MANIFIESTO SOBRE EL ANTEPROYECTO DE REFORMA DEL CÓDIGO PENAL PLATAFORMA OTRO DERECHO PENAL ES POSIBLE Las personas abajo firmantes queremos manifestar nuestro más firme rechazo al Anteproyecto de Reforma de Código penal promovido por el Ministro de Justicia, Sr. don Alberto Ruiz Gallardón, y aprobado por el Consejo de Ministros del jueves 11 de octubre de 2012. No se trata de una reforma más de las veintiocho sufridas por el Código Penal desde su aprobación en 1995, sino de una reforma que dinamita pilares básicos de un derecho penal propio del modelo de Estado social y democrático de derecho que consagra nuestra Constitución, sin que tal expansión y exacerbación punitiva respondan a una necesidad sentida como prioritaria por los ciudadanos ni derivada de elevadas tasas de criminalidad. Medidas como la prisión permanente revisable, aplicable a un número extenso de delitos, supone la definitiva traición al principio de resocialización de las penas consagrado en el art. 25 de la Constitución Española. Sólo quien no haya tenido jamás contacto con el mundo penitenciario puede afirmar seriamente que el internamiento en una cárcel durante periodos de tiempo tan prolongados no supone, no sólo un obstáculo insalvable para la reinserción social del preso, sino incluso para su propia supervivencia personal. La Reforma Gallardón incorpora con fuerza inusitada el tenebroso concepto de peligrosidad, recordando leyes propias de una dictadura, como la tristemente conocida Ley Peligrosidad y Rehabilitación Social. Así, a través la denominada “custodia de seguridad”, se posibilita en un amplísimo número de supuestos, incluidos los delitos patrimoniales, que la persona, una vez cumplida la pena impuesta, pueda ser seguir privada de libertad hasta diez años más, en atención a su supuesta peligrosidad, es decir, a lo que se supone podría ser su comportamiento futuro, lo cual resulta desproporcionado, incompatible con un derecho penal de hecho y lesivo del principio de legalidad penal. La pena y la medida de seguridad privativas de libertad se potencian en un movimiento regresivo que entierra los avances introducidos por el legislador de 1995 al dar entrada a castigos más armónicos con el propósito reducador y reinsertador. El efecto que esta reforma provocará en nuestras ya saturadas prisiones será inconmensurable, casi tanto como el incremento presupuestario que implica. El impacto de ninguno de estos dos factores parece haberse tenido en cuenta por el ministerio de justicia. Pero aún hay más. La proyectada reforma supone un endurecimiento del castigo de comportamientos de escasa gravedad, que dejan de considerarse falta (infracción penal leve), para convertirse en delito, con el consiguiente mayor rigor punitivo. Así sucede con los pequeños hurtos, defraudaciones de escasa entidad del fluido eléctrico o, por ejemplo, con los denominados “manteros” cuyo castigo había sido mitigado por la reforma 5/2010 gracias a movilización de miles de ciudadanos. Por si esto fuera poco, se endurecen los delitos contra el orden público en lo que muchos interpretamos como un uso del Código penal para disuadir del ejercicio de derechos y libertades públicas, destacadamente del derecho de reunión y manifestación, instrumentos claves de una movilización social que el Gobierno parece querer acallar mediante la herramienta más dura y potente del ordenamiento jurídico. Estas son sólo algunas de las razones―hay bastantes más― por las que la Reforma Gallardón no debe prosperar. No confiamos en que nuestra opinión ni nuestros argumentos vayan a ser escuchados por quienes tienen el poder de decisión, pero sentimos la necesidad y el deber de expresar nuestra profunda preocupación por esta insoportable crisis de los derechos. Queremos manifestar nuestro descontento e indignación hacia una política criminal que, en vez de apostar por políticas sociales en pro de la inclusión de los más débiles, sólo conoce el incremento punitivo como única forma de prevención de criminalidad, prescindiendo de sus múltiples y diversas causas, y que convertirá definitivamente nuestras cárceles en pozos de miseria, olvido y desesperación. PLATAFORMA OTRO DERECHO PENAL ES POSIBLE