Seguridad y Calidad de Vida El común de la gente asume que la “seguridad” está en manos del estado, de las fuerzas y se refiere únicamente a una batalla entre policías y ladrones, por otra parte interpreta que la “calidad de vida” es un término discutido que significa “vivir bien y sin presiones”. Ambas cosas son parcialmente ciertas y están íntimamente vinculadas: sin seguridad no se puede hablar de calidad de vida. Analicemos seriamente las definiciones de seguridad para pasar luego, a analizar nuestra calidad de vida. Esto es inseguridad delictiva: Esto es inseguridad cívica: Es común, y parte de mitos urbanos, asociar la seguridad con las fuerzas policiales y militares; esto implica que se hace recaer sobre el estado la función de protección. Definitivamente esto no es así. Es una visión parcializada de la realidad. La policía, por ejemplo, no es suficiente para protegerlo a usted ni a su empresa, está para hacer cumplir la ley y realizar intervenciones e investigaciones según dicta el artículo 3ro Cap II Funciones y Atribuciones Ley Orgánica Pol.Fed., entre otras obligaciones. Si esto no lo sabía, ya lo sabe. Es usted quien tiene la responsabilidad directa o indirecta de preservar la seguridad en su contexto. El ciudadano puede ejercer la seguridad de varias formas y también existen medios, como contratar a especialistas en seguridad que pueden encargarse de proteger sus activos. Cuando se habla de activos también se habla de personas. Las personas son activos tanto dentro de una organización como parte fundamental constituyente de la sociedad. Nadie puede darse el lujo de perder o sacrificar ningún activo ya que son la base de una sociedad y la base de una Nación. El que sacrifica o perjudica activos en aras de sus propios fines, por ejemplo, enajenando tierras, quitando vidas o endeudando a la Nación debe ser juzgado y condenado. En eso estamos todos de acuerdo. Por ello la seguridad cuando se trata de proteger los activos de una empresa, de un barrio, de un club o de un colegio no está a cargo de la policía, que puede actuar luego de producido un incidente o solo bajo dos circunstancias: in fraganti, es decir: durante el hecho o por orden de un juez. No existe otra instancia donde pueda accionar para impedir la enajenación de un activo. ¿Y qué tiene esto que ver con la calidad de vida? Yendo al punto: la seguridad preserva la calidad de vida de una sociedad. En esto consiste la seguridad, lo demás…es política. Definamos calidad de vida y al hacer esto podemos darnos cuenta de las vulnerabilidades y peligros que nos circundan. La calidad de vida de una sociedad se mide en función de cinco áreas diferentes: el bienestar físico (salud, seguridad física, integridad física, seguridad en sus activos y propiedades, todos los servicios públicos); bienestar material (ingresos, vivienda, pertenencias, transporte, viaductos, autopistas y demás, pertenencias, garantías del sistema financiero y fiscal, garantías del sistema previsional); bienestar social (relaciones personales, relaciones laborales, equidad, familia, educación, participación ciudadana, libertad de trabajo y de opinión, etc.) y bienestar emocional (religión, creencias, integridad moral, libertad de circulación y de participación, integración en diferentes ambientes, participación cultural y demás). Como ejemplo basta ver que muchísimas ciudades de nuestro país que, dicho al azar, poseen un 10% de cada uno de los puntos que hacen a la calidad de vida enunciadas. Es decir: no tienen una calidad de vida aceptable o mínimas. No tener una calidad de vida aceptable implica que estas ciudades son “vulnerables”. La vulnerabilidad es todo aquello que aumenta la susceptibilidad de una comunidad al impacto de los efectos adversos, tanto naturales como causados por el hombre; es decir: la baja calidad de vida de una sociedad hace que esa sociedad resulte ser más vulnerable a cualquier incidente que pueda ocurrirle: accidental o intencionalmente, por factores naturales o humanos. ¿Quién garantiza entonces que se preserva una calidad de vida deseada o esperada y con capacidad para mitigar al máximo las vulnerabilidades de las empresas, sociedades, barrios, escuelas, hospitales, y demás componentes de una Nación? La seguridad. Si pensó en los “políticos” se equivocó, el político busca alcanzar las metas establecidas por su propio partido político y a veces, ni siquiera eso. No busca la mitigación de las vulnerabilidades, es un tema que le es totalmente ajeno. Lo mismo ocurre, como ya he explicado, con las fuerzas de seguridad. Veamos un ejemplo sencillo. En el transporte se busca seguridad, celeridad, confort, economía y accesibilidad, para nombrar algunas prestaciones. Esto es obvio, sin embargo no siempre se cumple. El Jueves 16 de Marzo de 2017 se inauguró el centro de monitoreo del Subterráneo del Gobierno de la Cdad. de Buenos Aires operando 24/7/365: El Jefe de Gobierno, Larreta indicó “apostamos por mejorar cada día la seguridad”. La seguridad no es una apuesta, no es un juego de azar, es una ciencia. Y la apuesta se perdió el día 27 de Febrero de este año, es decir 1 año después demostrando que en seguridad no se juega. Se sabe o no se sabe de seguridad, lo demás es un invento ya que toda la Policía Federal asignada (pueden verse las insignias en la fotografía), los supervisores de turno del centro de observación y hasta el Ministro de Seguridad, Ocampo, no logran comprender que la seguridad hace a la calidad de vida de una sociedad. El 27 de Febrero, Débora Garay sufrió dos incidentes, uno en la vía pública y el segundo en el subterráneo, en la estación Agüero, donde un individuo comenzó a realizar actos inmorales frente a ella con intenciones delictivas. El WhatsApp del celular de esta joven operó con mucha mayor rapidez y efectividad que las cámaras de seguridad, que el centro de monitoreo, que la policía, que los supervisores de objetivo y logró sacar fotografías y enviárselas a su hermana las cuales les sirvieron para hacer la denuncia ante la fiscalía correspondiente. Resumiendo: los gobiernos no toman seriamente la seguridad. Les resulta difícil comprender que la seguridad parcializada afecta a la calidad de vida de los ciudadanos, de las empresas, de los organismos privados y públicos y de la continuidad operativa de una Nación. Como ya diseñé dos centros de monitoreo urbano indico por cortesía con el lector de esta nota las cosas que fallaron: 1. Capacitación: falta de entrenamiento tanto a los observadores como a los supervisores de objetivo. 2. Procedimientos: falta de protocolos de accionar frente a un delito o sospecha del mismo. 3. “Liaison” o enlaces tácticos: falta de comunicación con las fuerzas privadas y/o públicas fuera y dentro del tren subterráneo para que atraparan al delincuente al intentar circular o retirarse de cualquier estación del ramal del subterráneo implicado. Es decir: una completa falla operativa y táctica. La multiplicidad de eventos que ocurre en nuestro país de orden delictivo y de los que no son de orden delictivo es alarmante. Por ejemplo, no existen planes de contingencia en las represas como Yaciretá. O el problema de los desplazamientos de tierras en Comodoro Rivadavia o las miles de situaciones de emergencia que vive a diario nuestro país: inundaciones y catástrofes naturales que podrían haber sido impedidas o mitigadas, huelgas, paros, falta de clases, falta de suficiente asistencia sanitaria, violencia laboral, inequidad de género, violencia policial, violencia delictiva, violencia de género, controles financieros de las arcas estatales, controles de los presupuestos nacionales anuales, en fin, todo aquello que afecta a la “calidad de vida”. En concreto: de todo esto se ocupa la “SEGURIDAD” y no solamente de policías y ladrones. Espero que esta nota esclarezca conceptos falazmente arraigados en nuestra sociedad.