Santo Domingo, R.D. 22 de julio, 2014. De: Los pastores y las pastoras de las Iglesias Cristianas y Evangélicas. A: Nuestra feligresía y a todo el país. Asunto: Carta pastoral sobre la familia que Dios creó. Los fundadores de la nación dominicana decidieron implantar una república libre, soberana, e independiente de todo poder extranjero. El juramento solemne de los trinitarios puso como testigo al Dios santo, augusto, indivisible, trino y omnipotente, en el cual cree la gran mayoría del pueblo dominicano. Eso aparece en el escudo nacional con las palabras de Cristo: “Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres” (Jn.8.32). Es por esto que los trinitarios concibieron nuestra bandera atravesada por una cruz blanca como símbolo de redención, y en coincidencia con esto, la Constitución dice: “El Estado promoverá y protegerá la organización de la familia sobre la base de la institución del matrimonio entre un hombre y una mujer” (Art.55). Nos sorprende por esto la iniciativa del actual embajador de los Estados Unidos de convocar una “marcha de orgullo gay”, con lo cual viola, no solo nuestra Constitución, sino la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, en la que se le exige asumir sus funciones “siempre que no se opongan las leyes y reglamentos del Estado receptor” (Art. 5, f). Es una lamentable intromisión en los asuntos dominicanos. No le negamos a un compatriota decidir sobre su preferencia sexual, o incluso a marchar en su defensa por las calles. Lo que resulta intolerable es que un embajador extranjero intervenga como activista en nuestros asuntos internos. Pedimos, en consecuencia, al honorable Señor Presidente, y al honorable Congreso, impedir que el poder extranjero siga mancillando nuestra Constitución. La Biblia consagra el matrimonio de un hombre y una mujer como base de la familia y la sociedad. Esto se valida por el impacto positivo de la familia sobre el desarrollo de los pueblos, y es por lo que las naciones organizadas sobre la familia nuclear logran mayores niveles de desarrollo. La preferencia homosexual, por el contrario, se acompaña de consecuencias médicas negativas. Es por esto que, homosexuales y lesbianas sufren un exceso de cáncer de los genitales, enfermedades venéreas y SIDA, adicciones de todo tipo, trastornos mentales de todo tipo, y, viven menos años que la población general. La idea de un matrimonio homosexual no se desarrolla sobre bases científicas, sino sobre consensos políticos coyunturales, y como expresión de la decadencia del mundo occidental, ante una cultura hedonista y que descuida sus bases éticas originales. Por estas razones, planteamos lo siguiente: Que las iglesias y las fuerzas vivas del país marchen con nosotros a favor de los valores familiares consignados en nuestra Constitución. Que las autoridades nacionales no toleren la intromisión del actual embajador de los EUA en la política doméstica. Que los poderes del Estado ajusten sus prácticas a lo establecido en nuestra Constitución sobre la familia nuclear. Que el Ministerio de Educación ofrezca un programa de educación sexual responsable, y tenga educadores en el área sexual que sean modelos adecuados en lo ético familiar. Que el Congreso Nacional, específicamente la Cámara de Diputados, apruebe el Proyecto de Ley de Educación Sexual basado en Valores y Responsabilidades que la comunidad evangélica presentó a través del ex diputado Pelegrín Castillo y que fue apoyado públicamente por los diputados Gladys Jiménez (PLD), Víctor Bisonó (PRSC) y Radhamés González (PRD). Que las iglesias y organizaciones cristianas asuman las siguientes acciones: Fortalecer los programas de pastoral familiar, asegurando a toda la membresía cursos prematrimoniales, asesoría familiar, crianza sana, educación sexual responsable, y auxilio a familias monoparentales; Promover el matrimonio como un espacio de igualdad y complementariedad entre el hombre y la mujer; Asegurar que nuestras iglesias promuevan programas de protección a la mujer y contra la violencia doméstica; Auspiciar en nuestra membresía una actitud compasiva y generosa hacia personas con atracción a su mismo sexo, y, Alentar programas preventivos y de autoayuda para personas con atracción hacia su mismo sexo. Hermanos y hermanas: declaramos en esta hora que lucharemos desde nuestros templos y fuera de ellos para preservar la familia que Dios creó, y que “el cielo y la tierra pasarán, pero que la palabra de Dios no pasará” ¡Sea bendito Su nombre para siempre! Atentamente,