CHITA El animal terrestre más rápido que existe, este felino de porte estilizado y gran belleza, tan conocido para todos nosotros y único de su género, está clasificado como vulnerable según la UICN desde 1986. Y no solo esto, si no que además, de las seis subespecies, la de Irán (Acinonyx jubatus venaticus) y la del noroeste de África (Acinonyx jubatus heckii) están en peligro crítico. Las subespecies del guepardo son las siguientes: Acinonyx jubatus jubatus Acinonyx jubatus velox Acinonyx jubatus ngorongorensis Acinonyx jubatus soemmeringii Acinonyx jubatus hecki (peligro crítico) Acinonyx jubatus venaticus(peligro crítico) El guepardo real, clasificado durante un tiempo como Acinonyx rex, en realidad se trata de una mutación que hace que su pelaje se vea diferente, por lo tanto el nombre científico no es válido. Para que se manifieste en el pelaje, el gen recesivo que lo produce debe estar presente en ambos padres, por lo que es muy raro. La población de guepardos conocida tiene aproximadamente 7.500 adultos en total. Adicionalmente existen áreas donde la situación del guepardo es pobremente conocida, y donde se calcula que no habrá más de 10.000. En la década de los 70 se estimaban 15.000 en África, sospechándose que ha habido un declive de al menos un 30 % en las pasadas tres generaciones (en los últimos 18 años). La disminución de estos felinos se debe a la pérdida de hábitat y la fragmentación del mismo, así como a la matanza de ejemplares y su caza por considerarse depredadores de animales de ganado, y principalmente para el comercio. CARACTERÍSTICAS Los guepardos o chitas son los animales terrestres más rápidos. Cazan presas principalmente de tamaño pequeño a mediano, especialmente gacelas en carreras cortas en las que pueden alcanzar 110 km/h (más de 30 metros por segundo). Su pelaje color pardo con manchas y le ayudan a camuflarse en las zonas donde habita donde la vegetación es de un color similar al suyo, y así no ser visto por sus presas. Las machas hacen las veces de sombras de la vegetación a lo lejos. Caza gracias a su vista y a su gran velocidad. El guepardo no puede rugir, a diferencia de otros grandes felinos. Acostumbrado a que otros animales de mayor tamaño cono hienas, babuinos o leones les roben la comida, se ha acostumbrado a cazar a horas centrales del día cunado estos competidores descansan para evitar los robos. Cuando la presa se halla en medio de un grupo numeroso, el guepardo camina abiertamente, alarmando a la presa. El animal menos aventajado es inmediatamente individualizado y perseguido. Cuando el objetivo de caza es un animal asilado es cuando utiliza el factor sorpresa antes de iniciar la persecución. Suele derribar a las presas de un zarpazo y asfixiarla mordiéndoles en la garganta. Su efectividad se ha estimado en un 60%, frente a poco más del 25% que consigue el león. El guepardo logra entre 150 y 300 piezas anuales, frente a las 30 o 40 que consigue el león. Claro que el guepardo pesa tres veces menos y corre el doble de rápido. Con precisión, con astucia, con minuciosidad, la caza es para el guepardo tanto una diversión como una forma de alimentarse. En ocasiones caza sin necesidad, por puro deporte o para mantener la forma y es que es un gran cazador. Tiene una longitud de 1´2 a 1´5 metros; su cola mide de 0´6 a 0´8 metros; pesan de 45 a 65 kg. Se diferencian del resto de felinos en que sus uñas no las pueden retraer; además tienen las patas más largas en proporción a su cuerpo comparado con el resto de felinos. Las camadas son de uno a cinco cachorros que permanecen junto a la madre hasta los dos años de edad. La madurez sexual es a los dos años en las hembras y a los dos años y medio o tres en los machos. La hembra se ocupa de los cachorros sin que el macho la ayude en ningún momento. Para enseñarlos a cazar suele capturar vivas algunas crías de gacela que luego les ofrece para despertar su instinto de cazadores. A los diez meses, los pequeños ya pueden cazar algunas piezas pequeñas. Se estima una edad máxima de 15 años. Los guepardos tienen una organización social única entre los felinos; las hembras son solitarias o van acompañadas de sus crías, mientras que los machos van solos o en grupos de dos o tres. Algunas de estas agrupaciones están formadas por hermanos, aunque no tiene por qué ser así. Los machos suelen tener numerosas hembras, y estas no permanecen siempre junto al mismo macho. (Son polígamos). Las hembras suelen seguir a presas que migran, mientras que los machos establecen territorios de un promedio de 30 km ². Cuando no hay presas migratorias tanto machos como hembras forman territorios más pequeños. En zonas de ganadería de Namibia tanto machos como hembras tienen territorios de 1.642 km ² de media, aunque se suelen mover en una zona menor. No se conoce la razón de territorios tan grandes en este país. En comparación con otros felinos, estos tienen bajas densidades, posiblemente por tener que competir con otros grandes depredadores como los leones; aun así se conocen zonas donde no quedan leones y los guepardos se distribuyen igualmente a bajas densidades. POBLACIÓN La población del sur de África es la más grande de todas con aproximadamente 4500 adultos (Purchase et al. 2007); de estos en Bostwana hay unos 1800, en Mozambique menos de 50, en Sudáfrica unos 550, en Zimbabue 100... De los cuales una gran cantidad habitan fuera de áreas protegidas en zonas de ganaderías, donde ya no quedan leones ni hienas. El número en el este de África se estima en 2572 adultos y adolescentes independientes. Se estima un adulto por cada 100 km², lo que significa que son pocos para la zona. Además, de las 15 poblaciones conocidas solo cuatro tienen más de 200 individuos. La mayor población se estima en 710 de estos felinos. Menos de la mitad de los ejemplares habitan en zonas protegidas y aproximadamente la mitad habita en zonas fronterizas lo que implica la cooperación internacional en su conservación, lo que complica las cosas. En el resto de África, hay pocas estimaciones fiables de población. Se consideran posiblemente extintos o extintos en muchos países (Marker 2002). En el noroeste de África la población es, probablemente, de menos de 250 individuos maduros y la subespecie A. j. heckii está catalogada como En Peligro Crítico. En Asia los guepardos actualmente se sabe que sólo viven en Irán, donde la población de A. j. venaticus se estima en 69 a 100 ejemplares y también está clasificada como En Peligro Crítico. La población conocida de guepardo no es mucho mayor de 7000 adultos, y el total de la población que no está bien estudiada se estima que no será superior a los 10.000 maduros. Si bien la tasa de disminución de la población ahora es de máxima preocupación, y la tasa de disminución ha sido considerable, la atención centrada en el guepardo seguramente ha evitado una catástrofe mayor. El guepardo tener muy bajos niveles de diversidad genética en comparación con otros felinos, aunque no en comparación con los carnívoros en general. HÁBITAT Y ÁREA GEOGRÁFICA Habita sabanas y terrenos abiertos de tipo estepario, aunque también pueden hacer uso de otras zonas como semidesiertos o zonas de matorral. En el Sáhara central se les encuentra en zonas de alta montaña hiperáridas (aunque estas reciben algo más de lluvia que el desierto). Los guepardos han desaparecido de las grandes zonas de su rango geográfico histórico. En Asia han perdido también casi todo su rango histórico, el cual se extendía en el siglo pasado por parte de la costa mediterránea y por la Península Arábiga, por el norte del Mar Caspio y los mares de Aral, y al oeste por Uzbekistán, Turkmenistán, Afganistán, y Pakistán hasta el centro de la India. En parte la desaparición en Asia se debe a la captura de estos animales, que eran entrenados para cazar para la aristocracia. La principal causa sin embargo, ha sido el agotamiento de presas silvestres, especialmente de gacelas, así como la matanza directa de guepardos para ocupar su territorio. El guepardo asiático se sabe que solo sobrevive en Irán, donde está en peligro crítico. Su persistencia en Pakistán es dudosa y en Afganistán Habibi (2004) lo dio por extinguido aunque una piel de origen desconocido se encontró en un percado al oeste de Afganistán en 2007. Aún se les puede encontrar en una amplia zona de África, aunque de manera espaciada; según Ray et al. (2005), han desaparecido del 76 % de su rango histórico en este continente. En el sur y este de África ha habido también pérdidas importantes de ejemplares en algunas zonas. Se sabe que ocupan solo un 6% de su rango histórico en el este de África (310.586 km²) y posiblemente podrían ocupar otros 892,658 km². La distribución actual en algunos países sigue siendo desconocida (Sudán, Somalia, Eritrea, Angola, Mozambique y Zambia). Se sabe que ya no quedan en grandes zonas de Uganda, Tanzania, Sudáfrica, Zimbabwe y Malawi. En algunas partes del sur de África quedan muchos fuera de áreas protegidas en zonas donde se cazan para comerciar con ellos, y donde ya no quedan por esta causa ni leones ni hienas (Botswana, Namibia y Zimbabwe) Han descendido en número drásticamente en el norte y oeste de África (Ray et al. 2005). La subespecie A. j. heckii está en peligro crítico. Su persistencia en el este del Sáhara es improbable y posiblemente estén extinguidos en Libia. Myers (1975) mencionó la observación de guepardos en la frontera de Níger con Libia así como en la frontera de Níger con Argelia, aunque una investigación reciente sugiere que ya podría haber desaparecido de aquí. En Túnez no existen registros recientes de su presencia. En lo que respecta a Egipto, los datos recogidos en las últimas décadas sugieren que son extremadamente raros, si no prácticamente extinguidos . En las regiones del Sahel y África central hay poca información actual; en Sudán, Eritrea y Somalia no se conoce la cantidad, en el Chad aunque presentes se observan ocasionalmente. En el Sáhara central aún quedan aunque en muy baja densidad. No hay información del número en Tibesti (desierto del Sáhara). Quedan guepardos en el Parque Nacional de Zakouma en el Chad. AMENAZAS En el este de África la pérdida de hábitat y su fragmentación son las principales amenazas. Debido a que se distribuyen a bajas densidades, la conservación de las poblaciones viables a gran escala requiere de una amplia planificación de la gestión para la conservación. Además, existe el problema de que la mayoría de las áreas protegidas no son lo suficientemente grandes para garantizar la supervivencia a largo plazo de los guepardos (Durant 2007). La disminución del número de sus presas principales es un motivo de gran preocupación; además los matan los ganaderos porque los consideran una amenaza para su ganado. Las mismas amenazas son aplicables también al norte de África. En el sur de áfrica los conflictos con los ganaderos es la principal amenaza. También pueden caer en trampas para otras especies (Ray et al. 2005; Anon. 2007). Otra amenaza es la competencia interespecífica con otros grandes depredadores, sobre todo leones. En zonas abiertas como el Serengueti hasta un 95% de crías mueren por la depredación principalmente de leones. En zonas más cerradas la tasa de mortalidad por esta causa no es tan grande. En Irán los A. j. venaticus asiáticos están amenazados indirectamente por la pérdida de presas por las actividades de caza de las personas. Además, la mayoría de las zonas protegidas están abiertas en la temporada de pastoreo del ganado, por lo que los ungulados salvajes sufren una importante presión por la perturbación de su entorno. Los perros domésticos que acompañan al ganado también son una amenaza. El desarrollo de la minería, las carreteras, vías de trenes... son un problema ya que fragmentan las pocas poblaciones que quedan. El CITES permite el comercio legal de animales vivos y trofeos de caza bajo el Apéndice I mediante un sistema de cuotas (en Namibia 150 al año; Zimbabwe: 50; Botswana: 5). La razón es aumentar el valor económico de estos felinos en zonas privadas donde se cazan, y así motivar que los dueños de estas zonas trabajen por su conservación (Nowell, 1996). A pesar de las cuotas permitidas por el CITES existe un comercio ilegal de ejemplare vivos. También hay preocupación por el comercio ilegal de pieles, así como por la captura de cachorros vivios para comerciar en Oriente Medio. Los guepardos en cautividad no tienen una buena gestión de sus ejemplares; no crían bien en cautividad y además en 2001 el 30 % de los nuevos ejemplares provenían del medio silvestre (Marker 2002). La estrategia de conservación en el este de África identificó cuatro tipos de limitaciones para mitigar las amenazas en grandes zonas a la vez: 1.Las limitaciones políticas como la falta de planificación del suelo, la inseguridad e inestabilidad política en zonas ecológicamente importantes. 2. Las limitaciones económicas 3.Las limitaciones sociales por la concepción negativa de los guepardos y la falta de capacidad para lograr una buena conservación, la falta de conciencia ambiental, el aumento de las poblaciones humanas y la fragmentación del hábitat. 4.Limitaciones biológicas características de los guepardos y que no se pueden cambiar, incluida las interacciones negativas con otros carnívoros o la susceptibilidad a coger enfermedades. La enfermedad es una amenaza potencial, así como la disminución de la variabilidad genética. MEDIDAS DE CONSERVACIÓN Están incluidos en el Apéndice I del CITES y está protegido bajo la legislación nacional en una gran parte de su distribución. Sin embargo, algunos países permiten que se maten a los guepardos para proteger al ganado. Es interesante minimizar los conflictos con los guepardos y la ganadería mediante la gestión con medidas de conservación como hace el Fondo de Conservación del guepardo en Namibia, aunque el rango de acción se va ampliando. Las medidas incluyen el aumento de presas silvestres en libertad y la ganadería intensiva en zonas protegidas con el uso de perros para controlar el ganado. El guepardo asiático está protegido en Irán parque nacionales y refugios de vida silvestre. Hay además estudios con radio seguimiento que proporcionan los primeros datos fiables acerca de los movimientos de estos felinos. Varios países como Namibia y Kenia han desarrollado planes nacionales de acción; también existe una estrategia global. Todos los planes de conservación exigen mejoras de los datos, el intercambio de información, la promoción de la convivencia y el desarrollo de incentivos de conservación, así como el fomento de la legislación y políticas protectoras y la promoción de la sensibilización y el compromiso político de protección.