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CONDUCTISMO

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CONDUCTISMO: HISTORIA, CONCEPTOS Y AUTORES PRINCIPALES
POR ALEX FIGUEROBA
Actualmente la Psicología incluye una gran variedad de orientaciones teóricas.
Comparables en cierto modo a las ideologías políticas o a las creencias religiosas, los
paradigmas psicológicos suponen directrices de conducta que nos inducen a ejercer la
práctica profesional de distintos modos.
El conductismo es una de las orientaciones más comunes entre los psicólogos, si bien hoy
en día es más habitual que se practique en su vertiente cognitivo-conductual. A
continuación, repasamos la historia del conductismo y sus características principales.
¿Qué es el conductismo?
El conductismo es una corriente de la Psicología que se centra en el estudio de las leyes
comunes que determinan el comportamiento humano y animal. En su origen, el
conductismo tradicional deja de lado lo intrapsíquico para focalizarse en la conducta
observable, es decir, prioriza lo objetivo por encima de lo subjetivo. Esto opone el
conductismo a planteamientos previos como los psicodinámicos y los fenomenológicos.
De hecho, desde la perspectiva conductista aquello que solemos entender como "mente"
o "vida mental" es tan solo una abstracción de lo que realmente debería estudiar la
psicología: los vínculos entre estímulos y respuesta en contextos determinados.
Los conductistas tienden a concebir a los seres vivos como “tabulas rasas” cuya conducta
está determinada por los refuerzos y castigos que reciban más que por predisposiciones
internas. El comportamiento, por tanto, no depende principalmente de fenómenos
internos, como los instintos o los pensamientos (que no dejan de ser, por otra parte,
conductas encubiertas) sino más bien del entorno, y no podemos separar ni la conducta
ni el aprendizaje del contexto en que tienen lugar.
De hecho, aquellos procesos que ocurren en el sistema nervioso y que para muchos otros
psicólogos son la causa de cómo actuamos, para los conductistas no son más que otro tipo
de reacciones generadas a través de nuestra interacción con el entorno.
Los animales en el conductismo
Los conductistas clásicos empleaban frecuentemente animales en sus estudios. Los
animales son considerados equivalentes a las personas en cuanto a su conducta y los
principios de aprendizaje extraídos de estos estudios se extrapolan en muchos casos a los
seres humanos; eso sí, siempre procurando respetar una serie de presuposiciones
epistemológicas que justifiquen esta extrapolación. No hay que olvidar que entre especies
hay muchos aspectos del comportamiento que varían.
La observación sistemática de la conducta animal daría paso a la Etología y la Psicología
Comparada. Konrad Lorenz y Niko Tinbergen son dos de los representantes más
importantes de estas corrientes.
Condicionamiento instrumental: los gatos de Thorndike
Edward Lee Thorndike (1874-1949), contemporáneo de Pavlov, realizó diversos
experimentos con animales para estudiar el aprendizaje. Introdujo gatos en “cajasproblema” para observar si conseguían escapar de ellas y de qué modo.
En las cajas había varios elementos con los que los gatos podían interactuar, como un
botón o una anilla, y sólo el contacto con uno de estos objetos podía hacer que se abriera
la puerta de la caja. Al principio los gatos conseguían salían de la caja por ensayo y error,
pero a medida que se repetían los intentos cada vez escapaban con más facilidad.
A partir de estos resultados Thorndike formuló la ley del efecto, que afirma que si una
conducta tiene un resultado satisfactorio es más probable que se repita, y que si el
resultado es insatisfactorio esta probabilidad disminuye. Posteriormente formularía la ley
del ejercicio, según la cual los aprendizajes y hábitos que se repiten se ven reforzados y
los que no se repiten se debilitan.
Los estudios y las obras de Thorndike introdujeron el condicionamiento instrumental.
Según este modelo el aprendizaje es consecuencia del reforzamiento o el debilitamiento
de la asociación entre una conducta y sus consecuencias. Esto sirvió como base para
formular propuestas más tarde, en el surgimiento del verdadero conductismo, tal y como
veremos.
Ivan Petrovich Pavlov (1849-1936) era un fisiólogo ruso que se dio cuenta, mientras
realizaba experimentos sobre secreción de saliva en perros, de que los animales salivaban
de forma anticipada cuando veían u olían la comida, e incluso simplemente cuando se
acercaban los encargados de darles de comer. Posteriormente consiguió que salivaran al
oír el sonido de un metrónomo, de una campana, de un timbre o de una luz por asociar
estos estímulos con la presencia de comida.
A partir de estos estudios Pavlov describió el condicionamiento clásico, un concepto
fundamental en el conductismo, gracias al cual se desarrollaron las primeras
intervenciones basadas en las técnicas de modificación de la conducta en seres humanos.
Ahora bien, para entender cómo funciona el condicionamiento clásico primero hay que
saber con qué estímulos se trabaja en él.
Un estímulo incondicionado (es decir, que no requiere aprendizaje para provocar una
respuesta) provoca una respuesta incondicionada; en el caso de los perros, la comida
causa salivación de forma espontánea. Si se empareja repetidamente el estímulo
incondicionado (la comida) con un estímulo neutro (por ejemplo, la campana), el estímulo
neutro acabará produciendo la respuesta incondicionada (salivar) sin necesidad de que
esté presente también el estímulo incondicionado.
Para Pavlov no es necesario el concepto de mente ya que conceptualiza las respuestas
como reflejos que se dan después de la aparición de estímulos externos.
El concepto de "enfermedad mental" visto por los conductistas
Los conductistas a menudo han sido vinculados al mundo de la psiquiatría por su
utilización del método experimental para obtener conocimientos, pero esta asociación no
es acertada, ya que, en muchos aspectos, los conductistas se diferencian claramente de los
psiquiatras. Una de estas diferencias es la oposición del conductismo al concepto de
enfermedad mental.
Desde esta filosofía aplicada a la psicología, no pueden existir conductas patológicas, ya
que estas son juzgadas siempre según su adecuación a un contexto. Mientras que las
enfermedades deben tener causas biológicas relativamente bien aisladas y conocidas, los
conductistas señalan que no hay suficiente evidencia a favor de la existencia de estos
biomarcadores en el caso de los trastornos mentales. Por consiguiente, se oponen a la idea
de que el tratamiento de problemas como las fobias o el TOC deba centrarse en
psicofármacos.
Conceptos básicos del conductismo
A continuación, definimos los principales términos de la teoría conductista.
1. Estímulo. Este término se refiere a cualquier señal, información o evento que produce
una reacción (respuesta) de un organismo.
2. Respuesta. Cualquier conducta de un organismo que surge como reacción a un
estímulo.
3. Condicionamiento. El condicionamiento es un tipo de aprendizaje derivado de la
asociación entre estímulos y respuestas.
4. Refuerzo. Un refuerzo es cualquier consecuencia de una conducta que aumenta la
probabilidad de que ésta vuelva a darse.
5. Castigo. Opuesto al refuerzo: consecuencia de una conducta que disminuye la
probabilidad de que vuelva a darse.
Wundt: el nacimiento de la Psicología Experimental
Wilhelm Wundt (1832-1920), considerado por muchos “el padre de la Psicología”, sentó
las bases de lo que acabaría siendo el conductismo. Creó el primer laboratorio de
Psicología científica y utilizó de forma sistemática la estadística y el método
experimental para extraer reglas generales sobre el funcionamiento de los procesos
mentales y la naturaleza de la conciencia.
Los métodos de Wundt dependían en gran medida de la introspección o autoobservación,
técnica en la que los sujetos experimentales proporcionan datos sobre su propia
experiencia.
John Broadus Watson (1878-1958) criticó el uso de la metodología introspectiva de
Wundt y sus seguidores. En una conferencia en 1913 que se considera el nacimiento del
conductismo, Watson afirmó que para ser verdaderamente científica la Psicología debía
centrarse en la conducta manifiesta en lugar de en los estados mentales y conceptos como
“conciencia” o “mente”, que no podían ser analizados de forma objetiva.
Watson también rechazaba la concepción dualista que separaba el cuerpo y la mente (o
el alma) y planteaba que la conducta de las personas y la de los animales debía ser
estudiada del mismo modo ya que, si se dejaba de lado el método introspectivo, no había
una diferencia real entre ambas.
Las aportaciones de Watson al conductismo
Fascinado por los descubrimientos de Pavlov, John Watson propuso que el proceso de
Condicionamiento clásico podía explicar también el aprendizaje en los humanos. Como
conductista clásico, pensó que las emociones también se aprendían mediante la
asociación condicionada, y de hecho, pensó que las diferencias en el comportamiento
entre humanos eran provocadas por las distintas experiencias que cada uno vivía.
El experimento del pequeño Albert
En un conocido y controvertido experimento Watson y su ayudante Rosalie Rayner en la
Universidad Johns Hopkins (Estados Unidos) consiguieron provocar una fobia a las ratas
a un bebé de nueve meses El caso del pequeño Albert demostró que la conducta humana
no sólo es predecible sino también modificable
La asociación del golpe de un martillo sobre la tabla de metal (EI) y la presencia de una
rata blanca (EC) que previamente era un estímulo neutro, acabó por provocar una
respuesta emocional de miedo (RC) ante la sola presencia de la rata, demostrando así que
el miedo podía ser aprendido por condicionamiento clásico. Este es el mecanismo más
habitual de adquisición de fobias. Huelga decir que este experimento no se podría realizar
hoy en día, puesto que sobrepasa los límites de la ética científica.
Puedes descubrir más sobre el experimento del pequeño Albert entrando en este post:
En 1913, Watson publicó un artículo llamado Psychology as the behaviorist views it,
y proponía analizar la psicología desde el análisis de la conducta observable en lugar de
hacerlo desde el análisis de la conciencia, perspectiva vigente hasta entonces. Con este
fin, propuso la eliminación de la introspección como método válido para la psicología,
sustituyéndolo por la observación y la experimentación objetivas.
La caja negra
Para Watson los seres vivos somos “cajas negras” cuyo interior no es observable. Cuando
los estímulos externos llegan a nosotros damos respuestas en consecuencia. Desde el
punto de vista de los primeros conductistas, si bien se dan procesos intermedios dentro
del organismo, al ser inobservables deben ser ignorados al analizar el comportamiento.
Sin embargo, a mediados del siglo XX los conductistas matizaron esto y, sin desdeñar la
importancia de los procesos no observables directamente que ocurren en el interior del
cuerpo, señalaron que la psicología no necesita dar cuenta de ellos para aportar
explicaciones sobre las lógicas que rigen la conducta. B. F. Skinner, por ejemplo, se
caracterizó por dar a los procesos mentales exactamente el mismo estatus que la conducta
observable, y por concebir el pensamiento como conducta verbal. De este autor
hablaremos más adelante.
Algunos neoconductistas como Clark Hull y Edward Tolman sí incluyeron procesos
intermedios (o variables intervinientes) en sus modelos. Hull incluía el impulso o
motivación interna y el hábito, mientras que Tolman afirmaba que construimos
representaciones mentales del espacio (mapas cognitivos).
Watson y el conductismo en general fueron influidos de forma clave por dos autores: Ivan
Pavlov y Edward Thorndike.
EL RESUMEN DEFINITIVO SOBRE EL CONDICIONAMIENTO
PAVLOVIANO.
POR JONATHAN GARCÍA-ALLEN
El Condicionamiento clásico (o Condicionamiento pavloviano) es uno de los temas
introductorios que se estudian en la carrera de psicología, y es uno de los principios
básicos del aprendizaje.
Por eso, seguramente todos los psicólogos y maestros tienen conocimiento sobre su
importancia en el aprendizaje asociativo o en la formación de patologías como las fobias.
Son pocos los que no conocen a Iván Pavlov y sus experimentos con perros. Para aquellos
que todavía no lo conocen, a continuación, explicamos su teoría al detalle.
El Condicionamiento clásico, explicado
Una de las características más importantes de este tipo de aprendizaje es que implica
respuestas
automáticas
o
reflejas,
no
conductas
voluntarias (a
diferencia
del Condicionamiento operante o instrumental). Se denominó "condicionamiento
clásico" a la creación de una conexión entre un estímulo nuevo y un reflejo ya existente,
por tanto, es un tipo de aprendizaje según el cual un estímulo originalmente neutro, que
no provoca una respuesta, llega a poder provocarla gracias a la conexión asociativa de
este estímulo con el estímulo que normalmente provoca dicha respuesta.
El Condicionamiento clásico sentó las bases del conductismo, una de las escuelas más
importantes de la psicología, y nace como consecuencia de los estudios Pavlov, un
psicólogo ruso que se interesó por la fisiología de la digestión, especialmente en
los reflejos de salivación en perros.
El famoso experimento de los perros de Pavlov: El reflejo condicionado
Las investigaciones de Pavlov son una de las bases de las ciencias del comportamiento.
En sus investigaciones iniciales, Pavlov había observado que tras poner alimentos en la
boca de del perro que estaba investigando, éste empezaba a segregar saliva procedente de
determinadas glándulas. Pavlov denominó este fenómeno como "reflejo de salivación".
Al realizar el experimento en repetidas ocasiones, observó que su presencia (la del
propio Pavlov) causaba que el perro empezara a segregar saliva sin tener la comida
presente, pues había aprendido que cuando Pavlov se presentaba en el laboratorio, iba a
recibir comida. Entonces, para poder saber si estaba en lo cierto, puso un separador entre
el perro y la comida, de esta manera el can no podía visualizarla. El investigador
introducía el alimento por una compuerta y registraba la salivación del animal.
Más adelante, Pavlov empezó a aplicar distintos estímulos (auditivos y visuales) que
entonces eran neutros, justo antes de servirle la comida al perro. Sus resultados indicaron
que, tras varias aplicaciones, el animal asociaba los estímulos (ahora estímulos
condicionados) con la comida. Pavlov llamó “reflejo condicionado” a la salivación que
se producía tras esta asociación.
La teoría del Condicionamiento clásico: conceptos generales
El
Condicionamiento
clásico
también
se
denomina modelo
estímulo-
respuesta o aprendizaje por asociaciones (E-R). Los resultados de sus investigaciones, le
valieron a Pavlov el premio Nobel en 1904.
En el proceso, diseñó el esquema del Condicionamiento clásico a partir de sus
observaciones:
El Estímulo Incondicionado (EI) es un estímulo que de manera automática provoca una
respuesta del organismo.
La Respuesta Incondicionada (RI) es la respuesta que ocurre en el organismo de
manera automática cuando está presente un estímulo incondicionado. Para Pavlov sería
la cantidad de saliva que el perro segregaba cuando se le presentaba la comida.
El Estímulo neutro (EN) es un estímulo que cuando está presente en el medio no
provoca ningún tipo de respuesta en el organismo.
Cuando un estímulo neutro se ha asociado temporalmente con un estímulo
incondicionado, éste pasa a ser Estímulo Condicionado (EC), ya que es capaz por sí
mismo de provocar una respuesta parecida a la que provocaba el estímulo incondicionado.
La Respuesta Condicionada (RC) es la respuesta que aparece al presentarse sólo el
estímulo condicionado. Para Pavlov sería la cantidad de saliva que segregaban los perros
cuando se les presentaba sólo el estímulo auditivo o visual.
Generalmente la RC es más débil que la RI y tiene una mayor latencia, es decir, tarda más
en darse una vez que el estímulo está presente.
El experimento del pequeño Albert de Watson y Rayner es otro ejemplo de
condicionamiento clásico. En este caso la rata es un estímulo neutro que se convierte en
un estímulo condicionado que provoca la respuesta de miedo por asociación con el ruido
fuerte (estímulo incondicionado).
El conductismo radical de Skinner
Las propuestas de Thorndike fueron el antecedente de lo que conocemos como
condicionamiento operante, pero este paradigma no se desarrolló de forma completa hasta
la aparición de las obras de Burrhus Frederic Skinner (1904-1990).
Skinner introdujo los conceptos de refuerzo positivo y negativo. Se denomina refuerzo
positivo al hecho de premiar una conducta dando algo, mientras que el refuerzo negativo
consiste en la retirada o la evitación de un evento desagradable. En ambos casos, la
intención es la de aumentar la frecuencia e intensidad de aparición de una conducta
determinada.
Skinner defendía el conductismo radical, que mantiene que todo el comportamiento es
resultado de asociaciones aprendidas entre estímulos y respuestas. El enfoque teórico y
metodológico desarrollado por Skinner se conoce como análisis experimental de la
conducta y ha sido especialmente eficaz en la educación de niños con discapacidad
intelectual y del desarrollo.
CONDICIONAMIENTO CLÁSICO Y OPERANTE COMO FORMA DE
ENTENDER EL APRENDIZAJE HUMANO.
POR ADRIÁN TRIGLIA
Burrhus Frederic Skinner no es solo una de las figuras históricas más importantes de la
psicología; es, en muchos aspectos, el responsable de que esta se haya afirmado como
ciencia.
Sus aportaciones a este ámbito no son solo metodológicas, sino también filosóficos, y su
conductismo radical, a pesar de no ser ni mucho menos hegemónico actualmente,
permitió entre otras cosas que en la segunda mitad del siglo XX se fuese perfeccionando
una herramienta tan útil como la Terapia Cognitivo Conductual, muy inspiradas por este
investigador. Veamos cuáles fueron las principales claves de la teoría de B. F. Skinner.
Un giro hacia el condicionamiento operante
Cuando B. F. Skinner empezó sus estudios, el conductismo se fundamentaba básicamente
en el condicionamiento simple heredado del fisiólogo ruso Iván Pavlov y popularizado
por John B. Watson.
Explicado muy por encima, este primer enfoque de la psicología conductista proponía
modificar el comportamiento haciendo que estímulos agradables o desagradables que se
presentaban a la vez que otros estímulos a los que se quería que el individuo desarrollase
aversión o agrado. Digo "individuos" y no "personas" porque el condicionamiento simple
era tan rudimentario que funcionaba incluso con formas de vida con un sistema nervioso
tan simple como el de los reptiles o moluscos.
Por ejemplo, en los famosos experimentos de los perros de Pavlov, este fisiólogo hacía
que los animales empezasen a salivar al oír un cierto sonido, ya que este había sido
asociado con la comida en anteriores ensayos. La clave del condicionamiento simple
estaba en asociar estímulos entre sí.
Skinner admitía que el condicionamiento simple podía ser útil en ciertos casos, pero
descartaba la posibilidad de que la conducta pudiera ser explicada solo a través de este
mecanismo, entre otras cosas porque las condiciones para que se produzca raramente se
dan fuera de un laboratorio. Sin embargo, sí creía que nuestro comportamiento (y el de
muchas otras formas de vida) puede ser entendido como un proceso de adaptación a
experiencias agradables y desagradables, útiles y no útiles.
El cambio que supuso la teoría de B. F. Skinner fue en otro sentido: en vez de poner el
foco en el modo en el que se asocian entre sí los estímulos, se fijó en la manera en la que
quedan asociadas las acciones que se realizan y las consecuencias de estas acciones. Lo
que nos ocurre a causa de algo que hemos hecho es, en sí, un estímulo del cual tomamos
nota. Así, Skinner tiene en cuenta el bucle percepción-acción-percepción.
El condicionamiento operante
Para Skinner, el aprendizaje a partir de las consecuencias que tiene el modo en el que se
interactúa con el mundo era el principal mecanismo de modificación de la conducta.
Tanto los seres humanos como los animales estamos realizando siempre todo tipo de
acciones, por insignificantes que sean, y estas tienen siempre una consecuencia para
nosotros, que recibimos en forma de estímulos. Esta asociación entre lo que hacemos y
lo que notamos que son las consecuencias de nuestras acciones son el fundamento del
condicionamiento operante, también conocido como condicionamiento instrumental,
que según Skinner era la forma básica de aprendizaje en buena parte de las formas de
vida.
Pero que los mecanismos del condicionamiento operante fuesen básicamente los mismos
en muchos tipos de organismos no significa que los contenidos sobre los que se producen
fuesen a ser iguales independientemente de si somos un ratón o un ser humano. Los
miembros de nuestra especie tenemos la capacidad de crear conceptos abstractos y
generar memoria autobiográfica, pero para Skinner la aparición de estas formas refinadas
de pensamiento eran la punta de la pirámide de un proceso que empezaba aprendiendo de
nuestros aciertos y de nuestros errores en tiempo real.
Además, la metodología a la que normalmente recurrían los psicólogos conductistas se
basaba en los modelos animales (experimentación con ratas, palomas, etc.), lo cual en
cierto modo es una limitación.
La caja negra y Skinner
Los conductistas siempre han sido muy conocidos por su conceptualización de los
procesos mentales como fenómenos que ocurren dentro de una "caja negra", metáfora que
sirve para indicar la imposibilidad de observar desde fuera lo que ocurre en la mente de
las personas. Sin embargo, la caja negra de la teoría de Skinner no era la misma que la de
los primeros conductistas. Mientras que psicólogos como John B. Watson negaban la
existencia de un mundo mental, Skinner sí creía que el estudio de los procesos mentales
podría ser útil en psicología.
Eso sí, para B. F. Skinner, a la práctica no era necesario hacer eso, y bastaba con partir
del análisis de las relaciones entre acciones medibles y directamente observables y las
consecuencias de estas acciones. El motivo de su postura en este tema era que no
consideraba que nuestra mente fuese algo más que una parte del trayecto que va desde la
realización de la acción hasta el registro de los estímulos que son (o parecen ser)
consecuencia de estas acciones, aunque con la dificultad añadida de que es prácticamente
imposibles de estudiar de manera objetiva.
De hecho, el mismo concepto de "la mente" era engañoso para Skinner: lleva a pensar
que hay algo dentro de nosotros que hace aparecer de la nada pensamientos y planes de
acción, como si nuestra vida psíquica estuviese desconectada de nuestro entorno. Es por
eso que en la teoría de B. F. Skinner el objeto de estudio de la psicología es la conducta,
y no la mente o la mente y la conducta a la vez.
Según este conductista, todo aquello a lo que se le suele llamar "proceso mental" era en
realidad una forma de conducta más, algo que se pone en marcha para hacer que el ajuste
entre nuestras acciones y las consecuencias esperadas sea óptimo.
El legado de la teoría de B. F. Skinner
El legado teórico del padre del conductismo radical supuso un rechazo total a los métodos
de investigación especulativos propios del psicoanálisis y una propuesta de investigación
al margen de la introspección y centrada solo en variables objetivas y fáciles de medir.
Además, indicó el riesgo de transformar constructos teóricos muy abstractos (como
"mente" o "desmotivación") en elementos causales que expliquen nuestros
comportamientos. Por decirlo de algún modo, para Skinner decir que alguien ha cometido
un crimen a causa de su sentimiento de soledad es como decir que una locomotora avanza
a causa del movimiento.
Al estar tan apoyada en el condicionamiento operante, la obra de Skinner reivindicaba la
experimentación con animales como una fuente útil de conocimiento, algo que ha sido
muy criticado tanto por psicólogos de la corriente cognitivista como por varios filósofos,
según los cuales hay un salto cualitativo entre la vida mental de los animales no humanos
y los miembros de nuestra especie. Sin embargo, los modelos animales siguen siendo muy
utilizados
en
psicología
para
realizar
comportamientos presentes en nuestra especie.
aproximaciones
a
tipos
de
Desarrollo del conductismo: la revolución cognitiva
El conductismo entró en declive a partir de los años 50, coincidiendo con el auge de
la psicología cognitiva. El cognitivismo es un modelo teórico que surgió como reacción
al énfasis radical del conductismo en la conducta manifiesta, dejando de lado la cognición.
La inclusión progresiva de variables intervinientes en los modelos conductistas favoreció
en gran medida este cambio de paradigma, conocido como “revolución cognitiva”.
En la práctica psicosocial, las aportaciones y principios del conductismo y el cognitivismo
acabarían confluyendo en lo que conocemos como terapia cognitivo-conductual, que se
centra en encontrar los programas de tratamiento más avalados por la evidencia científica.
Las terapias de tercera generación desarrolladas en los últimos años recuperan parte de
los principios del conductismo radical, reduciendo la influencia del cognitivismo.
Algunos ejemplos son la Terapia de Aceptación y Compromiso, la Terapia de Activación
Conductual para la depresión o la Terapia Dialéctica Conductual para el trastorno límite
de la personalidad.
Material recopilado para uso académico por el Prof. Wilmer Rojas
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