UNA REFLEXIÓN SOBRE LAS APROXIMACIONES METODOLÓGICAS AL DISEÑO CURRICULAR Hablar de currículum ha sido cada vez más importante al interior de las instituciones del país en su contexto cotidiano, motivada por una intencionalidad o finalidad de cambio que se vea reflejada en las acciones concretas, pero cuán difícil ha sido en las instituciones reflejar esta transformación. Es común escuchar cada año en las instituciones, sobre la necesidad de realizar cambios y adecuaciones curriculares en los programas y planes educativos, se le da vital importancia a esta tarea. Pero, ¿realmente se reflexiona sobre el currículo? ¿se reconoce su repercusión en: los métodos de enseñanza, las interacciones sociales de la comunidad educativa, la utilización de las tecnologías y materiales de apoyo, el papel de la Institución educativa en el contexto y la mismas visión y misión o filosofía institucional que se proyecta a la comunidad? Díaz Barriga (1993) expresa que: Dado que la teoría curricular surge en el contexto de los planteamientos de la tecnología como una concepción eficientista y pragmática del acto educativo, es cierto que los modelos curriculares imponen requisitos formales a las instituciones de enseñanza, los cuales deben analizarse a la par que el mismo modelo para ubicarlos en el plano político y económico. (Díaz Barriga. 1993. Pág. 11). Aún se evidencia que las instituciones se encuentran permeadas por los enfoques clásicos del currículo, donde todo está debida y rigurosamente planeado, y el papel del docente es de un dictador de contenidos que deben ser aprendidos de manera que puedan seguirse transmitiendo, estando ausente la reflexión y la construcción de nuevos saberes; y sin tener en cuenta características diversas de los que aprenden. Está influenciado por el paradigma conductista, donde educar es condicionar respuestas de conductas más deseadas y se realiza un proceso evaluativo para verificar su logro. Identificado así, el currículo, sólo como un cúmulo de contenidos donde se encuentra sistematizado el accionar del maestro y elaborado por agentes externos a la institución “los expertos”. Desde esta mirada la adquisición de conocimientos se comprende como algo finito, dividido en temas y subtemas con mucho contenido pero carentes de reflexión y por ende carentes de sentido para quien lo prende. Es más bien una acción de incorporar una información y en lo posible lo más fiel a la lección o temática dictada y para reproducirla como una copia sin ninguna intencionalidad de darle sentido y utilidad de aquello que se incorpora y permea. Es necesario retomar entonces, metodologías curriculares clásicas para comprender lo planteado anteriormente: Desde la teoría de Tyler, es imprescindible la delimitación de metas y objetivos educativos los cuales son reflejados en el material instruccional que se selecciona, los contenidos, procedimientos y el examen que para Díaz Barriga (1984), está ubicado en una línea de pensamiento pragmática y utilitarista. Taba resalta la necesidad de elaborar programas escolares que tengan una propuesta metodológica que surja de la investigación de las demanda de la cultura que permita seleccionar objetivos, contenidos y actividades de aprendizaje. Díaz Barriga (1984), critica la visión funcionalista de dicha propuesta porque ve que está reducida a políticas utilitaristas y en detrimento de la formación teórica. Johnson también es un clásico del currículo el cual concibe este como algo estructurado e intencionado con unos criterios delimitados siguiendo un orden en la cual la función es guiar la enseñanza y cuya evaluación es enfocada a identificar los errores estructurales de estos; aunque su enfoque empieza a dar una mirada a la formación ciudadana. El atribuírsele gran importancia al cambio de contenidos educativos, como la posibilidad de generar mejores desempeños en los estudiantes, ha sido un error en el modelo seguido, y ha dejado corto el potencial del currículum, ha estado lleno de buenas intenciones, pero distante de la realidad, donde los que deben de reflexionar el currículum es la comunidad educativa, puesto que, corresponde a su diario vivir, a todas las prácticas planeadas y no planeadas, a los acuerdos y desacuerdos, a los aciertos y errores que se puedan dar en las prácticas cotidianas académicas y no, y que hacen parte de la identidad de la comunidad educativa. El cambio curricular adquiere una gran importancia, para realmente generar procesos de enseñanza y aprendizaje, que no sólo apunten a generar soluciones a los bajos índices en la calidad educativa, a la baja retención y alto índice de repitencia escolar. Por ello la necesidad de continuar la reflexión sobre el impacto de las propuestas curriculares que han surgido, identificándose que poco a poco se han ido introduciendo nuevas visiones sobre el deber ser del currículo, dentro de estas se encuentran las metodologías curriculares desde un abordaje tecnológico y sistémico: Propuesta Curricular de Glazman e Ibarrola: se enfocan en diseños de planes de estudios para la formación profesional adaptándolos al contexto latinoamericano Haciendo énfasis en que estos deben ser verificables, sistemáticos y continuos. Propuesta Curricular de Arnaz: Propone que el currículo debe ser elaborado por cuatro fases: Primera fase, de formulación, la cual tiene objetivos curriculares, plan de estudios y sistema de evaluación y descripciones de cada curso. La segunda fase incluye la instrumentación de la aplicación del currículo concerniente al entrenamiento de docentes y recursos. La tercera fase es la aplicación del currículo, y la cuarta fase es la evaluación global del proceso. Propuesta Curricular de Arredondo: Está emparentada con un enfoque sistémico y planteamientos clásicos aunque se centra considerablemente al estudio de una problemática social y un ejercicio profesional; también contempla una evaluación externa. Desde el abordaje de una metodología curricular crítica y sociopolítica se empieza a reclamar la autonomía desde las instituciones en la creación de su currículo, sin desconocer lo global, pero si en contra de una camisa de fuerza a la que los botones no cierran o queda demasiado ancha puesto que desconoce el contexto y las particularidades de éste, específicamente el de su diversidad y potencial humano. Dado que el enfoque crítico y sociopolítico rechaza los enfoques tecnológicos y la visión psicologista del currículo. Surgen propuestas como: Stenhouse; Rechaza la currícula enciclopédica, manifiesta la necesidad de plantearse problemas para que los sujetos elaboren su currículo, estrategias y procesos requeridos para la solución de estos. Es decir, que el diseño es racional y fundamentado en la especificación de contenidos y principios de procedimiento. Reconceptualista: (Apple, Giroux, McLaren y Schwab) Su propósito principal consiste en la resolución de problemas prácticos de la vida cotidiana. El proceder de esta forma no implica un abordaje intuitivo o del sentido común; debe descansar en la utilización del conocimiento científico, pero bajo los supuestos de una pluralidad teórica, tolerancia a la ambiguedad y coexistencia de posiciones eclícticas. Pueden considerarse los elementos curriculares que preocupan a los otros enfoques (objetivos, contenidos, secuencias, métodos, etc.), pero en esta postura no son los actores principales y, más bien, quedan subordinados al proceso de solución de problemas actuales de cada institución y cada aula. Por otro lado, las soluciones son vistas como provisionales, circunstanciales y tentativas. (Díaz Barriga 1993, p.18) Modular por objetivos de transformación: Considera que en vez de realizarse un diagnóstico de necesidades, se parta de un marco de referencia de la evolución histórica de las prácticas profesionales. Critica que se enseñe de acuerdo a la demanda ocupacional y el diseño curricular por asignaturas por caracterizarse por positivista, desarticulado y fragmentado. Propone el diseño curricular modular que es objeto de transformación integrando los contenidos a un problema global para explicarlo mediante el estudio interdisciplinario; además, la elaboración de un programa analítico donde el docente pueda interpretarlo de acuerdo al contexto particular. Para Diaz Barriga esta propuesta curricular aun no logra sustituir las propuestas curriculares clásicas y sigue para America Latina la propuesta norteamericana teniendo mucho peso en sus diseños curriculares. De ahí la necesidad de seguir reflexionando sobre otras propuestas curriculares como lo es la metodología curricular desde un enfoque constructivista donde Cesar Coll es uno de sus mayores exponentes. Considera conveniente disponer de un modelo de diseño curricular base, unificado para toda la enseñanza obligatoria (desde preescolar hasta secundaria, en las modalidades normal y especial) que responda a principios básicos y adopte una misma estructura curricular en dichos niveles. Por supuesto, se acepta que a la par debe ser lo suficientemente flexible para adaptarse a cada situación particular. El marco de referencia del modelo lo constituyen los enfoques cognitivos en sentido amplio, destacando los siguientes: la teoría genética de Jean Piaget: la teoría del origen sociocultural de los procesos psicológicos superiores de Vygotsky: la psicología cultural de Michael Cole: la teoría del aprendizaje verbal significativo de David Ausubel: la teoría de la asimilación de Mayer: Las teorías de los esquemas inspiradas en el enfoque del procesamiento humano de información, y la teoría instruccional de la elaboración de Merrill y Reigeluth. (Díaz Barriga 1993, p.21) La intención es permitir la discusión y reflexión, de que el currículo es más que esa perspectiva instrumental didáctica , que se puede ver como un a hipótesis de enseñanza aprendizaje que debe ser indagada, discutida, analizada, reflexionada, por los involucrados directamente en el contexto educativo, es decir que apunte a discernir sobre los elementos de carácter social, cultural, subjetivo, que convergen en los diferentes espacios, teorías y prácticas educativas de la vida institucional. Aún queda la tarea de crear un currículo factible de cuestionarse, de investigarse, de indagar desde diferentes perspectivas conceptuales y metodológicas, por sus actores y teniendo en cuenta las particularidades de cada institución, que se vislumbre como un currículo más real, humano que permita reconocer sus límites en el campo educativo y su capacidad de intervención en el conocimiento, lo científico, la tecnología , y tenga en cuenta lo cultural y social como principal agente potencializador, el cual genere conciencia en el ser , autonomía, libertad de actuar responsablemente, conciencia ciudadana, sentido de pertenencia, identidad cultural, memoria histórica de los acontecimientos y hechos que transformen su cultura y su ser. El empobrecimiento del papel docente y su desvalorización hacen más ardua la tarea, pero a su vez obliga a asumir el reto de replantear el acercamiento del currículo desde un aspecto investigativo, a la reflexión e intervención generando teoría, contando con comunidades de aprendizaje, permitiendo indagar sobre sus problemas y plantear soluciones contextualizadas. “Por eso, es necesario recuperar la voz del educador en un escenario de formación para la vida y en la vida, como actor social en compromiso con su comunidad…Una voz creativa, líder dispuesta a alimentar un proyecto histórico y cultural en el que se reconozcan las inter-subjetividades humanas. La formación requiere pensarse desde procesos continuados que no se queden en la forma sino que se vayan a la esencia, de tal manera que lo humano se reconozca verdaderamente como comprensión y reconocimiento a la diversidad de la especie humana, con sus maneras de sentir, pensar y soñar” (PORTELA, 2006). REFERENCIAS Díaz B. F. “Aproximaciones metodológicas al diseño curricular hacia una propuesta integral”, en Tecnología y Comunicación Educativas, No. 21, México, Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa, 1993, 19-39. PORTELA, Henry. La racionalidad técnica… una huella que condiciona el sentido de la formación en los procesos educativos. En: Revista Iered: Revista Electrónica de la Red de Investigación Educativa [en línea]. Vol.1, N°1 (Julio –Diciembre de 2004). PORTELA, Henry. La Instrucción y la Formación en la Educación…entre retenciones, herencias y tradiciones. Paulo Freire. Revista de Pedagogía Crítica. Año 7, N° 6, Diciembre 2008.