LAS FAMILIAS DISFUNCIONALES, COMÚNMENTE CONOCIDAS COMO FAMILIAS TÓXICAS, SON CREADAS A TRAVÉS DE PATRONES DE COMPORTAMIENTO DAÑINOS QUE NO RESPETAN LA INDIVIDUALIDAD DE TODOS SUS MIEMBROS. ... SEA COMO SEA, LAS FAMILIAS TÓXICAS SON TAN DIVERSAS COMO ACTITUDES DESTRUCTIVAS EXISTEN. 4 características que definen a las familias tóxicas Las familias disfuncionales, comúnmente conocidas como familias tóxicas, son creadas a través de patrones de comportamiento dañinos que no respetan la individualidad de todos sus miembros. Entre otras cuestiones, es común que en estas familias los hijos sean el blanco de agresiones psicológicas o físicas que perjudican el desarrollo y el crecimiento saludable de un clima afectivo y estable. Sea como sea, las familias tóxicas son tan diversas como actitudes destructivas existen. No obstante, cuando se dan ciertas características dentro de un mismo sistema familiar es posible que estemos hablando de un ambiente de emocionalidad ambivalente, lo cual es identificable. Pero.., ¿cuáles son esas características? Veamos alguna de ellas… 1-La ausencia de la individualidad Las familias tóxicas no son precisamente especialistas en respetar el espacio vital de sus miembros. Por ello, al final acaban convirtiendo dinámicas afectivas libres en dinámicas afectivas coercitivas. Los componentes de esa familia acaban estando unidos por obligación, no por devoción. Donde decimos unidos se debe leer presentes. A secas. Una persona contaminada por contactos tóxicos que merman su individualidad acaba siendo víctima de la necesidad de aprobación. Esto conlleva la asunción de responsabilidades disonantes y poco saludables. Los miembros toman actitudes extremas de sobreprotección o de agresión, lo cual incapacita para el desarrollo afectivo-social saludable. 2.La sobreprotección o la desidia total De nuevo hablamos de extremos. Como sabemos, ninguno es bueno. Entiéndase entonces que la sobreprotección es el polo opuesto de la autonomía y la libertad, por lo que generagran dependencia y daño emocional.. Las personas sobreprotectoras obtienen grandes ganancias secundarias del exceso de cuidados, pues así hacen dependientes a los sobreprotegidos y mantienen controlada su vida en todos los aspectos. Esto es, en cierto modo, sinónimo de manipulación. En otro punto opuesto está la desidia total hacia la crianza o el contacto emocional dentro de la familia. Esto es casi lo mismo que hablar de abandono, una de las grandes heridas de la infancia que persiste cuando somos adultos. 3.La regla de “no existe aquello de lo que no se habla” Evadir el abordaje de un problema es una de las características más comunes y dañinas. Estas son la comunicación deteriorada en estado puro. En realidad la incomunicación verbal no implica la no comunicación, pues incluso el silencio comunica. No hablar de los conflictos genera verdaderas bombas emocionales. Estas bombas se hacen más grandes con el tiempo, llegando a derrumbar todo castillo cuando un día, de pronto, explotan. Esto conlleva la destrucción de todo bienestar, aunque este sea puro espejismo. 4.Falta de flexibilidad y límites difusos La falta de flexibilidad en todos los aspectos impacta contra la ausencia de límites saludables. Si uno de los miembros cambia, el dramatismo de eleva a la máxima potencia. Claramente los componentes de la familia harán saltar todas las alarmas si alguien comienza a quererse y a cambiar su actitud. Los roles están establecidos por medio de reglas no escritas, por lo que todo lo que haga peligrar el confort familiar, provocará actitudes extremas y dramáticas. También podemos encontrarnos con una ausencia total y absoluta de límites, lo que produce la falta de regulación emocional de los miembros. De nuevo encontramos la tendencia al dramatismo, se produzca este de manera velada o no. Estas cuatro características son pilares en los que se sustenta el engranaje de las familias tóxicas o, mejor dicho, de las familias disfuncionales. Tomar conciencia de ello puede ayudarnos rescatar nuestra individualidad y la de las personas que nos rodean. 5 claves para frenar las relaciones tóxicas en la familia 1. Poniéndonos en el lugar del otro: la empatía Para frenar las relaciones tóxicas en la familia la empatía es muy importante. Esto no significa que nos sometamos a sus deseos y tengamos que ceder cuando no quereros hacerlo pero sí implica mantener una disposición a escuchar y a considerar lo que nos tienen que decir. Es importante que nos preparemos para aceptar la posibilidad de no llegar a un acuerdo sobre lo que nos pidamos. En este caso, debe existir un pacto de respeto al desacuerdo para facilitar la convivencia. Esto es: tú quieres algo que no es compatible con lo que yo deseo, aceptémoslo y sigamos. 2. Respetando la intimidad, el espacio y el tiempo de cada relación En este sentido debemos aceptar que el “no” sea la respuesta y conseguir tolerar la frustración. Se suele decir que donde hay confianza da asco pero esto es algo que no podemos permitir, el exceso de confianza y de intromisión da lugar a los mayores conflictos familiares conocidos. Como apunta Rojas Marcos: «En las relaciones familiares se dan por hecho cosas en las que no existe acuerdo. Si se entra sin avisar en casa de un hijo o se hace una llamada a destiempo hay que estar preparados para recibir una respuesta que puede no gustarnos y que marque los límites de la relación» 3. Siendo respetuosos y manteniendo las formas A la hora de cuidar cualquier relación, es muy importante que no digamos lo primero que nos venga a la mente y que le pasemos el filtro de la educación y el respeto. Es probable que una gran parte de nosotros tenga un familiar cercano que se piensa que puede decir todo cuanto le venga a la mente y que sus percepciones y opiniones están por encima de cualquiera. Esto puede crear muchos conflictos por lo que es importante que tomemos distancia en las situaciones y pongamos límites de forma calmada, respondiendo que lo que dice está causando dolor emocional. Es importante que no nos dejemos comer terreno ante esta cuestión. 4. Siendo asertivos y utilizando las palabras mágicas Es probable que no quieras poder, que solo quieras libertadde acción y de expresión, para lo cual esa persona es un gran obstáculo. Es tan simple como manifestar un “no puedo”, un “no quiero”, un “no estoy de acuerdo”. Es importante sentirse seguro de uno mismo y hacer uso de nuestra capacidad de elección. Además, las palabras que menos puertas cierran son “por favor” y “gracias”. Aunque estemos en familia sigue siendo de gran importancia su uso. Expresamos consideración y amabilidad, pues mostramos respeto por el tiempo y el esfuerzo ante una petición o un favor. La asertividad es una habilidad que se puede desarrollar positivamente cuando nos encontramos en una lucha por frenar las relaciones tóxicas en la familia 5. Siendo pacientes Ser impaciente hace que seamos más impulsivos y, por tanto, a ser irreflexivos en nuestras decisiones. La capacidad de esperar y de pensar antes de actuar es uno de los principios más importantes que deben guiar nuestras relaciones, en especial las familiares. Puede ocurrir que no podamos solventar las dificultades que acompañan a una agotadora relación familiar tóxica, por lo que a veces se hace inevitable tomar una decisión y asumir consecuencias que pueden ser verdaderamente nefastas para el núcleo familiar. Los vampiros y depredadores emocionales existen en todas las familias y en todos los contextos, lo importante es que sepamos identificarlos y protegernos ante ellos, así como no dejarnos guiar por la intensidad de las emociones pasajeras como el enfado. Ante todo, hay que mantener la cordura y valorar mucho la situación, teniendo en cuenta que tenemos un límite mental y físico que no conviene sobrepasar. Las relaciones tóxicas en la familia hoy ya no serán un calvario porque sabremos afrontarlas sabiamente. LIC : ANA MARIA PEÑA COBOS