LA UNIVERSIDAD PÚBLICA COLOMBIANA EN LA MIRA DEL BANCO MUNDIAL Y LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO, Y LA UNIVERSIDAD SURCOLOMBIANA EXILIADA EN SU PROPIA TIERRA 1. A lo largo del desarrollo de las tres etapas del capitalismo –la mercantilista, la industrial y la correspondiente al capitalismo financiero- se han producido diferentes teorías del valor. Los preclásicos ingleses y los fisiócratas franceses sostuvieron la idea según la cual el trabajo es la fuente y el origen del valor, tomando así forma la teoría del valor-trabajo. Esta será retomada por Adam Smith en su libro LA RIQUEZA DE LAS NACIONES, pero pronto, en esa misma obra, la abandona y expone por lo menos otras seis teorías del valor. Marx, en el primer tomo de EL CAPITAL, analizando la teoría del valortrabajo, formula su teoría de la plusvalía, en la cual revela la explotación a que es sometido el proletariado por la burguesía, que se apropia, sin pagarlo, de una parte del tiempo laborado por el trabajador, reconociendo así un antagonismo clasista entre el capital y el trabajo. La labor de la economía política burguesa posterior a Marx se centrará en el propósito de sustituir la teoría del valor-trabajo por otra u otras teorías del valor que eviten dar pie al surgimiento de una teoría de la explotación. Es así como los llamados economistas posclásicos la reemplazan por una teoría psicológica del valor desde la orilla de la demanda, consistente en una idea de acuerdo con la cual el valor de una mercancía dependerá de las preferencias del consumidor, concepto sustentado en la filosofía hedonista de Jeremy Bentham para quien el individuo se enfrenta en su existencia al binomio placer-dolor. Un objeto o artículo determinado adquirirá entonces carácter de mercancía en la medida que suministre placer al consumidor. Luego los economistas neoclásicos o teóricos de la Utilidad Marginal, fundadores de la economía moderna, propondrán una teoría subjetiva del valor de carácter ahistórico y al margen de las clases sociales, que explican por una combinación de escasez y utilidad, y que es en realidad una teoría de la formación de los precios y el funcionamiento de los mercados, con el propósito manifiesto de contrarrestar la influencia creciente de las tesis de Marx en Europa. En las primeras décadas del siglo XX un economista neoclásico o de la Utilidad Marginal, el austro-británico Alfred Marshall, uno de los padres de la economía ortodoxa moderna, afirmará que “la parte que la naturaleza juega en la producción tiende a rendimientos decrecientes y la parte que el hombre juega tiende a rendimientos crecientes”, es decir, el conocimiento producido por el hombre es una mercancía que puede acrecentar la acumulación capitalista. Después, en el marco del modelo de Estado neoliberal –impuesto en América Latina bajo las directrices del Consenso de Washington (década de los ochenta del siglo XX) en el que se abandonan las teorías del Estado Benefactor o proteccionista promulgado por Keynes- se considerará que el valor de una mercancía dependerá de la cantidad de conocimiento depositada en ella. Nace así el mito reciente del capitalismo financiero, el de la Desmaterialización de la Producción, desde donde se apoya la idea de la desvalorización del trabajo humano y de las materias primas. El conocimiento, en la era neoliberal, es el nuevo nicho de acumulación del capitalismo. Alvin Toffler en La Tercera Ola establece tres periodos en la evolución social por él denominados la Sociedad Agrícola, la Sociedad Industrial y la Sociedad de la Información, evolución causada por la interacción o confluencia de fuerzas religiosas, culturales, económicas y sociales determinantes de transformaciones radicales en el hombre individual y social, y en sus comportamientos. Peter Drucker en La Sociedad Post-capitalista, Bill Gates en Camino al Futuro y Don Tapscott en Economía Digital evidenciarán que la Sociedad de la Información adquiere dos nuevas vertientes: la Sociedad del conocimiento y la Sociedad Virtual, que se están transformando en el curso de solo pocos años. La característica de la sociedad del Conocimiento es su cada vez mayor importancia en términos económicos, políticos, sociales, educativos, militares y de poder. En su informe de 2005 intitulado Hacia las Sociedades del Conocimiento, la UNESCO aclara que las expresiones “sociedad de la información” y “sociedad del conocimiento” no son sinónimas. Precisa que “La noción de sociedad de la información se basa en los procesos tecnológicos. En cambio, el concepto de sociedades del conocimiento comprende dimensiones sociales, éticas y políticas mucho más vastas. El hecho de que nos refiramos a sociedades, en plural, no se debe al azar, sino a la intención de rechazar la unicidad de un modelo “listo para su uso” que no tenga suficientemente en cuenta la diversidad cultural y lingüística, único elemento que nos permite a todos reconocernos en los cambios que se están produciendo actualmente. Hay siempre diferentes formas de conocimiento y cultura que intervienen en la edificación de las sociedades, comprendidas aquellas muy influidas por el progreso científico y técnico moderno. No se puede admitir que la revolución de las tecnologías de la información y la comunicación nos conduzca –en virtud de un determinismo tecnológico estrecho y fatalista- a prever una forma única de sociedad posible” (p. 17). Pero antes de lo anterior el informe consigna: “Cabe preguntarse si tiene sentido construir sociedades del conocimiento, cuando la historia y la antropología nos enseñan que desde la más remota antigüedad todas las sociedades han sido probablemente sociedades del conocimiento, cada una a su manera…Hoy como ayer, el dominio del conocimiento puede ir acompañado de un cúmulo importante de desigualdades, exclusiones y luchas sociales. Durante mucho tiempo el conocimiento fue acaparado por círculos de sabios o iniciados. El principio rector de esas sociedades del conocimiento reservado era el secreto. Desde el siglo de las Luces, los progresos de la exigencia democrática –basada en un principio de apertura y en la lenta aparición de un ámbito público del conocimiento- permitieron la difusión de las ideas de universalidad, libertad e igualdad. Esta evolución histórica fue unida a la propagación de conocimientos por intermedio del libro, y luego de la imprenta, y también a la difusión de una educación para todos en la escuela y la universidad. Este ideal de conseguir un ámbito público del conocimiento…no se puede considerar como un logro definitivo” (p. 17). Hasta aquí la UNESCO. Y, agregamos nosotros, mucho menos se puede garantizar ese ideal en países dependientes a los que se ha impuesto, desde los círculos mundiales del poder capitalista, el modelo macroeconómico neoliberal, con el apoyo arrodillado de las burguesías nacionales, como es el caso colombiano. A partir de ese momento desaparece la noción de derechos sociales y se hablará entonces de derechos individuales, incluido el derecho a la educación. Acceder a la educación y la cultura es algo que debe proporcionárselo el individuo mismo y el Estado se apartará progresivamente de ese proceso para entregar la educación, y con ella la generación, transmisión y aplicación del conocimiento, al ámbito de lo privado. No es entonces casual que desde la imposición de la llamada apertura económica en el marco de la globalización neoliberal durante el gobierno de César Gaviria hasta hoy, las políticas educativas y los planes de reforma se orienten a la privatización de la educación pública, que no ha logrado nunca conjugar cubrimiento y calidad educativa. De algunos años hacia acá es el Banco Mundial el que dicta las políticas y reformas educativas para convertir a las universidades estatales en simples formadoras de mano de obra calificada e intelectualmente flexible para las empresas multinacionales, alejando las funciones universitarias del interés público nacional para dirigirlas al servicio del aparato corporativo fundamentalmente extranjero. Este ataque se orienta también contra la educación media a través de las estrategias de los organismos financieros como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Interamericano de Desarrollo. Pero no es solo el caso de Colombia. Se trata de una ofensiva contra todas las universidades públicas de América Latina que enfrentan las estrategias impulsadas por la agenda para la reforma educativa del Banco Mundial, cuyos conceptos fundamentales para la docencia y la investigación son privatización, desregulación y “orientación” para el mercado. El propósito de hacer de la educación superior algo completamente autofinanciable significa, en los hechos, despojar a la población latinoamericana de la educación pública, gratuita y obligatoria. De esta forma aumentaría por la vía de la enseñanza y la investigación, la carga a la sociedad, liberando, por así decirlo, el gasto público que es desviado de manera creciente al gasto no productivo. Entonces a la universidad, que pasaría a ser una especie de ente autista de espaldas a las necesidades y potencialidades del país, y a los imperativos del desarrollo humano y sostenible, no podrá llegar sino un bajo porcentaje de la población, y los posgrados serán solo para el disfrute de las élites que puedan pagarlos. Es la mercantilización y la nueva y más profunda elitización del conocimiento. Es en este contexto que cobran sentido las palabras de Camila Vallejo, la líder del actual movimiento estudiantil chileno, quien en reciente entrevista con Christian Palma para PÁGINA 12 declaró: “Hoy nos encontramos en una lucha…masiva y transversal. Vivimos en un país donde la educación, junto a otros servicios básicos, como la salud y la vivienda son tremendamente caros, y…su provisión de calidad está restringida solo a quienes pueden pagar. De este modo, una de nuestras principales consignas es la defensa de una Educación digna, gratuita y de calidad para todos y todas”. Y al final de la entrevista habla del rechazo del pueblo chileno a la mercantilización de la educación. La reforma educativa que quiere imponer el gobierno de Santos en Colombia es igual a la que ha querido implantar el gobierno de Piñera en Chile y nuestra Universidad Surcolombiana no será inmune a ella. ¿Seremos indiferentes a lo que se nos avecina? ¿Aceptaremos pasivamente que las universidades públicas, la nuestra entre ellas, son viables solo como mercado? ¿Aceptaremos, por extensión, que Colombia misma es viable solo como mercado? 2. Si nos tomamos el trabajo de leer, releer y comprender la misión y visión de la Universidad Surcolombiana, encontramos que la primera consiste en “ la formación integral de ciudadanos profesionales a través de la asimilación, producción, aplicación y difusión de conocimientos científicos, humanísticos, tecnológicos, artísticos y culturales, con espíritu crítico, para que aborden eficazmente la solución de los problemas del desarrollo humano integral de la región Surcolombiana con proyección nacional e internacional, dentro de un marco de libertad de pensamiento, pluralismo ideológico y de conformidad con una ética que consolide la solidaridad y la dignidad humana”. Y en cuanto a la visión se consigna que “En las dos primeras décadas del siglo XXI, la Universidad Surcolombiana será una Institución universitaria líder de la dinamización de los procesos académico-culturales necesarios para que la comunidad regional surcolombiana se constituya y autodetermine democráticamente en una perspectiva de paz con justicia social, identidad regional y nacional, integración latinoamericana, fraternidad universal y desarrollo sostenible”. Pero hoy la dirección de nuestra casa de estudios, aquejada además por multitud de problemas de toda índole, ha manifestado que la universidad ha decidido seguir un camino autárquico de acuerdo con el cual no asume ninguna responsabilidad en la realización de prácticas extramuros, lo cual equivale a encerrarse en su malla periférica y edificios como si la región que le da su nombre, el país, Latinoamérica y el mundo no existieran. Si esto no es ir en contravía de lo que proclama en su Misión y Visión, solicitamos con carácter urgente nos aclaren el sentido que quieren darle ahora a la teleología de la USCO. ¿Podrá realizar desde ese exilio lo que registra en su misión y visión? ¿Aceptaremos encerrarnos pero abriremos las puertas al Caballo de Troya que trae en su vientre a los tecnócratas yuppies del Banco Mundial y a los agentes de las transnacionales? 3. ¿QUÉ HACER? Eso tendremos que decidirlo los estamentos que integran nuestra comunidad educativa articulados con las organizaciones de las universidades públicas colombianas, en una síntesis que integre nuestra problemática como Universidad Surcolombiana y la reflexión de las universidades públicas del país ante la amenaza de la privatización transnacionalizada. El Nuevo Orden Mundial agenciado desde el neoliberalismo globalizado lleva consigo una Nueva División Internacional del Conocimiento en la era de la revolución tecnológica. La crisis es de fondo. La solución implica planteamientos profundos de descolonización de la imaginación, del conocimiento y del corazón. A más de 500 años de la Conquista, una revisión de la internalización de la dependencia y del sometimiento para producir una Agenda Latinoamericana y del Sur es imperativa. Sin una recuperación de la esperanza y confianza en nosotros mismos, no hay posibilidad de alternativas. Las dominaciones históricas se han basado en el control del trabajo, de la naturaleza, de la mujer y de la cultura (identidad-soberanía) de nuestros pueblos. Una agenda latinoamericana y del Sur debe partir dialécticamente de esas contradicciones con una perspectiva y lógica del trabajo, la naturaleza, la mujer y la cultura, como fuentes originarias de un proyecto propio. La democratización del conocimiento es aquí una de las demandas fundamentales de un orden alternativo. La recomendación entonces es construir una propuesta alternativa frente a la propuesta del Estado, pero a través de discusiones y debates exentos de sectarismos, descalificaciones, exclusiones y violencias. Y trabajar para que esa propuesta alternativa prenda en la ciudadanía con miras a que la haga suya y se genere así un movimiento social regional y nacional en defensa de la educación pública. ¡NUESTRA USCO, QUE NACIÓ EN LA CALLE, TIENE QUE VOLVER A LA CALLE! GUSTAVO BRIÑEZ VILLA Neiva, 6 de septiembre de 2011