¿Cómo puedo aumentar la autoestima de mi hijo? La autoestima es considerada como el concepto que cada persona tiene de sí misma, el valor que se otorga personalmente. Este es único y va a determinar la interpretación de la realidad y el comportamiento frente a esta. Por ello, existen diferentes maneras de comportarse, pues la autoestima no es igual en todas las personas. En los niños, la autoestima es el resultado de una combinación de diversos factores; sin embargo, se considera fundamental la relación existente entre el entorno directo y el carácter del niño, construyéndose diariamente a través de las relaciones personales de aceptación y confianza. La percepción de sí mismos tiene un valor incuestionable en la infancia y adolescencia. Un niño seguro de sí mismo, sabe aceptar tanto lo bueno como lo malo, se le es fácil manejar la crítica, sus errores y fracasos, presenta una adecuada capacidad de aprendizaje, es responsable, sabe mantener relaciones adecuadas y rechazar situaciones que vayan en contra de sus principios, lo cual sirve como un factor protector ante las situaciones adversas por las que pueda pasar a lo largo de su vida. No obstante, durante las etapas de desarrollo empiezan a surgir las inseguridades en algunos niños. Presentando dificultades para relacionarse con otros niños, para realizar acciones por sí mismos, en el aprendizaje, para afrontar y manejar el estrés, entre otras. Entonces, ¿qué puedo hacer para ayudar a fomentar una autoestima saludable? • • • • • • • • • Siempre hay que estar atentos a las emociones de los niños, validarlas y aceptarlas. Los cambios de humor pueden ser señales de que algo está ocurriendo. Desde el nacimiento, los niños deben sentirse seguros y queridos por su entorno próximo. Incentivar la independencia y evitar la sobreprotección. Darles responsabilidades de acuerdo a su edad para aumentar la percepción de autonomía. Dedícales un tiempo exclusivamente para ellos, haz que se sientan especiales. Corrige sus errores, pero con cariño. Hay que establecer límites claros, toda conducta tiene una consecuencia, pero siempre desde la amabilidad. Ten en cuenta el esfuerzo y no el resultado como tal, demuéstrales que estás orgulloso. Mantener expectativas realistas en cuanto a sus responsabilidades y tareas. Enseñarles que es normal necesitar y pedir ayuda, que eso no significa que sean “tontos o no sirvan para eso”. Evitar comparaciones, etiquetas y burlas, pues eso puede alejarlos de sus talentos, cualidades e individualidades.