I. INTRODUCCIÓN Los progenitores, y en general la familia constituye un elemento esencial en la tarea de proporcionar apoyo y orientación a los adolescentes. Así mismo, las escuelas, desempeñan una función fundamental, ya que son consideradas como espacios idóneos para desarrollar habilidades, conocimientos y actitudes, para aprender a vivir y convivir con los demás. Numerosos estudios han demostrado que la forma en que los adolescentes se conectan con su mundo social influye tanto en su salud como en su desarrollo, pues son factores de protección frente a conductas de alto riesgo. Sin embargo, cuando los adolescentes se desarrollan en un ambiente familiar o social donde la dinámica familiar es conflictiva y los lazos familiares débiles, tienen a percibirse como incapaces de resolver o enfrentar problemas de forma eficaz y su comportamiento puede tener efectos negativos no solo en su propia vida, sino también en el funcionamiento de sus familias y de la sociedad. (Ortigosa, Quiles y Méndes, 2003). Al respecto, Polo (2009) es un estudio realizado sobre factores protectores en adolescentes de 14 a 16 años, encontró que la familia es el factor protector más importante como elemento central en la vida de estos adolescentes, el cual favorece la capacidad de resiliencia de los mismos; por lo tanto, al funcionar inadecuadamente, puede conllevar a sus miembros a adoptar diversas conductas de riesgo. La asertividad ha adquirido tanta importancia que incluso se están estudiando los elementos que intervienen en ella cuando los niños con aún muy pequeños. Dietz, Jennigs y Abrew (2005), por ejemplo, hablan de la asertividad como una habilidad social que se torna más pronunciada en la niñez. En su investigación, compararon las habilidades sociales de niños de 26 meses de edad cuyas madres tenían depresión y ansiedad, depresión únicamente o estaban sanas, encontrándose que aquellos cuya madre padecía de depresión demostraron menos habilidades sociales en sus estrategias autoasertivas y conducta desafiante cuando interactuaban con ellas, lo que sugiere un riesgo de tener más adelante problemas de relación. De esta manera, la exposición a la depresión materna se muestra como un factor que puede interferir con el desarrollo de estrategias de esertividad socialmente competentes. 1.1. Problema 1.1.1. Descripción La familia es la matriz primaria de todo estilo vincular futuro, los primeros intercambios con las personas significativas del entorno del niño son el piso desde donde se conformará el modo base de cómo una persona percibe el mundo que lo rodea y en función de esto el cómo actuará en él. Cuando las situaciones interpersonales en el grupo familiar han sido satisfactorias, de contención, bienestar, comprensión, generando en el niño un sentimiento de confianza básica es más probable que luego el mismo extienda esa confianza, esa actitud positiva al resto de las personas con las que interactúan en el futuro y a lo largo de toda su vida. Estas habilidades sociales se van edificando desde la temprana infancia por lo tanto se nutre de los distintos contextos en los que el sujeto haya estado inmerso. De esta manera si por el contrario estos vínculos tempranos han estado cargados de desilusión, carencias afectivas, falta de contención, o seguridades básicas, es también factible que la actitud ante los demás sea más de desconfianza, menos comunicativa y a veces hasta hostil. Con el comienzo de la escuela, la competición y la necesidad de tener éxito se imponen a todos los niños. Para muchos de ellos la competición se centrará principalmente alrededor de los deportes y del éxito en la escuela y, en segundo lugar, en la aceptación social por parte de sus padres. Para las muchachas, este orden podrá se alterado o invertido, siendo para ellas el éxito social más importante que la competición académica. Aguilar (1995) señala que existen problemas para distinguir la habilidad social de la habilidad asertiva, en tanto que Rodriguez y Serralde (1991) afirman que la asertividad es lo mismo que la autoestima, o al menos un componente de la misma. También se le ha relacionado con el locus de control (Aguilar, 1987), e incluso se le ha confundido con la agresividad en algunos contextos culturales (Flores, 1994). En las escuelas, principalmente en primaria y secundaria, se ha incrementado sobre todo en los últimos diez años la implementación de intervenciones basadas en el concepto de asertividad. En 1996, Mays evaluó un programa breve de entrenamiento asertivo presentado en un formato de clase, hallando diferencias significativas con el grupo control en cuanto al conocimiento de la asertividad, el autorreporte de conducta agresiva, pasiva y asertiva, y los autorreportes de ansiedad. Esta situación no es ajena a los estudiantes de 4to y 5to grado de primaria del Colegio Parroquial “Nuestra Señora de Loreto”, demuestran conductas desafiante frente a los docentes y compañeros de clases, corriendo el riesgo de tener problemas mayores con su medio social al cual pertenece, estas conductas de los estudiantes, reflejan claramente los problemas familiares y escapa a los docentes e institución en general tratar estos problemas, porque los padres de familia no aceptan esta realidad, no acuden a las reuniones, ni a citas con el departamento de Tutorías y Orientación Educativa. Frente a esta situación, se hace necesario realizar la presente investigación sobre el Clima social familiar y la asertividad en los estudiantes de la mencionada institución. 1.1.2. Formulación del Problema ¿Cuál es la relación que existe en el clima social familiar y la asertividad en los estudiantes del 4to y 5to grado de primaria del Colegio Parroquial “Nuestra Señora de Loreto”, 2015”. II. ANTECEDENTES Polo (20101) en un estudio realizado sobre factores en adolescentes de 14 a 15 años, llega a la conclusión que la familia es el factor protector más importante como elemento central en la vida de estos adolescentes, el cual favorece la capacidad de resiliencia de los mismos; por lo tanto, al funcionar inadecuadamente, puede conllevar a sus miembros a adoptar diversas conductas de riesgo. Por su parte el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia-UNICEF (2010) en una investigación llevada a cabo con adolescentes de 14 años, de Estados Unidos, Austrilia, Colombia, la India, Palestina y Sudáfrica, encontró que en todas las culturas, los adolescentes que presentan adecuadas relaciones con sus padres, es decir, que se sienten entendidos, reciben buenos cuidados y se llevan bien con ellos, desarrollan una autoestima positiva, tienen mayor iniciativa social, y una adecuada capacidad para resolver los problemas. Así mismo, Galarza, (2012) en su estudio “Clima familiar y habilidades sociales”, en la población de 680 estudiantes”, encontraron: un inadecuado clima social familiar que vivencian los adolescentes en sus hogares; y que se manifiestan como problemas en la comunicación familiar, escaso apoyo para resolver conflictos, ausencia de los padres ante la toma de decisiones importantes, así como pocos momentos para compartir experiencias lúdicas y religiosas. Frente a estas dificultades por las que atraviesa la familia actualmente, es importante que se fomenten en las/los adolescentes capacidades que ayuden a desarrollarse, a pesar de las situaciones contrarias. En cambio, Gonzales, Valdera, y Gónzales (2013) estudiaron la resiliencia en un grupo de adolescentes de 14 a 19 años en una institución educativa estatal de Chimbote, donde se encontró que el 50% de la muestra tiene baja resiliencia, mientras que el 29% mostró un nivel alto de resiliencia. De la misma forma, Gonzales y Pereda (2010), realizaron una investigación que buscó determinar la relación que existe entre el clima social familiar y el rendimiento académico en alumnos de 4to y 5to año de secundaria. Encontró como una conclusión que el 53% se ubica en una nivel medio, el mayor porcentaje está en las dimensiones relaciones (1.67%) tendencia buena y (16.67%) en tendencia mala. La dimensión estabilidad encontraron un preocupante de 0% en tendencia buena y un 20% en tendencia mala y en la dimensión desarrollo encontraron un preocupante 3% en tendencia buena y un 10% en tendencia mala. Una segunda conclusión fue que existe una relación inversa pero significativa en la sub escala de cohesión y rendimiento académico. También se concluye que existe una relación significativa entre la sub escala control y rendimiento académico. De la misma manera, Calderon y Cueva (2010), investigaron la relación entre el clima social familiar y agresividad. La muestra estuvo conformada por 54 alumnos de 2do de secundaria. Los instrumentos utilizados fueron la Escala de clima social en familia FES, y el cuestionario modificado de agresividad de Buss-Durk. Con un diseño descriptivo correlacional. Los resultados obtenidos indican que existe una correlación de -0.41* siendo negativa y significativa (0.05). De la población investigada, el 26% presentó un clima familiar malo, un 33% inferior al promedio, el 90.6% señaló un nivel de agresividad media. Se concluye que las características socio ambientales de la familia tales como: conflicto, autonomía, intelectual-cultural y la moralidad-religiosidad son factores determinantes para el establecimientos o disminución de la agresividad. Por su parte, Benitez (2010), en su investigación busca determinar los tipos de familia y la asertividad de 117 adolescentes de 12 a 17 años. Se aplicaron los instrumentos de la escalas evaluación de la asertividad ADCI de García Pérez y Magaz Lazo y el inventario de Autoestima de Coopersmith. En cuanto a los resultados se observó que el tipo de familia predominante es aquella constituida por sólo uno de los padres con 49.5%. También los niveles de asertividad según el tipo de familia, son diferentes y el tipo de familia parece o influir significativamente en el desarrollo de la asertividad. Se concluye que existen diferencias significativas entre la autoestima de los adolescentes de las familias en donde no existe padre y madre, con los que sí cuentan con ambos o por lo menos uno de ellos. Por otro lado, Palma (2011) investigó el clima social familiar en 237 estudiantes de cuarto y quinto año de secundaria, de una institución educativa nacional de Lima, utilizando la escala de clima social familiar, encontrando que el 75% pertenece a la categoría muy mala. Estos datos indican que dentro del contexto familiar del Clima Social Familiar y Resiliencia en adolescentes existen dificultades en la toma de decisiones, bajo interés por actividades intelectuales, culturales y sociales, así como carencia de práctica de valores humanos y religiosos. Teniendo en cuenta las indagaciones realizadas, esta investigación se sustenta teóricamente en Bronfenbrenner, (1987), quien manifiesta que el clima social familiar, es uno de los aspectos más importantes en la formación del adolescente, debido a que muchas de las conductas que manifiestan son producto de un proceso de condicionamiento y aprendizaje que se da en el ambiente familiar. Según Kemper (2000) describe al clima social familiar como el conjunto de características psicosociales e institucionales de un determinado grupos de personas, sobre un ambiente que se desarrolla en forma dinámica, donde se evidencian aspectos de comunicación e interacción favoreciendo el desarrollo personal. En cambio, Moos (1974), considera al clima social familiar como la apreciación de las características socio ambiental de la familia, la misma que es descrita en función de las relaciones interpersonales de los miembros, además de los aspectos del desarrollo y su estructura básica. De otro lado, Carillo (2009), manifiesta que la familia es la primera escuela de las virtudes humanas y sociales que todas las sociedades necesitan. La familia por sus lazos naturales, favorece el desarrollo de lo irrepetible de la persona, de su intimidad, de las virtudes humanas. La familia es una red de influencias silenciosas, profundas de un gran alcance en la vida de una persona humana. Los padres son de suma importancia para el desarrollo físico, emocional de los hijos dentro del contexto familiar, pero la madre juega un rol muy importante, ya que ésta es la principal educadora de los hijos, por estar más cerca de ellos y ocuparse de los detalles, también por su instinto maternal, por su sensibilidad y proximidad a sus necesidades. Se considera como principal misión del padre de la dedicación al trabajo para sacar adelante a la familia. Pero sobre todo en el seno familiar se aprende la socialización. La familia como sistema se compone de los subsistemas: padres, hijos y hermanos. Lafosse (2002) define la familia como: “un grupo de personas unidas por los lazos del matrimonio, la sangre o la adopción; constituyendo una sola unidad doméstica; interactuando y comunicándose entre ellas en sus funciones sociales respectivas de marido y mujer, madre y padre, hijo e hija y hermana, creando y manteniendo una cultura común”. Moos (2010), sostiene que “la familia es el ambiente más significativo para el desarrollo de las personas, siendo las alteraciones en esta las que constituyen trastornos de relaciones socio afectivo entre sus miembros”. Cuando consideramos a los padres, no sólo como promotores de desarrollo de sus hijos sino principalmente como sujetos que están ellos mismos en proceso de desarrollo, emergen una serie de funciones de la familia. Por su parte, Agilar (2001) menciona el conceptos de familia desde diferentes enfoques: III. DDDD