Subido por sarmientoelinton42

Carta de recomendaciones de un padre a su hija

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Carta de recomendaciones de un padre a su hija
Autor desconocido (bajado de Internet)
Querida hija mía:
Escucha las instrucciones de la prudencia, y permite que los preceptos de
la verdad se introduzcan profundamente en tu corazón; así los encantos de
tu mente darán brillo a la elegancia de tus formas, y tu belleza, como la
rosa a la cual se asemeja, conservará su dulzura después que se haya
marchitado.
En la primavera de tu juventud, en la mañana de tus días, cuando los ojos
de los hombres te miren con placer y la naturaleza murmure en tu oído el
significado de esas miradas; escucha con cautela sus palabras seductoras,
cuida bien tu corazón, y procura abstenerte de prestar oído a su voz suave y
persuasiva.
Recuerda que eres la compañera razonable del hombre, no la esclava de su
pasión; el propósito de tu Ser no es simplemente el de complacer su
desenvuelto deseo, sino el de ayudarlo en los trabajos de la vida, el de
consolarlo con tu ternura y el de recompensar sus atenciones con amable
solicitud.
Supérate a ti misma día tras día, instrúyete, trabaja. Procura mucho el
aprender algo nuevo cada día. Esquiva decir “mañana lo haré”, porque
ahora, ya, es el momento. Evade decir “después”, pues puede ser tarde.
Deja una huella positiva al morir, cumple tu misión en esta vida. El
Supremo Creador del Universo te dio inteligencia, úsala bien. El Supremo
Creador del Universo te dio corazón, ama bien. Tienes un par de brazos
firmes, úsalos bien.
Suma tu perdón con el olvido a fin de que les des una lección de paz a tus
ofensores; entonces serás simple como una niña. Disminuye tu altanería y
enciende la antorcha de la humildad para alumbrar tu noche y extinguir las
tinieblas de tu orgullo; entonces serás una mujer digna. Procura multiplicar
tu fe para que construyas un mundo de luz donde solo la bondad pueda
existir y la maldad no tenga lugar para vivir; entonces serás buena como
una santa. Divide el amor entre tus semejantes dando la mayor parte a los
que te quieren mal; entonces serás grande.
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Tienes mi permiso para triunfar. Pero si por casualidad, mas no por mi
culpa, llegases a fracasar, procura levantarte y superarte. Evita culpar a
nadie. Tú misma tomaste tus decisiones y elecciones, tus ojos ven las cosas
que quieres ver, tus oídos oyen las cosas que quieres oír, tu lengua dice las
cosas que quieres decir, con tus manos haces las cosas que quieres hacer,
con tus pensamientos piensas las cosas que quieres pensar. Tú creaste tu
propio mundo, por eso evita en lo posible culpar a nadie de tus dificultades.
Procura armónicamente superar y sobrellevar tus dolores, tus esperanzas y
tus errores, con entereza y dignidad. Evita pedir piedad, ni indulgencia. No
mendigues palabras de consuelo. Saca fuerzas de tus flaquezas y rehúye a
considerarte vencida mientras corran gotas de sangre por tus venas.
Si caes, levántate... y sigue. Algunos corazones tienen miedo de la vida y
no se atreven a intentar la conquista de la felicidad que siempre va
acompañada de dificultades. No se quiere cortar la rosa por temor a
pincharse. Se quiere la rosa ya cortada y sin espinas. Solamente los
corazones valientes tienen la audacia de llevar a cabo tales conquistas, que
cuestan, es cierto, pero que se hallan enriquecidas con todo lo que han
costado.
Sólo hay un camino entre un millón, y ese es el tuyo. Por lo tanto siempre
debes tener presente que un camino es sólo un camino. Si crees que no
debes seguirlo, evita quedarte en él bajo ningún concepto. Cualquier
camino es tan sólo un camino. No es nada afrentoso para ti ni para los
demás, el no seguirlo si eso es lo que te aconseja tu corazón, pero tu
elección y decisión de perseverar en la senda elegida o abandonarla,
conviene mucho que esté libre de miedo o ambición inadecuada. Medita
sobre tu camino en la vida tantas veces como lo creas preciso. Pregúntate a
solas lo siguiente: ¿Tiene un sentido esencial este camino? Lo importante
es que para ti tenga un profundo sentido.
Procura en lo posible no responderle a un hombre cuando está irritado;
aléjate de él, busca para ti el silencio. Háblale suavemente a quien te ha
hablado con ira, porque las palabras suaves son una medicina para su
corazón. Aléjate del hombre pendenciero, ofensivo, agresivo, belicoso, no
permitas que se adueñe de tu corazón y no le tomes por compañero. Te
invito a que te hagas amiga del hombre recto y justo.
Finalmente hija: ojalá que en tu vida haya vibrante entusiasmo para seguir
adelante, los precisos problemas para mantenerte fuerte, algunas grandes
penas para mantenerte humana, infinita esperanza para mantenerte feliz,
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algunos rotundos fracasos para mantenerte humilde y una tremenda y firme
decisión para hacer que cada día sea mejor que ayer.
Feliz el hombre que te haga su esposa, y feliz el niño que te llame madre.
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