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“GESTIÓN EDUCATIVA
Enfoques y procesos”
de
Otoniel Alvarado Oyarce
(Comentario a la obra del autor en la presentación de su libro. Universidad de Lima, 1999)
Agradezco la invitación del Dr. Desiderio Blanco López, Decano de la
Escuela de Postgrado, a participar en este acto de presentación del libro
“Gestión Educativa: enfoques y procesos” del amigo y maestro universitario
Otoniel Alvarado Oyarce.
Esta es la tercera vez que abordo el tema “gestión de la educación” en
esta Casa de Estudios. Las dos anteriores fueron en 1991 y 1993 en que
expuse los temas “La empresa educativa: la administración de la educación
desde una perspectiva sistémica” y “La educación como empresa: pros y
contras”, respectivamente; y ahora lo hago como comentarista de una obra
que, como sostiene acertadamente Desiderio Blanco en el prólogo (p. 10),
responde a criterios técnicos vigentes de estructuración, con contenidos
actuales, pertinentes y coherentes entre sí, desarrollados de manera didáctica
y redactados con un lenguaje claro y sencillo, complementado con una serie de
ejercicios aplicativos, todo lo cual posibilita una fácil comprensión y aplicación
concreta, aun por aquellos maestros que carecen de formación administrativa,
que es básicamente el público objetivo mayoritario al cual se orienta este texto.
Por ello, me es especialmente grato felicitar al Dr. Alvarado. En esta
nueva publicación demuestra, una vez más, su vocación de maestro, didacta y
escritor. Maestro por cuanto a lo largo de toda la obra se identifica con las
funciones de tal poniendo especial cuidado en orientar sin hacerlo sentir.
Didacta ya que se ha preocupado por trabajar un tema tan amplio con una
estructura muy orgánica que desarrolla lógica y secuencialmente. Y escritor
puesto que usa con toda propiedad el dialecto propio de la disciplina en
cuestión sin por ello renunciar a la sencillez y calidez en el desarrollo discursivo
a las que nos ha acostumbrado en sus trabajos precedentes.
Voy a dividir el comentario a este interesante libro en tres partes: en la
primera me ocupo de la estructura de la obra y del tratamiento del tema; dedico
la segunda a uno de los aspectos centrales del libro, es decir, la relación entre
enfoque sistémico y gestión estratégica; y en la tercera destaco algunas de las
reflexiones del autor acerca de las perspectivas de la gestión educativa de cara
al próximo milenio.
Estructura de la obra y tratamiento del tema.
El autor inicia su trabajo precisando con toda claridad, a modo de
definiciones operacionales, los términos:

administración, gestión y gerencia identificándolos como marco
teórico, marco operativo y marco actitudinal; y

estilo y enfoque como la forma de aplicar las técnicas y ejercer la
autoridad inherente a un cargo, y como la forma de entender,
analizar o estudiar algún fenómeno o hecho social.
Señala que cuando un enfoque se universaliza y tiene seguidores puede
llegar a constituirse en escuela.
Sustenta su posición frente a la administración definiéndola como un
conjunto de elementos teóricos inherentes al funcionamiento de las entidades
educativas. (p.18) Y establece una buena relación, es decir logra coherencia,
entre las categorías con que precisa las bases teóricas de la administración de
la educación y las funciones y características básicas de la misma.
Analiza tres enfoques de la gestión educativa: el burocrático, el sistémico
y el gerencial por el que opta. Sin embargo, no desdeña los aportes de los dos
restantes.

El burocrático lo cimenta en el concepto de “burocracia” utilizado por
Weber quien la considera como una forma de organización humana
basada en la racionalidad, es decir, en la adecuación de los medios a
los fines, para garantizar la máxima eficiencia posible en el logro de
los objetivos de dicha organización..
Comprende que se siga utilizando sobre todo en las instituciones
estatales dada su fácil aplicabilidad teórica y práctica. En tal sentido,
repasa sus fundamentos teóricos, presenta sus ventajas y
desventajas, formula criterios para la interpretación de normas y
ofrece provechosas referencias a su empleo propiamente dicho.

En cuanto al enfoque sistémico, primero dice que mantiene plena
vigencia no sólo en las ciencias naturales sino también en las
ciencias sociales, como la educación; luego teoriza ampliamente
sobre la concepción de sistema; y en seguida se ocupa de aplicar el
análisis, un tanto restringido como él mismo señala, al sistema
educativo nacional, puesto que, como bien apunta, es inaceptable
gerenciar un sistema educativo si desconocemos sus características.
(p.12)

Y en lo que se refiere al enfoque gerencial, el Dr. Alvarado hace gala
de conocimiento sobre el asunto y lo trata, a mi juicio, de una
manera acertada.
Parte de algo que parece obvio pero que no lo es puesto que hay
muchos que lo olvidan, y es que toda institución para lograr un
desarrollo armónico y trascendente requieren de la planificación de
sus actividades. Para él se trata del proceso de ordenamiento
racional y sistemático de actividades y proyectos a desarrollar,
asignando adecuadamente los recursos existentes, para lograr los
objetivos educacionales. Y añade que metodológicamente la
planificación educativa comprende una serie de fases o etapas que
pueden ser aplicadas con algunas variantes en cualquier dimensión
espacial o nivel institucional. (pp. 63-64)
Resultaría pretencioso de mi parte, engorroso para los organizadores de
este acto académico y tedioso para los asistentes querer sintetizar o comentar
detenidamente la rica información que el Dr. Alvarado nos ofrece sobre el
enfoque gerencial de la gestión y sobre los procesos de gestión educativa. Me
voy a limitar a poner de relieve dos aspectos que me han llamado
especialmente la atención y a citar una excelente síntesis acerca de la
administración de personal.

Desde la perspectiva de un directivo, el trabajo del hombre no se puede
concebir únicamente como la simple ejecución rutinaria de acciones
preestablecidas a cumplir en un plazo para recibir un salario, ésta es una
concepción mecanicista o robotizada de inicios del siglo. Por el contrario
debe concebirse que en todo hombre hay un potencial rodeado de
inteligencia y de derecho a la libertad de pensamiento, acción y
creación. Es justamente esta capacidad creadora del hombre la que
posibilita innovar, reformar, mejorar, perfeccionar, etc. Al respecto, casi
todos los autores proponen la existencia de una secuencia metodológica
en el pensamiento creativo. (pp. 155-156)

Atender y compatibilizar los objetivos, intereses y necesidades tanto
individuales como grupales con las institucionales, constituyen los fines y
propósitos de la administración de personal. Es una tarea complicada
debido a su variedad, complejidad y hasta cierto punto contradicción de
los elementos que maneja, a lo cual se añade la carencia de recursos
para atenderlos a cabalidad. No es menos significativo resaltar que la
propia naturaleza humana hace de la persona un ser permanentemente
insatisfecho tal como se expone en el capítulo referente a la motivación,
a la que es necesario estar siempre alertas. (p. 176)

La síntesis de las diversas funciones que comprende la administración
de personal permite observar que lo primero que se debe realizar es el
análisis de trabajo mediante los procesos técnicos de descripción,
análisis y valoración de los puestos, los mismos que se clasifican
jerárquicamente según su importancia, generando el escalafón o la línea
de carrera del trabajador (los niveles magisteriales o categorías
docentes) que debe seguir durante su vida laboral. Después se busca a
las personas que deben ocupar cada uno de los puestos, las que son
seleccionadas, aceptadas y asignadas a determinadas unidades de la
entidad. Una vez en sus puestos y pasado el período de prueba estas
personas son evaluadas periódicamente con la finalidad de ser
promovidas, reubicadas o separadas de sus cargos (movimiento de
personal). Reciben salarios de acuerdo a la valoración de sus cargos, a
sus habilidades personales o años de servicios. Para lograr nuevos
puestos o mejores niveles de desempeño deben capacitarse
periódicamente. Cada empleado es supervisado y dirigido por otro nivel
superior, quien puede recomendar estímulos o medidas disciplinarias
según sea el caso, generalmente previstas en las normas del estatuto o
el reglamento interno de la entidad. (p. 178)
Aparte de lo expresado debo señalar que el autor grafica su discurso con
una interesante variedad de matices. Pero, dada la gran cantidad de
información que se ofrece y las numerosas subdivisiones en el diseño de la
estructura, tal vez hubiera sido útil incluir en el libro un índice temático analítico
para facilitar la consulta de aspectos puntuales de la temática general.
Concluyo esta parte señalando que en el tratamiento de la evaluación he
encontrado a faltar alguna referencia a la acreditación y la autoevaluación que
cada vez cobran mayor trascendencia en la gestión educativa. La acreditación
que descansa en los principios de búsqueda de la excelencia y de la noción de
contrato social y que viene a ser un esfuerzo colectivo de la comunidad
educativa, sobre todo universitaria, por rendir cuentas a sí misma y a la
sociedad sobre su quehacer y relevancia. Y la autoevaluación como proceso
amplio y abarcador por medio del cual la institución, en su conjunto, se evalúa
a sí misma instrospectivamente, con lealtad y objetividad convirtiéndose en un
proceso dinamizador del mejoramiento y crecimiento institucional.
Enfoque sistémico y gestión estratégica.
En las dos conferencias a las que he hecho referencia insistí en que la
educación es uno de los sistemas en que debería aplicarse a gran escala el
enfoque científico-sistémico para hacerla más efectiva, más humana y más
sociable; (Lizárraga, 1978) y que, en este caso, el análisis de sistemas se
convierte en un instrumento para la planificación y gerencia de sistemas de
acción educativa. (Kaufman, 1977)
Me da mucho gusto que el Dr. Alvarado diga que las objeciones que se
hacen al enfoque sistémico no resisten mayor análisis si se les lleva al nivel
institucional, en donde gracias a los mecanismos de descentralización es
posible identificar sistemas autorregulables y adaptables al cambio en el que
buscan ser competitivos. (p. 55)
El caso es que ha habido quienes, sin mayor estudio, relacionaron esta
corriente con los soportes teóricos del neopositivismo y con la teoría
conductista del aprendizaje y denunciaron que este enfoque reducía la
conducta humana a lo observable, las aspiraciones a lo definible, la educación
a lo tangible, la técnica pedagógica a una sucesión mecánica de pasos que
rechaza la ambigüedad, lo imprevisible y lo no mensurable.
Kaufman (1978) se encargó de salir al frente de tales aseveraciones y
aclaró que en la evolución experimentada en este tipo de tecnología de la
educación se fueron incorporando los aportes de paradigmas cognitivos
(Bruner, Ausubel) y psicoevolutivos (Piaget) que, como sabemos, superan
ampliamente los esquemas mecanicistas de la "caja negra" conductista.
A finales de los 80, Sarramona (1989) afirmaba que las dudas estaban
superadas. Y, sin negar el carácter de búsqueda de la eficacia y la eficiencia en
este paradigma, decía claramente que éstas serán negativas si con ellas se
pretende potenciar la instrucción reproductora de situaciones sociales injustas;
pero si por el contrario, se persigue la igualdad de oportunidades y la
promoción cultural de los pueblos, pocas críticas se pueden hacer al modelo.
En la actualidad se es cada vez más consciente de que lo
auténticamente sistémico no es algo extinto en la educación y que su
concepción no remite a sistemas mecánicos pues el quid de su eficacia está
en la interacción con el medio, por la cual los sistemas abiertos se adaptan a
las circunstancias del entorno, sin dejar por ello de constituir un todo
organizado. Y, como bien apunta Sarramona (1994), no obstante las críticas y
los denuestos de que ha sido objeto, la concepción sistémica ha cobrado
nuevo impulso con el desarrollo de los "multimedia" que no en vano se los
suele denominar "sistemas multimedia". En ellos se estructuran medios,
contenidos, actividades didácticas y evaluación de manera integrada,
permitiendo el aprendizaje interactivo por parte del sujeto; todo lo cual no es
posible sin una concepción sistémica del proceso de enseñanza-aprendizaje.
Además, muchos estudiosos consideran que el enfoque sistémico ha
dado origen a la filosofía y estrategias de la llamada calidad total y a la gestión
estratégica, que cada día cobran mayor importancia.
A mi entender el nexo derivativo entre las concepciones sistémica y
gerencial, que postula nuestro autor, es el proyecto educativo pues, como bien
dice, un insumo para garantizar un desarrollo educativo sistémico, coherente,
duradero y trascendente lo constituye un proyecto educativo nacional, que hace
mucho tiempo viene reclamando la comunidad educativa y académica del país.
Un proyecto que resulte del consenso de todos los agentes sociales (grupos
políticos) comprometidos con la educación, de largo alcance, paradigmático,
que contenga los grandes lineamientos básicos sobre los cuáles enrumbar la
educación nacional.
Así como a nivel macrosistémico existe la necesidad de un proyecto
educativo nacional, a nivel microsistémico constituye también un insumo básico
el denominado proyecto educativo institucional que, derivándose de manera
coherente del proyecto nacional, debe orientar el desarrollo del centro
educativo en un plazo duradero. (p. 60)
Como indiqué hace un momento, el Dr. Alvarado inicia el tratamiento del
enfoque gerencial señalando que para lograr un desarrollo armónico y
trascendente requieren de la planificación de sus actividades. Entiendo que se
está refiriendo a la planeación estratégica que, según él, es un proceso racional
y como una actitud intencional para observar y proyectarse en el futuro
deseable y no sólo posible de la institución, para mantener una concordancia
permanente entre los propósitos y metas (filosofía), las capacidades de la
organización y las oportunidades que siempre son cambiantes.
En tanto proceso administrativo trata de elaborar un modelo o
herramienta de trabajo institucional, de largo plazo, integrado por la visión,
misión, objetivos y estrategias claras, enunciados de tal forma que definan el
perfil de la organización que se desea. (p. 67)
Esta aproximación es la denominada por Hax y Majluf (1990) y por
Himmel (1992) estrategia corporativa de unidades de planificación y
funcional, cuyo nivel más general, en el caso de la Universidad, es la misión
de la institución y el conjunto de valores que sustenta su acción y su presencia
en el medio y que se expresan en su filosofía.
En este contexto hacer gestión educativa quiere decir conducir a una
institución al logro de las finalidades de su proyecto educativo. La gestión no es
un asunto sólo técnico, sino fundamentalmente político. Por ello, gestión y
proyecto institucional son inseparables. Sin un proyecto institucional no es
posible hacer gestión. Y en cuanto instrumento de gestión, el proyecto
institucional resulta ser una forma sistematizada de hacer viable la visión y
misión de la institución y consiste, a su vez, en el diseño y la ordenación
(programación de una estrategia) de una serie de procesos operacionales,
coherentes y exigentes de recursos variados (gestión de recursos), mediante
los cuales determinados insumos son transformados en productos específicos
con un alto grado de calidad (calidad de procesos).
Reflexiones acerca de las perspectivas de la gestión educativa de
cara al próximo milenio.
A decir verdad, lo que más he gozado de la lectura de la obra del Dr.
Alvarado ha sido sus reflexiones acerca de las perspectivas de la gestión
educativa de cara al próximo milenio, de las que deseo destacar literalmente
éstas:

Será imprescindible que la gestión educativa adquiera nuevas
características que la hagan más eficiente e innovadora, donde la
flexibilidad y la interdisciplinariedad sean condiciones indispensables.
(p. 207)

La gestión educativa debe ser interactiva entre todos los agentes que
participan en el desarrollo institucional, debiendo realizarse una
agresiva aplicación de la informatización de sus procesos, con gran
énfasis descentralista y criterios compensatorios para aquellas zonas
marginales que por carencia de oportunidades y recursos no les sea
posible un desarrollo autónomo. (pp. 207-208)

En términos formativos no será posible pensar en profesores que no
tengan dominio de la informática en sus múltiples aplicaciones y de
algún idioma extranjero, sólo así serán competitivos y versátiles. (p.
208) Las instituciones buscan reclutar personal capacitado con el fin
de evitarse los costos que ocasiona esta actividad, lo cual obligará al
maestro a buscar su propia autocapacitación si no desea correr el
riesgo de ser desplazado rápidamente. (p. 208)

Es sabido que el vertiginoso y turbulento avance de la tecnología
informática viene generando una serie de cambios en todas las
actividades humanas, y sin duda en la gestión de entidades
educativas, donde acaecerá uno de los cambios más revolucionarios,
a no ser que se ponga freno a estos inusitados y quién sabe
peligrosos avances.

Actualmente es un lugar común hablar de la virtualidad educativa
traducida en programas, cursos, seminarios. Pronto llegarán a
nuestro medio los colegios o universidades virtuales que sin duda
incidirán directamente en la desescolarización, al extremo de cambiar
el tamaño o dimensión de los salones de clase (para 200 o 300
alumnos), a romper los horarios uniformes, el calendario único
general, el currículo rígido, la segmentación disciplinaria los
exámenes únicos o estándar, nuevos mecanismos de certificación y
el redimensionamiento de la selección de alumnos, etc.

Estos cambios llevarán –probablemente aparejados- la aparición y
transición del tradicional profesor como “dictador”, a la figura nítida
del profesor como facilitador que ayuda al alumno a procesar la
ingente información que día a día va apareciendo en la aldea global.
La aplicación de un currículo permanentemente renovable más
orientado al autoaprendizaje y al aprendizaje continuo y quién sabe si
conducirá a un rediseño radical del sistema educativo en el que
desaparecerán tanto los grados como los niveles educativos. En fin,
estaremos probablemente en el siglo del claustro electrónico y del
administrador automático inteligente, que si bien harán eficientes los
sistemas educativos, sin duda alguna conducirán a una paulatina
reducción del volumen del personal docente y quién sabe al
desplazamiento del profesional de la educación por cualquier otro
profesional. Será entonces un período de opciones y redefinición de
conceptos, roles, misiones, estructuras, y de todos los elementos que
configuran el sistema educativo. (p. 209)

El desarrollo del nuevo sistema educativo conducirá al cambio de los
agentes responsables de la gestión, siendo entonces pertinente
rediseñar la estructura del nivel central (Ministerio de Educación), del
nivel regional (regiones o subdirecciones regionales) y del nivel
comunal. Para lo cual se propone la creación de redes escolares, que
obviamente no excluyen la coparticipación en la gestión de centros
educativos, mediante convenios con determinadas organizaciones
sociales, municipios (debidamente seleccionados), congregaciones
religiosas, incluso institutos pedagógicos y universidades. (p. 211)

Es a nivel de centro educativo donde se operativizan y cobran
sentido las innovaciones educativas; por tanto es preciso establecer
algunas características en cuanto a la gestión, permitan diferenciar
significativamente al nuevo centro educativo respecto del tradicional.
(p. 211) Por de pronto, hay que incrementar el número de semanas
anuales de trabajo escolar lo que implica la reducción del período
vacacional

No se descarta la posibilidad de que los alumnos, obligados por los
excesivos costos educativos, tengan que realizar simultáneamente
actividades laborales a fin de sufragar sus estudios, como ya viene
sucediendo, situación ante la cual la gestión educativa no puede ni
debe permanecer indiferente. (p. 212)

En el sector privado, al amparo de la oficialización del negocio
educativo, los centros educativos crecerán cada vez más, dando
lugar a grandes corporaciones educativas con procesos de
integración vertical (que cubre otros niveles) y horizontal (servicios
conexos), ojalá que despercudidos del afán mercantilista y utilitario
de sus promotores. Pensamos, como otros profesionales, que en
educación no funcionan o por lo menos no deben funcionar las leyes
del mercado. (p. 212)

Muchos estudiosos sostienen que en el próximo siglo se enfatizará la
aplicación de las técnicas gerenciales y de marketing en la
educación. Lo deseable sería adaptar estos enfoques con criterios
más sociales (de utilidad) antes que económicos (rentabilidad),
siempre tratando de compatibilizar de manera racional estos
enfoques empresariales con la formación de valores; es decir, que la
sana competencia y la solidaridad se antepongan a los criterios de
competitividad extrema y egoísmo, que parecen ser los paradigmas
de nuestros tiempos. (p. 212)
Colega y amigo Otoniel Alvarado Oyarce: nuevamente felicitaciones por
el esfuerzo realizado. Quienes creemos en la educación y hemos apostado por
ella tenemos que agradecérselo y desear que este esfuerzo encuentre su mejor
recompensa en la aplicación de sus enseñanzas a una gestión de la educación
que favorezca una educación de calidad para todos los estudiantes,
especialmente los de nuestro país, que tanto lo necesitan y desean.
Referencias bibliográficas.
HAX, A.
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Management. MIT.
HAX, A. y MAJLUF, N.
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N.Y. Prentice Hall.
HAX, A. y WALKER, G.
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Lecturas del Seminario sobre control de gestión: un enfoque estratégico para la
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HIMMEL, E.
1992
Planificación, Gestión y Control Estratégico en la Universidad. En Administración
Universitaria en América Latina. Una perspectiva estratégica. Santiago de Chile.
CINDA.
HIMMEL, E. y MALTES, S.
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Rectores. Universidades Chilenas. Nº 24.
KAUFMAN, R.A.
1977
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LIZARRAGA, L.M.
1978 Enfoque Sistemático y Análisis de Sistemas. Curriculum, Año 3, nº 5, Julio.
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