Cuadernos de Investigación. Cultura de diseño. Cátedra 2019 / 2ª Edición Bioética queerness en la autonomía trans* Queerness bioethics in trans autonomy Michaelle de fran Martínez Bioethics Observatory UCC RESUMEN: Una antropología experiencial requiere de un cierto cuestionamiento sobre el límite de la individualidad, en este caso acerca de la dimensión de género y su repercusión en el espacio personal colectivo. Al justificar un propósito crítico, cuando la experiencia lo es todo, la investigación interna se construye desde una teoría engenerada, cuya formación del sujeto para su autorregulación, contribuye de forma determinante en la redefinición del concepto de género, a través de nuevas posibilidades analíticas. Mientras que los investigadores están adoptando puntos de vista queer, la práctica científica niega una serie de formas de conocer el pasado por oposición a la norma y lo dominante. Ahora, cuando la subjetividad llamada nómada (Braidotti 1994) no equivale a la objetividad colectiva, el auto-sujeto es resignificado subvirtiendo la identidad personal. Quedaría entonces, legitimar una relación unívoca entre categoría de género y acción social. legiimadas en el espacio social. Palabras clave: Autonomía, identidad personal, acción social, transgénero. ABSTRACT: An experiential anthropology requires a certain questioning about the limit of individuality, in this case about the gender dimension and its repercussion in the collective personal space. When justifying a critical purpose, when experience is everything, internal research is built from a theory engenerated, whose formation of the subject for its self-regulation, contributes decisively in the redefinition of the concept of gender through new analytical possibilities. While researchers are adopting queer views, scientific practice denies a series of ways of knowing the past by opposing the norm and the dominant. Now, when the so-called nomadic subjectivity (Braidotti 1994) does not equate to collective objectivity, the self-subject is resignified subverting the personal identity. It would be then, to legitimize a univocal relationship between gender category and social action. Keywords: Autonomy, personal identity, social action, transgender. 1. Introducción El presente trabajo pretende indagar en una postgenealogía trans* como área legítima, que cuestiona el pensamiento global, no solo como estructura de poder, sino en significados y cuerpos desidentitarios que tengan una oportunidad de futuro.1 La primacía del individualismo en plena contradicción con una sociedad igualitaria, resulta ilustrativo como consecuencia lógica, pues a medida de un cuerpo “molesto”, el principio de autodeterminación solo asume una bioética excesivamente racional. Desde esta perspectiva, un enfoque transfeminista ignora las diferencias de género y fundamenta su argumentario, precisamente en el cuidado de las relaciones interpersonales. Toda vez que, según Sartre, la hostilidad a todo aquello que limita la total autonomía e independencia del sujeto, deviene un inacabamiento perpetuo en relación a sí mismo, la conciencia de ser para-sí se proyecta hacia el infinito. Esta terminación fluida como su género indica, tras nihilizar el cuerpo percibido y negar el pasado para proyectarse en aquellos posibles, se entreteje en la distancia como orientación a lo real. Es decir, la conciencia está en situación transformativa de plenitud de existencia, de ahí lo que ella proyecta en su vacuidad y que debe conectarla con el mundo2. Por otro lado, la dignidad y los derechos humanos en condiciones de igualdad hasta son incompatibles de facto con la diferenciación queerness, pues hay modos de construir la realidad que a ésta le había asignado el pensamiento moderno (Vid, 2003) sin contar la comunicación entre la subjetividad biológica y las relaciones morales. Entre la verdad y la objetividad, a la racionalidad no le queda otra que, limitar el flujo generativo de formas, en previsión de metáforas fisiológicas con un alto grado de incertidumbre y libertad. Somos consecuentemente nuevas configuraciones dialógicas en un ancho mar de dudas y experiencias sublimes; la cuestión es si la existencia relacional nos afecta o nos conduce de una confluencia creativa a la práctica convincente. Son los otros, quienes extienden el campo de las elecciones posibles (Gergen) en un marco más amplio, en una contemporaneidad líquida que le da forma y sentido al pensamiento postempirista, una vez disuelta la solidez en favor de una creación compartida socialmente. Sin embargo, no parece ser igual lo que significa para nosotros y para otras construccionistas sociales, siendo predecible el camino a alcanzarlo como a contracorriente. Pero en la medida que dialoguemos y tengamos que abandonar todo lo que valoramos como real y positivo, las categorías de una comunidad abierta y en línea, nos invitan al pluralismo radical, aunque no lo es tanto si solo nos abre la puerta a una postura de curiosidad y de respeto hacia los demás. En un supuesto de que la verdad de la ciencia confía su autoridad a explorar desde todos los puntos de vista posibles su propia forma de construir el mundo, la 1 Donna Haraway, 1995: 322 El problema para Sartre es constituir un sujeto sin mundo sin inmanencia, la referencia del para-sí a sí deja a la posibilidad como un ideal. Mi meta es el objetivo correlativo de mi posibilidad. El objetivo constituye lo correlativo de las estructuras subjetivas y sus correspondientes referencias 2 consecuencia con las ideas construccionistas es la invitación permanente a la creatividad que representa. 2. Aproximación a la matriz generizada Mediante el Derecho Civil se reconoce a los sujetos la capacidad de crear vínculos jurídicos y obligaciones mediante la autonomía de la voluntad, el cumplimiento del deber como ser ético y una predisposición a la existencia de un ser humano concreto. Ahora bien, en el debate bioético, tal como se analiza el modelo de la diversidad, se arrastra demasiados prejuicios infundados, y eso que la realidad vital y subjetiva de cada persona es imposible conocerla. En esta continuidad no se debe discriminar el valor de una vida queerness, pues no solo es portadora de derecho, sino que contiene toda su fuerza de vinculación genérica. A pesar de que la sociedad global o democrática está basada en la imposición de los conceptos de una mayoría cultural, la diferencia no es lo antinatural; en todo caso el valor de esa vida habitualmente cuestionada, al ser tratada como desigual pueda tener cierta similitud intelectual. En este caso, la sexualidad será la consecuencia directa de esa merma de dignidad, ya que no es sentida como neutral, como le ocurre en cambio a la moral racional abstracta. La construcción social establece políticas de apoyo a la diversidad para el desarrollo de una sociedad justa, sin discriminación por la diferencia con respecto a una mayoría homogénea. Para ello en cada tiempo y cultura, la dignidad extrínseca naturaliza a la dignidad intrínseca o moral y si se unen ambas, se alcanza la plena dignidad. Lo que no es admisible, es la llamada por el DSM-5 “disforia de género” por ser un sentimiento de desasosiego hacia el rol sexual propio. Si somos seres autónomos, realmente obviamos opiniones especulativas3 y avanzamos en la teoría de Money para consolidar la separación entre sexo y género, entendiendo que el género podía ser construido exclusivamente por el entorno social. Javier Sádaba insistirá una y otra vez en que el ser humano autónomo es, en sí mismo, un ser respetable de dignidad exógena, por eso nadie puede comprenderlo en esencia ni evaluar en nombre de nada inédito. Además de aceptar un eterno retorno respecto de la toma de una decisión que quiere tomar, y donde no se arrepiente de sus actos, la persona crea sus propias normas, morales y de identidades genéricas. De otro modo, una sexualidad no encadenada por la razón ni por la moral, ni por la conciencia, y sin entrar en conflicto con el inconsciente, solo debe liberarse de toda represión y de ser causa de neurosis. Para Sartre, antes de poder ser definido lo existente, y partiendo de no ser nada, concibe un crearse a sí mismo en su historia y en su hacerse por una liberación erótica. Dado el principio de placer menos restrictivo y la actuación real en Marcuse, la genealogía de la moral quedaría sublimada bajo una expresión pura de la madre natura. 3 En el departamento de psiquiatría del Johns Hopkins se llega a la conclusión de que la identidad sexual mayoritariamente es incorporada en nuestra constitución por los genes que heredamos y la embriogénesis que experimentamos. Las hormonas en ese caso contribuyen a sexualizar el cerebro y la mente, pero otra cosa es la identidad de género en su sentido bioético. Ahora hay que deconstruir el planteamiento de que no existe otra naturaleza humana, que no sea sin ser mi mismidad pluralista. Hablamos de concebir el mundo, tanto de una postura papal cuando dice que “el cuerpo humano expresa la persona”, como desde la experiencia psicológica de una desconexión con su sexo corporal o de transgénero. En ambas definiciones es inevitable un momento determinado para la negociación del cuerpo invalidado, en respuesta a los valores apropiados para cada personalidad, y es que la incapacidad moral no resulta del todo concluyente. 3. El principio de autonomía. Aspectos comportamentales Ante una inacción del poder la inquietud, acerca de la identidad sexual o de elección de género, para una mente construccionista, la vida tiene sentido por su propio interés, dado nuestro bienestar en función de que podemos desarrollar alternativas. Suponemos además como esenciales aquellos casos en que uno no es autosuficiente, porque cuando entramos en esta construcción al significado como algo que reside en la mente del individuo, no era tan obvio que pudiéramos pensar binariamente, sino en virtud sin igual de una ficción evidente. Hoy se ve aprecia como estos conceptos se integran en la construcción que hacemos de nosotros mismos. Esta no deriva el ser autonomista, sino garantía de vida, cuyas fuerzas motrices pueden ser muy variadas, ya que se manifiesta en la libertad de elegir entre varias opciones, la genuina en cada caso.4 Una persona relacional está en disposición de convivir con otras sensibilidades u opciones humanas, de género y de tolerancia; después de todo, el lenguaje de cada uno nace en el seno del dialogo con los demás, así como la identidad de género se expresa en los términos de performatividad. El discurso de género adquiere sentido con el uso, parte de nuestro estado interior y se configura de manera fundamentalmente relacional. Es por ello que, la dignidad humana cuando se está obligado a vivir una vida invisible, encerrada en una estructura cerebral oprimida, desafía la tradición tan afianzada del individualismo. La perspectiva relacional y su poder generativo se recrea ahora con múltiples formas de alineamientos y creaciones singulares, al margen de las convenciones, dentro de la trama de nuevas vías de acción. La mayor parte de países y sociedades comienza a intuir el sentido etocrático que debe primar y gobernar en una auténtica democracia, por lo que desaparecen las dudas sobre uno mismo y aparecen otras opciones. Este abordaje ya tiene sus recursos y sus posibilidades relacionales profundamente arraigados, a medida que nuestro bienestar se halla ligado a nuestras actuales relaciones en conflicto. El éxito de asunciones compartidas crea roles y actividades de liderazgo para todos, de manera que, en la exploración del núcleo positivo del sistema humano caben cuantas manifestaciones queerness se pudieran diseñar. El proceso de construcción social tiende a ver a los que forman parte de otras como equivocados, inferiores o indeseables, simplemente desde un punto de vista 4 Estoy jugando conmigo misma, estoy jugando con el alma del mundo. Soy el diálogo entre mi ser y el espíritu del mundo. Me cambio a mi misma, cambio el mundo (Gloria E. Anzaldúa) humano. Para un construccionista, la idea de que existen verdades objetivas acerca del mundo, exige un desdibujar las fronteras de las disciplinas para apreciar los valores y las posibilidades de otras realidades alternativas. Es condición esencial la investigación basada en un paradigma no intervenido ni censurable, ya que las cuestiones de valor son sólo indicadores de la inteligencia definida según la forma de describir el mundo. La autonomía, a pesar de su poder para crear una realidad, responde en parte a una forma táctica de relacionarse en el seno de una comunidad. Hay una piedad simpática en la narración del yo, cuando se pregunta ¿Por qué no se concede a la gente el derecho a hablar con su propia voz? En lugar de hablar acerca de ellos, ¿por qué no dejarlos que sean ellos mismos quienes hagan el retrato de su vida? Diego Gracia por su parte enfrenta la autonomía y la beneficencia como parte de lo que sería una ética de máximos, donde aprendemos a comportarnos de determinada manera personal y no de otra degradable. La investigación-acción pone al descubierto un conjunto claro de alternativas y la resistencia a aceptar la posibilidad de que cada cultura tenga derecho a sus propias verdades y valores. Todo va a parar a una posible colaboración de la que puedan surgir nuevas formas de comprender las cosas, nuevas visiones, nuevas orientaciones. Hay casi tantos tipos de relaciones como personas en combinación (Warner) y por reseñar de una verdadera autonomía sexual, aunque como dice Chelsey Johnson, la supervivencia queer todavía no estaba garantizada.5 Lo que buscamos no son respuestas alienantes, se trata simplemente de ser cautos para no traspasar las fronteras de nuestra realidad local, sino de animarnos a buscar construcciones alternativas, y ser conscientes de que estas construcciones son muy funcionales para aquellos que las desarrollan.6 Finalmente, para afrontar las evidentes diferencias de poder entre los diversos grupos sociales, haremos expandir la metateoría construccionista, porque no exige una forma única de comprender el mundo, ya que cada uno es libre de explorar las potencialidades de cualquier visión existente. Al ser nosotros los que nos colocamos en la posición de poder, podemos enfocar el poder como algo que emerge de las relaciones en curso y que nos invita a movernos hacia una mutualidad más viable. Nada hay más racional que el estado de cosas, por las que conferir una conciencia de sí, pero lo que escapa a la apropiación reflexiva tiene una doble función como estímulo: Estímulo discriminativo para la siguiente y el estímulo reforzante de la anterior.7 En el resultado de la articulación dinámica en los aspectos psicológicos (intelectuales, afectivos, cognitivos y pulsionales) cada personalidad es de naturaleza cambiante, desde una forma integrada y con autonomía. Hay aspectos que son básicos, tanto en la formación del carácter como su completa expresión al final del crecimiento. La cuestión proporcional de interactuar con el mundo, desde un punto de vista queerness, resulta indispensable para una buena y creativa adaptación social. Lo mismo pudiera decirse de todos los colectivos y casos aislados 5 Lev AC Rosen reflexiona: Llámame femme si quieres, o una reina, pero sea lo que sea, solo soy yo. Del nihilismo a las realidades enriquecedoras. http://postpsiquiatria.blogspot.com/2013/03/reflexiones-sobre-la-construccion.html 7 https://www.psicologia-online.com/el-encadenamiento-en-los-modelos-conductuales-1689.html 6 si hubiera previsibilidad de pensamiento, percepción y comportamiento, pero la diferencia es sustancialmente muy exclusiva de cada cual. No obstante, un comportamiento determinado provoca algo positivo y es obvio que, la conducta casi siempre es el resultado de una lógica absolutamente diferente a la lógica de la conciencia. El inconsciente empuja en la determinación como un posible mediador entre el organismo y el mundo externo, en función de la dependencia vital con lo biológico y con todo aquello que le alimenta. La interacción con el medio es proyectada y como contrapeso y la imagen psíquica puede realizar un desplazamiento de sus sentimientos hacia otros objetos. 4. La crítica amoral El saber y la impereza se asocian con la libertad de los límites, así como lo típico es peligrosamente intercambiable con lo aceptable.8 La verdad al ser de este mundo se establece bajo un sistema de relaciones que se mantienen o se transforman, independientemente de las cosas que conexionan» (Foucault: 1985, 32) Cada persona tiene su régimen de verdad, donde su capacidad de género permite distinguir una permanente licitación, sobre la que nadie forma parte. La individualidad se expresa y transmite bajo el control dominante, cuyo papel es el de no prohibir el pensamiento revolucionario, pues desde la forma lógica de la contradicción, toda red de relación es condicionante y condicionada. A veces, la forma del poder pone en tela de juicio el estatuto del individuo (Teófilo Rodriguez) acentuando la individualidad y la diferenciación, hasta no poder reconocer su propia identidad por la conciencia y el conocimiento de sí mismo. En estas coordenadas, la transformatividad queerness explora la conciencia, para atender y remediar una peculiar relación en su particularidad. Ser y nunca no ser, desde un punto de vista muy singular, lo que produce cuerpos dóciles o indisciplinarios. En este sentido, una pedagogía que funciona como ciencia (Foucault: 1992) sirve de referencia externa, pero no de lo que debe ser visto en la práctica del querer ser. El individuo como producto elaborado es objeto susceptible de ser analizado, pero superficialmente en su conducta, ya que no muestra la heterogeneidad de los fenómenos inherentes y de la realidad. Los caminos hacia sí mismo establecen los cimientos de la razón práctica, y no solo llevan consigo una modificación de la conducta individual: Para los griegos, el precepto que recogía la mayor parte de las prácticas estaba sometido a la fórmula de «epimelesthai» de sí, «el cuidado de sí», «el sentirse preocupado, inquito por sí». Este cuidado de sí mismo también implica conocer in situ su garantía moral bajo una forma alternativa, no correlativa. Por el contrario, la generalización de identidades de género actuaría sin resortes distintos de la obligación de obedecer a la ley moral. Todo sentido de obligación moral tiene como destino cultivar la virtud, pero desde su imperativo personal, en base a su desarrollo moral sentiente. Las disposiciones morales inherentes en el ser humano, a partir de su naturaleza instintiva, incluyen su potencia para la consecución de fines en general, pero partiendo del género propio, libremente elegido. 8 Vivek Shraya, Tengo miedo de los hombres en The Globe 100. 2018. En general, la cultura estructura al tiempo que deforma la naturaleza, y esto en lenguaje queerness es motivo de disenso y racionalidad técnica. Una concepción de Dignidad ostenta un estatus responsable de su libertad y de los deberes de la persona para consigo misma y con los demás. Entonces, la ley moral si no entiende géneros, puede conducirse a sí misma desarrollando estrategias que aprovechen su facultad de imitar y de obrar por complacencia. De hecho, las necesidades particulares de cada sexo, se inicia con una disciplina que impida vicios, pero en la fluidez de escoger a quien convenga, sea cual sea su naturaleza biológica o sentida. En sentido moral, si se obra por máximas y no a partir de estímulos, no se garantiza un buen carácter, salvo que se entienda que la identidad de género es una máxima independiente de la culturalidad al contener suficiente autonomía moral. 5. Divulgaciones sobre autonomía La razón es un misterio de las ciencias biológicas, imposible de comprenderlo globalmente e infructuoso para divulgar opiniones, en su mayoría especulativas. Un comportamiento es una unidad totalizante que no necesita de reformadores, sino de un uso inteligente sobre las inclinaciones naturales a los fines propios del ser humano. El señalamiento de un ordenamiento producto de la razón, debe hacerse por encima de lo que dicten las leyes elaboradas, en cuanto que regulan lo que debe hacerse en conciencia, por ejemplo, en la salud mental y desde luego en la manera que identifiquemos lo honesto con la virtud, ya que la ley natural no es otra cosa que la norma de la razón. La ley natural, por relación a la naturaleza y la sensibilidad queerness, remite a la inteligencia infundida, en tanto en cuanto, nuestra libertad se refiere a la naturaleza propia y originaria. En consecuencia, la vida personal en medio de los cambios, continúa siendo un acto señalado para alcanzar los fines, la voluntad libre y la correlación de lo que a todas luces es determinante. El criterio de la ética y lo material, sin llegar a ser la ética materialista, en cuanto al justo ordenamiento de la vida sexual, participa de manera particular sobre su propia naturaleza y sobre su existencia creada desde la diversidad de géneros. Quiere esto decir que, aunque no se da ninguna alteración genética demostrable en causas originantes de la transexualidad, habría una base orgánica detrás del fenómeno. Esta identificación con el otro sexo, en una actitud querellante se encuentra restringida, para entrar en niveles más complejos de la propia personalidad. Podemos imaginar otros escenarios y cerrarnos en una postura egocéntrica, pero la propia corporeidad acepta su condición asexuada, pues rechaza lo que sería la orientación natural de la misma. Hay que notar una serie de intervenciones de tipo psicológico, hormonal, quirúrgico y legal, cuando en un contexto progresista se da voz a las personas transgénero. Sería correcto asumir el principio de totalidad para encontrar un camino de aceptación y así, como dice Violeta Assiego: A efectos de este problema soy activista, lesbiana y transgénero. A diferencia del emblema binario y su patologizante mediocridad, la circularidad de los procesos de identificación y diagnóstico, por cuestiones de bioética, genera un nuevo marco social más inclusivo y fluido del género. Desde la segunda ola del movimiento feminista, la biología cojea en un sentido prominente, mediante la enunciación de patologías ficticias, cada vez menos amenazantes. Esta función reguladora, se experimenta como espacio liminal donde podemos observar la construcción de las propias normas, en posesión única y exclusiva de personas migrantes de género. El tránsito de una subcultura a una discontinuidad entre las partes corporativas, encapsula la noción médica de la identidad de género como algo que reside en el ‘núcleo’ interior de la persona. Y a todo esto, en la noción de ‘identidad nuclear de género’ de Stoller, radica la paradoja insensata de neutralizar una subordinación andrógina, la asimetría del dimorfismo sexual y una invisibilidad indiferenciada, entre escalas de corresponder a la generología en una conformidad del tipo Geschlecht, sin separar sexo y género. En los noventa, una práctica ‘transexual no-operativa’ (Mejía 2006) ya diferenciaba la distancia entre ambos términos, como categoría médica en la que el placer se asocia al travestismo y ser tu misma a una visibilidad de género como identidad. En suma, la citación correcta se inserta en la autoreferencialidad de la membresía o grupos insospechados. 6. D´ impuxibles Podemos imaginar una salida a la división binaria, socialmente en el limbo, de una manera no normativa y desafiando a todo un sistema, al reivindicar la accesibilidad de recursos donde no te dejan avanzar. Hay que hablar de seres que luchan por ser reconocibles desde sus sentimientos, su voluntad y personalidades como avatares escénicos, de reflexiones anheladas o a medio camino. Buena socialización es aquella donde el quiebre del cuerpo y el desdoblamiento del mismo, cuenta con una presencia notoria en los diálogos queerness y las vivencias de personas nómadas. Después de todo, la expresión del cuerpo sexualizado no suele tener acceso a la policromía del mundo trans*, pero no porque no quieran acercarse a ver su colorido y su parentela biopic. Abunda la idea preconcebida del transexual predispuesto al esperpento, mientras que sigue siendo tradicional la explotación de los cuerpos en exiguas nóminas, sin que se produzca la desconexión con el mundo de las musas. De todas formas, ha sido de una gran generosidad el intento de acoplar otros géneros a un texto dramatúrgico, ajeno a valorar la diferencia con atino y enjuiciamiento bioético. El arte tiene otros canales por los que la transformación, de las personas siempre escapan a su suerte y desgracia, solo falta comprobar si la sociedad no nos da espacio para sobrevivir con un superávit de etiquetas. El resultado final del sentido que tiene hablar de esta temática, nos hace pensar que estamos ante alguien no humano o transhumano, transportable al laberinto que a cada quien le corresponde.9 Esta perspectiva nunca será biomédica, sino bioética, ya que implica importantes consecuencias para poder ser nosotros mismos o nosotras mismas. ¿Quién quiere vivir en el cuerpo equivocado? En el afán de normalización, una analogía queer exhaustiva cuestiona el amor romántico como construcción, sin hacerse el harakiri ondeando en la brisa de las cuatro estaciones del año. El tiempo queerness goza de cierta inmunidad, no solo lírica, de manera particular para cada sentido. No encaja, su gran capacidad creadora en ese mundo marginal, sino mediante la convergencia artístico‐cultural en traducciones parciales, 9 Borges en su espejismo nos avisa de provocar el temor a la magia en lo inverso y la multiplicidad, lo cual realmente es un riesgo, puesto que uno puede ser absorbido por su azogue, convertirse en alguien distinto y después de tanto reproducir una imagen equivocada diluirse en lo desconocido… bajo pseudónimo y tratando de ahuyentar la sombra, con sumo cuidado para que lo equivalente a un sistema total de relaciones, pueda modificarse en su totalidad. Lo cierto es que la imagen real de mi propia experiencia se sucede a otra menos palpable, si no más cervantina y ritualizada a contracorriente. Por haber sido en su sentido limitado, parte receptora en vez de activista, cultura de género se ha convertido en el discurso hegemónico de una década excepcional. Por su parte, los roles de género no resuelven nada frente al malestar estructural que la transexualidad plantea, para pensar lo trans desde otros paradigmas y abrir nuevos debates que nos acompañen a ser más libres. No solo es urgente resignificar el cuerpo trans, hay que romper los estereotipos de una sociedad binaria y singularmente introducir elementos de sociabilidad etocráticos, tales como la lucha por la propia identidad y su proceso de búsqueda constructiva. La construcción social del género despierta muchas dudas, tiene que ver con nuestra identidad y el comportamiento pseudobinario, ya que la inmensa diversidad del ser humano plantea ir más allá de la piel política y reproductora. La identidad sexual se queda pequeña, no identifica la configuración de un tercer género, y por no transformar sus cuerpos, las mentes deambulan para sentirse reconocidas a otro nivel, de derechos y legalidad. Lo más difícil de ser trans es que sientes que estás fuera10 y en ese sentido es oportunamente discutible todo, por ello como bien dice Carolina Laferre: La mejor manera de predecir el futuro es creándolo. 7. Se reflexionará Una de tantas razones por las que, se identifica como transgénero no binario a quienes no se identifican con ninguna etiqueta, se debe al número de variantes e incluso figuras equivalentes a todo lo que es descriptible. Sin embargo, la utilización de alguna teoría sobre el género impide una aparente libertad de decisión, pues de manera recurrente la razón bioquímica controla la respuesta a modo de gramática. A nivel cerebral una característica femenina era un aumento de masa en el área de Wernicke, mayor hiperactividad amigdalina y más sensibilidad al estrés, etc., pero es del todo relevante e indiscutible que la proteína BDFN se dedica a controlar y posibilitar el crecimiento y maduración cerebral ya siendo un feto. Esto no significa más que una tendencia biológica y anatómica, no una determinación para presentarse a los demás y sentirse cómodos con esa identificación. Detrás del rechazo hacia la diversidad un individuo tiende a reducir su estilo de vida y su pensamiento, a una costumbre y a unos cánones irreales por muy mayoritarios que parezcan. Lo interesante es que como los prejuicios no tienen sustento antropológico, la misma naturaleza corrige su intención original. En el centro del cristianismo la justicia es un reconocimiento del otro en su diferencia, implica cuidado y consideración preferentemente hacia las personas discriminadas. La realidad es una causalidad directa, es decir, la orientación sexual puede reducirse a la biología, a la genética o al aprendizaje. La firma o identidad de género tan solo busca hacer salir el pensamiento de los seres humanos de una 10 https://translate.google.com/translate?hl=es&sl=ca&u=https://cadenaser.com/emisora/2015/02/17/ radio_barcelona/1424180519_167411.html&prev=search estructura bipolar para entender el mundo, pero no obliga ni valora ser el producto de la cultura de un país y de una época. No se necesita mucha reflexión, cuando algo convencionalmente atribuido por la sociedad acaba diluido dentro de un cuerpo equivocado o cuestionado. En estos momentos, la teorización del género aflora de manera recurrente hasta examinar la operatividad de aquellos géneros disidentes. De modo que en el mismo corpus la representación de una subjetividad no esencialista, sin determinación que la configure, daría lugar a una división superficial en términos de conciencia. El grito cartesiano no hace más que resumirse en planteamientos deleuzianos, al tiempo que la identidad como telos se encuentra en el progreso como el principio articulador de su filosofía social y de género. Aunque se piense en la órbita de la transexualidad que, todavía los cuerpos y subjetividades que no se ajustan a la lógica binaria, comprometen su proyecto de integración social (Mas, 2015) el transgenerismo constituye un instrumento de análisis para ordenar experiencias y prácticas que son diversas y complejas. Las tesis biologistas enfatizan los designios de la naturaleza en detrimento de la voluntad del sujeto, y esto solo se entiende contranatura desde un punto de vista bioético. En realidad, no necesitamos la cientificidad para expresarnos en el margen generalizado y claramente delimitado. Sobre el interaccionismo simbólico la autopercepción congénita de la identidad recae la capacidad interestructural de consolidarse hasta obtener el reconocimiento social. El paso por un proceso liminar modifica la más íntima naturaleza,11 en tanto que el proceso de transformación corporal tan solo es un tránsito para lograr una identidad reconocible, llámese como se quiera. Las palabras jamás podrán abarcar la dimensión de una puesta en escena, cuya huella embarga a aquella persona que desea con todas sus fuerzas invisibilizar su paso por un proceso transexualizador. El hecho de no sentirse andróginos no debería inquietar a nadie y viceversa, pero la normalidad genérica establecida en el momento de nacer conlleva el reasignar constructos sociales solo en determinados casos, por lo que el conflicto carece de sentido, desvelando un poder normalizador demasiado e inútilmente constringente. El transgenerismo no solo es postidentitario, necesitado de solidaridad endogrupal, parte de estos recursos personales, es fundamental contar con una red social de seguridad y, por ende, representa una actitud desafiante a nivel global. El género ontológico encarna la ambigüedad e introducen la discontinuidad en la tríada «morfología corporal/ identidad de género/orientación sexual», si bien adquiere notoriedad entre aquellas que aspiran a la normalidad sexogenérica. No hay experto que pueda disponer de criterio científico ni humano para definir lo que no experimenta y, en consecuencia, la moderación de un discurso de género es el mejor antídoto contra la negligencia normativa. 11 La consecuencia del dualismo platónico es la estructuración de nuestro sistema de pensamiento de una forma dual, de modo que cada componente de ese ordenamiento dimórfico tiene su opuesto, aunque ya el modelo igualitario erige su lema revolucionario, donde todo, rueda en otras direcciones de ida y vuelta. A pesar de todas las contradicciones, la misma capacidad de autonomía y de racionalidad son conformadas por la intervención humana y social, según la relación con una metaidentidad en la afirmación de la alteridad. La reinvención de nosotras mismas, de la subjetividad queerness está configurando en un continuo devenir como una identidad fluida, versátil, sin fronteras, abierta a nuevas posibilidades. Bibliografía BRAIDOTTI, R. (1994) Soggetto nomade. Femminismo e crisi della modernità. Roma, Donzelli Editore. DELEUZE, G. (1996) Empirismo y subjetividad, Barcelona, Gedisa. FOUCAULT, M. (1992) Microfísica del poder, 3ª éd., Madrid. La Piqueta. GERGEN, KENNETH J. (2006) Construir la realidad (El futuro de la psicoterapia) Paidós. Barcelona. http://www.swarthmore.edu/academics/kenneth-j-gergen.xml GORDILLO ALVAREZ-VALDES, L. Sartre: la conciencia como libertad infinita. Tópicos (México) [online]. 2009, n.37 [citado 2019-01-18], pp.09-29. Disponible en: <http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S018866492009000200001&lng=es&nrm=iso>. ISSN 0188-6649. HARAWAY, D. (1995) Ciencia, cyborgs y mujeres. La reinvención de la naturaleza, Cátedra, Madrid. 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