CONSULTORIA: Implementación y desarrollo del Plan de Facilitación del Comercio Exterior PRODUCTO 2.- Reactivación del Cabotaje Marítimo de Carga General en Nuestro País en Apoyo a la Oferta Exportable Regional INFORME FINAL Evolución del concepto de cabotaje El término “navegación por cabotaje” se refiere, en líneas generales, a la navegación menor que se realiza entre cabos de un mismo Estado1. Al respecto, las leyes de cabotaje establecen que la “navegación por cabotaje o de cabotaje” es aquella que se practica entre puertos nacionales y sin perder de vista la costa, salvo cuando se requiere acortar las distancias y se recala de cabo en cabo2. El cabotaje suele clasificarse en cabotaje nacional, que se realiza exclusivamente entre puertos nacionales, y cabotaje internacional o fronterizo, que se realiza cuando existen tratados o convenciones al respecto. También puede hacerse una distinción entre cabotaje fluvial, que se realiza por los ríos y demás aguas interiores, y cabotaje marítimo, que tiene lugar por mar, fuera de las aguas interiores. Asimismo, pueden considerarse las combinaciones cabotaje marítimo-fluvial y cabotaje fluvial-marítimo. Al respecto, el Reglamento de Capitanías y de la Marina Mercante Nacional aprobado mediante Decreto Supremo N° 21 de 31 de octubre de 1951, clasificó la navegación mercante en navegación de travesía, navegación de cabotaje y navegación interna. La navegación de cabotaje se definió como aquella efectuada entre puertos mayores, puertos menores y caletas habilitadas de la República y entre éstos y los puertos fluviales del Oriente Peruano. El Reglamento de Capitanías y de las Actividades Marítimas, Fluviales y Lacustres aprobado mediante Decreto Supremo N° 002-87-MA de 9 de abril de 1987 mantuvo dicha clasificación, excepto que modificó la navegación interna por la de bahía. La navegación de cabotaje se definió como aquella efectuada entre puertos mayores, puertos menores y caletas habilitadas de la República, entre los puertos fluviales y entre los puertos y caletas lacustres. Dicho Reglamento también estableció que en la zona fluvial y lacustre, la navegación de cabotaje se efectúe con los países limítrofes conforme a los tratados internacionales vigentes. El actual Reglamento de la Ley de Control y Vigilancia de las Actividades Marítimas, Fluviales y Lacustres, mantiene la anterior clasificación de la navegación de travesía, navegación de cabotaje y navegación de bahía, y añade la navegación de pesca; y define la navegación de cabotaje como aquella efectuada entre puertos mayores, menores y caletas del litoral, entre los puertos fluviales y entre los puertos y caletas lacustres, nacionales. 1 Es mayor la que se realiza fuera de los cabos, hasta una distancia de 100 millas de la costa; y menor la que se cumple entre cabos, bahías o golfos y ríos. 2 Probablemente proviene del francés cabotage, que a su vez proviene de "caboter" o practicar el cabotaje (Enciclopedia Libre Universal en Español). 1 Asimismo, señala que esta navegación es permitida a las naves nacionales y a las extranjeras en los casos que la ley así lo permita. A este respecto, la Ley N° 23517 de 17 de diciembre de 1982, declaró de necesidad y utilidad públicas y preferente interés nacional la reactivación del transporte de cabotaje en el país, pero no definió el transporte acuático en tráfico de cabotaje. De otro lado, la Ley General de Aduanas, aprobada mediante Decreto Ley N° 20165 de 2 de octubre de 1973, modificada por el Decreto Legislativo N° 288 de 13 de julio de 1984, definió el cabotaje como el tráfico de mercancías nacionales o nacionalizadas realizado por las naves entre los puertos del país. Así se mantuvo también en el Texto Único Ordenado (T.U.O) de la Ley General de Aduanas, aprobado mediante Decreto Supremo N° 454-84 EFC de 22 de octubre de 1984). En esa misma línea, el Reglamento de Tarifas de la Empresa Nacional de Puertos S.A. (ENAPU), aprobado por Resolución Ministerial N° 0010-83-TC/AC de 12 de abril de 1983, definió la carga de cabotaje como la carga nacional o nacionalizada transportada por las naves entre puertos nacionales y que fuera descargada o embarcada en dichos puertos. A tal efecto, la Dirección General de Transporte Acuático (DGTAc) del Ministerio de Transportes y Comunicaciones, mediante Oficio N° 103-85-TC/AC de 18 de marzo de 1985, se pronunció respecto al tráfico nacional o cabotaje como el servicio prestado por las naves mercantes de las empresas navieras nacionales entre puertos peruanos. Asimismo, que en tráfico nacional o cabotaje se movilizaban cargas nacionales o nacionalizadas cuyo destino final fuera el consumo nacional o, en su caso, países extranjeros. A mayor abundamiento, la entonces Dirección General de Aduanas, mediante Circular N° 4666/85-EF-70-01 de 23 de octubre de 1985, dejó claramente establecido que las naves nacionales que hacían servicio de cabotaje, no estaban impedidas de realizar las demás operaciones aduaneras. Asimismo, mediante Oficio N° 164-86-EF/70.20 de 18 de marzo de 1986, precisó que el cabotaje era el tráfico de mercancías nacionales o nacionalizadas realizado por las naves entre los puertos del país, y que este tráfico podía realizarse conjuntamente con mercancía extranjera cuando el manifiesto de carga indicara que era en tránsito o en trasbordo hasta el lugar de destino. Al respecto, la Ley General de Aduanas entonces vigente incluía entre las operaciones aduaneras a las de tránsito, definido como el régimen aduanero por el cual las mercancías que se encontraban sometidas a control de las Aduanas eran transportadas desde una aduana a otra del territorio aduanero, estuvieran o no esas mercancías destinadas al extranjero; y las de trasbordo, definido como el régimen aduanero en aplicación del cual se transferían, bajo el control de la Aduana, mercancías con destino al extranjero desde el medio de transporte utilizado para su llegada a aquél utilizado para su salida, efectuándose esta transferencia en el recinto de la aduana, que constituía, a la vez, tanto aduana de entrada como de salida. Por su parte, el Reglamento de Tarifas de ENAPU antes citado, definió como carga de trasbordo la carga manifestada como tal, procedente de países extranjeros, destinada hacia otros países extranjeros o también hacia puertos nacionales, transportada exclusivamente por vía marítima o fluvial. En base a la normativa anterior, el transporte marítimo de carga entre puertos nacionales se diferenciaba por el régimen aduanero a que estaba sometida la carga (cabotaje o tránsito), la 2 naturaleza de la correspondiente operación portuaria (cabotaje o trasbordo) y, consecuentemente, las formalidades y los trámites que debían efectuar las empresas navieras y los usuarios del transporte marítimo, así como las tarifas aplicables. El cabotaje marítimo lo constituían dos grandes grupos de carga: a. b. La carga nacional de consumo interno, cuyo transporte, como lo definía el Reglamento de Servicio Público de Transporte de Carga por Carretera aprobado por Decreto Supremo N° 008-78-TC, podía ser: - de abastecimiento (desde un centro de producción hasta un centro de almacenamiento y/o procesamiento); - de distribución (desde un centro de almacenamiento y/o procesamiento hasta otro centro de almacenamiento); y, - especial (todo aquel que no estuviera comprendido dentro de los anteriores) La carga con origen o destino fuera del territorio nacional, cuyo transporte podría denominarse: - de internamiento de carga de importación (del puerto de llegada procedente del exterior a otro puerto nacional más cercano al centro de almacenamiento, procesamiento y/o consumo, incluida la operación aduanera de tránsito); y, - de concentración de carga para exportación (del puerto nacional más cercano al centro de producción, almacenamiento y/o procesamiento al puerto de salida al extranjero). El transporte acuático entre puertos peruanos de las cargas nacionales o nacionalizadas cuyo destino final fuera el consumo nacional o, en su caso, países extranjeros, estaba reservado a las naves mercantes propias o fletadas de las empresas navieras nacionales que contaran con permiso de operación para efectuar tráfico nacional o cabotaje otorgado por la DGTAc. El transporte acuático entre puertos peruanos de la carga de importación en régimen de tránsito para su internamiento en el país, podían realizarlo las naves mercantes propias o fletadas de las empresas navieras nacionales que contaran con permiso de operación para efectuar tráfico nacional o cabotaje otorgado por la DGTAc. El Decreto Legislativo Nº 683 de 2 de noviembre de 1991, que derogó la Ley N° 23517, definió el transporte acuático comercial en tráfico nacional o cabotaje como aquel realizado entre puertos peruanos, el mismo que podía ser marítimo, fluvial o lacustre. Es decir, el criterio para definir el tráfico nacional o cabotaje pasó a ser el lugar de embarque y descarga de las mercancías, que debían ser dos puertos nacionales (por ejemplo, el transporte marítimo desde el puerto del Callao hasta el puerto de Iquitos vía el Canal de Panamá) y no la condición de carga nacional o nacionalizada de las mercancías (por ejemplo, la carga de importación descargada en el puerto del Callao para ser transportada por mar en régimen de tránsito hasta el puerto de Matarani). 3 La Ley General de Aduanas , aprobada mediante Decreto Legislativo N° 809 de 18 de abril de 1996, modificada por el Decreto Legislativo N° 951, que es la actualmente vigente, no se refiere al cabotaje como actividad aduanera a la cual se aplique dicha norma. Y, en cuanto a los regímenes y operaciones aduaneras, define dentro de los regímenes suspensivos al tránsito, mediante el cual las mercancías pueden ser trasladadas sólo con destino al exterior, con suspensión del pago del tributo; y, al trasbordo, por el cual bajo control de ADUANAS se efectúa la transferencia de mercancías con destino al extranjero, del medio de transporte utilizado para la llegada a aquel utilizado para su salida. Por su parte, las tarifas portuarias de la Empresa Nacional de Puertos S.A. (ENAPU), aprobadas mediante Acuerdo de Directorio 053/06/99 de 3 de junio de 1999 para los servicios regulados y Acuerdo de Directorio 055/06/99 de 21 de junio de 1999 para los servicios no regulados, cuyo Tarifario entró en vigencia el 28 de junio de 1999, definió la carga de cabotaje como aquella transportada por las naves entre puertos nacionales, cualquiera fuera su origen o destino; y la carga de trasbordo como aquella, manifestada como tal, procedente de países extranjeros, transportada exclusivamente por vía marítima o fluvial. Es decir, en tanto que relajó la definición de carga de cabotaje de anteriores reglamentos, en línea con el Decreto Legislativo N° 683, restringió la definición de carga de trasbordo ya que, de conformidad con la Ley General de Aduanas, sólo puede manifestarse como tal las mercancías a ser transferidas con destino al extranjero, del medio de transporte utilizado para la llegada a aquel utilizado para su salida. En base a la normativa posterior, atendiendo a la definición de tráfico nacional o cabotaje, se podían distinguir dos grupos de carga en el cabotaje marítimo: las cargas nacionales o nacionalizadas de consumo interno y las cargas con origen o destino fuera del territorio nacional, transportadas entre puertos peruanos. El transporte acuático comercial en tráfico nacional o cabotaje, quedó reservado a las empresas navieras nacionales que contaran con el respectivo permiso de operación otorgado por la DGTAc, pero se relajó la condición de hacerlo con naves propias de banderas peruana, pudiendo realizarse con naves de bandera extranjera fletadas u operadas únicamente por empresas navieras nacionales. El Glosario de Términos del Tarifario de ENAPU actualmente vigente, aprobado con Acuerdo de Directorio N° 62/06/2000/D de 8 de junio del 2000, mantiene la definición de carga de cabotaje como aquella transportada por las naves entre puertos nacionales, cualquiera fuera su origen o destino. Sin embargo, la definición de la carga de trasbordo como aquella manifestada como tal, procedente y destinada desde o hacia puertos extranjeros o nacionales, no parece haber tenido en cuenta la Ley General de Aduanas. También en línea con el Decreto Legislativo N° 683, el Reglamento Técnico para la Elaboración de los Reglamentos Internos de las Entidades prestadoras que Explotan Infraestructura Portuaria de uso Público, aprobada mediante Resolución Ministerial N° 1622001-MTC/15.15 de 2 de mayo del 2001, definió la carga de cabotaje como aquella transportada, embarcada y desembarcada entre puertos nacionales, cualquiera fuera su origen o destino. Sin embargo, dicho Reglamento tampoco parece haber tenido en cuenta la Ley General de Aduanas en lo que respecta a la carga de trasbordo, a la que definió como aquella manifestada 4 como tal, procedente de países extranjeros, para otros países o puertos nacionales, transportada por vía marítima o fluvial. La Ley del Sistema Portuario Nacional, aprobada mediante Ley N° 27943 de 28 de febrero del 2003, definió el cabotaje como la operación de transporte de carga de origen nacional, para destino nacional, que se realiza a través de puertos de la República lo que, al parecer, constituyó una vuelta al criterio de la condición de carga nacional de las mercancías para definir el tráfico nacional o cabotaje, que incluso es más restrictiva ya que la referencia al origen nacional excluye la carga nacionalizada. En línea con lo anterior, el Reglamento de Recepción y Despacho de Naves en los Puertos de la República del Perú (REDENAVES), aprobado mediante Decreto Supremo N° 014-2005MTC de 13 de junio del 2005, también definió como cabotaje a la operación de transporte de carga de origen nacional, con destino nacional, que se realiza a través de puertos de la República. De otro lado, la Ley del Sistema Portuario Nacional también definió el trasbordo como la operación de traslado de una nave a otra de carga internacional, que proviene de puerto extranjero, para reembarque a otro puerto extranjero o nacional, o de carga nacional de exportación, que se realiza a través de uno o más puertos de la República, la cual tampoco parece haber tenido en cuenta lo prescrito en la Ley General de Aduanas. Sin embargo, desde que las definiciones de cabotaje y trasbordo aparecen en un Glosario de Términos contenido en una de las disposiciones transitorias y finales de la Ley del Sistema Portuario Nacional, sólo tendría aplicación para los efectos portuarios regulados por dicha Ley que, además, sólo las menciona en un artículo sobre los lineamientos de la Política Portuaria Nacional referido al fomento del cabotaje y la intermodalidad (el trasbordo y tránsito de mercancías). Más recientemente, la Ley de Reactivación y Promoción de la Marina Mercante Nacional, aprobada mediante Ley N° 28583 de 19 de julio de 2005, que derogó, entre otros, el Decreto Legislativo Nº 683, no define expresamente el transporte acuático en tráfico de cabotaje, si bien esta definición puede inferirse del Artículo 7° Transporte de cabotaje y, en particular el numeral 7.2 que se refiere al transporte acuático entre puertos peruanos, en el mismo sentido que el Decreto Legislativo Nº 683. La Ley N° 28583 amplía la definición contenida en la Ley N° 27943, Ley del Sistema Portuario Nacional, y la modifica por ser una norma de igual jerarquía que es posterior y especifica. Es decir, en base a la normativa vigente, se distinguen nuevamente dos grupos de carga en el cabotaje marítimo: las cargas nacionales o nacionalizadas de consumo interno y las cargas con origen o destino fuera del territorio nacional, transportadas entre puertos peruanos. De otro lado, el transporte acuático comercial en tráfico nacional o cabotaje nuevamente ha quedado reservado, exclusivamente, a las naves mercantes de bandera peruana de propiedad de las empresas navieras nacionales que hayan obtenido el correspondiente permiso de operación de la DGTAc, o bajo las modalidades de arrendamiento financiero o arrendamiento a casco desnudo, con opción de compra obligatoria. 5 Sin embargo, en los casos de inexistencia de naves propias o bajo las modalidades a que se refiere el párrafo anterior, se permitirá el fletamento de naves de bandera extranjera para ser operadas únicamente por navieros nacionales o empresas navieras nacionales, por un período que no superará los seis (06) meses. En conclusión, si bien el concepto de navegación de cabotaje se ha mantenido básicamente igual en las normas pertinentes de la Autoridad Marítima, con ligeros ajustes en relación con la redacción, principalmente en lo que se refiere al ámbito fluvial y lacustre; el concepto de tráfico de cabotaje ha oscilado entre la condición de carga nacional (o nacionalizada) de las mercancías y el lugar de embarque y descarga de las mismas, influenciado además por los cambios en los regímenes aduaneros de tránsito y trasbordo. Por ello, la Comisión Multisectorial encargada de elaborar el Reglamento de la Ley de Reactivación y Promoción de la Marina Mercante Nacional, conformada por los sectores Comercio Exterior, Defensa, Economía y Transportes, ha propuesto incluir entre las disposiciones relativas al transporte acuático comercial en tráfico nacional o cabotaje, una definición del mismo como aquel que realizan exclusivamente las empresas navieras nacionales entre puertos peruanos, con naves de bandera peruana, o con naves en arrendamiento financiero o arrendamiento a casco desnudo, con opción de compra obligatoria, de acuerdo con lo dispuesto en el numeral 7.1 del artículo 7° de la Ley de Reactivación y Promoción de la Marina Mercante Nacional. También un Grupo Consultivo en Temas Aduaneros, integrado por SUNAT, los sectores Comercio Exterior y Economía, y los gremios de exportadores e importadores, en una de las mesas de trabajo conformadas para revisar los regímenes de tránsito y trasbordo, ha elaborado un proyecto de Ley para modificar los artículos 56° y 81° de la Ley General de Aduanas. En cuanto al primero, se ha propuesto sustituir la definición actual de tránsito, como el régimen aduanero mediante el cual las mercancías provenientes del exterior o las nacionales con destino al extranjero, son transportadas bajo control aduanero de una aduana a otra, con suspensión del pago de tributos. Ello, significaría relajar la definición actual que limita el tránsito al traslado de mercancías sólo con destino al exterior, aunque sigue siendo más limitada que la anterior, por la cual las mercancías que se encontraban sometidas a control de las Aduanas eran transportadas desde una aduana a otra del territorio aduanero, estuvieran o no esas mercancías destinadas al extranjero. En cualquier caso, resulta suficiente para desarrollar servicios de enlace o “feeder” con naves dedicadas al transporte acuático en tráfico nacional o cabotaje. Además, se ha propuesto que en la vía terrestre el tránsito deba realizarse en medios de transporte acreditados para operar internacionalmente. De ello puede inferirse, por un lado, que el régimen de tránsito también es aplicable en la vía acuática y, de otro, que las naves en las que se realice no requieren estar acreditadas para operar internacionalmente. Por lo tanto, ya que la condición de carga nacional de las mercancías no sería el criterio para definir el tráfico nacional o cabotaje sino el lugar de embarque y descarga de las mismas, de conformidad con lo establecido en la Ley de Reactivación y Promoción de la Marina Mercante Nacional, a ser precisado en su Reglamento, el transporte de las cargas nacionales o nacionalizadas de consumo interno y las cargas con origen o destino fuera del territorio nacional transportadas entre puertos peruanos, quedaría reservado a las naves mercantes propias o fletadas de las empresas navieras nacionales que cuenten con permiso de operación para efectuar tráfico nacional o cabotaje otorgado por la DGTAc. 6 Antecedentes del cabotaje de carga general y en contenedores Para un mejor análisis del transporte marítimo en tráfico nacional o cabotaje conviene examinar esta breve reseña, que permite visualizar, a grandes rasgos, las limitaciones que históricamente ha tenido el cabotaje marítimo. Ello, indudablemente servirá para facilitar las actividades tendientes al desarrollo de este modo de transporte en un futuro cercano. Proyecto de Inversión sobre Transporte Masivo de Cabotaje (UNI 1978) En el marco de un Programa de Capacitación en Preparación y Evaluación de Proyectos de Inversión, organizado por el entonces Instituto Nacional de Planificación (INP) con la colaboración de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) en virtud del Acuerdo firmado el 5 de diciembre de 1975, y con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en virtud del Convenio de Cooperación Técnica ATN/TF 1428-PE suscrito el 31 de enero de 1976 con el Gobierno del Perú, fue publicado el Documento de un Proyecto de Inversión sobre Transporte Masivo de Cabotaje en diciembre de 1978. El Proyecto, en cuya elaboración intervinieron también representantes de la Compañía Peruana de Vapores (CPV), la Oficina Sectorial de Planificación del Ministerio de Transportes y Comunicaciones, la Empresa Nacional de Puertos (ENAPU S.A.) y el Servicio Industrial de la Marina (SIMA), tuvo como objetivo ampliar el servicio de cabotaje para el transporte masivo de carga en el litoral, con el fin de satisfacer los crecientes requerimientos de transporte interno en el corredor costero. Al respecto, se tuvo en cuenta que el cabotaje marítimo que había operado en el país antes que fuera construida la Carretera Panamericana, era un modo de transporte poco explotado pese a disponer de un extenso litoral con unas características del medio marítimo sumamente adecuadas para dicho transporte y una infraestructura portuaria instalada suficiente para tal propósito, el cual a fines de la década del 70 se había reducido únicamente al transporte tanto de hidrocarburos como de mineral de hierro. Se consideró que el proyecto encajaba perfectamente dentro de los propósitos del Plan Director de Transportes elaborado por el Ministerio de Transportes y Comunicaciones para el periodo 1977-1986. Para realizar el estudio de mercado se consideró como producto final la prestación de un servicio de transporte masivo de carga utilizando el sistema de cabotaje. Se tuvo en consideración la existencia de la denominada Red Intermodal de Transporte, definida en el Plan Director antes mencionado, como instrumento para definir los centroides de cada una de las 32 zonas en que fue dividido el territorio nacional para el análisis del mercado. En el estudio se examinaron 28 mercancías y/o productos, a los cuales se consideró que eran susceptibles de ser inducidos a utilizar el sistema de cabotaje, los que en conjunto representaban más del 80% de los flujos de tráfico determinados para la Red Intermodal. Considerando que los excedentes de producción de cada una de las 32 zonas en que había sido dividido el territorio nacional, requerían ser transportados a los centros de consumo que los necesitaran, se estimaron los flujos que habrían de constituir la demanda de transporte en el futuro. Se estimaron los volúmenes anuales de producción y consumo por zonas hasta el año 1990 inclusive. 7 Se examinaron los dos modos de transporte disponibles para el transporte masivo de carga en el litoral: el modo carretero y el cabotaje. En relación con el modo de transporte por carretera, en el análisis de la oferta se tuvo en cuenta la infraestructura y el parque para este modo de transporte. En relación con el segundo, se consideró la infraestructura portuaria y el equipamiento y tecnologías navieras disponibles para el transporte acuático. Sólo se hizo una referencia tangencial a los modos de transporte ferroviario, lacustre y fluvial, que se señaló complementaban el sistema de la Red Intermodal. Para el análisis del transporte por carretera, y también para el transporte de cabotaje, la red de transporte carretero fue dividida en arcos y éstos, a su vez, fueron divididos en tramos. Cada tramo fue definido por su longitud, el ancho de la calzada, el tipo de rodadura, las características topográficas, su estado de conservación, su capacidad y su nivel de servicio o grado de congestión. En el caso del modo terrestre, considerando las características mencionadas y los volúmenes de tráfico estimados, se calcularon los diversos niveles de costos tanto de la operación vehicular, como de la conservación vial, la construcción de carreteras y el desarrollo del parque automotor. A su vez, a través de la interrelación entre la oferta y la demanda existentes, y la oferta y la demanda proyectadas, se llegó a la conclusión de que la Carretera Panamericana presentaba tramos críticos de máximo grado de congestión, lo que estaba originando u originaría un incremento de los costos de transporte por carretera. En lo que respecta a la oferta de transporte de cabotaje marítimo, se determinó que ésta sólo existía en relación con el transporte de petróleo y de mineral de hierro, desde que el volumen de carga general susceptible de ser transportada por este modo, realmente y en las condiciones prevalecientes en ese entonces, no era significativo. Del análisis de la infraestructura portuaria de los principales puertos marítimos, se estimó que se requeriría ampliar en el futuro la capacidad de los puertos del Callao y Chimbote, debido a que con los tráficos marítimos, internacional y de cabotaje, se habría de producir en dichos terminales un alto nivel de ocupación. En el Estudio se identificaron, como susceptibles de utilizar el cabotaje, los siguientes productos: arroz, azúcar, fertilizantes, harina de trigo, leche enlatada, maíz y sorgo, papeles y cartones, productos siderúrgicos y urea. Se determinó que en 1982 se podría movilizar por cabotaje 1.724 millones de TM de esos productos y se estimó que en 1990 dicho volumen ascendería a 3.044 millones de TM. Esas cifras representaban el 39% y el 47% del flujo total de dichos productos. Se determinó, asimismo, que los flujos seleccionados fundamentalmente tenían lugar de norte a sur. En base a todo ello, se consideraron dos alternativas de localización del cabotaje. La primera, utilizando los puertos de Paita, Salaverry, Chimbote, Callao, San Martín y Matarani. Como segunda alternativa se consideró, además de dichos puertos, la utilización del puerto de lanchonaje de Pimentel o Eten, debidamente mejorado. 8 De otro lado, como ocurre en general con el transporte marítimo, se consideró que el cabotaje permitía en principio costos de tonelada-kilómetro relativamente bajos. Al efecto se señaló que el modo de transporte marítimo era recomendable para el transporte de mercancías a distancias más o menos largas, habida cuenta que las operaciones de estiba y desestiba, así como otras operaciones en puerto constituían el más importante elemento de costo de operación. Se analizaron diferentes alternativas tecnológicas para el transporte marítimo de carga. Ellas incluyeron naves de carga general, naves especializadas como portacontenedores, portapaletas, roll-on roll-off, multipropósito, graneleros-mineraleros, tanqueros, portagabarras y barcazas, tanto empujadas como remolcadas. Las alternativas tecnológicas fueron seleccionadas teniendo como criterios las características específicas de las mercancías y productos y sus formas de manipulación, las condiciones oceanográficas, la distancia entre los puertos de embarque y descarga, la infraestructura portuaria existente en los puertos de embarque y descarga y las inversiones necesarias, así como la experiencia del país en transporte marítimo. Aunque se seleccionaron en función de su localización dos alternativas, en realidad se analizaron tres, teniendo en cuenta que para una de ellas se seleccionaron dos tecnologías navieras alternativas. Para la alternativa de Localización I "Utilización de puertos existentes", en la cual se utilizarían únicamente los puertos anteriormente indicados, se seleccionaron naves de carga general y graneleros para el transporte de arroz, azúcar, harina de trigo, alimentos balanceados, urea, leche enlatada, maíz y sorgo y fertilizantes; y naves especializadas roll-on roll-off, para el transporte de papel y productos siderúrgicos. Para la alternativa de Localización II "Utilización de los puertos existentes, más el puerto de Pimentel (Eten) mejorado, se seleccionaron gabarras remolcadas. Como fue mencionado antes, se analizaron tres alternativas. La alternativa de Localización I fue examinada con sus variantes, según la tecnología naviera a utilizar: graneleros, naves de carga general, naves roll-on roll-off ó naves usadas de la CPV (cargueros), determinándose así las alternativas IA y IB; y la alternativa de Localización II con gabarras remolcadas. Para cada una de las alternativas se determinó el número y tamaño de naves que serían requeridas para atender la demanda y se estimaron las inversiones y costos tanto a precios de mercado como a precios sociales. Se estimaron las inversiones requeridas para implementar cada una de las alternativas estudiadas en 4 categorías: estudios definitivos, inversión en naves, inversión en infraestructura portuaria e inversión en maquinaria y equipo. Asimismo, se estimaron los costos de operación correspondientes a cada tipo de nave a ser empleada y el correspondiente costo de cada alternativa, así como los costos de explotación portuaria y los costos de transporte y trasbordo. Para efectos de la evaluación social, se determinó el costo por mayor congestión portuaria. 9 Como resultado de la evaluación económica y social se llegó a la conclusión que la alternativa que proporcionaba mayores beneficios era la segunda alternativa de localización, que consideraba la utilización de gabarras remolcadas, complementada por su correspondiente modo de transporte carretero. Del estudio se desprendió la conveniencia de no postergar la inversión. Se determinó también que el proyecto no era significativamente sensible a los diferentes componentes y a las variaciones globales en los costos correspondientes de los subsistemas carretero o cabotaje. El Estudio llegó a las siguientes conclusiones: - Se determinó que la actividad productiva nacional se hallaba fuertemente concentrada en el corredor costero, particularmente en la costa central y del norte del país; - Desde que esta situación tendía a consolidarse, existía necesidad de atender al crecimiento del tráfico en forma integral; - El transporte de carga en el corredor costero se estaba realizando fundamentalmente a través de la Carretera Panamericana, la cual en algunos de sus tramos presentaba niveles críticos de saturación; - Se estimó que en el periodo 1978-1990 los requerimientos internos de transporte crecerían a una tasa acumulativa anual de 3.1% y que alcanzarían en 1990 un volumen de tráfico de 17.624 millones de TM; - Se contaba con un extenso litoral y una infraestructura portuaria instalada, la cual con adecuadas inversiones adicionales, podría permitir un eficiente servicio de cabotaje; - No existía legislación adecuada para el cabotaje y la legislación vigente, así como el sistema tarifario y otros aspectos normativos del transporte marítimo estaban enfocados a las operaciones de comercio exterior; - No obstante que la utilización del sistema de transporte por carretera para el sector privado podía ser considerada competitiva con otros modos de transporte, debido a que los costos del usuario no estarían reflejando los costos para la economía resultantes de la conservación e inversión en infraestructura vial, era necesario profundizar los estudios sobre captación de recursos fiscales y determinar los subsidios con el fin de implementar políticas que minimizaran el costo del transporte para la comunidad en su conjunto. En el Estudio se incluyó un gran número de recomendaciones, las cuales se pueden categorizar en aquellas relacionadas con el mercado, los puertos y la tecnología naviera a utilizar. - En cuanto a las primeras, la concerniente a estudiar otras mercancías y productos que pudieran ser susceptibles de utilizar el transporte de cabotaje; 10 - En lo concerniente a las segundas: a) desarrollar un sistema de tarifas portuarias más atractivo; b) hacer más eficiente la administración portuaria; c) examinar con mayor detenimiento la situación portuaria, a fin de determinar la capacidad ociosa existente de infraestructura y equipos susceptible de ser asignada para atender específicamente los requerimientos del servicio de cabotaje; d) desarrollar estudios oceanográficos, especialmente en los puertos de Pimentel y Eten, con el fin de asegurar la viabilidad técnica de los sistemas de transporte marítimo no convencionales; e) determinar el diferencial de mermas que puieran resultar de la sustitución de parte del servicio de transporte por carretera por un servicio de cabotaje, cuyos costos pudieran ser atribuibles al proyecto; y f) profundizar los estudios relacionados con la determinación de los costos marginales en los puertos del litoral, a fin de calcular con mayor precisión los costos de explotación portuaria. - En lo relacionado a las últimas, consultar la experiencia internacional sobre utilización de sistemas de transporte marítimo no convencionales, y desarrollar un adecuado modelo de cómputo a fin de optimizar la interrelación entre las variables utilizadas. Proyecto de Transporte Masivo Paralelo al Litoral (MTC 1980) La Oficina de Estudios Económicos del Ministerio de Transportes y Comunicaciones, ejecutó a nivel de factibilidad el documento del proyecto de inversión denominado Transporte Masivo Paralelo al Litoral, que fue distribuido en noviembre de 1980. El objetivo central del proyecto fue la reactivación del transporte marítimo de cabotaje, con el fin de ampliar la cobertura del servicio de transportes y contar con un sistema integrado y racional que proporcionara apoyo a los sectores productivos y de la población. En relación con el transporte paralelo al litoral, el documento del proyecto reconoció de un inicio que la Carretera Panamericana estaba soportando en ese entonces un intenso tráfico, particularmente en el eje Lima-Chimbote-Trujillo. Identificó también que el inadecuado mantenimiento de la misma, debido a la falta de recursos, estaba originando servicios de transporte deficientes. Como punto de partida, se señaló que en la Carretera Panamericana existían puntos críticos, en los cuales, por diversas circunstancias, incluidas la topografía, la superficie de rodadura, el estado de conservación, el diseño, etc., los volúmenes de tránsito bordeaban la capacidad de los tramos. Consiguientemente, se generaba congestionamiento y, ciertamente, serios problemas de retraso y desabastecimiento de víveres y otros insumos y bienes. En suma, mayores costos. En el Estudio se consideró que los requerimientos de transporte nacional de carga en el período 1980 eran de 17.7 millones de TM. Estimándose una tasa promedio anual de crecimiento de 4.64% ellos habrían de ser del orden de 27.9 millones de TM en 1990. Con tal incremento de tráfico, se consideró que los tramos Lima–Huacho (variante Serpentín); Pativilca-Chimbote y Chimbote-Trujillo; Huacho-Pativilca y Pacasmayo-Chiclayo; y, Trujillo-Pacasmayo, habrían de alcanzar límites de saturación en 1983, 1986, 1987 y 1989, respectivamente. Se señaló también que, de darse esa situación, sería necesario ampliar la actual capacidad de esos tramos mediante la construcción de pares viales (o autopistas). 11 El Estudio indicó, además, que de seguirse priorizando el transporte por carretera, el cual era en realidad un modo de transporte subvencionado, desde que no se incluían dentro de los costos de explotación del mismo los relativos a la construcción, mejoramiento y mantenimiento de la infraestructura utilizada, sería necesario invertir en la década del 80 al 90 fuertes sumas, lo cual no se justificaba desde el punto de vista de la economía nacional, habida cuenta que la eficiencia del transporte por carretera era inferior a otros modos de transporte susceptibles de ser implantados. En el documento se señaló que en 1980 el cabotaje marítimo había quedado prácticamente reducido al transporte de graneles líquidos (petróleo y derivados) y de sólidos (mineral de hierro). El empleo del cabotaje marítimo para el transporte de carga general era de escasa significación económica. Se subrayó también que ocasionalmente realizaban tal tráfico naves del registro nacional dedicadas al tráfico internacional. Asimismo que el desarrollo del cabotaje estaba siendo afectado por los excesivos costos de los fletes, la manipulación de la carga, el servicio a las naves y la falta de un marco legal que lo regulara y promoviera. Entre los factores determinantes del declive del cabotaje, el Estudio precisaba que las instalaciones y métodos de operación de los puertos habían originado cuellos de botella. Tras señalar que se contaba con un extenso litoral marítimo y una infraestructura portuaria que, con inversiones adicionales, podría permitir un eficiente servicio de cabotaje, se indicó que se podría aumentar la eficiencia de las operaciones de carga y descarga en base a tres conceptos básicos: asegurar un flujo continuo o casi continuo de la carga, propender a la unitarización o agrupamiento de la carga en una sola unidad, y tratar de lograr el desplazamiento de la carga en línea recta lo más aproximadamente posible al plano horizontal. Se consideró que era posible un sistema de flujo continuo si se utilizaba naves graneleras con gran capacidad de bodega y tapas de escotilla de cierre y apertura automáticas, y si se proveía a los puertos de muelles especiales, equipos mecanizados, fajas transportadoras y elementos de succión y descarga para aumentar significativamente su productividad. Se consideró que la unitarización o agrupamiento de la carga era aplicable al caso de carga fraccionada, con o sin embalaje. Se estimó que el desplazamiento de la carga en línea recta era posible utilizando sistemas que evitaran el movimiento zigzagueante de las cargas, y en parte utilizando naves roll-on roll-off, que permitieran el ingreso de la carga en plataformas rodantes a través de aberturas en el casco, operadas asociadamente con una plataforma ad-hoc entre la nave y el muelle. El Estudio efectuó un análisis de las mercancías que se estimaba podían ser susceptibles de ser transportadas utilizando cabotaje marítimo, teniendo en cuenta para cada mercancía analizada: su flujo anual, la estacionalidad de su demanda, los embalajes utilizados, su susceptibilidad a daños y pérdidas cuando eran transportadas por cabotaje y como resultado de la manipulación, la concentración de los orígenes y destinos de las mercancías, las distancias desde los centroides de las áreas de producción al puerto y desde el puerto a los centroides de las áreas de consumo; y, las distancias entre puertos de origen y destino. De 28 tipos de mercancías analizadas, se llegó a la conclusión que en el caso de 3 de ellas era definitivamente más económico su transporte por cabotaje marítimo, mientras que 11 deberían seguir siendo transportadas por carretera. Las 14 restantes eran mercancías susceptibles de ser transportadas por uno u otro modo de transporte. 12 Se analizaron los flujos de transporte de 35 tipos de mercancías mediante un modelo de cómputo especialmente diseñado para el desarrollo del proyecto por la entonces ENTELPERÚ. Se diseñaron así matrices de origen y destino para la carga estimada en 1990. Como resultado se encontró un gran desbalance en los flujos de carga norte-sur y sur-norte, constatándose la preponderancia del eje Chiclayo-Lima. En función de la distancia entre puertos de origen y de destino, de las características de las mercancías, los posibles itinerarios, las condiciones oceanográficas, la infraestructura portuaria existente y los volúmenes de carga previstos, el Proyecto seleccionó los tipos de naves y tamaño más aparentes e incluyó entre ellos: a. b. c. d. naves portapaletas de 3,500 (mínimo) a 6,000 (máximo) TPM, con una velocidad estimada de manipulación de 100 TM/hora; naves graneleras de 4,000 (mínimo) a 5,000 (máximo) TPM, con una velocidad estimada de manipulación de 250 TM/hora; naves graneleras (fertilizantes) de 4,000 (mínimo) a 5,000 (máximo) TPM con una velocidad estimada de manipulación de 250 TM/hora; naves de trasbordo por rodadura (ro-ro) de 5,000 (mínimo) a 6,000 (máximo) TPM con una velocidad estimada de manipulación de 500 TM/hora. En el Estudio se llegó a la conclusión que la zona norte, comprendida entre el extremo sur de la zona de influencia del Terminal Portuario de Paita y el extremo norte de la zona de influencia del Terminal Portuario de Salaverry, no contaba con terminales portuarios apropiados y sólo disponía para atender el tráfico de los puertos de lanchonaje de Eten y Pimentel. Se señaló que la zona de influencia correspondiente comprendía los departamentos de Lambayeque y Amazonas y parte de los Departamentos de Cajamarca y San Martín. En el Proyecto se identificó entonces que existían prioritariamente dos alternativas para el desarrollo del proyecto de transporte de cabotaje marítimo: la de construir un terminal portuario de atraque directo en Eten para reemplazar los terminales de lanchonaje de Pimentel y Eten; y la de derivar los flujos de carga hacia Paita o Salaverry o hacia el transporte por carretera, según lo que resultara más económico. En los análisis de la carga susceptible de utilizar cabotaje, se encontró que de los 13 tipos de mercancías que tenían posibilidad de cambiar de modo de transporte, 9 deberían ser consideradas en el cabotaje marítimo y 4 deberían ser descartadas por razones técnicas y económicas. El Estudio llegó a la conclusión que para atender la demanda estimada de cabotaje se requerían en el año 1983 cinco naves de cabotaje y en el año 2000 veinte naves de cabotaje, incluidas naves portapaletas, naves graneleras y naves roll-on roll-off. El presupuesto de la construcción del Puerto de Eten fue estimado en aproximadamente US$ 24.8 m, y se concluyó que la incidencia del cabotaje y por lo tanto su participación en la inversión estimando el número de amarraderos requeridos y el total de amarraderos ofertados por el terminal portuario, llegaba a constituir 38%. Se estructuró, igualmente, un presupuesto de inversiones en naves nuevas, determinándose que la inversión total requerida en naves, considerando que la compra debía efectuarse dos años antes de que la nave entrara en operación, salvo el primer año en que la compra se efectuaría un año antes. 13 De otro lado se consideró la implantación de equipos en los puertos, básicamente montacargas, transportadores de cadena y tractores de arrastre, además de equipos auxiliares como vagonetas (trailers) y paletas o parihuelas (pallets). En las mismas condiciones consideradas para analizar la alternativa de cabotaje con Eten, se determinaron los tráficos de transporte de carga, tamaño y número de naves, costos de operación, costos de explotación, inversiones, ahorros y flujo neto de la alternativa de cabotaje sin Eten. El Estudio llevó a cabo una evaluación económica que consideró los costos y beneficios de cada alternativa a ser alcanzados en el futuro, realizando su valorización a precios de mercado y a precios sociales, para tratar de calcular el valor económico real de los costos y beneficios para la economía nacional. Se consideró como precio social el costo de oportunidad o precio sombra del recurso. Esto implicó efectuar una evaluación económica a precios de mercado, para reflejar los verdaderos costos y no los gastos en que se incurriría con la alternativa, y una evaluación económica a precios sociales que reflejaran el valor de escasez de los recursos utilizados. El resultado del análisis de las alternativas de cabotaje con y sin Eten, arrojó los siguientes resultados: Alternativa 1: cabotaje con Eten más carreteras, T.I.R: 41.52% Alternativa 2: cabotaje sin Eten más carreteras, T.I.R.: 35.8% La aplicación de los precios sociales a los beneficios y costos de las alternativas fue realizada a lo largo de todo el proceso de formulación del Estudio, para lo cual cada elemento fue desagregado en sus componentes principales, incluidos insumos nacionales, insumos importados (directos e indirectos), mano de obra, impuestos, subsidios, etc., de tal modo que cada una de las partes de un elemento fue afectada por el precio social correspondiente. Como resultados se alcanzaron los siguientes: Alternativa 1: cabotaje con Eten más carreteras, T.I.R.S.: 40.01% Alternativa 2: cabotaje sin Eten más carreteras, T.I.R.S.: 34.17% Como parte del proyecto se analizaron otras dos alternativas de transporte, con el fin de compararlas con las alternativas inicialmente examinadas y asegurarse que la alternativa escogida era la mejor posible: la construcción de un ferrocarril Lima-Trujillo para operar en 1990 y la construcción de dicho ferrocarril para operar el año 2000. La primera de ellas proponía como complemento del transporte por carretera la construcción de un ferrocarril para el transporte de carga y pasajeros, que en su primera etapa uniera las ciudades de Lima y Trujillo y que entrara en operación plena en 1990. Dicha alternativa contaría con estaciones en Lima, Huacho, Pativilca, Huarmey, Chimbote y Trujillo, y su tracción sería eléctrica. La segunda era similar a la anterior en cuanto a su diseño, características y mercancías a ser transportadas, y sólo difería en cuanto al año de inicio de las operaciones. Aunque el aplazamiento de la alternativa durante diez años retrasaría los costos, también los beneficios quedarían aplazados. Se consideró que si el V.A.N. (0) de la primera alternativa resultaba inferior al V.A.N. (10) de la segunda, la alternativa debía ser aplazada. 14 Para estas dos alternativas se calcularon los costos y beneficios tanto a precios de mercado como a precios sociales. Los resultados alcanzados fueron los siguientes. A precios de mercado: Alternativa de ferrocarril 1990 más carreteras: T.I.R.= 17.78% Alternativa de ferrocarril 2000 más carreteras: T.I.R.= 24.84% A precios sociales: Alternativa de ferrocarril 1990 más carreteras: T.I.R.S = 15.48% Alternativa de ferrocarril 2000 más carreteras: T.I.R.S.= 22.77% Del análisis de los indicadores calculados se destacaron dos observaciones generales: El sistema de transporte paralelo al litoral (alternativa base), en el que predominaba el modo carretero, no era el mejor sistema vial para el corredor costero y su rentabilidad para la economía en su conjunto era menor en comparación con otras alternativas de transporte viables de ser implantadas. En consecuencia, la sociedad estaba subvencionando su ineficiencia. Desde el punto de vista de la economía del país, las alternativas que combinaban los modos de transporte terrestre (carretera y ferrocarril) y los modos terrestre-acuático (por carretera y cabotaje) constituían sistemas de transporte más económicos. El Estudio señaló que era necesario un cambio y la definición de una política de transición. Sin embargo, precisó que el país encaraba el problema económico de tener que elegir entre asignar recursos para este fin o utilizarlos para otros fines. Entre las conclusiones del Estudio se llegó a las siguientes: - El actual sistema de transporte en el corredor costero no era eficiente, racional y económico, desde el punto de vista de la economía nacional, ni proporcionaba un servicio de transporte integrado; - Se estimaba que la capacidad del sistema será insuficiente para atender los requerimientos futuros, los cuales se concentraban principalmente en la costa norte; - Eran necesarias significativas inversiones para atender las necesidades de transporte masivo en el corredor costero. De otro modo, el proceso productivo podría verse afectado y se acentuarían los desequilibrios existentes en las vías de comunicación; - En el marco de la política nacional de desarrollo, era necesario desarrollar un sistema integrado de transporte que garantizara un adecuado nivel de servicios, en términos de cobertura y eficiencia; - La alternativa de cabotaje (sea que se construyera el terminal portuario de Eten o no) constituía la mejor alternativa desde el punto de vista de la economía nacional; - La falta de un marco jurídico para regular y promover el cabotaje marítimo conspiraba contra la implantación de esta alternativa. Era necesario, por tanto, definir una política de transición, en la que se indicara las acciones y los recursos que se habrían de utilizar para alcanzar la situación prevista en el Estudio; 15 - Era necesario reactivar el transporte de cabotaje marítimo y desincentivar el transporte por carretera, un modo de transporte en el corredor costero desarrollado como resultado del predominio de intereses ajenos al desarrollo nacional y, principalmente, a la competencia desleal. El Estudio propuso como recomendaciones realizar un estudio definitivo del transporte de cabotaje marítimo, incluida la viabilidad de construir un terminal portuario de atraque directo en Eten, considerando, entre otros, los siguientes aspectos: a. b. c. en el estudio de mercado, considerar como elemento de la demanda, sólo las mercancías susceptibles de ser transportadas por cabotaje; para determinar el tamaño y número de naves, utilizar un modelo de cómputo que permita variar las hipótesis y estimar sus efectos; examinar la posibilidad de utilizar naves nuevas o usadas, comparando sus rendimientos relativos, su viabilidad económica y, en particular, su viabilidad financiera. Paralelamente a dicho estudio técnico-económico, desarrollar el marco institucional y administrativo que permitiera implantar el cabotaje, incluidos los siguientes aspectos: a. b. c. d. e. f. g. administración portuaria y tarifas; aspectos aduaneros y documentación; seguros en el cabotaje y en el transporte intermodal; organización empresarial para el cabotaje marítimo nacional; aspectos laborales relacionados con el cabotaje; usuarios del transporte y viabilidad de utilización del cabotaje; el Gobierno y su función promotora y reguladora del transporte marítimo. De otro lado, en el Estudio se enunciaron, sin que fueran analizadas, lo que se consideró desventajas del cabotaje. A tal efecto, se señalaron aspectos de política, jurídicos, técnicos, administrativos y organizacionales, principalmente. - Aspectos de política. Se indicó que al transporte marítimo en tráfico de cabotaje se le quería asignar un tratamiento igual que el brindado al tráfico internacional; - Aspectos jurídicos. Se precisó que no existía un marco jurídico que regulara y promoviera el cabotaje, puesto que la legislación al respecto era muy antigua y no era aplicable a la situación predominante en ese entonces; - Aspectos técnicos. Se subrayó el hecho de que el cabotaje, para ser llevado a efecto, necesitaba puertos, muelles, canales de acceso, instalaciones de carga y descarga, almacenaje, etc. y de medios necesarios para complementarse con los modos de transporte terrestre, y requería la ubicación de nuevas instalaciones portuarias dentro de las zonas existentes así como la construcción de nuevos puertos. Se indicó también que la eficiencia del servicio dependería del grado de automatización, y que el sistema no era aparente para mercancías cuyo costo o tiempo de manipulación fuera alto; - Aspectos administrativos y organizacionales. Se hizo alusión a que la organización del servicio era más sensible a los azares externos que el ferrocarril y más rígido que el modo carretero por los itinerarios fijos y el tiempo para la manipulación, y su 16 operación demandaba el establecimiento de nuevas entidades de administración, gestión y organización que respondieran a las nuevas necesidades del servicio. En diciembre de 1980, el Instituto de Estudios Histórico-Marítimos del Perú, con el auspicio del entonces Ministerio de Marina y del entonces Ministerio de Transportes y Comunicaciones, organizó un Simposio sobre “El Cabotaje en el Perú”, en el que quedó de manifiesto la necesidad de desarrollar el cabotaje marítimo en el país. Dos años después de la celebración del referido Simposio mediante Resolución Ministerial N° 0056-82-PCM fue constituida en 1982 una Comisión Multisectorial con el mandato de “efectuar un estudio integral de la problemática del transporte marítimo de cabotaje, así como de proponer las recomendaciones y los proyectos de dispositivos legales que resultaran necesarios para reactivar la referida actividad”. Ley N° 23517 y sus normas modificatorias y complementarias El 17 de diciembre de 1982, en Ancón, a bordo de la M/N Presidente José Pardo (de la exCompañía Peruana de Vapores), se dio la Ley Nº 23517, que declaró de necesidad y utilidad públicas y de preferente interés nacional la reactivación del transporte de cabotaje en el país y, consecuentemente, la implantación y desarrollo de los elementos necesarios para dicho transporte en sus versiones marítima, fluvial y lacustre (art. 1°). Dicha Ley posteriormente fue modificada por la Ley Nº 23623 de 10 de junio de 1983 y la Ley Nº 23885 de 19 de junio de 1984, y reglamentada mediante el Decreto Supremo N° 01183-MA de 18 de julio de 1983, el Decreto Supremo N° 034-84-TC de 18 de julio de 1984 y el Decreto Supremo N° 031-86-TC de 22 de mayo de 1986, todos los cuales fueron derogados expresamente por el Decreto Legislativo Nº 683. La Ley N° 23517 también declaró de necesidad y utilidad públicas, la continuidad y desarrollo del transporte naviero sin excepción y a la actividad naviera nacional en su condición de promotora del desarrollo y apoyo a la Defensa Nacional (art. 2°). Sin embargo, medio año después, mediante Decreto Supremo N° 012-83-TC de 6 de mayo de 1983, se declaró en estado de emergencia económica a la Marina Mercante Nacional por un período de doce (12) meses que, posteriormente, fue prorrogado sucesivamente mediante los Decretos Supremos N° 021-84-TC de 11 de mayo de 1984, 019-85-TC de 3 de mayo de 1985, 059-85TC de 14 de noviembre de 1985 y 051-86-TC de 17 de noviembre de 1986, suspendiéndose la tramitación y otorgamiento de nuevos permisos de operación y la recepción de nuevas solicitudes con dicho objeto Dichas medidas tendientes a la consolidación de las empresas navieras nacionales también afectaron al transporte de cabotaje hasta que, mediante Decreto Supremo N° 012-87-TC de 25 de mayo de 1987, se excluyó de dicho régimen la tramitación y otorgamiento de nuevos permisos de operación, así como la ampliación y/o modificación de los permisos de operación vigentes, para: - el transporte marítimo, en tráfico nacional o cabotaje; con excepción del transporte de hidrocarburos; y, el transporte marítimo-fluvial y transporte fluvial-marítimo, en tráfico nacional o cabotaje; siempre que las naves no tomaran o levantaran carga de puertos extranjeros intermedios y/o entre puertos extranjeros. 17 Es decir, contrariamente al espíritu de la Ley N° 23517, cuyo objetivo de reactivar el transporte de cabotaje era explícito en la misma, las empresas navieras nacionales a las que no les había sido otorgado el respectivo permiso de operación, a tan sólo medio año de la promulgación de la Ley, debieron esperar otros cuatro (04) años debido a una coyuntura que afectaba a las empresas navieras nacionales dedicadas al tráfico internacional y a una Marina Mercante Nacional consistente de naves inadecuadas para atender el tráfico de cabotaje, con excepción del transporte de mineral de hierro a granel de San Nicolás a Chimbote. La Ley N° 23517 también encargó al Poder Ejecutivo para que, por medio de sus organismos ejecutores, y dentro de sus alcances presupuestarios, adoptara las medidas necesarias para la reactivación de los puertos del país y de sus instalaciones, que resultaran estrictamente necesarias para el cumplimiento de lo establecido en la Ley (art. 3°). En lo que a infraestructura portuaria se refiere, teniendo en cuenta el tipo de tecnología naviera utilizada (nave roll-on roll-off con compartimentos celulares), la Empresa Nacional de Puertos dispuso, como medida de protección del muelle, la colocación de una plancha de metal donde pudiera descansar la rampa de la nave, que en el caso del Terminal Portuario de Paita permaneció fija desde que la empresa Coordinated Caribbean Transportation (CCT), propietaria de la plancha, también la utilizaba en forma regular, en tanto que en el Terminal Portuario de Matarani era colocada y retirada en cada oportunidad que la nave hacía escala, requiriendo desarmar y, posteriormente, volver a armar el sardinel del muelle marginal, todo por cuenta de la nave. En los terminales portuarios de Salaverry, Callao y General San Martín tampoco fueron requeridas mejoras en la infraestructura portuaria. La única mejora de la infraestructura portuaria que quedó desatendida fue la relativa a los muelles roll-on roll-off en los terminales portuarios de Matarani e Ilo. En el primer caso, ENAPU nunca pudo garantizar la profundidad y el calado de seguridad para poder hacer uso de dicho puesto de atraque, invalidándolo de ese modo como un muelle seguro ya que resultaba un riesgo no cubierto por el seguro de casco de la nave. En el segundo caso, se había identificado la presencia de bajos en la aproximación al muelle roll-on roll-off, que ya habían perforado el forro de dos naves que quisieron atracar en el mismo, sin que ENAPU se comprometiera a dinamitar los mismos para garantizar un muelle seguro (cosa que recién hizo la década pasada, diez años más tarde, como uno de los preparativos para su entrega en concesión). A diferencia del Terminal Portuario de Matarani, el de Ilo nunca pudo ser utilizado debido a que la altura del muelle impedía descargar la rampa y al no tener grúas de muelle no se podían realizar operaciones de embarque y descarga en forma convencional en una nave sin maniobra, tal como se hacía en el terminal de Southern Peru Copper Corporation. La Ley N° 23517 declaró que la importación de naves, equipos y material flotante a ser utilizado en el cabotaje nacional, así como en el servicio de puerto, se acogería al beneficio tributario establecido en el inciso d) del artículo 34° y el inciso a) del artículo 36° del Decreto Ley N° 22202 de 6 de junio de 1978, que declaró a la industria naval prioritaria, estratégica y de preferente interés nacional. El primero, exoneraba la importación de naves de alto bordo de los derechos consolidados en el Arancel de Aduanas, así como cualquier otro derecho que afectara la operación. El segundo, exoneraba la venta en el país de naves de alto bordo del impuesto a los bienes y servicios. Asimismo, se estableció que por ningún motivo podría darse a los bienes objeto de la exoneración, uso distinto al señalado por la Ley, y que en tal caso tendrían que pagar los derechos y/o impuestos dejados de abonar. 18 La Ley N° 23517, también estableció que las naves dedicadas al tráfico de cabotaje en forma exclusiva, sólo estarían obligadas a presentar un manifiesto de carga con información referente a la nave, nombre del capitán, descripción de la mercadería, puerto de origen, puerto de destino y nombre del embarcador y del consignatario; y que no sería exigida otra documentación relativa a los rubros ya mencionados, entendiéndose que una nave era de cabotaje cuando se encontraba efectuando ese tráfico (art. 5°). A este respecto, la Resolución Suprema N° 0110-70-TC/AC de 2 de diciembre de 1970, había establecido la obligación de las empresas navieras nacionales que operaran en tráfico de cabotaje, de presentar por intermedio de sus agentes marítimos, fluviales y/o lacustres a diversas entidades, copia del manifiesto de carga a fin de que éstas contaran con información estadística actualizada. Sin embargo, más que una medida de simplificación y facilitación del comercio de cabotaje, se trataba de hacer extensivo a las empresas navieras nacionales en tráfico de cabotaje un requisito que ya se exigía a las empresas navieras en tráfico internacional, a efecto de controlar que la carga de exportación e importación que generaba el país se transportara en naves de bandera nacional (Resolución Suprema N° 0013-70-TC/AC de 1° de abril de 1970). Por el contrario, el Decreto Supremo N° 031-86-TC de 22 de mayo de 1986 reglamentó el art. 5° de la Ley N° 23517, y estableció que las empresas navieras nacionales que prestaran transporte comercial de carga en tráfico nacional o cabotaje, fuera en servicio regular, irregular o especial, debían presentar por intermedio de sus agentes marítimos, fluviales o lacustres copia de los manifiestos de carga: - - en el caso de la carga transportada por la vía marítima y fluvial-marítima a la DGTAc; en el caso de la carga transportada por la vía fluvial a las respectivas Direcciones Departamentales de Transporte Acuático de Loreto, Ucayali y Madre de Dios, así como a la División Zonal de Yurimaguas; y, en el caso de la carga transportada por la vía lacustre a la Dirección Departamental de Transporte Acuático de Puno (art. 1°). Asimismo, las copias de los manifiestos de carga debían incluir obligatoriamente la información precisada por el art. 5° de la Ley N° 23517, ampliándola, sin embargo, en el caso de la descripción de la mercadería, ya que no sólo se exigía el tipo y número de toneladas métricas pagantes transportadas, sino que se debía incluir los fletes unitarios y totales cobrados a nivel de usuario, de lo contrario eran consideradas como no recibidas, dando lugar a las sanciones correspondientes. Por su parte, la Empresa Nacional de Puertos fijó, mediante Memorando N° 473-84/TMC/G.8 de 19 de setiembre de 1984, los procedimientos a seguir para la atención de los servicios a la nave y a la carga, como sigue: - Operaciones de embarque. Se presentaba un expediente autorizado por la Aduana y nota de embarque a la División de Tráfico, División de Contenedores, División de Control (Departamento de Control de Almacenes y Balanzas) y División de Contabilidad y Tesorería (Departamento de Liquidaciones). Para embarque directo, a la presentación de la nota de embarque debidamente autorizada en la balanza de ingreso, se efectuaba el control respectivo y se formulaba la guía de embarque de cabotaje. 19 - - - Para embarque indirecto, se recibían los contenedores en el área asignada y una vez que se solicitaban, se formulaba la guía de embarque de cabotaje; Operaciones de descarga. Al arribo de la nave se presentaba el expediente de Aduana que autorizaba la descarga de contenedores de cabotaje y se emitía una nota de tarja de cabotaje por cada contenedor. Para descarga directa, a la presentación del permiso de salida, se efectuaba con la copia de la nota de tarja de cabotaje, canjeándose ésta con el permiso parcial expedido por la División de Contenedores. Para descarga indirecta, se recibían los contenedores en el área asignada con la nota de tarja de cabotaje y se retiraban al amparo del permiso de salida, debiéndose efectuar un permiso de salida parcial por cada camión; Contenedores. En la División de Contenedores se confeccionaba un tally de liquidación, donde se registraba el ingreso de los contenedores mediante la nota de tarja de cabotaje y para la salida con copia del permiso de salida; Nave. Al arribo y zarpe presentaba al Departamento de Liquidaciones copia de la declaración general, manifiesto de carga y orden de transporte, debiendo este Departamento asignar un número de manifiesto de carga, excediéndose lo dispuesto por la Ley N° 23517. Sin embargo, el trámite de la documentación antes mencionada no estaba sujeta al sistema de multas. De otro lado, como operación aduanera, el cabotaje se regía por la Ley General de Aduanas aprobada mediante Decreto Ley N° 20165, modificada por el Decreto Legislativo N° 288, que exigía la presentación de una declaración de las mercancías que fueran a ser objeto de comercio de cabotaje, mediante la denominada póliza de cabotaje y la intervención de un agente de aduana. Sin embargo, considerando que estos requisitos eran demasiado rígidos y constituían una traba para el ejercicio de una actividad que el Estado tenía interés en reactivar, se eliminó la intervención del agente de aduana y se simplificaron los trámites de despacho que debían ser efectuados con un documento denominado pedido en lugar de la anterior póliza. En particular, con el objeto de que los contenedores con carga de cabotaje pudieran circular rápidamente por los terminales portuarios, tanto para su ingreso como para su salida; que se pudiera contar con las autoridades respectivas con suficiente tiempo como para no demorar el embarque y descarga de la nave; y que estas autorizaciones se pudieran otorgar fuera de las horas normales de atención de la Aduana, incluyendo sábados, domingos y feriados, se emitió la Directiva N° 001-84-EFC/70.40.R de 11 de setiembre de 1984, que estableció como procedimiento operativo el siguiente: - - Inicio. El expediente se presentaba al Resguardo, quien a su vez disponía la apertura de un Libro de registro en el que se asentaban dichos expedientes; y, concluido el registro el Oficial de Resguardo procedía a proyectar el decreto administrativo que, por delegación, era firmado por el Comandante Jefe de Resguardo o Capitán de servicio tratándose de días sábados, domingos o feriados (previa habilitación de servicios extraordinarios), autorizando el dar inicio a las operaciones de ingreso y salida; Documentación. Para acogerse a este régimen simplificado de cabotaje, los interesados acompañaban a su pedido un Permiso de Movimiento de Contenedores: ingreso o salida y un permiso y/o solicitud de autorización de embarque. Tratándose del ingreso de contenedores, se podía presentar antes de la llegada de la nave, en tanto que si se trataba de salida podía presentarse a la recepción de la nave a su llegada a puerto; 20 - - Registro y control. Tanto al ingreso como a la salida de los contenedores, el Resguardo verificaba el número de identificación de los mismos, así como la conformidad de los precintos de seguridad, anotándose en el Libro de registro el número de identificación de cada contenedor, así como el contenido según la declaración; y, Responsabilidades. La solicitud de permiso y autorización de embarque formulada por el agente marítimo tenía el carácter de declaración jurada. Sin embargo, en lo que a documentación a ser presentada por la nave a su arribo y zarpe, también se excedió lo dispuesto por la Ley N° 23517, al exigirse, además del permiso y/o solicitud de autorización de embarque, dos (02) copias de la declaración general, dos (02) copias del rol de tripulación, dos (02) copias de la lista de suministros, dos (02) copias del manifiesto de carga local, y copias de las órdenes de transporte. Sin embargo, la lista de suministros debía presentarse por una sola vez al arribo de la nave del extranjero y después actualizarse mensualmente. Finalmente, desde que las naves de cabotaje podían realizar las demás operaciones aduaneras (Circular de la Dirección General de Aduanas N° 46-66/85-EF-70-01 de 23 de octubre de 1985), se exigía, en tales casos, adicionalmente a la presentación del manifiesto de carga, la documentación pertinente, conforme a la Ley General de Aduanas y su Reglamento. La Ley N° 23517 estableció una preferencia para la atención de naves y embarcaciones en general, en tráfico de cabotaje, en todos los puertos de la República, tanto en lo que se refiere a atraque y salida, como en lo relativo a maniobra de carga en general (art. 6°). Con respecto a la atención preferente a las naves de cabotaje para el atraque y salida, mediante Oficio Circular N° 005-84-TC/AC de 16 de abril de 1984, la Dirección General de Transporte Acuático, a través de la Gerencia de Terminales Provinciales de la Empresa Nacional de Puertos, dispuso que todas las Administraciones de los Terminales Provinciales dieran cumplimiento a lo siguiente: - las naves de cabotaje tenían preferencia de atraque sobre otras que pudieran encontrarse en bahía a la espera de amarradero; y, las naves de cabotaje tenían prioridad sobre otras naves para su desatraque. Sin embargo, se aclaraba que la preferencia de atraque para una nave de cabotaje no significaba interrumpir las operaciones de una nave para cederle el amarradero. La Ley N° 23517 estableció que las empresas navieras nacionales con permiso de operación para efectuar transporte de cabotaje, podían prestar este servicio con naves o embarcaciones fletadas, a condición de que el fletamento fuera a casco desnudo y las empresas correspondientes tuvieran en propiedad igual o mayor tonelaje que el que se pretendía fletar (art. 7°). La Dirección General de Transporte Acuático eximiría el requisito de fletamento a casco desnudo cuando se tratara exclusivamente de viajes ocasionales. Asimismo, el fletamento de naves a que se refiere el párrafo precedente, debía ser autorizado por la DGTAc, y la edad de las naves fletadas no debía ser mayor de 15 años, debiendo contar, según el caso, con clasificación otorgada por una entidad clasificadora reconocida internacionalmente, lo cual debía acreditarse con la copia legalizada del documento pertinente, al momento de solicitarse el fletamento (art. 8°). 21 Finalmente, cuando se tratara de fletamento con opción de compra, la empresa correspondiente debía obtener de la DGTAc, la respectiva resolución autoritativa de incremento de capacidad de bodega, cuya extensión debía sustentarse únicamente en el estudio de factibilidad económico-financiero presentado por la entidad solicitante, en función de los resultados proyectados para la operación de la nave fletada (art. 9°). Para poder implementar adecuadamente los artículos 7°, 8° y 9°, el Sector Transportes reglamentó los mismos mediante el Decreto Supremo N° 034-84-TC de 18 de julio de 1984, que estableció que las empresas navieras nacionales que contaran con permiso de operación para efectuar transporte de cabotaje, debían realizarlo con naves propias de bandera peruana, con naves de bandera peruana fletadas (en cualquier modalidad) y con naves de bandera extranjera sólo si éstas eran fletadas a casco desnudo, en concordancia con sus respectivos permisos de operación (art. 1°), debiendo el fletamento ser autorizado o denegado en su caso por la DGTAc (art. 2°). Es decir, en todos los casos se promovía el empleo exclusivo de tripulaciones nacionales. En el caso del fletamento a casco desnudo, la empresa solicitante debía tener en propiedad igual o mayor tonelaje que el que pretendía fletar (art. 3°), pero en el caso de fletamento a casco desnudo con opción de compra, existían dos regímenes distintos: - si estaba referido a una nave convencional, se sujetaba a lo anterior (art. 4°); y, si se trataba de naves que representaran la aplicación de sistemas especializados, acordes con los avances tecnológicos de la actividad naviera, no se exigía el requisito de capacidad de bodega propia (art. 5°). Si bien no se conoce el origen de esta disposición, desde que la Ley N° 23517 no hacía mención a dichos sistemas especializados, acordes con los avances tecnológicos de la actividad naviera, la medida resultaba eficaz para hacer viable la Ley, ya que no podía pretenderse reactivar el cabotaje con naves convencionales debido al alto costo de manipulación de la carga y, de otro lado, debía permitirse a las empresas navieras nacionales en tráfico de cabotaje experimentar con tecnología naviera más avanzada sin estar obligados desde un inicio a la compra de dichas naves. Asimismo, la resolución a que se refería el art. 9° de la Ley N° 23517 debía ser obtenida por la Empresa Naviera Nacional antes de que ejecutara la opción de compra y dentro del plazo establecido en el respectivo contrato de fletamento (art. 5°), lo cual resultaba obvio desde que la ejecución de la opción no podría hacerse vencido el plazo estipulado contractualmente. El fletamento a casco desnudo, con o sin opción de compra, y para cualquier tipo de nave, se autorizaba por un período de dos (02) años renovables a solicitud de la Empresa Naviera Nacional, siempre que fuera solicitado expresamente por ésta, que la nave fuera dedicada en forma exclusiva al tráfico de cabotaje, que la nave a la fecha de la suscripción del contrato de fletamento no fuera mayor de quince (15) años y que contara con la más alta clasificación otorgada por una entidad clasificadora reconocida internacionalmente, y que se cumpliera con remitir copia del contrato de fletamento en un plazo no mayor de sesenta (60) días calendario computados a partir de la expedición de la Resolución Directoral pertinente (art. 6°). El fletamento a casco desnudo de una nave extranjera le otorgaba a ésta la consideración de nave de bandera peruana sólo para efecto de su acceso a la carga reservada en favor de las naves de bandera peruana, dentro de los alcances del Decreto Supremo N° 034-84-TC. Posteriormente, se expidió el Decreto Legislativo N° 299 de 26 de julio de 1984 sobre 22 arrendamiento financiero, que en su artículo 24° disponía que cuando se tratara de contratos de arrendamiento financiero de naves, celebrados con locadoras no domiciliadas en el país, regiría el régimen tributario establecido en dicho dispositivo legal y, en tales casos, las naves se considerarían de bandera peruana para todos sus efectos. La Ley N° 23517 también estableció que las operaciones de las naves destinadas exclusivamente al transporte de cabotaje gozaran de los siguientes incentivos (art. 10°): 1. Pagar a la Empresa Nacional de Puertos S.A. (ENAPU S.A.) tarifas especiales, fijadas en moneda nacional, por los servicios portuarios y de maniobra de carga que presten a sus naves, las que serán aprobadas en cada oportunidad por el Ministerio de Transportes y Comunicaciones; A este respecto, el Reglamento de Tarifas de ENAPU 1983 estableció tarifas especiales fijadas en moneda nacional, aplicables tanto a las naves (art. 2.14), los servicios descarga o embarque de carga (art. 3.12) y el servicio de almacenaje (art. 4.08). 2. Abonar una tarifa preferencial por los servicios que preste a sus naves la empresa Servicios Industriales de la Marina (SIMA PERU); 3. Las cuadrillas para el servicio de manipuleo de carga de cabotaje estarán conformadas por el número de personas estrictamente indispensable, atendiendo a las características de la nave y a los sistemas que se implanten para la manipulación de su carga. Estas cuadrillas estarán integradas por personal de los gremios marítimos y portuarios inscritos en la Capitanía de cada puerto, conforme las normas legales vigentes para esta clase de labores; Al no haber llegado a un acuerdo de partes en la Junta de Puerto celebrada el 10 de setiembre de 1984 en la Capitanía de Puerto del Callao, para fijar la composición de la cuadrilla de estibadores y maniobristas en las naves de cabotaje, fue elevado a la Comisión Controladora del Trabajo Marítimo, que era la autoridad de trabajo marítimo a nivel nacional cuya función era regular y controlar el trabajo del personal que efectuaba las labores de embarque y descarga de mercaderías en los puertos de la República. La CCTM decidió, mediante Resolución Directoral N° 1032-84/ALL/CC de 9 de octubre de 1984, que en el caso de naves de cabotaje tipo roll-on roll-off con compartimentos celulares: - - la composición de la cuadrilla de estibadores para embarque o descarga fuera un (01) estibador en muro y cuatro (04) estibadores más un (01) capataz a bordo; en el supuesto que las operaciones se realizaran por el sistema convencional, la Oficina de Trabajo Marítimo del puerto respectivo determinaría la necesidad de aumentar el número de estibadores, nombrando los que correspondieran de acuerdo con las características de la nave; y, no se nombraría cuadrilla de maniobristas cuando las naves fueran de bandera nacional y de menos de 3,000 TRB. 4. Las tripulaciones a bordo de las embarcaciones dedicadas a cabotaje, serán conformadas por el personal absolutamente indispensable para su operación, teniendo en cuenta las condiciones tecnológicas con que cuente la embarcación correspondiente. 23 De conformidad con el art. 13° del Decreto Supremo N° 0189-78-EF de 22 de diciembre de 1978, la DGTAc publicaba anualmente en el Diario Oficial “El Peruano” la relación de naves mercantes de bandera peruana para efectos de acogerse a los beneficios otorgados por el art. 37° del Decreto Ley N° 22202, que establecía que la venta de combustibles y lubricantes a las naves de bandera peruana para su propio uso fuera de las aguas territoriales del país, estarían exoneradas del impuesto a los bienes y servicios así como a los derechos a la exportación que pudieran ser de aplicación. En ella se incluía a las naves de cabotaje y servicio de puerto, si bien el beneficio no se originó en la Ley N° 23517. Servicios Técnicos Marítimos, S.A. (SERTEMAR) Casi dos años después de promulgada la Ley N° 23517, el 24 de setiembre de 1984, la M/N Tarros Ilex operada por Servicios Técnicos Marítimos, S.A. (SERTEMAR), efectuó su viaje inaugural reactivando el cabotaje marítimo. Se puso así en operación un sistema de transporte multimodal, de puerta a puerta, a nivel nacional, con una moderna nave portacontenedores automatizada del tipo roll on-roll off (trasbordo por rodadura). SERTEMAR, inicialmente contaba con permiso de operación para prestar servicio de transporte marítimo de carga general, carga sólida a granel y carga líquida especializada a granel, excluyendo petróleo y derivados, en tráfico nacional o cabotaje, en servicio irregular, en los diversos puertos del litoral (R.D. Nº 0038-81-TC/AC de 13 de agosto de 1981), a ser realizado mediante unidades especializadas (remolcadores y barcazas). Dicho permiso de operación, posteriormente fue modificado al autorizarse el fletamento y operación, bajo la modalidad de casco desnudo, de la M/N Tarros Ilex, para prestar servicios de transporte marítimo de carga general, carga sólida a granel y carga líquida, incluyendo petróleo y derivados, en tráfico nacional o cabotaje, en servicio regular, en los diversos puertos del litoral (R.D. Nº 112-84-TC/AC de 8 de agosto de 1984). Durante dos años, hasta setiembre de 1986, SERTEMAR prestó en forma ininterrumpida un servicio de cabotaje, sirviendo las principales ciudades del país a través de los más importantes puertos del litoral, combinándolo con un servicio “feeder” para las empresas navieras nacionales y extranjeras que transportaban carga general en tráfico internacional. La M/N Tarros Ilex, de 1,899 tpm, con 117 TEU de capacidad, de bandera liberiana, prestaba servicio en las rutas: Callao-Paita-Salaverry(opcional) y viceversa, Callao-Matarani-Ilo (opcional) y viceversa, y Salaverry-Matarani, mediante un sistema roll-on roll-off (la carga entra y sale rodando) para el transporte de contenedores, equipo pesado y vehículos de todo tipo. La M/N Tarros Ilex contaba con tres bodegas/tres escotillas y rampa recta en popa, y podía embarcar, por medio de una grúa para contenedores de 20 tm S.W.L. bajo spreader de 20 pies y 30 tm S.W.L. bajo spreader de 40 pies, 44 TEU en bodega (en 2 filas) y 63 TEU sobre cubierta (2 filas); o, alternativamente, 20 FEU en bodega (más 4 TEU) y 31 FEU sobre cubierta (más 1 TEU)3. Los contenedores tenían, en su mayoría, un tonelaje promedio de 18 3 TEU es la abreviatura de “twenty-foot equivalent unit” o equivalente de un contenedor de 20 pies de largo. FEU es la abreviatura de “forty-foot equivalent unit” o equivalente de un contenedor de 40 pies de largo. Por 24 tm (arroz, azúcar, urea, pasta de semilla de algodón, harina de pescado, etc.). Por tanto, por razones de estabilidad de la nave, la capacidad efectiva se reducía en alrededor de 40% (casi 50 TEU), a un máximo de 68 TEU con un tonelaje promedio de 18 tm cada uno. Mediante la experiencia de SERTEMAR fue posible constatar las condiciones del mercado, la legislación aplicable, los aspectos laborales, la situación de la infraestructura portuaria y de otro tipo, etc. También permitió dimensionar el potencial de la actividad del cabotaje marítimo, reiniciada en medio de una profunda crisis económica, no sólo en el sector de transportes sino en toda la economía nacional, enturbiada por un clima de inestabilidad política como resultado del proceso electoral de 1985 y del establecimiento de un nuevo gobierno. Transvan Compañía Naviera, S.A. (TRANSVAN) A partir de la decisión de SERTEMAR de interrumpir su servicio de cabotaje en setiembre de 1996, la Compañía Nacional de Cerveza, S.A. (CNC), constituyó Transvan Compañía Naviera, S.A. para continuar prestando el servicio de cabotaje para el transporte de cerveza. CNC ya se había convertido en un importante cliente en la ruta Callao-Paita, donde la M/N Tarros Ilex llegó a transportar en repetidas ocasiones cargamentos completos de cerveza envasada, consistentes en un máximo de 76 TEU con un tonelaje promedio de 14 tm cada uno, retornando con los envases vacíos con un tonelaje promedio de 7 tm cada uno. Desde agosto de 1988 hasta julio de 1993, Transvan Compañía Naviera, que contaba con permiso de operación para prestar servicios de transporte marítimo en tráfico nacional o cabotaje, en servicio regular o de línea, entre puertos peruanos del litoral y de éstos al puerto de Iquitos y viceversa, no estando autorizado que la(s) nave(s) tome(n) o levante(n) cargas de puertos extranjeros intermedios y/o entre puertos extranjeros, prestó un servicio orientado casi exclusivamente al transporte de cerveza envasada en contenedores en la ruta Callao-Paita y viceversa, constituyéndose virtualmente en un porteador industrial ya que, al igual que la empresa de transporte terrestre Transporte de Cerveza, S.A., (TRANCESA), pertenecía la mismo grupo económico de CNC. Este transporte se realizó con la M/N Don Faustino, de 2,620 tpm, con 190 TEU de capacidad, de bandera peruana, adquirida por Transvan Compañía Naviera, S.A., sin bodegas y rampa recta en popa, y podía embarcar, por medio de una grúa de 30 tm S.W.L. con pescante de más de 20 m, hasta cuatro filas de contenedores. Sin embargo, por razones de estabilidad de la nave, la capacidad efectiva con cerveza envasada se reducía en alrededor de 20 % (alrededor de 40 TEU), a un máximo de alrededor de 150 TEU con un tonelaje promedio de 14 tm cada uno, en tanto que en el caso de contenedores con carga pesada, la capacidad efectiva se reducía en alrededor de 50 % (alrededor de 90 TEU), a un máximo de 102 TEU con un tonelaje promedio de 18 tm cada uno ó un máximo de 58 FEU con un tonelaje promedio de 25 tm cada uno. No obstante la ventaja de estar integrado verticalmente con el generador de la carga (CNC), y no tener que efectuar el transporte terrestre, que como ha sido indicado realizaba tanto, un FEU cuenta como dos TEU. En el tráfico de contenedores, la unidad normalmente utilizada para referirse a volúmenes y capacidades es el TEU. 25 TRANCESA, y poder concentrarse así en un servicio de transporte marítimo en condiciones de línea (de "gancho a gancho"), Transvan Compañía Naviera, S.A. nunca llegó a realizar el cabotaje marítimo-fluvial en la ruta Callao-Iquitos, ni pasar a la siguiente fase de su proyecto que consistía en transportar cerveza a granel para su envasado en una planta a ser construida en el Norte del país. Decreto Legislativo N° 683 El de 2 de noviembre de 1991 se promulgó el Decreto Legislativo Nº 683, que declaró al transporte acuático comercial en tráfico nacional o cabotaje de necesidad y utilidad públicas y preferente interés nacional, por considerar que éste contribuiría a mejorar los servicios que la actividad naviera en su conjunto presta al comercio exterior del país. No se conoce el origen de las razones que sustentan esta declaración, que apuntan a la reactivación del cabotaje como complemento del tráfico internacional, mediante la prestación de servicios navieros a la carga con origen o destino fuera del territorio nacional, que tradicionalmente se ha transportado por medios terrestres, del puerto de arribo de la nave en tráfico internacional al centro de almacenamiento, procesamiento o consumo de la misma, o viceversa. Este servicio de cabotaje, conocido también como servicio de enlace o “feeder”, puede ser: - transporte de internamiento de carga de importación, que una nave en tráfico internacional descarga en un puerto nacional para ser trasbordada a otra nave en tráfico de cabotaje para su posterior descarga en otro puerto nacional; o, - transporte de concentración de carga de exportación, que una nave en tráfico de cabotaje embarca en un puerto nacional para ser trasbordada en otro puerto nacional a una nave en tráfico internacional. Si bien es cierto que los importadores y exportadores son los principales interesados en que las naves hagan escala en el puerto más cercano al lugar de origen/destino de las mercancías, el servicio de enlace o “feeder” se suele contratar directamente con las empresas navieras, para quienes esta alternativa resulta más económica que una escala directa de las naves en tráfico internacional. A este respecto, los servicios navieros internacionales de carga general, especialmente los servicios en naves portacontenedores, se han ido concentrando progresivamente en un menor número de puertos de escala directa, desde que los altos costos de capital de una nave exigen que esta unidad de producción sea empleada la mayor parte del tiempo navegando y no en puerto, a fin de realizar un mayor número de viajes al año. A la vez, el servicio de enlace o “feeder” le permite a la empresa naviera mantener el control del cliente, contratando con él el transporte hasta el puerto más cercano al lugar de origen/destino. El Decreto Legislativo Nº 683, definió el “transporte acuático comercial en tráfico nacional o cabotaje” como aquel que se realiza entre puertos peruanos (art. 2º); pudiendo ser éste marítimo, fluvial o lacustre (art. 1º). Es decir, el criterio para definir el tráfico nacional o cabotaje eran los lugares de embarque y descarga de la carga, que debían ser dos puertos nacionales distintos (en tal sentido, el transporte marítimo desde el puerto del Callao hasta el puerto de Iquitos en el Oriente Peruano, vía el Canal de Panamá, estaba comprendido en la definición de cabotaje); y no la 26 condición de la carga, nacional o nacionalizada que, al estar los regímenes de tránsito y trasbordo limitados al traslado de mercancías sólo con destino al exterior y transferencia de mercancías con destino al extranjero, respectivamente, obligan a que las importaciones que se descargan en un puerto nacional deban ser nacionalizadas antes de poder ser transportadas por mar hasta otro puerto nacional. El Decreto Legislativo Nº 683 declaró la libertad total de rutas en el transporte acuático comercial de tráfico nacional o cabotaje, y eliminó todas las restricciones y obstáculos legales y administrativos que impidieran a las empresas navieras nacionales la adecuada y eficiente ejecución de dicho tráfico (art. 1º). A este respecto, cabe notar que el Decreto Legislativo Nº 644 de 22 de junio de 1991 ya había declarado la libertad total de rutas y permisos de operación en el transporte marítimo internacional. En consecuencia, al haber eliminado solamente las restricciones y obstáculos administrativos y legales que impedían a las empresas navieras nacionales el libre acceso a las rutas y tráficos internacionales, el Decreto Legislativo Nº 683, en realidad, lo complementó. El Decreto Legislativo Nº 683 también reservó exclusivamente el transporte acuático comercial de carga (así como de pasajeros) en tráfico nacional o cabotaje en favor de las naves mercantes propias de bandera peruana, así como de las naves de bandera extranjera fletadas u operadas únicamente por empresas navieras nacionales (art. 3º). Esta disposición contrastaba con el Decreto Supremo Nº 090-91-TC de 3 de julio de 1991 que establecía la libertad de embarques para las cargas de exportación e importación y, en consecuencia, eliminaba la reserva de carga a favor de las empresas navieras nacionales. Contrastaba también con las normas que reservaban el 100% de la carga de cabotaje para las naves de bandera peruana de las empresas navieras nacionales que contaran con el respectivo permiso de operación. Lo anterior, quizás en reconocimiento de que el concepto de apoyo a la Marina Mercante estaba dirigido a fortalecer a las empresas navieras nacionales y no a incrementar el tamaño de la flota de bandera peruana. Asimismo, el Decreto Legislativo Nº 683 estableció que las operaciones de las naves en tráfico de cabotaje pagarían tarifas fijadas en moneda nacional por los servicios portuarios que se les prestara, tanto a la nave como a la carga; y, al igual que la Ley N° 23517, estableció que las empresas navieras nacionales en tráfico de cabotaje sólo estaban obligadas a presentar copia del manifiesto de carga (art. 3º). Aunque el Decreto Legislativo N° 683 también se refirió al cabotaje fronterizo, no lo definió. Así, señaló que, como excepción a la reserva de carga en favor de las empresas navieras nacionales, el cabotaje fronterizo podía ser realizado por las empresas navieras extranjeras correspondientes de acuerdo a los Tratados, Convenios o Acuerdos internacionales (art. 4º). El criterio utilizado por la DGTAc era que se trataba del tráfico con los puertos de los países limítrofes más próximos al territorio nacional (por ejemplo, Puerto Bolívar en Ecuador y Arica en Chile). Sin embargo, no lo distinguió del tráfico internacional, de modo tal que las empresas navieras nacionales tenían que obtener permiso de operación tanto para el tráfico de cabotaje como para el tráfico internacional. A este respecto, el Decreto Legislativo N° 683 señalaba expresamente que las empresas navieras nacionales podían prestar transporte acuático en tráfico nacional o cabotaje en forma exclusiva o conjuntamente con el transporte acuático en tráfico internacional (art. 6º). 27 A falta de normas complementarias o reglamentarias, esta disposición debía interpretarse en el sentido que Ecuador y Perú o Chile y Perú, países que tienen reservado el tráfico de cabotaje en favor de sus respectivas empresas navieras nacionales, debían suscribir un Tratado, Convenio o Acuerdo internacional en virtud del cual, en el tráfico entre Puerto Bolívar y Paita o entre Ilo o el Terminal Perú y el puerto de Arica pudieran participar las empresas navieras nacionales de Ecuador y Perú o de Chile y Perú, respectivamente. Sin embargo, al menos en el caso de Ecuador y Perú, dicho tráfico también está abierto tanto a las empresas navieras nacionales de los Países Miembros de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) como a terceras banderas, en virtud de la Decisión Nº 314, que establece la libertad de acceso a las cargas transportadas por vía marítima que genere el comercio exterior de los países de la subregión; y, por tratarse de una norma supranacional para ambos países, el art. 4º sería redundante. Finalmente, se estableció un régimen especial para las empresas navieras nacionales dedicadas exclusivamente al tráfico nacional o cabotaje, así como, en su caso, a sus naves destinadas a tal tráfico, sin perjuicio de los incentivos o beneficios que otorgaran otros dispositivos legales al transporte acuático comercial en general (art. 7º), que era el siguiente: a) Contar con un capital mínimo equivalente al 50% del fijado para las otras empresas navieras nacionales. Aunque esta disposición no fue reglamentada, el criterio de la DGTAc era que el capital mínimo de una Empresa Naviera Nacional debía ser equivalente a 400 salarios mínimos vitales anuales. b) Pagar tarifas especiales fijadas en moneda nacional por los servicios portuarios. Es decir, en adición a lo indicado en el art. 3º, se debían fijar tarifas “especiales”. El Reglamento de Tarifas de ENAPU establecía tarifas especiales en moneda nacional para las naves con carga de cabotaje y para la carga de cabotaje, que en la mayoría de los casos equivalía al 40% de las tarifas aplicables a las naves en tráfico internacional y para la carga de comercio internacional. Desde que la Ley N° 23517 se refería expresamente a ENAPU, la referencia más general a “servicios portuarios” del Decreto Legislativo N° 683 significaba que, ante la eventual privatización de los puertos administrados por ENAPU, los concesionarios estarían obligados a fijar tarifas especiales y en moneda nacional. No obstante, esta norma no fue reglamentada. Sin embargo, la norma no fue lo suficientemente amplia para incluir las tarifas por concepto de ayudas a la navegación de la Dirección de Hidrografía y Navegación (DIHIDRO); las tarifas de licencia de salida de la Dirección General de Capitanías y Guardacostas (DICAPI); y el abastecimiento de combustibles y lubricantes brindado a las naves para su propio consumo (que, además, se encuentran gravadas con el I.G.V.); ni tampoco los servicios prestados por la empresa Servicios Industriales de la Marina (SIMA), que la nave en tráfico de cabotaje tendería a utilizar prioritariamente (ésta, sin embargo, había sido considerada expresamente en la Ley N° 23517). c) Tener atención preferente en todos los puertos, tanto al atraque y salida, como en lo relativo a las maniobras de carga en general. Esta es una de las disposiciones más importantes para el cabotaje porque minimiza el riesgo de demoras en espera de un puesto de atraque. Sin embargo, su reglamentación debía considerar la asignación de un puesto de atraque prioritario en cada puerto, atendiendo al tipo de nave y sus 28 características operativas; detallar de qué manera la nave en tráfico de cabotaje tendría preferencia, tanto para el atraque/salida como en la maniobra de carga, atendiendo a la hora de arribo, las operaciones de carga previstas y el tiempo requerido para las mismas; y, establecer jornadas especiales de trabajo portuario, a fin de permitir que las operaciones de la nave se realicen en forma ininterrumpida, así como facilidades para la solicitud, rectificación y/o cancelación de servicios portuarios, teniendo en cuenta los menores plazos en los que se programan las actividades de cabotaje. d) Al igual que la norma anterior, las tripulaciones estarían conformadas por el número de personal estrictamente indispensable para su operación, teniendo en cuenta las condiciones tecnológicas de la nave. Las empresas navieras nacionales debían prestar el transporte acuático en tráfico nacional o cabotaje con arreglo a las disposiciones del Decreto Legislativo Nº 644 que eliminó todas las restricciones y obstáculos administrativos y legales que impedían el libre acceso a las rutas y tráfico internacional para las empresas navieras nacionales, y sus normas complementarias (art. 5º). A este respecto, para realizar actividades de transporte acuático las empresas navieras nacionales debían estar constituidas en el país con arreglo a Ley, y estar inscritas en el Registro de Empresas Navieras Nacionales a cargo de la DGTAc, debiendo para tal efecto presentar la escritura de constitución inscrita en los Registros Públicos en la que constara el nombramiento de su representante legal, e información sobre los servicios a prestar, cantidad de naves a utilizar, tráficos, rutas y frecuencias. La inscripción en el Registro sería automática a la presentación de la documentación e información mencionada, debiendo la DGTAc expedir el permiso de operación correspondiente en un plazo máximo de 30 días, vencido el cual se consideraría expedido de oficio. Las empresas navieras nacionales podían realizar sus actividades con naves propias o naves operadas en arrendamiento financiero o naves fletadas, sin requerir autorización alguna cuando el fletamento de la nave fuera para el uso del total de su capacidad de bodega, y debían remitir a la DGTAc copia del contrato de fletamento celebrado. Esto contrastaba con la norma anterior, que disponía que las empresas navieras nacionales con permiso de operación para efectuar transporte de cabotaje podían prestar este servicio con naves fletadas, sólo a condición de que la edad de éstas no fuera mayor de 15 años, y que el fletamento fuera a casco desnudo y las empresas respectivas tuvieran en propiedad igual o mayor tonelaje que el que pretendían fletar (excepto si se trataba exclusivamente de viajes ocasionales), debiendo la DGTAc autorizar el fletamento. En el caso de fletamento a casco desnudo con opción de compra, de naves que fueran a ser dedicadas en forma exclusiva al tráfico de cabotaje, y que representaran la aplicación de sistemas especializados, acordes con los avances tecnológicos de la actividad naviera, no se exigía el requisito de capacidad de bodega propia (art. 5º del Decreto Supremo Nº 034-84-TC de 18 de julio de 1984). La compra de una nave mercante de bandera extranjera que fuera a enarbolar la bandera peruana requería únicamente de la certificación de sus condiciones de navegabilidad y sus características técnicas, debiendo informarse a la DGTAc la compra de una nave inmediatamente después de que la operación fuera realizada. Esto también contrasta con la norma anterior, que disponía que la Empresa Naviera Nacional debía obtener de la DGTAc la respectiva resolución autoritativa de incremento de capacidad de bodega, cuya extensión 29 debía sustentarse en un estudio de factibilidad económico-financiera, en función de los resultados proyectados para la operación de la nave. Sin embargo, la disposición de que las naves mercantes de alto bordo, de 2,000 ó más toneladas de peso muerto, que las empresas navieras nacionales adquirieran y que enarbolaran la bandera nacional, no estarían afectas al pago de derechos de importación (art. 8º), fue modificada por la primera disposición transitoria del Decreto Legislativo Nº 668, que la sustituyó por el régimen de importación temporal para reexportación en el mismo estado. Ello contrastó con la Ley N° 23517 en virtud de la cual la importación de naves, equipos y material flotante a ser utilizado en el cabotaje nacional estaba exonerada del impuesto a los bienes y servicios, y con el art. 34º d) del Decreto Ley Nº 22202 de 6 de junio de 1978, que declaró a la industria naval prioritaria, estratégica y de preferente interés nacional, y estableció que la importación de naves de alto bordo estaba exonerada no sólo de los derechos consolidados en el Arancel de Aduanas sino también de cualquier otro derecho adicional que afectase la operación. Si bien el régimen aduanero de importación temporal permitía recibir en el territorio nacional, con suspensión de los derechos arancelarios y demás impuestos aplicables a la importación, determinadas mercancías destinadas a cumplir un fin determinado, y reexportarlas en el plazo establecido sin haber experimentado modificación alguna (con excepción de la depreciación normal como consecuencia del uso), sólo se concedía hasta por el término de 12 meses. Empresa Naviera Transnáutica, S.A. Desde finales de noviembre de 1996 hasta octubre de 1998, Empresa Naviera Transnáutica, que contaba con permiso de operación para prestar servicio regular entre puertos marítimos peruanos: Ruta Callao-Matarani-Ilo y viceversa (R.D. Nº 034-MTC/15.13 de 12 de agosto de 1996), prestó un servicio “feeder” orientado casi exclusivamente a las empresas navieras nacionales y extranjeras que transportaban carga general en tráfico internacional (incluida la carga boliviana), que evitaban así hacer escala en los puertos de Matarani y/o Ilo. Este servicio estaba combinado con un servicio en tráfico internacional para transportar carga entre puertos chilenos y peruanos (así, se transportaba carga de Iquique a Ilo, destinada para los Ceticos de Tacna e Ilo, y torta de soya o aceite vegetal de Arica al Callao). Este transporte se realizó con la M/N Carola, de 2,870 tpm, con 158 TEU de capacidad, de bandera de Antigua y Barbuda, fletada por Empresa Naviera Transnáutica, prestando inicialmente un servicio semanal en la ruta: Callao-Arica-Iquique(opcional)-Ilo(opcional)Matarani y viceversa, que posteriormente se convirtió en la ruta Callao-Matarani (opcional)Ilo-Iquique-Ilo-Arica-Callao con una frecuencia de alrededor de cada 10 días. El servicio se prestaba en condiciones de línea (de “gancho a gancho”), para el transporte de contenedores y carga suelta homogénea. La M/N Carola contaba con una bodega/una escotilla, y podía embarcar, por medio de 2 grúas de 25 tm S.W.L. (combinables a 50 TM), 105 TEU en bodega (en 3 filas) y 53 TEU sobre cubierta (1-2 filas); o, alternativamente, 48 FEU en bodega (más 9 TEU) y 23 FEU sobre cubierta (más 7 TEU). Sin embargo, en tanto que los contenedores de importación tenían un tonelaje promedio de 12 tm, los de exportación, en su mayoría, tenían 18 tm (harina de pescado, metales, café, etc.). Por tanto, por razones de estabilidad de la nave, la capacidad efectiva en rumbo norte se reducía en alrededor de 30% (algo más de 40 TEU), a un máximo de 114 TEU con un tonelaje promedio de 18 tm cada uno. 30 Sin embargo, se considera que por el tipo de servicio prestado por Empresa Naviera Transnáutica (carga en contenedores o carga suelta homogénea), y los niveles de flete marítimo Callao/Matarani y Callao/Ilo (o viceversa) de US$ 650/400 por contenedor 20' lleno/vacío y US$ 1100/550 por contenedor 40' lleno/vacío, respectivamente, difícilmente podría haber inducido la carga nacional transportada por carretera Lima/Arequipa o viceversa a un flete promedio de US$ 20-25/TM (el flete marítimo resultaba 100/50% mayor que el flete terrestre en el caso de contenedores de importación/exportación, respectivamente, sin contar el transporte terrestre Matarani/Arequipa). Fenómeno de “El Niño” (1998) Los duros embates del fenómeno climático conocido como El Niño, en el verano de 1998, motivaron que importantes sectores de la carretera Panamericana resultaran intransitables debido a las lluvias, aluviones y otros estragos, y que muchos productos alimenticios no pudieran llegar a la capital. Igualmente, como consecuencia de los desastres naturales, se produjo un problema de desabastecimiento en los departamentos del norte del país. Al no haber posibilidad de transportar dichos alimentos por carretera en condiciones de normalidad y seguridad mínimas, se originó un encarecimiento de los mismos en los centros de abasto, principalmente en los de Lima. Ello motivó que, como parte de la estrategia de emergencia frente a los efectos de El Niño, la Marina de Guerra iniciara un sistema de cabotaje para aliviar el transporte de comestibles en la costa nacional, incorporando a esta operación los BAP Eten y Paita, de alrededor de 2,000 TPM cada uno. Inicialmente dichas unidades navales realizaron operaciones de transporte de carga entre Paita y Callao. Posteriormente ambas embarcaciones realizaron transporte de cabotaje entre los puertos de Callao, Salaverry, Paita y Talara, trasportando productos como plátanos, arroz y azúcar. Sistemas alternativos de emergencia, cuando las carreteras se encuentran bloquedas en diferentes tramos por los desastres naturales, son de muy alto costo como en el caso del transporte aéreo, o ineficientes como en caso del estibaje tipo “hormiga”, que incluso añade un riesgo de que los bienes perecibles lleguen en mal estado a los consumidores, aparte de fomentar la corrupción, la especulación y la carestía injustificada La posibilidad de contar con un sistema de cabotaje impidió, de un lado, que los consumidores sufrieran el impacto de incrementos artificiales de precios y, de otro lado, que los productores perdieran sus cosechas. Asimismo, la experiencia obtenida por la Marina de Guerra realizando esta actividad, ha motivado que dichas naves hayan comenzado a ser utilizadas en el transporte marítimo comercial en tráfico nacional o cabotaje, mediante fletamentos por viaje a operadores privados. Un análisis de las estadísticas del tráfico de cabotaje para carga general fraccionada y unitarizada en los terminales portuarios de ENAPU muestra el impacto que tuvo el fenómeno de "El Niño", en particular en los terminales portuarios del Callao y Paita. Sin embargo, estos servicios de coyuntura, prestados incluso con naves en tráfico internacional, duraron sólo alrededor de 3 meses, sin que se pudiera establecer una continuidad. 31 Santos Multimodal Cargo Service, S.A. (1999) Entre los meses de setiembre y diciembre de 1999 y, posteriormente, a partir de junio del 2000 hasta mediados del 2001, la empresa Santos Multimodal Cargo Service, S.A. prestó servicios de transporte entre puertos peruanos pese a no contar con permiso de operación para realizar transporte acuático comercial en tráfico nacional o cabotaje ni estar registrado como Empresa Naviera Nacional u Operador de Transporte Multimodal en la DGTAc. El servicio inicialmente tuvo una frecuencia de dos viajes al mes con una rotación CallaoMatarani-Pisco-Callao y con origen y/o destino de la carga también las ciudades de Arequipa, Ilo, Tacna y Toquepala, y alcanzó un movimiento de alrededor de 3,000 tm mensuales en los puertos del Callao y Matarani con carga nacional (productos de consumo masivo, insumos lácteos, torta de soya, cemento, productos siderúrgicos, entre otros, en el rumbo sur, y chatarra y cobre en el rumbo norte). Posteriormente, cuando se reactivó en el año 2000, se hizo como servicio irregular, con un viaje redondo cada 2 ó 3 meses. El servicio se prestó con las naves DT BAP Callao, BAP Eten, BAP Paita y BAP Pisco de la Marina de Guerra (naves de desembarco) y en un inicio también con el BAP Ilo, los cuales Santos Multimodal Cargo Service fletaba a la Oficina Naviera Comercial a suma alzada por viaje redondo. Los primeros tenían una capacidad de carga limitada de alrededor de 2,000 tpm, una velocidad reducida de sólo 8 nudos que hacía que los tiempos de tránsito fueran demasiado largos para competir eficazmente con el transporte terrestre, y un alto costo de combustible. Si bien el itinerario mensual no reflejaba desbalances en el tráfico, ni viajes en lastre, una restricción importante la constituía la baja frecuencia del servicio, sobre todo para un puerto como el Callao (sólo dos escalas al mes), lo cual limitaba considerablemente el desarrollo de un servicio de enlace o “feeder”. En ese entonces, de los 8’000,000 tm movilizados por carretera según estimados de la ANATEC, alrededor de 500,000 tm correspondían a carga de trasbordo de acuerdo a la misma fuente. El servicio fue suspendido en el año 2001, entre otras cosas, por no ser la Oficina Naviera Comercial una empresa naviera ni contar con el correspondiente permiso de operación otorgado por la autoridad competente que es la DGTAc. Ley N° 28583, Ley de Reactivación y Promoción de la Marina Mercante Nacional La legislación nacional sobre cabotaje actualmente en vigor, está contenida en la Ley de Reactivación y Promoción de la Marina Mercante Nacional, aprobada mediante Ley N° 28583 de 19 de julio de 2005. Ley N° 28583 ha restituido la reserva del transporte acuático comercial en tráfico nacional o cabotaje, en forma exclusiva, a las naves mercantes de bandera peruana de propiedad de las empresas navieras nacionales o bajo las modalidades de arrendamiento financiero o arrendamiento a casco desnudo, con opción de compra obligatoria; salvo el transporte de hidrocarburos que ha quedado reservado hasta en un 25% (veinticinco por ciento) para los buques de la Marina de Guerra del Perú, por razones de seguridad y defensa nacional (art. 7°). La Ley N° 28583 también establece que, únicamente en relación con el transporte acuático entre puertos peruanos, en caso de inexistencia de naves propias o bajo las modalidades de 32 arrendamiento financiero o arrendamiento a casco desnudo, con opción de compra obligatoria, se permitirá el fletamento de naves de bandera extranjera, para ser operadas, únicamente, por las empresas navieras nacionales, por un período que no superará los 6 (seis) meses, previa constatación de inexistencia de naves de bandera nacional (art. 7°); y que las actividades y servicios prestados por empresas navieras nacionales, con naves fletadas de bandera extranjera o con naves bajo cualquier otra modalidad que no enarbolen la bandera peruana, no se acogerán a los beneficios tributarios de la Ley (art. 8°). Sin embargo, a diferencia de las anteriores normas legales relativas al cabotaje, Ley N° 23517 y Decreto Legislativo N° 683, la única disposición de la Ley N° 28583 con incentivos específicos para el transporte acuático en tráfico nacional o cabotaje, es la referida a la venta de combustibles, lubricantes y carburantes a naves de bandera nacional, que está exonerada del Impuesto General a las Ventas y del Impuesto Selectivo al Consumo, por un periodo de 10 (diez) años (art. 8°). A un nivel más general, con el fin de establecer mecanismos que promuevan la reactivación y promoción de la Marina Mercante Nacional marítima, fluvial y lacustre (art. 2°), la Ley N° 28583 ha dispuesto que las empresas navieras nacionales, incluidas las que presten servicios de transporte acuático en tráfico nacional o cabotaje, podrán ingresar al país naves destinadas a sus fines, así como sus partes integrantes y accesorias, incluidos motores, equipos de navegación y repuestos en general, con suspensión del pago de todo tributo, bajo el Régimen de Importación Temporal y hasta por el período de 5 (cinco) años. Además, establece que el acogimiento a este Régimen no requerirá el otorgamiento de garantía ni le será de aplicación el interés compensatorio a que se refiere el Inciso a) del Artículo 64º de la Ley General de Aduanas, siendo obligatoria la inscripción de la nave en el Registro de Buques de la Superintendencia Nacional de Registros Públicos. Asímismo, cuando se efectúe la nacionalización de dichos bienes, para efecto de la determinación de la base imponible de los Derechos Arancelarios y el Impuesto General a las Ventas, se tomará en cuenta el Valor en Aduanas consignado en la Declaración Única de Aduanas - Importación Temporal, deducida la depreciación. Para este efecto, la depreciación será del 20% (veinte por ciento) anual sobre el Valor en Aduanas, consignado en dicha Declaración (art. 8°). Con esta medida se pretende eliminar los sobrecostos que afectan la importación de naves, sus partes, piezas y repuestos, los mismos que, de conformidad con la Ley N° 28583, serán detallados mediante Resolución Ministerial expedida por el Ministerio de Economía y Finanzas. Y no podía ser de otra manera ya que no existe razón alguna para discriminar a la actividad del transporte marítimo frente al transporte aéreo, sobre todo cuando aquella gozaba inicialmente de una inafectación al pago de derechos de importación, en el caso de la adquisición de naves mercantes de alto bordo de dos mil (2,000) tpm que enarbolaran la bandera nacional (posteriormente derogada y sustituida por el régimen general de importación temporal). 33 Sin embargo, las solicitudes para el acogimiento al beneficio de importación temporal sólo podrán ser presentadas dentro del plazo de 3 (tres) años contado a partir de la publicación del Reglamento que contenga las normas complementarias a que se refiere la Ley N° 28583 (art. 8°), el cual puede resultar muy corto para el desarrollo de una Marina Mercante Nacional. Se han establecido requisitos adicionales para realizar actividades de transporte acuático en tráfico nacional o cabotaje. A este respecto, se ha ampliado el requisito que las empresas navieras nacionales deben estar constituidas en el Perú, a tener domicilio principal, sede real y efectiva en el país; y que la propiedad de la empresa sea nacional y por lo menos el 51% (cincuenta y uno por ciento) del capital social, suscrito y pagado, sea de propiedad de ciudadanos peruanos. Además, el Presidente del Directorio, la mayoría de Directores y el Gerente General, deben ser de nacionalidad peruana y residir en el Perú. De otro lado, la Empresa Naviera Nacional debe ser propietaria o arrendataria bajo las modalidades de arrendamiento financiero o arrendamiento a casco desnudo, con opción de compra obligatoria, de por lo menos una nave mercante de bandera peruana y haber obtenido el correspondiente Permiso de Operación de la DGTAc (art. 4°); y debe contar, al menos, con un capital suscrito y pagado del 15% (quince por ciento) del Valor en Aduanas de las naves de su propiedad (segunda disposición transitoria y final). Ello contrasta con la norma anterior, que disponía que las empresas navieras nacionales podían realizar sus actividades con naves propias o naves operadas en arrendamiento financiero o naves fletadas, sin requerir autorización alguna cuando el fletamento de la nave fuera para el uso del total de su capacidad de bodega. También se permite a la Empresa Naviera Nacional enarbolar la bandera peruana en naves bajo las modalidades de arrendamiento financiero o arrendamiento a casco desnudo, con opción de compra obligatoria, cuya antigüedad de construcción no sea mayor de 10 (diez) años, siempre que el plazo para hacer efectiva la opción de compra no sea superior a 15 (quince) años, mediante un sistema de doble registro o registro paralelo que permite una inscripción temporal siempre que la inscripción en un registro extranjero haya sido suspendida. Pero, de ejercer tal derecho y no concretarse la compra de la nave, dentro de los plazos fijados en el contrato de arrendamiento respectivo, deberá devolver el monto correspondiente a los beneficios tributarios percibidos, incluyendo los intereses y moras (art. 10°). La Ley N° 28583 también elimina todas las restricciones legales y administrativas que impidan o limiten la compra de naves destinadas a la reactivación y al desarrollo de la Marina Mercante Nacional, y establece que las naves que adquieran las empresas navieras nacionales, deberán contar con la certificación de clase otorgada por una Clasificadora, miembro de la Asociación Internacional de Sociedades de Clasificación (IACS). Además, para que una nave de bandera extranjera enarbole la bandera peruana, requiere previamente la certificación de las características técnicas y las condiciones de navegabilidad aprobadas por la Dirección General de Capitanías y Guardacostas (art. 8°). Adicionalmente a la Ley N° 28583, el Reglamento de Recepción y Despacho de Naves en los Puertos de la República del Perú (REDENAVES) contiene algunos incentivos adicionales para el transporte acuático en tráfico nacional o cabotaje, como son que en los puertos y terminales de uso público, las naves nacionales tienen prioridad para la recepción y despacho sobre las naves extranjeras, y las naves de cabotaje respecto a las de tráfico internacional (art. 37°). 34 Asimismo, las naves que en forma exclusiva hagan navegación de cabotaje, sólo deberán presentar a la recepción y despacho: a) b) c) d) e) Despacho del último puerto de salida Declaración general Rol de tripulación Lista de pasajeros En caso de naves extranjeras, exhibir el Permiso de Navegación Comercial correspondiente De otro lado, el Tarifario de la Empresa Nacional de Puertos S.A. (ENAPU) ha fijado tarifas para las naves en tráfico de cabotaje que, con excepción de los servicios de practicaje y remolcaje en el Terminal Portuario del Callao en el que son iguales, son considerablemente más bajas que las que corresponden a las naves de travesía internacional, tanto para los servicios regulados (Servicio de Amarre y Desamarre, y Uso de Amarradero) como para los servicios no regulados (Servicio de Practicaje, y Servicio de Remolcaje). Del mismo modo, las tarifas fijadas para la carga de cabotaje son considerablemente más bajas que para el comercio internacional, tanto para los servicios regulados (Uso de Muelle) como para los servicios no regulados (Servicio de Transferencia, Servicio de Manipuleo, y Almacenamiento de Carga). Además, de contar con tarifas preferenciales, éstas pueden ser sujetas a negociación, siempre que la carga de cabotaje conlleve a un incremento de los volúmenes de carga entre puertos nacionales, de acuerdo a la política de tarifas y descuentos de ENAPU. Finalmente, el texto final de un Proyecto de Ley elaborado por un Grupo Consultivo en Temas Aduaneros, integrado por SUNAT, los sectores Comercio Exterior y Economía, y los gremios de exportadores e importadores, para modificar el Art. 56° de la Ley General de Aduanas sobre el Régimen de Tránsito, que será presentado al Congreso para su aprobación, ha propuesto sustituir la definición actual de tránsito, como el régimen aduanero mediante el cual las mercancías provenientes del exterior, son transportadas bajo control aduanero de una aduana a otra, con suspensión del pago de tributos. Ello significaría relajar la definición actual que limita el tránsito al traslado de mercancías sólo con destino al exterior, aunque se respeta la normativa actual sobre el tránsito terrestre ya que en la vía terrestre, el tránsito deberá ser sólo con destino al exterior y realizarse en medios de transporte acreditados para operar internacionalmente. Para el tránsito por la vía marítima, resulta suficiente para desarrollar servicios de enlace o “feeder” para la carga de importación descargada en un puerto nacional destinada hacia puertos nacionales, bastando la presentación de copia del Manifiesto de Carga; en tanto que para la carga de exportación, actualmente se permite numerar una DUA por aduana distinta a la de salida, por lo que sería innecesario utilizar el régimen de tránsito. Por lo tanto, desde que la condición de carga nacional de las mercancías no sería el criterio para definir el tráfico nacional o cabotaje sino el lugar de embarque y descarga de las mismas, de conformidad con lo establecido en la Ley de Reactivación y Promoción de la Marina Mercante Nacional, a ser precisado en su Reglamento, el transporte de las cargas nacionales o nacionalizadas de consumo interno y las cargas con origen o destino fuera del territorio 35 nacional transportadas entre puertos peruanos, quedaría reservado a los buques de las empresas navieras nacionales que cuenten con permiso de operación para efectuar tráfico nacional ó cabotaje otorgado por la DGTAc. En conclusión, de un examen de los antecedentes sobre las medidas dictadas y los incentivos otorgados en el pasado al transporte acuático en tráfico nacional o cabotaje, en general, los motivos por los que no han producido los resultados esperados en el caso de carga general y contenedores no parece haber sido la falta o insuficiencia de ellas, ya que al analizar las estadísticas de cabotaje se puede observar un tráfico de cargas líquidas y sólidas a granel. Las primeras consisten de: 1. hidrocarburos, principalmente: 1.1 crudo de petróleo (crudo “Loreto” o crudo “Maina”), producido en la Selva Norte del Perú y conducido por el Oleoducto Nor Peruano hasta el terminal portuario de Bayóvar, donde se embarca para su transporte por mar hasta el terminal de la Refinería La Pampilla y, en menor medida, hasta las Refinerías de Talara y Conchán; 1.2 productos derivados de petróleo, que se dividen en negros o “sucios” (fuel oil, residuales, asfaltos, lubricantes) y blancos o “limpios” (diesel, kerosene, gasolinas, turbo, solventes), transportados por mar principalmente desde el terminal de la Refinería de Talara, y en menor proporción desde el terminal de la Refinería La Pampilla, hasta los terminales de las Plantas de Distribución y Venta de Vopak Serlipsa, S.A. y GMP, S.A. en los puertos de Eten, Salaverry, Chimbote, Supe, Callao, Pisco, Mollendo e Ilo; y, 1.3 gas licuado de petróleo (GLP), producido en el Noroeste del país y en el zócalo continental, que se acopia y procesa en la Planta de Pariñas, transportándose por mar desde el terminal de la Refinería de Talara hasta el Terminal Portuario del Callao, y desde allí por tubería hasta los depósitos de gas de la Planta de Distribución y Venta de Vopak Serlipsa, S.A.; y, 2. químicos, consistentes en ácido sulfúrico producido por la Refinería de Zinc de Cajamarquilla, utilizados principalmente en el proceso de lixiviación por el yacimiento de cobre Minera Cerro Verde, que se transporta por mar desde el Terminal Portuario General San Martín en Pisco, donde la Refinería de Zinc de Cajamarquilla cuenta con un terminal de carga líquida, hasta el Terminal Portuario de Matarani; y el producido por la Refinería de Cobre de Ilo, que cuenta con una planta de ácido sulfúrico para recuperar los gases SO2 SO3 y SO2, transportándose el ácido sulfúrico desde el terminal de Southern Peru en Ilo también hasta el Terminal Portuario de Matarani. Las segundas consisten de: 1. mineral de hierro, proveniente de las minas de Marcona, explotadas por Shougang Hierro Perú, que se transporta desde el Puerto de San Nicolás hasta el muelle Nº 3 del Terminal Portuario de Chimbote, de propiedad de la Empresa Siderúrgica del Perú (SIDERPERU) y, en menor medida, al Terminal Portuario General San Martín en Pisco, para abastecer a Aceros Arequipa. 36 Bases para el desarrollo del cabotaje Análisis de las rutas marítimas y rutas terrestres alternativas al cabotaje Si bien en el caso de cargas de gran volumen podría existir una ventaja del transporte de cabotaje de carga general y en contenedores sobre el transporte por carretera, ésta no sería la única consideración para optar por utilizar un servicio de enlace o “feeder”, ni para que una empresa naviera decida prestarlo. Una primera consideración es que el transporte de cabotaje de carga general y en contenedores será una alternativa al transporte por carretera en la medida que las distancias entre los lugares de origen y destino de las cargas sean relativamente largas, y las distancias de los lugares de origen y destino de las cargas a los puertos de embarque y descarga, respectivamente, sean suficientemente cortas o los lugares de origen o destino se encuentran en la zona de influencia del Ferrocarril del Centro o el Ferrocarril del Sur. Se han identificado tres puertos generadores de carga en el Norte (Paita, Salaverry y Chimbote) y tres en el Sur (Pisco, Matarani e Ilo). Las distancias en las rutas Paita-Callao, Salaverry-Callao, Matarani-Callao e Ilo-Callao, son suficientemente largas para hacer que el transporte de cabotaje de carga general y en contenedores sea una alternativa al transporte por carretera (en la medida que las distancias de los lugares de origen y destino de las cargas a los puertos de embarque y descarga, respectivamente, sean suficientemente cortas). De otro lado, las distancias en las rutas Chimbote-Callao y Pisco-Callao, no son tan largas pero el transporte de cabotaje de carga general y en contenedores puede ser atractivo si los lugares de origen y destino de las cargas a los puertos de embarque y descarga, respectivamente, son suficientemente cortas. Una segunda consideración de importancia es que los tráficos deben estar balanceados. A este respecto, se observan tres ejes principales: Norte-Callao y viceversa, Sur-Callao y viceversa, y Norte-Sur y viceversa. Sin embargo, si se presentaran importantes desbalances en dichos ejes, por ejemplo si existiera un importante tráfico en la ruta Norte-Callao, pero no en la ruta Callao-Norte; en la ruta Sur-Callao, pero no en la ruta Callao-Sur; o en la ruta Norte-Sur, pero no en la ruta Sur-Norte, ello obligaría a realizar viajes en lastre para posicionar la nave que, a diferencia del tráfico de graneles, un servicio de cabotaje de carga general o en contenedores probablemente no podría soportar. Alternativamente, se podría considerar una triangulación, ya que de existir tráfico en la ruta Norte-Sur y en la ruta Sur-Callao, sólo faltaría identificar el tráfico potencial en la ruta Callao-Norte. Un análisis más detenido muestra que hay una diferencia de alrededor de un día de posicionamiento entre Paita y los puertos de Salaverry y Chimbote en el Norte, y entre Pisco y los puertos de Matarani e Ilo en el Sur. De otro lado, el tráfico Norte-Callao, aún si es combinado con el tráfico Norte-Sur, requeriría completar la carga en Callao, como puerto intermedio del itinerario de la nave, con carga en la ruta Callao-Sur. La factibilidad de programar puertos intermedios es otra consideración importante, ya que en una situación ideal la nave debería llevar un cargamento completo de un puerto a otro. Sin embargo, la nave podría tener que hacer escala en algún puerto intermedio para completar su 37 carga. Por ejemplo, después de embarcar carga en Paita con destino al Callao podría completar la carga de la nave en Chimbote también con destino al Callao, en cuyo caso dependería del impacto que tenga el costo de la escala en el puerto intermedio sobre el resultado económico diario de la nave, frente a la alternativa de realizar un viaje base 1/1 con un cargamento incompleto. Una excepción a considerar es el caso de la ruta Norte-Sur y viceversa, donde debido a la gran distancia y nivel de flete involucrados, parecería ser viable la alternativa de realizar un viaje base 2/1, por ejemplo, después de embarcar carga en Paita con destino a Matarani completar la carga de la nave en Salaverry también con destino a Matarani; o base 1/2, por ejemplo, embarcar carga en Salaverry con destino a Matarani e Ilo. Adicionalmente al volumen de carga que se podría inducir a un servicio de enlace o “feeder”, deben considerarse el tamaño de los lotes, la frecuencia de embarques y el tiempo requerido para el acopio y entrega de la carga. Es decir, el hecho que exista un gran volumen de carga que requiere ser movilizada mensualmente, debe armonizarse con los demás parámetros señalados. Así, si el ritmo de despacho de una mercancía determinada es de 300 tm diarias y sólo puede resistir tiempos de tránsito menores a una semana para que el abastecimiento en destino sea ininterrumpido, probablemente sólo se pueda acopiar producción de dos días ó 600 tm, y no la capacidad completa de carga de la nave de, por ejemplo, 3,000 tm. Finalmente, una consideración importante es el valor de las mercancías. A este respecto, en tanto que para ciertas mercancías un nivel de flete relativamente bajo frente al transporte por carretera puede inducir su transporte en naves dedicadas a un servicio de enlace o “feeder”, para mercancías de alto valor, el tiempo de tránsito del transporte de cabotaje de carga general y en contenedores puede tener un costo logístico demasiado elevado en términos de capital inmovilizado, haciéndolo menos atractivo que el transporte por carretera pese al mayor flete que pudiera tener éste. Un análisis de las estadísticas del tráfico de cabotaje refleja una predominancia de las cargas líquidas (hidrocarburos tales como el crudo de petróleo, los productos derivados de petróleo, el gas licuado de petróleo (GLP), el ácido sulfúrico) y sólidas a granel (mineral de hierro). El tráfico de carga general y en contenedores es poco significativo en la mayoría de los terminales portuarios, como consecuencia de la escasa o nula actividad de cabotaje que tiene lugar en dicho segmento de mercado. Además, las estadísticas del tráfico de cabotaje de carga general en los terminales portuarios de ENAPU también incluyen rubros que no constituyen carga de cabotaje propiamente en el sentido de la definición de carga que se transporta entre puertos peruanos cualquiera sea su origen o destino, sino otro tipo de mercancías o suministros que se facturan a las tarifas aplicables al tráfico de cabotaje. Así, el guano de islas, pescado congelado y fresco, hielo en escamas, agua potable, pacotilla y otros suministros a las naves, cuyo embarque o descarga se cobra aplicándole la tarifa de uso de muelle de carga de cabotaje. De otro lado, las estadísticas del tráfico de cabotaje en contenedores en los terminales portuarios de ENAPU incluyen el posicionamiento de contenedores vacíos para ser llenados con carga de exportación, principalmente en el puerto de Paita, y más recientemente también en Salaverry y Chimbote donde Maersk Sealand y Mediterranean Shipping Co., respectivamente, han comenzado a hacer escala directa. Sin embargo, estas estadísticas no reflejan el potencial de este segmento de mercado, si contara con un servicio regular de enlace o “feeder”, que viene dado por la organización de los servicios navieros en tráfico 38 internacional que requieren hacer escala en un menor número de puertos en cada país y ampliar su cobertura del mercado nacional. TRÁFICO DE CARGA DE CABOTAJE EN CONTENEDORES EN LOS TERMINALES PORTUARIOS DE ENAPU (en unidades) Terminal Portuario Paita 2003 2004 2005 9,927 12,142 12,787 - - 1,340 - - 256 252 98 4 - - - - - - Salaverry Chimbote Callao G. San Martín Ilo Fuente: ENAPU En relación con la carga de exportación regional susceptible de inducir al transporte de cabotaje, se han identificado los volúmenes de carga que actualmente se movilizan por el Terminal Portuario del Callao, que podrían hacer uso de un servicio de enlace o “feeder” debido a la proximidad del lugar de origen a un puerto de embarque regional y/o a la zona de influencia del Ferrocarril del Centro o del Ferrocarril del Sur. Un examen general de los tráficos por rubro puede dividirse en cuatro sectores: agropecuario, pesquero, minero y manufacturero, si bien existe cierta superposición en el caso de algunos productos específicos. I. Sector Agropecuario/Subsector Agrícola I.1 Consumo humano (agroexportaciones tradicionales - café y no tradicionales - espárragos, cebolla dulce amarilla, etc.) I.2 Consumo industrial (no se ha identificado algún producto específico) II. Sector Pesquero II.1 Consumo humano directo (no se ha identificado algún producto específico) II.2 Consumo humano indirecto (harina, aceite) 39 III. Sector Minero III.1Minerales metálicos ferrosos (no se ha identificado algún producto especìfico) y no ferrosos (estaño) III.2Minerales no metálicos (boratos) IV. Sector Manufacturero IV.1Bienes de consumo (textiles) IV.2Bienes intermedios (alimentos balanceados) I. Sector Agropecuario/Subsector Agrícola En cuanto al subsector agrícola, este puede dividirse en dos: consumo humano y consumo industrial. Pese a la tendencia decreciente del ingreso de divisas de origen agrícola, la participación de los productos no tradicionales del sector ha aumentado en forma significativa, llegando a superar a las tradicionales (café, algodón y azúcar), cuyas perspectivas de generar más divisas son pesimistas. Con las medidas de liberalización de la economía en el sector agrícola, que comenzaron a aplicarse a comienzos de los 90, se han creado las condiciones para lograr una agricultura competitiva orientada al comercio exterior. El potencial de desarrollo que tiene la agroindustria de exportación está dado por las ventajas comparativas de tipo natural, basado en el potencial climático (el Perú cuenta con 84 de las 104 zonas de vida que existen en el mundo) y su diversidad biológica, lo que le permite producir gran variedad de especies casi todo el año y en época de contra-estación. El ingreso de divisas por concepto de exportación de productos agrícolas no tradicionales está muy concentrado en alrededor de diez (10) cultivos principales. También se observa una concentración geográfica en la producción, por lo general en algún departamento (la principal excepción son los frijoles de grano seco que por ser producto de consumo masivo se siembran a nivel nacional). La costa es la región que lidera el crecimiento y desarrollo agroexportador del país, ya que concentra las tierras de mayor calidad agrícola, tiene una situación climática que permite producir prácticamente todo el año, productores con niveles tecnológicos superiores al promedio nacional, un mejor acceso a los mercados externos y una infraestructura de transportes y servicios disponible. Los principales cultivos con miras a la exportación de frutas y hortalizas se desarrollan en la costa peruana (con la excepción de la nuez del Brasil (Marañón) que se recolecta en la selva). La producción nacional de espárragos se concentra, principalmente en los valles de Chao, Virú y Moche en el departamento de La Libertad, donde predomina la explotación tradicional de baja productividad, y en Ica y Chincha, que llevan el cultivo en una forma más técnica priorizando el factor calidad. En leguminosas de grano seco (menestras) sólo el maíz gigante 40 del Cusco es originario de la sierra. El resto es sembrado en todo el país, pero los cultivos dirigidos a la exportación se concentran en la costa. I.1 Consumo humano A. Agroexportaciones A.1 Tradicionales Café Los principales productores de café son los departamentos de Junín, Cajamarca (principalmente Jaén), Cusco, San Martín y Amazonas. La estacionalidad en la Amazonía (Cajamarca, Amazonas, San Martín), sierra central (Junín) y sierra del sur (Cusco) es similar, concentrándose la producción en los meses de marzo a agosto. La producción de café en Cusco, en los valles de La Convención y Lares, que cultivan más de 20,000 familias de pequeños productores cafetaleros organizados en cooperativas y asociaciones. La Central de Cooperativas Cafetaleras de la Convención y Lares (Cocla), a su vez, integra a alrededor de 5,000 pequeños productores y 1,500 asociados (35-40% de los productores cafetaleros de los valles) que, con el apoyo de Cocla, exportan sus cosechas de manera directa a los tostadores de países extranjeros. El transporte vía terrestre para su embarque por el puerto del Callao se hace hasta un terminal de almacenamiento extra-portuario o dejándola primero en un almacén de la Central de Cooperativas Agrarias. El viaje ha llegado a tomar 12 días en llegar a su destino. Además, debido a las condiciones de la red vial, el transporte no pueden realizarlo semi-remolques sino camiones cuya carga útil de alrededor de 20 tm se ha visto reducida a alrededor de 15 tm como resultado de la entrada en vigencia de la Ley de Pesos y Medidas. El servicio ferroviario que antes llegaba hasta Quillabamba ha sido descontinuado al haberse perdido la vía férrea, y en la actualidad sólo llega hasta Macchu Picchu, percibiéndose más bien como un problema el manipuleo y tiempo involucrados, ya que la vía que llegaba hasta Quillabamba obligaba a un trasiego de bodegas en el Cusco por ser la trocha de distinta dimensión. Además, la experiencia pasada ha generado una percepción que, si bien el transporte por ferrocarril es más barato, no puede abastecer las bodegas requeridas para toda la carga de café. Por tanto la cuestión a examinar es si transportar por vía terrestre hasta el Cusco, ya sea para embarcar en las bodegas del ferrocarril y llenar los contenedores en Matarani, transportar los contenedores vacíos sobre carros planos para ser llenados en Cusco, o la posibilidad de implementar un Terminal Interior de Carga (TIC) en Cusco, tal como hacen los exportadores de café bolivianos que entregan su carga en La Paz. En el año 2005 exportó por el puerto del Callao 7,500 tm de café en 380 contenedores de 20 pies. La producción de café de Cusco se puede complementar con la de la selva de Sandia en Puno, a 3.5 horas del Cusco (posiblemente alrededor de 5 horas en camión), con la carga de la central de Cooperativas Agrarias Cafetaleras del Valle de Sandia (Cecovasa) y la Cooperativa Agraria "San Juan del Oro". 41 A.2 No tradicionales Espárrago El cultivo del espárrago en el Perú se realiza en la costa. La producción de espárrago en Ica es principalmente del espárrago verde y 90% se exporta en fresco. Los embarques marítimos de fresco son muy limitados y tienen como principal destino Los Angeles en los Estados Unidos. En el departamento de La Libertad, se siembra y cosecha el espárrago blanco, que luego es procesado y envasado en latas o frascos de vidrio para la exportación a Europa, principalmente a España. La producción agroindustrial del departamento de La Libertad y, en menor medida, la de Ica, pueden utilizar un servicio de enlace o “feeder”. Si bien el puerto natural para los embarques debería ser Salaverry y Pisco, respectivamente, la baja frecuencia de naves de tráfico internacional de carga general y en contenedores obliga a los exportadores a transportar su carga a un terminal de almacenamiento en el Callao, para ser llenada en contenedores y posteriormente embarcada con destino al extranjero. A diferencia del espárrago en fresco que se cosecha entre los meses de julio y diciembre, en el caso del espárrago procesado no existe estacionalidad en la producción, sólo en los mercados, y a principios de año disminuye un poco. En los valles de Chao, Virú y Moche se puede cosechar 2.5 veces al año, con rendimientos que alcanzan las 20,000 tm por ha al año. La producción de espárrago procesado en La Libertad está principalmente concentrada en las siguientes empresas: Camposol, que en el año 2005 exportó por el puerto del Callao casi 30,000 tm (principalmente espárrago, palta, mango, alcachofa y pimiento piquillo), en 900 contenedores de 20 pies y más de 500 contenedores de 40 pies. Sociedad Agrícola Virú, que en el año 2005 exportó por el puerto del Callao 20,000 tm (principalmente espárrago, alcachofa y pimiento piquillo), en 1,000 contenedores de 20 pies y 25 contenedores de 40 pies. Danper Trujillo, que en el año 2005 exportó por el puerto del Callao 8,000 tm de las 18,000 tm producidas (principalmente espárrago, alcachofa y pimiento piquillo), en 350 contenedores de 20 pies y 100 contenedores de 40 pies. Agroindustrias Josymar, que en el año 2005 exportó por el puerto del Callao 3,000 tm (principalmente espárrago y pimiento piquillo) en 150 contenedores de 20 pies. El resto lo exportan por los puertos de Paita y Salaverry. Cebolla amarilla dulce El principal productor de cebolla amarilla dulce es el departamento de Arequipa. Las tres irrigaciones que generan carga en Arequipa son Santa Rita de Sihuas (en Vítor), La Joya y Majes; y el destino principal son los Estados Unidos. La producción tiene lugar durante un periodo de alrededor de 3 meses, entre octubre y diciembre. 42 También hay productores y exportadores de cebolla amarilla dulce de los valles de Nepeña, Casma, Supe y Barranca, que transportan la carga al puerto del Callao. Lo mismo ocurre con los productores de Ica. Los productores de Tacna embarcan por el puerto de Arica. Por tanto, las exportaciones de Arequipa, que deben transportar la carga al puerto del Callao o al de Arica, podrían beneficiarse de un servicio de enlace o “feeder” que, además, posicione los contenedores refrigerados vacíos en Matarani, para llenarlos allí. En el año 2005 se exportó por el puerto del Callao 6,000 tm en 250 contenedores de 40 pies. II. Sector Pesquero En cuanto al sector pesquero, también se ha dividido en dos: consumo humano directo (enlatado) y consumo humano indirecto (harina y aceite de pescado). La pesca es un importante generador de divisas y tiene una importante participación del valor FOB de nuestras exportaciones. En la década del 90 registró una gran expansión debido al importante proceso de inversión que tuvo lugar en el sector, que se tradujo en un incremento tanto de la flota pesquera como en la ampliación y modernización de las plantas procesadoras existentes. Sin embargo, dio como resultado un exceso de capacidad de flota y determinó que las plantas procesadoras operen hasta sólo un 25% de su capacidad. En el año 2005 se desembarcaron un total de 9,285,365 tm de recursos hidrobiológicos marítimos, de los cuales 310,342 tm fueron utilizados para fresco, 87,554 tm para enlatado, 305,213 tm para congelado, y 51,599 tm para curado. Las 8,530,657 tm restantes fueron utilizadas para consumo humano indirecto (harina y aceite de pescado). II.2 Consumo humano indirecto Harina de pescado En términos de ubicación de las plantas pesqueras que podrían utilizar un servicio de enlace o “feeder” para el transporte de harina de pescado en contenedores a ser exportadas por el puerto del Callao tenemos: En el departamento de La Libertad (Chicama/Malabrigo): Alexandra, Cía. Pesquera del Pacífico Centro, Copeinca, Corporación Del Mar, Grupo Sindicato Pesquero del Perú, Pesquera Exalmar, Pesquera Hayduk, Piangesa, Prime Fish Meal, y Tecnológica de Alimentos, con una producción en el año 2005 de 130,000 tm. En el departamento de Ica (Pisco y Tambo de Mora): Austral Group, Cía. Pesquera del Pacífico Centro, Conservera Garrido, Consorcio Malla, Corporación Del Mar, Epesca, Grupo Sindicato Pesquero del Perú, Pacific Sunny Foods, Pesquera Diamante – Rubí, Pesquera Hayduk, Pesquera Centinela, Pesquera Exalmar, y Tecnológica de Alimentos, con una producción en el año 2005 de 280,000 tm. 43 Calculando que alrededor del 50% de la producción de harina de pescado de Chicama, Pisco y Tambo de Mora se exporta en contenedores por el puerto del Callao, en el año 2005 se habrían exportado alrededor de 9,000 contenedores de 20 pies. III. Sector Minero En cuanto al sector minero, se ha dividido en minerales metálicos, que a su vez se divide en ferrosos y no ferrosos, y minerales no metálicos. Si bien la minería metálica lidera las exportaciones peruanas, la minería no metálica representa en volumen menos del 15% de la producción minera del país y en valor menos del 10%. III.1 Minerales Metálicos A.2 No Ferrosos Estaño Minsur (Grupo Brescia) es la única empresa minera productora de estaño en el Perú. La producción minera de estaño se realiza en la unidad de producción de San Rafael en Antauta, Melgar (Puno), desde donde se transporta como concentrados de estaño a la refinería que puso en operación en Pisco, cuyo administrador/operador es Funsur, transformándolo en lingotes de estaño que se transportan al Callao para ser exportados. En el año 2005 embarcó por el puerto del Callao 35,000 tm en 1,500 contenedores de 20 pies. Los lingotes de estaño ensunchados se transportan por vía terrestre a un terminal de almacenamiento de carga en el Callao, para ser llenados en contenedores y embarcados con destino a los Estados Unidos y Europa. Por tanto, podrían beneficiarse de un servicio de enlace o “feeder” que posicione los contenedores vacíos en Pisco para llenarlos allí y transportarlos llenos al Callao. III.2 Minerales No Metálicos El Perú tiene un rico potencial de minerales no metálicos ubicado en los yacimientos formados en el mar y levantados posteriormente, habiendo registrado la Dirección General de Minería del Ministerio de Energía y Minas un total de 46 minerales no metálicos. Boratos La Compañía Minera Ubinas explota un yacimiento de boratos ulexita en Salinas, San Juan de Tarucani en Arequipa, que comercializa como boratos o ácido bórico a través de la empresa Inkabor, perteneciente al mismo grupo económico. Los boratos o el ácido bórico vienen en bolsas de polipropileno o eventualmente de papel de 25 kg y 50 kg y big-bag de 1 tm, y se transportan por vía terrestre desde Arequipa o un almacén que tienen en Uchumayo hasta un terminal de almacenamiento de carga en el Callao para ser llenados en contenedores de 20 pies ó 40 pies. 44 En el año 2005 Inkabor exportó por el puerto del Callao 6,500 tm de las 13,000 tm producidas, en 170 contenedores de 20 pies y 120 contenedores de 40 pies, lo que equivale a alrededor del 50% de la producción. El resto del borato y ácido bórico lo exportó por el puerto de Matarani, en 200 contenedores de 20 pies y 100 contenedores de 40 pies. IV. Sector Manufacturero En cuanto al sector manufacturero, se ha dividido en bienes de consumo y bienes intermedios. IV.1 Bienes de Consumo Industria textil A fines de la década del 90 el Grupo Cervesur incursionó en el sector textil con Hilandería Pimafine. En 1995 se presentó la oportunidad de adquirir Textil Trujillo (Trutex), empresa del Grupo Bunge&Born, que fue fusionada con Hiladerías Pimafine. Posteriormente, la Compañía de Representaciones y Distribuciones S.A. (Credisa) fue adjudicada a Grupo Cervesur, iniciándose los trabajos administrativos para la fusión de Credisa y Trutex. Compañía Industrial Textil Credisa (Creditex) en la actualidad es una empresa textil integrada verticalmente, que procesa el algodón desde la fibra hasta el tejido acabado y produce fibras textiles, hilados y tejidos, principalmente de algodón pima. Cuenta con una planta ubicada en Trujillo y otra en Pisco, que en el año 2005 exportaron por el puerto del Callao 1,700 tm de textiles (principalmente hilados de algodón que representaron 1,400 tm, además de tejidos de algodón, prendas de vestir, y tejidos sintéticos) en 80 contenedores de 20 pies y 90 contenedores de 40 pies. De otro lado, Michell & Cía., que absorbió a Michell Industrial, en el año 2005 exportó por el puerto del Callao alrededor de 2,700 tm principalmente de tops, e hilados y tejidos de alpaca y lana que produce en Arequipa, en 115 contenedores de 20 pies y 125 contenedores de 40 pies. Por tanto, un servicio de enlace o “feeder” podría posicionar los contenedores vacíos en Salaverry, Pisco y Matarani, respectivamente, para llenarlos allí y embarcarlos llenos con destino al puerto del Callao. IV.2 Bienes Intermedios Alimentos balanceados Alicorp produce en Trujillo alrededor de 6,000 tm de alimentos balanceados al mes que exporta con destino a Colombia y Centro América, principalmente desde el Callao, pero a raíz del servicio directo de Maersk Sealand a Salaverry ha comenzado a embarcar parte de su producción por este puerto. En el año 2005 Alicorp exportó por el puerto del Callao 25,000 tm de alimentos balanceados (Nicovita) en 1,200 contenedores de 20 pies. 45 Análisis de la tecnología naviera e infraestructura portuaria y métodos de manipulación de carga De acuerdo con la naturaleza del tráfico, se pueden emplear en el cabotaje distintas alternativas de tecnología naviera: desde naves de carga general convencionales hasta naves especializadas como las multipropósito, las portacontenedores (tipo “feeder”), las roll-on rolloff y los conjuntos barcazas-remolcador. Las naves de carga general convencionales, particularmente aquéllas con entrepuentes o con cubierta de abrigo, podrían adecuarse bastante bien a la naturaleza del tráfico, debido a que permiten una adecuada estiba y la separación de una variedad de cargas (por ejemplo, graneles sólidos en el fondo de las bodegas, saquerío y cajonería en los entrepuentes, graneles líquidos en los tanques profundos y contenedores y maquinaria sobre cubierta). Además sólo requieren instalaciones portuarias convencionales. Sin embargo, en general, se trata de naves de mucha edad que en la mayoría de los tráficos han sido reemplazadas por naves con mayor capacidad de carga de contenedores; requieren el empleo de mucha mano de obra, tanto en lo relativo a tripulación como en lo que respecta a las operaciones portuarias de embarque y descarga; y, tienen un rendimiento portuario bajo, lo que significa un mayor tiempo de estadía de la nave en puerto. De otro lado, las naves multipropósito son en la actualidad naves de uso general y cuentan con espacios de carga más cuadrados (“box-shaped”), lo que les permite estibar contenedores bajo cubierta y, en la mayoría de los casos, una o dos filas de contenedores sobre cubierta; sus escotillas son más grandes y suelen estar divididas en dos partes (una a cada banda), de modo que la carga se puede ubicar directamente en su posición de estiba final y no en el centro de la bodega para su posterior acomodo, como ocurre con los cargueros convencionales. Algunas de estas naves son autoestibables, y permiten distribuir la carga a granel en forma pareja. Es decir, estas naves pueden operar como graneleros, naves de carga general con entrepuentes y naves portacontenedores. Las naves multipropósito pueden adecuarse mejor que los cargueros convencionales a la naturaleza del tráfico de cabotaje, y poseen mayor flexibilidad para combinarse con un servicio de enlace o “feeder” o con el transporte de graneles sólidos, aunque también tienen el inconveniente de requerir el empleo de mucha mano de obra y su rendimiento portuario, en lo que a carga general se refiere, es bajo. Las naves portacontenedores pequeñas (tipo “feeder”) son ideales para la carga general cuyo origen/destino esté fuera del territorio nacional, desde que la mayor parte de dicho tráfico está contenedorizado. Sin embargo, en el caso de cargas nacionales de consumo interno requieren que se utilice contenedores, cuyo costo es muy alto y puede llegar a representar 25% del costo diario del servicio de cabotaje, ya que se requiere como mínimo 3 juegos de contenedores por nave. Desde que los puertos nacionales no cuentan con grúas de tierra, las naves portacontenedores, al igual que los cargueros convencionales y las naves multipropósito, requieren de maniobra de carga propia. Puede ser una grúa con alcance hasta tierra o una grúa para movilizar contenedores hasta/desde las plataformas de los vehículos de carga que entran y salen por una rampa de acceso a la cubierta de la nave. Aunque con las naves portacontenedores pequeñas se puede reducir el empleo de mano de obra y aumentar el rendimiento portuario, se trata de naves menos flexibles en lo que al tipo de carga se refiere, que requieren de la utilización de contenedores especializados costosos no siempre fáciles de procurar (para graneles, de media altura, cisterna, etc.). 46 El concepto de transporte marítimo de trasbordo por rodadura o roll-on roll-off se ha desarrollado progresivamente en los tráficos de cabotaje (principalmente en Europa). Excluyendo a las naves combinadas de pasaje y carga, pueden ser naves roll-on roll-off puras o naves ro-ro/portacontenedores (ro-ro híbridos). El diseño básico de las naves ro-ro incluye cubiertas abiertas, acceso por una rampa a través de aberturas en proa, popa y/o las bandas de la nave, y acceso interno a las demás cubiertas por medio de rampas operadas hidráulicamente o ascensores; en tanto que los ro-ro híbridos combinan un sistema de celdas para el transporte de contenedores (principalmente sobre cubierta) y un sistema ro-ro bajo cubierta. Las naves ro-ro se adecuan muy bien a la naturaleza del tráfico de cabotaje debido a que permiten transportar todos los tipos de carga susceptibles de ser movilizados por medio de montacargas o cargadores frontales, y de la carga que viaja sobre vehículos de carga (incluidos graneles sólidos y líquidos en volquetes y cisternas, respectivamente). Aunque existen instalaciones portuarias especializadas para naves ro-ro, que consisten de una rampa de concreto donde descansa la rampa de abordo, las naves ro-ro pueden utilizar y, de hecho la mayoría de las veces lo hacen, instalaciones portuarias convencionales. Además de contar con flexibilidad para transportar diferentes tipos de cargas y los propios vehículos de carga (lo que evita la manipulación intermedia de las mercancías), las naves roro permiten una rápida operación en puerto, desde que la carga se embarca/descarga sobre ruedas por medio de una rampa, alcanzando rendimientos de más de 500 TM por hora; y además requieren de muy poca mano de obra durante las operaciones. Los conjuntos barcazas-remolcador son una alternativa a considerar, desde que la distancia entre puertos no es grande y las condiciones oceanográficas, en general, son buenas. Por tanto, la menor velocidad (6-7 nudos) de estos conjuntos, que podrían duplicar los tiempos de travesía requeridos, se podrían compensar con una menor estadía en puerto, desde que el tiempo necesario para conectar y desconectar las barcazas y el remolcador es mínimo (alrededor de 6 horas). Además de su flexibilidad para transportar diferentes tipos de cargas, el costo de capital es más bajo que el de una nave (desde que su construcción no requiere de equipo especial puede haber mucha competencia en precios entre astilleros pequeños con gastos generales muy bajos); y el sistema es más económico de operar, tanto por la menor tripulación que requieren como por el mantenimiento más barato, ya que no se necesita de grandes instalaciones para el recorrido de las unidades. Sin embargo, no hay forma de evitar la manipulación intermedia de las mercancías, y se requiere adicionalmente de grúas de tierra para el embarque/descarga de las mercancías en/de las barcazas. Es ilustrativo comparar la eficiencia de un sistema de barcazas-remolcador con otros modos de transporte. En términos de capacidad, una barcaza de 1,500 tm porta el equivalente a lo que portan quince vagones de ferrocarril de 100 tm cada uno o sesenta camiones de 25 tm cada uno. Una barcaza estándar tiene aproximadamente 60 m de largo (195 pies); los quince vagones de ferrocarril tienen 425 m de largo (825 pies); y los sesenta camiones se extenderían 800 metros de largo. Un conjunto típico de barcazas, cuando menos en Estados Unidos, consiste de quince barcazas que tienen una capacidad de 22,500 tm y ocupa aproximadamente 400 m de largo. La capacidad equivalente de los otros modos sería de 225 carros de ferrocarril que tienen 800 a 1200 m de largo y novecientos camiones de 25 tm que se desplazarían sobre 22 kilómetros asumiendo 50 metros entre camiones. Para mover estas 22,500 tm una milla se requerirían 44 galones de petróleo diesel por vía acuática, 111 galones por ferrocarril y 381 galones por camión. 47 Un examen de la tecnología naviera susceptible de ser empleada en el tráfico de cabotaje, requiere también del examen de la infraestructura portuaria, ya que un importante factor que contribuyó al declive del transporte de cabotaje marítimo de carga general fue la falta de visión para lograr una apropiada y oportuna adecuación a las nuevas realidades tecnológicas, tanto en lo que se refiere a las características operacionales de las naves dedicadas a esta actividad, como la poca adaptación de las instalaciones y métodos de operación portuarios. Al respecto, se emplearon sistemas sumamente lentos que requerían demasiada intervención de mano de obra en la manipulación de la carga, y los bajos índices de productividad encarecieron demasiado las operaciones. A ello se sumó la falta de coordinación y poca voluntad de colaboración entre las administraciones portuaria, marítima, aduanera y de trabajo marítimo, directamente vinculadas, quienes aferradas a usos y costumbres arraigados por décadas, hicieron del cabotaje marítimo en nuestro medio un sistema de transporte costoso y poco competitivo frente al transporte por carretera que con el empleo del camión era totalmente independiente de la utilización de tan complicados sistemas operativos. Sin embargo, desde el primer gobierno del Presidente Belaunde en 1965, diversas administraciones portuarias intentaron mejorar el rendimiento de los puertos, para lo cual desarrollaron algunos proyectos destinados principalmente a brindar mayores facilidades para el atraque directo de las naves y mejorar los servicios de manipulación y almacenaje de la carga. Con ello, se pretendió evitar que los puertos siguieran constituyéndose en los “cuellos de botella” del cabotaje marítimo. Las características de los terminales portuarios de atraque directo en el Perú para carga sólida son las siguientes: TERMINAL PORTUARIO PUESTO DE ATRAQUE PROFUNDIDAD (pies) PAITA 1A (S) 1B (N) 1C (S) 1D (N) 30 32 20 20 AREA DE MANIOBRAS 33 LONGITUD (metros) 200 200 165 165 ESPIGON 1: 475 m LARGO x 36 m ANCHO ALTURA MEDIA4: 3,80 m AMPLITUD MAREA sicigias: 1,50 m, promedio: 1,20m Las naves roll-on roll-off también pueden atracar en el cabezo del muelle, con la proa al mar. SALAVERRY 4 Del 1A (S) 1B (N) 2A (S) 2B (N) 30 30 30 30 espejo de agua a la loza del muelle. 48 225 225 230 230 AREA DE MANIOBRAS CANAL DE INGRESO 29 32 ESPIGON 1: 225 m LARGO x 25 m ANCHO ESPIGON 2: 230 m LARGO x 30 m ANCHO ALTURA MEDIA: 2,80 m AMPLITUD MAREA sicigias: 1,00 m, promedio: 0,75 m CHIMBOTE 1A (N) 1B (S) 3A (SIDERPERU) 29 29 30 AREA DE MANIOBRAS CANAL DE INGRESO 30 49 185 185 265 ESPIGON 1: 929 m LARGO x 16 m ANCHO ALTURA MEDIA: 2,80 m MARGINAL 3: 265 m LARGO x 26 m ANCHO ALTURA MEDIA: 2 m AMPLITUD MAREA sicigias: 1,10 m, promedio: 0,80 m CALLAO 1A 1B 2A 2B 2C 3A 3B 3C 4A 4B 5A 5B 5C 5D 5E 7A 7B 9A (S) 9B (S) 9C (N) 9D (N) 11A 11B 11C 33 33 33 33 25 32 33 20 33 33 36 31 36 33 34 35 36 27 27 27 19 31 33 30 AREA DE MANIOBRAS CANAL DE INGRESO 35 36 49 182,77 182,77 182,77 182,77 85,95 182,77 182,77 85,95 182,77 182,77 195,98 195,98 182,77 195,98 195,98 262,12 262,12 188,36 188,36 188,36 152,40 157,27 135,94 133,80 ESPIGON 1: 182,77 m LARGO x 30,48 m ANCHO ESPIGON 2: 182,77 m LARGO x 85,95 m ANCHO ESPIGON 3: 182,77 m LARGO x 85,95 m ANCHO ESPIGON 4: 182,77 m LARGO x 30,48 m ANCHO ESPIGON 5: 966,69 m LARGO x 182,77 m ANCHO (el ancho de cada puesto de atraque es 16.76 m) ESPIGON 7: 262,12 m LARGO x 16,64 m ANCHO ESPIGON 9A/B: 376,72 m LARGO x 39,72 m ANCHO ESPIGON 9C/D: 340,76 m LARGO x 39,72 m ANCHO MARGINAL 11: 427,01 m LARGO x 19,86 m ANCHO ALTURA MEDIA: 3,04 m AMPLITUD MAREA sicigias: 0,90 m, promedio: 0,55 m CEMENTOS LIMA A TIERRA (CONCHAN) CABEZO 42 65 181 ESPIGON: 181 m LARGO x 10,3 m ANCHO ALTURA MEDIA: 7 m AMPLITUD MAREA igual que Callao (debiendo añadir 4 min. en pleamar y 3 min. en bajamar) El acceso al muelle consiste de un pasadizo de 528 m de largo y 6,5 m de ancho, donde se encuentra la faja transportadora. Sólo permite la circulación de vehículos de carga en un sentido, por lo cual entran en retroceso. Las naves roll-on roll-off no podrían trabajar con la rampa sobre el espigón. GRAL. S. MARTIN 1A (S) 1B 1C 1D (N) 33 33 33 33 AREA DE MANIOBRAS 175 175 175 175 35 MARGINAL: 700 m LARGO x 20,0 m ANCHO ALTURA MEDIA: 3,30 m AMPLITUD MAREA sicigias: 0,75 m, promedio: 0,60 m SAN NICOLÁS LADO OESTE LADO ESTE A TIERRA CABEZO 62 42 59 ESPIGON: 310 m largo x 15,5 m ANCHO ALTURA MEDIA: 3,50 m 50 Las naves de cabotaje sólo podrían trabajar en el lado este, que se utiliza para la descarga de carga general por la banda de estribor, ya que el lado oeste se utiliza para el embarque de mineral por la banda de babor (además, ambos lados del muelle se utilizan para el embarque de mineral en forma de lodos o “slurry” a través de una tubería, dependiendo del tamaño y calado de la nave). Además, las naves de cabotaje podrían tener dificultades para hacerlo cuando el castillo de la pluma de carga de mineral se encuentre trabajando en muelle, ya que sólo permite el paso entre sus soportes o piernas en un marco de 14 pies de alto por 12 pies de ancho. MATARANI 1A (S) 1B 1C 1D (N) 32 32 32 32 194,30 194,30 194,30 RAMPA 28 al PIE DEL DESEMBARCADERO 35,90 a 8,5 m DEL PIE DEL DESEMBARCADERO AREA DE MANIOBRAS CANAL DE INGRESO 36 43 MARGINAL: 582,90 m LARGO x 22 m ANCHO ALTURA MEDIA: 2,63 m AMPLITUD MAREA sicigias: 0,80 m, promedio: 0,65 m RAMPA 35,90 m LARGO x 24 m ANCHO, 12º PENDIENTE ILO 1A (S) 1B (N) 1C (S) 1D (N) 37 36 16 23 197 197 103 103 RAMPA 28 al PIE DEL DESEMBARCADERO ESPIGON: 300 m LARGO x 27 m ANCHO ALTURA MEDIA: 4,50 m AMPLITUD MAREA sicigias: 0,90 m, promedio: 0,70 m RAMPA 65 m LARGO x 26 m ANCHO Las naves roll-on roll-off de bajo porte podrían tener dificultades para trabajar con la rampa sobre el espigón, ya que éste tiene defensas altas y rígidas. SOUTHERN PERU A TIERRA (ILO) CENTRO CABEZO 35 45 55 51 ESPIGON: 160 m LARGO x 18,30 m ANCHO ALTURA MEDIA: 6,70 m AMPLITUD MAREA sicigias: 0,90 m, promedio: 0,70 m Las naves roll-on roll-off no podrían trabajar con la rampa sobre el espigón. Como conclusión, se puede apreciar que todos los terminales portuarios de atraque directo cuentan con suficiente profundidad en el canal de ingreso, el área de maniobras y los puestos de atraque; y, con excepción del muelle de Cementos Lima (Conchán), el muelle de Southern Peru (Ilo) y el espigón en el Terminal Portuario de Ilo (y, en menor medida, el Terminal Portuario de Paita), la altura media del espejo de agua a la loza del muelle es, en principio, adecuada para permitir el trabajo ininterrumpido de la rampa de naves roll-on roll-off. Análisis de costo beneficio del cabotaje Mantenimiento de la Carretera Panamericana Hasta que se puso en servicio la Carretera Panamericana en la década del 40 del siglo pasado, el cabotaje marítimo desempeñó un papel relativamente importante en la actividad económica nacional, pues realmente constituía el único modo disponible para el transporte de pasajeros y de carga en general a gran escala, a lo largo del eje costero nacional, sobre el cual estaba centralizada la actividad industrial del país. Desde la construcción y puesta en operación de la Carretera Panamericana, el transporte por carretera, no obstante sus costos de operación, comenzó a desempeñar un papel cada vez más importante en el transporte de pasajeros y de carga a gran escala en el país, y redujo significativamente el papel que había venido desempeñando el cabotaje marítimo. En paralelo, el desarrollo de camiones de tamaño y capacidad cada vez mayores, impusieron cambios tecnológicos que se reflejaron en nuevos requerimientos para la construcción y mantenimiento tanto de carreteras como de túneles y puentes, los cuales, al soportar un tráfico cada vez más intenso como consecuencia de tal desarrollo, progresivamente se volvieron inadecuados para soportar las necesidades del creciente intercambio económico interno. Además, debido a la falta de recursos para el mantenimiento de la red vial nacional, la eficiencia del transporte por carretera disminuyó significativamente. Pero la falta de un modo alterno de transporte determinó que el transporte a lo largo de la Carretera Panamericana se hiciera virtualmente insustituible. La red vial es de 78,554 km, de los cuales 17,095 km corresponden a la red vial nacional (grandes rutas longitudinales y rutas transversales), 14,596 km a la departamental (carreteras circunscritas a la zona de un departamento) y 46,864 a la vecinal (caminos rurales). De otro lado, 11,074 km de la red vial son asfaltados (8,857 km de la red vial nacional, 1,240 km de la departamental y 976 de la vecinal), 17,097 km son afirmados (7,184 km de la red vial nacional, 5,137 km de la departamental y 4,776 de la vecinal), y hay otros 50,384 km sin afirmar y trocha. Al hallarse la actividad productiva nacional fuertemente concentrada en el corredor costero, el transporte terrestre se realiza fundamentalmente por la Carretera Panamericana que va de 52 norte a sur, desde Tumbes hasta Tacna, y permite la interconexión continua, directa, económica y segura con el Ecuador y Chile5. Tiene 2,620 km de longitud de carretera asfaltada en su totalidad y, además, vincula a ciudades con los puertos, convirtiéndose así en el principal eje de comunicación del territorio peruano y la vía principal. En 1990 la infraestructura vial se encontraba deteriorada, y la situación llegó al extremo que sólo el 8% del sistema nacional de carreteras y el 12% de la red vial principal podían considerarse en buen estado. La concentración y mayor desarrollo de los niveles de transporte en el eje costero y el inadecuado mantenimiento de la Carretera Panamericana originaron una serie de puntos críticos donde los volúmenes de tránsito generaron una congestión progresiva. En particular, los flujos de tránsito en algunos tramos de la Carretera Panamericana Norte bordeaban sus capacidades (por ejemplo, el eje Lima-Chimbote-Trujillo). Después de más de 20 años, desde el año 1992, se priorizó la reconstrucción de la red vial, inicialmente con un crédito del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) de US$ 210 m (BID 651/OC-PE) suscrito a principios de 1992, para la rehabilitación, mantenimiento y mejoramiento de la Carretera Panamericana (Norte y Sur) y la Carretera Central (hasta Huánuco)6, el cual fue cofinanciado mediante un crédito de US$ 50 m otorgado posteriormente por la Corporación Andina de Fomento (CAF), correspondiendo al Tesoro Público aportar los US$ 40 m restantes. Los programas de rehabilitación de la red vial financiados por el BID continuaron con el otorgamiento de nuevos créditos y contrapartidas del Tesoro Público, así como otras fuentes de financiamiento, destinados a trabajos de rehabilitación y mantenimiento de puentes y carreteras de penetración que unen las ciudades de la Costa con la Sierra y Selva, reconstrucción de caminos rurales abandonados o intransitables, apoyar en la ejecución de reformas sectoriales e institucionales en el sector de carreteras, sentar las bases de un proyecto para fortalecer la administración en el mantenimiento de carreteras y aumentar la participación privada en el sector, entre otras. Hasta la fecha, el Estado ha invertido más de US$ 3,000 m en el programa de rehabilitación de la red vial y el déficit de inversiones se estima en $ 7,000 m. Sin embargo, el Estado tiene un papel complementario al sector privado, que debería ser responsable de las carreteras principales, a través del programa de concesiones, en tanto que el Estado debería ocuparse de las carreteras secundarias y caminos rurales. Por ello, el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) determinó 11 redes viales a nivel nacional a ser entregadas en concesión, con el fin de incrementar la inversión en la red vial nacional y lograr un nivel de desarrollo adecuado de las vías terrestres que permita responder a las futuras necesidades de expansión del tráfico de carga y pasajeros. La mayoría de dichas redes comprendían un tramo de la Carretera Panamericana y una vía de penetración, y representaban más de 75% de la red vial nacional asfaltada. 5 La Carretera Panamericana Interconecta Aguas Verdes – Tumbes – Sullana – Chiclayo – Trujillo – Chimbote – Pativilca – Lima – Pisco – Camaná – Repartición – Moquegua - Tacna. 6 El programa se comenzó a ejecutar a partir de 1992, a un ritmo de 4 km diarios, para abarcar los 1,717 km de la Carretera Panamericana Norte, los 1,292 km de la Carretera Panamericana Sur y los 382 km de la Carretera Central. 53 Si el valor presente neto de la red ofertada por cada postor fuera negativo, el Estado contribuiría dicho valor a través de un cofinanciamiento que sería desembolsado durante la etapa de construcción. Adicionalmente estaba previsto un sistema de ingresos mínimos garantizados para cubrir los costos de los concesionarios (garantía de tráfico). Los desembolsos del Estado a manera de cofinanciamiento, al igual que la inversión original, no serían recuperables de las concesiones, lo cual debería ser sopesado frente a la garantía de tráfico y el impacto que sobre el conjunto tendría el desvío de parte del tráfico actualmente transportado por tierra a los servicios de enlace o “feeder”. Además, se debe tener presente que la recaudación por concepto de peaje es insuficiente para el mantenimiento de las carreteras, que debería ser cubierto por los usuarios de las vías, y el déficit es cubierto por el Tesoro Público. De otro lado, el exceso de peso, por encima de las pautas técnicas, constituye el mayor peligro para la carpeta asfáltica. Por ello, el BID y el Gobierno del Perú convinieron en la preservación de la inversión realizada en la rehabilitación de carreteras. Mediante sucesivas normas a partir del Decreto Supremo Nº 001-81-TC hasta el Decreto Supremo N° 013-98MTC, se aprobaron Normas de Pesos y Dimensiones de Vehículos para la circulación en las Carreteras de la Red Vial Nacional. Actualmente las normas constituyen un Anexo del Reglamento Nacional de Vehículos aprobado mediante Decreto Supremo Nº 058-2003-MTC. Las Normas imponen restricciones a las dimensiones, peso bruto y peso por eje de los vehículos de transporte de carga7 (y también de pasajeros). El peso bruto máximo total por vehículo no debe ser mayor de 48 tm. La aplicación de las Normas, en cuanto a las restricciones de pesos, significó una reducción efectiva de la carga útil de los vehículos de transporte terrestre y una mayor demanda de tmkm. El efecto real fue mayor en los extremos del rango de capacidades de carga de los vehículos. Así, en el caso de un camión de poca capacidad de carga o de un semi-remolque de gran capacidad de carga, llegó a significar una reducción de 30/40% de la carga útil. Para ejercer el control de pesos de los vehículos de transporte terrestre, además del control documentario de la guía de remisión o manifiesto de carga, se ubicaron estaciones de pesaje fijas, dotadas de balanzas selectiva y de precisión; estaciones de pesaje móviles, en aquellos puntos donde se origina la carga; y estaciones de monitoreo, para controlar futuras vías. El control de pesos debe servir para proteger la inversión en infraestructura vial que, de lo contrario, tendría que efectuarse cada 10-12 años. Además, el exceso de carga implica mayor tiempo de viaje (tanto por la carga/descarga como por un desplazamiento más lento), mayor desgaste del vehículo (piezas y partes, llantas, ejes, etc.) y, por tanto, menor producción anual real del vehículo y menor vida útil (8-10 años, cuando con carga justa podría llegar a 10-12 años), y debería reducir el costo directo del transporte en más del 10%. De otro lado, al hacer que aumente el número de vehículos requeridos para transportar un mismo número de tm-km, dicha restricción impone mayores costos sociales en relación con problemas de congestión y seguridad vial debidos al mayor riesgo de accidentes, utilización 7 El parque automotor de transporte de carga se estima en alrededor de 123,000 unidades. De éstas, unas 105,000 son camiones, y unas 18,000 son remolques y semi-remolques. 54 de recursos energéticos escasos debido al mayor consumo de combustible, y al medio ambiente por la mayor emisión de gases de escape. Congestión y seguridad vial La creciente congestión de carreteras y calles es resultado de un crecimiento del tráfico mayor que el aumento de la capacidad de la infraestructura, y sus consecuencias negativas incluyen: demoras en la movilización de personas y mercancías; despilfarro de recursos energéticos valiosos; menor productividad; tensión social; daños al medio ambiente; y, problemas de seguridad al aumentar la probabilidad de accidentes, que tienden a ser más serios tratándose del desplazamiento de tráfico pesado a alta velocidad (la tercera parte son causados por exceso de velocidad). En lo que a seguridad vial se refiere, el número total de accidentes de tránsito fatales y no fatales (incluidos atropello, choque, volcadura, caída de pasajero, incendio, entre otros) se ha mantenido a lo largo de la presente década en alrededor de 75,000 al año, de los cuales dos terceras partes tiene lugar en el departamento de Lima. El número de víctimas ha aumentado anualmente durante la presente década, casi un 25%, situándose en un total de 38,500 en el 2005. De estas, más de 3,000 fallecieron y 35,000 resultaron heridas, siendo la tasa de mortandad anual en el Perú 42 por cada 10,000 vehículos (comparado con 10 en Chile y 1-2 a nivel mundial). Es decir, por día muere un promedio de 11 personas, como consecuencia de accidentes en las pistas Hace una década el número de accidentes en carretera era algo más de 1,500 (500 en la Panamericana Norte, 400 en la Panamericana Sur, 200 en la Carretera Central y 400 en las de penetración), que dejaron un saldo de 500 muertos y 2,600 heridos. Si bien la menor seguridad vial se explica, en parte, por el exceso de carga de los vehículos que impone mayores riesgos, se debe reconocer que nuestras carreteras son relativamente restringidas para grandes flujos de tránsito. Además, alrededor de 60% de los accidentes se deben a exceso de velocidad e imprudencia del conductor, por lo que las Normas de Pesos y Dimensiones de Vehículos para la Circulación en las Carreteras de la Red Vial Nacional no contribuyen a mitigar dicho riesgo. Adicionalmente, cuando se produce un accidente en la carretera es frecuente que el resultado sea una colisión múltiple, en la que resulten involucrados varios vehículos. Sin embargo, en el medio acuático que utilizan las naves existen pocas intersecciones y está relativamente distante de los centros poblados, lo que tiende a reducir tanto el número como la gravedad de los siniestros. Finalmente, la frecuencia de derrames de las naves es mucho menor que la de los vehículos de transporte terrestre. A este respecto, el número de accidentes está directamente relacionado con el número de unidades requeridas para transportar un cierto tonelaje de carga. Debido a la mayor capacidad de las naves, el transporte acuático requiere un número mucho menor de unidades que el transporte por ferrocarril o por carretera para movilizar la misma cantidad de carga. Por consiguiente, el número de accidentes es proporcionalmente menor. 55 Una nave de 1,500 tm de capacidad de carga puede transportar el equivalente a lo que transportan 15 vagones de ferrocarril cargados cada uno con 100 tm ó 75 camiones cargados cada uno con 20 tm. En tanto que la nave tendría una eslora de 60 m, los 15 vagones de ferrocarril tendrían una longitud de 250 m y los 75 camiones abarcarían casi un kilómetro uno detrás de otro. De otro lado, el transporte acuático usualmente guarda una mayor distancia respecto de la población y la propiedad en general, que los modos ferrocarrilero y carretero. Por tanto, el índice de exposición humana en el caso del transporte acuático es mucho menor que en el caso de los camiones y el ferrocarril. El transporte acuático tiene el número más bajo de incidentes, muertes y lesiones de todos los modos de transporte por superficie, ya que el transporte por carretera se entremezcla con el tráfico de automóviles y, en las áreas urbanas, con el tráfico de peatones. Los vagones de ferrocarril también son susceptibles a accidentes, que típicamente involucran a un gran número de unidades pesadas que viajan a altas velocidades. Se estima que las pérdidas económicas por daños personales ocasionados por accidentes de tránsito, a nivel nacional, generan en el país gastos de alrededor de US$ 1,000 m al año, sin tomar en cuenta el efecto que ejercen sobre otros sectores (por ejemplo, el turismo), por lo que el desarrollo de servicios de enlace o “feeder” mediante la reactivación del transporte de cabotaje de carga general y en contenedores, como alternativa a la Carretera Panamericana en la que ocurren más del 60% de los accidentes de tránsito, debería ser de interés nacional para el Gobierno. Consumo de combustible y balanza de hidrocarburos En cuanto a los combustibles, el incremento acumulado del precio interno de petróleo diesel8, que representa alrededor de 40-50% del costo de operación del transporte terrestre (30% en el caso de los vehículos más modernos), ha aumentado 15% en los últimos doce meses y 70% en los últimos 3 años. Las alzas en los precios de combustibles se han producido por el aumento del precio de crudo en los mercados internacionales, como consecuencia de restricciones en la producción. Desde la crisis de 1998, cuando descendió hasta los US$ 10 por barril, el incremento del precio de crudo ha sido el más alto, sobrepasando la mítica barrera de los US$ 60 por barril el año pasado). No obstante, estas alzas no han podido trasladarse íntegramente a los fletes terrestres. Al margen del posible efecto inflacionario que podría producir un aumento en los fletes terrestres, se debe tener en cuenta que el déficit acumulado de la balanza comercial de petróleo crudo y derivados en el país ascendió a US$ 700 m en el 2005 y 10 m de barriles, y el de petróleo diesel en particular ascendió a US$ 300 m en el 2005 y 4.5 m de barriles). Por ello, cualquier medida que permita ahorrar combustible y, por tanto, divisas debería ser alentada (considerando además que las reservas probadas son sólo 350,000 m de barriles). A este respecto, los conceptos de eficiencia relativa de energía o intensidad de energía como se la denomina con frecuencia, se utilizan para medir la cantidad de servicio que resulta del consumo de cada unidad de energía. La intensidad de energía para el transporte de carga es el 8 Precio Neto al Público (Ex-Planta Callao) de Diesel 2. 56 número de BTUs requerido para movilizar una tm de carga un kilómetro o milla. La eficiencia de energía es la inversa de la intensidad de energía y usualmente se mide ya sea comparando para cada modo de transporte cuántos kilómetros o millas es posible transportar una tm de carga empleando un galón de combustible, o cuántos BTUs se requieren por cada toneladakilómetro o tonelada-milla. Los datos sobre intensidad de energía promedio utilizados por los diferentes sistemas de transporte demuestran que el transporte acuático, particularmente de bajo calado como el empleo de barcazas y remolcadores, es el más eficiente. En dicho modo de transporte existe un rango de valores que va entre 270 BTUs a 350 BTUs por tonelada-milla, frente al modo ferrocarrilero en el que se consumen 750 BTUs y el transporte por camiones que utiliza 2,400 BTUs. De esta manera, para movilizar 22,500 tm l milla se requerirían 44 galones de petróleo diesel en el transporte acuático, 111 galones en el transporte por ferrocarril y 381 galones en el transporte por carretera. El costo de la energía por tonelada-milla en el transporte por carretera es mayor que por ferrocarril y que el transporte acuático. En tanto que el transporte acuático requiere 3.15 galones de combustible por 1,000 toneladas-millas de carga, el transporte por ferrocarril requiere 4.21 galones (ó 33% más que el acuático), y el transporte por carretera 8.33 galones (ó 164% más que el acuático). Protección del medio ambiente El problema de la contaminación del aire y la contaminación por ruido ha venido recibiendo cada vez mayor atención pública. A medida que se han vuelto más críticas, la mayor contaminación del aire y el más alto nivel de ruido se han convertido en productos indeseables del desarrollo, siendo algunos de los problemas más serios a este respecto originados por la operación de los sistemas de transporte. Además de la contaminación del aire y la generación de ruido, los sistemas de transporte pueden tener otro tipo de impacto negativo sobre el medio ambiente, incluida una utilización más intensa de la tierra, alteración de la topografía, mayor consumo de energía y otros recursos. Y cada vez existen más indicaciones de que los derechos ambientales (aire respirable, agua bebible y suelo fértil), que antes se consideraban inextinguibles o renovables, están haciéndose cada vez más escasos. En cuanto a la contaminación del aire, las fuentes pueden ser naturales o producidas por el hombre, siendo el principal contribuyente la combustión. Ya que el transporte de carga depende casi en su totalidad de combustibles a base de petróleo, contribuye significativamente a aumentar los niveles de contaminación del aire, tanto por los contaminantes directamente emitidos por las máquinas, como los contaminantes secundarios que se forman por reacción química en la atmósfera. De otro lado, el aumento de los volúmenes de tráfico ha aumentado los niveles de ruido, siendo la actividad de transporte de lejos la principal fuente. El transporte por carretera es la principal fuente de emisión de contaminantes, y el principal generador de ruido (mayor aún que el producido por los aviones), y la entrada en vigor de las Normas de Pesos y Dimensiones de Vehículos aumentó el número de vehículos requeridos para atender la demanda de tm-km de transporte. 57 Por tanto, se deben evaluar los aspectos medioambientales de cada modo de transporte, no sólo por la utilización de recursos energéticos escasos, sino también por su impacto. A este respecto, diversos estudios han analizado, a nivel internacional, el impacto sobre la utilización de combustible, emisión de escapes, probables accidentes, congestión del tráfico, etc., haciendo una comparación de las cargas transportadas por diferentes modos de transporte. La conclusión general es que, en base a una tm transportada, las naves tienen menos accidentes, consumen menos energía, producen menos emisiones perjudiciales y afectan menos a la sociedad en general. El transporte acuático proporciona medios para el desarrollo sostenido, es particularmente amigable al medio ambiente, el modo más seguro de transporte, y usualmente la alternativa más silenciosa. Además, el transporte acuático consume menos energía por tonelada-kilómetro de carga transportada que el ferrocarril o el camión, y la eficiencia de energía produce una menor contaminación del aire por tonelada-kilómetro. Esto, combinado con lo apartado del medio de operación de las naves de los centros poblados, reduce sustancialmente el impacto de la emisión de los escapes. A este respecto, 1,000 libras de combustible diesel producen 578 pies cúbicos de principales contaminantes, constituidos por: 123 pies cúbicos de monóxido de carbono (CO), 337 pies cúbicos de óxidos de nitrógeno (NOx); 12 pies cúbicos de aldehidos (HCHO); 12 pies cúbicos de dióxidos de azufre (SOx); y 93 pies cúbicos de hidrógenos de carbono (HC). Para transportar un millón de tm de carga, los camiones diesel producen 25,500,000 pies cúbicos de emisión, los ferrocarriles 7,440,000 pies cúbicos, y el transporte acuático 5,600,000 pies cúbicos. Es decir, las naves producen 33% menos contaminación que los trenes y 373% menos que los camiones. Por ello, al aumentar la actividad intra-europea como resultado de la consolidación del mercado común en la Unión Europea en 1992 y la apertura de Europa del Este, para mitigar la contaminación ambiental producida por el escape de gases de los camiones, se favoreció el transporte de mercancías por mar o ferrocarril en lugar de carretera. A este respecto, el Gobierno debería apreciar que el desarrollo de servicios de enlace o “feeder” mediante la reactivación del transporte de cabotaje de carga general y en contenedores, serviría para complementar el programa de rehabilitación y mantenimiento de la red vial nacional, y contribuiría a la seguridad vial (descongestionando parcialmente el tránsito por la Carretera Panamericana); la conservación de energía (reduciendo la demanda de combustibles importados y el costo de operación del transportista terrestre); y, la calidad ambiental, lo cual hace que esta propuesta sea políticamente muy atractiva. Tendencias en el transporte marítimo de carga general y en contenedores La creciente contenedorización de los tráficos, la racionalización de los servicios de línea regular mediante la concentración de carga en los centros de trasbordo o “hub”, el sistema de recaladas portuarias de múltiples niveles y el establecimiento de redes de servicios de enlace o “feeder”, la consolidación de las principales líneas navieras de contenedores y el desplazamiento de otras navieras hacia mercados secundarios o de enlace, el aumento de la 58 oferta de capacidad de transporte y el empleo de grandes buques portacontenedores, entre otros, han tenido repercusiones tanto en el comercio internacional como en el transporte marítimo y los puertos. El tráfico marítimo mundial experimentó un fuerte aumento en el año 2004, alcanzando un total de 6,750 m de toneladas métricas embarcadas, siendo la tasa de crecimiento anual de 4.3%; en tanto que el tráfico marítimo mundial de carga seca fue 4,450 m de toneladas métricas embarcadas, y una tasa de crecimiento anual de 4.4%. Si excluimos de la carga seca los principales graneles (mineral de hierro, cereales, carbón, bauxita/alúmina y fosfato), el resto de los 1,950 m de toneladas métricas de carga seca lo transporta cada vez en mayor medida la flota mundial de buques de línea regular. Desde su introducción por Malcolm McLean en 1957, el concepto de contenedorización de la carga ha avanzado a un ritmo altísimo, y una proporción cada vez mayor de mercancías, principalmente manufacturas, se transporta en contenedores. En la actualidad, alrededor de 16 m de contenedores están en movimiento en todo momento. La cambiante geografía marítima y el relativamente moderno sistema de recaladas portuarias de múltiples niveles (sistema “hub-and-spoke”), harán que en los próximos años las líneas navieras de contenedores tiendan a cambiar a menudo sus políticas y estrategias en lo que atañe a la selección de los puertos de recalada, el papel que habrán de jugar los puertos en las redes de las líneas navieras, y los modelos de servicio que habrán de adoptarse, que son difíciles de pronosticar. Uno de los principales requisitos de ese sistema es la reducción de los tiempos de tránsito de la carga transportada, lo cual puede alcanzarse mediante la oferta de servicios directos y la maximización del número de recaladas. De otro lado, las líneas navieras requieren minimizar cada viaje de sus buques y el tiempo de rotación de éstos, para lo cual se necesita un aumento de productividad de los puertos y, también, una reducción del número de recaladas y un aumento del tráfico de trasbordo mediante el establecimiento de redes de servicios de enlace o “feeder”. Los contenedores siguen rutas este-oeste, norte-sur y regionales, y el esquema de tráfico marítimo adoptado en las últimas décadas consiste de una espina dorsal formada por enlaces portuarios principales este-oeste, atravesada por múltiples eslabones norte-sur. Los eslabones críticos dan origen a los centros de trasbordo, puertos pivote o “hub”. Además, diversos servicios de enlace o “feeder” de múltiples niveles, conectan los puertos de trasbordo o puertos pivote globales con los puertos pivote regionales y/o subregionales y, a través de otros servicios de enlace o “feeder” de menor densidad, a su vez, conectan, los puertos pivote regionales y subregionales con otros puertos. Aunque la mayoría de las rutas de contenedores están debidamente desarrolladas, durante el año 2004 hubo todavía posibilidades de crecimiento, y el tráfico aumentó a tasas de dos dígitos en varias rutas, hasta alcanzar un total estimado de más de 100 m de TEU. El tráfico total de contenedores en las tres rutas este-oeste (la transpacífica, Europa-Asia y la trasatlántica) ascendió a casi 35 m de TEU, siendo una importante característica en todas ellas la reposición de contenedores vacíos. 59 Las rutas norte-sur giran en torno a los grandes centros de producción y de consumo de Europa, el Lejano Oriente y América del Norte, y conectan estos centros con los países en desarrollo. Se estimó que se habían transportado hasta 15 m de TEU y que el tráfico de contenedores aumentó y se redujo, respectivamente, en razón de las condiciones económicas prevalecientes en uno y otro extremo. Se considera que el tráfico en las rutas que unen Europa a Centro y Sur América ascendió a 2.9 m de TEU, y estuvo desbalanceado, ya que el tráfico en dirección sur fue en total 0.8 m de TEU. El tráfico entre América del Norte y Centro y Sur América fue todavía más elevado, alcanzando unos 3.8 m de TEU, pero igualmente desbalanceado, ya que se estimó el tráfico en dirección sur en 1.4 m de TEU. Los servicios de línea regular a los países de América Latina y el Caribe son una mezcla de servicios de contenedores y servicios complementarios con buques de carga general tipo convencional y frigoríficos. La mayoría de las principales líneas navieras de contenedores está activa en la región en forma independiente o en operaciones conjuntas o compartiendo espacios con otras. La eficiente operación de estos servicios toma en consideración la proximidad a las principales rutas mundiales este-oeste. Sin embargo, los servicios directos a los principales mercados de los Estados Unidos, Europa y Asia frecuentemente son desde México, América Central y el Caribe, en tanto que de la Costa Atlántico y, en particular, la Costa Pacífico de Sur América dependen en gran medida de los servicios de trasbordo vía el Caribe o puertos en la Costa Pacífico o Costa Atlántico de los Estados Unidos. Los servicios de contenedores se realizan con buques portacontenedores celulares con y sin aparejo en el rango 1,500-3,000 TEU, junto con buques más pequeños con aparejo. La tendencia, sin embargo, es hacia buques más grandes. Las líneas navieras dependen mucho de buques fletados a corto plazo y buques de diferente tamaño para adaptar sus servicios y ajustar los espacios disponibles a bordo a las condiciones cambiantes en la región. El tráfico de contenedores en puertos de la región es alrededor de 20 m TEU (menos del 10% del total mundial), y está concentrado en unos cuantos puertos siendo el Terminal Portuario del Callao el octavo en importancia con 0.6 m de TEU. Sin embargo, existe un desbalance, siendo la carga embarcada 50% más que la carga descargada (alrededor de 150 m de toneladas métricas de exportaciones frente a alrededor de 100 m de toneladas métricas de importaciones). El tráfico de contenedores también presenta un desbalance en Sur América, que se viene agravando con la expansión del volumen de tráfico. El porcentaje de vacíos es alrededor de 45% del tráfico total en la Costa Atlántico y alrededor de 35% en la Costa del Pacífico. Además, en ambas costas un gran porcentaje de las exportaciones es carga refrigerada que requiere el posicionamiento de contenedores refrigerados. La capacidad total de transporte marítimo de contenedores en el año 2004 aumentó 0.8 m de TEU llegando a 9.4 m de TEU, con un alza de 8.5%. En términos de tpm, la flota mundial de buques portacontenedores ha venido creciendo anualmente ligeramente por debajo de 10%, situándose en el año 2005 en 98 m (lo que equivale a 10.9% de la flota mundial); en tanto que la de buques de carga general tipo convencional ha disminuido anualmente ligeramente por debajo de 3%, situándose en 92 m (10.3% de la flota mundial). 60 La participación de los buques portacontenedores celulares en la capacidad total de transporte de contenedores era del 76.6% a comienzos del año 2005, con un total de 7.2 m de TEU. La de los buques de carga general tipo convencional supuso el 16.5% con un total de 1.5 m de TEU; y la de los buques roll-on roll-off (carga y pasajeros) el 3.7%, con un total de 0.33 m de TEU. El porcentaje restante, del orden del 3.2%, es capacidad de transporte de contenedores en buques graneleros, frigoríficos, tanque, especializados y de pasajeros. La flota mundial de buques portacontenedores celulares continuó creciendo significativamente en el año 2004, tanto en el número de buques como en las capacidades de TEU. A comienzos del año 2005 había 3,206 buques con una capacidad total de 7.165 m de TEU, lo que representó un aumento de 5% del número de buques y 11.3% de la capacidad de TEU con respecto al año anterior. El tamaño de los buques también siguió aumentando, con una capacidad promedio de transporte por unidad que pasó de 2,108 TEU en el año 2004 a 2,235 TEU en el año 2005, como consecuencia de la construcción de buques más grandes. A finales del año 2004, continuó la tendencia a construir buques portacontenedores más grandes9. Los buques con capacidad para más de 4,000 TEU supusieron el 74% de los pedidos, de los cuales 165 eran buques de capacidad mayor a 7,500 TEU (más de tres veces el número existente de buques de ese tamaño10). El crecimiento de la flota celular está en condiciones de acelerarse, con un aumento de la participación de los buques grandes. Están en servicio más de 140 buques portacontenedores con una capacidad individual mayor de 6,000 TEU. La utilización de los buques grandes se limitaría a las rutas principales este-oeste, debido al volumen necesario para llenarlos. Una posibilidad es que estos buques recalen en un reducido número de número de puertos (principalmente centros de trasbordo) en ambos extremos de la ruta. Además, la aplicación de medidas de seguridad en muchos de los principales puertos sería un argumento a favor. Paralelamente a la entrada de buques portacontenedores más grandes en las principales rutas, También ha crecido la utilización de buques de mayor tamaño en las rutas secundarias nortesur o regionales y en los servicios de enlace o “feeder”11. El comercio regional pronosticado para operaciones de enlace o “feeder” y operaciones intrarregionales indica una duplicación del volumen de comercio durante el periodo 2002- 9 La tendencia al aumento del tamaño de los buques portacontenedores se debe a las economías que se puede lograr con el aumento de su tamaño. Estudios realizados han demostrado que con gastos de funcionamiento similares, los buques post-Panamax pueden transportar un 40 ó 50% más de contenedores que los buques Panamax. 10 Desde que se introdujo el uso del contenedor hace cerca de 50 años, el tamaño de los buques portacontenedores ha aumentado significativamente. Hasta mediados de la década de los 80 su tamaño estuvo limitado por las restricciones impuestas por las dimensiones del Canal de Panamá (principalmente en relación a la manga de los buques, en 32.2 m). Desde entonces, la flota post-Panamax ha crecido significativamente, y en la actualidad constituye el 30% de la flota mundial de buques portacontenedores. La tendencia continuará, con la vista puesta en buques de hasta 12,500 TEU de capacidad, a cuyo nivel las limitaciones de infraestructura parecerían restringir la flexibilidad operacional de dichos buques. 11 El rango de capacidad de los buques de enlace o “feeder” es de 250 a 6,000 TEU. 61 2012. Este es un crecimiento sustancial que no podrá ser atendido por la flota actual, aún si buques más grandes entran en cascada a estos tráficos. La situación es aún más compleja, ya que hasta un 40% de la flota de enlace o “feeder” actual está compuesta de buques de cuando menos 15 años de edad, y una gran parte será retirada del mercado. Ello implica que, en adición al crecimiento del volumen de comercio, habrá una significativa demanda de tonelaje de reemplazo. La futura demanda de buques de enlace o “feeder” sólo para adecuarse al crecimiento de la demanda, está en el orden de 1,300 buques nuevos para el 2012, y el número de buques requeridos para reemplazar el tonelaje antiguo es alrededor de 600, lo cual significa una demanda total de casi 2,000 buques. Si se entregaran esos buques de aquí al 2012 a una tasa constante, significaría una entrada cada año de más de 200 nuevos buques portacontenedores. En los últimos 25 años, la demanda mundial en los terminales de contenedores ha aumentado nueve (09) veces, de aproximadamente 39 m de TEU en 1980 a aproximadamente 380 m de TEU en el año 2005. registrándose el crecimiento más importante en Asia. Después de China, el mayor crecimiento de los terminales de contenedores en el año 2005 ha sido en los Estados Unidos (principal consumidor de las exportaciones chinas). Sin embargo, el futuro es incierto, ya que los puertos de la Costa Pacífico (Los Angeles, Long Beach, Oakland, Tacoma y Seattle) están abarrotados de carga y será difícil que puedan acomodar todo el crecimiento potencial. Desde que el destino final de la mayoría de las exportaciones chinas no es, en la actualidad, el área de influencia o “hinterland” de la Costa Pacífico, deja dos opciones de rutas a seleccionar: el Canal de Panamá hacia la Costa Atlántico y el Golfo, o la ruta a través del Canal de Suez. En el año 2004 se observó un aumento de ambos tráficos y en el 2005 hubo signos que se seguiría un esquema similar. Sin embargo, no está claro si eso habrá de continuar en el largo plazo. El Canal de Panamá tiene problemas de capacidad y requiere una expansión masiva, si la población así lo decide mediante un referéndum nacional, lo cual está sujeto a que primero se lleve a cabo un programa de reforma social. Por ello, es bastante probable que la expansión del Canal no se lleve a cabo en el corto plazo. Entretanto, las instalaciones portuarias de Panamá se han beneficiado del crecimiento de los buques portacontenedores, desde que su estratégica ubicación y su reconocida eficiencia operacional lo han convertido en el primer centro de trasbordo o “hub” de las Américas. Sus tres operadores, Hutchison, SSA y Evergreen, están llevando a cabo proyectos de desarrollo para duplicar su capacidad de manipulación de contenedores en pocos años. Las mejoras en la tecnología de los buques portacontenedores, más grandes y más automatizados, están demandando terminales portuarios más modernos, capaces de recibir los buques más grandes y de manipular un mayor tonelaje de carga. La tendencia actual del transporte marítimo parece indicar que un pequeño número de puertos dominará el negocio de contenedores. Para asegurar su permanencia, los demás puertos tendrán que orientar sus servicios a servir de “nichos” a mercados específicos. Esos nichos incluirán a la actual flota de buques portacontenedores, servicios de enlace o “feeder” hacia y desde los centros de trasbordo o “hub”, y actividades tradicionales, como servicios de carga suelta. 62 Base legal para el cabotaje marítimo de carga general Legislación comparada El régimen aplicable por las legislaciones de la mayoría de países al transporte acuático en tráfico nacional ó cabotaje es, por lo general, de naturaleza fuertemente proteccionista, reservándolo a las naves de bandera nacional del país respectivo y discriminando a las banderas extranjeras. Incluso muchos países desarrollados, que sostienen los principios de la economía de mercado (con algunas excepciones como Bélgica, Dinamarca, Noruega, los Países Bajos y el Reino Unido), en ejercicio de su soberanía en los espacios acuáticos bajo su jurisdicción han establecido un régimen proteccionista para el transporte de cabotaje, a través de leyes y decretos cuya legitimidad emana de la facultad de los Congresos de reglamentar esos derechos constitucionales. Argentina: Hasta la Constitución Nacional de 1853, los sucesivos gobiernos mantuvieron el principio que el tráfico de cabotaje estuviera reservado a los buques y ciudadanos argentinos. Pero, esta política tuvo que ser relegada a un segundo plano debido a circunstancias adversas, tales como continuos bloqueos, necesidades económicas internas, guerras internas para alcanzar la unidad nacional. Recién en 1910, con la Ley N° 7049 se dispuso el monopolio del cabotaje a favor de buques argentinos, salvo reciprocidad con las naciones ribereñas. Mientras que la norma estuvo vigente, se concedía primas a favor de los astilleros y de los buques que hacían tráfico entre puertos argentinos, siempre que las empresas navieras estuvieran radicadas en el país. En 1918, una nueva ley, la Ley N° 10606, reimplantó el cabotaje, pero no llegó a tener efectividad, hasta que en 1944, a través de un decreto del Poder Ejecutivo N° 19492, ratificado mas tarde por la Ley N° 12980, de 1946 se consagró la reserva del tráfico de cabotaje a favor de los buques de matrícula argentina, otorgándoles exclusividad. Se permiten dos excepciones al régimen para operar con buques de bandera argentina: a) en caso de cabotaje fronterizo, cuando por convenciones o acuerdos de reciprocidad, se practica “haciendo escala en la costa de naciones limítrofes”; y, b) cuando por circunstancias excepcionales (de emergencia) “no sea posible abastecer de artículos de primera necesidad una zona costera” o no fuese posible cumplir un contrato por no encontrarse buques argentinos en condiciones de prestar el servicio correspondiente. Brasil: El régimen de cabotaje se encuentra contemplado en su Ley N° 9432 sobre “ordenamiento del transporte por agua”, publicada en el diario oficial del 9 de enero de 1997. Esta norma dispone el régimen para la navegación comercial del Brasil, basada en el principio de reciprocidad, la reserva de cargas y los convenios de transporte en que el Estado fuera Parte; y, además, crea el Registro Especial Brasileño de buques (REB). La Ley N° 9432 define la navegación de cabotaje como “la realizada entre puertos o puntos del territorio brasileño, utilizando una vía marítima o esta y las vías navegables interiores. A su vez, “navegación interior” es la realizada en hidrovías interiores en navegación nacional o internacional”. 63 Dispone también que las naves extranjeras sólo podrán participar del transporte de mercaderías en la navegación de cabotaje y en la navegación interior de itinerario nacional, así como en la navegación de apoyo portuario y de apoyo marítimo, cuando sean arrendadas por empresas de navegación brasileñas, con autorización oficial, bajo ciertas condiciones especificadas: i. Cuando se verifique la inexistencia o no disponibilidad de naves de bandera brasileña, del tipo y porte adecuados para el transporte o apoyo requerido; ii. Cuando se verifique interés público, debidamente justificado; iii. Se arriende un buque extranjero para la navegación de cabotaje o interior, bajo condición de que se construyen naves en astilleros de Brasil por armador brasileño (durante el período de construcción que se extiende por 36 meses); iv. Arrendamiento de buque extranjero con suspensión de bandera, con limitación de tonelaje y órdenes de construcción en desarrollo en astilleros de Brasil. Chile: El Decreto Ley N° 3059, promulgado el 21 de diciembre de 1979, que dicta la Ley de Fomento a la Marina Mercante, recoge en su Título 2 “De las Reservas de carga”, el principio de reserva del cabotaje a las naves chilenas, entendiéndose por tal el transporte marítimo, fluvial o lacustre de pasajeros y de carga entre puntos del territorio nacional, y entre estos y artefactos navales instalados en el mar territorial o en la zona económica exclusiva. No obstante, se establece un margen de flexibilidad a dicha reserva para permitir que participen naves extranjeras. Los dos supuestos que constituyen una excepción al principio de reserva establecido por la ley están relacionados con el tonelaje a transportar, dependiendo el procedimiento según se trate de un volumen de carga superior a 900 toneladas o un volumen de carga igual o inferior a 900 toneladas. En el primer caso, se establece una convocatoria a licitación pública por parte del usuario, con una anticipación de 30 días hábiles con respecto a la apertura de las ofertas. Un extracto o resumen debe enviarse a todos los navieros chilenos. Sólo para efecto de la adjudicación de la licitación, las ofertas con nave extranjera se incrementan en un porcentaje similar al de la tasa general del arancel aduanero. En los casos que se efectúe esta licitación, las empresas navieras extranjeras o chilenas que desean participar en el transporte convocado presentan sus ofertas en sobre cerrado. En acto solemne, se procede a la apertura de dichos sobres, adjudicándosele al naviero que presente la oferta más conveniente a los intereses del usuario. Por ello, normalmente el naviero no negocia directamente los fletes con el usuario. Sin perjuicio de lo anterior, el naviero chileno que haya participado en la licitación podrá reclamar dentro de un plazo de tres (03) días hábiles, contados desde la fecha de adjudicación, ante la Comisión presidida por el Ministro de Transportes y Telecomunicaciones, e integrada por el Director General del Territorio Marítimo y de Marina Mercante, el Director General de Relaciones Económicas Internacionales del Ministerio de de Relaciones exteriores, el Subsecretario de Marina, un representante de la Oficina de Planificación Nacional (los tres últimos deberán ser nombrados por decreto supremo). De no pronunciarse la Comisión dentro de los treinta (30) días siguientes a la interposición del reclamo del naviero chileno genera, de pleno derecho, la aprobación de dicha adjudicación. En el segundo supuesto, la ley señala que la Autoridad Marítima autorizará embarques de carga iguales o inferiores a 900 toneladas, en naves extranjeras, cuando no exista la 64 disponibilidad de naves bajo pabellón chileno para efectuar el transporte de cabotaje. Se entenderá que no hay nave disponible, en caso que la espera de la nave chilena o reputada como tal, produjera atrasos en el embarque de la carga superiores a los ocho (08) días. Tratándose de productos perecibles o de pronto deterioro o corrupción, el atraso no podrá ser superior a tres (03) días corridos. Estos plazos se cuentan desde la fecha señalada por el usuario para el embarque. En estos casos, no se requiere licitación pública y basta con solicitar el “waiver” correspondiente ante el Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones. No obstante lo anterior, la ley faculta a la Autoridad Marítima para poder excluir a una o más naves extranjeras del cabotaje cuando, a su juicio, existan razones suficientes para ello. Una causal, por ejemplo, podría ser la falta de reciprocidad para las naves chilenas en el transporte internacional del país de la nave extranjera que pretende participar en el cabotaje. Por ello, en la práctica, el procedimiento de licitación pública es prácticamente inexistente y la negociación de los fletes es directa con el usuario. El transporte de cabotaje lo realizan navieros chilenos con naves de bandera chilena, de un lado ya que sus naves se encuentran bien posicionadas, y de otro porque se evita así el engorrosos sistema y procedimiento de la licitación, y los consiguientes reclamos o eliminaciones que pueda sufrir la empresa naviera o nave extranjera. El Decreto Ley N° 3059 se reglamentó mediante el Decreto Supremo (TT. y TT.) N° 24 del 14 de febrero de 1986. Colombia: El Decreto N° 804 de 2001, reglamenta el servicio público de transporte marítimo, y define al transporte marítimo de cabotaje, como aquel que se realiza entre puertos continentales o insulares colombianos. Dicha norma establece que las empresas de transporte marítimo que se dediquen exclusivamente a prestar servicio público de cabotaje no están autorizadas para movilizar carga internacional; y, a su vez, las empresas de transporte marítimo internacional no pueden movilizar carga de cabotaje. Ecuador: La Ley N° 147 de 1992, establece que se reserva exclusivamente para naves de bandera ecuatoriana el transporte acuático interno de pasajeros, carga y valijas postales. España: El tráfico de cabotaje es importante, en particular debido a los dos archipiélagos, Canarias y Baleares, y los puertos de Ceuta y Melilla en la parte no peninsular del territorio español, y además por la movilización de contenedores en los centros de trasbordo o hub de las grandes empresas navieras internacionales. La Ley de Puertos del Estado y de la Marina Mercante trata el tema del cabotaje en el Título III, Sección 4° Navegación de Cabotaje, que en síntesis establece que: 1- La navegación de cabotaje con finalidad mercantil queda reservada a buques mercantes españoles, salvo lo previsto a ese respecto en la normativa comunitaria. Excepcionalmente cuando no existan buques mercantes españoles aptos y disponibles, y por el tiempo que perdure tal circunstancia, las empresas navieras españolas podrán ser autorizadas por el Ministerio de Obras Públicas y Transportes para contratar y emplear buques mercantes extranjeros para efectuar navegaciones de cabotaje. 65 2- La realización, con finalidad mercantil, de navegaciones de líneas regulares de cabotaje queda sujeta a autorización administrativa. El Ministerio de Obras Públicas y Transportes determinará los requisitos que deberán cumplir las empresas navieras en orden a acreditar su capacidad económica, así como la de los buques para poder dedicarse a este tipo de navegaciones. Pese a que en los últimos años la flota mercante española sufrió una reducción significativa, las líneas regulares de cabotaje aumentaron el número de sus buques. El cabotaje en España se rige por el Reglamento 3577/92 (CEE) del Consejo, de 7 de diciembre de 1992, por el que se aplica el principio de libre prestación de servicios a los transportes marítimos en el interior de los Estados miembros de la Unión Europea (cabotaje marítimo). Impuesto el principio de libre prestación de servicios de transporte marítimo de cabotaje intra comunitarios, se dictó en España el Real Decreto N° 146/1997, de 19 de septiembre de 1997, cuyo objeto es determinar las navegaciones que deben considerarse de interés público y las condiciones en las que se han de prestar los servicios de línea regular de cabotaje que la Administración General del Estado, dentro de las competencias que le corresponden en materia de transporte marítimo, haya calificado como navegación de interés público. Además, dicho Real Decreto tiene por objeto establecer los requisitos de prestación del servicio de líneas regulares de cabotaje que no sean calificadas como navegaciones de interés público. El citado Real Decreto contiene los requisitos para la obtención de las autorizaciones y reglamenta el procedimiento para su otorgamiento, con un marcado criterio regulador que pareciera restringir el ejercicio del tráfico marítimo y de derechos que la Unión Europea impone. Estados Unidos: El cabotaje (Coastal Shipping) está reservado a buques de bandera estadounidense que, además, deben ser construidos en astilleros de los Estados Unidos y deben estar tripulados por ciudadanos norteamericanos. El caso de Estados Unidos constituye un ejemplo importante. La Ley de la Marina Mercante 1936 (Jones Act), en su Título I, declara que la defensa nacional y el desarrollo del comercio interno de ese país requieren de una marina mercante con capacidad suficiente para transportar el comercio nacional o doméstico por vía marítima. Diversas leyes federales guían esa política, incluidas varias que restringen el comercio interno o de cabotaje a naves que hayan sido construidas en los Estados Unidos, sean propiedad de ciudadanos de esa nación y hayan sido inscritas en el Registro Nacional de Buques de ese país12. El 15 de septiembre de 1986, se inició en Punta del Este (Uruguay) la reunión del extinguido GATT, a la que se denominó Ronda Uruguay, que finalizó en 1994. Los países desarrollados, Estados Unidos y la entonces Comunidad Económica Europea (hoy Unión Europea) lograron introducir entre los temas a tratar, los servicios y la extensión de la protección nacional de todos los países. El caso más destacado fue el del cabotaje, que casi todos los países reservan para su propia bandera, pues de aprobarse la ponencia, el cabotaje quedaría abierto a todas las banderas. Los intereses navieros de los países desarrollados se sintieron afectados, y en Estados Unidos consiguieron una fuerte resolución del Congreso de 17 de setiembre de 1988, promovida en la 12 Canadá ha adoptado una política similar. 66 Cámara de Representantes por 108 miembros, por la cual se manifiesta claramente la posición de la sociedad norteamericana. Algunos considerandos de dicha resolución son los siguientes: • “que una fuerte y sana marina mercante estadounidense ha sido promovida por la nación por más de dos siglos para colaborar con la defensa estratégica de los Estados Unidos y para crear fuentes de trabajo y promover nuestro comercio en mercados extranjeros” • “que las leyes de cabotaje y otras leyes promocionales han sido mantenidas por más de dos siglos para proteger y desarrollar la marina mercante nacional” • “que los costos de operación y de capital de muchos buques extranjeros son subsidiados y por lo tanto son considerablemente más bajos que los de los buques norteamericanos” • “que por diferencias del nivel de vida, operadores extranjeros pueden efectivamente desplazar los buques norteamericanos de cualquier negocio realizado en franca y no subsidiada competencia” • “que la marina mercante norteamericana ha sido siempre un instrumento de seguridad nacional y no puede, por lo tanto, estar sometida a negociaciones multilaterales” • “que un buque es territorio soberano de un país y que los convenios internacionales deben limitarse a actividades comerciales que no afecten la existencia de territorio soberano” • “que cualquier intento de introducir marinas extranjeras en áreas reservadas hasta ahora a la bandera norteamericana es contrario a la política de seguridad nacional de los Estados Unidos”. Casi la mitad de los 100 miembros del senado (de ambos partidos), resolvieron a mediados de 1990 apoyar un proyecto de ley por el cual el negocio naviero fuera excluido de las negociaciones del GATT. La OMC tampoco ha conseguido incluir el tema de navegación en la propuesta liberación de servicios. La argumentación es similar a la sostenida por la Cámara de Representantes: “una marina mercante nacional, fuerte y económicamente sana ha sido desarrollada desde la fundación de la Nación para proveer servicios esenciales a la defensa nacional y promover nuestro comercio en mercados domésticos y extranjeros”. Consecuente con ese criterio, la Cámara de Representantes, consciente del peligro de perder la marina mercante, aprobó el 3 de noviembre de 1993 la denominada Acta de Seguridad y Competitividad Marítima (Acta HR 215). Esta legislación impedirá que sea suprimida la ayuda gubernamental a la marina mercante, y crea una flota mercante de seguridad bajo bandera estadounidense, tripulada exclusivamente por ciudadanos norteamericanos, a fin de asegurar la capacidad nacional de transporte marítimo, y crear nuevos puestos de trabajo asegurando los existentes para sus ciudadanos. México: La importancia del tema es resultado de los volúmenes del tráfico de cabotaje, que representa alrededor del 30% del total de la carga movilizada por puertos mexicanos. La Ley de la Navegación de 1994, reformada en el 2000, ha fortalecido el sistema nacional de transporte marítimo, particularmente el de cabotaje, constituyendo las premisas fundamentales nuevas disposiciones para el abanderamiento de buques bajo pabellón mexicano y permisos para que buques extranjeros puedan realizar cabotaje. 67 La Ley señalaba que la navegación de cabotaje podía realizarse por navieros mexicanos o extranjeros, con naves mexicanas o extranjeras. En el caso de navieros o naves extranjeras, se requería permiso previa verificación de que existieran condiciones de reciprocidad y equivalencia con el país en el que se encontrara matriculada la nave y con el país donde el naviero tuviera su domicilio social y su sede real y efectiva de negocios. La reforma introducida prioriza en categorías para prestar el servicio de cabotaje, dando preferencia a navieros y naves mexicanas. En primer lugar, se beneficia a navieros mexicanos con buques de bandera mexicana. En segundo lugar a navieros mexicanos con buques extranjeros arrendados a casco desnudo13 y con contrato de fletamento. En tercer lugar, a navieros mexicanos con buques extranjeros con cualquier otro contrato. Finalmente, a navieros extranjeros con buques extranjeros. La legislación mexicana también señala que la operación y explotación de la navegación interior, esta reservada a navieros mexicanos con naves mexicanas. Cuando no existan naves mexicanas adecuadas y disponibles, o el interés público lo exija, la Secretaria podrá otorgar a navieros mexicanos permisos temporales de navegación para operar y explotar con naves extranjeras, o en caso de no existir navieros mexicanos interesados podrá otorgar estos permisos a empresas navieras extranjeras. Unión Europea: Los esquemas de integración, en sus inicios, no introdujeron normas sobre marina mercante o de política naviera. Generalmente, se preocuparon por los aspectos del comercio, particularmente temas arancelarios, otorgamiento de preferencias y facilitación. En una segunda etapa, comenzaron a delinearse los problemas del transporte, con el fin de alcanzar un nivel de coordinación estructural y de armonizar las legislaciones respectivas. La Unión Europea es el único caso en los sistemas de integración regional en el que el régimen de cabotaje se ha establecido como derivación de la integración alcanzada en otro orden. Se trata de un tema complejo, donde se alternan los aspectos relacionados con los registros de buques, el tema de la nacionalidad de las empresas navieras y el control efectivo de las mismas, al cual se añade, además, el problema de las tripulaciones y los costos sociales. Con la entrada en vigencia del Código de Conducta para las Conferencias de Línea y la aprobación de la Shipping Act de los Estados Unidos en 1984; la intensificación de las prácticas proteccionistas sobre todo de los países del sudeste asiático y de aquellos del entonces bloque comunista, y la declinación de las flotas de los países europeos en la década de los 80, en diciembre de 1986 el Consejo de Ministros de la entonces Comunidad Económica Europea (hoy Unión Europea) elaboró cuatro reglamentos para contribuir a la realización de una política marítima comunitaria dentro de un esquema de integración. Los reglamentos establecen, respectivamente, la aplicación de la libre prestación de servicios al transporte marítimo entre Estados miembros y entre Estados miembros y terceros países (4055/86); la modalidad de aplicación de los artículos 85 y 86 del Tratado de Roma al transporte marítimo (4056/86); la práctica tarifaria leal del transporte marítimo (4057/86); y salvaguardar el libre acceso del transporte marítimo al tráfico transoceánico (4058/86). 13 Según el artículo 10, el naviero que arrienda un buque a casco desnudo requiere un contrato con opción a compra. 68 El denominado “Paquete de Bruselas” de 1979, los reglamentos 4055 al 4058, la Convención de Lome de 1984 entre 64 países14, y otros convenios, normas y códigos, siguen los lineamientos de la política de los Estados Unidos en cuanto a protección del comercio, el negocio naviero y la reserva del cabotaje. Las presiones de los navieros europeos han sido equivalentes a las de los norteamericanos. Al comienzo de la década de los 90, el Comité de las Asociaciones de Armadores Europeos (CAACE) y el Concejo de las Asociaciones del Armadores Europeos (CENSA) requirieron a la entonces CEE que no se negocie el tráfico marítimo en el GATT. Con el objetivo de abolir las restricciones a la libre prestación de servicios de transporte marítimo entre los Estados miembros, el 7 de diciembre de 1992, el Consejo adoptó el Reglamento 3577/92 por el que se aplica el principio de libre prestación de servicios a los transportes marítimos en el interior de los Estados miembros (cabotaje marítimo). Este principio se aplica a partir del 1 de enero de 1993 respecto de los navieros comunitarios que utilicen buques matriculados en un Estado miembro y que naveguen bajo pabellón de dicho Estado miembro. Los Estados miembros del norte liberalizaron plenamente su cabotaje al entrar en vigor el Reglamento. Los del sur (Portugal, España, Francia, Italia y Grecia), tradicionalmente han reservado el transporte de cabotaje a su pabellón nacional. En tal sentido, el Reglamento previó una apertura gradual de los mercados de cabotaje de Europa del sur según un calendario concreto por tipo de transporte. Durante el período 1997-1998 se liberalizaron dos segmentos del mercado de cabotaje en los Estados miembros del sur: los servicios relacionados con el transporte de mercancías estratégicas (crudo, productos derivados del petróleo, agua potable) y los servicios prestados por buques de menos de 650 AB15. El cabotaje entre el continente y las islas, y entre estas últimas, se liberalizó en 1999. Esta exención fue prorrogada a Grecia hasta el año 2004 para los servicios regulares de pasajeros y de transporte por trasbordador y para los servicios realizados por buques con un arqueo inferior a 650 AB. De otro lado, se consideran navieros comunitarios los que son nacionales de un Estado miembro establecido también en un Estado miembro conforme con la legislación de este último, que realicen actividades de transporte marítimo, las compañías marítimas igualmente establecidas en un Estado miembro en el cual tengan el centro de actividad principal, realizándose el control efectivo en un Estado miembro y, por último, los nacionales de un Estado miembro o las empresas navieras controladas por nacionales de la Comunidad establecidos fuera de la Comunidad, siempre que sus buques estén matriculados en un Estado miembro y enarbolen la bandera de ese Estado miembro de conformidad con su legislación. En función del tipo de transporte, las cuestiones relativas a la tripulación dependerán del Estado miembro de matricula ó del Estado miembro en el que se efectúe el servicio de cabotaje. Son de la competencia del Estado miembro en el que esté matriculado el buque respecto del cabotaje continental y los servicios de crucero; y del Estado en que el buque efectúe un servicio de transporte marítimo, o Estado de acogida, respecto del cabotaje insular. 14 La CEE y las antiguas colonias de África, Asia, Caribe. de arqueo bruto. 15 Unidades 69 A partir de 1999, cuando un buque tiene más de 650 AB, y el viaje de que se trate suceda o preceda a un viaje con destino a otro Estado miembro, todas las cuestiones de tripulación son de la competencia del Estado de la bandera de dicho buque. Efecto de la vigencia de la norma sobre la legislación nacional La propuesta normativa complementa la legislación nacional existente sobre el transporte marítimo en tráfico nacional o cabotaje, contenida en la Ley N° 28583, Ley de Reactivación y Promoción de la Marina Mercante Nacional, y es específica para el transporte marítimo de carga general. Exposición de motivos Recientemente se promulgó en el país la Ley N° 28583, Ley de Reactivación y Promoción de la Marina Mercante Nacional, y actualmente está en vías de ser reglamentada. Dicha Ley consagra el artículo 7° al transporte acuático en tráfico nacional o cabotaje y, al igual que casi la totalidad de los países que cuentan con un litoral, lo reserva en forma exclusiva a las Empresas Navieras Nacionales quienes podrán realizarlo con buques propios de bandera peruana o arrendados por éstas bajo las modalidades de arrendamiento financiero o arrendamiento a casco desnudo, con opción de compra obligatoria16. El transporte acuático en tráfico nacional o cabotaje ha merecido la protección gubernamental a través de diversos regímenes17. El fundamento básico de la reserva del transporte de cabotaje, ha sido la promoción de las flotas mercantes nacionales como medio importante para generar ingresos económicos para beneficio de la economía del país. Pero también ha tendido a proteger otros intereses distintos a los comerciales, generando puestos de trabajo directos (al requerir tripulaciones nacionales) e indirectos (derivados de actividades conexas al transporte marítimo), apoyando a la industria de construcción naval y reparaciones navales, y por razones de seguridad en tiempo de guerra o emergencia nacional. El transporte de cabotaje tradicionalmente ha sido considerado como función del comercio interno, sujeto a leyes y reglamentos propios como los que se aplican en ejercicio de la soberanía nacional al transporte terrestre. Sin embargo, no debe ser visto sólo como el transporte marítimo de mercancías para consumo interno, sino como un medio para apoyar al comercio exterior facilitando la oferta directa y suficiente de bodega, mediante servicios de enlace o “feeder”. La interconexión y las facilidades de acceso a los puertos para el ingreso y salida de las mercancías, son muy importantes para el desarrollo del comercio interno y externo; y una de las razones que estaría impidiendo que las Regiones desarrollen su comercio, es la falta de vías de acceso y salida que permitan derivar sus mercancías al exterior. 16 Salvo lo dispuesto en el numeral 7.4 que reserva hasta en un veinticinco por ciento (25%) el transporte de hidrocarburos en tráfico nacional o cabotaje para los buques de la Marina de Guerra del Perú, por razones de seguridad y defensa nacional. 17 La política naviera de nuestro país ha heredado la tradición de las Leyes de Indias que reservaban, en forma monopólica, la navegación para los españoles. Las tripulaciones de los buques destinados a las Indias debían estar integradas por marineros naturales de los reinos de España, con algunas rigurosas excepciones. A los extranjeros sólo se les permitió navegar en las colonias españolas con licencias especiales. 70 Además, en el mundo actual, el comercio exterior está tomando cada día mayor importancia en las políticas de los Estados, al liberalizar sus mercados a través de los Acuerdos y Tratados de Libre Comercio, que los obliga a prepararse para competir no sólo en la calidad de los productos, sino con costos más bajos. En ese sentido, el transporte marítimo de cabotaje carga general es importante para facilitar el traslado de mercancías a un costo más bajo y competitivo. Si bien es de importancia promover el desarrollo de la Marina Mercante Nacional en general, más que darle la posibilidad práctica de ejercer su derecho a participar en el tráfico marítimo generado por nuestro comercio exterior, existe necesidad de incentivar en particular el desarrollo del transporte de cabotaje de carga general, para facilitar la interconexión y el acceso a la oferta de bodega, mediante servicios de enlace o “feeder”. El transporte de cabotaje de carga general en nuestro país, no es aprovechado a pesar de nuestro extenso litoral. El transporte marítimo de cabotaje se concentra principalmente en la carga líquida a granel, y se realiza en la mayoría de los casos a través de terminales portuarios privados. El tráfico de cabotaje de carga general fraccionada y unitarizada, es poco significativo en la mayoría de los terminales portuarios, tanto regionales como en el Callao. Ello es reflejo de la escasa o nula actividad en dicho segmento, más no del potencial que tiene, ya que podría participar en el mercado del transporte terrestre que es alrededor de 8 millones de toneladas métricas anuales. De otro lado, si bien las estadísticas del tráfico de trasbordo exhiben una tendencia creciente en el caso del Terminal Portuario del Callao, resultan prácticamente insignificantes en el conjunto del Sistema Portuario Nacional, debido principalmente a la relativa falta de servicios regulares de enlace o "feeder", lo cual hace que la vía de transporte más común sea la terrestre.. De igual modo, ello no refleja el potencial para desarrollar este tráfico en respuesta a la necesidad de las líneas regulares de tráfico internacional, que requieren hacer escala en el menor número de puertos posibles en cada viaje. El principal motivo por el cual, no es aprovechado el uso del transporte marítimo de cabotaje es porque en la actualidad no existen naves de bandera nacional. Al quedarnos sin Marina Mercante Nacional, el transporte marítimo en tráfico internacional de la carga generada por nuestro comercio exterior lo realizan buques de bandera extranjera. Pero la situación del transporte marítimo de la carga de consumo interno ha sido más difícil, ya que los buques de bandera extranjera que hacen escala en más de un puerto del país están prohibidos de transportar carga entre puertos nacionales (además del elevado costo para las naves dedicadas al transporte de cabotaje). De otro lado, el Terminal Portuario del Callao es el más importante de nuestro país y uno de los importantes de América Latina, por su ubicación estratégica y movimiento de carga, y porque tiene mayor frecuencias de naves. Por ello, es necesario, para el desarrollo del comercio interno y con la finalidad de impulsar el comercio exterior, convertirlo en un puerto pivote; no sólo para atraer y concentrar carga de países vecinos, sino, para concentrar la carga interna con destino al exterior. Es necesario, entonces, recuperar nuestra flota mercante, y promover las Empresas Navieras Nacionales que se dediquen a esta actividad, para que la movilización de las cargas de 71 consumo interno, y de importación y exportación, se haga con naves de empresas peruanas18. En ese sentido, es necesario otorgar beneficios e incentivos a las empresas peruanas que se dediquen a ésta actividad. El Proyecto de Ley de Cabotaje que propone este Estudio, tiene por objeto reactivar y promover el transporte marítimo de carga general entre puertos peruanos, principalmente con la finalidad de fomentar el desarrollo e incrementar la competitividad de nuestras exportaciones, en especial las no tradicionales. Por ello, propone declarar la reactivación de dicho transporte de necesidad pública y de interés nacional. Existen varias razones a favor de promover la reactivación y el desarrollo del transporte de cabotaje de carga general: a) En primer lugar, a partir de cierta distancia el transporte marítimo puede resultar más económico que el terrestre o el aéreo y, por tanto, los usuarios nacionales pueden beneficiarse de menores fletes. b) En segundo lugar, al desplazar parte del tráfico transportado por tierra, el transporte de cabotaje de carga general puede contribuir a reducir los daños causados a las carreteras y su costo de mantenimiento y reparación, que es cubierto parcialmente por el Tesoro Público ya que la recaudación por concepto de peaje es insuficiente; la creciente congestión de carreteras y la menor seguridad vial que produce un alto número de accidentes; el consumo de combustible y el déficit de la balanza de hidrocarburos; y la emisión de gases que afectan el medio ambiente. c) Finalmente, el transporte de cabotaje también fomenta el comercio exterior al facilitar el traslado de mercancías internas del país otro países mediante los servicios de enlace o “feeder”, desde que los volúmenes de carga actuales no permiten que resulte económico para las líneas regulares en tráfico internacional hacer escala en los terminales portuarios regionales. La descripción “entre puertos peruanos” en el Proyecto de Ley de Cabotaje, es necesaria para cubrir las rutas de Callao a Iquitos y viceversa o de Iquitos a Puerto Maldonado y Gueppi en el Putumayo y viceversa, que involucran la navegación marítima y fluvial en aguas internacionales, extranjeras e interiores. De otro lado, desde que la Ley N° 28583, Ley de Reactivación y Promoción de la Marina Mercante Nacional, busca el desarrollo de la Marina Mercante Nacional, para competir en iguales o mejores condiciones que las empresas establecidas en países o territorios de baja o nula imposición tributaria, éstas no deberían poder ser accionistas de las Empresas Navieras Nacionales, ni acogerse a los derechos y beneficios que la Ley otorga a las empresas genuinamente nacionales. En particular, el régimen aplicable al transporte de cabotaje constituye un modo de protección para coadyuvar al desarrollo a la Marina Mercante Nacional, otorgando beneficios e incentivos a las Empresas Navieras Nacionales. Por ello, es muy importante revisar el concepto de Empresa Naviera Nacional y, con ello, el vínculo genuino entre la propiedad 18 Una de las fortalezas del comercio exterior de Chile es contar con naves nacionales que realizan tanto cabotaje nacional como transporte internacional. 72 sustancial y el control efectivo de la empresa. De otro modo, podría llegar a otorgarse beneficios a empresas ajenas al interés del país, incluso afectando su seguridad. Al estar el capital social representado por acciones nominativas19, el objetivo de la Ley Nº 28583 que los accionistas sean ciudadanos peruanos en un 51%, requiere que se conozca a los verdaderos accionistas, lo cual no sería posible si entre los socios figuran empresas constituidas en países o territorios de baja o nula imposición tributación, cuyas legislaciones protegen el velo corporativo y el secreto bancario. La recientemente promulgada Ley N° 28583, ha dispuesto que las Empresas Navieras Nacionales podrán ingresar al país naves destinadas a sus fines, así como sus partes integrantes y accesorias, con suspensión del pago de todo tributo, bajo el Régimen de Importación Temporal y hasta por el período de 5 (cinco) años. Con esta medida se pretende eliminar los sobrecostos que afectan la importación de naves, sus partes, piezas y repuestos. La Ley N° 28583 también dispone el derecho a enarbolar la bandera nacional a las naves arrendadas bajo las modalidades de modalidades de arrendamiento financiero o arrendamiento a casco desnudo, con opción de compra obligatoria. Sin embargo, las Empresas Navieras Nacionales consideran la suspensión de todo tributo bajo el Régimen de Importación Temporal hasta por 5 (cinco) años, y el plazo de tres (03) años para solicitar el acogimiento a dicho beneficio, insuficientes. Las denominadas banderas de conveniencia y otras banderas nacionales tienen más ventajas tributarias, menores costos y mayor flexibilidad, y el plazo de tres (03) años no toma en cuenta el carácter cíclico de la industria, donde el valor de los buques se encuentra actualmente en su nivel más alto de los últimos veinte (20) años. De otro lado, tampoco consideran que el arrendamiento financiero o arrendamiento a casco desnudo, con opción de compra obligatoria, constituye una opción válida de financiamiento para las Empresas Navieras Nacionales al estar los intereses de las cuotas de repago al locador están sujetas al impuesto a la renta. Por ello, el Proyecto de Ley de Cabotaje propone otorgar un tratamiento tributario especial para las Empresas Navieras Nacionales que adquieran en propiedad naves que serán dedicadas exclusivamente al transporte marítimo en tráfico nacional o cabotaje, mediante una exoneración de impuestos que afecten la importación de naves. A diferencia de leyes anteriores, la Ley N° 28583 no ha establecido incentivos específicos para el transporte de cabotaje. Por ello, con el fin de promover e incentivar la inversión en el transporte de cabotaje, el Proyecto de Ley de Cabotaje establece un régimen de incentivos para las Empresas Navieras Nacionales dedicadas exclusivamente a dicho tráfico, sin perjuicio de los incentivos o beneficios que otorguen otros dispositivos legales al transporte acuático comercial en general. Al respecto, se propone, entre otras, una exención del pago por concepto de contribución a las ayudas a la navegación (faros y balizas) y derechos de ingreso (recepción y despacho de naves), pues el costo de los primeros es independiente de que se realice transporte de cabotaje y, por tanto, podría continuar siendo absorbido por las naves en trafico internacional, en tanto que en el caso de los segundos, la experiencia anterior ha demostrado que la Autoridad 19 Artìculo 51º de la Ley General de Sociedades. 73 Marítima no requiere subir a bordo de las naves de cabotaje pudiéndose efectuar el tramite formal en las propias Capitanías de Puerto. De otro lado, en adición a lo indicado en el Proyecto de Ley de Cabotaje respecto al pago de tarifas preferenciales fijadas en moneda nacional por los servicios portuarios que se les preste a las Empresas Navieras Nacionales que realicen transporte de cabotaje, deberán fijarse tarifas “especiales” en moneda nacional por los servicios portuarios que efectivamente se les preste a las Empresas Navieras Nacionales dedicadas exclusivamente a dicho tráfico. El Reglamento de Tarifas de ENAPU ya establece tarifas preferenciales en moneda nacional para las naves con carga de cabotaje y para la carga de cabotaje, que en la mayoría de los casos equivale al 40% de las tarifas aplicables a las naves en tráfico internacional y la carga de comercio internacional. Según el Proyecto de Ley de Cabotaje, las naves dedicadas exclusivamente a dicho tráfico pagarían tarifas “especiales” y sólo por los servicios efectivamente recibidos, por lo que tarifas como el Uso de Muelle se harían comparables al peaje que se paga en el transporte terrestre. La asignación en los puertos de amarraderos especiales atendiendo al tipo de nave y sus características operativas que, salvo caso de fuerza mayor, no pueden ser utilizados en tanto naves en tráfico de cabotaje realicen operaciones, es una de las disposiciones más importantes por ser el transporte de cabotaje mucho más sensible a las demoras y a los costos portuarios. y de ese modo se minimiza el riesgo de demoras en espera de amarradero. Análisis de costo-beneficio La política para el transporte de cabotaje se inserta dentro de la política de Marina Mercante, y tiene varios beneficios, entre otros: Beneficios: • • • • • • • • Permitirá la reactivación de una actividad que puede ofrecer una alternativa comparativamente competitiva al transporte terrestre de carga y pasajeros, tanto para el comercio interno como en apoyo al comercio exterior. Ofrecerá oportunidades empresariales a los ciudadanos que deseen invertir en la actividad y los ingresos generados por concepto de fletes permanecen en la economía nacional. Contribuirá a los ingresos fiscales al Estado, que resultarán beneficiados por los montos percibidos como impuestos, tanto de orden societario como personal. Permitirá al Estado captar capitales privados, lo que significa un ahorro de divisas. Habrá una mejora en la infraestructura vial, sin costo para el Estado, tanto en lo que a rehabilitación y mantenimiento se refiere, como a una menor congestión y mayor seguridad vial. Contribuirá a conservar energía reduciendo la balanza de hidrocarburos, y a mejorar la calidad ambiental. Permitirá la generación de empleo directo e indirecto, al imponer requisitos respecto de las tripulaciones, que constituye fuente de empleo para los nacionales, y reactivar el movimiento en los puertos, estiba/desestiba, transporte terrestre, etc. Asegurará una capacidad de transporte marítimo sujeta por completo al control nacional en tiempo de guerra o emergencia nacional. 74 • • Ayudará a sostener la capacidad de construcción y reparación de naves en astilleros nacionales. Alentará la introducción de innovaciones en tecnología naviera de alto riesgo, tales como las combinaciones integradas remolcador/barcaza y las naves roll-on roll-off de alta velocidad. Costos: • No hay costo alguno para el Estado, ya que las exoneraciones propuestas en el presente Proyecto de Ley de Cabotaje, no afectan a la economía del país desde que actualmente no se perciben recursos de esta actividad. CONSIDERANDO Que, el transporte acuático comercial en tráfico nacional o cabotaje es un instrumento promotor del desarrollo del comercio interior y exterior del país; Que, la insuficiencia y los mayores costos del transporte pueden impedir una rápida y segura vinculación con los centros de producción y de consumo en el extranjero y, en particular, que el crecimiento de las exportaciones se consigue asegurando la oferta directa y suficiente de bodega, que el transporte de cabotaje mediante servicios de enlace o “feeder” puede facilitar; Que, es necesario contar con una Marina Mercante Nacional, que forma parte de la Reserva Naval, como apoyo a la seguridad nacional, y el transporte de cabotaje puede ser un instrumento para ello; Que, el Estado ejerce jurisdicción y soberanía completa y exclusiva sobre el mar adyacente a sus costas, hasta el límite de las doscientas (200) millas marinas, y regula las actividades que allí se desarrollan, incluido el transporte de cabotaje; Que, las empresas establecidas en países de baja o nula imposición tributaria (paraísos fiscales o banderas de conveniencia), en donde no se pagan impuestos, constituyen una competencia desleal, que impide a las Empresas Navieras Nacionales lograr una libre, efectiva y equitativa participación en el transporte acuático de la carga generada por el comercio exterior e interior del país; Que, la mayoría de los países reserva el transporte de cabotaje a sus flotas mercantes nacionales para beneficio de sus economías, de su seguridad y de las fuentes de trabajo que genera, y le otorga protección gubernamental; Que, en tal sentido, es necesario adoptar medidas que promuevan la reactivación y el desarrollo del transporte de cabotaje de carga general; Que, se ha promulgado la Ley N° 28583, Ley de Reactivación y Promoción de la Marina Mercante Nacional, que reserva el transporte acuático comercial en tráfico nacional o cabotaje, en forma exclusiva a los buques de bandera peruana de las empresas navieras nacionales o arrendados por éstas bajo las modalidades de arrendamiento financiero o arrendamiento a casco desnudo, con opción de compra obligatoria; 75 Que, los incentivos de la Ley N° 28583, Ley de Reactivación y Promoción de la Marina Mercante Nacional, pueden resultar insuficientes para reactivar el transporte marítimo en tráfico nacional o cabotaje; Que, la Constitución Política del Perú en su artículo 74° señala que los tributos se crean, modifican o derogan, o se establece una exoneración, exclusivamente por ley o decreto legislativo en caso de delegación de facultades; ANTEPROYECTO DE LEY DE PROMOCIÓN DEL CABOTAJE PARA FACILITAR EL TRANSPORTE DE MERCANCIAS Y EL COMERCIO EXTERIOR TÍTULO PRELIMINAR DISPOSICIONES GENERALES DISPOSICIÓN PRELIMINAR CAPÍTULO I OBJETO Y ÁMBITO DE APLICACIÓN CAPÍTULO II DEFINICIONES TÍTULO I DE LA ACTIVIDAD DE CABOTAJE CAPÍTULO III DE LAS EMPRESAS DEDICADAS AL TRANSPORTE DE CABOTAJE CAPÍTULO IV DEL ACCESO A LA CARGA DE CABOTAJE TÍTULO II DE LAS MEDIDAS DE COMPETITIVIDAD CAPÍTULO V DE LA IMPORTACIÓN DE BUQUES CAPÍTULO VI DE LA CONSIDERACIÓN DE LA ACTIVIDAD NAVIERA COMERCIAL COMO EXPORTACIÓN DE SERVICIOS CAPÍTULO VII DE LOS INCENTIVOS PARA EL CABOTAJE DIPOSICIONES TRANSITORIAS TÍTULO PRELIMINAR DISPOSICIONES GENERALES Artículo 1°.- Cuando en la presente Ley se haga mención a la Ley de Marina Mercante, se entenderá que se refiere a la Ley N° 28583, Ley de Reactivación y Promoción de la Marina Mercante Nacional. Cuando se mencionen artículos sin indicar la norma legal correspondiente, se entenderá que son artículos de la presente Ley. Artículo 2°.- Las referencias que se hagan en la presente Ley a la Empresa Naviera Nacional se entienden sinónimas al Naviero Nacional a que se refiere la Ley de Marina Mercante. Se entienden sinónimas también, las referencias que se hagan a transporte de cabotaje ó transporte marítimo comercial en tráfico nacional o cabotaje de carga general, y a las palabras buque ó nave. 76 DISPOSICIÓN PRELIMINAR Artículo 3°.- Declárese de necesidad pública y de interés nacional la reactivación del transporte marítimo comercial en tráfico nacional o cabotaje de carga general, y consecuentemente la implantación y desarrollo de los elementos necesarios para dicho transporte. CAPÍTULO I OBJETO Y ÁMBITO DE APLICACIÓN Artículo 4°.- La presente Ley tiene por objeto promover la reactivación y el desarrollo del transporte de cabotaje, y sus disposiciones son aplicables a las Empresas Navieras Nacionales y a los buques dedicados al transporte de cabotaje. Artículo 5°.- La presente Ley no se aplica al transporte fluvial en los ríos de la Amazonía o al transporte lacustre en el Lago Titicaca, pero sí a la combinación marítimo-fluvial o viceversa o marítimo-lacustre o viceversa. Tampoco se aplica al transporte por mar de carga y/o pasajeros entre un puerto de nuestro litoral y cualquier instalación o estructura situada en la plataforma continental. CAPÍTULO II DEFINICIONES Artículo 6°.- Para los efectos de la presente Ley se entiende por: 1. Transporte marítimo comercial – El transporte de carga y/o pasajeros por medio de buques desde ó hasta un puerto de nuestro litoral. Por el ámbito territorial donde se realizan las operaciones, puede ser: a) Tráfico internacional – El transporte de carga y/o pasajeros efectuado desde puertos de nuestro litoral hacia puertos extranjeros o viceversa. b) Tráfico nacional o cabotaje - El transporte de carga y/o pasajeros efectuado entre puertos de nuestro litoral o la combinación marítimo-fluvial o viceversa o marítimo-lacustre o viceversa. 2. Carga de cabotaje – La carga que se transporta entre dos ó más puertos de nuestro litoral o en cabotaje interoceánico. Está constituida por: a) Las mercancías en libre circulación para consumo interno. b) Las mercancías importadas, que se transporten del puerto de arribo a algún otro puerto nacional, en alguno de los regímenes aduaneros. c) Las mercancías para exportación, que se transporten desde un puerto nacional a algún otro puerto en el país que se constituirá en puerto de salida. 3. Carga general – Está constituida por la carga fraccionada ó suelta y la carga unitarizada (contenedores, furgones, entre otros).. 77 4. Servicios de transporte acuático comercial – Por la periodicidad de sus operaciones, se clasifican de la siguiente forma: a) Servicio regular ó de línea – El que se oferta de forma general y se presta en condiciones de regularidad, publicidad y contratación asimilables a los servicios públicos. b) Servicio ocasional ó eventual – El que se contrata en forma privada y se presta sin sujeción a frecuencias, itinerarios u otras condiciones de regularidad ó publicidad. TÍTULO I DE LA ACTIVIDAD DE CABOTAJE CAPÍTULO III DE LAS EMPRESAS DEDICADAS AL TRANSPORTE DE CABOTAJE Artículo 7°.- Las Empresas Navieras Nacionales prestarán transporte de cabotaje, con arreglo a las disposiciones de la Ley de Marina Mercante y sus normas complementarias y modificatorias. Artículo 8°.- Para que la Dirección General de Transporte Acuático del Ministerio de Transportes y Comunicaciones otorgue el Permiso de Operación para efectuar transporte de cabotaje, la Empresa Naviera Nacional deberá acreditar ante ella su capacidad legal, como sigue: a) Que el cincuenta y uno por ciento (51%) ó más del capital social de la empresa, suscrito y pagado, es de propiedad de ciudadanos peruanos; y que ninguna acción o participación en el capital está a nombre de personas naturales que sean residentes, ó personas jurídicas que sean establecimientos permanentes situados o establecidos en países o territorios de baja o nula imposición tributaria, u otros que sin quedar comprendidos en los supuestos anteriores obtengan rentas, ingresos o ganancias a través de un país o territorio de baja o nula imposición tributaria. b) Tratándose de Empresas Navieras Nacionales dedicadas exclusivamente al transporte de cabotaje, que el cien por ciento (100%) del capital social de la empresa, suscrito y pagado, es de propiedad de ciudadanos peruanos. Artículo 9°.- Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo anterior, si en otros países existieren normas que limiten, discriminen o prohíban la inversión de ciudadanos peruanos en la actividad naviera comercial, se aplicarán en el país las mismas normas a los inversionistas de dichos países. CAPÍTULO IV DEL ACCESO A LA CARGA DE CABOTAJE Artículo 10°.- La actividad de transporte de cabotaje está reservada al sector privado. Sólo autorizado por ley expresa, podrá el Estado efectuar, subsidiariamente, transporte de cabotaje por razón de alto interés público o manifiesta conveniencia nacional, y en tanto subsistan las condiciones que justificaron la autorización. 78 Artículo 11°.- Las naves de bandera peruana fletadas de otras Empresas Navieras Nacionales para efectuar transporte de cabotaje con arreglo a lo dispuesto en el numeral 7.1 del artículo 7° de la Ley de Marina Mercante, tendrán preferencia sobre las de bandera extranjera, que podrán ser utilizadas excepcionalmente en el transporte de cabotaje cuando no haya disponibles -en condiciones de calidad, oportunidad o precio- las naves de bandera peruana que sean requeridas. Artículo 12°.- Tratándose de transporte de cabotaje en servicio regular o de línea, los contratos de fletamento no podrán tener una vigencia mayor a seis (6) meses computados desde la fecha de suscripción del contrato de fletamento, plazo que podrá prorrogarse por un periodo sucesivo no mayor a seis (6) meses en tanto no hayan disponibles naves de bandera peruana para el tráfico en cuestión. Tratándose de transporte de cabotaje en servicio ocasional ó eventual, los contratos de fletamento no podrán prorrogarse. Artículo 13°.- Las Empresas Navieras Nacionales podrán prestar transporte de cabotaje, incluido el cabotaje interoceánico, en forma exclusiva ó conjuntamente con el transporte marítimo en tráfico internacional. Artículo 14°.- El transporte de cabotaje de contenedores vacíos para su posicionamiento, que no paguen flete, no se considerará carga de cabotaje para los efectos de la reserva contemplada en el artículo 7° de la Ley de Marina Mercante. TÍTULO II DE LAS MEDIDAS DE COMPETITIVIDAD CAPÍTULO V DE LA IMPORTACIÓN DE BUQUES Artículo 15°.- La importación por las Empresas Navieras Nacionales de buques que vayan a enarbolar la bandera peruana, así como de unidades de transporte (contenedores, furgones u otros) y equipos de manipulación de carga, para ser utilizados exclusivamente en el transporte de cabotaje, no estarán afectos al pago de derechos de importación, impuestos o cualquier otro tributo, creados o por crearse, que graven, en forma temporal o definitiva, el internamiento de los mismos. Artículo 16°.- Los buques a ser utilizados exclusivamente en el transporte de cabotaje serán depreciados aplicando sobre su valor de compra una tasa de hasta veinte por ciento (20%) anual, a opción de la Empresa Naviera Nacional. Artículo 17°.- Los buques que queden en desuso por obsolescencia tecnológica ó pérdida total, a opción de la Empresa Naviera Nacional, podrán depreciarse anualmente hasta extinguir su costo o darse de baja por el valor aún no depreciado a la fecha de desuso, debidamente comprobado. Artículo 18°.- Por ningún motivo podrá darse a los bienes objeto del beneficio, uso distinto al señalado por esta Ley. En tal caso la Empresa Naviera Nacional deberá pagar los derechos dejados de abonar. 79 CAPÍTULO VI DE LA CONSIDERACIÓN DE LA ACTIVIDAD DE CABOTAJE COMO EXPORTACIÓN DE SERVICIOS Artículo 19°.- El uso, explotación o aprovechamiento del transporte de cabotaje prestado a título oneroso por las Empresas Navieras Nacionales a empresas navieras extranjeras en apoyo al comercio exterior mediante servicios de enlace o “feeder”, se considera que tiene lugar principalmente en el extranjero, y como tal se considera exportación de servicios. CAPÍTULO VII DE LOS INCENTIVOS PARA EL CABOTAJE Artículo 20°.- Las Empresas Navieras Nacionales y, en su caso, sus buques propios de bandera peruana o fletados, que realicen transporte de cabotaje, pagarán tarifas preferenciales fijadas en moneda nacional por los servicios portuarios que se les preste, tanto al buque como a la carga Artículo 21°.- Las Empresas Navieras Nacionales que presten transporte de cabotaje, así como, en su caso, sus buques propios de bandera peruana o fletados, destinados exclusivamente a tal tráfico, sólo están obligadas a presentar copia del Manifiesto de Carga, que contenga información referente al buque, nombre del Capitán, descripción de la carga (que incluya tipo, toneladas pagantes transportadas, y fletes unitarios y totales cobrados a nivel de usuarios), puertos de origen/destino, así como el nombre del embarcador y del consignatario. Artículo 22°.- Con la finalidad de promover e incentivar la inversión en el transporte de cabotaje, las Empresas Navieras Nacionales dedicadas exclusivamente a tal tráfico así como, en su caso, sus buques propios de bandera peruana, sin perjuicio de lo dispuesto por la presente Ley, y de los incentivos o beneficios que otorguen otros dispositivos legales al transporte acuático comercial en general, gozarán de los siguientes incentivos: a) Contarán con un capital mínimo equivalente al cincuenta por ciento (50%) del fijado para las demás Empresas Navieras Nacionales. b) Abonarán el cincuenta por ciento (50%) de los derechos registrales como Empresa Naviera Nacional aplicables a la inscripción en los Registros Públicos y Administrativos. c) Estarán exoneradas de pago de la tasa prevista en el Texto Único de Procedimientos Administrativos (TUPA) para el otorgamiento del Permiso de Operación. d) Estarán exoneradas de pago por concepto de ayudas a la navegación y recepción y despacho de naves, incluida la licencia de salida. e) Pagarán tarifas especiales fijadas en moneda nacional, por los servicios portuarios que efectivamente se les presten, tanto al buque como a la carga. f) Se aplicará a la descarga de mercancías de un buque que realiza transporte de cabotaje y a su reembarque en un buque en tráfico internacional o viceversa, la tarifa portuaria para carga de trasbordo si ésta fuese menor que la aplicable al transporte de cabotaje. g) Dispondrán de un amarradero en cada uno de los puertos del litoral, atendiendo al tipo de nave y sus características operativas, en el que tendrán preferencia para el atraque. h) Gozarán de facilidades para la solicitud, rectificación y/o cancelación de servicios portuarios, y horarios especiales que les permitan realizar las operaciones portuarias en forma ininterrumpida. 80 i) Determinarán las dotaciones de los buques, que estarán conformadas en cuanto al número de miembros y sus condiciones de capacitación profesional, por el personal estrictamente indispensable para garantizar en todo momento la seguridad de la navegación y del buque, teniendo en cuenta sus características técnicas y de explotación, sin perjuicio de lo dispuesto por ley. j) Abonarán tarifas preferenciales por los servicios que preste a sus buques la empresa Servicios Industriales de la Marina (SIMA). k) Los contenedores, furgones y otras unidades de transporte podrán ingresar bajo el régimen de importación temporal hasta por cinco (05) años. l) Los programas de reinversión estarán exonerados de todo tipo de impuesto hasta por el monto de la reinversión exclusivamente para la compra de naves para el transporte de cabotaje. DISPOSICIONES TRANSITORIAS Primera.- Con el fin de facilitar las operaciones de comercio exterior, en tanto ninguna Empresa Naviera Nacional se encuentre prestando servicio regular de transporte marítimo de carga en contenedores entre puertos peruanos, para ser embarcada con destino a un puerto en el extranjero, éste podrá ser efectuado por naves operadas por empresas navieras extranjeras. Ello se acreditará con el conocimiento de embarque o con el manifiesto de carga, en los que conste que la carga tiene como destino un puerto ó punto ubicado en el extranjero. El acceso de las empresas navieras extranjeras a la carga de cabotaje, se concederá únicamente sobre la base de una estricta reciprocidad, en similares condiciones y en la proporción al acceso que se permita a las Empresas Navieras Nacionales ó a los buques propios o fletados por ellas, a la carga de cabotaje transportada por vía acuática que se genere en el país de dichas empresas navieras extranjeras. Segunda.- Sustitúyase el artículo 56° del Texto Único Ordenado de la Ley General de Aduanas, aprobado por Decreto Supremo N° 129-2004-EF, por el texto siguiente: “Artículo 56°.- Es el régimen aduanero mediante el cual las mercancías provenientes del exterior, son transportadas bajo control aduanero de una aduana a otra, con suspensión del pago de tributos”. Tercera.- En el proceso de adecuación a la presente Ley, las Empresas Navieras Nacionales ó excepcionalmente las extranjeras, prestarán transporte de cabotaje con buque de bandera extranjera hasta el 31 de diciembre de 2007. Cuarta.- La Superintendencia Nacional de Administración Tributaria (SUNAT) adecuará sus procedimientos aduaneros a lo establecido en la presente Ley, en un plazo que no excederá de 90 días calendarios contados a partir de su entrada en vigencia. Quinta.- La presente ley entra en vigencia al día siguiente de su publicación en el Diario Oficial. 81