DEL CRÁNEO EN GENERAL 1. Configuración interior del cráneo Considerada la caja craneal en su configuración interior, se divide en dos regiones: bóveda y base. Los límites respectivos de estas dos regiones están representados por un plano transversal que pasa por delante por la eminencia frontal media y por detrás por la protuberancia occipital externa. Estando el sujeto de pie, la dirección de este plano es oblicua de delante atrás y de arriba abajo, formando con el plano horizontal un ángulo de 22 a 25 grados. 1. Región de la bóveda. - la bóveda craneal está formada por delante por el frontal; en su parte media, por los dos parietales; por detrás, por la parte más elevada de la concha del occiptal. A) en la línea media y de delante atrás, presenta sucesivamente: 1. una parte de la cresta frontal, en la cual viene a insertarse la hoz del cerebro; 2. un canal muy largo, el canal longitudinal, el cual, siguiendo las suturas mediofrontal y sagital, nos conduce hasta la protuberancia occipital interna, límite posterior de nuestra región. B) a los lados de la línea media, y procediendo siempre de delante atrás, encontramos sucesivamente: la fosa temporal, la sutura frontoparietal, la fosa parietal, la sutura parietoccipotal y la fosa cerebral del occipital. A cada lado de la sutura sagital: 1. Del agujero parietal; 2. De las depresiones, muy variables en número y extensión, que producen en la superficie ósea los corpúsculos de Pacchioni. Es de notar que estas depresiones están casi siempre situadas en el extremo de una rama arterial de la duramadre. Además, hay concordancia casi constante entre la profundidad del surco de esta arteria y el grado de adelgazamiento del cráneo debido a los corpúsculos de Pacchioni. 2. Región de la base. - es relativamente muy elevada por delante, se hace cada vez más profunda hacia atrás, formando así un plano inclinado sumamente desigual. Se divide en tres zonas: anterior, media y posterior. A. Zona anterior. - limitada por delante por el plano convencional que separa la bóveda del cráneo de su base, por detrás en la línea media, por el canal óptico, y a los lados, por el borde posterior de las alas menores del esfenoides. Está constituida: 1. En la línea media, por la cara posterior del frontal, la lámina cribosa del etmoides y una parte de la cara superior del cuerpo del esfenoides; 2. a los lados, por las eminencias orbitarias y las alas menores del esfenoides. a) En la línea media y de delante atrás: 1. la porción inferior de la cresta frontal; 2. El agujero ciego; 3. La apófisis crista Galli; 4. una cresta, muy marcada, continuación hacia atrás de esta última apófisis; 5. el canal óptico, que lleve una dirección transversal y va a terminar a derecha e izquierda en el agujero óptico. Detrás de la cresta se encuentra una convexidad que une los dos agujeros ópticos. b) A cada lado: 1. los canales olfatorios, en los cuales se alojan los nervios y los bulbos olfatorios, con los agujeros olfatorios, la hendidura etmoidal y el agujero etmoidal; 2. el surco etmoidal, que une el agujero del mismo nombre con el conducto orbitario interno anterior; 3. la sutura frontoetmoidal; 4. las eminencias orbitarias, con sus eminencias mamilares (ruga cerebralia) y sus impresiones digitales, articulándose por atrás con las alas menores del esfenoides para formar la sutura frontoesfenoidal. A lo largo de la sutura frontoetmoidal hemos de consignar la existencia de dos agujeros: los orificios internos de los conductos que se abren, por la otra parte, en la pared interna de la órbita, conductos etmoidales o conductos orbitarios internos que se distinguen en anterior y posterior. El conducto orbitario interno anterior da paso a la arteria etmoidal anterior y a un filete nervioso sensitivo (flete etmoidal del ramito nasal de la rama oftálmica de WILLIS). El conducto orbitario interno posterior da paso a la arteria etmoidal posterior y a un pequeño filete nervioso descrito por Luschka. B. Zona media. - El limite anterior de la zona media no es más que el límite posterior de la zona precedente: el canal óptico y el borde posterior de las pequeñas alas del esfenoides. Su límite posterior lo constituye: 1. en la línea media, el borde, superior de Ia hoja cuadrilátera del esfenoides; 2°, a los lados, los bordes laterales de esta misma hoja cuadrilátera y el borde superior del peñasco. Los límites laterales de la zona están representados por el plano convencional antes indicado que separa la bóveda de la base. A la formación de esta zona media concurren: el cuerpo del esfenoides, el ala mayor del hueso, la porción escamosa del temporal y la cara anterior del peñasco. Encontramos, en toda su extensión, la sutura que une al ala mayor del esfenoides, de una parte a la porción escamosa del temporal y de otra parte al borde anterior del peñasco. En la zona media encontramos sucesivamente: a) En la línea media: la silla turca o fosa pituitaria, la cual está limitada: 1. por delante, por el canal óptico y por los dos agujeros ópticos que se abren en los dos extremos del canal; 2. por detrás, por el borde superior de la lámina cuadrilátera del esfenoides; 3. Por los lados, por el canal cavernoso, en el cual se alojan el seno cavernoso y la arteria carótida interna; 4. en sus cuatro ángulos, por las cuatro apófisis clinoides, dos anteriores y dos posteriores. b) A los lados: dos excavaciones profundas, llamadas fosas esfenotemporales, en las cuales se aloja el extremo anterior del lóbulo temporal. En estas excavaciones, ricas en impresiones digitales y eminencias mamilares, distinguimos ante todo la depresión o fosita de Gasser, que está labrada en la parte más interna de la cara anterior del peñasco y en la cual se aloja el ganglio del mismo nombre del nervio trigémino. A sí mismo hemos de considerar en estas fosas nueve orificios, cuyo conocimiento es de la mayor importancia; contados de delante atrás, son: 1. La hendidura esfenoidal, que pone en comunicación el cráneo con la órbita y da paso a los nervios motor ocular común, motor ocular externo, patético y oftálmico, o a sus tres ramas terminales (nervio frontal, nervio lagrimal, nervio nasal), a la vena oftálmica y a algunas ramas de la arteria meníngea media: en el lado externo de la hendidura esfenoidal existe a veces un pequeño tubérculo óseo, que sirve de implantación al anillo de Zinn; por otra parte, en el borde inferior de la hendidura encontramos también, en muchos casos, una pequeña espina en la cual toma una inserción suplementaria el músculo recto externo. 2. El agujero redondo mayor, que se abre en la fosa pterigomaxilar y da paso al nervio maxilar superior. 3. El agujero oval, que da paso al nervio maxilar inferior y a la arteria meníngea menor. 4. El conducto innominado de Arnold (inconstante), a través del cual pasan los pequeños nervios petroso superficial y petroso profundo, fusionados en una sola y única rama, que constituye una de las raíces del ganglio óptico. 5. El agujero redondo menor, por el cual pasa la arteria meníngea media; de paso hagamos constar que de este agujero parte el conducto vascular que más adelante irá a formar en el parietal las ramificaciones de la hoja de higuera. 6. El agujero de Vesalio (inconstante), que da paso, cuando existe, a una vena emisaria. 7. El hiato de Falopio y los orificios accesorios que lo acompañan, abiertos en la cara anterior del peñasco y atravesados por los dos nervios petrosos superficiales, procedentes del facial, y por los nervios petrosos profundos, derivados del nervio de Jacobson, el cual es a su vez una rama del nervio glosofaríngeo; aquí también hemos de consignar la existencia de dos canales oblicuos que son la continuación de esos orificios y por los cuales corren de fuera a dentro los filetes nerviosos que acabamos de indicar. 8. El agujero rasgado anterior, situado un poco por dentro del agujero oval, entre el peñasco y el borde interno del ala mayor del esfenoides; agujero que en estado fresco está cerrado por una lámina fibrocartilginosa atravesada por el nervio vidiano. 9. El orificio interno del conducto carotídeo, abierto en el vértice del peñasco y que conduce la carótida interna al canal cavernoso. ZONA POSTERIOR. - La zona posterior, limitada por detrás y a los lados por el plano convencional que separa la base del cráneo de la bóveda, está limitada por delante por el borde superior de la lámina cuadrilátera del esfenoides y por el borde superior del peñasco. Está constituida, pues por la vertiente posterior de la lámina cuadrilátera del esfenoides, la cara posterior del peñasco y toda la cara interna del occipital, exceptuando las fosas cerebrales, que pertenecen a la bóveda. A pesar de su extensión, no presenta más que una sola sutura, la sutura temporooccipital, formada, como indica su nombre, por la yuxtaposición del temporal y del borde anterior del occipital. En el adulto no se distingue sutura marcada entre el cuerpo del esfenoides y la apófisis basilar. En la zona posterior de la base del cráneo encontramos: a) En la línea media y de delante atrás: 1) el canal basilar, sobre el cual descansa la protuberancia anular y el tronco basilar, arteria impar y media formada por la unión de las dos arterias vertebrales; 2) el agujero occipital, a través del cual pasan el bulbo y sus cubiertas, las arterias vertebrales, las arterias espinales, el nervio espinal que, procedente del bulbo, penetra en el cráneo para volver a salir de esta cavidad por el agujero rasgado posterior y, por último, las raíces ascendentes del nervio hipogloso mayor; 3) la cresta occipital interna, que separa una de otra las dos fosas cerebelosas y en la cual se inserta la hoz del cerebelo; 4) la protuberancia occipital interna, que forma el límite extremo de la región; en este punto se reúnen la hoz del cerebro, la hoz del cerebelo y la tienda del cerebelo; en este punto convergen también muchos senos venosos para formar lo que se ha convenido en llamar prensa de Herófilo o torcular. b) A los lados: las fosas cerebelosas, en las que descansan los hemisferios cerebelosos y en las que se distinguen una serie de agujeros y canales vasculares, a saber: 1. El canal petroso superior, que sigue el borde superior del peñasco y en el cual se aloja el seno venoso del mismo nombre. 2. El conducto auditivo interno, ya descrito en la cara posterior del peñasco, el cual da paso a tres nervios, el auditivo, el facial y el nervio intermediario de Wrisberg. 3. El acueducto del vestíbulo, hendidura muy estrecha situada un poco por fuera del agujero precedente, el cual da paso a una pequeña arteria y al saco endolinfático. 4. El agujero condíleo anterior, situado en el reborde del agujero occipital, un poco por delante de su diámetro transversal, el cual da paso al nervio hipogloso mayor. 5. El agujero condíleo posterior, no constante, a través del cual pasa una vena anastomótica. 6. El canal lateral, que circunscribe la mayor parte de las fosas cerebelosas y en el que se aloja el seno venoso lateral; originándose en la protuberancia occipital interna, este canal se dirige primero horizontalmente hacia fuera hasta la porción mastoidea del temporal, y a partir de este punto se incurva casi en ángulo recto, dirigiéndose oblicuamente hacia abajo y adentro y recorriendo, en esta segunda parte de su trayecto, la cara interna de la porción mastoidea del temporal y finalmente, la parte más externa de la sutura petrooccipital. 7. El agujero mastoideo, eminentemente variable por su situación. pero terminando siempre en la segunda porción del canal lateral, da paso a una vena tributaria del seno lateral. 8. El canal petroso inferior, labrado en la parte más interna de la sutura petrooccipital y dando alojamiento al seno petroso inferior. 9. El agujero rasgado posterior, ancha abertura colocada entre el borde anterior del occipital y el borde posterior del peñasco, y uniendo los dos canales lateral y petroso inferior, los cuales en este punto se dirigen uno hacia el otro. Su contorno es muy irregular, y a esta circunstancia debe el nombre de agujero rasgado que le han dado todos los anatomistas; dos pequeñas apófisis óseas, desprendidas la primera del, reborde petroso y la segunda del occipital, y aproximándose entre sí, dividen el agujero rasgado posterior en dos porciones: una porción interna o anterior, destinada al nervio glosofaríngeo, y una porción externa o posterior por la cual pasan, más o menos juntos, el nervio neumogástrico, el nervio espinal y la vena yugular interna, que, como veremos más adelante, no es más que la continuación del seno lateral.