Procedimiento clínico para el estudio de casos. Por Jorge González García En muchas ocasiones confundimos lo que es el trabajo de supervisión con el estudio de casos, en verdad tienen muchos puntos en común e incluso se puede utilizar un procedimiento semejante, la diferencia estriba en el propósito primordial del ejercicio. En la supervisión se trata de producir una mejora en la intervención profesional, sea para un caso determinado, bien sea en la práctica de un interventor, lo cual supone la reunión de al menos dos interventores que se asuman respectivamente en los roles diferenciados: supervisor y supervisando, donde el primero requiere al menos de la competencia certificada documentalmente para el ejercicio profesional correspondiente, en tratándose de psicología se requiere además que el documento sea oficial, es decir, la cédula profesional que expide el gobierno mexicano. A esto se añade cuando los supervisandos se encuentran en proceso de formación, el propósito del control, es decir, la oportunidad de evitar al máximo posible que el interventor en formación haga daño, por otro lado un riesgo inevitable en la formación clínica, lo cual supone un supervisor con mayor experiencia profesional. En el estudio de casos, a diferencia de la supervisión, no se trata de la mejora, formación o el control en materia de intervención profesional, sino del entendimiento del caso en sí mismo; lo cual sin duda ayuda a mejorar y controlar la intervención. La comprensión profunda y extensa del mayor número de casos posibles permite al clínico mejorar su marco referencial más allá de los estudios teóricos, técnicos e incluso de su propia experiencia profesional, que si bien siempre es limitada, lo es aún más en las fases iniciales de la formación y de la carrera. Si, como me permito establecer, la escucha es una que se realiza siempre e inevitablemente desde un marco referencial; entonces, podremos entender la trascendencia del estudio de casos como herramienta indispensable para la formación y la actualización clínicas. Aclarado lo anterior, plantearé un procedimiento que he probado durante más de una década, con resultados mayormente positivos, para la realización de seminarios de estudios de caso desde una perspectiva clínica. Antes de hacerlo solamente unas palabras sobre la elección del término seminario, la Real Academia Española en su versión en línea del Diccionario de la Lengua Española nos refiere como sexta acepción del término, la siguiente: “Organismo docente en que, mediante el trabajo en común de maestros y discípulos, se adiestran estos en la investigación o en la práctica de alguna disciplina”, que incluye y mejora la quinta acepción, a la par que recoge las tres primeras acepciones que remiten a la idea de semilla, génesis y cultivo. La idea central que motiva la elección del término seminario es la de trabajo en común de maestros y discípulos. Lo cual me parece marca una clara diferencia con un curso, más ligado a la noción de transmisión del saber, o con un taller, en el cual se ligan el aprender y el hacer, lográndose aprender-haciendo.1 Estudio meramente remite al esfuerzo y dedicación que se presta a una materia por aprender/enseñar, es impensable un seminario sin estudio. Vale aclarar que uno de los indicadores del estudio es el tiempo dedicado y otro la cantidad de material leído y del cual se tiene: ficha, síntesis y opinión informada. Para el estudio de casos, además de la atención y concentración en las sesiones mismas del seminario es ideal dedicar tiempo adicional previo a la sesión para el estudio individual del caso, lo que a su vez supone que el material del caso sea previamente entregado en tiempo y forma para que circule en el grupo que conforma el seminario. En lo que toca al significado de caso, este se considera como la significación que para un sujeto interventor tiene una situación en tanto intervenida y, con mayor precisión, al texto que contiene la dicha significación. De tal suerte, en un seminario de estudio de casos, un grupo de personas interesadas en la reflexión sobre la clínica se reúnen para aprender juntos unos de otros, dedicando el tiempo necesario y esforzando-se por construir significaciones que pueden proveer-se respecto del texto de un caso, estableciendo para ello un encuadre determinado, donde tres roles diferenciados son esenciales: coordinador, expositor y participantes. Así, el coordinador decreta el inicio de la sesión con base en el encuadre, expresa aquello que considere esencial para introducir el caso y cede la palabra al expositor. Durante este tiempo expositor y participantes atienden consideradamente. A continuación, y nuevamente en los términos establecidos en el encuadre, como primer momento del estudio de casos el expositor presenta el caso ante el grupo, cuidando de-mostrar los puntos que el considera esenciales para la significación que le ha otorgado. Durante esta parte que denominamos “exposición” el coordinador y los participantes escuchan en silencio, pudiendo tomar notas. La tarea sería: transmitir/recibir la información relevante respecto del caso, haciendo uso de los medios que considere adecuados para una comunicación eficaz. El segundo momento, “clarificación”, pretende un intercambio entre expositor y participantes sobre la información expuesta o sobre lo que se considere lagunas u oscuridades en la dicha información. Los participantes han de interrogarse, toda vez hecho un esfuerzo por recibir la información que se ha circulado: ¿tengo la información suficiente para emitir mi opinión sobre el caso? En la clarificación, los participantes preguntan, tanto el expositor como el coordinador como cualquier otro participante puede ocuparse en proveer la información que responda. 1 El coordinador tiene la tarea adicional de señalar cuando a su juicio una De hecho en algunas materias clínicas se hace indispensable para establecer un seminario de casos que pre-exista un taller del cual se nutrirá el seminario de casos. Hay que añadir, estos talleres, o mejor dicho, el hacer en estos talleres ha de ser supervisado. intervención adelanta el siguiente momento, sea porque opina, sea porque debate. El expositor o el coordinador pueden señalar que una pregunta “no viene al caso”. En el tercer momento, “opinión”, el expositor no puede intervenir y los participantes hacen sus comentarios intentando aportar significaciones. Los participantes han de comprometerse siempre ha dar cuenta de los datos y el marco referencial que utilizan para emitir sus opiniones. Los participantes pueden debatir entre sí. La idea es de-mostrar ante el expositor, convertido en este momento en un tercero respecto del caso, dentro de las capacidades grupales, las posibles significaciones del caso. Es deseable que esta parte sea en la que se emplee más tiempo. Par finalizar, el coordinador pide al expositor que cierre el estudio del caso, para lo cual le concede el uso de la palabra, sin mayor limitación que el tiempo encuadrado, tanto para proveer de una oportunidad de abreacción en caso necesario, a la cual se está obligado por la empatía; cuanto para puntualizar datos o referencias; enfatizando en el carácter ilimitado del espacio de cierre “regresando la palabra a quien es responsable del caso”. El coordinador marcará el paso entre los diferentes momentos de la sesión. Es necesario que el grupo le otorgue autoridad en términos operativos. Finalmente, el coordinador expresa lo que a su juicio procura una conclusión de la sesión del seminario y, en caso, de ser necesario, circula los avisos operativos que correspondan. La utilización de este procedimiento, como se ha comentado antes, ha procurado oportunidades de aprendizaje significativo a varias generaciones de alumnos de diferentes formaciones y de actualización a grupos de profesionistas, cuyo común denominador es: gente que trabaja con gente, vale decir: en la práctica clínica. León, Guanajuato, noviembre de 2008.