Donatiu de BergaBoada. Núm. LiF£ DE Li [' La Iglesia eonmemora en este mes de Diciembre con toda su magestuosidad y expreridor,*Tr fiesta de la Inmaculada Maria en su misterio de la Purísima Concepción, creencia arraigada en los corazones de todos les católicos aun antes de ser elevada à la categoria de dogma, principalmente por los católicos espanoles defensores de los prerogativas de la Virgen desde el feliz dia en que alboreó la fe en Espana y fué santificada con la visita de la misma Excelsa Senora. Ave Maria Purísima dicen el orador sagrado al comenzar su discurso, el mendigo al traspasar los umbrales de las viviendas para demandar una limosna, el niüo al regresar de la escuela, el católico al escuchar el toque de la oración; y sin pecado conceUda responden todos • los que reciben aquel cristiano saludo. La valerosa infanteria espanola, brazo el mas potente de nuestro Ejercito, ha tornado por símbolo do la unidad de sus pensamientos à la Madre de Dics en el misterio de su Concepción inmaculada; y desde entonces los bizarros infantes riuden sus espadas y sus corazones ante el altar de la Purísima, reiterando sus juramentos de honrar à la Pàtria muriendo por ella. Hoy, la infanteria espanola se halla en su mayor parte, al otro lado de los mares, peleando con denuedo y bravura, en Amèrica y Occeanía, con el valor y ardimiento que da la fe de sus creencias, por salvar el honor de nuestra amada Pàtria. Por eso, en este ano, pasado manana, la íiesta de la infanteria espanola à su amantísima Patrona la Purísima, no tendra la resonancia, el fastuoso explendor de días màs pròsperes y venturosos: emperò, hoy màs que ayer, agobiados bajo el peso de las tribulaciones y desdichas que sufrimos, recurriremos k la Virgen Maria y brotando un sentimiento purísimo de nuestros corazones del que formaremos un cuito, un altar, diremos con màs fervor que nunca, recordando los inspiradísimos pensamientos de la bellísima Salve del Príncipe de la Iglesia, Cardenal Moneseillo. Muestra, pues, Senora, que eres nuestra Madre, Diputació de Girona — Servei de Biblioteques y enjugando en nuestras mejillas el llanto de los pesares, alcanza de tu Hijò, y en favor de esta desventurada Espana que tantas tribulaciones y pesares le agobian en estaa azarosas y críticas circunstancias, los consuelos de una santa espejanza. . ,.y», Spes nostra, Salve. A LA PüBlSIMl GONGEPGIllN DE Wà SÀNTlSIi (IMITACIÓN ORIENTAL ) En el principio de los tiempos puso el hombre su cara contra tí, [oh Senor Dics! y extendió sus manos al àrbol de la vida, y cayó en pecado de soberbia y de ingratitud. La tierra que formaste para su dominación y delicias salió de tus manos, brillante en sus días, con ese sol reflejo de tu luz; hermosa en sus noches con esa luna que encendiste como làmpara de tus aitares, con esas estrellas que clavaste en el íirmamento como diamantes sembrades en el mantó de tu magestad. Tú perfumaste, Senor, los aires con el bólsamo de tu aliento; tú coronaste los montes con florestas; tú hicistes brotar fuentes de agua cristalina, diste cuna à los ríos, pusiste freno à los mares, poblaste la tierra de seres tan variados como sus íVutos, los aires con aves que parecen flores, y las aguas con peces que parecen plautas. De la nada hiciste los cielos para trono de tu glòria; de la nada sacaste el mundo para dominación del hombre. Però el hombre, envidioso de tu magestad, sono sueno de soberbia; rompió el cetro que pusiste en sus manos; lasalargó basta tí, Seüor, y sobre el solio que creaste para su felicidad, escupió saliva de desprecio y de profanación. Jehovah, Jehovah, clamaron los cielos agitades con el estremecimiento del terror. Jehovah, Jehovah, clamo la tierra conmovida con temor de perdición. Desde entonces, Senor, retiraste la mano de tus bendiciones de la cabeza del hombre; sobre ól ex- tendiste la de tu castigo; dejaste caer sobre la tierra tus ojos ardiendo en ira como brasas encendidas en los valies de la miés y abriendo tus labios salió de ellos tu maldición con fuerza de torrente, con ruído de caballos que corren por el gujjo.iÇamo, lava qjii, esteriliza Ips^campos, como aquilón que desTroza Ío3 bosques, como rayo que rasgando el firmamento penetra en las entranas de la tierra. Tu voz, Senor, convirtió en cenizas el alcàzar de la vida; à tu voz apareció la muerte, que extendió sus alas sobre el mundo, y sopló viento de podredumbre, iuficionó la sangre de la humanidad con el hàlito pestífero de su boca, y labró cadenas de opresión, y unció à su carro la raza maldita de Adàn, y aniasó en el lodo los górmenes de la posteridad, y encendió la pira de la destrucción, y levantando su vuelo sobre nubes de desolación, «Todos sois culpables, dijo, todos moriréis. Yo cabalgaré los montes, yo visitaré las entranas de la tierra, y recorreré su superfície, y me remontaré à los aires; y con mi soplo secaré las plantas, y con mi guadafia troncharólostroncos de los àrboles, y con mis pies trillaré las cabezas de las criaturas. Eu fango covertiré las perlas del rocío, en polvo las flores y las plantas, en tinieblas la luz, en gusanos la hermosura de las hijas de los hombres. La ira de Diospesa sobre los queexistea y sobre los que vendran; yo soy instrumento de su justícia. ^Quién podrà romper el cetro de mi dominación? El mundo fué presa de las garrasde la muerte, y sobre el mu.ido derramó la vasija de los dolores, Enemistades y guerras, sana ydebilidad, homicidios y rapina, idolatria y prostitución, hallaron abrigo'en la morada de la maldad. El error se alzó contra la verdad, la rebelión destruyó la obediència, la justícia sucumbio al poder, se escarnecía la virtud, se divinizaba el orimen, y el que fué hecho à imagen de Dios oculto los destellos de su semejanza con el fango en que bafjó su frente. El hombre luchaba con el hombre; su razón estaba avasallada al yugo de las pasiones; su libertad estaba en sus deseos; sus deseos estaban vaciados en su ciego frenesí, y arrastrando una existència trabajosa, ó humedecía con légrimas humildes el hierro de su esclavitud, ó mordia con diente