Subido por gabriel huarcaya

Carbonatación de Hormigón

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Carbonatación de Hormigón. Origen de
oxidación de armados
Se trata de la carbonatación de hormigón.
Cuando vamos a estudiar las patologías de un edificio antiguo o falto de
conservación, cuya estructura es de hormigón armado, con frecuencia nos
encontramos signos de grietas y fisuras en cornisas, en vigas vistas en patios,
pilares, etc. Grietas de tal magnitud que en muchos casos apreciamos signos
significativos de desprendimiento de material, como es el caso de la cornisa
de la siguiente fotografía.
Desprendimientos en cornisa
La principal causa de este tipo de signos es la carbonatación del
hormigón, pero antes que nada conviene aclarar algo que puede inducir a
confusión: la carbonatación no es ninguna patología ni ningún daño, ni
ninguna lesión de la estructura. La carbonatación es un proceso natural.
Y aquí viene la pregunta del millón. Si es un proceso natural, ¿por qué da pie
a que aparezcan patologías en el hormigón que pueden derivar en
situaciones de tanto riesgo como es el desprendimiento de material?
Intentemos explicarlo de una forma clara en este artículo.
Creedme que me encantaría hablar del tema sin tener que mencionar ningún
tipo de reacción química ni entrar en términos demasiado técnicos, pero el
proceso de la carbonatación no es más que eso: una reacción, por lo que algo
tendremos que hablar de ello.
El pH del hormigón (pH = medida de alcalinidad de una disolución) debe
encontrarse entre 12’5 y 13’5 para proteger y pasivar correctamente las
armaduras de su interior (disponiendo también, evidentemente, un adecuado
recubrimiento). Asimismo, debemos saber que el hormigón es un material de
naturaleza porosa, en cuya red de poros se encuentran disueltos los
hidróxidos de calcio, de sodio y de potasio.
Pues bien, una vez que el dióxido de carbono de la atmósfera logra entrar en
el hormigón a través de los poros, e interviene alguna molécula de agua (ya
sea de humedad relativa del ambiente o presencia de agua directa) y todos
los hidróxidos han sido carbonatados, el pH bajará, y aquí es donde
tendremos el problema: las armaduras empezarán a estar desprotegidas,
es decir, comienza el proceso de oxidación. Y al oxidarse las armaduras,
tenderán a expandirse. Y esto conlleva a romper el hormigón (es decir,
fisurarlo o agrietarlo). Y si no detenemos este proceso, el levantamiento y
posterior desprendimiento de material es más que probable (hemos de
recordar también que para evitar este tipo de problemas no nos basta con
que el hormigón tenga un pH alto, sino que también carezca de fisuras u otras
vías de entrada de agua, lo cual no sería un problema derivado de la
carbonatación pero que sí provocaría corrosión y posterior expansión del
armado).
Cuando nos encontremos en situaciones así, antes que nada deberemos
cerciorarnos de que se trata realmente de una carbonatación. El
procedimiento más común de hacerlo es mediante el test de
fenolftaleína, del cual ya se avanzó algo en este post.
Prueba de Fenolftaleína
Recordemos. La fenolftaleína no es más que un compuesto químico orgánico
indicador del pH existente en un elemento. Este test consiste en rociar el
elemento en cuestión con dicho compuesto. Si el pH del elemento objeto de
ensayo es superior a 9, la zona rociada toma un color rosado, mientras que
si es menor se queda igual que estaba, es decir, nos dice claramente si “aquí
hay carbonatación y aquí no”.
Evidentemente, con el solo rociado no será suficiente, ya que tendremos que
retirar (o terminar de romper a modo de cata) la pieza agrietada para
comprobar el resultado.
Por nuestra experiencia y en nuestra opinión consideramos que este test
debemos tenerlo a mano siempre que hagamos una toma de datos sobre
patologías ya que, como se explicó en el post de la toma de datos para
informes periciales al que nos hemos referido, lo podemos llevar en un
pequeño bote y su aplicación no tiene gran complejidad.
Lo primero de todo para poder hacer este test: ¿dónde compro la
fenolftaleína? La forma más sencilla es por medio de tiendas online que
comercializan y distribuyen este compuesto. Su precio es asequible (unos 4
euros por 50 gramos se puede pagar).
¿Cómo se debe actuar en esta situación? Depende de cómo se encuentre
la armadura, que es el sumun de la cuestión. Veamos los casos más comunes
que se nos pueden presentar en la siguiente tabla, y los explicamos a
continuación.
Casos
Actuación
1. Se detecta
carbonatación pero
sin llegar a la
armadura.
Interrumpamos el proceso de carbonatación
antes de que afecte a la armadura.
2. La armadura
está oxidándose y
ha perdido la
corruga.
Coloquemos un puente de adherencia y
terminemos de reparar el elemento estructural
afectado.
3. La armadura
está oxidándose y
ha perdido sección.
Dependiendo del grado de pérdida de sección,
se deberán tomar unas medidas u otras (desde
refuerzo de la estructura hasta la demolición
del elemento, en el peor de los casos).
Caso nº 1. El espesor de carbonatación aún no ha alcanzado la
armadura.
Si con el test se comprueba que la carbonatación aún no ha llegado a la
armadura, no debemos darnos por satisfechos informando, dictaminando o
certificando (mal asunto certificar eso) que no existen riesgos de patologías
estructurales derivados de la carbonatación. Eso, desde nuestra humilde
opinión, es un fallo.
Si tenemos un espesor de carbonatación considerable o algunos elementos
del entorno ya están afectados, debemos tener por seguro que si no hacemos
nada, la carbonatación seguirá avanzando y, tarde o temprano, sí alcanzará
a la armadura. Que no quepa duda.
Debemos interrumpir ese proceso. La mejor forma de interrumpirlo es
mediante una aplicación superficial como puede ser una pintura
protectora, existiendo algunas especiales anti-carbonatación. Se deberá,
pues, reponer la zona afectada o en la que se haya hecho la cata con mortero
de reparación estructural y posteriormente aplicar la protección mencionada.
Oxidación de armadura
Caso nº 2. El espesor de carbonatación SÍ ha alcanzado la armadura.
En este caso, veamos en qué estado se encuentra la misma: ¿ha perdido
corruga? ¿Ha perdido sección?
La pérdida de corruga es el inicio del proceso de oxidación de una armadura
dado que es lo más superficial del elemento. Con dicha pérdida, lo que
recomendamos efectuar un puente de adherencia (normalmente con
productos especiales a base de cemento), ya que la función de la corruga esa
básicamente: mejorar la adherencia entre el acero y el hormigón.
Posteriormente a dicho puente, reparar el elemento afectado con mortero de
reparación estructural.
Caso nº 3. El espesor de carbonatación sí ha alcanzado la armadura y
ésta ha perdido sección.
El principal problema llega cuando la sección de la armadura sí está
afectada. En este caso, dependiendo del grado de pérdida se actuará de una
forma u otra, lo cual no cabría en este artículo. Dependiendo de cada caso,
se podría desde reforzar la estructura hasta tener que demoler, en el peor de
los casos.
Bien cómo veis los compañeros se han currado un buen artículo sobre el tema
de la carbonatación, aunque seguro que siempre se queda algo por decir
sobre algo tan extenso y que tantos problemas provoca en las estructuras de
hormigón.
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