Observatorios Urbanos La violencia en Sonora. Francisco Javier Zepeda* La Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2003, llevada a cabo por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática en México, reveló que en Sonora, la violencia en los hogares ese año implicó miles de niños maltratados, agresiones entre padres de familia y otras formas de violencia doméstica. Durante el 2006 en Sonora se denunciaron 992 casos de violencia intrafamiliar, 538 casos en el 2007 y 242 en los primeros 5 meses del año 2008, según estadísticas delictivas de la Secretaría Ejecutiva de Seguridad Pública del Gobierno del Estado de Sonora. Por otra parte la prensa local habitualmente da cuenta de eventos y acontecimientos que demuestran que la violencia crece como un elemento cotidiano de la dinámica social local. Es común observar casos de homicidios, lesiones, robos y otros delitos que en su comisión conllevan un elemento de violencia que representa una alarmante preocupación para los habitantes y los encargados de la procuración del orden público. Estos indicadores revelan que la violencia ha llegado a ser un mecanismo frecuente de manejo de problemas y conflictos para muchos habitantes de esta entidad. La literatura que se ocupa de estudios de violencia define a esta como un comportamiento que provoca daños y perjuicios entre las personas. En cualquiera de sus formas produce consecuencias negativas. El uso de la fuerza en contra de la integridad física de una o más personas fomenta relaciones de intimidación, choque, arrebato, miedo, irritación, venganza y otras muchas formas de alteración. La violencia psicológica es aquella que se manifiesta a través de actos u omisiones de tipo verbal o situacional en la que las víctimas sufren repercusiones de humillación, degradación, indignidad y otras formas de desvalorización humana. Estos conceptos son fácilmente identificables en las relaciones sociales entre los integrantes de una comunidad, en la que los desacuerdos y las diferencias de acción u omisión se manifiestan substancialmente en el desarrollo de sus interacciones. Esas divergencias generan conflictos que los individuos requieren resolver para lograr una convivencia armónica y pacífica que permita en lo posible, el alcance de los objetivos de cada uno de ellos, por ello la dinámica social requiere de mecanismos que equilibren el surgimiento de conflictos y su solución pacifica, a fin de garantizar el desarrollo equilibrado de sus integrantes. Sonora cuenta con esfuerzos importantes que se orientan a prevenir y atender el uso de la violencia entre la población. Tratándose de violencia intrafamiliar, cualquier persona puede marcar el número telefónico 066 y denunciar un evento de este tipo. Este medio resulta muy útil enseñarlo a los niños para que aprendan a marcarlo y solicitar ayuda ante un evento de violencia en el hogar. La Procuraduría General de Justicia del Estado cuenta con programas de participación social en la prevención del delito, tales como comités de vecinos, talleres sobre prevención de la delincuencia, escuela para padres, talleres de autoestima y drogadicción entre otros. En algunos municipios como Átil, Cananea, Hermosillo, Nogales, Puerto Peñasco y San Luis Río Colorado, funciona el programa de Educación Preventiva Contra el Consumo de Drogas denominado DARE por sus siglas en inglés, el cual consiste en educar a niñas y niños de primaria sobre prevención de adicciones y violencia. El Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia del Estado cuenta con programas de protección para menores, adolescentes, mujeres, adultos mayores y personas con discapacidad, ante eventos de violencia y desprotección. Según la Secretaría de Educación y Cultura del Estado de Sonora, a través del Programa Estatal de Educación 2004-2009, en el estado hay un total de 549,075 alumnos en educación básica, de los cuales 11,636 corresponden a educación inicial, 77,809 a preescolar, 318,834 a primaria, 120,047 a secundaria y 20,749 a educación especial. Este programa define a la educación básica, como la etapa de formación de las personas en la que se desarrollan las habilidades del pensamiento, las competencias básicas para favorecer el aprendizaje sistemático y continuo, y las disposiciones y actitudes que normarán su vida. Bajo este concepto, resulta importante que desde los inicios de la educación escolarizada de los habitantes de este estado, se establezcan programas de educación específica sobre violencia y pacificación social, lo que permitiría tener una población generacional de ciudadanos que tendría un efecto multiplicador de generaciones educadas en la prevención y disminución de la violencia en esta entidad federativa. *Asistente de la Dirección General Académica de El Colegio de Sonora, fzepeda@colson.edu.mx