P. Universidad Católica de Chile, Facultad de Letras CURSO OPR POÉTICAS CRUZADAS, PROF. PAULA MIRANDA, 2015 -----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------ANTOLOGÍA CANCIONES DE AMOR VIOLETA PARRA Ausencia (Tomás Gabino Ortiz) Versión de Violeta Parra: ¡Cómo se han ido volando, ingrato, las raudas horas de un tiempo cruel! Hoy de ti lejos y en otro campo, y de ti, amigo, tan cerca ayer. Ayer, tu mano puse en la mía * con ardorosa y grata presión. Hoy en los ayes de ardiente brisa a tus oídos irá mi voz, porque la ausencia es tan cruel dolor. (Cuando la noche su manto lóbrego tienda en el valle y en la ciudad pláceme amigo con tus recuerdos pasar mis horas de soledad y en cada estrella que centelleante y que en el cielo veo lucir parece amigo, mirar tus ojos que sonriendo me están a mí tal vez si loca cuán más feliz). Yo no sé, amigo, vivir alegre como en un tiempo que ya se fue, tu amor ausente me tiene triste; nunca olvides quien te quiso bien. Y si acaso olvidas a quien te adora, a quien un día el alma te dio, mañana acaso, lánguida y mustia, sobre su tallo muera una flor y su perfume no vuelva, no. (Segunda versión, de El folklore de Chile., En Chants et danses du Chili II no aparece la segunda estrofa, En Chants et danses du Chili II: «ayer, tu mano puse en la mía». Versión de Tomás Gabino Ortiz: ¡Cómo se han ido volando, ingratas, las raudas horas del tiempo cruel! Hoy de ti lejos, en otros campos, y de ti, amiga, tan cerca ayer. Ayer tu mano sentí en mi mano con ardorosa, dulce presión, y hoy ni en los ayes de ardientes brisas a tus oídos irá mi voz, porque es la ausencia tan cruel dolor. … La jardinera Para olvidarme de ti voy a cultivar la tierra. En ella espero encontrar remedio para mi pena. Aquí plantaré el rosal de las espinas más gruesas. Tendré lista la corona para cuando en mí te mueras. Para mi tristeza, violeta azul, clavelina roja pa’ mi pasión, y, para saber si me corresponde, deshojo un blanco manzanillón: si me quiere mucho, poquito, nada, tranquilo queda mi corazón. Ya no sé, niña, vivir alegre como en un tiempo que ya se fue. Amor ausente me tiene triste: ¡que nunca olvida quien quiere bien! Más ¡ay! si olvidas a quien te adora y amante un día su alma te dio, mañana acaso lánguida y mustia sobre su tallo yazga la flor, y sus perfumes no vuelvan, no. Creciendo irán poco a poco los alegres pensamientos. Cuando ya estén florecidos, irá lejos tu recuerdo. De la flor de la amapola seré su mejor amiga. La pondré bajo la almohada para dormirme tranquila.* Cogollo de toronjil, cuando me aumenten las penas, las flores de mi jardín han de ser mis enfermeras. Y si acaso yo me ausento antes que tú te arrepientas, heredarás estas flores: ¡ven a curarte con ellas! Primera versión, del disco Odeón. En Chants et danses du Chili I (1956) no aparece ni la cuarta ni la quinta estrofa, probablemente por razones de espacio. * Tanto Isabel como Ángel Parra, en sus respectivas versiones, cantan «la pondré bajo la almohada para quedarme dormida”. El joven para casarse (recopilación) El joven para casarse siempre busca bonitura. Con la soberbia que tiene yo lo dejé en la basura. Huichi-huichi, que sí, que sí, huichi-huichi, me gusta a mí. La niña que quiere a un joven se destina a padecer. Andará de boca en boca si no se casa con él. Muchos tienen por costumbre de engañar a cualquier pobre, por eso, naiden se creda lo que prometen los hombres. Otras tienen el decire «el malo me tentarida». El malo no tienta a naide: son engaños de la vi’a. * Versión de Violeta Parra. Violeta Parra. Tonadas. El folclore de Chile. vol. IV. La tonada presentada por Violeta Parra (Violeta Parra) [1959] * En la repetición: «son engaños de la vida». El gavilán Mi vida, yo te qui… yo te quise, veleidoso, mi vida, creyéndo… creyéndote, lisonjero, mi vida, creyéndo… creyéndote, lisonjero. Mi vida, se me par… se me parte el corazón, mi vida, del verte… del verte tan embustero. Mi vida, yo te qui… yo te quise, yo te quise, sí, ay ay ay, sí, ay ay ay. Mi vida, mi vida, yo te quise, mi vida, mi vida, yo te quise, veleido… veleido… veleidoso, veleido… veleido… veleidoso. Mi vida, mi vida, mi vida, mi vida yo te qui… yo te qui… yo te qui… yo te qui… yo te qui… yo te qui… yo te quise. veleido… veleido… veleidoso, yo te quise, yo te qui… yo te qui… yo te qui… yo te qui… yo te qui… yo te qui... yo te quise. Te la llevarís, te la llevarís, mentiroso. Te la llevarís, te la llevarís, mentiroso. Te la llevarís, te la llevarís, pretencioso. Te la llevarís, te la llevarís, fastidioso. Prenda del alma, sí, ay ay ay, prenda del alma, sí, ay ay ay. Tiqui-tiqui-ti, tiqui-tiqui-ti, mentiroso. Tiqui-tiqui-ti, tiqui-tiqui-ti, mentiroso. Tiqui-tiqui-ti, tiqui-tiqui-ti… Tiqui-tiqui-ti, tiqui-tiqui-ti, tiqui-tiqui-ti, tiqui-tiqui-ti, mentiroso, menti… menti… menti… mentiroso. Mi vida, creyéndo… creyéndote, lisonjero, mi vida del verte… del verte tan embustero. Yo te quise, yo te quise, Sí, ay ay ay, sí, ay ay ay. Mi vida, mi vida, yo te quise, mi vida, mi vida, yo te quise, veleido… veleido… veleidoso, veleido… veleido… veleidoso. Mi vida, mi vida, mi vida, mi vida, yo te qui… yo te qui… yo te qui… yo te qui… yo te qui… yo te quise. Te la llevarís, te la llevarís, mentiroso. Te la llevarís, te la llevarís, mentiroso. Te la llevarís, te la llevarís, fastidioso. Te la llevarís, te la llevarís, pretencioso. Prenda del alma, sí, ay ay ay, prenda del alma, sí, ay ay ay. Tiqui-tiqui-ti, tiqui-tiqui-ti, mentiroso. Tiqui-tiqui-ti, tiqui-tiqui-ti, mentiroso. Tiqui-tiqui-ti, tiqui-tiqui-ti… Tiqui-tiqui-ti, tiqui-tiqui-ti, tiqui-tiqui-ti, tiqui-tiqui-ti, mentiroso, menti… menti… menti… mentiroso. ¿En qué quedó tu palabra, ingrato mal avenido? ¿Por qué habré puesto los ojos en amor tan dividido? Dividido …dido, dividido, sí sí sí sí sí sí. ¿Dónde estás, prenda querida, que no escuchas mi lamento? ¿Tal vez te habrás olvidado que hiciste un juramento? Juramento …mento, juramento, sí sí sí sí sí sí. Tanto que me decía la gente: "Gavilán, gavilán tiene garras". Y yo sorda seguí monte arriba, gavilán me sacó las entrañas. En el monte quedé abandonada; me confunden los siete elementos. Ay de mí, ay de mí, ay de mí, ay de mí. De mi llanto se espantan las aves, mis gemidos confunden al viento, ay de mí, ay de mí, ay de mí, ay de mí. Gavi-gavi, gavi-gavilán-ga. Gavi-gavi, gavi-gavilán-ga. Gavi-gavi, gavilán, gavi-gavi, gavilán, gavilán, gavilán, gavilán, gavi… Gavi-gavi, gavi-gavilán-ga. Gavi-gavi, gavi-gavilán-ga. Gavi-gavi, gavilán, gavi-gavi, gavilán, gavilán, gavilán, gavilán, gavi… Viene, viene, viene, viene el gavilán. Viene, viene, viene, viene el gavilán. Truenos suenan ya. Truenos suenan ya. Yo no tengo dónde estar, viene, viene, yo no tengo dónde estar, yo no tengo dónde estar, yo no tengo dónde estar. Gavilán, gavilán, que me muero, gavilán. Gavilán, gavilán, que me muero, gavilán. Gavilán, gavilán, que me muero, gavilán. Gavilán, gavilán, que me muero, gavilán. Gavilán, gavilán, que me muero, gavilán. Gavilán, gavilán, que me muero, gavilán, que me muero, gavilán, que me muero, gavilán, que me muero, gavilán, gavilán, gavilán, gavilán, gavilán, gavi-gavi-ga, gavi-gavi-ga, gavi-gavi-ga, gavi-gavi, gavilán, gavilán, gavilán… gavilán, gavilán, gavilán… gavilán, gavilán, gavilán, gavi… Gavilán, gavilán, que me muero, gavilán. Gavilán, gavilán, que me muero, gavilán. Gavilán, gavilán, que me muero, gavilán. Gavilán, gavilán, que me muero, gavilán. Gavilán, gavilán, gavilán, ay. Gavilán, gavilán, gavilán, ay. Gavilán, gavilán, ay ay ay ay. Ay ay ay ay, ay ay ay ay. Tanto que me decía la gente: "Gavilán, gavilán tiene garras". Y yo sorda seguí monte arriba, gavilán me sacó las entrañas. En el monte quedé abandonada; me confunden los siete elementos. Ay de mí, ay de mí, ay de mí, ay de mí. Tiqui-tiqui-ti, tiqui-tiqui-ti, mentiroso. Tiqui-tiqui-ti, tiqui-tiqui-ti, mentiroso. Tiqui-tiqui-ti, tiqui-tiqui-ti, pretencioso. Tiqui-tiqui-ti, tiqui-tiqui-ti, veleidoso. Prenda del alma, sí, ay ay ay, prenda del alma, sí, ay ay ay. Tiqui-tiqui-ti, tiqui-tiqui-ti, mentiroso. Tiqui-tiqui-ti, tiqui-tiqui-ti, tiqui-tiquiti, tiqui-tiquiti, mentiroso, menti… menti… menti… mentiroso. Tanto que me decía la gente: "Gavilán, gavilán tiene garras". Tanto que me decía la gente: "Gavilán, gavilán tiene garras". Viene, viene, yo no tengo dónde estar, Gavilán, gavilán, que me muero, gavilán. Gavilán, gavilán, que me muero, gavilán. Gavilán, gavilán, que me muero, gavilán. Gavilán, gavilán, que me muero, gavilán. Gavilán, gavilán, gavilán, ay. Gavilán, gavilán, gavilán, ay. Gavilán, gavilán, gavilán, ay ay ay ay ay. Gracias a la vida Gracias a la vida que me ha dado tanto. Me dio dos luceros que cuando los abro, perfecto distingo lo negro del blanco, y en el alto cielo su fondo estrellado, y en las multitudes el hombre que yo amo. Gracias a la vida que me ha dado tanto. Me ha dado el oído que en todo su ancho graba noche y día grillos y canarios, martillos, turbinas, ladridos, chubascos, y la voz tan tierna de mi bien amado. Gracias a la vida que me ha dado tanto. Me ha dado el sonido y el abecedario, con él las palabras que pienso y declaro: madre, amigo, hermano y luz alumbrando la ruta del alma del que estoy amando. Gracias a la vida que me ha dado tanto. Me ha dado la marcha de mis pies cansados; con ellos anduve ciudades y charcos, playas y desiertos, montañas y llanos, y la casa tuya, tu calle y tu patio. Gracias a la vida que me ha dado tanto. Me dio el corazón que agita su marco cuando miro el fruto del cerebro humano, cuando miro el bueno tan lejos del malo, cuando miro el fondo de tus ojos claros. Gracias a la vida que me ha dado tanto. Me ha dado la risa y me ha dado el llanto. Así yo distingo dicha de quebranto, los dos materiales que forman mi canto y el canto de ustedes que es el mismo canto, y el canto de todos que es mi propio canto. Gracias a la vida que me ha dado tanto. De Las últimas composiciones (1966) El “Albertío” ¡Yo no sé por qué mi Dios le regala con largueza sombrero con tanta cinta y a quien no tiene cabeza! ¿A’ónde va el buey que no are? ¡Responde con prontitud! ¡Si no tenís la contesta, prepárate el ataúd! Vale más en este mundo ser limpio de sentimientos; muchos van de ropa blanca y ¡Dios me libre! por dentro. Yo te di mi corazón: ¡degüélvemelo enseguí’a! A tiempo me hey da’o cuenta que vo' no lo merecías. Hay que medir el silencio, hay que medir las palabras, sin que’arse ni pasarse medio a medio de la raya. Yo suspiro por un Peiro, ¡cómo no hey de suspirar, si me ha entrega’o la llave de to’o lo celestial! Y vo' me diste el secreto de chapa sin cerra’úra, como quien dice, la llave del tarro de la basura. Dejate de corcoveos, que no nací pa’ jinete: me sobran los Valentinos, los Gardeles y Negretes. Al pasito por las pieiras, cuida’o con los juanetes, que aquí no ha nací’o naide con una estrella en la frente. Discreto, fino y sencillo, son joyas resplandecientes con las que el hombre que es hombre se luce decentemente. “Alberto –dijo– me llamo”. Contesto: “lindo sonido, mas para llamarse Alberto hay que ser bien “albertío”“. De Las últimas composiciones (1966) Maldigo del alto cielo Segunda versión, de “Las últimas composiciones de Violeta Parra”: Maldigo del alto cielo, la estrella con sus reflejos. Maldigo los azulejos, destellos del arroyuelo. Maldigo del bajo suelo, la piedra con sus contornos. Maldigo el fuego del horno, porque mi alma está de luto. Maldigo los estatutos del tiempo con su bochorno. ¡Cuánto será mi dolor! Maldigo la Cordillera de los Andes y de la Costa. Maldigo, Señor, la angosta y larga faja de tierra, también la paz y la guerra, lo franco y lo veleidoso. Maldigo lo perfumoso porque mi anhelo está muerto. Maldigo todo lo cierto y lo falso con lo dudoso. ¡Cuánto será mi dolor! Maldigo la primavera con sus jardines en flor, y del otoño el color yo lo maldigo de veras. A la nube pasajera la maldigo tanto y tanto, porque me asiste un quebranto. Maldigo el invierno entero con el verano embustero. Maldigo profano y santo. ¡Cuánto será mi dolor! Maldigo la solitaria figura de la bandera. Maldigo cualquier emblema, la venus y la araucaria, el trino de la canaria, el cosmos y sus planetas, la Tierra y todas sus grietas, porque me aqueja un pesar. Maldigo del ancho mar sus puertos y sus caletas. ¡Cuánto será mi dolor! Maldigo luna y paisaje, los valles y los desiertos. Maldigo muerto por muerto y el vivo de rey a paje. El ave con su plumaje yo la maldigo a porfía, las aulas, las sacristías, porque me aflige un dolor. Maldigo el vocablo “amor” con toda su porquería. ¡Cuánto será mi dolor! Maldigo por fin lo blanco, lo negro con lo amarillo; obispos y monaguillos, ministros y predicandos yo los maldigo llorando. Lo libre y lo prisionero, lo dulce, lo pendenciero, le pongo mi maldición en griego y en español, por culpa de un traicionero. ¡Cuánto será mi dolor! De Las últimas composiciones (1966) Volver a los diecisiete Volver a los diecisiete después de vivir un siglo es como descifrar signos sin ser sabio competente. Volver a ser de repente tan frágil como un segundo, volver a sentir profundo como un niño frente a Dios. Eso es lo que siento yo en este instante fecundo. Se va enredando, enredando, como en el muro la hiedra, y va brotando, brotando, como el musguito en la piedra, como el musguito en la piedra, ay, sí, sí, sí. Mi paso retrocedido cuando el de ustedes avanza, el arco de las alianzas ha penetrado en mi nido con todo su colorido se ha paseado por mis venas, y hasta las duras cadenas con que nos ata el destino es como un diamante fino que alumbra mi alma serena. Se va enredando, enredando, como en el muro la hiedra, y va brotando, brotando, como el musguito en la piedra, como el musguito en la piedra, ay, sí, sí, sí. Lo que puede el sentimiento no lo ha podido el saber ni el más claro proceder ni el más ancho pensamiento. Todo lo cambia el momento cual mago condescendiente, nos aleja dulcemente de rencores y violencia. Solo el amor con su ciencia nos vuelve tan inocentes. Se va enredando, enredando, como en el muro la hiedra, y va brotando, brotando, como el musguito en la piedra, como el musguito en la piedra, ay, sí, sí, sí. El amor es torbellino de pureza original, hasta el feroz animal susurra su dulce trino, detiene a los peregrinos, libera a los prisioneros, el amor con sus esmeros al viejo lo vuelve niño, y al malo sólo el cariño lo vuelve puro y sincero. Se va enredando, enredando, como en el muro la hiedra, y va brotando, brotando, como el musguito en la piedra, como el musguito en la piedra, ay, sí, sí, sí. De par en par la ventana se abrió como por encanto, entró el amor con su manto como una tibia mañana, al son de su bella diana hizo brotar el jazmín, volando cual serafín, al cielo le puso aretes. Y mis años en diecisiete los convirtió el querubín. Se va enredando, enredando, como en el muro la hiedra, y va brotando, brotando, como el musguito en la piedra, como el musguito en la piedra, ay, sí, sí, sí. De Las últimas composiciones (1966)