ANÁLISIS DE LA PELÍCULA “AMAR LA VIDA” Por: Carlos Hernández Jiménez La película trata de una profesora de literatura, inteligente y culta la cual es diagnosticada de un cáncer ovárico metastásico en estadio IV, lo cual ella se entera cuando el médico tratante se lo dice de una manera muy fría y usando terminología no muy entendible para las personas que no pertenecen al campo de la salud, este le propone realizar un tratamiento experimental, ya que, para su enfermedad a un no había un tratamiento específico. Viviana empieza con las quimioterapias las cuales resultan dolorosas y traumáticas para ella a pesar que es una mujer fuerte y valiente, en el trascurso del tratamiento su alumno es el residente de oncología, el cual refleja un comportamiento con escasos principios de bioética, ya que, él ve a los pacientes como objeto de investigación más no como un ser holístico, con sentimientos; no le da un trato humanizado y no explica los procedimientos que le va a realizar ni pide permiso por respeto a los derechos del paciente. Por otro lado, vemos a la enfermera Susi que es una persona que practica la empatía, ve a sus pacientes con respeto y velando por su seguridad e integridad, brinda un trato humanizado no solo en lo procedimental si no que la escucha y tiene contacto directo. Por último, Viviana muere en compañía de su maestra que le lee un cuento de su infancia el cual ella lo recuerda con mucho cariño, y la enfermera Susi no permite al residente realizar la reanimación para evitar causarle más daño a la paciente. De la siguiente película podemos resaltar que el trato al paciente sano o enfermo es un pilar fundamental ya que muchas veces esto depende de su mejoría, debemos aplicar los principios de la bioética ya que el personal de salud está para velar por la integridad y salud del paciente mas no para experimentar con ellos ni hacer investigaciones experimentales que pongan en riesgo su salud obteniendo beneficios propios con fines de lucro. Además el personal de salud debe aplicar la empatía, la inteligencia emocional y las habilidades sociales para trasmitirlas mediante un trato óptimo al paciente. Recordemos que no basta con tener muchos conocimientos en nuestro cerebro si no el saber trasmitirlos y aplicarlos en beneficencia de los demás no para intereses propios.