Subido por diosrocafuerte63

Columna Correo de los derechos

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Columna Correo de los derechos|Ética
bolivariana y función pública (Opinión)
30 Diciembre, 2013 16:45
30 Diciembre, 2013 16:45
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Uno de los temas relevantes en esta época de lucha frontal contra la corrupción y la
ineficiencia en todas las estructuras del Estado tiene que ver con la formación y el
desempeño de los “funcionarios públicos” (o mejor, servidores públicos).
Una obra de investigación sobre el pensamiento de Simón Bolívar, escrita por el
camarada Hugo Argotti Córcega, nos aproxima magistralmente a la concepción que
sobre la ética y la moral sostenía el Libertador. En este delicioso libro encontramos,
desde el análisis de los textos originales de Bolívar, un perfilado modelo del servidor
público que precisa la Revolución.
Para Bolívar el servidor público debía ser una persona caracterizada por la rectitud de
sus actuaciones, con alto sentido de la responsabilidad.
“Todos hablan de responsabilidad, pero ella se queda en los labios. No hay
responsabilidad, legisladores: los magistrados, jueces y empleados abusan de sus
facultades, porque no se contiene con rigor a los agentes de la Administración, siendo
entre tanto los ciudadanos víctimas de este abuso”, plantearía Bolívar en su discurso
sobre el proyecto de Constitución de Bolivia, allá en 1826.
Bolívar tenía especial repudio por aquellos que valiéndose de sus cargos en las
estructuras de gobierno defraudaban a la Administración Pública. Él comparaba los
recursos financieros del Estado con la sangre del cuerpo de los pueblos y a los corruptos
defraudadores con los anélidos acuáticos que se alimentan de esa sangre, llamándoles
“sanguijuelas del Estado”.
Destaca Bolívar la exigencia de ser moralmente eficientes en la función pública, más
allá de que los superiores jerárquicos lo exijan o no.
Consideraba que las personas “de genio enredador”, interesadas y propensas a crear
intrigas no eran moralmente aptas para ser empleados públicos; como tampoco quienes
manifestaran ineptitud o negligencia para cumplir sus deberes.
Bolívar denunciaría “… la desmoralización de los pueblos por las exacciones que han
sufrido de las administraciones anteriores, perversas y viciosas; y por los ejemplos
continuos de traición y crimen de sus más respetables funcionarios. Ejemplo capaz de
alterar la moral de un pueblo virtuoso” (Oficio del 31 de marzo de 1824)
En estos tiempos de urgente re-moralización que exige nuestro pueblo, bien viene
retomar el pensamiento del Padre de la Patria y hacer de él una guía y referencia
permanente.
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Principal /
Anticorrupción y Contraloría Social
Del control público pasivo al control público proactivo
El Código de Ética para el Funcionario
Público
Por: Iván Oliver Rugeles | Lunes, 21/11/2011 09:51 AM | Versión
para imprimir
En síntesis y de manera general se entiende y se afirma que la Ética es la ciencia del
comportamiento humano. En otras palabras, diríamos que es la ciencia (1) que contribuye a
que actuemos, a todo evento, en función clara y muy específica de lo que se espera que
hagamos siempre bien y mejor de lo que podamos, entendiendo por bien aquello que sólo es
posible lograr únicamente cuando se tiene el más absoluto respeto por la verdad. Permite
juzgar al hombre como es a la luz del hombre como debe ser o, como usualmente lo decimos y
para digerirlo mucho mejor: cómo pasar del ser al deber ser.
Lo profesionales de la medicina en casi todos los países del mundo tienen su código de
conducta profesional, conocido como “Juramento Hipocrático” (2)
(http://es.wikipedia.org/wiki/Juramento_Hipocr%C3%A1tico). Los periodistas en nuestro país
igualmente tienen el suyo (http://www.fileden.com/files/2008/9/14/2097659/etica.pdf) y
otras agrupaciones muy diversas de las colectividades en el planeta han prescrito normas para
garantizar la mejor y más efectiva transparencia en el cumplimiento de las responsabilidades
de sus integrantes.
Todas ellas son disposiciones que pudiéramos calificarlas, en sus propósitos, como preventivas
en función de lo que debe hacerse y no otra cosa, por lo que son y serán siempre necesarias e
indispensables para el desarrollo armónico y efectivo hacia la felicidad de toda agrupación
humana, con comprensión y respeto absoluto al otro en el marco de una justicia plena, en paz
y en solidaridad…
Introito que estimamos necesario hacerlo para comprender aún mejor nuestro interés en
llevarle a los lectores de este medio fundamental para la consolidación del proceso
revolucionario, la mayor documentación que podamos obtener sobre el tema del control del
gasto público, pues estamos convencidos de que todos los venezolanos, sin excepción,
estamos obligados a involucrarnos en ese control, como única fórmula para que las decisiones
administrativas del gasto público no se vean afectadas por el muy dañino flagelo de la
corrupción.
La moral individual de quien hace parte de la burocracia del Estado, en todas las áreas y a
todos los niveles, no basta con pregonarla, hay que practicarla y a todos nos corresponde
garantizar que la misma se vea reflejada en los actos de administración en el día a día, sin que
la misma tenga pausa alguna.
Por ello hemos considerado bien importante transcribir seguidamente el Código de
Ética para el Funcionario Público (3), cuyo texto hemos tomado de la página de la
Contraloría General de la República Bolivariana de Venezuela, documento este
relevante que debe estar a la vista en cada oficina pública como el mejor
recordatorio de que en la administración de los recursos públicos no puede haber
desviaciones y flaquezas que pudieran colocar en entredicho la conducta moral del
servidor público o de todo un equipo de trabajo.
1) Salvaguardar en todo momento y en cada una de sus actuaciones, los intereses
generales del Estado y la preservación del patrimonio público.
2) Actuar con estricto apego a las leyes y a todas las demás normas e instrucciones que
deben regir su comportamiento en la realización cabal de todas las tareas que tenga
asignadas.
3) Dedicar todos sus esfuerzos para cumplir, con la máxima eficiencia y la más alta
eficacia, la misión que le esté encomendada.
4) Realizar permanentemente actividades de superación personal y de colaboración en
el mejoramiento institucional de la administración pública y, en particular, del
organismo donde preste sus servicios.
5) Rehusar con firmeza inequívoca el mantenimiento de relaciones o de intereses, con
personas u organizaciones, que sean incompatibles con su cargo y con las atribuciones y
funciones que le estén asignadas.
6) Proceder con objetividad e imparcialidad en todas las decisiones que le corresponda
tomar así como en los asuntos en los que deba intervenir.
7) Rechazar en cualquier caso y circunstancia y no solicitar jamás, ni para sí mismo ni
para terceros, pagos, beneficios o privilegios en ocasión de los servicios que deba
prestar.
8) Ajustar su conducta, de modo estricto y sin excepciones, a favor de la transparencia
en la administración pública, manteniendo la confidencialidad y reserva de información,
en aquellos casos excepcionales cuya divulgación esté prohibida por razones del
superior interés público, de modo expreso y temporal.
9) Denunciar ante la autoridad competente y rechazar cualquier actividad contraria al
correcto manejo de los fondos y del interés público.
10) Tratar a los ciudadanos y a los funcionarios públicos con absoluto respeto y con
apego a la estricta legalidad, prestándole sus servicios y colaboración de manera
eficiente, puntual y pertinente, sin abusar en modo alguno de la autoridad y atribuciones
que le estén conferidas en ocasión del cargo que desempeñe.
oliverr@cantv.net
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(1) Si bien es cierto que la Ética es una rama de la filosofía, desde el punto de vista
práctico la pudiéramos tener como la ciencia normativa que nos ayuda a guiar u orientar
nuestros actos hacia el bien, hacia lo virtuoso, hacia la positivo, etcétera…
(2) Actualizado por la Declaración de Ginebra de 1948.
(3) Publicado en la Gaceta Oficial 36.268 del 13-08-97.
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