HOMILÍA PARA BODAS DE ORO MATRIMONIALES Por Alfonso Martínez Sanz 1. N. y N. : hablaros a vosotros de amor, quizá resulte un atrevimiento, una osadía por mi parte. Me atrevo a afirmar que lo es. Yo podría decir cosas muy bonitas del amor en verso o en prosa perfectamente redactada, pero el amor no es cuestión de palabras bonitas o de teorías... Las palabras, palabras son y se las puede llevar el viento. El amor más que para hablarlo es para vivirlo, que es lo que vosotros habéis hecho a lo largo de estos 50 años. Seguramente que para vosotros este día estará cargado de recuerdos de todo lo que, a lo largo de estos años de matrimonio, habéis vivido juntos: No habrán sido 50 años fáciles, seguramente. Vivir juntos, levantar una familia, superar las mil dificultades (de carácter, familiares, económicas, sociales, ...) y permanecer en el amor, no es algo que la vida nos da espontáneamente: ha supuesto un esfuerzo y mucha generosidad. Una fecha así dice mucho del mérito de vuestro amor y de vuestra mutua fidelidad. Durante estos 50 años, habéis de estar seguros de que habéis crecido en el amor, precisamente porque habéis compartido preocupaciones y obstáculos: Ahora el amor de 50 años de matrimonio tiene todavía más mérito que aquel primer amor. Ahora vuestro amor es menos romántico, pero más adulto, más maduro, más probado por la vida... Aquí si se puede decir, que el último vino es el mejor. N. y N. nos estáis dando un ejemplo de cómo es posible el amor, cuando se vive a base de comprensión, paciencia, respeto mutuo; cuando es un amor constructivo y fecundo. Con seguridad os ha ayudado mucho vuestro sentido cristiano de la vida, vuestra fe en Cristo Jesús y vuestro amor tierno a la Santísima Virgen. La fe cristiana bien vivida es lo que más nos ayuda a todos en los momentos difíciles y convierte el agua de la vida diaria en vino sabroso de generosidad y fiesta. 2. Estas bodas de oro son un evidente motivo de alegría para todos nosotros: Para vosotros, porque puedéis mirar hacia atrás con la conciencia de una vida lograda y fecunda, no siempre escrita con páginas luminosas, pero vivida con esfuerzo y fidelidad. Para todos nosotros, porque es algo hermoso contemplar a una pareja que celebran una fecha así, llena de resonancias humanas y cristianas, que han seguido diciéndose mutuamente "sí" a lo largo de tantos años, y diciendo también "sí" a la vida y a las demás personas. 3. En nuestra Eucaristía, una vez más, Cristo Jesús va a estar presente , especialmente con vosotros, como lo estuvo en las bodas de Caná y el día de vuestra boda. En esta Eucaristía, N. y N. : Os acompañamos en vuestra acción de gracias a Dios por el amor que puso en vuestros corazones y por vuestra fidelidad matrimonial. Queremos también felicitaros cordialmente porque habéis alcanzado la meta maravillosa de las bodas de oro matrimoniales, meta que os ha de llenar el corazón no sóo de agradecimiento, sino también de alegría, de gozo y de felicidad. Os damos también las gracias sinceramente, porque en una sociedad llena de rupturas matrimoniales, vuestra perseverancia en el amor y vuestra fidelidad son un claro ejemplo y testimonio cristiano para jóvenes y menos jóvenes. 4. N. y N., además de daros nuestra más cordial enhorabuena, pedimos al Dios del amor que os conceda una más larga vida unidos en vuestro amor esponsal. Que Dios y la Virgen os acompañen y bendigan siempre. FELICIDADES.