Reseña sobre Roland Barthes :"La cámara lúcida" Para comenzar podemos decir que este libro se lo puede tomar como una discusión de la fotografia fuera de limites técnicos, de hecho se podrian sacar mucha conclusiones éticas tras la lectura de este libro. Es un libro que recomiendo leer, tiene dos partes, la primera donde intenta distinguir porque unas fotografías le gustan y no otras, y la segunda que hace a la fotografía fotografía, separandola de otras artes, donde llega a una conclusion interesante (que el mismo clasifica como obvia), el noema de la fotografía es "esto ha sido". Desarrolla su idea de la fotografía como huella de la realidad. Desde la experiencia de la muerte de su madre traslada Barthes su estado de ánimo a la teoría de la fotografía. Por ello, fotografía y muerte se puede decir que son los dos temas indisolubles del libro desde un punto critico. Tomando como tema principal de La cámara lúcida a la muerte y la búsqueda de la esencia de la fotografía a través de lo que sería su noema: lo que está en ella ha sido necesariamente, el valor de la fotografia también viene cuando se produce la desaparición irreversible del referente y la muerte del sujeto fotografiado. Es decir, sintetizando, la esencia de la fotografía es precisamente la obstinación del referente en estar siempre ahí: la momificación del referente. Al lado de la muerte, en el libro, aparece también el amor y la nostalgia (del amor materno). Comienza Roland Barthes recordando como lo que la fotografía reproduce al infinito únicamente ha tenido lugar una sola vez: la fotografía repite mecánicamente lo que nunca más podrá repetirse existencialmente. La fotografía lleva siempre su referente consigo y están marcados por la misma inmovilidad amorosa o fúnebre (p. 33). Precisamente es esta adherencia del referente lo que provoca que haya una gran dificultad en enfocar el tema de la fotografía . Hay algo terrible en toda fotografía: el retorno de lo muerto. Barthes confiesa que le interesa profundizar en la fotografía pero no como tema sino como herida. Tambien habla de una dualidad , esto es : Foto de la insurrección en Nicaragua: dos soldados patrullan, en 2º plano pasan dos monjas. Me gustaba o no? Simplemente existía para mi, su existencia, su aventura provenía de la presencia de dos elementos heterogéneos, no pertenecientes al mismo mundo. Foto de Koen Wessing, sus fotos me atraían pk comportaban una dualidad. Foto de los padres descubriendo el cadáver de su hijo. Otras fotos del reportaje, aún siendo bellas y mostrando la dignidad y el horror de la insurrección no comportaban a mis ojos ninguna marca, se trataba de escenas. Seguramente faltaba la aventura de la dualidad. Luego distingue este autor dos elementos en toda fotografía: El studium: tiene que ver con la cultura y el gusto. El punctum: pinchazo o corte. El punctum de una foto ,señala Barthes, es ese azar que en ella me despunta . Con relación a la fotografía como arte, Barthes considera que su forma de entroncar con las Bellas Artes o el arte en sentido general es a través del teatro que está más cerca de la muerte que la pintura. El fotógrafo mientras fotografía está sometido a varias sorpresas: lo raro, inmovilizar una escena en un momento decisivo, la proeza, las contorsiones de la técnica y el hallazgo. Barthes considera que la fotografía sólo puede significar adoptando una máscara . El autor de La cámara lúcida se encuentra con que hay un tipo de fotografía que, aunque posee el studium, carece por completo de un destello que atraiga o lastime. Es lo que llama fotografía unaria: trivial, quizás sólo compositiva . En este grupo se pueden encontrar la fotografía pornográfica y la de reportaje. Para él, no es posible establecer una regla de enlace entre el studium y el punctum; se trata de una copresencia. El punctum muy a menudo es un “detalle”, puede ser mal educado y tiene una fuerza de expansión a menudo metonímica . En ocasiones puede llenar toda la foto. Mientras el studium está siempre codificado, el punctum no lo está y siempre es innombrable .El punctum tanto si se distingue como si no, es un suplemento: es lo que añado a la foto y que sin embargo está en ella .Crea también el punctum un campo ciego, es como si fuera un más allá del campo. En definitiva, el punctum como punto de fuga al infinito en la imagen fotográfica. El autor cita tambien a Nietzsche diciendo: un hombre laberíntico jamás busca la verdad, sino únicamente su Ariadna y todas las fotografías del mundo forman, de una u otra manera, un laberinto. Barthes busca incesantemente en este libro en qué se diferencia el referente de la fotografía de otros sistemas de representación. Es así como llega finalmente al noema de la fotografía: esto ha sido. Barthes aborda tambien otras ideas a mi juicio relevantes , como la inmovilidad de la foto provoca una confusión perversa entre dos conceptos: lo real y lo viviente. Lo que está claro entonces es que la foto es literalmente una emanación del referente. Toda fotografía es un certificado de presencia. A juicio de Barthes es el advenimiento de la fotografía (y no del cine como se ha dicho) lo que divide a la historia del mundo. Barthes señala asimismo que interrogarse sobre si la fotografía es analógica o codificada no es una vía adecuada para el análisis. En la foto el poder de autentificación prima sobre el poder de representación. Luego menciona una serie de caracteristas tambien de la fotografia: La imagen fotográfica está llena, abarrotada: no hay sitio, nada la puede ser añadido. La fotografía excluye toda purificación, toda catarsis. En la fotografía, la inmovilización del tiempo sólo se da de un modo excesivo, monstruoso. La fotografía es violenta porque llena a la fuerza la vista y porque en ella nada puede ser rechazado, ni transformado. El tiempo es el desgarrador énfasis del noema (esto ha sido), su representación pura. En la fotografía se mezcla, de alguna forma, el pasado y el futuro. Por ejemplo, con respecto a la fotografía de su madre dice: ella va a morir / ella ha muerto. Cada foto es leída como la apariencia privada de su referente. La fotografía no sabe decir lo que da a ver. En el fondo, una fotografía se parece a cualquiera excepto a aquel a quien representa (a veces hace aparecer cosas que nunca se perciben en un rostro real). Si no se puede profundizar en la fotografía, es a causa de su fuerza de evidencia. La fotografía mira directamente a los ojos. La mirada es al mismo tiempo efecto de verdad y efecto de locura. Barthes ve a la fotografía como un medium, una forma de alucinación. Imagen demente y barnizada de realidad. Barthes cree que existe una especie de vínculo (de nudo) entre la fotografía, la locura y lo desconocido (¿No estamos enamorados de ciertas fotos?, se pregunta). La fotografía puede ser loca o cuerda. Cuerda si su realismo no deja de ser relativo. Loca si ese realismo es absoluto. Éxtasis fotográfico . Existe otro punctum que no está en la forma (el detalle) sino que es de intensidad, es el tiempo: Es el desgarrador énfasis del noema esto ha sido, su representación pura. Barthes dice que la sociedad se empeña en hacer sentar la cabeza a la fotografía: en primer lugar, tratando de hacer de la fotografía un arte, pues ningún arte es demente y, en segundo lugar, consiste en generalizarla, en trivializarla, hasta que no haya una imagen frente a la que puede ser excepcional. Comentarios finales de la obra: El libro habla de muerte, del paso del tiempo y de la nostalgia. Es decir, de la fotografía como sabio demente. Es ante todo un ensayo muy personal con claras influencias de la reciente muerte de su madre. Como puntos claves de su teoria podemos destacar que busca de continuo la esencia de la fotografía, lo que la diferencia del cine y de otros medios. Para él la esencia o lo que llama el Noema de la fotografía es que lo que está en ella ha sido necesariamente: “la obstinación del referente de estar siempre ahí, su momificación. Precisamente esa presencia fugaz es lo que dota a la fotografía de un contenido patético”. Tambien que la imagen no es un signo porque prima en ella su poder de autentificación sobre el de representación y, por eso resulta, de especial interés sus argumentos sobre el punctum. Y esto objetivamente , y como critica personal , muchas veces me paso que no estube tanto de acuerdo en todas las cosas que decia Barthes porque a veces sentia que parecia omitir el lenguaje en la fotografía, como si fuera un calco de la realidad, cuando no es necesariamente así, la fotorafía puede articular un lenguaje dentro de la propia imagen, un "esto ha sido, pero... yo lo vi así". Pero aun dicho esto lo recomiendo , porque como dije desde el principio, porque se discute la fotografia fuera de sus limites técnicos. Marìa Josè Barneau. 36.076.110 (Publicidad)