Carta de Constitución de Hôrin-ji

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Carta de Constitución de Hôrin-ji
La Rueda (Rin) del Dharma (Hô)
Las Enseñanzas del Buda o el Dharma son comparables a una rueda que se desplaza de
país en país adaptándose al entorno y a las inclinaciones kármicas de sus habitantes. Se
dice que las enseñanzas son como una rueda preciosa ya que en todos los lugares donde
se dan las enseñanzas, los habitantes tienen la posibilidad de controlar su espíritu
poniéndolas en práctica.
La Rueda del Dharma se puso en movimiento por primera vez en Sârnâth. Allí el Buda
enseño las cuatro Nobles Verdades sobre el sufrimiento.
Objetivo y los valores que sostienen el proyecto:
Hôrin-ji tiene por vocación reunir las personas a fin de adquirir y crear un lugar ejemplar
de vida, intergeneracional, tanto monástico como laico, abierto a toda persona o grupo
que deseen desarrollar, experimentar o promover las aspiraciones humanas más
elevadas a fin de contribuir al bien colectivo y a la dignidad del ser humano.
“Lugar ejemplar de vida” quiere decir aceptación incondicional de cuestionar el
funcionamientos, tanto personales como colectivos, fundados sobre esquemas
condicionados que son reflejo del miedo, egoísmo y provecho personal.
La “creación de un espacio intergeneracional” quiere decir incluir, todos aquellos que
deseen estar integrados en un proyecto de vida junto con otros. Compartir, en una
comunidad, se realiza en la cotidianidad de forma natural. Es inherente a nuestra
humanidad y a la relación de cada cual es capaz de establecer con los otros.
La comunidad implica una simplificación de nuestra vida y de la manera de como se vive
la relación respecto al Todo (nombrado “Naturaleza-Buda” en la tradición budista, la
“Fuente original” de nuestra humanidad). Sin caer en una utopia o un altruismo
imaginado, la comunidad debe ser “afectuosa” y explorar las cuestiones en que se basa
su creación: como la práctica se inscribe en la cotidianidad de todos, como se toman las
decisiones, como se reparte y utiliza o guarda el dinero, como son educados los jóvenes,
como se cuidan los mayores o los enfermos. . . como se ayuda a las personas en sus
necesidades (alimento, abrigo, pero fundamentalmente la necesidad de relación) y como
se restablece la confianza en uno mismo.
Hôrin-ji basa su acción sobre las enseñanzas de Buda y los valores transmitidos en el
seno de la escuela del zen Soto (y también en las enseñanzas transmitidas por el Maestro
Deshimaru): la práctica de la meditación, de la compasión, del don, del no-provecho
personal, la ayuda a las personas desfavorecidas, dolientes y el final de la vida. . .
Hôrin-ji desarrollará cualquier actividad que permita a sus miembros participar en el
florecimiento de una consciencia en harmonía con el entorno ecológico y humano y de
percibir las auténticas necesidades de los otros y de comprometerse a darles respuestas.
Dentro de este contexto “altruista” este lugar de vida desarrollará aciones comunitarias
derivadas de su Constitución como respuesta al espíritu de posesión y a la ignorancia de
los valores humanos fundamentales de los cuales sufre tanto el mundo hoy día.
Los siguiente objetivos son considerados en esta lista que no es exhaustiva:
• Desarrollar la práctica meditativa del zen (zazen) en la simplicidad, ofreciendo un lugar
propicio al recogimiento y al silencio
• Hôrin-ji abrirá su espacio de recepción a fin de poder organizar retiros (sesshin) para
todos aquellas y aquellos que se sienten motivados para la práctica del zen, coloquios,
estancias de creatividad artística y de trabajo corporal o cualquier otra actividad
susceptible de enriquecer la experiencia espiritual y humana.
• Acoger toda persona con sincero deseo de practicar los valores del budismo y participar
en las tareas comunitarias en función de sus medios financieros y de sus capacidades
personales
• Organizar la vida monástica de aquellos y aquellas que quieren permanecer largos
periodos involucrándose en la vida de este lugar participando en su funcionamiento y en
su desarrollo
• Proteger la tierra, el parque, los bosques, los espacios naturales, los caminos de acceso
y paseos en harmonía con la naturaleza, en el marco de una ecología cuidadosa de la
vida en todas sus formas, salvaguardando la cualidad natural del espacio y de sus
recursos de manera austera, limpia y creativa.
• Ofrecer una agua de cualidad y comprometerse a sanear las aguas usadas sin retornar
las materias contaminantes para el entorno. Practicar el reciclado sistemático.
• Preservar la cualidad de la noche y de la bóveda celeste utilizando luces interiores y
exteriores respetuosas con el cielo nocturno.
• Mantener los edificios adquiridos escogiendo los materiales más “limpios” y adoptando
soluciones que generen bienestar, confort y ahorro, con los menores y los más
estudiados.
• Mejorar las condiciones de acogida de sus miembros y grupos amigos, así como de los
visitantes ocasionales y de las personas que deseen pasar temporadas más largas
(cualidad de alojamiento, de sanitarios, de medios de calefacción, lugares de descanso,
acceso de discapacitados... ).
• Proponer soluciones, tanto para las viviendas como para su funcionamiento, en la
construcción de los nuevos edificios que se desearán crear, pidiendo a personas
competentes una ayuda a nivel de concepción, de realización, de logística y de toda otra
necesidad que se presente.
• Ayuda en la puesta a punto, juntamente con las autoridades locales, departamentales y
regionales, de las estructuras necesarias para sus objetivos como son: casa(s) para
personas mayores (si es posible hasta la medicalización y fin de la vida), universidad y
centro de documentación budista, casa de artes “zen”, artesanía, elaboración de
productos alimentarios;...
• Promover una alimentación de acuerdo con los principios de salud y higiene de la vida,
priorizando los productos biológicos y biodinámicos. Explotar la tierra para la producción
de verduras, cereales y otros productos cultivables sin usar pesticidas y herbicidas u
otros productos perjudiciales.
• Informar, publicar, distribuir todo aquello que pueda ser útil para cumplir los objetivos
• Administrar el capital disponible para: acciones transparentes y en armonía con una
economía ética, libre de influencias de mercados financieros y, una relación privilegiada
con los bancos cooperativistas u organismos financieros solidarios.
• Toda otra actividad económica que permita promover sus objetivos no lucrativos.
Personas involucradas:
Los fundadores y inversores.
Los fundadores aportan el capital necesario al comprar. Pueden ser residentes o no
según su deseo.
En 5 años (a precisar) pueden decidir retirarse (revendiendo obligatoriamente su
aportación a personas de la sangha o a la Sarl que dispondría de medios) o pueden
donar, pasado este plazo si consolidan su decisión, a la entidad jurídica que se hará
propietaria del capital financiero que aportaron (congregación, asociación religiosa o
Fondo de donaciones).
Los fundadores residen en el centro en un alojamiento independiente, según su
conveniencia y la disponibilidad de uno de los edificios ya existentes (asignación de las
viviendas en concentración). Igualmente aseguran el pago mensual (a determinar) para
cubrir las necesidades cotidianas en el marco colectivo (alimentación y cargas
correspondientes a la gestión de su alojamiento: impuestos, energía . . .)
Los inversores o residentes de larga duración pueden hacer un don “manual” o un legado
a la entidad jurídica propietaria del lugar, para la construcción de una vivienda para su uso
u otro destino que será decidido en el Consejo.
Al igual que los fundadores, los residentes pagan una suma mensual (a determinar) para
la cobertura de las necesidades cotidianas y cargas comunes. El don manual (o legado a
su muerte) revertirá a propiedad de la asociación religiosa o de la Congregación o Fondo
de donaciones.
Los residentes
Monjes y monjas
Deciden de vivir al servicio de la comunidad, cualquiera que sea su edad, por períodos de
larda duración (de 1 a 5 años o más) y se comprometen a no dejar el lugar antes del fin
del periodo decidido. Se alojan en el “sector de los monjes” o en el “sector de las monjas”
y siguen las reglas precisadas en el reglamento moral y ético que firman a su llegada.
Aseguran todas las tareas asociadas a la práctica del zen en el dojo y los lugares de
culto, ofrecen a los visitantes iniciaciones a la práctica, hacen posible la meditación
cotidiana o durante las sesshines y ceremonias y también se desplazan a los dojo y
centro cercanos.
Se ocupan de las funciones que permiten a la comunidad vivir diariamente (cocina,
intendencia, limpieza, mantenimiento de las zonas verdes y del huerto, mantenimiento de
elementos materiales, trabajos de mejoras de la vivienda...) recibiendo ayuda para estas
tareas de los visitantes temporales.
Tienen a su cargo la ayuda a las personas mayores para permitirles continuar la práctica,
la ayuda en sus desplazamientos, su aseo, su actividad cotidiana, su ocio y toda la
problemática relacionada con la vejez. Para ello deberán recibir una formación
especializada por parte de profesionales de la salud y la 3ª edad. Este servicio a personas
ancianas puede ser objeto de remuneración en el marco de un estatuto “religioso”
cubierto por una caja especial (Cavimac) que garantiza la cobertura social y el derecho a
una jubilación.
Laicos
Ciertos laicos, simpatizantes con objetivos de Hôrin-ji y con práctica del zen pueden
invertir en un alojamiento (estudio, apartamento o casita) y hacer de ella su residencia
principal o secundaria. Este alojamiento será propiedad e la Sarl o de la Congregación (a
la cual podrán hacer donación del importe del capital) pero tendrán pleno derecho de
utilizarlo durante todo el año o parcialmente (según acuerden con los responsables).
Personas mayores
Estas son las personas y practicantes de zen que han sobrepasado la edad de la
jubilación y que desean continuar practicando la vía del zen en el seno de una comunidad
de practicantes (Sangha). Su participación financiera dependerá de sus medios
financieros.
• Disponiendo de fondos personales y de una pensión, estas personas pueden invertir en
un alojamiento o una casita para ellos (que, a su muerte, será propiedad de la
asociación religiosa o de la Congregación) vivir allí, y asegurar cada mes el pago de los
gastos correspondientes a su residencia y a la ayuda que reciben (según las escalas de
valoración de las minusvalias vigentes en la legislación). Pero ellas también participaran,
según sus posibilidades físicas y intelectuales, a la vida cotidiana de la comunidad.
• Disponiendo simplemente de una jubilación o de una pensión, estas personas revierten
parte de ella (a determinar en cada caso) a la comunidad (esto permite remunerar a las
personas que están a su servicio). Participan igualmente en las tareas cotidianas y a la
vida del centro en la medida de sus capacidades.
• Si no disponen de ingresos importantes, estas personas pueden residir en el centro
según las condiciones individuales a determinar con los responsables.
El centro Hôrin-ji contempla en sus objetivos a largo plazo, construir unas estructuras
adaptadas a las personas al final de la vida y a la movilidad reducida o a la capacidad
disminuida.
Estas estructuras, que se concretizan en un edificio adaptado, funcionarán con arreglo a
los estatutos de casas medicalizadas y estará a cargo, en la medida de los posible, de la
comunidad de monjes y monjas en conformidad con los requerimientos legales. En caso
de insuficiencia profesional se llamará a personal exterior especializado (médicos,
enfermeras y paramédicos, los servicios de cuidados cotidianos y animación estarán en
manos de los monjes, monjas y otras personas de la comunidad aptas para hacerlo.
En este contexto de casa medicalizada, puede pedirse ayuda logística y financiera
(subvenciones) a las autoridades locales y regionales.
Visitantes
Todos aquellos y aquellas que se adhieran a los objetivos de Hôrin-ji y de la asociación
Tenbôrin son bienvenidos a este lugar. Participan en las tareas colectivas y en la
organización de la vida cotidiana en la medida de sus capacidades físicas y pagan un
precio (mensual o diario) determinado por los responsable del centro.
La actividad y la acogida está a cargo de la asociación Tenbôrin, que es el organizador de
la residencia y de las actividades del programa.
Son visitantes:
• Los amigos de los que viven en el centro (familia, parientes, amigos . . .) incluso si no
practican zen.
• Aquellos y aquellas que vienen para retiros (sesshin) o otras actividades en el programa
de Hôrin-ji (coloquios, formaciones diversas, talleres . . . ).
• Aquellos y aquellas que deseen retirarse por un tiempo más o menos largo.
Estos estatutos serán completados ulteriormente por un reglamento interior que precisará
la relación entre las diferentes entidades morales y las personas físicas.
También es muy importante definir lo que es el Consejo Espiritual (de la asociación
religiosa o de la congregación), quien presidirá las ordenaciones y salvaguardará la
perpetuidad de este centro de vida (composición y renovación, funcionamiento y reglas
relacionadas con la toma de decisiones, articulación (relación a establecer) entre Sarl,
asociación religiosa Tenbôrin y congregación Hôrin-ji...
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