REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA UNIVERSIDAD POLITÉCNICA TERRITORIAL DEL OESTE DE SUCRE “CLODOSBALDO RUSSIÁN” CUMANÁ, ESTADO SUCRE PARADIGMA EMERGENTE DE DISCONTINUIDAD-COMPLETITUD DE LOS NÚMEROS REALES (Modalidad: Investigación) MAGISTER: CRUZ ANTONIO SUÁREZ TRABAJO DE ASCENSO PRESENTADO COMO REQUISITO PARCIAL PARA OPTAR A LA CATEGORÍA ACADÉMICA DE ASOCIADO CUMANÁ, 2018 INDICE AGRADECIMIENTOS…………………………………………………………………….i RESUMEN…………………………………………………………………………………ii OBJETIVOS………………………………………………………………………………iii INTRODUCCIÓN…………………………………………………………………………1 CAPÍTULO I 1.- DEFINICIONES Y RESULTADOS GENERALES……………. 1.1.- LOS NÚMEROS REALES…………………… 1.2.- LOS NÚMEROS HIPERREALES……………. CAPÍTULO II 2.- ANOMALÍAS DEL PARADIGMA CLÁSICO DE CONTINUIDAD DE R CAPÍTULO III 3.- EL AXIOMA DE DISCONTINUIDAD-COMPLETITUD DE R CAPÍTULO IV 4.- LOS NÚMEROS REALES COMO CUERPO ORDENADO, DISCONTINUO Y COMPLETO CAPÍTULO V 5.- LÍMITE, CONTIGUIDAD Y DERIVADA DE UNA FUNCIÓN EN EL PARADIGMA DE DISCONTINUIDAD-COMPLETITUD DE R CAPÍTULO VI 6.- SOLUCIÓN A LAS ANOMALÍAS DEL PARADIGMA CLÁSICO CAPÍTULO VII 7.- REFLEXIONES, PROBLEMAS ABIERTOS Y PERSPECTIVAS REFERENCIAS AGRADECIMIENTOS ¡A DIOS, LA AMOROSA IMAGINACIÓN DIVINA…, SIN LA CUAL EL PRESENTE TRABAJO NO HUBIESE SIDO POSIBLE, Y DE LA CUAL PROCEDE... ¡ ¡A MI AMIGO, EDUARD TROUSSELOT…, POR SUS INESTIMABLES CONSEJOS Y SUGERENCIAS¡ ¡GRACIAS! RESUMEN En el presente trabajo se introduce y propone un paradigma emergente de discontinuidad y completitud de los números reales, fundamentado en la definición restringida de cotas superiores (inferiores) y en el denominado Axioma de Discontinuidad y Completitud de ℝ. OBJETIVOS OBJETIVO GENERAL Proponer un Paradigma Emergente de Discontinuidad-Completitud de los números reales. OBJETIVOS ESPECÍFICOS 1.- Describir las anomalías del paradigma clásico de continuidad de los números reales. 2.- Redefinir los conceptos de cota superior e inferior de un conjunto de números reales S. 3.- Introducir el Axioma de Discontinuidad-Completitud de los números reales. 4.- Establecer el conjunto de los números reales como cuerpo ordenado, discontinuo y completo. 5.- Redefinir el concepto de límite de funciones reales. 6.- Introducir la definición de función contigua en un punto y en un conjunto. INTRODUCCIÓN “…la ciencia normal suprime frecuentemente innovaciones fundamentales, debido a que resultan necesariamente subversivas para sus compromisos básicos.” Thomas Kunh (1922-1996) En el siglo XVII, Isaac Newton (1642-1727) con su método de las fluxiones y Wilhem Leibnitz (1646-1715) mediante su cálculo diferencial e integral, logran resolver los tres grandes retos matemáticos del siglo XVII: los problemas de máximos y mínimos, el cálculo de la recta tangente y el problema de las cuadraturas. Newton, por una parte, al interpretar la derivada, su problema fundamental, , como la pendiente de la recta en un punto, donde ∆y y ∆x son segmentos de un triángulo rectángulo, establece la base geométrica (continua) del análisis. En este sentido es importante destacar que Newton imaginaba las curvas como fluentes (lo que fluye), lo que indujo a que llamara a la derivada “fluxión”. Por otro lado, Leibnitz desarrolló su cálculo diferencial en forma similar a Newton, pero su concepción del incremento era diferente, pues lo consideraba un número (el infinitésimo de Leibnitz) en lugar de una variable. En ese sentido, al darle categoría numérica a los infinitésimos estableciéndolos como “números positivos más pequeños que todo número real positivo”, Leibnitz actuaba implícitamente sobre la base de que había ampliado el campo numérico real; sin embargo pronto se comprendió que tal ampliación de los números reales no era posible, puesto que cuando se operaba en ciertas situaciones con estos infinitésimos se incurrían en algunas contradicciones y se incumplían ciertas ≤propiedades de los números reales. No obstante, a pesar de su falta de rigor y carácter “evanescente”, los infinitésimos se utilizaron ampliamente como herramienta auxiliar de trabajo por muchos matemáticos hasta muy entrado el siglo XIX. Adicionalmente, es importante destacar que Leibnitz consideraba a las curvas como formadas por tramos rectos o segmentos infinitamente pequeños, coincidiendo de esta manera con Newton en cuanto a la concepción de la naturaleza geométrica del análisis. En tal sentido Leibnitz expresa: “La división del continuo no debe ser considerada como la arena en granos, sino como la de una hoja de papel o una túnica en pliegues, de tal manera que pueda tener una infinidad de pliegues, unos más pequeños que otros, sin que el cuerpo se disuelva jamás en puntos o mínim.” De Lorenzo, 1998 (pg. 69) Por último, es bien conocido que el problema de las cuadraturas (área bajo la curva) fue resuelto por ambos autores a través de la introducción de la idea de integral, es decir una suma límite infinita de rectángulos cada vez más pequeños. La aritmetización del análisis A pesar de la gran utilidad y versatilidad de la aplicación de los infinitesimales en el análisis, su falta de rigor y fundamentación teórica sólida llevó a algunos matemáticos a cuestionar su veracidad y consistencia. Por otra parte, también se cuestionaba el exclusivo protagonismo de los métodos geométricos en los procesos analíticos. Ambas circunstancias dieron origen a un movimiento epistemológico denominado aritmetización del análisis, en pleno auge del positivismo lógico del matemático francés Augusto Comte (1798-1857). La aritmetización del análisis fue un proceso, realizado por algunos matemáticos a finales del siglo XIX, consistente en elaborar una teoría de números reales usando construcciones teóricas de conjuntos, con el fin de darle una base teórica sólida y aritmética al análisis, el cual tradicionalmente sentaba sus bases prácticas y metodológicas en la geometría y en la continuidad de los procesos objeto de su estudio, mismos que fundamentaron su nacimiento histórico. Así, el problema central de este esfuerzo era dotar de algún tipo de “continuidad” al sistema numérico, esencial y ontológicamente discreto, y de esa manera deslastrarse e independizarse de los métodos geométricos del análisis tradicional y hacerlos descansar en los aritméticos, pero siempre, como ya se dijo, bajo la concepción continua de los procesos analíticos. Entre los matemáticos más importantes del mencionado movimiento destacan Bolzano (1781-1848), Cauchy (1789-1857), Weiertrass (1815-1897) y muy particularmente Dedekind (18311916) y Cantor (1845-1918), los cuales le dan culminación. De esta manera, en 1872 Dedekind, usando cortaduras, y Cantor, con sucesiones de Cauchy, publicaron por separado sus construcciones de los números reales, estableciendo así los fundamentos del Análisis Real moderno y eliminando la noción original y uso de los infinitesimales, por lo menos hasta 1961. En efecto, en 1961 Abraham Robinson (1918-1974) realiza la construcción del cuerpo de los números hiperreales ℝ*, los cuales no sólo incluyen los infinitesimales clásicos de Leibnitz sino también los infinitos y una nueva variedad de tipos numéricos surgidos de la combinación de los anteriores y por construcción teórica, logrando re-establecer así, de acuerdo a Takeuchy (1998), “… de forma legítima el antiguo cálculo infinitesimal de Leibnitz y abriendo, por otra parte, una imprescindible reinterpretación de la matemática clásica y la posibilidad de esclarecer los problemas no resueltos por la misma.” (pg. 8). Uno de tales problemas, por cierto, es el relacionado con la continuidad de los números reales, muy a pesar de ser considerado un asunto resuelto. La continuidad numérica: ¿un caso cerrado? Generalmente se ha pensado que el problema de la continuidad de los números reales es un caso resuelto definitivamente, debido principalmente a las construcciones de Dedekind y Cantor, así como al muy conocido axioma de completitud, por lo que se supone que discutir o reabrir la controversia es un asunto fútil y sin sentido. Sin embargo, se hace muy pertinente reabrir dicha controversia y en ese sentido. a manera de ejemplo se pueden mostrar las ideas o visiones de continuidad de ℝ. Dedekind (1831-1916), uno de los principales artífices de la idea de continuidad de los números reales, de H. Weyl 1955) y del famoso intuicionista L. Brouwer (1881-1966). (1885- Las ideas y concepciones de continuidad de Weyl y Brouwer son diametralmente opuestas a las de Dedekind, constituyendo estas sólo una pequeña pero representativa muestra de las posiciones e ideas disidentes respecto a la continuidad numérica, lo cual constituye una motivación más para reabrir la histórica controversia continuidad-discontinuidad, solo que ahora, adicionalmente, se cuentan con nuevos adelantos teóricos y elementos de juicio surgidos no sólo desde el ámbito de la investigación en matemática, sino también de la física, por lo que es muy factible darle un nuevo giro a la discusión. A continuación se muestran algunos bosquejos de las ideas de estos matemáticos: R. Dedekind (1927): 1.- Continuidad: “…, completud, ausencia de 2.- El discontinuo se puede hacer lagunas…” continuo “…rellenando…sus huecos…mediante la creación de nuevos individuos puntuales…” 3.- “Encuentro la esencia de la continuidad en el siguiente principio: Si se reparten todos los puntos de la recta en dos clases, tales que cada punto de la primera clase está situado a la izquierda de cada punto de la segunda clase, entonces existe un único punto que determina esta partición de todos los puntos en dos clases, este corta a la recta en dos partes.” (pgs. 6-7) En Bell (2000), se recogen las siguientes ideas de Brouwer y Weyl sobre el continuo: L. Brouwer: 1.-El continuo “no se disuelve en un conjunto de números reales como entidades terminadas.” 2.- El continuo “no es la unión de dos partes no vacías disjuntas...” (pg. 9) H. Weyl: 1.- “Una auténtica continuidad no se puede dividir en fragmentos separados.” 2.- Un continuo “…desafía ser cortado en partes con un hacha.” (pg. 9) Lo que se desprende de las ideas de Weyl y Brouwer es que la auténtica continuidad no se puede definir en términos de conceptos u objetos discretos, tales como los números reales, por cuanto se estaría tergiversando o desvirtuando la esencia ontológica de la auténtica continuidad, en particular de la continuidad geométrica. Actuar de esa manera, según este autor, conduciría inevitablemente a error y falsas conclusiones. Sin embargo, a pesar de lo acertado de sus apreciaciones, sus ideas no tuvieron mucha repercusión en la mayoría de los matemáticos de la época. En efecto, se dice que la historia la escriben los victoriosos, y en ese sentido es lógico pensar que las ideas de continuidad de Weyl y Brouwer, así como su discrepancia teórica con Dedekind no prosperaran en un ambiente donde la mayoría de los matemáticos, dada el prestigio y efervescencia de la matemática alemana, se avocaran por las ideas de este último. Sin embargo, con el advenimiento de los números hiperreales y sus herramientas teóricas y metodológicas subyacentes, se han empezado a entrever algunas fisuras y debilidades ocultas en la construcción teórica de los números reales y su supuesta continuidad, lo cual abre nuevas perspectivas de investigación en ese campo y la fuerte posibilidad de reivindicar las ideas de Weyl y Brouwer. La continuidad: ¿norma o excepción de los fenómenos del Universo? La creencia en la continuidad de los fenómenos del Universo, tales como la continuidad del tiempo y el espacio es muy conocida desde la época de los filósofos griegos presocráticos. Es precisamente la creencia en esa continuidad la que sirvió de base e inspiración a la fundamentación geométrica del análisis diferencial e integral por parte de Newton y Leibnitz. Así, Newton expresaba poéticamente su concepción del tiempo como: “El tiempo absoluto, verdadero y matemático, el de sí mismo y por su propia naturaleza, fluye uniformemente sin ser afectado por nada externo.” Sin embargo, a pesar de la innegable belleza de esta expresión poética, el tiempo dista mucho de ser continuo y absoluto. En efecto, primero con los descubrimientos de Einstein mediante la Teoría de la Relatividad Especial y General, y luego con los adelantos en física cuántica, se implantó un nuevo paradigma en la física en contraposición al clásico newtoniano, lo cual trajo como consecuencia un inevitable y drástico cambio en la visión y concepción tradicional en un tiempo, una materia y un espacio continuos y uniformes, lo cual repercutió no sólo en la estructura misma de la ciencia física, sino en las demás ciencias y disciplinas y muy particularmente en la filosofía., debiendo reestructurar, y en muchos casos modificar algunos de sus supuestos teóricos más emblemáticos. Sin embargo, existe una teoría en matemática que curiosamente no se ha sometido a revisión en función de los cambios paradigmáticos ocurridos en el siglo XX, y esta es la referida al análisis real continuo, porque si la discontinuidad es la norma y no la excepción de los fenómenos del Universo, ¿por qué seguir aferrados a lo contrario? De todo lo anterior se infiere la necesidad de revisar los fundamentos de las teorías matemáticas que se originaron a partir de la concepción continua de los fenómenos del Universo, tal como el cálculo diferencial e integral newtoniano del siglo XVII y el análisis real continuo conjuntista de finales del siglo XIX y principios del XX, a fin de realizar los ajustes y correcciones a que haya lugar a fin de adecuar dichas herramientas a la luz de los nuevos descubrimientos y adelantos científicos. Esto permitiría desembocar en el desarrollo de un cálculo discontinuo y un análisis real discontinuo, los cuales modelarían más consistentemente los procesos naturales discontinuos bajo estudio, En el presente trabajo se pretende dar inicio a ese proceso mediante la introducción de un paradigma discontinuo de análisis real. Paradigmas y matemática Thomas Kuhn (1922-1996), en su obra “La estructura de las Revoluciones Científicas” (1971) define el término paradigma como: “…realizaciones científicas universalmente reconocidas que, durante un cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad científica.” (pg. 12) La tesis principal de Kunh en la mencionada obra es que el progreso científico no se realiza en forma continua, armoniosa y acumulativa, sino que eventualmente ocurren revoluciones científicas que provocan rupturas entre el modelo en uso o ciencia normal y el emergente, siendo el ejemplo más emblemático de la misma el relativo a la física clásica o newtoniana y a la teoría de la relatividad de Einstein. Si bien los campos disciplinares sobre los cuales Kunh centra su teoría lo constituyen las ciencias físicas y la química, sus planteamientos, con algunas ligeras observaciones, se pueden aplicar en el campo de las matemáticas, y en ese sentido se pueden considerar a manera de ejemplos en esa área los casos cuando se introdujeron los números irracionales y la geometría no euclideana, las cuales se caracterizaron por ser revoluciones del tipo de reconceptualización, por cuanto mediante las mismas se introdujo una visión radicalmente nueva en relación al conocimiento matemático previo o preexistente. Otro tipo de revolución en matemáticas podría abarcar descubrimientos donde la percepción del conocimiento previo sigue siendo el mismo, sin embargo la metodología y técnicas procedimentales reemplazan en gran medida las formas anteriores de hacer matemáticas. Ejemplos de estos casos lo constituyen el realizado por Descartes mediante el desarrollo de la geometría analítica y por Newton y Leibnitz por la creación del cálculo, y muy particularmente el referido al ya mencionado proceso de aritmetización del análisis, el cual derivó en el modelo continuo de los números reales y el análisis real moderno, el cual ya presenta signos de desgaste y debilitamiento. Finalmente, para que un descubrimiento particular desemboque en una revolución científica y se constituya en un paradigma, debe ser ampliamente aceptado por la comunidad científica, siendo este un proceso que por lo común toma un cierto lapso de tiempo, dependiendo del grado de difusión y aceptación por parte de las autoridades en la materia, así como del nivel de respuesta y soluciones que el nuevo corpus teórico aporta a problemas que el paradigma clásico no puede responder o resolver. CAPÍTULO I DEFINICIONES Y RESULTADOS GENERALES “Hay buenas razones para creer que el análisis no-estándar, en una versión o en otra, será el análisis del futuro.” Kurt Godel (1906-1978) En este capítulo enunciaremos algunas definiciones y resultados directamente relacionados con el tema central del presente trabajo. 1.1.- LOS NÚMEROS REALES Generalidades: Definición 1.1.- Sea S un conjunto de números reales. Si existe un número real b tal que x ≤ b para todo x de S, diremos que b es una cota superior de S y que S está acotado superiormente por b. Si una cota superior b es, además, un elemento de S, b se denomina último elemento o elemento máximo de S, el cual se denota como b = máx S. Las definiciones de los términos cota inferior, acotado inferiormente, primer elemento (o elemento mínimo) se pueden definir de forma análoga. Definición 1.2.- Sea S un conjunto de números reales acotado superiormente. Un número real b se denomina extremo superior o supremo de S, si verifica las dos propiedades siguientes: a) b es una cota superior de S. b) Ningún número menor que b es cota superior de S. En este caso se dice que b = sup S. Axioma 1.1- (Axioma de Completitud).- Todo conjunto no vacío S de números reales que esté acotado superiormente admite supremo, es decir, existe un número real b tal que b = sup S. Teorema 1.1- (Propiedad de la aproximación).- Sea S un conjunto no vacío de números reales con un supremo que se designa por b = sup S. Entonces, para cada a < b, existe un x de S tal que a < x ≤ b. Definición 1.3.- Un δ entorno de un punto a de ℝ es el conjunto de todos los puntos x de ℝ tales que |x - a | ≤ δ, donde δ es cualquier número positivo dado. Un δ entorno reducido de a es el conjunto de todos los puntos de x tales que 0< |x - a | < δ, esto es, donde a mismo es excluido. Se observa que el concepto de δ entorno de a coincide con el correspondiente al del intervalo abierto (a- δ, a + δ). Definición 1.4.- Sea S un subconjunto de números reales y x un número real, entonces x se llama punto de acumulación de S si cada δ – entorno de x contiene por lo menos un punto de S distinto de x. Definición 1.5.- (Cortaduras de Dedekind) Una cortadura (número real) es un conjunto α, de números racionales, con las cuatro siguientes propiedades: 1.- Si x está en α e y es un número racional con y < x, entonces y también está en α. 2- α ≠ Ø. 3.- α ≠ ℚ, siendo ℚ el conjunto de los números racionales. 4.- No existe ningún elemento máximo en α: Dicho de otro modo, si x está en α, entonces existe algún y en α tal que y > x. Completitud de los números reales: Definición 1.6.- Una sucesión X = {xn} de números reales es una sucesión de Cauchy si para todo ε > 0, existe un número natural k (ε) tal que para todo m y n, números naturales, los términos xn y xm satisfacen | xn - xm | < ε. Teorema 1.3.- Una sucesión de números reales es convergente si y sólo si es una sucesión de Cauchy (ℝ es completo). Teorema 1.4.- Sea F un cuerpo completo, entonces F es isomorfo a los números reales. 1.2.- LOS NÚMEROS HIPERREALES Un número hiperreal α básicamente es una clase de equivalencia de las sucesiones de números reales “casi iguales” o “iguales para casi todo n”, según se muestra a continuación. Definición 1.7.- Sea S subconjunto de los números naturales ℕ, entonces el conjunto F = {S: ℕ-S es finito}, Se llama el filtro de Fréchet. El filtro de Fréchet es un conjunto de subconjuntos de números naturales cuyo complemento con respecto a ℕ es finito y además ℕ pertenece a F (es claro que el conjunto ø no está en F). Definición 1.8.- Se dice que un filtro *F en ℕ es un ultrafiltro de Fréchet si: a) ℕ es subconjunto de *F. b) Dado A subconjunto de N se cumple que A pertenece a *F o ℕ-A pertenece a *F. El ultrafiltro de Fréchet es un filtro maximal cuya propiedad fundamental es contener a todo subconjunto A de ℕ o a su complemento ℕ-A, pero no ambos. Definición 1.9.- Sea ℝ el conjunto de los números reales y sea T = {(an): an en ℝ, n en ℕ}, el conjunto de todas las sucesiones de números reales. Se dice que dos sucesiones (an) y (bn) en T son “casi iguales” o equivalentes, (an)≡(bn), si el conjunto {n en ℕ/ an = bn} pertenece al ultrafiltro de Fréchet *F. Observaciones: 1.- Las frases “casi iguales”, “casi siempre” o “para casi todo n”, significan lo mismo en este contexto. 2.- La relación “≡” es de equivalencia (reflexiva, simétrica y transitiva). A continuación se define el conjunto de los números hiperreales ℝ*. Definición 1.10.- El número hiperreal α = [(an)], se define como α = [(an)] = {(bn) en T/ (an) y (bn) son casi iguales} = {(bn) en T/ (an) ≡ (bn)}. De este modo el conjunto de los números hiperreales ℝ* se define como: ℝ* = T/≡, el conjunto de todas las clases de equivalencia inducidas por la relación “≡”. Observación 1.1.- Sea r en ℝ, entonces r = [(r)] = [(r, r, r…, r,…)], es el número hiperreal r generado por la sucesión constante (r). De esta manera, r es a su vez un número real e hiperreal y así se deduce que ℝ es un subconjunto de ℝ*. En particular, 1 = [(1, 1, 1…)] y 0 = [(0, 0, 0…)]. Las operaciones de adición, multiplicación, división y relación de orden se definen a continuación. Definición 1.11.- Sean [(an)] y [(bn)] en ℝ*, entonces: a) [(an)] ± [(an)] = [(an ± bn)]. b) [(an)] . [(bn)] = [(an . bn)]. c) [(an)] / [(bn)] = [an/bn)], bn ≠ 0, para todo n. d) [(an)] < [(bn)] si y sólo se el conjunto {n en ℕ / an < bn } pertenece a *F. Estas operaciones y la relación < están bien definidas y con la incorporación de las mismas ℝ* asume el estatus de campo totalmente ordenado. Definición 1.12.- Para todo α = [(an)] en ℝ*, se define el valor absoluto de α como: | α | = | [(an)] | = [( | an |)], Una de las principales consecuencias de la construcción de ℝ* es la obtención de los números infinitesimales e infinitos. Definición 1.13.- Sea α en ℝ*, entonces α es un número infinitesimal si y sólo si | α | < k, para todo real positivo k. Observaciones: a) Sea α = [(1/n)] = [(1, ½, 1/3…, 1/n…)], entonces α es un número infinitesimal. En efecto, sea k un número real positivo, entonces por el principio de Arquímedes existe un número natural n tal que 1/n < k. Así 1/n < k para casi todo n natural, por lo tanto α = [(1/n)] < k, para todo real positivo k y por ende α es un número infinitesimal. b) El 0 es el único infinitesimal real. Definición 1.14.- Sea ω en ℝ*, entonces ω es un número infinito si y sólo si | ω | > k, para todo número real k. Un ejemplo de número infinito es ω = [(n)] = [(1, 2, 3, 4…n…)]. Observación 1.2.- Si α es un infinitesimal entonces sea k un número real positivo, entonces α < es un infinito. En efecto, y de allí se tiene que > k, por lo tanto es un infinito. Definición 1.15.- Sean x, y en ℝ*, se dice que x es infinitamente próximo a y, x≈ y, si y sólo si x – y es infinitesimal. Observación 1.3.- Las operaciones +, -, x y la relación de orden < son compatibles con la relación “≈”. Definición 1.16.- Sea α en ℝ*, se define la mónada de α, μ (α) como: μ (α) = {x en ℝ*/ x ≈ α }. Observación 1.4.- La mónada de un número α está formada por todos los números infinitamente próximos a α. En particular, μ (0) = {x en ℝ* / x ≈ 0} es el conjunto de los números infinitesimales. Definición 1.17.- (Conjunto superdenso) Sea X un conjunto totalmente ordenado, se dice que X es superdenso si dados A, B dos subconjuntos numerables de X, no simultáneamente vacíos, con A < B, existe siempre c en X tal que A < {c} < B. Teorema 1.5.- El cuerpo ℝ* de los números hiperreales es un conjunto superdenso. Propiedades de los conjuntos superdensos: 1.- Un conjunto superdenso es denso. 2.- Si X es superdenso, entonces X no es numerable. 3.- Un conjunto superdenso no posee ni máximo ni mínimo elemento. 4.- Sea X un conjunto superdenso y S un subconjunto numerable de X; entonces S no tiene supremo (ínfimo) diferente al máximo (mínimo, respectivamente). 5.- Si X es un conjunto superdenso, entonces toda sucesión de elementos de X es acotada. 6.- Un conjunto superdenso no es completo. Corolario 1.1.- El conjunto de los números hiperreales ℝ* no es completo. Observación 1.5.- El corolario 1.1 se desprende del teorema 1.5 y de la propiedad 6 de los conjuntos superdensos. Significa también que la recta hiperreal L* es discontinua, lo cual tendrá importantes consecuencias en lo que atañe a las anomalías del paradigma clásico de continuidad de ℝ. CAPÍTULO II ANOMALÍAS DE LA TEORÍA CLÁSICA “El análisis está edificado sobre arena” “Cada célula de este poderoso organismo (por así decirlo) está permeado por la contradicción” H. Weyl (1885-1955) Thomas Kunh (1971), define las revoluciones científicas como “La transición de un paradigma en crisis a otro nuevo del que pueda surgir una nueva tradición de ciencia normal.” (pg.139). Las situaciones que sirven de escenario y condicionan el advenimiento de las revoluciones científicas se dan cuando la ciencia normal intenta adecuar la teoría a los hechos, pero se suscitan ciertas discrepancias o inconsistencias que la teoría vigente no puede explicar. En este sentido, si esas discrepancias no son resueltas se convierten en anomalías, y si éstas se acumulan se produce una crisis que conlleva la caída del antiguo paradigma, y el surgimiento de una revolución científica en la que el antiguo paradigma es reemplazado por uno nuevo incompatible con el anterior, o como ocurre en el caso particular de las matemáticas, pueden coexistir como universos teóricos y metodológicos alternativos sin que haya reemplazo de uno por otro. En lo que atañe a la matemática, específicamente a la teoría clásica de continuidad de los números reales, ésta evidencia ciertas anomalías, las cuales no pueden ser explicadas en el seno mismo de dicha teoría, haciéndose imperativa entonces la apertura de un paradigma emergente dentro del cual las mismas tengan explicación o solución, ya en forma total o parcialmente. Estas anomalías son: 1.- La equipotencia de la recta geométrica con la numérica. 2.- La coexistencia de la densidad numérica con la continuidad. 3.- Las discontinuidades de la recta hiperreal *L vs la “continuidad” de la recta real L. 4.- La existencia de subconjuntos de números reales distintos de los intervalos abiertos y/o (no caen en la categoría de conjuntos “continuos”), que a pesar de cumplir con las definiciones de límite, continuidad y derivada, no son admitidos en la teoría. 5.- La equivalencia entre continuidad y completitud. Veamos a continuación en qué consisten tales anomalías. 1.- La equipotencia de la recta geométrica con la numérica. La recta geométrica suele definirse como: “CONJUNTO DE PUNTOS QUE SE DISPONEN DE MANERA SUCESIVA Y CONTINUA, ES DECIR SIN INTERRUPCIONES” O equivalentemente como: “SERIE DE PUNTOS CONTINUOS Y UNIDOS ENTRE SI, DONDE TERMINA UNO EMPIEZA OTRO.” Por otra parte, la recta numérica real es obviamente la recta conformada por los números reales y también es bien sabido que gracias a los recursos aportados por la geometría analítica, es posible describir figuras geométricas mediante ecuaciones algebraicas (numéricas). Ahora bien, ¿son realmente equipotentes la recta geométrica y la numérica? Richard Dedekind, en su obra “Continuidad y números irracionales” (1927), expresa: “Encuentro la esencia de la continuidad en el siguiente principio: “Si se reparten todos los puntos de la recta en dos clases, tales que cada punto de la primera clase está situado a la izquierda de cada punto de la segunda clase, entonces existe un único punto que determina esta partición de todos los puntos en dos clases, este corta a la recta en dos partes.” (pg. 7). Si bien la apreciación de Dedekind se ajusta a la realidad en lo que concierne a la recta geométrica, esto no es cierto en el caso de la recta numérica real, y es el hecho de aplicar ese principio de continuidad a ambas rectas lo que ha llevado a la errónea conclusión de que la recta geométrica y numérica real son equipotentes. En efecto, recurramos a la siguiente situación: Sea “a” un punto de la recta geométrica y hagámoslo coincidir con el número 1 de la recta geométrica. Tomemos a continuación un punto “b” de la recta geométrica situado a la derecha y separado de “a”, y sea k>0 la medida del segmento ab, entonces es claro que el número x=k en la recta numérica corresponde al punto “b” de la geométrica. Llevemos la situación anterior a un caso extremo, y fijando al punto “a” de la recta geométrica, movamos al punto “b” en dirección de “a” hasta situarse en el extremo final de “a”, es decir que donde termina “a” comienza “b”. Esta situación es perfectamente posible por la continuidad de la recta geométrica (ver definición anterior). Ahora bien, en la recta numérica no existe un número real que corresponda al punto “b”, en consecuencia la equipotencia entre ambas rectas no se cumple. La razón por la cual esta anomalía no se percibe, o en caso de percibirse no se le otorga importancia, es por el hecho de suscitarse en situaciones extremas como la anterior y en entornos infinitesimales que suelen no tener sentido para la teoría vigente. Esta anomalía está directamente relacionada con la siguiente. 2.- La coexistencia de la densidad numérica con la continuidad. A menudo suele confundirse densidad numérica con continuidad, pero lo que en general es pasado por alto es el hecho de que la propiedad de densidad de los números reales constituye un impedimento o freno a la continuidad numérica. Se trata de una situación que pasaba totalmente desapercibida hasta el advenimiento de los números hiperreales, impulsados por Abraham Robinson en los años setenta, pues dicha situación ocurre precisamente en entornos infinitesimales mayores a cero, como veremos a continuación. Como es sabido, ℚ e I (conjuntos de los números racionales e irracionales respectivamente) son conjuntos discontinuos, es decir cada número de ℚ e I está aislado o separado de todos los demás por una cierta “abertura” o “hueco”, como se expresa a continuación: Discontinuidad de ℚ.- Dado a en ℚ, entonces para cualquier b en ℚ, b ≠ a, |a – b | > 0. Discontinuidad de I.- Dado a en I, entonces para cualquier b en I, b ≠ a, |a – b | > 0. Dedekind (1927) suponía que para llenar los huecos de un conjunto numérico, era suficiente con agregarle más objetos a dicho conjunto, dado que el discontinuo se puede hacer continuo “…rellenando…sus huecos…mediante la creación de nuevos individuos puntuales…” (pg.6). En ese sentido, Dedekind procede a unir ℚ e I para formar un conjunto más grande, los números reales, con el fin de que los huecos de ℚ sean llenados por los elementos de I y viceversa. Sin embargo, al realizar la unión de ℚ e I con la finalidad de hacer desaparecer los huecos de ambos, resulta que la propiedad de densidad de ℚ e I, heredada por ℝ, se mantiene, impidiendo infinitesimalmente, el llenado de los huecos. Densidad de ℝ.- Dado a en ℝ, entonces para cualquier b en ℝ, b ≠ a, |a – b | > 0. Se observa que el elemento a de ℝ, se encuentra separado de todos los demás, pues siempre que b sea distinto de a, por la propiedad de densidad, |a – b | > 0 Nuevamente se recalca el hecho de que, al igual que la primera anomalía, esta situación ocurre en entornos infinitesimales y por tal razón hasta ahora se le ha restado la debida importancia, aunado al hecho de no encontrarse explicación ni solución en la teoría clásica, o encontrarse enmascarado por su corpus teórico. 3.- Las discontinuidades de la recta hiperreal *L vs la “continuidad” de la recta real L. Es obvio que si un cuerpo numérico H es continuo, esto es carente de huecos, entonces es completo (toda sucesión de Cauchy converge en dicho conjunto): H continuo → H completo. Entonces el contrarrecíproco nos dice que: H no completo → H discontinuo. En ese sentido, Dado que ℝ* es un conjunto superdenso, es por ende no completo (ver capítulo I) y por consiguiente discontinuo. En particular, para cada número real estándar x, la mónada de x, μ(x), está rodeada por dos discontinuidades laterales (izquierda y derecha). Así, considerando la recta hiperreal L*, se observa que la misma se encuentra totalmente fracturada o ahuecada. Ahora bien, si la recta hiperreal L* se encuentra totalmente llena de huecos, entonces la recta real L, que es subconjunto propio de L*, también lo está, solo que los huecos de L no son detectables por ser los mismos de naturaleza infinitesimal, no aceptables en la teoría clásica. 4.- La existencia de subconjuntos de números reales distintos de los intervalos abiertos y/o (no caen en la categoría de conjuntos “continuos”), que a pesar de cumplir con las definiciones de límite, continuidad y derivada, no son admitidos en la teoría. Es bien conocida la definición clásica del límite de una función f en un punto a, en términos de ε y δ: “Una función f tiende al límite l cerca de a si, para todo ε > 0 existe δ > 0 tal que, para todo x, si 0 < |x – a | < δ, entonces |f(x) – l | < ε.” Ahora bien, en ocasiones puede pasarse por alto el hecho de que la función debe estar obligatoriamente definida en un entorno de a (un intervalo abierto que contiene al punto a), de lo contrario la definición no procede, aun cuando todos los demás requisitos se cumplan. Esta exigencia viene aparentemente justificada por el hecho que, de acuerdo a la teoría clásica de continuidad de los números reales, todo intervalo abierto (o cerrado) es un subconjunto continuo de ℝ. En efecto, en la construcción de los números reales por Richard Dedekind en términos de cortaduras, se establece el hecho que los intervalos son a la recta numérica real, lo que los segmentos son a la recta geométrica, y en tal sentido si ambas rectas son equipotentes, entonces los intervalos son el equivalente continuo obvio de los segmentos lineales. Así, los intervalos se convirtieron en el prototipo de conjunto continuo y de uso obligado en el sistema de los números reales, y por tanto cualquier conjunto distinto a estos, aun cuando cumpliese a cabalidad el requisito de aproximación, quedó descartado de la definición de límite. Ilustremos lo anterior mediante el siguiente ejemplo: Supongamos que una función f tiene límite l en las cercanías de un punto a del entorno (h, k), entonces se observa que las exigencias de acercamiento también lo cumplen los conjuntos T = ℚ ∩ (h, k) y P = I ∩ (h, k), sin embargo la teoría clásica no los admite en la definición. Otro hecho semejante se observa en la definición de continuidad de una función f en un punto a: Una función f es continua en un punto a, si: Nuevamente, a pesar de que la definición procede para los conjuntos T y P descritos anteriormente, éstos no son admitidos simplemente por no ser intervalos abiertos. Finalmente, lo mismo puede afirmarse para la definición de derivada de una función en un punto a. En efecto, en el paradigma clásico una condición necesaria para que una función f tenga derivada en un punto x=c, es que la misma sea continua en dicho punto. La razón histórica de este hecho es, como se vio en la introducción, la creencia generalizada tanto de Newton y Leibnitz, así como los pensadores de la época, tenía sobre la continuidad del tiempo, el espacio, la materia, la energía y por ende el desplazamiento y velocidad de los cuerpos físicos. Creencia muy común hasta el siglo XX, pero que actualmente ya se encuentra en franco abandono como resultado de los descubrimientos en teoría de la relatividad y física cuántica. Esto trajo como consecuencia que la derivada o la expresión del movimiento instantáneo de un móvil en punto, debía obligatoriamente realizarse en entornos geométricos y luego como consecuencia de esto en entornos numéricos “continuos” (Aritmetización del análisis). Así, la teoría clásica no concibe ni acepta el concepto de movimiento instantáneo discreto o por saltos (cuánticos), cosa muy común en los fenómenos de la Naturaleza y el Universo. La situación descrita en los casos anteriores pone en evidencia una gran debilidad en la teoría clásica de límites, continuidad y derivadas de funciones, motivada principalmente por la imperiosa necesidad de cumplir con la exigencia de “continuidad” de la teoría clásica, sacando de la misma una enorme variedad de conjuntos importantes e interesantes (por ejemplo el conjunto de Cantor, los conjuntos fractálicos, entre otros) que sin duda ampliarían y enriquecerían los horizontes del análisis matemático en todos los sentidos. Una razón más que evidencia la necesidad del surgimiento de un paradigma emergente, alternativo al de continuidad de los números reales, donde tengan cabida todos los exiliados de la teoría estándar. 5.- La equivalencia entre continuidad y completitud. Puede ser considerada como una anomalía “tardía” o “a posteriori”, por cuanto la misma no se puede detectar, como se mostrará en el capítulo IV, sino después de la implementación del paradigma discontinuo. En efecto, en el paradigma clásico de continuidad los conceptos de continuidad y completitud se consideran en la práctica términos equivalentes e intercambiables, es decir, continuidad ↔ completitud. Tal error es imposible de apreciar dentro del paradigma continuo, por lo que el mismo no se puede detectar sino fuera de su contexto. En ese sentido, es importante recalcar la diferencia entre lo que es evidente desde el punto de vista lógico y ontológico y lo que es aceptado y supuestamente válido dentro de un contexto teórico de referencia, pues: 1.- Es claro que continuidad implica completitud, continuidad → completitud, pues en un conjunto continuo o sin huecos, toda sucesión de Cauchy debe forzosamente converger, pues no hay aberturas donde la sucesión pueda diverger. 2.- Por otra parte, el recíproco no es tan evidente, pues no es necesariamente cierto que la completitud (convergencia de toda sucesión de Cauchy) implique continuidad (¿completitud → continuidad?), a menos que se adopten ciertos mecanismos conceptuales y teóricos, como en el caso que nos ocupa, que pudiesen enmascarar el hecho y hacer creer que dicha implicación es procedente, pues eso es lo que el sistema conceptual, constructivo y teórico de los números reales estándar pretendieron instaurar, siendo esa razón por la cual la falsedad de esa apreciación no puede percibirse dentro del paradigma clásico sino fuera de él. La detección de esta anomalía es uno de los resultados más relevantes del presente trabajo, y surge en el desarrollo del mismo, encontrando su culminación en los resultados presentados en el capítulo IV. Para concluir, hay que destacar que: 1.- La revisión periódica de los objetos y teorías matemáticas, a la luz de los nuevos avances y desarrollos teóricos, permite cambiar, ampliar o reconstruir la visión de los mismos, ya que a través del conocimiento de las circunstancias históricas que les dieron origen, se tienen los medios para añadir a estos, elementos de la teoría actual que amplíen su marco de validez. 2.- Las anomalías presentadas en este apartado sólo podrán ser resueltas en un nuevo paradigma, el cual no necesariamente podría ser único, sin embargo en la medida en que este aporte respuestas, explicación y solución a los problemas planteados, en esa misma medida demostrará su pertinencia y utilidad. CAPÍTULO III EL AXIOMA DE DISCONTINUIDAD- COMPLETITUD “Hay que tomarse la molestia de inventar su propio paradigma (aun cuando fuera como alegato metafórico del establecimiento de algunos supuestos básicos). Hay que tomar algún riesgo y disponerse a inventar, a pensar con cierta audacia.” Rigoberto Lanz (1945 -2013) “O inventamos o erramos” Simón Rodríguez (1771-1854) En el presente capítulo se presentan las bases conceptuales y axiomáticas que fundamentan el paradigma de completitud y discontinuidad de los números reales, y en ese sentido se establecen las definiciones alternativas de cota superior e inferior en sentido estricto, para desembocar finalmente en el Axioma de Completitud-Discontinuidad, el cual se constituye en la columna vertebral del mencionado paradigma. Hay que hacer notar que las razones del uso de los términos discontinuidad y completitud tienen que ver con el hecho de que ambas situaciones se dan simultáneamente en este nuevo contexto, poniendo en entredicho la creencia generalizada del paradigma clásico, el cual establece que la continuidad y completitud son conceptos equivalentes e intercambiables. A continuación se introduce una definición que restringe la posibilidad de que las cotas superiores (inferiores) pertenezcan al conjunto de referencia S, marcando así distancia con el paradigma estándar clásico: Definición 2.1 (Cota superior e inferior estricta) Sea S un conjunto de números reales. Si existe un número real b tal que x<b para todo x de S, diremos que b es una cota superior de S y que S está acotado superiormente (en sentido estricto) por b. Por otra parte, si existe un número real a tal que a<x para todo x de S, se dice que a es una cota inferior de S y que S está acotado inferiormente (en sentido estricto) por a. La exigencia x<b (o a<x), para todo x de S, impide que alguna cota superior o inferior pertenezca al conjunto S, y en ese sentido el máximo o el mínimo de S, en caso de existir, no son consideradas cotas superiores o inferiores, por lo que no podrán coincidir con el supremo o el ínfimo de S, como ocurre en el caso clásico. La consecuencia más trascendente de la definición anterior es que, en este nuevo escenario, van a existir conjuntos acotados superior o inferiormente que van a carecer de supremo o ínfimo, por lo que tales conjuntos estarán aislados o separados de su entorno numérico más inmediato. Esto indica que ℝ en este contexto es un cuerpo discontinuo. Veamos los siguientes ejemplos: 1.- Sea S = (0, 1]. En este caso, máx (S) = 1, sin embargo x=1 no puede ser cota superior de S pues x=1 pertenece a S. Así, a pesar de que S está acotado superiormente, S no tiene supremo, por lo que dicho conjunto se encuentra aislado de su entorno numérico derecho más inmediato. Por otra parte, S también está acotado inferiormente, y en este caso tiene ínfimo: ínf (S) = 0. Se observa también que S no tiene mínimo elemento. 2.- Sea S = (0. 1). Aquí S no tiene máximo ni mínimo elemento, se encuentra acotado superior e inferiormente y sup (S) = 1 e ínf(S) = 0. 3.- Sea S = {1}. En este caso se observa que S se encuentra acotado superior e inferiormente, no obstante carece de supremo e ínfimo. Por otra parte parte, máx (S) = mín (S) = 1. Aquí el conjunto S se encuentra aislado totalmente de su entorno numérico. Nota: El ejemplo 3, puede generalizarse para todo número real x mediante S = {x}, lo que permite inferir que en este nuevo contexto todo número real se encuentra aislado de su entorno numérico más inmediato, estableciendo así la discontinuidad para todo ℝ. A continuación se presentan algunos resultados básicos relacionados con el supremo y el máximo, que se cumplen análogamente para el ínfimo y el mínimo. Proposición 2.1 (Propiedad de la aproximación del supremo) Sea S un conjunto no vacío de números reales con supremo sup (S) = b. Entonces, para cada a<b, existe un x de S tal que a<x<b. Demostración: Ante todo x<b para todo x de S. Si fuese x<a para todo x de S, entonces a sería una cota superior para S menor que el supremo que es la cota superior mínima. Por lo tanto, x>a para un x de S, por lo menos. Proposición 2.2 Sea S un conjunto acotado superiormente. Si S tiene máximo elemento, entonces S no tiene supremo. Demostración: Sea máx (S) = a y supongamos que existe b = sup (S). Como sup (S) = b es una cota superior, b>x para todo x en S, en particular b>a = máx(S). Ahora bien, por la propiedad de la aproximación, existe x en S tal que a = máx(S) <x<b, lo cual es una contradicción. Esto termina la prueba. Utilizando el contrarrecíproco de la proposición 2.2 se obtienen los siguientes corolarios: Corolario 2.1.- Sea S un conjunto acotado superiormente. Si S tiene supremo, entonces no tiene máximo elemento. Corolario 2.2.- Sea S un subconjunto finito de ℝ, entonces S no tiene supremo ni ínfimo. Demostración: Como S es finito, entonces tiene máximo y mínimo elemento, en consecuencia por la proposición 2.2, S no tiene ni supremo ni ínfimo. Una consecuencia inmediata del corolario 2.2, es que los conjuntos puntuales S= {x} de ℝ, con x en ℝ, no tienen ni supremo ni ínfimo, lo cual establece a los números reales como cuerpo ordenado discontinuo. En el capítulo siguiente se mostrará que inclusive en este nuevo contexto de discontinuidad, ℝ es también completo, lo cual justifica el nombre del axioma con que finaliza el presente apartado: EL AXIOMA DE DISCONTINUIDAD-COMPLETITUD “Todo conjunto no vacío S de números reales, acotado superiormente tiene supremo o máximo.” Hay que señalar que el “o” del axioma es excluyente en el sentido de que la existencia del supremo y el máximo no se pueden dar simultáneamente, debido a que en este escenario son conceptos distintos. Esto como se señaló al principio, es lo que diferencia fundamentalmente el enfoque emergente del clásico de continuidad, y que a pesar de su gran simplicidad deriva sin embargo en trascendentales consecuencias, como se demostrará en los capítulos siguientes. CAPÍTULO IV LOS NÚMEROS REALES COMO CUERPO ORDENADO, DISCONTINUO Y COMPLETO “El destino de las nuevas verdades es comenzar como herejía.” Thomas Huxley (1825-1895) En este apartado se establece el cuerpo de los números reales como un cuerpo ordenado, discontinuo y completo en el marco del paradigma emergente de discontinuidad, cuyo sustento conceptual se encuentra en la definición restringida de cota superior y en el Axioma de Discontinuidad-Completitud. Hay que señalar que para efectos de seguir un modelo común de las demostraciones de los teoremas en el presente capítulo, se tomará como referencia el texto “Introduction to Real Analysis” de los autores Robert Bartle y Donald Shebert (2000). En ese sentido, cuando el o los teoremas no sufra ninguna modificación con respecto a la versión clásica, se remitirá al lector a la demostración correspondiente en el mencionado texto, en caso contrario la parte de la demostración que corresponda al nuevo modelo se señalará en negrita. Definición 4.1.- (Sucesión acotada) Una sucesión X = {xn} de números reales es acotada si existe un número real M>0 tal que | xn |<M para todo n en los números naturales. Observación 4.1.- La definición 3.1 es de tipo restringida, y en ese sentido difiere de la clásica al no admitir como cotas superiores los elementos que pertenecen al conjunto de referencia. Teorema 4.1. Una sucesión convergente de números reales es acotada. Demostración: Supongamos que , y sea ε = 1. Entonces existe un número natural k = k (1) tal que |xn - p | < 1 para todo n ≥ k. Aplicando la desigualdad triangular con n ≥ k se obtiene: |xn| = |xn – p + p| ≤ Sea M = {|x1|, |xn - p | + |p| < 1 + | p |. |x2|,…, |xk-1|, 1 + |p|}, el cual por ser finito tiene máximo. Sea h = máx (M), entonces se sigue que | xn | ≤ h para todo n natural, en particular | xn | < h + 1 para todo n natural. Por lo tanto { xn } es acotada. Teorema 4.2.- (Convergencia Monótona) Una sucesión monótona de números reales es convergente si y sólo si está acotada. Además: a) Si X = { xn } es una sucesión acotada y creciente, entonces b) Si Y = { yn } es una sucesión acotada decreciente, entonces Demostración: Ya se visto por el teorema 4.1 que toda sucesión convergente debe ser acotada. Recíprocamente sea X una sucesión monótona y acotada, entonces X es creciente o decreciente. a) Tratemos primero el caso donde X = {xn} es una sucesión acotada creciente. Como X es acotada, existe un número real M tal que xn < M para todo n natural. De acuerdo al Axioma de Discontinuidad-Completitud, el supremo x* = sup {xn: n natural} o el máximo X** = máx { xn: n natural } existen en ℝ; mostremos que, Supongamos primero que la sucesión X tiene supremo x*. Sea ε > 0, entonces x* - ε no es una cota superior del conjunto {xn: n natural}, y por lo tanto existe un elemento xk tal que x* - ε < xk. El hecho de que X sea una sucesión creciente implica que xk ≤ xn siempre que n ≥ k, de modo que, x* - ε < xk ≤ xn ≤ x* < x* + ε, para todo n ≥ k. Así tenemos que: | xn – x*| < ε para todo n ≥ k. Como ε > 0 es arbitrario, se concluye que X = { xn } converge a x*. Supongamos ahora que la sucesión tiene máximo x**, lo cual indica que x** pertenece a X y también que x** ≥ xn, para todo n natural. Ahora bien, como x** pertenece a X, existe un m natural tal que xm = x**; luego dado que X es una sucesión creciente se cumple que: X** = xm = xm+1 = xm+2 =… = xn =…, para todo n ≥ m. Así, para todo ε > 0, existe un m natural tal que para todo n > m, |xn – x**| = |x** - x**| = 0 < ε, Por lo que X = {xn} converge a x**. b) Si Y = { yn } es una sucesión decreciente acotada, entonces es claro que X = -Y = { - yn } es una sucesión creciente acotada. En la parte (a) se mostró que. . Ahora bien, , por lo cual se cumple que: sup{yn: n natural} = - inf{ yn: n natural} o máx{-yn: n natural} = - mín{ yn: n natural}. Por lo tanto, Teorema 4.3 (Teorema de la sub-sucesión monótona) Si X = {xn} es una sucesión de números naturales, entonces existe una subsucesión de X que es monótona. Demostración: Ver la demostración en Bartle, página 78. Teorema 4.4 (Teorema de Bolzano-Weierstrass para sucesiones) Toda sucesión acotada de números reales tiene una sub-sucesión convergente. Demostración: Ver la demostración en Bartle, págs. 78-79. Lema 4.1 Si X = { xn } es una sucesión convergente de números reales, entonces X es una sucesión de Cauchy. Demostración: Ver la demostración en Bartle, página 82. Lema 4.2 Toda sucesión de Cauchy de números reales es acotada. Demostración: Ver la demostración en Bartle, página 82. Con el teorema siguiente finaliza el presente capítulo, y en el mismo se muestra que en el marco del paradigma discontinuo emergente, del mismo modo que en el clásico de continuidad, también se cumple que toda sucesión de Cauchy de números reales es convergente: Teorema 4.4 (Criterio de convergencia de Cauchy) Una sucesión de números reales es convergente si y sólo si es una sucesión de Cauchy. Demostración: Ver la demostración en Bartle, página 82. El Teorema 4.4 muestra que el cuerpo ordenado y discontinuo de los números es completo y así una consecuencia derivada del mismo es permite determinar que los conceptos de continuidad y completitud no son equivalentes ni intercambiables como se pensaba, y en ese sentido se hace imprescindible una revisión de la teoría clásica a objeto de realizar los ajustes y correcciones pertinentes. Observación 4.2.- El hecho de que exista un cuerpo ordenado y discontinuo de números reales, que además es completo, significa por el teorema 4 del Capítulo I que este cuerpo también es una copia del cuerpo de los números reales continuo ℝ, y en ese sentido se concluye que el concepto de continuidad no es equivalente al de completitud, como lo postula erróneamente la teoría clásica. CAPÍTULO V LÍMITE, CONTIGUIDAD Y DERIVADA DE UNA FUNCIÓN EN EL PARADIGMA DE DISCONTINUIDAD-COMPLETITUD DE ℝ “La lógica te lleva del punto a al punto b, la imaginación te lleva a todas partes” A. Einstein (1879-1955) En principio, todo conjunto de números reales es discontinuo en este contexto, por ende no tiene sentido hablar de funciones continuas aquí; sin embargo eso no impide realizar un estudio análogo, pero en términos de contigüidad o acercamiento entre los huecos o discontinuidades subyacentes de un conjunto de referencia S. Esto amplía y enriquece el campo de estudio en esta área, permitiendo la introducción de una gran variedad de conjuntos que no tenían cabida en paradigma clásico, abriendo perspectivas novedosas impensables en ese modelo. Definición 5.1.- (Entorno Tipo I) Un δ entorno tipo I de un punto a de ℝ es el conjunto de todos los puntos x de R tales que |x - a | < δ, donde δ es cualquier número positivo dado. Un δ entorno reducido tipo I de a es el conjunto de todos los puntos de x tales que 0< |x - a | < δ, esto es donde a mismo es excluido. El entorno tipo I se identifica directamente con el intervalo abierto (a – δ, a + δ). Definición 5.2.- (Entorno Tipo II) Sea a un número real y B un subconjunto propio de (a – δ, a + δ), se dice que B es un entorno tipo II de a, si para todo β < δ, existe x en B tal que |x - a | < β. Como puede observarse, el entorno tipo II no es un intervalo. Los siguientes ejemplos corresponden a entornos tipo II: 1.- Sea ℚ el conjunto de los números racionales, entonces B = ℚ ∩ (a – δ, a + δ), donde a es un número real cualquiera y δ un número positivo, es un entorno tipo II de a. 2.- Sea I el conjunto de los números irracionales, entonces B = I ∩ (a – δ, a + δ), donde a es un número real cualquiera y δ un número positivo, es un entorno tipo II de a. Definición 5.3.- (Punto de acumulación tipo I) Sea S un subconjunto de números reales y x un número real, entonces x se llama punto de acumulación tipo I de S si cada δ – entorno tipo I contiene por lo menos un punto de S distinto de x. La definición 5.3 corresponde a la definición clásica de punto de acumulación. Definición 5.4.- (Punto de acumulación tipo II) Sea S un subconjunto de números reales y x un número real, entonces x se llama punto de acumulación tipo II de S si cada δ – entorno tipo II contiene por lo menos un punto de S distinto de x. Definición 5.5.- (Conjunto Contiguo Tipo I) Sea S un subconjunto de los números reales, se dice que S es un conjunto contiguo tipo I si es un intervalo o la unión de intervalos. Definición 5.6.- (Conjunto contiguo Tipo II) Sea S un subconjunto de los números reales, se dice que S es un conjunto contiguo tipo II, si todos sus puntos son de acumulación (tipo I o II) y no es contiguo tipo I. Definición 5.7.- Límite de una función en un punto x = c. Sea f una función real, se dice que f(x) = L, si para todo ε > 0 existe un δ – entorno reducido B (tipo I o II), tal que | f(x) - L | < ε siempre que 0 < | x - a | < δ, x en B ∩ Dom(f). Esta definición generaliza la correspondiente clásica, en la cual sólo se admitía el entorno reducido tipo I. Así, por ejemplo, en este nuevo contexto se puede determinar el límite de f(x) = x2 usando el entorno reducido, B = (-1, 2) ∩ ℚ y probar que: . Observe que no pertenece a B. Lo que se quiere enfatizar con esto, y de hecho es lo que ocurre, es que la función accede mediante saltos a los puntos de su dominio y análogamente, a saltos, los procesa en sus imágenes, sólo que esos saltos son de naturaleza infinitesimal. Por otra parte, otro concepto esencial que debe ser ajustado es el referido al de función continua en un punto y en un conjunto, lo cual en este contexto ya deja de tener sentido, por lo que en su lugar se adoptará uno que describa de algún modo la “densidad” de los huecos o discontinuidades de los conjuntos intervinientes. En ese sentido, el término “contiguidad” en lugar de “continuidad” será el adoptado para tal fin. Definición 5.8.- Función Contigua en un punto x = a. Sea f una función real, se dice que f es contigua en x = a, si existe un entorno B (tipo I o II) tal que f(x) = f(a). Si el entorno B es tipo I, la función se denominará función contigua tipo I, y será función contigua tipo II si B es del tipo II. La contigüidad tipo I corresponde a la continuidad en términos del paradigma clásico, y en ese sentido mediante la contigüidad tipo II se generaliza el concepto. Definición 5.9.- Función contigua en un conjunto. Sea f una función real y A un subconjunto de números reales, entonces se dice que f es contigua en A si es contigua en cada uno de sus puntos. En lo que atañe a la definición de derivada, por otra parte, la definición clásica no difiere tanto de forma sino de fondo con la emergente. En efecto, a continuación se muestra la definición de derivada: Definición 5.10.- Derivada de una función en un punto. Sea f una función real, f: S → ℝ, se dice que f es derivable en el punto x = a de S, si existe un entorno de a tal que: f (a) lim xa f ( x) f (a) xa La forma de esta definición al parecer no difiere sustancialmente de la clásica, sin embargo el entorno (tipo I o II) mencionado en la misma es un conjunto discontinuo pues no existen conjuntos continuos en este modelo, en ese sentido se requiere una reinterpretación de la derivada como manifestación de conjuntos discontinuos en lugar de conjuntos continuos, lo cual ya será objeto de futuros estudios e investigaciones. CAPÍTULO VI SOLUCIÓN A LAS ANOMALÍAS DEL PARADIGMA CLÁSICO “Cualquiera que haya intervenido seriamente en trabajos científicos, sabe que sobre la entrada a las puertas del templo de la ciencia están escritas estas palabras: debes tener fe.” MAX PLANCK (1858-1947) La pertinencia de un paradigma emergente reside en su capacidad de suministrar respuestas y soluciones a determinadas preguntas o situaciones anómalas, sobre las cuales el paradigma clásico se encuentra imposibilitado de resolver por las limitaciones inherentes a su construcción teórica y conceptual. En ese caso se dice que el paradigma oficial o clásico ha agotado su capacidad de respuesta y en consecuencia se hace necesario renovar su estructura teórica o implementar un paradigma que aporte respuestas y soluciones donde el primero no puede. En lo que atañe al paradigma emergente de discontinuidad de los números reales, se hace pues necesario a fin de demostrar su pertinencia, verificar que el mismo suministra respuestas y soluciones a las anomalías presentadas en el capítulo I, mismas que en el seno del paradigma clásico no encuentran solución. 1.- Solución a la anomalía 1 o a la “equipotencia” entre la recta geométrica y la numérica. Es evidentemente claro que en el paradigma emergente esta anomalía no existe. En efecto, esta anomalía subyacente en el paradigma clásico se resuelve automáticamente y de forma muy natural en el paradigma emergente de discontinuidad, dado que en este contexto, para cada número real x de la recta numérica existen dos huecos laterales, cosa que no ocurre en el correspondiente punto m de la recta geométrica pues esta es esencialmente continua. Así se hace evidentemente claro que existen puntos alrededor de m que no tienen correspondencia en la recta numérica alrededor de x, y en ese sentido no existe equipotencia entre las rectas geométrica y numérica. 2.- Solución a la anomalía 2 o a la coexistencia de la densidad numérica y la continuidad. Nuevamente, como en el caso anterior, esta anomalía no existe en el paradigma emergente, puesto que en este contexto los números reales son un conjunto numérico discontinuo y denso. 3.- Solución a la anomalía 3 o a las discontinuidades de la recta hiperreal *L vs la “continuidad” de la recta real L. Esta anomalía también se resuelve automáticamente al ser, en este contexto, discontinuo el conjunto de los números reales y por ende discontinua la recta numérica real L. Así, en este escenario emergente, tanto la recta real L y la hiperreal *L son discontinuas y en ese sentido desaparece la discrepancia existente en el paradigma clásico, la cual surgía de considerar L como “continua” e inmersa o contenida totalmente en *L discontinua. 4.- Solución a la anomalía 4 o a la existencia de subconjuntos numéricos distintos a los intervalos abiertos y/o cerrados, que a pesar de cumplir con las definiciones de límite, continuidad y/o derivada, no son admitidos en la teoría clásica. La solución de esta particular situación discontinuo, por el paradigma emergente se obtiene mediante la construcción teórica (ver capítulo V), permitiendo de esa manera que los conjuntos proscritos de la teoría clásica sean admitidos en este nuevo contexto, en tanto cumplan las condiciones requeridas. Esto permite generalizar y expandir el radio de acción del cálculo y el análisis matemático al incorporar una gran y rica variedad de conjuntos importantes en la nueva teoría. 5.- Solución a la anomalía 5 o a la equivalencia entre continuidad y completitud. Como se pudo ver en el Capítulo IV, esta anomalía nunca hubiese sido detectada en el contexto de la teoría clásica de números reales, por lo que bien merece el calificativo de “a posteriori” pues sólo se pudo hacer evidente y resuelta como una consecuencia de la aplicación del paradigma emergente discontinuo. Lo que significa esto es que dicha anomalía está totalmente oculta o disfrazada por la construcción teórica y conceptual del paradigma continuo. CAPÍTULO VII REFLEXIONES, PROBLEMAS ABIERTOS Y PERSPECTIVAS “En la complejidad es posible observar que dentro de la línea hay una sucesión de puntos en el espacio y que dentro de ellos hay más por descubrir.” Juan M. González V. LAS DISCONTINUIDADES DE LA RECTA REAL: ¿UN TEMA IRRELEVANTE? Se podría pensar que el tema de las discontinuidades subyacentes en la recta real (e hiperreal), al ser de naturaleza infinitesimal, carecen de relevancia y trascendencia para ser consideradas como el núcleo generatriz de futuros estudios e investigaciones, porque, ¿qué de interesante podría tener un hueco infinitesimal en el vasto universo continuo? A primera vista podría pensarse que un hueco infinitesimal no debería revestir mucho interés, ya que al ser infinitesimal o prácticamente nulo, poco es lo que podría contener en comparación con una fracción o totalidad de la recta real. Sin embargo, el siguiente resultado pondrá en evidencia que estos aparentemente simples o “insignificantes huecos” pueden engullir o contener todo el conjunto numérico real y más allá…contener al Universo en un punto. En efecto, es bien conocido en el contexto del análisis real clásico el teorema siguiente: Teorema 1: Sea el intervalo abierto S = (0,1), subconjunto de ℝ, entonces S en no numerable. Además, bajo la hipótesis del continuo S es equipotente a ℝ. El teorema anterior permite equiparar cualquier intervalo real P = (a, b) con el conjunto ℝ de los números reales, es decir P tiene tantos puntos como ℝ. Ahora bien, en el sistema ℝ* de los números hiperreales este teorema puede extenderse a cualquier tipo de intervalo, en particular a cualquier intervalo infinitesimal, así: Teorema 2: Sea el intervalo infinitesimal abierto S = (β, δ), con β y δ números infinitesimales hiperreales y β < δ, entonces bajo la hipótesis del continuo S es equipotente a ℝ*. Ahora bien, resulta que estos intervalos infinitesimales están contenidos en las discontinuidades infinitesimales de ℝ y de ℝ*. Así, si a pesar de constituir un pequeño sector de tales discontinuidades, estos intervalos infinitesimales tienen tantos puntos como ℝ e incluso tantos como el mismo ℝ*, entonces las mismas distan mucho de ser insignificantes o despreciables, y en sentido se infiere que estamos en presencia de universos numéricos inmensos e inexplorados, inmanentes en dichas discontinuidades, tanto o más interesantes y fascinantes como los ya conocidos. Como una consecuencia inmediata de lo anterior, la estructura de la recta hiperreal L*, en una primera aproximación, podría ser representada así: ----------------- Zhr ………. ---------------a---------------- ..….… --------------Zodi 1 µ(a) Zodi 2 Zhr fig. 1.- Estructura discontinua de L* Donde: 1.- µ(a) es la mónada de a, con a número real. 2.- Zodi 1 y Zodi 2 son las zonas de discontinuidad 1 y 2, respectivamente, alrededor de µ( a ). 3.- Zhr, zona numérica hiperreal. Hay que destacar que el modelo de la figura 1 no sólo se aplica para cada número real a en particular, sino para todo hiperreal, ya que las zonas de discontinuidad zodi 1 y zodi 2, también proceden para ℝ*. Por otra parte, sobre la naturaleza y características de estas discontinuidades, es un tema abierto para la investigación, siendo probable que su descripción se encuentre a medio camino entre los números infinitesimales hiperreales y nuevos infinitesimales de orden superior. LA RECTA REAL, ¿UN COMPLETO VACÍO? O ¿QUÉ MIDE REALMENTE LA INTEGRAL DEFINIDA? Del apartado anterior se infiere que las discontinuidades de los números reales no tienen nada de insignificantes, y es que por cada número real en la recta numérica existen dos discontinuidades laterales, siendo la cardinalidad de cada una de ellas igual a la de todo el conjunto ℝ. Esto lleva inevitablemente a preguntarse si la recta real, supuestamente continua según la teoría clásica, no es sino en realidad casi un completo vacío, lo cual de ser cierto afectaría sensiblemente los fundamentos de la teoría clásica de la medida y en particular a la teoría de integración. En efecto, si las discontinuidades de ℝ son equipotentes a ℝ como ya se evidenció anteriormente, es inevitable preguntarse, entonces: ¿realmente mide la integral definida lo que se supone que debe medir o simplemente está midiendo un vacío? Lo que nos lleva a otra pregunta más inquietante: ¿Ocurrió realmente la Aritmetización del Análisis según lo plantearon Cantor y Dedekind? ¿Nunca salimos de las bases geométricas del cálculo? o ¿la Aritmetización del Análisis tiene fallas de origen? HACIA UN MODELO DESCRIPTIVO EMERGENTE DE LAS DISCONTINUIDADES DE I, ℚ Y ℝ En el modelo clásico ℝ es continuo, en tanto que ℚ e I son discontinuos. Ahora bien, Dedekind (1927) suponía que continuo simplemente “…rellenando…sus un conjunto discontinuo se hacía huecos…mediante la creación de nuevos individuos puntuales…” (pg.7). Actuando bajo esa premisa, proveniente sin duda de la experiencia material o física, procedió a unir ℚ e I para formar ℝ, creyendo que los huecos de ℚ serían llenados por I y viceversa. Sin embargo, los objetos numéricos al ser de naturaleza ideal y al obedecer ciertas leyes propias, no se comportan en general como los objetos materiales o físicos. Esto, de la ingeniosa construcción teórica de ℝ continuidad a pesar que pretendió dotar artificialmente de a dicho conjunto, intentando violentar su naturaleza ontológica discontinua. En efecto, ya se ha mencionado antes que tanto ℚ como I, y por supuesto ℝ, son conjuntos densos, lo cual impide que se pueda establecer una real continuidad numérica. En ese sentido, en el modelo emergente de discontinuidad de ℝ, no sólo ℚ e I, sino también ℝ, son discontinuos, y lo que es aún más desconcertante, cabe la posibilidad de que ℝ tenga tanto o más huecos que ℚ e I, es decir que ℝ sea más discontinuo que ℚ e I. por cuanto al parecer existen huecos de ℚ e I que no desaparecen con su unión, sino que se mantienen sin modificación en ℝ. Determinar la veracidad o no de tal hipótesis es uno de los problemas abiertos del presente trabajo, lo cual significa que se debe implementar un modelo teórico emergente para la descripción y caracterización de las discontinuidades numéricas, probablemente utilizando lógica paraconsistente y teoría de conjuntos difusos, así como las herramientas teóricas y metodológicas suministradas por análisis no estándar, lo que a su vez, dependiendo de los resultados obtenidos, podría llevar a la creación de nuevas ramas de las matemáticas tales como el cálculo diferencial e integral discontinuo, ecuaciones diferenciales discontinuas, entre otras. CONTINUIDAD, COMPLETITUD Y CONJUNTOS SUPERDENSOS Las inquietudes y observaciones del apartado anterior pueden verse reforzadas cuando analizamos una característica de suma importancia de los conjuntos superdensos, la cual es que todo conjunto superdenso es no completo (ver capítulo I). Ahora bien, el conjunto de los números hiperreales ℝ* es superdenso y por lo tanto no completo y discontinuo, lo cual significa que toda extensión de ℝ* también será superdensa y por ende no completa y discontinua, lo cual rompe con la posibilidad de obtener conjuntos completos o continuos mediante uniones, extensiones o expansiones al estilo de Dedekind. En otras palabras, los conjuntos numéricos aborrecen la continuidad, por lo menos mediante las vías mencionadas. REVISANDO LOS FUNDAMENTOS DE LA MATEMÁTICA CLÁSICA: ¿UNA NUEVA CRISIS DE LOS FUNDAMENTOS? La matemática en su desarrollo histórico ha sido estremecida en sus cimientos por tres grandes crisis a saber: 1.- Primera crisis, la cual versó sobre la fundamentación pitagórica de la matemática y tuvo su epicentro en el descubrimiento de los números irracionales por parte de los pitagóricos. 2.- Segunda crisis, centrada en la fundamentación euclideana de la matemática, siendo su causa el surgimiento de las geometrías no euclideanas. 3.- Tercera crisis, basada en la fundamentación cantoriana de la matemática, y cuya causa fue el surgimiento de las paradojas en la teoría de conjuntos, originando las escuelas logicista, formalista e intucionista, que trataron de darle bases sólidas a la matemática. El teorema de Godel puso fin a la controversia, sin embargo aun quedaron algunos cabos sueltos y preguntas sin responder lo que ha dado origen a la creación de nuevos tipos de lógica (como la lógica paraconsistente y difusa), la teoría de conjuntos difusos, teoría de la complejidad, entre otras alternativas. Hay que observar que toda la controversia y secuelas que ha dejado la tercera crisis, ha sido el caldo de cultivo sobre el que se ha ido gestando silenciosamente una cuarta crisis, que en este caso estaría centrada en la fundamentación aritmética del análisis, y que podría tener su causa en las anomalías que este sistema teórico presenta en lo que concierne a la continuidad de los números reales. Ahora bien, si existen debilidades teóricas en la aritmetización del análisis como se desprende de los resultados del presente trabajo, ¿dónde hay que buscar las causas? La respuesta es inmediata: en la teoría cantoriana de conjuntos, pues es allí donde se encuentran el sustrato del análisis real moderno. De alguna manera H. Weyl lo intuyó cuando afirmó: “El análisis está edificado sobre arena”. ¿Se refería a la teoría cantoriana de conjuntos? ¿Se avecina una cuarta crisis de la matemática? En caso de que ocurra una cuarta crisis de la matemática, esta recaería principalmente en los fundamentos y supuestos sobre los que se basa la escuela formalista, dado el abuso en que se ha incurrido en algunos casos al construir teorías matemáticas sin considerar la naturaleza ontológica de los objetos involucrados, tal como el caso que nos ocupa en el presente trabajo, o en la implementación axiomática de situaciones que escapan a las posibilidades aprehensivas de la mente humana, como el infinito actual y el axioma de elección, entre otros, lo cual está muy de acuerdo con la opinión de Weyl y Brouwer en cuanto a que la matemática debe restringirse a verdades intuitivamente cognoscibles pues “…no basta con que una teoría matemática sea consistente, esta debe ser también razonable.” Bell (2000), (pg. 4). Así, es posible que la solución a una probable cuarta crisis en la matemática, se centre en la búsqueda del equilibrio que debería existir entre el criterio de la consistencia y la intuición matemática, para evitar y corregir los excesos y abusos en que se ha incurrido en el pasado, por esa razón es posible que la búsqueda de un punto medio de encuentro entre el intucionismo y el formalismo podría ser una de las alternativas. No obstante, cualquiera sea la solución a las crisis, hay que ser optimista sobre sus consecuencias, puesto que los resultados de las mismas en el pasado siempre han servido para fortalecer a la matemática, remozarla y abrirle nuevos horizontes, por tanto no se debe temer al cambio ni cerrarle el paso a los nuevos tiempos. En ese sentido, N. Bourbaki (1960) citado por Dou (1970), expresa: "En resumen, creemos que la matemática está destinada a sobrevivir, y que jamás se verá que las partes esenciales de este majestuoso edificio se arruinen porque se manifieste súbitamente una contradicción; pero no pretendemos que esta opinión tenga otro fundamento que el de la experiencia. Es poco, dirán algunos. Pero son veinticinco siglos, en los que los matemáticos se han acostumbrado a corregir sus errores y ver con ello su ciencia enriquecida y no empobrecida; esto les da derecho a mirar al porvenir con serenidad” (pg. 133) PARADIGMA EMERGENTE DE DISCONTINUIDAD DE ℝ Y PARADIGMA DE LA COMPLEJIDAD Desde su creación y consolidación a finales del siglo XIX y principios del XX, el análisis real moderno sin duda alguna ha experimentado un enorme desarrollo, pero siempre supeditado a las características y limitaciones naturales de la mentalidad de la época que le dio origen. En ese sentido, el análisis real moderno se ha constituido en un sistema cerrado, sin contacto con el mundo exterior y siempre girando sobre sí mismo, lo cual da cuenta de su desgaste y necesidad de renovación, y si esto fuera poco, también se cierne sobre él la posibilidad de que los supuestos teóricos sobre los que descansa tengan algunas fallas y debilidades, lo cual ya dice mucho sobre la necesidad de revisión y renovación que amerita. En tal sentido, Morín (1994) argumenta que: “Todo progreso importante del conocimiento, como lo ha señalado Kuhn, se opera necesariamente por la quiebra y la ruptura de sistemas cerrados, que no tienen dentro de ellos mismos la aptitud de la transcendencia. Se opera entonces, cuando una teoría se muestra incapaz de integrar observaciones cada vez más centrales, una verdadera revolución, que quiebra en el sistema aquello que le daba tanto su coherencia como su clausura. Una teoría sustituye a la antigua teoría y, eventualmente, integra a la antigua teoría, provincializándola y relativizándola.” (pg.44) Por lo tanto, en caso de que se determinen las debilidades y fallas de origen de los fundamentos del análisis real moderno, dando paso así a un nuevo tipo de análisis basado en la discontinuidad de los números reales. Una de las condiciones para hacer frente a los retos de este nuevo modelo, será sin duda adaptar la mentalidad y forma de razonamiento a este enfoque emergente, basado en el pensamiento complejo cuya base epistemológica descansaría en el paradigma morineano de la complejidad. Este enfoque de razonamiento es descrito y comparado con el tradicional, por el mencionado autor, de la siguiente manera: “En la visión clásica, cuando una contradicción aparecía en un razonamiento, era una señal de error. Significaba dar marcha atrás y emprender otro razonamiento. Pero en la visión compleja, cuando se llega por vías empírico-racionales a contradicciones, ello no significa un error sino el hallazgo de una capa profunda de la realidad que, justamente porque es profunda, no puede ser traducida a nuestra lógica.”(pg.63) Así pues, las estructuras mentales, herramientas lógicas y métodos de razonamientos deberán adaptarse a la naturaleza compleja de los nuevos conceptos a fin de abordarlos y aprehenderlos debidamente, lo cual nos lleva finalmente a considerar la naturaleza y características de la matemática del siglo XXI, la cual deberá considerar, como afirmaba Godel (2006), aspectos del análisis no estándar en una versión o en otra, puesto que sin duda alguna subyacen en las insondables profundidades de las discontinuidades de los números reales los fundamentos de nuevas ramas de las matemáticas, de inmensas repercusiones no solamente para la matemática del futuro, sino también para diversas ciencias y disciplinas. REFERENCIAS Bartle, Robert y Sherbert, Donald (2000). Introduction to Real Analysis. Tercera edición, John Wiley and Sons. Inc, New York, 2000. Bell, John (2000). Hermann Weyl sobre la intuición y el continuum. Philosophia Mathematica (3), 8, 2000. De Lorenzo, Javier (1998) La Matemáticas: De sus Fundamentos y Crisis. Editorial Tecnos, S.A, Madrid, 1998. Dedekind, Richard (1927). Continuidad y Números Irracionales. Quinta edición, 1927. Dou, Alberto (1970). Fundamentos de la matemática. Editorial Labor, S.A., Barcelona, España, 1970. Godel, Kurt (2006). Obras completas. Alianza Editorial, Madrid, 2006. Kuhn, Thomas (1971). La Estructura de las Revoluciones Científicas. Fondo de Cultura Económica, México, 1971. Morín, Edgar (1998). Introducción al pensamiento complejo. Gedisa Editorial, Barcelona, 1998. Robinson, Abraham (1966). Non-standard Analysis. Princenton, 1966 Takeuchi, Yu (1988). Métodos Analíticos del Análisis no Standar. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá, Colombia, 1988.