LA UNIVERSIDAD NECESARIA PARA EL SIGLO XXI Luis Ugalde I NOTAS PREVIAS 1- Necesaria brevedad Seré muy breve en esta presentación para evitar repeticiones, pues hay muchos ponentes y varios puntos de los que yo voy a mencionar están señalados para que otros ponentes los desarrollen. 2- Universidad diferenciada Se dice que hay 2.200.000 estudiantes universitarios incluyendo todo tipo de instituciones, con carreras largas y cortas y con investigación y sin ella. Supuesto esto, hay que admitir que no hay una universidad venezolana única y creo que no conviene que la haya, sino una gran variedad. Si lográramos que el 10% fuera universidad de alto nivel sería un gran éxito, así como lo sería la formación exitosa y adecuada a su nivel y propósito específico del 80 o 90 % de los profesionales que egresan. Es importante no proclamar metas y objetivos inadecuados o desproporcionales, que luego quedan en pura retórica y ocultan la realidad. Hay que sincerar este punto en las discusiones. 3- Sin mitos, ni dogmas Parece mentira, pero el mundo universitario es un ámbito lleno de mitos y de dogmas sobre la universidad que impiden o dificultan una discusión libre y creativa. No porque se prohíba el debate, sino porque bloquean muchas mentes. Necesitamos un poco de irreverencia para desmontar fantasmas y construir realidades. Pero el momento no es bueno, pues el actual debate universitario está marcado por la lucha del poder por el control, de tal manera que impide la razonable discusión de los graves problemas que tiene enferma a la universidad existente; como en las guerras civiles, que no dejan lugar para la discusión de los problemas agrícolas del país. Por un lado quien se considera militante de una revolución estatista de partido único, no es consecuente si no defiende la conquista de la universidad para hacerla única, leal y subordinada al proyecto del gobierno. Para él no es aceptable la actual divergencia entre la universidad y el gobierno. Lo lógico es que, como en Cuba, la universidad sea única, uniforme y dirigida por el gobierno de partido único y ordenada a producir el llamado “socialismo del siglo XXI”. Por otro lado está la opción por la universidad autónoma y plural, independiente del gobierno, aunque coordinada, como se expresa en la Constitución (art.109). Ambas disputan de tal manera que la lucha, a mi modo de ver, está impidiendo la libre discusión y el logro de los urgentes acuerdos y decisiones para que se garantice el funcionamiento razonable y un futuro que, al menos, no sea desastroso. Al margen de esa lucha por el control de la universidad, debemos ser irreverentes en nuestros planteamientos ante los mitos, dogmas y medias verdades que se sacralizan, inmovilizan y disfrazan los problemas universitarios de tal manera que impiden su solución. Cuando digo “mitos y dogmas” me refiero a ideas como “la universidad venezolana debe ser gratuita para todos”, cuando la realidad es que más del 50% de los que se gradúan cada año se han pagado ellos sus estudios y no han recibido financiamiento público, a pesar de que muchos sean más pobres que quienes recibieron el 100% del pago de sus estudios. También es un mito eso de que todo profesor es, o debe ser, un investigador, pues es sabido que al menos 2 de cada 3 no lo son, ni van a ser. Otro mito-dogma es la idea de que sólo el Estado y sin violar principios básicos de equidad en el financiamiento educativo debe y puede pagar la educación de calidad a 2.200.000 de universitarios venezolanos. Hay que ver quiénes en la realidad están contribuyendo con su pago, sincerar la realidad y buscar fórmulas que combinen las diversas fuentes de financiamiento y manejen también la relación entre tiempo de estudio y el tiempo que se dispone para pagar, parte como estudiante y parte luego como profesional graduado. Es importante que la mitad de los que pagan estudios superiores puedan contar con un sistema crediticio de apoyo público que les permita pagar en el doble del tiempo utilizado para realizar sus estudios. Mito es también pensar que la universidad debe ser sin restricciones para la entrada y “gratuita”, con el argumento de que así será popular y al servicio de los pobres. La verdad, por el contrario, es que toda universidad sin exigencias mínimas de entrada baja su nivel y dejada a su inercia es una fábrica que convierte recursos públicos en títulos individuales (sin obligación de retorno a lo público) y privados y sirve de trasvase de los mejores talentos de sectores de bajos recursos a los sectores privilegiados, pues son las grandes empresas y transnacionales las que tienen capacidad para contratar a los mejores. Por eso es importante en el tema de la equidad hacer que la universidad sea centro de formación para la equidad en contenido, en visión de sociedad inclusiva y en opciones y alianzas de responsabilidad social de manera que sea el sello de los egresados y contribuyan a producir una sociedad equitativa. La lista de mitos y dogmas se podría alargar y lamentablemente son otros tantos obstáculos que dificultan la razonable discusión y búsqueda de soluciones que la universidad necesita con urgencia. Anti mito es admitir que el ingreso irrestricto es un acto de demagogia, de despilfarro de recursos y de burla al estudiante; que la elección y designación de autoridades con voto igual de todos los que están o que alguna vez estuvieron en la universidad será el desastre para el gobierno universitario, y admitir sin tapujos que la universidad es enormemente deficitaria, con un sistema de financiamiento deformado (la mitad de la nómina en la UCV son jubilados y la otra con posibilidad de jubilarse a los 45 años ) y con un empobrecimiento estrangulador, pues los sueldos son realmente miserables y en los últimos 40 años han reducido su valor a la cuarta parte. II DE LA UNIVERSIDAD ENDÓGAMA A LA ABIERTA Considero que una de las mayores causas de la parálisis y decadencia de la universidad es su endogamia y su aislamiento, como inexpugnable torre de marfil. Hay que sacar a la universidad de su ensimismamiento y de la maraña de los intereses creados de sus integrantes. Necesitamos una universidad con el epicentro fuera de sí misma” y expuesta a la influencia de factores externos, aunque sin dejarse dominar por ninguno de ellos. Este entenderse como debida a otras realidades, influenciable por ellas y entendida como parte del éxito de ellas, es imprescindible para la necesaria transformación de la universidad. La apertura de la universidad con mirada hacia el futuro tiene por lo menos cinco aspectos: 1-Universidad abierta a la escuela, a sus niveles básicos y medios. No se puede elevar el nivel de las universidades rebajando el nivel de los que entran a ella, sino ayudando para que los aspirantes cada vez sean mejores. Por otra parte no vemos avances serios en el mejoramiento del preescolar y de la educación básica y media nacionales. Estos niveles necesitan que las universidades tengan un plan amplio y decidido de apoyo a la transformación de la escuela. La Universidad debe ser aliada de la transformación y elevación escolar, sobre todo en los sectores más pobres a partir de las deficiencias que traen a la universidad. Así como los médicos hacían el “rural”, los universitarios debemos programar formas variadas de refuerzo a la escuela, sobre todo a las más pobres y que llegue a ser un plan nacional apoyado por las políticas educativas gubernamentales. 2-Universidad abierta a la empresa pública y privada. Abierta significa en interacción y apoyo mutuo. En definitiva es en la empresa donde la mayoría de los dos millones de universitarios tendrán que presentar su último y más definitivo examen y las universidades no queremos formar para el desempleo y la frustración. Pero además, gran parte de las investigaciones de la universidad deben estar relacionadas con el desarrollo social, económico, cultural y político del país y con los centros donde esto se produce. Esta conciencia de que nos debemos al país y el requerimiento de calidad y significación de parte de la empresa pública y privada es una manera de que los universitarios seamos exigidos y nuestra calidad valorada y en parte pagada. 3-Universidad abierta y en interacción con las universidades de buen nivel en el mundo. Esta es otra manera de superar la endogamia y el estancamiento y de exigirnos hacia arriba. Al igual que en el deporte nos tenemos que medir con los mejores del mundo y tomarlos como referencia. 4-Universidad abierta y en interacción con los sectores pobres y excluidos. Aquí estamos hablando no del mero cumplimiento del servicio comunitario, que muchos lo viven como una obligación no querida, sino de una manera de concebir la universidad y su compromiso con la inclusión nacional y la superación de la pobreza. Tenemos que tener claro que hay una especie de ley de hierro de las universidades que preparan el trasvase de los mejores talentos de los pobres hacia los niveles más privilegiados de la sociedad, sin que cambien las asimetrías y las exclusiones sociales. Por el contrario nuestra sociedad requiere una alianza con vasos comunicantes entre el mundo profesional y los sectores pobres, sus proyectos y sus aspiraciones. Para lograr profesionales con compromiso social y visión inclusiva de la sociedad tenemos que tener estudiantes y universidades que en su formación incluyen experiencias y alianzas vitales entre la formación universitaria y las comunidades de bajos recursos y sus proyectos. No se trata de ir a los barrios con una limosna o como salvadores, sino de formarse viendo la sociedad también de los excluidos y no solamente desde lo universitario, que siempre es un modo de privilegio. Los problemas y soluciones de la pobreza y la exclusión deben estar en el centro de la universidad, de su formación, de su investigación y de su debate. 5-Universidad abierta y flexible a la formación continua a lo largo de la vida con modalidades presenciales y virtuales muy variadas. En estos tiempos la formación no termina con una licenciatura, y en pocos años buena parte de lo estudiado queda obsoleto. Por eso es bueno que las carreras sean más cortas, pero que luego tengan continuidad y actualización a lo largo de la vida. La universidad necesita una gran creatividad y flexibilidad para promover y responder a esas necesidades múltiples de formación. Estoy convencido de que a medida que se vayan produciendo estas cinco aperturas, ellas traerán transformaciones fundamentales a la universidad endógama y también a su financiamiento y funcionamiento interno con flexibilidad y apertura. Sin ellas continuarán las aguas estancadas, se bloquearán los cambios y la universidad encerrada en sí misma no encontrará soluciones ni recibirá el apoyo de la sociedad que la financia. Luis Ugalde UCAB, junio de 2011