entrenamiento adecuado para llevarlas a cabo así como la presencia de un banco interesado en adquirir el “Banco Bueno” y voluntad política que permita viabilizar el negocio. 4. RESOLUCIÓN DE BANCOS EN NUESTRO PAÍS ANTES Y DESPUÉS DE LA LEY 17613 La Ley 17.613 de 27 de diciembre de 2002 introdujo cambios significativos en lo referente a mecanismos de resolución de bancos insolventes. Hasta la promulgación de la mencionada Ley, Uruguay no disponía de un esquema explícito de seguro de depósitos ni de mecanismos de resolución de bancos insolventes. Por el contrario, operaba en los hechos una suerte de seguro implícito con cargo a los contribuyentes y excepto por lo ocurrido ante la quiebra de una sola institución de intermediación financiera 6 , en los demás episodios de insolvencias de bancos se preservaron siempre los derechos de los depositantes, pese a que a texto expreso luce en la Ley de Intermediación Financiera No. 15.322 del 17 de setiembre de 1982, modificada por la Ley 16.327 del 11 de noviembre de 1992: “El Estado no es responsable por cualquier incumplimiento en que puedan incurrir las instituciones financieras no estatales...” Hasta antes de 2002, en las distintas crisis o problemas de insolvencia de bancos individuales, el Estado rescató a los bancos insolventes a través de diferentes modalidades, generando la percepción en los agentes de que siempre intervendría en casos de crisis y de que los depósitos estarían garantizados. Consecuentemente las instituciones con problemas no sólo no sufrían corridas de depósitos sino que aumentaban su captación. Estas conductas de los depositantes desincentivados a monitorear la salud de los bancos para resolver dónde confiar sus depósitos, e inclinados por sentirse “rescatados”, a depositar en bancos con problemas que por necesidades de liquidez remuneraban más, en la literatura especializada se conocen como “de riesgo moral”. Nótese que estos incentivos dados por el seguro implícito impedían la ocurrencia de disciplina de mercado, mecanismo reconocido por las mejores prácticas y por el Comité de Basilea como buen complemento de la regulación y supervisión de bancos. Sin 6 Banco de Italia, los depositantes capitalizaron el 7% de sus depósitos 19 embargo, estas no fueron las únicas desventajas del seguro implícito. La ausencia de recursos ex ante determinó que se actuara con imprevisión y se tomaran decisiones tardías en soluciones ad hoc, redundando inevitablemente en mayores costos. Estos costos no fueron financiados por los responsables de la insolvencia sino por los contribuyentes a través del uso de recursos fiscales y parafiscales. El seguro implícito terminó resultando un sistema caro e injusto. 4.1. ¿Cuáles eran los mecanismos utilizados por el estado para resolver bancos antes de la ley 17.613? Hasta la crisis de 2002, el involucramiento del Estado en el rescate de bancos tuvo distintas características: compra de carteras de mala calidad por parte del Banco Central del Uruguay 7 mediante las cuales se saneaba a las instituciones con la finalidad de venderlas a bancos internacionales y adquisición de bancos por parte del Estado 8 que posteriormente “gestiona” para su eventual reprivatización 9 . Esta última modalidad permitió en una primera instancia diferir el problema: si bien se evitaba el cierre de las instituciones, se mantenía la fuente laboral de los empleados y se facilitaba la refinanciación de los deudores, no se corregían los problemas estructurales de los bancos, que funcionaron con tolerancia regulatoria, cumpliendo de forma más laxa con el requerimiento patrimonial y con las relaciones técnicas. Como resultado la privatización no se dio sino hasta mucho tiempo después en la mayoría de los casos, incrementado así los costos de resolución. Otra modalidad de intervención estatal se dio además en la crisis de 2002 a través de la conformación del Fondo de Estabilidad del Sistema Bancario (FESB) que se constituyó para garantizar la totalidad de los depósitos en dólares en caja de ahorros y cuenta corrientes de los bancos públicos y de los bancos insolventes cuyas actividades fueron suspendidas 10 . Esto si bien no se trata de un mecanismo de resolución de bancos, implicó la utilización de recursos fiscales con la intención de que los depositantes de las instituciones con actividades suspendidas se hicieran rápidamente de fondos. 4.2. La ley 17.613 En base a la experiencia de la crisis 2002 y con la finalidad de salvaguardar la seguridad y estabilidad del sistema financiero, en nuestro país el 27 de diciembre de 2002 se promulgó la Ley 17.613. Esta Ley atendió no solo la prevención de futuras crisis sino también la reestructuración de los bancos afectados por la propia crisis 2002 al tiempo que introdujo nuevos mecanismos de resolución de bancos individuales a aplicar en el futuro. En efecto, las mejoras de la ley refirieron a fortalecer la supervisión de bancos, otorgándole más poderes al Banco Central del Uruguay en su calidad de Supervisor, a fortalecer las potestades del Banco Central como liquidador de instituciones de 7 en la crisis bancaria de 1982-1987 A través del Banco de la República Oriental del Uruguay y de la Corporación Nacional para el Desarrollo 9 Banco Comercial, Banco de Crédito, Banco La Caja Obrera, Banco Pan de Azúcar 10 En los bancos suspendidos se cubrieron hasta 50.000 dólares por caja de ahorro y la totalidad por depósitos vista y en cuenta corriente. 8 20 intermediación financiera, al tiempo que estableció normas de liquidación para bancos cuyas actividades estaban suspendidas a la fecha de su promulgación. Por otra parte la ley avanzó en el diseño de la Red de Seguridad Financiera dando creación al Sistema de Garantía de Depósitos. Recordemos el momento en que fue promulgada la Ley 17.613: la crisis ya había sido contenida. Había habido intentos fallidos de mitigar los efectos sistémicos de la crisis (capitalización del Banco Comercial), la corrida se había detenido, se habían suspendido las actividades de los bancos no viables, el sistema de pagos había sido protegido a través del pago de cuentas vista y caja de ahorro. La Ley 17.613 entonces, apuntó a la reestructuración de los bancos insolventes en ese momento y a la devolución al mercado de la parte aún rescatable de los mismos. Era necesario dejar funcionando solo los bancos solventes luego de ocurrida la etapa de contención de la crisis. Pero la ley 17.613 también previó hacia el futuro una solución para crisis individuales de bancos, cuyos depositantes, en situación de liquidación o suspensión de actividades, serían resarcidos por el Fondo de Garantía de Depósitos. En materia de liquidación, la Ley 17.613 mantuvo las funciones de liquidador de bancos en el Banco Central del Uruguay y dió creación a la figura de los Fondos de Recuperación de Patrimonios Bancarios (FRPB) que son patrimonios de afectación independiente. Los deudores de la sociedad de intermediación financiera quebrada pasan a serlo del patrimonio de afectación, en tanto que los acreedores pasan a ser cuotapartistas del mismo a prorrata del monto de los activos que hayan sido aportados. Estos utilizan la ley de Fondos de Inversión 11 generando mecanismos mucho más ágiles para la liquidación de activos. El Banco Central del Uruguay como administrador de los FRPB puede enajenar activos o darlos en administración, siempre bajo mecanismos competitivos. 4.2.1. ¿Cómo se reestructuró el sistema de intermediación financiera luego de la crisis de 2002? En diciembre de 2002 se liquidaron los bancos Montevideo, Caja Obrera y Comercial. La Ley 17.613 previó la creación de una sociedad anónima de giro bancario: el Nuevo Banco Comercial (NBC). Éste adquirió a través de subasta pública, los activos de mejor calidad de los tres bancos liquidados (aproximadamente el 60% de los activos totales) absorbió casi la mitad del personal de los tres bancos y algo más del 40% de las sucursales. No contó con tolerancia regulatoria. Los acreedores de los tres bancos liquidados quedaron con derechos en NBC. Este ha sido un caso en el cual se han combinado diversas técnicas de resolución de las comentadas en el numeral 3.2.: exclusión de activos, BB-BM, C&A y Banco Puente gestionado por el gobierno. En efecto, NBC conservó en parte las unidades de negocio, adquiriendo los activos buenos de los bancos quebrados y abonando su adquisición con certificados de depósitos, posteriormente repartidos entre los cuotapartistas de los FRPB pertenecientes a cada banco insolventado. 11 Ley 16.774 de 27 de setiembre de 1996 21 El Banco de Crédito fue liquidado el 28 de febrero de 2003 pasando la totalidad de sus activos a un FRPB. La Cooperativa CAYCU también fue liquidada. Los depositantes aceptaron una quita del 40% en el valor de sus depósitos y luego fue adquirida por la cooperativa COFAC, pactándose una extensión del plazo original de los depósitos a cambio de una tasa superior a la de mercado. El Banco de Galicia se intervino con suspensión de actividades y alcanzó un acuerdo concordatario con los depositantes. Recientemente se levantó la intervención y se le retiró la habilitación para funcionar como institución de intermediación financiera. Asimismo la Ley 17613 concedió al Estado la posibilidad de renunciar a sus derechos contra las instituciones liquidadas para aumentar la prorrata en la quiebra de los depositantes de los bancos liquidados, opción que tomó efectivamente. La Ley lo argumenta “...Con la finalidad primordial de proteger el ahorro por razones de interés general...” y prioriza a depositantes titulares de cuentas corrientes, cajas de ahorro y depósitos a plazo fijo por hasta 100.000 dólares norteamericanos o su equivalente en moneda nacional u otras monedas. Esta renuncia -justificada en un contexto de crisis sistémica- aparece nuevamente como una forma de garantía estatal sobre los depósitos, que sin embargo no permite la recuperación del total de los depósitos, pero que mitiga en parte la pérdida que hubieren realizado los grandes depositantes. 4.2.2. Mecanismos de resolución de crisis de bancos individuales: el Sistema de Garantía de Depósitos. La ley 17.613 dio creación al Sistema de Garantía de Depósitos en Uruguay. El mismo se caracteriza por ser una Caja de Pagos, es decir le compete el reembolso oportuno y eficiente a los depositantes de bancos o cooperativas de intermediación financiera, cuando éstos quiebran o sus actividades son suspendidas. Se encuentra en la órbita del Banco Central del Uruguay y es conducido por una dependencia desconcentrada del mismo, la Superintendencia de Protección del Ahorro Bancario (SPAB). La ley asimismo creó el Fondo de Garantía de Depósitos Bancario (FGDB), patrimonio de afectación independiente y sin personería jurídica, que es administrado por la SPAB. Su financiamiento se caracteriza por ser oneroso y compulsivo para las instituciones cuyos depósitos garantiza. En ese sentido, todos los bancos -públicos y privados así como las cooperativas de intermediación financiera- deben aportar al Fondo en proporción a los depósitos garantizados y su aporte varía en función de los riesgos de cada institución. La cobertura que el FGDB brinda a los depositantes del sector no financiero, es limitada y diferencial por moneda. Cada persona física o jurídica recibe en concepto de coberturas hasta un máximo de U$S 5.000 (cinco mil dólares de los Estados Unidos de América) por el total de los depósitos en moneda extranjera y hasta UI 250.000 (doscientas cincuenta mil unidades indexadas) por el total de los depósitos en moneda nacional, que tenga en una misma institución. 22 En consecuencia, en materia de resolución de bancos, los cambios introducidos por Ley 17.613 se evalúan como positivos en cuanto a que se concedieron poderes especiales al Banco Central del Uruguay para liquidar bancos más eficientemente, utilizando la figura de los FRPB y con amplias facultades para disponer de los activos de los bancos quebrados. Por otra parte se creó el Fondo de Garantía que resarce a los ahorristas por montos limitados aunque sólo en casos de liquidación o suspensión de actividades. No obstante esto, si bien ha sido un avance en relación a la situación anterior aún no resulta adecuado para mitigar la destrucción de valor del banco en dificultades debido al deterioro de los activos que puede ocurrir si la solución se dilata así como los perjuicios en lo relativo a la pérdida de empleos, cierre de sucursales y a la pérdida para el propio FGDB que, a través de la vía de la subrogación queda con derechos sobre la institución. Es más, la resolución de instituciones con actividades suspendidas pero aún con patrimonio positivo, dependerá de que en un tiempo razonable 12 un comprador se interese con disposición a capitalizar y a renovar la gestión. Esta posibilidad requiere además de la aceptación de los anteriores propietarios. De no concretarse, derivará inevitablemente en liquidación. En el caso de instituciones insolventes e inviables y sin perjuicio de las facultades del Banco Central del Uruguay como liquidador, casi la única la solución se circunscribe entonces a la liquidación lisa y llana, solo que con la intervención del FGDB indemnizando a los depositantes. 5. PROYECTO DE LEY DE MODIFICACIÓN DE CARTA ORGÁNICA BANCO CENTRAL DEL URUGUAY DEL 5.1. ¿Qué cambios trae aparejado el proyecto de ley actualmente a consideración del Parlamento en materia de resolución de bancos? La propuesta introduce el esquema alternativo de resolución de bancos llamado “Banco Bueno - Banco Malo” (BB-BM), como se ha visto en el numeral 3.6, reconocido como más eficiente que la liquidación lisa y llana, en tanto permite favorecer soluciones que mitiguen la destrucción de valor a través de ventas, fusiones o absorciones de todo o parte de la institución en dificultades, al tiempo que brinda una mejor protección a los ahorristas. 5.2. ¿Cómo opera el nuevo esquema de resolución de BB-BM en el marco del proyecto de ley? El esquema permite la exclusión de activos y pasivos de la institución inviable conformando la nueva unidad de negocios (el “Banco Bueno”) para su transferencia a otra institución solvente o vehículo financiero. Los activos y pasivos remanentes -es decir los no excluidos- permanecerán en la institución inviable que será liquidada previa revocación de su habilitación para funcionar. 12 Que no implique demasiada pérdida de valor en los activos 23 El proyecto de ley habilita al FGDB a aportar recursos con el objetivo de facilitar el proceso, sujeto a que esa alternativa le resulte más económica o a lo sumo igual que el pago de coberturas a los depositantes. La figura siguiente ilustra el procedimiento de Banco Bueno-Banco Malo incluido en el proyecto de ley. El artículo 40 del Proyecto de Ley señala que “Cuando a juicio exclusivo del Banco Central del Uruguay la institución de intermediación financiera tenga afectada en forma irreversible y no subsanable a través de un plan de adecuación, saneamiento o reconstitución, su liquidez, solvencia o su capacidad de gestión, el Directorio del Banco Central del Uruguay deberá declarar el Proceso de Resolución Bancaria, el que implica la intervención, el desplazamiento de autoridades y la suspensión de actividades de la institución en cuestión”. Luego el mismo artículo encomienda el Proceso de Resolución al Asegurador de Depósitos que en el Proyecto de Ley es concebido independiente del Banco Central del Uruguay, como una persona pública no estatal denominada Corporación de Protección del Ahorro Bancario (COPAB). La salida del Asegurador de Depósitos del Banco Central del Uruguay se plantea con el propósito de activar la oposición de intereses entre el Supervisor y el Asegurador de Depósitos, a los efectos de posibilitar que la toma de decisiones en cuanto a resolución de bancos sea realizada de manera oportuna. El Proyecto ha previsto la Suspensión de actividades a partir de la Intervención con la finalidad de que la COPAB no actúe como “banquero” evitando así demandas de accionistas y acreedores. La Suspensión de actividades permitirá preservar el valor y la cuantía de los activos y proteger los recursos semilíquidos existentes al momento de 24 declararse la misma al tiempo que también determinar con mayor certeza el balance de corte de la institución en dificultades. Es posible que surjan motivaciones que determinen la necesidad de suspender una institución sin que necesariamente haya que intervenirla. No obstante, la Suspensión es un requisito imprescindible para la Intervención. El Proceso de Resolución se inicia con la Intervención de la institución en dificultades e implica una posterior Revocación de la habilitación para funcionar y la consecuente Liquidación de la misma. La COPAB debe designar una Comisión Interventora encargada de tareas de mantenimiento y conservación de la institución. Luego de dispuesta la Intervención y hasta el inicio de la Liquidación, la COPAB podrá procurar la aplicación del Procedimiento de Solución, cuya viabilidad evaluará. El artículo 41 de Proyecto de Ley define como Procedimientos de Solución a “…todas las operaciones de exclusión de activos y pasivos de la institución en cuestión, más los aportes de recursos con cargo al Fondo de Garantía de Depósitos Bancario, así como su eventual instrumentación mediante la creación de vehículos financieros (fideicomisos, fondos de recuperación de patrimonio bancario, etc.) que sean necesarios para crear una o más unidades de negocio que puedan ser transferidas a otras instituciones de intermediación financiera (entidades adquirentes)…”. Los Procedimientos de Solución tienen como objetivo primordial el de proteger el ahorro por lo cual para los depositantes no deberán representar una solución peor que la recuperación de sus ahorros a través de la liquidación lisa y llana y el cobro de la cobertura del FGDB. Los referidos procedimientos implican entonces la posibilidad de excluir activos y pasivos del banco en dificultades, adicionar recursos del FGDB para lograr una o más unidades de negocio y finalmente transferir las unidades de negocio a otras instituciones financieras adquirentes. El hecho de transferir activos buenos de la institución suspendida rápidamente a la adquirente o al vehículo financiero, hace que los mismos no pierdan tanto valor como cuando son sometidos a un proceso de liquidación. La transferencia podrá ser directa, en cuyo caso la entidad adquirente recibe en propiedad los activos provenientes de la institución en proceso de resolución ó indirecta, cuando se reciben derechos contra algún vehículo financiero, tenedor de los referidos activos. El valor de los pasivos a asumir por las entidades adquirentes no deberá ser inferior a los activos recibidos. Los activos y pasivos no transferidos se mantienen en el balance residual de la institución que se liquidará. El Proyecto prevé que el FGDB utilice recursos para viabilizar Procedimientos de Solución, es decir se trata de una aplicación adicional de los dineros del FGDB -que ya no será solo una Caja de Pagos- adicionándolos a los activos transferidos hasta igualar a los pasivos. Esto lo podrá hacer con un límite: en tanto los recursos a adicionar representen una erogación menor o igual que el pago de coberturas en caso de liquidación. Esta posibilidad permite minimizar los costos de la resolución bancaria. Los depositantes sufrirán pérdidas menores o nulas en comparación con la liquidación, 25 oportunidad en que solo reciben la cobertura del FGDB. Asimismo se mantendría la unidad de negocios al menos en parte y se preservaría la fuente laboral. Para hacer posible la exclusión y transferencia de activos y pasivos que conformarán el “Banco Bueno”, es preciso que los depositantes sean privilegiados en la quiebra. En la actualidad los depositantes son en Uruguay acreedores quirografarios de una institución fallida. El Proyecto prevé tal privilegio para los depositantes que será el mismo que tendrá el FGDB al subrogar al depositante en caso de pago de coberturas. El proceso de exclusión de activos y pasivos se diseña respetando el orden de privilegios de los pasivos de modo que el Procedimiento de Solución no empeore la situación de ningún acreedor con relación a lo que recuperaría en la quiebra. Un aspecto relevante que vale la pena destacar es que el Proyecto de Ley concede un plazo de 90 días a la COPAB para llevar a cabo Procedimientos de Solución, transcurrido el cual si aquellos no se hubieren logrado, se procederá a la Liquidación de la institución y al pago de coberturas a los depositantes por parte del FGDB. Este plazo es preciso para dar credibilidad al sistema de garantía de depósitos. Genera un marco de previsibilidad y confianza en los depositantes de la institución cuyas actividades fueron suspendidas. La figura que sigue ilustra el proceso del esquema de resolución propuesto en el proyecto de ley con la participación de los distintos integrantes de la red de seguridad. Nótese que la COPAB tiene la encargatura de los procesos de resolución y de solución al tiempo que debe aportar recursos del FGDB para resarcir a los depositantes si la 26 institución es finalmente liquidada o para viabilizar procedimientos de solución si el costo es menor. Cabe señalar que el Proyecto menciona la necesidad de contar con mecanismos de coordinación y al respecto el Artículo 48 menciona que el Supervisor y la Corporación deberán acordar las bases de entendimiento relativas al intercambio de información entre sí. A continuación se presentan dos esquemas ilustrativos de la resolución de bancos de acuerdo a la normativa vigente y las modificaciones del proyecto de ley. Como podrá apreciarse el esquema de resolución de Banco Bueno – Banco Malo introducido en el Proyecto de Ley, beneficia a los depositantes, que probablemente no pierdan y se rescata, al menos parcialmente, la unidad de negocios, con posibilidades de mantener puestos de trabajo. Los acreedores no depositantes y los accionistas del banco fallido mantendrán su derecho contra la liquidación del balance residual (Banco Malo) que contiene activos no transferidos. El Fondo de Garantía de Depósitos Bancarios compromete sus recursos con un límite: sin exceder el monto que corresponda al pago de coberturas. No obstante para que todo esto sea posible deberá concretarse una “solución” en el término de 90 días a partir de la Intervención de la institución, a través de la comparecencia de un adquirente solvente y capacitado que esté dispuesto a hacerse cargo del Banco Bueno. 27 5.3. Aspectos a mejorar en el Proyecto de Ley para un mejor funcionamiento de la Red de Seguridad Financiera i. Conflictos de interés y acción oportuna para la intervención El Proyecto de Ley introduce mecanismos de resolución bancaria que permiten ampliar las opciones de las autoridades cuando un banco o cooperativa de intermediación financiera deviene en inviable. Para que sea posible utilizar mecanismos de resolución de manera eficiente, es importante que las decisiones de cierre de instituciones se tomen de manera oportuna, puesto que la demora en tomar acciones solo ocasiona mayores pérdidas para los depositantes específicos del banco en cuestión y eventualmente para el resto del sistema. Al respecto, Hoelscher y Ingves (2006) señalan: “cuanto más rápida sea la toma de control de un banco fallido por parte de las autoridades, menores serán los costos de resolución y más rápido el restablecimiento de la estabilidad financiera”. Sin embargo no siempre se logra intervenir a tiempo un banco en dificultades. De hecho, la literatura especializada indica que existe evidencia de que en muchos casos los supervisores posponen la toma de acciones correctivas con la esperanza de que el problema se resuelva solo. En la visión de David Mayes y Aarno Liuksila (2004) el supervisor es muchas veces optimista y “... tiene incentivos para demorar la acción con la esperanza de que el problema se arregle solo, particularmente espera que el sector 28 privado traiga una solución...”. No obstante, como señalan Andrews y Josefsson (2006), la estrategia “wait and hope” casi siempre fracasa. El artículo 40 del Proyecto deja “a juicio exclusivo del Banco Central del Uruguay...” – la declaratoria de una institución inviable en Proceso de Resolución Bancaria, indicando que cuenta con discrecionalidad para ello. Nótese que en Uruguay el Banco Central, Prestamista de Última Instancia, es al mismo tiempo el Supervisor de Bancos. Según lo que se ha comentado, tendría incentivos a dilatar el momento del cierre. Cuanto más se tarde en reconocer la inviabilidad de una institución, mayor será el deterioro de los activos y por ende mayor el tamaño de la insolvencia y el costo para el FGDB. En la experiencia internacional el Asegurador puede tener autoridad para cerrar una institución o para cancelar o dar por terminado el seguro y lo puede hacer cuando hayan fracasado los planes de recomposición exigidos o si el Supervisor no pudiere o no estuviere dispuesto a cerrar una institución financiera que al seguir funcionando aumentare la pérdida potencial del Fondo de Garantía. Tal es el caso del FDIC en Estados Unidos de Norteamérica, según lo señalado en ASBA (2006). Beck y Laeven (2006) a través de un estudio que abarca la experiencia de 57 países, señalan la importancia de que el asegurador participe activamente en el proceso de resolución y concluyen que los países que disponen de bancos más sólidos son aquellos donde el asegurador tiene un rol prominente en la resolución bancaria (captado a través de la potestad de intervenir instituciones o la de revocar la membresía al fondo de garantía). No obstante el Asegurador de Depósitos tendría incentivos a resolver una institución demasiado temprano, probablemente antes de lo conveniente, de modo de minimizar las pérdidas para los depositantes y para el propio Fondo de Garantía. Para lograr entonces una toma de decisiones en forma oportuna, será imprescindible al menos contar con muy buenos mecanismos de coordinación de acciones y de compartir información entre el Supervisor, conocedor de la condición de las instituciones y el Asegurador, encargado de los procedimientos de Solución. Una posibilidad de atender esta preocupación es permitir al presidente de la COPAB participar en las reuniones del Comité de Regulación y Supervisión con voz pero sin voto, equiparando la potestad de participación del Supervisor en las reuniones del Directorio de la COPAB. Sería deseable que la COPAB tuviera cierta ingerencia en la decisión de cuándo intervenir, lo cual redundaría en menor costo para el FGDB. Podría preverse incluso que la decisión de cuándo intervenir sea compartida entre Supervisor y Asegurador, a través de la integración de comités, etc. Nótese que un esquema de funcionamiento a través de comités, es posible utilizarlo aún si se optara por no separar al Asegurador de Depósitos del Supervisor, que es el Banco Central del Uruguay, si se buscare una alternativa más eficiente que la planteada en el Proyecto de Ley. Para ello el Asegurador debería seguir con su status de dependencia desconcentrada del Banco Central tal como funciona en la actualidad, de modo de posibilitar la oposición de intereses. 29 Asimismo podría considerarse la implantación de acciones correctivas tempranas (PCA), es decir pautas preestablecidas de actuación ante la ocurrencia de ciertos disparadores vinculados al nivel de capitalización de la institución en cuestión 13 . ii. Conflictos de interés referidos a la asistencia financiera Por su parte es sabido que el prestamista de última instancia puede no tener incentivos a restringir la asistencia financiera que brinda al banco en dificultades en razón de que la misma se concede a tasas altas y con el respaldo de garantías de excelente calidad. Tal circunstancia le permitirá, en caso de que el banco asistido se insolvente, la recuperación total de los fondos prestados en detrimento de los derechos de los depositantes y del propio FGDB. En consecuencia, sería deseable que el asegurador de depósitos pudiese tener alguna incidencia también en las decisiones de asistencia de liquidez. El proyecto prevé que el Directorio del Banco Central del Uruguay decida el préstamo de última instancia con un informe favorable del Supervisor (Superintendencia de Servicios Financieros en el Proyecto). Se propone que tal decisión cuente también con opinión favorable de la Corporación de Protección del Ahorro Bancario, que en alguna medida representa a los depositantes, incorporando así la necesaria oposición de intereses. iii. Conflictos de interés al habilitar el funcionamiento de un banco, ante proyectos de fusiones, absorciones u otras transformaciones de instituciones, y ante la emisión y transferencia de acciones Al habilitar el funcionamiento de un banco o de una cooperativa de intermediación financiera, se debería contar con informe favorable de la COPAB, en tanto la nueva institución será un “cliente seguro” cuyos depositantes el Fondo deberá proteger, en razón de que la membresía al Sistema de Garantía de Depósitos se ha reglamentado como obligatoria en el Uruguay. La misma consideración de aprobación por parte de la COPAB merecen los proyectos de fusiones, absorciones u otras transformaciones de instituciones, además de la emisión y transferencia de acciones, a raíz de las modificaciones que estos eventos generan en el nivel de riesgos del Fondo. iv. Conflictos de interés ante planes de recomposición patrimonial Los planes de recomposición patrimonial a los que generalmente están sujetas las instituciones en dificultades deberían contar con la opinión favorable de la Corporación a quien le interesa que no se dilate la decisión de intervenir la institución de modo de no incrementar los costos de insolvencia. 13 Shim (2006) muestra que, bajo ciertas condiciones, es posible que la existencia de reglas de cierre compulsivo (PCA), combinadas con un aportaciones ajustadas a riesgo al Fondo de Garantía de Depósitos, acerquen la decisión de cierre al óptimo para la sociedad. 30 v. Obstáculos que impedirían el éxito de cualquier estrategia de resolución. La no disposición de adecuada información de la institución inviable por parte del Asegurador de Depósitos, que a veces es negada por los trabajadores de la misma, impedirá el diseño de cualquier estrategia de resolución. CONCLUSIONES Los bancos tienen un papel clave en la economía de los países en razón de su rol en el sistema de pagos, como trasmisores de política monetaria y por su actividad de intermediación que hace posible que un mayor número de proyectos convenientes para los países cuenten con financiamiento. La presencia de crisis bancarias de significación cada vez más frecuentes, con sus repercusiones perniciosas para la economía: efecto contagio, interrupciones en la cadena de pagos, retracción crediticia, pérdida de confianza y de estabilidad, ha concientizado a supervisores, prestamistas de última instancia y aseguradores de depósitos de la necesidad de contar con adecuados diseños de redes de seguridad financiera, que incidan en la prevención de crisis así como en la adecuada resolución de las mismas y de situaciones de insolvencia de instituciones individuales. Un integrante relevante de las redes de seguridad financiera lo constituye contar con mecanismos de resolución bancaria eficientes. En el caso uruguayo, la normativa vigente prevé que cuando una institución deviene en insolvente sea liquidada y se utilicen recursos del Fondo de Garantía de Depósitos para el pago de coberturas a los depositantes. El Proyecto de Ley actualmente a estudio en el Parlamento da un paso adelante en cuanto a disponer de mecanismos de resolución alternativos a la liquidación lisa y llana a cargo del Asegurador de Depósitos. En particular propone el esquema de resolución de “Banco Bueno - Banco Malo”. Sus beneficios comprenden mantener la unidad de negocios, cuidar la fuente laboral, preservar el ahorro y la cadena de pagos. En ese esquema el FGDB jugará un nuevo rol: ya no será solo una Caja de Pagos como hasta el presente sino que facilitará procesos de reestructuración de instituciones insolventes aportando recursos con un límite: no superando el monto destinado al pago de coberturas. Con el objetivo de incentivar la oposición de intereses entre los miembros de la red de seguridad y así asegurar una resolución temprana de bancos en dificultades, el Proyecto propone separar la agencia que administra el Fondo de Garantía y los mecanismos de resolución, del Supervisor, mediante la creación de la Corporación de Protección del Ahorro Bancario. La nueva agencia se crea por fuera del Banco Central, que continúa manteniendo las funciones de Supervisor y Regulador. Sin embargo la potestad de 31 decidir cuándo una institución debe ser sometida al Proceso de Resolución está asignada en exclusividad al Supervisor, sin ninguna participación del Asegurador. La literatura especializada y la experiencia empírica a nivel internacional según se ha visto, indican que el Supervisor tiende a posponer las decisiones de cierre. Queda entonces pendiente la consideración de temas que hacen a la eficiencia de la decisión temprana y oportuna de resolución de bancos, lo cual no estaría garantizado en la propuesta. El éxito de los nuevos mecanismos dependerá en gran medida de la posibilidad que tenga la nueva agencia de coordinar adecuadamente y de compartir información con el Banco Central del Uruguay, Supervisor y al mismo tiempo, Prestamista de Última Instancia. La presencia de obstáculos principalmente en lo que refiere a disponer de información para la conformación del “Banco Bueno”, que no puedan ser resueltos en el lapso de 90 días a partir del momento en que un banco insolvente se interviene, determinará inevitablemente que el FGDB continúe desempeñando el rol de Caja de Pagos y no se lograría los objetivos buscados en el Proyecto de Ley. 32 Bibliografía Andrews, Michael and Mats Josefsson. What happens after Supervisory Intervention? Considering Bank Closure Options. Bank Restructuring and Resolution. Edited by David s. Hoelshcer. Palgrave Macmillan ASBA (2006). Esquemas efectivos de Seguro de Depósitos y Prácticas de Resolución de Bancos. Basle Committee on Banking Supervision. Supervisory Guidance on Dealing with Weak Banks Beck, Thorsten and Luc Laeven (2006). Resolution of Failed Banks by Deposit Insurers. Cross Country Evidence. World Bank Policy Research Working Paper 3920, Bergara M. y J.A. Licandro (2004). 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