La niña El efecto de “La Niña” en nuestro país se caracteriza por un aumento considerable de las precipitaciones (anomalías positivas) y una disminución de las temperaturas (anomalías negativas) en las regiones Andina, Caribe y Pacífica, así como en áreas del piedemonte de los Llanos orientales, mientras que en la zona oriental (Orinoquía y Amazonía), dichas variables tienden a un comportamiento cercano a lo normal, sin ser muy claro el patrón climatológico ante la presencia de un evento frío. La ocurrencia de un fenómeno como “La Niña”, sugiere un acoplamiento del océano y la atmósfera y de acuerdo con lo expuesto a final de enero de 2011 por la Organización Meteorológica Mundial (por consenso de diversos centros climáticos del mundo), “…este episodio (“La Niña”), se ha caracterizado por un importante componente atmosférico y, según revelan los indicadores correspondientes, se trata de uno de los episodios más intensos del último siglo, con un fuerte acoplamiento océano-atmósfera.” Los vientos alisos se intensifican, provocando que las aguas profundas relativamente más frías a lo largo del Pacífico ecuatorial, queden en la superficie. Los vientos alisios anormalmente intensos, ejercen un mayor efecto de arrastre sobre la superficie del océano, aumentando la diferencia de nivel del mar entre ambos extremos del Pacífico ecuatorial. Con ello el nivel del mar disminuye en las costas de Colombia, Ecuador, Perú y norte de Chile y aumenta en Oceanía. Como resultado de la aparición de aguas relativamente frías a lo largo del Ecuador, la temperatura superficial del mar disminuye por debajo del valor medio climatológico. Esto constituye la evidencia más directa de la presencia del fenómeno La Niña. Sin embargo las máximas anomalías térmicas negativas son menores a las que se registran durante El Niño. Durante los eventos de La Niña las aguas calientes en el Pacífico ecuatorial, se concentran en la región junto a Oceanía y es sobre esta región, donde se desarrolla la nubosidad y la precipitación más intensa. Vientos alisios Circulación general en la atmósfera terrestre. La célula de Hadley, la célula de Ferrell y la célula polar. Los vientos alisios donde se muestran procedentes de las latitudes subtropicales soplando hacia el Ecuador, siendo modificados hacia el Occidente por la rotación terrestre. Los vientos alisios soplan de manera relativamente constante en verano (hemisferio norte) y menos en invierno. Circulan entre los trópicos, desde los 30-35º de latitud hacia el ecuador. Se dirigen desde las altas presiones subtropicales, hacia las bajas presiones ecuatoriales. El movimiento de rotación de la Tierra desvía a los alisios hacia el occidente, y por ello soplan del noreste (NE) al suroeste (SO) en el hemisferio norte y del sureste(SE) hacia el noroeste (NO) en el hemisferio sur. Las épocas en las que los alisios soplan con menor intensidad constituyen un peligro, especialmente para los veleros. ¿Qué factores contribuyen a la pérdida de biodiversidad? La biodiversidad está disminuyendo a gran velocidad a causa de factores como los cambios en el uso del suelo, el cambio climático, las especies invasoras, la sobreexplotación y la contaminación. Estos factores, naturales o provocados por el hombre, se conocen como generadores de cambio y tienden a interactuar y potenciarse mutuamente. Aunque los cambios en la biodiversidad están vinculados de forma más evidente a generadores de cambio directos como la pérdida de hábitat, también están relacionados con generadores indirectos que son la causa de muchos de los cambios en los ecosistemas. Los principales generadores de cambio indirectos son la evolución de la población humana, la actividad económica, la tecnología y los factores sociopolíticos y culturales. En los últimos 50 años diferentes generadores de cambio directos han tenido una importancia decisiva en diferentes ecosistemas. Por ejemplo, en los ecosistemas terrestres, los cambios en la cobertura de la tierra han sido el generador de cambio más importante, por ejemplo, la transformación del bosque para usos agrícolas. Sin embargo, la pesca, y especialmente la sobrepesca, han sido los principales factores desencadenantes de la pérdida de biodiversidad en los sistemas marinos. En términos generales, los principales factores que desencadenan la pérdida de biodiversidad son: la modificación del hábitat (por ejemplo, la fragmentación de los bosques), la introducción y propagación de especies exóticas invasoras fuera de su área de distribución habitual, la sobreexplotación de los recursos naturales y la contaminación, especialmente la provocada por el abuso de los fertilizantes, que se traduce en un exceso de nutrientes en los suelos y el agua. Los recientes cambios climáticos han tenido ya repercusiones importantes sobre la biodiversidad y los ecosistemas de algunas regiones. A medida que el cambio climático se intensifique, los efectos negativos sobre los servicios de los ecosistemas superarán en muchas partes del mundo a los beneficios que se puedan derivar (por ejemplo, una temporada de cultivo más larga). Se prevé que el cambio climático aumente el riesgo de extinción de especies, inundaciones, sequías, reducción de las poblaciones y epidemias. Muchos de los generadores de cambio que afectan a la biodiversidad tienen en la actualidad una influencia mayor a la que tuvieron en el pasado y además se dan simultáneamente. Las múltiples amenazas podrían tener efectos drásticos e inesperados sobre la biodiversidad, ya que la exposición a una amenaza con frecuencia hace que una especie sea más vulnerable a otras amenazas. Los factores que contribuyen a la extinción pueden ser de ámbito tanto local como mundial y tener efectos inmediatos o a largo plazo. Por ejemplo, la extinción a causa de la pérdida de hábitat puede ser rápida para algunas especies y durar cientos de años para otras. POLÍTICA NACIONAL DE BIODIVERSIDAD REPÚBLICA DE COLOMBIA MINISTERIO DEL MEDIO AMBIENTE DEPARTAMENTO NACIONAL DE PLANEACIÓN INSTITUTO "ALEXANDER VON HUMBOLDT" El Ministerio del Medio Ambiente y el Departamento de Planeación Nacional, con el apoyo del Instituto Humboldt, elaboraron y publicaron en el primer trimestre de este año la Política Nacional de Biodiversidad. Este documento, fruto de una consulta de más de cien personas y entidades de los sectores público y privado, hace realidad lo planteado en el Convenio de Diversidad Biológica (ley 165 de 1994). Uno de los objetivos primordiales de La Política Nacional de Biodiversidad es comunicar la manera como Colombia piensa orientar a largo plazo las estrategias nacionales sobre el tema de la biodiversidad, así como definir quienes son los encargados de las diferentes áreas de acción. El documento tiene una característica principal: es atemporal. Así, el documento es una política de nación, de la cual cada gobierno puede escoger un área a desarrollar sin dejar de lado el objetivo principal que es promover la conservación, el conocimiento y el uso sostenible de la biodiversidad, así como la distribución justa y equitativa de los beneficios derivados su utilización. La estructura del documento retoma y se fundamenta en los pilares del convenio: conservar, conocer y utilizar. Además incluye una serie de instrumentos para facilitar la implementación mediante acciones relacionadas con la participación ciudadana, el desarrollo y transferencia de tecnologías, el desarrollo institucional, la educación y la divulgación, entre otras. La Política Nacional de Biodiversidad fue aprobada por el Consejo Nacional Ambiental en 1995 y se fundamenta en los siguientes principios: la biodiversidad es patrimonio de la nación y tiene un valor estratégico para el desarrollo presente y futuro de Colombia. La diversidad biológica tiene componentes tangibles a nivel de moléculas, genes y poblaciones, especies y comunidades, ecosistemas y paisajes. Entre los componentes intangibles están los conocimientos, innovaciones y prácticas culturales asociadas. La biodiversidad tiene un carácter dinámico en el tiempo y el espacio, y se deben preservar sus componentes y procesos evolutivos. Los beneficios derivados del uso de los componentes de la biodiversidad deben ser utilizados de manera justa y equitativa en forma concertada con la comunidad. Estos principios tienen en cuenta el hecho de que la biodiversidad es vital para nuestra existencia por los servicios ambientales que se derivan de ella y por sus múltiples usos, entre los que están la alimentación, los combustibles fósiles, que son subproductos de ella, y las fibras naturales. Siguiendo los principios citados, La Política Nacional de Biodiversidad debe desarrollarse en un Plan de Acción Nacional en el cual se definan los responsables de las diferentes acciones, y los recursos humanos, institucionales, de infraestructura y financieros para la implementación de las estrategias e instrumentos. A su vez, El Plan de Acción Nacional debe ir acompañado de planes de acción regionales liderados por las Corporaciones Autónomas Regionales y de Desarrollo Sostenible, en los que se definan las acciones prioritarias para las regiones y sus mecanismos específicos de implementación. Existen 11 santuarios de fauna y flora Destinada para preservar especies o comunidades vegetales para conservar recursos genéticos. 1. Región Andina Santuario de fauna y flora Galeras: es un volcán del sur de Colombia, situado a 9 km de la ciudad de San Juan de Pasto, capital del departamento de Nariño. Es uno de los volcanes de mayor actividad en Colombia y el que cuenta con mayores reportes históricos, con reportes de erupciones importantes desde el siglo XVI. Santuario de fauna y flora Isla de La Corota: es el área protegida más pequeña del Sistema de Parques Nacionales de Colombia. El Santuario protege al ecosistema de la pequeña isla de La Corota, que se encuentra en medio de la Laguna de la Cocha, uno de los lagos más grandes del país. · Cordillera Central Santuario de fauna y flora Otún Quimbaya: se encuentra ubicado en la Cordillera Central en la Región Andina de los Andes en Colombia. Su superficie hace parte del departamento de Risaralda. · Cordillera Oriental Santuario de fauna y flora Iguaque: Tiene una extensión de 6750 hectáreas(67,5 km²) de páramo y bosque andino, y se ubica en la cordillera Oriental en el departamento de Boyacá. Recorre esta cordillera por un trecho de 8 km en jurisdicción de los municipios de Tunja, Villa de Leyva y Arcabuco. Santuario de fauna y flora Guanenta Alto Río Fonce: En el área se puede observar el Páramo de la Rusia. Los ecosistemas involucrados dentro del parque son Bosque andino, bosque altoandino y páramo. 2. Región Caribe Santuario de fauna y flora Ciénaga Grande de Santa Marta: Es el complejo lagunar más grande de Colombia y uno de los más estratégicos para la vida en el planeta. Ocupa aproximadamente 4 280 km² de los cuales 730 corresponden al espejo de agua. Santuario de fauna y flora Los Colorados: es una pequeña zona protegida del norte de Colombia, pero de enorme importancia ecológica ya que en ella se protege uno de los últimos bosques nativos que permanecen aún en pie de la serranía conocida como Montes de María Santuario de fauna y flora Los Flamencos: se localiza en la costa caribe colombiana. Ubicado entre el Mar Caribe y el bosque seco de La Guajira, se encuentra este pequeño terreno de lagunas costeras regadas por arroyos que es una importante zona de abastecimiento para las aves que le dan su nombre: los flamencos. Su superficie forma parte del departamento de la Guajira. Santuario de fauna y flora El Corchal "El mono Hernández": se encuentra ubicado en la Región Caribe en Colombia. Su superficie hace parte de los municipios de San Onofre (Sucre) y Arjona (Bolívar), sobre la planicie aluvial del Canal del Dique. 3. Región Insular Santuario de fauna y flora Malpelo: es una isla oceánica ubicada en la zona del océano Pacífico que pertenece a la República de Colombia; es además, junto con la isla Gorgona, la única isla de Colombia en dichas aguas. Es parte del departamento del Valle del Cauca, perteneciente a la jurisdicción del municipio de Buenaventura. Es una de las islas más visitadas del Pacífico colombiano cada año por científicos y buzos de todo el mundo, y es vigilada permanentemente por personal de la Armada Nacional de Colombia, quien vela por la conservación del área evitando la pesca ilegal e indiscriminada de tiburones, entre otras especies.