Año XXVI - Nº 262 - Abril 2011 REVISTA DE MÚSICA Año XXVI - Nº 262 - Abril 2011 - 7 € DOSIER Música y Risorgimento ENCUENTROS Susan Graham ACTUALIDAD John Williams Bejun Mehta reportaje El mercado de las grabaciones de música clásica REFERENCIAS Nocturnos de Chopin 262-Pliego 1 23/3/11 10:33 Página 1 AÑO XXVI - Nº 262 - Abril 2011 - 7 € OPINIÓN CON NOMBRE PROPIO 2 150 años de Italia en dos orillas Los otros John Williams 6 Verdi y los nuevos valores Bejun Mehta Carmelo Di Gennaro Pablo J. Vayón 10 AGENDA 16 ACTUALIDAD NACIONAL 38 50 Paolo Petazzi Susan Graham Rafael Banús Irusta El mercado de las grabaciones de música clásica I Mark Wiggins EDUCACIÓN Juan Antonio Gordón SCHERZO DISCOS 110 ESTUDIO Eduardo López Banzo 55 104 ENCUENTROS ENTREVISTA Discos del mes 100 La música instrumental y el dominio de la ópera ACTUALIDAD INTERNACIONAL 54 96 Marco Leo David Rodríguez Cerdán 8 90 Angelo Pantaleoni Joan-Albert Serra 114 120 JAZZ Sumario DOSIER Música y Risorgimento 89 Pablo Sanz 122 LA GUÍA 124 CONTRAPUNTO Norman Lebrecht 128 Colaboran en este número: Javier Alfaya, David Álvarez Vázquez, Julio Andrade Malde, Roberto Andrade Malde, Íñigo Arbiza, Rafael Banús Irusta, Emili Blasco, Alfredo Brotons Muñoz, José Antonio Cantón, Carmelo Di Gennaro, Pierre Élie Mamou, José Luis Fernández, Fernando Fraga, Germán Gan Quesada, José Antonio García y García, Juan García-Rico, Juan Antonio Gordón, José Guerrero Martín, Fernando Herrero, Bernd Hoppe, Norman Lebrecht, Marco Leo, Fiona Maddocks, Bernardo Mariano, Santiago Martín Bermúdez, Joaquín Martín de Sagarmínaga, Enrique Martínez Miura, Blas Matamoro, Barbara McShane, Erna Metdepennighen, Juan Carlos Moreno, Antonio Muñoz Molina, Rafael Ortega Basagoiti, Javier Palacio, Angelo Pantaleoni, Josep Pascual, Enrique Pérez Adrián, Javier Pérez Senz, Paolo Petazzi, Xavier Pujol, Francisco Ramos, Elisa Rapado Jambrina, Arturo Reverter, Pablo L. Rodríguez, Barbara Röder, David Rodríguez Cerdán, Leopoldo Rojas-O’Donnell, Pablo Sanz, Joan-Albert Serra, Bruno Serrou, José Simó, Franco Soda, Christian Springer, José Luis Téllez, Asier Vallejo Ugarte, Claire Vaquero Williams, Pablo J. Vayón, Juan Manuel Viana, José Luis Vidal, Albert Vilardell, Reinmar Wagner, Mark Wiggins. Traducciones: Rafael Banús Irusta y Blas Matamoro (alemán) - Enrique Martínez Miura (italiano) - Barbara McShane (inglés) Amparo Molero (portugués) - Juan Manuel Viana (francés) Impreso en papel 100% libre de cloro PRECIO DE LA SUSCRIPCIÓN: por un año (11 Números) España (incluido Canarias) 70 €. Europa: 105 €. EE.UU y Canadá 120 €. Méjico, América Central y del Sur 125 €. Esta revista es miembro de ARCE, Asociación de Revistas Culturales de España, y de CEDRO, Centro Español de Derechos Reprográficos. SCHERZO es una publicación de carácter plural y no pertenece ni está adscrita a ningún organismo público ni privado. 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En lo que se refiere al interés del común de los mortales, entre los que hay también personas inteligentes, se echa de menos, por ejemplo, algún título de Haendel, Verdi, Puccini, Donizetti, Bellini, Rossini o Wagner —el que hay es en versión de concierto. ¿Por qué? Pues porque gustan a la audiencia y el Real es un teatro público, que ha costado mucho dinero y que pide una programación equilibrada. La de Mortier no lo es. Ni siquiera verdaderamente interesante. Tampoco realmente provocadora, y “exigente”, como él mismo afirmó en la presentación de la misma, sólo en la medida en que sus títulos más conocidos no son de los que arrebatan al respetable que no está por compartir la vehemencia educadora de un director artístico que parece pensar, ante todo, en ser fiel a una trayectoria personal cuya permanente evocación ya cansa un poco. Comienza la temporada con una producción ajena, cuando el Real solía hacerlo con una nueva y propia. Y es una Elektra que unir a las dos que ya se han dado en el teatro anteriormente. Lo mismo cabe decir de La clemenza di Tito, por mucho que sea el “Teddy Bear” de Mortier, como él mismo asegura, o de una Pelléas et Mélisande que se dará en la misma temporada en el Liceo. Cyrano es un título menor que cuenta, eso sí, con un gran protagonista con no menor mando en plaza. Lady Macbeth de Mtsensk —en magnífica producción holandesa— y el programa doble Iolanta-Perséphone a cargo de Peter Sellars y en producción propia, serán, previsiblemente, lo más interesante de la temporada. Rienzi y Don Quichotte se darán en versión de concierto. Veamos lo pretendidamente novedoso. Ainadamar de Golijov es un siglo XXI asumible por cualquiera pero que no debiera haberse anticipado a otros nombres aún inéditos entre nosotros, de Zimmermann a Saariaho. Lo de Antony —Vida y muerte de Marina Abramovic— pertenece a otro negociado, ese en el que rock y cultureta se entrecruzan sin desdoro. El espectáculo sobre Verdi —Ch(o)eurs— es una incógnita y seguramente lo sean menos esas orquestaciones de Monteverdi —Poppea e Nerone— que remiten a épocas pasadas. Además, Boesmans no es Henze. No hay ni un solo título español — en ello Mortier es coherente—, ni viejo ni nuevo, ni recuperación ni estreno, por primera vez en la historia de un teatro que contempla en sus estatutos la obligación de apoyar el género escrito en España no sólo el referido a ella, coartada de Mortier que queda algo falta de rigor dialéctico. I due Figaro fue escrita por Mercadante para Madrid pero lo importante, y la razón última de su traída, es que lo dirigirá Muti en gira. De esta primera propuesta de Mortier casi la mitad parece más bien la de una programación complementaria a realizar en un espacio más o menos alternativo. Se mantiene el excelente proyecto pedagógico y se pierde el ciclo de Grandes Cantantes, mientras se añaden unas Noches del Real que no presentan novedades dignas de mención, pues Gergiev, Jaroussky, Marriner o… Frühbeck de Burgos son huéspedes habituales de nuestros auditorios. Se prefiere, pues, el sistema de aluvión frente al de articulación de la actividad en torno a la propia temporada de ópera. Es más fácil hacerlo así pero también menos enriquecedor. Quizá tengamos que escuchar que no hemos entendido nada o que los españoles no toleran que nadie de fuera les de lecciones, que no somos conscientes de lo mala que es nuestra música o de la incompetencia de nuestros cantantes. Son opiniones, como ésta acerca de una temporada decepcionante, desequilibrada, que amaga y no da, que ignora al aficionado medio —que, curiosamente, paga por ver lo que le gusta y lo que le gusta no parece que sea intrínsecamente deleznable— y que no acabará por catequizar a nadie, pues la idea de atraer a los jóvenes con presencias que han amortizado hace tiempo es un tanto cándida: ¿no sirve la ópera, tratada con las herramientas del presente, para eso mismo? Apostó fuerte el Teatro Real y el resultado, por ahora, no entusiasma lo más mínimo. Las hemerotecas no mienten y aquél del que se dijo que no era un teatro de referencia puede convertirse, a este paso, en periférico. 262-Pliego 1 23/3/11 13:11 Página 3 OPINIÓN La música extremada ECOS DE HUNGRÍA Diseño de portada Argonauta Foto portada: Marco Borggreve Edita: SCHERZO EDITORIAL S.L. C/Cartagena, 10. 1º C 28028 MADRID Teléfono: 913 567 622 FAX: 917 261 864 Internet: www.scherzo.es E mail: Redacción: redaccion@scherzo.es Administración: revista@scherzo.es Presidente: Santiago Martín Bermúdez REVISTA DE MÚSICA Director: Luis Suñén Redactor Jefe: Enrique Martínez Miura Edición: Arantza Quintanilla Maquetación: Iván Pascual Secciones Discos: Luis Suñén Educación: Pedro Sarmiento Jazz: Pablo Sanz Libros: Enrique Martínez Miura Consejo de Dirección: Javier Alfaya, Manuel García Franco, Santiago Martín Bermúdez, Enrique Pérez Adrián, Pablo Queipo de Llano Ocaña, Arturo Reverter Departamento Económico: José Antonio Andújar Departamento de publicidad Cristina García-Ramos (coordinación) cristinaramos@scherzo.es Magdalena Manzanares magdalena@scherzo.es Relaciones externas: Barbara McShane Suscripciones y distribución: Choni Herrera suscripciones@scherzo.es Colaboradores: Cristina García-Ramos Impresión GRÁFICAS AGA Depósito Legal: M-41822-1985 ISSN: 0213-4802 Scherzo Editorial, S. L. , a los efectos previstos en el artículo 32.1, párrafo segundo del vigente TRLPI, se opone expresamente a que cualquiera de las páginas de Scherzo-Revista de música, o partes de ellas , sean utilizadas para la realización de resúmenes de prensa. Cualquier acto de explotación (reproducción, distribución, comunicación pública, puesta a disposición, etc.) de la totalidad o parte de las páginas de ScherzoRevista de música, precisará de la oportuna autorización, que será concedida por CEDRO mediante licencia dentro de los límites establecidos en ella. © Scherzo Editorial S.L. Reservados todos los derechos. Se prohíbe la reproducción total o parcial por ningún medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopias, grabados, o cualquier otro sistema, de los artículos aparecidos en esta publicación sin la autorización expresa por escrito del titular del Copyright. E l gran argumento musical de la primavera pasada en Nueva York fue Stravinski y lo propuso Valeri Gergiev, aunque tuvo ramificaciones diversas por toda la ciudad. El de esta primavera es Hungría, y quien lo ha puesto en marcha ha sido Esa-Pekka Salonen. El año pasado pude asistir al cierre del festival Stravinski con una Consagración de la primavera que por encontrarme en la primera fila del patio de butacas alcanzó proporciones sísmicas. Salí de allí con una inquietante sospecha de incitación a la barbarie de la que más tarde me disuadió mi querido Benet Casablancas: en la Consagración, me explicó él, hay más de folclore pastoral ruso que de violencia moderna, y quizás mi lugar en la sala y la vehemencia excesiva de Gergiev me habían sobresaltado más de lo debido. Este año he sido más previsor y he encontrado buenos sitios con anticipación para casi todos los conciertos de estos Hungarian Echoes que ha ideado Salonen, y que tuvieron un preludio seguramente involuntario cuando la Orquesta de Cleveland terminó uno de sus conciertos de febrero en el Carnegie Hall con la Música para cuerda, percusión y celesta. Escuchar a Bartók en Nueva York, como escuchar a Mahler, tiene un poderoso añadido emocional. Para los dos esta ciudad tuvo algo de promesa no cumplida y de aproximación a la muerte. Escuchar a la Filarmónica es sumergirse en una tradición sonora que Mahler ayudó a definir. Cuando salgo del metro y voy hacia el Carnegie Hall paso junto al edificio donde vivió sus últimos años Béla Bartók. Quizás por eso conmueve más que el nombre de Bartók esté tan presente en los ecos húngaros de esta primavera. Escucharemos el Tercer Concierto de piano, el Mandarín maravilloso, el inagotable Barbazul. Hace unos días Esa-Pekka Salonen inauguró su largo relato musical con un argumento irrefutable: el Concierto para orquesta. Pero previamente, en la misma sesión, habíamos escuchado una sinfonía breve y fulgurante de Haydn, Le matin, y luego el concierto de piano de otro gran raro húngaro, Ligeti. El hilo narrativo era la novedad: programar es argumentar, y Salonen nos mostró que el hilo de la noche era la novedad de cada música, incluida la de Haydn, porque en su momento, en los primeros tiempos de su larga carrera en la corte de los Esterházy, la escritura orquestal de Haydn, que a nosotros nos parece puro clasicis- mo, fue una estimulante innovación, quizás no menos chocante para los oídos contemporáneos que el concierto de piano de Ligeti que vino tras ella. Tenía que haber tocado como solista Pierre-Laurent Aimard, que es una presencia habitual y siempre prometedora en Nueva York, pero se puso enfermo y lo sustituyó en el último momento un excelente pianista italiano cuyo nombre lamento ahora no recordar. ¿No es Ligeti ya igual de clásico que Haydn, que el Bartók del Concierto para orquesta? Y no porque su rareza haya sido asimilada, sino porque hay en su música una majestad irrefutable, una poesía sonora tan inquietante, tan exótica, como la que encontró Bartók en las armonías y los ritmos de la tradición popular húngara y rumana, en el idioma mismo que hablaba. Y que para Esa-Pekka Salonen tiene una resonancia familiar: el húngaro y el finés son dos rarezas emparentadas en medio de los idiomas europeos, explica en una entrevista en el New York Times. Eso le hace a uno aguardar con más impaciencia el día que Salonen dirija a la Filarmónica en los misterios fonéticos del Barbazul. Antonio Muñoz Molina 3 262-Pliego 1 23/3/11 10:33 Página 4 OPINIÓN Música reservata EN LAS HELADAS AGUAS DEL CÁLCULO EGOÍSTA E 4 l 16 de junio de 1771, el joven Werther describe a Wilhelm, el amigo que editará sus cartas, su arrobo al ver bailar a Lotte, y cómo, tras coincidir en el paso de un minuetto, le solicita la segunda contradanza, cómo la muchacha le concede la tercera y cómo le confiesa que le entusiasmaba el “baile a lo alemán” (“sie herzlich gern deutsch tanzte”) que estaba de moda, informándole luego de que su caballero valsaba mal (“mein Chapeau walzt schlecht”) y que, con el permiso de él, gustosamente sería su dama. En su sencillez, la descripción de los sentimientos del protagonista es una de las más conmovedoras metáforas del éxtasis amoroso. Werther recuerda cómo, en el vértigo del baile, “nie ist mir’s so leicht von Flecke gegangen. Ich war kein Mensch mehr. Das Liebeswürdigste Geschöpf in den Armen zu haben und mit ihr herumzufliegen wie Wetter, daß alles ringsumher verging”: “nunca me sentí más lejos de la tierra. Ya no era un hombre. Tener en los brazos a la más amable de las criaturas y volar con ella girando como el viento hasta olvidar cuanto nos rodeaba…”. Charlotte y Werther se enajenan bailando “a la alemana” y de la descripción se deduce la naturaleza rotatoria de su danza. Es la primera vez en la literatura germánica que aparece el verbo walzen con ese sentido. Eine Walze es un cilindro, y ésa es también la forma de la pieza interna de un Drehorgel, un organillo, un Walzorgel (un organo de barbaria como el representado en el tercer acto de Lulu, no un aristón, ni un piano de manubrio). Wälzen significa girar, enrollar, arrollar…: la nueva danza carece todavía de nombre. Lotte y Werther bailan un vals, la música de moda, la música que se convertirá, que se ha convertido ya, en el símbolo mismo de la sentimentalidad burguesa, esa sentimentalidad que en 1771 se invoca como un signo de autenticidad revolucionaria frente a la frivolidad de ese mundo rococó que se desmorona y en el que se inscribe. Sin nombre todavía, el vals aparece en ese pasaje memorable emergiendo entre la contradanza (inglesa) y el minuetto (francés) para proponer un universo nuevo (y autóctono). Werther no es sólo el texto augural del Sturm und Drang: es la primera novela alemana strictu sensu. La danza inicia en ella una página nueva de la historia. El vals transita desde la rusticidad del baile popular (el Ländler de Baviera y Austria presente en lugar del normativo minuetto en alguna sinfonía de Haydn y de Schubert, pero también en las de Bruckner y de Mahler) hasta los círculos urbanos en que su forma se estiliza. Es un torbellino que el estatus contempla con prevención: son conocidos los textos que, con una severidad que pretende hacerse pasar por científica, describen los supuestos trastornos que de su ejercicio se derivan: en 1797 se publica en Halle un opúsculo titulado Beweis dass das Walzen eine Hauptquelle der Schwäche des Körpers und des Geistes unserer Generation sey (prueba de que el valsar es una fuente principal de la debili- dad del cuerpo y el espíritu de nuestra generación). En los años cincuenta podían leerse cosas parecidas a propósito del entonces neonato rock and roll. El vals: significante musical del romanticismo. Es la primera danza en que la pareja baila abrazada, y de ahí su connotación pecaminosa, heraldo de la liberalidad de las costumbres: es un rasgo magistral que Verdi, en el primer acto de La traviata, adopte el compás ternario a partir del brindis (que, más allá incluso de su arrebatadora belleza melódica, es un vals de sorprendente configuración asimétrica, con frases de 10 compases distribuidos como 6+4) y no lo abandone hasta la conclusión, con el frenético hedonismo del Sempre libera. Con deliberado anacronismo Strauss explotará su pregnancia simbólica al evocar la Viena de Maria Theresia con la música de la de Sissi en Der Rosenkavalier, tras haberlo empleado en la danza de Salome y en el final de Elektra. El vals se convirtió en la primera danza moderna en pasar al universo sinfónico, con la Aufforderung zum Tanz de Weber. Berlioz le otorgaría una visionaria función argumental en la Symphonie fantastique, y Chaikovski, en cuyos ballets hay valses inolvidables, realizará un aporte de extrema originalidad al incluir uno en 5/4 en la Patética. Otros, como Sibelius, lo recrearán desde una perspectiva inolvidablemente melancólica (Billy Wilder lo utilizó magistralmente como música diegética en la crepuscular Fedora): Chopin no es ajeno a esas visiones fantasmales. La magnificencia vienesa que el vals evoca mostrará su reverso en piezas como el Scherzo de la Quinta mahleriana, en que la danza se descoyunta de manera brutal. Schoenberg, en la quinta de sus Klavierstücke op. 19, lo disuelve en un tornasol y Berg, en Reigen, la segunda de sus Drei Orchesterstücke, lo convierte en una tumultuosa pesadilla. El esplendor de antaño se manifiesta como escombro: el de la propia ciudad bombardeada en La valse, la única obra expresionista de Ravel. Otros ámbitos: Stravinski y su irónica (y exquisita) caricatura bitonal en su Suite nº 2 y Khachaturian, en su música incidental para Maskerade, que incluye un vals sombrío y obsesivo cuya impronta va mucho más allá de su romanticismo. El vals, símbolo revolucionario en 1774, es hoy protagonista de acontecimientos como el Neujahrskonzert vienés, de irrebatible calidad, pero cuyo papel farisaico (por recordar el término empleado por Schumann) también resulta incuestionable. La Empfindsamkeit, el sentimentalismo de Werther, tenía un valor reivindicativo. Tras institucionalizarse la revolución burguesa, se trasmutó en parte sustancial de la ideología dominante: el mundo que Marx describiera en la admirable frase que titula esta nota (y que, inicialmente, Buñuel pensó utilizar en vez de Un perro andaluz). El vals es, también, una metáfora de la Historia. José Luis Téllez 262-Pliego 1 23/3/11 10:33 Página 5 OPINIÓN Prismas HOMENAJE A JOSEP SOLER N o sé si alguien ha pensado en hacerle un homenaje a Josep Soler. La verdad es que no estaría nada mal. Los premios más importantes de este país, el Nacional de España y el Tomás Luis de Victoria, han ayudado en dar a conocer a un compositor excepcional que además es un hombre íntegro, esa cosa cada vez más rara en nuestra sociedad. Tiene setenta y seis años, lo cual es una edad digamos que avanzada; es decir, que se ha esperado mucho para conceder esos dos premios que hace años que debían haberse concedido. Pero trataré de no caer en la trampa de la queja y menos en esa máscara tan hispánica llamada la solemnidad. Que se me permita hacer una reflexión personal. Estoy muy contento de haber sido yo el que trajo a Soler a escribir en esta revista por recomendación de un hombre que admiramos tanto él como yo, que se llamaba Ramón Barce, a lo que tengo que añadir el entusiasmo de otro espléndido compositor, Carlos Cruz de Castro. Ellos, Ramón y Carlos, un viejo disco de obras de Soler editado en Holanda hace ya muchos años, con orquesta dirigida por Edo de Waart, más una grabación tomada de la BBC en Londres en 1981 con canciones suyas, de Joaquim Homs y de Roberto Gerhard, en la voz de Jane Manning y con el acompañamiento del Nash Ensemble, me abrieron de par en par las puertas de una obra no sólo musical sino también literaria. Luego, como una especie de reivindica- ción, vino el Concierto Aniversario de esta revista con su soberbio Quinteto con piano en las manos maestras del Cuarteto Quiroga y de Javier Perianes. No tengo mucho más que añadir ahora, que estoy de despedida. Hacer una reverencia ante mis lectores como señal de agradecimiento por haberme aguantado más de una vez mis malos humores. En realidad, se trata de que veinticinco años son demasiados para seguir escribiendo en una revista que los cumplió, como ustedes lo saben, hace menos de un año. Así que me voy sin nostalgia y un poco cansado, aunque seguiré escribiendo, pero de otra manera y con otro destino. Les digo ¡hasta luego! Au revoir! Javier Alfaya ORQUESTA BARROCA DE SEVILLA ACTIVIDADES ENERO-JUNIO 2011 www.orquestabarrocadesevilla.com Ciclo de Músicas Históricas Convento de Santa Clara Temporada OBS 23-II Accademia del Piacere 23-III Juan Carlos Rivera 30-III Affecti Armonici 06-IV Solistas de la OBS 13-IV Lucy van Dael, violín & Tercia Realidad 11-V Els Sonadors 18-V Accademia Bizantina 01-VI OBS & Enrico Casazza 08-VI Wilbert Hazelzet, traverso & Passamezzo Antico 15-VI Andoni Mercero, violín & Giorgio Paronuzzi, clave Conciertos de la OBS Enero: Marchena, Osuna, Estepa, Sevilla Marzo: Sevilla (FeMÁS) Abril: Cuenca y Lugano (Suiza). Actividades didácticas "Regreso al pasado".5, 6, 8, 25 y 26. Alcalá de Guadaira. Mayo: Sevilla (Ópera en la Maestranza) Discografía: Salida al mercado de los siguientes discos: Pardiobre: obras de Iribarren con Marta Almajano, Lluis Vilamajó y Alfredo Bernardini Sinfonías de Carles Baguer: obras de Carles Baguer con Manfredo Kraemer Sinfonías de F.J. Haydn con violoncello obligado: con Christophe Coin Giuliano Carmignola Giuliano Carmignola , solista y director en un programa con obras de Mendelssohn y Schubert. FeMÁS 2011 Diego Fasolis Diego Fasolis dirige la Pasión según San Mateo de J.S. Bach en Lugano (Suiza) Enrico Onofri dirige la ópera Orfeo y Eurídice de Gluck en el Teatro de la Maestranza de Sevilla (con C. Mena, R. Invernizzi y M.C. Kierh) Gustav Leonhardt Enrico Onofri Gustav Leonhardt dirige Cantatas de Bach en la Semana de música religiosa de Cuenca 5 262-Pliego 1 23/3/11 10:34 Página 6 CON NOMBRE PROPIO JOHN WILLIAMS Kevin Winter PROPIO CON NOMBRE El hombre de las muchas músicas A 6 sus 79 primaveras, el compositor John Williams puede presumir de oro, de fama y de gloria, pero no de haber sido justamente reconocido. Su arte suele medirse por los millones que han recaudado sus blockbusters, por el número de nominaciones a los Óscar que ostenta —¡cuarenta y cinco!— o por un puñado de icónicas melodías, pero el verdadero calado de su imaginario estético no se agota en la aleta de un escualo, en el látigo de cierto arqueólogo o en la varita de un mago imberbe. Me pregunto, por ejemplo, ¿quién conoce a ese John Towner (John Towner Williams) que a finales de los 50 se gana la vida con bolos de jazz o grabando su electrizante pianismo estilo Tatum en los surcos de Kapp y Blue Note mientras arregla, orquesta y dirige partituras a caballo entre Broadway y Hollywood? ¿O quién recuerda a aquel prometedor Johnny Williams que, ya en plena era del cátodo, le da una vuelta de tuerca a la música ligera de Mancini o Bacharach colando fugas y marchas barrocas 262-Pliego 1 23/3/11 13:19 Página 7 CON NOMBRE PROPIO JOHN WILLIAMS Madrid. Auditorio Nacional. 10-IV-2011. Coro y Orquesta Nacionales de España. Director: George Pehlivanian. Obras de Williams. entre swings y bossanovas? Me barrunto, ya puestos, si alguno de ustedes le ha hincado el oído a ese John Williams pregaláctico que hace cine con Alfred Hitchcock, Robert Altman o Arthur Penn; me refiero al Williams faulkneriano de Los rateros, al vanguardista de Imágenes, al sórdido Williams de Missouri… ¿Y qué me dicen de ese Williams enamorado de los árboles y la mitología, autor de al menos media soberbia docena de conciertos y de un desventurado musical titulado Thomas and the King? ¿O del Williams que, tocado con pajarita, dirigirá a la Boston Pops entre 1980 y 1993 en cientos de conciertos y docenas de grabaciones digitales que acopian la mejor música ligera de su país? Pero apuesto a que les habrán presentado al John Williams que, durante el verano de 1975, se dedica a aterrorizar a medio mundo con un pavoroso semitono acuático (Tiburón); el mismo que dos años más tarde torcerá los renglones de la música cinematográfica al reprocesar el repertorio sinfónico para la primera entrega de la saga galáctica de George Lucas (La guerra de las galaxias) mientras con la zurda se arrima al modernismo centroeuropeo (Encuentros en la tercera fase). Probablemente les suene también ese Williams neorromántico que entre 1978 y 1984 rubrica con la Sinfónica de Londres —o sin ella— unos discursos incidentales con fuerte regusto a poema sinfónico (Superman, Drácula, La furia, El imperio contraataca, E. T. El extraterrestre), que recibe comisiones para ceremonias oficiales (suyas son las sintonías de los Juegos Olímpicos de 1984, 1988 y 1996) y numerosos encargos de concierto cuyas intenciones estéticas están en las antípodas de su verbo cinematográfico. Y hasta es posible que hayan oído hablar del John Williams que a finales de los ochenta pasa de puntillas por la era del sintetizador mientras va recalibrando su propio estilo con una imaginación pródiga en coloraciones y leitmotivs (Las brujas de Eastwick, Indiana Jones y la última cruzada, J. F. K., Hook). Me temo, no obstante, que poca noticia tendrán de ese Williams barbicano que tras ganar su quinto Óscar por La lista de Schindler decide juntar sus dos “yoes” creativos (el “absoluto” y el “aplicado”) en unas composiciones cinematográficas de gran solvencia concertística (Siete años en el Tíbet, Atrápame si puedes, Memorias de una geisha) y unas obras de concierto de indudable aliento cinematográfico (Concierto para trompeta, Call of the Heroes) que remata con insólitos virajes armónicos (Sleepers, Nixon, el ciclo Seven for Luck), prolijas orquestaciones (El mundo perdido, Soundings) y un discurso crepuscular que favorece el contrapunto camerístico y la caligrafía de los solistas (Las cenizas de Ángela, Dúo para violín y viola). Y ahora díganme: ¿por qué John Williams me estaban preguntando? David Rodríguez Cerdán FILMOGRAFÍA SELECCIONADA LOS RATEROS (The Reivers, MARK RYDELL). 1969. JANE EYRE (Jane Eyre, DELBERT MANN) 1970. (TV). IMÁGENES (Images, ROBERT ALTMAN). 1972. EL COLOSO EN LLAMAS (The Towering Inferno, MARK ROBSON). 1974. TIBURÓN (Jaws, STEVEN SPIELBERG). 1975. ENCUENTROS EN LA TERCERA FASE (Close Encounters of the Third Kind, STEVEN SPIELBERG). 1977. SUPERMAN (Superman: The Movie, RICHARD DONNER). 1978. DRÁCULA (Dracula, JOHN BADHAM). 1979. EL IMPERIO CONTRAATACA (The Empire Strikes Back, IRVIN KERSHNER). 1980. E. T. EL EXTRATERRESTRE (E. T. The Extraterrestrial, STEVEN SPIELBERG). 1982. MONSEÑOR (Monsignor, FRANK PERRY). 1982. EL IMPERIO DEL SOL (Empire of the Sun, STEVEN SPIELBERG). 1987. LAS BRUJAS DE EASTWICK (The Witches of Eastwick, GEORGE MILLER). 1987. INDIANA JONES Y LA ÚLTIMA CRUZADA (Indiana Jones and The Last Crusade, STEVEN SPIELBERG). 1989. J. F. K. (J. F. K., OLIVER STONE). 1991. LA LISTA DE SCHINDLER (Schindler’s List, STEVEN SPIELBERG). 1993. NIXON (Nixon, OLIVER STONE). 1994. EL MUNDO PERDIDO (The Lost World, STEVEN SPIELBERG). 1997. SIETE AÑOS EN EL TÍBET (JEAN-JACQUES ANNAUD). 1997. HARRY POTTER Y EL PRISIONERO DE AZKABAN (Harry Potter and The Prisoner of Azkaban, ALFONSO CUARÓN). 2005. 7 262-Pliego 1 23/3/11 13:09 Página 8 CON NOMBRE PROPIO El estrellato Marco Borggreve BEJUN MEHTA H 8 ay encuentros que cambian vidas. En 1997, Bejun Mehta estaba sin empleo. La productora de discos para la que trabajaba había quebrado y el otrora niño prodigio del canto, alabado por Leonard Bernstein como un talento descomunal y presentado al mundo con sólo 14 años con un deslumbrante disco titulado con su nombre de pila, contemplaba el futuro con incertidumbre. Fue entonces cuando conoció al contratenor David Daniels, y de repente el horizonte se despejó. Mehta había nacido en Ann Arbor (Carolina del Norte) en 1968 en un entorno musical muy favorable, pues su padre (primo de Zubin, el famoso director de Bombay) era pianista y su madre, profesora de canto. Mientras fue niño, la vida musical le sonrió, hasta la culminación de ese disco titulado Bejun que recibió incluso un prestigioso galardón de la Stereo Review, el de mejor registro de un debutante en 1983. Pero cuando la pubertad se llevó por delante su angelical voz de soprano, las cosas se pusieron algo más turbias. Bejun empezó a estudiar en serio violonchelo y literatura alemana y luego quiso cantar como barítono, pero sin éxito alguno, hasta el punto de que su amiga Marilyn Horne lo impulsó a desistir de su incipiente carrera. Sin embargo, cuando en 1997 conoció a Daniels, Mehta pensó que él podría probar como falsetista y empezó a concentrarse en ese objetivo. Al poco tiempo llamó a Horne: “Ahora soy contratenor”. Cuando la eximia contralto americana lo escuchó cantar un aria del Flavio de Haendel no podía creer la transformación: el vulgar barítono se había convertido en un cantante formidable, expresivo, elegante y con carácter. En septiembre de 1998, gracias a la Fundación de Horne, Bejun debutaba en la Partenope de Haendel en la New York City Opera y sólo dos meses después le llegó su gran oportunidad: fue llamado para sustituir a última hora a David Daniels en un recital vienés. El éxito de aquel concierto le allanó caminos, abriéndole las puertas de los principales teatros y festivales del mundo. Pasada más de una década, Bejun Mehta es una de las grandes figuras de la ópera barroca de nuestros días, Madrid. Teatro de la Zarzuela. 18-IV2011. Bejun Mehta, contratenor; Julius Drake, piano. Obras de Purcell, Haydn, Beethoven, Vaughan Williams, Howells, Berkeley, Gurney y Warlock. lo que ha demostrado especialmente en roles haendelianos, aunque en España su primer gran triunfo fue haciendo el Farnace del Mitridate mozartiano en el Teatro Real (2005). Luego se le vio también como Orlando (de Haendel) en Valencia, en un recital con el Ensemble Matheus en el Festival Via Stellæ y cantando lied otra vez en Madrid. El cantante se ha acercado también con éxito a la obra de Monteverdi (L’incoronazione di Poppea), Britten (Muerte en Venecia, Sueño de una noche de verano) o Peter Eötvös (Tres hermanas) y en 2012 tiene previsto estrenar una nueva ópera de George Benjamin. El Liceo lo espera en julio próximo para un Tamerlano que compartirá con Plácido Domingo, pero antes de eso vuelve a la capital española con otro recital liederístico, en el que partiendo de Purcell terminará en la música anglosajana del siglo XX. El fracasado barítono es hoy una estrella del canto. Pablo J. Vayón DISCOGRAFÍA SELECCIONADA BEJUN. Arias y canciones de Haendel, Schubert, Brahms y Britten. David Shifrin, clarinete; Carol Rosenberger, piano; Solistas de la Orquesta de Cámara de Los Ángeles Delos. 1983. HAENDEL: Rinaldo (Mago cristiano). THE ACADEMY OF ANCIENT MUSIC. CHRISTOPHER HOGWOOD. Decca. 1999. — Giulio Cesare (Tolomeo). LES MUSICIENS DU LOUVRE. MARC MINKOWSKI. Archiv. 2002. — El Mesías. CORO ARNOLD SCHOENBERG. ENSEMBLE MATHEUS. JEAN-CHRISTOPHE SPINOSI. C Major, 2009. DVD / Blu-ray. — Arias de ópera. FREIBURGER BAROCKORCHESTER. RENÉ JACOBS Harmonia Mundi. 2010. MOZART: Mitridate, re di Ponto (Farnace). Les Musiciens du Louvre-Grenoble. Marc Minkowski. Decca. 2006. DVD. 262-Pliego 1 23/3/11 10:34 Página 9 CON NOMBRE PROPIO JOHN WILLIAMS 9 262-Pliego 1 23/3/11 10:34 Página 10 AGENDA AGENDA Necrología ODÓN ALONSO E l 21 de febrero, ya cerrado el número de SCHERZO correspondiente al mes de marzo, moría en Madrid Odón Alonso. Nacido en La Bañeza (León) el 28 de febrero de 1925, su actividad tocó de cerca a varias generaciones de aficionados españoles que siempre supieron agradecerle lo que su interés y hasta su audacia habían significado en sus vidas como tales. Nadie que lo haya vivido olvidará aquellas Vísperas de Monteverdi, el Oratorio de Navidad de Bach, la Turangalila de Messiaen o los Carmina Burana de Orff en las versiones, pioneras entonces, de Odón Alonso. Eran músicas que, al escucharse por vez primera, dejaban impresa una huella imborrable en quienes estaban empezando a iniciarse en el maravilloso camino de la música más grande. Con él se va uno de nuestros clásicos: un nombre, una figura, una presencia inolvidables. El Círculo y el Instituto Italiano recuerdan al maestro HOMENAJE A SINOPOLI SINOPOLI G iuseppe Sinopoli falleció hace diez años mientras dirigía, en la Deutsche Oper de Berlín, una función de Aida. Para recordarle, el Instituto Italiano de Cultura organiza, el 15 de abril, en colaboración con el Círculo de Bellas Artes de Madrid, un concierto-homenaje al gran director, invitando a uno de los conjuntos más destacados de Italia, la Orquesta Toscanini de Parma, con un joven director — Ayyeb Guliyev— que acaba de ganar el concurso organizado por la misma institución. En programa, el estreno en España del Kammerkonzert —que Sinopoli compuso en 1977 y que es un homenaje a Alban Berg—, el Idilio de Sigfrido de Wagner y la Tercera Sinfonía de Schubert. El día 16, en el Ins- tituto Italiano de Cultura, tendrá lugar una mesa redonda en torno a la figura de Giuseppe Sinopoli. Madrid. Círculo de Bellas Artes. Ensemble de la Orquesta Arturo Toscanini. Director: Ayyeb Guliyeb. Obras de Wagner, Sinopoli y Schubert. 10 262-Pliego 1 23/3/11 10:34 Página 11 XVI Ciclo de Grandes Intérpretes SOKOLOV Y ANDSNES: DOS ESTILOS ANDSNES AGENDA U SOKOLOV Madrid. Auditorio Nacional. 11-IV-2011. Grigori Sokolov, piano. Obras de Bach y Schumann. 26-IV-2011. Leif Ove Andsnes, piano. Obras de Beethoven, Brahms y Schoenberg. Fotos: Rafa Martín n año más, y van doce, Grigori Sokolov acude al Ciclo de Grandes Intérpretes de la Fundación Scherzo. Es decir, a su casa y a un público que espera cada nueva visita con un interés renovado. A Sokolov se le despide siempre esperando volver a verle lo antes posible. Del pianista ruso sólo es previsible lo que tiene que ver con su poderío técnico, con su gran clase puramente pianística. La técnica es como la base que permite que fluya todo lo demás, no un fin sino un medio por excelso que éste sea. Una vez más, los dos polos del recital de Sokolov, pareciendo contrarios, acabarán por complementarse. De un lado, dos piezas del Klavierübung Teil II —el Concierto al estilo italiano, BWV 971 y la Obertura al estilo francés, BWV 831— y dos obras de Schumann bien distintas entre sí: la Gran Humoresca, op. 20 y las muy poco frecuentes pero tan significativas Cuatro piezas, op. 32. Otro habitual del ciclo es el noruego Leif Ove Andsnes, un pianista que poco a poco se ha convertido en uno de los mejores de su generación a través de una seriedad en el concepto que le hace circular con enorme equilibrio por un repertorio amplio, de Haydn o Mozart hasta la música contemporánea. Recién entrado en la cuarentena, la madurez asoma sin que perdamos con él la capacidad de sorpresa. Además, Andsnes es un excelente programador. Su recital en el ciclo, hondo donde los haya, lo demuestra con creces. Incluirá nada menos que un par de sonatas de Beethoven — la Waldstein y la nº 32—, las Baladas, op. 10 de Brahms y las Seis pequeñas piezas, op. 19 de Schoenberg. Todo un desafío para un pianista que no defrauda nunca. 11 262-Pliego 1 23/3/11 10:34 Página 12 AGENDA IX Pórtico ZAMORA SIGUE APOSTANDO F inalmente, a despecho de rumores y de dudas, el Pórtico de Zamora no va a dar plantón a sus asiduos que se acerquen a San Cipriano. Es desde hace años una de las citas imprescindibles en Semana Santa y en esta ocasión diversifica su temática y se adapta a la crisis, apostando por intérpretes jóvenes de un lado y por valores de los que no defraudan por otro. El viernes 8 empieza todo con un concierto del Barokksolistene Ensemble, con obras de Bach, titulado Vía Dolorosa: Una Pasión imaginaria. También a Bach dedicará su recital, en Morales del Vino, Ophelie Gailliard —las Suites para violonchelo solo. El Pulcinella Ensemble, dirigido por la propia Gailliard, acompañará a Sandrine Piau en un programa de heroínas haendelianas. Iván Martín se las verá con unas cuantas sonatas del Padre Soler —especialidad de la casa. El domingo 10, los Quiroga clausurarán este Pórtico con la versión para cuarteto del Réquiem de Mozart. Zamora. Iglesia de San Cipriano. 8/10-IV-2011. Morales del Vino. Nuestra Señora de la Asunción. 9-IV-2011. Festival Internacional de Música Pórtico de Zamora. www.porticodezamora.es Del Liceu al Palau EL NUEVO PALAU G enerar confianza en la institución, potenciar al máximo la calidad y proyección internacional del Orfeó Català y crear un discurso artístico propio. Estas son las prioridades que se ha impuesto el nuevo director general del Palau de la Música Catalana, Joan Oller, al tomar las riendas del templo modernista tras diez años al frente del Auditori de Barcelona. En su primera comparencia pública como máximo gestor del Palau, acompañado por Mariona Carulla, presidenta del Orfeó Català, Oller anticipó los ocho puntos esenciales del plan estratégico que presentará antes del verano y que marcará las líneas de actuación de la entidad para los próximo años. Primer aviso a navegantes, aunque el cargo de director artístico tenía muchos novios, Oller ha dejado bien claro que la responsabilidad artística es también cosa suya. Para ayudarle en esa tarea ha fichado como director adjunto a Víctor García de Gomar, actualmente director artístico del Auditori de Gerona y el Festival de Músicas Religiosas, cargos que no dejará por ahora y que simultaneará con su trabajo en el Palau. El Orfeó Catalá, propietario de la sala modernista, tendrá ciclo propio de conciertos y dispondrá de más recursos para cuidar la cantera coral propia y ganar proyección internacional. Oller se propone crear un discurso artístico propio para la institución, con la música clásica como pilar fundamental, concediendo un mayor protagonismo al repertorio coral y la creación contemporánea. Quiere, además, crear la figura del compositor en residencia para dinamizar las temporadas. Tiene mucho trabajo por delante: revisión de la actual estructura de ciclos musicales, confusa 12 y no siempre de buena calidad; el ajuste en la actividad que impone la crisis económica; aumentar el público; potenciar los proyectos educativos; la difusión del patrimonio de la institución: puesta en marcha de una política de coproducciones con otros auditorios y teatros para dar personalidad propia a la oferta musical. El Palau no quiere ser un mero comprador de conciertos, pero la programación propia no va a interferir en la tradicional y necesaria presencia de los promotores privados que cuentan con el templo modernista como auditorio preferente de sus ciclos. Frente a la crisis, Oller apuesta por el sentido común, es decir, optimizar los recursos propios, y eso incluye mantener, y si es posible aumentar, la disponibilidad de la sala. El Palau cuenta con un presupuesto de 13 millones de euros y obtiene de las administraciones 2, 5 millones, la misma cifra que obtiene del patrocinio; la taquilla proporciona 2, 3 millones, y obtienen la misma cantidad del alquiler de la sala de conciertos y los diversos espacios del Palau; a estos recursos hay que sumar la nada desdeñable cantidad de 2 millones que obtienen de las visitas de los turistas. Para cuadrar las cuentas faltan 1, 4 millones, y, como no hay recetas milagrosas, Oller se plantea captar ingresos procedentes del ámbito privado, potenciar el alquiler a los promotores privados y, si es necesario, aplazar algunos proyectos previstos en el marco de sus propia temporada. A tenor de los planes, el nuevo Palau comienza con buen pie. Javier Pérez Senz 262-Pliego 1 23/3/11 10:34 Página 13 AGENDA Veinte años EL MAESTRANZA: UN TEATRO CON PERSONALIDAD P arece que fue ayer cuando el Teatro Maestranza abría sus puertas el 2 de mayo de 1991. Hace veinte años ya y el coliseo sevillano, nacido para cubrir lo que era una carencia impensable en una ciudad como la capital andaluza, se ha convertido en un lugar de referencia en las temporadas españolas, sede de una orquesta —la ROSS— que contribuyó desde su creación al cambio espectacular del panorama de todas las españolas y espacio abierto a todas las músicas, sobre todo a la ópera y es que a lo largo de los años, el Maestranza se ha ido labrando una personalidad propia a base de una programación que ha sabido combinar muy bien el repertorio y la novedad, incluyendo algunos estrenos en España y sobre todo a partir de la llegada de Pedro Halffter como director artístico del teatro. A lo largo de este tiempo se han podido ver en el Maestranza títulos como La bella y la bestia de Glass, Alahor en Granada de Donizetti, La voz humana, El baile de disfraces y El gendarme incomprendido de Poulenc, El secreto de Susana de Wolf-Ferrari, La médium de Menotti, La noche de un neurasténico de Rota, La serenata silenciosa de Korngold, La obsesión de Miss Donnithorne y Ocho canciones para un rey loco de Davies, El matrimonio de Musorgski, Mozart y Salieri de Rimski-Korsakov, Opera Minute de Milhaud, Don Quijote, La muerte de Tasso y L’isola disabitata de Manuel García, El sonido lejano de Schreker, Una tragedia florentina y El enano de Zemlinsky, Motezuma de Vivaldi, Doctor Fausto de Busoni, El aire de tu vuelo de Sánchez-Verdú, La mujer silenciosa de Strauss, Cyrano de Bergerac de Alfano, Turandot de Busoni, El prisionero de Dallapiccola… Una lista impresionante que le ha otorgado al teatro un lugar prácticamente único en los últimos veinte años de ópera en España. Ojalá los recortes presupuestarios se suplan con imaginación y el Maestranza siga siendo tan especial. Dedicada a Francia SMR DE CUENCA: CINCUENTA AÑOS V eintidós conciertos, de Sábado de Pasión a Domingo de Resurrección, forman la programación del cincuentenario de la Semana de Música Religiosa de Cuenca. Este año Francia será invitada muy especial, con presencia de su música y sus intérpretes en muchos de los conciertos. Como siempre, éstos tendrán lugar en los más bellos lugares de la ciudad, entre ellos San Felipe Neri, que se recupera este año. El seminario Monasterios y música completa lo que es ya un clásico de nuestra Semana Santa musical. Cuenca. 16/24-IV-2011. Semana de Música Religiosa. www.smrcuenca.es 13 262-Pliego 1 23/3/11 10:34 Página 14 AGENDA Novedad en la Colección Musicalia UN GRAN LIBRO SOBRE ÓPERA E n la colección Musicalia, que publican al alimón Antonio Machado Libros y la Fundación Scherzo, acaba de aparecer Maravilla de la ópera, de Jens Malte Fischer, profesor de Dramaturgia en la Universidad de Múnich y autor también de un gran libro sobre Mahler: Gustav Mahler. Der fremde Vertraute. Publicado originalmente en 2007, y traducido ahora por José Luis Arantegui, Maravilla de la ópera es un repaso nada convencional del universo de la creación operística a través del análisis muy libre de obras de Wagner, Busoni, Magnard, Strauss, Berlioz, Verdi, Cherubini, Mozart, Meyerbeer, Weill y Rihm. Esos son, en efecto, los protagonistas pero de su mano aparecen otros muchos que sirven a Fischer para ir trazando una historia apasionante, un ejercicio de crítica creadora que no deja de lado ni los gustos del autor ni la libertad de su planteamiento. Un libro imprescindible. Jens Malte Fischer, Maravilla de la ópera. Madrid, Musicalia, Antonio Machado Libros-Fundación Scherzo, 2011. 267 páginas. 18 euros. Festival de Semana Santa XVI Ciclo Los Siglos de Oro EL ESCORIAL: DEL AMAZONAS A LAS DESCALZAS DELICIAS DE DOÑA BÁRBARA THE SIXTEEN E l Teatro Auditorio de San Lorenzo de El Escorial presenta en Semana Santa una programación bien concentrada, breve pero intensa. El domingo 17, la Joven Orquesta de la Comunidad de Madrid propone un retrato de Heitor Villa-Lobos con el título de Uirapurú, un dios del Amazonas. El miércoles 20 llegará el Gloria de Vivaldi en versión del Joven Coro y la Orquesta Académica de la Comunidad de Madrid. Y para cierre, los días 21 y 22 —en sesión doble—, nada menos que The Sixteen con Harry Christophers conmemorando en tres conciertos, que se suponen desde ahora memorables, el quinto centenario de Tomás Luis de Victoria. Del Amazonas a las Descalzas Reales, vía Venecia, en cinco días. San Lorenzo de El Escorial. Teatro Auditorio. 17/22-IV-2011. Festival de Semana Santa. www.teatroauditorioescorial.es 14 L os Siglos de Oro cumple dieciséis temporadas con una —magnífica— dedicada al tercer centenario de doña Bárbara de Braganza, aquella reina tan musical. Dos conciertos en abril abrirán, en Madrid, programación. El día 8, el Ensemble Zefiro, dirigido por Alfredo Bernardini —también solista de oboe—, con obras de los Pla, Domenico Scarlatti y Antonio Rodríguez de Hita en la iglesia del Monasterio de Santa Isabel. Y el jueves 28 Nicolau de Figueiredo ofrecerá, en las Descalza Reales, un recital lleno de sentido con obras de Scarlatti y Seixas. Los Siglos de Oro. 8-IV/15-XII-2011. 262-Pliego 1 23/3/11 10:34 Página 15 AGENDA Reconocimiento a un gran compositor JOSEP SOLER, PREMIO TOMÁS LUIS DE VICTORIA E l compositor Josep Soler (Villafranca del Penedés, 1935) ha sido galardonado con el XI Premio SGAE de la Música Iberoamericana Tomás Luis de Victoria por un jurado integrado por cinco personalidades del mundo musical. El Tomás Luis de Victoria, que convoca la Sociedad General de Autores y Editores, es el mayor reconocimiento para autores vivos en el ámbito iberoamericano y está dotado con 60.000 euros. Josep Soler se alzó con el galardón entre un total de 60 compositores finalistas provenientes de 16 países. El jurado estuvo formado por el catedrático de musicología de la Universidad de la Sorbona de París Louis Jambou, la profesora de musicología de la Universidad de Oviedo Celsa Alonso, el director del Centro de Documentación de Música y Danza del INAEM (Ministerio de Cultura), Antonio Álvarez Cañibano, el crítico Arturo Reverter y el director de SCHERZO, Luis Suñén. En su acta final destacó “la extraordinaria calidad de una obra amplia y profunda que, inserta en la gran tradición de la música occidental y tocando todos los géneros, revela un mundo creador de rara y fascinante personalidad, reflejo, de lo cotidiano a lo trascendente, de las obsesiones y los anhelos del ser humano de nuestro tiempo”. Josep Soler sucede en el palmarés de honor de este galardón a Harold Gramatges (vencedor en 1996), Xavier Montsalvatge (1998), Celso GarridoLecca (2000), Alfredo del Mónaco (2002), Joan Guinjoan (2004), Marlos Nobre (2005), Antón García Abril (2006), Gerardo Gandini (2008), Luis de Pablo (2009) y Leo Brouwer (2010). VI Festival SANTIAGO CONTEMPLATIVO S Santiago de Compostela. Festival de Músicas Contemplativas. 18/23IV-2011. www.consorciosantiago.org on ya seis ediciones del Festival de Músicas Contemplativas de Santiago de Compostela. A partir del día 18 y hasta el 23, en escenarios como San Agustín, Las Ánimas, Santa Clara, La Orden Tercera o San Martín Pinario, desfilará, con entrada gratuita, una propuesta que edición a edición ha conseguido articular una personalidad propia. Comenzará con The New London Consort —obras de Bach y Praetorius— y concluirá con The King’s Consort y un programa de música francesa. Entre las propuestas que dan al festival su carácter específico encontramos al Nodira Ensemble de Uzbekistán, el Fargana Qasimova Ensemble de Azerbaiyán, los cantos sufíes africanos o los Derviches de Damasco. Confrontarlos, con el espíritu bien abierto, a los Motetes de Bach por la Rheinische Kantorei con Max o al Carlo Gesualdo de Il Complesso Barocco con Curtis puede ser apasionante. 15 262-Pliego 2 23/3/11 11:59 Página 16 AC T U A L I DA D NAC I O NA L Ciclo de la OBC UN STRAUSS DE PELÍCULA Auditori. 25-II-2011. Patricia Kopatchinskaja, violín. Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña. Director: Michal Nesterowitz. Obras de Satie-Milhaud, Bartók y Prokofiev. 4-III-2011. Director: Frank Strobel. Strauss, El caballero de la rosa, música para la película de Robert Wiene. 13-III-2011. Director: Paul Polivnick. Obras de Poulenc, Brotons y Chaikovski. BARCELONA ACTUALIDAD BARCELONA El doble debut con la OBC de la violinista moldava Patricia Kopatchinskaja y el director polaco Michel Nesterowitz se saldó con éxito: intensa lectura del Primer Concierto de Bartók, de expresividad desbordante, afinación impecable y variedad de matices. Tremendamente comunicativa, se metió al público en el bolsillo con piezas de Sánchez-Chiong y Kurtág como propinas. Nesterowitz abrió el programa con la breve Jack in the box de Satie, deliciosamente orquestada por Milhaud y se lució en una Quinta de Prokofiev brillante y bien contrastada, aunque algo pasada de decibelios. La proyección de la película muda de Robert Wiene sobre El caballero de la rosa (1925) llenó de encanto el Auditori. Wiene hizo algo innovador, un film pensado desde el inicio para adaptarse al ritmo de la música de Strauss. Sabiendo que ópera y cine manejan códigos distintos, adapta y amplía la trama con episodios de acción: las andanzas bélicas del celoso mariscal, fiestas en el campo y un baile de máscaras final de resonancias shakespeareanas. Soberbios los decorados de Alfred Roller y excelente calidad de la copia restaurada: la solución adoptada para el final de la película, utilizando subtítulos y fotogramas de las escenas perdidas, permite cerrar la aventura con un curioso final feliz. Opulenta la adaptación del propio Strauss, con una sutil evocación instrumental de las partes cantadas sacrificadas y algunos números nuevos al hilo de la acción fílmica. Frank Strobel, especialista en la materia, sacó buen provecho de la magia orquestal straussiana logrando una buena respuesta de la OBC. Por su parte, Paul Polivnik dirigió con solvencia la suite de Les biches y la selección de El lago de los cisnes y sacó buen partido a la inspiración melódica y la brillante orquestación de Salvador Brotons en su Sinfonía nº 5 Mundus noster, uno de los contados estrenos de la temporada. Música de impecable factura que muestra la influencia en su estilo de Shostakovich, Bartók, Prokofiev, Mahler o Bernstein, evocados en una partitura muy comunicativa de desbordante expresividad. Javier Pérez Senz Petit Palau EL BACH OBJETIVO DE MULLOVA Barcelona. Petit Palau. 3-III-2011. Viktoria Mullova, violín; Ottavio Dantone, clave. Obras de Bach y Haendel. R 16 egresó al Palau, en este caso al Petit Palau, la violinista rusa Viktoria Mullova que actuó para el ciclo Palau 100 Cambra. Acompañada desde el clave por Ottavio Dantone, Mullova ofreció una actuación que, con una pequeña excursión a Haendel materializada en la Sonata en re mayor para violín y bajo continuo, se centraba en uno de los autores que han cimentado su prestigio desde los mismos orígenes de su carrera: Johann Sebastian Bach. La violinista abrió y cerró la sesión en solitario con dos hitos bachianos para violín solo: el Preludio de la Partita en mi mayor BWV 1006 y la celebérrima Chacona de la Partita en re menor BWV 1004. En medio quedaron las piezas con Dantone: la ya citada sonata de Haendel y las Sonatas para violín y clave obligado BWV 1014 y 1017. Pasada ya la frontera de los cincuenta, Mullova se encuentra hoy en la cima de su carrera, pues está en ese momento en que la experiencia y la madurez se ponen al servicio de unas facultades aún intactas. El Bach de Mullova, con sólo algunos problemas menores en el Preludio inicial, abor- dado en frío, es técnicamente perfecto y estilísticamente impecable. Desde un punto de vista expresivo el tocar de Mullova tiende a frío y severo, a exterior, a distanciado emotivamente de la obra; siempre ha sido más o menos así y no lo varió en esta ocasión. Puro, incontaminado, ajeno a cualquier emotividad superficial o circunstancial, el Bach de Mullova encarna hoy algo muy cercano a lo que se podría llamar un “Bach objetivo” suponiendo que eso fuera posible. Xavier Pujol 262-Pliego 2 23/3/11 11:59 Página 17 AC T U A L I DA D BARCELONA Temporada Palau 100. Piano PIANISMO RIGUROSO Y CEREBRAL pareció —las obras de Schchedrin y Scriabin probablemente lo exigen o lo aconsejan— un pianista eminentemente cerebral —a despecho de lo “romántico” de su gesto— y que buscaba el rigor. En los seis Preludios y fugas de Rodion Shchredin (n. en Moscú en 1932) escogidos por Mustonen, contrastó hábilmente la libertad formal del preludio con la rigurosa arquitectura de la fuga, En la larga segunda parte dedicada a Scriabin, propuso unas obras altamente representativas de la evolución conceptual y estilística del compositor: Seis preludios op. 13, Cinco preludios op. 16, Sonata para piano nº 10, op. 70, y Vers la flamme, op. 72. Todo un programazo, si se me permite la expresión, ofrecido además sin pausas entre las obras, lo que no OLLI MUSTONEN C on el nombre de Palau 100. Piano Palau 100 ha abierto dentro de su temporada musical una serie de conciertos dedicados al piano. Para comenzarla ha elegido a un intérprete avalado por una carrera impresionante como pianista, director y compositor, desde luego una cabeza muy bien amueblada. Hablamos del finlandés Olli Mustonen, un músico de técnica fascinante y personalidad originalísima. Una parte de esta última radica en su extraña y sorprendente gestualidad, que estaría al borde de la maniera si no fuera porque no tiene nada de gratuita y porque ofrece resultados no visibles sino perfectamente audibles. En cuanto a su técnica es impresionante: impecable y seguro en la digitación, arrollador en la velocidad. Nos Heikki Tuuli Barcelona. Palau de la Música Catalana. 16-II-2011. Olli Mustonen, piano. Obras de Chaikovski, Shchedrin y Scriabin. parecía suponer ningún esfuerzo para el intérprete, pero sí quizá para el público. En este repertorio, el pianismo percusivo y cerebral de Mustonen se halla a sus anchas sobre todo a medida que las obras, ofrecidas en sucesión cronológica, se alejan de la primera concepción postchopiniana y van ganando en densidad conceptual y exigencia espiritual, así como acercándose a los límites de la tonalidad. La exigencia, de técnica, de velocidad, conceptual es el terreno de Mustonen. Quizá por eso la obra que había abierto el programa, Las estaciones, op. 37a, de Chaikovski, no funcionó bien. Hay en esa obra un microcosmos de sentimiento un poco naíf, de evocación nostálgica, de lirismo romántico, de gracia sencilla, que no obtuvieron la suficiente atención de un pianista a cuya rigurosa inteligencia pareció escapársele algo de la poética sentimental (sensiblera, para otros) de Chaikovski. José Luis Vidal Temporada de Ibercamera EL CARISMA DE GATTI Barcelona. Auditori. 14-III-2011. Orquesta Nacional de Francia. Director: Daniele Gatti. Obras de Beethoven y Stravinski. N unca sabremos a ciencia cierta las razones por las que la misma orquesta, en la misma sala, e incluso tocando la misma obra, suena muchísimo mejor con un director que con otro. En Barcelona hemos comprobado que este tipo de milagros interpretativos sucede, además, con relativa frecuencia. Las dos mejores orquestas francesas han visitado la ciudad con apenas dos meses de diferencia, la de París en enero, en el Palau, con Paavo Järvi, y ahora la Nacional de Francia, en el Auditori, con Daniele Gatti. Y en ambos casos, sonaron mucho mejor que en anteriores visitas. Ciñéndonos a la Nacional, hemos podido escucharla con sus anteriores titulares, Dutoit y Masur, y con invita- DANIELE GATTI dos como Maazel. Todos son grandes músicos. Pero con Gatti, su titular desde 2008, tocan mejor que nunca. De inmediato cautivó en la Pastoral la calidad y belleza del sonido orquestal: claridad en las líneas, equilibrio en todas las secciones, dinámicas calibradas con mano maestra, precisión y un talento especial a la hora de subrayar los detalles más innovadores de la escritura beethoveniana sin forzar la naturalidad y fluidez del discurso. El concierto dio un vuelco con Stravinski. Lo que antes era bueno, ahora alcanzaba un nivel extraordinario y lo hacía en una obra de tremenda dificultad: La consagración de la primavera. Dejaron al público con la boca abierta en un torbellino de ritmos, energías y colores cegadores. La gama dinámica fue asombrosa, desde el matiz exquisitamente delineado a los climax más poderosos. Una Consagración antológica y una consagración personal, porque Gatti, nuevo en la plaza, conquistó por completo al exigente público de Ibercamera, familiarizado con los más famosos intérpretes, que le aplaudió a rabiar. También fue memorable la única propina, un Wagner (preludio del acto tercero de Meistersinger de desbordante expresidad y lirismo. Que vuelva pronto. Javier Pérez Senz 17 262-Pliego 2 23/3/11 11:59 Página 18 AC T U A L I DA D BILBAO Décima edición del festival MOZART SIEMPRE GANA Moreno Esquibel Bilbao. Palacio Euskalduna. Festival Musika-Música. 4/6-III-2011. Mozart. BILBAO El Palacio Euskalduna en plena actividad durante Musika-Música 18 Había dedicado Nantes su Folle Journée a Les Titans de Brahms à Strauss, pero su versión bilbaína, Musika-Música, cumplía diez ediciones y prefirió volver a sus orígenes, a la música de Mozart, imparable incluso ante una crisis que parece querer llevárselo todo a su paso. Sin ir más lejos, el concierto inaugural llenó el auditorio hasta las ultimísimas filas, aunque lamentablemente el resultado no estuvo a la altura esperada, pues ni la Sinfónica de Bilbao, ni la Sociedad Coral, ni las cuatro voces solistas de la casa (Marta Ubieta, Itxaro Mentxaka, Mikeldi Atxalandabaso y José Manuel Díaz) parecieron sentirse motivadas en la Misa de la Coronación en do mayor por un Günter Neuhold que no termina de dar lo mejor de sí mismo en el repertorio prerromántico; tampoco la Haffner se pudo librar de una cierta carga de languidez. En verdad, con un mozartiano de corazón como Ros-Marbà al frente, la Real Filharmonía de Galicia se reveló más decidida y brillante en esta misma sinfonía, pero también en la Praga y en obras como el Concierto para oboe K. 314 (que tuvo un estupendo solista en el vigués Roberto Baltar) o el Concierto para piano nº 17 (finamente tocado por Luis Fernando Pérez). Destacó igualmente la informada y estilista Das Neue Orchester de Christoph Spering, muy teatral en solitario, junto al violín de Anton Steck o acompañada del formidable Chorus Musicus Köln. En el plano vocal hubo de todo, aunque la mezzo Franziska Gottwald se defendió muy bien en arias de Las bodas de Fígaro y La clemenza di Tito. Por otro lado, es sabido que el mundo del piano brilla siempre a toda luz en este festival, y 2011 no ha sido una excepción. La donostiarra Judith Jáuregui, una de las más firmes promesas de la música española, condicionada el viernes por la imposible sala Clementi, volcó el sábado a primera hora (sala Süssmayr) su espíritu pasional, de inspiración más bien romántica, en un Mozart matizado, fluido y juvenil. Iván Martín hizo en el auditorio un Jeunhomme preciso y efusivo con la Polish Chamber Orchestra, si bien le faltó tal vez la elegancia desplegada por Pérez en el antes citado nº 17 o en el nº 12, este junto a la transparente pero acaso un tanto leve Orquesta de Cámara de Mannheim. Sea como fuere, el verdadero rey del festival fue el húngaro Dezsö Ránki, tenso, minucioso e incisivo en las Sonatas en sol mayor K. 283 y en do menor K. 457, poético y técnicamente apabullante en el Concierto nº 27, tan fácil en sus manos como la más simple sonatina. Y la reina, claro está, la francesa Anne Queffélec en un nº 21 límpido y luminoso, sutil en su diáfano virtuosis- mo y en su sentido lirismo. Hay que ver lo bien que le sienta a Mozart la madurez de sus grandes pianistas. Una breve mención para Régis Pasquier, que lució su noble musicalidad en el Adagio para violín K. 261 y en la Sinfonía concertante K. 364 al lado del viola Gérard Caussé y del director Georges Tchitchinadze. Por lo demás, el buen ambiente habitual y las bellas imágenes de siempre: los artistas confundidos entre el público, el alcalde haciendo cola como uno más, el niño del conservatorio nervioso ante su inminente audición, la cafetería llena a rebosar y el reencuentro con buenos amigos que, al final, decían maravillas del Réquiem con Michel Corboz, del nº 24 con Marta Zabaleta o de la Júpiter con Ros-Marbà; pero a todo no se puede ir, son cerca de setenta conciertos, Musika-Música tiene estas cosas. Asier Vallejo Ugarte 262-Pliego 2 23/3/11 11:59 Página 19 262-Pliego 2 23/3/11 11:59 Página 20 AC T U A L I DA D BILBAO Temporada de la BOS O MENSCH! Bilbao. Palacio Euskalduna. 19-III-2011. Nathalie Stutzmann, contralto. Coro de mujeres de Andra Mari de Rentería. Kantika Korala. Sinfónica de Bilbao. Director: Günter Neuhold. Mahler, Tercera Sinfonía. L a Sinfónica de Bilbao ha venido ofreciendo en las últimos tiempos, primero con Juanjo Mena y después con Günter Neuhold, sesiones mahlerianas de mucho interés, hasta el punto de que hoy día es tal vez el tipo de repertorio donde más y mejores garantías puede brindar. La afinidad del director austriaco con su gran compatriota es más que evidente y ello tuvo claro reflejo en esta versión de la Tercera, obra que tiene grabada (muy bien según las referencias) con Iris Vermillion y la Philharmonisches Staatsorchester de Bremen. De esta forma, al frente de una orquesta reforzada, impuso su mentalidad centroeuropea a una sinfonía titánica que bebe al mismo tiempo de las fuentes de la literatura popular alemana (Des Knaben Wunderhorn) y de la poética nietzscheana, manteniendo la concentración sin puntos muertos o momentos de desfallecimiento, inflexible hasta el cierre en punta de la obra. No hubo una efusividad infantil, viable sobre todo en los primeros movimientos; los susurros iniciales, las resonancias marciales y las llamadas de la naturaleza se expusieron con acaso excesiva seriedad, las explosiones fueron de verdad coléricas, y así el rumbo de esta suerte de viaje cosmológico tuvo un sentido antes pacificador que sublimador. En cualquier caso, toda esa gravedad tuvo un contrapunto ingenuo y un punto sonriente en las voces juveniles de Kantika Korala, muy entonadas junto a las más experimentadas de la Coral Andra Mari de Rentería. También la densa voz de Nathalie Stutzmann, no muy grande y tampoco quizás la de una verdadera contralto, se sometió maravillosamente a una expresividad máxima en su elevada intervención, con un mágico “O Mensch!” inicial. Pese a todo, y por mera belleza, sin entrar en profundidades muy difíciles de interpretar desde el escenario y aún más de percibir desde el patio de butacas, el sexto movimiento fue la joya de la corona, con una cuerda muy delicada y un Neuhold visiblemente cautivado y emocionado. Hasta ahora, el mejor concierto de la temporada. NATHALIE STUTZMANN Asier Vallejo Ugarte Sociedad Filarmónica CLAROSCUROS D 20 e un tiempo a esta parte, tras unos inicios fulgurantes, la trayectoria del ruso Ilya Gringolts (n. 1982) parece haberse estancado un poco, y quizás sea antes por una cuestión de temple o de carisma que de estricta capacidad, pues se trata de un músico serio y preparado, de certera expresividad y sólida técnica, muy versátil y con las ideas siempre claras. No era la primera vez que venía a Bilbao, y también esta vez dejó interpretaciones de gran clase en obras de autores tan distintos como Prokofiev, Enescu, Janácek y Franck, destacando sobre todo en el recogimiento íntimo y evocador en los movimientos lentos, cantados con gran lirismo, pese a que el sonido de su violín, Kasskara Bilbao. Sociedad Filarmónica. 3-III-2011. Ilya Gringolts, violín; Peter Laul, piano. Obras de Prokofiev, Enescu, Janácek y Franck. 11-III-2011. Cuarteto Fauré. Obras de Mahler, Mendelssohn y Taneiev. CUARTETO FAURÉ en sí no demasiado grande, fuera por momentos un tanto pálido y más bien impersonal. Al piano Peter Laul se mostró en todo momento sobrio y afectuoso, cristalino incluso en la urgencia casi virulenta del final de la sonata de Enescu. El concierto del Fauré fue más homogéneo en líneas generales, aunque en el enorme (cerca de treinta y cinco minutos) Cuarteto en mi mayor de Taneiev se echó en falta una expresividad más oscura o trágica, eso que se suele llamar “alma rusa”, una negrura más intensa. Pero la versión del Movi- miento de cuarteto en la menor de Mahler fue irrebatible en sus claroscuros y en su densidad, y más aún la del Cuarteto con piano nº 2 en fa menor de Mendelssohn, asegurando por un lado la brillantez expositiva y por otro la claridad de líneas, dos elementos primordiales en esta obra fresca, juvenil y llena de encanto. Sólo un poco aminorado a veces el violín. No sorprendió, por tanto, que la propina fuese también mendelssohniana, el Andante del Cuarteto con piano en si menor: delicadeza, naturalidad, elegancia, riqueza tímbrica e inspiración clásica como guinda para una sesión de cámara de muy alto nivel. Asier Vallejo Ugarte 262-Pliego 2 23/3/11 11:59 Página 21 AC T U A L I DA D LA CORUÑA Ciclo de la OSG UNA ZARZUELA CUBANA LA CORUÑA Teatro Colón. 24-II-2011. Tatiana Vassilieva, violonchelo. Orquesta de Cámara del Concergebouw de Ámsterdam. Director: Israel Ynon. Obras de Boccherini, Dott y Schubert. Palacio de la Ópera. 25-II-2011. Massimo Spadano, violín. Sinfónica de Galicia. Director: Carlo Rizzi. Obras de Respighi, Malipiero y Berlioz. 4-III-2011. Diego Zecharies, contrabajo; María Bayo, Ana Ibarra, sopranos; Gustavo Peña, Alejandro Roy, tenores; Carlos Bergasa, barítono. Coro y OSG. Director: Víctor Pablo Pérez. Obras de Proto, Canteloube y Roig. 11-III2011. Vicente Coves, guitarra. OSG. Director: John Nechsling. Obras de Balboa, Castelnuovo-Tedesco y Chaikovski. Soberbio concierto de la Orquesta de Cámara del Concertgebouw (veintiséis profesores). Lo inició el Boccherini más desconocido, el de las sinfonías; en este caso, la Sinfonía en do menor, G. 519; deberíamos escuchar más este precioso repertorio tan poco habitual. El Concierto para violonchelo, Trauergesänge, de Dott, es sombrío, fúnebre; el subtítulo no engaña; soberbia violonchelista que toca un maravilloso Stradivarius Vaslin (1725). El compositor parece ponerse de moda, ya que el 31 del mes pasado nos visitó la Filarmónica de Moscú e incluyó en el programa una obra suya. La encantadora Quinta Sinfonía, de Schubert permitió observar la dirección apasionada y comunicativa de Ynon. El italiano Carlo Rizzi es uno de los directores más queridos por los músicos de la OSG. Hizo una versión muy notable de Los pájaros, de Respighi; el Concierto para violín y orquesta nº 2, de Malipiero, obra atonal, áspera, no acabó de gustar a un público que, no obstante, aplaudió largamente la extraordinaria colaboración de Spadano, ya que la partitura encierra grandes dificultades técnicas para el solista. La interpretación de la Sinfonía Fantástica, de Berlioz, no resultó tan afortunada: Rizzi se decidió por una versión más espectacular que refinada y en los dos últimos tiempos los excesos de volu- men hicieron que se perdiesen muchas calidades y sutilezas; una parte importante del público y los profesores de la orquesta manifestaron, también ruidosamente, su aprobación. Zecharies hizo una soberbia versión de la difícil Fantasía sobre Carmen para contrabajo y orquesta, de Proto; se completó la primera parte con cuatro bonitas Canciones, de Canteloube; la segunda se dedicó a una versión de concierto de la zarzuela cubana Cecilia Valdés, que además fue grabada. Destacaron la soprano Ybarra y el tenor Roy; María Bayo mantiene una buena línea de canto y notas de calidad, pero cada vez se le entiende menos. Nechsling comenzó con una notable versión de Saturnal, de Manuel Balboa, el malogrado compositor coruñés, que precisa de un orgánico relativamente reducido; la orquesta empleó aún menos efectivos en el Concierto para guitarra, de Castelnuovo: estimable interpretación, aunque ni así es posible escuchar el instrumento conductor; únicamente, en los pasajes a solo, y eso gracias a la amplificación; el joven guitarrista Coves se halla sin duda bien encaminado; una Quinta Sinfonía, de Chaikovski puso en evidencia que no sólo a Rizzi le gustan los violentos contrastes sonoros, aunque también hubo pasión y dramatismo. Julio Andrade Malde 21 262-Pliego 2 23/3/11 11:59 Página 22 AC T U A L I DA D LAS PALMAS XLIV Temporada de Ópera Alfredo Kraus EXCELENCIAS BELCANTISTAS Nacho González Teatro Pérez Galdós. 5-III-2011. Bellini, Norma. Dmitra Theodossiou, Ruxandra Donose, Fabio Sartori, Carlo Colombara, Rosa Delia Martín, Francisco Navarro. Coro de la Ópera de Las Palmas. Filarmónica de Gran Canaria. Director musical: Fabrizio Carminati. Director de escena, escenografía y vestuario: Mario Pontiggia. LAS PALMAS Dmitra Theodossiou y Fabio Sartori en Norma de Bellini en el Teatro Pérez Galdós de Las Palmas 22 Como es bien sabido, cuando un programador decide asumir una ópera de las características de un título tan frecuentado como lo es Norma, se expone al reto de encontrar un elenco de cantantes de primer orden (especialmente en lo que respecta a las dos voces femeninas principales y al tenor) ya que el ochenta por ciento de la grandiosidad de esta ópera reside justamente en lo puramente vocal. Y no porque no haya importancia en la trama o no existan situaciones dramáticas bien construidas, sino porque en Bellini lo canoro parece supeditar a todos los demás elementos que componen el género operístico. Si a ello añadimos la tan cacareada crisis de voces dramáticas y que para bien o para mal, el fenómeno Callas parece sobrevolar en lo vocal y en lo trágico siempre que nos acercamos a la sacerdotisa gala, la tarea parece ser aún más compleja. Para el título con que habría de inaugurar la cuadragésimo cuarta Temporada de Ópera en Las Palmas de Gran Canaria, Mario Pontiggia, director artístico de la misma, contó con reparto más que solvente para salir victorioso del reto, amén de un inteligente planteamiento en lo escénico que le valió el aplauso unánime de público y crítica. Evitando preciosismos de regusto neoclásico, ni el realismo fronterizo con el mundo del cómic de otras producciones, se optó por una línea neutra en la que la simbología nocturnal y de la naturaleza adquiere protagonismo, para realzar las diferencias entre la “modernidad” del mundo romano y lo ancestral del mundo céltico y de los druidas. Los diseños escenográficos de Antonella Conte y la inteligente iluminación de Alfonso Malanda contribuyeron no poco a realzar la sobria pero efectiva ambientación teatral. Quizá el carácter primordialmente lírico del instrumento de Theodossiou no parece ser el ideal para las referencias de otras grandes Normas, pero resulta más que convincente en la elegancia del fraseo, la sutileza de los pianissimi que la hacen más íntima y reconcentrada que visceralmente trágica. Si en los extremos más agudos, el forte puede resultar hiriente, el despliegue de pureza canora en los momentos elegíacos acaban por despertar el entusiasmo general. Y, en los tiempos que corren, ya es decir mucho. Tanto en los dúos con la protagonista como en el del tenor, la Adalgisa de Ruxandra Donose enamora desde el primer momento: bello y homogéneo instrumento en todos los registros; impecable musicalidad y embriagadora presencia escénica fueron bazas que le valieron un triunfo sin reservas. No anduvo a la zaga, ni mucho menos Fabio Sartori, que debutaba el difícil rol de Pollione. Su italianísimo timbre tenoril seduce ya desde su difícil aria del primer acto y en una actuación en línea ascendente supo ganarse el entusiasmo del público. Correcto Colombara como Oroveso y muy bien Rosa Delia Martín y Francisco Navarro en sus cometidos. Carminati dotó de dramatismo los momentos más desgarradores de la partitura, sabiendo arropar como se debe el descarnado protagonismo de las voces, en una versión llena de emotividad. Buena la respuesta de orquesta y banda interna, y, magnífico, como es habitual, el coro dirigido por Olga Santana. Leopoldo Rojas-O’Donnell 262-Pliego 2 23/3/11 11:59 Página 23 AC T U A L I DA D MADRID Lectura psicológica de la ópera de Massenet REFINADA CONGELACIÓN Parece pedir Werther, tanto en lo musical como en lo escénico, un humanismo cercano, en lo posible alejado de la peligrosa guardarropía. No hay duda de que si existe un director de escena diametralmente opuesto a un planteamiento vulgar y tópico éste es Willy Decker. Su acercamiento a la composición invita a la abstracción, intelectualiza y penetra en los elementos puramente psicológicos y esquematiza hasta el límite la acción. Concede desusada importancia a la figura de la madre muerta — su retrato preside toda al primera parte—, causante de que Charlotte haya de unirse a Albert. Maneja los tiempos y las presencias mudas de los personajes aun cuando éstos, según el libreto, no hayan de estar en escena. Un buen ejemplo es la aparición de Albert durante la agonía de Werther, tan mal resuelta por otro lado, deambulando de aquí para allá. Apuntes que indagan en la psique de los protagonistas y que son realzados por un soberbio manejo de la luz. Una idea nueva, aunque no la vemos demasiado afortunada, es la de convertir a Johann y a Schmidt, dos pesados vecinos, en una especie de geniecillos malignos, instigadores a su modo de la tragedia; son un toque quizá en exceso chusco. Todo se desarrolla, con movimientos casi geométricos, en una escenografía muy esquemática, presidida por un panel corredizo, que se abre o se cierra más o menos de acuerdo con los claroscuros de la acción y que es movido incluso por los propios personajes. Todo muy minimalista, con figuras de casas y casitas representando a la comunidad, dos únicas sillas, una larga y siniestra mesa en dos instan- Javier del Real MADRID Teatro Real. 19-III-2011. Massenet, Werther. José Bros, Sophie Koch, Ángel Ódena, Jean-Philippe Lafont, Auxiladora Toledano, Francisco Vas. Director musical: Emmanuel Villaume. Director de escena: Willy Decker. Producción de la Ópera de Fráncfort-Teatro Real. Josep Bros y Sophie Koch en Werther de Massenet en el Teatro Real tes estratégicos y un fondo exterior de vivo color anaranjado al principio y de un gris terroso al final: imagen muy obvia del curso de los acontecimientos. Una disposición que esclerotiza la historia, la congela y le quita todo posible calor, cosa algo paradójica en una obra tan cálida y apasionada. La visión de Decker, de quien esperábamos más, fue a contracorriente del nervio impuesto desde el foso por la batuta de Villaume, algo rudo y primario, excesivo en lo percutivo, aunque vigoroso. Hizo sonar mucho, y no siempre bien, a la orquesta, con algún perjuicio para las voces. Entre éstas nos gustó la de Sophie Koch, de tan carnoso centro, que hizo una delicada composición de Charlotte, evidenciando un generoso fraseo. Hemos de aplaudir el digno Werther de Bros, con destellos líricos de hermosa factura y voces mixtas bastantes logradas, si bien su instrumento, poco rico en armónicos, no acaba de dotar de la materia necesaria a los instantes más dramáticos. Su canto es limpio y honrado pero un tanto plano. Delineó con fortuna su aria del tercer acto y anduvo relativamente forzado en ciertos agudos, que tienden a abrirse en exceso. Auxiliadora Toledano brilló, con una voz menos ligera de lo habitual, en Sophie, aquí con actitudes extrañamente infantiloides. Buena labor exceptuando un par de calantes agudos. Ódena mantuvo el tipo en un personaje desagradable y monolítico como el de Albert. Eficaces todos los demás. Estupendos, extrañamente afinados, los niños cantores. Arturo Reverter 23 262-Pliego 2 23/3/11 11:59 Página 24 AC T U A L I DA D MADRID Tras una larga ausencia EL REGRESO DE MEYERBEER Madrid. Teatro Real. 1-II-2011. Annick Massis, Julianna di Giacomo sopranos; Karine Deshayes, mezzo; Eric Cutler tenor; Dimitris Tiliakos, barítono; Dimitri Ulianov, Marco Spotti, bajo. Coro de la Comunidad de Madrid. Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real. Director: Renato Palumbo. Meyerbeer, Les huguenots (versión de concierto). Javier del Real D esde 1924, cuando abrió la última temporada del Real, no se escuchaba en Madrid esta grandiosa obra meyerbeeriana. Si se puede lamentar que sólo se ofreciera en concierto, la compensación llegó por lo disfrutable de sus resultados. Palumbo, que ya tiene su experiencia con el compositor gracias a su precedentes trabajos en Martina Franca, dirigió una versión rotunda, que aligeró con algunos cortes en los actos III y V, atenta al solista (salvo al final del dúo soprano-tenor donde se le escapó el volumen orquestal), manejando con pericia una orquesta que brilló en conjunto y a través de varios de sus solistas (viola, chelo, flauta, clarinete bajo) y a dos coros simplemente a la altura del exigente cometido. Mas- sis aprovechó su acto para dar autoridad, presencia y brillo, que es lo que necesita, a su regio y simpático personaje; Di Giacomo, aunque susceptible de entrar algo más en la esencia de Valentine, exhibió una voz, joven, rica, potente y hermosa: una impactante sorpresa, en suma. Cutler hizo un Raoul de cuidada línea canora, detallado en bastantes mati- ces, valiente en los terribles ascensos al agudo, incluido el siempre esperado re bemol de la hermosa cadencia del dúo suficientemente sonoro para agradecérselo. Deshayes aprovechó su cavatina, que cantó de forma exquisita, dando cuenta de una voz flexible de mezzo aguda bien considerable en colorido y exposición. Imponentes los medios de Ulia- nov, con el mordente típico de muchas voces eslavas y con el generoso registro que su parte necesita, fue una pena que algunos deslices en la entonación afearan intermitentemente su lectura. Algo que puede extenderse también al a menudo más estentóreo que participativo, aunque entregado, Nevers del griego Tiliakos. Spotti destacó, en los momentos que falta hacía, al intolerante Saint-Bris, con medios atractivos y convincentes. En el resto del amplio equipo sobresalieron, en un común clima de notable generalidad, bien timbrados, Mikeldi Atxalandabasso (Bois-Rosé), Károly Szemerédy (Maurevert) y Pablo Martín Reyes (Tavannes). Fernando Fraga Ciclo de la OCNE BRILLANTEZ Y MEDITACIÓN Madrid. Auditorio Nacional. 27-II-2011. Alisa Wellerstein, violonchelo. Coro y Orquesta Nacionales de España. Director: Miguel Harth-Bedoya. Obras de Golijov. 4-III-2011. David Krakauer, clarinete. ONE. Director: Leonard Slatkin. Obras de Golijov y Mahler. 11-III-2011. Lang Lang, piano. ONE. Director: Josep Pons. Obras de Soler, Liszt, Chopin y Wagner. E 24 n la habilísima música del judío Osvaldo Golijov (La Plata, 1960) no es oro todo lo que reluce, bien que aparezca envuelta en ropajes extraordinariamente atractivos, que nacen de una inteligente utilización de los timbres y de una precisa aplicación del ritmo. Escuchamos rasgos temáticos provenientes de la tradición yiddish, que permean las texturas, algo muy evidente en The Dreams and Prayers of Isaac the Blind, concierto para clarinete klezmer, bien tocado por Krakauer y que se deja sentir en otras composiciones, la mayoría impregnadas de esa fragancia un poco sacarinosa y complaciente que emana de tantas creaciones destinadas al celuloide, como la suite Youth without Youth. La Pasión según san Marcos (selección) es un pastiche en el que se intentan casar el flamenco, el jazz y otras fuentes con abundancia de melismas y ostinati rítmicos. En el Concierto para violonchelo amplificado (tocado por Alisa Wellerstein) interviene una pléyade de refinados instrumentos de percusión. Música fronteriza, elegante y por momentos banal. No nos pareció relevante el trabajo de orquestación de cuatro lieder de Schubert, que cantó la ya algo agostada Dawn Upshaw. Harth-Bedo- ya y Slatkin dirigieron con oficio y éste realizó con la Cuarta de Mahler uno de sus mejores trabajos ante la ONE, muy despierta en este caso. Lo más interesante de estas sesiones fue el encargo a Josep Soler, Dos poemas para orquesta, cuya música proviene de su ópera Jesús de Nazaret y donde el compositor pone de manifiesto control de medios y un magnífico tratamiento de la densa materia orquestal. Obra dramática, expresionista, meditativa, intensa, rica en colores sombríos, que se cierra con una cita de Parsifal de Wagner, de cuya Tetralogía Pons y la ONE ofrecieron distintos fragmentos. Sona- ron bien pero en exceso musculados y faltos de depuración y claridad. Bueno el acompañamiento, en el Concierto nº 1 de Liszt y el Andante spianato y Gran polonesa de Chopin, a esa luminaria mediática y gran pianista que es Lang Lang, que atacó con pasmosa seguridad, fogosidad y precisión virtuosa ambas composiciones. Le falta al joven artista sentido de la línea y una mayor coherencia en la exposición. En ocasiones nos cargan sus exageraciones agógicas, sus acentos fuera de sitio y su tendencia a un extemporáneo manierismo. Arturo Reverter 262-Pliego 2 23/3/11 11:59 Página 25 AC T U A L I DA D MADRID Ciclo de la OSRTVE DE TODO UN POCO Madrid. Teatro Monumental. 11-II-2011. Akiko Suwanai, violín. Sinfónica de Radio Televisión Española. Director: Günther Herbig. Obras de Lutoslawski, Szymanowski y Dvorák. 18-II-2011. Alexandra Petersamer, contralto. Coro de Niños de la Comunidad de Madrid. OSCRTVE. Director: Carlos Kalmar. Mahler, Tercera Sinfonía. CARLOS KALMAR L utoslawski es tan moderno que a los cinco segundos de iniciarse su Libro para orquesta una señora de la fila de atrás comentó con fastidio: “¡Ay, lo de siempre!”. Procediendo así no le concedía ninguna oportunidad a la expresiva versión de Günther Herbig y la ORTVE de una obra estrenada en 1968, que ya debería estar asimilada. Espléndida por su claridad y rigor expositivo, en ella metales y percusión sonaron siempre bien templados, respetando el espacio sonoro de la cuerda, sin avasallarla. El Segundo Concierto para violín de Szymanowski, menos narcotizante que otras músicas suyas, fue un triunfo personal de Akiko Suwanai, bien apoyada por orquesta y director. Suwanai es un dechado de esplendor sonoro, metal punzante, ligazón. Entre las virtudes de su Stradivarius destacan el brillo de la franja aguda o la intensa vibración. Lo que hizo notable a la Octava Sinfonía de Dvorák fue su empaste y equilibrio orquestal. Cada gesto de Herbig fue traducido con justeza por los músi- cos, y Mónica Raga, la solista de flauta, quien seguía sus indicaciones al dedillo, tuvo una noche especial. Un director orquestal con un sentido innato de las proporciones y volúmenes; un director que dirige con verdad es hoy una rara avis, aunque alguno no lo crea. Casi dos horas le duró la elefantiásica y por momentos muy hermosa Tercera Sinfonía de Mahler a Carlos Kalmar. En tan dilatado espacio demostró que conoce bien la obra, abordada de manera directa y nada alambicada. La suya es una batuta ágil, nerviosa, vibrátil, lo último a consecuencia de esa pasión algo indiscriminada que aplica a todo lo que dirige, lo que en ocasiones le lleva a tocar demasiado fuerte. La ORTVE respondió con firmeza, y las cuerdas graves sonaron con una belleza inusual, aunque en el Finale a los arcos les costara emprender el vuelo. La contralto exhibió pureza de línea, pese a una voz algo agrietada; afinado y preciso en la rítmica el coro de niños. J. Martín de Sagarmínaga 25 262-Pliego 2 23/3/11 11:59 Página 26 AC T U A L I DA D MADRID Ciclo de la ORCAM DE LO ALMIBARADO A LO INEFABLE Madrid. Auditorio Nacional. 14-II-2011. Sandra Fernández, soprano. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Director: José Miguel Pérez Sierra. Obras de Rachmaninov, Soutullo y Mahler. 7-III-2011. Joan Enric Lluna, clarinete; Julie Cooper, soprano; Alexandra Gibson, mezzosoprano; Mark Dobell, tenor; Eamonn Dougan, bajo. Coro y Orquesta de la Comunidad de Madrid. Director: Harry Christophers. S ería San Valentín, o la línea interpretativa de Pérez Sierra, el público bonanciblemente influenciado por la festividad; ¡qué sé yo! El asunto es que resultó un concierto almibarado hacia el que el respetable se pronunció con aplausos exultantes (tanto que no pudieron contenerse tras el primer tiempo de la sinfonía). En Vocalise hubo claridad de voces orquestales, delicadeza y un cierto decaimiento de línea para mi gusto. La página hiper-romántica quedó edulcorada. Sin embargo, el almibaramiento total vendría en una lectura de la Cuarta Sinfonía del autor bohemio ordenada y clara, parcialmente exenta de concatenación en el discurso sonoro, con un deslavazado segundo tiempo y en una línea unitaria de sirope que fue muy del agrado del público. La intervención de Sara Fernández con su bello timbre cooperó al éxito. Entre Rachmaninov y Mahler escuchamos, del bilbaíno Eduardo Soutullo, All the echoes listen. Es la primera parte de un tríptico en el que se rinde homenaje a Messiaen, Takemitsu y Grisey. Hace el autor una sucesión de efectos sonoros en acordes sucesivos que se ensanchan para volver inmediatamente a la base de entramado sinfónico, lo cual da al conjunto cierta monotonía estética. El concierto que dirigió Harry Christophers estuvo consagrado por completo a Mozart y dedicado con elogiosas palabras por el titular de la orquesta, José Ramón Encinar, al recientemente fallecido Odón Alonso. El Ave Verum corpus K. 618 lo abrió, sumiéndonos en la más acendrada sensación musical, por convicción y unción. A pesar de lo dicho, se diría que sólo hizo de pórtico para dar paso a una interpretación inefable del Concierto para clarinete y orquesta K. 622, en la que Lluna fue regalándonos fraseo, intensidades, modulaciones, con absoluta maestría, que se fusionó en un todo con lo que fue mimbre también del apoteósico triunfo: la labor exquisita de la orquesta dirigida por el maestro inglés. Una interpretación de campanillas, que dio lugar a que el clarinetista nos obsequiara con un Capricho del dedicatario del concierto, Anton Stadler, en el que se citan temas de La flauta mágica. Culminó todo con la entrega de coro y orquesta en el Réquiem K 626. La claridad obtenida en el Kyrie, con mención especial de la fuerza que se obtuvo en el Dies irae, el conmovido Salvame, el matizadísimo coro en el Agnus Dei y la culminación pujante de la obra, hacen que se olviden detalles como la incompetencia del bajo, escaso para esta denominación y sin ni siquiera un timbre agradable, o la cortedad de la mezzo, de bonita voz. Bien soprano y tenor, por tanto. Christophers hizo salir a saludar, con todo merecimiento, al maestro Casas-Bayer, director del coro. José A. García y García Liceo de Cámara ALTIBAJOS Madrid. Auditorio Nacional. 23-II-2011. Cuarteto Bennewitz. Obras de Janácek, Suk y Beethoven. 2-III-2011. JeanGuihen Queyras, violonchelo. Obras de Vitali, Bach, Lutoslawski, Berio, Henze, Dutilleux, Crumb y Britten. E 26 l Cuarteto Bennewitz causó una buen impresión en la ácida —pero apropiada al estilo— lectura del Cuarteto “Cartas íntimas” de Janácek. Tras esta página, la Meditación sobre el antiguo coral checo “San Wenceslao” de Suk quedó como una música más bien anodina. Lamentablemente, el plato fuerte del concierto, el Cuarteto op. 131 de Beethoven evidenció una inmadurez técnica y conceptual alarmantes; si a ello unimos una hiriente sonoridad casi generalizada, incoherencias dinámicas y acentuales e instantes de confusión absoluta, sobre todo en el cuarto tiempo, se deduce que la versión fue ciertamente indigna de una serie de la altura del Liceo de Cámara. Jean-Guihen Queyras preparó un programa sumamente interesante y atrevido. La coexistencia de músicas de Bach y Vitali — sobre un instrumento JEAN-GUIHEN QUEYRAS moderno— con piezas de Dutilleux, Crumb o Berio se dad de la tradición de éstas. planteaba como una tesis Queyras no logró, desafortuperfectamente demostrada nadamente, una lectura en la práctica: la modernidad redonda de la Suite nº 1 de de aquéllas, esencialmente la Bach o la Toccata de Vitali, suite de Bach, y la continui- pero probó en la segunda parte, en la Bergamasca de este mismo autor italiano, que se trataba de que su sonido estaba todavía algo frío. Desplegó un ancho abanico de posibilidades instrumentales en la extraordinaria Sonata de Crumb y brindó una soberbia lectura de la Segunda Suite de Britten, página cuyas connotaciones bachianas son más que obvias. El círculo quedaba cerrado. Una gran sesión. Enrique Martínez Miura 262-Pliego 2 23/3/11 11:59 Página 27 AC T U A L I DA D MADRID Ibermúsica MAESTRO ENTRE MAESTROS Madrid. Auditorio Nacional. 20-II-2011. Daniel Barenboim, piano. Obras de Schubert. V olvió Barenboim a Madrid, en olor de multitudes, como de costumbre. Ambiente que además él, maestro entre maestros en la comunicación con el público, domina como nadie. El programa se centraba en dos de las más importantes obras del ciclo schubertiano: la D. 894 y la D. 958 (en do menor, no en do mayor como por error se señalaba en el programa: de las erratas no se escapa ni el tato). Aunque el argentino nos ha dejado repetidos testimonios schubertianos de considerable valor (la D. 960, los Impromptus y Momentos musicales, música a cuatro manos junto a Radu Lupu, magistrales acompañamientos de Lieder), estas dos sonatas eran relativamente primerizas en sus conciertos, al menos en los muchos que quien esto firma le ha escuchado en casi 30 años. Encontramos en sus interpretaciones, en todo caso magníficas, las virtudes de costumbre: sonido cuidadísimo, matices de escalofrío (¡qué pianísimos en el Andante de la D. 894!), cantable siempre exquisito y discurso fluido y elegante, en el que destaca un manejo magistral de las transiciones y una gradación ejemplar de la tensión, lograda no sólo con una gama dinámica ejemplar sino con una inteligente flexibilidad de tempi que por momentos recordaba a su admirado Furtwängler. Bien es cierto que, en algún momento, el argentino llevó tal flexibilidad a extremos que podrían considerarse al límite de lo forzado (en algún momento se asomó a mi memoria el Bernstein que a veces se acercaba y se acercaba al límite de lo sostenible), pero la solidez y excelencia global del mensaje son de tal calibre que lo que procede, mientras el límite no se sobrepase y el discurso no se torne manierismo franco, es disfrutar de unas interpretaciones D. BARENBOIM schubertianas de las que se escuchan pocas (aunque en este sentido el público madrileño haya sido afortunado, no hace tanto, con recitales sensacionales de Leonskaia, Brendel o Zacharias). Como momentos a guardar en la memoria cabe destacar, además del precitado Andante, el Minueto de la misma obra (con un trío magistral), el estupendo y vitalista Allegro final, el espléndido primer tiempo de la D. 958 y el delicioso Momento musical nº 3 regalado como primera propina. La esperada “lluvia” de encores tantas veces habitual en las visitas del argentino no llegó a producirse, y tras el Momento musical Barenboim obsequió un sobresaliente — bien que asimismo con algún detalle límite del tipo anteriormente descrito— Impromptu D. 935, nº 2. Excelentes notas de Luis Gago, para un programa de mano con anécdota: una simpática caricatura de Vicco von Bülow utilizada en los programas de la Filarmónica de Berlín llamaba la atención del público para evitar, reducir o limitar el impacto irritante de las toses (también había otra inserción similar sobre los móviles). El detalle, por desgracia, resultó estéril una vez más: ganaron los tísicos por goleada y también los amantes de los timbres estridentes. Pero el triunfador de la noche fue el esperable: Daniel Barenboim y su extraordinario talento artístico. Rafael Ortega Basagoiti Juventudes Musicales EL ARRIBO DEL CHINO Madrid. Auditorio Nacional. I-III-2011. Lang Lang, piano. Obras de Bach, Schubert y Chopin. 9-III-2011. Lang Lang, piano; Vadim Repin, violín; Mischa Maiski; violonchelo. Obras de Rachmaninov, Mendelssohn y Chaikovski. L ang Lang trazó una Partita nº 1 de Bach romantizada y casi contemplativa, de hechuras siempre pianísticas. El cambio en el color y grosor de las líneas era constante. Así, la Courante conoció muchas alteraciones rítmicas, con el pedal remarcado, e idéntica libertad hubo en la Sarabande, aderezada con arpegios sedosos y flotantes arabescos, llena de silencios repentinos y ojitos en blanco. Parece que en la D. 960 de Schubert erró el tino, pues tuvo momentos de elongado deambular, de forma que la perspectiva casi se desdibujaba. Este Schubert no se deja caramelizar tan fácilmente, pero en la primera repetición del moderato calcó, ingrediente por ingrediente, el mismo cocktail de efectos y bizarrías, graduado con iguales azúcares. Sin embargo, nunca hay que darlo por muerto. En el segundo bloque de los Estudios de Chopin el nivel fue empíreo. Hacen falta símiles, metáforas y hasta hipérboles para ilustrar la potencia y belleza de los tres últimos. Su pianismo sacó a relucir la grifería de oro: era un chorro del que manaban cataratas de notas impolutas, el dictador que lanza puñados de monedas al pueblo. En Viento de invierno, asido a una gestualidad hipnótica, barrió a sus posibles rivales, y ya no procede compararlo con la severa Elisabeth Leonskaia del día anterior. En el elegante Trío op. 49 de Mendelssohn, Lang — monstruo del piano— decidió comportarse como un buen chico. Tuvo como acompañantes a Vadim Repin y Mischa Maiski, que tampoco son unos mindundis; pero Repin ve ya cómo su estrella declina de modo incomprensible, y Maiski es el paradigma del chelista quebradizo y falible, que sólo con entusiasmo y corazón puede elevarse a parejas, si bien inferiores, alturas que el pianista. Después vino el Trío op. 50 de Chaikovski, obra de poderoso aliento, aunque desigual —y cabe más dentro de una colección de piezas genéricas que en el caudaloso molde de la forma sonata—, la cual se benefició de la perfecta conjunción entre sus tres intérpretes, alcanzándose dimensiones portentosas a lo largo del Finale. Claro está que antes, durante el Tema con variaciones, Lang se robó gran parte de la mazurca, en la que hizo trepidar cascadas de notas de metal purísimo, redondeadas con un pedal que calibró en extremo colorido y dinámicas. J. Martín de Sagarmínaga 27 262-Pliego 2 23/3/11 12:10 Página 28 AC T U A L I DA D MADRID Ciclos de Grandes Cantantes y de Lied DEBORAH Y VIOLETA VIOLETA URMANA ción y despedida y Donde suenan las bellas trompetas. Naturalmente, Strauss le queda como de medida, en particular con memorables intervenciones como Invitación secreta, Cecilia y, fuera de programa, Dedicación. Hasta Duparc fue vertido con una irresistible conmoción. El pianista actuó en obras de compromiso —Rachmaninov, sobra decirlo, pero también el resto— y aportó una sensualidad de sonido y un arresto expresivo comparables a los de la cantante. Menos fortuna tuvo Polaski, voz igualmente rica, esmaltada y que sabe apro- Milena Schlösser DEBORAH POLASKI S oprano dramática, con rica extensión al registro de mezzo, Urmana ha sabido elegir con inteligencia su repertorio de cámara. Su voz es grande, rica de cuerpo y de color, pareja y generosa de registros. Hacia el agudo, su vibración se abre y cobra una bella agresividad. Así es que especuló con las obras más cercanas a lo teatral: escenas, relatos, soliloquios intensos y con algo de intención desgarradora. En los Rachmaninov —especialmente en Disonancias y Aguas primaverales— alcanzó cimas estremecedoras. De los Mahler, todos dichos con peculiar intensidad, destacaron el ciclo de Rückert y piezas sueltas de El cuerno de la abundancia como Separa- Schneider Madrid. Teatro Real. 4-III-2011. Deborah Polaski, soprano. Orquesta Titular. Director: Sylvain Cambreling. Obras de Dukas, Ravel y Schoenberg. Teatro de la Zarzuela. 8-III-2011. Violeta Urmana, soprano; Jean Philip Schulze, piano. Obras de Mahler, Duparc, Rachmaninov y Strauss. vechar hasta cierta aridez en el agudo. Debió padecer Erwartung de Schoenberg, obra vetusta y profesoral que sólo pertenece a una historia documental de la música. Cambreling impidió escuchar la mitad de la partitura para soprano, pues se decidió por una marcialidad de cobres y percusión que, unida a las disonancias schoenbergianas, la tornó inaudible. En lo escuchable, Polaski estuvo excelente. Antes, el director tradujo Mi madre la oca de Ravel y un interludio de Ariadna y Barba Azul de Dukas, con exquisitez, elegancia y, en lo raveliano, la gracia alada de ese título con aromas de leyenda infantil. Blas Matamoro Operadhoy TRANSGRESIÓN FRUSTRADA Madrid. Teatros del Canal. 18-III-2011. Eine Metapraxis. Solistenensemble Kaleidoscop. Director de escena: Alexander Charim. Producción de operadhoy y la Bienal de Salzburgo. L 28 a idea inicial de este espectáculo, calificado como Instalación escénicomusical, es muy prometedora. Nace de un brevísimo relato de Kafka, que reproducimos: “Una pequeña reunión estaba tomando el te por la tarde en una habitación estrecha. Un pájaro daba vueltas a su alrededor, un cuervo les tiraba del Escena de Eine Metapraxis en los Teatros del Canal pelo a las chicas y sumergía el pico en las tazas. formaciones de épocas muy de época, lugar en donde se Ellos lo ignoraban, cantaban dispares, de autores tan dis- toma el te, se arrastran los y se reían, y entonces el tintos como Cage, W. F. y C. muebles y se forman ocasiopájaro se volvió más osado”. P. E. Bach, Purcell, Bielawa, nales parejas eróticas. La Estamos ante una irrup- Dillon, Guerrero, La Monte obra de Christou, Praxis for ción de “lo abierto, de lo irra- Young y Jani Christou, base 12, que es el eje central, cional y lo irrazonable en un acústica y en cierto modo plantea furiosos ataques, nermundo ordenado y burgués”, argumental todas ellas de viosos pizzicati, gritos, trécomo dice Charim, que una acción escénica que se molos agudísimos, susurros a emplea músicas para varias va desarrollando en un salón la vera de un piano prepara- do. Todo acaba en paz con la Sinfonía en si menor Wq 182, nº 5 de Carl Philipp Emnuel Bach. Los jóvenes músicos mostraron temple en el manejo de sus instrumentos, afinación justa y sonoridad un tanto áspera. Mejores en este cometido que en el de actores, protagonistas de un espectáculo bien intencionado pero más bien light, tímido y generalmente aburrido. Se hubiera pedido un poco más de arrojo, de violencia, de transgresión. Que se hubiera “roto la cuerda” de verdad para dar cauce franco a lo que promete el relato kafkiano. Arturo Reverter 262-Pliego 2 23/3/11 11:59 Página 29 AC T U A L I DA D MADRID Universo Lachenmann NOCHE TRANSFIGURADA Rafa Martín L a tercera de las jornadas de musicadhoy dedicadas al Universo Lachenmann tenía como tema la metamorfosis. Y de acuerdo con la política programadora del ciclo, la cuestión se pulsó conviniendo un diálogo entre la música del compositor de Stuttgart y uno de sus abuelos estéticos, en este caso el Richard Strauss de la testamentaria Metamorphosen (1945), obra que señala el límite del lebhaft romántico y que a su modo repica los clangores secesionistas de la escuela vienesa. Aquí Strauss llora las ruinas de Múnich con un adagio renegrido que divisi tras divisi va anudando los veintitrés arcos que lo plañen en una intoxicante agonía contrapuntística. Pero en este contexto lo que interesa señalar de las Metamorfosis no es tanto el crepúsculo de una estética en crisis sino la forma misma de su complejidad. Así pareció entenderlo Encinar al colegir de la página una lectura muy bien empastada y tocada con el punto justo de arrebato en la que cada hilo de la urdimbre sonó acoplado y en su sitio. Con la intención de expandir las interioridades camerísticas de las Metamorfosis se propuso a continuación el impreciso Notturno (Musik für Julia) (1966-1968) de Lachenmann, una pieza de juventud para violonchelo y pequeña orquesta que pese a sus dubitaciones y recesos —la introducción se antoja una irrisoria declaración de principios seriales— incorpora una cadenza llena de erotismo en la que el instrumentista/amante —un delicadísimo Arne de Force—, acaricia con paciente delectación las intimidades de la caja y el mástil (un glissando rasgado en el envés del cordal, un pellizco del JOSÉ RAMÓN ENCINAR Madrid. Auditorio Nacional. 22-II-2011. Arne de Force, violonchelo. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Director: José Ramón Encinar. Obras de Strauss y Lachenmann. arco sobre el botón…) para provocarle al instrumento unas sonoridades que, mezcladas de silencio, recuerdan los murmurados placeres del coito. Tras la pausa, director y orquesta nos ofrecieron sin desmayos la obra grande de la velada, Schreiben (20032004), trabajo en el que ya aparecen corregidas y asimiladas las perspectivas forzadas de obras multifónicas previas —caso de la cojitranca y gigantista Ausklang. Schreiben es un ceremonial pagano donde la música se excreta, eyacula y expele de forma casi paroxística. Como si de un gran responsorio se tratase, los diferentes grupos instrumentales van pulverizando sus materiales mientras doblan o despedazan los clústers que les llegan desde otras regiones del organicum, intercambiando aspersiones por dispersiones en una hermosa pirosis sonora que revoca la condición civilizada de la orquesta. Lo mejor de la velada, con todo, no fueron las músicas o sus correspondientes ejecutorias, sino el hecho de poder volar de Strauss a Lachenmann en poco más de una hora sin apenas notar los efectos del jet lag. Y eso, aunque no lo parezca, también entraña sus metamorfosis. David Rodríguez Cerdán 29 262-Pliego 2 23/3/11 11:59 Página 30 AC T U A L I DA D MÁLAGA / MURCIA Acertado doblete PEQUEÑAS GRANDES ÓPERAS MÁLAGA Teatro Cervantes. 13-III-2011. Wolf-Ferrari, Il segreto di Susanna. Poulenc, La voix humaine. Isabel Rey, Michelle Canniccioni, Javier Franco, Nigel Leach. Filarmónica de Málaga. Director musical: Lorenzo Ramos. Director de escena: José Luis Castro. En coproducción con los teatros Arriaga de Bilbao, Villamarta de Jerez y Gran Teatro de Córdoba, se han estrenado estas dos pequeñas joyas de la ópera del pasado siglo en las que la condensación estética de música y argumento determina su singularidad y razón de ser dentro del panorama lírico de su época. Hacerlas en una misma función ha supuesto un pequeño reto para el director de escena, que ha logrado hilvanar, de alguna manera, cada una de las historias presentando a la cantante yacente en el escenario como silente anticipo de su actuación en La voix humaine que se representó en la segunda parte de la velada y un sugerente sketch amoroso relacionado con la obra de WolfFerrari. La excelente calidad vocal de la soprano corsa Michelle Canniccioni fue uno de los aspectos más destacados de la función, secundada por la intensa acción dramática con que interiorizó el texto de Jean Cocteau. Así, la ternura, pasión y, finalmente, desesperación ante la inevitable última despedida de su ser amado, generó una gran tensión en el espectador que percibía cómo la sugerente y depurada música de Poulenc, muy bien llevada por Lorenzo Ramos, adquiría esa razón de ser semántica junto al texto en equiparable importancia. La escena propuesta por Castro, con una sugestiva iluminación, en su intención de elevar el tono trágico de la acción, significó cómo desde la simplicidad se puede llegar a la máxima expresividad forma. En Il segreto de Susanna, Isabel Rey en Il segreto di Susanna Castro introdujo el personaje del mayordomo Sante. Sus evoluciones en el escenario generaron otro hilo conductor a la historia, potenciándola y cargándola de inteligente comicidad. Isabel Rey, encarnando a la condesa Susanna, desplegó sus facultades canoras con la efusividad que requiere el personaje, especialmente en la escena de la equívoca discusión con su esposo, el conde Gil, bastante conseguido por el barítono coruñés Javier Franco, más dado a papeles netamente dramáticos en su repertorio profesional, cuya vis supo proyectar aquí con paradójica comicidad. Isabel Rey alcanzó su plenitud en la escena en la que goza fumándose un cigarro, plegándose con su voz y pose a la sensualidad musical del momento. La representación de estas dos óperas en una sola función ha constituido un acierto, haciendo de esta cita la más atractiva de esta temporada lírica malagueña. José Antonio Cantón Una orquesta en buena forma MAESTRÍA Y TALENTO MURCIA Auditorio. 6-III-2010. Julia Fischer, violín; Daniel Müller-Schott, violonchelo. Filarmónica de Montecarlo. Director: Neeme Järvi. Obras de Berlioz, Brahms, Gershwin y Ravel. 30 Neeme Järvi se presentaba en el auditorio murciano con la orquesta monegasca, que se encuentra en un momento dulce dentro de su dilatada historia (fundada en 1856) y su más que reconocido prestigio. El Doble Concierto en la menor, op. 102 de Brahms, propiciaba la actuación de dos de los más destacados solistas del actual panorama internacional. Con depurada musicalidad favorecida por un hermoso sonido. Fischer y Müller-Schott estuvieron siempre al servicio de esta obra en la que el autor trata por igual al violín y al violonchelo en aras de llegar a ese difícil equilibrio entre ambos instrumentos raras veces alcanzado en esta pieza incluso por grandes intérpretes. Lo lograron en esta ocasión con ese arte que significa entrar en el contenido musical de su discurso con la espontánea y natural elegancia que destila una perfecta compenetración técnica y una idéntica convicción en la concepción estética. Su cualidad de dúo excepcional quedó ensalzada en la ácida viveza del segundo movimiento de la Sonata en do de Ravel que ofrecieron como bis. Järvi, que inició el programa con una estimable versión del Carnaval romano de Berlioz, se mostró sereno en el gesto y preciso en la indicación, haciendo que la orquesta ofreciera su buen estado de forma, de manera destacada en su sección de cuerda y en los instrumentos de viento-madera. Considerado como uno de los herederos de la vieja tradición rusa en la dirección musical, refleja en cada instante del desarrollo de su interpretación una profunda comprensión de la estructura musical a la vez que una enorme intención para que sea perceptible al oyente. Estas virtudes quedaron de manifiesto en la caleidoscópica travesura Un americano en París de Gershwin y la luminosa Suite nº 2 de Dafnis y Cloe de Ravel, obras que representan lo más esencial de cada uno de sus autores, y en las que la orquesta ha de demostrar todas sus habilidades tanto a nivel individual de sus profesores como en su conjunto. El maestro estonio se sintió a gusto e identificado con la música del compositor de Brooklyn, realzando las combinaciones politonales mientras mantenía clara y diáfana la base musical donde se sustenta el armazón de este poema sinfónico. Sólo le faltó contar con la natural versatilidad de un instrumento orquestal estadounidense. Con Ravel la Filarmónica de Mónaco, naturalmente, se sintió más identificada, cuajando lo mejor de su actuación. José Antonio Cantón 262-Pliego 2 23/3/11 11:59 Página 31 AC T U A L I DA D MURCIA Una interpretación bajo el signo del entusiasmo CONJUNCIÓN DE ACIERTOS Murcia. Auditorio. 20-III-2011. Rossini, El barbero de Sevilla. José Antonio López, Cristina Faus, José Luis Sola, Paolo Bordogna, Felipe Bou, Leticia Rodríguez, Arturo Pastor, Juan Pablo Dupré. Coro Lírico Auditorio “Víctor Villegas” – Intermezzo. Sinfónica de la Región de Murcia. Directora musical: Virginia Martínez. Director de escena: José Carlos Plaza. E l más popular título operístico de Rossini ha ocupado la tercera cita lírica del auditorio murciano de la presente temporada con un notable éxito. La clave de este resultado ha estado en la conjunción de aciertos en todas las facetas del espectáculo que, en todo momento, ha destilado la entrega de un entusiasta grupo de cantantes, músicos y responsables de la escena. En este último caso hay que agradecer a José Carlos Plaza, desde un original planteamiento historicista, su constante control del movimiento de la acción al servicio de la partitura, en un claro deseo de realzar la belleza de sus pentagramas, consciente de que en ella se sustenta el gran equilibrio de esta genial ópera llena de divertidas situaciones de enredo y equívocos. Ha contado con el inestimable legado del diseñador recientemente desaparecido Sigfrido Martín Begué que ideó, para esta producción de la Fundación Teatro Maggio Fiorentino, una escenografía sugestiva y un vestuario lleno de gracia y colorido. En el aspecto vocal, se contó con un conjunto de solistas de una calidad muy homogénea, destacando la mezzosoprano Cristina Faus (Rosina) por la densidad de sus registros graves y su cuidada coloratura, en proceso de alcanzar más y mejores florituras como las apuntadas en la conocida aria Una voce poco fa del primer acto. El protagonista, Fígaro, estuvo a cargo del cantante murciano José Antonio López que arrancó los más intensos aplausos. No menor en aceptación fue la actuación de José Luis Sola encarnando al Conde de Almaviva. Su adecuación vocal fue de menos a más, consiguiendo en el aria Cessa di più resistere compensar el carácter tímbrico de su voz. Como Don Bartolo, Paolo Bordogna, más barítono que bajo bufo, entró con graciosa desenvoltura en su obsesiva inutile precauzione con la famosa aria A un dottor della mia sorte, logrando su mejor vis cómica en la escena de la lección de música del segundo acto, cualidad también a resaltar en la soprano granadina Leticia Rodríguez en su papel de la sirvienta Berta. Felipe Bou, cumplió en su papel de Don Basilio, defendiendo con profesionalidad la siempre esperada aria de La calunnia. Finalmente hay que hacer merecida mención de la excelente dirección de la murciana Virginia Martínez, destacando su claridad expositiva mediante el control de la voces y la asunción de un tempo contenido en su adaptación a los movimientos de la acción, identificada con los postulados del director escénico, demostrando así, dada su juventud, sólida formación e intuición artísticas. El coro, que se estrenaba en esta producción, dejó una agradable impresión, anticipando felices actuaciones en el futuro. José Antonio Cantón 31 262-Pliego 2 23/3/11 11:59 Página 32 AC T U A L I DA D ORENSE / SAN SEBASTIÁN Festival Pórtico del Paraíso LA ENTRAÑA DE LA MÚSICA ORENSE Iglesia de Santa Eufemia la Real. 27-II-2011. Pieter Wispelwey, violonchelo. Obras de Bach, Britten y Reger. En el cuarto año del todavía joven Festival Internacional de Música de Orense, Pórtico del Paraíso, se mantuvo el formato de las anteriores ediciones: concentración en el tiempo, diversidad en los escenarios, variedad en las propuestas, y nombres importantes, para convertir a la capital orensana entre el 18 y el 27 de febrero en relevante foco de atención artística. Este año fueron cinco los conciertos programados, una conferencia, y varias actividades paralelas, todo ello repartido entre la Catedral, un amplio grupo de iglesias de Orense, además del Teatro Principal y el Conservatorio. La inauguración correspondió en esta ocasión a los extraordinarios The Tallis Scholars. Tras las actuaciones del guitarrista Andrew York, el grupo La Tempestad y Raquel Andueza, y el Cuarteto 4Mality Percussion en días posteriores, llegamos a la jornada de clausura con el esperado recital de uno de los grandes solistas de nuestro tiempo, el violonchelista Pieter Wispelwey. El músico holandés ofreció un programa que incluía las Suites PIETER WISPELWEY nºs 1 y 2 de Bach, y las Suites nºs 1 de Britten y de Reger; un intere- expresivas del instrumento y sante recorrido que explora que supuso una nueva mueslas posibilidades técnicas y tra de la calidad excelsa del intérprete. Wispelwey es un músico de altos vuelos, capaz de obtener una ejemplar homogeneidad y calidez sonora; es además artista versátil, seguro, sobrio y riguroso; tan ajeno a gratuitos alardes como capaz de concentrar la atención del oyente en la esencia de la obra; como de esto último se trata, a fin de cuentas, el éxito suele acompañarle en sus actuaciones, cómo aquí ocurrió. Broche de oro, pues, para un Festival que poco a poco ha ido haciéndose un merecido hueco en el panorama musical del invierno gallego y del que esperamos continúe en su línea ascendente en los próximos años. Daniel Álvarez Vázquez Ciclo de la OSE MAESTRO JORDÁ, IN MEMÓRIAM SAN SEBASTIÁN Auditorio Kursaal. 10-III-2011. Christiane Karg, soprano. Sinfónica de Euskadi. Director. Andrés Orozco-Estrada. Obras de Guridi y Mahler. 32 El recuerdo de quien fuera primer director de la OSE, el maestro Enrique Jordá, protagonizó el concierto, que con motivo del centenario de su nacimiento sonó además de estupendo lleno de connotaciones sentimentales. No fue casual la elección de las Diez melodías vascas, puesto que el propio Guridi, basándose en fuentes de carácter popular, las compuso dedicándoselas a Jordá, quien a su vez las estrenó al frente de la Sinfónica de Madrid en el Monumental Cinema de esa ciudad el 12 de diciembre de 1941. Obra muy interpretada en Euskadi y que la propia OSE, bajo la dirección de Miguel Ángel Gómez Martínez, la registró en 1997. Por tanto, su ejecución debía estar a la altura y no dejarse llevar por ANDRÉS OROZCO-ESTRADA los vericuetos de las medias tintas que a veces suelen escucharse. Así pues, el colombiano supo conferir a cada una de las melodías la suficiente dosis de sensibilidad, sobre todo en las de carácter nostálgico como las Amorosas, a tempo llamativamente pausado la primera de ella, y Epitalámica o Elegíaca, así como enérgicas y bien matizadas las más rítmicas como Festiva o los De Ronda. El director confirió al conjunto de la obra una calculadísima dosis de contrastes a favor de una placentera audición. Por su parte, la Cuarta Sinfonía de Mahler sonó en su justa medida, no exenta de pequeños y anecdóticos desajustes rítmicos en el primer movimiento, que se vieron superados gracias a la versatilidad sonora sobre todo de la cuerda, y de manera especial en el tercer movimiento Ruhevoll: Poco adagio, siempre dentro de un controlado volumen, uniéndolo con el precioso lied Sehr behaglich final que sonó a través de la voz de la soprano Christiane Karg, y que supo poner sus dotes vocales al servicio mismo de la letra. Íñigo Arbiza 262-Pliego 3 22/3/11 14:19 Página 33 AC T U A L I DA D SANTIAGO Un recuerdo y una promesa QUINCE AÑOS DE LA RFG ALICE SARA OTT Rafa Martín Santiago de Compostela. Auditorio de Galicia. 24-II-2011. Lenneke Ruiten, soprano. Real Filharmonía de Galicia. Director: Helmuth Rilling. Obras Bach. 2-III-2011. Alice Sara Ott, piano. Obras de Beethoven y Liszt. P ara conmemorar los quince años de existencia de la Real Filharmonía de Galicia, el bonito detalle de invitar a Helmuth Rilling, que fue su primer director titular. Correspondió este con un programa de obras de Bach que daba oportunidades de lucimiento a tres de sus primeros atriles en destacadas intervenciones concertantes: el flauta Laurent Blaiteau en la Suite orquestal nº 2, la oboe Christina Dominik en la Cantata 202 y el trompeta Javier Simó en la Cantata 51. Excelente idea, pues los tres dieron muestra de su gran nivel como intérpretes. Ilya Fisher, Claudio Guridi y Daniel Kordubaylo también lo mostraron en la reconstrucción para tres violines del Concierto para tres claves BWV 1064 y lo mismo puede decirse de Anca Smeu y Grigori Nedobora en partes violinísticas concertantes de las cantatas, así como del violonchelo Plamen Velev y el contrabajo Alfonso Morán en el continuo de todas las obras interpretadas. No es cosa de comentar la actual adecuación de la visión que Rilling tiene de Bach, pues el programa elegido permitió disfrutar a plena satisfacción de la calidad de los componentes de la orquesta, que en su decimoquinto cumpleaños ofreció todo lo exigible a una de sus características. La fiesta hubiera sido completa si la soprano Lenneke Ruiten tuviera más voz y la hubiese empleado mejor. El ciclo de piano “Ángel Brage” cumple sólo tres años, pero esperemos cumpla muchos más. Se inició esta temporada con Alice Sara Ott, una de las jóvenes estrellas que tanto le gustan a la Deutsche Grammophon. Inició su recital con la Sonata op. 2, nº 3 de Beethoven, pero su buena técnica no consiguió disimular una concepción sosa de la obra. Bien es cierto que esta temprana sonata no es gran cosa, pero con más madurez se le puede sacar mucho más partido, particularmente al Adagio. Con los Douze études d’exécution trascendante de Liszt, su gran caballo de batalla hasta el momento, Ott consiguió progresivamente que fuéramos borrando de la cabeza a los Arrau y demás genios que ocupan el recuerdo y conseguir absorbernos con su deslumbrante técnica, echando en falta solamente una mayor expresividad en los de carácter más íntimo, caso de Vision o Ricordanza. Con La campanella, dejó la última muestra de su juvenil brillantez y esperemos que el tiempo corra a su favor. José Luis Fernández 33 262-Pliego 3 22/3/11 14:19 Página 34 AC T U A L I DA D VALENCIA Fin de etapa en el Palau de les Arts Y EL MAESTRO SE MARCHÓ Palau de les Arts. 23-II-2011. Maazel, 1984. Michael Anthony McGee, Nancy Gustafson, Richard Margison, Silvia Vázquez, Andrew Drost, Graeme Danby, Lynton Black, Mary Lloyd-Davies. Escola Coral Veus Juntes de Quart de Poblet. Escolania de la Mare de Déu del Desemparats. Pequeños Cantores de Valencia. Coro y Orquesta de la Comunidad Valenciana. Director musical: Lorin Maazel. Director de escena: Robert Lepage. 27-II-2011. Salvador Belda, voz blanca; Rafal Jezierski violonchelo; José Sancho, narrador. Escola Coral Veus Juntes de Quart de Poblet. Escolania de la Mare de Déu dels Desemparats. Pequeños Cantores de Valencia. Orquesta de la Comunidad Valenciana. Director: Lorin Maazel. Obras de Sibelius y Maazel. Escena de 1984 de Lorin Maazel en el Palau de les Arts de Valencia VALENCIA Que, además de un maestro de la batuta, Lorin Maazel lo era también de la composición es la grata sorpresa con que nos encontramos en el momento de su inminente relevo. La ópera 1984 cuenta con un libreto, de J. D. McClatchy y Thomas Meehan, que condensa la novela de George Orwell de manera muy sensible. Eficazmente secundada por el vestuario de Yasmina Giguère y la iluminación de Michel Beaulieu, la escenografía de Carl Fillion refleja con sobria pero detallada elocuencia visual la opresiva atmósfera respirada por unos personajes coherentemente movidos por Robert Lepage. En su música cabe 34 encontrar ecos de varios estilos y gramáticas musicales del siglo pasado y del actual, pero empleados con una originalidad hija del conocimiento profundo de todos ellos y de la inspiración para construir con poética propia un mundo sonoro único e inconfundible. Eso sí, siempre, como debe ser, al servicio de los acontecimientos escénicos. Tanto la pareja protagonista, McGee y Gustafson, como todos los comprimarios ofrecieron un rendimiento de auténtico lujo en una escritura vocal sin excepción de máxima exigencia. Los dos tenores, Margison y Syme maravillaron en múltiples respectos, pero sobre todo el primero por la potencia y rotundidad de su emi- sión el segundo por unos agudos increíbles. Y, en su doble papel de Gimnasta y Borracha, Silvia Vázquez se consagró como una nueva estrella de la estupenda cantera valenciana. Unos conjuntos corales y una orquesta de calidad como mínimo pareja completaron los argumentos que justificaron el gran triunfo obtenido. En el Auditorio Superior, Maazel se confirmó como compositor muy competente, si no algo más, con dos obras, El árbol dadivoso y La maceta vacía, que enriquecen el magro repertorio de obras para orquesta con narrador, que tiene Pedro y el lobo de Prokofiev como su obra maestra absoluta. Las partituras se ajustan en todo momento a los respectivos argumentos con el juicioso sentido de la ilustración sonora que requiere como condición previa el dominio de la paleta orquestal. La media docena de Minivariaciones sobre un tema conocido sirvió para que el maestro Maazel felicitara a Elizabeth Taylor en el día de su cumpleaños y cerrara el emotivo concierto de manera muy divertida. Lo había iniciado una Primera de Sibelius en general bastante correcta aunque con no pocos detalles de desempaste y desequilibrio en las intensidades no sólo achacables a la pésima acústica, más, especialmente en el movimiento lento, de desobediencia a las indicaciones sobre el tempo. Alfredo Brotons Muñoz 262-Pliego 3 22/3/11 14:19 Página 35 AC T U A L I DA D VALENCIA Ciclo de la Orquesta de Valencia CALIDEZ Y SOLVENCIA Eva Ripoll Valencia. Palau de la Música. 17-II-2011. Daniel Barenboim, piano. Orquesta de Valencia. Director: Yaron Traub. Obras de Liszt y Wagner. 5-III-2011. Kathryn Harries, Isabel Monar, sopranos; Iris Vermillion, mezzo; Roger Padullés, tenor. Coral Catedralícia de Valencia. Orquesta de Valencia. Director: Miguel Ángel Gómez Martínez. Poulenc, Diálogos de carmelitas. (versión de concierto). 11-III-2011. Mariano García, violonchelo. Orquesta de Valencia. Director: Yaron Traub. Obras de Dvorák y Schumann. Miguel Ángel Gómez Martínez en un momento del concierto D aniel Barenboim abordó los dos conciertos para piano de Liszt con fraseo amplio y cantabile, pero sin un solo gesto, ni físico ni musical, de más. La orquesta y Yaron Traub realizaron un estupendo trabajo tanto de acompañamiento como en unos Preludios y una obertura de Los maestros cantores solemnes sin pesantez, emocionantes sin histeria, grandilocuentes sin estridencia. En Diálogos de carmelitas (versión de concierto), las voces rayaron en general a gran altura. Isabel Monar (Blanche) e Iris Vermillion (Madre Marie) estuvieron impecables, salvo por alguna inseguridad de la primera al principio. Kiehr encarnó a una Sor Constance alegre y bondadosa. Correctas J. Watson (Segunda Priora) y el resto de las monjas. Michaels-Moore (Marqués) y Roger Padullés (su hijo) cantaron con propiedad y potencia, destacando el segundo, de un timbre cristalino, en la escena del locutorio. Todo funcionó bajo la batuta segura de Miguel Ángel Gómez Martínez y con la orquesta en plena forma. Uno de su dos primeros atriles de violonchelo, Mariano García (Benimodo, 1974), protagonizó con timbre grato y técnica solvente una cálida versión del concierto de Dvorák. No menos cordial o, si se quiere, cardíaca y hasta taquicárdica resultó la Sinfonía “Primavera” de Schumann, que Traub dirigió con frescura y espontaneidad sin perjuicio para el control de todos los parámetros sonoros. José Simó y Alfredo Brotons Muñoz 35 262-Pliego 3 22/3/11 14:19 Página 36 AC T U A L I DA D MURCIA Cantar y bailar con Les Arts Florissants RAMEAU EN SU SALSA Ju Valencia. Palau de la Música. 4-III-2011. Les Arts Florissants. Director: William Christie. Obras de Rameau. Sabiendo que se comete similar injusticia con un coro de calidad igualmente irreprochable y constante, su Régne, régne avec moi resultó modélico. Otra gloria fue una orquesta capaz de cantar con los cantantes y bailar con los bailarines sin necesidad siquiera de levantarse de sus asientos (como esta vez hicieron ocasionalmente). Todos guiados por la sobria y sensible dirección del gran maestro actual en la materia. Virgin Classics escenificación. En el caso de Anacréon, tanta ménade entrando y saliendo llegó a molestar un poco a la vista y al oído; Pygmalion, sin coro, resistió mejor en este sentido. Del elenco de solistas ninguno estuvo menos que formidable y en todos se percibió un compromiso férreo con la ideología interpretativa del director. Entre muchos pasajes merecedores de cita, la soprano Emmanuelle de Negri estuvo particularmente conmovedora en la arieta del Amor en Pygmalion, Jeux et ris. WILLIAM CHRISTIE D urante la década pasada, William Christie (Buffalo, 1944) y su grupo Les Arts Florissants hicieron disfrutar en Valencia con un par de Haendels y un Haydn extraordinarios. Sin embargo, tal vez sea en Rameau, junto con Lully, donde estos músicos se encuentren en su auténtica salsa. Las versiones concertantes siempre plantean la duda de si es mejor limitarse a ofrecer la música sin más o añadir un cierto grado de Alfredo Brotons Muñoz Ciclo de la SCyL FIGURAS VALLADOLID Sammy Hart Auditorio. 16-II-2011. Sinfónica de Castilla y León. Director: Vasili Petrenko. Mahler, Sexta. 22-II-2011. Daniel Barenboim, piano. SCyL. Director: Dale Clevenger. Obras de Strauss, Wagner y Liszt. 27-II-2011. Arabella Steinbacher, violín; Robert Kulek, piano. Brahms, Sonatas. 4-III-2011. Nicolas Bringuier, piano. SCyL. Director: Lionel Bringuier. Obras de Brahms, Kodály y Stravinski. 36 Enfrentarse con la Sexta de Mahler es difícil. Hace falta un gran conjunto sinfónico y un maestro experto que sea personal y profundo a la vez. La Sinfónica de Castilla y León no es la Filarmónica de Viena, pero llegó a su techo en la magnífica y rotunda versión de esta endiablada obra, bajo la dirección de un Petrenko volcado incluso físicamente. Utilizó la primera versión de la partitura con los tres golpes del destino y supo distinguir los cuatro tiempos, desde el homenaje para Alma del primero, que pudiéramos llamar triunfal, el sarcasmo del Scherzo, muy difícil de encontrar sus matices, la ensoñación del Andante que ocupa el tercer lugar, y la trágica visión de un destino negativo e implacable. Fue un momento musical muy importante, en el que comprobamos una vez más que el director supo medir el volumen de los grupos orquestales para que la cuer- ARABELLA STEINBACHER da no fuera sepultada, como ocurre en tantas ocasiones. Barenboim, abierto, respondiendo a todas las preguntas. Con su prodigiosa memoria recordaba su concierto en Valladolid con un programa Beethoven en 1959, también el posterior en Madrid (18 de diciembre de 1959) con el Cuarto de Beethoven con un fabuloso concierto de la Orquesta Sinfónica de Bamberg dirigida por Rudolf Kempe. Le enseñé el programa firmado por los dos y quiso un fotocopia. Por una serie de razones, dijo, es el único concierto que no ha cobrado. Luego, en Liszt estuvo genial, profundo, musical y virtuoso, desnudando las obras magistralmente con un sonido milagroso. Correctas las versiones orquestales de un excelente trompa, todavía discreto director. Un acontecimiento de altísima calidad. También lo fue el recital de las tres Sonatas para violín y piano de Brahms, perfectamente dominadas por los dos magníficos artistas. Pudimos escuchar unas obras densas, en las que el piano no se limita al mero acompañamiento. Todos sus vericuetos formales fueron superados desde el conocimiento técnico absoluto y una expresividad exenta de florituras y atendiendo a lo esencial. Un Brahms, grabado hace muy poco, que se une a las grandes versiones de estas magistrales sonatas. A un Concierto nº 1 de Brahms, interpretado por un buen pianista que propició lo lírico sobre lo dramático en una versión general un poco plana, sucedieron las Danzas de Galantha y El pájaro de fuego. Cambio total con un Bringuier que dominó el ritmo y el idiomatismo de la primera y expuso muy bien los contrastes dinámicos de El pájaro de fuego con refinamiento en los momentos líricos y fuerza en las danzas y el final. La orquesta, bien; brillantes los solistas, con el excelente primer trompa en su noble sonido y su absoluta seguridad. Fernando Herrero 262-Pliego 3 22/3/11 Jukka-Pekka Saraste 14:19 Página 37 Ballet del Gran Teatro de Ginebra Ivan Fischer Rotterdams Philharmonisch Orkest Lawrence Brownlee 72 QUINCENA MUSICAL DE SAN SEBASTIÁN 7-31 AGOSTO AUDITORIO KURSAAL 8-10 AGOSTO “El barbero de Sevilla”, G. Rossini Andrés Orozco Estrada, director musical Joan Anton Rechi, director de escena José Manuel Zapata (Almaviva), Manuela Custer (Rosina), Lorenzo Regazzo (Basilio), Andrew Shore (Bartolo), Pietro Spagnoli (Fígaro), Marta Ubieta (Berta) y Tomeu Bibiloni (Fiorello) Orquesta Sinfónica de Euskadi Coro Easo Producción del Theater Freiburg Patrocina: Kutxa • Precio: 85 / 68 / 54,40 / 43,50 / 10 euros 12 AGOSTO Rotterdams Philharmonisch Orkest Yannick Nézet-Séguin, director Nicholas Angelich, piano “Ma Mère l’Oye (Suite)”, Maurice Ravel; “Concierto para piano nº 2”, Franz Liszt; “Concierto para orquesta”, Béla Bartók • Precio: 55 / 44 / 35,20 / 28,20 / 10 euros 13 AGOSTO Rotterdams Philharmonisch Orkest Orfeón Donostiarra Yannick Nézet-Séguin, director Karen Cargill, mezzosoprano “Sinfonía nº 3”, Gustav Mahler Patrocina: Naturgas Energía • Precio: 60 / 48 / 38,40 / 30,70 / 10 euros 17 AGOSTO Orquesta Sinfónica de Frankfurt Paavo Järvi, director Vilde Frang, violín “Finlandia”, “Concierto para violín”, Jean Sibelius; “Sinfonía nº 5”, Carl Nielsen • Precio: 55 / 44 / 35,20 / 28,20 / 10 euros 23 AGOSTO 31 AGOSTO Orchestra of the Age of Enlightenment Coro Easo Budapest Festival Orchestra Vladimir Jurowski, director Alina Ibramigova, violín Kim Begley, tenor “Obertura ‘Freischütz’”, Carl Maria von Weber; “Concierto para violín”, Felix Mendelssohn; “Sinfonía Fausto”, Franz Liszt Ivan Fischer, director Dejan Lazic, piano “Mephisto Walz”, Franz Liszt; “Blumine”, Gustav Mahler; “Concierto para piano nº 1”, Franz Liszt; “Sinfonía nº 1 ‘Titán’”, Gustav Mahler Patrocina: Kutxa • Precio: 55 / 44 / 35,20 / 28,20 / 10 euros • Precio: 55 / 44 / 35,20 / 28,20 / 10 euros TEATRO VICTORIA EUGENIA 26 AGOSTO Orquesta Sinfónica de Radio Colonia-WDR 9 AGOSTO Jukka-Pekka Saraste, director Boris Berezovsky, piano “Totentanz” , Franz Liszt; “Sinfonía nº 9”, Gustav Mahler Patrocina: Antiguo Berri-Riberas del Urumea Obras de Frédéric Chopin y Franz Liszt Nikolai Lugansky, piano • Precio: 30 / 24 / 19,20 / 10 euros 10 AGOSTO Cuarteto Casals • Precio: 55 / 44 / 35,20 / 28,20 / 10 euros “Cuarteto en sol menor”, Luigi Boccherini; “Cuarteto nº 4”, Béla Bartók; “Cuarteto nº 15 en la menor”, Ludwig van Beethoven 27 AGOSTO • Precio: 30 / 24 / 19,20 / 10 euros Orquesta Sinfónica de Radio Colonia-WDR 16 AGOSTO Jukka-Pekka Saraste, director Jeanne-Michèle Charbonet, mezzosoprano Peter Fried, narrador y barítono “El castillo de Barbazul” (ópera en versión concierto), Béla Bartók; “Pelleas et Melisande”, Arnold Schönberg “To the Ones I Love” Thierry Smits, coreografía Johann Sebastian Bach, música Thierry Smits y Thomas Beni, escenografía Thomas Beni, iluminación Luc Gering, vestuario • Precio: 55 / 44 / 35,20 / 28,20 / 10 euros 29 AGOSTO Orquesta Sinfónica de Radio Colonia-WDR Orfeón Donostiarra Jukka-Pekka Saraste, director Jeanne-Michèle Charbonet, Gerhild Romberger, Christian Elsner y Michael Volle, cantantes “Schicksalslied”, Johannes Brahms; “Sinfonía nº 9”, Ludwig van Beethoven Patrocina: Euskaltel Compagnie Thor • Precio: 25 / 20 / 16 / 10 euros 25 AGOSTO Florian Böesch, barítono Justus Zeyen, piano Obras de Mahler, Schumann… • Precio: 30 / 24 / 19,20 / 10 euros 28 AGOSTO Lawrence Brownlee, tenor Giulio Zappa, piano Obras de Liszt, Verdi, Thacker… • Precio: 30 / 24 / 19,20 / 10 euros • Precio: 70 / 56 / 44,80 / 35,80 / 10 euros 20-21 AGOSTO “Romeo y Julieta” Ballet del Gran Teatro de Ginebra Joëlle Bouvier, coreografía Sergei Prokoviev, música Rémi Nicolas y Jacqueline Bosson, escenografía Philippe Combeau y Joëlle Bouvier, vestuario Rémi Nicolas, iluminación • Precio: 45 / 36 / 28,80 / 23 / 10 euros e 30 AGOSTO Budapest Festival Orchestra Ivan Fischer, director Nikolai Znaider, violín “Danzas húngaras nº 7 y nº 10”, “Concierto para violín”, Johannes Brahms; “Sinfonía nº 8”, Antonin Dvorak Patrocina: Caja Laboral • Precio: 55 / 44 / 35,20 / 28,20 / 10 euros www.quincenamusical.com Ayuntamiento de San Sebastián Diputación Foral de Gipuzkoa Gobierno Vasco Ministerio de Cultura Tel: 943 00 31 70 OTROS CICLOS Música Antigua Sala de Cámara Kursaal Música Contemporánea Jóvenes intérpretes Órgano… quincenamusical@donostia.org VENTA DE ENTRADAS A PARTIR DEL 27 DE MAYO 262-Pliego 3 22/3/11 14:19 Página 38 AC T U A L I DA D INTERNACIONAL 38 Los enigmas de una puesta en escena EXPIACIÓN EN LA COCINA Deutsche Oper. 13-III-2011. Wagner, Tristan und Isolde. Peter Seiffert, Petra Maria Schnitzer, Eike Wilm Schulte, Kristinn Sigmundsson, Jane Irwin. Director musical: Donald Runnicles. Director de escena: Graham Vick. Con la propuesta de una gran ópera del futuro se ha repuesto la wagneriana Tristán e Isolda bajo la dirección escénica de Graham Vick y los diseños de Paul Brown. El resultado ha sido impresionante. El escenario reproduce un atufado paisaje doméstico de los años 1950. Lo pueblan los habituales muebles y las puertas dan al baño, la cocina y la terraza. Un gran foco de navío ilumina la escena y, en su parte superior, sirve de gavia. En el tercer acto, la arena que cae de lo alto va regando la terraza como símbolo del tiempo transcurrido. La misma ambientación permanece en los tres actos, aunque vista desde variables perspectivas. Un grande y suntuoso sarcófago, acaso el de Morold o la madre de Tristán, es exhibido en distintas posiciones. No es el menor enigma de esta versión, donde vemos imágenes infantiles de los protagonistas y a Isolda vestida de novia ante un rey Marke dormitando en su trono. Tristán, de esmoquin y sentado en un sofá, no presta atención hasta la escena del filtro, que se resuelve por vía intravenosa. Incluso en el dúo de amor parece no participar de nada y, al final, se lo ve senil, enfermizo y tembloroso, como huésped de un geriátrico, de bata y pantuflas. Isolda ni lo mira y se encamina a la terraza, donde profiere su último llamado al amante. Es cuando el rey Marke, airado, ordena a Brangania que aplique a Isolda otra dosis mientras ella canta su muerte de amor, rodeada de unos hombres que deambulan a su alrededor, tal vez sus nuevos pretendientes o antiguos rechazados. El público del estreno dirigió a Vick un bufido de tamaño inusual. La Orquesta de la Ópera Matthias Horn BERLÍN ACTUALIDAD ALEMANIA Petra Maria Schnitzer y Peter Seiffert en Tristán e Isolda de Wagner de Berlín sonó, bajo la batuta de Donald Runnicles, con sorprendente perfección y un brillo especial en los solistas. El director encadenó la grandiosa partitura desde el primer preludio. En la escena del filtro, dejó escuchar una atmósfera de hechizada fluidez. Tocante resultó asimismo el creciente y triste discurso del último preludio y la sucesión de hipnóticos efectos orquestales que secundaron las visiones de Tristán. Runnicles no facilitó la tarea de los cantantes, exigiéndoles entregar hasta la última de sus fuerzas. Peter Seiffert, más allá de algún peligroso momento, impuso sus grandiosos medios y dio una suerte de orgiástica vacilación a toda su parte, sin sacrificar nunca la línea del canto ni dañar la recitación del texto. Petra Maria Schnit- zer fue una Isolda lírica. Era su debut en el papel y empezó algo condicionada pero ascendió notablemente en el dúo de amor. A su voz le falta entidad para esta parte, así como hondura en el grave y brillo en el agudo, pero supo especular de modo sugestivo y convincente con tales limitaciones. Kurwenal estuvo a cargo de Eike Wilm Schulte en plan de abuelo jovial, efectivo aunque algo falto de vocalidad. Kristinn Sigmundsson encarnó a un Marke colérico, de canto más bien grosero, más cercano a un Alberico que a su regio personaje. Jane Irwin fue obligada a mostrar a una Brangania vulgar, de camisón, a la que sirvió con sus vibrantes y cálidos medios de mezzo, de sólida timbración oscura. Bernd Hoppe 262-Pliego 3 22/3/11 14:19 Página 39 AC T U A L I DA D ALEMANIA Una ópera mágica como gabinete de horrores LA NINFA EN LA MESA DE OPERACIONES Berlín. Komische Oper. 20-II-2011. Dvorák, Rusalka. Ina Kringelborn, Timothy Richards, Dimitri Ivaschenko, Agnes Zwierko, Ursula Hesse von den Steinen. Director musical: Patrick Lange. Director de escena: Barry Kosky. V iene suscitando Rusalka de Dvorák el interés de los directores escénicos y proliferando en puntos de vista: Robert Carsen, Martin Kusej, Stefan Herheim. Ahora Barry Kosky la ha montado en la Ópera Cómica renunciando a toda poesía legendaria en el cuento de esta ninfa tensionada entre el amor humano y su condición sobrenatural. El espectáculo es de tal violenta dureza que parece sumergido en un abismo surrealista. Al comienzo, tres ninfas vestidas de negro como alumnas de un internado (¿recuerdan el film La cinta blanca?) salen chillando y vociferando. Para compensar, enseguida se dedican a juegos sexuales obviamente perversos. La ninfa es humanizada por la bruja Jezibaba, que anda con su hijo contrahecho de la mano. Para ello la tiende en una mesa de operaciones y le amputa, valiéndose de un hacha, la cola de sirena, que lo es de un pescado con espinas y todo, mientras se mata a golpes a un gato metido en un embudo, con abundancia de efusión sangrienta. En fin: imágenes para un gabinete de horrores. Ina Kringelborn mostró todos los complejos matices de la ninfa-mujer con gran intensidad y notorio predicamento entre el público. Es una soprano lírica con una intensa vena dramática, dura de emisión y algo chillona en el agudo. No obstante, en la célebre canción a la Luna y otros momentos similares, logró bellos efectos poéticos. Timothy Richards hizo un príncipe neurótico, al cual le faltó algo del plateado timbre vocal de su personaje. Dimitri Ivaschenko impuso un torrente sonoro armonioso a su Genio del Agua. Agnes Zwierko incorporó a la bruja con estricta y característica voz de contralto. La princesa, una mujer peligro- sa y mandona, estuvo a cargo de Ursula Hesse von den Steinen, quien la representó furiosa, fea y dramática, con total eficacia. El resto del reparto actuó con solidez y excelente vocalidad. El coro se oyó plenamente sonoro, entre cajas, preparado por André Kellinghaus. Patrick Lange ocupó el podio y sacó partido de la rica orquestación, logrando atmósferas sugestivas e impresionistas junto a momentos de extrema exigencia dramática. Entre escasos bufidos, el grueso del público festejó la función. Bernd Hoppe Estreno mundial de una ópera de Charles FIEBRE GÓTICA DARMSTADT Staatstheater. 12-III-2011. Charles, Lord Byron-Ein Sommer ohne Sommer. Gerson Sales, Malte Godglück, Norbert Schmittberg, Muriel Schwarz, Margaret Rose Koenn, Lasse Penttinen, André Weiss. Director musical: Martin Lukas Meister. Director de escena: Alfonso Romero Mora. Escenografía: Dirk Becker. Vestuario: Gabriela Salaverri. Lord Byron ha inspirado a una variedad de gentes. Fue seductor, erotómano, artista de la vida y, por último pero no menos importante, poeta. El de 1816 fue “el verano sin verano”, con tsunami en Indonesia y catástrofes atmosféricas en Europa. Nació entonces la novela gótica inglesa, una tradición de horrores que llega hasta los filmes de Ken Russell. El compositor Agustí Charles, junto al libretista Marc Rosich, se han ocupado del personaje en la ópera Lord Byron, un verano sin verano, estrenada en Darmstadt. Este Byron es el de la escapada erótica: preña a su hermana y, por ello, ha de abandonar Inglaterra y vagar por Europa. Junto al médico Polidori se une junto al lago de Ginebra con Shelley, su novia Mary y Clara, la repudiada amante del Lord. De alquiler en la Villa Diodati, el grupo se dedica al exceso sexual, el opio y las fantasías góticas. Durante el mal tiempo, encerrados en la casa, Mary inventa a Frankenstein, Polidori al vampiro Lord Ruthven y Byron hace de diabólico padrino inspirador que, en la ficción, mata a sus víctimas. Antes, estos letrados británicos han recorrido alturas, montañas y campos de batalla europeos. En cierto lugar, levantando un cadáver desnudo, Byron, igualmente en cueros, exclama: “He aquí las ruinas enterradas de un terremoto”. El coro, entre cajas, canta como un pueblo de almas negras y muertas. En escena aparecen las mujeres, veladas de gris, esgrimiendo bastones y discos de metal. Su murmullo crece y es imitado por la orquesta. La música de Charles suena tormentosa, se ahueca, mezcla unos conjuntos con otros, no llega a explosionar pero exige una escucha extremadamente atenta. El libreto, igualmente, salta del catalán al inglés, tiene citas en francés y parece anticuado al traducirse al alemán. Maquinaria escénica, música y libreto se alteran demasiadas veces y se sobreponen y sobrecargan. Es una lástima, porque la materia tenía posibilidades. Charles abriga muchas buenas ideas mas no sabe enfilarlas dentro del texto. El director de escena Romero Mora hace que los personajes, en el segundo acto, tengan encuentros sexuales abundantes en medio de un salón recargado de muebles y adornos. En verdad no hay tales coitos y los intérpretes deben chocarse y deambular entre cosas y cuerpos, y adelantarse a las candilejas para hacerse oír. Al fondo, derrengados, un piano, una cama, una biblio- teca, unos candelabros, todo en negro, muy negro. El contratenor Gerson Sales personifica a Byron y resulta apenas audible en medio del barullo orquestal. Norberg Schmittberg tiene algunos bellos momentos baritonales encarnando a Shelley. Muriel Schwarz hace una notable Mary Shelley, tanto en lo vocal como en lo escénico. Un pasable Polidori es Malte Godglück. Extraordinariamente intensa la soprano Margaret Rose Koenn como Clara. El director de orquesta Martin Lukas Meister no supo desbrozar el embrollo orquestal, tan sofocante como la escenografía de Dirk Beker. La poesía de Byron, la criatura del doctor Frankenstein y el vampiro han desafiado el paso del tiempo. Cualquiera sabe lo que ocurrirá con la ópera de Charles. Barbara Röder 39 262-Pliego 3 22/3/11 14:19 Página 40 AC T U A L I DA D AUSTRIA Keith Warner pone en escena La violación de Lucrecia NADA REALMENTE MEMORABLE ANEMIA DRAMÁTICA Y MUSICAL Staatsoper. 21-II-2011. Mozart, Le nozze di Figaro. Erwin Schrott, Dorothea Röschmann, Sylvia Schwartz, Luca Pisaroni, Isabel Leonard, Donna Ellen, Benjamin Bruns, Sorin Coliban, Daniela Fally. Director musical: Franz Welser-Möst. Director de escena: Jean-Louis Martinoty. Decorados: Hans Schavernoch. Viena. Theater an der Wien. 22-II-2011. Britten, The Rape of Lucretia. Angelika Kirchschlager, Nathan Gunn, Kim Begley, Angel Blue, Jonathan Lemalu. Klangforum Wien. Directora musical: Sian Edwards. Director de escena: Keith Warner. Decorados y vestuario: Ashley Martin-Davis. 40 Erwin Schrott y Sylvia Schwartz en Las bodas de Fígaro de Mozart Angelika Kirchschlager y Nathan Gunn en La violación de Lucrecia VIENA Michael Pöhn Rolf Bock Prosigue el nuevo ciclo Mozart-Da Ponte l compositor más emblemático de Inglaterra escribió varias obras de teatro musical muy impactantes, sobre todo algunos grandes éxitos representados en la Staatsoper, como Peter Grimes o Billy Budd. Sin embargo, cuando se monta con grandes pretensiones una ópera como The Rape of Lucretia (1946), es como disparar a cañonazos sobre gorriones. Esto es lo que ha ocurrido en el Theater an der Wien, al que el público ha acudido en peregrinación a escuchar a una cantante tan querida como Angelika Kirchschlager en el papel titular. El conjunto Klangforum, acostumbrado a cometidos mucho más complejos que la partitura de Britten, sirvió un refinado acompañamiento instrumental bajo la segura batuta de Sian Edwards. Todo sonó muy exquisito, aunque un contenido tan dramático habría necesitado una correspondencia musical adecuada. El momento más emocionante es cuando, sobre un motivo de corno inglés que nos hace pensar en las Pasiones de Bach, aparece la ultrajada protagonista para confesar lo ocurrido a su esposo ( Jonathan Lemalu), momento que la inmensa cantante- Un teatro como la Staatsoper, que aspira a tener una trascendencia global, no debería conformarse con importar para un título de su más estricto repertorio un montaje de hace 13 años, aun cuando éste (que nació en el Théâtre des Champs-Elysées, cuando Dominique Meyer era director del mismo, antes de venir a Viena) haya sido preparado de nuevo, con un reparto totalmente distinto. Al margen de ello, resulta poco adecuado confiar un ciclo Mozart-Da Ponte a un único director de escena. JeanLouis Martinoty ha presentado recientemente en la Staatsoper un Don Giovanni con escasa fortuna, y pronto abordará también Così fan tutte. En una atmósfera de paredes inclinadas con viejos tapices y numerosas pinturas colgadas de un techo estrellado, los protagonistas desarrollan una comedia ocasionalmente divertida de enredos y confusiones emocionales. Pero a veces no basta para la farsa, al parecer, todo el escenario, y Cherubino (una pálida Isabel Leonard, en sustitución de Anna Bonitatibus) tiene incluso que saltar al foso orquestal. En los conjuntos, los personajes se quedan rígidos como si fue- ran marionetas mirando a la audiencia. En Erwin Schrott notamos que se encontraba limitado por una cierta rigidez en la dirección de actores. que hacía de él, ante todo, un noble que necesitaba en cualquier momento imponer su poder, aunque en lo vocal encontramos un menor poder de penetración que en otras ocasiones. Luca Pisaroni como Figaro resultó mucho más presente y flexible. También Dorothea Röschmann en la Condesa pudo lucir todas sus cualidades canoras. Por lo demás, no hubo nada realmente digno de resaltar, a excepción de la segura y delicada Sylvia Schwartz como Susanna. Estuvieron teatralmente acertados Donna Ellen (Marcellina), Benjamin Bruns (Don Basilio) y Sorin Coliban (Bartolo), resultando un pequeño rayo de luz Daniela Fally (Barbarina). Franz Welser-Möst empezó con tempi demasiado rápidos y tuvo luego algunos momentos reveladores, aunque sin llegar a una visión tan moderna de la obra como la que pueden ofrecer directores del tipo de René Jacobs. Christian Springer E actriz que es la mezzo salzburguesa aprovechó hasta sus últimas consecuencias. De igual modo que había entonado las bellas e inofensivas melodías en la rueca, su voz se volvió aquí trágica, antes del suicidio de la mujer desesperada. La atractiva idea del libretista Ronald Duncan de comentar la acción por medio de un coro (un hombre y una mujer) desaparece por desgracia tras el intermedio, y con ello la acción paralela que el director de escena había creado entre Kim Begley y Angel Blue — algo así como la relación prohibida entre un profesor de historia y su alumna— quedó en el aire, al igual que las absurdas reflexiones morales del final de la obra. Todo queda congelado en un enorme decorado de grandes exigencias técnicas y en permanente movimiento (incluso la escena de la violación, realizada con una coreografía muy decente, lo cual es de agradecer), con algunos cuadros realizados con mucho esmero. En cualquier caso, los cantantes (a excepción de Angelika Kirchschlager) apenas tuvieron ocasión de demostrar sus cualidades vocales y expresivas. Christian Springer 262-Pliego 3 22/3/11 14:19 Página 41 AC T U A L I DA D BÉLGICA Ciclo Mi Oriente HÉRODIADE: MODELO PARA ARMAR AMBERES De Vlaamse Opera. 5-III-2011. Massenet, Hérodiade. Philippe Rouillon, Barbara Haveman, Julia Gertseva, Zoran Todorovich, Petri Lindroos, Igor Bakan. Director musical: Yannis Pouspourikas. Director de escena: Joachim Schlömer. La cuestión es por qué programar una ópera en la que no se cree. ¿Porque el argumento se adapta al tema de la temporada titulado Mi Oriente? ¿Porque es una ópera que fue antes muy popular en Bélgica y no la han vuelto a poner desde hace años? No lo sé. Pero lo que sí sé es que no he visto una producción tan poco profesional, tan ridícula, tan vulgar e irritante como fue esta Hérodiade, con puesta en escena de Joachim Schlömer, con el director musical Dimitri Jurowski y el dramaturgo Xavier Zuber, tramó una nueva versión que desequilibró por completo la ópera. No sólo cortaron mucho sino que también eliminaron toda la música de ballet e introdujeron pasajes adicionales de diálogo para el coro y algunos de los protagonistas. No solamente cambiaron el final de la ópera sino que también cambiaron de lugar arias e incluso escenas completas. Así que la escena entre Phanuel y Hérodiade al principio del tercer acto se convirtió en el prólogo de la ópera. Aparentemente porque el director decidió que tenía que destacar mucho el personaje de Hérodiade al ser la protagonista. Pero eso no tuvo sentido, ya que tanto Phanuel como Hérodiade se referían a situaciones ocurridas en los actos anteriores que provocaron su comportamiento posterior. Por supuesto, en lugar de situar la acción en tiempos bíblicos la colocaron en el presente y mostraron a Hérodiade fumando un cigarro, Salomé como una especie de punkie con melena roja, el Bautista como un gurú moderno y carismático y Herodes con delantal de cocina en su piso acompañado de dos grandes conejos de color rosa y vomitando en un váter, un decorado indispensable en una puesta en escena “moderna”. El resto del tiempo el escenario estuvo lleno de enormes troncos de árboles (¿el sentido?), amontonados de tal forma que los cantantes y el coro tuvieron que trepar para pasarlos. Aunque toda la música de ballet fue eliminada, Joachim Schlömer, que empezó su carrera como bailarín y coreógrafo, añadió dos bailarines llevando cabezas de ciervos que descendieron desde los peines para corretear entre los cantantes. Estaba claro que en estas circunstancias era casi imposible que los protagonistas pudieran interpretar personajes creíbles, pero lo malo fue que el lado musical de la producción tampoco convenció. Yannis Pouspourikas, que sustituyó a Dimitri Jurowski parecía querer por encima de todo que la orquesta tocara muy fuerte. Así que la partitura de Massenet perdió toda sutileza y encanto. El coro cantó con fuerza al igual que los cantantes pero era obvio que no estaban familiarizados con el estilo exigido por la ópera francesa. Además, su pronunciación del idioma francés era mala. Las excepciones fueron Philippe Rouillon (Herodes) con su voz de barítono monocromo y Barbara Haveman (Salomé) que tiene cálida voz de soprano pero a menudo no siguió el ritmo. Julia Gertseva cantó una Hérodiade aguda, Zoran Todorovich interpretó con fuerza el papel del Bautista, Petri Lindroos fue un sonoro Phanuel e Igor Bakan un ridículo Vitellius. Erna Metdepenninghen 41 262-Pliego 3 22/3/11 14:19 Página 42 AC T U A L I DA D MADRID FRANCIA Estreno de su cuarta ópera LEVINAS LEE A KAFKA Opéra. 7-III-2011. Michaël Levinas, Je, tu, il. La Métamorphose. Magali Léger, Anne Mason, Julie Pasturaud, Fabrice di Falco, André Heyboer, Simon Bailey. Ensemble Ictus. Director musical: Georges-Elie Octors. Director de escena: Stanislas Nordey. Escenografía: Emmanuel Clolus. Vestuario: Raoul Fernandez. LILLE Para su cuarta ópera, tras La conférence des oiseaux (1985), Go-gol (1996) y Les nègres (2004), Levinas ha acudido a La metamorfosis de Kafka. Precedida del lúdico prólogo Je, tu, il sobre libreto de Valère Novarina, responsable también de la adaptación del relato kafkiano, la música de La métamorphose —ópera en un acto de setenta minutos— resulta absolutamente sombría, sin concesión alguna a la luz. Los ocho cantantes (contratenor, soprano, tres barítonos, dos mezzos y bajo) y el conjunto de catorce instrumentistas (violín, viola, violonchelo, dos contrabajos, flauta, trompa, trompeta, trombón, teclados Midi/piano, guitarra eléctrica, dos percusionistas y arpa) están enriquecidos con una parte electrónica abundante y particularmente refinada, realizada en el IRCAM por Benoît Meudic en colaboración con Carlo Laurenzi. Es una lástima que la partitura abuse del glissando descendente, al punto de provocar en su sección central cierto desapego en el oyente tras una primera parte que encierra felices sorpresas y antes de un cuarto de hora final especialmente intenso. La puesta en escena de Stanislas Nordey es sencilla y eficaz, la dirección de actores bien dispuesta y la esce- ha asignado el papel central a otro de sus fieles, el contratenor Fabrice di Falco, que ya participó en el estreno de Les nègres y cantó La conférence des oiseaux, rodeado ahora por un equipo de voces no menos comprometidas con el repertorio contemporáneo: una excelente Magali Léger, Hermana de Grégor, André Heyboer en el papel del Padre, Anne Mason como la Madre, Simon Bailey y Julie Pasturaud. Dirigido con habilidad y precisión por Georges-Elie Octors, el ensemble bruselense Ictus zumba, gruñe y respira a semejanza de un ciempiés. nografía contiene auténticas bellezas como ese gran velo de tul que rodea a la “bestia inmunda” en su habitación. Subdividido en cinco madrigales separados por dos ritornellos, una salmodia, dos cantos de amor, un canto de muerte, una música “de ciempiés”, un preámbulo y un postludio, este gran nocturno desprende la misma preocupación de Levinas en su primera ópera, la dimensión animal del mundo instrumental. La voz de Grégor Samsa se sitúa entre lo humano y lo animal gracias a la ayuda de la electrónica. Además de Stanislas Nordey, director de escena de Les nègres en Ginebra, Levinas Bruno Serrou Gesticulaciones y desajustes DECEPCIONANTE REGRESO DE SIGFRIDO 42 Regresa Sigfrido al repertorio de la Ópera de París tras más de medio siglo de ausencia. Sobra decir que se esperaba con impaciencia, pues desde noviembre de 1959 sólo los Campos Elíseos y el Châtelet se habían aventurado con más o menos éxito. Por desgracia, este Sigfrido de la Bastilla decepciona. La escenografía resulta fea, la dramaturgia desfasada o inadecuada y la dirección musical átona, carente de contrastes, de vivacidad, onirismo y sensualidad. En una palabra: de carne. Tras un primer acto relativamente bien construido pese a inútiles mimos gesticulando tras la fragua y montones de accesorios de todo género estilo cómic, y pese a un Mime gay vestido con vaqueros y camiseta amarilla, con la cabeza cubierta por una peluca rubia hasta que Sigfrido, en mono y con rastas rubias, se la retira violentamente. Los actos siguientes producen consternación: en el segundo se ve una vía de tren que divide la escena en dos, cajas de armas y municiones marca Rheingold, sirvientes desnudos pintados de negro armados con kalashnikovs y un Fafner que nada tiene de gigante, y menos aún de dragón, porteado por ordenanzas musculosos mientras el Pájaro del bosque, que no cesa de jugar con un espejo que deslumbra al público, se desdobla en dos: uno mudo y otro que canta. Pero lo peor llega en el tercer acto, con doce mesas sobre las cuales otras tantas Nornas leen el porvenir mientras El Viandante yerra entre ellas en busca de Erda, que llega Charles Duprat PARÍS Opéra Bastille. 1-III-2011. Wagner, Siegfried. Torsten Kerl, Wolfgang Ablinger-Sperrhacke, Juha Uusitalo, Peter Sidhom, Stephen Milling, Qiu Lin Zhang, Elena Tsallagova, Katarina Dalayman. Director musical: Philippe Jordan. Director de escena: Günter Krämer. Decorados: Jürgen Bäckman. Vestuario: Falk Bauer. Wolfgang Abliger-Sperrhacke de no se sabe dónde y a la que el dios violenta sobre una decimotercera mesa a fin de que le narre el devenir del Walhalla mientras el fuego de la roca de la walkyria arde en una pantalla. El reparto repara felizmente lo visto. El Viandante de Juha Uusitalo, de timbre claro y falto de graves, resulta heroico. Misma impresión para el Sigfrido de Torsten Kerl, no sobrado de fuerza pero bien cantado. Wolfgang Ablinger-Sperrhacke es un Mime excepcional, de voz segura y excelente actor. El Fafner de Stephen Milling es impresionante, de graves profundos y carnosos. Peter Sidhom es sobresaliente como Alberico, igual que Qiu Lin Zhang en Erda y Elena Tsallagova en el Pájaro del bosque. En fin, la guinda la pone la maravillosa Brunilda de Katarina Dalayman, todo fuego en la escena y… en el foso durante la última media hora. Porque hasta esa última escena Philippe Jordan se queda en el exterior de la partitura, provocando a veces desajustes en el seno de una orquesta de sonoridades tornasoladas. Bruno Serrou 262-Pliego 3 22/3/11 14:19 Página 43 AC T U A L I DA D FRANCIA McVicar completa su importante Tetralogía APOTEÓSICO FINAL DEL ANILLO ESTRASBURGO Velada excepcional con un sobresaliente Ocaso que clausuraba un Anillo apasionante comenzado en 2007, inteligentemente puesto en escena por McVicar. Un gran momento de dicha y de emoción para la que sin duda habrá sido la más destacada Tetralogía presentada en Francia desde los años 50. Como en las primeras entregas del ciclo, el escocés demuestra en el Ocaso cómo se puede privilegiar la voluntad de un compositor sin dejar de ser imaginativo. Permaneciendo fiel al texto, McVicar realiza un espectáculo infinitamente más “moderno” y personal que las producciones que se reivindican como tales, sobre todo pensando en lo que acaba de verse en el Anillo parisino. Los decorados de Rae Smith son de una plasticidad prodigiosa y los vestuarios de Jo van Schuppen ingeniosos y estéticos, así como las máscaras de Vicki Hallam. Así, tras un segundo acto cautivador, la escena final es de una intensidad conmovedora, con un extraordinario abrazo en la hoguera donde se arroja Brunilda mientras aparecen sobre una inmensa cruz descendente las máscaras calcinadas de los dioses del Walhalla y el Rin, reconquistado el oro, recupera su acerada luz azul original. La muerte de Sigfrido y el levantamiento de su cuerpo por seis esbirros de Hagen revisten singular fuerza. Animado por una extraordinaria dirección de actores, el reparto revela una total adecuación teatral y vocal, sabiendo contenerse al principio para calentarse poco a poco hasta realizar un tercer acto de antología, Alain Kaiser Opéra du Rhin. 25-II-2011. Wagner, El ocaso de los dioses. Lance Ryan, Jeanne-Michèle Charbonnet, Daniel Sumegi, Robert Bork, Oleg Bryjak, Nancy Weissbach, Hanne Fischer, Sarah Fulgoni. Director musical: Marko Letonja. Director de escena: David McVicar. Decorados: Rae Smith. en particular Jeanne-Michèle Charbonnet, espléndida Brunilda en todos los aspectos. Lance Ryan es un Sigfrido de hermosa apariencia, Daniel Sumegi un Hagen negro pese a su timbre un punto claro. Robert Bork encarna a un buen Gunther, Nancy Weissbach a unas excelentes Gutruna y tercera Norna, Hanna Fischer a una maravillosa Waltraute y también a una excelente segunda Norna; Oleg Bryjak es un pícaro Alberico. En el foso el esloveno Marko Letonja, que ya había dirigido La walkyria, maneja la obra sin desfallecer, con el sentido de la narración y de los contrastes de un gran wagneriano. La Filarmónica de Estrasburgo, que toca con placer evidente una partitura que no tendrá ocasión de volver a hacerlo en un futuro próximo, realiza una gran labor salvo algunos desajustes en los metales. Lástima que las dimensiones del foso limiten el número de cuerdas. Queda esperar que otros teatros líricos repongan esta admirable producción y puede captarse en DVD. Bruno Serrou 43 262-Pliego 3 22/3/11 14:19 Página 44 AC T U A L I DA D INGLATERRA Estreno de una ópera de Turnage ASCENSIÓN Y CAÍDA DE ANNA NICOLE Bill Cooper Royal Opera House Covent Garden. 17-II-2011. Turnage, Anna Nicole. Eva Maria Westbroek, Gerald Finley, Alan Oke. Director musical: Antonio Pappano. Director de escena: Richard Jones. LONDRES Eva Maria Wetsbroek en Anna Nicole de Turnage 44 Descarada, melódica y brillantemente interpretada, Anna Nicole, la ópera de Mark-Anthony Turnage recibió su estreno mundial en la Royal Opera House en medio de la predecible controversia. Su picante tema es la verdadera y trágica historia de la playgirl estadounidense Anna Nicole Smith, que murió en 2007 a los 39 años. El episódico libreto, que traza su triste ascensión y caída, lo escribió Richard Thomas (conocido por su Jerry Springer The Opera). Juntos, el director musical Antonio Pappano y el escenógrafo Richard Jones —cuya puesta en escena parecía un particular y alocado parque zoológico— inspiraron una interpretación de una altísima calidad. A pesar de sus arias, grandes coros y canciones de espectáculos, esta ópera es en muchas cosas convencional. Anna Nicole es la heroína quintaesencial en la misma línea que Violetta, Mimì y Lulu. Interpretó el papel con gran gusto e genialidad Eva Maria Westbroek. Gerald Finley, un veterano de obras de Turnage, que fue el protagonista en The Silver Tassie (2000), entregó toda su fuerza y corazón al papel de Stern, el amante y abogado manipulador de Anna. Alan Oke destacó en el papel de Howard Marshall II, el marido de 89 años que, en una escena melancólica de muerte, maldice la vida larga mientras su espantosa familia —ecos de Gianni Schicchi— repite con monotonía “Aún no está muerto”. Turnage, de 50 años, que se inspira en el rock y el jazz, al igual que en la música clásica fundamental, siempre ha tenido un don para expresar profunda emoción, a la vez que la verdad moral. Se nota que falta este primer elemento en Anna Nicole. La propia voz de Turnage parece abrumada, sobre todo en el primer acto, por el fulgor incesante del texto. Esto cambió en el segundo acto, en el que la singular personalidad musical, humeante y quisquillosa, encontró por fin espacio para respirar. Lo que al principio parece ser un musical, y muchos recién llegados al Covent Garden habrán disfrutado de este aspecto, de repente se oscurece hasta convertirse en una ópera. La muerte de Anna es tan rápida e insignificante como apagar una luz. Unos pocos acordes en fortísimo más tarde y el drama termina en un apagón. Posiblemente no va a generar genialidades operísticas pero fue un gran espectáculo. Fiona Maddocks 262-Pliego 3 22/3/11 14:19 Página 45 AC T U A L I DA D ITALIA Estreno de una electrópera de Franceschini UNA VÍA YA CONOCIDA AL INFIERNO Stadttheater. 16-II-2011. Franceschini, My Way To Hell. Chantal Santon, soprano; Damien Bigourdan, tenor; Bruno Helstroffer, guitarra; Benoit Bourlet, batería y percusión; Matteo Franceschini, electrónica en vivo. Director de escena: Volodia Serre. BOLZANO Matteo Franceschini (1979) es un compositor joven y muy dotado, pero sus experiencias con el teatro musical conocidas hasta ahora en Italia no están a la altura de sus páginas instrumentales. En la Bienal de Venecia, Gridario se limitaba a la repetición monótona de un esquema elemental (anuncio de una proclama dieciochesca del arzobispo de Trento y comentario popular en el estilo de los coros alpinos). En el Stadttheater de Bolzano (que mantiene su constante de feliz apertura a los autores de hoy), la electrópera My Way To Hell, para dos voces, tres instrumentos y electrónica en vivo, tiene ambiciones más complejas y un bellísimo título, pero mantiene la tendencia a yuxtaponer elementos diversos de modo discutible. El texto, firmado por el director de escena Volodia Serre, retoma el mito de Orfeo, incluyendo fragmentos de Shakespeare (del primer diálogo de Romeo y Julieta), Rilke (Sonetos a Orfeo, II, 21), Poliziano y Olivier Py, además de numerosísimas citas musicales, que incluyen por ejemplo a Sting, los Beatles, AC/DC, Police, Massive Attack, Metallica y Montever- di, Purcell, Gluck, Puccini (incluso E lucevan le stelle en inglés). Cerca de 70 minutos de la “electrópera” está ocupada por citas cuya intención sería la de ser reelaboradas para crear un juego de la memoria, entre apariciones, transformaciones y desapariciones, en un recorrido histórico de Monteverdi al rock más hard. Pero la impresión sugerida por la música (y por la lectura del texto) es más bien la de una pretenciosa acumulación de cosas demasiado reconocibles en las que falta verdaderamente la “explosión creativa de 360 grados” que eran las ambiciones del compositor. Faltan la explosión y la creación, porque Franceschini puede hacer bastante más que escribir un fútil acompañamiento “ligero” bajo la línea vocal (intacta) de la sublime última aria de Dido de Dido and Æneas de Purcell (¡que en el libreto tendría la función de un adiós de Eurídice moribunda!). Es sólo un ejemplo. Los dos intérpretes vocales, la soprano Chantal Santon y el tenor Damien Bigourdan estuvieron escénicamente desenvueltos, sensacionales los instrumentistas. Paolo Petazzi 45 262-Pliego 3 22/3/11 14:19 Página 46 AC T U A L I DA D ITALIA Vértice de la temporada scalígera Aniversario de la Unidad de Italia MUERTE FUERA DEL TIEMPO EN CLAVE HEROICA 46 bilidad de comunicación entre el protagonista y la intangible belleza del adolescente Tadzio (que es un bailarín). Pero en la magra música de Britten está ausente el clima de decadencia opulenta que, no sin ironía, transmite el relato. Por medio de materiales a menudo elementales, agotados, a través de una escritura mínima y espectral (se piensa en ciertas sonoridades de las percusiones), donde gestos mínimos asumen gran significado, Britten evoca el relato de Mann en una dimensión mágica, suspendida y fuera del tiempo, viendo con diferente perspectiva el recorrido que conduce a Aschenbach a la muerte. En verdad mágico el cambio de luces sobre fondos, cuyo movimiento definía junto a unos pocos objetos la esencial planta escénica. Por sí mismas, las luces sugerían con rara exactitud las atmósferas en que la estupenda dirección de Deborah Warner hacía actuar a los protagonistas y los numerosísimos personajes menores y el magnífico coro que en parte los encarnaba. Dirigió con rara sensibilidad e inteligencia Edward Gardner, que desde 2007 está a la cabeza de la English National Opera, de la que procede la puesta en escena. Espléndido protagonista el tenor John GrahamHall, capaz de expresar con dúctil flexibilidad cada claroscuro o finura de su parte. Juento a él citemos al menos al barítono Peter Coleman-Wright y el contratenor Iestin Davies, sensacional como Apolo. Impecable la escenografía de Kim Brandstrup. Paolo Petazzi Un Nabucco escalofriante en el Teatro de la Ópera. La ocasión era solemne, porque la ópera había sido escogida para la celebración del sesquicentenario de la Unidad Italiana. Ahora, con ese planteamiento, la clave interpretativa no podía ser más que heroica. Riccardo Muti ha propuesto una lectura del drama verdiano de inaudita belleza, con tempi siempre más que rápidos, entusiasta en los toques Leo Nucci en Nabucco de Verdi de fanfarrias, pero elegíaco en los momentos siempre estuvo perfecto; la íntimos, y hay tantos. La biografía pesa pero domina dirección orquestal fue para- señorialmente la escena y digmática. Muti excava a fon- tiene todavía muchas flechas do en la partitura, ilumina las en el arco. El resto del reparsensuales maderas, los per- to fue joven y homogéneo. suasivos vientos, las triunfa- Una verdadera sorpresa la les percusiones, los álgidos constituyó el tenor Antonio metales, siempre perfecta- Poli (Ismaele): voz de bello mente entonados… es como timbre, rica en claroscuros. si se descubriese la presencia Csilla Boross (Abigaille) de de instrumentos nunca antes agudos de acero. Grande y escuchados en la Orquesta bella la voz profunda de del Teatro, parecía ser una Dimitri Beloselski (Zaccaria). orquesta distinta de la acos- Estupendos los demás. Un tumbrada. ¡Efecto Muti! La coro también excelente por dirección escénica de Jean- presencia, entonación y dicPaul Scarpitta fue elegante y ción, que fue el auténtico discreta: los sentimientos lle- protagonista. Se repitió el Va naban la escena. Una esce- pensiero a petición del públinografía mínima y también co, al que Muti invitó a discreta: un desnudo cúmulo sumarse. Flamear de bandede carbón a lo Jannis Koune- ras italianas y todos de pie. llis, una danza etérea de Un momento de gran emopaneles móviles y fondo a lo ción. Muti se dirigió al públiGustave Doré. Elegante ilu- co, frente a las cámaras de minación de Urs Schöne- las televisiones extranjeras: baum, vestuario de Maurizio “Hemos hecho la unidad de Millenotti rico y colorista Italia, pero no quisiera pasar para los protagonistas, pero delante de este teatro y leer: el coro parecía todo formado ‘cerrado para siempre’”. ¡Qué por hermanas de la Madre vergüenza para Italia! Teresa. El inoxidable Leo Nucci (Nabucodonosor) no Franco Soda C.M. Falsini Ha sido uno de los vértices de la temporada la representación en la Scala de la última ópera de Britten, Death in Venice (1970-1973), propuesta en una magnífica interpretación musical y un espectáculo de increíble belleza, profundidad e inteligencia. La dirección de Deborah Warner, la sobria y esencial escenografía de Tom Pye, la maravillosa iluminación de Jean Kalman hicieron comprender de manera ejemplar los personajes tan particulares de esta ópera extraída de Muerte en Venecia de Thomas Mann: pobre en acontecimientos, tiene al protagonista siempre en escena, casi como si fuese un largo monólogo interior, donde Britten, con magistral seguridad y gran riqueza de claroscuros, diferencia las reflexiones más directamente ligadas a los hechos y la acción (en verso, con orquesta) y los de naturaleza más “filosófica” e interior (en prosa, con raras intervenciones del piano) y aun así otorga evidencia teatral al lento, sofocante envenenamiento que lleva al protagonista a la muerte. Además de los monólogos del protagonista, son admirables muchas páginas instrumentales, y se crea una red de alusiones y conexiones simbólicas, confiándose a un único intérprete (un barítono) las voces de los que empujan a Aschenbach a aceptar su destino (y el recorrido de conocimiento que lo conduce a la muerte), el Viajante, el petimetre entrado en años, el gondolero, el director del hotel, Dionisio (al que se opone un Apolo contratenor). Tampoco en la inteligente reducción como libreto de Myfanwy Piper existe la posi- ROMA MILÁN Teatro alla Scala. 5-III-2011. Britten, Death in Venice. John Graham-Hall, Peter Coleman-Wright, Iestyn Davies. Director musical: Edward Gardner. Directora de escena: Deborah Warner. Teatro dell’Opera. 15-III-2011. Verdi, Nabucco. Leo Nucci, Antonio Poli, Dimitri Beloselski, Csilla Boross, Anna Malavasi, Goran Juriç, Saverio Fiore, Erika Grimaldi. Director musical: Riccardo Muti. Director de escena y escenografía: Jean-Paul Scarpitta. Vestuario: Maurizio Millenotti. Iluminación: Urs Schönebaum. 262-Pliego 3 22/3/11 14:19 Página 47 AC T U A L I DA D PORTUGAL Estreno portugués de Blue Monday SOBRECARGA DE ESTÍMULOS Alfredo Rocha Teatro São Carlos. Gershwin, Blue Monday. Puccini, Gianni Schicchi. Laura Giordano, Leonardo Capalbo, Yanni Yannissis, Mário João Alves. Sinfónica Portuguesa. Director musical: Martin André. Director de escena: André Teodósio. LISBOA Escena de Blue Monday de Gershwin en el Teatro São Carlos En la reciente producción doble de Blue Monday (1922) de Gershwin y del Gianni Schicchi (1918) de Puccini, en el Teatro San Carlos, aumentaba la curiosidad suscitada por el estreno portugués de la obra de Gershwin generada por el debut en el teatro de la ópera lisboeta del joven director de escena André Teodósio, una figura de culto de la escena teatral underground de la capital portuguesa. Otro punto interesante era Laura Giordano, soprano y exnovia de Juan Diego Florez. La dirección musical fue en ambos casos del inglés Martín André. En Blue Monday, Teodósio no quiso esconder la aversión que le suscita el artificialismo del paisaje cultural y del imaginario norteamericano, y lo tradujo tanto en la escenografía como en la dirección de actores. Falló en el crescendo que conduce al asesinato de Joe y en la dirección de esta escena principal de la obra. Del lado de la orquesta, hubo muy poco tiempo swing o sonido de la band norteamericana. En cuanto a los cantantes, muy bien el dúo protagonista Laura Giordano/Mário João Alves, pero no hubo entonación swing por parte de ninguno de ellos, restando verosimilitud, colorido y ritmo a la acción. En el Gianni Schicchi, a la compostura inicial le sucedieron el desorden y la confusión. Se entrevé que Teodósio dio “rienda suelta” a los cantantes, pero a veces en el espacio físico limitado del teatro la rienda suelta puede generar una sobrecarga de estímulos visuales. En el canto, Yannissis dominó la escena; Giordano hizo un Babbino caro sin deslumbrar; Capalbo gustó tanto que desencadenó un show off de tenor lírico. En la legión de familiares, destacó Maria Luísa de Freitas (Zita), Ana Paula Russo (Nella), Nuno Dias (Simone). Bien igualmente en los cuatro papeles bufos. Bernardo Mariano 47 262-Pliego 3 22/3/11 14:19 Página 48 AC T U A L I DA D SUIZA Un Don Giovanni interesante, pero musicalmente regular JUEGOS DE AMOR EN LA SOMBRA Philipp Zinniker Stadttheater. 6-III-2011. Mozart, Don Giovanni. Robin Adams, Carlos Esquivel, Simone Schneider, Andreas Hermann, Fabienne Jost, Anne-Florence Marbot, Milcho Borovinov, Luciano Batinic. Director musical: Dorian Keilhack. Directora de escena: Elisabeth Linton. Decorados y vestuario: Julia Hansen. Anne-Florence Marbot, Robin Adams y Luciano Batinic en Don Giovanni BERNA Cuando el mujeriego Don Giovanni organiza un festivo banquete, tiene que haber allí por supuesto música y vino. Sin embargo, en la larga mesa no se disponen aquí las viandas habituales, sino una abundante oferta de jóvenes mujeres. Una tras otra las va catando el libertino. Este lugar de celebración erótica es uno de los escasos elementos escénicos en el trabajo de la directora sueca Elisabeth Linton. Por lo demás, se conforma con una batería de candelabros y cortinas de seda, que caen bellamente y detrás de los cuales se desarrollan entre sombras algunas escenas de amor, dejando a los personajes que se muevan en escena con gran actividad física. También faltan los puñales, pistolas, estatua y laúd, y el Comendador deambula por el escenario mucho antes del cuadro del cementerio, aunque nadie puede verlo. Sólo Don Giovanni siente su presencia y se retuerce de dolor. Hay mucho movimiento en este montaje, y muchas cosas resultan vigorosas y atléticas, sobre todo en el juego de los dos compañeros de diversión, Don Giovanni y Leporello. Musicalmente, por el contrario, permaneció un 48 gran estatismo, y la versión dejó mucho que desear. La orquesta no tuvo su mejor día, y Dorian Keilhack propuso tempi rápidos y dinámicos, pero no pudo mantener la necesaria precisión que requiere la obra. Sin delicadeza ni agilidad, la música de Mozart resulta mediocre. Tampoco en los cantantes fue mejor la cosa. El tenor Andreas Hermann como Don Ottavio hizo sufrir mucho en sus dos arias. Fabienne Jost, con su voz limitada tímbrica y técnicamente, no pudo hacer justicia a Donna Elvira. Simone Schneider como Donna Anna estuvo claramente superior, y aunque tampoco fue un dechado de matices, dominó con precisión las agilidades de su parte. Al Masetto de Milcho Borovinov le faltó un poco más de proyección cuando tuvo que expresar su cólera, y el Comendador de Luciano Batinic sonó imponente excepto en el extremo grave. La Zerlina de Anne-Florence Marbot fue una auténtica delicia, y estuvieron impecables Carlos Esquivel como Leporello y Robin Adams en el papel titular, tan entregados en lo vocal como en lo escénico. Reinmar Wagner 262-Pliego 3 22/3/11 14:20 Página 49 AC T U A L I DA D SUIZA Elena Mosuc debuta como Norma MAGIA DE LUZ ENTRE MARIONETAS Robert Wilson, el artista tejano de las imágenes y de la luz, que ya había dirigido anteriormente en Zúrich varias óperas, entre ellas un completo Anillo de Wagner, ha permanecido también en Norma fiel a su típica firma estilizada. No le gusta ningún naturalismo en el escenario, no quiere representar historias ni jugar al psicólogo, sino crear atmósferas y escenas, espacios para las ideas y la fantasía. Lo mejor de sus trabajos para el teatro ha sido siempre la luz. También en esta Norma ha conseguido numerosos momentos mágicos, junto a otros que hacían pensar en una refinada exposición de lámparas. El segundo elemento definitorio de su estilo son los gestos en círculo y angulosos, con los dedos y las manos extendidos, que casi siempre resultan de rechazo, aun cuando el personaje cante justamente lo contrario. No tienen nada que ver con el estado emocional, el texto o la acción, sino que sirven de fin en sí mismos, de signos para crear tensión y energía, y tienen así un efecto distanciador, hermético —y a veces inevitablemente cómico, casi como de teatro de marionetas. Tal vez se debió un poco a esta fría abstracción escénica el que Paolo Carignani tratase de dar una fuerte compensación desde el foso. Los arcos melódicos de Bellini no fueron para él un mero pretexto para una exhibición de belleza sonora (que, por otra parte, tampoco estuvo ausente en la magnífica respuesta orquestal), sino que buscó en la escritura instrumental acentos y pequeños matices dramáticos. Adornó las hermosas melodías con Suzanne Schwiertz ZÚRICH Opernhaus. 27-II-2011, Bellini, Norma. Elena Mosuc, Michelle Breedt, Roberto Aronica, Giorgio Giuseppini. Director musical: Paolo Carignani. Directores de escena: Robert Wilson y Gudrun Hartmann. Decorados: Robert Wilson. Vestuario: Moidele Bickel. Elena Mosuc en Norma ocasionales efectos de música popular y a veces escogió tempi radicales, para luego devolver a los cantantes mucho espacio para el fraseo y la respiración. Esto supieron aprovecharlo al máximo, sobre todo, las dos protagonistas femeninas: Michelle Breedt cantó una intensa y apasionada Adalgisa, y Elena Mosuc, que al principio nos hizo temer por los pequeños problemas de entonación, se fue creciendo hasta lograr un convincente debut en el difícil papel titular. Los hombres tuvieron menos que ofrecer: Roberto Aronica como Pollione sólo brindó sonidos estentóreos, y Giorgio Giuseppini dio escasa sensibilidad y refinamiento a su Oroveso. Reinmar Wagner 49 262-Pliego Entrev.qxp 22/3/11 12:41 Página 50 E N T R E V I S TA EDUARDO LÓPEZ BANZO: duardo López Banzo (Zaragoza, 1961) y su agrupación, Al Ayre Español, acaban de publicar en el sello Challenge Esta dulzura amable, grabación dedicada a José de Nebra (1702-1768), uno de los compositores en los que el director, musicólogo y clavecinista es reputado especialista. En tiempos de globalización, en los que una referencia discográfica de este tipo tiene repercusión en cualquier rincón del planeta, el trabajo diseñado por López Banzo tiene, curiosamente, un cierto aire artesano a la vez que exclusivo. La música del bilbilitano Nebra ha sido grabada en la preciosa ermita de Ambel, en las faldas del Moncayo. Y su sonido final incluye algunas tomas grabadas en vivo, en un concierto ofrecido a los habitantes de la localidad. E 50 Marco Borggreve “LA INTERPRETACIÓN ES ESPONTANEIDAD” 262-Pliego Entrev.qxp 22/3/11 12:41 Página 51 E N T R E V I S TA EDUARDO LÓPEZ BANZO Las partituras elegidas, que cuentan con la interpretación como solista de la soprano María Espada, forman parte del extenso repertorio que, durante años, Eduardo López Banzo localizó y rescató en archivos y bibliotecas de México o Guatemala. En este caso, unas cantadas de finales de la década de 1720 vuelven a la vida en un interesante viaje de regreso no sólo desde el pasado, sino desde el otro lado del Atlántico. Como siempre torrencial aunque, como él mismo explica, con un punto más de madurez, López Banzo se acerca al 25 aniversario de Al Ayre Español sin renunciar a nada: ni a sus orígenes —como gran intérprete de Literes o Torres, entre otros— ni a su destino: las grandes interpretaciones de Bach, Haendel, Mozart o Beethoven, sin complejos y en los más selectos escenarios del mundo. Hablamos con él de su disco, de sus proyectos, del pasado y del futuro, así como de su impenitente obsesión por mejorar la realidad y la imagen cultural de España en el mundo. Recupera ahora estas cantadas y una sonata encontradas por usted hace años en su faceta de musicólogo viajero. ¿Cómo recuerda aquella época? Fueron años en los que buena parte de mi tiempo lo invertía en buscar repertorio, sobre todo español. En un momento dado fui plenamente consciente de que había en nuestro país un pasado musical, del cual sólo se conocían algunas pequeñas joyas, que merecía mucha más atención por parte de los intérpretes. Intuía que haciendo esa labor nos reencontrábamos con nosotros mismos. Porque recuerdo que, en aquellos días, el mundo de Bach o Beethoven me parecía lejanísimo. No entendía muy bien aquella música. Sin embargo, en la música española encontraba cosas que me parecían muy familiares, que entendía sin la ayuda de nadie. Recuerdo abriendo aquellos manuscritos, que olían a vida. Había cantidad de cosas que me parecían interesantes, hermosas, y una parte de aquello eran estas cantatas que me traje de América y que ahora ven la luz. ¿No echa de menos esas sensaciones tan emocionantes de estar recuperando músicas quizá perdidas u olvidadas? Todo tiene su momento. Aquella fue una época en la que yo tenía la energía para hacer eso y otras muchas cosas a la vez. Ahora mi energía la concentro en otras cosas, en temas que me interesan más, y no solamente como artista, sino como miembro de un país que aún tiene que hacer mucho por ocupar un espacio de liderazgo en Europa y en el mundo. Se nos llena mucho la boca a veces —a los políticos, también— con que estamos en Europa, que somos los primeros, los segundos, los cuartos, los mejores… Pero, en el fondo, yo creo que seguimos viviendo en una esquinita de Europa. Modestamente, desde mi terreno, quiero romper esa visión de gente “exótica”, de una España que todavía vive de las “Cármenes” y de ese cierto tipismo que, en el fondo, nos ha lastrado. Pero, de hecho, muchos artistas (y no sólo artistas) españoles se han aprovechado históricamente de esos tópicos, les han resultado muy rentables… Sí claro: a veces, nosotros mismos, los españoles, hemos colaborado en crear esa imagen. En Europa necesitaban un sur exótico, un refugio espiritual, que anteriormente había sido Italia, convertida en los siglos XVIII y XIX en meca del arte y de la belleza. Para ellos, España se convirtió en el siguiente paraíso, aunque de otra manera: un paraíso oriental. Hay muchos artistas de este país que han colaborado en crear una imagen de España que a ellos mismos les interesaba artísticamente, y a los de fuera, también. Yo mismo estuve tentado de hacer lo mismo, pero creo que puse el freno a tiempo. Obviamente, no todos los artistas españoles trabajan en esa dirección, pero la tendencia es a dormirse en esos laureles. En mi opinión, queda mucho por hacer, y unos pocos años de empuje económico, que han pasado demasiado rápido, no son suficientes para modificar la imagen de España que se tiene fuera: hace falta que cambiemos nosotros… Parte de ese problema está en la ley no escrita de que los músicos españoles son buenos para la música española, pero Bach o Beethoven hay que dejarlo en otras manos… Exactamente. Hace poco, en Hamburgo estaban sorprendidos de que fuéramos allí con unos concerti grossi de Haendel cuando lo que esperaban era que interpretáramos piezas de Literes, Torres o Nebra. Luego les encantó y obtuvimos unas estupendas críticas pero, de entrada, sorprendía. Romper con esa dinámica me interesa mucho más ahora que rescatar más música española. Como artista me estimula más irme por estos otros derroteros. Como artista y, también, como espectador de la vida cultural de este país y de cómo se percibe en el exterior. Y que conste, de verdad, que hacer música española me sigue gustando, ¡claro que sí! Pero no oculto que para nosotros el momento culminante de este año va a ser la interpretación en junio de la Pasión según san Juan en Leipzig. Que estemos en el Bachfest, que es referencia mundial en la interpretación de Bach y que nos hayan reservado la Iglesia de San Nicolás, donde Bach estrenó esta obra en 1724, para hacer esta Pasión me parece, y lo digo dejando la modestia un poco aparte, un triunfo. Y yo lo espero artística y personalmente como una experiencia muy hermosa que voy a vivir con mucha intensidad. Sin embargo, queda claro que tampoco renuncia a la música que marcó los inicios de Al Ayre Español. Su nuevo disco, Esta dulzura amable, parece además especialmente apegado a su tierra, a Aragón. Sí, es verdad, es un cierto regreso a los inicios de Al Ayre Español, hace ya casi 25 años. Creo que la grabación ha quedado estupenda, e incluso hemos utilizado en ella tomas en directo de un concierto que ofrecimos en la ermita de Ambel en los días en los que estuvimos allí trabajando. Este resultado se produce cuando uno ama lo que hace. Cuando me lancé a grabar este disco me di cuenta de que Nebra, con esta música tan particular, merecería una cierta “puesta en escena”. Me dije: “Vamos a buscar algo que sea muy aragonés, genuinamente aragonés”. Para encontrar el escenario de la grabación hice un recorrido por iglesias de la provincia de Zaragoza, visité bastantes y este lugar, la ermita de Ambel, me pareció mágico. Noté en el interior de esa iglesia una comunión artística con lo que íbamos a grabar, un calor especial que nos iba a ayudar a los músicos y a mí a tener una cierta inspiración. Y me apetecía estar a la vera del Moncayo haciendo esto, que es un lugar muy evocador. El pueblo también me pareció muy particular, con detalles muy interesantes. En Aragón está casi todo un poco “oculto”, pero escarbas un poquito y afloran rincones bellísimos. La aportación de la Diputación Provincial de Zaragoza, en un momento en el que nuestros otros patrocinadores empezaron con sus ajustes presupuestarios, hizo que este disco fuera posible, además de brindarme la oportunidad de descubrir Ambel y su ermita. Quiero por ello agradecer a Javier Lambán, el Presidente de esta institución, su fe en este proyecto cuando todavía era sólo una bonita idea. Además, me rodeé de un equipo de lujo: mis primeros atriles haciendo música de cámara conmigo, todos ellos músicos extraordinarios; y María Espada, resplandeciente, con su sincera y bellísima expresión y esa voz portentosa que superó las extraordinarias dificultades de un repertorio nada fácil para los cantantes. La música, a pesar de tener unos textos religiosos, transpira mensajes para todos los gustos y rezuma espontaneidad, vida y hermosura. Hay algún que otro movimiento lento en el que yo sentía la respiración contenida del público. Una experiencia inolvidable. Una recuperación, no me cabe ninguna duda, que merecía la pena. 51 262-Pliego Entrev.qxp 22/3/11 12:41 Página 52 E N T R E V I S TA EDUARDO LÓPEZ BANZO Usted fue discípulo de Gustav Leonhardt y es un convencido seguidor del movimiento historicista. ¿Cómo cree que ha evolucionado esta corriente desde los tiempos de pioneros como Leonhardt o Harnoncourt? ¿Qué aporta actualmente usted en sus interpretaciones de Haendel o Bach? La música histórica nació como un movimiento de carácter intelectual dentro del mundo de la música. Pero desde entonces ha llovido mucho y creo que, de alguna manera, sin perder ni un ápice de aquella postura, estamos poco a poco llegando a una síntesis más equilibrada, en la que el componente intelectual ya no es el único que cuenta y los radicales postulados artísticos se están atemperando, para dejar aflorar la belleza sin avergonzarse de ella. Una cosa es la composición y otra es la interpretación. La interpretación es espontaneidad, es frescura, es vitalidad, es “decir cosas” sobre un escenario. A veces, cosas muy serias, como en una fuga de Bach, otras cosas muy arrebatadas, como en un aria de Haendel. El público quiere conmoverse, sentir que le cuentan algo que entiende, y el intérprete debe satisfacer esa necesidad. Detrás de mis interpretaciones hay mucho trabajo intelectual, un intenso recorrido por las partituras originales, las fuentes directas o indirectas de la música y una reflexión final sobre la sustancia musical. Pero, cuando salgo al escenario, me olvido de todo esto y trato de sintetizarlo en una interpretación tan fresca como si la partitura que dirijo hubiera nacido ayer de la mano del compositor. Pero hay que encontrar, también las fuentes adecuadas y tener un alto grado de información y preparación previa… 52 Claro, no hay más remedio: hay que hurgar en el pasado. Por poner un ejemplo, se puede obtener una importante información sobre Haendel y sus óperas a través de Charles Burney. Este señor era un viajero infatigable, musicólogo, músico, historiador, que conoció a Haendel y que tenía una cierta amistad con él. Y nos dejó unas impresiones muy interesantes sobre el personaje, sobre sus óperas, sobre cómo dirigía, cómo interpretaba… Todo. Si no lees eso, para ti Haendel es una “cosa abstracta” que ha compuesto música. Pero no: es un ser humano y, acercándose a él, entiendes mucho más su música, y eso naturalmente tiene una consecuencia en la interpretación. Hasta que llegó el movimiento historicista, los intérpretes cogían una partitura y la interpretaban. Punto. Y sabían poquito más de lo que hacían. Esta actitud, que aún perdura en algunos intérpretes, es ya insostenible. Por el contrario, cuando tú no sólo haces una ópera de Haendel, sino que te lees catorce, y luego interpretas una; cuando vas a todos estos ecos y fuentes del pasado que te aportan pistas y datos sobre lo que hacía; cuando consultas y comparas las partituras originales que aquel hombre dejó escrita, etc., tu interpretación ya no puede ser la misma porque tú ya no eres el mismo. Y este proceso, costoso y laborioso hay que hacerlo con todas las partituras del pasado. Incluso Wagner es un compositor cuya música y las circunstancias en las que la compuso e interpretó están demasiado lejos como para poderla recrear sin necesidad de saber nada de él. ¿Podemos decir, quizá, que todavía están por verse los límites del historicismo? Mire: Haydn, cuando yo estudiaba, era algo plomizo, aburrido, insufrible. No había una concepción clara de su música. Pero ahora, en su interpretación, incluso algunas orquestas modernas han comprendido que, si no emplean algunos instrumentos antiguos, no alcanzan a producir esos colores que estamos todos buscando por esas rendijas del pasado. Hace poco pude ver cómo la Deutsche Kammerphilharmonie utiliza, en momentos concretos, trompetas barrocas. Mi sueño de hace muchos años era —es— que en Zaragoza, en mi ciudad, hubiera una orquesta que, cuando tuviera que interpretar a Stravinski, lo hiciera a la manera de Stravinski, y cuando interpretara a Bach lo hiciera empleando instrumentos de la época de Bach… Eso ya lo están haciendo en Alemania y en otros lugares. Las buenas orquestas modernas se han dado cuenta de que, incorporando ese tipo de instrumentos, consiguen encontrar con más facilidad las claves de esa música. Incluso creo que se van dando cuenta de que ciertos instrumentos del pasado, contrariamente a lo que se decía hasta hace muy poco, pueden ser “mejores” que los modernos. Hace unos años explicaba en esta misma revista que, entre sus objetivos, estaba abordar el primer sinfonismo de Beethoven. ¿La crisis económica, que conlleva dificultades para encontrar indispensables apoyos en las instituciones, va a ser un obstáculo en ese camino? Los tiempos no son buenos, es un hecho. Pero, independientemente de eso, yo continúo con mis planes. Creo que se pueden hacer las cosas y seguir la ruta que teníamos marcada. Quizá no con todo el contenido diseñado originalmente, pero sí: quiero seguir avanzando. Yo quiero que mi orquesta, Al Ayre Español, no se quede anclada, ya que tiene, tenemos, suficiente nivel como para hacer cualquier cosa. Me interesa explorar a Beethoven con una orquesta de instrumentos históricos, analizar esas partituras y llevar a la práctica mis planteamientos. Y quiero que los músicos compartan conmigo esta experiencia. No vamos a parar porque la economía se pare: buscaremos otras fuentes de financiación, haremos uso de la imaginación. Dentro de año y medio tenemos el objetivo de hacer la Primera Sinfonía de Beethoven, acompañada de otras sinfonías de Mozart y Haydn. Estoy pensando en un programa clásico en el que se vea, precisamente, toda la evolución del sinfonismo, desde el XVIII hasta Beethoven. Ojalá hubiera podido contar con el concurso y el apoyo de más voluntades, pero las cosas son como son y voy a seguir adelante. Tengo la fortuna de poder contar con el apoyo de programadores como Alfonso Aijón, que ha confiado en nosotros haciendo estos mimbres y nos ha incluido en la programación de Ibermúsica, con este programa, en noviembre de 2012. ¿Puede una orquesta como ésta sobrevivir teniendo en cuenta los recortes en ayuda pública ya en marcha y los que parece que se avecinan? La verdad es que España es un país difícil para la música. En cualquier otro país de Europa, de esos con los que nos gusta compararnos —Alemania, Francia, Holanda…— la desaparición de un conjunto orquestal como Al Ayre Español, que es una auténtica bandera de proa de la cultura española, sería un drama que no se podrían permitir. Aquí no tengo tan claro que esto no pueda suceder. Ha habido recortes, sí, y muy importantes, pero espero que precisamente la inmensa trayectoria de este conjunto, sus éxitos orquestales en Europa y su posición como líder en la cultura aragonesa y española nos ayuden a encajar todo esto sin que tengamos que plantearnos nuestra supervivencia. Desde el Gobierno de Aragón y el Ayuntamiento de Zaragoza así se me ha comunicado. A pesar de las reducciones en sus aportaciones, a pesar de que no pueden comprometerse más dada la situación económica, quiero una vez más agradecer el apoyo del Gobierno de Aragón y del Ayuntamiento de Zaragoza, por estar al lado de mi proyecto durante estos años. Eso sí, voy a seguir insistiendo, y sé que al final les voy a convencer de que apoyen plenamente el modelo de industria cultural que propongo y que ya está convirtiendo a Zaragoza en un referente mundial. Sin embargo, el Ministerio de Cultura parece seguir ignorando —¡a pesar de habernos dado el Premio Nacional de Música en el año 2004!— la inmensa capacidad creadora y la proyección de este conjunto. Después de haber hecho todo lo que hemos hecho en nuestros años de carrera, con auténticos hitos para la música no sólo aragonesa, sino 262-Pliego Entrev.qxp 22/3/11 12:41 Página 53 E N T R E V I S TA EDUARDO LÓPEZ BANZO mán a nuestra versión. ¿No le preocupa esa reacción? ¡Para nada! No, no. Me coge en un momento, artístico, mental y personal muy bueno que creo que no había disfrutado antes en mi vida. Es un momento en el que he estado reflexionado mucho sobre muchas cosas y en el que me encuentro con más fuerzas que nunca. Antes era una fuerza extremadamente juvenil, fogosa; ahora está más concentrada. Además no es la primera vez que dirijo esta Pasión, ya lo hice en Polonia hace unos años en una gira de cinco conciertos y fue una experiencia muy enriquecedora. Estoy deseando que lleguen ya los ensayos. Georg Thum ¿Qué más proyectos tiene ya Al Ayre Español en su agenda? MARÍA ESPADA Y EDUARDO LÓPEZ BANZO española, sigo teniendo la sensación de que necesito ganarme el afecto cada día, y eso cansa. Ahora lo que necesitaría es poder dedicar mi energía a dirigir a Beethoven en lugar de ir por los despachos explicando mi vida. ¿Por qué una orquesta como Al Ayre Español, que actúa en las mejores salas de Europa, por todo el mundo, tiene que estar “mendigando” por los despachos cuando hay orquestas en este país que reciben auténticas fortunas para casi no salir de su casa? Conste que no estoy en contra de esas orquestas pero, ¿por qué tanta desproporción? Al Ayre Español, que ha demostrado su capacidad como conjunto orquestal en programas como Las bodas de Fígaro que se escucharon en Zaragoza el año pasado, propone un modelo de orquesta estable “sostenible”. ¿Podría explicárnoslo? Pienso que el modelo actual de orquesta “oficial”, que se ha repetido e imitado hasta la saciedad, necesita alternativas. Como ya he dicho en otros momentos de esta entrevista, el futuro de las orquestas, desde el punto de vista artístico, pasa por la modificación de ciertos planteamientos clásicos ya muy caducos y la incorporación de nuevas ideas, nuevos músicos, nuevos directores y nuevos programas. En cuanto a lo administrativo, la estructura mastodóntica de la orquesta sinfónica lastra tremendamente a las administraciones. Un planteamiento mucho más sostenible consiste en la eliminación de los tremendos aparatos administrativos y la privatización de las orquestas. Así, las administraciones pueden firmar acuerdos de patrocinio sin dar lugar a una excesiva intervención política y, de esta manera, flexibilizando el funcionamiento interno de la orquesta. El modelo independiente de orquesta acaba siendo en todos los aspectos muchísimo más convincente y, sobre todo, la que gana es la música. La experiencia en Al Ayre Español es que, con este sistema, los músicos acuden a dejarse la piel en cada proyecto, lo que inyecta una estupenda energía que no cabe duda influye en la interpretación de las obras. Este año, su gran apuesta es esa Pasión según san Juan. ¿Cómo aborda un proyecto tan importante? Leipzig va a ser un acontecimiento para la cultura española. No es habitual que una orquesta del sur de Europa afronte una Pasión de Bach para el exigente público alemán. De hecho, es la primera vez que una orquesta profesional española lo hace en el marco del Bachfest. Llevo meses preparando este reto. He reconstruido paso a paso, con la ayuda de todos los originales con los que Bach interpretó esta obra desde su concepción, la versión que el maestro ofreció en 1749, un año antes de morir. La obra presenta una gran complejidad, porque Bach dejó la obra sin darle una forma definitiva. Tras estudiar todas las opciones, me pareció que la versión de 1749 era la más convincente. Curiosamente, fue la Pasión según san Juan, y no la de san Mateo, la última que Bach dirigió en vida. Tengo mucha curiosidad por ver la reacción del público ale- En la segunda mitad de este año vamos a llevar al Festival de Música Antigua de Málaga y a la Quincena Musical Donostiarra las cantatas de José de Nebra que se van a poder oír en el CD Esta dulzura amable que se publica ahora. También vamos a grabar un disco con los Concerti grossi de Haendel y un par de conciertos de órgano que tocaré yo. La idea es reunir en un CD esas obras con las que Haendel entretenía al público en los intermedios de sus óperas y oratorios. Es éste, por otra parte, un año muy alemán, en el que además del Bachfest de Leipzig nos han invitado salas muy prestigiosas del país como la Laeiszhalle de Hamburgo, la Tonhalle de Düsseldorf o el Festspielhaus de Baden Baden… El año que viene actuaré con Al Ayre Español por vez primera en la Philharmonie de Berlín, y también estamos invitados al Festival Misteria Paschalia de Cracovia, al de Schwetzingen en Alemania, al de Beaune en Francia y al Haendel de Halle. También he sido invitado para dirigir en el Festival de Utrecht un programa “romano” con obras de Alessandro Scarlatti. Hay más cosas, conciertos en Zaragoza, una gira en Polonia, y como culminación “exótica” del año tenemos una gira en Asia: Singapur, Hong Kong, Tokio, quizá Pekín… Para la realización de estos conciertos, precisamente, será fundamental el apoyo que vamos a recibir de Telefónica, que se acaba de convertir en patrocinadora de Al Ayre Español. La colaboración de Telefónica, en un momento en el que por culpa de la crisis las administraciones públicas han tenido que rebajar sus aportaciones, ha resultado fundamental para poder mantener el ritmo de la orquesta. Y, de alguna manera, me encanta que el paradigma de empresa triunfadora y puntera española, con proyección en el mundo, se haya fijado en mi proyecto y lo apoye. Juan Antonio Gordón 53 262-Pliego Entrev.qxp 22/3/11 12:41 Página 54 D I S C O S EXCEPCIONALES LOS DISCOS XCEPCIONALES DEL MES DE ABRIL La distinción de DISCOS EXCEPCIONALES se concede a las novedades discográficas que a juicio del crítico y de la dirección de la revista presenten un gran interés artístico o sean de absoluta referencia. BARTÓK: Conciertos para violín nºs 1 y 2. ARABELLA STEINBACHER, violín. ORQUESTA DE LA SUISSE ROMANDE. Director: MAREK JANOWSKI. PENTATONE PTC 5186 350 Steibancher propone y Janows- Oscuro abismo de llanto y de ternura. Nebmaat. Cripsis. Glossopoeia. ENSEMBLE INTERCONTEMPORAIN. Director: FRANÇOIS-XAVIER ROTH. KAIROS 0013112KAI ki acompaña con acierto a esta magnífica virtuosa. Un acoplamiento excelente, unas lecturas magistrales. S.M.B. Pg. 63 La extraordinaria calidad de las obras aquí recogidas hace imposible destacar unas sobre otras. F.R. Pg. 77 BRAHMS: PURCELL: O solitude. Sonatas para piano nºs 1 y 2 opp. 1 y 2. Scherzo op. 4. ALEXANDER MELNIKOV, piano. ANDREAS SCHOLL, contratenor. ACCADEMIA BIZANTINA. Director: STEFANO MONTANARI. HARMONIA MUNDI 902086. DECCA 478 2262 Magnífico. Este es un disco que merece este apelativo y muchos otros: solemne, sensible, cuidado, agitado, misterioso, cándido, etc. E.B. Pg. 66 Scholl domina el repertorio con su voz homogénea y cálida y su conocido estilo refinado.Uno de los mejores recitales dedicados a Purcell que pueda recordar. P.J.V. Pg. 78 CHOPIN: Polonesa-fantasía. Dos Nocturnos Op. 62. Andante spianato y gran polonesa. 12 Estudios op. 10. RACHMANINOV: Preludio. NELSON GOERNER, piano. RACHMANINOV: WIGMORE HALL LIVE 0039 Un Chopin vital y moderno, abierto a nuevas costumbres, donde se dibuja una expresión alejada de manierismos. E.B. Pg. 68 DVORÁK: Cuartetos de cuerda nºs 12 en fa mayor op. 96 “Americano” y 13 en sol mayor op. 106. CUARTETO PAVEL HAAS. SUPRAPHON SU 4038-2 Un grupo de virtuosos checos que en cada nueva entrega fonográfica nos sorprende más. Un disco que es una obra maestra de la música grabada. Ni más ni menos. S.M.B. Pg. 70 MOZART: Cuartetos nº 4 K. 157, nº 17 K. 458 y nº 22 K. 589. CUARTETO DE JERUSALÉN. Rapsodia sobre un tema de Paganini. Concierto para piano nº 2 . YUJA WANG, piano. ORQUESTA DE CÁMARA MAHLER. Director: CLAUDIO ABBADO. DEUTSCHE GRAMMOPHON 00289 477 9308 Yuja Wang es mucho más que un nuevo artefacto chino: es una artista como la copa de un pino. J.G.-R. Pg. 78 JOYCE DIDONATO, Mezzosoprano. Diva/Divo. CORO Y ORQUESTA DE LA ÓPERA DE LYON. Director: KAZUSHI ONO. VIRGIN 641986 Sólo una artista de calidad (inteligente, versátil, dotada) como DiDonato puede plantearse un disco así. Supera el posible examen con sobresaliente. F.F. Pg. 82 THE WONDER AND GRACE OF ALICE SOMMER HERZ. Un film de CHRISTOPHER NUPEN. HARMONIA MUNDI HMC 902076. ALLEGRO FILMS A 11CN D Una Alice deja su receta para la vida larga (y tan bella, dice ella): la total ausencia de odio y el amor absoluto por la música. P.É.M. Pg. 87 frescura que procede de una magistral combinación de elementos agógicos y dinámicos que sintetiza la gran tradición y algunas de las aportaciones historicistas. J.G.-R. Pg. 76 54 POSADAS: 262-Pliego Estud 22/3/11 12:22 Página 55 DISCOS Año XXVI – nº 262 – Abril 2011 Hyperion LISZT EN UNA CAJA H SUMARIO ACTUALIDAD: Liszt en una caja . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55 REFERENCIAS: Chopin: Nocturnos. E.B. . . . . . . . . . . . . . . . . 56 ESTUDIOS: NIF: Chopin y su realidad. E.B. . . . . . . . . . . . 58 Pajaritos y pajarracos. S.M.B. . . . . . . . . . . . . . 59 El lado oscuro de Tito. A.R. . . . . . . . . . . . . . . 60 REEDICIONES: Colosos del teclado. R.O.B.. . . . . . . . . . . . . . 61 Momentos mágicos. S.M.B. . . . . . . . . . . . . . . 60 DISCOS de la A a la Z . . . . . . . . . . . . . . . 62 DVD de la A a la Z . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86 ÍNDICE DE DISCOS CRITICADOS. . . . . . 88 yperion, que el año pasado cumplía los treinta desde su fundación, ha sido siempre un sello arriesgado en cuanto a sus apuestas dedicadas a un solo autor. Ahí estaba, como enorme ejemplo de ello, la edición de las canciones completas de Schubert que, dirigida por el pianista Graham Johnson, se ha erigido como un auténtico monumento de la historia de la fonografía. Son esos empeños que justifican una vida de editor en el doble sentido, la del gran Ted Perry arriesgando su dinero y poniendo en el mercado semejante oferta, y la del propio Johnson analizando canción a canción en los libretos que acompañaban a cada disco. La otra gran aventura de la firma inglesa acaba de coronarse estos días: la obra completa para piano y piano y orquesta de Ferenc Liszt por el pianista australiano Leslie Howard. Sin duda el mayor logro individual de un artista desde que existe el disco y, a través de esa idea por grabarlo todo, la posibilidad de disponer de la totalidad de lo escrito por el músico húngaro a lo largo de su vida. Eso significa, además, descubrir claroscuros, desentrañar enigmas, reconocer relaciones internas entre las propias obras y, finalmente, mostrar la grandeza de un músico a veces excesivo de puro entregado a su arte, siempre interesante y de una trayectoria vital y artística simplemente apasionante. Con la edición de un registro de nuevos descubrimientos culminaba la serie. Ahora, muy poco después de la aparición de esa entrega, Hyperion reúne todo su Liszt en una caja de 99 discos compactos que ofrecen 7.255 minutos y 52 segundos de música. Lo que quiere decir que si algún aficionado quisiera pasar a la historia de los récords —quién sabe si al famoso libro— o, incluso, hacer crecer su autoestima por una vía poco habitual como es la de escucharse toda esa música sin parar necesitaría para ello algo más de cinco días. La presentación de la caja es más que correcta aunque también sea una lástima que los discos no reproduzcan las cubiertas originales. Un buen índice y una introducción general de Leslie Howard —no en español, una vez más— sustituye a las impagables, eruditas y exhaustivas notas originales. Pero, claro, ese ahorro en la producción es una de las razones del excelente precio de la caja: 176 euros. O lo que es lo mismo: 1,77 euros por disco. 55 262-Pliego Estud 22/3/11 12:22 Página 56 D D I SI CS O C O S S REFERENCIAS Fryderyk Chopin NOCTURNOS L 56 os Nocturnos de Chopin representan esas obras por las que la mayoría de los pianistas sienten devoción en algún momento de su vida o a lo largo de toda ella; con un lenguaje fácilmente accesible y unas dificultades técnicas igualmente asequibles, representan una buena ocasión para hacer gala de su imaginación y sobre todo para mostrar su buena relación con eso tan difícil para los pianistas llamado legato. Porque en ellos el compositor polaco abundó en la elegancia melódica como estandarte a través de un canto sencillo y amable, recogido e intimista. Es aquí donde la herencia belcantista ilumina más al compositor: la mano derecha ejercita con carácter improvisatorio un sugerente canto melancólico acompañado por una suave izquierda de acordes arpegiados. En realidad, el género proviene de Alemania e Italia de los siglos XVII y XVIII, cuando los nocturnos se escribían para varios instrumentos o para la voz, con un destino que no era otro que el de ser interpretados al aire libre. El creador del género ya explícitamente para piano fue el irlandés John Field (1782-1837), quien con ellos pretendía abandonar toda brillantez técnica para ahondar en el sentimiento romántico a través de una expresión orientada hacia lo nostálgico y pausado. Hay que subrayar que las cambiantes posibilidades que le ofrecía el piano le ayudaron a poder desarrollar una expresión basada en los contrastes de matices y en la fantasía melódica: el instrumento evolucionaba y con él los compositores escribiendo música cada vez más acorde con sus posibilidades. La influencia de Field en Chopin es más que evidente; fue este último quien, sobrepasando con creces a su antecesor, situó al género tal y como hoy lo conocemos y apreciamos. Hablamos de nocturno como de esa pieza que sugiere una libre expresión, calmada, tierna y elegante, desprovista de cualquier arranque virtuoso; o de un poema sensible cuya naturaleza se acerca a una meditación senci- lla pero profunda, sincera y de carácter ensoñador. Chopin elevó el género a través de una veintena de composiciones que para el gran público son su obra más conocida, tanto por el contenido como por su forma de expresarlo. Vale la pena citar unas palabras de George Mathias, alumno de Chopin, quien dijo que veía en ellos “acentos de infinito dolor, algunos compases que descubren abismos, que nos hunden en la inmensidad, una potencia de sentimientos capaz de hacer estallar la fibra humana, espantosas desesperanzas, un abatimiento cercano a la muerte…”. Los pianistas de la historia más moderna también han querido elevarse con unas piezas que personalizan el espíritu romántico más elocuente; aquí nombraremos solamente algunos, la inmensidad de ejemplos sobreabunda y es posible que desatendamos algunas referencias. Sería un craso error no hablar de Artur Rubinstein , quien en sus versiones de los años 30 (Naxos 8.110659-60) encarna la sencillez y la sensatez con un romanticismo diáfano sin sensiblerías ni complicaciones, con un sonido cálidamente inconfundible y una naturalidad sorprendente. Rubinstein imprime a las obras una naturalidad que a él mismo le era familiar; con una humanidad viva y un humor afinado, el pianista polaco ofrece claridad y variedad de matices. A pesar de la antigüedad de la grabación y de las limitadas posibilidades del instrumento, se advierte la riqueza tímbrica y un uso del rubato que seduce por su llaneza y naturalidad. Los suyos son unos Nocturnos narrados con suma elegancia y finura de formas, múltiples sutilidades y una franca sensibilidad. A pesar del espíritu sobrio, la versión es comunicativa con un fraseo natural y un cantabile suave y arrebatado. Aún a día de hoy Rubinstein apresa al oyente por su innegable impulso vigoroso y sus múltiples sutilezas sonoras; aquí se reúnen tradición y fervor, fraseo dulce y un cálido romanticismo. Es un Chopin humani- zado sin idealización, tan cerca de la ternura como de lo culminante. Hagamos un salto en el tiempo para abordar a otro polaco que ocupa un lugar en la historia de los intérpretes polacos chopinianos: Adam Harasiewicz , ganador del Concurso Chopin de Varsovia en 1955, quien grabó los Nocturnos para Decca en 1961 (ahora disponibles gracias a Brilliant 93529), con una óptica totalmente diferente de Rubinstein. Aquí el enfoque también es diáfano, pero la diferencia es quizás un Chopin más declaradamente fluido y fácil de concepto. No confundir la naturalidad antes citada con esta facilidad de concepto: aquí los rubati son prácticamente inexistentes y el sonido, de gran eficacia, no abarca (ni lo pretende) las calidades antes enumeradas. Tampoco proyecta una personalidad tan vivaz como Rubinstein, sino que sus Nocturnos abogan a favor de una luminiscencia perfecta y una sonoridad esmerada a partir de un touché delicado pero presente. La ensoñación aquí es algo real, sin brisas y con un sol del que emana también calidez y proximidad. Sus virtudes pasan por un apasionamiento sin afectación y por una intensidad melódica dibujada con belleza y sinuosidad. Ya en nuestros días encontramos varios ejemplos imprescindibles. El brasileño Nelson Freire es uno de ellos, su Chopin y en concreto sus Nocturnos grabados en 2009 (Decca 478 216282) son un ejemplo de poética sonora y vocación nocturnal diferente. Freire propone un Chopin emotivo pero distante, activo transmisor de bondades tan 262-Pliego Estud 22/3/11 12:22 Página 57 D D I SI CS O C O S S REFERENCIAS claras como la intensidad y la ternura. Sus Nocturnos no son un ejemplo de pasión y vehemencia, pero en cambio nos descubren un toque sobrio que pese a la distancia no adolece de frialdad ni indiferencia: Freire aboga por una plantea mucha poesía servida con una extrema sensibilidad y gran refinamiento. Los tempi que elige suelen ser lentos, pero cargados de sensibilidad y timbre: la clave está en una sonoridad abierta a nuevas experiencias, novedosa por- (ahora disponible en Hyperion 44358) un Chopin radicalmente fantasioso, si cabe hasta impresionista, que tiene como principal virtud su carácter descaradamente melódicopoético cultivado básicamente a través del sonido y de los inspiración pastoral en cierto modo mística y extática. El intérprete, con un encanto sonoro indiscutible, proyecta un Chopin maduro cuya narración tiene clarividencia y penetración. Su encanto poético es innegable, las atmósferas que crea el pianista tienen algo de obscuro al igual que esperanzador; puede hablarse de un soplo onírico, así como de un tratamiento del pedal exquisito y de suma elegancia. Es un Chopin misterioso al que puede achacársele falta de brillantez sonora, algo más de incisión, pero que en cambio destila incorporeidad y un fraseo limpio y preciso. Freire dota al compositor romántico de evocadoras atmósferas destiladas con contraste y religiosidad. Retrocediendo en el tiempo, podemos saborear la exquisita versión que propone la maestra de maestros Brigitte Engerer (quien estudiara con Neuhaus en Moscú), en un doble disco grabado en 1993 (Harmonia Mundi 2901430.31). Este es un Chopin atractivo por la policromía sonora propuesta y por su equilibrio emotivo; sus Nocturnos describen un romanticismo a flor de piel que alterna pasión con serenidad, placidez y quietud con movimiento e inquietud. Engerer que presenta a un Chopin luminoso como pocos y porque en el fondo su melancolía no está presentada como es habitual. La francesa seduce con un espíritu abierto y elocuente, a través de un piano expansivo hacia la persuasión conmovedora más cálida. El fraseo que acompaña a la cantilena es amable y fluye con suavidad, al tiempo que con solidez e impulso; se trata de unas interpretaciones creativas y sentimentales, consistentes y densas en cuanto a vibración. Engerer transmite convincentemente un Chopin idealista, imaginativo en el que impera siempre una realidad resplandeciente a través de un sonido brillante. Es difícil e innecesario compararla con otros intérpretes, ella apuesta firmemente por un Chopin dinámico y vital que emula lo quimérico con perspectiva y contemplación. Su discurso, que desgrana cada nota pacientemente dotándolas a todas de naturaleza propia y sello distintivo, queda arropado por una estimulante luminiscencia sin precedentes. No puede faltar una referencia al primer norteamericano en ganar el susodicho concurso Chopin en 1970: Garrick Ohlsson, quien ofrece en su grabación de 1994 tempi. Ohlsson propone mucha fantasía y proporciona una emotividad ponderada sin exageraciones ni amaneramientos: interpreta con equilibrio a través de un minucioso cuidado de los más ínfimos detalles. Su punto de vista es personal, franco y sincero, con unos Nocturnos cálidos y evocadores, resueltamente líricos, que priman sobre todo la riqueza y calidez tímbrica. En este Chopin también circunspecto, los rubati son atrevidos y aportan aquella variación de tempo anhelada con serenidad y juicio. El carácter de las versiones es recio y tenaz, sabedor de su singularidad y fielmente difusor de una refinadísima sensibilidad expresada con libertad y lucidez. El pianista interpreta imprevisiblemente, buscando la nostalgia y la evocación mediante un ritmo rotundamente lento y un mimo sonoro incuestionable. Es un Chopin vivo que trabaja la remembranza a través de un fraseo fresco, ajustado a las líneas románticas del autor con sutileza y una extraordinaria riqueza de expresiones y matices. El artista se desvela con un Chopin íntimo y original que busca por encima de todo la libertad de expresión romántica por excelencia. Indispensable Maria João Pires y su versión para Deutsche Grammophon de 1996 (477 0962). La intérprete propone un Chopin diferente de los anteriores, expresado con máxima fluidez y un abanico de dinámicas sorprendente. Sus Nocturnos son asimismo personales e íntimos, llenos de dinamismo y matices donde se reúne todo un mundo de finas sutilidades. Su intenso lirismo proviene de un exquisito sonido cultivado incesantemente con elegancia y aristocracia, con un fraseo florido muy significativamente. Su Chopin es amable, delicado, embriagador, refinado hasta el extremo, embelesado y evanescente, pero carente de tensiones e inquietudes. Ese podría ser el pero, aunque la cuestión no es objetiva sino subjetiva. Aquí el fraseo destaca por su claridad y limpieza; la vocación está lejos de la pasión y los arrebatos, con un romanticismo idealista que no ofende ni traspasa más allá de los límites de la imaginación. La portuguesa ofrece unos Nocturnos, que aunque ecológicos en cuanto a emoción, condensan la sonoridad perlada y la maestría sonora. Los tempi escogidos tienden a la lentitud sugerente para acercar al oyente al mundo de la fantasía, donde las obras del polaco quedan diseñadas con perfección técnica. Es injusto pero lógico no poder ahondar en intérpretes de la talla de Arrau, Horowitz, Perahia, Zimerman, Argerich, por citar solamente algunos; todos ellos ofrecen ese algo diferente en sus incursiones en el mundo nocturnal chopiniano que les hace necesarios. Un servidor, y perdonen la insistencia, no puede acabar sin volver al primer intérprete citado: Artur Rubinstein, quien cantó como pocos al piano a través de una elegancia y naturalidad sin precedentes, con un talento que le sitúa en lo más alto de la historia de la interpretación pianística de todos los tiempos. Emili Blasco 57 262-Pliego Estud 22/3/11 12:22 Página 58 D D I SI CS O C O S S ESTUDIOS NIF CHOPIN Y SU REALIDAD CHOPIN: Obra completa con instrumentos históricos. NELSON GOERNER, DANG THAI SON, NIKOLAI DEMIDENKO, TATIANA SHEBANOVA, MAREK DREWNOWSKI, EWA POBLOCKA, FOU TS’ONG, JANUSZ OLEJNICZAK, KEVIN KENNER, DINA YOFFE, WOJCIECH SWITALA, piano. ALEKSANDRA KURZAK, soprano; MARIUSZ KWIECIEN, barítono. ORQUESTA DEL SIGLO XVIII. Director: FRANS BRÜGGEN. 21 CD NIFCCD 000-020 (Diverdi). 19482010. 1401’. DDD. N PN E 58 l sello polaco NIF lanza al mercado una colección diferente y reveladora sobre la obra de Chopin, una integral realizada únicamente con instrumentos de la época que nos aproxima con más realidad a lo que el propio autor buscaba en sus composiciones. Lejos de lo estrepitoso y sensacional, éste es un Chopin íntimo y resguardado, amante de la sencillez y de las tenues sonoridades que vibra con un menguado pedal y sueña con colores opacos. El piano ha evolucionado y con él la escritura de los autores que le han dedicado obras, pero la realidad es que el compositor polaco pretendió muchas veces alejarse de lo grandilocuente y centrarse en las pequeñas sonoridades y los ambientes reducidos. Lo extraordinario de este cofre es que ciertamente las interpretaciones son decididamente diferentes de lo escuchado, básicamente porque los propios Erard y Pleyel seducen con unas características totalmente incomparables a los pianos que imperan hoy día en cualquier sala de conciertos, y también porque los intérpretes lo comprenden y sugieren una forma de tocar que podría decirse natural y fiel a los principios más chopi- nianos. Aquí se reúnen la exquisitez con la fluidez, el rubato más discreto y el sonido camerístico; también lo perlado con el carácter clarividente y la naturalidad con la ingenuidad. Es un Chopin en definitiva vivo, que sufre y goza con un ímpetu alejado de lo estrepitoso, aquel que sublima belleza poética con sentimiento y ternura. Aquí están todas las partituras recreadas desde una óptica cálida sin más aparentes ambiciones que las de iluminar desde la delgadez y la sublimación. Y para todo ello se han reunido una serie de músicos que en la Polonia actual significan contemporaneidad y apertura, sinónimos de cultura musical e inquietudes artísticas, muchos de ellos laureados en el Concurso Internacional que lleva el nombre del compositor. Y también ilustres de la talla de Frans Brüggen y su Orchestra of The 18th Century, quien ofrece unos acompañamientos originales en las obras concertantes. De todos ellos destacan precisamente el holandés junto a Nelson Goerner y su versión de las obras para piano y orquesta, quienes directamente optan por un Chopin eminentemente sugestivo, que sin rubor apuesta hacia la dirección historicista confirmando que esa forma de expresión se adapta perfectamente a la cantilena más vaporosa y ligera. Goerner lo comprende y su articulación respira gracilidad y esbeltez, al tiempo que trata las melodías con imperturbabilidad y continencia. El resultado de la fusión con la orquesta es agradecido y esplendente, lúcido y responsable: éste es un Chopin que fluye desde el compromiso y las capacidades de todos los participantes. Destacan también (y mucho) las interpretaciones de Tatiana Shebanova a bordo de un Erard de 1849, quien brinda Valses aparte de una integral de los Estudios sencillamente fenomenal, que no tiene nada que envidiar a las que restan en nuestra memoria. La pianista no adolece de pequeñeces sonoras y en cambio alienta unas versiones deslum- brantes tanto técnica como musicalmente; los suyos son unos Estudios poderosos y veloces que ilustran al Chopin más virtuoso sin más limitaciones que las del propio instrumento. La intérprete transmite fugacidad e intensidad, al tiempo que alterna la calidez con la ensoñación. Sobresalientes, sin duda alguna. Como también el disco que incluye la obra vocal con dos artistas de lo más exquisitos: Aleksandra Kurzak y Mariusz Kwiecien. Acompañados de Goerner brindan unas intervenciones llenas de sensibilidad y recursos expresivos. Juntos comparten intercaladamente las canciones, de forma que soprano y barítono participan de ese romanticismo que bebe del folclore, donde la evocación y la carga emotiva no son precisamente ligeras. El trío de intérpretes, ya que la participación de Goerner es más que decisiva, consigue unas versiones emotivas y francas, donde la sensación patriótica se traza con sutilidad y la carga expresiva se transmite con firmeza y serenidad. Los cantantes, conocedores perfectamente de la tradición nacionalista en la que están basados tanto la partitura como los poemas que la inspiran, articulan la música con nobleza y calidez: su expresión exhibe ternura y comprensión. Sus timbres se acoplan al carácter de los textos, transmitiendo según necesidad y conveniencia. Otra de las participaciones de comentario imposible de eludir es la concerniente a la música cámara, con Krzysztof Broja (piano), Andrzej Bauer (violonchelo) y Jakub Jakowicz (violín): sencillamente magistrales y estos sí explosivos, quienes pese a su juventud emanan ya madurez y multiplicidad de recursos. Otra vez nos encontramos frente a un Chopin expansivo y lleno de fuerza expresiva, aquel que contiene intensidad y destila efervescencia e ímpetu. Estas versiones destacan especialmente por su vistosidad y por la emotividad que contiene, fiel expresión del romanticismo más arrebatado. Los músicos, absolutamente compenetrados, defienden la música con pasión y vocación a través de unas interpretaciones que no siguen especial- mente ningún patrón historicista, pero que destilan frescura y emoción. Marek Drewnowski también destaca con su versión de los Valses y selección de Polonesas de juventud; al pianista le cuesta ceñirse a la estética sonora del Erard en el que toca y el resultado es un Chopin lucido y de sonidos amplios y brillantes. Equilibrado pero momentáneamente arrebatado, el músico propone un Chopin muy vivo y bailable, amable y evocativo esencialmente. Lleno de buen gusto y exquisiteces, Drewnowski ilumina las piezas con naturalidad y fluidez, siempre con el denominador común de la poética nostálgica. La caja incluye sorpresas como las intervenciones de Fou Ts’ong, quien a través de las Mazurkas cristaliza un tocar selecto y refinado, pulcro y amante de la circunspección. Sus danzas despliegan a través de la melancolía una expresión seria y noble, donde el sonido es directa consecuencia de lo que el intérprete quiere expresar. O las mismas obras en manos de Janusz Olejniczak, quien desprende (gracias a la distancia que le proporcionan los años) sensatez y distinción. En todos ellos seduce el culto al sonido que proporciona el instrumento de época, y su enfoque es inapelablemente diferente. El rubato discreto y las dinámicas tintadas bajo lo velado predominan en la mayoría de este Chopin. Nombres como los de Ewa Poblocka, Kevin Kenner, Ka Ling Colleen Lee y Dang Thai Son completan el estuche, que además de incluir la obra completa, repite partituras en manos de diferentes intérpretes. Como curiosidad altamente reveladora de cómo se veía a Chopin antaño, un disco protagonizado por Raul Koczalski (1884-1948) grabado del vivo en 1948 aprovechando el concierto de conmemoración de los ciento treinta y ocho años del nacimiento del compositor. Y como documentación, todo un señor libro de más de doscientas páginas, con suma información tanto de los intérpretes como de la música y su razón. Recomendación obligatoria. Emili Blasco 262-Pliego Estud 22/3/11 12:22 Página 59 D D I SI CS O C O S S ESTUDIOS James Conlon PAJARITOS Y PAJARRACOS BRAUNFELS: Die Vögel. DÉSIRÉE RANCATORE (Ruiseñor), BRANDON JOVANOVICH (Buenaesperanza), JAMES JOHNSON (Fielamigo), MARTIN GANTNER (Abubilla), STACEY TAPPAN (Reyezuelo), BRIAN MULLIGAN (Prometeo), MATTHEW MOORE (Águila, Zeus). CORO Y ORQUESTA DE LA ÓPERA DE LOS ANGELES. Director musical: JAMES CONLON. Director de escena: DARKO TRESNJAK. Escenografía: DAVID P. GORDON. Coreografía: PEGGY HICKEY. Director de vídeo: KENNETH SHAPIRO. ARTHAUS 101 529 (Ferysa). 2009. 139’. N PN H ace quince años reseñábamos en esta revista la primera grabación de Los pájaros, ópera del alemán de Fráncfort Walter Braunfels. Era una de las entregas de aquella magnífica y para Decca ruinosa serie Entartete Musik (Música degenerada), que se le dedicó a los músicos que “merecieron” ser incluidos en la exposición de Düsseldorf de 1938. Braunfels era uno de ellos, puesto que era medio judío, y lo que trataba de condenar aquella exposición era a los judíos, no tanto a los vanguardistas, aunque sí… Estaban allí, como recordarán muchos, desde Schoenberg, Berg y Webern hasta Korngold, Schreker (que ya había fallecido), Goldschmidt, Zemlinsky, Hindemith, Ullmann, Weill, Krása, Haas, Schulhoff y muchos otros. Destacaba especialmente Ernst Krenek, cuyo Jonny (el de la ópera Jonny spielt auf), un negro simiesco con un saxo y una estrella de David en la solapa, presidía la muestra. Esta exposición, sin embargo, tuvo menos repercusión que la del año anterior en Múnich y después en otras ciudades, dedicada al Arte degenerado. Como decíamos entonces, lo peor de Alemania condenaba, desterraba y aplastaba (algunos serían asesinados más tarde en campos de exterminio) a lo mejorcito de la cultura de Europa central, esa amplia área geográfica que el Pangermanismo llamó Mittleuropa para significar, sin apenas disimulo, que esa tierra era alemana, o para Alemania. De no haber sido así, no habrían levantado la cabeza con facilidad otras culturas posteriores, como la propia vanguardia de posguerra, a la que ya se le había hecho el necesario trabajo sucio. Basada en Las aves (Ornites) de Aristófanes, Los pájaros es una ópera que tiene mucho de cuento de hadas y bastante de afirmación musical tardorromántica. Clasicista, incluso. Es una obra bella que mira al pasado, que se inserta en él, que lo reivindica, quién sabe si frente a las tendencias más “de vanguardia” de aquellos tiempos (se estrenó en 1920). El diatonismo es esencial en una tendencia a lo diáfano en la línea melódica. Braunfels se toma una amplia libertad en cuanto al original ateniense. Aquella bella obra de Aristófanes, tan distinta a las demás, da aquí lugar al viaje al reino de los pájaros de los dos amigos Ratefreund (Fielamigo) y Hoffegut (Buenaesperanza). El primero se convierte en dirigente belicoso de unos pájaros que aceptan su consejo y desafían a los dioses. El segundo es menos hombre de acción, más contemplativo (no más intelectual), más sensible… y ama a un personaje que tiene gran importancia y que es del propio Braunfels: el Ruiseñor, cometido para soprano ligera con agilidades (coloratura). Curioso triángulo, que sirve de fondo para narrarnos la trayectoria, el itinerario de la hybris inducida en los pájaros por Ratefreund, que acaso podría traducirse por el “amigo que aconseja”. Y aconseja mal, desde luego. Sin reconocer al final responsabilidad alguna por la catástrofe. La música es bella, y hay momentos vocales y no vocales de especial importancia. Atención, pongamos, a la secuencia del segundo acto en el que se dan de manera casi sucesiva varios números que contrastan entre sí: la apoteosis de los pájaros al construir su nueva ciudad (coro y solistas), el rito nupcial de los palomos y sus danzas (orquesta, cuerpo de baile), la intervención de Prometeo, en un solo de carácter claramente wagneriano que puede sorprender por lo escuchado hasta ese momento; y, en fin, la catástrofe anunciada como Némesis ante la soberbia de la ciudad de lo pájaros: la tormenta (orquesta, cuerpo de baile y figurantes). La conclusión es realmente hermosa: el solo profundamente lírico de Hoffegut, ratificado por el Ruiseñor. Este personaje alcanza niveles de protagonismo, y aquí vemos una soberbia solución vocal e histriónica al personaje, la que le da Désirée Rancatore, de voz hermosa y penetrante, soprano ligera de amplio vuelo, delicada y bella presencia. Los dos amigos contrastan, en especial en el segundo acto, y tanto Jovanovich como Johnson dan muy bien el tipo de los dos amigos tan diferentes, uno tan “Florestán” y el otro tan “Eusebio”, por entendernos a poco schumannianos que seamos. Sigue un muy buen reparto de pájaros: la soprano Stacey Tappan o el barítono Martin Gartner. Pero, de repente, cuando no estamos demasiado lejos del final, nos sorprende la aparición del barítono bajo Brian Mulligan, que desarrolla un solo que impresiona por la línea original y, desde luego, por la prestación vocal de este cantante extraordinario. Conlon y la Ópera de Los Ángeles (conjunto y coro, ambos) funcionan espléndidamente. La puesta en escena de Darko Tresnjak es más Flauta mágica que Maestros cantores, y decimos esto no sin poner en duda lo que se repite a propósito de Los pájaros, que su mundo sonoro es más o menos el de esas dos óperas. Francamente, no veo Maestros aquí, aunque sí pueda recordar el mundo de La flauta mozartiana. Tresnjak ya montó hace años una Flauta muy reputada. Y acaba de estrenar precisamente en Los Angeles El enano, de Zemlinsky (esto es, El cumpleaños de la infanta); las fotografías prometen. Pero, ateniéndonos a Los pájaros, diremos que la dirección no es especialmente fantasiosa, sirve al texto, se basa en una escenografía sucinta, económica pero eficaz (Gordon), y en una eclosión de figurines sugerentes y polícromos (Linda Cho). La coreografía cobra especial importancia en una obra como ésta, en la que el coro no es sólo cantor, sino también “volador”, inquieto, ágil recorredor del escenario en grandes o en pequeños grupos; de ahí el cuidado de Peggy Hickey en determinadas danzas, en especial el ritual nupcial ya indicado. En fin, una feliz noche de ópera, una ópera bastante tradicional, pero con la modernidad esencial del planteamiento dramático, porque sabemos que no se vuelve al pasado. Nunca. Y Braunfels le rinde tributo, pero es hijo de su tiempo. Cantantes (actores), bailarines, coro, orquesta, puesta en escena, coreografía… Todo funciona bastante bien, de manera más que aceptable, a veces auténtico logro teatral y lírico. Y, además, es un título que sólo conocíamos por aquella (ya) lejana y excelente referencia de Zagrosek para Decca. Un éxito de la Ópera de Los Ángeles, bajo la dirección artística de Plácido Domingo. Santiago Martín Bermúdez 59 262-Pliego Estud 22/3/11 12:22 Página 60 D D I SI CS O C O S S ESTUDIOS Nikolaus Harnoncourt EL LADO OSCURO DE TITO MOZART: La clemenza di Tito. MICHAEL SCHADE (Tito), VESSELINA KASAROVA (Sesto), DOROTHEA RÖSCHMANN (Vitelliai), ELINA GARANCA (Annio), BARBARA BONNEY (Servilia), LUCA PISARONI (Publio). ASOCIACIÓN DE CONCIERTOS DEL CORO DE LA STAATSOPER. FILARMÓNICA DE VIENA. Director musical: NIKOLAUS HARNONCOURT. Director de escena: MARTIN KUSEJ. Escenografía y vestuario: JENS KILLIAN, BETTINA WALTER. Director de vídeo: BRIAN LARGE. 2 DVD ARTHAUS 107 181 (Ferysa). 2003. 160’. N PN N o es nada fácil representar hoy en día una ópera seria de planteamiento argumental tan anticuado como esta tardía obra de Mozart (1791); aunque, eso sí, portadora de una música a ratos genial, con números de increíble calidad, como las célebres arias Parto, parto o Non più di fiori, ambas con clarinete di bassetto obbligato, o de un finale tan sorprendente como el del primer acto, un quinteto con coro. La partitura, de encargo para los Estados Bohemios, es irre- gular, pero esos destellos la enaltecen y plantean indudables dificultades a las voces, que han de ser muy buenas para que la obra alcance toda su dimensión dramática. En torno a la figura del emperador romano Tito Vespasiano, se teje la trama de intrigas, amores, odios, asesinatos frustrados, con incendio incluido. Todo ello queda marginado, en efecto, por la belleza de los pentagramas. En este DVD, grabado en el Festival de Salzburgo de 2003, están bien defendidos por un reparto que hoy podemos considerar de campanillas en el que brilla de manera especial el Sesto de Kasarova, cuya voz de mezzo lírica, ancha, timbrada y extensa, no estaba todavía aquejada de un molesto vibrato y de un ostensible salto glotídeo entre el grave y el centro. Aquí canta espléndidamente, con calor y entrega, pero sin perder nunca la línea y con una impoluta reproducción de agilidades. Dice, expresa y convence. Sobresale también la belleza vocal, tan satinada y tersa de otra mezzo, aún más lírica, Elina Garanca, en lo que debía de ser su partida hacia el estrellato, en el papel de travestido de Annio. Expone con dulzura y una indudable belleza tímbrica. Su amada en la ficción, Servilia, es la siempre cumplidora Bonney, que da cierto empaque a un personaje más bien plano. Esta cantante es, en lo físico, una curiosa mezcla de dos actrices norteamericanas: Carol Linley y Meg Ryan. Pisaroni presta su apostura y su buena voz de bajo lírico al cometido secundario de Publio. El protagonista, Michael Schade, deja bastante que desear vocalmente. Su instrumento no vale gran cosa: claro, a ratos engolado, afalsetado en ocasiones, de timbre ralo y extensión justa. Pero delinea su parte con estilo y musicalidad y se comporta excelentemente como actor, dentro de las líneas, discutibles, marcadas por la dirección escénica. A la que también, como todos, ha de someterse la soprano Röschmann, que nos despista un poco. La voz, de relativa belleza, sigue siendo, creemos, lírica, de origen lírico-ligero, aunque lo cierto es que posee metal, extensión, con agudos un tanto fijos. En ese brillo se basa para acometer partes que no son realmente idóneas; pero las lleva a su terreno y, con sus medios y un indudable temperamento dramático, consigue engancharnos, aunque su canto sea un poco a trompicones y no esté en posesión de los atributos propios de una Vitelia, que requiere graves sólidos, amplitud y depurada coloratura. Röschmann no tiene buen tipo, es un poco rechoncha y bajita, pero su personaje se hace creíble, como los demás, pese a las convenciones de la ópera seria, gracias al planteamiento y al trabajo de los dos directores. El de escena, el austriaco Kusej, ha logrado que el reparto actúe con acusada verosimilitud, con una remarcable matización psicológica y que, por tanto, se establezca en todo momento tensión y arrebato. Para ello ha realizado un montaje en el que se realzan los aspectos más sombríos de la narración, que discurre, en un agitado ir y venir, bajar y subir, en los amplios espacios de un deco- rado enorme, que va de lado a lado de la gran corbata del escenario de la Felsenreitschule, la antigua Escuela de Equitación, donde se desarrollaban todas las óperas antes de que se construyeran el Kleines y el Grosses Festspielhaus. La acción, ubicada en la época moderna, aunque Tito y Publio vayan a veces con largos faldones de cola, transcurre en una especie de edificio en construcción lleno de recovecos, de estructura geométrica y tres plantas, en el centro del cual, a ras de suelo, se sitúa una sala neoclásica, que se supone son los aposentos de Tito cuyo personaje ha sido tocado por Kusej de un aire entre bondadoso y esquizofrénico, con actuaciones y reacciones, gestos y movimientos de un alucinado. Muchas veces lo que se dice y se canta tienen poco que ver, como suele suceder con los montajes actuales, con lo que se ve. El firmante confiesa no entender qué pintan esas imágenes finales de figurantes, niños con el torso desnudo incluidos, que tanto nos recuerdan a las que pueblan la película La cinta blanca de Michael Haneke. Por los demás, todo está encajado y funciona bien coordinado con un foso en donde luce la Filarmónica de Viena a la que Harnoncourt hace sonar con acentos perentorios, dando relieve a los solos y coloreando magníficamente las texturas. Una versión musical sólida, que respira con los cantantes y nos hace ver el ángulo más dramático y menos complaciente de una composición que tantas veces apunta a la tragedia. cuarteto checo. No está Martinu, qué le vamos a hacer. Pero el hecho de que estén los dos de Janácek, estos tres de Dvorák y el Primero de Smetana ya hacen de este triple álbum un buen regalo para el aficionado que se sienta atraído por este repertorio. Además, hay joyitas como la miniatura de Suk o el menos conocido Cuarteto nº 2 de Novák, media hora de tensión y sabiduría sonoras. Hay momentos mágicos en este disco, como suele suceder con los grandes intérpretes y las grandes obras. Como ese “echarse a bailar” vacilante y doloroso del Primero de Smetana en el Allegro moderato a la polka, que es todo un poema y que supone Arturo Reverter Supraphon MOMENTOS MÁGICOS E ste álbum de Lo mejor de los clásicos checos (Supraphon SU 4003-2, distribuidor. Diverdi) reúne reediciones de fechas distantes. En algún caso se trata de grabaciones muy recientes (Janácek y el Cuarteto Skampa). Otras veces se trata de hitos históricos de la música de cámara grabada en disco 60 (como cuando el Smetana de 1962 toca los dos cuartetos del fundador de la escuela nacional). Los tres cuartetos de Dvorák —nºs 12 a 14— por el Panocha provienen de la edición integral que Supraphon le dedicó al compositor y que culminó o concluyó con motivo del centenario. Es, en fin, una auténtica antología del 262-Pliego Estud 22/3/11 12:22 Página 61 D D I SI CS O C O S S ESTUDIOS Doremi COLOSOS DEL TECLADO LOS ARCHIVOS DE SVIATOSLAV RICHTER. Vol. 19. Obras de Brahms, Beethoven y Saint-Saëns. SINFÓNICA DE BOSTON. Director: CHARLES MUNCH. FILARMÓNICA DE VARSOVIA. Director: WITOLD ROWICKI. FILARMÓNICA DE LENINGRADO. Director: KIRIL KONDRASHIN. 2 CD DOREMI DHR7972/3 (Gaudisc). 1954-1960. 151’. ADD. N PN JULIUS KATCHEN. Pianista. Vol. 1. Obras de Bach y Beethoven. PABLO CASALS, violonchelo. SINFÓNICA DE LA RADIO DE BAVIERA. Director: EUGEN JOCHUM. DOREMI DHR 7936 (Gaudisc). 19601965. ADD. 78’. N PN TATIANA NIKOLAIEVA. Pianista. Vol. 1. Obras de Shostakovich y Chaikovski. 2 CD DOREMI DHR 7991-3 [+ DVD: 41’] (Gaudisc). 1962-1990. 153’. ADD. N PN N uevas adiciones al variado catálogo de Doremi. De Richter se nos ofrece un doble con jugosas obras concertantes. El Concierto nº 2 de Brahms con Munch revela una interpretación vibrante, captada en vivo (grabación de la radio, con locutor incluido, poco después —1 de noviembre de 1960— de la grabación la técnica de u n o s músicos insuperables puesta al servicio de la biografía que el compositor trató de trazar en esta obra magnífica. Podría bastar con ese detalle, pero cada formación tiene varios: el sobrecogedor Adagio del Skampa en el Cuarteto “Cartas íntimas” oficial para RCA junto a Erich Leinsdorf) con muy aceptable sonido. El mejor Richter está aquí, en la cima de su poderío pianístico, de su nervio y magnética energía. Por encima de los roces —abundantes— está la olímpica visión del ucraniano, grandiosa, impecable en lo expresivo, con un colorido sonoro exquisito, siempre bien secundado por un Munch con el que la fusión parece perfecta. El segundo tiempo es trepidante, irresistible, aunque es al final del primero cuando, llevados por el entusiasmo, los norteamericanos aplauden (se ve que estas cosas no sólo pasaban —y pasan— en España). De la misma velada procede el Primero de Beethoven, que apenas al día siguiente llevaría Richter al disco (con los mismos acompañantes), para RCA. Interpretación igualmente enérgica, contundente incluso, sin duda —junto a la oficial de RCA— la más interesante de las que Richter tiene de esta obra. La cadencia del primer movimiento es un verdadero prodigio, y el nervio del tercero resulta contagioso. Del Quinto Concierto de SaintSaëns nos llega una grabación hasta ahora no incluida en las discografías richterianas: se de Janácek; el Largo misterioso que recrea el Smetana hacia el final del Segundo de Novák; el famoso y siempre punzante Lento del Americano de Dvorák en manos del grupo de Jirí Panocha… El tesoro inagotable del catálogo de Supraphon sigue dando satisfacciones a los aficionados. Estos tres discos son una magnífica oportunidad para quien no los conozca todavía. No se los pierdan. Santiago Martín Bermúdez trata de una interpretación con la Filarmónica de Leningrado y Kondrashin (3 de abril de 1955). Si hemos de creer los registros, la grabación que hasta ahora se conocía con Kondrashin está fechada en otro año (1950 o 1952) y está realizada con otra orquesta. Curiosidades aparte, interpretación refinada y brillante de una obra sobre la que la historia ha hecho un alarde de generosidad dejándola en segundo plano y que no es, con muy buena razón, de las más transitadas del repertorio. El álbum se completa con una interpretación del Tercer Concierto de Beethoven junto a Witold Rowicki y la Filarmónica de Varsovia (5 de noviembre de 1954) que ya fue editada en su día en LP (Replica). El sonido de esta toma es bastante malo, de forma que aunque la interpretación solista es sobresaliente (incluyendo un final casi enloquecido de velocidad en el tercer tiempo), uno se queda con la que dejó junto a Sanderling (DG), por todos los conceptos preferible. De Nikolaieva nos llega un álbum doble que incluye además un DVD. El doble CD está dedicado a los 24 Preludios y fugas op. 87 de Shostakovich, que la gran dama rusa llevó al disco en tres ocasiones (la que ahora se comenta, de 1962 en Moscú, la de Melodiya, en 1987, y la de Hyperion en 1990, a las que hay que añadir la registrada en un DVD de Medici Arts de 1992, comentado no hace mucho por el firmante). Este primer registro de la obra de la que es dedicataria y que interpretaría hasta el mismo momento de su muerte (sufrió una hemorragia cerebral en 1993 cuando la interpretaba en EEUU) colocó ya el listón altísimo. ¿Preferir? Es realmente difícil. Lo hemos comentado en otras ocasiones. Cuantas veces se encuentra uno con el Shostakovich de Nikolaieva no encuentra razones sino para la admiración. Sensacional interpretación, con buen sonido. El álbum se completa con un DVD grabado en la Gewandhaus en 1990, en el que la rusa nos ofrece el Primer Concierto de Chaikovski con la Orquesta de la mencionada sala y Kurt Masur al frente. Interpretación que la rusa se toma con considerable calma en los tempi, pero a la que dota de un poderío y una riqueza de matiz considerable. Calidad de imagen y sonido discreta, pero es Shostakovich el principal aliciente, en todo caso. El último disco de esta serie está dedicado al norteamericano Julius Katchen, al que el cáncer se llevó demasiado pronto (42 años). Katchen se acerca a Bach (Partita nº 2, grabación en vivo en 1965) con brillantez y virtuosismo, muy “vieja escuela”, completamente ajena a la información histórica que hoy debe manejarse. En todo caso, interpretación vibrante que vale la pena escuchar. Lo mismo puede decirse de las Variaciones WoO 80 de Beethoven (grabación de 1962), tan elegantes como fulgurantes, enérgicas y rotundas. El Cuarto Concierto del mismo compositor (grabado ese mismo año), con Jochum en el podio de la Sinfónica de la Radio Bávara, tiene el mismo carácter fulgurante pero bastante peor sonido (muy temblón), y en esta obra de tanta intensidad de vez en cuando se echa de menos algo de interiorización, aunque el segundo tiempo tiene una emotividad extraordinaria. El joven y temperamental Katchen se unía al anciano (85 añitos) pero también temperamental Casals en 1960 (Festival de Prades) para registrar una emotiva Sonata para violonchelo y piano op. 102, nº 2 del gran sordo, interpretación en la que en todo caso la afinación del veteranísimo maestro catalán dejaba ya que desear. En resumen, interesante reedición, en la que sobre todo cabe recomendar los álbumes de Richter y Nikolaieva. Rafael Ortega Basagoiti 61 262-DISCOS 22/3/11 13:29 Página 62 D D I SI CS O C O S S CRÍTICAS de la A a la Z DISCOS BACH-BEAMISH Konstantin Lifschitz JUZGUE CADA CUAL BACH: El arte de la fuga. KONSTANTIN LIFSCHITZ, piano. ORFEO 802 102 (Diverdi). 2009. 96’. DDD. N PN Konstantin Lifschitz firma una versión de El arte de la fuga al piano meditada desde la calma serena y el pensamiento reflexivo con la sutilidad colorística como común denominador en toda la obra. La interpretación es específica y apunta sin remilgos hacia un Bach (que aunque también decidido) básicamente reposado que busca la pátina sonora desde dentro, contemplativamente expresado mediante un intérprete penetrante e intuitivo. Lifschitz, quien no tiene problemas para apuntar hacia la redondez sonora como estandarte, dibuja BACH: El clave bien temperado BWV 846-893. WALTER GIESEKING, piano. 3 CD NEWTON 880 2014 (Cat Music). 1950. 211’. ADD. R PE W alter Gieseking ha pasado a la posteridad como sumo intérprete de la música para piano de Ravel y Debussy, repertorio sorprendente para un pianista alemán pero que no lo es tanto si consideramos que Gieseking nació en Lyon en 1895 y que sus primeros 16 años los pasó mayoritariamente entre Italia y el sur de Francia. Su formación musical, en gran medida autodidacta, la completó, entre 1911 y 1914, con Karl Leimer. en el Conservatorio de Hannover. El productor británico Walter Legge lo fichó para EMI en 1950, sello con el que realizó memorables las piezas detenidamente marcando elocuentemente los sujetos de las fugas, así como sus contrasujetos y cada factor determinante en su construcción formal. Algo hay de artificioso (asombra escuchar las tomas grabadas dos veces superponiendo pistas para conseguir el efecto de los dos teclados), digamos también un sonido quizás demasiado dulcificado o un manierismo que afecta a la esencia de estas versiones; pero también es cierto que el intérprete confiere vigor y un soplo especial a todo ello. La versión es técnicamente perfecta, musicalmente cada uno deberá juzgar. Nuestra opinión es muy favorable, aunque también somos conscientes de la unidireccionalidad del intérpregrabaciones de los citados Ravel y Debussy, y de Grieg y Mendelssohn. También registró la obra completa para piano solo de Mozart —integral bella, pero algo distante— mientras que el ciclo de sonatas de Beethoven quedó inconcluso por el fallecimiento del pianista en 1956. Este registro bachiano, fechado en 1950 y que DG publicó veinte años después, no resulta del todo convincente. La categoría del pianista se manifiesta en la impecable técnica digital, en la calidad excepcional del sonido —sólo parcialmente captada por los micrófonos de la radio del Sarre— en la transparente exposición y en la sabia arquitectura de cualquiera de los 48 números que lo integran. Gieseking poseía un talento extraordinario para la lectura a primera vista pero, en una obra como la que nos ocupa, esa facilidad podía ser limitativa: la interpretación parece, a veces, realizada te: y esto es porque Lifschitz articula, deletrea e ilumina siempre desde una misma óptica estática y reconcentrada. Un Bach que fluye desde la introspección y que pasa por pocas tormentas, aunque también es cierto que gracias a ello roza lo sublime. Emili Blasco sin la maduración necesaria, que permitió a otros pianistas como Edwin Fischer (1936), Rosalyn Tureck (1953) y Glenn Gould (años 60) ofrecer una visión más creativa y estimulante para el oyente y, a la vez, más profunda. Gieseking resulta demasiado uniforme y acaba generando cierta monotonía que, por ejemplo, Gould evita magistralmente, convirtiendo, con una fantasía desbordante, cada unidad preludiofuga en una narración con carácter propio, muy diferenciada. Otras grandes versiones al piano como las de Gulda y Richter en los años 70, hasta la muy reciente de Pollini, han enriquecido el panorama fonográfico de tal modo que este registro de Gieseking ha perdido gran parte del valor que pudo tener en su época, si bien su calidad intrínseca y el precio muy económico acaso susciten interés. Roberto Andrade TIPO DE GRABACIÓN DISCOGRÁFICA N H R Novedad absoluta que nunca antes fue editada en disco o cualquier otro soporte de audio o vídeo Es una novedad pero se trata de una grabación histórica, que generalmente ha sido tomada de un concierto en vivo o procede de archivos de radio Se trata de grabaciones que ya han estado disponibles en el mercado internacional en algún tipo desoporte de audio o de vídeo: 78 r. p. m., vinilo, disco compacto, vídeo o disco video digital PRECIO DE VENTA AL PÚBLICO DEL DISCO PN Precio normal: cuando el disco cuesta más de 15 € PM Precio medio: el disco cuesta entre 7,35 y 15 € PE Precio económico: el precio es menor de 7,35 € 62 262-DISCOS 22/3/11 13:29 Página 63 D D I SI CS O C O S S BACH-BEAMISH BACH: Sonatas para viola da gamba y clave BWV 1027-1029. Komm, süsses Kreuz y Es ist vollbracht de la Pasión según san Mateo. MICHAEL CHANCE, contratenor; HARRY VAN DER KAMP, bajo; PAOLO PANDOLFO, viola da gamba; MARKUS HÜNNINGER, clave y órgano; FRANÇOIS JOUBERT-CAILLET, violone. GLOSSA GCD 920411(Diverdi). 2010. 60’. DDD. N PN No será una de las desgracias menores comportadas por la incapacidad para tocar un instrumento la de no poder quedar una tarde con los amigos a echar un rato haciendo música. Esa es la atractiva impresión que produce este disco, en el que, entre la primera y la segunda de las tres Sonatas para viola da gamba y clave, a un violagambista y un teclista se les unen un bajo y un violinista para intercalar un par de arias extraídas de la Pasión según San Mateo. Incluso en esta página, donde ni Harry van der Kamp (de muy bella voz y excelente técnica, por cierto) ni Michael Chance (de una sensibilidad extrema en esta versión de reducido acompañamiento) ni ninguno de los otros escatima en potencia, deja uno de pensar que se halla en una pequeña habitación doméstica disfrutando como oyente del puro placer de hacer música por hacer música del que disfrutan unos amigos. Ni por asomo cabe pensar que Pandolfo y Hünninger, que por lo demás tocan maravillosamente, no lo hayan estudiado minuciosamente de antemano, pero la forma tan aparentemente espontánea (en contraste con lo hecho por Pandolfo con Alessandrini a mediados de los años noventa: véase SCHERZO, nº 101, pág. 82) en que, sobre todo en los movimientos lentos, se intercambian embellecimientos no hace sino aumentar la sensación de libertad que uno siente cuando se dedica a una actividad sin interés material; es decir, cuando juega, que en otros idiomas es el mismo verbo que se emplea para decir “interpretar”. Muy hermoso. Johann Christoph Friedrich Bach (17321795) fue autor de unas veinte sinfonías de escritura elegante, trazo claro y por momentos impetuosa, ejemplar amalgama de las sonoridades italianas y germanas en la segunda mitad del XVIII e ilustración también del tránsito del barroco al clasicismo. Tres son las obras que recoge este monográfico a cargo de la Leipziger Kammerorchester, que bajo la batuta de Morten Schuldt-Jensen cincela unas sonoridades tal vez demasiado homogéneas a pesar de sus, con todo, harto aceptables prestaciones. Y es que el director parece en verdad más preocupado por el contraste de dinámicas y tempi y por el empleo de las pulsiones rítmicas más enérgicas que por el diseño de unos planos sonoros cuidadosamente diferenciados, desdeñando a la vez la retórica y el cromatismo meridional que sobrevuela las partituras en beneficio de un desarrollo no siempre sutil. Sobre los tempi, cabrá señalar por su parte que algunos resultan en exceso impulsivos, como el del comienzo de la Sinfonía en do mayor, HW 1, nº 6: de acuerdo que estamos ante un Allegro di molto, pero es que la formación da la impresión de una maquinaria sonora un tanto pasada de revoluciones, convirtiendo por contraste los movimientos más serenos en desmayados y poco sanguíneos. Por fortuna, las Sinfonías en mi bemol mayor, HW 1, nº 10 y en si bemol mayor HW 1, nº 20 revelan concepciones más equilibradas y por extensión de más flexible musicalidad, conectando también mejor con el espíritu liviano, galante y sin pretensiones de la música de Johann Christoph, noveno hijo del gran Bach. Es entonces cuando se descubre una tonalidad llena de matices, deliciosa a su especial modo y ya casi instalada por entero en el universo del clasicismo. Javier Palacio BEAMISH: Alfredo Brotons Muñoz J. C. F. BACH: Sinfonía en do mayor HW 1, nº 6. Sinfonía en mi bemol mayor HW 1, nº 10. Sinfonía en si bemol mayor HW 1, nº 20. ORQUESTA DE CÁMARA DE LEIPZIG. Director: MORTEN SCHULDT-JENSEN. NAXOS 8.572217 (Ferysa). 2011. 51’. DDD. N PE Concierto para viola nº 2 “The Seafarer”. Whitescape. Sangsters. TABEA ZIMMERMANN, viola. ORQUESTA DE CÁMARA DE SUECIA. Director: OLA RUDNER. BIS CD-1241 (Diverdi). 2005. 58’. DDD. N PN C on el tiempo Sally Beamish (1956) se ha hecho uno de los nombres más significativos de una generación de músicos Arabella Steinbacher, Marek Janowski POESÍA SONORA BARTÓK: Conciertos para violín nºs 1 y 2. ARABELLA STEINBACHER, violín. ORQUESTA DE LA SUISSE ROMANDE. Director: MAREK JANOWSKI. PENTATONE PTC 5186 350 (Diverdi). 2009. 61’. SACD. N PN El actual momento discográfico es sorprendente. Aunque no estemos en el mejor de los mundos económicos para el auge del producto ni las nuevas tecnologías favorezcan la propiedad intangible como en los tiempos del analógico, en lo que se refiere a música sinfónica e instrumental vivimos una época dorada en fonografía. Valga este pequeño exordio para saludar una nueva lectura esplendorosa del Concierto para violín de Bartók. Esto es, el que ahora se llama Segundo, aunque es el único, porque el otro, el Primero, es una linda obra juvenil con la que trataba Béla de conquistar a una muchacha llamada Stefi. Bartók aprovechó más tarde las dos partes de la obra, pero ahora se considera Primero. Se dice que el Concierto de 1938 es el mejor del siglo XX junto con el de Berg. No sabría decirles, porque hay otro montón que me gustan mucho, pero pocos como éste, esa es la verdad. No hagan caso del canon, y disfruten cada pieza conocida y, en especial, cada novedad inesperada. Ahora volvemos al pleno repertorio, y Bartók lo es. Arabella Steinbacher ha merecido elogios y aplauso en todo el mundo. Y ingleses que nacidos al amparo de Peter Maxwell Davies o Harrison Birtwistle profundizaron la suerte de tercera vía que desembocó en los más jóvenes Mark Anthony Turnage o, luego, Thomas Adès y que se separaba de la vanguardia irredenta de un Brian Ferneyhough. El caso es que es una música inequívocamente británica o moderno-británica si queremos bromear un poco con las etiquetas, que rinde, además, en algún momento a la inalcanzable Thea Musgrave, tan a su aire. El Concierto para viola nº 2 (2001) — dedicado a la memoria de quien en estas páginas también: recuerdo el entusiasmo ante su Dvorák-Szymanowski, también con Janowski, aunque entonces con la Sinfónica de la Radio de Berlín. Y ahora viene la gran recomendación, que puede sorprender a más de un bartókiano: este CD es una nueva referencia indiscutible del Concierto de Bartók. Ya sabemos que hay muchas, que este Concierto es uno los favoritos del repertorio, junto al de Beethoven, al de Brahms, al de Chaikovski. Pero es así, hay que rendirse cuando tenemos ante nosotros una interpretación con tanta medida entre tensión e introspección, que huye del pathos y accede a un equilibrio muy suyo, en busca del lirismo que es una de las marcas de fábrica de Bartók. Steinbancher propone y Janowski acompaña con acierto, una vez más, a esta magnífica virtuosa. Un acoplamiento excelente, con una obra juvenil que se ve potenciada por la hermana mayor, unas lecturas magistrales, una lección de poesía sonora. Santiago Martín Bermúdez fue malogrado director de orquesta David Shallon— es muy definitorio del estilo de Beamish, con su apelación a una naturaleza dura y dramática — en el doble sentido inglés del término. Música no dura pero sí apelativa, de una belleza que no rechaza la confrontación. Whitescape es un año anterior y en cierto modo prefigura el clima del concierto aunque posea un carácter descriptivo más intenso, más concentrado en una pieza también más breve, inquietante en su apelación al universo de Mary Shelley. Es lo mejor del disco y lo más revelador del modo de hacer de Beamish. Sangster parte de un poema de Betty McKellar y es una suerte de concierto para orquesta más 63 262-DISCOS 22/3/11 13:29 Página 64 D D I SI CS O C O S S BEAMISH-BEETHOVEN abstracto que el resto de las piezas del disco, demostrativo de la estupenda mano compositora de Beamish, que deja aquí y allá un rastro de tema a seguir como para que al fin los tengamos sumados y la cuenta hecha. La viola Tabea Zimmermann, viuda de David Shallon, es excelente solista en el Concierto y el resto del programa se negocia con solidez por la Orquesta de Cámara de Suecia y Ola Rudner. Claire Vaquero Williams BEETHOVEN: Sonatas para violín vol. 3: Sonatas op. 12, nºs 1-3. Rondó WoO 41. HIRO KUROSAKI, violín; LINDA NICHOLSON, fortepiano. ACCENT ACC 24213 (Diverdi). 2009. 62’. DDD. N PN Sonatas para violín vol. 4: Sonatas op. 30, nºs 1-3. HIRO KUROSAKI, violín; LINDA NICHOLSON, fortepiano. ACCENT ACC 24214 (Diverdi). 2009. 62’. DDD N PN C oncluye con estos dos volú- 64 menes la integral beethoveniana de Kurosaki y Nicholson con la misma monótona corrección que ya observáramos en la primera parte del ciclo. Su dificultad para conseguir dar vuelo expresivo al discurso tiene como causa principal una gama agógica de tempi correctos pero expuestos sin la menor flexibilidad. Como consecuencia de ello, volvemos a toparnos una y otra vez con esa planicie que ya acusáramos en las dos primeras entregas. Tímbricamente, pese al interés que supone la utilización de distintos instrumentos a lo largo del ciclo, Kurosaki sigue sin encontrar un toque elegante que revista su sonido de atractivo, por no hablar ya de los momentos en los que su entonación es deficiente. En parte podríamos decir algo parecido acerca de los fortepianos, escogidos con acierto por su calidad sonora y capacidad de definición, pero manejados con escaso brío. Con tales credenciales, escucharemos en el tercero de los volúmenes una Primera Sonata ramplona y deslucida, que sólo en su movimiento final adquiere algo del juego que demanda. A continuación, la Segunda de la serie comienza con intenciones de vivacidad Gary Cooper LAS DIABELLI CON OTROS OJOS BEETHOVEN: Variaciones Diabelli op. 120. Bagatelas op. 126. GARY COOPER, fortepiano. CHANNEL CCS SA 29110 (Harmonia Mundi). 2008. 74’. SACD. N PN Gary Cooper realiza toda una exhibición de las posibilidades de su Anton Walter de 1822, instrumento rigurosamente contemporáneo de las obras. Pero además aporta una visión personal en su acercamiento a las Diabelli, composición que obviamente cuenta con una discografía de grandes lecturas muy numerosa, si bien la mayoría sobre pianos modernos. Su personal acentuación del tema y la variación 1 ya indican que no va a discurrir por caminos trillados, porque en el peregrinar de estas 33 mutaciones integrales demostrará una gran capacidad para diversificar tempi, ataques, articulaciones y fraseos. La resque no terminan de cuajar a causa, principalmente, de la literalidad con la que afrontan su peligroso motor de corcheas a tres. Éste exigiría una vitalidad que lo distanciara de un mero pun-chin-chin-pun-chin-chin que aquí no asoma por ningún lado. De la misma forma, su lamentoso Andante necesita una dinámica que lo haga expresivo y tampoco nada de eso aparece. El fraseo es literal, pero nada más. Sobre la sonata que cierra el Op. 12, nada podemos decir que difiera de lo anterior, salvo quizá resaltar el cierto atractivo del rondó final. En el cuarto volumen nos enfrentamos al Op. 30 completo, siguiendo la loable seriedad con la que se han planteado los acoplamientos en grupos completos de sonatas que será útil para quienes deseen probar una parte sin verse obligados a adquirir el ciclo completo. Poco más o menos, todo sigue igual en lo expresivo, pese a que la comunicación entre ambos intérpretes es considerablemente mejor que en los discos anteriores. Podremos destacar momentos como el Allegro que abre la Primera, el Adagio de la Segunda o el Minuetto grazioso de la última, pero siempre quedándonos a mucha distancia de esos mundos en los que otros han dejado y siguen dejando dichas maravillas. Juan García-Rico puesta del fortepiano es en todo momento magnífica, por sonoridad y colorido (var. 5), riqueza de los graves (var. 10) y potencia de los acordes (var. 13). Cooper evidencia su control dinámico (var. 14), su penetrante sentido del ritmo (var. 16) y hasta su sentido del humor (var. 22, donde se cita Notte e giorno faticar, primera aparición de Leporello en el Don Giovanni mozartiano). En la var. 29 se le da todo su significado a la depurada sencillez del Beethoven de última época. Profunda var. 31 y sensacional fuga en la siguiente. El Tempo di Menuetto de la variación conclusiva se diría análogo al regreso del aria en las Goldberg, no en sentido literal, naturalmente, sino como una recuperación final de la alegre simplicidad del vals de Diabelli. Completa el disco una tra- BEETHOVEN: Sinfonías nºs 4 y 6 “Pastoral”. ORQUESTA DEL FESTIVAL DE BUDAPEST. Director: IVÁN FISCHER. CHANNEL CCS SA30710 (Harmonia Mundi). 2010. 78’. DDD. N PN E l pasado mes de marzo el director de orquesta húngaro Iván F i s c h e r (1951) dirigió en el Lincoln Center neoyorquino un particular ciclo de las sinfonías beethovenianas que, bajo el título Beethoven Then and Now (Beethoven entonces y ahora), combinaba una formación de instrumentos de época como la Orchestra of the Age of Enlightenment (OAE) con la Budapest Festival Orchestra de instrumentos modernos; inicialmente el proyecto se pensó como un doble ciclo completo que distinguiera ambas prácticas, pero al final se repartieron las sinfonías: Fischer dirigió en cuatro conciertos repartidos por el Alice Tully Hall y el Avery Fisher Hall las Sinfonías nºs 1-3, 5 y 8 a la OAE y el resto a “su” orquesta. Obviamente tras este proyecto sobresalía la intención de oponer dos formas diferentes de hacer Beethoven con un mismo director. Sin embargo, resultó un ciclo abiertamente integrador. Fischer confesó en una entrevista que el trabajo con ambas orquestas había contri- ducción igualmente interesante de las Bagatelas op. 126, donde Cooper canta (nº 1), colorea (nº 2), se recrea en la sonoridad del instrumento (nº 3), se lanza a toda velocidad (nº 4, indicada Presto, ciertamente), lo que posiblemente le resta lirismo al pasaje, obtiene relieve y profundidad (nº 5) y se muestra contundente (nº 6). Estupendo disco. Enrique Martínez Miura buido a crear su propio sonido de las sinfonías de Beethoven, siempre en constante evolución, pero aclaraba que no hacía distinción alguna entre una y otra: “Si dirijo la Quinta o la Octava con instrumentos de época o a una orquesta moderna siempre elijo el mismo tempo, hago las mismas articulaciones, tengo las mismas sensaciones y trato de poner los dos mundos en común”; es más, el director húngaro vaticinó que la orquesta del futuro será una mezcla de músicos modernos interesados en prácticas históricas y especializados que han aparcado sus ansias de autenticidad “y que juntos puedan tocar tanto Stravinski como Monteverdi de la forma más apropiada posible”. Tras escuchar las recientes integrales de sinfonías de Beethoven de tres directores no historicistas como Osmo Vänskä en BIS, Thomas Dausgaard en Simax o Paavo Järvi en RCA (y también no alemanes, por cierto) parece que nos acercamos poco a poco a ese escenario. Fischer ya grabó una chispeante Séptima en 2006 en Challenge Classics (en un CD torpemente completado con dos movimientos sueltos de Weber y una obertura de Rossini) y con este lanzamiento en el mismo sello parece dispuesto a encarar su propio ciclo sinfónico beethoveniano; esta nueva grabación fue realizada en el Palacio de Artes de Budapest en febrero pasado 262-DISCOS 22/3/11 13:29 Página 65 262-DISCOS 22/3/11 13:29 Página 66 D D I SI CS O C O S S BEETHOVEN-CHAIKOVSKI (un mes antes del ciclo neoyorquino) haciendo uso de la acústica ajustable por ordenador de la sala, que asegura unas condiciones de reverberación y balance ideales. En la Cuarta impresiona mucho el equilibrio entre secciones, la perfección de ataques o la claridad de líneas, pero también la naturalidad que se consigue con tempi muy próximos a los indicados por el compositor. Para la Sexta, al igual que en Nueva York, Fischer opta por mezclar los vientos con las cuerdas lo que asegura una textura orquestal muy compacta; las ventajas del experimento son espectaculares tanto en la escena junto al arroyo como en la reunión de campesinos, pero también desastrosas en la tormenta que suena aquí sin el menor dramatismo; también hay lugar para algún detalle filológico particular: al comienzo del himno pastoral que cierra la obra, Fischer mantiene la indicación “solo” de la primera trompa en la respuesta que hace aquí tan sólo el concertino. En resumen, estamos ante otro ejemplo destacado de lo que ya se suele denominar el Beethoven “tercera vía”; no moderno, tampoco historicista, sino ambas cosas a la vez. Pablo L. Rodríguez BERIO: Sequenzas II y VII. Différences. Due pezzi. Chamber Music. CATHY BERBERIAN, soprano; HEINZ HOLLIGER, oboe. JUILLIARD ENSEMBLE. NEWTON 8802040 (Cat Music). 1969. 42’. ADD. R PE 66 I nmejorable oportunidad para acercarse a la trayectoria inicial de Luciano Berio esta recuperación en Newton de una grabación efectuada en 1969 y editada por Philips un año más tarde —y, ya en formato CD, en 1990— que da testimonio del período en que el compositor de Onaglia ejerció como profesor en la prestigiosa academia Juilliard neoyorquina y, de la mano del conjunto instrumental que él mismo impulsó y de intérpretes tan avezados en el repertorio contemporáneo como Cathy Berberian y Heinz Holliger, permite apreciar la evolución de su lenguaje desde la primera versión de las Due pezzi para violín y piano (1951), hasta la séptima de sus Sequenze, fechada el mismo año del registro. Si dichas Due pezzi — expresivo Calmo y Quasi allegro alla marcia de rudo sarcasmo— aún resultan poco personales, en la Chamber Music (1953) sobre textos de Joyce asoman dos constantes de este primer período beriano, la colaboración con Berberian y su personal visión del dodecafonismo, singularmente en la libertad de la pieza conclusiva, Winds of May, aunque el tratamiento vocal aún revele su cercanía a la tradición; nada que ver, sin duda, con la fusión de drama y componente lúdico ni con la indagación tímbrica y textual de la Sequenza III (1965-1966), donde la cantante armenio-estadounidense muestra su status de figura ineludible para la historia de la vocalidad contemporánea, del mismo modo que, en el ámbito instrumental, lo hace el oboe de Holliger, inquieto, seductor y dueño de una perfecta articulación en la Sequenza VII. No menos fundamental es la aportación, en el universo de la electroacústica, de Différences (1958-1959) —de la que Wergo reeditó en 2009 la conocida versión grabada bajo la dirección del compositor en el Nueva York de 1961—: casi preferimos ésta, expansiva y enérgica, contundente en los ataques pizzicato de cuerda y arpa y en los crescendi de arco y con todo el añejo sabor de la electrónica histórica. Y no es sólo nostalgia de esos tiempos, llenos de promesas… Alexander Melnikov CATEGÓRICO Y VERAZ BRAHMS: Sonatas para piano nºs 1 y 2 opp. 1 y 2. Scherzo op. 4. ALEXANDER MELNIKOV, piano. HARMONIA MUNDI 902086. 2010. 69’. DDD. N PN M agnífico. Este es un disco que merece este apelativo y muchos otros: solemne, sensible, cuidado, agitado, misterioso, cándido, etc. El responsable de todo ello es un intérprete que a pesar de su relativa juventud (1973) destaca por unas cualidades artísticas sin paliativos y un visible amor a la música. El Brahms de Alexander Melnikov tiene garra y sapiencia, poderío y calidez; su trabajo con las partituras, serio y profundo y realizado desde un intenso cultivo, revierte en unas sólidas y brillantes interpretaciones, que cuidan tanto el detalle como la forma en sí. El intérprete, desprovisto de cualquier pizca de egocentrismo, brinda un Brahms generoso en emoción y ternura, férreo de ideas y consecuente en la realización. Su atrevimiento se basa en la sinceridad con la que se expresa y el énfasis reiterado en la búsqueda de un sonido más que refinado y selecto. El Bösendorfer de 1875 empleado para la grabación (con las limitaciones que éste supone) podría haber implicado una pérdida de peso sonoro, pero el intérprete redistribuye sus energías descubriendo una sugerente hermosura poética y una paleta sonora fantástica. La expresión de estas Sonatas no es comedida y sí enaltecida a través de un fraseo vivo y equilibrado donde la música fluye sin censura ni impostaciones. Melnikov imprime vida e ímpetu a todo ello y de esta manera obtiene unas versiones memorables, donde lo importante no es solamente lo que transmite sino cómo lo transmite. Muy valioso. Emili Blasco Germán Gan Quesada BRAHMS: Concierto para violín en re mayor op. 77. Sexteto de cuerda nº 2 en sol mayor op. 36. ISABELLE FAUST, violín. ORQUESTA DE CÁMARA MAHLER. Director: DANIEL HARDING. JULIA-MARIA KRETZ, violín; STEFAN FEHLANDT, PAULINE SACHSE, violas; CHRISTOPH RICHTER, XENIA JANKOVIC, violonchelos. HARMONIA MUNDI HMC 902075. 2010. 75’. DDD. N PN De manera inmediata, se impone que la parte más interesante de la interpretación del Concierto en re mayor le corresponde a la solista, que ya desde su entrada evidencia una afinación impecable y, en el tema lírico del Allegro non troppo inicial, una línea de canto estimable, si bien con escaso empuje dramático. Sin embargo, la dirección de Harding en este primer tiempo se antoja carente de pasión, distribuyendo unos acentos laxos y una dinámica incoherente. El pesimista desarrollo es seguramente lo más atractivo del movimiento, pero de nuevo las intervenciones de la orquesta carecen de tensión y son prosaicas y hasta gélidas, lo que en esta música resulta difícil de justificar, por muy renovadora que quiera hacerse una lectura. Tras un clímax orquestal más bien pobre, la cadencia de Busoni, que remeda la del Op. 61 beethoveniano, no pasa de ser una curiosidad, que desde luego no compensa las deficiencias generales de la versión. Expeditivo y sin misterio alguno el Adagio; ni siquiera Faust se recrea en el fraseo de esta parte maravillosa. A velocidad que parece excesiva el Allegro giocoso, eludiendo la matización de Brahms “ma non troppo vivace” y con una lectura del tema orquestal de una trivialidad sorprendente. Notablemente mejor el Sexteto nº 2, con cálidas cuerdas graves en el Allegro non troppo, sección cuya modernidad queda palpablemente de manifiesto. Falta algo de finura, en cambio, en el Scherzo, pero seduce la negra imagen proyectada en el Poco adagio. Nervioso movimiento final, de lirismo un tanto seco. Un disco fallido en el concierto y únicamente aceptable en la obra de cámara. Enrique Martínez Miura BUXTEHUDE: Música de cámara, vol. 1. CATHERINE MANSON, DAVID RAVINOVICH, violines; JONATHAN MANSON, viola da gamba; TON KOOPMAN, clave y órgano; MIKE FENTROSS, laúd; CHRISTINE STICHER, violone. CHALLENGE CC 72251 (Diverdi). 2010. 59’. DDD. N PN El recorrido de Ton Koopman por la apasionante obra de Buxtehude llega a la música de cámara. Contiene esta primera entrega sonatas para diversas combinaciones —dos violines y viola da gamba, viola da gamba y bajo, violín y viola da gamba, 262-DISCOS 22/3/11 13:29 Página 67 D D I SI CS O C O S S BEETHOVEN-CHAIKOVSKI etc.— procedentes de fuentes manuscritas. Musicología y música viva confluyen con la energía, idiomatismo y fluidez característicos en el extraordinario intérprete holandés. Las versiones quedan definidas por el relieve, la perceptible distribución de los planos, la incisiva articulación, la claridad de líneas y la pertinencia del aparato ornamental. Se expone toda una teoría sobre el estilo de Buxtehude, sus raíces italianizantes en estas músicas y sus proyecciones hacia el futuro. Muy interesante resulta la situación formalmente híbrida de la Sonata con suite BuxWV 273 y sumamente seductor el tiempo lento de la BuxWV 267. Todos los instrumentistas son notables, pero destaca probablemente la contribución sensacional de la viola da gamba, en colaboración en la Sonata para violín y viola da gamba BuxWV 272 y en solitario en la página análoga BuxWV 268. Evidentemente, la labor de Koopman es imprescindible como eje de las traducciones, en las que funciona igualmente como elemento cohesionador el laúd de Fentross. Pierde algo de calidad el sonido del violín en la citada BuxWV 273 y la lectura de la conclusiva Sonata para dos violines, viola da gamba y continuo BuxWV 269 se diría que pierde empuje en relación al resto, pero así y todo la importancia musical del disco es grande y su significación cultural, incuestionable. Enrique Martínez Miura CAGE: ASLSP. SABINE LIEBNER, piano. NEOS 11042 (Diverdi). 2009. 64’. DDD. N PN One. One2. One5. SABINE LIEBNER, piano. NEOS 11043 (Diverdi). 2009. 72’. DDD. N PN L a pianista Sabine Liebner emprende en el sello Neos la grabación de la música para piano de John Cage con dos discos que recogen tres piezas de las llamadas “number pieces” y una obra de 1985 que ha conocido escasas interpretaciones para el mundo del disco, ASLSP, cuya división en ocho secciones permite al receptor situarse mejor dentro del discurso que en las pieza del ciclo One, mucho más Cuarteto Emperor JOVENCÍSIMO BEN BRITTEN: Cuarteto nº 2 en do mayor op. 36. Tres Divertimenti. Miniature Suite. Cuarteto en re mayor. CUARTETO EMPEROR. BIS SACD-1540 (Diverdi). 2007. 72’. DDD. N PN Estupendo acercamiento el del Emperor —experto en el asunto— a la obra cuartetística de Britten con obras que van de 1929 a 1945. Primero con una magnífica versión del Cuarteto nº 2 que revela la inteligencia del grupo en detalles como la forma de ligar la introducción al resto del primer movimiento, el modo de negociar ese nada fácil Allegro calmo senza rigore. Y estupenda la Chacona conclusiva, piedra de toque de la pieza y del conjunto al que pertenece. Se le agradece al Empeabstracto. Las secciones de ASLSP se corresponden con las secuencias temporales (time brackets) con que Cage plantea estas obras de su ultimo período. El título hace referencia al interés del propio Cage por que el intérprete asumiera la obra “as slow as possible” (“tan lento como sea posible”) y es ahí donde Liebner encuentra un campo ideal para expresar su profunda admiración por propuestas de este tipo, ante todo, meditativas, compuestas con un marcado sentido de la suspensión del tiempo. En un mundo convulso como el que vivimos en este principio de siglo, esta música de Cage, quieta, que vive más en el silencio que en el sonido mismo, tal vez pueda servir de invitación para pararse, para reflexionar. Ya Liebner demostró en sus prestaciones para el sello alemán Oehms de obras de Feldman su familiaridad con estas composiciones de generosa duración y de escasos acontecimientos (en los veinte minutos de One2 hay, exactamente, 97 acontecimientos sonoros). Incluso en piezas como Palais de Mari, se excedía en la duración. El oyente encontrará que en ASLSP los fenómenos sonoros se suceden de manera cansina, sin la menor fractura del discurso: da igual empezar la escucha por la sección 1 que por la 4. En ese sentido, la pieza es deudora del ciclo mucho más amplio Music for piano. En One2, se observa un cambio, y no poco sorprendente: los (excesivos) 40 minutos de la pie- ror que recupere el Cuarteto en re mayor, sin numerar, de 1931 y, por tanto, de la época de formación bifronte con Bridge y el Royal College, que el propio Britten reconoció al fin de su vida como obra a tener en cuenta —qué exigencia tantos años ante una pieza como esa. Los Tres Divertimenti están muy bien tratados en lo que tienen de bienhumorado y ya sabio juego formal. Y a ellos hay que añadir la Suite Miniature que bien podría ser su precedente. Se trata de la primera grabación mundial de una obra que es de 1929 —es decir de los dieciséis años del autor— y que, como los Divertimenti, utiliza igualmente formas dadas. No tiene, claro, la enjundia de las primeras obras del catálogo britteniano —la Sinfonietta o la Phanza están salpicados por sonidos que remiten al tratamiento sobre las teclas propio de George Crumb (la obra la dedicó Cage a Margaret Leng Tan, la intérprete norteamericana más familiarizada con la estética de Cage… y Crumb). Pero esos sonidos dulces, artesanales (por decirlo así), al estilo de Crumb, rompen la continuidad de Cage, sobran, con lo que la pieza se resiente notablemente. El mejor momento de estas dos grabaciones se halla en One5, pues los sonidos ya no nos llegan tan aislados. La austeridad no es tan manifiesta, ya que el uso del pedal permite la creación de zonas de resonancia que dan a la pieza un mínimo de aire de misterio para que la podamos seguir disfrutando en sucesivas escuchas. Francisco Ramos CHAIKOVSKI: Sinfonía nº 6 en si menor op. 74 “Patética”. Obertura Fantasía Romeo y Julieta. SINFÓNICA DE LA CIUDAD DE BIRMINGHAN. Director: ANDRIS NELSONS. ORFEO C832101A (Diverdi). 20092010. 66’. DDD. N PN Ante cada disco de Nelsons, uno siente incertidumbre. A servidor le gustaría descubrir en él a ese joven maestro cuya calidad corriera ascendente, tasy— pero demuestra un talento evidente, una gracia natural bien obvia a la que se añade la curiosidad de la cita —o de la apropiación ingenua— elgariana en la Novelette que abre la Suite. Está de suerte Britten en el mundo de la fonografía y este es un nuevo ejemplo de ello. Claire Vaquero Williams pareja a su presencia mediática. Por desgracia, lo que se acaba encontrando es un director irregular, bueno en alguna ocasión caso pero simplemente digno las más de las veces. Por desgracia, este último Nelsons es aquí el protagonista. Con una aceptable obertura Romeo y Julieta comienza un disco que da paso a una Patética del montón. En ella, la cosa no empieza mal; cierto que con algún que otro pequeño fleco instrumental suelto, pero no empieza mal. Nelsons va ganando fuelle poquito a poco, retocando alguna indicación a favor de su previsión de momentos climáticos, hasta plantarse en la primera aparición del célebre segundo tema con inestable equilibrio entre líneas. ¿Culpa suya? Pensemos que no; que quizá debamos achacarle el asunto al artífice de la toma sonora. Sin embargo, los problemas que empiezan a surgir a partir de ese punto sí son de su responsabilidad. La agitación que pedirá la partitura va a ser sustituida por una precipitación que, de manera sistemática, impregnará el movimiento y todo el resto de la sinfonía. El segundo movimiento delatará dificultades para trazar un fraseo con flexibilidad auténtica, más allá de los típicos ritardandi de pega. Dificultades que a continuación, en el Allegro molto vivace, aparecerán también para imprimir una firmeza con la que traducir su motor perpetuo de semicorcheas con claridad. Precipitación sigue siendo la palabra. Y, para no dejarla, tras el 67 262-DISCOS 22/3/11 13:29 Página 68 D D I SI CS O C O S S CHAIKOVSKI-DAVID contundente cierre de ese tercer movimiento, sin dejarnos ni toser, escuchamos de repente a la cuerda irrumpir en el Adagio lamentoso. Desgraciadamente, no es sólo que ese detalle quiebre gran parte del pathos trágico, sino que, como era de temer, la intrascendencia lo tiñe todo hasta el final. Juan García-Rico CHARPENTIER: O Maria! Salmos y Motetes. ENSEMBLE CORRESPONDANCES. SÉBASTIEN DAUCÉ, órgano, clave y dirección. ZIG-ZAG ZZT 100601 (Diverdi). 2010. 64’. DDD. N PN 68 Entre las compuestas estando al servicio de Mlle. de Guisa, para los servicios religiosos del Delfín, para los jesuitas de Port Royal y para los oficios religiosos en la Sainte-Chapelle, las obras de Charpentier integran un conjunto bastante impresionante, que fue catalogado sistemáticamente por el estudioso norteamericano H. W. Hitchcock. Menos mal que Lully se encargó de que no compusiera para la corte, salvo alguna música religiosa en la que estaba poco interesado pues, de lo contrario, es probable que Hitchcock no hubiera terminado aún su trabajo. El Ensemble Correspondances ha seleccionado para esta grabación una serie de antífonas, salmos y motetes (petits motets) interpretados con la formación característica utilizada para las misas del Delfín: dos voces de soprano (dessus) y una de barítono (basse-taille), con acompañamiento instrumental de un par de violines o de violín y flauta, más el bajo continuo, pertenecientes a diferentes etapas de la vida y la obra del músico parisino. Hay excepciones, como el motete del año 1686 Gratiarum actiones pro restituta Regis sanitate, para el que se requieren todos los efectivos o el Magdalena lugens voce sola cum simphonia, tal como reza el título completo. A este grupo pertenece también el Supplicatio pro defunctis, cuyas estrofas finalizan con la invocación O Maria, que da título al disco. Este incluye también un par de obras instrumentales: el Prélude pour ce que l’on voudra H. 521 con el que muy oportunamente comienza y una sonata en trío de Élisabeth Jacquet, cuyo esposo Marin de La Guerre trabajaba con Charpentier en la SainteChapelle. Todas las obras están inter- Igor Markevich UN CLÁSICO CHAIKOVSKI: Sinfonías. SINFÓNICA DE LONDRES. Director: IGOR MARKEVICH. 4 CD NEWTON 8802036 (Cat Music). 1962-1966. 236’. ADD. H PM El ciclo de las Sinfonías de Chaikovski por Markevich y la Sinfónica de Londres es un clásico de la fonografía y una de las mejores aproximaciones a este sinfonismo tan singular, de tan extraordinaria densidad sentimental, de melancolía y fatalismo inconfundibles. Markevich hace gala de un discurso recio y viril, sin el menor amaneramiento a que tan proclives son estas obras, con una emoción, intensidad expresiva, convicción, idioma y fatum inexorable (un poco a la manera de Mravinski) que elevan este ciclo a la cima fonográfica de estas obras grabadas hasta la saciedad. Todas tienen una calidad interpretativa óptima, de impecable construcción además, aunque curiosamente es en las tres primeras donde más brilla la idiosincrasia y temperamento del director para con estas obras, lo cual no quiere decir que las tres últimas carezcan de interés. Lástima que no se haya incluido la Sinfonía Manfred, otra de las mejores aproximaciones chaikovskianas de Markevich (disponible en la actualidad en la colección de EMI Great Conductors of the 20th Century) así como otros poemas sinfónicos (Francesca da Rimini, Hamlet e incluso la Obertura 1812) también grabados originalmente en Philips que hubiesen elevado notablemente el ya de por sí altísimo nivel de este álbum. Un excelente Chaikovski, en suma, muy recomendable para cualquier seguidor del gran compositor ruso, para el firmante el mejor integral sinfónico chaikovskiano de los muchos existentes en el mercado. Sonido excelente y artículo adecuado en los idiomas de rigor. Enrique Pérez Adrián Nelson Goerner FULGOR CHOPIN: Polonesafantasía op. 61. Dos Nocturnos op. 62. Andante spianato y gran polonesa op. 22. 12 Estudios op. 10. Preludio op. 28, nº 24. RACHMANINOV: Preludio op. 32, nº 5. NELSON GOERNER, piano. WIGMORE HALL LIVE 0039 (Diverdi). 2009. 76’. DDD. N PN Este es un Chopin proveniente del vivo, concretamente del recital acaecido en la Wigmore Hall de Londres el 1 de octubre de 2009. Del intérprete, discípulo de Maria Tipo y avalado por personalidades de la talla de Martha Argerich, podemos decir que tiene la solvenciaexperiencia como para declararse como mínimo afín a la música romántica del polaco, pues son varios ya los registros que este cuenta en su haber dedicados a la figura del compretadas muy convincentemente por los componentes del Ensemble Correspondances, tanto en los aspectos vocales como instrumentales y como suele ser habitual en las grabaciones de estos jóvenes conjuntos, el programa seleccionado es relativamente novedoso y está bien pensado. José Luis Fernández positor. Además, el pianista argentino (1969) plasma un Chopin vital y moderno, abierto a nuevas costumbres, donde se dibuja una expresión alejada de manierismos que reivindica una cotidianeidad próxima al oyente: es un Chopin de trazos claros donde con sutilidad y un sonido cultivado accede a todo un mundo que, aunque lejos de la ensoñación, transmite sensaciones dinámicas y valiosas. El pianismo de Goerner se aferra a la fantasía para describir un fraseo voluntarioso que busca el preciosismo (sin perderse en él) a través de una cálida paleta sonora. Aquí confluyen varios aspectos, pero vale la pena subrayar que las interpretaciones, al ser en vivo, poseen una intensidad y un fulgor asombroso. Especialmente los Estudios op. 10, donde inapelablemente Goerner alcanza DAVID: Conciertos para violín nºs 4 y 5. Andante y scherzo capriccioso op. 16. HAGAI SHAHAM, violín. SINFÓNICA ESCOCESA DE LA BBC. Director: MARTYN BRABBINS. HYPERION CDA67804 (Harmonia Mundi). 2009. 60’. DDD N PN Ferdinand David (1810-1873) ha pasado a la historia como el res- cotas de eficacia deslumbrante. Su virtuosismo goza de esa chispa de espontaneidad que convierte a este Chopin en imperioso, con toda una serie de emociones destiladas con vibración y palpitación. Sólido y brillante, el intérprete comunica dulzura cuando la música lo suplica (Polonesa-fantasía) y exhibe fuerza y vigor altamente depurados. Emili Blasco ponsable del estreno del Concierto para violín de Felix Mendelssohn, quien incluso le consultó repetidas veces sobre aspectos técnicos del instrumento. Sólo por eso ya merece haber pasado a la historia. Pero resulta 262-DISCOS 22/3/11 13:29 Página 69 262-DISCOS 22/3/11 13:29 Página 70 D D I SI CS O C O S S DAVID-EINEM que David además de virtuoso era también compositor. Y no sólo de conciertos violinísticos. Una ópera, una sinfonía y un buen puñado de composiciones de cámara así lo atestiguan. Sin embargo, son los conciertos los que aquí nos ocupan y lo cierto es que, al menos por lo que respecta a este par, tienen un interés más histórico que artístico. La factura técnica es irreprochable, pero el tono es casi siempre anónimo y un tanto anacrónico, como en la introducción del Concierto nº 4, que remite a un clasicismo ya anticuado a mediados del siglo XIX, a no ser que se reinterpretara con la inventiva propia de un Mendelssohn. La huella de éste está presente a lo largo de toda la composición, pero sin su genio. De ahí que su principal interés sea la parte violinística, con la que, por otro lado, la orquesta apenas interactúa. Sólo la arropa. Eso sí, al césar lo que es del césar, porque el Adagio cantabile, non troppo lento es una maravilla de inspiración. En cuanto al Concierto nº 5, presenta una mayor gravedad, acorde con su trágica tonalidad de re menor. En general, es también una obra más romántica, más homogénea y sólida, aunque igualmente previsible en cuanto a la forma y la sonoridad. Y eso que de nuevo el tiempo lento, abierto por un expresivo solo de trompa, alcanza altas cotas de poesía sonora… Que los intérpretes se implican y persiguen darnos unas lecturas encendidas y vibrantes es indudable, y eso es algo que conviene destacar. Pero lo dicho, estamos ante unas creaciones que, a pesar de sus indudables aciertos, no están por nada donde están. Tras escucharlas, David seguirá siendo para nosotros y por encima de todo el artífice del estreno del concierto de Mendelssohn… ca de Málaga, con los buenos resultados a que nos tienen acostumbrados. En esta ocasión se trata del compositor y pedagogo cántabro Arturo Dúo Vital (Castro Urdiales, 1901-1964), perteneciente a una generación que tuvo su correspondencia literaria en la conocida Generación del 27 y que se vio seriamente perjudicada y truncada por la Guerra Civil Española. En parte autodidacto pero influido también por su trabajo en París con Paul Dukas, Dúo Vital dejó en su obra la impronta de sus tendencias neoclásicas y de un cierto nacionalismo cántabro. De su producción, entre la que su ópera El campeador sigue inédita, se han reunido en este CD las tres piezas sinfónicas conocidas: Molinos isleños, de 1932; Suite montañesa, de 1949; Sinfonía para un aniversario, de 1960, antes llamada simplemente Sinfonía. En la primera, el autor recuerda el paisaje de la isla de La Palma, de cuando vivió en ella con su mujer, pero lo hace mediante una evocación subjetiva —una impresión sinfónica— en lugar de recurrir a citas folclóricas expresas. En la segunda, sí encontramos referencias explícitas al folclore de Cantabria y una derivación de su anterior Seis canciones populares montañesas, de 1939. Y la tercera pertenece al que podríamos llamar sinfonismo abstracto, composición en la que es posible detectar ecos de su maestro Dukas pero también de Ravel, como en otras piezas de su catálogo, e incluso del Stravinski neoclásico. Música, en su conjunto, de interés y de grata escucha, merecedora por todo ello de tener una mayor audiencia. José Guerrero Martín DUROSOIR: Juan Carlos Moreno DÚO VITAL: Molinos isleños. Suite montañesa. Sinfonía para un aniversario. FILARMÓNICA DE MÁLAGA. Director: JOSÉ LUIS TEMES. VERSO VRS 2098 (Diverdi). 2009. 58’. DDD. N PN P rosigue 70 José Luis Temes con su loable trabajo de rescate y/o difusión de los autores españoles menos conocidos o programados habitualmente. Y lo hace dirigiendo otra vez él mismo a la Orquesta Filarmóni- Jouvence. Caprice. Berceuse. Incantation bouddhique. Vitrail. Au vent des Landes. Quinteto para piano y cuerdas. ENSEMBLE CALLIOPÉE. ALPHA 164 (Diverdi). 2009. 73’. DDD. N PN L o decíamos en ocasión de un disco, en este mismo sello, dedicado a los cuartetos de cuerda de este compositor: Lucien Durosoir (1878-1955) fue un compositor secreto. Alguien al que el horror de la Primera Guerra Mundial empujó a abandonar la carrera de violinista de concierto y a refugiarse en la Cuarteto Pavel Haas UNA OBRA MAESTRA DVORÁK: Cuartetos de cuerda nºs 12 en fa mayor op. 96 “Americano” y 13 en sol mayor op. 106. CUARTETO PAVEL HAAS. SUPRAPHON SU 4038-2 (Diverdi). 2010. 63’. DDD. N PN A estas alturas resulta abrumador el peso de la calidad en la interpretación de estas obras. Esto es, queremos decir lo mismo de las lecturas de los últimos Cuartetos de Dvorák que de los dos de su amigo Janácek: que las referencias indiscutibles se acumulan. Pero hay una diferencia: el enfoque de los dos de Janácek viene a ser semejante, y los matices y diferencias no alteran esa semejanza; son dos obras dramáticas en su referencia, y música pura en su transcurso. El Americano de Dvorák puede parecer ligero según quien lo toque. El cada vez más interesante Cuarteto Pavel Haas propone un Americano denso y lleno de sugerencias, tensiones, emoción incluso. No hay dramatismo especial, pero hay un lirismo de buena ley que acompaña la riqueza de tramas de una opción popular que se ha elevado ya demasiado para tener que ver sólo con lo folk. Y es que ese Americano lo interpreta esta formación a la luz creación, pero lejos de los círculos musicales parisienses y de todo lo que pudiera parecer publicidad. De ahí que su legado haya permanecido prácticamente desconocido hasta ahora, cuando Alpha ha fijado su atención en él y nos lo ha descubierto en unas condiciones envidiables. La pregunta entonces era ¿vale la pena? Y la respuesta, un rotundo sí, y lo mismo vale para esta segunda entrega, integrada por piezas de cámara destinadas a distintas combinaciones, desde el octeto con violín principal de Jouvence (1921) y el Quinteto con piano (1925) hasta el dúo para violonchelo y arpa en Caprice (1921), la flauta y el piano en Berceuse (1934) y Au vent des Landes (1935), el corno inglés y el piano en Incantation boudhique (1946) y la viola y el piano en Vitrail (1934). En todos estos pentagramas encontramos una personal mezcla del Fauré más íntimo y del último Debussy, el más clásico, lo que del Op. 106, la última entrega, que es una página de casi 37 minutos, de amplio alcance y gran aliento, obra de un compositor en plena madurez que domina el desarrollo del material con algo más que gramática. Ojo a ese Adagio, segundo movimiento, en contraste con la vivacidad de los movimientos que lo enmarcan. En fin, lo cierto es que la ligereza acaso populista del Op. 96 adquiere su auténtico sentido aquí, y ese sentido es el de las últimas obras de Dvorák, incluidos los cuatro poemas sinfónicos insuperables (los “de Erben”). Así parece pretenderlo el Cuarteto Pavel Haas, un grupo de virtuosos checos que en cada nueva entrega fonográfica nos sorprende más. Aquí estamos ante un disco que es una obra maestra de la música grabada. Ni más ni menos. Santiago Martín Bermúdez se traduce en unas obras de una cualidad poética indiscutible. Y misteriosas, pues, tras la escucha, es fácil que nos quede la duda de qué ha querido decirnos el compositor. Porque se aprecia un mensaje, pero, como en el Ravel más negro, envuelto en un ropaje hermoso y distante cuya clave nos ha sido vedada. El disco, como ya pasara con el de cuartetos de cuerda, vale mucho la pena. Por la música y por una interpretación que no le va a la zaga en cuanto a calidad evocadora. Juan Carlos Moreno EINEM: Suite de “Dantons Tod”. Waldlungen. Concierto para piano. Suite de “Medusa”. KONSTATIN LIFSCHITZ, piano. SINFÓNICA DE LA RADIO DE VIENA. Director: CORNELIUS MEISTER. ORFEO C764091A (Diverdi). 2008. 76’. DDD. N PN 262-DISCOS 22/3/11 13:29 Página 71 D D I SI CS O C O S S DAVID-EINEM Jirí Belohlávek BELLA RUSALKA DVORÁK: Rusalka. ANA Escuchamos a menudo Rusalka, la ópera en la que Dvorák echó el resto como operista. Y siempre nos preguntamos lo mismo: cómo alcanzó este grado de encanto más perfección en esta ópera, lo mismo que en sus poemas sinfónicos de Erben, en las últimas sinfonías, en los cuartetos y los tríos, en las obras sinfónico-vocales y los canciones, pero no en otra ópera, ni siquiera en las que se le acercan algo en valía, como Katia y el diablo o El jacobino. Admitámoslo: esta obra maestra no tiene pareja en el corpus del propio Dvorák, que bastante hizo en su no muy dilatada vida con una obra tan varia y rica, y de belleza tan inmediata. El gran protagonista de esta Rusalka es su director, Jirí Belohlávek. Ha pasado ya el tiempo en el que veíamos a este director checo como un digno pero no tan gran director como sus antecesores, como esa línea insuperable que va de Talich y Ancerl a Chalabala y Neumann. Ahora lo vemos de otra manera. Hemos visto a Belohlávek dirigir en el Teatro Real de Madrid y en el Liceu de Barcelona. Aquí, en esta ópera “tan suya” (por lo nacional y por lo mucho que la ha tratado, estudiado), crea un clima que no se limita a la magia de la naturaleza que alberga diosecillos para la creencia de animistas, sino al espacio sonoro en que se desenvuelve una acción romántica, de cuento, de amor y de dolor. Esa casa sonora que, desde el foso, crean y recrean los directores para que allí vivan sus cantantes-personajes: eso es lo que consigue Belohlávek en estas veladas de Glyndebourne, en un equilibrio entre la credulidad del romanticismo ingenuo y el dramatismo de los amores defraudados y los orígenes y mundos perdidos. También hay que mencionar a alguien que no aparece en estos créditos, la autora de la puesta en escena, Melly Still, pero que debe ser al menos evocada aunque aho- ra tratemos un soporte sólo audio. Su propuesta, en fin, se nota y poco menos que se ve, y parece que iba por un camino muy distinto al de las gasas y los bañadores de dos piezas para las ondinas a que se nos suele acostumbrar; tampoco había opción “psi”, felizmente. No ocultaremos que la crítica se mostró en parte contraria a lo que proponía Still. La protagonista femenina es una joven soprano puertorriqueña, Ana María Martínez, con bello timbre, con brío y carácter, con un vibrato que penetra y una línea de canto límpida. Suena infantil, sin duda; no del todo niña, pero algo muchacha, algo mujer sin llegar del todo. Al oírla, quiero decir. Al verla… ¡caramba! Hagan la prueba con el número de siempre, el canto a la luna, pista 6 del primer CD y escucharán a esa niña convirtiéndose en mujer cuando baja a los graves, que existen en esta página, no vayan a creer lo contrario; o cuando asciende y rasga hacia arriba. La secundan voces poderosas y muy capaces en lo vocal y lo histriónico: un Vodník de timbre más claro de lo habitual, pero excelente en interpretación, Misha Schelomianski; una Jezibaba dentro de la gran tradición de mezzos e incluso contraltos eslavas, Larisa Diadkova: qué “espesura de voz”, madre mía; y en el Príncipe un G ottfried sigue siendo el hito fonográfico de este compositor. Y es que, a pesar de la importancia que tuvo Einem en los años cincuenta y sesenta, cuando sus obras fueron estrenadas por los más importantes directores del momento (Fricsay, Karajan, Böhm, Munch, Szell, Jochum, Keilberth, Mehta, Sawallisch, Solti o Previn, entre otros) su música terminó evaporándose lentamente del repertorio internacional a partir de los setenta cuando el compositor optó por combinar su estilo conservador con algunos sonoros escándalos (como el que siguió en 1980 al estreno de su ópera Jesu Hochzeit). El sello alemán Orfeo sigue reivindicando con este lanzamiento aparecido en noviembre de 2009 la figura de Einem (ha publicado, además de algunas grabaciones históricas, registros de sus cuartetos de cuerda o una nueva grabación de su ópera Dantons Tod bajo la dirección de Lothar Zagrosek) con una interesante selección de obras sinfónicas y concertantes estupendamente interpretadas por Cornelius Meister junto a la RSO vienesa de la que es titular desde el pasado mes de septiembre. Se inicia con la suite que Einem preparó en 1949 de su ópera Dantons Tod para un concierto en Baden-Baden y donde, lejos de recopilar algunos fragmentos orquestales o interludios de la obra, realiza una completa recomposición de diversos pasajes de la misma, donde muestra una personalidad creativa que hermana a Bartók con el neoclasicismo y el jazz. Tras Wandlungen (1956), una miniatura neoclásica basada en el aria Ein Mädchen oder Weib- MARÍA MARTÍNEZ (Rusalka), BRANDON JOVANOVICH (El Príncipe), MISHA SCHELOMIANSKI (Vodnik), LARISA DIADKOVA (Jezibaba), TATIANA PAVLOVSKAIA (La Princesa extranjera). CORO DE GLYNDEBOURNE. FILARMÓNICA DE LONDRES. Director: JIRÍ BELOHLÁVEK. 3 CD GLYNDEBOURNE GFOCD 00709 (Diverdi). 2009. 150’. DDD. N PN von Einem (1918-1996) fue una especie de Britten germano. Al igual que el compositor inglés, su obra ofrece una personal simbiosis de estilos más o menos coetáneos que en el caso del austriaco combinan elementos de Strauss, Bartók, Stravinski, Weill y Boris Blacher, quien fue además su principal maestro. El éxito le llegó en 1947 con el estreno de su primera ópera Dantons Tod (La muerte de Danton) en el Festival de Salzburgo; la histórica grabación de ese estreno, bajo la dirección de Ferenc Fricsay junto a grandes estrellas vocales del momento como Paul Schöffler o Julius Patzak, ha sido distribuida por varios sellos (Myto, Archipel, Opera D’Oro o Cantus) y tenor lírico espléndido, Brandon Jovanovich, con los tonos heroicos imprescindibles para alejarlo del tenorino belcantista y colocarlo plenamente en el terreno de los tenores de protagonismo fuerte, de presencia escénica y poderosa línea vocal; y aun así, nos recuerda los antiguos tenores líricos de la escuela rusa. En fin, la Princesa extranjera la reconstruye con talento, sensibilidad y mucho arte del canto la soprano rusa Tatiana Pavlovskaia que, con lo espeso de su voz de soprano que sugiere tesituras dramáticas por su capacidad hacia abajo, más su amplitud hacia arriba, borda este cometido secundario como ya ha hecho con otros muchos roles protagónicos como Tatiana, como Natasha Rostova, pero también como Desdémona y Mimì, como Doña Elvira, como Fiordiligi. En fin, un reparto superior, una dirección espléndida, y todo ello —no lo olvidemos— a partir de una puesta en escena de la que hemos oído tanto encomios como reparos, y ojalá tengamos la suerte de verla un día gracias a algún DVD. Además, es uno de esos bellos discoslibros que ahora se imponen con su encanto y elegancia, y que el sello de Glyndebourne ha adoptado desde su reciente principio. chen de Die Zauberflöte (y que formó parte de las doce piezas encargadas por la Donaueschinger Musiktage con motivo del centenario del nacimiento de Mozart), llegamos a una de las obras más interesantes del disco: el Primer Concierto para piano (1955); otra interesante amalgama de estilos, de formas bien definidas y presidida por un hipnótico uso del contrapunto o aderezada con toques jazzísticos y donde Konstantin Lifschitz ofrece una brillante interpretación admirablemente acompañada por Meister, aunque no supere el registro mítico de Gerty Herzog (que estrenó la obra) de 1961 bajo la dirección de Fricsay (DG). Con la bellísima Nachtstück (1960) llegamos al Einem más mahleriano y el disco culmina con una versión ampliada de los tres movimientos orquestales de su Santiago Martín Bermúdez 71 262-DISCOS 22/3/11 13:29 Página 72 D D I SI CS O C O S S EINEM-HAYDN ballet Medusa (1957). En conclusión, estamos ante una estupenda introducción a un interesante compositor completamente olvidado en los libros de historia. Pablo L. Rodríguez bado, refleja de cabo a rabo la impecable sabiduría constructiva de Foerster, un músico menor, sin duda, aferrado hasta el final a un lenguaje que en más de seis décadas apenas mostraría síntomas de evolución, pero casi siempre de escucha muy grata. Juan Manuel Viana FOERSTER: Cuartetos de cuerda. CUARTETO STAMIC. 2 CD SUPRAPHON SU 4050-2 (Diverdi). 2009. 132’. DDD. N PN 72 La extrema longevidad de la carrera vital y creadora del praguense Josef Bohuslav Foerster (1859-1951) permite considerarlo el decano del grupo que, integrado por Janácek, Novák y Suk, lideraría el desarrollo de la música checa en el cambio de siglo a partir de la herencia de la trinidad nacionalista formada por Smetana, Dvorák y Fibich. En su desconocido ciclo de cuartetos de cuerda, prácticamente ignorado por la discografía e integrado por cinco partituras que recorren el amplio período transcurrido entre 1888 y el año mismo de su muerte, Foerster, probablemente el último de los románticos checos, muestra sus ya sabidas adhesiones: Smetana y Dvorák ante todo, Brahms ocasionalmente e incluso Chaikovski, dedicatario de su Cuarteto nº 1 y a quien conociera en Praga con ocasión del estreno checo de Evgeni Onegin. Quedan, por tanto, descartadas las huellas de Strauss o de su buen amigo Mahler, limitadas a su legado para orquesta. Ninguna de las obras incluidas en este generoso y muy estimable doble álbum, donde figuran también cuatro juveniles páginas breves para diversas formaciones de cuerda —entre ellas el curioso Quinteto de cuerda op. 3 (1886), en cuyos dos movimientos (Viola odorata y Rosa mystica) une Foerster lo profano y lo religioso— puede considerarse un descubrimiento mayor. No hay, desde luego, revelaciones de importancia ni páginas comparables a sus mejores composiciones orquestales (las suites Cyrano de Bergerac y Shakespeare, la Sinfonía nº 4 “Pascua”, el Concierto para violín nº 2) o camerísticas (el Trío con piano nº 3, la Sonata “Quasi Fantasia” para violín y piano). Pero el conjunto, traducido con absoluto conocimiento de causa por los miembros del Cuarteto Stamic y formidablemente gra- GOETZ: Concierto para piano op. 18. WIENIAWSKI: Concierto para piano op. 20. HAMISH MILNE, piano. SINFÓNICA ESCOCESA DE LA BBC. Director: MICHAL DWORZYNSKI. HYPERION 67791 (Harmonia Mundi). 2009. 69’. DDD. N PN L a serie de Hyperion dedicada a los conciertos para piano románticos nos trae esta vez a dos autores interesantes herederos de la estética romántica más clásica. Ambos destilan personalidad y brillo, aunque las influencias de Schumann, Mendelshon y Mozart son evidentes. El compositor alemán Hermann Goetz (1840-1876) es quien más desprende aromas a dichos autores; su estilo es personal, bello, equilibrado y de una arquitectura formal cuidada. El Concierto para piano y orquesta respira creatividad y una escritura dinámica y expresiva, donde el solista dialoga fluidamente con la orquesta desarrollando con lirismo las melodías. La autoría del otro concierto incluido pertenece al hermano menor del célebre Henryk Wieniawski, es decir Jozef (1837-1912), quien le acompañara tantas veces al piano en múltiples de sus presentaciones: su estilo es también romántico y voluntarioso, fantasioso y de gozosa creatividad. Aquí también el instrumento solista recibe trato generoso y con perfecto equilibrio de las dos partes, la partitura se sucede con pasión y arrebato. Esta es una música escrita desde la emoción y la sinceridad, siempre pensada desde una vocación romántica cuyo objetivo es expresar sentimientos y no distraer. Los intérpretes son brillantes y aplicados: sabedores de lo que se traen entre manos plasman eficazmente vibración y belleza sonora. Orquesta y pianista perfectamente acoplados brindan por lo que son unas versiones cuidadas y emotivas, refinadas y distinguidas con madurez y buen hacer. Emili Blasco GRAUPNER: Un oratorio de Navidad. AMARYLLIS DIELTIENS, ELISABETH SCHOLL, sopranos; LOTHAR BLUM, REINOUD VAN MECHELEN, tenores; STEFAN GEYER, barítono. EX TEMPORE. MANNHEIMER HOFKAPELLE. Director: FLORIAN HEYERICK. 2 CD RICERCAR RIC 307 (Diverdi). 2009-2010. 134’. DDD. N PN E ste álbum recoge cuatro cantatas de Adviento y otras cuatro para el tiempo de Navidad (Primer Día, 2º Día, Año Nuevo y Epifanía) además de un par de coros de otra cantata para el día de la Circuncisión de Cristo, originales todas ellas del compositor Christoph Graupner (1683-1760). Con ellas, Florian Heyerick ha creado este Oratorio de Navidad, aunque conviene aclarar que las obras nacieron en fechas distintas unas de otras (entre 1714 y 1753) y no forman en absoluto un ciclo. La música de Graupner es en cualquier caso extraordinaria (y copiosa, en eso se parece más a Telemann que a Bach), tanto que sorprende que su recuperación (en plena efervescencia hoy, no sólo por lo que hace al repertorio sacro, sino también al instrumental) haya tardado tanto tiempo en llegar. Alumno en la Thomasschule de Leipzig de Kuhnau (cuya sucesión rechazó, como Telemann, en benefició de Bach), Graupner pasó la mayor parte de su vida como kapellmeister de Darmstadt lo que hace que sus cantatas (y el resto de su obra) estén condicionadas por los medios de que disponía en cada momento: ello determina que las partes corales no estén demasiado desarrolladas, que las voces de bajo y soprano sean las más utilizadas y que el conjunto instrumental resulte de una notable variedad y riqueza. Estructuralmente, las obras responden al modelo luterano más conocido desde los primeros años del siglo XVIII, con recitativos y arias que se suceden encuadrados entre un par de números corales, y en materia de estilo resultan de carácter madrigalístico, esto es, con los términos claves marcados por figuraciones musicales y una tendencia hacia el estilo galante que se agudiza a partir de las obras escritas en la década de los 40. La grabación se realizó con un año de por medio (cinco cantatas en junio de 2009 y las tres restantes en junio de 2010) y en ese sentido llama la atención la formación del contingente de cuerdas, a voz por parte en 2009 y más reforzado al siguiente, dándose la curiosidad de que el coro es algo más nutrido en el primer caso (19 miembros contra 16). En cualquier caso, ya se dijo que las partes corales no están especialmente desarrolladas, y el equilibrio que consiguen los conjuntos de Simon Heyerick es en todos los casos más que suficiente. Entre los solistas, la joven Amaryllis Dieltiens, una soprano forjada en el conjunto Currende de Eric van Nevel, que participa en las cantatas registradas en 2009, deja una sensación muy agradable por la belleza de su bien modulada voz y por su forma elegantísima y refinada de frasear, mientras que la más veterana Elisabeth Scholl resuelve con nota sus partes por estilo y expresividad, aunque ni su fraseo ni su material de partida sean tan hermosos como los de su compañera. Los tenores apenas participan en recitativos y números corales, pero a Lothar Blum sí puede escuchársele en un par de dúos con muy apreciable lirismo. El barítono Stefan Geyer cumple sin estridencias ni alardes. El acompañamiento es en cualquier caso excelente, con magníficas contribuciones de los instrumentos obligados, y la sensación global es de un álbum del máximo interés para los interesados en el género. Pablo J. Vayón GUINJOAN: Sinfonía nº 3 “Sincrotrón Alba”. Sinfonía nº 2 “Ciutat de Tarragona”. Pantonal. SINFÓNICA DE BARCELONA Y NACIONAL DE CATALUÑA. Director: ERNEST MARTÍNEZ IZQUIERDO. ORQUESTA DE CADAQUÉS. Director: NEVILLE MARRINER. TRITÓ TD0072 (Gaudisc). 2001-2010. 66’. DDD. N PN U na obra dedicada a un avance científico, a un enorme acelerador de partículas, el sincrotón Alba, parece que debería estar basada en planteamientos matemáticos o en traslaciones de la física. No es así en el caso de la obra de Guinjoan, aunque trabaje con series y matrices como en él es habitual. Se trata de una composición de música pura, con referencias más o menos claras a la oscuridad, a la luz o al espacio. No hay que tenerle miedo, ya que uno puede pensar de entrada 262-DISCOS 22/3/11 13:29 Página 73 D D I SI CS O C O S S EINEM-HAYDN Marc Minkowski AIRE FRANCÉS HAENDEL: Música acuática (suites HWV 348-350). Obertura y danzas de Rodrigo. LES MUSICIENS DU LOUVRE-GRENOBLE. Director: MARC MINKOWSKI. NAÏVE V 5234 (Diverdi). 2010. 68’. DDD. N PN Gran haendeliano, Marc Minkowski se enfrenta a las suites de la Música acuática con una amplia formación de sus Musiciens du Louvre-Grenoble: 41 músicos forman la plantilla de su orquesta barroca. Su interpretación tiene el adecuado aire francés de la suite de danzas, un muy correcto equilibrio entre el original y casi improvisatorio sentido de la ornamentación y el tratamiento de la rítmica y de los tempi, que es muy variado y contrastado, con la flexibilidad y la fluidez que piden la musicalidad y el buen gusto, sin resultar ni caprichoso ni forzado en ningún momento (si acaso, las retenciones y oscilaciones del pulso en el Lentement de HWV 349 convierten a la pieza en algo más pomposo de lo necesario). La tímbrica es atractiva, con rasgados agresivos de las trompas, habituales en muchos conjuntos desde la soberbia interpretación de que se tratara de pura especulación, pero no es el caso. Música potente y de cierto dramatismo, accesible a un público amplio. La fantasía característica en Guinjoan la encontramos en esta ambiciosa composición y hay sonoridades mágicas y sorprendentes, pero no se queda en eso, sino que el autor crea música para ser escuchada, no para ser explicada. Tras esta sinfonía de reciente creación escuchamos otra escrita entre 1996 y 1998 titulada Ciutat de Tarragona. En ella también hay serialismo y abstracción, pero también vínculos con la música tradicional que se explican por el deseo del compositor de reflejar sus orígenes geográficos. No lo tienen fácil ni el director ni la orquesta pero salen airosos del desafío que supone interpretar dos obras de esta naturaleza. Finaliza esta breve pero significativa panorámica del Guinjoan orquestal con Pantonal, datada en 1998 y dedicada a la orquesta que aquí la interpreta bajo la dirección de Neville Marriner. Aparentemente es más ligera Gardiner para Philips en el 91 (lo de Harnoncourt antes de aquello era otra cosa; aquí los instrumentos suenan afinados), trompetas brillantes, claras y refinadas, maderas elegantes y distinguidas (el solo del traverso en el minueto de apertura de HWV 350 tiene una gracilidad mágica), cuerda sólida, con muy apreciable vuelo lírico en los temas más expresivos, y un bajo continuo que aprovecha los momentos de menor densidad de texturas para hacerse presente con sutileza y buen estilo. El complemento, con la obertura y las danzas de Rodrigo, se mueve por los mismos parámetros de excelencia. Entra directamente en mi top five particular de esta obra tan popular. Pablo J. Vayón que las dos sinfonías que hemos escuchado antes, quizá por sus referencias a aires de danza o por su escritura de claras referencias modales que llega a la politonalidad, pero es tan exigente para el oyente como para los intérpretes como puedan serlo las sinfonías precedentes. Pero el esfuerzo vale la pena. Josep Pascual HAYDN: Canciones y cantatas. EMMA KIRKBY, soprano; MARCIA HADJIMARKOS, fortepiano. BRILLIANT 94204 (Cat Music). 2009. 57’. DDD. N PE Con frecuencia, el camino de los pioneros en cualquier campo tiende a estar sembrado de dificultades e incomprensiones. No ha sido así en el caso de Emma Kirkby, quien ha sabido coronar de éxitos su dilatada 73 262-DISCOS 22/3/11 13:29 Página 74 D D I SI CS O C O S S HAYDN-MOZART carrera como intérprete de músicas históricas gracias a un descubrimiento propio: una técnica vocal libre, basada en la demanda de agilidad, frescura y brillo de estas músicas, que condicionaba un canto muy diferente al consagrado por la tradición clásicoromántica. No cabe duda de que su estilo ha creado escuela y servido de referencia para una generación posterior, además de ser sumamente disfrutable tanto en directo como en grabaciones. Lo que sí es más discutible es hasta qué punto podrá Kirkby seguir editando discos, esperando que su voz responda en los mismos términos de calidad a los que nos tiene acostumbrados. Naturalmente, el oficio la ayuda en este reto, y las canciones sobre textos de Anne Hunter o recopiladas por la poetisa para Haydn son convincentes, se construyen sobre tempi muy apropiados — como podemos comprobar en Piercing eyes o Pastoral song—, con una dicción cuidada y atención a lo expresado por el texto —She never told her love—, pero distan de ser perfectas en lo puramente vocal, sobre todo en los extremos agudo y grave de la tesitura. El problema afecta sobre todo a las dos cantatas: Arianna a Naxos, de escritura virtuosística y The Battle of the Nile, cuya fuerza declamatoria pide un dominio absoluto de los recursos retóricos. En todo caso, no es menos importante reseñar que ambas páginas nos sirven para descubrir, en preludios, réplicas y conclusiones a una fortepianista excelente, muy comunicativa: Marcia Hadjimarkos, instrumentista de dilatada experiencia — sobre todo en lo que a Haydn se refiere— extrae de su copia de Anton Walter matices coloridos, sutiles y punzantes. Elisa Rapado Jambrina KORNGOLD: Concierto para violín y orquesta en re mayor op. 35. DVARIONAS: Pezzo elegiaco “Prie eserélio”. Concierto para violín y orquesta en si menor. VADIM GLUZMAN, violín. ORQUESTA DE LA RESIDENCIA DE LA HAYA. Director: NEEME JÄRVI. BIS CD-1822 (Diverdi). 2009. 61’. DDD. N PN 74 A estas alturas, el Concierto para violín de Korngold parece que ya está en el repertorio de los solistas y de las orquestas. Hemos reseñado en estas páginas varias versiones de esta obra maestra tardorromántica estrenada nada menos que por Jascha Heifetz justo después de concluir la Segunda Guerra Mundial. Korngold la dedicó a su gran amiga Alma Mahler-Werfel. Para esta obra utilizó Korngold músicas de algunas de sus partituras para el cine: Another Dawn, Juárez, Anthony Adverse, The Prince and the Pauper. El resultado es una maravilla que nada tiene que ver con lo que está a punto de cocerse en Europa. En Europa, sí, pero no en la América en la que vive y trabaja Korngold, al que todavía le quedan doce años de vida. Vadim Gluzman nos regala otra lectura bella y tensa, penetrante y virtuosa de esta página que ya no necesita demasiada presentación. Pero este CD trae música de otro compositor, poco menos que desconocido, el lituano Balys Dvarionas, nacido en Letonia y auténtico niño prodigio, que vivió entre 1904 y 1974. Su carrera se desarrolló en Kaunas, capital durante un tiempo de Lituania, puesto que la nueva Polonia ocupaba Vilna, una ciudad lituana pero poblada en su día sobre todo por polacos, aunque también por judíos; y rodeada de lituanos, claro está. Vilna volvió a Lituania por obra de la URSS estalinista, pero fue una Lituania ocupada por la enorme potencia despótica. Con un intermedio de otra ocupación, la alemana. Aunque apenas conocido por nosotros, Dvarionas es el gran compositor lituano del siglo XX. Su lenguaje es tradicional, tardorromántico, a veces de un folclorismo tenue, nada ingenuo, y todo eso debió de evitarle problemas con las autoridades soviéticas. Además, Vilna quedaba demasiado lejos. Dvarionas compuso su espléndido Concierto para violín para su amigo, el violinista Alexander Livont, en 1948. Livont era discípulo de David Oistrakh, y el propio maestro influyó en la escritura del Concierto de Dvarionas. El aficionado que escuche una o dos veces este Concierto por vez primera (y ése es nuestro caso) puede considerar, con toda justicia, que tiene que añadir uno más a la amplia lista de los mejores conciertos para violín del pasado siglo. Ya adelantábamos la esplendorosa lectura del israelí Vadim Gluzman del Concierto de Korngold. Lo mismo hay que decir de esta página introspectiva y a veces espectacular de Dvarionas, en la que Gluzman despliega un arte virtuoso que es equilibrio entre la sugerencia y la afirmación, una lección de poe- sía que alcanza lo sublime en el movimiento central, Andante poco sostenuto. Como complemento, entre ambas piezas concertantes, otra que también lo es, el breve Pezzo elegiaco “Prie eserélio” (En el lago), poco anterior, compuesta originalmente para violín y piano. El infatigable y prolífico director estonio Neeme Järvi rinde justicia a Gluzman y a los compositores con unos acompañamientos medidos, llenos también de poesía, de sugerencias. En fin, un magnífico disco de obras compuestas después de una guerra como nunca hubo otra, con unas interpretaciones se diría que insuperables. Santiago Martín Bermúdez LACHENMANN: Accanto. Consolation I. Kontrakadenz. SCHOLA CANTORUM DE STUTTGART. SINFÓNICA DE LA RADIO DE SAARBRÜCKEN. SINFÓNICA DE LA SWR. Directores: CLYTUS GOTTWALD, HANS ZENDER, MICHAEL GIELEN. WERGO 6738 2 (Diverdi). 1977. 55’. ADD. R PN El sello Wergo conmemora el 75 cumpleaños de H e l m u t Lachenmann (n. 1935) con el lanzamiento en CD del que fuera uno de los discos de vinilo que dieran a conocer a este autor fuera de sus fronteras a mediados de los años 80. Se trata de una grabación de la propia firma Wergo, conteniendo tres de sus obras más representativas del primer estilo, creadas entre 1967 (Accanto) y 1970 (Kontrakadenz). El artífice del disco es Clytus Gottwald, el conocido director de la vieja Schola Cantorum, tan presente en grabaciones de nueva música entre los años 70 y 80. A Gottwald le debemos la dirección de la pieza Consolation I (superior a la versión del Klangforum Wien, de 2001), y el texto que se inserta en el cuadernillo, el mismo que apareciera en el original de 1985. Pocas veces se habrá hecho un retrato tan certero de las intenciones de un compositor como Lachenmann. Lejos de la innecesaria complejidad de los textos actuales, el de Gottwald no se detiene en ninguna obra en particular, sino que traza un diagnóstico preciso de una estética que en aquel momento era de ruptura con los convencionalismos, tanto los que procedían de la vanguardia de posguerra como los que imperaban en la tradición de la escucha en conciertos, dominados por obras del repertorio clásico. Música “negativa” o “realidad sonora”, la de Lachenmann se da a conocer, en obras como las aquí recogidas, con un lenguaje que, con el tiempo, va a crear una legión de seguidores. El problema radica en que en los músicos de las siguientes generaciones va a faltar el lado transgresor con el que irrumpiera Lachenmann. Es en ese carácter “a la contra” donde estas obras conservan buena parte de su interés, pero en lo musical el paso de los años se deja sentir. Ya no sorprende el uso del ruido como elemento vertebrador de las piezas, de hecho, sin ese frotamiento de las cuerdas y sin el obstinado y grotesco ritmo de Accanto, la estética de Lachenmann no tendría sentido, justo el que él quería imponer para despertar la escucha adormecida de los receptores de la música histórica. La inserción de una grabación del Concierto para clarinete de Mozart en Accanto aún sigue despertando admiración: en pocas ocasiones un autor contemporáneo habrá dispuesto de forma más clara y contundente su crítica frente a formas que él considerara caducas. Pero hay materiales en estas piezas que no se sostienen, como la inclusión de voces en Kontrakadenz, donde se nombra al compositor, y el excesivo, cansino tono fragmentario de esta última obra, aún lejos de la grandeza que conseguirá el autor en obras posteriores, cuando el lado subversivo se haya controlado más. Francisco Ramos MAHLER: Sinfonía nº 9. SINFÓNICA DE LA RADIO DE COLONIA. Director: JUKKAPEKKA SARASTE. PROFIL PH10035 (Diverdi). 2009. 80’. DDD. N PN Una Novena intrascendente, recogida en tomas de tres conciertos públicos en las que la orquesta rinde al nivel exigible y el director lleva la nave a puerto sin accidentes. Esto, que en otras épocas habría servido ya para ensalzar el disco, hoy se queda corto. Desde el inicio Saraste transmite una sensación de obligatoriedad que disgustará a quien espere un crecimiento progresivo desde ese comienzo de puntillas. Todo camina aquí como a punta de batuta, sin encanto ni miramientos, con el 262-DISCOS 22/3/11 13:29 Página 75 D D I SI CS O C O S S HAYDN-MOZART metrónomo en primer plano como para cumplir un plan que permita no exceder el CD único. Se llega al primer punto climático con escasa mayor emoción de la poca que había al principio y la orquesta estalla —o, mejor dicho, pretende estallar— en un tutti sobrevenido. Sorprende incluso la primera aparición de los platos en lo que parece un sin venir a cuento. A partir de ahí, todo va llegando porque sí y porque lo pone la partitura, pero poco más. El ländler resulta correcto pero desprovisto de humor real y el Rondo-Burleske presenta un fruncido ceño fingido en el que se diluyen sus poco más de trece minutos. El Adagio final es un quiero y no puedo que pone al descubierto frustrados intentos de trascendencia. Escuchar la disparidad de cambios de arco y las incoherencias dinámicas — error que las partituras de Mahler no le perdonan a ninguna batuta— en los poco más de veinte compases que van desde el inicio hasta el primer cambio de armadura sirven para escuchar a una orquesta desconcertada, a un grupo disciplinado que recuerda que ahí hay mucha música, mucha intención, mucha emoción y muchas más cosas, pero que no sabe cómo ni por dónde encontrarlas. Juan García-Rico MENDELSSOHN: Canciones y dúos, vol. 5. KATHERINE BRODERICK, HANNAH MORRISON, sopranos; ANNA GREVELIUS, mezzo; FINNUR BJARNASON, tenor; STEPHAN LOGES, JAMES RUTHERFORD, barítonos; EUGENE ASTI, PIANO. 2 CD HYPERION CDA 67753 (Harmonia Mundi). 2010. 97’. DDD. N PN S iguiendo la edición ordenada del cancionero mendelssohniano, toca el turno a esta colección de piezas poco frecuentadas, entre solos, dúos y diálogos, que de todo hay. Son 36 títulos cuya exhumación se debe, especialmente, al pianista del caso, quien trabajó con el decisivo apoyo de la Guildhall School. A vuelo de pájaro, el catastro nos muestra un predominio de la canción estrófica, en variados apoyos idiomáticos (alemán, francés, inglés de Escocia), con escenas y dúos propiamente dichos y un aria de concierto italiana sobre versos de Metastasio. Un romanticismo Biedermeier La Bellemont UN MARAIS CON ÁNGEL MARAIS: La voz de la viola. LA BELLEMONT. BRILLIANT 93806 (Cat Music). 2009. 59’. DDD. N PE L a buena salud de la música antigua española se demuestra con un trabajo como éste, en el que los tres jóvenes que forman La Bellemont —la viola Sara Ruiz, el tiorbista Rafael Muñoz y la clavecinista Laura Puerto— afrontan un programa del más difundido repertorio internacional, nada menos que un monográfico dedicado a Marais (si se exceptúan las dos breves notas de la tiorba en solitario, con piezas de De Visée y Bartolotti, y una chacona para clave de Le Roux), y lo salvan no ya de manera solvente y profesional, lo que era por supuesto esperable, sino con una personalidad y una profundidad muy notables. Sara domina el conjunto: melodías sencillas, de una elegancia perfumada por conciliables efusiones sentimentales y comedimiento formal; acompañamientos igualmente sumarios y eficaces; una variedad temática que va desde el paisaje idealizado a la confesión amorosa, pasando por la recreación del folclorismo tan propio de la atención romántica hacia lo exótico: aires populares escoceses recogidos por el viajero Mendelssohn, un lamento boyardo, la infaltable y oriental Suleika y hasta el poema de Walter Scott traducido al alemán en que una doncella reza un Ave María. O sea: el texto que Schubert lanzó a la fama y que ha servido para incrustarle una letra latina y litúrgica. La ejecución es de una homogeneidad estilística y un cuidado en la lectura que revelan la mano aplicada y sabia de Asti. Las voces han sido elegidas por su lozanía juvenil y una pareja claridad de timbres, aun en los registros medio y grave. Blas Matamoro MONTEVERDI: Vespro della Beata Vergine. Missa In Illo Tempore. ENSEMBLE CONCERTO. ENSEMBLE LA PIFARESCHA. CONCERTO PALATINO. CORO DSG. GRUPPO VOCALE LAURENCE FEININGER. Director: ROBERTO GINI. 3 CD DYNAMIC CDS 656/1-3 (Diverdi). 2010. 181’. DDD. N PN Ruiz no alcanza el rango dinámico de algunos de sus más audaces colegas gambistas, pero su sonido está siempre bien matizado y tiene la versatilidad que caracteriza al instrumento, que suena con la sugerente delicadeza que se espera de él (Plainte, La Rêveuse, Tombeau de M. de Sainte Colombe), con la fascinante capacidad para imitar a otros instrumentos (Muzette, La Trompette) o con la brillantez y agilidad del mayor virtuoso (Bourasque, Folies d’Espagne), aunque acaso le falte un punto más de ferocidad y de desgarro en los pasajes más frenéticos y poderosos. El acompañamiento se pega a la viola como una segunda piel, arropando de forma sugerente sus ondulaciones, sus saltos y sus arrebatos, rellenando compases cuando la ocasión lo requiere y plegándose E l director Roberto Gini nos sirve, aprovechando la conmemoración del 400 aniversario de la edición de la obra en 1610, una versión integral del Vespro della Beata Vergine de Claudio Monteverdi. Versión que busca resituar esta música en el contexto religioso y litúrgico para el que fue creada, incluyendo la Missa In Illo Tempore a seis voces dedicada a Santa Bárbara y las piezas de canto llano con que establecen diálogo las composiciones del genial cremonense. Se nos muestra así, mediante esta excepcional recopilación de música “da cappella” y “da concerto” que suponen Vespro y Misa en conjunto, la riqueza del panorama sonoro de la época atendiendo a concepciones rigurosamente historicistas que implican, y ello es en realidad lo más importante, un refinamiento interpretativo sin duda cautivador para el oyente de nuestros días. Gini acude a las fuentes de la época para proponer unos tiempos por momentos de marcada lentitud y solemnidad, pero también inusualmente expresivos, que contrastan vivamente con ciertos pasajes instrumentales de mayor impulso rítmico. Por eso determinadas secciones de Laudate pueri, Nisi Dominus o Lauda Ierusalem, o siempre a un concepto que prima la musicalidad y la flexibilidad de las líneas sobre los acentos y los contrastes extremos. En solitario, Rafael Muñoz presenta todo el programa con un Preludio de De Visée de una extraordinaria gracilidad y se engolfa en la sensualidad de la zarabanda de Bartolotti con su double. Impecable la Chacona de Le Roux de Laura Puerto. Pablo J. Vayón de los dos Magnificat (con un Gloria Patri de despojada belleza), parecen constituirse como tejidos musicales llenos de claroscuros que ayudan a resaltar las partes más exultantemente emotivas. Eso, y el cuidado concedido a la ornamentación — sobre todo en los motetes, tomada de contemporáneos de Monteverdi como Bovicelli, Barbarino, Brunelli o Rognoni y caracterizada por su fantasía cromática—, dotan al registro de particular vibración, serena pero de variados y encendidos tonos humanos, que hace pasar estas tres horas de música con fluidez (sin que la Misa, reservada al tercer CD, quede como mero añadido completista). Los ensembles Concerto y La Pifarescha, el Concerto Palatino, el Coro DSG y el Gruppo Vocale Laurence Feininger se alternan en la construcción de las diferentes piezas con homogeneidad, aportando contenida intensidad vocal y, en lo instrumental, una suntuosa paleta tímbrica. Javier Palacio MOZART: Sonatas para piano y violín K. 296, 301 a 306, 376 a 380, 454, 481, 526, 547. Variaciones K. 359 y 360. INGRID HAEBLER, piano; HENRYK SZERYNG, violín. 4 CD NEWTON 8802022 (Cat Music). 1969-1973. 307’. ADD. H PM 75 262-DISCOS 22/3/11 13:29 Página 76 D D I SI CS O C O S S MOZART-RAPHAEL E ste álbum dedicado a varias de las más famosas Sonatas para piano y violín de Mozart interpretadas por Ingrid Haebler y Henryk Szeryng, no tiene la trascendencia y calidad del de Chaikovski por Markevich que se comenta en este mismo número, aunque evidentemente no deja de tener cierta importancia relativa. Haebler es un poco faquir musical, técnicamente impecable, aunque carece del encanto de una Lili Kraus, por ejemplo, y por supuesto está a años luz de una Haskil. Szeryng era un portento violinístico, de dominio técnico absoluto y afinación inmaculada, pero en este caso se contagia de la asepsia del teclado y se limita a acompañar (recordemos que estas obras son para piano con acompañamiento de violín) como un relleno de lujo sin ir mucho más allá de lo que piden las notas. Dada la excelente grabación y el impecable virtuosismo de ambos solistas, se les puede perdonar su evidente asepsia y su distancia expresiva y estilística, y escuchar este álbum con cierto interés. Para el que suscribe, Haskil/Grumiaux o Barenboim/Perlman son opciones preferibles en cualquier aspecto a considerar a estas que comentamos. Un Mozart impecablemente tocado que no se libra de cierto mecanicismo y rutina de lujo que a la larga acaba por aburrir al oyente. Enrique Pérez Adrián PANISELLO: Estudios para piano. LIGETI: Études pour piano. DIMITRI Vassilakis, piano. NEOS 10946 (Diverdi). 2009. 57’. DDD. N PN A 76 Fabián Panisello (n. 1963) le cabe el honor de compartir sus Estudios para piano con los de György Ligeti en este diálogo que plantea el pianista del Ensemble Intercontemporain Dimitri Vassilakis, para el sello Neos. A veces es tal la sintonía que se produce entre ambas propuestas que habría sido más acertado que el segundo cuaderno de los Estudios, compuesto en 2008, hubiera estado intercalado en el disco con los distintos Livres de Ligeti. Por ejemplo, entre el primero y el segun- Cuarteto de Jerusalén REFINAMIENTO MOZART: Cuartetos nº 4 en do mayor K. 157, nº 17 en si bemol mayor K. 458 y nº 22 en si bemol mayor K. 589. CUARTETO DE JERUSALÉN. HARMONIA MUNDI HMC 902076. 2010. 76’. DDD. N PN E l Cuarteto de Jerusalén está entre los mejores de cuantos se pueden escuchar hoy. Ya hemos hablado de la brillantez, la luminosidad y la claridad textural de su Haydn. Hay que volver sin remedio a esos conceptos al referirnos a este nuevo trabajo, con una selección del Mozart cuartetístico. Exhiben ahora un punto de refinamiento incluso más elevado, sin perder el matiz de espontaneidad que les ha caracterizado. do, que es donde se produce la primera fractura de los Études (se pasa de la ensoñación de Arc-en-ciel a la polirritmia del Étude nº 8, Fém). Ahí, en esa estética más mecanicista de Ligeti, habría habido un diálogo más interesante entre las dos propuestas, mostrándose hasta qué punto Panisello parte de la idea de Ligeti en cuanto a concentración del material en piezas breves, donde el ritmo es primordial, pero también en la proliferación de pequeñas células con las que se pierde cualquier referencia con el pasado, con los estudios de tono pedagógico del XIX o el trascendentalismo del imponente ciclo de Sorabji, por ejemplo. La creación de micropolifonías es consustancial a Ligeti, aunque también la de procurar en el oyente la ilusión de asistir a una multiplicidad de teclados, y es ahí donde Panisello se mueve a gusto en sus Estudios, nacidos a partir de su obra orquestal Aksaks como piezas independientes. En estos últimos años, la referencia discográfica de los Études pour piano de Ligeti era la prestación de Aimard en el sello Sony. Pues bien, Vassilakis destroza esa tendencia para imponer una sonoridad con mucho más cuerpo, una ocupación del espacio más racional, aprovechando un trabajo excepcional del ingeniero de sonido (Jean Civray). La luminosidad que consigue Vassilakis es de tal calibre que estas piezas, ya nacidas con el marchamo de clásicas, parecen disfrutar aquí Esa frescura procede de una magistral combinación de elementos agógicos y dinámicos que sintetiza la gran tradición y algunas de las aportaciones historicistas. Sus tempi, por ejemplo, recalan sin complejos en la quietud o en la vivacidad según corresponda, enmarcando cada uno de los movimientos en un todo equilibrado y coherente. Respecto al caballo de batalla del vibrato, el Jerusalén se sitúa en esa equidistancia entre el todo y la nada que parece se va imponiendo con sensatez entre los conjuntos más jóvenes. Rehúyen la aspereza desabrida de los más acérrimos seguidores de los instrumentos originales pero también el vibrato amplio y marcado de un enfoque tradicional caduco. Se opta de una nueva y esplendorosa vida. Lástima que el ciclo no se completa, pues tan sólo se tocan 9 de las piezas. Suficiente, en todo caso. Francisco Ramos PFITZNER: Lieder orquestales. HANS CHRISTOPH BEGEMANN, barítono. NORDWESTDEUTSCHE PHILHARMONIE. Director: OTTO TAUSK. CPO 7775522 (Diverdi). 2010. 68’. DDD. N PN No puede decirse que los lieder de Pfitzner hayan conocido la suerte discográfica que merecen, ni tampoco la mejor difusión en los escenarios, si exceptuamos el territorio alemán. Es una lástima, pues se trata de una música muy bien construida, que aviva todas los cambios anímicos planteados por los textos en que se basa con sugerentes reacciones orquestales: la actividad sonora bulle tanto a nivel tímbrico como formal y hace verdadera justicia a la idea poética. Pfitzner es exigente con la calidad literaria y elige, ante todo, a los grandes —Goethe, Eichendorff o Heine— sin renunciar a algunos autores afines a su gusto personal, como Kopisch o Leander (uno de los favoritos de su contemporáneo Mahler en su juventud). Siem- aquí, más bien, por la extremada dosificación de cantidades e intensidad con resultados espectaculares. Igualmente interesantes son sus repartos de protagonismo, encontrando en las cuatro líneas momentos de prioridad que hacen del discurso un toma y daca vivificante. Juan García-Rico pre es interesante comparar los diferentes resultados que alcanza un mismo poema en manos de compositores diferentes, algo de lo que podemos disfrutar en el caso de la balada Herr Oluf (que comparte algunas deudas melódicas con la homónima de Loewe), en Der du von Himmel bist (tan wolfiana y, al mismo tiempo, con una atmósfera celeste que se aproxima, en cierto modo, a la ideada por Schubert para el mismo texto). Es curioso ver cómo Pfitzner, a diferencia de Schubert, decide detener el ritmo de galope de caballo en las descripciones del paisaje anímico y el encuentro amoroso de Willkommen und Abschied, algo que tiene más coherencia con la escena narrada. El disco reúne 18 de los 30 lieder orquestados por Pfitzner, la mayoría de los cuales son transcripciones de sus piezas originales para voz con acompañamiento de piano. Podríamos decir que la aportación de la orquesta consiste en licuar las armonías wagnerianas, en derretirlas en los oídos del oyente, para que las asimile de forma más instintiva y fluida, algo a lo que sin duda contribuyen Otto Tausk y la Nordwestdeutsche Philharmonie. Protagonista y cuentacuentos al mismo tiempo, Begeman es un barítono sólido, que no se amilana ante las extensas líneas y desciende con soltura por las veloces torrenteras declamatorias. Elisa Rapado Jambrina 262-DISCOS 22/3/11 13:29 Página 77 D D I SI CS O C O S S MOZART-RAPHAEL François-Xavier Roth POSADAS ALCANZA LA PLENITUD POSADAS: Oscuro abismo de llanto y de ternura. Nebmaat. Cripsis. Glossopoeia. ENSEMBLE INTERCONTEMPORAIN. Director: FRANÇOIS-XAVIER ROTH. KAIROS 0013112KAI (Diverdi). 2009. 55’. DDD. N PN H ace tan sólo diez años era casi impensable que las obras de las nuevas generaciones de compositores españoles apareciesen en un sello discográfico de prestigio internacional y, además, interpretadas por conjuntos de referencia. Alberto Posadas (n. 1967) lo ha conseguido plenamente y, de esta forma, sigue la estela de otros colegas suyos que, como Sánchez-Verdú o López López, transitan con su música de modo natural por el mercado fonográfico. La música española accede así a un escaparate que es esencial para un reconocimiento rápido de unas propuestas estéticas que rivalizan con las que se puedan producir en este momento en cualquier otra parte del mundo. Las generaciones precedentes, la de Marco y Villa Rojo, la de Aracil y Encinar, no se pudieron beneficiar de este tipo de grabaciones porque, entre otras cosas, hasta hace muy poco los sellos discográficos especializados no tenían una visión tan panorámica de la creación moderna. Además, estos nuevos músicos participan muy RAPHAEL: Concierto para violín nº 2. Obras para violín. CHRISTINE RAPHAEL, violín; MAX ROSTAL, violín y viola; ULF RODENHÄUSER, clarinete; RAINER GEPP Y ERNST GRÖSCHEL, pianos. NORDWESTDEUTSCHE PHILHARMONIE. Director: JORGE ROTTER. CPO 777 564-2 (Diverdi). 1978-1992. 146’. AAD/DDD. N PN Durante los últimos cincuenta años, la violinista alemana Christine R a p h a e l (1943-2008) ha venido desarrollando una importante labor de recuperación de la obra de su padre, el compositor Günter Raphael (1903-1960), un músico heredero de los postulados postrománticos de Reger o Mahler estrechamente con los intérpretes de mayor prestigio y sus obras circulan con normalidad por los foros de nueva música. La presencia de Posadas o López López en las factorías donde se teje la modernidad, como el IRCAM, facilita el conocimiento y expansión de su obra, que, además, al estar compuesta, fundamentalmente, para plantillas afines a las de un ensemble hace posible su estreno casi inmediato. Es el caso de las que se recogen en este espléndido CD de Kairos, todas de fecha muy reciente e ideales para un grupo como el Intercontemporain, que da un curso de flexibilidad y familiaridad con un material que, como el de Posadas, es rugoso y refractario al virtuosismo fácil. Lo que llama la atención de un programa como el presente es que Alberto Posadas no se centra en un lenguaje estrictamente actual, con marchamo francés y, más concretamente, con el que proviene del análisis espectral del sonido. Para llegar a ese estilo, que se puede percibir a lo largo de estas cuatro obras (unas sonoridades que parecen pensadas como objetos electrónicos antes que como meramente instrumentales: herencia de Grisey), Posadas parte de un entramado que remite al de los años 60 y 70, el dispuesto por autores que, como Ligeti, Xenakis o Scelsi, privilegiaban lo magmático antes que lo puntillista. A veces, como en la pieza de apertura, Oscuro abismo de llanto y de ternura, se tiene la impresión de estar ante una creación fechada en 1970, por el uso tan cálido del material sonoro. El resultado, en Posadas, no es estrictamente masivo, pues la individualización de los timbres es manifiesta, pero no con un fin virtuosístico, sino para crear zonas de conflicto. Normalmente, Posadas deshace la puesta en escena magmática, eruptiva, la que da origen en cada una de las piezas (sobre todo en la citada Oscuro abismo de llanto y de ternura y en la no menos formidable Cripsis) a crescendos de una fuerte tensión, por medio de secuencias en las que el protagonismo pasa a ser de los propios instrumentos y sus diversas formas de producción del sonido. En este sentido, con las mixturas que se alcanzan de armónicos y multifónicos, la estética de estas piezas remite también a décadas anteriores. En Posadas hay, pues, un conti- pero que no renunció al neoclasicismo de Hindemith o al expresionismo de Schoenberg. La propia Christine realizó registros radiofónicos de muchas de sus obras, organizó su legado conservado en la casa familiar de Colonia o fundó una web en 2002 sobre el compositor (http://www.guenter-raphael.de). Sin embargo, su inesperada muerte en marzo de 2008 interrumpió bruscamente el proyecto que ha sido retomado recientemente por su hermana Dagmar Pieschacón-Raphael al frente de la Fundación Christine Raphael para la Difusión de las Obras Completas de Günter Raphael. En 2010 el sello CPO ha publicado dos interesantes lanzamientos en conmemoración del cincuentenario de la muerte de Raphael dedicados tanto a recopilar los registros conservados de las sinfonías en diferentes archivos radiofóni- cos alemanes (un triple CD que comentamos en el nº 257, pág. 76) como el presente donde se incluyen las obras para violín registradas por su hija Christine entre 1978 y 1992. Este doble CD se inicia con el Segundo Concierto para violín op. 87, una de sus últimas composiciones que fue estrenada póstumamente y donde Raphael evidencia su estilo híbrido y personal; se inicia con una extensa cadenza, donde su hija Christine muestra su poderío sonoro, y ese ambiente improvisatorio se mantiene en la parte solista convive durante toda la obra con un acompañamiento orquestal abiertamente camerístico y lleno de interesantes texturas. El primer disco se completa con diferentes obras para violín solo y dúos con otro violín, viola o clarinete de un tinte eminentemente neoclásico y donde Christine hace dúo con su maestro Max nuo en la misma modernidad, y no la necesidad de un estar al día de manera forzada. En el vértigo sonoro en el que se instala cada una de estas cuatro obras hay una evidente huella de Xenakis, de Scelsi (se piensa en la extrema musicalidad que se puede obtener de la simple fricción de los timbres, de unos registros sobreagudos), pero la variedad con que mueve Posadas su paleta convierte esta música en un objeto sonoro independiente, incluso de la influencia de su maestro Guerrero, pues la trama de Posadas es mucho más transparente. En él sobresale lo musical por encima de la expresión vehemente. La extraordinaria calidad de las obras aquí recogidas hace imposible destacar unas sobre otras. Tal vez Oscuro abismo de llanto y de ternura sirva de estandarte de esta forma de pensar la música, donde se citan por igual rigor y capacidad para atrapar al oyente, pero incluso la pieza que tal vez menos se adecúe a la grabación en disco, Glossopoeia, para bailarines, cuatro músicos, vídeo y electrónica, también es otra página memorable, pues ahí Posadas maneja de modo admirable una de las muchas posibilidades del lenguaje actual: la interacción entre un material diverso y multidisciplinar. Francisco Ramos Rostal (a quien su padre dedicó precisamente el Concierto op. 87) o con Ulf Rodenhäuser, el que fuera en los años setenta y ochenta primer clarinete de la Filarmónica de Berlín. El segundo CD incluye obras para violín y piano u órgano, y nos muestra el Raphael más postromántico pero también menos interesante; quizá la única excepción sea la versión para violín y piano de la suite de ballet titulada Janonah op. 66 (1948-1951) donde muestra su fascinación por Oriente y, en especial, por la música mongola con una imaginación sonora a medio camino entre Bartók y Stravinski. Por cierto, que la labor de Christine está teniendo algún efecto y, mientras escribo este comentario, he podido adquirir un nuevo disco dedicado a la música violinística de Raphael que acaba de publicar el sello inglés Toccata Classics con varias 77 262-DISCOS 23/3/11 12:28 Página 78 D D I SI CS O C O S S RAPHAEL-SCHMIDT sonatinas, sonatas y dúos para violín, dos violines y piano grabadas en febrero y marzo de 2010 por Pauline Reguig y Darius Kaunas a los violines y Emilio Peroni al piano. Andreas Scholl, Stefano Montanari PURCELL DE ETIQUETA PURCELL: Pablo L. Rodríguez RAVEL: Daphnis et Chloé. Pavane pour une infante défunte. Boléro. CORO Y SINFÓNICA DE LONDRES. Director: VALERI GERGIEV. LSO LSO0693 (Harmonia Mundi). 2009. 79’. SACD. N PN Después de oír una mediana Undécima de Shostakovich de Gergiev con la Orquesta del Teatro Mariinski, y tras llegarnos noticias de comentarios adversos sobre este Ravel (noticias sólo, no nos consta), nos temíamos le peor. Y la verdad es que no es para tanto. O, mejor dicho, creo que se trata de un estimable Ravel, salvo lo que se verá. No le hará la competencia este Dafnis a los clásicos que dominan el repertorio, como los lejanos e inspirados Monteux o Ansermet. Tampoco se la hará a los modernos que, desde Boulez hasta Haitink y otros nombres menos veteranos, reinterpretan esta partitura íntegra cada vez más a menudo. Pero Gergiev, con la London Symphony, logra O solitude. ANDREAS SCHOLL, contratenor. ACCADEMIA BIZANTINA. Director: STEFANO MONTANARI. DECCA 478 2262 (Universal). 2010. 77’. DDD. N PN Un disco dedicado a Purcell en el que la Accademia Bizantina de Stefano Montanari apuesta muy especialmente por la belleza pura y hedonística del sonido, ornamentando con libertad y exuberancia tanto los acompañamientos como las piezas instrumentales (dos chaconas, una pavana y los ochos números de la música incidental sobre The Gordian Knot Unty’d). El protagonista del CD es en cualquier caso el contratenor alemán Andreas Scholl, que hace un recorrido por los grandes éxitos del compositor británico, algunos no pensados originalmente para voz de contralto, como el Lamento de Dido o la Canción de Venus de El rey Arturo. Otras piezas muy conocidas que aquí se reúnen son If music be the food of love, Music for a while, One charming night, What power art thou, O solitude, Strike the viol, O dive custos o Sound the trumpet (las dos últimas con la incorporación de un segundo contratenor, Christophe Dumaux). Scholl domina el repertorio con su voz homogénea y cálida y su conocido estilo refinado, siempre un punto sofisticado, pero verosímilmente adaptado a las necesidades expresivas, incluso en materia de color, más oscuro en la famosa escena del frío de King Arthur que en la Canción de Venus, a la que imprime una muy elegante ternura, acaso sin la candidez de voces femeninas más ligeras. El tratamiento tierno y delicado funciona igualmente en One charming night o en Here the deities approve. Sin embargo, el patetismo del Lamento de Dido no es todo lo convincente que podría esperarse (y en ello tal vez cuente la tradición de oír esta página magistral en la voz de tantas estupendas cantantes). En cambio, el tono dramático de la escena del frío resulta muy efectivo, un dramatismo que se traslada igual a la canción que da título al CD, en la que Scholl combina admirablemente la gran línea, que transmite con extraordinaria intensidad, y el matiz más pequeño, alcanzando, también en el muy sugerente acompañamiento, el que es posiblemente punto álgido de todo el CD. Dumaux resiste en los dúos, tan diferentes entre sí, festivo Sound the trumpet, que suena de todos modos con bastante contención y con las dos voces muy cercanas y bien tramadas, elegíaco O dive custos, muy matizado y con las dos voces más libres e individualizadas. El final con un delicadísimo An Evening Hymn on a Ground permite a Scholl lucir la belleza del timbre, la sabiduría en el empleo de los reguladores y la seguridad de su canto melismático. Uno de los mejores recitales dedicados a Purcell que pueda recordar. Pablo J. Vayón Yuja Wang, Claudio Abbado ENORME RACHMANINOV: Rapsodia sobre un tema de Paganini op. 43. Concierto para piano nº 2 en do menor op. 18. YUJA WANG, PIANO. ORQUESTA DE CÁMARA MAHLER. DIRECTOR: CLAUDIO ABBADO. DEUTSCHE GRAMMOPHON 00289 477 9308 (Universal). 2010 57’. DDD. N PN S i difícil es poder decir algo nuevo sobre estas dos obras, más difícil aún resulta el ser capaz de hacerlo sin caer en algún tipo de exceso. Bien, pues Wang y Abbado consiguen ambas cosas. La inicial desconfianza a la que mueve el marchamo de “joven prodigio” con el que DG pretende adornar la presentación del producto se desvanece en 78 pocos minutos y deja paso a una escucha placentera y admirable a partes iguales. Yuja Wang es mucho más que un nuevo artefacto chino: es una artista como la copa de un pino; así de claro y de meridiano. Impecable y humilde como sólo pueden y saben serlo los grandes, su técnica — apabullante tanto en grabación como vista y escuchada en vivo— es vehículo para una expresión profundamente sensible que, tal y como hoy se hacen las cosas, es muy de agradecer. Su manera de afrontar este programa Rachmaninov erradica tanto la sensiblería ñoña que muchas veces convierte a estas obras en pastelitos empalagosos, como la dureza de quienes las entienden como un desafío sólo apto para superindividuos nietzscheanos. Ambos extremos —que algún compatriota de miss Wang es incluso capaz de aunar esperpénticamente— se alejan de la manera natural, fluida y ligera con la que esta joven pianista desenmaraña los pentagramas del ruso. Su gama dinámica no carece de peso, pero en ningún momento asoma la dureza o la crispa- ción. Su expresividad tiene rasgos de espontaneidad que refrescan el discurso y lo actualizan, si se quiere. La variedad articulatoria que exhibe, por ejemplo a lo largo de las 24 variaciones de la Rapsodia, es tan apabullante como limpia la ejecución. Abbado, por su parte, ahorma la prestación de los también jóvenes atriles y aporta detalles que resplandecen en medio del magnífico trabajo instrumental global. Juntos rinden un tributo musical desde el anonimato, sin idiosincrasias. Lo complicado que es hacer que eso nos parezca tan simple queda de puertas adentro. Nosotros oímos música, pura y llanamente música. Juan García-Rico 262-DISCOS 22/3/11 13:29 Página 79 D D I SI CS O C O S S RAPHAEL-SCHMIDT una secuencia muy teatral y muy sinfónica al tiempo. Hay paisajismo, hay sugerencia. Y hay crecimientos y afortunados matices por todas partes. Es una lectura que recomendaríamos si alguien quisiera iniciarse con ella en este bello ballet de Ravel. La Pavana, página archiconocida, parece más pesante que de costumbre. La enésima versión del Bolero nos parece tan correcta y atractiva como muchas otras, y podríamos decir lo mismo de esta versión que del Dafnis. Ahora bien, el Bolero es una pieza que “se toca sola” en la mayor parte de las orquestas del mundo. Y más en la London Symphony. Sólo que Gergiev parece optar por un tempo algo más rápido desde el principio. Sólo eso. A partir de ahí, el crecimiento de siempre, motivado, en muy progresiva apertura. Pero no te prende, no te agarra, como tantas otras lecturas. Una sensación de lentitud, curiosamente, se apodera de la secuencia. Y tanto lo uno como lo otro, en una obra tan conocida, tan tocada, tan expuesta, es una clara insuficiencia. Que no acabamos de comprender. Una Pavana pobre, un Dafnis corriente y a ratos inspirado. Un Bolero innecesario. Santiago Martín Bermúdez RUEDA: Cuartetos de cuerda nºs 1-3. KNM BERLÍN. KAIROS 0013122KAI (Diverdi). 2010. 65’. DDD. N PN En poco tiempo, los cuartetos de cuerda de Jesús Rueda (n. 1961) conocen una segunda versión discográfica. A la lectura de los Arditti en el doble CD de la Fundación Autor (2006), le sucede esta aportación del cuarteto KNM de Berlín en un registro del sello Kairos. La primera diferencia entre las dos grabaciones se halla en lo atractivo del complemento del disco español, consistente en la inclusión de cuatro piezas de cámara de menores dimensiones, pero de gran sustancia (Jardín mecánico y Memoria del laberinto). La segunda recae, naturalmente, en la propia musicalidad de las versiones. El Cuarteto Arditti sale claramente favorecido en la lectura del Primer Cuarteto, tal vez el más afín, en su escritura crispada, a su estética, mientras que en las dos piezas restantes apenas se producen contrastes. En lo que sí se ha producido una diferencia es en la recepción de esta música, que, en conjunto, ha Alexandre Tharaud VALENTÍA SCARLATTI: 18 Sonatas. ALEXANDRE THARAUD, piano. VIRGIN 5099964201603 (EMI). 2010. 71’. DDD. N PN E l intérprete, en la presentación del programa monográfico dedicado a dieciocho sonatas de Domenico Scarlatti, ha indicado que la grabación se hizo “A la memoria de Clara Haskil”. Las pretensiones son altas, pero los resultados están a ese nivel sin lugar a dudas. Esta vez el pianista francés vuelve a la carga con un recital que presenta a un Scarlatti más pianístico que nunca, lleno de energías y rebosante de recursos en pro de una expresión vivaz y muy despierta. La propuesta es descaradamente moderna, con efectos curiosos envejecido con demasiada rapidez. El Primer Cuarteto, el más abstracto, compuesto en 1990, se mantiene con el mismo vigor que el primer día, en su vertiginoso fluir de glissandi y en su superposición de capas que, por momentos, recuerda el poderoso inicio del Primer Cuarteto de Carter. La idea de Rueda, al emplear los instrumentos como objetos sonoros, estaba aún muy cerca de la estética con la que se familiariza en su tiempo de aprendizaje con Guerrero. Del giro estilístico que da Rueda a finales de esa década son los dos cuartetos siguientes, Desde las sombras e Islas, claramente programáticos y con múltiples gestos deudores de la tradición. Hay momentos aislados en estas dos obras de una carga emocional (tercera sección del Segundo Cuarteto, el movimiento Isla de los confines, del Tercero) que se antoja evidente, muy forzada. Esa retórica es la que preside estos dos cuartetos, compuestos en 2002 y 2004, más aún cuando el autor echa mano de recursos (el coral con que se cierra el Segundo Cuarteto, la fuga del Tercer Cuarteto…) que lastran el discurso, lo hacen demasiado obvio. Francisco Ramos SCHMIDT: Variaciones concertantes sobre un tema de Beethoven. Concierto para piano. MARKUS BECKER, piano. NDR RADIOPHILHARMONIE. Director: EIJI OUE. CPO 777338-2 (Diverdi). 2006. 73’. DDD. N PN incluidos (algún que otro inesperado glissandi) y una forma de acercarse decididamente creativa y desvergonzada; son versiones repletas de fantasía que ahondan en un espíritu novedoso y brillante. Tharaud, que no tiene complejos a la hora de usar el pedal cuando busca determinados climas sonoros, encuentra un sonido rico en matices que profundiza con extremado refinamiento en toda clase de sutilezas. Asimismo, las articulaciones que utiliza defienden una forma de expresarse ligera (que no superficial) pero rica en emociones. Porque nos encontramos ante un Scarlatti efervescente e inquieto en esencia, equilibrado y efusivo, que canta con fluidez y fuerza interior: D ebemos a Paul Wittgenstein (1887-1961), hermano menor del eminente filósofo, buena parte del repertorio pianístico para la mano izquierda. Su infortunio durante la Primera Guerra Mundial, en la que perdió el brazo derecho tras recibir un disparo en el codo y ser capturado por los rusos en Polonia, unido a su inmensa fortuna familiar (orientada con cierto desinterés artístico hacia el mecenazgo, como retrata con ácido humor Thomas Bernhard en El sobrino de Wittgenstein) le permitieron comisionar varias obras a los más importantes compositores del momento (Erich W. Korngold, Maurice Ravel, Richard Strauss, Sergei Prokofiev, Paul Hindemith o Benjamin Britten) con el fin de poder continuar su carrera como concertista. Como propietario de las composiciones mantuvo siempre con celo su exclusividad y ello impidió, por ejemplo, que el Cuarto Concierto pianístico de Prokofiev pudiera estrenarse en vida del compositor (la obra no gustó a Wittgenstein y al final, tras arduas negociaciones, tan sólo permitió su estreno en 1956); peor suerte corrió la Klaviermusik mit Orchester de Hindemith cuya partitura no fue descubierta hasta 2002 dentro de los papeles dejados por Wittgenstein a su viuda. Entre todas las composiciones escritas para este pianista éste es quizás su leit motiv. Sin duda, un intérprete tan anhelante como atrevido, sensible como capaz, que revuelve un barroco plenamente adaptado al instrumento actual en forma de unas sonatas llenas de gracia, elegancia y festividad. Bienvenidas interpretaciones. Emili Blasco manco de origen austriaco sin duda la más famosa hoy es el Concierto para piano para la mano izquierda (1929-1930) de Ravel, aunque entre sus favoritas están las dos obras aquí incluidas de Franz Schmidt (1874-1939): las Variaciones concertantes sobre un tema de Beethoven (1923) y el Concierto para piano (1934). No hay duda de que Wittgenstein se sentía más cómodo con un compositor como Schmidt que combinaba eclécticamente la tradición sinfónica romántica germana y donde lo moderno no pasaba de aportar un simple e interesante barniz a su música; en su retiro norteamericano, que coincidió con el inicio de la Segunda Guerra Mundial, Wittgenstein se molestaba en cada entrevista con el desconocimiento que tenían los periodistas estadounidenses de la obra de su admirado Franz Schmidt: “Es el compositor austriaco más importante de los últimos veinte años”, afirmaba con autoridad. Apenas existen grabaciones de estas dos infrecuentes composiciones y, desde luego, el presente registro de 2006 que ahora publica CPO está llamado a convertirse en una referencia. A destacar aquí la brillante actuación de Markus Becker, un pianista especializado en este repertorio que ya ha registrado para Thorofon la obra completa para piano de Reger; su interpretación resulta igualmente interesante en las distancias cortas de las variaciones sobre el tema del Scherzo de la Sonata “Primavera” de Beethoven como en las largas elaboraciones formales del Con- 79 262-DISCOS 22/3/11 13:29 Página 80 D D I SI CS O C O S S SCHMIDT-STRAUSS cierto. Eiji Oue acompaña con solvencia al frente de la NDR Philharmonie que dirigía por entonces como titular y la toma sonora de la Radio de Hanover es sencillamente excepcional. Pablo L. Rodríguez SCHUBERT: Sinfonía nº 4 en do menor “Trágica” D. 417. Sinfonía nº 5 en si bemol D. 485. ORQUESTA DE CÁMARA DE HOLANDA. Concertino: GORDAN NIKOLIC. PENTATONE PTC 5186 340. (Diverdi). 2009. 68’. SACD. N PN Dos sinfonías agrupadas en esta grabación con mucho sentido, ya que el intervalo en su autoría (1816) es de siete meses. Desde la matizadísima introducción, ya no deja de percibirse ese carácter trágico que se deja de lado en tantas interpretaciones de la pieza. Jugando magistralmente con las dinámicas y el fraseo se obtiene una desasosegante urgencia que caracteriza la Sinfonía de cabo a rabo. Aquí es evidente que el apelativo de “Trágica” no era una broma del autor como llegó a pensarse. Late la oposición de tonalidades, y no es que se dramatice el contenido en esta grabación, sino que se le da todo su realce. No es tanto el carácter de la Sinfonía nº 5, quizá aquí una pizca acelerada en el Allegro, que puede hacerse —y se ha hecho— de un modo más vienés, por decirlo de alguna manera, pero que queda aquí bien ensamblado en el conjunto de la sinfonía y vuelve a entroncarse con el espíritu del Sturm und Drang en un extraordinario Andante con moto que nos hace pensar nuevamente en su predecesora. Y quedan la pura gracia y la cantabilidad schubertianas para los dos tiempos conclusivos. José Antonio García y García SCHUMANN: Quinteto op. 44. Cuarteto op. 47. GORDAN NIKOLITCH, DAISHIN KASHIMOTO, violines; LISE BERTHAUD, viola; FRANÇOIS SALQUE, violonchelo; ERIC LE SAGE, piano. ALPHA 166 (Diverdi). 2009. 57’. DDD. N PN Llega el décimo volumen de la 80 monumental integral que ha protagonizado principalmente Eric Le Sage con la obra para tecla y cámara de Robert Schu- Maris Sirmais, Alexander Lazarev SHCHEDRIN, SUPERDOTADO Y DISTINTO A SÍ MISMO SHCHEDRIN: El ángel sellado. INESE ROMANCANE, soprano; ZANE ZILBERTE, mezzo; JURGIS LIEPNIEKS, tenor; PATRIKS STEPE, niño soprano; MATTIS CIRCENIS, niño contralto; DIA KRENBERGA, flauta. CORO DEL ESTADO DE LETONIA. Director: MARIS SIRMAIS. WERGO WER 6732 2 (Diverdi). 2009. 61’. DDD. N PN La gaviota. ORQUESTA DEL TEATRO BOLSHOI DE MOSCÚ. Director: ALEXANDER LAZAREV. 2 CD MELODIYA 10 01683 (Diverdi). 80’. 1982. ADD. R PN Hace algo más de cuatro años reseñábamos en estas páginas la versión de El ángel sellado dirigida por Stefan Parkman (Coviello, 2005). No repetiremos todo lo dicho entonces sobre esta obra para coro mixto, tres solitas adultos y dos infantiles; más una flauta. Se trata de una obra de carácter litúrgico compuesta en 1988, cuando aún no habían sucedido las transformaciones políticas que sabemos. Rodion Shchedrin (1932) se basaba en un relato de Nikolai Lieskov alrededor de los Viejos Creyentes, corriente que le ha tentado en otras ocasiones, como en su ópera-oratorio Boyarina Morozova, muy posterior. La obra, en nueve movimientos o episodios, evoca la liturgia eslava pero con elementos “modernos”. Ya advertíamos entonces que Shchedrin no se acerca con esto a la supuesta o real mística de ciertos compositores polacos o bálticos de hoy, porque no hay en El ángel sellado ni especial pathos ni tratamiento hipnótico. Dominan los pianos, dominan los tempi sosegados, pero todo ello cargado por una tensión y un dramatismo elegantes, nunca desbocados. El único instrumento, como hemos visto, es la flauta, y esa flauta es más o menos el Ángel, su peripecia, su dibujo, su respiración. Pero ya es bastante con los instrumentos vocales del coro y de los solis- tas, incluidas las voces infantiles. Sirmais y este impresionante equipo consiguen una atmósfera tan densa, tan recogida, tan estremecedora que no precisan de la exclamación ni del estallido. Una secuencia que emociona y sobrecoge en la meditación y en la maravillosa resonancia de unas voces empastadas y afinadas con una perfección que no salta a la vista (el oído), sino que se deduce de la poderosa impresión que nos regala. Es un concierto en vivo, y la verdad del vivo es de especial importancia en este registro. Pero este Shchedrin de teatralidad litúrgica es también el Shchedrin de la teatralidad pura y simple de los ballets compuestos para su esposa, la maravillosa Maia Plisetskaia: Ana Karenina, La dama del perrito, Carmen (de acuerdo con Bizet esta última) y otras. Tolstoi para la primera, Chejov para la segunda. Y de nuevo Chejov para La gaviota. Pero La gaviota de Chejov no es un relato como La dama del perrito, con el que puedes manejarte mejor a la hora de hacer un libreto para ponerlo en música. La gaviota es una de las cuatro grandes piezas teatrales de este gran dramaturgo de la sugerencia, de la vida y el sufrimiento interiores que evitan siempre el efecto y, desde luego, el efectismo. Las otras son todavía más sutiles: Tres hermanas, Tío Vania, El jardín de los cerezos. En La gaviota de Chejov no sólo hay personajes perfectamente caracterizados y complejos, sino también situaciones dramáticas especiales, como la del “teatro dentro del teatro”. La solución musical de Shchedrin es la de componer una amplia serie de miniaturas en forma de preludios, algunos de cinco o diez minutos, y otros de menos de un minuto. Son veinticuatro preludios, con tres interludios muy breves y un postludio que, lógicamente, pone fin a la acción. El estreno de esta obra rica en sugerencias, en sutilezas, en una expresividad que no debe nada a ninguna escuela, que bebe de fuentes rusas o francesas, entre otras, que es moderna y es clásica, y apenas si es romántica; ese estreno de 1980, en fin, fue una de las grandes veladas del ballet del Bolshoi y uno de los momentos más felices de la carrera de Maia Plisetskaia, que ese año cumplía cincuenta y cinco años, edad respetable para una bailarina. Esta obra podemos seguirla en su acción dramática, sí, pero es posible disfrutar estos ochenta minutos como una secuencia orquestal, no sinfónica, de miniaturas de distinto carácter que evocan no sólo teatro, sino también imágenes, si queremos prescindir de su origen escénico mientras escuchamos, con auténtico placer, este registro dirigido con inspiración y rigor por uno de los clásicos del foso moscovita, Alexander Lazarev. Es una reedición, pero aquí no se vio aquel doble LP que ahora nos llega reprocesado, así que para nosotros como si fuera una novedad que andaba oculta por ahí. Santiago Martín Bermúdez 262-DISCOS 22/3/11 13:29 Página 81 D D I SI CS O C O S S SCHMIDT-STRAUSS mann. Con esta entrega se supone que culmina un proyecto ambicioso cuyos resultados han sido extraordinarios y portadores de versiones frescas, fervorosas y cultivadas hondamente desde la responsabilidad y el talento. El Quinteto y el Cuarteto aquí incluidos ejemplifican una serie de cualidades que están presentes en toda la colección: intensidad, frescura, tensión emocional, implicación, comunión artística entre los músicos… Le Sage aglutina todas esas excelencias y las dirige hacia un Schumann modélico, ardoroso y deseoso de transmitir emoción poética. Aquí se funden la ternura con el lirismo y el entusiasmo con la inspiración, al tiempo que se respira calidez sonora y entrega espiritual, sosiego y sinceridad. Los intérpretes confluyen con un mismo pensamiento e igual dirección expresiva; ésta, que sabe ser ávida y casi delirante en los fragmentos rápidos, fluye siempre de la forma más estimulante en busca de la excelsitud. Le Sage lidera unas interpretaciones al piano brillantes basadas en la partitura y la fidelidad hacia ella; romanticismo en estado puro, donde lo importante no es solamente el piano, que también, sino el conjunto resultante de unos músicos que de forma natural coinciden en propósito y deseo. Emili Blasco SHOSTAKOVICH: Sinfonías nºs 2 y 11. CORO Y ORQUESTA DEL TEATRO MARIINSKI. Director: VALERI GERGIEV. MARIINSKY MAR0507 (Diverdi). 2010. 77’. SACD. N PN L os lectores lo saben bien: el ciclo sinfónico de Shostakovich crece con el tiempo. Y no para. Una de las sinfonías que han cobrado mayor altura es la Undécima. Es una sinfonía de crecimientos, de crescendos, de aperturas sonoras permanentes. Una página prodigiosa, hermana gemela de la Duodécima, que es de la misma índole. Hay varios puñados de excelentes versiones por ahí de la Sinfonía nº 11, y casi todas han recibido comentario en estas páginas. No será la de Gergiev una de las más destacadas, y escribimos esto lamentándolo mucho. Gergiev es un espléndido director de foso y tendría que haber dirigido con otra bravura y sentido de la medida el progreso orquestal de una sinfonía que es muy dramática, muy cinematográfica, que cuenta una historia. Gergiev administra bien el crecimiento del último movimiento (Tocsin: toque a rebato), pero en ninguno de los cuatro consigue una culminación turbadora, emotiva. Gergiev disuelve él mismo su propio crecimiento sinfónico como si temiera alcanzar la cúspide sonora. Y en el Tocsin logra apenas una marcha triunfal. ¿Es una opción? Caramba con la opción. Podemos sospechar de las lecturas demasiado decibélicas, pero no es de recibo una Undécima tan mórbida. El CD se completa con la Segunda Sinfonía, una de las menos oídas, pese a sus bellezas parciales; se puede comprender que el compositor se disfrace en la Once de 1905, pero se le admiten hoy día menos los entusiasmos de Octubre, aunque entonces tuviera 21 años y nadie previera aún nada parecido al Gran Terror (aunque ya tenían datos). A Octubre se llamaba entonces esta obra (1927), no era una sinfonía numerada. ¿Débito o espontaneidad? No importa, el caso es que tenemos una excelente página temprana cuya ingenuidad sólo está en que el coro canta ese texto. Porque es la época del Shostakovich de vanguardia, y todo Moscú y todo Leningrado parecen entonces vanguardistas. Curiosamente, Gergiev parece entender mejor esta página, y los dos movimientos puramente orquestales los resuelve con mejor pulso y criterio que los semejantes de la Undécima. Dentro de un orden, sí, hasta el bullicio del canto final. En fin, en cierto modo este CD es una decepción. Santiago Martín Bermúdez SIBELIUS: Música coral. HELENA JUNTUNEN, JOHANNA RUSANEN, sopranos; MONICA GROOP, mezzosoprano; MIKA POHJONEN, tenor; JORMA HYNNINEN, barítono. CORO MASCULINO YL. ORPHEI DRÄNGAR. AKADEMISKA SANGFÖRENINGEN. CORO JUBILATE. CORO DOMINANTE. FLORAKÖREN. FOLKE GRÄSBECK, ILMO RANTA, piano. 6 CD BIS CD-1930/32 (Diverdi). 19962010. 437’. DDD. N PE A lo largo de toda su vida, Jean Sibelius compuso numerosas obras para coro a cappella o con acompañamiento de piano. Sólo que éstas, a diferencia de sus composiciones orquestales e incluso de las sinfónico-corales, nunca traspasaron las fronteras de Finlandia. Por tanto, este volumen, ya el undécimo, de la edición Sibelius de BIS, nos permitirá una vez más descubrir un repertorio casi ignoto. Aunque con matices, pues en él encontramos obras que ya han ido apareciendo en otros estuches como, por ejemplo, los movimientos tercero y quinto de Kullervo, en versión para soprano, barítono, coro mixto y piano. También transcripciones de Rakastava (El amante), El origen del fuego, la Canción de los atenienses o Har du mod?, piezas que ya habían sido publicadas en el volumen dedicado a la música vocal, por no hablar del himno extraído de Finlandia, que se ofrece en versión tanto para coro masculino como para coro mixto y que así, sin tanta pompa y circunstancia, suena en su inicio extrañamente próximo al Virolai, el himno de la Moreneta de Montserrat… Coros patrióticos, marchas de trabajadores y de girl scouts, cantatas festivas, villancicos… En general se trata de composiciones de circunstancias, entre las que encontramos curiosidades tales como arreglos de canciones italianas populares (aunque una en realidad sea de origen español) o tres minúsculas canciones en inglés para los escolares de Estados Unidos. Y, por supuesto, no podían faltar tampoco las piezas de la época de estudiante, en este caso corales escritos en Helsinki para su maestro Martin Wegelius y en Berlín para Albert Becker, puros ejercicios técnicos que poco o nada dicen que sea original. El estuche incluye también versiones preliminares de algunas de las composiciones. Por tanto, estamos ante un trabajo ingente, interpretado de forma idiomática e impecable por todos los coros participantes. Pero, a pesar de sus puntuales destellos, hay que reconocer que este Sibelius es menor y seguramente más atractivo para especialistas que para melómanos corrientes. Es lo que tiene esta monumental empresa en la que está embarcado el sello sueco, que es una integral con todas las letras y eso hace que haya volúmenes más interesantes que otros… Juan Carlos Moreno STENHAMMAR: Serenata en fa mayor. Florez y Blanzeflor. Ithaka. Interludio de La canción. Preludio y Bourrée. KARL-MAGNUS FREDRIKSSON, barítono. SINFÓNICA DE GÄVLE. Director: HANNU KOIVULA. NAXOS 8.572186 (Ferysa). 2008. 80’. DDD. N PN Atención a este disco, que es de esos que pueden pasar fácilmente inadvertidos en el maremágnum de novedades. Y sería una verdadera lástima, porque contiene una música que bien merece ser escuchada. De hecho, a quien esto suscribe, las sinfonías y rapsodias orquestales del sueco Wilhelm Stenhammar (1871-1927) siempre le habían parecido bastante rutinarias y académicas, por lo que esta grabación apenas le despertó interés. Hasta que empezó a escucharla. Y es que hay compositores que cuando se enfrentan a las grandes formas parecen aplastados por el peso de la tradición, mientras que cuando escriben piezas aparentemente más ligeras y sencillas, sin tantos referentes detrás, logran unas partituras que respiran música por los cuatro costados. Eso es lo que pasa aquí. La Serenata en fa mayor (1913) presenta una luminosidad, una elegancia y una generosidad melódica que remiten a los modelos clásicos, pero tratados con una ironía y un sentido lúdico y poético vivamente acentuado por la bulliciosa paleta tímbrica. Una obra, pues, fantástica, como lo son también las dos baladas para barítono y orquesta sobre poemas de Oscar Levertin, Florez y Blanzeflor (1891) e Ithaka (1904), la primera de aire caballeresco, la segunda más evocadora, de acentos más variados, sutiles y personales, con el mar como presencia constante. El resto de piezas actúan como excelentes complementos a un disco que servirá para escuchar con otros oídos a Stenhammar. En cuanto a las interpretaciones, hacen total justicia a estos pentagramas. Juan Carlos Moreno STRAUSS: Poesía. Canciones. DIANA DAMRAU, soprano. FILARMÓNICA DE MÚNICH. Director: CHRISTIAN THIELEMANN. VIRGIN 628664 (EMI). 2010. 71’. DDD. N PN U na soprano ligera para Strauss… Veamos. Hay ilustres antecesoras, desde María Ivogün y Elisabeth Schumann hasta Hil- 81 262-DISCOS 22/3/11 13:29 Página 82 D D I SI CS O C O S S STRAUSS-VARIOS de Gueden y Rita Streich. Ciertamente, la ligereza vocal nos puede llevar a la levitación, en espacios elevados y exteriores, en tanto la canción, aun con acompañamiento orquestal, nos conduce a las cavidades de lo interior. Supongo que estas consideraciones se las hizo Damrau al encarar el presente repertorio. También, el director Thielemann, cuya mano maestra creemos notar no sólo en el fastuoso sonido de su masa, con posludios radiosos (y a veces rabiosos, según cuadra a Strauss) sino también en el microscópico cuidado con que se realizó este compacto, hasta alcanzar un deslumbrante resultado. Damrau es, como todos sabemos, una brillante soprano de coloratura, pero su octava lírica es sólida, especialmente por la riqueza tímbrica, que alcanza anchura a fuerza de color y esmalte, además de un uso inteligentísimo de la vibración, que elude cualquier esfuerzo, siempre fuente de fealdades al emitirse. Los pasajes de su voz son de una total suavidad, que da homogeneidad a los registros y así puede subir y bajar sin defectos de paleta. Con este utillaje se mueve la artista, la intérprete, a partir de una dicción diamantina que puede hacer entendible cualquier palabra, cualquier sílaba, cualquier vocal, a cualquier altura de la notación. De allí al dominio del verso y, en consecuencia, de la frase, siempre montada en un canto impecable, hay un paso invisible. Así se explica que haya podido resolver compromisos dramáticos, intensos, desgarrados (Cecilia, Dedicación, Canción de las mujeres), pasando por otros opuestos compromisos de coruscante agilidad con endiabladas velocidades de vocalización y trinos encadenados (Amor) o sumirse en la estática contemplación interior (Mañana, Canción de cuna, Murmulla querido mirto) o volverse encantadoramente pueril (Jugueteos maternos, De mis niños). No faltan, como a cada rato en Strauss, abandonos voluptuosos y no menos voluptuosas melancolías. El encanto confidencial de estos instantes son especialidad de la casa. En fin: un desafío complejo y sabroso que Damrau ha ganado como cantante, como artista y como hechicera. 82 Blas Matamoro VERDI: Réquiem. BARBARA FRITTOLI, soprano; OLGA BORODINA, mezzo; MARIO ZEFFIRI, tenor; ILDAR ABDRAZAKOV, bajo. CORO Y SINFÓNICA DE CHICAGO. Director: RICCARDO MUTI. 2 CD CSO 901 1006 (Harmonia Mundi). 2009. 90’. DDD. N PN R iccardo Muti es, junto a Abbado, el más consumado maestro actual en la interpretación del Réquiem verdiano: por dominio del estilo, rigor, sentido dramático y ese especial sentido del canto verdiano, sin añadidos ni excesos teatrales. Pero nunca ha logrado en disco con esta monumental partitura dar por completo en la diana: en su primera versión discográfica (EMI, 1979) la gran respuesta de la Philharmonia estaba por encima de la flexibilidad del Ambrosian y la regularidad del cuarteto solista (Scotto, Baltsa, Luchetti y Nesterenko); ocho años después, con las masas de la Scala (EMI, 1987), la frialdad de Studer empañaba un buen equipo solista (Zajik, Pavarotti y Ramey) pero la toma sonora en directo, difusa y distante, deja mucho que desear. Ahora vuelve a la carga y alcanza un nivel sobresaliente al frente del Coro y la Orquesta Sinfónica de Chicago —la grabación, del propio sello de la orquesta, realizada en directo, es espectacular— logrando unos matices y unos detalles en la escritura orquestal y en la dinámica coral de gran belleza e impacto dramático. Cuenta con un notable cuarteto solista en el que convence por su dominio verdiano Barbara Frittoli, mientras que Olga Borodina e Ildar Abdrazakov lo hacen más por la calidad de la materia vocal, que por el rigor estilístico. Quien no está a la altura es el tenor Mario Zeffiri, voluntarioso, pero de medios en exceso livianos para su cometido. Javier Pérez Senz RECITALES Joyce Didonato ¡INCREÍBLE! JOYCE DIDONATO. Mezzosoprano. Diva/Divo. Páginas de Chérubin, Le nozze di Figaro, La clemenza di Tito, Il barbiere di Siviglia, Faust, La damnation de Faust, Roméo et Juliette, I Capuleti e i Montecchi, Cendrillon, La Cenerentola, Ariane y Ariadne auf Naxos. CORO Y ORQUESTA DE LA ÓPERA DE LYON. Director: KAZUSHI ONO. VIRGIN 641986 (EMI). 2010. 81’. DDD. N PN S ólo una artista de calidad (inteligente, versátil, dotada) como DiDonato puede plantearse un disco así: un tema operístico a través de una doble mirada, la compositiva y la de sus diversos protagonistas. De modo que nos propone, poniendo el primer ejemplo, el Fígaro de Beaumarchais por medio del Cherubino de Mozart y Massenet (en ese chispazo musical que es el Je suis gris!) y de la Susanna (un delicioso Deh, vieni non tardar), claro está, del mismo Mozart. Seguido por un abanico amplio de tesituras, personalidades, estilos y situaciones dramáticas. Juzgada a través de estos distintos prismas, la labor de la mezzo supera el posible examen con sobresaliente. Desde luego que los momentos de mayor lucimiento aparecen cuando se enfrenta con su repertorio de base: el rondó de Angelina y la lección de música de Rosina son dos modelos de cómo se puede cantar e interpretar hoy a Rossini. ¿Qué mezzo ha hecho unos trinos tan impecables como los suyos? Pero trátese de la sencillez de la cancioncilla del Siebel gounodiano o a la complejidad de la mozartiana Vitellia (el escabroso Non più di fiori con su necesaria exhibición de línea, con graves problemáticos y repentinos ascensos al agudo), la esencia de cada página está captada con acierto y su traducción se acopla al impecable concepto. Del Tito clemente la cantante incluye el Se mai senti spirarti sul volto de la ópera pre-reformista de Gluck, que al contrario que en Mozart es un aria y no un terceto, y cuya música el compositor bohemio trasladaría luego a Iphigénie en Tauride. Fragmento ya grabado por Bartoli, Kozena y Aris Christofellis, la ejecución de DiDonato no tiene que envidiar a ninguno de estos tres colegas. Por si hacía falta ofrecer muestras de otro tipo de canto, el patético, he ahí una soberbia lectura del lamento de la Ariadna massenetiana que, en escalofriante contraste, se ofrece junto a explosión de entusiasmo juvenil con el que el Compositor straussiano cierra el prólogo de la Ariadne auf Naxos. Nada más opuesto que la entrada en escena del Romeo de Bellini con el soliloquio del Principe Encantador de Massenet: una prueba expresiva para cualquier artista que, desde luego, supera con creces nuestra intérprete. La voz aparece siempre hermosa, perfectamente encuadrada en su tesitura de mezzo lírico-coloratura, sin fisuras, igualmente rotunda y firme en los tres registros. Kazushi Ono le ofrece un discreto pero firme apoyo orquestal. Todo ello y la originalidad del programa hacen, sin duda, de este disco uno de los mejores que se han publicado en estos últimos años. Fernando Fraga www.scherzo.es 262-DISCOS 22/3/11 13:29 Página 83 D D I SI CS O C O S S STRAUSS-VARIOS PLÁCIDO DOMINGO. Tenor. V!va Domingo. Obras de Verdi, Puccini, Bellini, Mozart, Haendel, Spontini, Meyerbeer, Massenet, Saint-Saëns, Wagner, Gounod, Ponchielli, Chaikovski, Bizet, Mascagni, Lehár, J. Strauss, Thomas, Guerrero, Moreno Torroba y canciones. SOLISTAS, ORQUESTAS Y DIRECTORES. 4 CD EMI 6 48757 2. 1970- 2002. 307’. ADD/DDD. R PE Tras su One Hundred Best Classics, ahora una entrega de mayores proporciones, de duración generosa, destinada a celebrar los setenta años de Domingo. Y como Sony (ex CBS y también RCA) o Universal tiene un buen y extenso catálogo para tal celebración, he aquí este cuádruple volumen, donde el tenor viene distribuido en diversos capítulos. Como tenor heroico (Radamès, Pollione, Otello, Samson…), intérprete romántico (Tamino, Des Grieux, cantante de zarzuela u opereta…), en significativos dúos de amor y amistad (con Scotto, Milnes, Zancanaro, Hampson, Voigt, Graham, etc., dos generaciones de intérpretes como mínimo) y en su faceta cancioneril. Más de treinta años de actividad discográfica y buen reflejo de las numerosas ocasiones en que el intérprete se refugió en un estudio de grabación. En consecuencia, un excelente recorrido a la carrera y una amplia posibilidad de disfrutar de la voz y del arte de Domingo. Aunque las clasificaciones arriba apuntadas podrían ser objeto de comentarios contrarios en cuanto a su distribución, la compilación de Tony Locastro se muestra bastante acertada, el trabajo literario de Stephen Jay-Taylor convenientemente significativo (con traducción castellana, por fin), con el añadido de una selección fotográfica acorde. La parte final del libro incluye la decisiva lista, por años, de sus debuts operísticos: de Borsa a, como barítono, Rigoletto y Neruda, de 1959 a 2010. ¡Impresionante! Oportunidad en la parte audio de disfrutar, aunque sea parcialmente, de algunas grabaciones importantes del tenor (el Don Carlo con Giulini, el juvenil Carlo VII con Levine, su Cavara- dossi con la gran Scotto, por ejemplo) junto a rarezas como el Wilhelm Meister de Thomas (sus dos conocidas arias) o el Licinio de Spontini, extraído del sustancioso disco Héroes romanos que en su momento (1989) no obtuvo la esperada difusión. Entre las canciones no está representado todo el elenco disponible, ya que éste fue registrado en otros sellos, pero hay hits tan asociables a Domingo como el de Granada o, en menor medida, Aquellos ojos verdes. Fernando Fraga CAMILLA NYLUND. Soprano. Transfiguration. Fragmentos de óperas de Wagner y Strauss. FILARMÓNICA DE TAMPERE. Director: HANNU LINTU. ONDINE ODE 1168-2 (Diverdi). 2010. 73’. DDD. N PN E mpezando por el principio, por lo principal, anótese el brillante desempeño de Lintu al frente de la orquesta. Obtiene una sonoridad suntuosa y clara, distinguiendo al Wagner más lírico del Strauss variable, entre la recatada orquestación de Ariadna en Naxos, el lirismo denso de Arabella y Dafne, y la tempestad final de Salomé. Su fraseo tiene arresto, constante tensión, sentido de la escena y el relato, en especial arropando los monólogos que rematan los destinos de Dafne y Salomé. En este caso, la densidad de la masa es servida con nervio delirante pero sin alterar la complejidad de una paleta virtuosística como lo es la straussiana. Nylund, a su lado, ofrece una aplicada corrección. Tiene una voz rica, de timbración homogénea y registros solventes, que se adelgaza líricamente para servir a Dafne y Arabella, desciende a un sólido grave con Siglinda y se atreve con los espinosos saltos y los variables humores de la princesa judía. Su emisión es segura y límpida, jugando con un agudo de ancha vibración que puede destemplarse y perder cuerpo, lo cual ella evita con inteligencia. Dice claramente, punteando su fraseo y permite al discurso fluir con cuidada musicalidad. No es una intérprete demasiado personal ni de garra intensa aunque su dignidad interpretativa merece un aprobado sin reservas. Blas Matamoro VARIOS DONAUESCHINGER MUSIKTAGE 2009. Vol. 1. Obras de Furrer, Jimmy López y Sciarrino. MARIO CAROLI, flauta; HELMUT VOGEL, recitador; CARL ROSMAN, clarinete; DIRK ROTHBRUST, percusión. SWR SINFONIE-ORCHESTER BADEN-BADEN UND FREIBURG. Director: BEAT FURRER. NEOS 11051 (Diverdi). 2009. 67’. SACD. N PN Primer volumen de la cosecha anual de Neos en torno de la programación del veterano festival de Donaueschingen, y con su habitual buen hacer interpretativo, las obras contenidas en este registro —todas ellas fechadas en 2009—, sin romper los moldes de la tradición posvanguardista, profundizan en algunos de sus logros y muestran el buen momento de la creación musical de nuestros días, ya desde la propuesta de Sciarrino, Libro notturno delle voci (2009), un extenso “concierto” para flauta y orquesta cuyos tres movimientos exploran tanto la espléndida sonoridad de la flauta de Mauro Caroli, a quien está dedicado, como la sutileza tímbrica tan propia del compositor italiano, que elude el peligro manierista en su exploración del magma de sonoridades graves del que emerge, en apariencia solipsista, el instrumento solista (In val d’abisso), en el reverbero de metales de Fauci dell’emozione y en la búsqueda de la dimensión melódica, como expansión del omnipresente material de breves glissandi, en el movimiento final (Mario Caroli e l’iridescenza di un Re). A vuelta con las relaciones entre música y palabra se afanan, por su parte, Beat Furrer (Apon) y el joven limeño, aunque formado en la finlandesa Academia Sibelius, Jimmy López (Incubus III); si aquél, sobre un texto del dramaturgo austríaco Händl Klaus, juega, al modo del Boulez de Pli selon pli, en su primera parte con la presencia del material lingüístico expreso en un ambiente tan enrarecido y discontinuo como poblado de súbitas exuberancias y, ya en la segunda, con su ausencia invocada mediante el uso de armonías derivadas del espectro armónico de la voz, éste dota a un poema de Paul Williams de una dimensión dramática de aliento cambiante —de la violenta imprecación de Cast al murmu- llo de Shadow, la agresividad de Waltz o el anticlímax moderado de Thrusting— y sugestivo mundo instrumental, modulado por la electrónica en vivo. Germán Gan Quesada ESPAÑA: GRANDES CONCIERTOS PARA GUITARRA. Obras de Rodrigo, CastelnuovoTedesco y Bacarisse. KARIN SCHAUPP, guitarra. CORO CANTILLATION. SINFÓNICA DE TASMANIA. Directores: BENJAMIN NORTHEY, PHILIP CHU. ABC 476 3627 (Distribuidor). 20062009. 69’. DDD. N PN S onidos hispanos producidos en tierras lejanas y todavía exóticas para muchos. Una joven y destacada guitarrista australiana, una orquesta y un coro asimismo australianos, un director de la misma procedencia y otro nacido en Hong Kong son los encargados de este excelente resultado de la cada vez más cotidiana globalización, de la que el arte ha sido siempre un adelantado. Cerramos los ojos, nos centramos exclusivamente en el sonido que nos llega en este CD y llegamos a la conclusión de que difícilmente podríamos acertar el origen de las interpretaciones que escuchamos. La música es universal y su lenguaje no es patrimonio de nadie o, más bien, es patrimonio de todos. Dos obras emblemáticas, Concierto de Aranjuez de Rodrigo y Concertino para guitarra y orquesta de Bacarisse, y una tercera basada en textos de García Lorca, Romancero gitano del italiano Castelnuovo-Tedesco, es el contenido del compacto que nos ocupa. El sonido de la formación orquestal es brillante y su toma potencia la idiosincracia de la guitarra. Las versiones resultan frescas y expansivas. Karin Schaupp demuestra sensibilidad y contribuye a la solemnidad y al sentimiento imprimidos por el director al famoso Adagio del Concierto de Rodrigo y a la Romanza del Concertino de Bacarisse con personal estilo. Y si en algún momento éste nos llama la atención, por ejemplo en el último movimiento (Rondó) del Concertino, enseguida se vuelve al carril acostumbrado. Sorprende asimismo la buena adecua- 83 262-DISCOS 22/3/11 13:29 Página 84 D D I SI CS O C O S S VARIOS ción a las maneras hispanas, traducidas por el florentino Castelnuevo-Tedesco, de un coro, el Cantillation, enteramente australiano y formado hace menos de diez años. José Guerrero Martín EL MANUSCRITO GUERRA. Vol. 1. ISABEL MONAR, soprano; MANUEL VILAS, arpa barroca. NAXOS 8.570135 (Ferysa). 2007. 51’. DDD. N PE 84 E l llamado Manuscrito Guerra a causa del apellido de su copista, se encuentra en la Biblioteca Xeral de la Universidad de Santiago y contiene un centenar de tonadas para voz y acompañamiento sin especificar. José Miguel de Guerra fue copista musical de la Capilla Real y aunque en este manuscrito omitió los nombres de los autores de las tonadas, algunas aparecen en otras fuentes y pertenecen a Juan Hidalgo, José Marín y otros compositores de tonos o tonadas, de modo que tal manuscrito parece ser una antología de la música de este tipo escrita en España durante la segunda mitad del siglo XVII, realizada con sumo cuidado para un desconocido destinatario. Nada cierto se sabe tampoco sobre las razones por las que el manuscrito llegó a Santiago, donde fue descubierto hace poco más de diez años. Manuel Vilas tiene con Naxos el proyecto de grabar en seis discos con distintas voces y acompañamientos la totalidad del manuscrito, proyecto que confiamos llegue a su fin. De momento ya tenemos este primer volumen y el segundo, que canta el barítono Juan Sancho, se encuentra en proceso de edición. Vilas ha transcrito los acompañamientos para su instrumento (arpa de dos órdenes), pues ésta o la guitarra eran los normalmente utilizados. Estupendo, pues es un soberbio instrumentista con amplia experiencia en estos repertorios. Recuérdese, por ejemplo, su disco con Marta Infante Tonos al arpa comentado en el número 229 de esta revista. En este primer volumen, grabado durante el Festival Via Stellæ de 2007, es la soprano valenciana Isabel Monar quien aporta su hermosa voz a los catorce tonos incluidos en él. Juan Hidalgo es el compositor con mayor representación, con varias tonadas Sandrine Piau, Marie-Nicole Lemieux, Cuarteto Diotima PERCIBO OTROS CANTOS VIENESES EL CUARTETO Y LA VOZ. Obras de Schoenberg, Webern y Berg. SANDRINE PIAU, soprano; MARIE-NICOLE LEMIEUX, contralto. CUARTETO DIOTIMA. NAÏVE V 5240 (Diverdi). 2010. 64’. DDD. N PN Este monográfico de la trinidad vienesa (falta, como suele ser habitual, el primero, que no cuarto, Zemlinsky) toma como excusa y título el encuentro entre literatura para cuarteto de cuerda y línea vocal. El Op. 10 de Schoenberg, con sus dos poemas de Stefan George, es el paradigma. La Suite lírica de Berg, con su parte vocal para el Largo desolato, es un descubrimiento reciente. La bagatela marcada Langsam no formó parte del Op. 9 de Webern, y llevaba voz. Desde luego, en estas tres obras, si miramos hacia atrás, se siente “la atmósfera de otro planeta”, como dice el segundo de los poemas de George para el Op. 10. Mas se trata de obras lejanas entre sí. Webern es muy radical en su Op. 9 de 1913 (maestro y discípulos se apoyan mutuamente, porque, si no, nadie lo hará). Schoenberg es todavía esencialmente tonal en el Cuarteto de 1908. Berg ya es serial en la Suite lírica de 1926. ¡Cuántas cosas no han sucedido entre aquellas dos obras de Schoenberg y Webern y ésta del ya aplaudiprocedentes de zarzuelas, pero todo el disco es una delicia. Añádase la buena calidad de la grabación y el precio de Naxos, para hacerlo totalmente recomendable, especialmente a oyentes interesados en el patrimonio musical de España. José Luis Fernández REFORMA Y CONTRARREFORMA. Recorrido por la música religiosa de Lutero a Bach. Texto de JÉRÔME LEJEUNE. VOX LUMINIS Y OTROS MUCHOS INTÉRPRETES. 8 CD RICERCAR RIC 101 [+ Libro] (Diverdi). 2010. 622’. DDD. N PN Tras la publicación de su Guía de instrumentos antiguos el sello belga Ricercar acomete ahora otro libro-disco siguiendo las mismas pautas editoriales: libro de unas doscientas páginas ocu- do Alban Berg de 40 años! El Cuarteto Diotima se llama así por una obra de Nono, no por Platón, ni por Hölderlin, ni por El hombre sin atributos. Y tienen su razón de ser en virtud del repertorio en que se arriesgan. Y se arriesgan mucho. Todo eso condiciona su lectura de los tres vieneses, que es rigurosa, nada verbal. El corazón del disco está ocupado por las fugacísimas e intensas Bagatelas op. 9 de Webern, que aquí son siete, puesto que se les añade la bagatela con voz que el Cuarteto Juilliard y Adele Addison dieron a conocer en 1964. Y se diría que lo estricto, y lo breve, y lo penetrante de estas Bagatelas forman un solo criterio que informa todo el disco, aunque la frase, el alcance, el aliento de las piezas de Schoenberg y Berg sean muy distintos, más extensos, por decirlo con una sola palabra. Hay una gran autenticidad en ese enfoque. Escuchen el Op. 9 un par de veces, tres veces, son apenas cinco minutos incluido el Langsam. Y luego acudan a los otros dos cuartetos. Percibirán mejor esa intensidad dolorosa, esa poética de pasión contenida del Cuarteto Diotima. Suena muy distinta la voz de Sandrine Piau en este repertorio. Aunque es exquisita, como siempre, al cantar a George y a Schoenberg la imapadas por un texto de Jérôme Lejeune en cuatro idiomas y caja de ocho cedés con la apariencia de otro libro de dimensiones semejantes, ambos encuadernados con formato libro de excelente diseño que lo hace duradero y muy manejable. Francés, holandés, alemán e inglés son los cuatro idiomas incluidos pero, como el caso de la otra edición citada, la distribuidora Diverdi ofrece la posibilidad de descargar desde su web en pdf una muy buena traducción española del texto de Lejeune. Con este complemento, el continente es inmejorable. También es difícilmente mejorable la calidad interpretativa de las obras o fragmentos musicales seleccionados pues, además ginamos en Erwartung, obra poco posterior, pero de una estilización expresionista más pronunciada aún, con su construcción compleja de personaje, su canto variable, cuya base está precisamente aquí, en el Cuarteto op. 10, y también en las canciones de los Jardines colgantes. Y nos la imaginamos a sus anchas. Su intervención aquí nos da derecho a esperarlo así. ¿Ha cantado Sandrine Piau la mujer de Erwartung? Hay más posibilidad de lucimiento (por decirlo así) de la contralto Marie-Nicole Lemieux en el baudelaireano De profundis de Berg que en la bagatela vocal. Es muy obvio. Escuchen bien esa pista final, escuchen cómo el Diotima le prepara a Lemieux, con dramatismo y con suspense, su discurso hondo; hondo, no sólo en tesitura. Un disco de enorme interés, muy bello y también excitante. Santiago Martín Bermúdez de los que se han tomado de la propia editora que cuenta con conjuntos como Ricercar Consort, La Fenice, Capilla Flamenca y otros varios de primera fila, ha obtenido licencia de otras editoras como Gimell, Harmonia Mundi o Alpha para completar con grabaciones de grupos como The Tallis Scholars, Collegium Vocale Gent, L’Arpeggiata y otros de semejante nivel el contenido de los ocho discos, que comienzan con obras del propio Lutero y alguno de sus compañeros reformadores grabadas por primera vez por el conjunto Vox Luminis para esta edición, que así puede empezar por donde debe de hacerlo. Distinta cosa es cómo continúa, pues el peso de la Reforma tanto en el análisis histórico como en el contenido musical es muy superior al de la Contrarreforma, de 6, 5 sobre 1, 5 más o menos. La influencia de la pri- 262-DISCOS 22/3/11 13:29 Página 85 D D I SI CS O C O S S VARIOS mera en Alemania, Francia, Inglaterra, Países Nórdicos y Países Bajos tiene su representación musical desde Lutero hasta Bach, mientras que Italia, en el otro bando, con un peso en la música europea durante toda esa época que es innecesario comentar, ni se aproxima. No digamos la nación llamada “luz de Trento, martillo de herejes, espada de Roma…” con una representación tan ridícula que haría a Don Marcelino removerse en su tumba. Un poquito de un tal Thomás de Vittoria (tal cual), Guerrero y Mateo Romero, que casualmente nació en Gante, es todo. Que para muchos europeos España no parece pintar nada serio en Europa, no es nuevo y se manifiesta constantemente. Más equilibrado hubiera sido dedicar la publicación solamente a la Reforma y se hubiera evitado así el único comentario negativo que puede hacerse a la edición. En fin, aunque no tan conseguido como la Guía de instrumentos antiguos, este segundo libro-disco de Ricercar es otro excelente producto y un buen objeto de regalo, sobre todo si el destinatario es ferviente luterano y poco conocedor de la historia en general y la de la música en particular. José Luis Fernández VANGUARDIA MUSICAL RUSA. Obras de Denisov, Gubaidulina y Schnittke. OLEG KAGAN, violín. SINFÓNICA DEL MINISTERIO DE CULTURA DE LA URSS. Director: GENNADI ROZHDESTVENSKI. MELODIYA MEL 10 01724 (Diverdi). 1982. 78’. ADD. R PN Atención a la fecha y lugar de grabación: abril de 1982, Conservatorio de Moscú. Los últimos meses de la vida de Leonid Brezhniev. Le sucederá Andropov. Andropov, represor de la rebelión húngara de 1956 y al que se le pretende endosar el intento de asesinato del papa polaco, fue aperturista porque lo contrario era la ruina. En música, la cosa había empezado antes. Este concierto, por ejemplo. Denisov, Gubaidulina y Schnittke bajo el lema de Vanguardia rusa. Caramba. Sí, eran vanguardia a su manera. Pero, sobre todo, eran músicos molestos y, más que nada, permanentemente molestados, frustrados y vigilados por el aparato del par- Adrian Boult HISTÓRICO Y AFECTIVO SIR ADRIAN BOULT Y LA ORQUESTA FILARMÓNICA DE LONDRES. Las grabaciones E l valor de este álbum es documental, histórico y afectivo o, mejor aún, las tres cosas juntas. El protagonista es un gran director de orquesta a menudo infravalorado, que trabajó muchos años, que aportó mucho a la correcta realización de algunos de los grandes compositores ingleses del siglo XX y que, por encima de todo, era un excelente músico. Las grabaciones que aquí se recogen provienen de las realizadas, en 1956, por los ingleses de Nixa para el sello norteamericano Westminster y todas han aparecido previamente en disco compacto bajo sellos diversos —difícilmente encontrables—, transferidas entonces desde los LP y ahora en casi todos los casos desde las matrices originales. Por razones contractuales, la orquesta que figuraba en los mismos se llamaba Philharmonic Promenade Orchestra pero era, en realidad, la Filarmónica de Londres —así se llamó ya en las reediciones en los LP de la serie Golden Guinea de Pye—, de la que a la sazón Boult era titular. La grabación se hizo en estéreo, con dos micrófonos, uno en medio de los primeros violines y otro de los violonchelos. El triple álbum reúne obras de Britten —Cuatro interludios marinos de “Peter Grimes”, Guía de orquesta para jóvenes con el propio Boult como narrador— Elgar —Sinfonía nº 2, Falstaff y Obertura Cockaigne—, Rossini en arreglo de Britten — Soirées y Matinée musicales— y Walton —Primera Sinfonía. Al margen de lo sorprendente que resulta la buena calidad del sonido después de más de cincuenta años, lo más interesante aquí es comprobar lo estupendo director que era Boult, su interesante acercamiento a Britten, con quien le asociamos poco, su magnífica comprensión de la nobleza elgariana —esta Segunda es la tido. Eran indeseables y se lo hicieron notar. Les hicieron la vida imposible durante años. Hasta que en la cúspide se comprendió que era una tontería perseguir músicos. Y directores influyentes e inquietos como ese artistazo que es Rozhdestvenski consiguieron que hubiera programas como éste, discos como éste. No hace ni 30 años. Es una pena que la obra de Denisov, Pintura para orquesta sinfónica, espléndida, sugerente, sea tan breve, apenas diez minutos. Queremos más Denisov. Es conocido el concierto para violín llamado Offertorium, de la tártara Gubaidulina, a cuya obra tenemos bastante amor en estas páginas. Este Offertorium nos suena hoy como una obra todavía atrevida, arriesgada, bella en su rechinar. Y, más que nada, una obra maestra amplia y generosa, dramática, secuencia y relato. Por esa obra se pasea Johann Sebastian, el del tema de Federico el Grande para la Ofrenda; y no de incógnito, sino como introductor de estridencias. Poética de la estridencia, podríamos decir. Pero esa estridencia cede, como si se tratara de Shostakovich (aunque con otra sonoridad), cuando un lirismo desolado se impone en el discurso. El recital concluye con una serie de números que constituyen el Censo de Schnittke. Es otro mundo. Schnittke conoce aquí tanto a Stravinski como a Lenny Bernstein y la importancia de la música ligera en el desenvolvimiento de la culta. Y de las citas, homenajes y distorsiones de la memoria musical inmediata. El humor estaba ausente en Gubaidulina, y aquí en cambio está en todas partes. Este censo es en realidad un censo de personajes de Nikolai Gogol. Por aquí desfilan números como La infancia de Chichikov, el protagonista de Almas muertas. O unos numeritos ligeros llamados El retrato o El capote. Y esa ligereza tiene, en la suite, una consistencia que la convierte en una auténtica obra de arte. La lista de Schnittke termina con campanas, nada más lógico tratándose de una pieza rusa. Pero si el disco termina con el Censo, se cierra con 40 minutos, una Marcha compuesta por los tres compositores, a modo de saludo, despedida, cierre, estereo nixa-westminster, vol. 1. Obras de Britten, Elgar, Rossini-Britten y Walton. FIRST HAND FHR06 (Harmonia Mundi). 1956. 230’. ADD. H PN primera de las tres que llevó al disco, las otras dos para EMI y Lyrita— y su inteligente lectura de una Primera de Walton que sabe volverse sobre sí misma, hacerse preguntas. Naturalmente, hay versiones de estas obras que nos pueden interesar más, así por ejemplo, los Interludios marinos de Bernstein o la Primera de Walton de Horenstein, pero su Elgar es difícilmente superable salvo por él mismo —sin embargo la Cockaigne de Barbirolli es mejor que la suya. Plenamente recomendable para los interesados en el asunto, es decir, en Boult, en los ingleses y en el mundo de la fonografía. Claire Vaquero Williams agradecimiento o humorada. Qué más da. El excelente director Gennadi Rozhdestvenski ha sido trascendental en la música rusa. Su espíritu libre, independiente, y aun así prudente y nada demostrativo, indica que lo ruso no siempre es esclavo o esclavizador. Aquí dirige con ese rigor, esa alegría y ese entusiasmo que siempre le han caracterizado. Hasta hoy mismo. No hace falta verlo, nos imaginamos su sonrisa, su calva, sus gestos, su simpatía. Y escuchamos los extraordinarios efectos de su batuta sobre esta música que, sea o no vanguardia, sigue siendo hoy música de una modernidad incuestionable. Santiago Martín Bermúdez 85 262-DISCOS 22/3/11 13:29 Página 86 D V I SD C O S D 86 DONIZETTI: CRÍTICAS de la A a la Z D V D DONIZETTI-VARIOS Lucia di Lammermoor. STEFANIA BONFADELLI (Lucia), MARCELO ÁLVAREZ (Edgardo), ROBERTO FRONTALI (Enrico), MIRCO PALAZZI (Raimondo). CORO Y ORQUESTA DEL TEATRO CARLO FELICE DE GÉNOVA. Director musical: PATRICK FOURNILLIER. Director de escena: GRAHAM VICK. Director de vídeo: ANDREA DORIGO. ARTHAUS 107 215 (Ferysa). 2003. 145’. R PN De nuevo se trata de reedición, pues viene de TDK. El romanticismo estilizado del montaje de Vick, representado sobre todo por la comparecencia de una luna que domina el tinglado en medio de aquellos elementos, los mínimos, que le sirven para caracterizar cada escenario. Ha tenido su buena trayectoria por bastantes teatros desde su estreno en el Maggio Fiorentino de 1996 (y después de esta representación genovesa), lo cual supone un sólido aval para una idea sugestiva y respetuosa de una acción que viene narrada con claridad y frescura, a falta de otras cualidades, por ejemplo un mayor realismo o una ostentación escénica más llamativa. En medio de ella, sus protagonistas aportan un toque más convencional, lo que trae consigo una acertada mezcla de tradición y modernidad. Bonfadelli realiza el necesario juego virtuoso y expresivo, con la voz rica, extensa y sonora, añadiendo una hermosa presencia, un tanto inquietante a veces, que se enriquece con su entregada actuación. Componiendo con ella una pareja muy creíble, Álvarez da autenticidad al héroe romántico que es Edgardo: voz de una belleza apabullante, variedad de matices, una suma de pasión acompañada por el inexcusable lirismo, en un fraseo que ya parece típico del artista por la inteligencia del planteo, la proyección y esa astucia en destacar de repente una palabra básica dentro del discurso. En la escena final, ya que ello se lo permite, está especialmente brillante. Frontali saca adelante un aceptable Enrico, ya que el papel está más acorde con sus posibilidades que otros de mayor entidad con los que se mide, y por su parte Palazzi, da cuerpo y vida a Raimondo, a pesar del aspecto a menudo demasiado juvenil del cantante. El resto sin aparentes objeciones, dentro de la mejor y más italiana de las rutinas: Cristiano Olivieri (Arturo), Maria Castelli (Alisa) y Giovanni Maini (Nor- mando). Fournillier destaca la presencia de la orquesta, dando color a cada cuadro y en perfecta consonancia con los solistas: he aquí un excelente director operístico. Fernando Fraga PUCCINI: La fanciulla del West. EVA-MARIA WESTBROEK (Minnie), LUCIO GALLO, (Rance), ZORAN TODOROVICH, (Johnson). CORO DE LA ÓPERA HOLANDESA. FILARMÓNICA DE HOLANDA. Director musical: CARLO RIZZI. Director de escena: NIKOLAUS LEHNHOFF. Escenografía: RAYMUND BAUER. Director de vídeo: MISIEL VERMEILEN. OPUS ARTE OA 1039 D (Ferysa). 2009. 160’. N PN P or fin, una puesta en escena audaz, traspuesta de época y con un final irónico y brillante, que no fastidia la acción y resulta teatralmente funcional. Lehnhoff trae la pieza a nuestros días, con unos californianos vestidos de cuero y una Minnie resuelta a conservar su virginidad, su liderato y su reserva ante el amor, que le viene por parte de un bandido, un duro que cae herido a sus pies y al cual ella protege. El final feliz, como otros puntos de ironía destinados a señalar los disparates de la historia, es de comedia musical, con indumentos de gala, escalinata iluminada y la Metro con su león al fondo. El segundo acto es una gozada en cuanto a dirección de actores, todo ello en una roulotte tapizada y acolchada de rosa-bombón, señalando el costado cursi de la protagonista. Westbroek está inmensa en su difícil prestación. Fuerte de presencia, desgarrada en lo dramático (baste observarla en la partida de póker con Rance), finamente sentimental cuando se enamora, soberana de registros en lo vocal, limpia de dicción italiana. Todorovich empieza con sus medios algo fríos pero crece a medida que avanzan las acciones y se impone por su desenvoltura escénica y su contundencia vocal. Gallo pelea con su personaje y cae derrotado. El resto del inmenso elenco, de pareja eficacia, está sostenido por una lectura vibrante y colorida de esta partitura que cuenta con una labor de instrumentación de las mejores que supo facturar Puccini. Blas Matamoro PUCCINI: Madama Butterfly. FIORENZA CEDOLINS (Cio-Cio-San), FRANCESCA FRANCI (Suzuki), MARCELLO GIORDANI (Pinkerton), JUAN PONS (Sharpless). CORO Y ORQUESTA DE LA ARENA DE VERONA. Director musical: DANIEL OREN. Director de escena: FRANCO ZEFFIRELLI. Director de vídeo: GEORGE BLUME. ARTHAUS 107 179 (Ferysa). 2004. 142’. R PN Esta grabación procedente de la Arena de Verona de 2004 ya fue comentada en el número de SCHERZO de septiembre de 2006 y coincido básicamente con su contenido. Franco Zeffirelli es un gran director de escena, con una sensibilidad a flor de piel, y es consciente de que el escenario es demasiado grande para el carácter algo intimista de la obra, pero de forma inteligente monta la casa en medio de una gran montaña, lo que permite abrir o cerrar la acción según convenga, con ese enfoque algo kitsch que ha ido adquiriendo con los años, pero siempre con muy buen gusto y respeto al autor. Un punto débil es el movimiento de las masas, que no es fácil en ese entorno, pero falta algo de agilidad e integración. La dirección musical de Daniel Oren sabe destacar la melodía pucciniana y la fuerza dramática con buen estilo. La Cio-Cio-San de Fiorenza Cedolins tiene carácter, con una voz amplia y redonda en el centro, con un grave suficiente y un agudo que aunque a veces pierde algo de intensidad, es seguro y lo más importante es su concepción del personaje, al que dota del amor y entrega necesario. Marcelo Giordani es un tenor valiente, seguro, aunque algo frío y distante y Juan Pons es el cantante siempre seguro, que sabe dar al cónsul la elegancia necesaria y también su carácter previsor, con un fraseo muy medido, como se demuestra en el dúo del segundo acto. Albert Vilardell 262-DISCOS 22/3/11 13:29 Página 87 D V D DONIZETTI-VARIOS VERDI: Falstaff. RUGGERO RAIMONDI (Falstaff), LUCA SALSI (Ford), TIBERIUS SIMU (Fenton), GREGORY BONFATTI (Dr. Cajus), PIETRO PICONE (Bardolfo), LUCIANO MONTANARO (Pistola), VIRGINIA TOLA (Alice), SABINA PUÉRTOLAS (Nannetta), CINZIA DI MOLA (Mrs. Quickly), LILIANA MATTEI (Mrs. Page). CORO Y ORQUESTA DE LA OPÉRA ROYAL DE WALLONIE. Director musical: PAOLO ARRIVABENI. Director de escena: STEFANO PODA. Director de vídeo: MATTEO RICCHETTI. DYNAMIC 33649 (Diverdi). 2009. 129’. N PN Stefano Poda siempre ha tenido una enorme fantasía y ha sabido buscar segundos y terceros sentidos en los argumentos y claves de las óperas más variadas, buscando en todo momento un esteticismo creativo. Lo ha hecho en esta delirante función de la Ópera de Valonia. Pero para nosotros en este caso ha errado el tiro pues no encontramos con una puesta en escena que desvirtúa el contenido satírico de la obra y que se aleja constantemente de las pautas shakespeareanas, que son, a la postre, las de Boito y Verdi. Todo sucede en un inconcreto limbo de tonalidades blanquecinas, en el que pulula un angelito bienhechor, con numerosas proyecciones que persiguen apuntar una singular simbología y plantear desde un rebuscado intelectualismo el sentido de la trama. Aunque justo es reconocer que el regista sabe hallar a veces ocultos lazos entre el movimiento, que tiene a veces algo de coreográfico, y la regocijante música. Lo que se nos escapa por completo es el motivo de las proyecciones de imágenes de guerra, con tanques y bombardeos, mientras se desarrolla la fuga final: Tutto nel mondo è burla. Arrivabeni dirige con oficio, impulso y relativa pulcritud a una orquesta poco fina, de sonoridad ruda y afinación dudosa. En cuanto a los intérpretes vocales, el protagonista, Ruggero Raimondi, ofrece su visión monolítica del personaje, con una voz ya lógicamente en muy mal estado, escasa de timbre, brutta de emisión, inexacta de entonación. Su fraseo carece de variedad, de claroscuros y abundan los sonidos abiertos, que se mezclan con los entubados y con los espurios apoyos nasales. Pero es actor eficaz y de contagioso entusiasmo. De los demás nos quedamos con la gracia, el estilo, la belleza tímbrica y la exquisitez de la Nannetta de nuestra compatriota Sabina Puértolas. Nada más que destacar. Una representación que no pasará verdaderamente a la historia. Arturo Reverter VARIOS Christopher Nupen VIDAS LARGAS RECITALES HERZ. ALFREDO KRAUS. Tenor. Recital de Tokio de 1996. Obras de Scarlatti, Gluck, Massenet, Ruiz de Luna, Obradors, Sorozábal, Donizetti, Cilea y Serrano. EMIKO SUGA, soprano; EDELMIRO ARNALTES, piano; ASIER POLO, violonchelo. DYNAMIC 33606 (Diverdi). 1996. 54’. N PN L a duración de la carrera de un cantante está en función de sus medios vocales, pero muy especialmente de su inteligencia para conseguir una técnica segura y ser muy preciso en la elección del repertorio. Que un cantante de sesenta y nueve años, después de cuarenta años de carrera, pueda alcanzar el nivel que consigue Kraus en este recital en Tokio, sólo está al alcance de los elegidos. La voz mantiene bastante de la redondez de siempre, el fiato, por la evolución del tiempo, necesita frases más cortas, pero ello no impide el fraseo preciosista que surge de cada pieza. La primera parte está integrada por el mundo melódico, con piezas de Alejandro Scarlatti, llenas de sutileza, Gluck, con pasión contenida, Ruiz de Luna, muy descriptivo y Obradors, muy contrastadas. La segunda parte está dedicada a la ópera y zarzuela, con páginas tan emblemáticas como La tabernera del puerto, cantada con amor y pasión, Werther, donde sufre el dolor de una forma lacerante, el dúo de Lucia de Lammermoor, apasionado y dolido, junto a una correcta Emiko Suga, L’arlesiana, de Cilea, de una melancolía detallista, o la brillantez con que termina con la Jota de El trust de los tenorios. Está acompañado por el siempre efectivo Edelmiro Arnaltes, y también por la brillantez y sutileza de Asier Polo, al violonchelo. Albert Vilardell THE WONDER AND GRACE OF ALICE SOMMER Un film de CHRISTOPHER NUPEN. ALLEGRO FILMS A 11CN D (Ferysa). 2009. 54’. N PN Para festejar los 106 años de Alice Sommer Herz, Christopher Nupen montó la película que filmó cuando la pianista checa tenía 98 años. Y vuelven las mismas preguntas nacidas con cada página de su biografía Un jardín del edén en el infierno, varias preguntas, o la misma pregunta que se hace más precisa con cada imagen del DVD: ¿cómo es posible? ¿cómo puede uno, una en este caso, vivir tanto tiempo? ¿cómo puede vivir tanto tiempo conservando una cabeza en pleno funcionamiento? ¿cómo puede una persona vivir conservando una cabeza en pleno funcionamiento y los dedos para seguir tocando el piano? ¿cómo puede vivir conservando una cabeza en pleno funcionamiento y los dedos para seguir tocando el piano, y tener ganas de hacerlo —vivir y tocar— tras haber pasado por el infierno de los campos de la muerte? Algunos supervivientes de los campos de exterminio dijeron que el deseo de atestiguar fue más fuerte que la muerte. Pero Alice Sommer no quiere contar lo que pasó en Theresienstadt (hasta el punto de no querer ver/recordar los dos hornos que funcionaban cuando los inspectores de la Cruz Roja y los “observadores” no visitaban la ciudad); no quiere atestiguar. Unos pocos comentarios: cuando ella iba a ser deportada con su familia (su vecino nazi: “le deseo lo mejor, vuelva pronto y con buena salud para deleitarnos con su música”), cuando su marido fue deportado de Theresienstadt para ser asesinado (Alice no emplea esta palabra) en otro campo… Y cuando cuenta, Alice habla, sin quejarse, del terrible frío durante los conciertos en Theresienstadt, la emoción de su hijo cantando en la ópera Brundibar, la importancia de la música y de las relaciones que brotan al tocar juntos… Tampoco —o muy poco— quiere analizar: Hitler era un loco (durante los juicios, se argumentó que el ser humano cuerdo es, efectivamente, capaz de tanta maldad, y por ello se necesitan leyes) y la inteligenzia alemana (dice ella) le siguió ¡porque tenía hambre! Es acaso el humor checo… Alice deja pues a otros (que filmó Lanzman) la tarea de contar lo que no puede ser contado, pero deja su receta para la vida larga (y tan bella, dice ella): la total ausencia de odio y el amor absoluto por la música. Anonadado, perturbado, la veo, la escucho… (Alice no intenta convencer; no se escucha hablar; no domina al hipotético oyente) luego, Alice toca el primer movimiento de la Sonata “Claro de luna”, y es el mismo tono, no muestra ni asombro ni respeto obsequioso hacia el compositor (un genio, dice ella), no toca para ganar un premio, para triunfar, sino con pudor… la música de Beethoven se hace (o es así) dulce, ligeramente velada, con unos acentos matizados — felizmente— casi apagados o lentificados… es una voz maternal, o la voz de una cultura, esa cultura que, se dice, hubo en esta parte del mundo y en esta época, y uno estaría a punto de creer que puede existir eso… ¿cómo llamarlo? belleza, bondad… Pierre Élie Mamou 87 262-DISCOS 22/3/11 13:29 Página 88 ÍNDICE ÍNDICE DE DISCOS CRITICADOS Archivos de Sviatoslav Richter. Obras de Brahms, Beethoven y Saint-Saëns. Doremi.. 61 Bach: Arte de la fuga. Lifschitz. Orfeo. . . . . . . . 62 — Clave bien temperado. Gieseking. Newton. . 62 — Sonatas para viola da gamba. Pandolfo/Hünninger. Glossa. . . . . . 63 Bach, J. C. F.: Sinfonías. Schuldt-Jensen. Naxos.63 Bartók: Conciertos para violín. Steinbacher/ Janowski. Pentatone.. 63 Beamish: Concierto para viola 2. Zimmermann/ Rudner. BIS. . . . . . . . 63 Beethoven: Sinfonías 4, 6. Fischer. Channel. . . . 64 — Sonatas para violín, vols. 3-4. Kurosaki/ Nicholson. Accent. . . 64 — Variaciones Diabelli. Cooper. Channel. . . . 64 Berio: Sequenzas 2, 7. Berberian/Juilliard Ensemble. Newton.. . 65 Brahms: Concierto para violín. Faust/Harding. H. Mundi. . . . . . . . . . . . 65 — Sonatas para piano 1, 2. Melnikov. H. Mundi.. . 65 Braunfels: Vogel. Rancatore, Jovanovich, Tappan/Conlon. Arthaus. 59 Britten: Cuarteto 2. Emperor. BIS. . . . . . . 66 Buxtehude: Música de cámara, vol. 1. Manson/Koopman. Challenge. . . . . . . . . . . . . . . 65 Cage: ASLSP. Liebner. Neos. . . . . . . . . . . . . 66 — One. Liebner. Neos. 66 Chaikovski: Sinfonía 6. Nelsons. Orfeo.. . . . . 66 — Sinfonías. Markevich. Newton. . . . . . . . . . . 67 Charpentier: Salmos y Motetes. Daucé. ZigZag. . . . . . . . . . . . . . 67 Chopin: Nocturnos. Goerner. Wigmore Hall. . . 67 — Nocturnos. Varios. . 56 — Obra completa con 88 instrumentos históricos. Varios. NIF.. . . . . . . . 58 Cuarteto y la voz. Obras de Schoenberg, Webern y Berg. Piau/Diotima. Naïve.. . . . . . . . . . . . 82 David: Conciertos para violín 4, 5. Shaham/ Brabbins. Hyperion. . 67 Didonato, Joyce. Mezzo. Diva/Divo. Virgin.. . . 80 Domingo, Plácido. Tenor. V!va Domingo. EMI. . 81 Donaueschinger Musiktage 2009. Obras de Furrer, Jimmy López y Sciarrino. Furrer. Neos.. . . . . . . . 81 Donizetti: Lucia di Lammermoor. Bonfadelli, Álvarez, Frontali/Fournillier. Arthaus. . . . . . . 84 Dúo Vital: Sinfonía. Temes. Verso. . . . . . . 68 Durosoir: Jouvence. Calliopée. Alpha. . . . 68 Dvorák: Cuartetos 12, 13. Pavel Haas. Supraphon.. . . . . . . . . . . . 68 — Rusalka. Martínez, Jovanovich, Schelomianski/Belohlávek. Glyndebourne. . . . . . 69 Einem: Concierto para piano. Lifschitz/Meister. Orfeo. . . . . . . . . . . . . 68 España. Obras de Rodrigo, Castelnuovo-Tedesco y Bacarisse. Schaupp/ Northey. ABC. . . . . . 81 Foerster: Cuartetos. Stamic. Supraphon. . . . . 70 Goetz: Concierto para piano. Milne/Dworzynski. Hyperion.. . . . . . . 70 Graupner: Oratorio de Navidad. Dieltiens, Scholl, Blum/Heyerick. Ricercar. . . . . . . . . . . 70 Guinjoan: Sinfonías 2, 3. Martínez Izquierdo. Tritó. . . . . . . . . . . . . . . . 70 Haendel: Música acuática. Minkowski. Naïve.. . . . . . . . . . . . 71 Haydn: Canciones y cantatas. Kirkby/Hadjimarkos. Brilliant.. . . . . . . 71 Katchen, Julius. Pianista. Obras de Bach y Beethoven. Doremi. . . . . 61 Korngold: Concierto para violín. Gluzman/Järvi. BIS. . . . . . . . . . . . . . . 72 Kraus, Alfredo. Tenor. Recital de Tokio de 1996. Dynamic. . . . . 85 Lachenmann: Accanto. Gottwald. Wergo. . . . 72 Mahler: Sinfonía 9. Saraste. Profil. . . . . . . . . . . 72 Manuscrito Guerra. Monar/Vilas Naxos. . 82 Marais: La voz de la viola. La Bellemont. Brilliant. . . . . . . . . . . . . 73 Lo mejor de los clásicos checos. Obras de Smetana, Dvorák y otros. Skampa/Panocha. Saupraphon. . . . . . . . . . . 60 Mendelssohn: Canciones y dúos. Broderick, Grevelius/Asti. Hyperion. 73 Monteverdi: Vespro. Gini. Dynamic. . . . . . . . . . 73 Mozart: Cuartetos 4, 17, 22. Jerusalén. H. Mundi. . . . . . . . . . . . . . . 74 — Clemencia de Tito. Schade, Kasarova, Garanca/Harnoncourt. Arthaus. . . . . . . . . . . 60 — Sonatas para piano y violín. Haebler/Szeryng. Newton. . . . . . . . . . . 73 Nikolaieva, Tatiana. Pianista. Obras de Shostakovich y Chaikovski. Doremi. . . . . . . . . . . 61 Nylund, Camilla. Soprano. Transfiguration. Ondine. . . . . . . . . . . 81 Panisello: Estudios. Vassilakis. Neos. . . . . . . . . 74 Pfitzner: Lieder orquestales. Begemann/Tausk. CPO.. . . . . . . . . . . . . 74 Posadas: Oscuro abismo. Roth. Kairos. . . . . . . . 75 Puccini: Fanciulla del West. Westbroek, Gallo, Todorovich/Rizzi. Opus Arte. . . . . . . . . . . . . . 84 — Madama Butterfly. Cedolins, Franci, Giordani/Oren. Arthaus. . 84 Purcell: O solitude. Scholl/Montanari. Decca. . . . . . . . . . . . . . . 76 Rachmaninov: Concierto para piano 2. Wang/ Abbado. DG. . . . . . . 76 Raphael: Concierto para violín 2. Raphael/Rotter. CPO.. . . . . . . . . . . . . 75 Ravel: Daphnis et Chloé. Gergiev. LSO. . . . . . . 76 Reforma y Contrarreforma. Obras de Lutero y Bach. Ricercar. . . . . . 82 Rueda: Cuartetos. KNM Berlín. Kairos. . . . . . . 77 Scarlatti: 18 Sonatas. Tharaud. Virgin. . . . . 77 Schmidt: Variaciones. Becker/Oue. CPO. . . 77 Schubert: Sinfonías. Nikolic. Pentatone.. . . . . . 78 Schumann: Quinteto. Le Sage e. a. Alpha. . . . . 78 Shchedrin: Ángel sellado. Sirmais. Wergo. . . . . 78 — Gaviota. Lazarev. Melodiya. . . . . . . . . . 78 Shostakovich: Sinfonías 2, 11. Gergiev. Mariinsky. 79 Sibelius: Música coral. YL. BIS. . . . . . . . . . . . . . . 79 Sir Adrian Boult y la Orquesta Filarmónica de Londres. Las grabaciones estereo. First Hand. . . . . . . . . . . . . 83 Stenhammar: Serenata, Koivula. Naxos. . . . . 79 Strauss: Poesía. Damrau/ Thielemann. Virgin. . 79 Vanguardia musical rusa. Obras de Denisov, Gubaidulina y Schnittke. Kagan/Rozhdestvenski. Melodiya. . . . . . . . . . 83 Verdi: Falstaff. Raimondi, Salsi, Simu/Arrivabeni. Dynamic. . . . . . . . . . 85 — Réquiem. Frittoli, Borodina, Zeffiri/Muti. CSO.. . . . . . . . . . . . . 80 Wonder and grace of Alice Sommer Herz. Nupen. Allegro. . . . . 85 262-dosier 22/3/11 13:49 Página 89 D O S I E R 1911-2011 MÚSICA Y RISORGIMENTO D espués de un largo proceso de combates y problemas políticos de todo tipo, el 17 de marzo de 1861 se daba por concluida la primera etapa de la Reunificación Italiana. Quedaban por unirse al país Roma y el Véneto, pero nacía ya con fuerza la nueva —aunque obviamente antiquísima— entidad nacional. La música, en especial la ópera, estuvo íntimamente ligada a esos acontecimientos. Es el tema central que desarrollan los artículos que siguen para conmemorar desde las páginas de SCHERZO el sesquicentenario de la unidad italiana. 89 262-dosier 22/3/11 13:49 Página 90 D O S I E R RISORGIMENTO 150 AÑOS DE ITALIA EN DOS ORILLAS El 26 de octubre de 1860 el Vulturno, un pequeño río de los Apeninos, era todavía la frontera política, y sobre todo psicológica y cultural, entre el extremo sur del Estado Pontificio y el norte del que, hasta unas semanas antes, era todavía el Reino de Nápoles. Ese día, el Rey Víctor Manuel II de Saboya se puso al frente de un numeroso y bien pertrechado ejército que unos meses antes había salido del Piamonte y, después de haber provocado adhesiones plebiscitarias al Reino de Saboya de muchos municipios de la Romaña, Marcas y Umbría, territorios del Estado Pontificio, consiguió derrotar a las tropas pontificias en Castelfidardo, cerca de Urbino, el 18 de septiembre de ese mismo año, para luego seguir su marcha a través de los Abruzos, llegando a Teano, un pueblecito junto al río Vulturno. E 90 n la otra orilla del río estaba Giuseppe Garibaldi con una numerosa comitiva formada por sus capitanes destacados. Mientras esto ocurría a primeras horas de la tarde, a pocos kilómetros de allí, frente al Palacio Real de Caserta, llevaban horas, perfectamente formados, doce mil voluntarios garibaldinos listos para vitorear a su caudillo y al Rey de Saboya con la esperanza de poder seguir sus hazañas para librar definitivamente Roma y después Venecia, todavía bajo el dominio austriaco. La desilusión de estos doce mil protagonistas de una de las revoluciones más singulares del siglo XIX fue amarga: no sólo no se presentó el Rey a saludarles, ya que se quedó en Teano, sino que se enterarían ese mismo día que tenían que disolverse y volver a sus casas, empezando por el mismo Garibaldi, a quien de hecho se le facilitó retirarse a Caprera, una pequeñísima isla al norte de Cerdeña. El Rey rehusó incluso acceder a la petición del caudillo de que sus capitanes pudiesen incorporarse como oficiales del ejército piamontés. El encuentro de Teano, donde un Garibaldi victorioso sobre el ejército borbónico, saludó al “Rey de Italia” entregándole la soberanía de la mitad del territorio italiano y de su población, es un hito en la historia de mi país. Poco más de un año después, el 17 de marzo de 1861, el Parlamento de Turín ratificó la proclamación de Víctor Manuel II como Rey de Italia, por primera vez unida des- de la época romana, proclamándose además Roma capital del Reino y Turín capital provisional. Sólo con la entrada de las tropas de ataque (“i bersaglieri”) en Porta Pia, en 1870, la capitalidad estará definitivamente asentada en la ciudad eterna. Hace 150 años se concluía, por lo tanto, un proceso de anexiones a la corona de Saboya que había empezado 30 años antes y que había costado dos guerras de independencia, alianzas, expediciones militares sorprendentes como la de Crimea (i bersaglieri derrotaron en Cernaia a un batallón del Zar de Rusia) un sinfín de lutos, ilusiones, plebiscitos y frustraciones. La unificación del territorio requirió una III guerra de independencia contra Austria en 1866 para la anexión de Venecia y el Véneto. Los territorios del Trentino y del Friuli se anexionaron sólo al concluir la atroz y sanguinaria I Guerra Mundial (1914-1918). Giuseppe Garibaldi había nacido en Niza (entonces perteneciente al Reino de Saboya) y fue un ferviente nacionalista inspirado por las ideas de Giuseppe Mazzini, un republicano profundamente cristiano al cual se debe probablemente la más alta elaboración teórica del siglo XIX de la ideología nacionalista en Europa y que fundó la asociación irredentista la Giovine Italia y más adelante la Giovine Europa. La teoría mazziniana se sustentaba en el postulado de que el pueblo tiene siempre una identidad (que es la nación) y que la soberanía del pueblo (que es la manifestación humana de la voluntad divina) no puede ejercerse si no existe un estado nacional. Ahora bien, cada nación tiene un acervo cultural y lingüístico que determina su misión en el ámbito de la asociación entre naciones de pueblos libres y soberanos. Estamos hablando por tanto de las primeras y sistemáticas teorizaciones de la Europa Unida. Desde el punto de vista social, Mazzini nunca contempló la existencia de divisiones de clases y abogaba más bien por mecanismos de producción basados en cooperativas agrarias e industriales y en sistemas beneméritos de asistencia social para paliar la pobreza de la inmensa mayoría de la población. De hecho, Garibaldi manifestaba esta misma tendencia y el grito de sus voluntarios “¡Viva Italia, viva la Reforma agraria!” partía de intereses bien distintos del grito de “Viva V.E.R.D.I.!” (Vittorio Emanuele, Re D’Italia) de las burguesías liberales del norte y centro de Italia. 262-dosier 22/3/11 13:49 Página 91 D O S I E R RISORGIMENTO Incipiente mitificación iconográfica de la Unidad de Italia, en el encuentro de Teano, donde los capitanes garibaldinos son sustituidos por obsequiosos pastores y ovejas. La aventura revolucionaria en el sur de Italia empezó al partir en dos barcos desde el puerto de Quarto, cerca de Génova, un millar de patriotas guerrilleros voluntarios dispuestos a desembarcar en el extremo oeste de Sicilia (Marsala) y desde allí, soliviantando a las poblaciones contra el régimen borbónico, llegar hasta Nápoles y después, ya en el Estado Pontificio, hasta Roma. El hábil y prudente Primer ministro de Víctor Manuel II, Camillo Benso, conde de Cavour, era contrario a esta expedición por su naturaleza poco “controlable” y hubiese preferido seguir con una política de alianzas con potencias europeas y anexiones diplomáticas ratificadas a través de plebiscitos populares, como se consiguió en Lombardía, Emilia, Romaña, el ducado de Parma, el ducado de Módena y más tarde el Gran ducado de Toscana. Probablemente Cavour no contempló firmemente en sus planes la anexión de todos los territorios del Reino de Nápoles. Ese territorio que los jesuitas de la Corona de Aragón calificaban desde dos siglos antes, las “Indias de acá”, aisladas por el agua salada en tres lados y el agua bendita en el norte (Francisco Suárez de Toledo). El hecho es que el Reino de Italia se creó sobre la bipolaridad del protagonismo de una burguesía relativamente próspera, católica, nacionalista y bastante ilustrada en el centro-norte y amplias masas de campesinos misérrimos que entendían la unificación como expropiación de los grandes latifundios y la distribución de las tierras. El Estado italiano se unificará a base de anexiones plebiscitarias imponiéndose de hecho la ideología, el sistema de producción, la gestión administrativa del pequeño y próspero Reino de Saboya que, aunque concedida a regañadientes, tenía una constitución desde los movimientos revolucionarios de 1848, promulgada por Carlos Alberto, padre de Víctor Manuel II, con el nombre de Estatuto del Reino (por no usar la subversiva palabra liberal de Constitución). La atención que el gobierno piamontés dedicó a la anexión del Estado Pontificio implicó el descuido de reformas pensadas a propósito para el exreino de Nápoles. Hubo una desamortización, como ocurrió en España, y la puesta en venta de latifundios pertenecientes a la nobleza feudal y a las órdenes religiosas, además del dominio público municipal (sobre todo pastos y bosques). La falta de capitales financieros locales indujo a la prác- tica exclusión de la nobleza feudal borbónica y la consolidación de capitalistas liberales que en nombre de la eficiencia, la eficacia y los beneficios conseguían mejorar la producción agraria con maquinarias y pocos campesinos cualificados. Las masas de plebeyos rurales se quedaron sin el proteccionismo paternalista feudal y en el desamparo más absoluto. Este fenómeno histórico, de trascendental importancia en la modelación de la identidad de Italia, es el motivo, aquí sumariamente aludido, del surgimiento de un sistemático bandolerismo que adquirió connotaciones de verdadera guerrilla y fue despiadadamente reprimido. A todo esto siguió un masivo flujo migratorio de las poblaciones del Sur mayoritariamente hacia las Américas y Australia (durante un siglo abandonaron para siempre Italia más de 26 millones de ciudadanos). La búsqueda de un proteccionismo con tintes paternalistas feudales generó frecuentemente una tácita alianza entre los antiguos aristócratas y los nuevos desheredados. En España una problemática algo similar determinó los orígenes del Carlismo y las guerras consiguientes. Sin embargo, en Italia, además de otras importantes diferencias, el conservadurismo arcaico no tuvo la legitimidad de una bandera y de un pretendiente al trono como el Carlismo sino que se engendró, generó y creció como dimensión ilegítima y clandestina, como Estado dentro del Estado, un verdadero cáncer social. Esta es la auténtica raíz histórica y antropológica de las mafias. Es importante notar cómo este proteccionismo paternalista que campa en la ilegalidad se reprodujo en la emigración, sobre todo en Estados Unidos. No sorprende, por lo tanto, que la visión literaria y cinematográfica de El padrino implique un trato carismático y devocional, incluyendo el besamanos típico de los antiguos príncipes feudales. Las asociaciones criminales que surgieron sobre el bandolerismo adquirieron aspectos rituales e iniciáticos imposibles de explicar en clave de derecho penal. Éstas son, principalmente, la Mafia siciliana (la más antigua), la N’Dragueda calabresa, la Sacra Corona de Apulia y la más reciente y por tanto más cruel y menos sujeta a principios carismáticos: la Camorra napolitana, que prosperó y prospera principalmente gracias al narcotráfico, como describe valientemente Roberto Saviano en su libro Gomorra (llevado al cine en 2008). 91 262-dosier 22/3/11 13:49 Página 92 D O S I E R RISORGIMENTO Intentos efímeros 92 Volviendo a la Unificación italiana, hemos tratado sumariamente la unificación del centro-norte con el sur del país. Faltaba el centro, es decir el Estado Pontificio, por la delicadeza y la singularidad del problema político que planteaba. Hubo tres precedentes de declaración de independencia de Roma con relación al Papa y el primero fue la revuelta de Cola Di Rienzo, en el siglo XIV, que inspiró, como es bien sabido, el argumento del Rienzi de Wagner con toda su carga anticatólica. El segundo fue una efímera República Romana, creada en la primera época napoleónica y rápidamente suprimida, donde un gran iluminista, Vincenzo Cuoco, especula cómo alcanzar la hegemonía por la “revolución pasiva”. El tercer precedente implicó la versión romana de las múltiples revoluciones de decenas de ciudades europeas en 1848. Si es cierto que la Comuna de París fue la más famosa y la más densa de consecuencias, puesto que determinó el surgimiento del Marxismo, la República Romana gobernada por tres triunviros, entre los cuales estaba Mazzini, y militarmente gestionada por Garibaldi, duró cerca de un año y capituló en 1849 en una batalla en el Gianicolo bajo el fuego de un batallón francés enviado al puerto de Civitavecchia para socorrer al Papa. Excuso decir que el monumento más imponente a Garibaldi se erigió en la colina del Gianicolo, cerca de la bellísima residencia diplomática y Academia de España, y es todavía referencia obligada para cualquier visitante de Roma. Goffredo Mameli murió fusilado por la guardia papal y no consiguió escapar con Garibaldi hacia Venecia para librarla del dominio austriaco. Fue el poeta-músico autor del himno nacional italiano… Muchos piensan que fue infinitamente mejor patriota que poeta y, de hecho, en el corazón de los italianos el Va pensiero del Nabucco de Verdi tiene el auténtico pathos de un entrañable himno nacional y la función de un sentir de resurgimiento a la acción y la vida. Esta fase histórica de unificación del país se denomina Risorgimento. Los ataques al poder temporal del Papa vienen de lejos. Quizás muchos lectores no sepan que el “patrimonio de San Pedro” surgió por la conversión de Teodolinda, reina longobarda, y la donación por parte de ésta del Ducado de Benevento al Obispo de Roma. Además, la diplomacia vaticana quiso legitimar el poder temporal con la “donación” testamentaria del Imperio Romano al Papa, efectuada por el Emperador Constantino Magno. Sería un genial filólogo del primer humanismo, Lorenzo Valla, el que demostraría cómo dicho documento era falso porque el latín en él utilizado no era del siglo IV sino del XIII. En las escaramuzas contra las tropas pontificias, muchos patriotas romanos llevaban en el bolsillo un libelo con el ensayo de Valla titulado La falsa donazione di Constantino. Como quiera que sea, Cavour hizo múltiples intentos de llegar a un acuerdo negociado con el Papa para la cesión de Roma debido a dos obvios motivos: la conquista manu militari provocaría el rechazo de todos los estados católicos del mundo, empezando por Austria y Francia. Además, todos estaban convencidos de que uno de los pilares fundamentales de la identidad de Italia como nación y como cultura era la fe cristiano-católica, sumada al humanismo renacentista. Se elaboraron teorías muy variadas que iban desde la hipótesis de una Italia como Estado federal presidido por el Papa, ideada por Antonio Rosmini (beatificado por el papa Benedicto XVI en 2007) hasta las teorías de laicismo más coherentes, como la de Cavour: Libera Chiesa in libero Stato. Es importante constatar cómo la ideología socialista se impregnaba de contenidos cristianos en los revolucionarios italianos. Valga como botón de muestra el ejemplo del escritor socialista Edmundo de Amicis, que en su libro Cuore desarrolla toda un pietismo patriótico, siendo laico pero a la vez profundamente cristiano. Lo mismo puede decirse, con otro estilo y otra envergadura, de toda la obra literaria de Alessandro Manzoni. La creación del Réquiem fue dictada como homenaje fúnebre del mismo Verdi a su admirado escritor y colega parlamentario. En Italia nunca se dieron los presupuestos de un nacional-catolicismo, mitificador de cruzadas crueles contra masas populares como ocurriría en España y en Croacia (regímenes de Francisco Franco y Ante Pavelic), en la funesta época de los totalitarismos europeos del siglo XX. Fue esta singularidad italiana de un pietismo intimista la que llevaba por ejemplo a la diferencia de estilos coercitivos de un maestro español de la posguerra (así me lo contó un amigo): “¡si no estudias acabarás en las llamas del infierno, mascullado por los demonios!” mientras que en Italia, por experiencia personal, puedo afirmar que la norma coercitiva era del tipo: “¡si no estudias, el Niño Jesús va a llorar lágrimas amargas por culpa tuya!”. Separación de poderes y creación de una identidad El debate entre la separación del poder temporal y el poder espiritual en la Italia del norte queda sintetizado a su manera en la que, ocho décadas después de la unificación del país, será la intensa confrontación cotidiana entre un párroco democristiano y el alcalde comunista descrito por Giovanni Guareschi en los episodios de Peppone y Don Camillo. En otro nivel historiográfico se puede citar la película Novecento de Bertolucci, que empieza con el nacimiento de dos niños, mientras un Rigoletto rural grita consternado: “¡Verdi ha muerto!”, y termina en medio de las confusiones ideológicas de los años 1970 del hijo del patrono y del hijo del campesino ya ancianos, que habían recorrido juntos y enfrentados sus vidas en medio de los cambios del siglo XX. La expresión de Cavour en el discurso inaugural del Reino de Italia, “Abbiamo fatto l’Italia. Ora dobbiamo fare gli italiani!”, además de la delicadísima gestión de las relaciones con la Iglesia llevó en pocos decenios a la lenta pero definitiva instauración de un sistema escolar gratuito y obligatorio que, unido a la fuerte motivación cultural provocada por la intensa emigración, rebajó el analfabetismo desde el 68’8% (censo de 1871) al 62% en 1891. Muchos de los adultos se alfabetizaron en cursos auto-organizados para poder luego enfrentar su nuevo destino como emigrantes. La versión italiana de lo que fue el realismo (positivista) en la literatura francesa fue el verismo, que generó obras maestras literarias y musicales (Cavalleria rusticana, Pagliacci, Tosca, Iris, etc.). La toma de conciencia de la necesidad de entender la otra Italia, que a partir de la década de 1920 será teorizada como la Questione meridionale, permitirá a geniales autores del sur y especialmente de Sicilia (Pirandello, Capuana, De Tommaso, y luego Bufalino, Sciascia, Consolo, etc.) una desencarnada descripción de la realidad psicológica y moral. Giovanni Verga, con I Malavoglia, magistralmente llevada al cine por el primer Visconti (La terra trema) puede ser un ejemplo emblemático del pasaje desde el verismo hasta el neorrealismo. No por casualidad otra célebre película de Luchino Visconti, Il gattopardo, es una versión de la crisis unitaria vivida por la aristocracia feudal que, a través de los mecanismos mafiosos, permite profetizar al Príncipe Salina “Se vogliamo che tutto rimanga come è, bisogna che tutto cambi”. Siempre quedándonos en Visconti, con Rocco e i suoi fratelli, se analiza la desintegración de valores de una ancestral familia calabresa emigrada a la periferia de Milán. En este ámbito cultural florece la búsqueda de las raíces populares, es decir, la Demología o Historia de las tradiciones populares, con un fervor y un debate en pro y en con- 262-dosier 22/3/11 13:49 Página 93 93 262-dosier 22/3/11 13:49 Página 94 D O S I E R Museo Storio Francesco Genala RISORGIMENTO Retrato de Camilo Benso, conde de Cavour 94 tra totalmente comparable a las labores de los primeros folcloristas españoles (Antonio Machado Álvarez –Demófilo–, Antoni Amades, Ramón Menéndez Pidal, Güichot, etc.) y a las controversias sobre la “España de charanga y pandereta” en el ámbito de los autores de la Generación del 98. El gran folclorista palermitano Giuseppe Pitrè, con su obra científica, permitió la rápida superación de las descalificaciones de una “Italia de trabuco y mandolina”. Mantuvo en la década de 1880 una intensa relación epistolar con Demófilo y ambos con el patriarca de la antropología, el inglés sir Edward Burnett Tylor. Los etno-musicólogos Ancona, Fava, Favara, luego Cocchiara y finalmente Carpitella recopilaron una gran cantidad de tradiciones poéticas y musicales populares. Es muy recomendable para quien viaje a Palermo visitar el museo Pitrè, por la gran cantidad de material del folclore siciliano allí conservado que incluye los romances y epopeyas de los bandoleros. La victoria de amplias masas populares partisanas en la Guerra civil, finalizada en 1946, que se sostuvo contra el fascismo, generó un novedoso protagonismo histórico que llevó a la profundización de la comprensión de estos “otros” italianos con altísimos resultados en el ámbito del historicismo etnográfico. Las reflexiones de Antonio Gramsci en la cárcel ya indicaban, entre otras muchas cosas, cómo la comprensión de los mecanismos para una nueva hegemonía del pueblo, pasaban inevitablemente por la comprensión de las estructuras psicológicas, mentales, mágico-rituales y religiosas del pueblo en general y especialmente de los campesinos del centro y del sur de Italia. Se deben a Gramsci las emblemáticas ecuaciones de “hegemonía como suma de consenso y coerción” y “cultura hegemónica versus cultura subalterna” como el choque y la dialéctica entre los sistemas de dominio cultural organizados y las tradiciones populares, por definición inconexas, supersticiosas, no oficiales, no organizadas. Las memorables investigaciones sobre la supervivencia de rituales paganos a nivel fragmentario y superficialmente cristianizados en las poblaciones del sur (Morte e pianto rituale nell’area mediterranea), de posesiones mágico-coréuticas (La terra del rimorso) y de fórmulas mágicorituales que impregnan la vida cotidiana en la misma población urbana napolitana (Sud e magia) efectuadas por Ernesto De Martino con la colaboración, entre otros, del etnomusicólogo Diego Carpitella constituyen la punta de diamante del moderno humanismo etnográfico de trascendentales implicaciones filosóficas y morales. Sin embargo, fue la popularidad alcanzada por la novela autobiográfica Cristo se detuvo en Éboli, escrita en 1945 por Carlo Levi (un intelectual turinés ateo, de familia judía, médico, homosexual, pintor y comunista, enviado al destierro por el régimen fascista en el corazón de Basilicata, la antigua Lucania), la que despertó la toma de conciencia sobre la existencia de “los otros”. Aquellos “otros”, que en las potencias coloniales existían allende sus fronteras y que sin embargo Italia tenía dentro de sus fronteras, eran parte integrante de la población y de la identidad de la Nación. Escribía Levi en la primera página de su libro, reflexionando sobre la expresión de un campesino lucano: “Nosotros no somos hombres, no somos cristianos, somos campesinos”. Y, efectivamente “Cristo de verdad que se ha parado en Éboli, donde llegan la carretera y el ferrocarril y empieza un camino que lleva a las desoladas tierras de Lucania. Aquí Cristo no ha llegado, puesto que no ha llegado el concepto de tiempo como progreso ni el sentido de la identidad individual, ni la esperanza, ni la relación entre causas y efectos, tampoco ha llegado la razón ni la Historia… Las estaciones se suceden sobre la fatiga y el dolor de estos míseros campesinos hoy como tres mil años antes de Cristo: ningún mensaje humano o divino se ha dirigido a esta pobreza refractaria donde el dolor es sólo dolor, sin sentido ni valor, sin posible redención como el concepto cristiano de sacrificio. Cristo se ha detenido en Éboli”. Han pasado más de 150 años desde el incontro di Teano en las orillas del río Vulturno. Han cambiado muchas cosas desde entonces: la intensa migración interna y externa, el fascismo, dos guerras mundiales, el desarrollo industrial, una turba de mediocres poderosísimos, una pléyade innumerable de buena gente, de músicos, escritores, artistas, pensadores y políticos de alto perfil creativo y moral… y el mismo río Vulturno, que se ha reducido a la mínima expresión de un torrente. Quizás esas aguas claras que hace 150 años marcaban la frontera entre las “Indias de acá” y el “Reino del agua bendita”, aguas que separaron y después hermanaron un poderoso ejército profesional del norte con miles de guerrilleros campesinos del sur, quizás estas aguas se hayan soterrado y escurran tácitamente como una poderosa vena cárstica de humanismo difícilmente detectable en la actualidad y que, sin embargo, brotan inesperadamente en la mirada y la obra de personas de alta envergadura humana y de profunda inteligencia, de miríadas de mujeres y hombres de cualquier condición y lugar de esta antigua Patria y reciente Estado que es Italia. Angelo Pantaleoni 262-dosier 22/3/11 13:49 Página 95 D O S I E R 18/23-IV-2011 RISORGIMENTO VI Festival de Músicas Contemplativas Santiago de Compostela 18-IV The New London Consort 20:30 h. (Inglaterra) Philip Picket, director Oratorio de Pascua: J. S. Bach - M. Praetorius Iglesia de San Agustín 21-IV Hilliard Ensemble ( Inglaterra) 21:30 h. Christopher Bowers-Broadbent, director Passio Domini nostri Jesu Christi secundum Joannem: Arvo Pärt Iglesia de San Martín Pinario 19-IV The Gustaf Sjökvist’s 19:30 h. Chamberchoir (Suecia) Gustaf Sjökvist, director Jan Lundgren, piano Jesper Lundgaard, chello y contrabajo Magnum Mysterium: Varios autores (Ingmar Bergman, in memoriam) Iglesia de las Ánimas 21-IV Nouredine Khourchid & Derviches 23:30 h. de Damasco (Siria) Music and mystical rituals Iglesia de la Universidad Vishwa Mohan Bhatt & Divana 22-IV 19:30 h. (India) Vishwa Mohan Bhatt, guitarra Desert Slide Iglesia de San Martín Pinario Nodira Ensemble (Uzbekistán) 19-IV 21:30 h. In the shrine of the heart Iglesia de la Universidad 22-IV Il Complesso Barocco (Holanda) 21:30 h. Alan Curtis, director Responsorios para el Jueves Santo: C. Gesualdo Iglesia de las Ánimas Fargana Qasimova Ensemble 20-IV 19:30 h. (Azerbaiyán) Spiritual Music of Azerbaijan Claustro del Hotel San Francisco 22-IV Sheikh Yasin Al Tuhami (Egipto) 23:30 h. Sufi music and songs Iglesia de la Universidad Rheinische Kantorei (Alemania) 20-IV 21:30 h. Herman Max, director Integral Motetes: J. S. Bach Iglesia del Convento de Santa Clara 20-IV Deba (Mayotte - África) 23:30 h. Chants soufis des femmes de Mayotte Iglesia de la Universidad Diabolus in Musica (Francia) 21-IV 19:30 h. Antoine Guerber, director SURSUM CORDA! Les chants de la lumière: Ecole de Notre-Dame Iglesia de la Orden Tercera de San Francisco Entrada gratuita. Aforo limitado. www.consorcio-santiago.org Salustiano, Les Nourritures Terrestre (War), 2006 © Salustiano, VEGAP, Santiago de Compostela, 2011 The King’s Consort (Inglaterra) 23-IV 19:30 h. Robert King, director Trois Leçons de Ténèbres: F.Couperin Sainte-Colombe - Marais Iglesia de las Ánimas 95 262-dosier 22/3/11 13:49 Página 96 D O S I E R RISORGIMENTO LOS OTROS Música en el Risorgimento italiano Una inscripción colocada cerca de mi casa, en Turín, en memoria de los partisanos del barrio caídos durante la resistencia contra el nazifascismo (1943-1945), se cierra con este epígrafe: “Quien muere por la patria / ha vivido bastante: / la fronda de aquel tiempo / nunca se debilita // Mejor que sufrir / bajo la tiranía /es morir / en la flor de la vida”. Pocos al día de hoy sabrán reconocer estos versos: provienen, con dos pequeñas mas significativas modificaciones, de un coro de la ópera Caritea, regina di Spagna de Saverio Mercadante, con libreto de Paolo Pola, estrenada en La Fenice de Venecia en 1826. ¿Cómo es posible que esos versos de una ópera olvidada hayan acabado en una lápida conmemorativa 120 años después? El coro tuvo en la época una cierta popularidad y, según la tradición, fue entonado por los hermanos Bandiera (dos partidarios de Mazzini que intentaron sin resultado alguno levantar una revuelta en Calabria) poco antes de ser fusilados, en 1844. Tras la Unidad de Italia fue integrado en la colección de cantos risorgimentali y, todavía en la época fascista, se enseñaba en las escuelas y fue publicado entre los “cantos patrióticos”. A mediados del siglo XX era muy conocido por muchos, pese a ignorarse su origen. Lo que es aún más sorprendente es pensar que el coro, en la ópera de Mercadante, es cantado por un grupo de zapadores portugueses que estaban saboteando el puente sobre el que iba a pasar la protagonista. Por tanto, en la estructura de la obra está cantado por los enemigos, por los antagonistas hacia los cuales el espectador no llega a experimentar simpatía. Pero lo incisivo de los versos y la eficacia de la música han separado por completo el destino de este coro del contexto para el que había sido creado. El coro de Caritea puede ser un buen ejemplo para ilustrar el tipo de incidencia que el melodrama italiano contemporáneo logró sobre el espíritu risorgimentale. La poética de la ópera italiana del XIX enfatiza los sentimientos, las urgencias del alma humana, que vienen presentadas por los lados más prototípicos y esenciales. Cuando uno de los sentimientos así sacados a relucir en el melodrama (que en aquellos años era popularísimo) coincide con el sentir de un grupo social, un fragmento de ópera fácilmente se toma como intérprete de aquel sentimiento y de aquel grupo, independientemente de la voluntad del compositor que lo había escrito. Los compositores profesionales, por otro lado, salvo algunas excepciones, se debieron relacionar, queriéndolo o no, con las vicisitudes que llevaron a la Unidad de Italia, aunque estuvieran al margen de los estrictos hechos históricos. Su contribución al clima de la época fue fundamentalmente cultural. Pero, ¿cuáles eran los compositores que trabajaban en Italia en los años del Risorgimento? De Verdi ya se sabe mucho al respecto. Intentaré decir algo sobre los demás. Rossini, el superviviente 96 Probablemente muy pocos piensan en relacionar el nombre de Gioachino Rossini (1792-1868) con el periodo risorgimentale. Pero merece la pena gastar dos palabras sobre su figura, desde el momento en que, a diferencia de los más jóvenes Bellini y Donizetti, muertos antes de tiempo, él vivió todo el periodo identificado como Risorgimento, com- Gioachino Rossini, fotografía de Etienne Carjat, 1865 prendido entre los años 1848 y 1861. Rossini, después de haber dicho adiós al teatro de ópera con Guillaume Tell en 1829, y haberse fijado algunos años en el extranjero, regresó a Bolonia en 1836 y allí vivió hasta 1855. No fue para él una época de óptima salud y el número de sus nuevas composiciones fue extremadamente limitado. Bolonia pertenecía al Estado Pontificio, dentro del cual había nacido Rossini. Así, por esta razón, tras la elección para el solio pontificio de Pío IX, escribió un Grido d’esultazione riconoscente alla paterna clemenza du Pio IX, interpretado ante San Petronio en Bolonia, y una solemne Cantata en honor del Papa, ofrecida en el Capitolio de Roma en 1847. No es, sin embargo, con cierta probabilidad obra de Rossini, aunque alguno se lo haya atribuido, el Inno nazionale dedicato alla legione civica romana, texto patriótico y antialemán revestido de notas, tomado de un coro del rossiniano Le siège de Corinthe. La melodía de tal coro había sido de hecho reproducida por Rossini en la Cantata dedicada a Pío IX. Estas composiciones no nos deben hacer pensar, por parte de Rossini, en una estrecha adhesión a aquellas ideas liberales con las que a menudo se identificaban quienes entre 1846 y 1848 compusieron himnos dedicados al Pontífice, el cual, por su clemencia, se le había inicialmente tomado como un partidario de la causa liberal en Italia. Esto se hizo evidente, en abril de 1848 cuando Rossini fue públicamente acusado de ser “retrógrado” en presencia de un grupo de patriotas bajo el balcón de su casa y, sintiéndose en peligro, prefirió marcharse a Florencia donde permaneció hasta septiembre de 1850 cuando volvió a Bolonia pidiendo protección policial. En su sucesiva estancia boloñesa acogió en su salón al gobernador austriaco de la ciudad, atrayendo la antipatía de parte de la ciudadanía de orientaciones liberales. En fin, en 1855 decidió dejar para siempre Italia instalándose en París donde volvió a escribir algunas páginas musicales sacras y de cámara. Por cierto que entre las últimas notas escritas por él poco antes de morir en 1868, está La corona d’ Italia, una desenfadada marcha para banda ofrecida a Víctor Manuel II que lo había nombrado Caballero de la Gran Cruz. Se trata de un homenaje de circunstancias que no 262-dosier 22/3/11 13:49 Página 97 D O S I E R RISORGIMENTO implica una tardía adhesión, por parte de Rossini, al espíritu del Risorgimento. Mercadante en Nápoles Saverio Mercadante (1795-1870) y Giovanni Pacini (17961867) fueron dos de los más válidos y prolíficos compositores italianos del XIX y sus óperas tuvieron una buena circulación en la época. Sin embargo, su producción, que se desarrolla en un amplio arco cronológico, fue oscurecida, durante su vida y sobre todo después, por los geniales colegas que componían por esos mismos años: antes Rossini, luego Bellini y Donizetti, finalmente Verdi. Después de su muerte, la obra de Mercadante y Pacini cayó rápidamente en el olvido y sólo a finales del XX se inició una todavía insuficiente recuperación de sus composiciones. Mercadante, que había mostrado simpatías liberales con ocasión de los movimientos de 1820-21, después de trascurrido un periodo de trabajo en España y Portugal y luego en Novara, volvió a Nápoles en 1840 para asumir el encargo de director del conservatorio, que mantuvo hasta su muerte. Para destinarlo a este cargo, el rey lo prefirió a Donizetti porque, siendo súbdito borbónico, lo creía más fiel. Con este encargo, Mercadante se convirtió en el “compositor oficial” de la ciudad y tuvo frecuentes ocasiones de relacionarse con la corte, relaciones que —con la excepción del episodio relativo a su ópera Virginia, de la que hablaré en breve—, fueron siempre cordiales. El músico probablemente no había abandonado sus simpatías liberales, pero no se demuestran en sus composiciones dedicadas a los sucesos de 1848. Mercadante recibió honores tanto del gobierno constitucional de 1848 (la nominación de Caballero) como del rey Fernando II en 1852 (la Cruz de la Orden Constantiniana). En 1859 compuso la cantata La danza augurale con ocasión de la coronación de Francisco II y un Himno al rey y a la reina. Pero al año siguiente, con la llegada de Garibaldi y los Saboya, se montó enseguida en el carro de los vencedores, que le confirmaron en sus cargos y le encomendaron la dirección del Teatro San Carlo, honrándolos con un Himno a Víctor Manuel, así como dos himnos a Garibaldi (Viva l’Italia y Su, marciamo, marciamo) y una Sinfonía Garibaldi de 1861, fantasía orquestal a partir de temas de cantos garibaldinos. La Sinfonía Garibaldi, más allá de sus motivaciones históricas, pone de ejemplo el gran interés que Mercadante, caso raro entre los músicos contemporáneos, demostró hacia la música instrumental, en particular en las últimas décadas de su vida. De hecho, no apreciaba el casi exclusivo interés por la ópera del mundo musical italiano y dio a conocer en Nápoles la música sinfónica de los grandes compositores trasalpinos, colocándose entre los promotores del renacimiento instrumental en Italia. Compuso además decenas de trabajos sinfónicos y de cámara. Incluso en la ópera la habilidad de Mercadante en la armonía y en la orquestación fue superior a su facilidad en la invención melódica, convirtiendo a menudo en más interesantes los números de conjunto y los concertantes que las arias sobre las que se cimentaba la tradición lírica italiana. Esto no quita para que Mercadante fuera sobre todo un compositor operístico que en su larga carrera experimentara con varios modelos estilísticos —de la tradición napolitana, del modelo rossiniano, del intento (con Elena da Feltre y La vestale) de superar al menos en parte las formas tradicionales de los números cerrados, a los que volvería en su último periodo —y afrontara aquellos asuntos y aquellos sentimientos que animaban el Risorgimento. Ya he hablado de Caritea. Cito otra ópera que fue “víctima” del Risorgimento: La schiava saracena que, programada en la Scala para la primavera de Saverio Mercadante 1848, debió ser aplazada a causa de las Cinco Jornadas de Milán. En fin, merece la pena fijarse sobre tres títulos compuestos en los años focales del Risorgimento: Orazi e Curiazi (1846), Virginia (escrita en 1850) y Pelagio (1857). Orazi e Curiazi fue la última ópera de Mercadante en lograr cierta circulación desde su estreno; la característica de su partitura es la monumentalidad, coherente con la ambientación en la antigua Roma, y realizada, además de en la orquestación, expandiendo los números en solitario, que siguen manteniendo la tradición formal pero asumen dimensiones inauditas (el segundo acto, compuesto de un dúo, un juramento y un aria, dura 55 minutos). En el argumento, al patriotismo de Orazio, dispuesto a sacrificar sus afectos familiares por amor a la patria, se contrapone la desesperación de su hermana Camilla, esposa de Curiazio, que impreca contra esa patria por la cual Orazio mata a Curiazio. La escena final de la ópera comunica un mensaje de paz y hermandad, escéptico frente a los excesos de amor hacia la patria. Un mensaje, pues, que poco concede a la retórica patriótica. Pelagio fue el último melodrama escrito por Mercadante. Está ambientado en Asturias en la época de la dominación de los moros y ello permite emparejar 97 262-dosier 22/3/11 13:49 Página 98 D O S I E R RISORGIMENTO con la trama amorosa el elemento patriótico de la lucha de los españoles por la libertad de su tierra. Desde el punto de vista musical, en Pelagio Mercadante buscó la concisión, pero generó un resultado un tanto fragmentario. Decididamente mejor acabada, en relación con estas, es Virginia, en la cual las formas típicas del melodrama del XIX italiano son respetadas y encarnan en sí mismas, según la mejor tradición, el desarrollo del argumento y la evolución psicológica de los personajes. Virginia trata de la homónima tragedia de Alfieri y pone en escena la opresión ejercitada por un tirano que, abusando del propio poder, niega a los ciudadanos incluso la libertad de sentimientos, hasta que la población se revela en contra suya. La denuncia de la opresión en este caso es la misma esencia de la ópera y el odio ante el tirano fue ciertamente uno de los sentimientos que animaron a los patriotas. Virginia supuso el único momento de desavenencia entre Mercadante y el gobierno napolitano. Programada en el San Carlo en 1851 fue prohibida por la censura, porque su tema se consideró demasiado “sensible”. El compositor esperó que el proyecto pudiera arribar a puerto el año siguiente, pero para ver su ópera escenificada debió esperar a 1866. Merece precisarse que los libretos publicados en 1866 suprimían, en la escena final, la revuelta contra el tirano Obbrobio eterno / e morte ad Appio, traditor, sustituyéndola con un más inocuo comentario de la multitud Ahí! Quale orror! Italia había nacido, pero la censura no había desparecido del todo. Pacini y Allan Cameron, la ópera contrarrevolucionaria 98 Si Mercadante fue particularmente hábil en la armonía y en la orquestación, Pacini tuvo por el contrario su punto de fuerza en la invención melódica, hasta el punto de ser apodado “el maestro de las cabaletas”. A diferencia de tantos otros de sus colegas, Pacini escribió una autobiografía, Mis memorias artísticas, en la cual se pueden encontrar noticias “de autor” acerca de la posición política del músico. Dado que fueron redactadas después de la Unidad de Italia, no se debe pensar que el compositor quisiera esconder simpatías risorgimentali, que por el contrario hubiera podido tener interés por agigantar. Sin embargo, en las Memorias, muy minuciosas describiendo la carrera artística, no presta atención a los movimientos políticos, salvo en la medida en la que Pacini se encontró casualmente comprometido. Y en estos casos su posición viene presentada siempre prudente y moderada. En marzo de 1848, el músico se encontraba en Venecia para el estreno de su ópera Allan Cameron cuando, tras las Cinco Jornadas de Milán, el gobernador austriaco concedió una constitución. En aquellos convulsos años, Pacini fue inesperadamente encargado de formar un batallón de la Guardia Cívica y describe los dos días de este encargo como momentos de activa y fraterna colaboración con los oficiales eslavos del ejército habsburgo y con el mismo gobernador. Para la ocasión, Pacini también compuso Ronda della guardia civica que se interpretó entre los actos de su nueva ópera ofrecida en la segunda noche del gobierno constitucional con presencia del gobernador con banda tricolor. Según el autor, se prestó poca atención a su ópera. Al día siguiente, con la proclamación de la República, Pacini consideró prudente alejarse inmediatamente de Venecia y permanecer un par de años en silencio. La Ronda no fue la única composición ocasional del músico toscano relacionada con el Risorgimento. Escribió dos Cantate in onore du Pio IX, la primera escuchada en el Capitolio en 1848, la segunda con ocasión de la visita pastoral a Bolonia en 1857, cuando el Pontífice ya no gozaba de las simpatías de los liberales. En esta oportunidad, Pacini recibió un importante título pontificio. así como otro más del Gran Duque de Toscana quien, cuando regresó a sus estados, nombró a Pacini director de la escuela de música de Floren- Giovanni Pacini cia. Sobre los sucesos de 1859-1860, en las Memorias se encuentra sólo una molesta alusión, porque le impidieron el estreno de una nueva ópera. Tras la Unidad, Pacini no desdeñó el ser nombrado por Víctor Manuel II Oficial del Orden Mauriciano, pero en sus escritos aparecen algunos ademanes provocadores por la poca atención que el nuevo gobierno prestaba a la música. Allan Cameron, representada en Venecia una sola noche de 1848, repuesta en la misma Venecia en 1851 y en Módena ese mismo año en versión modificada, es significativa para comprender la posición de Pacini que, si ya se ha entendido, no era un revolucionario. El argumento, ambientado en 1651, trata del clan escocés leal de los Cameron, que protege al rey Carlos II Estuardo de los puritanos que han tomado el poder y matado al rey Carlos I. El clan sostiene la resistencia antipuritana que quiere restituir el reino al soberano legítimo. En esta ópera se hallan sentimientos patrióticos y antitiránicos comparables con los de los melodramas de aquellos años, expresados con igual énfasis y el mismo vigor, pero aquí están puestos claramente al servicio de un ideal restaurador (Di Cromwello che resi ne ha schiavi /or si giuri la possa atterrar, Viva Carlo il legitimo re!). La conclusión de la versión veneciana es una plegaria elevada por Editta, la protagonista femenina, al ”rey mártir” Carlos I, seguida del anuncio de la salvación de Carlos II. En la versión de Módena, dedicada al duque Francisco V, en el final, Carlo II entra directamente en el escenario y es honrado por el clan. Ello no modifica, en cualquier caso, el mensaje claramente conservador de este melodrama. El único compositor de relieve que organizó un cuerpo armado en 1848 era probablemente el que menos compartía los objetivos del Risorgimento. Foroni el expatriado y otros “jóvenes” Si hasta este momento se ha hablado de músicos nacidos al final del XVIII, merece la pena recordar ahora algún nombre de la generación sucesiva. Figura curiosa entre éstos es Jacopo Foroni (1825-1858), de Valeggio sul Mincio, en la región Lombardo-Véneta. Poco después de las Cinco Jornadas de Milán compuso dos cantos guerreros: L’Italiana y Ai lombar- 262-dosier 22/3/11 13:49 Página 99 D O S I E R RISORGIMENTO di. El texto de este último contiene todos los tópicos de los sentimientos patrióticos, del “¡A las armas, a las armas!” al “Aborrecido alemán” que debe “abandonar las tierras italianas”. No asombra que, a la vuelta de los Habsburgo, Furoni resultase persona poco grata y hubiera de marcharse al extranjero. Se fue a Suiza donde dirigió la orquesta de una compañía italiana. En Estocolmo, en 1849, puso en escena Cristina, regina di Svezia, partitura que añade a la cantabilidad italiana una refinada orquestación que revela su formación musical de gusto centroeuropeo. Tras el éxito de esta ópera, fue nombrado Maestro de Capilla Real y, salvo por un breve periodo, no volvió a Italia hasta su muerte. Errico Petrella (1813-1877), coetáneo de Verdi, palermitano, se lanzó con un buen éxito a los escenarios líricos de los años cincuenta, y demostró un particular interés en poner música a argumentos narrados en las más populares novelas históricas italianas de los años precedentes (Marco Visconti de Tommaso Grossi e I promesi sposi de Manzoni), llevando a cabo una elección original con respecto a los demás operistas que tendían a elegir sus propias fuentes en la literatura extranjera. El sentimiento patriótico es el centro de su ópera L’assedio de Leida, representada en la Scala en 1856 y en la cual una joven leideana enamorada de un español sacrifica el amor y la vida para salvar la propia ciudad del asedio. No hay composiciones de Petrella relativas a los sucesos de 1848, mientras que en 1860 compone un Himno a Víctor Manuel II, interpretado el 7 de noviembre en el San Carlo. Más difícil es encontrar interés por los sucesos risorgimentali en Carlo Pedrotti (1817-1893), veronés, que en 1856 con Tutti in maschera escribió una página significativa del tipo de obra semiseria, un género desde hacía años en decadencia. En fin, Antonio Cagnoni (1828-1896) se dio a conocer en 1847 con la ópera bufa Don Bucefalo —y en su edad tardía puso música al Rey Lear, tema que había echado para atrás al propio Verdi— y ese mismo año compuso un Inno nazionale popolare que incitaba a la guerra “federal” de los estados italianos contra Austria. Los himnos patrióticos He citado algunos himnos patrióticos compuestos por músicos que tuvieron un papel significativo en la vida teatral italiana de mediados del siglo XIX. Pero no se puede olvidar que composiciones ocasionales relacionadas con los sucesos del Risorgimento (himnos, marchas, aclamaciones, cantos de batalla) fueron muy numerosas y fueron escritas, la mayor parte, por compositores que no dejaron huella en la historia de la música. Se trataba de patriotas con algunas nociones musicales que improvisaban temas pegadizos al oído a partir de textos propuestos por poetas patrióticos. Los cantos se difundían a través de hojas volanderas o de boca a boca, se entonaban en las plazas, en los salones y en los campos de batalla, y de las músicas a menudo no se conocían los autores. Otras veces las partituras y los nombres de los autores se perdieron tras la destrucción de las ediciones por parte de los gobiernos restaurados tras los sucesos de 1848. Características de estos himnos son un texto poético enfático a la manera de los libretos de ópera y unas melodías simples y fácilmente recordables. No asombra que la mayor parte de estos cantos patrióticos se hayan escrito en torno a 1848 porque fue la única fase de los sucesos risorgimentale que implicó a amplios estratos sociales. Una reciente tesina de licenciatura discutida en la Universidad de Turín ha censado un mínimo de 210 cantos compuestos entre 1846 y 1849. Entre todas estas composiciones, al menos debe ser citada una: en 1847 Goffredo Mameli escribió el texto de Canto degli italiani al que pusieron música Alessandro Botti y Michele Novaro. La versión de Botti cayó en el olvido, mientras que la de Novaro (1818-1885, tenor y maestro de coro en Turín y Génova) se convirtió en tan popular y permaneció en el repertorio tradicional de los cantos risorgimentali para merecer en 1946 ser elegida como el himno nacional provisional de la República Italiana. Aunque provisional está todavía en vigor actualmente. Desde el punto de vista estético, en el Canto de los italianos se encuentran las características típicas de todos los himnos patrióticos. Lo que resulta curioso es que en Italia el himno se identifica como el “Himno de Mameli” y del autor de la música muchos italianos se han olvidado. Después del Risorgimento Tras la unificación italiana, el Risorgimento se convirtió de inmediato en objeto de mitificación, en el intento de hacer de él una epopeya nacional. La música, que antes había dado voz a las ideas risorgimentali, pasó a celebrar la época recién transcurrida. Fueron diversas, en las décadas sucesivas, las tentativas, a menudo de dudoso logro, de poner en escena los acontecimientos del Risorgimento. Me limito a citar tres: en 1862 Romualdo Marenco (1841-1907), compositor piamontés conocido sobre todo por su ballet Excelsior, que celebra los “progresos” de la ciencia y de la humanidad, es autor también de un primer ballet Lo sbarco di Garibaldi a Marsala e la presa di Palermo. En 1916, con la idea de secundar los sentimientos patrióticos durante la Primera Guerra Mundial —no por casualidad ese mismo año fue repuesta en la Scala La battaglia di Legnano—, Ruggero Leoncavallo, que había sido uno de los mayores exponentes del verismo musical, escribió la ópera Goffredo Mameli, dedicada al poeta patriota del Canto de los italianos. Finalmente, y aquí hablo del futuro —pero para el lector ya se ha convertido en pasado—, con ocasión del 150 aniversario de la Unidad de Italia el compositor italiano Lorenzo Ferrero (nacido en 1951) ha escrito la ópera Risorgimento, que cuenta entre sus protagonistas a Giuseppina Strepponi y Bartolomeo Merelli y cuyo estreno absoluto está en el calendario de Módena, el 25 de marzo de 2011. El Risorgimento se ha acabado, pero la historia de la ópera italiana continúa. Marco Leo Traducción: Fernando Fraga 99 262-dosier 22/3/11 13:49 Página 100 D O S I E R RISORGIMENTO VERDI Y LOS NUEVOS VALORES La tradición, como demostró hace algunos años en un magnífico ensayo Eric Hobsbawm, está constituida básicamente por la suma de muchas malas costumbres; así se forman opiniones difíciles de combatir porque nadie tiene la paciencia y la constancia de pararse a reflexionar sobre el verdadero asunto. Estas opiniones se suelen llamar “tópicos”; además, nos vienen muy bien y los utilizamos a menudo porque cortan el discurso ajeno, impiden el debate, ponen a todo el mundo de acuerdo; es decir, de alguna forma sirven para evitar conflictos. Pero, claro está, no nos dejan ver más allá de la apariencia y tal vez nos llevan por el camino equivocado hasta consecuencias funestas. enemigos entre sí, a un país que —finalmente— tenía casi por completo unificado su territorio (a la muerte de Verdi en 1901 sólo faltaban las regiones del actual Véneto, del Trentino y del Friuli Venezia-Giulia, que se unirían a Italia una vez acabada la Primera Guerra Mundial) y sobre todo se había trasladado a Roma la capital, después de las etapas efímeras de Turín (1861) y Florencia (1865). New York World-Telegram & Sun Collection Hacer a los iltalianos Giuseppe Verdi A 100 hora, uno de los tópicos más tenaces de la historia de la música nos cuenta cómo en su tiempo el gran Giuseppe Verdi estuvo activamente involucrado en el proceso de la unificación italiana. De hecho, no faltan hoy en día ni faltaban entonces, elementos contundentes para defender dicha hipótesis; uno de ellos, la larga vida del maestro, que le permitió cruzar épocas distintas, pasando de una Italia todavía dividida en muchos estados Entonces, después de 1870, Italia —como dijo Massimo D’Azeglio— ya estaba (casi) hecha, sólo faltaban por “hacerse” los italianos. El asunto, pues, que intentaremos demostrar aquí es que Verdi dio una contribución decisiva pero no al proceso revolucionario, o de unificación, sino al proceso de formación de los valores burgueses, o sea de aquella clase social que tenía que constituir la espina dorsal de la nueva nación. ¿Lo consiguió? Este es otro asunto y es este asunto sobre el que habría que reflexionar hoy en día, después de 150 años de unidad. Pero es cierto que toda una clase dirigente se formó culturalmente, y de alguna manera se preparó para gestionar el poder, frecuentando los teatros. Que no parezca exagerado lo que afirmo, ya que un gran intelectual como Antonio Gramsci lo dijo ya hace unos cuantos años, cuando —en sus Cuadernos— hablaba del carácter nacional-popular de la ópera en Italia. Gramsci tenía clarísimo que la función que en otros países europeos tuvo la novela (sobre todo en Francia e Inglaterra), en Italia lo tenía el melodrama, ya que en nuestro país la ópera gozaba de una popularidad inmensa (al nivel de la burguesía, claro está), que no se podía equiparar con ningún otro estado europeo. Volvemos ahora al tópico del que se hablaba antes a propósito de Verdi, ya que esto se formó y se consolidó muy pronto, prácticamente a partir de la mitad de los años cuarenta del siglo XIX. Por ejemplo, cuando Verdi puso en escena en Florencia, en 1847, su primera versión de Macbeth, Giuseppe Giusti —uno de los poetas más influyentes de la época— escribió al maestro una carta llena de recriminaciones; se le acusaba de haber traicionado las ideas revolucionarias, que según el mismo Giusti abundaban por el contrario en una ópera como I lombardi a la prima crociata; el mismo poeta citó la letra del gran coro O Signor che dal tetto natio en su poema Sant’Ambrogio (el obispo de Milán que en el siglo IV supo negociar una importante autonomía para la ciudad lombarda). En esta carta, Giusti explicaba toda su decepción por no haber encontrado en Macbeth lo que él esperaba encontrar, o sea el “dolor de todos los italianos, el dolor de un pueblo que necesita un destino mejor”. Por lo tanto, concluía su carta solicitándole a Verdi que volviera a “su tarea”. Hubo incluso quien, como el músico y crítico musical Abramo Basevi (que publicó en 1859 el primer estudio analítico sobre el conjunto de la obra de Verdi) se imaginó un Verdi ideológicamente muy cercano al catolicismo de Vincenzo 262-dosier 22/3/11 13:49 Página 101 D O S I E R RISORGIMENTO Gioberti, a su vez autor de un ensayo influyente que se titulaba Il primato morale degli italiani (1842), y todo esto lo afirmaba mientras comentaba la misma ópera, o sea I lombardi. No cabe ninguna duda de que el melodrama del gran músico iba ya entonces por caminos totalmente distintos, nuevos. Verdi no contestó directamente a Basevi, pero sí a Giusti, y lo hizo eludiendo, de alguna manera, la cuestión central que le exponía el poeta, diciéndole que no existía en Italia un poeta a la altura de estructurar un libreto como el mismo Giusti lo entendía, y que forzosamente había que recurrir a los genios extranjeros, a “historias que no son nuestras”; Verdi se refería sin duda a Shakespeare, que quedaría para toda su vida como elemento central para entender su estética (carta a Giusti del 27 de marzo de 1847). Por lo tanto, si los extraordinarios coros que se podían escuchar en Nabucco, en I lombardi, pero también en Ernani y Attila se erigían como momento imprescindible de la ópera, constituyendo la voz no tanto de un pueblo oprimido, sino de una burguesía liberal que en Europa se encargaba entonces de cambiar el curso de la historia (y que en Italia no se acababa de formar), ahora Verdi se pone en una perspectiva completamente distinta; si en el Verdi juvenil el melodrama —como escribe con la agudeza de siempre Luigi Pestalozza— llegaba a ser la representación más eficaz del concepto romántico del pueblo-nación, ya a partir de la mitad de los años cuarenta el músico siente la urgencia de “inventar la verdad”, como él mismo diría muchos años después, en una carta fechada en 1876 a su amiga Clara Maffei. Está, por supuesto, clarísimamente expresada la voluntad de alejarse del “verismo” musical, pero hay más; mientras se acercaban los años durísi- Giuseppe Giusti mos de la represión, de los fracasos, sobre todo bienio 1848-1849, Verdi compone Macbeth, ópera en la de la revolución de 1848 (que sorprendió a Verdi en París, cual reflexiona sobre el poder, mejor dicho, sobre la desde donde escribió cartas apasionadas a favor de los influencia nefasta que tiene el poder en la vida de los homrevolucionarios, como así lo hizo curiosamente un compabres. Ya con Rigoletto, Verdi abandonaría por completo ñero de la misma quinta, Richard Wagner, desde Dresde) cualquier forma directa o indirecta de análisis socio-político pero también de la República Romana de 1849, Verdi se da para centrarse en el carácter del personaje, Rigoletto, que cuenta de que la “cuestión italiana” no puede limitarse al es un individuo marginal, en conflicto con el poder. problema de la independencia respecto de los extranjeros. Renunciando al ataque frontal hacia el poder (el Duque de Y detrás de esta reflexión Verdi se plantea otros problemas, Mantua) Rigoletto descubre otro camino, el de la mistificapor ejemplo cómo compaginar la libertad de un pueblo con ción, el del engaño; en su marginalidad, en la marginalidad las libertades individuales, o cómo hacer coincidir los afecde los otros personajes que le rodean, Verdi describe —si tos privados con la razón de estado, temas que llegarán a bien de forma indirecta— el fracaso de una política de uniser el núcleo de su pensamiento estético. Por lo tanto, muy ficación nacional, intuye cuán largo es aún el camino hacia particular desde entonces fue la posición personal e intelecuna reconciliación entre individuo y poder. Entonces, los tual de Verdi hacia la política italiana; en aquel momento, coros de Nabucco, de I lombardi y de Ernani de alguna no cabe duda de que Verdi se considera cercano a Mazzini manera se han desmoronado, la perfecta unión colectiva, y confía en una Italia republicana, pero todos sus análisis simbolizada —sobre todo en el célebre Va pensiero— a trapolíticos están teñidos de pesimismo, a veces de auténtica vés de la potente escritura vocal al unísono, se han vuelto desesperación. Verdi ya es demasiado “realista” para creer personajes, que gritan y reivindican al mismo tiempo su en el concepto de pueblo, de un pueblo que —oportunaexclusión social. mente guiado— conduzca una nación hacia la libertad; Más tarde, en 1861, Verdi aceptó la oferta del mismísimo pero, ya en la época se gritaba en los teatros “Viva Conde de Cavour para formar parte del primer parlamento V.E.R.D.I” (acrónimo para decir Vittorio Emanuele Re d’Itaitaliano; pero mientras tanto, con el Ballo in maschera lia), y los austriacos, sin entender la provocación, ayudaban (1859), ópera que tenía que llamarse Gustavo III, si la cenellos mismos —como de forma muy poética nos enseña sura no lo hubiera vetado (centrándose por lo tanto todavía Luchino Visconti en su magnífica película Senso— a que se más claramente sobre el personaje político), el compositor identificara la música de Verdi como “banda sonora” de la pone de manifiesto la imposibilidad de compaginar —como política de unificación nacional. ya está subrayado— vida y sentimientos privados con la No es por casualidad que si en el umbral de momentos gestión del poder; Riccardo pagará esta osadía con su vida. históricos tan decisivos, de años tan importantes como el 101 262-dosier 22/3/11 13:49 Página 102 D O S I E R RISORGIMENTO Retrato de Clara Maffei de Francesco Hayez, 1834 La mistificación culmina en el baile final de máscaras, donde anárquicamente todos los papeles (políticos, sociales, personales) están confundidos y no se sabe realmente si Gustavo muere por razones políticas o por celos. Ni siquiera la religión se salva de este profundísimo pesimismo, comparable sólo con el de otro gran realista como Musorgski; pensamos en el primer final de aquel magnífico e incoherente fresco que es La forza del destino, cuando Don Álvaro se suicida tirándose al vacío; no hay consuelo posible en esta vida, parece decirnos. Luego, en Don Carlos, encontramos otro cambio de perspectiva radical, ya que no sólo han desaparecido los coros colectivo-individuales de las óperas juveniles, sino que son justo dos personajes — como Filippo II y el Grande Inquisitore— los que encarnan aquí respectivamente el Estado y la Iglesia. No es por casualidad que algunos años después (1870) Verdi escribe una carta a su gran amiga Clara Maffei, en la que dice: “El asunto de Roma está solucionado [mientras tanto, Roma había sido conquistada y declarada capital del Reino de Italia], pero me deja petrificado, porque siento que podría ser motivo de muchos problemas tanto en el extranjero como en el interior; porque no puedo compaginar Parlamento y Colegio Cardenalicio, libertad de prensa e Inquisición, Código Civil y Sillabo, y porque me asusta ver que nuestro Gobierno va al azar y confía… en el tiempo. Mañana vendrá un Papa listo, un zorro, como Roma ya tuvo tantos, y nos arruinará. Papa y Rey de Italia no los puedo ver juntos ni siquiera en esta carta”. De Mazzini a Cavour 102 Por lo tanto, hay que preguntarse: ¿qué había ocurrido mientras tanto? Ante todo, la experiencia política directa de Verdi como Diputado del primer Parlamento italiano; fue el propio Cavour el que le pidió formar parte de este conjunto y Verdi no pudo ni supo decir que no; pero ya en 1865, en dos cartas destinadas una a Francesco Maria Piave y otra a Opprandino Arrivabene, recopilando su actividad parlamentaria desde 1861, escribe abiertamente no tener ninguna pasión por la política, ni mucho menos paciencia para ejercer el arte de la mediación; rechaza de forma ineludible cualquier intento de utilizar su música para motivos ajenos al puro arte musical y cuenta haber intentado presentar su dimisión de muchas formas, aun si hay que decir que no lo hizo hasta aquel mismo año. Para justificar esta profunda decepción, hay que resaltar que seguramente Verdi estuvo muy afectado por la muerte de Cavour, con el cual — como ya hemos comentado— tuvo una muy buena relación personal. Pero, como los historiadores bien saben, no puede haber mayor diferencia que la que existe entre las personalidades de Mazzini, primera pasión política de Verdi, y Cavour. No se trata sólo de auténtica “involución” del músico hacia el conservadurismo, sino también de la aceptación de un realismo político (realpolitik diría Bismarck) depurado de ilusiones y quimeras; el radicalismo de Mazzini, su abstracta pureza hacia un ideal de patria republicana, lo llevaron a un aislamiento en la escena política que ni siquiera su muerte pudo cancelar. No sabemos exactamente cuándo Verdi cesó de ser “mazziniano” y se volvió “cavouriano” pero sus óperas nos hablan —a partir de 1847— de mundos siempre más privados, de conflictos siempre más íntimos. De alguna forma Wagner describió el mismo proceso con su Siegmund, el personaje que descubre dramáticamente haber salido de repente del mundo de la Gemeinschaft (comunidad) para entrar en el mundo atomizado de la Gesellschaft (sociedad), así como en el mismo periodo histórico escribió Ferdinand Tönnies. Así llegamos al año 1892, cuando Heinrich Ehrlich (que entrevistó al maestro para la Deutsche Revue) escribe claramente que “Verdi no quiere ni oír hablar de política”. Detrás de esta posición, como siempre radical, había distintas razones; en primer lugar, como se dijo antes, la decepción que había vivido como miembro del Parlamento italiano, con la gestión del día a día de la política, luego unas opiniones anti-católicas y anti-alemanas. Claro está que entonces el acercamiento entre Italia, Austria y Alemania no podía impresionar favorablemente a Verdi; pero éste no fue el único motivo. Con la unificación nacional, también la vida musical había empezado a cambiar; justo en 1861 se inauguró la primera Società dei concerti, en Florencia, que estaba dedicada a la ejecución de música instrumental; Abramo Basevi, que citábamos antes, fue uno de los primeros impulsores de la iniciativa. Se sabe muy bien que Verdi reputaba que sólo la ópera, el melodrama, pertenecía a la auténtica tradición italiana y que, por lo tanto, estimaba la música instrumental de inspiración alemana una verdadera corrupción. Pero detrás de esta posición, que puede parecer aún más conservadora, se explicita la idea central de la estética verdiana, o sea la capacidad de comunicar a través de la forma melodramática. Verdi, como Liszt y Musorgski, rechaza la fórmula de lo Bello musical (Hanslick y su estética), ya que la música tie- 262-dosier 22/3/11 13:49 Página 103 D O S I E R RISORGIMENTO Giuseppe Mazzini ne como finalidad última la de comunicar la verdad. Liszt no tiene miedo, en sus paráfrasis, de manipular la música original porque lo que le interesa es comunicar su esencia; Verdi no tiene miedo de condenar el formalismo de la música instrumental alemana, porque no entiende de qué manera ésta puede comunicar con los hombres, de qué forma puede llamar la atención sobre los problemas básicos de la humanidad; según su opinión, las notas solas no son suficientes, necesitan el apoyo de algo más concreto como la palabra, así como es concreta su forma de relacionarse con la burguesía empresarial del norte de Italia; nadie como él, por ejemplo, supo fomentar de forma sustancial el desarrollo de la empresa editorial, dado que su colaboración con Ricordi fue muy importante para respaldar una forma de negocio hasta entonces muy poco rentable. También ésta es “política”, pero en un sentido mucho más individual e individualista, con respecto a los tópicos “universalistas” sobre la música de Verdi. Al fin y al cabo Verdi, con su música, como ya está comentado, llama la atención de esta clase social sobre el hecho de que la gestión del poder resulta totalmente incompatible con los sentimientos privados, donde el estado parece una versión moderna del Leviatán de Hobbes; ya que el estado nacido de las revoluciones románticas tiene en sí, cómo dirían muchos años después Horkeimer y Adorno, las semillas de su disolución hacia el totalitarismo. Todo esto se refleja perfectamente en la segunda versión (1881) de una ópera capital como Simon Boccanegra; para que todo quede todavía más claro, Verdi añade, con la colaboración decisiva de Boito, la extraordinaria escena del Gran consiglio (como se sabe inspirándose el libretista en una epístola de Petrarca), porque exactamente allí —empujado, por cierto, por buenísimas razones, tanto públicas como privadas— Simone deja de ser liberal y se transforma en déspota. Por lo tanto, el teatro de Verdi se inclina hacia una introversión que deja siempre más alejado el elemento público (como diría Adorno) para centrarse en el análisis del ser humano; o sea, como escribe Luigi Pestalozza en su magnífico ensayo Verdi, il significato dei personaggi, se convierte en un teatro de “personajes”; ¿dónde cabe ahora la mistificación? Está en los personajes comunes, dado que en su música lo que es falso se transforma en realidad y viceversa. Rigoletto, Don Alvaro, Violetta Valery, Azucena, Simone, Carlo, son todos personajes fuera de la “normalidad”, así como Aida, Otello y también Falstaff. Son todos personajes que serán vencidos por la realidad de los hechos, que creen en una forma distinta de relacionarse con los demás; Verdi a su vez cree en ellos, porque —después de este cambio radical de estética que ocurre con Macbeth— son los que destrozan las leyes aparentemente inalterables del poder, así que al final no resultan perdedores, sino triunfadores. Entonces, se convierten en personajes que participan, de forma indirecta, artística por cierto, en el debate democrático y liberal de la Italia que está a punto de unirse. Aquí está la vocación política de Verdi, que supera sin duda alguna su conservadurismo, sus posiciones contradictorias, también su radical pesimismo personal. El supuesto heroísmo de La battaglia di Legnano está muy lejos y la música de los “cañones” que Verdi quería oír desde París (como afirma en su famosa carta a Francesco Maria Piave de 1848) se convierte en un ruido sordo y estremecedor, como las alucinaciones de Lady Macbeth, aplastada por su misma ambición. Los conflictos no son universales, sino personales, lo hechos no son míticos, sino reales, el mundo ya no es un cuento de hadas, es una autentica pesadilla. Volvemos, por lo tanto, a lo que decía Gramsci; con Verdi el melodrama se hace objeto también político porque por primera vez en su historia abarca una forma distinta de comunicación; no es por casualidad si Verdi le pide a la actriz napolitana de Lady Macbeth, Eugenia Tadolini, “servir mejor al poeta que al maestro”, porque ha entendido muy bien que sólo a través de la “palabra” (la palabra escénica) la música cobrará su forma más autentica, la de inventare il vero. Carmelo Di Gennaro 103 262-dosier 22/3/11 13:49 Página 104 D O S I E R RISORGIMENTO LA MÚSICA INSTRUMENTAL Y EL DOMINIO DE LA ÓPERA A 104 partir de las últimas décadas del siglo XVIII se vienen perfilando en Italia las premisas cuya preponderancia constituye el carácter más evidente de la vida musical italiana del siglo XIX, aunque lo sea de manera no exclusiva y con muchas novedades en la segunda mitad del mismo, sobre todo tras la conquista de la unidad nacional. Una señal del relieve que estaba asumiendo la ópera en la vida cultural y social de la Italia de finales del XVIII puede reconocerse en el destino de los mayores protagonistas de la música instrumental italiana de aquel periodo: desarrollaron gran parte de su actividad en el extranjero y allí murieron. Luigi Boccherini se estableció en España en 1768 y murió en Madrid en 1805; Muzio Clementi se trasladó a Londres en 1778 y murió en Evesham en 1832; Giovanni Battista Viotti, que en Londres había fundado con Clementi en 1813 la Royal Philharmonic Society, estuvo activo especialmente en París y Londres, donde murió en 1824. Su actividad había logrado alcance y difusión europeos, pero se había desarrollado, de manera diversa, lejos de Italia donde el interés por la música ajena a un teatro de ópera fue limitándose más a lo largo de los primeros decenios del XIX. Limitado parece haber sido también el conocimiento de los grandes clásicos vieneses, si bien se recuerda una cierta difusión de las partituras, objeto de estudio incluso por los grandes operistas, y de alguna ejecución a través de las Sociedades Filarmónicas. Según John Rosselli, acreditado estudioso del sistema productivo de la ópera y de la vida musical italiana, la primera interpretación en Italia de la Tercera Sinfonía “Heroica” de Beethoven fue dirigida en Génova en 1854 por Angelo Mariani. Parece que no haya existido en Italia una iniciativa del relieve de la Société des Concerts du Conservatoire que François-Antoine Habeneck fundó en París en 1828 y que permitió a Berlioz escuchar las sinfonías de Beethoven. Esto no significa que no existiese una cultura instrumental, sobre la cual recientes estudios están llamando la atención, no tanto por descubrir obras maestras injustamente olvidadas, sino por localizar una especie de difuso lazo de conexión, que asegurase una cierta continuidad también en la tradición instrumental entrelazada con el mundo de la ópera. Por ejemplo, un compositor bastante conocido, Alessandro Rolla (1757-1841), virtuoso de la viola y el violín, autor de elegante música de cámara, aunque no muy original, cercano a la tradición violinística de Paganini y Viotti, fue también primer violín y director de la Orquesta de la Scala de 1803 a 1833 y desde 1808 profesor de violín y viola en el recién fundado Conservatorio de Milán. Un alumno suyo, Eugenio Cavallini (1806-1881) le sucedió como primer violín de la Orquesta de la Scala y, desde 1844, como docente del Conservatorio y fue también él solista de violín y viola, autor de música sinfónica y de cámara, promotor de “academias” orquestales para una Sociedad Filarmónica. Para él Verdi escribió una página vituosística a solo en el acto III de Il lombardi alla Prima Crociata (1843). Su hermano Ernesto Cavallini (1807-1874), clarinetista, fue también compositor de música de cámara; pero en 1852 fue llamado a la corte del zar Alejandro II en San Petersburgo donde tocó y enseñó durante quince años. Fue alumno de Rolla asimismo Niccolò Paganini (17821840), mientras que en composición se especializó con Paer en Parma. Paganini destaca con relieve europeo en el contexto instrumental italiano del primer XIX, pero el interés del público se fijaba especialmente en su categoría de Programa de mano del concierto de Paganini en el Covent Garden el 6 de julio de 1832, dentro de su gira europea. virtuoso en cuya música, por otra parte, la proximidad al mundo de la ópera es con frecuencia advertible. Tras sus triunfos italianos Paganini emprendió un largo viaje de gira por Europa, que comenzó en marzo de 1828 y lo condujo a Viena, Praga, Alemania, Polonia, Francia, Gran Bretaña y finalizándola en París en 1834. En el ámbito europeo ejerció una gran influencia sobre todo en los pianistas. La manera en que en sus Caprichos hacía coincidir con absoluta perfección invención instrumental virtuosística e invención musical (y en Paganini irrepetible), impresionó a músicos como Liszt y Schumann. Cuando volvió a Italia, a Parma en 1855, la Gran Duquesa María Luisa deseaba confiarle la dirección de una orquesta de corte que habría de dedicarse al repertorio sinfónico, según el modelo de las más ilustres orquestas europeas. La iniciativa, sin embargo, se vino abajo en el arco de pocos meses, entre finales de 1835 y 1836. El interés de los grandes románticos por Paganini se centra sobre todo en su figura más allá de la excepcional calidad de sus Caprichos; pero, en los caracteres esenciales, el conjunto de su producción no puede ser conectada con el Romanticismo. Tampoco los conciertos en los que aparecían grandes virtuosos se dedicaban solamente a música instrumental y 262-dosier 22/3/11 13:50 Página 105 D O S I E R RISORGIMENTO proponían programas estrechamente ligados con el mundo de la ópera. Por ejemplo, en un concierto que Liszt ofreció en Trieste (ciudad italiana del Imperio Habsburgo) el 5 de noviembre de 1839, participaron una orquesta (con páginas de Lickl y Auber), cuatro cantantes (en el cuarteto de I puritani y en páginas de Bellini y Lillo), mientras Liszt interpretaba las Variaciones de bravura sobre un tema de Puritani (de Exameron), su Fantasía sobre “I tuoi palpiti” (de Niobe de Pacini), la propia transcripción del sexteto de Lucia di Lammermoor y su Galop chromatique. Desde luego que no sólo en Italia existía esta costumbre de conciertos con programas que incluían piezas de diversos géneros, vocales e instrumentales, y no sólo en Italia la fantasía basada en temas operísticos era la más esperada exhibición del virtuoso. Los teatros y el sistema productivo En la historia de la cultura italiana los asuntos y personajes románticos, en el terreno musical, se buscaban en el melodrama y en una época posterior de cierta década en las primeras erupciones de la Romantik alemana. En el periodo en el que E. T. A. Hoffmann o W. H. Wackenroder reconocieron en la música instrumental el arte romántico por excelencia, aquellos que en Italia escribían música se ocuparon del melodrama y de la reforma de Gluck, como Antonio Planelli (1747-1803). Giuseppe Carpani (17521825) escribe, es verdad, La Haydine (1812), pero vivía y trabajaba en Viena. De cualquier manera será el teatro de ópera, y no la música instrumental, la que tendrá un decisivo relieve en las relaciones de la cultura italiana con el romanticismo. El predominio de la ópera comenzó a perfilarse en Italia a partir de alrededor de 1780, a través del cambio gradual del concepto de ópera como entretenimiento de corte, de soberanos o de nobles, al sistema productivo de la ópera como verdadera y propia industria. Los teatros eran el centro de la vida social, en principio reservados a la aristocracia y luego paulatinamente abiertos a las clases burguesas acomodadas. Allí se podían pasar muchas veladas también comiendo y jugando. La industria de la ópera floreció en un país dividido en pequeños Estados, en un mundo demasiado provinciano cuyas capitales estaban muy lejos de las dimensiones y de la densidad de población de las grandes capitales europeas. Los teatros se construían o por deseo de una corte (como el Teatro San Carlo de Nápoles), y en tal caso estaba luego destinado a ser del Estado o municipal, o por iniciativa de una familia aristocrática (en Roma el Teatro Valle, el Teatro Apolo, el Teatro Argentina, que conoció el estreno de El barbero de Rossini) o por una sociedad de aristócratas y notables, como La Fenice de Venecia y gran parte de los teatros de provincias. La estructura arquitectónica de los teatros reflejaba un preciso orden social, que naturalmente fue conociendo cambios graduales: los palcos estaban reservados a la aristocracia y luego de manera creciente a la alta burguesía; la platea era para los militares y los funcionarios en la mitad anterior, para los burgueses, comerciantes y profesionales en la mitad posterior, mientras el público “popular” frecuentaba el gallinero o paraíso, cuando existía. Se precisa que el público “popular” estaba formado por artesanos y pequeños comerciantes (en una poesía de 1813 de Carlo Porta participaban en una trifulca del gallinero de la Scala un bombero, un farolero, un sastre y algunos soldados). Las masas populares verdaderas, los campesinos (aún predominantes en la Italia de principios del XIX) y los peones no participaban directamente de los espectáculos de ópera. Se podría en este punto abrir un amplio paréntesis sobre el carácter “popular” del melodra- Partitura de Aida propiedad de R. Stabilimento Ricordi ma italiano del XIX: no encuentra confirmación concreta la leyenda según la cual Bellini, Donizetti o Verdi se hubieran inspirado en materiales auténticamente folclóricos, mientras es cierto que su música era muy conocida, no sólo (y no principalmente) a través de los espectáculos de ópera, sino por otros conductos, por ejemplo, gracias a la actividad de las bandas. En el sistema productivo de la primera parte del XIX era primordial la figura del empresario, un poco aventurero, un poco moderno emprendedor, que debía ocuparse de todo, desde le elección de los cantantes que constituirían la mayor atracción de la temporada (y que eran, como hoy, los mejor pagados) a la de los compositores a los que encargar nuevas óperas. Tenía poca defensa la posición del compositor a comienzos del XIX: no podía impedir manipulaciones, la partitura quedaba como propiedad del empresario (o del teatro) y el sistema exigía producir en poco tiempo una gran cantidad de nuevas obras. En el curso de alguna década la situación cambió gradual y profundamente antes ya de que se promulgaran en la Italia unida, en 1865, las leyes sobre los derechos de autor. En el compositor se respetó al artista y se acabó de ver en él al simple artesano obligado a escribir ininterrumpidamente. Ya Bellini (una excepción en su tiempo) había logrado imponer un ritmo de producciones lento (en relación con las costumbres de la época) y defender las partituras propias. Los editores, comenzando por Ricordi, lograron el respeto de los derechos de autor ya antes de 1865, promoviendo acuerdos entre algunos de los diversos Estados italianos. Se cita por su particular importancia el de 1840 entre Austria y el Reino de Cerde- 105 262-dosier 22/3/11 13:50 Página 106 D O S I E R RISORGIMENTO Verdi después de 1853 y la Sociedad del Cuarteto Grabado de Antonio Bazzini de C. Valetti 106 ña. Cambió gradualmente la manera de organizar las temporadas, ya no basadas solamente en novedades, puesto que se formó un repertorio de óperas de reconocido valor que se representaban más veces. Cambiaron las condiciones que habían llevado a Donizetti a su frenética actividad y a aquella tan intensa de Verdi en los años de búsqueda del éxito, los años por él definidos “de galera” (entre 1839 y 1853: en quince años con una interrupción inicial, escribió dieciocho óperas y arregló una de ellas). Ya entonces, como hoy, los elevadísimos costes de los espectáculos de ópera no podían cubrirse únicamente por el dinero de la taquilla. Las necesarias subvenciones provenían del Estado o de los propietarios de los palcos y del teatro o de “privilegios” concedidos al empresario, como por ejemplo el monopolio del juego de azar en el teatro otorgado en el periodo napoleónico. Según han demostrado los estudios de John Rosselli, el papel de los mayores empresarios, que tuvieron orígenes, cultura e intereses bastante diversos, fue de enorme importancia en el sistema productivo de la ópera italiana. Baste recordar el caso de Domenico Barbaja (1778-1841), un pueblerino que después de haber sido aprendiz en una tienda de café se enriqueció durante la etapa napoleónica con la gestión de los juegos de azar en el foyer de la Scala y en otras sedes, convirtiéndose en el empresario de los teatros reales de Nápoles y seguidamente también de Milán y Viena. A Nápoles llevó al jovencísimo Rossini, cuyos éxitos hasta entonces estaban unidos a teatros de la Italia septentrional, y contribuyó así a la unificación musical de la península. El silencio de Rossini, la prematura muerte de Bellini y la enfermedad de Donizetti habían dejado a Verdi en posición de absoluta superioridad en la ópera italiana desde 1845 y las obras maestras, de Ernani a Aida, se impusieron en un contexto que vio entrar en crisis las convenciones de la ópera italiana y cambiar profundamente las condiciones de trabajo de los compositores (y de los editores), paralelamente a la idea de un repertorio de obras maestras ya no destinadas a una temporada concreta sino a ser representadas con regularidad. De ello nos ofrece una prueba bien significativa la actividad de Verdi tras los “años de galera”: de 1854 a 1871 escribió sólo seis óperas nuevas (además de Aroldo, la revisión de Stiffelio y la revisión asimismo de Macbeth), todas atentamente meditadas. Su grandeza está aislada dentro del contexto de la historia de la ópera italiana de aquellos años, en un periodo en el que, prescindiendo de Verdi, podemos definir de inquietas aperturas y de crisis. Ya antes de 1861, el año de la (parcial) unificación del país, se sintió la necesidad de novedad, que en el terreno teatral se superaran las convenciones tradicionales de la vieja ópera italiana, mientras que en el ámbito instrumental se difundiera el conocimiento de la gran música sinfónica y de cámara. En el teatro se abre un complicado periodo en el que es determinante la nueva atención a lo que sucedía en Francia y en Alemania, de Meyerbeer y Gounod a Wagner, cuya inquietud impulsa a Boito finalmente a colaborar con Verdi en Otello y Falstaff. En el terreno instrumental impresiona en los años de 1860 la aparición de la nueva Sociedad del Cuarteto. En Florencia, Abramo Basevi (1818-1885), autor de un importante Estudio sobre las óperas de Verdi (1859), fue también uno de los primeros admiradores de Wagner y fundó en 1859 las Mañanas beethovenianas, preludio de la Sociedad del Cuarteto de Florencia, que en 1861 fue la primera sociedad de este tipo creada en Italia. La siguieron la Sociedad del Cuarteto de Milán (1864) y de numerosas otras ciudades. No se trataba de iniciativas acogidas sin discusión. Por ejemplo, la creciente difusión de la música de cámara suscitó una cierta perplejidad en Verdi, que en una famosa carta de abril de 1878 (de la que se desconoce su destinatario) indicaba que en la Sociedad del Cuarteto se hallaba la primera causa “de la ruina de nuestro teatro” y añadía: “Pero, ¿por qué no instituir una Sociedad del Cuarteto Vocal? Esta es la vida italiana. La otra es alemana”. Estas opiniones no le impidieron emplearse él mismo en la composición de un cuarteto en 1873, cuando había decidido renunciar al teatro después de Aida. De Bazzini a Martucci En el contexto de la nueva Sociedad del Cuarteto fundada en Milán en 1864, Ricordi convocó un concurso para cuarteto (como había hecho Basevi en Florencia en años precedentes). El vencedor fue Antonio Bazzini, el segundo clasificado Franco Faccio. Bazzini (1818-1897), renombrado virtuoso del violín, había realizado giras por Alemania (donde 262-dosier 22/3/11 13:50 Página 107 D O S I E R RISORGIMENTO del melodrama. Su nombre se asocia a menudo con el de Giuseppe Martucci (1856-1909), también él pianista y compositor, casi de una generación más joven, activo en Nápoles, Bolonia y de nuevo Nápoles, director en Bolonia del estreno italiano del Tristan. Ellos son, junto a Marco Enrico Bossi (1861-1925), los artífices más conocidos del renacer de la música instrumental italiana que daría frutos maduros, y verdaderamente autónomos, sólo en el siglo XX. La música vocal de cámara Cartel de Otello dirigido por Franco Faccio lo había admirado hasta Schumann) y Francia, Londres y otros países europeos. Como virtuoso en la primera fase de su actividad, Bazzini en los grandes conciertos públicos se atenía a la general tradición de las fantasías y variaciones sobre temas operísticos, pero en las reuniones privadas participaba en ejecuciones de cuartetos de Mozart, Beethoven, Onslow y Spohr. Se puede considerar una señal de renovación del clima musical italiano el hecho de que, a partir de 1854, Bazzini vivió en Italia sin abandonar del todo su actividad concertística, pero dedicándose intensamente a la composición, a la organización musical (entre otras, dirigió durante algunos años el Cuarteto de Milán), a la docencia en el Conservatorio de Milán, del cual se convirtió en director en 1882 (entre sus alumnos se contaron Catalani y Puccini). Su primer Cuarteto de 1861, el premiado, toma como punto de referencia y modelo formal el Cuarteto op. 59, nº 3 de Beethoven y fue elogiado por Arrigo Boito (18421918). Boito estuvo entre los protectores de la Sociedad del Cuarteto, pero sus intereses como compositor se volvieron preferentemente hacia el teatro. A su misma generación pertenece sin embargo Giovanni Sgambati (1841-1914) que en 1861 en Roma fue alumno de Liszt y como pianista y director de orquesta supuso una contribución determinante a la difusión de la tradición instrumental alemana. Como compositor se ocupó de todos los géneros con exclusión La difusión, hoy no irrelevante, de la música de estos compositores nos revela sus puntos de referencia que van de Mendelssohn a Brahms, de Liszt a Wagner. Son la punta emergente de une exigencia de apertura, de la necesidad de lanzar una mirada más allá de los márgenes nacionales que en todos los campos caracterizaba la vida cultural de la nueva Italia. Algo similar ocurría de hecho en la literatura con la traducción de poetas franceses y alemanes, de Musset a Hugo, de Baudelaire a Heine. El descubrimiento de Heine está ligado al tema de la Scapigliatura y de manera particular a Bernardino Zendrini (1839-1879) quien estuvo cercano a Boito y a Emilio Praga y tradujo el Buch der Lieder. Un aspecto hasta ahora poco profundizado de la nueva situación concierne a las relaciones entre música y literatura que siguieron al descubrimiento de Heine y de manera particular a las traducciones de Zendrini. Recientes estudios han dado resultados sorprendentes, revelando que justamente a Heine está unida una vasta producción de canto de cámara. En la primera mitad del XIX la música para canto y piano se cultivaba por los operistas como un género “menor”, no ajeno a la vocalidad operística aunque contenida en una más recogida dimensión de cámara, con éxitos de altísima cualidad en Rossini (de las Soirées musicales a muchos de los Péchés de vieillesse) y a veces con páginas notables en Bellini, Donizetti y Verdi. En la segunda mitad del XIX se populariza el género de la romanza de salón, destinado a un público de la pequeña y mediana burguesía y a intérpretes aficionados, por ello no muy difíciles en el plano pianístico ni en el vocal. Muchas de las de alrededor de 300 composiciones sobre textos de Heine que florecieron en las últimas décadas del XIX presentan los caracteres de la romanza de salón, pero no de manera exclusiva. Entre los autores hay operistas como Catalani, Ponchielli, Marchetti y otros compositores conocidos como los directores de orquesta Franco Faccio y Luigi Mancinelli. Pero hay también un crítico musical, Filippo Filippi, y está en fin Giovanni Sgambati y el más célebre autor de romanzas de salón, Francesco Paolo Tosti. Justamente, en el caso de Sgambati su relación con los textos de Heine le lleva a acercarse a las características del Lied, tanto por su cualidad como por el compromiso de la escritura pianística. Filippi había escrito con una cierta perplejidad: “Él es demasiado pianista, escribe auténticas piezas para canto y piano…”. La profunda transformación de la sociedad italiana durante el Risorgimento y en los sucesivos años de la Unidad se reflejan en una voluntad (para muchos sólo parcial) de una apertura europea también en el campo musical. Se llegaba así a las lejanas pretensiones del retorno de algunos compositores italianos (no ligados tan sólo teatro de ópera) a situarse entre los protagonistas europeos. Este retorno estaba en las ambiciones de la así llamada “Generación del Ochenta” (Malipiero, Casella, Respighi). Pero creo que ello en verdad se cumplió más en el siglo XX, con Dallapiccola y Petrassi, Maderna, Berio, Nono y otros, hasta Sciarrino y las nuevas generaciones. Paolo Petazzi Traducción: Fernando Fraga 107 262-dosier 108 22/3/11 13:50 Página 108 262-dosier 22/3/11 13:50 Página 109 109 262-Pliego final 22/3/11 13:24 Página 110 ENCUENTROS SUSAN GRAHAM, DE LA ESTIRPE DE LOS HÉROES 110 Fotos: Dario Acosta S usan Graham es una de las más grandes personalidades dramáticas que podemos ver hoy en día sobre un escenario. Nacida en Roswell (Nuevo México), la mezzo estadounidense es una artista de especial versatilidad, que ha destacado tanto en ópera como en concierto, con un amplísimo repertorio que se extiende desde Purcell, Haendel y Mozart hasta Richard Strauss y el repertorio francés, llegando incluso al teatro musical contemporáneo. Su presencia es habitual en coliseos tan prestigiosos como el Metropolitan de Nueva York (donde debutó en 1991), la Ópera de la Bastilla, el Covent Garden, la Ópera de San Francisco o la Lyric Opera de Chicago. Es también una distinguida recitalista, campo en el que ha abordado principalmente canciones de compositores franceses y norteamericanos como Hector Berlioz, Ned Rorem, Jake Heggie, Reynaldo Hahn o Erik Satie. 262-Pliego final 22/3/11 13:24 Página 111 ENCUENTROS SUSAN GRAHAM El personaje protagonista de Iphigénie en Tauride de Gluck se ha convertido en un papel “fetiche”, que la ha acompañado desde que lograse con él uno de los mayores éxitos de su carrera cuando lo asumió por primera vez en el Festival de Salzburgo de 2000, con Ivor Bolton a la batuta, en un montaje que supuso asimismo la revelación internacional del director escénico alemán Claus Guth, y que le ha servido ahora para su presentación operística en nuestro país, en el Teatro Real de Madrid. De todo ello habla en esta conversación, así como de su declarado amor por la música francesa, que la ha hecho merecedora del título de “Chevalier de la Légion d’Honneur”. tiene una gran carga de psicoanálisis. Los personajes estamos atrapados dentro de esa caja negra que está llena de esos “alter-egos” de sacerdotisas que son básicamente versiones de la propia Iphigénie. Y todos los hombres son versiones de Orestes. Me gustan mucho los nombres en la pared, que ella misma escribe con tiza y luego borra, como destruyendo toda conexión con su vida anterior. En una de las representaciones, al caer el telón justo en ese momento del final del II acto, cuando estoy borrando mi nombre, se oyó decir en la sala a un espectador: “Maravillosa”. Fue emocionante. Eso quiere decir que alguien se sintió realmente conmovido por lo que estaba contemplando. El papel de Iphigénie se ha convertido casi en una segunda piel para usted. Pero, al mismo tiempo, los movimientos son muy físicos: los cantantes se arrastran por el suelo, trepan por las paredes… Es una manera muy adecuada de decirlo, porque es un papel que entra dentro de tu piel, dentro de tu cabeza, dentro de tu propio carácter. Es un personaje muy complicado, porque está a medio camino entre lo humano y la divinidad. Porque Iphigénie es sobrehumana, no en sus poderes, pero sí en su responsabilidad. Existe un enfrentamiento entre su deseo y el cumplimiento de su deber. Estos son los dos polos entre los que se debate el personaje. ¿Cómo ha evolucionado su visión del mismo, desde su maravillosa interpretación en el Festival de Salzburgo hasta ahora? Oh, Dios mío, ha pasado ya mucho tiempo desde entonces, diez, once años… Cada vez que interpretas cualquier papel, a lo largo de diez, quince, veinte años, cambias enormemente, te desarrollas como persona, y tu percepción de la humanidad también cambia, de acuerdo con tu experiencia personal. Canté el papel de Iphigénie, como hemos dicho, por primera vez en Salzburgo en el año 2000. En los diez años transcurridos desde entonces han pasado muchas cosas en mi vida. He perdido a muchas personas queridas, entre ellas a mi propio padre, así que ahora comprendo mucho mejor su conexión con Agamenón, puedo comprender ese enorme sentimiento de pérdida y de dolor. Antes era también más extrovertida en mi actuación, trataba de mostrar mucho más abiertamente mis sentimientos al público. Creo que ahora mi visión es mucho más interiorizada, trato de demostrar esos mismos sentimientos, pero de una manera más profunda. Aunque la producción salzburguesa de Peter Guth tenía una fuerte carga psicoanalítica, con aquellos dobles que llevaban unas inmensas cabezas. En efecto. Sin embargo, pero esta producción de Robert Carsen también Sí, es cierto, creo que son intentos de los personajes por escapar de ese mundo tan cerrado y tan hermético. En cada representación me vienen a la mente pensamientos diferentes. Creo que es un montaje que te hace reflexionar, y, al mismo tiempo, en el que tú puedes poner mucho de tu parte. ¿Había trabajado con Robert Carsen en otras producciones? Sí, hace muchos años hicimos Ariadne auf Naxos en la Ópera de Múnich y en Santa Fe, y también Alcina en la Ópera de París, una producción fantástica que tuvo un éxito clamoroso. Ahora hemos colaborado nuevamente en Iphigénie, que con estas representaciones madrileñas es la cuarta vez que la hacemos, y el año que viene viajará a Toronto. Y con Plácido Domingo, ¿cuántas veces había coincidido? Además de en otra Iphigénie que hicimos en el Met, en un montaje de Stephen Wadsworth que se repondrá justo a continuación de estas funciones, también con toda la “familia” de aquí, incluido Paul Groves, hemos cantado juntos Idomeneo. Yo bromeaba con él, diciéndole que antes fue mi padre y ahora es mi hermano. En cualquier ocasión, es un privilegio estar junto a él. Plácido es como un huracán. Y haber compartido la euforia de la celebración de su 70 cumpleaños aquí, en el Teatro Real, ha sido algo increíble. Pero sí era la primera vez que trabajaba con Thomas Hengelbrock. Sí, y es un director fantástico. Ha sido un placer trabajar con él. Es muy sensible y se nota que ama profundamente la ópera. Está presente en todos los detalles y, sobre todo —y esto es lo que define a un gran director de ópera—, respira con los cantantes. Siente nuestro aliento. Sabe cómo vas a coger aire y cómo vas a cantar una frase: más alto, más bajo, más lento, más rápido… Sabe observar y es muy inteligente. Al escucharla cantar esta música, se aprecia que está disfrutando enormemente con el idioma. ¿De dónde viene su amor por el repertorio francés? La verdad es que realmente no lo sé, es todo un misterio. Creo que me gusta la fluidez del idioma. La música francesa parece complementarse perfectamente con el idioma. Cuando era una niña pequeña que crecía en Texas, en Nuevo México, muy, muy lejos de Francia, me sentía cautivada por esas fantasías de la torre Eiffel, la moda de París, toda esa elegancia. La cultura francesa siempre ha ejercido una gran fascinación en Norteamérica. Sí, es algo que capta nuestra imaginación y nos hace soñar. Por otra parte, yo estudiaba piano, y tocaba a muchos compositores impresionistas: Debussy, Ravel… Me encantaba su exquisitez y su sensualidad, esa imprecisión armónica, esos colores evanescentes. La primera vez que canté las canciones de Debussy, con 16 años, me di cuenta de que aquel era el camino perfecto para mí, la canción francesa. ¿Y cuándo descubrió a Reynaldo Hahn? Hablando de canciones francesas perfectas… Descubrí a Reynaldo Hahn, probablemente, en 1995 o 1996. Había cantado algunas canciones suyas en mi época de estudiante, las más conocidas, como L’heure exquise. Pero un día estaba en casa de Roger Vignoles porque estábamos preparando un recital. Yo necesitaba nuevas obras y, aunque aún no nos conocíamos demasiado bien, me dijo que le esperase un momento. Subió a su biblioteca y volvió con un montón de álbumes llenos de partituras con canciones de Reynaldo Hahn. Cantamos juntos cerca de 30 canciones. Y yo me iba enamorando de cada una de estas canciones, de todas ellas. Fue un amor a primera vista. Creo que Reynaldo Hahn ha sido un gran secreto. Afortunadamente, el disco que grabamos Roger Vignoles y yo a continuación ha descubierto para mucha gente su maravillosa escritura, su lenguaje. Lo que me atrae tanto de su música es que cada canción contiene algo inesperado. Puede ser un giro armónico, una irregularidad rítmica… ninguna tiene una evolución regular. Por ejemplo, en una misma canción pueden repetirse tres versos, pero nunca sonarán iguales, bien por un detalle armónico, bien por la tonalidad, por el acento… Uno de los mejores ejemplos es Infidelité. “Todo era igual, los árboles, el arroyo, bla, bla, bla”, excepto “tú”. Ahí hay un cambio armónico que provoca un verdadero “shock”. Creo que Hahn es un autor muy brillante, por todas estas pequeñas cosas, que lo 111 262-Pliego final 22/3/11 13:24 Página 112 ENCUENTROS SUSAN GRAHAM hacen diferente a los demás. Otra de sus grandes pasiones es la música de Hector Berlioz. Adoro a Berlioz, y también me alegro de haber contribuido en cierto modo a descubrir su música, como su ópera Béatrice et Bénedict, que me ayudó a conocer una obra como Les nuits d’été. Yo estaba en Francia, haciendo aquella producción de la Ópera de Lyon con John Nelson que posteriormente se grabó, y, poco después, la compañía discográfica me pidió que hiciera un concierto para los patrocinadores del proyecto en el que canté Les nuits d’été, que a partir de ahí se convertiría en una de mis mejores tarjetas de presentación en el mundo entero, y que también llevé al disco, nuevamente con John Nelson, junto con algunas arias poco frecuentes del propio Berlioz. Me encantan estas canciones, y creo que resultan muy adecuadas a mi voz y a mi temperamento. Y amo también todas las óperas de Berlioz. Creo que, como se ha dicho muchas veces, hay una verdadera línea de conexión entre Gluck y Berlioz, es el mismo tipo de vocalidad, de declamación, esa manera de captar el espíritu de la tragedia francesa. Creo que Berlioz fue un genio que se adelantó a su tiempo, abriendo nuevos caminos en la orquestación, buscando nuevos sonidos, con un enorme impulso dramático y un sentido moderno del espectáculo teatral. Su música tiene siempre tanta fuerza, tanto vigor, y, al mismo tiempo, en los momentos líricos es tan romántica y tan emocionante. Pero cuando tiene que haber una tormenta, hay una tormenta. Y entonces puede ser terrible. Cantar a Berlioz es muy gratificante. Creo que se ajusta perfectamente a mi tesitura vocal, lo cual es muy agradable. He cantado muchísimas veces La damnation de Faust, y me encanta el papel de Margarita. Es una obra muy sorprendente, porque no fue realmente concebida para la escena, y por eso tiene esos saltos temporales y de lugar en la acción. Es como una película. Curiosamente, he participado en cinco producciones escénicas diferentes, lo cual es toda una rareza, ya que casi siempre se ofrece en versión de concierto, que es como nunca la he hecho. También cantó la Didon de Les troyens con John Eliot Gardiner en París. Les troyens es otra ópera que adoro. Fue una experiencia extraordinaria, y espero cantarla de nuevo. Ojalá podamos traer esta ópera a Madrid, donde creo que no se ha interpretado nunca. 112 Sería un auténtico acontecimiento. Y, sin duda, uno de los títulos preferidos de Gerard Mortier, quien, por cierto, desempeñó un importante papel en su trayectoria, ¿no es así? Efectivamente, él fue un gran trampolín para mi carrera en Europa. Me escuchó a comienzos de los años 90 o a finales de los 80 en Chicago y, un par de años más tarde, ya estaba cantando en la Mozartwoche de Salzburgo, en invierno, Lucio Silla, que supuso un gran éxito. A la mañana siguiente, recibí llamadas telefónicas del Covent Garden, poco después de la Staatsoper de Viena… Puede decirse que, a partir de ahí, se me abrieron todas las puertas. Y, volví, claro, al Festival de Verano de Salzburgo, prácticamente cada verano, durante los años 90. Aquel Lucio Silla era interesantísimo. Sí, con aquella escenografía de Robert Longo, tan espectacular y tan impactante, que yo creo que le daba una tremenda fuerza dramática a la ópera, que Mozart había escrito con 15 años. ¡Es increíble! Pero es magnífica. Usted tiene muchos amores, porque otro de ellos es precisamente Mozart. Oh, sí: Mozart, Strauss, Massenet… A propósito de este último, usted ha cantado los Cherubinos tanto de Mozart como de Massenet. ¿Hay analogías entre ambos? ¿Cuáles son las principales diferencias, aparte, obviamente, del idioma y del estilo? El de Massenet es algo más maduro. Tiene 17 años, y pensamos que el de Mozart sólo tiene 14. Y ya no es un muchacho puro, puesto que ha conocido a las mujeres. En este sentido, es más parecido al Octavian de Der Rosenkavalier, al que muchas veces se ha considerado como un Cherubino más evolucionado. Creo que el Chérubin de Massenet es una especie de puente entre ambos personajes, con una música maravillosa. Volviendo al de Mozart, creo que es como una especie de niño grande, que quiere aparentar ser más mayor de lo que lo es en realidad, pero sigue siendo un niño. En el de Massenet, se enfrenta realmente a un conflicto entre dos mujeres, como le ocurre a Octavian, quien tiene que decidirse entre la Mariscala y Sophie. Aquí son la dulce y buena Nina y la superstar, la bailarina l’Ensoleillad. Además, tiene la suerte de tener toda la ópera para él solo, no hay ningún Fígaro con el que haya de competir. Usted ha cantado también algunas óperas contemporáneas, como The Great Gatsby de John Harbison, Dead Man Walking de Jake Heggie y An American Tragedy de Tobias Picker. Estoy muy interesada en nuevos proyectos apasionantes, y creo que la ópera de nuestro tiempo es uno de ellos. Pero necesito encontrar obras en las que la música y los personajes tengan la misma consistencia. Y en estos casos creo que ha sido así. Hay una gran tradición de ópera norteamericana, que se remonta a autores como Carlisle Floyd. Precisamente su ópera Susannah se ha interpretado recientemente en Bilbao con un considerable éxito. ¿De veras? Es fantástico, porque la obra es bellísima. Floyd fue realmente una gran figura, una especie de revulsivo para la ópera norteamericana, y es increíble que todavía siga componiendo. Hace unas semanas se repuso Dead Man Walking en Houston, para la apertura de la temporada, y Floyd estuvo allí para apoyar a Jake Heggie y a toda la compañía. Fue muy emocionante. Por supuesto, Joyce DiDonato interpretaba la parte de la Hermana Ellen, que fue escrita para mí. Ella acaba de estar en Madrid con Der Rosenkavalier, y ahora vengo yo… Todos somos como una gran familia. Y, además, usted había interpretado en París la misma producción de Der Rosenkavalier de Herbert Wernicke que hemos visto aquí. Así es, un montaje que me gusta mucho, por cierto. Obviamente, el Metropolitan de Nueva York es uno de sus teatros emblemáticos, pero ¿cuáles son sus otros teatros favoritos? Me gusta muchísimo la Ópera de París, particularmente el Palais Garnier. Adoro al público francés, porque ha sido muy cariñoso conmigo y me ha acogido calurosamente cantando “su” música. También disfruté muchísimo durante todos los años en los que canté en Salzburgo, en los que pude disfrutar de la comunión musical tan especial que se creó, porque en los años 90 pasó por allí lo mejor de lo mejor. Formar parte de aquel proceso, en el que se estaba produciendo una transformación entre el concepto tradicional de Herbert von Karajan y los experimentos —que no siempre funcionaban, pero cuando se acertaba era fantástico—, de la era de Gerard Mortier fue un momento muy excitante. Lógicamente, también me encantan los teatros norteamericanos, como la Ópera de San Francisco o la Lyric Opera de Chicago, dos compañías maravillosas. Aunque tampoco puedo olvidar la Staatsoper de Viena o la Ópera Estatal de Baviera, donde he pasado tiempos muy felices. No he cantado mucho, en cambio, en Italia. Y tengo que decir que el Teatro Real es uno de mis nuevos teatros favoritos. La calidad es muy alta, la atmósfera de trabajo en todo el equipo es maravillosa, y el apoyo detrás de la escena es tan grande que me he sentido arropada en todo momento. Además, la relación que se establece entre el cantante y el público es muy directa, se crea una gran intimidad, como si fueras a cantar un Liederabend. La acústica es magnífica, y la 262-Pliego final 22/3/11 13:24 Página 113 ENCUENTROS SUSAN GRAHAM reacción del público ante nuestra producción ha sido fantástica. He de decir, además, que en este teatro trabaja la gente más encantadora del mundo. ¿Tiene algunos ídolos? Son cuatro: Christa Ludwig, Frederica von Stade, Tatiana Troyanos y Marilyn Horne. Estudié Octavian con Christa Ludwig, y fue para mí una gran inspiración. No he seguido en contacto con ella, aunque entonces hablamos mucho sobre repertorio e incluso ahora, observando el arco a lo largo de su carrera, creo que en algunos puntos es una referencia, sobre todo a medida que voy avanzando. Con Frederica von Stade es algo diferente. Yo he realizado mi trayectoria siguiendo de algún modo sus pasos. He llegado incluso a cantar con ella, en la citada Dead Man Walking, después de ser su cover en muchas ocasiones, y nos hemos hecho grandes amigas, pero para mí ella era alguien que estaba muy por encima de mí. Yo conocía sus grabaciones, y ya era una estrella cuando yo empezaba. Fue mi modelo para Cherubino, por supuesto. Al mismo tiempo, Tatiana Troyanos cultivaba un repertorio más pesado, y también fui su cover, aunque por desgracia nos dejó demasiado pronto. Pero me inspiró muchísimo, sobre todo su pasión. Era única, y aprendí mucho de ella, en especial de su Octavian o su Compositor. Y Marilyn Horne, siempre tan entregada y tan trabajadora, que fue una especie de pionera que abrió las puertas a las mezzosopranos para convertirse en protagonistas, sobre todo en el belcanto y en papeles de Haendel o Vivaldi. Ella fue quien hizo posible que nos convirtiésemos en auténticas prima donnas. Porque las mezzosopranos podemos quedarnos muy fácilmente en una posición secundaria. Y alguna vez nos gusta ser las primeras de la lista. Lo necesitamos. Precisamente, usted no ha abordado muchos roles belcantistas. He hecho la Rosina del Barbero de Sevilla, y he demostrado que puedo cantar este estilo, pero que no es realmente mi fuerte. No se corresponde realmente con mi sentido del drama, con mi concepción de la música ni con mi formación, que, como le he dicho, está mucho más inclinada hacia ese mundo del impresionismo francés del que antes hablábamos. No me ha gustado nunca el gran virtuosismo técnico. Si tengo que elegir entre Strauss y Rossini, me quedo con el primero. Creo que es una cuestión de temperamento, de sensibilidad, e incluso de carácter. Cuando eres una joven mezzo lírica, vas probando diferentes campos hasta que encuentras realmente tu rumbo. Cuando estás empezando, todo el mundo te pide que hagas belcanto. Pero, en ese tiempo, estaba la joven Cecilia Bartoli, la joven Jennifer Larmore, la joven Suzanne Mentzer, que hacían brillantemente ese repertorio y que realmente lo aman, así que preferí abordar otros rumbos, sobre todo el repertorio lírico romántico francés, que me dio muchísimas satisfacciones, como Chérubin de Massenet, Mignon de Thomas o la Charlotte de Werther, papeles que me decían mucho más, que sentía de una manera más orgánica. Sin olvidar, claro está, a Mozart ni a Strauss. Afortunadamente, el repertorio operístico es cada vez más extenso, desde la ópera barroca hasta nuestros días. No hay que cantar necesariamente a Verdi o Wagner. No necesariamente, y, por suerte, ahora se hace mucho más Gluck o Berlioz que antes. Un autor que me apasiona, y que no ha salido en esta conversación, es Haendel, que puede situarse en varias categorías. Está el Haendel de Semele, lleno de ornamentaciones y de pirotecnias, repleto de coloratura, pero luego está el de Ariodante con Scherza infida, que es una de las arias más estremecedoras que conozco. Esa fue mi manera de entrar en esta música. Hay una enorme cantidad de pathos, de sufrimiento humano, de dolor, de expresividad. Y también de alegría. Haendel realmente capta todo el arco de las emociones humanas, en el sentido de que, a diferencia de otros compositores belcantistas (puesto que creo que se le puede considerar un belcantista barroco), creo que hay una gran profundidad en su música. He cantado Ruggero en Alcina, y los papeles titulares de Ariodante y Xerxes, y creo que con estos tres personajes tengo toda la variedad de sus posibilidades expresivas. Este tipo de papeles heroicos, además, me gusta mucho hacerlos en escena. A lo mejor es que hubiera querido ser un chico… ¿Cuáles son sus próximos proyectos? Después de Iphigénie en Tauride en el Met, una nueva producción de Ariadne auf Naxos en la Houston Grand Opera y, ya en la próxima temporada, Iphigénie en Toronto, Xerxes en San Francisco y La viuda alegre en París. Un proyecto excitante, aunque tengo que aprenderme los diálogos en alemán, lo que me da un poco de miedo. Siempre la he hecho en inglés. Pero la música de Lehár es mucho más bonita en alemán. Sí, y como es en Francia, puedo hablar alemán con acento francés. Al fin y al cabo, Hanna Glawari es de ese extraño país, Pontevedro… ¡Qué buena idea! Rafael Banús Irusta 113 262-Pliego final 22/3/11 13:24 Página 114 ESTUDIO El mercado de las grabaciones de música clásica I LOS TIEMPOS ESTÁN CAMBIANDO E n estos tiempos de dificultades económicas en todo el mundo y de cambios tecnológicos sin precedentes, ¿hasta qué punto es estable el mercado de las grabaciones de música clásica? ¿Representa algo más que un pequeño segmento de un mercado mucho más grande de grabaciones globales dominado por el pop y el rock —que actualmente sufren de una dramática reducción de ventas— y funcionando según sus normas? ¿O tal vez funciona el mercado clásico de forma diferente? ¿Tiene capacidad para vivir por sus propios medios? ¿Cuál es el panorama actual de ese mundo que se dedica a vender grabaciones de música clásica internacionalmente y cómo se ha desarrollado durante el último cuarto de siglo? Estas son preguntas que, aun referidas a la creatividad artística, no se pueden responder automáticamente hablando directamente con los propios artistas. Por eso, aquí hemos tratado de animar a los personajes más influyentes de discográficas y distribuidoras que añaden sus propias energías a esa creatividad. En este primer artículo tendremos en cuenta los cambios más importantes registrados durante los últimos veinticinco años y cómo estos han afectado a la capacidad de vender discos en el clima económico de hoy. La próxima entrega se centrará en los planteamientos y la energía creativa que serán necesarios en el futuro. Barómetros estadísticos La cuantificación —y mucho más el análisis— de las ventas globales de las grabaciones de música clásica es más bien una ciencia inexacta. Las cifras dadas por la International Federation of the Phonographic Industry —y su afiliada en España, Promusicae— son una gran ayuda pero, en ciertos países, las cifras de ventas de la música clásica se unen a las de los álbumes de crossover y en otros muchos no se comunican aquéllas. Según la IFPI, las ventas del repertorio clásico representaron en España, en 2010, un seis por ciento de las ventas de grabaciones materiales, dentro de una facturación total —reunidos todos los géneros— de 177 millones de euros. Actualmente, España está clasificada en el décimo lugar de ventas en el mercado mundial de grabaciones. Una “lectura” correcta de esta situación respecto de los datos del mercado internacional es complicada, también debido a la creciente diversidad de formas en que se consigue la música grabada: CD, SACD, vinilo, DVD, descargas digitales en un sinfín de distintas calidades de sonido y un conjunto de funciones emergentes para streaming y servicios de suscripciones. Desde hace 25 años 114 Antes, las grabaciones de música clásica procedían casi exclusivamente de los sellos más importantes —DG, Decca, EMI, etc.—, con sólo unos cuantos independientes funcionando en su estela. Ahora la situación ha cambiado dramáticamente y, con el crecimiento de los independientes, ha llegado una multiplicidad de novedades clásicas puestas en venta todos los meses —entre cuatrocientas y quinientas según diferentes cálculos— en diferentes formatos. Carlos Céster, del sello español independiente Glossa, dice que “hoy es más fácil hacer una grabación que venderla”. ¿Cuáles han sido, entonces, durante los últimos veinticin- co años, los cambios más significativos en el negocio de las grabaciones de música clásica? Según Christopher Pollard, que fue editor y gerente de la revista británica Gramophone, “primero fue la introducción del CD en 1983, lo que permitía que los sellos principales comercializaran de nuevo un número considerable de antiguas grabaciones; luego llegó el boom de la música antigua, que trajo consigo la oportunidad de volver a grabar repertorio fundamental; y, en último lugar, la tendencia de las compañías electrónicas y de los medios de comunicación a comprar compañías discográficas, ejemplificada en la adquisición de CBS por parte de Sony. La entrada de Sony, y la de BMG, desvirtuaron totalmente las realidades comerciales durante al menos una década, mientras se montó una especie de frenético festín alrededor de artistas cada vez más limitados, ofreciendo contratos de grabación que el mercado no podía soportar. El efecto fue presentar una imagen quimérica de prosperidad en un momento en el que ya era discernible una subyacente disminución del interés por la música clásica, a lo que nadie hizo caso. A estos factores, James Jolly, ahora director de la misma revista, añade: “Durante ese período hubo un enorme crecimiento del sector independiente. Creo que eso es lo más significativo que ha ocurrido. Ahora casi se puede decir que lo que hacen los independientes y lo que hacen los grandes 262-Pliego final 22/3/11 13:24 Página 115 ESTUDIO EL MERCADO DE LAS GRABACIONES son, en realidad, dos cosas diferentes. Y a eso hay que añadir que, desde finales de los 1980 en adelante, los aficionados reponían sus colecciones en el formato CD”. Fue la época del llamado “auge de ventas del CD” que, dice Christopher Pollard, trajo consigo problemas. “La actitud inflexible de algunos de los sellos principales hacia el CD, sobre todo EMI, permitió que los independientes como Telarc, Harmonia Mundi, Hyperion y Chandos se beneficiaran de la falta de repertorio en CD para tratar de apoderarse de unas porciones del negocio inviablemente amplias. Pero las grabaciones más significativas durante este período fueron las Cuatro estaciones de Vivaldi por Nigel Kennedy y la primera entrega de Los Tres Tenores, que vio la luz en 1990, coincidiendo con el Campeonato del Mundo de Fútbol. Estas dos grabaciones mostraron el potencial de la música clásica para venderse más allá de su mercado propio. Nigel, Pav y los demás demostraron que seguía existiendo un inmenso mercado para bonitas melodías en pequeñas dosis y la industria se volvió loca buscando más: Andrea Bocelli, André Rieu y Russell Watson deben sus carreras a esa revelación. Se puede afirmar con bastante exactitud que fue entonces cuando los sellos principales dejaron la casa sola y cedieron a los independientes el tradicional negocio del repertorio fundamental de la música clásica”. Finalmente, ¿cuál fue el impacto de la aparición del sello de precio económico Naxos en esta mezcla? Para Christopher Pollard, “fue una manera muy oportuna de aprovechar como palanca la fuerza de la mano de obra barata del Este de Europa contra los precios inflados de los CDs en Occidente. Su éxito representa una acusación permanente contra las actitudes introspectivas y codiciosas que dominaban entre las firmas principales. Presentando el sello como ‘un amigo del consumidor’ se pasaba por alto la avalancha de interpretaciones y grabaciones de calidad inferior que recibieron una entusiasta recepción por una parte de la prensa, más que feliz promocionándolas a bombo y platillo a cambio de recibir una generosa publicidad. El hecho de que a la larga el sello se convirtiera en una valiosa entidad artística no debe ocultar su fascinante génesis”. De aquella época, Klaus Heymann, el fundador de Naxos, recuerda cómo le sorprendía “que los grandes no se esforzaran más para contrarrestar el ‘efecto Naxos’. Probablemente estaban entonces concentrados en explotar sus catálogos de reediciones a precios máximos en CD en lugar de competir con nosotros en el sector económico. Y cuando empezaron con sus propios sellos económicos no sacaron, desde luego, sus mejores productos, ni grabaron otros nuevos. Mientras, nosotros estábamos vendiendo nuevas grabaciones a precio económico”. 115 262-Pliego final 22/3/11 13:24 Página 116 ESTUDIO EL MERCADO DE LAS GRABACIONES Los grandes, hoy 116 ¿Entonces, cuáles son hoy las perspectivas de las principales compañías discográficas, de las que, si no han cedido su cuota global de mercado en los últimos años a los sellos independientes, al menos sí lo han hecho en cuanto a un cierto sentido de la creatividad? James Jolly deja claro el planteamiento de los grandes. “Están ahí para crear estrellas y generar ventas sustanciales. Aspiran, sobre todo, a vender decenas de miles de ejemplares en el mercado internacional, mientras los independientes, debido a sus gastos generales y las coproducciones, no tienen que ambicionar cifras semejantes. Sin embargo, a menudo los independientes las consiguen. No hay más que mirar los grandes proyectos de Harmonia Mundi, que han alcanzado ventas asombrosas, de 20.000 a 30.000 unidades. Hemos pasado por un período de sangrías con los artistas más ilustres abandonando los sellos más importantes. Desde entonces, han reinventado sus relaciones para que esos ilustres sigan grabando como siempre —por ejemplo las sinfonías de Beethoven— pero ahora lo hacen de forma más rentable. Creo que el peor período fue hace tres o cuatro años. Ahora las cosas se han calmado y nadie está para correr los riesgos de antes”. El panorama de los sellos principales está aún en proceso de remodelación, con la titularidad tanto de EMI —que también incluye Virgin Classics— como la de Warner Music —que contiene los catálogos de Teldec y Erato, entre otros— en litigio — aunque eso no ha impedido una continua colocación de grabaciones en el mercado. ¿Ve James Jolly alguna señal alentadora por parte de estos grandes sellos? “Sí. Por ejemplo, Sony ha empezado a contratar agresivamente artistas como el pianista chino Lang Lang, un artista que aprovecha todos los medios y las redes sociales. Piense lo que piense de él como intérprete, hay dos cosas que no se pueden poner en entredicho: una, que puede de verdad tocar el piano; y la otra, que no transige en cuanto a lo que toca. Interpreta el repertorio fundamental de la clásica. Lang Lang es joven y no está nada mal tener alguien así que muestra que la música clásica está tan de moda como pueda estarlo cualquier otra cosa. Universal, por su parte, ha declarado públicamente que el repertorio fundamental es una prioridad absoluta. No piensan eliminar el crossover pero quieren que se tome tan en serio el gran repertorio de la música clásica como el crossover. Y hasta han contratado personal suficiente para llevar este proyecto a cabo. Es alentador tener a Universal, un sello fundamental, y a Sony, otro protagonista muy importante, claramente comprometidos con la música clásica”. ¿Qué se puede esperar de una gran compañía discográfica? Le hemos preguntado a Paul Moseley, que recientemente ha sido nombrado director gerente de Decca Classics —el nuevo nombre de la división clásica de Decca Record Group— qué propósitos inmediatos tiene su sello en cuanto a nuevas grabaciones. “Decca es una compañía británica y hacemos las cosas a nuestra manera —responde Moseley. “Aparte de nuestra actual, y fantástica, lista de artistas —que incluye a Bartoli, Fleming, Kaufmann, Flórez, Calleja o Scholl— hemos anunciado la contratación de varios nuevos en los últimos tres meses: la violonchelista estadounidense Alisa Weilerstein, la soprano polaca Aleksandra Kurzak, el pianista uzbeko Behzod Abduraimov y, por supuesto, ese icono clásico que es Daniel Barenboim. También hemos contratado a un asombroso pianista cubano, Jorge Luis Prats, un virtuoso que había que recuperar, con una historia aleccionadora y que es del estilo de pianistas de Decca como Jorge Bolet o Alicia de Larrocha. Deutsche Grammophon sigue siendo nuestro sello asociado de música clásica dentro de nuestra casa matriz —ahora Universal Music. Cooperamos en muchos terrenos y compartimos ciertas funciones pero competimos en creatividad en cuanto a los artistas que contratamos, en la calidad de nuestras grabaciones y en el diseño de nuestros productos. Esa es la es clave. Decca y DG han desarrollado culturas separadas a lo largo de décadas y éstas siguen siendo muy distintas. Grabamos de forma diferente, nuestros discos suenan diferente y queremos conservar estas diferencias y desarrollarlas. Es la única forma de justificar la existencia de dos importantes sellos clásicos dentro de la misma compañía”. ¿Cuáles son, según Moseley, los mayores retos para el negocio internacional de la música clásica? “Los mismos que los de cualquier otro negocio: ¡convencer a la gente de que vale la pena que gasten su dinero en esto! Eso significa volver a enganchar con quienes hemos perdido contacto, con los que iban a las tiendas de discos que estaban en lugares céntricos —y que ya casi no existen— pero no se les ha podido convencer del todo para que compren online. Significa también encontrar artistas y grabar nuevos discos que sean tan atractivos y carismáticos como para que poseer esas nuevas versiones del repertorio fundamental sea ‘imprescindible’ y no sólo ‘interesante’. Significa descubrir música clásica nueva y compositores que un amplio sector de público encuentre atractivos. Significa conectar mejor la música grabada con la música en vivo y con las salas y auditorios. Y significa descubrir nuevas fuentes de ingresos a través del valor añadido que podamos ofrecer”. ¿Y cómo plantea presentar a la nueva Callas, el nuevo Horowitz o el nuevo Karajan? “Para hacerlo tenemos que invertir mucho dinero en marketing y publicidad. Y eso es un modelo de negocio diferente a lo que pueden hacer los independientes. Los dos enfoques son válidos, y el consumidor ha podido beneficiarse increíblemente de ambos”. Naxos Se puede decir que si la salida al mercado del sello Naxos dividió la opinión del mundo del negocio internacional de la música clásica durante la década de los 1990, eso no impidió que los nuevos y viejos compradores de discos se beneficiaran de buena gana de sus grabaciones a precios económicos ni obstaculizó la diversificación de la compañía. Klaus Heymann dice que “hoy, realmente, Naxos no es un sello sino una fuente de servicios a la industria, ya que hemos desarrollado una fuerte red de compañías de distribución, tanto física como digital. Incluso hemos empezado a distribuir Warner Classics en Estados Unidos y Canadá”. ¿Y cómo han ido últimamente las ventas de todas estas compañías de distribución? “En 2010, globalmente, los sellos independientes distribuidos por nosotros han tenido, respecto de 2009, un modesto aumento de un 1% de ventas físicas para CD y DVD, aunque existen grandes diferencias de un país a otro. Básicamente, el año fue estable pero en enero de 2011 hubo un fuerte aumento en todos los mercados, hasta un 25% más que en enero de 2010. Por lo tanto, en la música clásica no estamos viendo el dramático descenso discernible en pop y rock”. ¿Qué impacto tiene el descenso de las ventas minoristas de las tiendas de discos? “Cada vez que bajan las ventas en las tiendas físicas suben las ventas por correo y por Amazon. Amazon es básicamente nuestro mayor cliente en todos los mercados más importantes, lo que significa que sigue la demanda pero que ya no está en las tiendas”. El mercado internacional ¿Cómo están haciendo frente, hoy, a los retos del negocio de la música clásica los sellos y distribuidores de algunos de los mercados discográficos más importantes? 262-Pliego final 22/3/11 13:24 Página 117 ESTUDIO EL MERCADO DE LAS GRABACIONES Japón Japón, el segundo mercado más grande del mundo —en cuanto a ingresos por música grabada—, es un territorio crucial para la venta de grabaciones de música clásica occidental. Tsutomu Miyazawa, el director ejecutivo de Tokyo MPlus —distribuidora de muchos sellos europeos independientes— opina que el mercado está más o menos en una situación estable y calcula que hay entre cien mil y trescientos mil aficionados a la música clásica en su país, con un mercado que, en ese terreno, representa un 3% del total. “Es nuestra labor” —afirma— “seguir alentando a los muchos aficionados que se han decidido por los sellos independientes y sus artistas con grabaciones más atractivas y de mejor calidad, tanto en cuanto al repertorio como a sus protagonistas, y demostrar a los demás el papel tan importante que han tenido y seguirán teniendo los sellos independientes en el mercado clásico. Creo que los verdaderos aficionados y los fieles compradores de la música clásica siguen estando en el mercado y buscan con gran entusiasmo buena música clásica. Las giras de intérpretes en Japón aumentan las ventas, particularmente las de los artistas que ofrecen en el disco el mismo repertorio que interpretan en el concierto”. Miyazawa señala pianistas como Angela Hewitt y Marc-André Hamelin, cuyas grabaciones con Hyperion no figuraban entre las más vendidas en las tiendas pero que, después de cada concierto de su primera gira japonesa, vendieron cien, doscientos o incluso más ejemplares. Estados Unidos El sello —y distribuidora— Harmonia Mundi, aunque basado en Francia, opera también en otros países. Por ejemplo, en Estados Unidos, el mayor mercado musical del mundo. La directora artística de Harmonia Mundi USA, Robina Young, una de las productoras más importantes de clásica, opina que “Harmonia Mundi ha sobrevivido —y sigue sobreviviendo— a estos retos comerciales mejor que la mayoría, al seguir a rajatabla la filosofía original de la compañía en cuanto a calidad —y precios—, compromiso y apoyo a largo plazo de los artistas en los que creemos y el rechazo a las tentaciones de proyectos ‘fáciles’. Debido a que las tiendas de discos están desapareciendo rápidamente —¡en Nueva York sólo queda una!— las ventas han disminuido mucho y, por tanto, hace falta un reajuste de los honorarios de los artistas, cosa que nos ha ayudado, digamos, a mantenernos a flote”. Alemania La posición de Alemania como uno de los principales mercados europeos de música clásica, a pesar de la tendencia decreciente de las ventas al por menor, está apuntalada por las tiendas independientes y por un floreciente negocio online de venta por correo. La abundancia de salas de conciertos y teatros de ópera también ayuda a sostener el mercado clásico, hasta el punto que Michael Sawall, el director gerente de MusiContact —una compañía que es propietaria de varios sellos como Glossa, Christophorus, Pan Classica, Symphonia y, dentro de poco, Accent— no es nada pesimista. “Veo una crisis en general pero no en nuestra compañía. Sin duda, hay problemas, como colocar los discos en las tiendas para su venta o la desaparición de éstas, pero los distribuidores han descubierto otras vías para vender y tuvimos un aumento del 15% de facturación en 2010”. Su distribuidor francés, Abeille Musique, vendió casi 800 ejemplares de un CD económico de Christophorus, de repertorio medieval, al poder colocarlo en los museos franceses. Matthias Lutzweiler, de Hänssler Classic reconoce la fuerza de lo nacional: “A lo mejor no es más que un consuelo, 117 262-Pliego final 22/3/11 13:24 Página 118 ESTUDIO EL MERCADO DE LAS GRABACIONES pero la verdad es que proporciona una base con que contar. El 35% de las ventas de Hänssler proceden de Alemania y el 65% de otros países. Así que necesitamos un pujante planteamiento internacional. En Alemania las ventas del sello proceden no sólo de la venta en tiendas sino también de fuentes como el club de libros y música Wissenschaftlichen Buchgesellschaft (Sociedad Científica del Libro), que tiene unos 140000 socios, y de las crecientes ventas en los conciertos. La cuestión es siempre a cuánta gente se puede llegar. A veces, en un concierto al que asisten dos mil personas vendemos unos doscientos discos pero, otras, solamente diez. Es una parte del negocio en fase de expansión. Por otro lado, la gran fuerza impulsora de lo que se está haciendo en este negocio es simplemente la creatividad: las novedades discográficas. Lo que vendemos no es una mercancía sino música, artistas e ideas”. Bélgica Por exigencias del negocio, Bélgica está agrupada con los Países Bajos y Luxemburgo para formar el mercado del Benelux, lo que permite a Dirk DeGreef, de la distribuidora belga Codaex —que opera también en Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y recientemente Noruega— beneficiarse de un transporte a costos más bajos al tener un solo almacén situado en el centro de Europa, en Lummen. “Nuestro papel consiste en encontrar el mejor modo de hacer llegar al cliente una grabación de un sello y ya no importa cómo lo hagamos. Hay varios modos. Las tiendas siguen siendo importantes y debemos sostenerlas todo lo que podamos, porque son valiosísimas. Pero también la venta por correo en internet es cada vez más importante”. Para DeGreef las buenas grabaciones son aquellas que integran “una música muy interesante, que no ha sido previamente grabada demasiadas veces, con buenas interpretaciones de artistas activamente dedicados a hacer música en vivo. Sin poder vender en los conciertos se entra en un círculo vicioso —todos necesitamos de todos”. Otra compañía que ha comprado sellos durante los últimos años es la belga Outhere. Ahora posee Alpha, Fuga Libera, Phi, Zig Zag Territories, Aeon, Ramée y Ricercar —las ventas de este último han subido de 7000 a 55000 al año— y los dirigen los propios gerentes de estos sellos. Charles Adriaenssen, el presidente de Outhere, dice: “Creo en los buenos modelos: es decir, en gente erudita, buena cultura, y una alta calidad de música, entre otras cosas”. Reconoce que al invertir de manera eficaz en arte “no se pueden esperar grandes ganancias —es como si se invirtiera en infraestructura o en bonos del Estado. Uno tiene que aceptar esta condición. Se da por descontado que los beneficios serán modestos. Y opino que la transformación a lo largo de cinco años de este trasto advenedizo llamado Outhere en una de las principales compañías europeas no hubiera sido posible en los tiempos de las vacas gordas sin haber invertido ingentes cantidades de dinero”. Destaca “unos buenos servicios comerciales y promocionales, unos muy buenos precios con los impresores y distribuidores, una muy buena logística y la dedicación de los empleados” como los ingredientes adoptados por Outhere para ayudar a los sellos y a sus artistas. Comparte la opinión, que ya se oye muy a menudo, de que “nunca han existido tantos consumidores de música clásica, debido a tantos festivales de verano y al hecho de que se puede escuchar esa música en los lugares más inverosímiles. Soy muy aficionado a la música en vivo, me encanta su emoción, su lenguaje corporal”. Reino Unido 118 Otro mercado tradicionalmente fuerte para las grabaciones de música clásica ha sido el Reino Unido y allí, en 1980, se establecieron, con sólo seis meses de diferencia entre cada uno de ellos, tres sellos independientes pioneros: Hyperion, Chandos y Gimell. Par Steve Smith, de Gimell, “estos sellos pudimos sobrevivir simplemente porque intentamos ser dinámicos en el momento justo. Tres o cuatro años de trabajo duro, intentando fomentar el negocio, siendo innovadores y, de repente, llegó el CD y nos encontramos en el lugar adecuado en el momento adecuado”. Gimell se consolidó gracias a la venta millonaria de la grabación del Miserere de Allegri por The Tallis Scholars: un sello llevado por artistas mucho antes de que otros artistas optaran por ese mismo camino. “Lo que hicimos con Gimell no fue diferente de lo que los artistas punk estaban haciendo en aquel momento al dirigir sus propios sellos; pero entonces, en el mundo de clásico, no ocurría nada parecido”. Con otro sello que ha cumplido su trigésimo aniversario, Simon Perry, director gerente de Hyperion, ha comprobado que las ventas en ejercicios recientes han disminuido en comparación con las de los años del boom a mediados de los 1990 cuando llegaron los discos compactos. Sin embargo, el sello —financiado inicialmente por Ted, el padre de Perry, con lo que ganaba como conductor de un mini-cab en lo que es una historia memorable— ha registrado un aumento del 8% de las ventas en 2010 —mientras, de paso, recibía el Record of the Year Award de la revista Gramophone. “Hacemos grabaciones” —señala— “que creemos que la gente quiere, que son irresistibles. Nuestro trabajo es asegurarnos de que elegimos los artistas apropiados, más un acertado e interesante repertorio para coleccionistas o para el público en general. Como cualquier negocio, tenemos que operar con eficacia, y muchos sellos han dicho ‘de acuerdo, conocemos cuál es nuestro mercado, sabemos cuánto dinero tenemos que gastar, y a ver si podemos vivir dentro de nuestras posibilidades’. Ese es, desde luego, el caso de Hyperion”. El jefe de ventas de Hyperion, Mike Spring —que lleva 23 años en la compañía—, identifica la fuerza de la marca hoy pero también señala la necesidad de ventas de largo recorrido para financiar nuevas grabaciones —muchos sellos trabajan con la idea de encontrar la financiación en otro sitio. Responsable también de la música para piano, Spring está convencido que “las compañías de discos son necesarias para centrar la atención en el artista. Esa noción completamente democrática de que todo el mundo puede promocionarse a sí mismo no puede funcionar. Si todos los artistas del mundo crean su página web, graban algunos conciertos y los colocan ahí nadie va a poder distinguir el grano de la paja”. España Y con tantas y tan atractivas grabaciones como aparecen en el mercado, ¿qué opciones tiene el consumidor de clásica en España? Juan Lucas, director de Diverdi, distribuidora de más de medio centenar de importantes sellos independientes, comenta: “La gran diferencia, en comparación con otros países donde todavía existe la venta en tiendas o donde se han desarrollado las ventas online en los últimos años, es que en España hemos llegado a tener una especie de panorama desértico, ya que muchos de los grandes puntos de venta — que no venden exclusivamente música clásica o ni siquiera sólo música o cultura— han forzado la caída o la retirada del mercado de las tiendas independientes. Tal vez la gente siga con apetito pero ya no hay restaurantes… Creo que lo único que se puede hacer ahora es establecer una muy buena venta online. Una de las grandes diferencias entre España y nuestros vecinos es que no existe todavía un Amazon.es”. Según Lucas, en los últimos años la vitalidad de los conciertos y los festivales en España ha sido la envidia de muchos países. “Hay que tener en cuenta que la mayoría de la activi- 262-Pliego final 22/3/11 13:24 Página 119 ESTUDIO EL MERCADO DE LAS GRABACIONES dad está financiada por apoyos institucionales y ahora se están recortando los presupuestos de los teatros de ópera, de los festivales y probablemente también de las orquestas. Dejamos atrás los años de las vacas gordas y de ahora en adelante tendremos que ver si podemos seguir al mismo ritmo que, efectivamente, ha causado la admiración de otros países. Tenemos una nueva generación de intérpretes en todos los campos: muy buenos directores de orquesta, orquestas ya consolidadas y bien preparadas, grupos de música antigua y de contemporánea y unos cuantos solistas fantásticos que están a la altura de los de los demás países. Y también una muy buena generación de compositores. Pero aún no se han esforzado mucho en España para que esas mejoras sean más conocidas fuera del país. Para que se pueda oír la música de todos ellos fuera de España hemos intentado —con la serie Anemos— hacer algo para corregir este fallo —como han hecho Kairos, Col Legno y Verso. Las grabaciones son muy importantes para que sepan fuera lo que estamos haciendo aquí dentro. Recientemente leí en Gramophone una reseña muy entusiasta, de una página, dedicada a Aura, la ópera de José María Sánchez-Verdú, que ha salido en Kairos. Hay pocos conciertos que hayan tenido el resultado de una crítica tan positiva como la de esta grabación en una revista de ese impacto —y las autoridades competentes deben empezar a darse cuenta”. ¿Debieran ser más frecuentes las ventas de discos en los conciertos? “Por supuesto. Hoy la venta in situ es una de las formas más importantes de ofrecer discos, precisamente porque ya no hay tiendas físicas en el país, y cuando hay ventas durante o después de un concierto se puede aprovechar el gran momento emocional por el que está pasando el público. Recientemente vendimos más de cincuenta discos después de un concierto en Barcelona de un artista aún no muy conocido, el violinista Sergei Khatchatrian. De una forma u otra es un servicio público, y los directores y gerentes de teatros deben ser más conscientes de ello de lo que lo son actualmente en España. A veces se hace muy cuesta arriba convencerles de la importancia de esa venta”. Jordi Puértolas, director de Harmonia Mundi Ibèrica, también está convencido de la necesidad de vender cada vez con más frecuencia los discos en los conciertos, pero puntualiza que “una organización más profesional sería útil —tal vez representando distribuidores, sellos y comerciantes al por menor. Tal como están las cosas ahora, para poder conseguir el permiso para vender discos en los conciertos tienes a veces que hacer seis o más llamadas telefónicas a personas diferentes para recibir el visto bueno. Ese modo de comercialización puede resultar bueno para la venta de discos pero aun está en una etapa artesanal, que vale para ventas en pequeñas salas de conciertos e iglesias pero no tanto en los grandes auditorios. Creo que en toda España estamos perdiendo muchas oportunidades en este momento”. En cuanto a la situación de las tiendas de discos en España, Puértolas comenta que “las condiciones han cambiado hasta para quienes todavía quieren comprar en las tiendas. En el pasado, si una grabación no estaba disponible se podía encargar. Hoy el cliente dice: “la quiero ahora mismo”. Y la puede conseguir usando su ordenador. Y los clientes se fijan mucho más en los precios. Por muy interesantes que sean las elecciones de repertorio, los sellos independientes tendrán que ser más audaces con los precios que ponen a sus discos —los más importantes todavía están aquí, tienen enormes catálogos de grabaciones antiguas y se les dan las mejores posiciones en las tiendas de discos a las que la gente sigue acudiendo. Y hay que competir con eso”. Continuará. Mark Wiggins Traducción: Barbara McShane BOLETÍN DE SUSCRIPCIÓN c/ Cartagena 10, 1ºc - 28028 MADRID Tel. 91.356 76 22 - Fax 91.726 18 64 E-mail: suscripciones@scherzo.es - www.scherzo.es Deseo suscribirme, hasta nuevo aviso, a la revista SCHERZO por períodos renovables de un año natural (11 números) comenzando a partir del mes de ………………… nº…… El importe lo abonaré de la siguiente forma: Transferencia bancaria a la c/c 2038 1146 95 6000504183 del Caja de Madrid, a nombre de SCHERZO EDITORIAL, S.L. Cheque a nombre de SCHERZO EDITORIAL, S.L. Giro postal. Rellene y envíe este cupón por correo, fax o correo electrónico. O llámenos por teléfono de 10 a 15 h. También está disponible en nuestra página en internet. Nombre………………………………………….......... .................................................NIF……………….... Domicilio…………..……………………………......... ................................................................................ CP………Población………………………………...... Provincia……………………………..……………...... Teléfono……………………………………………..... Fax…………...……………………….……………...... E-mail……………………………………………….......... VISA. Nº: …………………………………………… Caduca … /… /… Firma………..…………… Con cargo a cuenta corriente ………… ………… …… ………………………………… (No utilice este boletín para la renovación, será avisado oportunamente) El importe de la suscripción será: España: 70 € Europa: 105 € por avión. Estados Unidos y Canadá: 120 € America Central y del Sur: 125 € El precio de los números atrasados es de 7 € Tratamiento automatizado de datos personales.- Los datos recabados formán parte de los ficheros de la empresa, y son necesarios para la formalización de las suscripciones, su facturación y seguimiento posterior. Los datos se tratarán y protegerán según la LO. 15 /1999 de 13 de diciembre de Datos de Carácter Personal y el titular de los mismos podrá ejercer los derechos de acceso, rectificación, cancelación y oposición ante las oficinas de la Sociedad sita en Madrid, calle Cartagena nº 10 1º C, 28028 Madrid. 119 262-Pliego final 22/3/11 13:24 Página 120 EDU GC UA Í AC I Ó N MULTICULTURALIDAD MUSICAL En su sentido más amplio, la cultura puede considerarse actualmente como el conjunto de los rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o un grupo social. Engloba, además de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales al ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias, La cultura da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. Es ella la que hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales, críticos y éticamente comprometidos. A través de ella discernimos los valores y efectuamos opciones. A través de ella el hombre se expresa, toma conciencia de sí mismo, se reconoce como un proyecto inacabado, pone en cuestión sus propias realizaciones, busca incansablemente nuevas significaciones, y crea obras que lo trascienden. (UNESCO, 1982: Declaración de México) E sta descripción de la cultura que da la UNESCO nos sirve para situar la siguiente reflexión: ¿cuál puede ser el papel de la música y de qué manera debemos enfocar la educación musical en la actual sociedad multicultural? Evidentemente el término multiculturalidad tiene diversos significados dependiendo de la perspectiva con la que se mire, ya sea social, étnica, religiosa, política, artística e incluso económica. A nivel político y social, el debate entre las posiciones que abogan por el mantenimiento de la multiculturalidad y las que justifican la necesidad de que los inmigrantes adopten la cultura del país de acogida, está de plena actualidad. La cuestión es tan antigua como la propia civilización, pero la solución sigue estando en encontrar el equilibrio entre el apoyo a la diversidad cultural y la búsqueda de un nivel de integración que garantice una convivencia armónica. La historia nos muestra innumerables ejemplos de pueblos y poderes que han impuesto su cultura, incluso recurriendo a la fuerza, junto a otros momentos en los que han convivido varias culturas. Recordemos sin ir más lejos la coexistencia de las culturas cristiana, árabe y judía que tuvo lugar en la península ibérica y los magníficos frutos que dio en el ámbito artístico y cultural. Nuestro propósito es reflexionar sobre este tema desde la perspectiva de la música y la educación musical, y por lo tanto hay dos preguntas que debemos hacernos de entrada: ¿qué entendemos por cultura musical? y ¿cuál es la cultura musical que consideramos como propia? 120 Recogiendo algunos de los significados que nos da la UNESCO, podríamos aventurar una posible definición: la cultura musical es el conjunto de formas y manifestaciones sonoras a través de las cuales las personas se expresan, sienten, se comunican y relacionan en el seno de un grupo o comunidad. La música de cada cultura adopta unas características formales que tienen que ver con ritmos, melodías, armonías, estructuras, etc., se interpreta con unos instrumentos musicales que le son propios, incluido el tratamiento de la voz, y los músicos, profesionales o aficionados, tocan o cantan siguiendo unas prácticas interpretativas determinadas. Pero, más allá de estos rasgos, lo que mejor define el carácter cultural de una actividad musical es su contexto social, el entorno en el que ocurre y la finalidad que persigue, ya sea un concierto sinfónico en un auditorio, una fiesta flamenca, una ceremonia sufí o un concierto de rock en un estadio. La cultura musical de una comunidad puede ser el resultado de una larga tradición poco alterada por el tiempo o el producto de múltiples influencias, fusiones e interacciones. El nacimiento, la transformación, el estancamiento o la desaparición de las distintas culturas musicales a lo largo de la J.A.Serra Cultura musical Instrumentos musicales tradicionales en una tienda de Estambul historia ha sido el resultado de innumerables factores: movimientos migratorios — voluntarios o forzados—, imposiciones o prohibiciones del poder, luchas raciales o religiosas, hábitos sociales, etc. Hoy en día encontramos además otros agentes como las leyes del mercado, la inmigración, los medios de comunicación, la globalización, las nuevas tecnologías, las nuevas formas de consumo y creación musical o internet y las redes sociales. 262-Pliego final 22/3/11 13:24 Página 121 GAUCÍ A EDUC IÓN Cultura e identidad Las personas y las comunidades sentirán como propia aquella cultura musical que les sirve para expresarse y comunicarse, pero también se puede apreciar, sentir y disfrutar la música procedente de otras culturas, incluso sin conocer sus códigos. Hay culturas con las que hemos nacido, crecido y vivido, y otras con las que nos hemos sentido identificados en otros momentos y que han enriquecido nuestras vidas. Muchas personas se referirán a “mi” cultura, pero probablemente otras preferirán hablar de “mis” culturas. ¿Deberemos hablar entonces de multiculturalidad musical individual? En la búsqueda del significado que tiene la identidad musical hoy en día tendremos que estudiar y valorar el papel de las músicas tradicionales, las culturas originarias de una región que siguen vivas en otros lugares — pensemos por ejemplo en la música andalusí nacida en la península y presente ahora en países árabes del norte de África—, las culturas urbanas —que tienen en la música una de sus principales señas de identidad—, las comunidades de inmigrantes con una cultura musical propia, o la globalización, que nos ha traído desde el pop japonés a la música clásica occidental hecha en la China. Multiculturalidad y educación musical ¿Cómo se puede abordar la multiculturalidad desde la perspectiva de la educación musical? Es un tema complejo y no pretendemos dar respuestas concretas, sino más bien hacer algunas reflexiones. En este contexto, el principal objetivo de la educación musical es ayudar a las personas a descubrir su propia cultura y proporcionarles herramientas para expresarse y comunicarse a través de ella. Al mismo tiempo la educación musical puede facilitar e impulsar el conocimiento de otras culturas musicales, lo cual permitirá a las personas enriquecerse culturalmente y descubrir nuevas formas de interacción a través de la música. El problema de la educación musical en los países occidentales es que suele da por supuesto que la música clásica es la cultura propia de los estudiantes. Pero, sin poner en duda la importancia que tiene la tradición clásica en Europa y su influencia en buena parte de las músicas occidentales actuales, cabe preguntarse: ¿cuál es en realidad la cultura o culturas musicales con las que las personas se identifican y por lo tanto deben ser utilizadas como base para su formación musical? La pregunta cobra todavía más relevancia cuando nos planteamos la educación de los niños y jóvenes inmigrantes de nuestras ciudades, sean del origen que sean: magrebí, latinoamericano, subsahariano, pakistaní, chino… La multiculturalidad musical es algo ante lo que la educación no puede permanecer ajena. No atenderla supone un empobrecimiento e impulsarla un enriquecimiento cultural para toda la sociedad. Joan-Albert Serra educacion@scherzo.es CompMusic L a mayoría de las líneas de investigación musical que se llevan a cabo en la actualidad se basan en parámetros occidentales, incluso cuando se aborda el estudio de otras culturas. Las propia tecnología y las herramientas de análisis que se utilizan están concebidas y diseñadas con criterios occidentales. Uno de los peligros del mundo global es la pérdida de la riqueza cultural y por lo tanto es necesario impulsar las distintas culturas musicales y desarrollar nuevas herramientas que ayuden a conocerlas. Con este fin ha nacido el proyecto CompMusic. CompMusic (http://compmusic.upf.edu), cuyo nombre completo es Modelos Computacionales para el Descubrimiento de la Música del Mundo, es un nuevo proyecto de investigación dirigido por Xavier Serra del Grupo de Investigación en Tecnología Musical de la Universidad Pompeu Fabra en Barcelona, financiado por el European Research Council con un Advanced Grant. Esta ayuda es la más importante y prestigiosa que se concede a la investigación en Europa y CompMusic es uno de los trece proyectos que la han recibido este año en España. El equipo de CompMusic describe las razones que impulsan el proyecto, los objetivos que persiguen y las culturas musicales que serán la base de su trabajo: “Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) no responden a la realidad multicultural del mundo, en realidad estamos imponiendo los paradigmas de nuestra cultura occidental regida por las leyes de mercado también a las TIC, facilitando el acceso de una pequeña parte de la información del mundo a una pequeña parte de la población del mundo. Los esfuerzos actuales en investigación pueden empeorar aun más esta situación ya que el grueso de la investigación en TIC se está llevando a cabo con un enfoque occidental y como resultado, nuestros modelos de datos, cognitivos, de usuario, de interacción, ontologías… están todos sesgados culturalmente. Este hecho es bastante evidente en la investigación en TIC alrededor de los contenidos musicales, ya que, a pesar de la riqueza de culturas musicales que hay en el mundo, la mayor parte de esta investigación se centra en CDs y metadatos de la música comercial occidental. A pesar de que se tiende hacia la monocultura musical, hay sólidas culturas musicales, con tradición clásica, en lugares como China, India, Turquía, Indonesia o los países árabes, tradiciones que ofrecen un contrapunto al contexto musical occidental. Algunas de estas músicas disponen de excelentes estudios musicológicos y culturales, mantienen tradiciones sobre la práctica interpretativa y existen en el seno de entornos sociales reales. Así pues, algunas de estas tradiciones pueden ser el terreno sobre el que se pueden construir modelos de información no occidentales y el medio para desafiar los paradigmas de información centrados en occidente. Si somos capaces de describir y formalizar la música de estas culturas, quizá podamos expandir los modelos de información occidentales de forma que puedan capturar mejor la riqueza musical del mundo. Dada la disponibilidad de información y las colaboraciones existentes con expertos en las distintas culturas musicales, CompMusic estudiará tradiciones clásicas de India (indostaní y carnática), Turquía (otomana), países árabes (andalusí) y China (han)”. Para reforzar su carácter multicultural y dar una respuesta adecuada a la necesidad de investigar las distintas culturas en su entorno real y con unos parámetros que les son propios, CompMusic está poniendo en marcha equipos de investigadores y colaboradores en distintos países, inicialmente Turquía y la India, que serán su foco inicial de trabajo. 121 262-Pliego final 22/3/11 13:24 Página 122 JAZZ Michael Weintrob RAVI COLTRANE: MÚSICA HONESTA Y SIN APELLIDO A 122 Ravi Coltrane (Long Island, Nueva York, 1965) no le pesa el apellido porque sabe que el jazz no entiende las partidas de nacimiento ni los árboles genealógicos. Ni siquiera llegó a conocer a su padre, quien falleció cuando él tenía dos años, por lo que su compromiso con el jazz siempre se ha producido de manera personal e intransferible; otra cosa es, lógicamente, que la sombra de John Coltrane le alcance como jazzista y saxofonista, pero es que esto le ocurre a cualquiera de su gremio. Fue el segundo hijo de la pareja formada por John y Alice Coltrane, y su nombre es un explicito homenaje a uno de los músicos más admirados por su padre, el maestro del sitar Ravi Shankar. Sí, la música le rodeó desde la cuna y… sí, el chaval se las ha visto y deseado para no verse fagocitado por la leyenda de su padre. “Siempre me piden que colabore con reediciones de su música y que me implique en nuevos proyectos aportando lo que quiera. Por ejemplo, en la edición de lujo que se hizo de A love supreme escribí las notas del interior del disco. No me molesta hacer ese tipo de cosas”. La sonoridad saxofonística de Ravi Coltrane nos descubre muchos reverberos de su padre, en especial cuando se lanza sin paracaídas a los cielos de la improvisación y se deleita en los tiempos lentos. Y su soplo recuerda ciertas bocanadas del Joe Henderson más lírico, aunque, en cualquiera de los casos, su discurso ha intentado moverse entre unas referencias propias. Ahora regresa a nuestros escenarios para protagonizar un concierto exclusivo el 28 de abril en La Coruña, formando parte del XVI Ciclo de Jazz de la Fundación Pedro Barrié de la Maza. Su visita se produce de nuevo en su alineación favorita, la de cuarteto, compareciendo con escuderos amigos como el pianista Luis Perdomo, el contrabajista Drew Gress y el baterista E. J. Strickland, con quienes firma el que hasta hoy es su último disco, Blending Times, publicado en 2009 por el prestigioso sello Savoy. Será a finales de abril cuando, ante la prensa española, tenga que responder una vez más sobre la influencia de su padre: “No, no he intentando seguir los pasos de mi padre, sino encontrar mi propia voz como músico, algo que todavía no sé si he conseguido… Eso sí, sé lo que me interesa y lo que quiero intentar hacer. Sé que quiero ser un muy buen saxofonista, pero no sólo un buen intérprete. Ahora mucha gente sólo se preocupa de ser virtuoso con su instrumento, sólo piensan en tocar y tocar, pero lo que hay que intentar es ser un poco original, aportar algo. Te tienen que importar otras cosas además de tu instrumento: debes conocer la historia, saber lo que hacían los mejores antes que tú”. Quizás por ello no extraña que el saxofonista tenor y soprano no oculte su admira- 262-Pliego final 22/3/11 13:24 Página 123 JAZZ RAVI COLTRANE ción por jazzistas clásicos, desde Monk a… su padre: “Todos los grandes, incluso los más innovadores, tenían un gran nexo con el pasado. Thelonius Monk, por ejemplo, no pensaba sólo en tocar: buscaba su sitio y no sólo para estar en las bibliotecas del jazz”. Ravi Coltrane contó en sus comienzos con el privilegiado apadrinamiento de uno de los grandes, el baterista Elvin Jones, aunque pronto puso en práctica esa búsqueda de lo propio. Fue así como entró a formar parte de uno de los colectivos creativos más excitantes de la escena neoyorquina, el M-Base, de la mano de otro saxofonista que acabaría siendo su principal amigo y mentor, Steve Coleman. A ambos jazzistas les sucede algo parecido: quieren hacer buena música y hacerla para su gente, escuchando todas las voces de su tiempo. Al igual que Miles Davis al final de su vida, quien quiso abrir las ventanas y escuchar la música de la calle. A partir de su alianza con Steve Coleman, Ravi Coltrane empezó a sentirse músico por dentro, ofreciendo hoy un breve catálogo discográfico al que, además de Blending Times, hay que sumar otras cuatro referencias: Moving Pictures (RCA, 1998), From the Round Box (RCA, 2000), Mad 6 (Sony, 2002) e In Flux (Columbia 2005). Posteriormente, a su obra como líder hay que sumar los múltiples trabajos discográficos registrados junto a Steve Coleman y sus Five Elements, así como colaboraciones junto a gigantes como David Murray (MX, 1992), Wallace Roney (Munchin’, 1993; Misterios, 1994; y No Job Too Big or Small, 1999) o el mencionado Elvin Jones (The Elvin Jones Jazz Machine in Europe, 1992; y Going Home, 1993). La lista de compañeros de viaje, por otra parte, es igualmente fecunda, teniendo en su haber actuaciones junto a Geri Allen, Kenny Barron, McCoy Tyner, Pharoah Sanders, Herbie Hancock, Carlos Santana, Stanley Clarke, Ralph Alessi o Branford Marsalis, entre otros muchos más. No obstante, resulta inevitable destacar entre tanto jazzista noble a otra de sus grandes referencias musicales, la de su madre Alice Coltrane, fallecida hace cuatro años. Además de intérprete y compositora audaz, Alice fundó un centro para estudiar diversas religiones, algo de lo que su hijo se muestra orgulloso, aunque no establezca una conexión entre religión y música, como hizo su padre: “Mi madre siempre fue una persona muy positiva que intentaba ayudar a los otros, y yo creo que eso es importante. Quizá ella no estaba totalmente ligada a un credo concreto. Era más un estilo de vida: ayudar a la gente y que eso volviera a ti. Quizá la música es una buena forma de conseguirlo”. Ravi Coltrane propone una revisión de las raíces primeras del jazz y el bebop clásico, sumando a su concepto renovador toda la suerte de músicas modernas que hoy conviven en una gran ciudad. Para el espectador resulta complicado abstraerse del peso de su apellido, aunque él lo tenga claro: “Mi carrera es un poco extraña. Hay muchos grandes músicos que les resulta muy difícil conseguir actuaciones y contratos discográficos, lo que les lleva a emplear sus esfuerzos en una tarea que no es la suya, la creativa. A mí esto no me sucede, aunque lo de mi apellido tenga sus pros y sus contras, algo que no puedo controlar. A veces me contratan por ser hijo de quien soy, pero otras veces, precisamente por esto mismo, no me contratan. Lo único que puedo hacer es intentar ser un buen músico y que me contraten porque mi música les gusta, aunque, ya digo, eso ya no depende de mí”. Pablo Sanz JAN GARBAREK, UNA RÉPLICA ESPIRITUAL Y SAXOFONÍSTA C on 64 años de edad, natural de Mysen (Noruega), Jan Garbarek es el jazzista escandinavo más conocido de la actualidad. Garbarek ha llegado a tener sello de autor, un estilo muy definido a través de sus múltiples proyectos, pero el oficio que tiene se debe ya a muchos discos, varias decenas, sin contar otros tantos como colaborador en las formaciones de otros. Es conocido, sobre todo, por haber formado durante la década de los 70 en el grupo de Keith Jarrett, aunque su primer álbum, The esoteric circle, data de 1969. De entonces acá, este alumno aplicado del “lydian concept” de George Russell ha ido tejiendo con paciencia un estilo que le convierte en uno de los compositores más ingeniosos e inquietos de la música de nuestros días. Una de esas sensibilidades de las que —excepto la rutina y la reiteración de esquemas— siempre es posible esperarlo todo. Garbarek jamás ha puesto los pies en la música comercial. No graba discos convencionales ni aun cuando resultarían funcionales durante un año o algunos años. Este detalle le ha hecho acreedor de la condición de mascarón de proa de la fonográfica alemana ECM para la que trabaja en exclusiva. Según él mismo ha declarado, sus querencias llegan en el tiempo hasta Coltrane y Albert Ayler, hacen paradas de refresco en Don Cherry, Archie Shepp y Pharoah Sanders, y prosiguen a través de un amplio horizonte sonoro ocupado por Charlie Haden, Bill Connors, Ustad Fateh Ali Khan, Kenny Wheeler, Gary Peacock, Terje Rypdal y Ralph Towner, todos elegidos de entre el numeroso grupo de músicos con los que, hasta el momento, ha trabajado. Se debe, pues, defender a Jan Garbarek por su postura de hacer regularmente propuestas originales e inteligentes, en el polo opuesto al empacho academicista en el que a menudo incurre una buena parte de los jazzistas actuales, y se puede y se debe defender a Jan Garbarek porque sus perspicaces exploraciones multiculturales son desarrolladas con el máximo respeto, ya sea el origen y la diana de estas músicas con ingredientes pakistaníes, africanos, escandinavos o, simplemente, de especulación sonora. Probablemente, por eso dispone de una clientela fija e internacional, que le permite grabar y tocar con aceptable frecuencia contra corriente, contra las normas de los formatos. Tiene, al menos, una cita española al año, como la que protagonizará, también en exclusividad, en el mencionado XVI Ciclo de Jazz de la Fundación Pedro Barrié de la Maza, donde aparecerá escoltado por algunos de los músicos que son sus socios naturales desde la publicación del disco The legend of seven dreams, de 1988; a saber, el pianista y teclista Rainer Brunninghaus, el contrabajista Yuri Daniel y el baterista y percusionista Trilok Gurtu. Garbarek ha sido el escogido para inaugurar este ciclo que también contará con otros ilustres representantes de la modernidad jazzística, caso del pianista Anthony Coleman, los bateristas y percusionistas Airto Moreira y Thelonious S. Monk Jr. —hijo del venerable Thelonoius Monk—, los saxofonistas David Murray y Scott Hamilton, o la vocalista China Moses. (Más información: www.fbarrie.org). Pablo Sanz 123 262-Pliego final 22/3/11 13:24 Página 124 GUÍA LA GUÍA DE SCHERZO NACIONAL BARCELONA 1-IV: Leon Berben, órgano. Sweelinck, Buxtehude, Bach. (Auditori [www.auditori.com]). 2,3: Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña [www.obc.es]. Pablo González. Juanjo Guillem, percusión. McMillan, Gerhard, Falla. (Auditori). 4: Coro y Orquesta de Antigua de la ESMUC. Bach, Cantatas. (Auditori). 5: Alexandre Palmer, piano. Bach, Variaciones Goldberg. (Auditori). 6: bcn216. Ernest Martínez Izquierdo. Gerhard. (Auditori). 7: Benjamin Alard, clave. Bach, Variaciones Goldberg. (Auditori). 8: Montserrat Figueras, soprano. Lux Feminae. Eterni numinis. (Iglesia de Santa María del Pi). 8,9,10: Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña. Víctor Pablo Pérez. Julian Rachlin, violín. Gerhard, Beethoven, Mendelssohn. (Auditori). 9: Fahmi Alqhai, viola da gamba; Alberto Martínez Molina, clave. Bach, Sonatas. (Auditori). 10: Josetxu Obregón, violonchelo. Bach, Galli, Gabrielli. (Auditori). 11: Orquesta de la Suisse Romande. Marek Janowski. Boris Berezovski, piano. Mendelssohn, Chopin, Schumann. (Palau 100 [www.palaumusica.org]). 12: Masques. Los Bach. (Auditori). — Trío Ex Aequo. Haydn, Beethoven, Dvorák. (Euroconcert [www.euroconcert.org]. Palau ). 13: Coro y Orquesta Barrocos de Ámsterdam. Ton Koopman. Petersen, Lichdi, Mertens. Bach, Pasión según san Juan. (Palau 100). — Simon Peguiron, órgano. Clérambault, Franck, Martin. (Euroconcert. Palau). 14: Cuarteto Casals. Purcell, Ligeti, Shostakovich. (Auditori). — Sinfónica de Bamberg. Karl Friedrich Beringer. Brahms. (Ibercamera [www.ibercamera.es]. Auditori). 15,16,17: Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña. Rudolf Buchbinder. Haydn, Mozart, Beethoven. (Auditori). 16: Coro y Orquesta de Antigua de la ESMUC. Valls. (Auditori). 26: Joven Orquesta Nacional de Cataluña. Manel Valdivieso. Guix, Martinu, Stravinski. (Auditori). 27: Arcadi Volodos, piano. Mompou, Ravel, Liszt. (Ibercamera. Palau). 30: Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña. Josep Caballé Domenech. Iván Martín, piano. Gerhard, Palomar, Rachmaninov (Auditori). TEATRO DEL LICEO WWW.LICEUBARCELONA.COM CAVALLERIA RUSTICANA (Mascagni) / PAGLIACCI (Leoncavallo). Callegari. Jones. Komlosi, Cura, Gagnidze. 1,4,5,6,7,8,10,11,12,13,14,16,17, 124 19,20-IV. EL RETABLO DE MAESE PEDRO (Falla). Reverté. Lanz. Saitua, Casals, Canturri. 16,17-IV. EVGENI ONEGIN (Chaikovski). Gómez Martínez. Znaniecki. Hendricks, Arteta, Jordi, Zhitinski. 9,12,15,18-IV. — Escolanía de la Abadía de la Santa Cruz. Laurentino Sáenz de Buruaga. Gregoriano. — Ensemble Intercontemporain. Huber, Britten, Pasquet. 20: Psallentes Femina. Hendrik van den Abeele. Procesión de las beguinas. — Schola Antiqua. Ensemble Plus Ultra. Michael Noone. Victoria. — Les Talens Lyriques. Christophe Rousset. Milanesi, Sollied, López, Cassi, De Donato. Pergolesi, San Guglielmo d’Aquitania. 21: Mala Punica. Pedro Memelsdorf. Codex Faenza. — Schola Antiqua. Ensemble Plus Ultra. Michael Noone. Victoria. — Alexandre Tharaud, piano. Milhaud, Satie, Debussy. 22: Ensemble Organum. Marcel Pérès. Rito dominico del XIII. — Schola Antiqua. Ensemble Plus Ultra, Michael Noone. Victoria. — Orquesta Barroca de Sevilla. Gustav Leonhardt. Meppelink, Van Goethem, Elsacker, Van der Kamp. Bach, Cantatas. 23: Discantus. Brigitte Lesne. Códice de las Huelgas. — José Miguel Gómez, violonchelo. Millán de las Heras, Sánchez-Verdú, Greco. — Compañía Plan B. The Hallé. Christian Mandeal. Rimski-Korsakov, Delius, Vaughan Williams. 24: Pieter van Dijk, Maurizio Croci, órganos. Soler, Bach, Banchieri. — Ensemble Vocal Soli Tutti. Daniel Gautheyrie. Gorecki, Xenakis, C. Halffter. — The Hallé. Orfeón Donostiarra. Christian Mandeal. Broderick, Remmert. Mahler, Segunda. CÁCERES GERONA ORQUESTA DE EXTREMADURA AUDITORI WWW.AUDITORIGIRONA.ORG BILBAO SINFÓNICA DE BILBAO WWW.BILBAORKESTRA.COM 1-IV: Víctor Pablo Pérez. Vestard Shimkus, piano. Mozart, Beethoven, Shostakovich. 7,8: John Neschling. Sharon Bezaly, flauta. Ravel, Ibert, Saint-Saëns. 28,29: Carlos Miguel Prieto. Yu Kosuge, piano. Moncayo, Rachmaninov, Chaikovski. SOCIEDAD FILARMÓNICA WWW.FILARMONICA.ORG 1-IV: Truls Mørk, violonchelo; Havard Gimse, piano. Bach, Beethoven, Rachmaninov. 7: Grigori Sokolov, piano. Por determinar. 13,14: Trío Parnassus. Haydn, Korngold, Mendelssohn. / Haydn, Shostakovich, Mendelssohn. 18: Ensemble Matheus. Jan-Christophe Spinosi. Pina, Lo Monaco, Cangemi, Lee. Vivaldi, Orlando furioso (versión de concierto). ABAO WWW.ABAO.ORG WWW.ORQUESTADEEXTREMADURA.COM 15-IV: Jesús Amigo. Evangelista, Bautista, Beethoven. CUENCA L SEMANA DE MÚSICA RELIGIOSA WWW.SMRCUENCA.ES 16-IV: JORCAM. Jordi Francés. VillaLobos. — Accentus. Pieter Jelle de Boer. Brahms, Bruckner, Schoenberg. 17: Schola Antiqua. Ensemble Plus Ultra. Michael Noone. Victoria. — Accentus. Schola Antiqua. Ensemble Residencias. Nacho de Paz. Torres, Apocalipsis. 18: Schola Antiqua. Juan Carlos Asensio. Fragmenta ne pereant. — La Risonanza. Fabio Bonizzoni. Bach. — Orfeo 55. Nathalie Stutzmann. Vivaldi. 19: Benjamin Bagby, voz; Norbert Rodenkirchen, arpa. Fragmentos para el fin de los tiempos. 3-IV: Marie-Elisabeth Hecker, violonchelo; Juho Pohionen, piano. Bach, Schnittke, Mendelssohn. 30: Cor Lieder Càmera. Xavier Pastrana. Ravel, Debussy. JEREZ TEATRO VILLAMARTA 1-IV: Nicola Luisotti. Prokofiev, Shostakovich. 8: Jesús López Cobos. Liszt, Scriabin. 15: Jesús López Cobos. Indra Thomas, soprano. Massenet, Fauré, Debussy. 29: Víctor Pablo Pérez. Ainhoa Arteta, soprano. Strauss, Fontela. MADRID ORCAM www.orcam.org Domingo 3 de abril de 2011. 12.00 horas Teatros del Canal. Sala Roja CORO DE LA COMUNIDAD DE MADRID Eamonn Dougan, director Obras de: T. L. de Victoria, F. de Peñalosa, F. Schubert, R. Schumann, B. Britten y R. V. Williams. Lunes 4 de abril de 2011. 19.30 horas Auditorio Nacional. Sala Sinfónica ORQUESTA DE LA COMUNIDAD DE MADRID Mariana Pizzolato, soprano Cinta Varea, flauta Alberto Zedda, director B. Britten Soirées Musicales, op. 9 A. Gorghi Suite Dodo (De “Péchés De Vieillesse” de Gioachino Rossini) O. Respighi La Boutique Fantasque Lunes 18 de abril de 2011. 19.30 horas Auditorio Nacional. Sala Sinfónica ORQUESTA Y CORO DE LA COMUNIDAD DE MADRID Ruth Rosique, soprano María Hinojosa, soprano Albert Casals, tenor Pau Bordas, bajo Jordi Casas, director L. Berio Magnificat * W. A. Mozart Misa en do menor, K.427 *Estreno en España WWW.JEREZ.ES LA VOIX HUMAINE (Poulenc) / IL SEGRETO DI SUSANNA (Wolf-Ferrari). Ramos. Castro. Matos, Rey, Franco. 2-IV. 7: Judith Jáuregui, piano. Liszt, Ravel, Stravinski. 28: Diego Ares, clave. Bach, Variaciones Goldberg. LA CORUÑA SINFÓNICA DE GALICIA WWW.SINFONICADEGALICIA.COM 1-IV: Cuarteto Arditti. Nono, Beethoven, Lachenmann. (musicadhoy [www.musicadhoy.com]. (Auditorio Nacional [www.auditorionacional.mcu.es]). — Coro y Orquesta de RTVE [www.rtve.es]. Carlo Rizzi. Smetana, Pérez Maseda, Liszt. (Teatro Monumental). 6: BandArt. Gordan Nikolic. Haydn, Mozart. (Ciclo Sinfónico Caja Madrid [www.fundacioncajamadrid.es]. A. N.). 7,8: Orquesta de RTVE. Carlos Kalmar. Mariana Todorova, violín. Britten, Dvorák, Rozsa. (T. M.). 262-Pliego final 22/3/11 13:24 Página 125 GGUUÍ A ÍA CNDM TEATRO DE LA ZARZUELA (Centro Nacional de Difusión Musical) c/ Príncipe de Vergara, 146 Teléfono: 91 337 02 34/40 www.cndm.mcu.es Entradas en las taquillas del Auditorio Nacional, teatros del INAEM, 902 33 22 11 y www.servicaixa.com Consultar abonos y descuentos Ciclo SERIES 20/21 Prélude en Mi menor Marin Marais: Tombeau pour Sieur de Ste Colombe François Couperin “Le Grand”: Motet pour le jour de Pâques François Couperin “Le Grand”: Trois Leçons de Ténèbres Miércoles, 6 de abril. 19:30h. AUDITORIO NACIONAL DE MÚSICA. Sala de Cámara ORQUESTA DE CÁMARA DEL AUDITORIO DE ZARAGOZA “GRUPO ENIGMA” Juan José Olives, director Silvia Márquez, clave Programa José Luis Turina: Variaciones sobre dos temas de Scarlatti Manuel de Falla: Concierto para clave Roberto Sierra: Concierto Nocturnal Walter Piston: Divertimento Ciclo ANDALUCÍA FLAMENCA Viernes, 29 de abril. 19:30h. AUDITORIO NACIONAL DE MÚSICA. Sala de Cámara VÍCTOR MONGE “SERRANITO”, guitarra María Toledo, cante y piano; Eva Durán, cante; Cary Rosa Varona, violonchelo; Paco Vidal, segunda guitarra; Julián Vaquero, guitarra/bajo; Víctor Monge “Junior”, percusión “Mi sonido en el Tiempo” Ciclo UNIVERSO BARROCO Jueves, 15 de abril. 19:30h. AUDITORIO NACIONAL DE MÚSICA. Sala de Cámara THE KING’S CONSORT Robert King, director Sophie Junker y Mhairi Lawson, sopranos Programa François Couperin “Le Grand”: Magnificat anima mea Monsieur de Sainte-Colombe le fils: IV CICLO DE MÚSICAS HISTÓRI CAS DE LEÓN Sábado, 9 de abril. 20.30h. AUDITORIO CIUDAD DE LEÓN Entradas en las taquillas del Auditorio y en www.auditoriociudaddeleon.net GRUPO ALFONSO X EL SABIO Luis Lozano, director Programa “Del Antifonario de León al Códice de las Huelgas” ***** Jovellanos, 4. Metro Banco de España. Tlf.: (91) 5.24.54.00. Internet: http://teatrodelazarzuela.mcu.es. Director: Luis Olmos. Venta localidades: A través de Internet (servicaixa.com), Taquillas Teatros Nacionales y cajeros o teléfono de ServiCaixa: 902 33 22 11. Horario de Taquillas: de 12 a 18 horas. Días de representación, de 12 horas, hasta comienzo de la misma. Venta anticipada de 12 a 18 horas, exclusivamente. Luisa Fernanda, de Federico Moreno Torroba. Del 8 de abril al 22 de mayo de 2011, a las 20:00 horas ORQUESTA SINFÓNICA DE MADRID www.osm.es Teléfono 91 532 15 03 Concierto nº 4 Auditorio Nacional de Música. Sala sinfónica Jueves, 28 de abril de 2011, a las 19.30 horas Wolfgang Amadeus Mozart (1756 – 1791 ) Sinfonía concertante para violín y viola, en mi bemol mayor K. 364 (1779) Zograb Tatevossyan, violín Jing Shao, viola II Parte TEATRO REAL Información: 91 516 06 60. Venta Telefónica: 902 24 48 48. Venta en Internet: www.teatro-real.com Werther. Jules Massenet. Nueva producción en el Teatro Real. Procedente de la Ópera de Fráncfort. Abril: 2*, 3, 6. 20.00 horas; domingos 18.00 horas. Director musical: Emmanuel Villaume. Director de escena: Willy Decker. Escenógrafo y figurinista: Wolfgang Gussmann. Iluminador: Joachim Klein. Solistas: José Bros/Giuseppe Filianoti*, Ángel Ódena, Jean-Philippe Lafont, Francisco Vas, Miguel Sola, Sophie Koch/Sonia Ganassi*, Auxiliadora Toledano. Orquesta Titular del Teatro Real. de escena: Krzysztof Warlikowski. Solistas. Mariusz Kwiecien. Olga Pasichnyk, Stefan Margita, Will Hartmann, Wojtek Smilek. Orquesta y Coro Titulares del Teatro Real. Programa pedagógico: El niño y los sortilegios. Maurice Ravel. Abril: 7, 8, 9, 10. Adaptación para piano, flauta y violonchelo: Didier Puntos. Director de escena: Jean Liermier. Escenógrafo y figurinista: Philippe Miesch. Iluminador: Pascal Noël. Proyecto de ópera-estudio con jóvenes cantantes. En colaboración con el Gran Teatre del Liceu de Barcelona. Producción de l’Atelier Lyrique de la Opéra de Paris. Teatros del Canal. Sala Verde. Krol Roger. Karol Szymanowski. Estreno en Madrid. Nueva producción del Teatro Real. Abril: 25, 27, 29. Mayo: 2, 5, 7, 10, 12, 14. Director musical: Paul Daniel. Director Programa pedagógico: ¡Movimiento! Con Tony Fabre y bailarines de la Compañía Nacional de Danza 2. Abril: 30. 12.00 horas. 8: Ensemble Zefiro. Alfredo Bernardini. Pla, Scarlatti, Rodríguez de Hita. (Siglos de Oro. Iglesia de Santa Isabel). 11: Grigori Sokolov, piano. Bach, Schumann. (Grandes Intérpretes [www.fundacionscherzo.es]. A. N.). 12: Orquesta de la Suisse Romande. Marek Janowski. Boris Berezovski, piano. Mendelssohn, Chopin, Schumann. (Ibermúsica [www.ibermusica.es]. A. N.). — La Risonanza. Fabio Bonizzoni. Richard Strauss (1864-1949) Don Juan, op 20 (1888) Muerte y Transfiguración, op 24 (1890) Pablo González, director musical Frescobaldi, Buxtehude. (Liceo de Cámara. (A. N.). 13: Coro de Niños de Windsbach. Sinfónica de Bamberg. Karl-Friedrich Beringer. Brahms, Réquiem alemán. (Juventudes Musicales s[www.juventudesmusicalesmadrid.es]. A. N.). 14: Joven Orquesta Gustav Mahler. Philippe Jordan. Mahler. (Ibermúsica. A. N.). 14,15: Orquesta de RTVE. José Ramón encinar. Chapí, Esplá, Casella. (T. M.). 26: Leif Ove Andsnes, piano. Beethoven, Brahms, Schoenberg. (Grandes Intérpretes. A. N.). — Cuarteto Kuss. Chaikovski, Stravinski, Kurtág. (Liceo de Cámara. (A. N.). 28: Nicolau de Figueiredo, clave. Seixas, Scarlatti (Siglos de Oro. Monasterio de las Descalzas). 28,29: Coro y Orquesta de RTVE. Antoni Ros-Marbà. Haendel, Neruda, Mendelssohn. (T. M.). 30: Ensemble Recherche. Bermejo, (excepto lunes y martes). Miércoles (día del espectador) y domingos, a las 18:00 horas. Dirección Musical: Cristóbal Soler y Óliver Díaz. Dirección de Escena: Luis Olmos. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Coro del Teatro de La Zarzuela. Entradas a la venta. XVII Ciclo de Lied. Lunes, 18 de abril, a las 20 horas. RECITAL VI: Bejun Mehta, contratenor. Julius Drake, piano. Programa: H. Purcel, R. V. Williams, H. Howells, L. Berkeley, I. Gurney, P. Warlock, R. Quilter, G. Finzi y C. Villiers Stanford. Coproducen: Fundación Caja Madrid y Teatro de La Zarzuela. Lachenmann, André. (musicadhoy. A. N.). MÁLAGA FILARMÓNICA DE MÁLAGA WWW . ORQUESTAFILARMONICADEMA LAGA.COM 14,15-IV: Javier Serrano. Coral Cármica Nova. Kodály, MacMillan, Fauré. 29,30: Juanjo Mena. Vermilion, Peña. Mahler, Canción de la Tierra. PAMPLONA BALUARTE WWW.BALUARTE.COM 4-IV: Trío Kubelik. Karel Untermüller, viola. Brahms, Dvorák. 5: Sinfónica de Euskadi. Michal Nesterowicz. Lutoslawski, Wieniawski, Dvorák. 7,8: Sinfónica de Navarra. Peter Csaba. Gary Hoffman, violonchelo. Weber, Dvorák, Brahms. 9: Coro de la Capella de San Petersburgo. Vladislav Chernuchenko. Chaikovski, Rachmaninov, Grechaninov. 14,15: Sinfónica de Navarra. Michal Nesterowicz. Piotr Peleczny, piano. Chopin, Shostakovich. 16: Coro y Orquesta Barrocos de Ámsterdam. Ton Koopman. Petersen, Lichdi, Mertens. Bach, Pasión según san Juan. SAN SEBASTIÁN FUNDACIÓN KURSAAL WWW.FUNDACIONKURSAAL.COM 5-IV: Europa Galante. Fabio Biondi. Bach, Suites para orquesta. SINFÓNICA DE EUSKADI WWW.EUSKADIKOORKESTRA.ES 14,15-IV: Andrei Boreiko. Branford Marsalis, saxofón. Ravel, Glazunov, Schulhoff. 125 262-Pliego final 22/3/11 13:24 Página 126 GUÍA SANTIAGO DE COMPOSTELA REAL FILHARMONÍA DE GALICIA SEVILLA TEATRO DE LA MAESTRANZA www.realfilharmoniagalicia.org Viernes 1 - 11.00 h Auditorio de Galicia Profesorado del Conservatorio Profesional de Música A viaxe de Mido [Concierto didáctico] Domingo 03 – 21.00h. Auditorio de Galicia Ciclo de piano “Ángel Brage” Arcadi Volodos [F. Mompou, M. Ravle, F. Liszt] Jueves 07- 21.00h. Auditorio de Galicia Real Filharmonía de Galicia Antoni Ros-Marbà, director Carolin Widman, violín [F. Mendelssohn, J. L. Turina, S. Prokofiev] Jueves 7 – 11.00h. Auditorio de Galicia Banda Municipal de Música Xosé Carlos Seráns, director Imos á banda! [Concierto Didáctico] Jueves 14- 21.00h. Auditorio de Galicia Real Filharmonía de Galicia Antoni Witt, director Marta Boberska, soprano Ewa Marciniec, mezzosoprano Jaroslav Brek, barítono Coro de RTVE [C. Nielsen, S. Prokofiev, K. Szymanowski, L. V. Beethoven] Sábado 16 - 21.00 h Auditorio de Galicia Hindi Zahra [Sons da Diversidade] Jueves 28- 21.00h. Auditorio de Galicia Real Filharmonía de Galicia Johannes Debus, director Håkan Hardenberger, trompeta [W. A. Mozart, F. Rabe, M. Reger] www.teatromaestranza.com Teléfono 954 223 344 Días 3 y 4 de abril, a las 20.30 horas CORELLA BALLET Director artístico, ÁNGEL CORELLA Suite de Raymonda (Coreografía, Marius Petipá y A. Gorsky/Música, Alexandre Glazunov) For 4 (Coreografía, ChristopherWheeldon/ Música, Franz Schubert Soleá pas de deux (Coreografía, María Pagés/Música, Rubén Lebaniegos) DGV: Danse à grand vitesse (Coreografía, Christopher Wheeldon/Música, Michael Nyman) Día 9 de abril, a las 12.00 horas PRODUCE UNA ÓPERA Proyecto pedagógico HANSEL Y GRETEL Días 28 y 29 de abril, a las 20.30 horas CONCIERTO EXTRAORDINARIO XX ANIVERSARIO DE LA REAL ORQUESTA SINFÓNICA DE SEVILLA Y DEL TEATRO DE LA MAESTRANZA Director musical, Pedro Halffter Real Orquesta Sinfónica de Sevilla Coro de la Asociación de Amigos del Teatro de la Maestranza Coro Nacional de España Solistas: Mariola Cantarero, Isabel Rey, María José Montiel, Ángel Ódena y Jordi Domenech La Atlántida de Manuel de FallaErnesto Halffter (Suite) Carmina Burana de Carl Orff Día 30 de abril, a las 20.30 horas MARIELLA DEVIA. Soprano Piano, Max Bullo Obras de Massenet, Chopin, Gounod, Donizetti y Bellini SEVILLA SINFÓNICA DE SEVILLA WWW.ROSSEVILLA.COM 7,8-IV: Marc Soustrot. Juan Pérez Floristán, piano. Verdi, Prokofiev, Mozart. 14,15: Pedro Halffter. Coro AATM. Ziesak, Montiel, Litaker, Rutherford. Bach-Stokowski, Beethoven. VALENCIA PALAU DE LA MÚSICA WWW.PALAUDEVALENCIA.COM 126 1-IV: Orquesta de Valencia. Yaron Traub. Calandín, Chaikovski. 3: Sexteto de Cuerdas Alemán. Franck, Bridge, Korngold. 6: Europa Galante. Fabio Biondi. Bach, Suites para orquesta. 8: Orquesta de Valencia. Leopold Hager. Webern, Mahler. 13: Orquesta de la Suisse Romande. Marek Janowski. Ravel, Chausson, Saint-Saëns. 14: The King’s Consort. Robert King. Charpentier, Lecciones de tinieblas. 15: Orquesta de Valencia. Pinchas Steinberg. Mahler, Quinta. 17: Coro y Orquesta Barrocos de Ámsterdam. Ton Koopman. Petersen, Lichdi, Mertens. Bach, Pasión según san Juan. 29: Orquesta de Valencia. Michel Plasson. Alexandre Tharaud, piano. Gounod, Ravel, Franck. ber. Michieletto. Kurzak, Vargas, Capitanucci, Schrott. 3,5,8,10-IV. VALLADOLID AUDITORIO WWW.AUDITORIODEVALLADOLID.ES 1,2-IV: Sinfónica de Castilla y León. Coro de la Comunidad de Madrid. Escolanía de Segovia. Fujimora. Mahler, Tercera. 5: Ensemble Matheus. Jan-Christophe Spinosi. Pina, Lo Monaco, Cangemi, Lee. Vivaldi, Orlando furioso (versión de concierto). 10: Octeto de la OSCyL. Schubert. 14,15: Sinfónica de Castilla y León. Alejandro Posada. Martin Grubinger, percusión. Harti, Nobre, Gershwin. 28,29: Sinfónica de Castilla y León. Lionel Bringuier. Arriaga, Mozart. ZARAGOZA AUDITORIO WWW.AUDITORIOZARAGOZA.COM 3-IV: Joven Orquesta de Euskadi. 4: Sexteto de Cuerdas Alemán. Franck, Bridge, Korngold. 5: Grupo Enigma. Juan José Olives. Falla, Sierra, Piston. 11: Ramón Coll, piano. Chopin. 20: Al Ayre Español. Eduardo López Banzo. Bach, Pasión según san Juan. 26: Joven Orquesta de la Generalidad Valenciana. 28: Cuarteto Orpheus. Josep Fuster, clarinete. INTERNACIONAL ÁMSTERDAM ORQUESTA DEL CONCERTGEBOUW WWW.CONCERTGEBOUWORKEST.NL 1-IV: Philippe Herreweghe. Miah Persson, soprano. Mozart, Mendelssohn. 7,8,10: Ludovic Marlot. Lynn Harrell, violonchelo. Messiaen, Dutilleux, Franck. 15,17: Coro Omroe. Jan Willem de Vriend. Bonde-Hansen, Fink, Gilchrist, Güra. Bach, Pasión según san Juan. 20,21: Herbert Blomstedt. Emily Beynon, flauta. Sibelius, Nielsen, Dvorák. DE NEDERLANDSE OPERA WWW.DNO.NL PLATÉE (Rameau). Jacobs. Lowery. Lee, Kaina, Staveland, Fink. 4,6,8,10,11,13,14-IV. DON GIOVANNI (Mozart). Carydis. Morabito. Marco-Buhrmester, Luperi, Papatanasiu, Fardilha. 8,11,14,16,18,23,25,28-IV. BERLÍN PALAU DE LES ARTS WWW.LESARTS.COM WWW.BERLINER-PHILHARMONIKER.DE L’ELISIR D’AMORE (Donizetti). Well- 1,2,3-IV: Alan Gilbert. Emanuel Ax, FILARMÓNICA DE BERLÍN piano. Berg, Mozart, Stravinski. 6,7: Simon Rattle. Coro de Cámara RIAS. Purcell, Mahler. DEUTSCHE OPER WWW.DEUTSCHEOPERBERLIN.DE ARIADNE AUF NAXOS (Strauss). Lacombe. Carsen. Kaune, Saccà, Fahima, Bradic. 1-IV. OTELLO (Verdi). Runnicles. Kriegenburg. Forbis, Delavan, Kang, Warren. 2-IV. TRISTAN UND ISOLDE (Wagner). Runnicles. Vick. Seiffert, Sigmundsson, Schnitzer, Schulte. 3-IV. LUCIA DI LAMMERMOOR (Donizetti). García Calvo. Sanjust. Mvinjelwa, Mosuc, Calleja, Warren. 6,10,24-IV. DIE LIEBE DER DANAE (Strauss). Litton. Harms. Delavan, Blondelle, Ulrich, Uhl. 7-IV. CARMEN (Bizet). Rogister. Schumacher. Gladen, Sabirova, Benzinger, Stober. 13,16,19,23,25-IV. LA BOHÈME (Puccini). Chichon. Friedrich. Muzek, Vitale, Brück, Jerkunica. 14,17,20-IV. DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Forenmy. Krämer. Bronk, Bieber, Carlson, Myers. 21,30-IV. STAATSOPER WWW.STAATSOPER-BERLIN.ORG IL TURCO IN ITALIA (Rossini). Allemandi. Alden. Pendatchanska, Girolami, Adami, Regazzo. 2-IV. LA TRAVIATA (Verdi). Steffens. Mussbach. Poplavskaia, Cernoch, Daza, Frenkel. 3,10-IV. WOZZECK (Berg). Barenboim. Breth. Trekel, Daszak, Hoffmann, Clark, Hunka. 16,21,24-IV. DIE WALKÜRE (Wagner). Barenboim. Cassiers. Pape, Petrenko, O’Neill, Gubanova. 17,22,25-IV. DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Salemkour. Everding. Vinogradov, Schade, Queiroz, Trekel. 29-IV. COSÌ FAN TUTTE (Mozart). Salemkour. Dörrie. Kammerloher, Bengtsson, Queiroz, Kataja. 30-IV. BRUSELAS LA MONNAIE WWW.LAMONNAIE.BE HANJO (Hosokawa). Kessels. De Keersmaeker. Bohlin, Brillembourg, Dazeley. 10,12,13,15,16,27-IV. INTOLLERANZA 1960 (Nono). Fischer. Schlingensief. Cserna, Kovács, Szegendi. 27,29-IV. DRESDE SEMPEROPER WWW.SEMPEROPER.DE DIE ENTFÜHRUNG AUS DEM SERAIL (Mozart). Jones. Marelli. Gorshunova, Rogers, Oliver, Eder. 1,3,6,8,10-IV. L’INCORONAZIONE DI POPPEA (Monteverdi). Dubrovsky. Klepper. Incontrera, Ihle, Shaw, Fagioli. 2,5,9,12,15-IV. LA BOHÈME (Puccini). Delacôte. 262-Pliego final 22/3/11 13:24 Página 127 GUÍA Mielitz. Babajanian, Dunaev, Butter, Magiera. 16,20,23,27,30-IV. OTELLO (Verdi). Delacôte. Nemirova. Tanner, Farnocchia, Quinn, Kim. 21,26,29-IV. TANNHÄUSER (Wagner). Schneider. Konwitschny. Eder, Gould, Pohl, Owens. 22,25-IV. FRÁNCFORT Jurowski. Alban Gerhardt, violonchelo. Liszt, Dvorák, Chaikovski. 20: Filarmónica de Londres. Vladimir Jurowski. Janine Jansen, violín. Mahler, Shostakovich, Webern. 21: Real Filarmónica. Kirill Karabits. Sarah Chang, violín. Respighi, Bruch, Chaikovski. 29: Maurizio Pollini, piano. Chopin, Debussy, Boulez. OPER FRANKFURT WWW.OPER-FRANKFURT.DE ROYAL OPERA HOUSE COVENT GARDEN WWW.ROH.ORG.UK DAPHNE (Strauss). Drewanz. Guth. Reiter, Baumgartner, Lascarro, Rawis. 1-IV. DIE ENTFÜHRUNG AUS DEM SERAIL (Mozart). Güttler. Loy. Quest, Rae, Eriksmoen, Bode. 2,6,10,16,24,30-IV. TRISTAN UND ISOLDE (Wagner). Weigle. Nel. Van Aken, Reiter, Foster, Neal. 3,8,17,22,25-IV. DIE FLEDERMAUS (J. Strauss). Weigle. Loy. Gerhaher, Zechmeister, Grümbel, Rügamer. 7-IV. LES CONTES D’HOFFMANN (Offenbach). Keil. Duesing. Kim, Argiris, Novikova, Lascarro. 9,15,23-IV. FIDELIO (Beethoven). Petrenko. Ebel, Watts, Rydl, Stemme. 1,5,9,11,16-IV. AIDA (Verdi). Luisi. Sherratt, Borodina, Carosi, Alagna. 6,10,13,15-IV. TSARSKAIA NEVESTA (Rimski-Korsakov). Elder. Reuter, Poplavskia, Vinogradov, Popov. 14,18,20,23,27,29-IV. GINEBRA GRAND THÉÂTRE WWW.GENEVEOPERA.CH PUNCH AND JUDY (Birtwistle). Chien. Kramer. Taddia, Schaufer, Bronk, Keith. 1,4,6,8,10,12,14,16,19-IV. MILÁN TEATRO ALLA SCALA WWW.TEATROALLASCALA.ORG DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Böer. Kentridge. Groissböck, Pirgu, Roth, Esposito. 1,3-IV. TURANDOT (Puccini). Gergiev. Corsetti. Guleghina, Spotti, Berti, Scherbachenko. 10,12,13,15,16,19,20,22IV. QUARTETT (Francesconi). Mälkki. Ollé. Flores, Castells, Aleu. 26,28,30-IV. MÚNICH LONDRES BARBICAN CENTRE WWW.BARBICAN.ORG.UK 3-IV: Coro y Sinfónica de Londres. Xian Zhang. Leila Josefowicz, violín. Prokofiev. 7: Sinfónica de Londres. Kristjan Järvi. Julia Fischer, violín. Nielsen, Grieg. 9: Sinfónica de la BBC. London Sinfonietta. Maratón Unsuk Chin. 14: Frank Peter Zimmermann, violín; Piotr Anderszewski, piano. Szymanowski, Beethoven. 17: Sinfónica de Londres. Kristjan Järvi. Vadim Gluzman, violín. Falla, Daugherty, Stravinski. 19: Orquesta de París. Louis Langrée. Dessay, Keenlyside, Lemieux, Naouri. Debussy, Pelléas et Mélisande (versión de concierto). 29: Sinfónica de la BBC. Ilan Volkov. Britten, Clarke, Beethoven. SOUTH BANK CENTRE WWW.SOUTHBANKCENTRE.CO.UK 2-IV: London Sinfonietta. Xenakis. 3: Orquesta Philharmonia. Juraj Valcuha. Ingrid Fliter. Rossini, Mozart, Brahms. 7: Cuarteto Emerson. Beethoven, Mendelssohn. 12,17,19,28: Orquesta Philharmonia. Lorin Maazel. Mahler. 13: Marc-André Hamelin, piano. Debussy, Haydn, Liszt. 16: Filarmónica de Londres. Vladimir FILARMÓNICA DE MÚNICH WWW.MPHIL.DE 2,3-IV: Semion Bichkov. Dietrich Henschel, barítono. Schubert, Glanert, Schumann. 7,8,10: Christian Thielemann. Yefim Bronfman, piano. Schubert, Brahms. 14,15,16,18: Christian Thielemann. Christine Schäfer, soprano. Strauss. 28,29: David Zinman. Piotr Anderszewski, piano. Mozart, Bruckner. BAYERISCHE STAATSOPER WWW.BAYERISCHE.STAATSOPER.DE DIALOGUES DES CARMÉLITES (Poulenc). Nagano. Cherniakov. Vernhes, Gritton, Richter, Palmer. 1,7,11,16-IV. LUCREZIA BORGIA (Donizetti). Arrivabeni. Loy. Relyea, Gruberova, Castronovo, Tro. 2,6-IV. I CAPULETI E I MONTECCHI (Bellini). Abel. Boussard. Kasarova, Nakamura, Pittas, Humes. 3,6,9,12-IV. LA FEDELTÀ PREMIATA (Haydn). Müller, Power, Hirschmann, Chest. 6,9-IV. NORMA (Bellini). Haider. Rose. Todorovich, Petrozzi, Humes, Gruberova. 10,15,20-IV. PARSIFAL (Wagner). Nagano. Konwitschny. Volle, Humes, Youn, Schukoff. 14,17,24-IV. NUEVA YORK METROPOLITAN OPERA WWW.METOPERA.ORG CAPRICCIO (Strauss). Davis. Cox. Fleming, Connolly, Kaiser, Braun. 1,7,11,15,19,23-IV. LE COMTE ORY (Rossini). Benin. Sher. Damrau, DiDonato, Resmark, Emerson. 2,5,9,14,18,21-IV. TOSCA (Puccini). Armiliato. Bondy. Radvanovsky, Álvarez, Struckmann, Plishka. 4,8,12,16-IV. WOZZECK (Berg). Levine. Lamos. Meie, Skelton, Siegel, Goerne. 6,9,13,16-IV. IL TROVATORE (Verdi). Armiliato. McVicar. Racette, Cornetti, Álvarez, Lucic. 20,23,27,30-IV. DIE WALKÜRE (Wagner). Levine. Lepage. Voigt, Blythe, Terfel, Kaufmann. 22,25,28-IV. RIGOLETTO (Verdi). Arrivabeni. Schenk. Schäfer, Surguladze, Meli, Ataneli. 26,30-IV. ORFEO ED EURIDICE (Gluck). Morris. Royal, Oropesa, Daniels. 29-IV. PARÍS 3-IV: Pieter Wispelwey, violonchelo; Cédric Tiberghien, piano. Schubert, Shostakovich. (Teatro de los Campos Elíseos). 5: Joven Orquesta Gustav Mahler. Philippe Jordan. Mahler. (T. C. E.). 6,7: Orquesta de París. Sakari Oramo. Gil Shaham, violín. Sibelius, Walton, Prokofiev. (Sala Pleyel [www.sallepleyel.fr]). 6,8: Ensemble Ongaku-Juku. Coro de la Academia Ozawa. Seiji Ozawa. Vinco, Christy, Kwiecien, Selinger. Mozart, Bodas de Fígaro (versión de concierto). (T. C. E.). 9: Concentus Musicus Wien. Nikolaus Harnoncourt. Invernizzi, Spence, Haendel, Resurrezione. (S. P.). 11: Orquesta de los Campos Elíseos. Philippe Herreweghe. Thomas Zehetmair, violín. Schumann, Mendelssohn. (T. C. E.). 13: Filarmónica de Róterdam. JukkaPekka Saraste. Karita Mattila, soprano. Bartók, Saariaho, Sibelius. (T. C. E.). 14: Coro y Orquesta de la Staatsoper de Múnich. Kent Nagano. Schukof, Denoke, Youn, Wegner. Wagner, Parsifal (versión de concierto). (T. C. E.). 15,17: Coro y Orquesta de París. Louis Langrée. Dessay, Keenlyside, Lemieux, Naouri. Debussy, Pelléas et Mélisande (versión de concierto). (T. C. E.). 19: Orquesta de la Ópera de París. Georges Prêtre. Brahms, Poulenc, Ravel. (S. P.). 22: Coro y Orquesta Barrocos de Ámsterdam. Ton Koopman. Petersen, Lichdi, Mertens. Bach, Pasión según san Juan. (T. C. E.). 27: Cappella Mediterranea. Leonardo García-Alarcón. Anne Sofie von Otter, mezzo. Monteverdi, Cavalli, Strozzi. (T. C. E.). 27,28: Orquesta de París. Paavo Järvi. Lars Vogt, piano. Duruflé, Brahms, Sibelius. (S. P.). OPÉRA BASTILLE WWW.OPERA-DE-PARIS.FR LUISA MILLER (Verdi). Oren. Deflo. Anastassov, Álvarez, Montiel, Ferrari. 1-IV. AKHMATOVA (Mantovani). Rophé. Joel. Baechle, König, Peintre, Dalis. 2,6,13-IV. TOSCA (Puccini). Palumbo. Schroeter. Tamar, Giordano, Ventre, Ferrari. 20,22,24,27,29-IV. PALAIS GARNIER WWW.OPERA-DE-PARIS.FR KÁT’A KABANOVÁ (Janácek). Netopil. Marthaler. Denoke, Le Texier, henschel, Kaasch. 1,5-IV. THÉÂTRE DES CHAMPS ÉLYSÉES WWW.THEATRECHAMPSELYSEES.FR LA SCALA DI SETA (Rossini). Malgoire. Schiaretti. La Grande Curie et la Chambre du Roy. Lisi, Rosique, Thébault, Sanabria. 26-IV. VIENA MUSIKVEREIN WWW.MUSIKVEREIN.AT 1-IV: Filarmónia de Viena. Franz Welser-Möst. Barber, Poulenc, Strauss. 4: Sinfónica de la Radio de Viena. Cornelius Meister. Jongen, Janácek. 13,14: Sinfónica de Viena. Wiener Singverein. Fabio Luisi. Haydn, Mendelssohn. 7,8: Joven Orquesta Gustav Mahler. Philippe Jordan. Mahler. 27,28: Christian Gerhaher, barítono; Gerold Huber, piano. Schubert, Bella molinera. 28: Leif Ove Andsnes, piano. Beethoven, Brahms, Schoenberg. STAATSOPER WWW.WIENER-STAATSOPER.AT ANNA BOLENA (Donizetti). Pidò. Netrebko, Garanca, Kulman, Meli. 2,5,8,11,14-IV. MADAMA BUTTERFLY (Puccini). Halász. He, Shicoff, Kai. 3-IV. ELEKTRA (Strauss). Schneider. Baltsa, Baird, Roider, Anger. 4-IV-III. DAS RHEINGOLD (Wagner). WelserMöst. Uusitalo, Eröd, Konieczny. 6IV. DIE WALKÜRE (Wagner). WelserMöst. Uusitalo, Ventris, Anger, Schuster. 7-IV. L’ELISIR D’AMORE (Donizetti). García Calvo. Kurzak, Demuro, Caria, Maestri. 9,12-IV. SIEGFRIED (Wagner). Welser-Möst. Uusitalo, Johansson, Gould, Pecoraro. 10-IV. GÖTTERDÄMMERUNG (Wagner). Welser-Möst. Johansson, Gould, Halfvarson. 13-IV. TOSCA (Puccini). Halász. Serafin, Girodano, Vratogna. 15,20-IV. FAUST (Gounod), Altinoglu. Reinprecht, Alagna, Schrott. 19,26-IV. PARSIFAL (Wagner). Metzmacher. Meier, Struckmann, Selig, Ventris. 24,27-IV. NABUCCO (Verdi). López Cobos. Guleghina, Nucci, Anger, Ilincai. 29-IV. DON GIOVANNI (Mozart). WelserMöst. Nylund, D’Arcangelo, Breslik, Bankl. 30-IV. 127 262-Pliego final 22/3/11 13:24 Página 128 CONTRAPUNTO CÓMO INVENTÓ MAHLER LA NORTEAMÉRICA MUSICAL H 128 ace cien años, un hombre de baja estatura, intenso, envuelto en ropa de lana, entró agitadamente por la puerta de artistas del Carnegie Hall para dar el último concierto de su vida. Gustav Mahler no tenía que haber estado allí. El médico le había mandado a la cama porque tenía un resfriado y sus relaciones con la Filarmónica de Nueva York se habían estropeado durante una reunión con el consejo directivo en la que, con los ánimos calentándose, un abogado se materializó desde detrás de una cortina blandiendo un contrato amenazador. Cualquier director de orquesta de hoy hubiera cancelado el siguiente concierto dejando que la orquesta y su agente fabricaran una declaración para salvar las apariencias. Sin embargo, Mahler no fue un hombre que huyera de las situaciones difíciles. Desde el día en que desembarcó en Nueva York, en diciembre de 1907, quedó fascinado por las posibilidades que la música tenía en Estados Unidos. Después de una lucha de diez años con la perezosa Schlamperei vienesa, esperaba encontrar un público con menos prejuicios y unos músicos más entusiastas. Expulsado de la Metropolitan Opera debido a la animosidad de Arturo Toscanini, encontró una Filarmónica de capa caída, así que echó a la mitad de los músicos y se dedicó a la tarea de reformar las esperanzas concertistas del país. “Tengo la intención de dejar que mi público y los críticos me ayuden para elegir el camino musical que debemos seguir”, anunció, aunque en el barco en el que viajó después de su veraneo europeo ya había esbozado una estructura que daba forma a lo que es hoy la vida concertística en Estados Unidos. Mahler dividió la temporada del Carnegie en cuatro bloques de abonos, cada uno con su base temática, lo que ningún director titular había hecho antes. Aparte de tener una Serie Regular, añadió un ciclo Beethoven “para la educación de los amantes de la música clásica, para la educación de mi orquesta y para los estudiantes”. Los conciertos de los domingos se dirigían a los “obreros y los estudiantes” que no tenían los medios para pagar el precio de una entrada normal. Y a eso se añadía una Serie Histórica que tenía como fin mostrar la evolución de la música desde Bach hasta la época contemporánea, una especie de documental pre-medios de comunicación. Otros directores programan las temporadas para atraer el público y los aplausos. Mahler redefinió el objetivo clave de los conciertos, sustituyendo ilustración por simple entretenimiento e intentando atraer a un público socialmente diverso. Educación e integración se contenían en la idea del concierto. Su plan radical no fue diseñado para agradar a los ricos mecenas e incitó al influyente crítico musical Henry Edward Krehbiel a acusarle de subestimar el gusto musical. “Mahler nunca descubrió que había abonados a la Filarmónica que no sólo heredaron las butacas de sus padres y sus abuelos sino también la apreciación que estos tenían de la buena música”, escribió Krehbiel, que temía que Mahler estuviera usurpando la función de los críticos, que era dar sentido a la música. Mahler, que pasaba por alto esta clase de comentarios, encontró más temas para su segunda temporada —una serie de la mejor música de los compositores vivos de distintos lugares del mundo, un conjunto de nuevas obras de compositores anglo-americanos. Al poco de empezar con la orquesta, dijo a su consejo de administración que este nuevo camino era demasiado importante como para estar limitado sólo a Manhattan. Y demasiado caro. Se podía ahorrar el tiempo de los ensayos al llevar los grandes conciertos de gira. La primera parada fue Brooklyn. La Filarmónica de Nueva York nunca había tocado —en 2011 tampoco lo hace— en ese distrito en el que vivían la mayoría de los obreros de la ciudad. “¡Por fin, Brooklyn, ya es de verdad Nueva York!”, exclamó un periódico vespertino. Después de tres conciertos en la Academia de Música, Mahler intentó llegar al resto del país. Era la primera vez que un director titular había metido una orquesta sinfónica en un tren. Visitaron diez ciudades. Ciudades importantes como Filadelfia, Pittsburgh, Cleveland y Boston, pequeñas ciudades universitarias y de trabajadores, para atraer más estudiantes y obreros. Tocaron en New Haven, Springfield y Providence; Buffalo, Syracuse, Rochester y Utica. Cuando estaban en Niagara Falls, Mahler dijo: “por fin, un verdadero fortissimo”. La siguiente parada fue Washington D.C. para que el Presidente viera lo bien que hacían las cosas. Los programas procedentes de las giras se pueden ver en la crónica de Knud Martner Los conciertos de Mahler, recientemente publicada por la Fundación Kaplan. El objetivo de Mahler no fue únicamente ahorrar los gastos de los ensayos. También quiso subir el nivel musical en toda la nación. En Boston, hogar de la primera orquesta estadounidense, el eminente compositor Arthur Foote escribió que “la pasión por la perfección que tiene Mahler representa ahora un ejemplo perfecto para el resto del país”. Y ese ejemplo edificante fue la razón por la que Mahler desafió a las exigencias de su médico y por la que hizo caso omiso de sus propias quejas para dirigir aquel fatídico concierto el 12 de febrero de 1911. Había programado música italiana, algo nuevo en Nueva York, incluyendo el estreno mundial de una maravillosa obra del pianista intelectual Ferruccio Busoni, un hombre al que Mahler admiraba. La Berceuse elégiaque de Busoni, un lamento por su madre, tenía ciertas afinidades con el Adagietto de la Quinta Sinfonía de Mahler. Toscanini fue a escucharla y Krehbiel la llamó “cacofonía”. Al llegar a la mitad del concierto, Mahler se quejó de dolor de cabeza. Al finalizarlo, fue llevado a su hotel acompañado por un médico. Como sospechó que el maestro sufría endocarditis, el médico llamó a Emanuel Libman, el mejor especialista en la enfermedad. El ayudante de Libman era George Baehr, el futuro presidente de la Academia de Medicina de Nueva York. Mahler no podía haber estado en manos más capaces pero su condición era desesperada. Pidió que le llevaran a casa, a Viena, para poder morir allí. La Filarmónica anunció que le había dado un “ligero ataque de gripe”. Mahler murió el 18 de mayo de 1911 a los cincuenta años. Sus sinfonías tendrían que esperar décadas antes de que llegaran a grandes públicos. Hoy, rivalizan en popularidad con las de Beethoven como cimiento del canon sinfónico y Mahler está reconocido como el hacedor de la cultura moderna. Menos apreciado es su impacto en la vida musical de Estados Unidos, dominada durante medio siglo por su enemigo Toscanini. Pero el italiano fue una fuerza regresiva que creó un canon de Grandes Compositores. Mahler, más flexible, atrajo a la modernidad norteamericana y su apetito por la novedad. Consolidó los temas para los conciertos de temporada de abono, fue el primero en aprovechar una orquesta para la educación y la integración social y planteaba la idea de que una gran orquesta debe llegar a todos los lugares del país. Al visitar varias de las ciudades que Mahler había recorrido con su orquesta, encontré una herencia que es una mezcla de esperanza y decadencia. En Syracuse, la orquesta canceló un concierto de la Quinta de Mahler por carecer de fondos, pero un amante de la música, Hamilton Armstrong, había construido un monumento en el lugar donde Mahler había dirigido, y un productor de radio pasaba por ahí todos los días para quitar la nieve. En Buffalo, la directora titular, JoAnn Falletta, inauguró el centenario de Mahler con la Sinfonía “Resurrección”. En mayo, Pittsburgh ofrecerá un fin de semana dedicado a la herencia de Mahler. Habría sido bueno que la Filarmónica de Nueva York hubiera vuelto a dar el 21 de febrero de 2011 el último concierto de Mahler, pero todo quedó en nada. A Nueva York, en los días de Mahler y en los nuestros no le va mucho eso de expresar sentimientos. Norman Lebrecht www.scherzo.es ORGANIZA 4 Lunes, 11 de abril. 19:30 horas Grigori Sokolov piano J.S. BACH Klavierübung Teil II: Concierto italiano, BWV 971 Obertura francesa, BWV 831 R. SCHUMANN 6 Gran Humoresca, op. 20 Cuatro piezas, op. 32. Scherzo, Giga, Romanza y Fugueta. PAT R O C I N A 5 Martes, 26 de abril. 19:30 horas Leif Ove Andsnes piano L.V. BEETHOVEN Sonata para piano nº 21 en do mayor, op. 53, “Waldstein” J. BRAHMS 4 Baladas, op. 10 SCHOENBERG Seis piezas, op. 19 L.V. BEETHOVEN Sonata para piano nº 32, en do menor, op. 111 Martes, 17 de mayo. 19:30 horas Till Fellner piano J. HAYDN Sonata do mayor, Hob. XVI:50 KIT ARMSTRONG Half of One, Six Dozen of the Other R. SCHUMANN Escenas de niños, op. 15 F. LISZT Años de peregrinaje, segundo año. Italia, S 161 sala sinfónica 7 Martes, 28 de junio. 19:30 horas Arkadi Volodos piano R. SCHUMANN Gran Humoresca, op. 20 Carnaval de Viena, op. 26 F. LISZT Sonata en si menor Aniversario 1991-2011 Teatro de la Maestranza Real Orquesta Sinfónica de Sevilla Veinte años, celebración de un sueño