ALGUNOS RASGOS PSICOLÓGICOS DE LOS MALTRATADORES 1º. Incapaces de aceptar la pérdida real o imaginada de sus parejas. 2º. Padecen inseguridad crónica. Una inseguridad emocional general que les hace culpar a la mujer de sus defectos o carencias. 3º. Han sido maltratados en su infancia. La humillación resultante al maltrato infantil les genera inseguridad en la vida adulta que tratan de compensar adhiriéndose miméticamente a los valores machistas. 4º. Conciben a la mujer como un objeto de su posesión, casi una prolongación de ellos mismos, nunca como un sujeto independiente con necesidades e intereses propios. Por ello no son conscientes de su actitud discrimatoria. Cuando la mujer busca la independencia siente cuestionada su masculinidad y su identidad propiamente dicha al ponerse en crisis su precario equilibrio emocional. 5º. Sufren de miedo intenso al abandono y la separación, por ello ejercen un control férreo sobre sus parejas. Ese equilibrio precario desaparece surgiendo la sensación de pérdida de control que desemboca en agresión cuando la mujer toma cualquier decisión sobre su propia vida. 6º. La conducta agresiva siempre va a más. El maltrato es un continuum. Suele empezar con conductas de control, un maltrato emocional menos severo, no dirigir la palabra, despreciarla. Suele cesar si logran el objetivo de mantener bajo control a sus víctimas y se reactiva en cuanto sienten pérdida de control en ese momento actúan incrementando el maltrato en intensidad y finalmente terminan con la agresión física. En general se trata de una patología basada en procesos equivocados de aprendizaje social centrados en el machismo y la sociedad patriarcal. SUBTIPOS DE AGRESORES (Holtzworth-Munroe y Stuart, 1994, en Loinaz, 2010) SUBTIPO VALORES EN LA DIMENSIÓN DESCRIPTIVA Violentos solo en la familia (FO) Disfóricos/Borderline (DB) Violentos GVA) en general/antisociales Baja severidad y generalidad de la violencia, baja implicación criminal, baja depresión y abuso de sustancias, niveles moderados de ira. Violencia más severa que FO, moderados-altos niveles de violencia conyugal, violencia extra-familiar e implicación criminal bajas o moderadas e implicación criminal bajas o moderadas. Presenta trastorno de personalidad borderline o esquizoide, niveles moderados de abuso de sustancias y altos niveles de depresión e ira. Niveles moderados-altos de violencia, altos niveles de violencia extra-familiar, implicación criminal y características de personalidad antisocial, con altos niveles de abuso de sustancias, niveles moderados de ira y bajos de depresión. CLASIFICACIÓN DE DUTTON (Dutton, 1998, en Loinaz 2010) TIPO CARACTERÍSTICAS Sujetos instrumentales Utilizan la violencia para obtener beneficios concretos y de forma más severa. Estilos de personalidad antisocial, narcisista o agresiva/sádica. Personalidad abusiva(apego temeroso, organización bordeline, ira crónica, síntomas traumáticos). Responden de forma violenta para liberar tensión acumulada. Niegan su ira. Experimentan frustración crónica y resentimiento hasta que explotan. Actúan de forma violenta con frecuencia. Sujetos impulsivos Sujetos hipercontrolados Sujetos subcontrolados SUBTIPOS DE AGRESORES DE PAREJA (Loinaz, 2010) SUBTIPO CARACTERÍSTICAS Agresores limitados a la pareja, normalizados, hipercontrolados (Tipo 1) Entre el 12 y el 50% de los agresores. Los que menos problemas psicológicos presentan. Los que se muestran violentos con menor frecuencia. Violencia imitada a la pareja. Sin conducta antisocial previa. Tratan de controlar su ira hasta que explotan. Sujetos de bajo riesgo. Dos tipos: a) los pasivo-dependientes: suelen sacrificar sus derechos y acumulan tensión hasta que explotan de forma desmesurada, y b) los compulsivos: se adaptan mediante la obediencia a normas y disciplinas propias. Son rígidos, inexpresivos y predecibles. El agresor compulsivo interpreta los comportamientos de su pareja como violaciones de las reglas hecho que le genera ira y ansiedad. 15% al 30% de los agresores. Son agresores con más problemas psicológicos. Emocionalmente inestables, altos niveles de depresión y ansiedad. Altos niveles de celos y dependencia. Centran su ira en la pareja. Estilo de apego temeroso/preocupado, oscilando rápidamente del amor al odio. Son los que mayor abuso emocional presentan. Su estilo de apego, su ira crónica y los síntomas traumáticos son características de la personalidad abusiva. Agresores de riesgo medio/alto. Son vistos como impredecibles y las parejas los describen como personalidades tipo “Dr. Jeckyll y Mr. Hyde”. Entre el 16% y el 47% de los agresores. Comportamiento violento Agresores límites, disfóricos o patológicos (Tipo 2) Agresores violentos en general /antisociales (Tipo 3) generalizado que va más allá de la agresión a la pareja. Conducta antisocial, antecedentes policiales o penales. Violencia instrumental, busca objetivos concretos y tiene actitudes favorables a la violencia, baja empatía y apego rechazante. Ven a los demás, incluida su pareja, como objetos a su servicio. Son los que mayor prevalencia de violencia sexual y psicológica presentan. Rasgos de personalidad narcisista y antisocial. Mayor prevalencia de abusos en la infancia y menores niveles de ansiedad e ira. Puntuaciones superiores en actitudes machistas. Son considerados agresores de alto riesgo. Los agresores normalizados pueden beneficiarse de tratamientos centrados en la gestión y expresión adecuada de su ira, así como en la modificación de posibles distorsiones cognitivas. Por sus características son los que menor intensidad y extensión de tratamiento requieren y los únicos que pueden beneficiarse de programas de corta duración (por ejemplo 15 sesiones). Se debería prestar atención a otras posibles problemáticas asociadas como la depresión, la ansiedad o la dependencia emocional. Los sujetos antisociales requieren tratamientos cognitivo-conductuales más directivos, centrados en cambiar las contingencias de su conducta violenta; se trataría de disminuir su violencia y conducta antisocial mostrándole las consecuencias negativas de su comportamiento para sí mismo o los que le rodean. Serán necesarias un número mayor de sesiones para abordar las distintas problemáticas asociadas. Con estos últimos, tomará especial relevancia la evaluación y tratamiento de problemas relacionados con el consumo de sustancias. Pese a ello, el consumo de sustancias desempeña un papel relevante en la violencia contra la pareja, por eso, su evaluación debería ser una práctica que se extendiese a la totalidad de los casos. Ignacio González Sarrió. Doctor en Psicología Jurídica. Perito judicial y forense. NºCol.cv06179. Coordinador Grupos de Trabajo en Psicología Jurídica. http://psicolegalyforense.blogspot.com 696102043 Valencia.