Subido por Cassandra Valdés

Ensayo Abuso de los fármacos Antiparkinsonianos

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Abuso de los fármacos Antiparkinsonianos.
Los fármacos Antiparkinsonianos son fármacos empleados para el tratamiento de la
enfermedad de Parkinson, tal como su nombre refiere. Esta enfermedad es una
degeneración crónica de la función motora de carácter progresivo, cuyos principales
síntomas son el temblor, la rigidez y la aquinesia (o bradiquinesia).
La enfermedad de Parkinson afecta la vía extrapiramidal a nivel de los nucleos basales,
que incluyen los mecanismos de integración de los movimientos voluntarios y el tono
postural. Este sistema comprende zonas corticales del SNC, nucleos Vestibulares, la
formación reticular, el núcleo rojo y los ganglios basales. La actividad de esta zona también
incluye los movimientos involuntarios y la integración del movimiento, he ahí la mayoría de
los síntomas. En esta zona el principal neurotransmisor involucrado en la comunicación con
las zonas altas del encéfalo es la dopamina, que interacciona con los receptores D2,
principalmente.
La dopamina y la acetilcolina se liberan coordinadamente, manteniendo la integración de
los movimientos y el tono muscular a través de los mecanismos extrapiramidales. La
dopamina es la encargada de la inhibición de la actividad neuronal del estriado mientras
que la acetilcolina la facilita en un agonismo mutuo. Sin embargo, en la enfermedad de
Parkinson, está demostrado que la destrucción de la sustancia negra pierde la influencia
inhibitoria de la dopamina, mientras que permanece inalterada la acción estimulatoria de la
acetilcolina, es decir, existe una disminución en la concentración de dopamina en las
neuronas de la sustancia negra y las terminaciones axónicas de la vía negro-estriada, lo
que hace que el balance del sistema se rompa a favor de la acetilcolina, existiendo por tanto
una degeneración en las neuronas dopaminérgicas de la sustancia negra.
Si tomamos en cuenta esto, el tratamiento para la enfermedad de Parkinson se lleva a cabo
con fármacos dopaminérgicos o fármacos anticolinérgicos centrales. Es este primer grupo
de fármacos los que, en el tratamiento a largo plazo, los efectos de la levodopa también se
extienden al área psíquica, ya que mejora el estado de ánimo en general y los síntomas
depresivos, sin embargo, con el paso del tiempo esta sensación de bienestar puede pasar
a un estado de ansiedad, maniático e incluso paranoico. En el segundo grupo, los
anticolinérgicos, bloquean los receptores mAcR postsinápticos de la Acetilcolina, esto activa
el Sistema Reticular Ascendente que provoca la liberación de mono aminas a nivel del
sistema límbico ocasionando una respuesta conductual y electrofisiológico.
Si se considera como fármaco de abuso aquellas que provocan aumentos en la actividad
monoaminergica, y al mismo tiempo, impiden respuestas compensatorias de Acetilcolina,
entendemos que ambos tipos de Antiparkinsonianos pueden presentar efectos de
farmacodependencia en pacientes con estos tratamientos.
Entenderemos por farmacodependencia a la necesidad de un individuo por el consumo de
un fármaco, sin ser precisado para un tratamiento en dicho individuo o alterando las dosis
precisadas por el médico.
Es un hecho que los Antiparkinsonianos no son los únicos medicamentos que pueden ser
objeto de la automedicación y abuso entre pacientes con tratamientos de psicotrópicos, sin
embargo, existen estudios que refieren al abuso de este tipo de fármacos:
En un estudio de 1996 realizado con 214 pacientes esquizofrénicos, el 6,5% abusaba del
trihexifenidil. El abuso correlacionaba con sintomatología negativa y síntomas
extrapiramidales. (Soler, 2000)
La mayoría de los estudios realizados en el abuso de Antiparkinsonianos incluyen a una
población con esquizofrenia, ya que muchos de estos estudios han mostrado, que los
pacientes, hacen uso de este tipo de fármacos para controlar el estado depresivo o la
disforia inducida por los antipsicóticos.
Como ya se mencionó anteriormente, los Antiparkinsonianos-dopaminérgicos tienen un
efecto directo sobre la síntesis de dopamina, aumentando los niveles de la misma, lo que
produce un efecto de mejora en el estado de ánimo, y con lo anterior podemos entender
que los Antiparkinsonianos-anticolinérgicos, tienen el mismo efecto. Sin embargo, estos
últimos también son capaces de generar un efecto ansiolítico y euforizante.
El cuadro de abstinencia de un Antiparkinsoniano-anticolinérgico es similar a la de los
neurolépticos con más efectos vegetativos, que incluye ansiedad, insomnio, cefaleas,
nauseas o vómitos, gastralgias e inquietud psicomotriz. Además, existiría un aumento en la
liberación de acetilcolina.
Los Antiparkinsonianos, además, han sido frecuentemente relacionados con drogas de
recreación, que causan un efecto alucinante, acompañado de drogas no controladas y
baratas: alcohol o cafeína, o incluso, con alucinógenos como el LSD. Esta combinación de
drogas crea alucinosis orgánica, caracterizada por alucinaciones visuales, conducta
desorganizada y estado de ánimo eufórico con verborrea. Este cuadro de alucinosis se
presentaba de forma común en los hospitales de Barcelona alrededor de los años 2000,
debido a la venta no controlada y precios accesibles de los Antiparkinsonianos en aquel
país.
En general, los Antiparkinsonianos pueden causar farmacodependencia por su mecanismo
de acción a niveles dopaminérgicos y anticolinérgicos, ya que disminuyen las sensaciones
depresivas, que pueden ser causadas por los neuropéptidos; también, por sus efectos
alucinógenos en combinación con drogas como el alcohol. Es de suma importancia realizar
un control estricto en este tipo de fármacos, así como también, en los pacientes que reciben
tratamiento con Antiparkinsonianos.
Referencias.
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anticolinérgicos en pacientes con esquizofrenia: reportes de caso y breve revisión
de la literatura. Revista de Neuro-Psiquiatría. 75 (4) p.p. 139-144. Lima. Recuperado
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 Malgor, L.; Valsecia, M. (2000) Farmacología de las drogas Antiparkinsonianas.
Capitulo
5.
UNNE. Obtenido el 9 de Marzo
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https://med.unne.edu.ar/sitio/multimedia/imagenes/ckfinder/files/files/5_parkins.pdf
 Soler, P. A. (2000) Abuso y dependencia de fármacos Antiparkinsonianos. Servicio
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