LA ARQUEOMETRÍA APLICADA AL ESTUDIO DE CERÁMICAS PINTADAS Raúl López Villa Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. ÍNDICE CONSIDERACIONES GENERALES Discusión terminológica y evolución de la Arqueometría 3 ESTUDIO ARQUEOMÉTRICO DE LA CERÁMICA PINTADA 5 Contextualización de la muestra 5 Criterios para la elección de las técnicas de análisis 7 Análisis compositivos para determinar procedencias 8 Pigmentos 9 TÉCNICAS DE ANÁLISIS 11 Análisis de lámina delgada mediante microscopio óptico petrográfico 13 Microscopio electrónico de barrido (SEM) 22 Difracción de Rayos X (XRD) 30 Fluorescencia de Rayos X (XRF) 36 Microespectroscopía Raman (MRS) 41 Espectrometría de absorción molecular mediante infrarrojos por Transformada de Fourier (FTIR) 46 Espectroscopía de emisión de Rayos X inducida por partículas (PIXE) y espectroscopía de retrodispersión elástica de partículas (RBS) 50 Espectrometría de emisión atómica con plasma de acoplamiento inductivo (EEA - ICP) 53 Métodos voltoamperométricos 56 CONCLUSIONES GENERALES 57 BIBLIOGRAFÍA 59 2 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. CONSIDERACIONES GENERALES Discusión terminológica y evolución de la Arqueometría En primer lugar, a la hora de afrontar este trabajo, deberíamos establecer a qué hacemos referencia cuando hablamos de Arqueometría. A lo largo del curso hemos visto cómo la aplicación de determinados procedimientos de análisis de distinta naturaleza al estudio de elementos arqueológicos, con una base y un desarrollo teórico y práctico propios del ámbito científico, se ha convertido en una corriente de estudio cada vez más importante que ofrece interesantes posibilidades para el avance de la investigación arqueológica. Éstas técnicas, en su mayoría, han sido generadas para su aplicación en campos que nada tienen que ver con la Arqueología, como el del desarrollo de técnicas aplicadas a procesos industriales de distinto tipo o a investigaciones militares o criminalistas; y sin embargo han demostrado su utilidad en procesos de estudio que aportaban una información importante para la investigación arqueológica. Así, podemos decir que existe una tendencia en la Arqueología, quizás sería demasiado prematuro hablar de disciplina o de especialidad (al menos en nuestro contexto), que, como hemos mencionado, se basa en la aplicación al estudio de elementos arqueológicos de técnicas propias del ámbito “científico”. Sin embargo, en esta afirmación yace implícita una diferenciación entre Arqueología y Ciencia, cuando es una realidad que la primera, a pesar de que se mueve y habita en el campo de las Humanidades, se desarrolla y tiene su razón de ser en la aplicación de los postulados de la segunda para lograr sus objetivos. Quizás un pequeño resumen de la aparición y la evolución del término (y por tanto del concepto) “Arqueometría” nos permita obtener un conocimiento más claro de cuál es el contexto en el que debemos entender los contenidos de la asignatura. La aparición del término está vinculada al nombre de la revista Archaeometry, fundada en 1958 por el Research Laboratory for Archaeology and the History of Art de la Universidad de Oxford. La línea seguida por esta publicación, centrada en los análisis físico-químicos de materiales arqueológicos, desembocó en un predominio del uso del término Arqueometría asociado al de análisis cuantitativo de estos materiales. Además, la utilización de otros términos como “Archaeological Science” o “Sciencebased Archaeology” con una acepción que los vinculaba en mayor grado a las ciencias naturales, contribuyó a reforzar la restricción del término Arqueometría. En castellano la utilización del término “Arqueología Científica” o “Arqueología de base científica”, no ha tenido tanto arraigo como el de Arqueometría. Los motivos quizás tengan que ver con esa contradicción semántica a la que aludíamos más arriba, ya que no tendría sentido hablar de Arqueología Científica cuando está plenamente aceptado que la disciplina y la práctica arqueológica sólo tiene sentido en base a la aplicación de los postulados del método científico. 3 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. Y es que “no debe confundirse el uso de técnicas científicas en la investigación arqueológica con el procedimiento científico que la arqueología sigue en su investigación” (Montero Ruiz et al.2007). Según estos autores, la distinción entre los términos ingleses Archaeometry y Archaeological Science tiende a desaparecer y son cada vez más los partidarios de adoptar el término de Arqueometría en su sentido más amplio. También hacen una propuesta de los campos de actuación propios de la Arqueometría: - Datación. Análisis físico-químicos de materiales, incluyendo tecnología, origen y uso de los mismos. Estudios paleoambientales. Prospección geofísica y teledetección espacial. Empleo de métodos matemáticos y estadísticos. En cuanto a los antecedentes de la Arqueometría, Pollard y Heron recopilan algunos de los primeros estudios analíticos de materiales arqueológicos como el de Klaproth fechado en 1795 sobre composición de monedas, el estudio de pigmentos romanos por Davi publicado en 1815, y la orientación de algunos estudios pioneros para resolver problemas arqueológicos como la procedencia del material, siendo el estudio de Gobel fechado en 1842 un buen ejemplo de ello (Pollard y Heron, 1996) Sobre todo tras la II Guerra Mundial, aparecen nuevas técnicas de análisis que tendrán un amplio uso en el ámbito de la Arqueología. En 1955 Alan Walsh desarrolla la espectroscopía de absorción atómica y en 1966 Harry Bowman y su equipo publican los primeros análisis con fluorescencia de energía de dispersión de rayos X. En el campo de la datación los principios del arqueomagnetismo se presentan en 1936, la datación por flúor en la década de los 40, el carbono14 (C14) a fines de esta misma década y los principios de la termoluminiscencia en 1953, aunque su uso generalizado en arqueología no será hasta los años 70. A partir de la década de los 70 se cuenta con una gran diversidad de técnicas y se produce el avance en el desarrollo de la instrumentación gracias al control digital de los procesos, a la estandarización de las plataformas informáticas que los soportan, la aparición de nuevo software y el desarrollo de equipos portátiles, lo que redunda en una mayor precisión en los análisis (Montero Ruiz et al.2007). 4 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. ESTUDIO ARQUEOMÉTRICO DE LA CERÁMICA PINTADA Contextualización de la muestra Como punto de partida para elaborar nuestro trabajo vamos a utilizar una de las muestras de materiales arqueológicos proporcionadas en los primeros días de clase. En concreto partiremos del fragmento de cerámica pintada para tratar de profundizar en las técnicas más apropiadas para la caracterización de material cerámico y, en particular, para el estudio de pigmentos aplicados sobre este tipo de material. En cuanto a la muestra, se trata de un fragmento de cerámica de pasta homogénea, y bien cocida, de color anaranjado y con un tamaño de grano y de desgrasantes pequeño. Presenta una decoración en bandas de color rojizo más oscuro que el de la pasta, y sabemos de ella que se ha datado, por su contexto de excavación, en época ibérica. Fig. 1. Imagen de la muestra. A continuación, expondremos las técnicas más apropiadas para su estudio arqueométrico, ejemplificando su aplicación y determinando qué tipo de información y qué utilidad podemos obtener de cada una de ellas a través de la referencia a estudios realizados. Además, trataremos de hacer especial hincapié en el análisis y la identificación de los pigmentos utilizados. La especial atención a este determinado rasgo responde a varios motivos. Por un lado, en la mayoría de las publicaciones consultadas, los estudios arqueométricos vinculados a materiales cerámicos se basan principalmente en la determinación y el análisis de los componentes de la pasta dejando el estudio de los pigmentos utilizados en la decoración (en caso de existir) en un segundo plano o directamente sin tratar. Por otro lado, el hecho de que la decoración pictórica constituye un elemento diferenciador sobre las demás muestras cerámicas proporcionadas en clase, por lo que nos servirá 5 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. para tratar de aportar alguna información en este trabajo que no redunde en la aportada por otros compañeros. Por último, el hecho de que el análisis de pigmentos constituye un campo de estudio que puede extenderse a objetos de diferente naturaleza y contexto cultural y temporal, y para el que pueden encontrarse múltiples aplicaciones, como la determinación de la procedencia geográfica o la datación de un determinado objeto arqueológico, pero también la atribución de una determinada obra a un determinado artista o tradición cultural. En cuanto a los fundamentos de actuación y los procedimientos de cada una de las diferentes técnicas, expondremos una visión general de los principios básicos, sin entrar a detallarlos en profundidad. Esta decisión también responde a varios motivos. En primer lugar el hecho de que, como arqueólogos, no disponemos de la formación necesaria para llegar a comprender y valorar en profundidad los diferentes procesos, reacciones y variaciones que se producen en la muestra y que permiten la obtención de los datos correspondientes, de la misma manera que no sabemos “leer” esos datos si no es con ayuda de un técnico especializado. En segundo lugar, el hecho de que, en realidad, no corresponde a la figura del arqueólogo llevar a cabo esas técnicas, aunque sin duda es su deber conocer de su existencia y saber qué tipo de información puede ofrecerle cada una y cómo aplicarlas a su investigación. Trataremos de desarrollar esos aspectos más adelante. En definitiva, y como se ha expuesto en varias ocasiones durante el transcurso de la asignatura, lo que nos interesa como arqueólogos es, no tanto los pormenores de los procesos que intervienen en cada una de las técnicas a desarrollar, sino más bien el ser conscientes de las posibilidades y el tipo de información que podemos obtener de la aplicación de estas técnicas al estudio de nuestros materiales. No obstante, sí que se hace necesario un cierto conocimiento de cada una de estas técnicas para poder decidir cuál de ellas es aplicable a una casuística concreta, en relación, sobre todo, a lo que tiene que ver con la forma en que la técnica interactúa con el objeto y con los procesos de preparación de las muestras. En base a estas consideraciones, y como hemos dicho, trataremos de exponer cada una de las técnicas hablando brevemente de las características de su proceso de análisis, reflexionando acerca de su utilidad de cara al estudio de materiales arqueológicos (y en concreto de cerámicas pintadas) y haciendo referencia a diferentes estudios o trabajos que ejemplifican aplicaciones concretas de estas técnicas. 6 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. Criterios para la elección de las técnicas de análisis La elección de una determinada técnica de análisis a la hora de acometer el estudio arqueométrico de materiales arqueológicos dependerá de una serie de aspectos que hemos de valorar de forma previa a esta elección: - La información que pretendemos obtener. - La naturaleza química de la pieza. - Su estado de conservación. - La importancia o no de su integridad en función de los procesos de preparación de la muestra necesarios para desarrollar cada una de las técnicas, ya que algunas exigirán la destrucción de una parte, en ocasiones mínima, del material para su procesado y su posterior análisis. - El presupuesto o los recursos disponibles. En nuestro caso, la información que pretendemos obtener es la referente a la composición, tanto de la pasta cerámica como de los pigmentos, para poder establecer estudios comparativos que nos permitan formular hipótesis acerca de la pertenencia de la muestra a, por ejemplo, un taller o una zona de procedencia concreta. Estos estudios analíticos deben complementar un trabajo previo de documentación arqueológica, estudio tipológico, análisis de los elementos decorativos, etc., que nos ofrecerá la posibilidad de conocer en profundidad el material que estamos sometiendo a análisis, el contexto donde ha aparecido y demás datos importantes que nos ayudarán en la interpretación de los datos obtenidos y que también nos servirán para poder exponer claramente a las personas encargadas de realizar los análisis, sino somos nosotros mismos, qué problemática queremos resolver o que datos concretos queremos obtener con la aplicación de estas técnicas. Igualmente, hemos de tener claro que, por norma general, la mejor opción será la utilización de diferentes técnicas sobre una misma pieza, de manera que podamos contrastar y completar los datos ofrecidos por cada una de ellas, como se aprecia en los estudios que proponemos como ejemplos. 7 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. Análisis compositivos para determinar procedencias La utilización del análisis químico para establecer la procedencia de las materias primas empleadas en la fabricación de cerámicas empieza a darse ya a finales del s. XIX y principios del XX, aunque no es hasta las décadas de 1950 y 1960 cuando empiezan a obtenerse resultados equiparables a lo que hoy entendemos como caracterización química, al amparo del desarrollo de la tecnología vinculada a este tipo de análisis. En el plano teórico, el postulado de proveniencia propuesto en 1977 por Weigand daba un reconocimiento oficial a la teoría de que el estudio compositivo de una cerámica podía ponerla en relación con la materia prima de la que procedía, y que “la variabilidad natural que presentaban las cerámicas procedentes de un mismo origen eran menores respecto de su centroide que del de cualquier otro grupo de un origen diferente” (Buxeda i Garrigós, 1999), esto es, que si comparamos el análisis compositivo de varios materiales arqueológicos, aquellos que provengan de una misma fuente mostrarán una concordancia mayor entre ellos que la que mostrarán respecto a materiales cuya materia prima haya sido extraída de una fuente distinta. Obviamente, a la hora de encontrar el factor diferenciador en el análisis compositivo de un material concreto, que nos permita ponerlo en relación con una fuente y, por tanto, con un lugar de procedencia determinado, no deberemos fijarnos en los elementos mayoritarios más comunes, sino en aquellos que por su singularidad y escasez nos permitan plantear estas hipótesis, los llamados “elementos traza”. Normalmente estos elementos aparecen en una proporción muy reducida, por lo que debemos asegurarnos de que el rango de detección de la técnica empleada nos permita discriminarlos. 8 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. Pigmentos La elaboración de sustancias colorantes adaptadas a las necesidades decorativas y funcionales de los objetos y las superficies sobre las que se aplican ha sido una constante en la historia de la Humanidad. De hecho, y aunque no profundizaremos en este tema ya que pensamos que no se trata de una cuestión a desarrollar ampliamente en este trabajo, se pueden reconocer a lo largo de la historia determinados pigmentos característicos de determinadas épocas o zonas geográficas o culturales. Esta peculiaridad, provocada por la lógica correspondencia entre las posibilidades tecnológicas y de obtención de recursos primarios de la sociedad que desarrolla un determinado pigmento, podría llevarnos a pensar que se podría establecer, a través de la identificación de las peculiaridades de los mismos mediante técnicas de análisis arqueométrico, una atribución cultural, temporal o geográfica de un objeto que presentara algún tipo de decoración pintada. Sin embargo, el hecho es que existe una gran gama de coloraciones básicas que se han conseguido, durante milenios, con las mismas premisas. Esto es, muchos de los colores utilizados a lo largo de la historia se han obtenido a partir de tratamientos similares de una misma materia prima en diferentes culturas y sociedades separadas en el tiempo y en el espacio. Así, si encontramos un objeto decorado con un pigmento rojizo, un análisis arqueométrico nos proporcionará, en muchos casos, la evidencia de que en su preparación se ha utilizado hematites u óxidos de hierro. A pesar de esto, sí que existen una serie de colorantes y pigmentos determinados que, gracias a las fuentes, podemos atribuir a momentos y espacios culturales determinados, por lo que nos pueden ofrecer, sino una datación y una atribución cultural absoluta, al menos sí unos parámetros relativos que nos sirvan para avanzar en nuestra investigación. De la misma manera, tampoco podemos descartar la existencia de particularidades compositivas en la elaboración de estos pigmentos, es decir, la aparición de esos elementos traza que en ocasiones se localizan en las pastas cerámicas y que nos permiten acotar la procedencia de la materia prima. A la hora de acometer una clasificación de los tipos de pigmentos conocidos nos encontramos con que ésta sería prácticamente inabarcable, pues, sólo teniendo en cuenta los pigmentos naturales (entendiendo éstos como los que no requieren procesos industriales o de síntesis para su uso) ya obtendríamos una nómina demasiado extensa como para abordarla en este trabajo. Si a ello añadimos aquellos en los que se llevan a cabo procesos químicos o de manipulación industrial para su obtención, sobretodo en época moderna, el objetivo se hace prácticamente inalcanzable. No obstante, apreciamos en algunos tratados de producción de pinturas de época contemporánea cómo algunos pigmentos usados desde la Antigüedad han seguido utilizándose (aunque muchos otros han caído en desuso, muchas veces por razones de salubridad, como el albayalde o blanco de plomo, PbCO3) hasta nuestros días, como el azul egipcio (silicato de cobre), el minio (tetraóxido de plomo), los óxidos de hierro 9 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. (sobre todo la hematita, Fe2O3), o el púrpura (en la Antigüedad obtenido de moluscos gasterópodos del género Murex, que debido a su dificultad de obtención empezaron a ser sustituidos por la conocida chinchilla a principios de la Edad Media) (Santini, 1951). Esto nos da una idea de que existen una serie de pigmentos “estándar”, ampliamente utilizados durante grandes períodos de tiempo y en distintos ámbitos culturales. Sin embargo, para el contexto que nos ocupa, el del estudio de materiales arqueológicos, una de las fuentes más útiles y completas acerca de la elaboración de pigmentos (aunque más centrada en decoraciones murales y arquitectónicas que en la de objetos cerámicos) son los diez libros de Arquitectura de Vitruvio. Vitruvio dedica los capítulos del VII al XIV de su libro VII a describir las características y los procesos de fabricación de los diferentes pigmentos empleados en la época, prestando especial atención al bermellón, el azul, el ocre quemado, el albayalde, el cardenillo, la sandáraca y el púrpura. Igualmente apunta una diferenciación entre lo que denomina “colores minerales” (los que se extraen directamente de la tierra) y los “colores artificiales” (obtenidos a partir de procesos que mezclan varios de los otros) (Ortiz y Sanz, 1787). A esta diferenciación, que se correspondería con la que hemos apuntado anteriormente, cabría anteponer, o superponer, otra que quizás responda a criterios más modernos que los utilizados por Vitruvio y que es importante tener en cuenta a la hora de buscar las técnicas de análisis arqueométrico más adecuadas: la diferenciación entre colorantes orgánicos y colorantes inorgánicos. Como decimos, es importante la discriminación de la naturaleza química de la pieza ya que de ella dependerá el uso de uno u otro sistema de análisis. Por ejemplo, si hablamos de espectroscopías, podemos establecer dos grandes grupos de técnicas en función de su aplicación a materia orgánica o inorgánica. De forma general, podemos identificar los sólidos inorgánicos con estructuras atómicas, y la materia orgánica con estructuras moleculares, y en base a esta diferencia podemos clasificar cada una de las técnicas. Así, por ejemplo, si hablamos de espectroscopías de emisión podemos diferenciar entre espectroscopías de emisión atómica (Fluorescencia de Rayos X, Espectroscopía de Energía Dispersiva, Espectroscopía por Interacción de Iones o Espectroscopía de Rotura Inducida por Láser) y espectroscopías de emisión molecular (Resonancia Magnética Nuclear o Microscopía RAMAN). Igualmente, si hablamos de espectroscopías de absorción, podremos diferenciar entre espectroscopías de absorción atómica (AAS) y espectroscopías de absorción molecular (mediante Infrarrojo por Transformada de Fourier o mediante Rayos UV o de luz visible). Al hilo de estas consideraciones recordamos que en el contexto de los estudios arqueológicos, por razones obvias de paso del tiempo y condiciones de conservación (contextos de enterramiento, etc.), lo habitual es enfrentarnos al estudio de materias inorgánicas, que resisten mucho mejor que las orgánicas este devenir del tiempo y los complejos procesos de deterioro, erosión, modificación química, solubilidad… que conlleva. 10 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. TÉCNICAS DE ANÁLISIS Existe una interesante variedad de técnicas que podemos aplicar para la caracterización de cerámicas históricas. A la hora de acometer una clasificación podríamos establecer diferentes criterios más o menos generalistas, como si son de carácter destructivo o no, si son aplicables a materias orgánicas o inorgánicas, si se basan en estudios atómicos o moleculares, si se trata de técnicas de análisis o de observación, en función del tipo de energía o de longitud de onda que se emplea en su análisis, etc. R. Vigil de la Villa Mencía y R. García Giménez proponen una clasificación que nos parece bastante completa (Vigil de la Villa Mencía y García Giménez, 2008): Técnicas no destructivas: -Observación óptica: lupa, microscopio. -Métodos radiográficos y xeroradiográficos. -Emisión de Rayos X inducida por protones (PIXE externo). Técnicas destructivas: -Mineralógicas: -Microscopía petrográfica: -Lámina delgada (TX) -Análisis textural (TA) -Microscopía electrónica: -Transmisión (TEM) -Barrido (SEM) -Difracción de Rayos X (XRD) -Análisis de minerales pesados (HMA) -Químicas: -Técnicas de activación neutrónica (NAA) -Espectroscopia de plasma acoplado inductivamente (ICP) -Fluorescencia de Rayos X (XRF) -Electrodos selectivos (SE) -Espectroscopia de Absorción Atómica (AAS) 11 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. -Microsonda electrónica. Energía dispersiva Rayos X (XDE) -Espectrofotometría visible (Vis), infrarroja (IR), ultravioleta (UV) -Espectrometría Mössbauer (EM) -Emisión de rayos gamma inducida por protones (PIGME) -Mixtas: -Dilatometría (DA) -Análisis térmico diferencial (DTA) -Análisis termogravimétrico (TGA) Al margen de esta extensa y diversificada propuesta, que a pesar de todo no recoge la totalidad de las técnicas disponibles para el estudio arqueométrico de materiales arqueológicos, y basándonos en los estudios consultados, nos centraremos en aquellas técnicas que nos parecen más útiles para nuestro caso concreto y que vienen siendo las más utilizadas en el estudio de materiales cerámicos y en el análisis de pigmentos. Así, en este trabajo hablaremos de las siguientes técnicas: 12 - Análisis de lámina delgada mediante microscopio óptico petrográfico (de luz polarizada o no). - Análisis mediante microscopio electrónico de barrido asociado a un espectrómetro de energía dispersiva. - Análisis de difracción de Rayos X. - Análisis de fluorescencia de Rayos X. - Análisis mediante microespectroscopía Raman. - Análisis de espectrometría de absorción molecular mediante infrarrojos por transformada de Fourier. - Análisis mediante espectroscopía de emisión de Rayos X inducida por partículas y mediante espectroscopía de retrodispersión elástica de partículas. - Análisis de espectrometría de emisión atómica con plasma de acoplamiento inductivo. - Análisis mediante métodos voltoamperométricos. “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. Análisis de lámina delgada mediante microscopio óptico petrográfico El análisis de lámina delgada mediante microscopio óptico petrográfico se basa en la observación de una muestra seccionada de la pieza a estudiar a través de un microscopio óptico de luz transmitida (polarizada o no). La muestra en lámina delgada, como indica su nombre, ha de ser lo suficientemente fina como para permitir el paso de la luz a través de ella, de manera que se obtiene una visión clara de su composición microscópica. En muchas ocasiones también se obtienen microfotografías que facilitan este análisis. Preparación de la muestra Se trata de una técnica destructiva, ya que la preparación de la muestra requiere la manipulación de un fragmento de la misma. Éste ha de presentar un corte en sección representativo de la composición de la pasta. Mediante cortadora o devastado se obtiene una pieza lo más fina posible que después, mediante micropulido, se termina de adaptar a las exigencias de la técnica, obteniendo una lámina lo suficientemente delgada y de superficie lo suficientemente homogénea como para permitir a la luz del microscopio atravesarla y ofrecer una imagen clara de la composición de la pasta. En la mayoría de los casos, para facilitar el manipulado de la muestra ésta se embute en una pastilla de resina sintética. Fig. 2. Proceso de pulido de la muestra. Fig. 3. Muestra embutida. 13 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. Proceso de análisis Ya sabemos que el funcionamiento del microscopio óptico se basa en la utilización de un sistema de lentes que nos permite obtener una visión aumentada del objeto colocado en la pletina. En cuanto a los sistemas de iluminación de la muestra, pueden emplearse luz incidente o luz transmitida. En el caso del análisis de lámina delgada, como hemos mencionado, la luz empleada es transmitida, ya que atraviesa la muestra. Fig. 4 Partes principales de un microscopio óptico Además, esta luz puede ser polarizada mediante un polarizador que se instala entre el condensador y la muestra. Este polarizador cuenta con un cristal de cuarzo y otro de Nícol (de ahí la expresión vista con “nícoles cruzados” que podemos encontrar en algunos estudios). De esta manera se modifica la vibración de la luz emitida de forma que determinados compuestos inorgánicos se hacen reconocibles a través de la extinción o la aceptación de la luz. Ello nos ayuda a reconocer con mayor facilidad (siempre que conozcamos el aspecto de las partículas y su reacción a la luz polarizada) determinados componentes de la pasta. 14 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. Esta técnica también permite la obtención de microfotografías de la muestra, que pueden resultar muy útiles tanto para su estudio como para el desarrollo de la investigación y su divulgación. Fig. 5. Ejemplo de microfotografía de lámina delgada (luz normal) Fig. 6. Ejemplo de microfotografía de lámina delgada (luz polarizada) El análisis de lámina delgada mediante microscopio óptico petrográfico es utilizado en numerosas ocasiones para llevar a cabo una primera aproximación visual a los elementos compositivos de las pastas cerámicas (segunda o tercera si tenemos en cuenta el análisis visual o mediante lupa binocular), así como para contrastar datos aportados por otras técnicas. Ejemplos de aplicación Como señalan J. Capel et al., en su trabajo acerca de la caracterización de materiales cerámicos procedentes de varios yacimientos de la Edad del Bronce, este método “ya ha demostrado, con creces, su eficacia en la determinación de procedencia de materiales” (Capel et al., 1999). Además, en este trabajo, y en base a esta validez probada que otorgan al análisis de lámina delgada, llevan a cabo una contrastación mediante esta técnica de los resultados obtenidos a través de otra que consideran “experimental”, el análisis mediante espectrometría de masas de isótopos ligeros estables del oxígeno y del carbono. 15 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. La finalidad del trabajo es avanzar en el uso de sistemas de análisis que permitan discriminar de una forma más clara la procedencia de las arcillas empleadas en la fabricación de cerámicas, ya que existe la problemática real de que, en muchos casos, las características mineralógicas de estos materiales son muy similares por proceder de rocas de igual composición y haber sido sometidos a iguales procesos de alteración y transformación. Sin embargo, para nosotros resulta ilustrativo en cuanto al mencionado uso de la técnica del análisis de lámina delgada mediante microscopio óptico petrográfico para contrastar la información obtenida a través de otras técnicas, así como por la categorización que ofrece de la información que nos proporciona. Así, los autores obtienen datos acerca de la textura y el color (y una primera aproximación a su composición) de su masa basal, la “contextura b” (disposición y naturaleza de cristales y granos), la existencia y los tipos de desengrasantes, de poros, de nódulos, de revestimientos e hiporrevestimientos y de microfósiles. En base a la observación de las láminas establecen tres grupos de matrices: - El primero, caracterizado por la presencia de un determinado tipo de microfósiles, una porosidad de tamaño fino y desgrasantes homogéneos de tamaño medio. - El segundo, caracterizado por una matriz fina de desgrasante muy pequeño, porosidad heterogénea y existencia de grietas paralelas el borde de la pieza. - El tercero, caracterizado por la presencia de desgrasantes de un tamaño mucho mayor. Esta información ha dado pie a la propuesta de la existencia de dos tipos distintos de materiales (el utilizado para la elaboración de la piezas del grupo I y el usado para los grupos II y III), aunque ni el análisis de lámina delgada ni el de isótopos estables permiten atribuir una procedencia concreta a las muestras estudiadas. Por su parte, Cardell et al., en su trabajo acerca del estudio de la composición y procedencia de las cerámicas fenicias del yacimiento del Cerro del Villar (Málaga), mencionan como el estudio mediante microscopía óptica petrográfica de láminas delgadas de las muestras cerámicas “ha permitido caracterizar mineralógica y texturalmente tanto la pasta cerámica como el desgrasante, morfologías, textura, proporciones, transfusiones y transiciones de fases, etc.” (Cardell et al., 1999). Los autores tratan de corroborar, mediante el estudio arqueométrico de estas piezas, la hipótesis arqueológica de la existencia en el lugar de un centro alfarero en los ss. VII y VI a. C. La finalidad del estudio es tratar de poner en relación varias muestras de materiales arcillosos de zonas de obtención próximas al yacimiento con las pastas empleadas en la fabricación de las cerámicas para tratar de establecer su carácter autóctono o alóctono, así como profundizar en el conocimiento de aspectos característicos de estas pastas tales como su composición, la posible selección del material según la función que fuera a cumplir la pieza, las temperaturas alcanzadas durante la cocción o el tipo de atmósfera en la que esta se llevo a cabo. 16 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. En cuanto a las muestras empleadas para el estudio, se emplean un total de 16 muestras cerámicas y 4 muestras de material geológico. En cuanto a las muestras cerámicas, todas son fragmentos de piezas que no han sido concretadas con seguridad, aunque los autores del estudio las clasifican en 7 grupos en función de un primer análisis visual: - Grupo 1: relacionadas con el proceso de fabricación (prismas, escorias…). Muestras 1-1 y 1-2. - Grupo 2: con algún tipo de defecto de fabricación. Muestras 2-1 y 2-2. - Grupo 3: cerámicas con engobe rojo destinadas al servicio de mesa. Muestras 3-1 (trozo de plato) y 3-2 (trozo de vaso). - Grupo 4: fragmentos de vasijas de gran tamaño con decoración polícroma. Muestras 4-1 y 4-2. - Grupo 5: cerámicas con aspecto de haber sido cocidas en atmosfera reductora y posiblemente destinadas a su uso doméstico como vajilla de mesa. Muestras 5-1, 5-2 y 5-3. - Grupo 6: fragmentos aparentemente modelados a mano y posiblemente destinados a su uso en cocina. Muestras 6-1, 6-2 y 6-3. - Grupo 7: fragmentos de ánforas. Muestras 7-1 y 7-2. En cuanto a las muestras de material geológico, como hemos mencionado, se obtienen de las proximidades del yacimiento, con distancias máximas al mismo de entre 4 y 6 km., considerando las posibilidades de transporte de la época y la necesidad de una fuente de materia prima cercana al propuesto alfar. Los tipos de materiales son: - Muestra A: marga amarillenta con microfauna del Mio – Plioceno. - Muestra B: arcilla gris del Terciario, muy compacta y fracturada. - Muestra C: arcilla amarillenta del Terciario. - Muestra D: arcilla gris oscura del Cuaternario. Como resumen de la información más significativa arrojada por el estudio de las pastas cerámicas mediante microscopía óptica petrográfica de lámina delgada podemos destacar lo siguiente: • En cuanto a la matriz (a la que los autores se refieren también con el término de “pasta cerámica”), se trata de un material arcilloso en el que el análisis de lámina delgada permite distinguir una serie de impurezas tales como cuarzo, calcita o plagioclasas (grupo de feldespatos correspondiente a la clase de silicatos alumínicos de sodio y calcio). Un aspecto especialmente interesante que nos aporta información acerca del proceso de elaboración y nos permite establecer hipótesis acerca de la tecnología empleada es el hecho de que, en los grupos de muestras 4, 5 y 6, así como en las muestras 2-1 y 3-1, los 17 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. filosilicatos propios de la arcilla son visibles, lo que indica que no se han alcanzado temperaturas muy altas en la cocción (en todo caso menos de 850º C y en aquellos en los que aún podemos reconocer restos de caolinita menos de 550º C). Es significativo el hecho de que sean los grupos 1 y 7 los que presenten evidencias de haber alcanzado temperaturas más altas en el proceso de fabricación. Por un lado, el grupo 1 estaba formado por muestras que habíamos considerado relacionadas con el proceso de fabricación, por lo que podemos suponer que fueran sometidas a procesos de cocción no controlados e incluso que permanecieran en el horno más tiempo que las demás piezas o fueran sometidas a más de una cocción. Por otro, los fragmentos del grupo 7 son fragmentos de ánforas, que no son otra cosa que contenedores para almacenar y transportar productos, en ocasiones muy valiosos, y que por tanto es razonable pensar que fueran objeto de un empeño especial en su fabricación para que pudieran cumplir con su función sin poner en peligro su carga. En esta línea, si observamos la utilidad atribuida a las muestras de los grupos 3, 5 y 6, se trata de fragmentos de cerámicas dedicadas al uso cotidiano, por lo que lo normal es que fueran piezas de una calidad mediocre y probablemente (atendiendo también a la opinión de los autores que hablan de una “intensa ocupación” en la zona durante más de un siglo), cuya elaboración se ajustara más a criterios de rentabilidad y rapidez de producción que a criterios de resistencia o calidad. En lo referente al grupo 2, hemos considerado las muestras como procedentes de piezas con problemas de cocción, por lo que, probablemente, los procesos de cocción se vieron alterados. Por último, el grupo 4 lo componen muestras de cerámicas con decoración polícroma. Este hecho acarrea un componente decorativo indiscutible que, además, no se aprecia en las otras muestras. Esto me hace pensar en que quizás las piezas fueran creadas para cumplir una función eminentemente ornamental y por ello se prestara una mayor atención a criterios de decoración que a criterios de excelencia mecánica. • En cuanto a los desgrasantes, se establece a través de su morfología y su identificación que se corresponden con la mineralogía de las zonas de arenas erosionadas que atraviesa el río Guadalhorce, lo que nos permite acotar una zona de captación, al menos para estos componentes de la cerámica. También se aprecia un porcentaje mucho mayor de desgrasantes en la cerámica hecha a mano (grupo 6) que en la modelada a torno (aproximadamente el 50% frente a menos del 10%). 18 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. Las conclusiones a las que llegan los autores (sumando al estudio mediante lámina delgada la aplicación del microscopio electrónico de barrido y el estudio por difracción de rayos-X) tienen que ver con la temperatura de cocción de las distintas piezas, la tecnología de cocción, la relación entre composición y funcionalidad de las piezas o la procedencia de materias primas. En cuanto a las temperaturas de cocción, se establecen unos rangos de temperatura de entre 750 – 800ºC para las muestras de los grupos 6 y 7, y de en torno a los 1000ºC para las muestras del grupo 1 y una de las muestras del grupo 2. Para las demás muestras se establece una temperatura media de cocción de unos 850ºC. En cuanto a las posibles relaciones entre la composición de la pasta y el uso al que se destinaba la pieza, se aprecia un uso de desgrasantes de mayor tamaño y en mayor cantidad en las piezas destinadas a la cocina, lo que se pone en relación con la necesidad de presentar una mayor resistencia técnica y mecánica frente a los cambios bruscos de temperatura. En cambio, las piezas destinadas a servicio de mesa presentan menos desgrasantes y de menor tamaño, lo que permite un acabado más fino. En cuanto a la procedencia de la materia prima, no se puede llegar a una atribución contrastada a través del estudio, ya que la realidad geológica de la zona no se corresponde con la de la época correspondiente al momento de fabricación de las cerámicas. Sin embargo, los autores determinan que las arcilla debía proceder de zonas próximas al asentamiento ya que en ellas se aprecian características (como el tipo de microfósiles o la presencia de sodio y magnesio) propias de materiales originarios de una zona de estuario y/o próxima a la línea de costa, lo que sí se corresponde con la realidad del asentamiento fenicio, que se encontraba situado en una pequeña isla en medio del estuario formado por la desembocadura del río Guadalhorce. Otro ejemplo de aplicación de la técnica del análisis de lámina delgada mediante microscopio óptico petrográfico es el que nos proporciona el estudio de C. Rísquez y J. M. Molina sobre las cerámicas del yacimiento de Las Calañas de Marmolejo, Jaén (Rísquez Cuenca y Molina Cámara, 1999). En él se encontraron restos de lo que debió ser un centro de producción de cerámica (datado en torno al s. VII – VI a. C.), y mediante el estudio arqueométrico de los materiales hallados se pretende dar respuesta a la cuestión de si todas las formas cerámicas localizadas en el mismo (y clasificadas tipológicamente con anterioridad) se producían allí. Al igual que hemos visto en el trabajo de Capel et al., la técnica de la lámina delgada se emplea aquí para contrastar los resultados obtenidos mediante otras técnicas de análisis, en este caso la Difracción de Rayos X, la Fluorescencia de Rayos X (técnicas que abordaremos más adelante) y la absorción atómica. También hay que decir que este estudio vuelve a tener como propósito principal la determinación de las zonas de procedencia de la materia prima empleada para la producción de la cerámica, y que va parejo a un detallado estudio geológico del asentamiento y de su área de captación. 19 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. La clasificación tipológica había establecido la existencia de cuatro grupos en el conjunto de piezas a estudiar, que también presentaban peculiaridades en cuanto a la pasta cerámica. A grandes rasgos podemos hablar de: - Grupo I: formas cerradas (pastas claras). - Grupos II y III: formas abiertas (pastas grises). - Grupo IV: cerámica de cocina. Después de esta clasificación tipológica y de uso de las piezas se lleva a cabo un estudio de láminas delgadas mediante microscopio óptico petrográfico que permite diferenciar dos grupos en base a la composición de las pastas, más en concreto y como factor principal de diferenciación, en base a la presencia o no de foraminíferos (fósiles susceptibles de ser clasificados por la forma de su concha): - El primero se caracteriza por la presencia de estos foraminíferos, en general en muy buen estado de conservación. Además presentan fragmentos de cristales de minerales habituales en la arcilla (cuarzo, feldespato, mica, calcita) dispuestos sin que se aprecie laminación o bandeado. Particularmente, se aprecia la presencia de dos tipos de fragmentos de cuarzo en función de su tamaño y forma: de menos de 1 mm. con forma redondeada y de entre 1 y 2.5 mm. con formas muy angulosas (menos abundantes). La matriz es de grano muy fino y bastante homogénea. A este grupo pertenecen la mayor parte de las formas abiertas de pasta gris. - El segundo se caracteriza por la ausencia de foraminíferos así como por una mayor presencia de cristales de cuarzo de formas angulosas y tamaño mayor que en el otro grupo (1.5 a 3 mm.), por la presencia de restos carbonizados de materia orgánica y por un cierto bandeado en la matriz. Con estos datos en la mano, los autores del trabajo llevan a cabo un estudio geológico del asentamiento y de la zona de captación del mismo (5 km. alrededor), analizando las muestras desde un punto de vista petrológico y micropaleontológico para ponerlas en relación con las muestras cerámicas. Esta comparación permite establecer con bastante seguridad hipótesis acerca de aspectos relacionados con la procedencia de la materia prima (y, en este caso concreto, por extensión con el lugar de fabricación) de la cerámica, pero también acerca de aspectos relacionados con los procesos de fabricación de la misma y el contexto tecnológico en el que se llevaron a cabo. Por un lado, la coincidencia en el análisis de microfacies (microfósiles, forma, tamaño y disposición de los granos y composición mineral) entre las muestras de arcillas y las muestras cerámicas permite establecer una correspondencia entre las arcillas de zonas muy cercanas al yacimiento y algunos tipos de muestras cerámicas halladas en el mismo (sobre todo con las formas abiertas de tonos grises). 20 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. Por otro, el perfecto estado de conservación de los microfósiles que aparecen en las muestras cerámicas del primer grupo indica que la temperatura de cocción no debió superar los 800-850ºC, temperatura a partir de la cual los filosilicatos presentes en los esqueletos fósiles reaccionan con la calcita presente en la pasta y dan lugar a la gehlenita (que a su vez da lugar a la wollastonita a partir de los 950ºC). En cuanto al grupo en el que no aparecen foraminíferos, no es posible fijar una zona de procedencia de la materia prima, aunque a nivel tecnológico parece claro que el papel de desgrasantes que cumplían los microfósiles en el otro grupo es sustituido en este por la adición de fragmentos de cuarzo de tamaño considerable así como de fragmentos de materia orgánica. Por último, los autores señalan como la caracterización de las pastas cerámicas halladas en Las Calañas y la determinación de algunas zonas de captación de materias primas da pie a una posterior investigación acerca de la existencia de posibles relaciones comerciales con otros asentamientos de la zona en base al análisis de materiales hallados en los mismos. Conclusiones El análisis de lámina delgada mediante microscopio óptico nos permite obtener información acerca del tipo de componentes de la pasta cerámica (y en menor medida de las capas de pigmentos), la calidad de la cerámica en cuanto a la pureza de la materia prima, el uso y las características de los desgrasantes empleados, la existencia o no de determinados procesos acaecidos durante la cocción, etc. Esta información nos permite plantear una serie de primeras hipótesis en relación a las posibles zonas de procedencia de la materia prima utilizada para la elaboración de la pasta o los pigmentos, la tecnología empleada para su elaboración o los pormenores de estos procesos tecnológicos (como el grado de temperatura alcanzado a través de la detección de elementos generados a partir de la transformación de otros sometidos a ciertos rangos de temperatura), etc. Así, y a pesar de tratarse de una técnica de observación más que de una técnica analítica, y a pesar de su carácter destructivo, se trata de una herramienta muy útil y muy utilizada a la hora de acometer el estudio de materiales cerámicos. Es curioso observar como el estudio de láminas delgadas mediante microscopio óptico nos proporciona una información tan completa y valiosa que, en más de una ocasión, valida otras informaciones obtenidas mediante procedimientos mucho más complejos y que proporcionan, a priori, análisis más profundos. Seguramente esta circunstancia tiene que ver con el carácter experimental atribuido a estas técnicas y a su reciente aplicación al campo de la Arqueometría y la investigación arqueológica. Quizás cuando su uso se asiente y se normalicen los criterios a seguir en su aplicación, y cuando se sistematice la interpretación a hacer de los resultados obtenidos estas técnicas sean consideradas tan validas como la lámina delgada. 21 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. Microscopio electrónico de barrido (SEM) El uso de esta técnica está generalizado en los estudios arqueométricos de materiales arqueológicos, tanto por la información que proporciona como por su relativa accesibilidad. Preparación de la muestra A la hora de plantearse la aplicación de esta técnica a nuestra investigación hay que tener en cuenta que se trata de una técnica de carácter destructivo. La muestra ha de prepararse extrayendo un fragmento de la pieza a estudiar y adecuando su tamaño a las características del cargador del microscopio (normalmente un cubo de menos de un cm. de arista, aunque depende del modelo de microscopio empleado). Además, para que se pueda llevar a cabo el análisis, hay que metalizar la muestra (en el supuesto, como es nuestro caso, de que se trate de un material no metálico), para permitir la conductividad. Este metalizado se suele realizar recubriendo la cara de la muestra que será objeto de análisis de una fina capa de oro. También hay que tener en cuenta que muchos de estos equipos funcionan en vacío (aunque también existen equipos que funcionan en circunstancias ambientales normales) por lo que es muy importante que la muestra no contenga agua ni otros líquidos que pueden interferir en el buen funcionamiento del mismo. Fig. 7. Microscopio electrónico de barrido. Proceso de análisis El estudio de materiales arqueológicos mediante microscopio electrónico de barrido permite obtener imágenes de la muestra con un aumento y un nivel de detalle que va mucho más allá de las posibilidades de los microscopios ópticos. Además, si se emplea asociado a un espectómetro de energía dispersiva, permite llevar a cabo análisis químicos de la composición del material. 22 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. Sin embargo, este análisis tiene unas características determinadas que hay que tener en cuenta. Por un lado, la analítica responde a la composición de la zona del material sobre la que está enfocado el microscopio, por lo que sus resultados no pueden ser considerados como representativos de toda la pieza. Si pretendemos obtener unos resultados ilustrativos de la composición general deberemos realizar varias mediciones en diferentes zonas de la muestra, tratando de que estas nos den una imagen lo más completa posible y teniendo en cuenta eventuales particularidades (zonas con decoración, añadidos, zonas deterioradas o con concreciones…), para después obtener los valores medios. Por otro, la capacidad de penetración del haz de electrones es limitada, lo que puede resultarnos especialmente útil para el análisis compositivo de pigmentos, engobes, recubrimientos, etc. Su funcionamiento, como hemos avanzado y a grandes rasgos, se basa en la incidencia sobre el material de un haz de electrones. Los electrones se aceleran en un campo eléctrico (para aprovechar de esta manera su comportamiento ondulatorio), proceso que se lleva a cabo en el cañón del microscopio. Los electrones acelerados salen del cañón, y son enfocados por una lente condensadora y otra objetiva, cuya función es reducir la imagen del filamento, de manera que incida en la muestra un haz de electrones lo más pequeño posible (para así tener una mejor resolución). Con unas bobinas deflectoras se barre este fino haz de electrones sobre la muestra, punto por punto y línea por línea. Cuando el haz incide sobre la muestra, se producen muchas interacciones entre los electrones del mismo y los átomos de la muestra. La energía que pierden los electrones al incidir en la muestra puede hacer que otros electrones salgan despedidos (electrones secundarios), y producir rayos X, electrones Auger, etc. El más común de los procedimientos de análisis es el que detecta electrones secundarios, y es con el que se logran la mayoría de las imágenes de microscopios de barrido. Fig. 8. Esquema del funcionamiento de un microscopio electrónico de barrido. (1: carcasa; 2: emisor de electrones; 3: haz de electrones; 4: cátodo; 5: ánodo; 6: inductor de enfoque; 7: muestra; 8 y 9: detectores, en nuestro caso se trataría de un Espectómetro de Energía Dispersiva; 10: pantalla de absorción) 23 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. Ejemplos de aplicación Como ejemplo de aplicación del análisis mediante microscopio electrónico de barrido asociado a un espectrómetro de energía dispersiva podemos señalar varios trabajos. En primer lugar, nos referiremos a un estudio que nos resulta interesante tanto por lo ilustrativo de las conclusiones e hipótesis que genera como por tratarse de una caracterización específicamente centrada en un pigmento. Se trata del trabajo de J. M. Román y E. Navas acerca del estudio de un fragmento de pigmento mineral “azul egipcio” aparecido en un contexto de época iberorromana del yacimiento del Cerro de la Mora (Granada) (Román Punzón y Navas Guerrero, 2006). En este caso no se trata de una decoración pintada, sino de un fragmento de la propia materia colorante, por lo que no es aplicable la mencionada característica de la técnica que nos ocupa que la hace especialmente indicada para el análisis de recubrimientos y capas superficiales en un objeto (y que sí que veremos rentabilizada en posteriores ejemplos). Además, y como veremos, es muy probable que su utilización no tuviera que ver con la decoración cerámica. Sin embargo, se trata de uno de los pocos estudios que hemos encontrado que se centre en el análisis de un pigmento de la Antigüedad y en él queda patente la utilidad de la información que nos proporciona la identificación de determinadas sustancias de las que conocemos sus usos y su atribuciones cronológicas. En un primer momento tras su descubrimiento, se consideró que en realidad se trataba de un fragmento de pasta vítrea, aunque tras someter la muestra a un análisis mediante SEM quedó claro que se trataba de un fragmento de “azul egipcio” o “azul pompeyano”, sustancia mineral usada en la Antigüedad como pigmento y de la que conocemos sus usos principales y el contexto geográfico y temporal del comienzo de su uso sistemático a través de diversas fuentes antiguas (Vitruvio, Plinio, Teofrasto…). Concretamente, se descubrió que se trataba de la variedad de silicato de calcio y cobre (CaCuSi4O10, que se obtenía a través de un proceso que lo convierte en uno de los pigmentos sintéticos más antiguos del mundo, y cuyos principales usos tenían que ver con las decoraciones murales pintadas (sobre todo en Egipto y Mesopotamia, aunque también en el mundo romano), la elaboración de cosméticos y fármacos, la coloración de vidrios y el teñido de fibras textiles. Para determinar el uso de este pigmento en el yacimiento, los autores lo ponen en relación con su contexto material. La aparición de fusayolas, pondus y otros objetos relacionados con los trabajos textiles (alfileres, punzones…), sumado al hecho de que apenas existen en zonas próximas al yacimiento especies vegetales susceptibles de ser utilizadas como colorante, hacen pensar en su uso como tinte textil. Esta consideración, unida al prestigio, expresado entre otros por Estrabón, de los textiles y la lana de la zona en el mundo turdetano y romano y al carácter de mercado rural atestiguado en el asentamiento, lleva a los autores a pensar acerca de las implicaciones de una posible importación de este pigmento en relación a la posible existencia de una producción textil destinada al comercio. 24 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. En primer lugar, esta importación se hace obligada (al menos a la luz de los descubrimientos realizados en el yacimiento hasta la publicación del artículo) ya que no se han documentado en el Cerro de la Mora atribuibles a hornos capaces de generar la temperatura necesaria para la obtención del “azul egipcio” (850ºC durante 24 horas). Sin embargo, no se hace posible la identificación de la procedencia del pigmento, ya que, según los autores, no se han realizado suficientes hallazgos ni analíticas de este pigmento como para permitir establecer una atribución geográfica. En segundo lugar, el hecho de importar una sustancia tan específica y cara como la que nos ocupa lleva a pensar que no se limitara su uso al ámbito doméstico, sino que parece más apropiado pensar en una amortización de este elevado coste mediante la comercialización de productos textiles tintados, producidos en un taller de cierta envergadura (del que no se han encontrado restos), empleando como plataforma ese mercado rural al que hemos hecho referencia anteriormente. Observamos en este trabajo la importancia y la calidad de la información que podemos obtener al poner en relación un pigmento concreto con su contexto arqueológico, aunque hay que tener en cuenta que el caso del “azul egipcio” es una excepción. Se trata de uno de los pocos casos en que su especificidad química nos remite a un producto muy concreto del que además conocemos excepcionalmente su uso y su consideración en el mundo antiguo, cuando lo normal es encontrarnos (sobre todo en el análisis de cerámicas arqueológicas de ápoca antigua) con decoraciones pintadas realizadas mediante el uso de pigmentos y colorantes muy comunes, empleados a través de la práctica totalidad de la Historia de la Humanidad y a los que las fuentes antiguas no prestan una atención específica (como los óxidos de hierro). Fig. 9. Microfotografía SEM de fragmento de pigmento “azul egipcio” (resaltada la zona donde se realiza el análisis compositivo). (Román Punzón y Navas Guerrero, 2006). 25 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. Fig. 10. Gráfica del análisis mediante microscopio electrónico de barrido asociado a espectrómetro de masas de un fragmento de pigmento “azul egipcio”. (Román Punzón y Navas Guerrero, 2006). Otro ejemplo de aplicación de la técnica del análisis mediante microscopio electrónico de barrido al estudio de materiales arqueológicos es el estudio llevado a cabo por J. Pérez-Arantegui et al. acerca de la estructura y composición de cerámica vidriada de época romana y medieval (Pérez – Arantegui et al., 1999). A pesar de que en él no se aborda el análisis de decoraciones pintadas, sí que queda de manifiesto la utilidad de esta técnica para el análisis de recubrimientos. De hecho, en el planteamiento de este estudio los autores corroboran esta utilidad a la hora de hablar de los diferentes tipos de información que proporciona esta técnica. Hay que decir, no obstante, que en este trabajo no se lleva a cabo un estudio para resolver una cuestión determinada en el marco de una investigación arqueológica concreta, sino que se trata de describir las peculiaridades compositivas de algunos tipos de vidriados. Si bien este hecho no avanza directamente en la línea de uno de los objetivos básicos de este trabajo (ejemplificar de forma concreta posibles casos de aplicación de las diferentes técnicas de análisis arqueométrico a la investigación arqueológica), sí que nos sirve para adquirir conciencia de las posibilidades reales de este tipo de análisis y de posibles aplicaciones. El trabajo gira en torno al estudio de seis apartados: 26 - Los vidriados cerámicos al plomo. - Las gradaciones de color en la cerámica de lustre metálico. - La decoración de la cerámica en blanco y azul. - La decoración aplicada bajo el vidriado. - La decoración de “cuerda seca”. - Las alteraciones posteriores del vidriado. “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. En cuanto a los vidriados cerámicos al plomo, los autores hablan de cómo esta técnica (documentada desde el s. I a. C. en Oriente Próximo) fue muy utilizada en época romana en todo el ámbito mediterráneo, por lo que sería muy interesante avanzar en el estudio de su composición y estructura, lo que nos permitiría establecer si existen diferencias significativas en función del tipo de objeto o de su procedencia. Estas conclusiones nos permitirían profundizar en cuestiones relacionadas con la especialización en la fabricación, así como en el conocimiento de la realidad comercial y los avances tecnológicos de cada época. Se habla en el estudio de cómo la aplicación del SEM nos permite conocer la composición química elemental del vidriado y determinar qué elementos son responsables del color o de determinadas propiedades del mismo. En los datos aportados por los autores se pueden apreciar hechos como la presencia en época romana de cobre en los vidriados verdes o de hierro en los vidriados mielados, o como en época islámica se aplica una capa intermedia entre la cerámica y el vidriado compuesta por varios elementos entre los que se encuentra el plomo. En todo caso, vemos cómo el análisis mediante microscopio electrónico de barrido asociado a un detector de energía dispersiva nos permite obtener información precisa de la composición química, la estructura o la coloración del vidriado, o cómo nos permite discriminar entre la penetración de determinados elementos (como el plomo) del vidriado en la pasta cerámica o su adición intencionada en la preparación de la misma. En relación a las gradaciones de color en la cerámica de lustre metálico, gracias a la aplicación de esta técnica se puede determinar que estas gradaciones tienen que ver con la composición química del vidriado. En el caso que nos ocupa se establece que los cambios de tonalidad de rojo pardo oscuro hacia tonos más claros tienen que ver con la relación cobre/hierro en la composición (menor concentración de cobre cuanto más claro). En este tipo de aplicación se hace especialmente patente las ventajas de esta técnica de análisis frente a otras posibles, ya que el SEM, gracias a su forma de incidir en la muestra, permite discriminar en el análisis entre la decoración (de unos 2 – 3 μm. de espesor) y el vidriado (de unos 600 μm. de espesor). En el caso de la cerámica en blanco y azul, el análisis permite a los autores diferenciar la composición de los distintos tipos de maneras de preparar el soporte y el vidriado, lo que les permite atribuir a esta diferencia compositiva el hecho de que los motivos decorativos queden mejor definidos cuando son aplicados sobre vidriados al plomo que cuando se elaboran sobre vidriados alcalinos. El hecho es que la decoración azul contiene alrededor de un 10% de PbO, por lo que se funde a una temperatura más baja que el fondo blanco, que sólo presenta alrededor de un 1% de PbO. Esta diferencia en la temperatura de fusión es la que provoca el difuminado de los contornos. En los vidriados al plomo, sin embargo, decoración y fondo blanco presentan una proporción similar de PbO, lo que provoca que la temperatura de fusión también sea similar y por tanto la solidificación se lleve a cabo a la par y sin problemas de disolución de una sustancia en otra. 27 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. Esta interpretación más limitada y descriptiva de los materiales estudiados se repite en el caso de las cerámicas con decoración aplicada bajo el vidriado y en el de las decoradas mediante la técnica de la “cuerda seca”. En ambos casos los autores se limitan a señalar la utilidad de la técnica para la obtención de información referida, principalmente, a la composición química. En cuanto a las alteraciones posteriores del vidriado, los autores ejemplifican la utilidad del SEM para su estudio a través de dos casos concretos. Por un lado, hablan del proceso de fijación de fósforo que muchas veces afecta a los vidriados (sobre todo a los vidriados al plomo) durante el enterramiento de la pieza. Gracias al uso de esta técnica se han podido detectar con claridad las distintas zonas de alteración del vidriado a causa de la interacción del fósforo con el plomo, y como el vidriado va empobreciendo su concentración de este elemento y recubriéndose de una capa de fosfato de plomo (sal blanquecina). El otro ejemplo concreto de estudio de las alteraciones que sufren los objetos vidriados a través de la aplicación del microscopio electrónico de barrido es el que hace referencia al deterioro de azulejos vidriados (sobre todo de estilo mudéjar) que recubren fachadas y torres de algunos edificios. A menudo se observa en ellos se un proceso de deterioro que provoca una pérdida de color y una alteración y pérdida del vidriado. En un primer momento se había considerado que la causa debía estar relacionada con la exposición a los agentes atmosféricos y contaminantes. Sin embargo, en los trabajos de restauración de una de estas piezas se planteó la necesidad de investigar las causas de este deterioro y determinar el color original del azulejo. Gracias al empleo del microscopio electrónico de barrido asociado a un espectómetro de energía dispersiva se pudo determinar que en realidad este deterioro era producido por la interacción del yeso que consolidaba ladrillos y azulejos con el vidriado del azulejo. Así, el plomo del vidriado daba lugar a sulfato de plomo, provocando el empobrecimiento del mismo y a la aparición de una capa de color blanquecino y muy insoluble. Por su parte, el cobre que daba el color verde original se convertía en sulfato de cobre, en este caso soluble en agua, por lo que se perdía fácilmente con el paso del tiempo y la acción de los agentes atmosféricos, lo que generaba la consiguiente pérdida de color. Por último, aunque podríamos referirnos a otros muchos trabajos de investigación arqueométrica en los que se ha utilizado la técnica del microscopio electrónico de barrido, volveremos a hacer referencia al de estudio de Cardell et al. sobre las cerámicas fenicias del Cerro del Villar (Cardell et al., 1999), trabajo que hemos mencionado a la hora de abordar el comentario acerca de la utilización del estudio de láminas delgadas mediante microscopio óptico petrográfico. Las razones para volver a referirnos a este trabajo son, por un lado, tratar de ejemplificar la importancia y utilidad del empleo de varias técnicas analíticas a la hora de llevar a cabo un estudio sobre materiales arqueológicos, los que nos permite contrastar la información obtenida, pero también completar y aumentar esta información. Por otro lado, en los dos anteriores ejemplos ha primado la utilización del SEM para la obtención datos 28 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. referidos a la composición química. En este caso, además, se pone claramente en valor la capacidad de esta técnica de generar imágenes extremadamente detalladas y a un nivel de aumentos inaccesible para otro tipo de instrumental técnico, lo que permite un estudio microanalítico y textural de las fases mucho más exhaustivo de lo que permitía, por ejemplo, la lámina delgada. Así, los autores obtienen nítidas imágenes de las vacuolas generadas en la pasta, consecuencia del fundido parcial de algunos de los componentes de la pasta cerámica, e incluso de cuerpos esféricos correspondientes a algunos de estos componentes que no llegaron a estallar durante el proceso de cocción. Esta información resulta muy útil a la hora de establecer los rangos de temperatura de cocción que proponen los autores del estudio en las conclusiones a las que nos hemos referido más arriba. Conclusiones Como conclusiones, podemos decir que la técnica del microscopio electrónico de barrido nos proporciona información que puede ser considerada en dos vertientes. Por un lado nos da información en la misma línea que el análisis de lámina delgada, es decir, la observación de las características de la pasta y la identificación de sus componentes, aunque la posibilidad de obtener imágenes en alta resolución de hasta 100.000 aumentos de los materiales nos proporciona un análisis mucho más profundo de las características de esta composición. Además, es habitual la utilización acoplada de un Espectómetro de Energía Dispersiva (EDS), lo que nos proporciona datos cualitativos sobre los elementos químicos que intervienen en la composición. A esto hay que añadir que el hecho de que la toma de datos se lleve a cabo mediante la incidencia de un haz de electrones sobre una zona concreta y muy pequeña de la muestra, y de que, además, este haz incida sólo de una forma superficial en la materia, hace de esta técnica un recurso muy válido (como hemos visto) para estudiar todo tipo de recubrimientos y decoraciones aplicadas en superficie, e incluso zonas concretas dentro de esa decoración. 29 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. Difracción de Rayos X (XRD) La caracterización de materiales mediante el análisis por difracción de Rayos X, como hemos podido comprobar a través de la bibliografía consultada para elaborar este trabajo, es una técnica profusamente utilizada y que se lleva aplicando muchos años al campo de la Arqueometría. Según José V. Navarro Gascón, la XRD es una “técnica que nos va a permitir obtener información cualitativa, cuantitativa y estructural (cristalográfica) de las sustancias cristalinas” (Navarro Gascón, 2008) En cuanto a la utilidad de su aplicación para el estudio de cerámicas pintadas, observamos cómo presenta ventajas y desventajas respecto a las técnicas vistas hasta ahora. Sin duda, las ventajas van en la línea de la determinación de la composición mineralógica de la cerámica. Realmente, lo que nos proporciona el análisis mediante XRD es una caracterización mineralógica cualitativa o semicuantitativa, es decir, los valores atribuidos a cada uno de los componentes no son valores absolutos expresados en unidades determinadas, sino que lo que obtenemos es una información comparativa que sí nos permitirá establecer en qué medida están presentes cada uno de los componentes mediante porcentajes respecto al total. La forma de preparación de la muestra de la que obtendremos los datos, unida a un rango de detección mayor que en el caso de microscopio electrónico de barrido asociado a un espectómetro de energía dispersiva, nos permitirá obtener unos resultados más ajustados de esta composición mineralógica, que además podrá ser considerada representativa de la totalidad de la pieza (siempre teniendo en cuenta la forma en que obtengamos el material necesario para la preparación de la muestra). Esta característica puede ser considerada, a su vez, una desventaja en cuanto al estudio de pigmentos o decoraciones en superficie, aunque cuando hablemos del proceso de preparación de la muestra veremos cómo, en determinadas ocasiones, el hecho de obtener una u otra información dependerá de este proceso. Preparación de la muestra El análisis mediante difracción de Rayos X es una técnica destructiva. Para su aplicación es necesario que la muestra se encuentre en estado sólido, seca y molida con un tamaño de grano homogéneo e inferior a 20 μm. En cuanto a la cantidad necesaria, ésta viene condicionada por las características del portamuestras, y suele ser necesario en torno a 0,5 gr., aunque existen unos portamuestras especiales, como los soportes de monocristal de silicio, que permiten obtener buenos resultados de muestras en cantidades mucho más pequeñas (en torno a 0,001 gr.). Este hecho conlleva la obvia desventaja que supone la fragmentación de la pieza aunque, por otro lado, el que se someta a análisis una muestra homogénea y unitaria puede arrojar resultados más representativos de la composición general de la pieza que los proporcionados por otras técnicas como el SEM o la XRF, que obtienen sus datos de zonas concretas de la misma. Además, estas técnicas (sobretodo el SEM) presentan limitaciones en cuanto a la penetración del haz en el material, por lo que el análisis se restringe a una zona superficial del mismo. 30 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. En el caso de las arcillas, sin embargo, es necesaria una preparación especial de las muestras para lograr una correcta determinación de los minerales. Estas técnicas se basan en la obtención de suspensiones de la arcilla que se dejan evaporar sobre un portamuestras obteniendo los llamados “agregados orientados”, que pueden ser analizados directamente o tras u proceso de solvatación (asociación con un solvente) con etilenglicol o tras ser calentados (normalmente a 550ºC). Lo que más nos interesa, como arqueólogos, es ser conscientes de que para llevar a cabo este análisis necesitamos obtener un pequeño fragmento de la pieza y de que, en función de este fragmento, el análisis nos proporcionará una información u otra. Si lo que queremos es un estudio de la composición de la pasta cerámica tendremos que obtener una muestra del núcleo de esta pasta. Si queremos analizar los pigmentos de una posible decoración, deberemos efectuar un raspado de la superficie para obtenerlos. Si preparamos una muestra a partir de un fragmento que incluya pasta y decoración deberemos tener en cuenta que la analítica mostrara valores conjuntos. Si queremos obtener valores referidos al conjunto deberemos procurar (dentro de lo que nos permita el objeto) que éste sea lo más representativo posible de la composición general. Proceso de análisis Esta técnica se basa en el análisis de la radiación emitida por un material cuando un haz de rayos X incide sobre su materia. Esta radiación se caracteriza en función de los elementos compositivos de la materia, por lo que podemos obtener una analítica de los mismos. Concretamente, en las sustancias cristalinas, los átomo, iones o moléculas que conforman la materia presentan un ordenamiento interno en base a modelos geométricos que se repiten dando lugar a la red cristalina. Los rayos X son una forma de radiación electromagnética de elevada energía y pequeña longitud de onda. Cuando un haz de rayos X incide en un material sólido, parte de este haz se dispersa en todas direcciones a causa de los electrones asociados a los átomos o iones que encuentra en el trayecto, pero una parte del haz puede dar lugar a la difracción de rayos X. Este fenómeno tiene lugar si existe una disposición ordenada de átomos y si se cumplen las condiciones que vienen dadas por la Ley de Bragg, que relaciona la longitud de onda de los rayos X y la distancia interatómica de la materia con el ángulo de incidencia del haz difractado. Si no se cumple la ley de Bragg, la interferencia es de naturaleza no constructiva y el campo del haz difractado es de muy baja intensidad y no ofrece las peculiaridades que permiten obtener la información relativa a la composición del material. En este sentido, la preparación de las muestras para un difractómetro en polvo suele ser un aspecto delicado, ya que es necesario conseguir un desorden aleatorio en la orientación de las partículas (algunas sustancias, como la mica o el yeso, tienden a producir una orientación preferente) 31 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. Fig. 11. Esquema del proceso de la difracción de Rayos X. En lo que se refiere a la obtención e interpretación de los difractogramas, hay que decir que se emplea para ello un software específico que puede variar de un estudio a otro y que suele estar desarrollado por las empresas que comercializan los equipos técnicos y, en ocasiones, por proyectos de investigación vinculados a otros ámbitos. A través de estos programas se comparan los difractogramas obtenidos con los datos almacenados en una serie de bases de datos que actúan como patrones. Esta característica es común para la mayoría de las técnicas de análisis que comentaremos más adelante. Ejemplos de aplicación Desde hace tiempo se viene utilizando la Difracción de Rayos X para la caracterización de materiales arqueológicos, como demuestra el estudio de Gabriela Antón Bertet sobre cerámicas ibéricas valencianas (Antón Bertet, 1973). En él se pretende avanzar en el conocimiento de la composición, los procesos de cocción, las técnicas de elaboración y los pigmentos empleados en la decoración de este tipo de cerámicas, a través del estudio de muestras procedentes de varios yacimientos (tres en concreto) de la Comunidad Valenciana. En concreto, se establecen como objetivos del estudio: 32 - Comparar los resultados del análisis mediante XRD de las muestras procedentes de cada uno de los yacimientos para establecer una clasificación. - Profundizar en el estudio técnico de las cerámicas grises en base a la determinación de circunstancias como la temperatura y atmósfera de cocción. - Investigar las características de las piezas engobadas. - Analizar las muestras arcaizantes. - Determinar la composición de los pigmentos. “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. La autora pone de manifiesto de forma expresa el hecho de que este estudio no supone un fin en sí mismo, sino más bien un intento de demostrar (recordemos que se trata de un estudio de 1973) la utilidad de la aplicación de disciplinas propias del ámbito científico a la investigación arqueológica, defendiendo “una posible más estrecha colaboración entre la Facultad de Ciencias y el Servicio de Investigación Prehistórica (de la Diputación de Valencia) y la cátedra de Arqueología de la Facultad de Filosofía y Letras”. Se trata de una clara reivindicación de la interdisciplinariedad y del empleo de ciencias auxiliares en la Arqueología. Tras una introducción en la que se habla de los procesos de transformación que sufre la arcilla en función de los diferentes rangos de temperatura a la que se somete (pérdida de agua, procesos de transformación, combustión, cristalización o recristalización o vidriado –que no se dan en cerámica ibérica porque los hornos no alcanzaban la temperatura necesaria-) y en la que se localizan los tres yacimientos, la autora clasifica las muestras de cada uno de los yacimientos en base al color de la pasta cerámica. En cuanto al proceso de preparación de las muestras, estas se muelen en un mortero de ágata y después se introducen en un micromolino para lograr una descomposición lo más homogénea posible. En este proceso se aísla también el pigmento de la decoración “por medio de una cuchilla de afeitar” para someterlo a XRD, y también se separan las partes de una misma cerámica que presentan una coloración marcadamente distinta. Gracias a la identificación de la presencia de metacaolín, la temperatura de cocción de las cerámicas se establece entre 550ºC (temperatura a partir de la cual la caolinita da lugar al metacaolín) y 1200ºC (temperatura a la cual el metacaolín se transforma en mullita). En cuanto al análisis de los pigmentos, la autora menciona que también se someten a un estudio mediante Fluorescencia de Rayos X (técnica de la que hablaremos a continuación). En cuanto a su análisis por XRD, aparecen picos de óxidos férricos γ (hematites) y α, además de “los elementos corrientes de la pasta, debido a que es imposible separar el pigmento sin contaminación alguna de las capas contiguas de la muestra”. De este análisis se deduce que el pigmento empleado es fundamentalmente hematites roja, indicando la presencia de óxido férrico α los casos en que las muestras han sido sometidas a temperaturas superiores a 1000ºC. También podemos referirnos a otros estudios más recientes que demuestran la vigencia de esta técnica y su utilidad para el análisis composicional de materiales arqueológicos. En primer lugar, reiterando la idea de la conveniencia de la utilización de varias técnicas que nos permitan contrastar y complementar los datos obtenidos a través de la investigación arqueométrica, volveremos a referirnos al trabajo de Cardell et al. 33 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. sobre la caracterización de las cerámicas fenicias del yacimiento de Cerro del Villar (Cardell et al., 1999). A los ya mencionados estudios de lámina delgada mediante microscopio óptico petrográfico y análisis mediante microscopio electrónico de barrido se suma el análisis de las muestras mediante difracción de Rayos X. En este estudio se aprecia claramente un mayor conocimiento y dominio de la técnica respecto al estudio anteriormente citado, en aspectos como la preparación de las muestras. Éstas se someten a un proceso de eliminación de la materia orgánica y de carbonatos con ácido diluido y se separa la fracción arcillosa de la fracción limo y de la “fracción gruesa” mediante decantación y centrifugado. A los compuestos arcillosos resultantes, de los que se obtendrán los difractogramas, se les añaden unos solventes, en concreto se someten a un proceso de “tratamiento con dimetilsulfóxido, calentamiento a 850ºC y tratamiento con etilenglicol” En el marco de este estudio, la técnica de la XRD ofrece a los autores datos de la composición mineralógica de la cerámica necesarios para completar las conclusiones obtenidas mediante la aplicación de los otros procesos (lámina delgada, SEM), basados en el examen visual de las muestras y que se completarán con un análisis de compuestos químicos mediante fluorescencia de Rayos X. Otro ejemplo de aplicación del análisis mediante difracción de Rayos X al estudio de materiales arqueológicos es el que proponen Domínguez-Bella et al. en su trabajo sobre la producción cerámica en la bahía de Cádiz en época púnica y romana (Domínguez-Bella et al., 2003) En él, de nuevo vemos como el objetivo principal que se plantea es tratar de relacionar los distintos centros alfareros dedicados a la producción de ánforas documentados en la zona con sus zonas de obtención de materia prima. Los barreros de los que se extraen las muestras se determinan en función de tres criterios principales: la presencia cercana de una fuente de agua dulce, la existencia de una salida directa al mar y la cercanía a los alfares. Para poder determinar las características propias de cada una de las muestras de material geológico los autores recurren al análisis mediante difracción de Rayos X y mediante fluorescencia de Rayos X. En realidad, el trabajo se queda en la caracterización de los barros mencionados, que servirá como base para poder establecer esas relaciones de las que hablamos más arriba a través del estudio de cerámicas de la zona (resultados que no están disponibles para los autores en el momento de publicar su trabajo). 34 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. Conclusiones Hemos visto como el análisis mediante difracción de Rayos X es, probablemente, el método más usado para la caracterización mineralógica de materiales arqueológicos, pero también para la caracterización mineralógica de los barros y arcillas procedentes de posibles zonas de extracción de materia prima a poner en relación con estos materiales. Obviamente, el poder establecer estas relaciones es muy importante para la investigación arqueológica, ya que en base a ellas podemos llegar a conclusiones respecto a la producción local o importación de las piezas de un determinado alfar o asentamiento, obtener pistas que nos ayuden a buscar estructuras de producción cercanas a zonas de extracción identificadas, etc. En cuanto a la aplicación de la técnica al estudio de pigmentos, sin embargo, vemos que, aunque en realidad la técnica es válida para efectuar el análisis, se plantean problemas a la hora de obtener una muestra de pigmento no contaminada por la pasta cerámica. Debido a estas ventajas e inconvenientes, sobre todo a la mencionada capacidad para ofrecernos información relativa a la composición mineralógica, observamos como en muchos de los trabajos que hemos consultado (parte de los cuales hemos resumido en este apartado), se emplea la técnica de la difracción de Rayos X como complemento a otras, especialmente a aquellas que nos ofrecen datos relacionados con la composición química, como la fluorescencia de Rayos X. 35 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. Fluorescencia de Rayos X (XRF) Se trata de una técnica versátil que reconoce un gran número de elementos químicos y que presenta los resultados en tiempo real, permitiendo decidir la necesidad de la aplicación de otras técnicas de análisis adicionales ante resultados analíticos no concluyentes. Como hemos mencionado, es una técnica muy empleada para complementar los resultados proporcionados por técnicas como la XRD. Además, logra alcanzar unos límites de detección de hasta 0.002% (20 ppm), lo que puede resultar útil a la hora de detectar peculiaridades compositivas que nos aporten indicios acerca de la procedencia de las materias primas utilizadas para la fabricación de la cerámica o los pigmentos correspondientes, los llamados “elementos traza”. Como también hemos visto, una de los objetivos principales a la hora de realizar un estudio de cerámicas arqueológicas, y en esta línea avanzan la mayoría de estudios de este tipo, es poder ubicar su lugar de fabricación ya que a partir de este dato podemos generar una gran cantidad de información a varios niveles. En este sentido, el análisis por fluorescencia de Rayos X resulta especialmente útil para detectar esas peculiaridades que pueden permitirnos poner en relación una cerámica o un pigmento con una determinada zona de extracción de materia prima. Además, existen espectrómetros portátiles que facilitan su aplicación y amplían su contexto de uso. Sin embargo, en ocasiones, estos equipos portátiles cuentan con un límite de detección menor, con lo que el análisis puede no ser todo lo exhaustivo que necesitaríamos, aunque sin duda resultan muy prácticos a la hora de hacer una primera caracterización química del material, además de evitar el desplazamiento de las piezas al laboratorio, que en ocasiones resulta muy costoso. Preparación de la muestra El análisis mediante fluorescencia de Rayos X es una técnica no destructiva, ya que el haz de Rayos X incide directamente sobre la pieza sin necesidad de una preparación previa y no provoca ningún daño a la misma. Sólo en piezas de un tamaño excepcionalmente grande o que se encuentren en una situación que dificulte su manipulación encontraríamos problemas a la hora de someterlas a al análisis, y aún en esos casos quizás el uso de equipos portátiles podría ayudarnos a solventar el problema. Proceso de análisis La técnica de la fluorescencia de rayos X utiliza la emisión secundaria o fluorescente de radiación que se genera al excitar una muestra con una fuente emisora de rayos X. La radiación X incidente o primaria expulsa electrones de capas interiores del átomo. Entonces, los electrones de capas más externas ocupan los lugares vacantes, y el exceso energético resultante de esta transición se disipa en forma de fotones: la 36 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. llamada radiación X fluorescente o secundaria. Esta radiación de fluorescencia es característica para cada elemento químico. Por lo tanto, es posible identificar un elemento dentro del espectro de la muestra si se conoce la longitud de onda de los mismos. La concentración de cada elemento se detecta midiendo la intensidad de la energía asociada a cada transición de electrones. Es decir, la salida de un análisis XRF es un espectro que muestra la intensidad de radiación en función de la energía y que nos ofrece una descripción de la composición química de la muestra. Ejemplos de aplicación La utilidad y la validez del análisis de materiales arqueológicos mediante fluorescencia de Rayos X para obtener datos acerca de su composición química ha sido validada por García Heras et al. en su estudio acerca de la caracterización de cerámicas arqueológicas, en el que se contrastan los resultados obtenidos a través de la XRF con los obtenidos a través de la utilización de técnicas de análisis mediante activación de neutrones (García Heras et al., 1999). Según los autores, las técnicas de activación de neutrones han venido siendo las más utilizadas desde fechas tan tempranas como la década de 1970 para este tipo de estudios por sus altas prestaciones, por lo que, además, se ha logrado generar una amplia base de datos que permite establecer comparaciones e interpretar los datos de una manera rápida y efectiva. Sin embargo, este tipo de técnicas presentan claros inconvenientes debido al alto coste que supone su aplicación y a las dificultades para acceder a los reactores nucleares. En este trabajo, se somete a análisis mediante XRF una muestra de un tipo de arcilla analizado y ampliamente contrastado mediante técnicas de activación neutrónica, que se utiliza como referencia. Los autores demuestran que existe una buena correlación entre los resultados arrojados por una y otra técnica y señalan varias ventajas de la XRF, algunas magnificadas por las características de la técnica con que se compara: - La facilidad de acceso al equipo necesario, sin duda mucho más accesible que los reactores nucleares. Su bajo coste, tanto económico como de tiempo. La reducida cantidad de muestra requerida (que señalan como de 10 mg.), pese a que las técnicas de activación neutrónica son técnicas no destructivas. Como venimos diciendo, la técnica del análisis mediante XRF viene siendo ampliamente utilizada en el estudio de materiales arqueológicos, pero también en el campo de la conservación y restauración de bienes culturales por su carácter de técnica no destructiva y la utilidad de la información que proporciona. Otro ejemplo concreto de aplicación de la técnica del análisis mediante fluorescencia de Rayos X que podemos mencionar en relación a los objetivos de este trabajo es el estudio de Clodoaldo Roldán y David Juanes acerca de la caracterización de los pigmentos azules empleados en la decoración de la cerámica valenciana desde el s. XIV hasta el s. XX (Roldán García y Juanes Barber, 2008). 37 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. En él, los autores tratan de profundizar en el estudio de las cerámicas pintadas valencianas, ya que defienden que han sido las que menos atención han recibido por parte de los investigadores a pesar del gran volumen de producción que se da, sobre todo a partir de finales del s. XIII y en torno a los centros productores de Manises y Paterna. Su objetivo principal es catalogar los pigmentos de azul cobalto empleados en la decoración de la cerámica valenciana a través de la Historia, dando respuesta a las cuestiones acerca de los tipos y la procedencia de las materias primas empleadas para la obtención de estos pigmentos. Para ello se someten a análisis mediante un espectrómetro portátil a un total de 73 piezas cerámicas procedentes de la colección del Museo Nacional de Cerámica y que abarcan una cronología que va desde el s. XIV hasta el s. XX. Todas ellas presentan decoración a base de azul cobalto y la mayoría (todas menos cuatro) un vidriado a base de plomo. Para obtener los datos relativos al pigmento se hacen mediciones de zonas sin decoración y de zonas con decoración y se comparan las analíticas. Es interesante un comentario que se hace en el trabajo y que nos habla de las limitaciones de esta técnica. No se detectan en las analíticas ciertos elementos traza que suelen aparecer en relación a los yacimientos de cobalto en Europa, como son el indio, el bismuto, el antimonio o el uranio, hecho que puede deberse, según los autores, a que estén presentes en una concentración tan baja que escape a los límites de detección del equipo o a que sus líneas de fluorescencia se solapen con las de otros elementos de presencia mayoritaria en los pigmentos. Como resumen de las conclusiones principales podemos decir que este estudio establece relaciones entre la cronología de las cerámicas y la aparición de ciertos componentes en los pigmentos. Así, la presencia de níquel se evidencia a partir del s. XV, la de arsénico a partir del s. XVI, el cobre y el cinc se detectan principalmente en ejemplos previos al s. XVI, mientras que el manganeso se detecta en ejemplos que van del s. XIV al XIX. En base a estas asociaciones del cobalto con otros elementos se establecen cuatro grupos de pigmentos: - - - 38 El que presenta la asociación Fe - Co – Zn, detectado en ejemplos de los siglos XIV y XV. El formado por aquellas muestras en las que se detecta manganeso (Mn - Fe Co, Mn - Fe - Co - Zn, Mn - Fe - Co - Cu o Mn - Fe - Co - Ni), con una cronología que va, como hemos comentado, del s. XIV al XIX. El caracterizado por la presencia de níquel (asociaciones Fe-Co-Ni-Cu y Fe-CoNi). La asociación Co - Ni- Cu se detecta en ejemplos de los siglos XIV y XV, mientras que en ejemplos del XV al XX no se detecta el Cu. El caracterizado por la presencia de arsénico (asociación Fe – Co – Ni – As), propio de ejemplos del s. XVI. “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. Sin embargo, los autores no son capaces de establecer la procedencia del mineral. Esta característica de la XRF de permitir obtener de forma accesible una analítica fiable de la composición química de los materiales a estudiar ha hecho que se emplee con asiduidad para completar la información obtenida mediante la aplicación de técnicas como las vistas hasta ahora en este trabajo. Así vemos como se aplica en este sentido en varios de los trabajos ya comentados (Cardell et al., 1999; Domínguez-Bella et al., 2003 o Rísquez Cuenca y Molina Cámara, 1999) . En el caso concreto de la muestra cerámica que nos sirvió como punto de partida para la elaboración de este trabajo, la sometimos a un análisis de fluorescencia de Rayos X mediante el equipo portátil del laboratorio de la UAM. El resultado obtenido fue el que se refleja en el siguiente gráfico: Fig. 12. Resultado del análisis por fluorescencia de Rayos X de nuestra muestra cerámica. Como se puede comprobar, el análisis arroja una composición en la que aparecen mayoritariamente calcio, silicio y hierro. Se trata de una información poco concluyente, ya que el calcio y el silicio son dos componentes principales de la práctica totalidad de las pastas cerámicas. El cuanto a la masiva presencia de hierro, hay que 39 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. tener en cuenta que el análisis se llevó a cabo haciendo incidir el haz de Rayos X sobre una zona con pigmento de la cerámica. Lo que hace la analítica es corroborar algo que ya suponíamos, el hecho de que el componente principal de este pigmento es el hierro, seguramente hematita que, como hemos mencionado, ha sido tradicionalmente empleada para la obtención de pigmentos de tonos rojizos. La aplicación de esta técnica a nuestra muestra fue posible gracias a los responsables del laboratorio el propósito era tener un contacto directo con este análisis además de obtener algo más de información acerca de nuestra pieza, por lo que sólo se llevó a cabo una medición, aunque hubiera sido interesante realizar una medición de la zona sin decoración para tratar de obtener una idea de qué cantidad de hierro forma parte de la pasta y cuál del pigmento. Conclusiones En atención a lo expuesto, queda clara la utilidad de la XRF para obtener información acerca de la composición química de cerámicas, utilidad fundamentada, principalmente, en su carácter de técnica no destructiva, en su límite de detección, en la rapidez de obtención de resultados, en su bajo coste y en la posibilidad de utilizar aparatos portátiles. Comprobamos como en muchos de los estudios consultados esta es una de las técnicas básicas para la caracterización de materiales en pos de su estudio arqueológico, pero también para desarrollar acciones de conservación y restauración. En cuanto al análisis de pigmentos, presenta la desventaja de que la incidencia de los Rayos X en la muestra es mayor y más profunda que en la microscopía electrónica de barrido asociada a un espectrómetro de energía dispersiva, por lo que para poder discriminar los datos que se refieren a pigmentos o recubrimientos debemos hacer, al menos, dos mediciones y compararlas. Sin embargo, presenta la ventaja de que es una técnica no destructiva y de que su límite de detección es muy alto. Por último, no hay que olvidar que, a diferencia de las técnicas vistas hasta ahora, la XRF nos ofrece la composición química elemental de la muestra, un dato básico y fundamental para poder saber a qué nos enfrentamos en nuestra investigación. 40 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. Microespectroscopía Raman (MRS) La espectroscopía Raman es una técnica fotónica de alta resolución que proporciona en pocos segundos información química y estructural de casi cualquier material o compuesto orgánico y/o inorgánico permitiendo así su identificación. En cuanto al coste de su aplicación y la accesibilidad a los equipos, la MRS es equiparable a otras técnicas que hemos visto hasta ahora como la XRF o la XRD. Preparación de la muestra Se trata de una técnica de análisis que se realiza directamente sobre el material a analizar sin necesitar éste ningún tipo de preparación especial y que no conlleva ninguna alteración de la superficie sobre la que se realiza el análisis, es decir, es una técnica no destructiva. Proceso de análisis El análisis mediante espectroscopía Raman se basa en el examen de la luz dispersada por un material al incidir sobre él un haz de luz monocromático. Una pequeña porción de la luz interactúa con las vibraciones del material experimentando ligeros cambios en su longitud de onda (efecto Raman). Esa pequeña y significativa parte de la radiación dispersada, que se conoce como “dispersión Raman” nos proporciona información de la composición molecular de la muestra, de la que se deriva información acerca de su naturaleza química y de su estado físico. Fig. 13. Esquema del proceso de análisis de la espectroscopía Raman. 41 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. El hecho de que esta técnica sea especialmente útil para el análisis de elementos cuya estructura está basada en moléculas la hace muy apropiada para el estudio de materias orgánicas. Otra ventaja de esta técnica que deberemos tener en cuenta, es que permite el análisis de muestras en estado sólido, líquido y gaseoso, aunque en nuestro ámbito concreto de investigación nos enfrentaremos fundamentalmente a muestras sólidas. Si la comparamos con las técnicas vistas hasta ahora, nos damos cuenta de que el análisis basado en el estudio mediante microespectroscopía Raman resulta muy interesante, aunque mantenemos la idea de que lo ideal es llevar a cabo varios análisis con distintas técnicas que nos permitan contrastar y complementar los datos obtenidos. Como hemos mencionado, se trata de una técnica no destructiva, además, por ejemplo, la difracción de Rayos X sólo permite determinar la composición a nivel atómico de cristales y aleaciones inorgánicas muy bien ordenadas, la fluorescencia de Rayos X no nos habla de la estructura molecular, etc. Precisamente, el análisis de pigmentos es uno de los campos en que la técnica de la microespectroscopía Raman ha demostrado ser más útil. Ejemplos de aplicación Como ejemplo de aplicación podemos mencionar el trabajo de Sánchez – Vizcaíno et al. acerca de la caracterización de los recubrimientos y decoraciones de materiales cerámicos hallados en los contextos arqueológicos de los yacimientos de Convento 2, una estructura que se ha relacionado con una función simbólica y ritual, compuesta por cuatro muros enmarcando un pozo, descubierta en Montemayor, Córdoba (de época orientalizante, s. VII a.C.) y de la necrópolis de Tutugi, en Galera, Granada (de época ibérica, s. IV a.C.) (Sánchez Vizcaíno et al., 2005). En él se combinan los datos aportados por la microscopía Raman con los aportados por la difracción de Rayos X para obtener información relativa a la composición de recubrimientos y pigmentos y es un trabajo interesante e ilustrativo de las posibilidades de aplicación de esta técnica a la investigación arqueológica. En cuanto a los objetivos concretos del estudio, los autores hacen referencia a una múltiple intencionalidad. Por un lado se pretende demostrar la utilidad de la aplicación de esta técnica en el campo de la arqueometría, así como obtener datos relativos a la composición de los materiales que sirvan de base a futuras investigaciones acerca de la autoctonía o aloctonía de los mismos. Estos son, básicamente, los objetivos principales que hemos visto que se perseguían en la gran mayoría de los estudios consultados. Sin embargo, resulta interesante que los autores mencionen junto a estos objetivos la importancia de la información obtenida de cara a la conservación y restauración de los materiales (algo que también se menciona en numerosos trabajos de forma tangencial) y, sobretodo, el papel que puede jugar esta información a la hora de la puesta en valor de los yacimientos, sin duda muy útil a la hora de explicar procesos de producción pero también a la hora de realizar reproducciones o en el campo de la arqueología experimental. 42 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. En cuanto a las virtudes de la técnica, los autores señalan su carácter no destructivo y su elevada resolución espacial, que permite (de una forma similar a lo que hemos visto para la microscopía electrónica de barrido) centrar el análisis en un punto concreto y muy pequeño de la muestra e incluso discriminar una zona concreta en un recubrimiento o un pigmento heterogéneo, además de la versatilidad que hemos mencionado más arriba. En cuanto a los inconvenientes de su aplicación, se señala un límite de detección relativamente bajo (aspecto en el que parece que se está trabajando mediante el desarrollo de nuevos detectores), los problemas para obtener análisis cuantitativos (se dan variaciones de resultados en función del equipo utilizado) y el hecho de que los metales puros y las aleaciones no generan señal alguna cuando se analizan mediante MRS. También se señala como principal inconveniente de la técnica el problema del “ruido” que se produce en ocasiones al aplicar esta técnica. Existen determinados elementos que generan una fluorescencia que puede enmascarar los resultados, aunque los propios autores señalan varias opciones de procedimiento para minimizar este problema. También se ejemplifica claramente en este estudio la aplicación complementaria de varias técnicas de análisis. Las muestras que se analizan corresponden a revocos y a decoraciones pintadas obtenidas de los dos yacimientos. De la necrópolis de Tutugi se obtienen cinco muestras de recubrimiento blanco, una de pigmento rojo oscuro, dos de pigmento rojo claro y una de pigmento negro. De Convento 2 se obtiene una muestra de pigmento rojo y una de recubrimiento blanco. El conjunto de las muestras se somete a un primer análisis mediante XRD, para después, en función de los resultados obtenidos y para corroborar y/o completar la información, realizar una selección de muestras que son sometidas a análisis mediante MRS. Así vemos como en el caso de Tutugi, el difractograma del recubrimiento blanco arroja que el componente mayoritario es el yeso, apreciándose también dolomita y cuarzo. Esta información resulta concluyente para los autores, aunque deciden someter una de las muestras a un análisis mediante MRS que confirma esta información. La aplicación del MRS resulta más útil y necesaria en el caso del pigmento negro. En esta ocasión la XRD detecta el yeso y la dolomita que contaminan el pigmento, pero no ofrece información acerca del componente del mismo. Sometida la muestra a un análisis mediante microespectroscopía Raman, los resultados hablan claramente de la presencia de carbón, del que además se puede decir que ha sido generado a partir de la combustión de materias vegetales o aceites y no de hueso o marfil, debido a la inexistencia de fosfatos. Algo parecido ocurre con el pigmento rojo. El análisis mediante XRD vuelve a reflejar el yeso y la dolomita, pero no aparecen elementos a los que se pueda atribuir la pigmentación. El análisis mediante MRS nos habla de la presencia de hematita en las tonalidades oscuras y de gohetita en las tonalidades más claras. 43 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. Esto mismo ocurre con las muestras procedentes de Convento 2, en las que la MRS confirma los datos obtenidos mediante XRD en cuanto al recubrimiento blanco, y delata la presencia, que pasa desapercibida para la difracción de Rayos X, de hematita en el pigmento rojo. Fig. 14. Difractograma de la muestra MS2 de recubrimiento blanco del yacimiento de Convento 2 (Sánchez Vizcaíno et al., 2005). Fig. 15. Espectro Raman de la muestra MS2 de recubrimiento blanco del yacimiento de Convento 2 (Sánchez Vizcaíno et al., 2005). 44 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. Respecto a estos resultados, cabe mencionar los comentarios de los autores acerca de la presencia en los análisis mediante MRS de los pigmentos rojos de magnetita, que se atribuye a la acción del láser sobre la hematita, así como al hecho de que la XRD no detecte la hematita, algo que se atribuye a una falta de cristalinidad de la muestra. Por tanto, se desprende de este trabajo la utilidad de la aplicación de la microespectroscopía Raman al estudio de materiales arqueológicos y, especialmente de recubrimientos y pigmentos, ya que como dicen los autores del mismo “con esta última técnica se han podido completar y en algún caso también superar los datos obtenidos mediante XRD. Concretamente, la identificación de pigmentos negros que emplean carbón vegetal es simple, rápida e inequívoca mediante la aplicación de MRS”. Conclusiones En relación al tema de nuestro trabajo, y en base a las características y peculiaridades del proceso de análisis y a los ejemplos de aplicación de la técnica de la microespectroscopía Raman, podemos decir que es especialmente útil para obtener información referida a la estructura molecular, y por tanto a la composición química, tanto de materiales cerámicos como, sobre todo, de pigmentos y recubrimientos, en especial, de aquellos que tienen origen orgánico. Además, por el tipo de información que proporciona, por su versatilidad, por tratarse de una técnica no destructiva y por no resultar especialmente costosa, su aplicación en estudios arqueométricos como complemento de otras técnicas sería muy deseable. 45 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. Espectrometría de absorción molecular mediante infrarrojos por transformada de Fourier (FTIR) Como hemos podido observar durante el proceso de documentación para elaborar el trabajo, la FTIR ha encontrado un campo de aplicación y desarrollo importante en los estudios que tienen que ver con el análisis de pigmentos. Preparación de la muestra La espectrometría de absorción molecular mediante infrarrojos por transformada de Fourier es una técnica destructiva. La preparación de la muestra también requiere de un proceso semejante al que hemos descrito para la XRD, por lo que, a la hora de interpretar los resultados, deberemos tener en cuenta las mismas consideraciones que señalábamos para esta técnica. Las muestras sólidas se pueden preparar principalmente de dos maneras. La primera es moler la muestra con un agente aglomerante para la suspensión (usualmente nujol, una parafina líquida aceitosa con un espectro de infrarrojos bastante simple y fácil de discriminar) en un mortero de mármol o ágate. El segundo método es triturar finamente una cantidad de la mezcla con una sal especialmente purificada (usualmente bromuro de potasio) para remover posibles efectos dispersores de los cristales grandes. Esta mezcla en polvo se comprime en una prensa de troquel mecánica para formar una pastilla translúcida a través de la cual puede pasar el rayo del espectrómetro. Proceso de análisis En cuanto a la FTIR, cabe decir que sus principios de actuación son semejantes a los de otras espectroscopías, como la XRF o el Raman, es decir, que se basa en la detección y el análisis de las variaciones producidas en la naturaleza de un haz de energía (en este caso infrarroja) después de incidir en la materia. Sin embargo, esta técnica, al igual que la microscopía Raman, nos ofrece una característica que puede resultarnos muy útil a la hora de detectar e identificar ciertos pigmentos y aglutinantes: su carácter de espectroscopía de emisión molecular, es decir, su capacidad para el análisis de estructuras moleculares que, en la mayoría de los casos, son las que presenta la materia orgánica. 46 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. Fig. 16. Diagrama de un espectrofotómetro por Transformada de Fourier. Ejemplos de aplicación Como mencionábamos más arriba, y a juzgar por los estudios consultados, parece que el análisis por espectrometría de absorción molecular mediante infrarrojos por transformada de Fourier es una técnica muy utilizada en el ámbito de los estudios vinculados a la caracterización de pigmentos, y más concretamente, como demuestran los trabajos de Domínguez Bella (Domínguez Bella, 2003) o Feliu et al. (Feliu et al., 2003), aplicada a la identificación de aglutinantes orgánicos. Pese a que no hemos encontrado ejemplos de aplicación que se ajusten exactamente al ámbito en torno al que gira nuestro trabajo, es decir, al estudio de cerámicas pintadas, si que podemos referirnos a estudios, como los anteriores, que se valen de la FTIR para avanzar en la investigación acerca de pigmentos en otros contextos. Es el caso del trabajo de Edreira et al. acerca de la caracterización de las pinturas murales romanas de la Casa del Anfiteatro de Mérida (Edreira et al., 2003). En él, señala expresamente que es la complejidad que presentan las muestras (diferentes componentes, procesos de degradación…) lo que le lleva a aplicar diferentes técnicas de análisis, aunque como ya hemos visto a lo largo del trabajo, no resulta en ningún caso fiable basar nuestras hipótesis en los resultados obtenidos a través de la aplicación de una sola técnica. Así, por un lado se lleva a cabo una caracterización cromática, y por otro un análisis químico. En este estudio de la composición química, que se aplica tanto a muestras de pigmento como a muestras del substrato sobre el que se asienta, se emplean las 47 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. técnicas de análisis mediante microscopía electrónica de barrido asociada a un espectrómetro de energía dispersiva, mediante difracción de Rayos X y mediante espectroscopía infrarroja por transformada de Fourier. Como señalan los autores, el análisis mediante FTIR permite detectar e identificar el aglutinante empleado en la preparación del pigmento y complementa la información aportada por las otras técnicas. En cuanto a las muestras, los autores establecen una clasificación en función de criterios basados en la caracterización cromática, y dividen el conjunto en varios grupos: - Colores rojos. Colores ocres. Colores verdosos. Colores blancos. Colores negros. En cuanto a los colores rojos, dejando de lado la colorimetría, el análisis mediante SEM asociado a EDS revela la presencia de magnesio, aluminio, silicio, calcio y hierro, una información elemental que se completa con la información mineralógica que nos proporciona la XRD, que nos habla de la presencia de cuarzo, calcita, silicatos y óxidos de hierro, mayoritariamente hematites. Por su parte el FTIR corrobora esta información y añade la presencia de yeso. De estos datos se deduce que el pigmento está compuesto en su mayor parte por óxidos de hierro sobre un mortero de carbonato cálcico. En los colores ocres se detecta la presencia de calcio, azufre, hierro y silicio, y los análisis mediante FTIR indican que el pigmento está compuesto por óxidos de hierro amarillos (quizás limonita, aunque su presencia no puede confirmarse ya que, al tratarse de una sustancia amorfa no es detectable mediante esta técnica) y no muestran indicios de la presencia de sustancias de tipo orgánico. En cuanto a los colores verdes, el análisis mediante SEM y XRD lleva a los autores a pensar que se trata del pigmento llamado “tierras verdes” dada la presencia de silicatos y de clinocloro, característico de este pigmento. El análisis mediante FTIR de la muestra de color blanco desprende que se trata mayoritariamente de carbonato cálcico o calcita, y permite asegurar que no se han añadido pequeñas cantidades de pigmento azul para aumentar la luminosidad. Por último, en cuanto al color negro, resulta significativo que no resulta posible para los autores determinar la naturaleza compositiva del mismo mediante la aplicación de las técnicas mencionadas, ya que la XRD no detectaba carbón en forma cristalina y el análisis mediante FTIR no permite detectar la probable presencia de carbón amorfo de origen orgánico. Apuntamos lo útil que hubiera sido la aplicación en este caso de un 48 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. análisis mediante microespectroscopía Raman que,, como hemos visto más arriba, ha demostrado su eficacia a la hora de caracterizar pigmentos negros de origen orgánico. Tenemos que decir que los resultados del estudio no son especialmente significativos en lo que se refiere al aporte que la composición de los pigmentos pueda hacer al avance de la investigación arqueológica (aparte de la importancia misma de obtener datos fehacientes de la realidad de los materiales con los que se trabaja en esta investigación), ya que parecen corresponderse con las sustancias habituales en el mundo romano, aunque sí que es un ejemplo ilustrativo de la aplicación del análisis por espectrometría de absorción molecular mediante infrarrojos por transformada de Fourier a la caracterización de pigmentos, de su capacidad de complementar los datos obtenidos mediante otras técnicas y también de las limitaciones que presenta. Conclusiones Como conclusión podemos decir que la técnica de análisis a través del uso de la espectrometría de absorción molecular mediante infrarrojos por transformada de Fourier, aunque también discrimina sustancias inorgánicas, resulta especialmente interesante y útil para la detección e identificación de compuestos y sustancias de origen orgánico. En este sentido, y centrándonos en el tema de nuestro trabajo, habría que decir que su aplicación más deseable sería la del estudio de las decoraciones y los pigmentos, en pos de obtener una información que complemente la obtenida por medio de algunas de las técnicas comentadas anteriormente, que se han mostrado más útiles para la caracterización de la pasta cerámica (como el análisis de lámina delgada mediante microscopio óptico petrográfico, la difracción de rayos X o la fluorescencia de rayos X). 49 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. Espectroscopía de emisión de Rayos X inducida por partículas (PIXE) y espectroscopía de retrodispersión elástica de partículas (RBS). Se trata de dos técnicas de especial utilidad a la hora de plantearnos el estudio de materiales arqueológicos, y las cerámicas pintadas no serían, ni mucho menos una excepción. Además de tratarse de técnicas no destructivas, permiten obtener análisis de zonas muy concretas de la pieza y, sobre todo, tienen unos límites de detección especialmente altos y, por tanto, especialmente adecuados para tratar de detectar esos “elementos traza” que pueden aportarnos una valiosa y diferenciadora información acerca de la composición de pastas cerámicas y de pigmentos. Además ofrecen resultados de un forma casi inmediata (entre tres y diez minutos en función de los materiales) y tienen un carácter multielemental (el uso conjunto de PIXE y RBS permite detectar y analizar todos los elementos). El gran inconveniente de estas técnicas es que se basan en la utilización de aceleradores de iones o de origen nuclear, herramientas muy poderosas pero también escasas. El acceso a estos equipos y su aplicación puede resultar muy costosa si la investigación se desarrolla desde un ámbito externo a la entidad que dispone del acelerador, aunque para aquellos que tienen la suerte de contar con uno de estos equipos dentro de su instrumental, el coste de su aplicación puede ser equiparable al de una XRD o una FRX. También debemos señalar que estos equipos permiten realizar varios tipos de análisis simultáneamente, en función de los receptores de los que se disponga. Preparación de la muestra Como hemos dicho, una de las grandes ventajas de este tipo de técnicas de análisis es su carácter de técnicas no destructivas. Quizás cabría señalar en este apartado el hecho de que, a diferencia de otros sistemas que hemos comentado, por ahora parece lejano el día en que se disponga de equipos portátiles que ofrezcan las prestaciones de los voluminosos aceleradores de partículas. Así, hay que contar con el traslado de las piezas al lugar donde se encuentre el equipo. Esta circunstancia puede considerarse como una desventaja, aunque en lo que se refiere al estudio de cerámicas arqueológicas pintadas, el traslado de las piezas puede ser un proceso delicado pero no tanto como para limitar la aplicación de estos procesos. Proceso de análisis El proceso de análisis se basa en la interactuación de un haz de iones, acelerado y enfocado por el acelerador, con la materia. Como explica J.L. Ruvalcaba Sil (Ruvalcaba Sil, 2008), se dan diversas interacciones entre los haces de iones positivos producidos por un acelerador y los átomos que componen un material. Cada una de estas interacciones es susceptible de ser captada y analizada para obtener distintos tipos de información, y de todas ellas, el fenómeno más probable de todos los descritos para la mayoría de elementos es el que da lugar al análisis PIXE. 50 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. El funcionamiento del acelerador de neutrones, básicamente y muy a grandes rasgos, consiste en un generador del que parten los iones, que son acelerados mediante el paso a través de campos magnéticos de distinta polaridad. Después, se genera el haz de iones mediante la focalización por medio de lentes y este haz se conduce por la vía correspondiente al tipo de análisis que se pretende realizar. Normalmente, para optimizar el rendimiento de estos equipos, se montan varias vías preparadas para realizar distintos tipos de análisis a partir del mismo generador, con sus correspondientes calibraciones, detectores, etc. Fig. 17. Vista general del acelerador de partículas y las vías de análisis del Centro de Microanálisis de Materiales de la UAM. Un aspecto interesante de este tipo de técnicas es la capacidad de penetración del haz de iones en la muestra (“alcance”). Este alcance puede modificarse en función de la energía generada, por lo que podemos adaptarlo a nuestras necesidades. Así, con un mismo equipo podemos llevar a cabo análisis superficiales, orientados a la caracterización de decoraciones o pigmentos, o podemos obtener datos del conjunto de la pieza. Otro aspecto importante en relación a la forma en que el haz de partículas que estimula la muestra penetra en la misma, y que es bueno tener presente, es la característica de la técnicas basadas en la utilización de aceleradores de que el haz penetra de una forma directa y sin apenas dispersión de su interacción en el interior de la muestra. Si comparamos, por ejemplo, la manera en que inciden este tipo de técnicas con la manera en que incide el microscopio electrónico de barrido, vemos que el SEM incide más superficialmente y su radiación se expande en el interior de la muestra formando un área de incidencia de tipo globular que puede no corresponderse exactamente con la zona que vemos afectada por el análisis en superficie. En cambio, el haz de partículas generado por un acelerador incide de una manera más profunda y lineal. Las partículas continúan su trayectoria hasta que prácticamente se han quedado sin energía. 51 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. Ejemplos de aplicación En cuanto a los ejemplos de aplicación, volvemos a citar el mencionado trabajo de Ruvalcaba Sil, en el que se nos habla de la utilización de la técnica PIXE para la determinación de la procedencia de materiales de distinta naturaleza (obsidianas, rubíes…), y hace una mención especial a la utilidad de la técnica para reconocer pigmentos. Conclusiones Como conclusiones debemos mencionar una idea que viene repitiéndose a lo largo de todo el trabajo, y es, una vez más, el hecho de la conveniencia de aplicar varias técnicas complementarias a la hora de integrar los procesos de estudio arqueométrico a nuestra investigación arqueológica. En el caso concreto de las técnicas basadas en el uso de equipos de aceleración de partículas, debido las características que hemos señalado en la introducción, se hace especialmente útil la previa utilización de otras técnicas de análisis que permiten su aplicación mediante equipos portátiles (como la fluorescencia de rayos X) para lograr una primera aproximación que nos permita seleccionar que piezas o que muestras sometemos a un análisis más profundo. Esta utilización conjunta de técnicas vuelve a justificarse en el hecho de que, por ejemplo, el análisis PIXE es más proclive a excitar elementos ligeros, mientras que otras técnicas, como la difracción de rayos X tienden más a interactuar con elementos pesados. Por tanto, lo ideal sería la aplicación de ambas técnicas y la contrastación de resultados. 52 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. Espectrometría de emisión atómica con plasma de acoplamiento inductivo (EEA - ICP) Proceso de análisis Se trata de una técnica de análisis multi-elemental que utiliza una fuente de plasma de acoplamiento inductivo para disociar los átomos o iones que constituyen la muestra, excitándolos a un nivel donde emiten luz de una longitud de onda característica. Un detector mide la intensidad de la luz emitida y calcula la concentración de ese elemento, en particular, de la muestra. Al ser una técnica de análisis de emisión atómica se hace especialmente útil para la detección e identificación de materias inorgánicas. Preparación de la muestra Para poder aplicar el estudio mediante ICP es necesario que la muestra se encuentre en estado líquido, por lo que en el caso de los materiales objeto de nuestro trabajo, se hace necesaria una digestión ácida, así como descomposiciones por fusión. A la hora de realizar la disolución, el técnico encargado deberá ser especialmente cuidadoso y deberá estar al corriente de cuál es la realidad de los materiales sometidos a análisis, así como de los objetivos de nuestra investigación para evitar que los diluyentes empleados pueden ocultar detalles de la información que puedan resultarnos útiles. Durante el proceso de preparación de la muestra deberá interferirse lo menos posible en la naturaleza compositiva de la misma. Ejemplos de aplicación Como ejemplo de aplicación del estudio mediante EEA – ICP de cerámicas arqueológicas podemos señalar el trabajo de Domínguez Arranz et al. acerca de la composición de las pastas de los restos de cerámica de barniza negro hallados en el yacimiento de La Vispesa, en Huesca (Domínguez Arranz et al., 2005) . En el yacimiento se han reconocido restos de cerámica de tipo Campaniense A, Campaniense B (dentro del cual los autores distinguen dos subgrupos: campaniense B etrusca y campaniense del círculo de la B), el grupo que denominan “producciones de los Talleres Occidentales”, producciones áticas y campanienses de pasta gris. De este conjunto, se somete a análisis para su caracterización a un total de 34 piezas de los dos grupos mayoritarios, es decir del grupo de la Campaniense A y de la Campaniense B. Hay que decir que este análisis arqueométrico está precedido de un análisis tipológico de las piezas. Este análisis tipológico, unido al conocimiento de las estructuras aparecidas y de la realidad arqueológica del yacimiento llevan a los autores a proponer para el asentamiento un proceso de ocupación basado en dos o tres fases: 53 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. - La primera, correspondiente al s. III a.C., en el que junto a un sustrato indígena aparecerían materiales áticos y de los Talleres Occidentales. - Otra, que se correspondería con el pleno s. II a.C., en el que aparecen formas de Campaniense A. - Una tercera, correspondiente a finales del s. II y comienzos del s. I a.C., fijado por la aparición de la Campaniense B. A partir del análisis mediante EEA – ICP los autores pretenden aportar una caracterización química de las pastas que permita la comparación con otros yacimientos. Resulta interesante el tratamiento estadístico que se hace de los datos manejados en el estudio, y su representación a través de dendrogramas para optimizar su manejo e interpretación. Así mismo, también resulta interesante el juicio de los autores acerca de la inconveniencia de realizar atribuciones al conjunto de las denominadas cerámicas calenas basándose en criterios formales, sin contrastar esta información con datos referidos a la composición de las pastas cerámicas. Otro ejemplo de aplicación de la técnica de la EEA – ICP para la caracterización de pastas cerámicas que podemos citar es el de Pérez – Arantegui et al. sobre la cerámica mudéjar de los ss. XIV a XVI en Zaragoza y Teruel (Pérez-Arantegui et al., 2005). En él, los autores pretenden, a través de un estudio arqueométrico, determinar las características tecnológicas de la producción de cerámicas esmaltadas de los centros productores de Teruel y de Muel (Zaragoza) con el fin de establecer diferencias y similitudes entre un centro y otro, así como respecto a otros centros y en función de la fecha de producción. Para el análisis de los esmaltes se emplea el microscopio electrónico de barrido, cuya eficacia para este tipo de aplicaciones ya hemos expuesto en este trabajo, mientras que para la caracterización de las pastas se emplea, como ya hemos comentado, el análisis mediante EEA – ICP. De los resultados obtenidos a partir del análisis de casi cien muestras procedentes del Museo de Teruel y del Museo de Zaragoza, los autores realizan, en primer lugar, una diferenciación entre pastas calcáreas (que presentan una concentración de óxido de calcio superior al 10%) y no calcáreas (de menos de un 10% de CaO). Resulta curioso el hecho de que en el trabajo mencionado más arriba de Domínguez Arranz et al. también se establece esta diferenciación. Además, se establece una diferenciación de tipos de pastas utilizadas en uno y otro centro en función del uso y/o de la decoración del objeto. Así, por ejemplo, todas las muestras de cerámica de Teruel decoradas en verde y morado pertenecen al grupo de pastas no calcáreas, mientras que las muestras decoradas en azul, tanto de Teruel como de Muel, así como las de reflejo metálico, pertenecen al grupo de las pastas calcáreas. 54 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. Conclusiones A partir de lo visto podemos concluir que la técnica del análisis de materiales arqueológicos mediante espectrometría de emisión atómica con plasma de acoplamiento inductivo es una opción válida para la caracterización de pastas cerámicas, aunque sin duda su aplicación viene condicionada por el hecho de que se trata de una técnica destructiva. En cuanto al análisis de pigmentos, el proceso de análisis y de preparación de la muestra hace que esta técnica resulte menos útil en este contexto que otras de las que hemos hablado en este trabajo. Por otra parte cabe decir que la utilización de la EEA – ICP en el contexto de la Arqueometría no está excesivamente asentada, ya que los pocos ejemplos de aplicación que hemos encontrado son de fechas relativamente recientes. 55 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. Métodos voltoamperométricos La última técnica a la que haremos referencia en este trabajo es el análisis mediante métodos voltoamperométricos. Se trata de una técnica de la que no hemos encontrado ejemplos de aplicación al campo de la Arqueometría, seguramente debido a lo reciente de su desarrollo, pero hemos querido mencionarla, por un lado, por ese mismo carácter novedoso, y por otro, porque su desarrollo teórico ha sido puesto directamente en relación con el campo que nos ocupa en la Tesis Doctoral presentada por M. del C. Saurí Peris en la Universidad de Valencia en 2007 “Desarrollo de métodos voltamperométricos para la identificación de pigmentos en objetos artísticos y arqueológicos” (Saurí Peris, 2007). A pesar de que las explicaciones halladas acerca de los fundamentos de actuación de esta técnica superan nuestros conocimientos físico-químicos, Saurí Peris habla en su tesis de que la Voltoamperometría de micropartículas se basa en el registro del comportamiento electroquímico de un conjunto de partículas sólidas inmovilizadas sobre un electrodo inerte en contacto con un electrolito. La respuesta voltamperométrica del sistema permite la obtención de información cualitativa y cuantitativa sobre la composición química, especiación y entorno estructural de materias sólidas. Es decir, podemos obtener datos a varios niveles y de distinta naturaleza acerca de la composición y realidad estructural de nuestros materiales. Además, a pesar de que necesita de la obtención de una muestra de la pieza a estudiar, esta muestra es tan escasa que puede considerarse prácticamente una técnica no destructiva, y permite la caracterización de elementos tanto orgánicos como inorgánicos. En palabras de la autora de la tesis, “esta metodología, dada la elevada sensibilidad y especificidad de los registros electroquímicos, posee un interés elevado en relación a la identificación de pigmentos en muestras pictóricas procedentes de obras de arte y objetos arqueológicos, al permitir el empleo de cantidades de muestra inferiores al microgramo” 56 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. CONCLUSIONES GENERALES Como conclusión a este trabajo, y por extensión a la asignatura, podemos decir que el desarrollo de diferentes técnicas de análisis y estudio (sobretodo compositivo) de materiales, por lo general procedentes de ámbitos distintos al de la investigación arqueológica, ha generado una serie de herramientas novedosas que deben ser conocidas por el arqueólogo, por la importancia y la utilidad de la información que pueden ofrecerle. Hemos visto cómo, gracias al uso de estas técnicas, podemos determinar aspectos tan relevantes para la investigación arqueológica como el ámbito espacial de procedencia de un objeto, o su cronología, la tecnología empleada en su elaboración, el uso que se le atribuyó, etc. Y también, gracias a esta información, cuestiones como la existencia o no de contactos culturales o comerciales entre dos o más grupos, el grado de desarrollo de una determinada cultura, o incluso cuestiones relativas a hábitos alimenticios, etc. Por otro lado, también hemos visto la importancia y la utilidad del uso de estas técnicas de cara a la conservación, a la restauración y a la puesta en valor de restos arqueológicos. Sin embargo, hemos de ser muy cuidadosos con la información que obtenemos de la aplicación de estos estudios. Esta información, en todos los casos, nos proporciona una serie de referencias, unas pautas basadas en datos cualitativos que nos permiten profundizar en una investigación en la que habrá sido necesaria una labor previa de documentación y estudio de las fuentes, del contexto de aparición de los objetos, de contrastación con otros estudios existentes, etc. Para que esta información obtenida a través de la realización de los estudios arqueométricos sea realmente útil deberemos, como arqueólogos, conocer con exactitud todas las cuestiones referidas a la pieza que podamos averiguar por otras vías y tener muy claro qué información podemos obtener de ella y cómo podemos aplicarla a nuestra investigación. En este sentido, el conocimiento de la situación es fundamental en cuanto a nuestra relación con los técnicos encargados de llevar a cabo esos análisis y de hacer una primera interpretación de los datos obtenidos. En la medida en que sepamos trasladar a estas personas la problemática sobre la que queremos avanzar y la naturaleza del objeto que estamos analizando la utilización de estas técnicas será más o menos útil y nos permitirá rentabilizar, en forma de conocimiento, el perjuicio económico y material que suponen para nuestro proyecto. Así, otra conclusión que podemos obtener es la necesidad de la existencia de un metodología de trabajo que guíe nuestra actuación desde el comienzo de la excavación hasta el momento en que llevamos a cabo las pruebas, ya que también hemos visto a lo largo de las clases como una actuación indebida sobre las piezas (falta de elementos de protección, limpiezas demasiado profundas…) puede deteriorar, contaminar o conllevar la pérdida de elementos necesarios para aplicar ciertas técnicas. 57 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. Por tanto, es necesario que la persona que lleve a cabo una investigación arqueológica tenga al menos un conocimiento somero de todas esas herramientas que tiene a su disposición para poder valorar la posibilidad de su aplicación y afrontar su actividad con este condicionante en mente. Al hilo de estas reflexiones, y como conclusión final, señalaremos la inexistencia (al menos en nuestro ámbito y a nivel nacional) de una figura profesional que suponga un puente entre la figura del arqueólogo y la figura del técnico. También ha quedado claro a lo largo de las clases que sería prácticamente imposible que, una sola persona, acumulara los conocimientos teóricos y prácticos necesarios para poder desempeñar cada una de las técnicas de estudio y análisis susceptibles de ser aplicadas al contexto de la Arqueología y, además, disponer de los conocimientos de corte humanístico y cultural propios de esta disciplina. Sin embargo, quizás sí que sería posible, como un primer paso hacia el avance de la Arqueometría y en pos de la diversificación de las posibilidades de estudio vinculadas a ella, el tratar de introducir en determinados ámbitos de formación el concepto de que la aplicación de ciertas técnicas y procedimientos científicos a la investigación arqueológica puede ser un campo de desarrollo profesional que arroje interesantes avances en una y otra dirección, en la de la aparición de nuevas aplicaciones y técnica científicas y en la de la diversificación del conocimiento de las culturas del pasado. 58 “La Arqueometría aplicada al estudio de cerámicas pintadas”. Raúl López Villa. Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM. Septiembre 2009. BIBLIOGRAFÍA 59 - ABASCAL PALAZÓN, J. M. “La cerámica pintada romana de tradición indígena en la Península Ibérica. Centros de producción, comercio y tipología”, Madrid, 1986. - ANTÓN BERTET, G. 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