Abuso de los fármacos Antiparkinsonianos. Los fármacos Antiparkinsonianos son fármacos empleados para el tratamiento de la enfermedad de Parkinson, tal como su nombre refiere. Esta enfermedad es una degeneración crónica de la función motora de carácter progresivo, cuyos principales síntomas son el temblor, la rigidez y la aquinesia (o bradiquinesia). La enfermedad de Parkinson afecta la vía extrapiramidal a nivel de los nucleos basales, que incluyen los mecanismos de integración de los movimientos voluntarios y el tono postural. Este sistema comprende zonas corticales del SNC, nucleos Vestibulares, la formación reticular, el núcleo rojo y los ganglios basales. La actividad de esta zona también incluye los movimientos involuntarios y la integración del movimiento, he ahí la mayoría de los síntomas. En esta zona el principal neurotransmisor involucrado en la comunicación con las zonas altas del encéfalo es la dopamina, que interacciona con los receptores D2, principalmente. La dopamina y la acetilcolina se liberan coordinadamente, manteniendo la integración de los movimientos y el tono muscular a través de los mecanismos extrapiramidales. La dopamina es la encargada de la inhibición de la actividad neuronal del estriado mientras que la acetilcolina la facilita en un agonismo mutuo. Sin embargo, en la enfermedad de Parkinson, está demostrado que la destrucción de la sustancia negra pierde la influencia inhibitoria de la dopamina, mientras que permanece inalterada la acción estimulatoria de la acetilcolina, es decir, existe una disminución en la concentración de dopamina en las neuronas de la sustancia negra y las terminaciones axónicas de la vía negro-estriada, lo que hace que el balance del sistema se rompa a favor de la acetilcolina, existiendo por tanto una degeneración en las neuronas dopaminérgicas de la sustancia negra. Si tomamos en cuenta esto, el tratamiento para la enfermedad de Parkinson se lleva a cabo con fármacos dopaminérgicos o fármacos anticolinérgicos centrales. Es este primer grupo de fármacos los que, en el tratamiento a largo plazo, los efectos de la levodopa también se extienden al área psíquica, ya que mejora el estado de ánimo en general y los síntomas depresivos, sin embargo, con el paso del tiempo esta sensación de bienestar puede pasar a un estado de ansiedad, maniático e incluso paranoico. En el segundo grupo, los anticolinérgicos, bloquean los receptores mAcR postsinápticos de la Acetilcolina, esto activa el Sistema Reticular Ascendente que provoca la liberación de mono aminas a nivel del sistema límbico ocasionando una respuesta conductual y electrofisiológico. Si se considera como fármaco de abuso aquellas que provocan aumentos en la actividad monoaminergica, y al mismo tiempo, impiden respuestas compensatorias de Acetilcolina, entendemos que ambos tipos de Antiparkinsonianos pueden presentar efectos de farmacodependencia en pacientes con estos tratamientos. Entenderemos por farmacodependencia a la necesidad de un individuo por el consumo de un fármaco, sin ser precisado para un tratamiento en dicho individuo o alterando las dosis precisadas por el médico. Es un hecho que los Antiparkinsonianos no son los únicos medicamentos que pueden ser objeto de la automedicación y abuso entre pacientes con tratamientos de psicotrópicos, sin embargo, existen estudios que refieren al abuso de este tipo de fármacos: En un estudio de 1996 realizado con 214 pacientes esquizofrénicos, el 6,5% abusaba del trihexifenidil. El abuso correlacionaba con sintomatología negativa y síntomas extrapiramidales. (Soler, 2000) La mayoría de los estudios realizados en el abuso de Antiparkinsonianos incluyen a una población con esquizofrenia, ya que muchos de estos estudios han mostrado, que los pacientes, hacen uso de este tipo de fármacos para controlar el estado depresivo o la disforia inducida por los antipsicóticos. Como ya se mencionó anteriormente, los Antiparkinsonianos-dopaminérgicos tienen un efecto directo sobre la síntesis de dopamina, aumentando los niveles de la misma, lo que produce un efecto de mejora en el estado de ánimo, y con lo anterior podemos entender que los Antiparkinsonianos-anticolinérgicos, tienen el mismo efecto. Sin embargo, estos últimos también son capaces de generar un efecto ansiolítico y euforizante. El cuadro de abstinencia de un Antiparkinsoniano-anticolinérgico es similar a la de los neurolépticos con más efectos vegetativos, que incluye ansiedad, insomnio, cefaleas, nauseas o vómitos, gastralgias e inquietud psicomotriz. Además, existiría un aumento en la liberación de acetilcolina. Los Antiparkinsonianos, además, han sido frecuentemente relacionados con drogas de recreación, que causan un efecto alucinante, acompañado de drogas no controladas y baratas: alcohol o cafeína, o incluso, con alucinógenos como el LSD. Esta combinación de drogas crea alucinosis orgánica, caracterizada por alucinaciones visuales, conducta desorganizada y estado de ánimo eufórico con verborrea. Este cuadro de alucinosis se presentaba de forma común en los hospitales de Barcelona alrededor de los años 2000, debido a la venta no controlada y precios accesibles de los Antiparkinsonianos en aquel país. En general, los Antiparkinsonianos pueden causar farmacodependencia por su mecanismo de acción a niveles dopaminérgicos y anticolinérgicos, ya que disminuyen las sensaciones depresivas, que pueden ser causadas por los neuropéptidos; también, por sus efectos alucinógenos en combinación con drogas como el alcohol. Es de suma importancia realizar un control estricto en este tipo de fármacos, así como también, en los pacientes que reciben tratamiento con Antiparkinsonianos. Referencias. Cortez-Vergara, C.; Núñez-Moscoso P.; Cruzado, L. (2012) Abuso de anticolinérgicos en pacientes con esquizofrenia: reportes de caso y breve revisión de la literatura. Revista de Neuro-Psiquiatría. 75 (4) p.p. 139-144. Lima. Recuperado el 9 de marzo del 2019 de: https://www.redalyc.org/pdf/3720/372036942005.pdf Malgor, L.; Valsecia, M. (2000) Farmacología de las drogas Antiparkinsonianas. Capitulo 5. UNNE. Obtenido el 9 de Marzo del 2019 de: https://med.unne.edu.ar/sitio/multimedia/imagenes/ckfinder/files/files/5_parkins.pdf Soler, P. A. (2000) Abuso y dependencia de fármacos Antiparkinsonianos. Servicio de psiquiatría. 2(3) p.p. 159-230. Barcelona. Septiembre del 2000. Recuperado el 9 de marzo del 2019 de: http://www.elsevier.es/es-revista-trastornos-adictivos-182articulo-abuso-dependencia-farmacos-antiparkinsonianos-10017895