Los riesgos de quedarse con un cheque o un pagaré en un concurso de acreedores Pueden surgir problemas para verificar el crédito. Algunos jueces exigen a los acreedores probar la transacción que representa el documento Los acreedores que tienen su crédito documentado en un cheque o en un pagaré corren el riesgo de no ser admitidos en la verificación del concurso preventivo de la persona que los libró. Esto puede suceder si los jueces les exigen que prueben cuál era el negocio jurídico que originó el libramiento de los documentos: una compraventa, un alquiler o hasta un préstamo de dinero. Normas contradictorias El problema tiene un origen legal: la ley de concursos y quiebras y el decreto que regula las letras de cambio son contradictorias y es difícil determinar a cuál de los dos regímenes se les otorga preponderancia. Mientras la ley 24.522 dispone que todos los acreedores deben formular al síndico el pedido de verificación de sus créditos indicando monto, causa y privilegios, el decreto 5965/ 63 establece que la existencia de los títulos de crédito no debe ser probada. Un conflicto de larga data Décadas atrás, el titular de un documento cambiario podía verificar su crédito en el concurso del deudor sin acreditar ningún requisito. Pronto aparecieron los primeros problemas ya que los mismos deudores "inventaban" acreedores para lograr las mayorías necesarias para que el acuerdo concursal fuera aprobado. Para frenar ese tipo de fraudes, la Cámara Comercial dictó dos fallos plenarios, "Translínea" y "Difry", que buscaron resolver el conflicto y dispusieron que no procedía la verificación si no se probaba la causa de la obligación. Por eso, según el abogado, la doctrina de los fallos plenarios debe aplicarse con cautela y analizando cada caso en particular. "Los plenarios "Translínea" y "Difry" llevaron a que algunos deudores de mala fe se desentendieran de la causa de los títulos que ellos mismos habían librado. Estos plenarios son valiosos en la medida en que han sido flexibilizados por la jurisprudencia posterior a ellos", agrega el Dr. Daniel Truffat. Es decir que si se comprueba que no existió una maniobra fraudulenta entre el deudor concursado y los acreedores que pretenden la verificación de sus créditos, la doctrina de los plenarios debería caer. Claves para no quedarse afuera En general, los abogados de la talla de Julio César Rivera u Osvaldo Maffía aconsejan que los acreedores que tengan en su poder un cheque o un pagaré y deban presentarse en el concurso preventivo de su deudor, demuestren en virtud de qué operación o contrato obtuvieron el título de crédito que se pretende verificar. No basta con que el acreedor que invoque un crédito instrumentado en un pagaré o cheque se limite a afirmar que lo recibió del concursado contra entrega de mercaderías o por un préstamo de dinero. Menos todavía si afirma que su crédito "surge del pagaré adjunto". En cambio, dice Maffía, el acreedor deberá explicar circunstanciadamente de qué operación se trata, cuál fue la mercadería vendida, qué rol desempeñó en la operación (fabricante, consignatario, distribuidor, revendedor), cuánto y dónde se entregaron las cosas vendidas, el importe de la operación y el criterio para establecerlo (por unidad, por kilo, por metro). La mitad de la biblioteca Pero la situación está lejos de tener un punto final. Hay muchos fallos que aplican los plenarios de la Cámara Comercial (por ejemplo, "Iskandarani, José s/concurso preventivo s/inc. de rev. por Fiversur S.A."), mientras que otros (como "De Tomasso, Jorge V. s/inc. de rev. por Ghiringhelli de Margaroli, Josefina") se apartan de la doctrina plenaria y verifican este tipo de créditos sin necesidad de aportar ninguna prueba. Martín Dominguez Monlezun