La vigencia de los Derechos Humanos en Colombia En Colombia, a pesar de los múltiples esfuerzos hechos por el gobierno con el acuerdo de paz, y la declaración con enfoque de género que firmaron este año los representantes de más de 60 movimientos sociales, líderes y defensores de los derechos humanos, en presencia de delegados de las embajadas de Canadá y Suecia, así como el representante del Alto Comisionado de la ONU en Derechos Humanos, entre otros; las expectativas son cada vez más desalentadoras. El lanzamiento del informe de las organizaciones sociales Colombianas sobre la situación de derechos humanos y derecho internacional humanitario, que tuvo lugar el 4 de abril de 2018 en la ciudad de Bogotá, refleja que “continúan cometiéndose graves y sistemáticas violaciones de derechos humanos e infracciones al Derecho Internacional Humanitario que permanecen en la impunidad. El Estado no coopera y esto dificulta el monitoreo de los países examinadores (…)”1 Asimismo, se pudo constatar que Colombia es uno de los países con más alto índice en casos de violencia e integridad sexual de las mujeres, pues en el 85,83% de los casos las víctimas son mujeres. Igualmente, las agresiones y asesinatos a miembros de la comunidad LGBTI han incrementado, por lo cual, la Corte Constitucional tuvo que reconocer que existe un riesgo desproporcionado sobre las mujeres y contra las mujeres trans, como lo afirmaron Colombia Diversa, Caribe Afirmativo y Santamaría Fundación. De modo que, así como se plantea en el texto de “El concepto de Derecho Humano” de Pedro Nikken, “la realidad de ciertas políticas configura la vulneración de los derechos económicos, sociales y culturales de manera parecida a los derechos civiles y políticos, es decir, ya no como consecuencia de su no realización, sino por efecto de la adopción de políticas que están orientadas hacia la supresión de los mismos” (Nikken, p. 10). Cita que refleja lo que sucede en Colombia, pues a causa de la debilidad en los mecanismos de protección implementados por el gobierno o por la adopción de las mismas, hay un mayor riesgo de violencia de género y especialmente en el caso de violencia contra las mujeres y comunidad LGBTI. Por su parte, en el contexto de la transición a la paz, y tras la desmovilización de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), hubo un aumento significativo en los casos de violencia sexual en aquellas comunidades en las que estaban excombatientes de las AUC y de las FARC reinsertados, a pesar de esto, el gobierno colombiano no implementó mecanismos de prevención ni tampoco mecanismos para garantizar asistencia, protección, atención y acceso a la justicia para aquellos que sobrevivieron a ataques de violencia sexual. Pero, no sólo fallaron en desatender estos puntos, sino también en los mecanismos destinados a garantizar que éstas sobrevivientes de violencia sexual fueran escuchadas y pudieran intervenir y participar en condiciones de igualdad en los organismos responsables de la implementación del acuerdo de paz. Por su parte, el tema de la dignidad humana en Colombia en la Constitución de 1991 se presentó como una declaración de derechos y valores fundamentales, en donde se funda los cimientos en la Dignidad Humana, pues el artículo primero de la Constitución Política de Colombia en 1991 reza: “Colombia es un Estado social de derecho, organizado en forma de República unitaria, descentralizada, con autonomía de sus entidades territoriales, democrática, participativa y pluralista, fundada en el respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de las personas que la integran y en la prevalencia del interés general”, además fue el primer paso para que se 1 Tomado de https://colombia2020.elespectador.com/pais/colombia-se-raja-en-derechos-humanos-lasorganizaciones-sociales-denuncian reconocieran los derechos de las personas LGBTI con los artículos 13 y 16 de dicha Constitución, donde se abre la puerta para el avance en materia de derechos de las personas LGBTI. Sin embargo, a pesar de lo plasmado en la Constitución, y teniendo en cuenta que, el concepto de Dignidad Humana abarca el concepto de igualdad, podríamos decir que según las cifras, Colombia es uno de los países con más desigualdad, puesto que el desarrollo económico y social teniendo en cuenta las diferencias geográficas de nuestra región, hacen que los niveles de vida de la población tengan limitaciones para una mayor integración y articulación de la economía y lo social entre las distintas regiones y departamentos de Colombia. Lo cual, conlleva a que se produzcan círculos persistentes de pobreza, estancamiento del desarrollo, problemas de desempleo y bajas remuneraciones, hechos que se agudizan dado que no existe una regulación institucional o política que contenga el atraso y mejore el acceso de la población a los bienes básicos. Sobre el anterior punto, la lectura “Una aproximación al concepto de Dignidad Humana” de Antonio Pelé, dice: “El concepto moderno de Dignidad Humana no niega la existencia de desigualdades entre los individuos. Lo que sí niega es que esas desigualdades naturales y sociales sean la justificación de un tratamiento desigual por parte de las instituciones o un trato degradante entre los individuos” (Pelé, p. 12). Por lo cual, el ejemplo de la desigualdad en la población colombiana a causa de la distribución geográfica y el tratamiento de las instituciones, permite observar que se necesita la implementación y generación de una política pública que considere diferentes estrategias en la búsqueda de un país más equitativo, incluyente y por ende, a una sociedad más integrada, lo cual es primordial para la construcción de la paz. Por lo tanto, a grosso modo, y con base en lo planteado en la Unidad 1 del curso, las medidas y mecanismos que acogen los países para la protección de los derechos humanos no son suficientes para garantizarlos, pues debe haber una articulación de las políticas que permitan garantizar los derechos a todas las comunidades. Asimismo señalar que, la actividad periodística tiene como responsabilidad hacer valer el respeto por la dignidad humana, sobre cualquier interés particular en obtener una buena historia; los periodistas deben preocuparse de los sentimientos y derechos de las víctimas, así como comprender y respetar el concepto particular de cada cultura sobre la intimidad.