Pastoral de Espiritualidad LECTURA ORANTE DE LA PALABRA EVANGELIO DE MARCOS 1, 29-39 Domingo 8 de Febrero de 2015 PREPARACIÓN: Para este momento de oración con la Palabra de Dios, te invito a que busques el mejor lugar de tu casa, que te ayude a este encuentro. Disponte acomodando tu cuerpo, si te ayuda haz un pequeño altar con la imagen de Jesús, de la Virgen y una vela. Abre tu corazón al regalo que Dios te quiere dar, recuerda el texto del Apocalipsis que dice: “Mira que estoy a la puerta. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a su casa y cenaré con él y él conmigo” (Ap 3,20). ORACIÓN INICIAL: Te invito a iniciar este momento de Oración, invocando al Espíritu Santo que nos ilumine. Oramos diciendo: “Señor, no curan las heridas y males del alma una hierba ni un bálsamo, sino tu Palabra, que todo lo sostiene y crea, siempre nuevo cada día. Acércate a nosotros y extiende tu mano fuerte, para que tomados a ella, podamos dejarnos levantar, podamos resucitar y comenzar a ser tus discípulos, tus siervos. Jesús, Tú eres la Puerta de las ovejas, la puerta abierta en el cielo: a Ti nos acogemos, con todo lo que somos y llevamos en el corazón. Llévanos contigo, en el silencio, en el desierto florido de tu compañía y allí enséñanos a rezar, con tu voz, con tu palabra para que también nosotros lleguemos a ser anunciadores del Reino. Manda ahora sobre nosotros tu Espíritu con abundancia para que te escuchemos con todo el corazón y con toda el alma. Amén”. LECTURA.- ¿Qué dice el Texto de Marcos 1, 29-39? Lee de manera pausada el texto. Si te ayuda, lee nuevamente el texto. Después de haberlo leído, deja un momento de silencio. Ahora trata de leerlo nuevamente y trata de imaginarte tú dentro de la escena, ya sea como espectador (a) o parte del grupo de seguidores de Jesús, quédate en ese momento en silencio, trata de no razonar que te dice, sino contempla ese momento que Dios te regala. Te invito a que de este pasaje que has escuchado, contemplado, recuerda la frase, la palabra que más toco tu corazón y repítela en voz baja o en tu interior. Contesto alguna de las preguntas, si te ayuda a profundizar más el texto: ¿Cómo inicia el texto que leí? Cuando llegaron a la casa de Simón y Andrés ¿Quién estaba enferma? Después de las curaciones y expulsar demonios, ¿a dónde va de madrugada? Contexto: El pasaje describe la conclusión de una jornada típica de Jesús. Está en Cafarnaúm, un día de Sábado, y, después de haber participado de la liturgia en la sinagoga, Jesús continúa la celebración de la fiesta en la casa de Pedro, en un clima familiar. Con el ocaso del sol, terminado el descanso, Jesús continúa su ministerio, extendiéndolo a toda Galilea. Conozcamos tres aspectos importantes: a) El paso de la sinagoga a la Iglesia. La sinagoga es la madre, pero la Iglesia es la Esposa. Jesús, que es el Esposo, la revela y nos hace conocer la belleza y el esplendor, que ella nos irradia. En los evangelios, nos damos cuenta que Jesús nos conduce en un camino de salvación, de la sinagoga a la Iglesia. Marcos, como también Lucas, insiste mucho sobre el nexo que Jesús instaura con la sinagoga, que llega a ser el lugar privilegiado y sagrado de su revelación, el lugar de sus enseñanzas. b) La fiebre como signo del pecado. Como dice la misma etimología de la palabra griega, la fiebre es como un fuego que se enciende dentro de nosotros y nos consume de modo negativo, atacando nuestras energías interiores, espirituales, haciéndonos incapaces de cumplir el bien. El único modo para ser curados, en efecto, es el ya visto en el evangelio, a saber, la confesión, el llevar delante del Señor nuestro mal. El libro de la Sabiduría revela otro aspecto muy importante, allá donde dice que un fuego devorará a aquellos que rechazan conocer al Señor (Sab 16, 16). También en el Deuteronomio la fiebre se señala como una consecuencia de la lejanía de Dios, de la dureza del corazón, que no quiere escuchar su voz y seguir sus caminos (cfr. Dt 28, 15.22; 32,24). c) Jesús médico misericordioso. Este pasaje del Evangelio, como muchos otros, nos ha hecho encontrar con Jesús, que como verdadero médico y verdadera medicina, se acerca a nosotros para alcanzarnos en los puntos más heridos, más enfermos y traernos su curación, que es siempre salvación. Él es el samaritano, que a lo largo del camino de la vida, nos ve con certeza, con mirada aguda y amorosa y no pasa de largo, sino que se acerca, se inclina, venda las heridas y deja caer sobre ellas la buena medicina que lleva en su corazón. MEDITACIÓN.- ¿Qué me dice o nos dice el Texto de Marcos? Con los elementos que ya he ido profundizando, comprendiendo y dejándome que lleguen al corazón, medito la Palabra y dejo que ilumine mi vida. Jesús deja la sinagoga para entrar en la casa de Pedro, que se convierte en el centro luminoso de su obra de salvación. Seguir el recorrido de Jesús: El llega hasta el sitio más íntimo de la casa, a saber, la alcoba con el lecho. Reflexiono, buscando y mirando, el "camino" que está dentro de mí, casa de Dios. ¿Dejo a Jesús la posibilidad de recorrer este camino hasta el fondo, hasta el corazón? Observo y tomo nota de los gestos de Jesús: Entra rápido, se acerca, toma la mano, levanta. Imagino que Jesús llega a mí me pregunto ¿De qué me quiere curar? Me pregunto sobre mi relación con Jesús. ¿Lo conozco verdaderamente? ¿O sólo he escuchado hablar de Él, como afirma Job? Me miro dentro y pido a Jesús que me ayude en esta relación de descubrimiento, de acercamiento, de comunión y de compartir con Él. Dejo un momento de silencio para dejarme tocar por Jesús. ORACIÓN.- ¿Qué le respondo al Señor luego del regalo de su Palabra? En este momento habla a Dios, a Jesús que se ha acercado, te ha tocado y quiere curarte. Agradece su cercanía y fidelidad contigo… Pídele perdón por lo momentos que no lo has dejado entrar en tu casa… Alaba a Jesucristo que hoy ha entrado en tu casa, hasta el rincón de tu corazón… Deja que salgan las palabras, que broten de lo más profundo de ti. CONTEMPLACIÓN.- Dejo que el Señor me hable y me ame Como la suegra de Pedro déjate mirar y contemplar por Dios, que hoy se ha acercado a ti. Guarda silencio y deja que Dios se acerque, se siente a tu lado y disfruta su presencia. ACCIÓN.- Y ahora ¿Cómo hago vida esta Palabra? Cuando nos hemos encontrado con Jesús, mi vida ya no es la misma, algo ha cambiado, algo ha sido sanado. Por eso es importante hacerme las siguientes preguntas: ¿He descubierto lo que Dios quiere de mí? ¿Qué quiere que yo haga como su discípulo (a)? ¿Cuál es la invitación que me hace en este momento de mi vida? ORACIÓN DE ENVÍO. Señor, deseo alabarte, bendecirte y darte gracias con todo el corazón por esta tu Palabra, escrita para mí, hoy, pronunciada por tu Amor por mí, porque Tú me amas verdaderamente. Gracias, porque has venido, has bajado, has entrado en mi casa y me has alcanzado precisamente allí donde estaba enfermo, donde me quemaba una fiebre enemiga; has llegado allí donde yo estaba lejano y solo. Y me has abrazado. Me has cogido de la mano y me has levantado, devolviéndome la vida plena y verdadera que viene de Ti, la que se vive junto a Ti. Por ahora soy feliz, Señor mío. Gracias porque has atravesado mi obscuridad, has vencido la noche con tu potente oración, solitaria, amorosa; has hecho resplandecer tu luz en mi, en mis ojos y ahora yo también veo de nuevo, estoy iluminado por dentro. También yo rezo contigo y también crezco gracias a esta oración que hemos hecho juntos. Señor, gracias porque me lanzas hacia los otros, hacia mundos nuevos, fuera de las puertas de la casa. Yo no soy del mundo, lo sé, pero estoy y quedo dentro del mundo, para continuar amándolo y evangelizándolo. Señor, tu Palabra puede hacer el mundo más bello. Gracias, Señor. Amén.