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X CONCURSO BIENAL DE TESIS DE ARQUITECTURA | FUNDACIÓN CAJA DE ARQUITECTOS
TESIS DOCTORAL
Arquitectura y enfermedad
en la obra de Thomas Bernhard
JUAN ANTONIO ESPINOSA MARTÍN
X CONCURSO BIENAL ARQUIA | TESIS
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Arquitectura y enfermedad en la obra de Thomas Bernhard
es una tesis doctoral inscrita en el Departamento de Expresión
Gráfica Arquitectónica de la Universidad de Sevilla y dirigida
por el Catedrático de Universidad José Joaquín Parra Bañón,
fue leída el día 20 de enero de 2014 en la Escuela Técnica
Superior de Arquitectura de la Universidad de Sevilla ante un
tribunal compuesto por Víctor Pérez Escolano, Juan Domingo
Santos, Maite Méndez Baiges, Enric Bou Maqueda y Miguel
Sáenz Sagaseta de Ilúrdoz y obtuvo la calificación de sobresaliente cum laude por unanimidad.
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Índice de la tesis
INTRODUCCIÓN
1
ENFERMEDAD Y CREACIÓN
1.1 El artista enfermo
1.2 El usuario enfermo
1.3 Medicina y arquitectura
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HOSPITALES
2.1 El hospital regional de Salzburgo
2.2 El sanatorio Grafenhof 2.3 El hospital Baumgartnerhöhe
3
ESCENARIOS
3.1 Escenario y paisaje
3.2 Escenario y enfermedad
3.3 Wolfsegg
4
CELDAS
4.1 Celda y creación
4.2 Celda y degeneración
4.3 El cono de Roithamer
5CIUDADES
5.1 La ciudad del origen: Salzburgo
5.2 La ciudad del escritor: Viena
5.3 La ciudad terapéutica
6CASAS DE BERNHARD
6.1 Ohlsdorf
6.2 Ottnang
6.3 La Krucka
6.4 Gmunden
EPÍLOGO
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Resumen
Arquitectura y enfermedad en la obra de Thomas Bernhard es
una investigación de la obra del escritor austríaco Thomas Bernhard (1931-1989) desde un punto de vista arquitectónico. Quien
la lleva cabo es, a un tiempo, un lector atraído por la abundante
presencia de arquitectura en su obra y un arquitecto que reivindica los aportes que la literatura puede ofrecer a la disciplina de la
arquitectura. Bernhard es un escritor interesado por la arquitectura desde un punto de vista intelectual (artístico, estético) y desde
un punto de vista práctico (social, patrimonial y político), algunos
asuntos planteados en su obra abren a la arquitectura un campo
fecundo de temas de reflexión. La idea que predomina en Bernhard es el efecto negativo que puede tener la arquitectura en el
usuario. Sus personajes son víctimas de ella. Que una arquitectura
determinada transforma el estado de ánimo de su habitante e
incluso: “que un edificio puede aniquilar a los hombres que se encuentran a la merced de ese edificio” es una afirmación constante.
También su obra proporciona una considerable variedad de estos
personajes-arquitectos. Arquitectos, por ejemplo, que proyectan
la construcción de una casa con forma de cono en la novela Corrección, una casa de hormigón en la novela Sí o la rehabilitación
de una fábrica en La calera. Los habitantes del universo Bernhard
–personajes y autor, dado el peso que su biografía tiene en su
obra– además de intervenir en la arquitectura proyectando, construyendo, rehabilitando, diseñando y demás ámbitos prácticos,
también intervienen en ella en el papel de críticos, pues ninguno
de ellos es capaz de abstraerse de la arquitectura que habita. En
Bernhard encontramos en este sentido a un escritor-arquitecto
que trasciende el sentido que esta expresión atribuye al creador
de escenarios que necesita ser todo narrador.
La tesis aborda un estudio arquitectónico de la obra del escritor
austríaco necesario y pendiente. Bernhard es alguien que pone
en crisis muchos aspectos de la arquitectura (fundamentalmente
la que en las últimas décadas ha transformado nuestros paisajes).
La aproximación a su figura se justifica porque Bernhard encarna
un nudo central de la cultura europea del siglo XX. Un testigo de
cambios y vicisitudes de índole cultural, política y social, debido
tanto a la geografía de la que procede el hombre sobre el que escribe –es decir, Austria, Viena–, como por el momento, su infancia
y adolescencia tienen mucho peso en su obra –nace en el período de entreguerras, presencia la Segunda Guerra Mundial, sufre
de tuberculosis, etc. Su testimonio abarca casi un siglo, desde la
cultura fin de siécle hasta el desarrollo del concepto de cultura de
masas.
El título de la tesis apunta dos temas profusamente desarrollados
en la obra del escritor. La mirada de Bernhard, como escritor y
enfermo, es poliédrica no tanto por la particularidad de que el
escritor estuviera enfermo durante gran parte de su vida o porque viviera convaleciente y forzado a pasar largos períodos en
hospitales, sino porque estas circunstancias acentúan de por sí la
sensibilidad particular con la que cada uno percibe la realidad (y
en ella la arquitectura), dando lugar a una visión más completa,
compleja y rica. A esta tesis le interesa aprender de la experiencia
del usuario –reclamación que los personajes bernhardianos hacen
continuamente–, del ‘usuario-escritor’ que analiza y habla a través
de ellos, del ‘usuario-enfermo’ que aporta una visión personal e
hiperhumanizada y del ‘usuario-crítico’ que no se muestra indiferente al mundo en que vive y las arquitecturas que habita. Estas
distintas percepciones consolidan los principales temas de estudio
de la tesis, como son: el conflicto entre arquitectura y naturaleza, “la habitación de morir”, la ciudad terapéutica, el habitante
nómada (sin domicilio, viajero, usuario insatisfecho), el artista enfermo, el concepto de “casa”, arquitectura sanadora versus arquitectura nociva, muerte y arquitectura (lugar y representación),
memoria y recuerdo en la construcción del monumento o cultura
versus mundo cultural. Aunque no se trate en todos los casos de
temas novedosos, la forma en que se concitan en la obra de un
solo escritor resulta ya de por sí interesante.
Al término «arquitecto» Bernhard no le tuvo gran estima. En su
obra, el arquitecto comete crímenes, arruina “la superficie de la
tierra”, destruye la ciudad, aniquila al usuario. Y sin embargo, resulta curioso que a pesar del desprecio manifiesto que escritor y
personajes muestran hacia los arquitectos, la nómina de ellos que
se da cita en su prosa es abundante, incluyendo tanto a arquitectos reales como a otros literarios. Bernhard, el escritor, juega en
algún sentido un papel de arquitecto en su propia biografía: cuando de niño se fascina con algunas construcciones, dominando el
dibujo, diseñando mobiliario o proyectando por sí mismo alguna
de sus muchas casas en la Alta Austria.
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Introducción
La arquitectura a través de la literatura
La perspectiva de quien se ha propuesto investigar a Bernhard
desde la arquitectura parte de la premisa de la existencia de
una determinada “arquitectura literaria” y la opinión compartida con otros autores acerca de los beneficios que puede proporcionar a la disciplina arquitectónica el estudio y el
análisis de dicha arquitectura. Según Juan Antonio Ramírez la
arquitectura literaria es la única “que no niega ninguna alternativa”, en ella “caben todos los géneros, todos los grados y
todos los matices” . Una arquitectura que existe porque algunos escritores la han creado, pensado, criticado o vivido. Una
arquitectura que por no tener que concretarse en la realidad
(y atarse a ella) es capaz de proponer alternativas al estudio y
la investigación de la arquitectura.
Bernhard en Viena, noviembre de 1988. Foto de Kurt Molzer.
La conveniencia de estudiar esa arquitectura literaria pasa
también por estudiar a sus artífices y usuarios. Arquitecto en
la obra de Bernhard es el que interviene en la arquitectura,
no necesariamente desde la construcción sino, tal vez, dando
lugar a las acciones, buscando sitio a sus necesidades (“No
construyas si puedes evitarlo”, concluye John Ruskin el último de sus treinta y tres aforismos en Las siete lámparas de la
arquitectura). Si es cierto que en la obra de diversos autores
contemporáneos existen personajes literarios que intervienen dando sitio, construyendo y proyectando arquitecturas,
la obra de Thomas Bernhard proporciona una considerable
variedad de estos personajes-arquitectos. Desde arquitectos
que proyectan obras de arquitectura (Corrección, Sí), arquitectos que rehabilitan una construcción (La calera), arquitectos que reflexionan sobre el paisaje (Extinción), arquitectos
que se preguntan sobre la idea de habitación (El aliento), arquitectos que se cuestionan la idea de patrimonio (Trastorno);
a personajes que se prescriben a sí mismos alternar de manera regular estancias en ambientes urbanos y rurales, que nos
hablan del discurso arquitectónico-patológico de la obra de
Bernhard.
Una gran parte de sus protagonistas aseguran que sólo desde determinados espacios pueden pensar y acondicionan y
definen su lugar de trabajo de una manera extremadamente
precisa. A menudo, a partir de un edificio, se habla del paisaje, de la enfermedad o de la muerte (temas claves en su
narrativa). Asimismo en su prosa, Bernhard cita una nómina
considerable de arquitectos reales cuya crítica hacia ellos merece ser oída.
La crítica arquitectónica pocas veces se ocupa de los errores o
el fracaso de las arquitecturas: las páginas suelen servirse de
ejemplos más o menos certeros que son mencionados por determinados detalles. Sin embargo, no es descabellado pensar
que la verdadera crítica de un edificio sólo puede ser formulada por el usuario del edificio. No por quien hace una visita
anecdótica o de rigor, sino por aquellos que viven de manera
continuada en el tiempo esos espacios. La literatura suministra muchas veces la crítica arquitectónica desde la experiencia
vivida. El escritor, en cuanto a que también es usuario de una
arquitectura, en ocasiones, describe de mejor manera el buen
o mal funcionamiento, las virtudes o los defectos de esa arquitectura.
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1 Thomas Bernhard en su casa de Ohlsdorf. Foto: Thomas Bernhard
Nachlaßverwaltung / 2 Póster de la editorial Suhrkamp (Bernhard en
el interior de su casa de Ohlsdorf). Foto de Michael Horowitz
La arquitectura de Bernhard a través de la enfermedad
Probablemente, la arquitectura en la obra de Bernhard acepte
múltiples acercamientos, pero el autor de esta investigación
considera que, en la mayoría de ocasiones, las referencias y
reflexiones acerca de la arquitectura en su obra están ligadas
a pensamientos que derivan de la enfermedad. No sólo la del
propio autor o la de sus personajes, también, por el conocimiento que cualquier enfermo tiene de ella (sobre todo, el
que padece alguna enfermedad crónica) y la percepción que
tiene del mundo motivada por este conocimiento.
De la enfermedad se destacan en este trabajo principalmente
dos aspectos. El primero sería cómo grandes problemas de la
sociedad, son problemas de espacios, de límites, desde lo que
supone la intimidad (el cuerpo como espacio orgánico), al espacio como depósito de cuerpos. O como trató en su obra Vigilar y castigar Michel Foucault, el espacio como instrumento
de control del cuerpo. El segundo aspecto tiene que ver con
una visión de la enfermedad no sólo como mal o padecimiento, sino su relación con la creatividad, lo que permite hablar
del “artista como sufridor ejemplar”, en palabras de Susan
Sontag. En su libro La enfermedad y sus metáforas se acerca
a la enfermedad estableciendo conexiones entre lo que históricamente supuso la tuberculosis y lo que supone el cáncer
hoy, de la siguiente forma: “La enfermedad es el lado nocturno
de la vida, una ciudadanía más cara. A todos, al nacer, nos otorgan
una doble ciudadanía, la del reino de los sanos y la del reino de los
enfermos. Y aunque preferimos usar el pasaporte bueno, tarde o
temprano cada uno de nosotros se ve obligado a identificarse, al
menos por un tiempo, como ciudadano de aquel otro lugar”.
Este trabajo se apoya en la firme convicción de que la enfermedad humana no es sólo competencia de la medicina sino
que también a la arquitectura le compete decir algo sobre
ella. La enfermedad se manifiesta en el individuo de muchas
formas, pero todas, al menos por un tiempo, convierten al individuo en ese otro “ciudadano” que debe adaptarse a unas
nuevas condiciones. Será ese encontrarse en “otro lugar”,
esa transformación del individuo en un usuario de sensibilidad distinta, que percibe el mundo y vive de otra forma,
lo que nos interese de la enfermedad en relación con la arquitectura. La respuesta que esta última puede otorgarle o
negarle al usuario enfermo y que en la obra de Bernhard así
es manifestado, dada la condición de enfermo crónico del
escritor.
Algunos personajes de la obra de Bernhard son “criaturas arquitectónicas”, esta afirmación puede parecer extraña pero
contiene una de las hipótesis principales que esta tesis argumenta. En algunos de ellos, el adjetivo puede justificarse
porque son personajes que opinan o piensan con frecuencia
sobre arquitectura, en otros, porque tienen en mente la construcción de una obra, pero en casi todos su “arquitectonicidad”, en el sentido menos metafórico del término, proviene
del hecho de ser producto de una arquitectura que ha actuado en ellos, interviniendo de manera constante hasta modificarlos física y mentalmente. Los personajes de Bernhard
muestran que los usuarios corren el riesgo de convertirse en
seres producto del lugar que habitan, resultado del ambiente
en el que al mismo tiempo viven y son sometidos.
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Los personajes de Bernhard (como el propio autor) no se demoran mucho tiempo en un mismo sitio. Bernhard es un escritor cuya obra se ve influenciada por su propia vida y emplea
esta influencia en ella. Un hombre marcado por la enfermedad, con predilección por los viajes y una gran capacidad de
trabajo. Alguien que, como Franz Kafka, pasó parte de su
infancia cambiando de casa. De mudanza en mudanza junto
a sus abuelos, que nació fuera de Austria y se consideraba un
hombre de mar, alguien que no tuvo descendencia. Que gusta de estar solo pero que reconoce que una soledad completa es incompatible con la vida. Que prefiere escribir mientras
viaja y que se afana en adquirir propiedades, rehabilitar casas
y diseñar sus propios muebles.
Geografía de la obra de Bernhard:La arquitectura en Bernhard posee una gran componente local, pues casi todas
las novelas tienen lugar en Austria, a pesar de que el escritor reflexione sobre cómo vive en Italia, España y otros
países europeos. Que la arquitectura del escritor sea real,
es un aspecto que interesa al arquitecto que investiga su
obra, ya que permite situar y definir la arquitectura que
en ella aparece, localizar los ambientes y enclaves de los
que escribe.
Abajo: Prosa de Thomas Bernhard en castellano, principal
material de investigación utilizado en esta tesis doctoral.
Ordenadas de arriba a abajo, y de izquierda a derecha,
según el orden cronológico de publicación original.
La percepción del joven Bernhard se construye en parte en el
hospital donde descubre la muerte y relata en El aliento y El
frío, mientra que en Un niño expresa la de alguien que aún
conoce pocas cosas de la realidad. En otras obras Bernhard
analiza la arquitectura desde el punto de vista del moribundo,
del que es consciente que va a morir, incluso aunque no se
trate de un anciano. Estas percepciones, en las que en muchos casos se sirve de la exageración, ayudan a comprender, a
ampliar o a magnificar aspectos que están presentes en todo
tipo de ambientes y arquitecturas, rurales o urbanos, hospitalarias o domésticas. En la voz del protagonista de Corrección, Roithamer, se concitan tres voces: constructor, crítico y
usuario.
“Los edificios, sean lo que fueren, tanto los edificios
para vivienda como los edificios no destinados a vivienda, tendrían otro aspecto si los que los construyeron se
hubiesen preocupado, aunque fuera en escasa medida,
por aquéllos para los que construían esos edificios, ni
mucho menos estudiarlos. Lo mismo que hoy se investigan y tiene que investigarse las causas de las enfermedades, y los médicos no eluden ya esa investigación, los
que construyen deben investigar, tienen que investigar
a aquéllos para los que construyen” Corrección, p. 195.
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Enfermedad y creación
1 Tumba de Adolf Loos en el cementerio Central de Viena / 2 Adolf
Loos, croquis para su tumba, 1931 / 3 Luchino Visconti, fotograma
de La muerte en Venecia, 1971. Basado en la obra Der Tod in Venedig
de Thomas Mann publicada en 1911 / 4 Robert Walser en uno de
sus paseos en Herisau / 5 Le Corbusier, sección de habitación tipo,
Proyecto de para el hospital de Venecia, 1962-1965 / 6 Alvar Aalto,
Azotea Hospital de Paimio, Finlandia / 7 Vittorio Bonadè-Bottino,
Colonia Fiat (conocida como “Torre Balilla”), Marina di Massa e Carrara, 1933 / 8-9 Cabaña de Gustav Mahler en Steinbach, Alta Austria, y de Virginia Woolf en Sussex Oriental, sur de Inglaterra Fotos:
exposición Cabañas para pensar, Granada, 2012.
5
“El artista, especialmente el escritor, le había oído
decir, tenía claramente la obligación de ir de cuando
en cuando a un hospital, igual daba que ese hospital
fuera efectivamente un hospital o una cárcel o un
monasterio”El aliento, p. 56.
Desde el aislamiento del hospicio, el alejamiento del intelectual
o el recogimiento de la cabaña del artista, algunas ideas en
la literatura contemporánea giran en torno al ambiente en el
que un sujeto vive o trabaja. Tanto en el caso de los escritores
que escriben desde su experiencia, los que novelan su vida
o aquellos que, como Bernhard, no inventan escenarios
imaginarios sino que se apoyan fundamentalmente en aquellos
más inmediatos a ellos mismos, parece querer explicarse
el mundo en ellos. Thomas Bernhard, Robert Walser, Franz
Kafka, W. G. Sebald, Novalis o Arthur Schopenhauer tienen
en común algo más que el idioma en el que escriben. Parecen
de alguna manera responder a lo que postula el escritor
catalán Enrique Vila-Matas acerca del ensayo como género
literario, esto es, que “el sujeto moderno no surge del contacto
del individuo con el mundo sino en habitaciones aisladas”.
La figura de Bernhard pone de manifiesto algunas de las relaciones que en el arte se han producido entre la condición
de enfermo y la de creador. La conciencia de la muerte promueve la creación. La obra artística, como consecuencia de
la enfermedad es un paso intermedio hacia la muerte lleno
de consciencia. Félix de Azúa apunta la posibilidad de que el
arte “sea lo que más próximo nos quede a lo sagrado en un
mundo casi totalmente desprovisto de acceso a la divinidad,
o lo que es lo mismo, al pensamiento de nuestra mortalidad”.
Multitud de obras artísticas, y arquitectónicas en particular,
han sido producidas desde el estado de la enfermedad, desde
la convalecencia, el temor o el combate con la muerte. La
arquitectura y la literatura no quedan exentas pues, del influjo
diverso que la enfermedad y la conciencia de la muerte ejercen sobre el proceso creativo. La idea de muerte en la obra
de Bernhard no tiene interés para la disciplina arquitectónica únicamente por las referencias a arquitectura funeraria o
monumental que en ella puedan aparecer, sino principalmente por las reflexiones que el autor hace con relación al lugar
donde se muere, aquel lugar donde la arquitectura juega su
último papel.
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2
En este primer capítulo se sitúa al autor en el contexto literario y artístico de la contemporaneidad. Diferentes obras
literarias son analizadas desde el punto de vista del usuario
enfermo, algunas refuerzan lo que sostiene la obra de Bernhard, otras dan puntos de vista diferentes.
Por otra parte, se se abordan ciertas preocupaciones médicas
de algunos arquitectos contemporáneos. Pues, como sostiene
Beatriz Colomina, la arquitectura moderna fue entendida en
su momento como un equipo médico “para proteger y mejorar el cuerpo”, argumentando que fue la tuberculosis precisamente la que decidió el aspecto y las formas de la arquitectura racionalista de los años veinte y treinta. Se investiga
sobre la arquitectura desde el fenómeno de la enfermedad,
comparando las preocupaciones médicas con las arquitectónicas. Asociado a la arquitectura, se habla en este capítulo de
malestar, dolor, tuberculosis, aislamiento, creacion, hospicio,
libertad, viaje, ciudad, campo, terapia, higiene, asepsia.
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Hospitales
“Estoy seguro de que una visita a la habitación de
morir producía en el visitante un efecto para toda la
vida”El aliento, p. 85
Se analizan las virtudes e inconvenientes de aquellas arquitecturas que han sido creadas como respuesta a la enfermedad,
atendiendo tanto a la percepción del usuario como a la materialidad de la arquitectura. Se documenta a modo de casos de
estudio de algunos de los edificios sanitarios en los que estuvo alojado Bernhard a lo largo de su vida como consecuencia
de una enfermedad pulmonar crónica. El interés de este análisis radica, además de en el intento de aclarar los términos
de la relación de la enfermedad con este tipo de arquitectura,
en estudiar los escenarios asociados directamente con la enfermedad del escritor y su experiencia directa como enfermo.
Según los datos que contienen sus relatos autobiográficos,
varios acontecimientos definitorios para la vida y la obra de
Bernhard suceden en hospitales: allí comienza a escribir, contrae la tuberculosis y conoce de cerca la muerte.
La obra de Bernhard sugiere que el espacio destinado exclusivamente al enfermo ocupa una parcela reducida dentro de la
arquitectura, y ni siquiera ésta responde de forma específica
a la mayoría de demandas del enfermo. Asimismo, reflexiona
acerca de los hospitales como arquitectura inapropiada para
atender a la enfermedad, postulando la abolición del aislamiento de éstos con respecto a la sociedad, la abolición de
clases dentro de los mismos y la redefinición del lugar para
morir dentro de la arquitectura sanitaria, ya que el escritor
reivindica el derecho a una muerte individual. En este capítulo
se analizan principalmente tres hospitales:
1 Galería de reposo de Grafenhof. Foto: Landeskrankenhaus St. Veit
/ 2 Una de las habitaciones del Hospital Regional de Salzburgo. Foto
de Erika Schmied / 3 Sanatorio Grafenhof en 1920 (fachada sobre el
valle Heukareck). Foto: Landeskrankenhaus St. Veit / 4 Vista aérea
del conjunto del hospital Baumgartnerhöhe diseñado por Otto Wagner. Foto de Georg Riha.
- El Hospital Regional de Salzburgo. Al joven escritor le sorprende el tamaño de la sala que debe compartir con 25 enfermos y que denomina «habitación de morir», el enfermo contempla y vive la arquitectura desde una posición horizontal.
Conocerá otras dependencias del hospital, como la Casa de
Salud en Grossgmain, aquí reconoce que las horas pasaban
mucho más lentas que en el hospital de la ciudad. Bernhard
se refiera a él, indistintamente, como hotel y como hospital.
- El Sanatorio Grafenhof, un tipo de edificio donde está presente la idea de ambiente natural como terapia y que convirtió en referente literario La montaña mágica de Thomas
Mann. En la obra de Bernahrd (a diferencia de la de Mann) el
hospital acoge a una población desamparada y víctima de la
guerra. El enfermo reconoce que no tenía nada si prescindía
de sus recuerdos.
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3
- El Baumgartnerthöhe de Viena, el célebre hospital psiquiátrico conocido como Am Steinhof, aparece con frecuencia en
su obra, un complejo de pabellones que divide a los enfermos
mentales de los neumológicos. Aquí la ciudad –Viena– está
muy presente. Y parece lógico, dado lo asumido que dicha
ciudad tenía tanto aquel edificio como la propia enfermedad
mental. Bernhard cuenta cómo es la vida del enfermo que
una vez sale del hospital debe readaptarse lentamente. Para la
vuelta al mundo sano, entre comillas, es necesario un aprendizaje.
“Me costó el mayor esfuerzo normalizarme (…) El enfermo que ha estado fuera de su casa durante meses
vuelve como alguien para el que todo se ha vuelto
extraño” El sobrino de Wittgenstein, p. 67.
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Escenarios
“El mundo artificial ha producido al hombre artificial,
el hombre artificioso al mundo artificioso, y a la inversa. No hay nada ya natural (…) Seguimos partiendo
de la contemplación de la Naturaleza, cuando desde
hace ya tiempo deberíamos partir sólo de la contemplación del artificio” Extinción, p. 95.
Se estudia la idea de naturaleza y artificio en la obra del escritor, así como la componente destructora que la arquitectura
posee con relación al usuario. A partir de algunas novelas
donde la arquitectura es protagonista se estudian determinados edificios singulares que ejemplifican el sentido teatral
y funcional que tenía la arquitectura en la obra del escritor.
Exceptuando los relatos autobiográficos, en los que predomina la arquitectura hospitalaria comentada en el capítulo anterior como telón de fondo, y las novelas escritas a partir de los
años 80, donde son las ciudades las que toman mayor protagonismo, Thomas Bernhard tiende a construir escenarios topográficamente aislados y algo remotos para enfatizar las experiencias de los protagonistas de su obra narrativa. A partir
de datos reales y ayudándose de aportaciones ficticias estos
escenarios, casi siempre claramente localizables en la región
de la Alta Austria, se construyen para enfatizar la cuestión del
aislamiento de los personajes. Conocida desde muy joven por
el escritor, y a pesar de la opinión tan negativa que, sobre este
tipo de entorno vierte en su obra, será en una comarca de esta
región rural e industrial, la de Salzkammergut, donde a lo largo
de su vida adquirirá distintas viviendas, todas cercanas entre
ellas. Las localizaciones que Bernhard elige en la Alta Austria
para su obra son también enclaves similares y cercanos.
1 La antigua calera en la ribera del lago Traunsee. Foto histórica.
Archivo Helmut Teutsch / 2 Castillo de Hochosterwitz en Carintia.
Foto de Erika Schmied / 3 Complejo de Wolfsegg. Fotograma de la
película El italiano de Ferry Radax / 4 Vista aérea del complejo de
Wolfsegg. Foto de Erich Hinterholzer.
La particularidad de Bernhard radica en la importancia que
atribuye al escenario y la arquitectura en la trama y la narración, ya que a menudo es el propio edificio (y el efecto que
produce en los personajes) un argumento central de la obra.
A veces los escenarios son elegidos por los propios protagonistas porque los consideran el lugar ideal para llevar a cabo
su trabajo (la fábrica en La calera, el pabellón del pianista de El
malogrado, el pabellón del industrial de Trastorno), en otras,
el lugar elegido es ya la única alternativa para los personajes
(los hermanos en la torre en Amras, el castillo del príncipe de
Trastorno). También el lugar representa, en algunas obras, la
herencia familiar y entonces el escritor suele escoger un enclave típicamente austríaco, un castillo que se eleva sobre la
población a la que da nombre, como una edificación antigua
y simbólica. Este recurso aparece en la novela Extinción, donde el complejo de Wolfsegg es una representación del paisaje
austríaco, con fortaleza dominando el paisaje extenso incluida. Wolfsegg junto con el castillo de Hochgobernitz serán dos
de los escenarios aquí analizados.
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“Asumimos el espíritu de las paredes que nos rodean”
Trastorno, p. 208.
Los escenarios (arquitecturas) afectan al carácter de sus personajes (usuarios). En otra des sus novelas, La calera, Bernhard
sitúa la historia en una fábrica. Dado que no es frecuente que
la literatura contemporánea presente a la arquitectura industrial como realidad patrimonial y valor de uso, se proponen
también aquí una aproximación a la ‘arquitectura-industria’
a partir de la historia de un personaje que decide aislarse del
mundo, y retirarse a vivir y trabajar en una fábrica de cal.
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Celdas
1 Ludwig Wittgenstein, Casa para su hermana en Viena, Kundmanngasse, 19. Foto: Adolf Hübner / 2 Ludwig Wittgenstein, casa en
Skjokden, Noruega / 3 Casa de Thomas Bernhard en Ohlsdorf, Alta
Austria. Foto de Erich Hinterholzer / 4 Exposición Arquitectura escrita,
Granada. Maqueta de la novela Corrección, 2010 / 5 Martin Duch,
Maqueta de la novela Corrección, 2000. Museo de Arquitectura de
Munich
“Lo que prefiero es estar solo.
En el fondo, es una situación ideal.
Mi casa es también en realidad una cárcel gigantesca.
Eso me gusta mucho; en lo posible paredes desnudas.
Es desnuda y fría. Eso produce un efecto muy favorable en mi
trabajo. Los libros, o lo que escribo, son como el lugar que habito”
El italiano, p. 29.
Se analiza la arquitectura predominante en la obra de
Bernhard, aquella concebida para ser vivida por un único
usuario. Se trata la noción de celda entendida como la
residencia del solitario, particularmente aquella que elige
el creador para trabajar y la que acoge al enfermo que por
motivos distintos debe aislarse de la sociedad. Se profundiza
fundamentalmente en el interior de la arquitectura que los
personajes de Bernhard construyen.
Las arquitecturas que caracterizan la obra de Thomas
Bernhard, como confiesa que sucede también en su vida,
son arquitecturas desnudas y de tamaño considerable pero
aún así pensadas para ser habitadas por una única persona.
En el capítulo anterior se comentó la situación particular de
aislamiento que comparten muchos de los edificios que sirven
de escenario a las obras de Bernhard. Esta circunstancia de
aislamiento de las construcciones y la característica soledad
de los usuarios, así como el vacío y las dimensiones que dan
forma a las estancias, otorgan a la arquitectura de la obra
bernhardiana un carácter además de escenográfico, inhóspito.
Una de las principales consecuencias de las arquitecturas que
tratan de aislar al usuario es la sensación de hostilidad que
provocan hacia aquel que las habita.
Se han tomado aquí tres edificios representativos: el pabellón
de Trastorno donde un industrial vive aislado por su trabajo;
la casa que el ingeniero de Sí (un constructor de centrales
eléctricas al que el narrador llama el Suizo) le construye a
su mujer y que califica como “su última morada” y el Cono
residencial como “obra de arte” que el profesor Roithamer
de Corrección le construye a su hermana en el “centro
geométrico” de un bosque. Esta última podría considerarse
su novela más paradigmática desde el punto de vista
arquitectónico. Corrección es un trasunto de la vida del
filósofo Ludwig Wittgenstein, y su experiencia con la casa que
construye a su hermana Margaret en Viena.
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2
4
Las celdas en este capítulo estudiadas son creadas a partir de
una obsesión de algún tipo, fruto de la cual la arquitectura
acaba sometiendo a sus ocupantes: el industrial convierte en
víctima a la hermana con la que convive y a él mismo por el
aislamiento extremo en el que viven; la mujer del Suizo es
abandonada por él en la vivienda ideal (la historia termina
en un suicidio) y la hermana de Roithamer muere antes de
habitar el Cono y su creador se suicida.
Los edificios, se alejan mucho de lo que se entiende por
arquitectura doméstica, además de por escala y ubicación,
por el uso exclusivo que tienen: los personajes no comparten
nada. Las celdas de Bernhard conducen en mayor o menor
medida a la degeneración, por las siguientes razones: por el
vacio, la provisionalidad, la imposibilidad de apropiación de
un espacio, la incomunicación y el deseo de autonomía. De
todo esto hay algo en las casas reales que el escritor adquiere
en Alta Austria y de las que se habla en el último capítulo.
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5Ciudades
“Salzburgo es una fachada pérfida, en la que el mundo pinta ininterrumpidamente su falsedad, y detrás
de la cual lo (o el) creador tiene que atrofiarse y pervertirse y morirse lentamentel” El origen, p.18.
“Ir a Viena quiere decir salvarse por tiempo brevísimo,
no más, lo que significa que quien huye a Viena ha
de volver a irse de Viena lo antes posible, porque si no
vuelve la espalda lo antes posible a esa ciudad brutal y
totalmente degenerada, perecerá” Extinción, p. 176.
Dos ciudades están presentes principalmente en la obra de
Bernhard: Salzburgo es la ciudad de referencia del escritor
desde su infancia hasta su juventud, aquella que aparece
fundamentalmente en sus relatos autobiográficos; Viena es
la ciudad del escritor maduro, la que aparece en sus últimas
novelas y el escenario donde se han estrenado la mayoría de
sus obras de teatro. También se hace referencia a algunas
ciudades mediterráneas que el escritor visita regularmente a
causa de su enfermedad.
A partir de los años 80 en la obra de Bernhard los escenarios urbanos empiezan a ser más frecuentes, y el paisaje rural austríaco va
dejando paso a la ciudad, fundamentalmente Viena. Cuando Bernhard escribe sobre la ciudad no sólo hace referencia a ella como
escenario, también lo hace como objeto de análisis y crítica. Como
se ha ido apuntando, casi todos los personajes de Bernhard son solitarios y enfermos y prefieren vivir en la ciudad, pero quizá sea en la
pequeña novela Sí (1978), cuando los personajes manifiestan de manera más clara que el motivo de sus estancias en el campo, se debe
básicamente a su enfermedad. La mayoría de narradores confiesan
ser hombres de ciudad, con espíritu de ciudad, aunque habitantes
de un cuerpo enfermo y, en consecuencia alejado de ella.
A pesar de ser Viena blanco de críticas memorables el escritor encuentra en esta ciudad aspectos arquitectónicos que
inducen a pensar que ciertos ambientes pueden tener una
componente terapéutica. En contraposición a la idea de ciudad decadente en la obra de Mann que se vio en el primer
capítulo, o respecto a la Heimatdichtung; lo que hace singular
la obra de Bernhard en el panorama de la literatura contemporánea es que ofrece una visión de la ciudad como un lugar
beneficioso, idea en cuyo desarrollo se constata un progresivo
abandono de los escenarios rurales, en favor de un interés
por la ciudad y lo que terapéuticamente esta puede ofrecer.
En Maestros antiguos hay dos ideas claves para entender el
pensamiento del protagonista acerca del arte y la ciudad, su
visión de ellos y, por tanto, de la “ciudad cultural”. Reger acuña dos conceptos: “egoísmo cultural” y “concepto cultural”.
El primero lo acuña con relación a la obra de arte, al deseo
de querer vivir una experiencia individual, actividad que se
extiende al lugar de contemplación, a una posibilidad de ser
el único que vive un espacio y que contempla una obra. Con
el segundo, se refiere a la ciudad no como espacio físico, sino
1 Vista aérea de la Siedlung en la Scherzhauserfeldstrasse, 1935.
Foto:Gemeinnützige Salzburger WohnbaugesmbH / 2 Bombardeo
en la esquina Bergstrasse-Linzergasse. Foto de Anny Madner / 3 La
esvástica sobre Salzburgo. Postal / 4 Viejo de la pelliza (conocido
como Hombre de la barba blanca), Tintoretto, c.1570, óleo sobre
lienzo, 92,4 x 59,5 cm, Kunsthistorisches Museum / 5 Bernahrd en el
café Bräunerhof , Viena, 1988 / 6 La Viena de Reger. Dibujo del autor
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como una idea, una convención producto de la cultura.
En su relato autobiográfico El origen Bernhard escribe “mi
ciudad de origen es en realidad una enfermedad mortal“,
el texto, a pesar de tener como subtítulo Una indicación,
describe, analiza y da una idea bastante aproximada de lo
que en la ciudad de Salzburgo ocurrió en el otoño de 1944
cuando por fin se vieron confirmadas las sospechas de si la
ciudad sería o no bombardeada. Por aquella época, Bernhard
residía en el internado Johanneum de Salzburgo, un edificio
desde el que joven escritor analiza cómo fue el proceso de
destrucción y reconstrucción de una ciudad, cuyo cambio de
poderes, no quiere modificar en nada su vida, su sistema, su
arquitectura. La ciudad en ruinas quiso pronto reconstruirse y,
aunque el escritor asegura que algunos de los edificios bombardeados debían haber demolido completamente, la ciudad
quiso pronto ocultar los escombros y los muertos, reconstruir
las iglesias.�������������������������������������������������
Bernhard corrobora la relación exitente entre arquitectura, memoria y muerte
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Casas de Bernhard
“Lo único que me interesa es mi monumento en piedra”
“también mi propio trabajo en el edificio me ha perdido, porque he reconstruido la ruina con mis propias
fuerzas y casi por completo sin ayuda ajena. Un año
tras otro no he hecho otra cosa que construir, construir y siempre construir y, con ello, me he debilitado
de la forma más irresponsable, y he motivado quizá
esos estallidos de enfermedad” Sí, p. 69.
“Mi granja esconde lo que yo hago. Yo le puse paredes cerradas, yo me encontraba dentro cuando se
cerró. Con razón, mi granja me protege. Si no puedo
soportarla más, corro, me voy, porque el mundo está
abierto para mí”, «Mi propia soledad»
Puede resultar paradójico que el escritor austríaco más importante de la segunda mitad del siglo XX, célebre en parte por
los escándalos públicos que su permanente lucha y postura
crítica contra el Estado le llevaron a protagonizar, dedicara
gran parte de sus esfuerzos no literarios a rehabilitar y mantener hasta cuatro casas a escasos kilómetros unas de otras
en el corazón rural de la Alta Austria. El patrimonio inmueble
legado por Thomas Bernhard se localiza en la comarca montañosa de Salzkammergut. El presente artículo se propone
analizar la particular relación que Bernhard, como habitante
intermitente, tuvo con su patrimonio, documentando gráficamente la arquitectura y emplazamiento del mismo.
Bernhard corresponde a esa especie de escritores excepcionales, que tienen algo de arquitectos, que piensan en la arquitectura que habitan sus personajes, que construyen sus
1 “El escritor como restaurador”. Foto de Johann Barth / 2 Planta
de Ohlsdorf. Dibujo del autor / 3 Casa de Ohlsdorf: vestíbulo
vivienda. Foto: Thomas Bernhard Nachlaßverwaltung / 4 Casa en
Ohlsdorf, 2012. Foto del autor/ 5 Sitaución de la casa “La Krucka”
en Grasberg, 2012. Foto del autor / 6 Casa en Ottnang, 2012. Foto
del doctorando / La Krucka: Situación. Dibujo del autor / 7 Ottnang.
Foto de Erika Schmied
casas, no sólo viviéndolas, sino ejerciendo efectivamente de
arquitectos: restaurando, diseñando, amueblando. La arquitectura que el escritor elige, además de satisfacer alguna de
sus necesidades, ha dado forma a una imagen del escritor
muy ligada a sus casas. La abundancia de fotografías de Bernhard en ellas viene a apoyar la importante relación entre arquitectura y propaganda, por la que históricamente la arquitectura ha servido como medio por el cual se publicita algo o
alguien, ayudando a mantener viva la memoria, a completar
un símbolo.
A lo largo de su vida Bernhard adquiere en la Alta Austria cuatro viviendas poco distantes entre sí. Tres de ellas están aisladas en enclaves rurales con una extensión de terreno anexa
y un apartamento en el pueblo de Gmunden. Al contrario
que en su obra, caracterizada por una evidente ausencia de
arquitectura doméstica donde además del rechazo a la casa
familiar, predominan hoteles, hospitales, fábricas o castillos,
las arquitecturas que el escritor “acumula” en la Alta Austria son arquitecturas domésticas. Sin embargo, el uso que a
estas viviendas en la que pasa breves y largas temporadas a
veces completamente solo, tiene mucho que ver con el tipo
de usuarios –enfermos, viajeros, artistas, creadores, en su
mayoría– que abundan en su obra, esos solitarios que en arquitectura de grandes dimensiones pretenden sin éxito llevar
a cabo en ellas la obra de su vida. Los que le conocieron de
cerca, manifiestan que Bernhard no escribía en sus casas sino
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mientras viajaba.
Ohlsdorff, Ottnang, Grasberg y Gmunden serán las las arquitecturas en este último capítulo dibujadas y analizadas.
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Operaciones: de tesis a libro
La presente tesis es fácilmente revisable por el autor de acuerdo con los criterios editoriales de la Fundación Caja de Arquitectos (200-350 páginas de 24 x 22cm, texto en castellano e
ilustraciones en b/n y color). Los datos relativos a la extensión
e ilustraciones de la tesis serían:
El texto principal ocupa 338 páginas (el cuerpo de texto es
de 13 x 22,5 cm), la bibliografía ocupa 16 páginas y el índice
onomástico 4 páginas.
El texto principal incluye 209 ilustraciones (fotografías, dibujos) y 298 notas al pie. Las imágenes utilizadas para ilustrar
este trabajo proceden principalmente del Thomas Bernhard
Archiv de Gmunden (Alta Austria), de publicaciones sobre el
autor de Erika Schmied, Sepp Dreissenger y Augustin Baumgartner. También hay un número significativo de dibujos y fotografías realizados por el autor de la investigación.
La maquetación empleada en cuanto a imágenes, notas y citas en la tesis es similar a las ediciones de otras publicadas
con anterioridad por la Fundación, por lo que los cambios a
realizar serían mínimos:
Habría que reducir el contenido de la bibliografía y de los
anexos (bibliografías, traducciones, etc.).
Introducir un prólogo de José Joaquín Parra Bañón.
Elegir una imagen de portada, probablemente una del úlitmo
capítulo en el que se analizan las casas del escritor.
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