El paisaje y la pintura Antonia Parra France Fecha: 13/06/2019 El paisaje es uno de los principales temas que abarca los tres textos. Su presencia es fuerte, ya que las descripciones de los distintos lugares presentados son descritos de forma detallada para crear un realismo y una verosimilitud a lo que los personajes observan a lo largo del transcurso de la historia. Los protagonistas de estos relatos son presentados como artistas; son pintores, sujetos que cuyo mérito principal es la observación y su análisis. Son aquellos que pueden describir de una forma más íntima, más personal, su vínculo con el paisaje y cómo ésta se presenta en la pintura; la pintura se convierte en el medio más próximo para describirnos un lugar histórico, donde a lo largo de los años han estado sujetos a cambio. El paisaje se convierte en un lugar de transformación constante y que se nutre de estos cambios para determinar un nuevo destino. Paisajes tan lejanos como el cruce de la cordillera y las ciudades que poco a poco empiezan a surgir a de comienzos de siglo, la ruralidad de un Santiago apartado de la metrópolis y los balnearios de Cartagena en los ochenta, son los grandes lugares presentes en los libros escritos por Cesar Aira, Un episodio en la vida de un pintor viajero (2001); Pedro Prado, Un juez rural (1924) y de Adolfo Couve con La comedia del arte (1995), respectivamente. Si unimos los tres libros, podemos observar que se presenta un evolución histórica y también del paisaje urbano y cotidiano. En Un episodio en la vida de un pintor viajero podemos ver el paisaje mostrado a partir del pintor Rugendas, y de su amigo, Krause, ambos extranjeros que relatado de una forma ficticia y biográfica, podemos entender su viaje por Sudamérica, especialmente a Chile y a Argentina, su destino principal. El autor nos hace observar el paisaje a partir del ojo de un europeo, de alguien que utiliza la pintura y el paisaje para realizar un estudio de nuevas formas de vida que son distintas a las de su país. El paisaje se transforma en un mundo por descubrir, que puede tomar años resolver todo lo que éste ofrece. Se observan movimientos, expresiones, distintas formas de vida; la cotidianeidad del paisaje es reflejado en la pintura. Rugendas entonces es un artista viajero, alguien que ayuda a cultivar la historia y hace dar a entender al espectador, a través del realismo, la cultura y la sociedad en la que en ese tiempo existía; eran lugares y culturas muy distintas para él, pero que lo fascinaban. El cruce de la cordillera hacia Argentina fue para él una experiencia agresiva, donde ocurrieron diferentes acontecimientos. La caída de un rayo en pleno camino mientras se dirigía a pintar marcó su destino; lo sublime del paisaje ese día de una inminente tragedia hizo que Rugendas se apartara de la sociedad. Un rayo cayó cerca de él mientras cabalgaba, asustando a su caballo y haciéndolo caer; su cara queda en el suelo pero sus piernas aún están sujetas, arrastrándose con tal fuerza y velocidad (estando él inconsciente) que su cara quedó desfigurada. Su apariencia lo hizo apartarse y frustrarse, por un lapsus de tiempo empezó a alejarse un poco de la pintura, pero que de cierta forma, las cartas escritas principalmente a su hermana, lo ayudaban a recomponerse. Estas cartas se transforman en su nuevo formato de descripción y de observación; la palabra se transforma en su otra presentación del paisaje, uno que era conectado a través de su experiencia. Pasado un tiempo, y ya recuperándose en Argentina, vuelve a retomar la observación del paisaje a través del dibujo y de la pintura, debido a que experimenta uno de los acontecimientos más importantes para él y además, uno de los paisajes más importantes de su carrera como pintor. Según el libro, fue su experiencia con un Malon, que es un término referido para referirse a un ataque sorpresa por parte de diversos pueblo indígenas hacia una comunidad enemiga. Este ataque ocurrió mientras estaba en una casona que lo acogía, cuando oyó que unos indígenas estaban atacando el lugar, asustando a los residentes. La comunidad de ese sector empezó a perseguirlos para cazarlos, dándole la oportunidad de Rugendas para seguirlos también y así aprovechar de poder retratar una comunidad muy ajena a la de él. Acompañado de su amigo Krause, emprenden un pequeño viaje. Después de unas horas y con la cara completamente tapada, Rugendas pudo encontrarse con ésta comunidad y debido a su apariencia distinta a la del enemigo, pudo ser aceptado por los indígenas, mientras Krause observaba desde lejos. El atrevimiento de su amigo lo admiraba, el paisaje que Rugendas observaba se le hacía fascinante; los indígenas lo veían como un creador, un captador de formas de vida que aceptaba lo distinto, que actuaba de forma pacífica y respetuosa; el paisaje se transformó en un lugar armonioso. Continuando con la historia y su relación con el paisaje, podemos fijarnos en Un Juez Rural. En este libro, el autor nos hace ver la realidad de un Santiago marginal, cuyas localizaciones radican en los sectores aún no urbanizados en esos tiempos como Cerro Navia, Maipú o Renca. El paisaje se transforma en espacios en donde la gente local es la principal protagonista; es aquella en la que más fielmente nos describe su lugar de nacimiento y de su conexión hacia ella. El relato se transforma en una pintura costumbrista ya que se quiere observar describir la sociedad de esa época. Solaguren y su mejor amigo Mozarena son los que nos ayudan a entender la realidad de estos lugares. Ambos pintores, deambulan por los caminos rurales, vinculandose con la gente y la forma en que ellos viven. La pintura es sólo el medio para recorrer los distintos paisajes, paisajes personales y físicos unidos en un sólo relato. Podemos vincularnos con los personajes y comprenderlos; el autor nos permite viajar a esa época, nos hace ser parte de ellos. La descripción de los paisajes no sólo radica en la visión de los pintores, sino que también en la comunidad y en los relatos que ellos nos cuentan. Solaguren no sólo es pintor, fue nombrado juez de la comuna en donde vive. En diferentes días es asignado de tomar justicia en los distintos casos que se les presenta, por lo que el paisaje ya no sólo va en lo que observa, también está en lo que escucha. La interpretación del paisaje toma otro rumbo a diferencia de la presentación. El paisaje toma otros valores, transformándose de cierta forma en un punto de vista subjetivo, donde el individuo intenta lo más fielmente posible de comprenderlo y analizarlo. Esto le lleva a la frustración, no sabe lo que de verdad es correcto para el resto ¿Es realmente justicia la que otorga un juez? Ya en la época contemporánea, podemos observar que el paisaje se transforma en una mezcla entre lo natural y la masividad. En la Comedia del arte nos presentan el balneario de la Playa Grande de Cartagena que nos permite ver la gran cantidad de personas que la visitan, junto con la brisa marina y las olas del mar que los rodea. La llegada de Camondo a la playa sugirió la mirada del paisaje como un reto, un desafío de retratar lo más fiel posible el paisaje a la pintura al igual que la de los otros protagonistas descritos en los textos anteriores. La frustración le llega pronto a Camondo, le hace imposible presentar el paisaje que observa; quiere que la pintura sea idéntica, que se fusione con la realidad, que la realidad sea la pintura. Su esposa es su otro paisaje; es su musa, su ideal. Su retrato se transforma en otra forma de observar la realidad a partir del gesto y del comportamiento del individuo de una forma más íntima. Su esposa se transforma en su otra inspiración, su belleza no se idealiza, presenta su cuerpo en la pintura tal cual es. Es un retrato realista, fiel a lo que observa. La fotografía es principal antagonista de este relato. La llegada de un fotógrafo a la playa hace cuestionar al protagonista. Lo hace frustrarse cada vez más, empieza a perder el sentido de lo que realiza, lo hace replantearse y repetir el proceso. La fotografía se convierte en la nueva herramienta para el arte; es la que la que puede presentar de mejor manera el paisaje; es instantánea, efectiva y fiel a lo que observamos, pretendiendo llevar el paisaje a un nivel completamente realista y al alcance de la gente. La pintura empieza a salirse de rumbo, se sale de su herramienta de presentación, empieza a buscar nuevas formas para que pueda aún seguir viva, dando pie a nuevos formatos y formas de representación. El autor del libro entonces, crea simbolismos relacionados al quiebre de la pintura tradicional y la llegada de los nuevos medios. Aunque precisamente la pintura tradicional empieza ser dejada atrás en la época de vanguardias, muchos años antes de la historia del libro, el autor lo adapta a una época contemporánea, donde aún quedan algunos pintores que realizan tales prácticas; se pone en cuestión la necesidad de la pintura como forma de presentación. ¿Qué tan valiosa es ahora la pintura de paisaje? Como se puede inducir, la unión de los tres textos mencionados pueden ser una representación de la evolución de la pintura de paisaje y su adaptación con el pasar de los años. Hay algunos elementos en que aún son vigentes, siendo el principal la pintura como estudio; independiente de los objetivos de los pintores, en todos los casos se crea la pintura a partir de la mera observación y de cómo ésta se relaciona con el creador y el lugar que lo rodea, llenándolo de experiencia. La pintura presente en los libros es meramente realista, que intenta ser fiel a nuestras costumbres, a la naturaleza y la acción del lugar donde puede ser centrada a grandes cambios, donde no necesariamente es descrito como algo bello, sino que está siempre ligada a cualidades y defectos. El paisaje entonces, se adapta, evoluciona constantemente; nos hace reflexionar.