Historia y Discurso. Algunas aclaraciones conceptuales Historia: definiremos la misma como el conjunto de acontecimientos que se suceden de manera lógica y cronológica. Toda acción se desarrolla en un tiempo y espacio dado, y comprende el actuar de ciertos personajes o actores. Esos son los elementos que constituyen la historia: un marco espacio temporal, personajes, acciones: es puto acontecer y como tal, responde a las siguientes preguntas ¿Qué ocurre? ¿Cuándo, dónde? ¿Quienes participan? Discurso: hace referencia al modo en que se articulan esos acontecimientos en términos textuales. Cuando un lector analiza el discurso, no ubica su mirada en lo que acontece, sino en cómo se le dan a conocer esos acontecimientos a través del texto. Hemos presentado ambas dimensiones como inescindibles. Y los son, porque no existe la historia definida en su totalidad por fuera del discurso. Existe si, la posibilidad de abstraerlas analíticamente, de separarlas teóricamente, para poder desnaturalizar el montaje, dejando ver cómo operan en él un conjunto de decisiones referentes al orden en que aparecen los acontecimientos, a la focalización desde la cual se construyen, al punto de vista que adopta la voz narrativa, a la forma en que el espacio es descrito y el tiempo enunciado. En el conjunto de historia y discurso no hay una dimensión que se subordine a la otra. Ambas están recíprocamente determinadas y un buen relato es aquel que expresa “una compleja interacción de cuatro órdenes: la historia y su organización, el discurso y la suya”. Es, en el tejido complejo que se articula en torno a ambas dimensiones, donde se juega la efectividad de un buen relato.