Historia del pensamiento económico Jorge M. Streb Clase 4 Temas 1. Fernández López sobre el mercantilismo 2. Viner sobre el mercantilismo 3. Adam Smith, Riqueza de las naciones, libros IV 4. Comparación de textos: Smith y List 5. Hirschman: las ideas del siglo XVIII sobre motivaciones humanas 6. Montesquieu y El espíritu de las leyes 7. Adam Smith, Riqueza de las naciones, libro V 8. Marx y Engels: “El manifiesto comunista” Desarrollo 1. Fernández López sobre el mercantilismo Fernández López trata el mercantilismo en sus capítulos 8 (consideraciones generales), 9 (Mun) y 10 (von Hörnigk). En sus consideraciones generales, plantea que entre el siglo XV y el siglo XVIII primaron políticas económicas mercantilistas, con rasgos nacionalistas y proteccionistas que volvieron a aparecer después. Mun es uno de los autores mercantilistas paradigmáticos, con su regla de superávit de balance comercial, que llama El tesoro de Inglaterra por el comercio exterior (1664), buscando vender afuera más que el valor que de los extranjeros consumimos. Sus comentarios justifican exportar oro, porque la Compañía de Indias Orientales al importar telas de Oriente luego las reexportaba por más de lo que gastaba inicialmente. <Esta lógica fue llevado al extremo durante la política del cepo en Argentina donde se le exigía a cada empresa que exportara para justificar el uso de divisas para importación. Ya no es 1 buscar balance de comercio a nivel agregado, sino empresa por empresa, como por ejemplo Adidas exportando frutas para importar zapatillas>. Mun también habla de desarrollar recursos naturales, pero lo central es su regla de superávit del comercio exterior. Von Hörnigk es célebre por 9 reglas. Son interesantes ya que son particularmente abarcativas y claras, y muchas de ellas aparecen en la política económica de Argentina y América Latina del siglo XX y de ahora. Están tomadas de su obra Österreich über alles (1684): 1. Explotar los recursos naturales del país 2. Procesar las materias primas en el país 3. Asegurar una población industriosa e instruida 4. Mantener el oro y plata dentro del país y no permitir su atesoramiento 5. Los habitantes deben comprar en lo posible productos nacionales, no productos importados < “Compre nacional” > 6. Mantener intercambio balanceado con los extranjeros 7. Importar materias primas, no productos terminados 8. Exportar manufacturas 9. No permitir importaciones competitivas con bienes nacionales A diferencia de Mun, el énfasis es no es en un superávit en el comercio exterior, aunque el comercio exterior sigue siendo central y aparece mencionado en los puntos 4 y 6. Además, se mantiene en otros puntos lo de limitar o regular el comercio, como el 5 y el 9, pueden llevar a problemas de poder de mercado de las empresas, que es un tema que retoma Smith. Junto con este proteccionismo aparece otro tema tal vez más contemporáneo, el de la industrialización del país, como muestran los puntos que han sido subrayados, que apunta a que cierto tipo de especialización es más beneficioso que otro. Es decir, la protección se usa específicamente para eso. 2. Viner sobre el mercantilismo 2 Jacob Viner plantea una contraposición, poder versus plenitud, como objetivos en la época del mercantilismo en los siglos XVII y XVIIII. Viner empieza con la caracterización del mercantilismo como un sistema de poder, como el fin único o preponderante de la política exterior, con la plenitud como un medio necesario para alcanzar o retener el poder. Esta se puede llamar la primera tesis. Liga esta interpretación con autores historicistas como Gustav von Schmoller, que lo veían positivamente, además de ensalzar el mercantilismo de estado más puro de Prusia y los estados absolutistas, en contraste con el mercantilismo de las países con estados constitucionales donde las clases comerciales eran más influyentes. Sin embargo, el economista liberal Eli Heckscher también adopta esta caracterización, aunque en forma desaprobatoria. Pero su tesis principal de que para los mercantilistas el poder era el único fin de la política de estado, con plenitud simplemente uno de los medios, a veces deja paso a la tesis modificada de que poder y plenitud eran fines paralelos, o a la concesión de que a veces los mercantilistas consideraban el poder como un medio para alcanzar la plenitud. Viner está en desacuerdo en que los mercantilistas consideraron al poder como el único fin de la política exterior, ni que la plenitud estaba completamente subordinada a consideraciones de poder, ni que había una oposición entre ambas. Lo discute en particular a propósito de Colbert, uno de los máximos exponentes del mercantilismo. Viner sí reconoce que muchos mercantilistas razonaron sobre la economía con la lógica del poder militar, donde lo que importa es el poder relativo, aplicando así la cuestión de “balance de poder” a la economía vía el “balance de comercio”. Esto lleva a políticas de empobrecer al vecino, en lugar de buscar el progreso propio (aquí cita la crítica de Adam Smith al mercantilismo en este sentido). Viner tiene la siguiente tesis alternativa: (i) la riqueza es esencial para el poder, sea por seguridad o para agresión; (ii) el poder es esencial para adquirir o retener riqueza; (iii) riqueza y poder son ambos fines en sí mismos de la política nacional; (iv) hay una armonía a largo plazo entre ambos objetivos, aunque a corto plazo puede ser necesario a veces hacer sacrificios económicos en aras de la seguridad militar y también de la prosperidad a largo plazo. 3 Lo que Viner cuestiona del mercantilismo es que mucha de la teoría económica de los mercantilistas estaba descaminada, pero a diferencia de Heckscher no cuestiona su planteo sobre la razonabilidad de la relación entre poder y prosperidad. 3. Adam Smith, Riqueza de las naciones, libro IV Smith habla en el libro IV de lo que el Estado venía haciendo. A. El mercantilismo El libro IV trata el mercantilismo en los capítulos 1 a 8. El capítulo 1 trae un ejemplo irónico de no exportar las ollas y sartenes a cambio de vino, ya que es un bien no durable que desaparece una vez consumido. Caracteriza en ese primer capítulo al mercantilismo por igualar la riqueza con los metales preciosos: partiendo de que un hombre rico tiene mucha plata, esta escuela hace una analogía para aplicarlo a la nación, apuntando luego que el único modo de aumentar los metales preciosos en un país sin minas es vía el superávit de comercio exterior. Esto remite al texto de Mun. Continúa describiendo al mercantilismo como una política que para disminuir las importaciones usa prohibiciones o aranceles sobre la importación de bienes producidos domésticamente o de países donde el balance comercial es desfavorable. Para aumentar las exportaciones, usa reintegros, subsidios, acuerdos de comercio para ser nación más favorecida y el establecimiento de colonias. Su visión de los beneficios del comercio exterior es muy diferente a la de Mun: el beneficio venía de intercambiar bienes nacionales que no tenían demanda interna por otros extranjeros que sí eran de utilidad. Esto se conoce como una teoría del comercio exterior basado en el intercambio de excedentes, que se complementa con su teoría de la división del trabajo (parte de esta especialización puede venir por ventajas productivas naturales). Es decir, apunta que lo central son las ganancias del intercambio, que no tienen nada que ver con el signo del balance comercial. Además, considera que se podía llegar a reemplazar con ventaja los metales preciosos como medio de intercambio. 4 Agrega que la falta de oro y plata no es fundamental, ya que se puede suplir por el trueque, mejor aún por un sistema de créditos y clearing, o mejor aún por el papel moneda si está bien regulado; en cambio, sin insumos la industria se paraliza, sin comida la gente pasa hambre. Luego escribe en el capítulo 8, que se agregó en la tercera edición de la Riqueza de las Naciones, dos excepciones a estimular exportaciones y frenar importaciones que aparecen en los autores mercantilistas: la de desincentivar la exportación de materias primas e incentivar la importación de materias primas sin procesar. [Con este agregado del capítulo 8 del libro IV, se capta mejor la versión mercantilista que aparece en las reglas de von Hörnigk que describe Fernández López en el capítulo 10 de su libro sobre historia del pensamiento económico.] En este capítulo plantea que en el mercantilismo, en lugar de subordinar la producción al consumo, parece como si la producción, no el consumo, fuera el fin y objetivo de la industria y el comercio. Por tanto, si bien Adam Smith empieza caracterizando en su libro IV, capítulo 1 al mercantilismo como medios de estímulo de exportaciones (punto 8 de von Hörnigk) y freno a importaciones (puntos 5, 6 y 9), luego agrega en el capítulo 8 la cuestión de no exportar materias primas sin procesar (punto 2) y la de importar materias primas sin procesar (punto 7 de von Hörnigk). El punto 4, por otro lado, es asociado a Smith a las versiones más primitivas de mercantilismo anteriores a Mun. A esto agrega von Hörnigk dos cuestiones que no tienen nada que ver con el comercio exterior, los puntos 1 (explotar los recursos naturales del país) y 3 (asegurar una población industriosa e instruida), por lo que se ve que es parte de un programa de desarrollo que enfatiza la necesidad de acción activa del estado para progresar. En cambio, List después va a tener un argumento sobre proteger “industrias nacientes”. Si todos los países aplican las mismas máximas de no exportar materias primas y no importar bienes manufacturados, el comercio exterior se reduce, en el límite, a nada. De hecho, algo de eso ocurrió en la década de 1930 cuando se pasó de libre comercio al comercio ultraregulado y bilateral entre naciones. Se podría pensar como una situación donde el comercio internacional no se ve como algo de suma positiva sino de suma cero (es decir, una vuelta a las posiciones presmithianas). Sin embargo, la tradición 5 mercantilista es importante por otra cuestión, más allá de sus recetas económicas: es importante por sus planteos de países en competencia que no siempre comercian entre sí, sino que pueden entrar en conflictos armados. Este es un aspecto que luego van a rescatar los autores nacionalistas, al plantear cómo una economía fuerte es importante para defender un país contra sus enemigos. Viner trata esto. B. La fisiocracia El último capítulo, el 9, está dedicado a la fisiocracia. Los presenta como críticos de mercantilismo, en especial de Colbert que prohibió la exportación de maíz, que se sumó a restricciones de comerciar entre provincias francesas y a impuestos excesivos sobre la agricultura. Destacan los fisiócratas a la renta de la tierra como lo que genera un excedente. Por tanto, no computan los ingresos que permiten consumir a los trabajadores como parte del excedente. A diferencia de ellos, Smith no sólo cree que agricultura crea un excedente, sino también el comercio y manufacturas, aunque deja de lado otros servicios (en este le queda un rastro del espejismo de la durabilidad que tanto critica en los mercantilistas). Así, corrige la fórmula fisiocrática para decir que no es que el consumo de los artesanos, trabajadores manufactureros y comerciantes sea igual al valor de lo que producen, sino que el ingreso de esta clase es igual al valor de lo que produce. Estos ingresos a su vez se pueden usar tanto para el consumo como para la inversión. En este sentido, estos ingresos de las manufacturas y del comercio no se diferencian de los ingresos generados en la agricultura. En la agricultura, hay que computar los beneficios y salarios, no sólo las rentas agrícolas como parte del excedente. En este pasaje, utiliza riqueza para referirse a un stock (la riqueza como bienes de capital) que se acrecienta con la inversión. Defiende la noción fisiocrática de “laissez faire, laissez passer”, ya que considera que tanto perjudicar la agricultura (como hicieron Colbert y los mercantilistas) como el comercio y la industria (menciona en este caso a China, India, así como las antiguas Grecia y Roma) son contraproducentes. Los recursos se tienen que dirigir a cada sector libremente, en lugar de que el capital sea artificialmente estimulado hacia cierto sector, o 6 impedido de ir a cierto sector, ya que esto reduce el valor real del producto anual de la tierra y el trabajo. Este es el sistema de libertad natural: las tareas del soberano son otras: defensa, justicia, y bienes públicos, y no ocuparse de quehaceres para los cuáles no está capacitado y no tiene información, como saber en qué sector es más provechoso y es más útil invertir el capital. 4. Comparación de textos: Smith y List Comparamos un texto de List con un pasaje de Adam Smith del Libro IV, capítulo 2 de la Riqueza de las Naciones. El texto de List de 1841 se reproduce al final del capítulo 8vde Fernández López sobre Mun. Es quizás sorprendente que la postura de Smith sea la de justificar las leyes de navegación. Uno asociaría esto con una mirada más nacionalista, no con la visión usual de Adam Smith. La imagen que uno tiene de Smith es que está a favor del libre comercio, por así decirlo una “utopía” que propugnó en un mundo con un comercio altamente regulado y trabado. Sin embargo, aquí Smith hace una excepción en su propuesta de liberar el comercio. La explicación que da Smith para lo que puede parecer una contradicción con su postura general es que, en este caso histórico particular, esta ley sirvió para proteger a Inglaterra de la amenaza latente de una agresión por parte de Holanda. Agrega que la defensa o supervivencia es más importante que la opulencia o comodidad. En otras palabras, lo que Smith puntualiza en el libro IV, capítulo 2 es que la defensa es más importante que la opulencia y por eso dice que dada la animosidad existente entre Holanda e Inglaterra en ese momento, la Ley de Navegación fue sabia al disminuir el poder naval de Holanda en un momento en que sólo Holanda podía amenazar la seguridad de Inglaterra.1 1 Es muy interesante como Adam Smith discute otras razones para aplicar tarifas proteccionistas. Uno, como castigo a naciones que nos ponen trabas, donde dice que pueden servir si logran que el otro las suspenda (lo que deja como un asunto de esos insidiosos y habilidosos animales llamados “políticos”), pero que si no lo hacen, además de no corregir el daño de los exportadores damnificados inicialmente, le agrega un castigo adicional a toda la sociedad que beneficia a un sector diferente del que sufrió el perjuicio. Dos, 7 Esta no es la imagen habitual que tenemos de Smith, sino que es algo que lo acerca a los autores nacionalistas. Lo que pasa es que cuando no hay sólo consideraciones de mercado, hay que tomar en cuenta una lógica más amplia. Esto permite vislumbrar una lógica más general en Smith: si uno tiene una mirada más amplia del mundo donde no sólo hay intercambios voluntarios sino que se puede llegar a usar la fuerza para llevar adelante los fines racionales que uno tiene, entonces se puede entender mejor por qué puede ser necesario en algunos casos desarrollar la fuerza militar (que en este caso se basó en el desarrollo de una marina mercante fuerte). Esto apunta a la moderna literatura económica sobre el conflicto. En esto, Adam Smith es consecuente: la racionalidad no solo lleva a intercambios voluntarios que se pueden analizar vía mercados (libro I), sino que puede recurrirse a fuerza por lo que hay que tomar en cuenta consideraciones más amplias si hay riesgos bélicos (esto es tema de su libro V). En el libro V, el primer rol del soberano es la defensa. Si bien la defensa contra Holanda era lo más importante por el clima de beligerancia reinante, Smith considera que esto implicó un costo económico: hubiera sido más eficiente si no hubiera habido necesidad de hacer eso, porque las limitaciones a las importaciones a su vez llevan a limitaciones a las exportaciones, desincentivando indirectamente la producción nacional. Por otro lado, List considera que el poder económico superior de Inglaterra resultó de su superior poderío militar, así que piensa que eso fue la llave para una mayor riqueza. Es decir, el meollo del desacuerdo es sobre las consecuencias económicas del Acta. Cuando se evalúa la Ley de Navegación de 1651 en Inglaterra, mientras que List elogia la Ley de Navegación y los beneficios económicos y políticos que trajeron a Inglaterra. Smith considera que la Ley de Navegación fue políticamente beneficiosa pero económicamente mala. Es decir, ambos autores se contradicen sobre el impacto económico de la Ley de Navegación. List critica a Adam Smith por decir que fue nefasta económicamente, pero beneficiosa políticamente al aumentar el poder de Inglaterra frente a Holanda. porque puede convenir liberar el comercio gradualmente para no generar desempleo repentinamente en sectores perjudicados. Tres, para igualar los impuestos que sufren productos domésticos e importados. 8 Queda abierta la pregunta de quién tiene razón, aunque históricamente da la impresión que construir un imperio mundial no fue la clave para la revolución industrial que luego se dio en Inglaterra (si fuera por eso, España y Portugal hubieran llegado antes a la revolución industrial). Como List argumenta que un imperio puede dar ventajas económicas en el tiempo, esto se liga con las ventajas adquiridas. Pero en el medio de sus observaciones, List menciona la importancia de la protección de la industria textil británica contra la importación de seda y algodón, lo que remite a sus ideas de las industrias “infantes”. Smith desde ya también cree en ventajas adquiridas, lo que ahora se llama “learning by doing”, pero no presenta el argumento de protección temporaria por razones económicas que luego introduce List para las industrias infantes. Además, ambos autores pueden tener puntos de vista diferentes para mirar el bienestar económico: uno lo puede evaluar desde punto de vista estrictamente nacional o desde un punto de vista global. Las consecuencias son bastante distintas. 5. Hirschman: las ideas del siglo XVIII sobre motivaciones humanas Albert Hirschman escribió Las pasiones y los intereses: argumentos políticos para el capitalismo antes de su triunfo a partir de una frase de Montesquieu: “Y es afortunado para los hombres estar en una situación donde, aunque las pasiones los lleven a ser malvados, sin embargo tienen un interés en no serlo”. Le preocupa a Montesquieu en particular el abuso del poder político. Menciona a este respecto como las operaciones de comercio exterior (salida de capitales) “han terminado con los grandes y arbitrarios golpes de autoridad del soberano, o por lo menos con su éxito”. A. Parte I: cómo los intereses eran llamados a contrapesar las pasiones El hombre tal como es En el Renacimiento surgen nuevas teorías del estado. Maquiavelo plantea la dicotomía entre realidad y utopías: no hay que dedicarse a las repúblicas y monarquías imaginarias 9 que nunca han existido (Utopía es precisamente el nombre de una obra de Tomás Moro, contemporáneo de Maquiavelo). Esto requiere una nueva concepción de la naturaleza humana, sostiene Hirschman. Maquiavelo plantea los intereses y razones de estado que se independizan de la moral, lo identifica con la voluntad racional no perturbada por impulsos. Pero el problema que se presentó es que el interés del soberano es difícil de definir. El interés resultó más exitoso en el ámbito económico para explicar la conducta de individuos: interés como ventaja material. El interés es un principio más simple. A diferencia del carácter predecible del interés, las pasiones se presentaban como caprichosas. La inconstancia es un problema para el orden social. Para Hume, por ejemplo, mientras que el amor de ganancia es universal, la envidia y la venganza son transitorias. Reprimir y domesticar pasiones Si no alcanza con la filosofía moralizante ni la religión para controlar las pasiones destructivas, se plantean tres alternativas: (i) Coerción estatal: Hobbes plantea un acuerdo original para dar el poder a un soberano absoluto, pero es difícil que el soberano a su vez no sucumba a las pasiones; (ii) Domesticar las pasiones: Mandeville y Smith exploran esta idea, con el interés propio que lleva a bien común; (iii) El principio de pasiones contrapuestas: Spinoza y su tesis de que una pasión no puede ser dominada sino por pasión más fuerte, ya que el saber del bien o el mal no alcanza si no es apasionado; Hamilton en El federalista habla de ambición frena ambición, la idea de Montesquieu de la división poderes aparece justificada con la aplicación de otro principio, el de las pasiones contrapuestas: de la acción dentro de un mismo individuo, vuelve al ámbito del estado. El interés como nuevo paradigma 10 Si bien el comercio internacional era de suma cero para mercantilismo, no lo era en Hume y Smith donde lleva al beneficio mutuo. En Adam Smith, el deseo de mejorar la condición se opone a la ambición, al deseo de poder y a la lujuria. El interés adquiere una valoración positiva y ya no es llamado por Smith “avaricia”, algo negativo. Platón plantea la dicotomía de pasiones versus razón [observación: la imagen de Platón de nosotros como una carroza tirada por dos caballos se investiga ahora en la biología neuronal que habla de dos cerebros, uno más instintivo y primitivo en el hipotálamo, relacionado con los reptiles, otro más avanzado y deliberativo que tiene que ver con la corteza cerebral]. Si la pasión es destructiva y la razón es inefectiva, el interés surge como una alternativa. El interés es visto como la pasión del amor propio contenido por la razón, o la razón dada fuerza por esa pasión. No todos convencidos por este paradigma: Spinoza ve como un problema la inhabilidad para seguir los sanos intereses, Hume plantea la importancia de la generosidad que refrena al egoísmo. [Mi observación a esta caracterización de Hirschman del interés; se corresponde a nuestra idea actual de racionalidad económica. La racionalidad económica no supone sólo capacidad de incorporar información y razonar para resolver los problemas de optimización, sino que supone que están definidas nuestras preferencias. Es decir, la racionalidad económica no es sólo es saber sino querer. En este sentido de que no es sólo razón sino pasión, la racionalidad económica se parece en parte a las discusiones actuales de inteligencia emocional, por lo menos en el sentido mínimo de que la racionalidad económica supone que sabemos qué queremos.] Hacer dinero y comercio como inocentes, dulces y calmos El Dr. Johnson plantea que el hacer dinero es empleo inocente, no puede llevar a mal en gran escala. Montesquieu habla de la dulzura de comercio, ya que suaviza las maneras o costumbres. Smith lo caracteriza al deseo de mejora material como deseo calmo y desapasionado pero constante. El comentario de Hirschman es que al mismo tiempo que se decía esto había tráfico esclavos. Lo que reconoce Hirschman es que en todo caso lo 11 que estos autores enfatizan es el contraste con la violencia de la aristocracia y su ambición de construir imperios. [Mi comentario: no hay nada que efectivamente restrinja la racionalidad económica o al interés a buscar carriles de intercambio voluntario. Por ejemplo, los ingleses, antes de abrirse al libre comercio (sobre todo a partir de 1850), buscaron construir a partir del 1600 un imperio como habían hecho antes los españoles y portugueses. Es decir, la racionalidad económica o el interés pueden llevar a recurrir a la fuerza o a la violencia. Por tanto, la idea de Adam Smith en realidad va más allá del puro interés, como en el libro V de la Riqueza de las naciones sobre la importancia de un sistema de justicia para evitar el delito económico, o en Teoría de sentimientos morales cuando habla del interés limitado por la idea del juego limpio.] B. Parte II: cómo se esperaba que expansión de economía mejorara política Smith eligió enfatizar solo los beneficios económicos, no políticos, del interés. Pero Montesquieu en Francia, Steuart en Escocia, consideraron como intereses frenaban excesos de poderosos. Los fisiócratas y Smith se diferencian de los anteriores. Vamos a ver parte de esta discusión en Hirschman. Montesquieu En la democracia, hay efectos benéficos del comercio: trae espíritu de trabajo y moderación. Se refuerza el argumento con los efectos positivos del comercio no sólo en las repúblicas, sino en la monarquía y el despotismo. En este sentido, Montesquieu resalta como la invención de las letras de cambio hizo la riqueza invisible, ayudando a evitar la extorsión de los poderosos. En consecuencia, solo un buen gobierno trae prosperidad al príncipe: las pasiones llevan a la maldad, el interés no. Es decir, la (posible) fuga de capitales lleva a que acciones arbitrarias gobierno sean evitadas, o por lo menos su éxito aminorado. En general Montesquieu prefiere riqueza móvil y movilidad capitales, como Spinoza antes que él. Pero tal vez es un consuelo de desesperación: contraposición 12 pasiones era auxiliar al límite institucional de contraposición poder (la separación de poderes). [Mi observación: efectivamente, Montesquieu buscó otro remedio, un remedio político para un problema político (y económico) que es el cercenamiento de la libertad individual por el Estado: la separación de poderes.] Fisiócratas Estaban en contra de un gobierno “débil” como el de Montesquieu. Defendían la no intervención del gobierno en mercados, con un gobierno fuerte detrás que lo hiciera efectivo. Para tener interés en la prosperidad, el gobernante tenía que ser copropietario de las riquezas. Esto requiere un sistema de estadistas ilustrados.[Mi comentario: a los fisiócratas les interesaba la libertad de mercados, no la libertad en un sentido más amplio. Por eso propugnaban un sistema de “despotismo ilustrado”.] Adam Smith y el fin de una visión La riqueza de naciones tiene un fuerte justificativo económico de la búsqueda interés propio. El progreso se puede dar a pesar de contexto político desfavorable (violencia e injusticias de gobernantes). El progreso político no es prerrequisito para el progreso económico para Smith, por lo que él sólo propone cambio de políticas específicas. Colapsan todas las pasiones en la búsqueda riqueza: La Teoría Sentimientos Morales y conseguir respeto de otros a través de la riqueza. Esto explica a hombre del montón (a diferencia de aristocracia y sus pretensiones). Intereses llevan a buscar empleo útil. Con esto se reduce el campo de estudio. El comentario de Hirschman es que guerras napoleónicas muestran que sin embargo el comercio no pacifica. [Mi comentario: Adam Smith escribe en la Inglaterra del siglo XVIII, que es el siglo anterior pasó por la guerra civil, el protectorado de Cromwell y la restauración monárquica, antes de que en 1688 se diera la revolución gloriosa que impuso un gobierno moderado con una monarquía constitucional, es decir, un rey subordinado al parlamento. Como los grandes terratenientes estaban representados en el Parlamento inglés, su interés 13 era que el gobierno protegiera los derechos de propiedad. Esto encaja bien con la idea de estado gendarme que protege los derechos de propiedad. La falta de referencia a esto es lo que North y Thomas (1973) critican de Smith. Lo va a criticar a Smith también Olson (2000), ya que dice que los mercados de contado se pueden desarrollar en cualquier parte, pero los mercados de futuro solo existen en los países desarrollados ya que requieren un estado que pueda sostener una justicia eficiente que respalde los contratos en los mercados de capitales, necesarios para profundizar el stock de capital. En contraste a Smith, Montesquieu escribe del otro lado del Canal de la Mancha, donde regía el modelo absolutista representado por el dicho atribuido a Luis XIV, “el estado soy yo”, aunque el rey tenía muchos límites en el antiguo régimen. Es decir, no existía el imperio de la ley (“rule of law”) como en Inglaterra. Por tanto, es más difícil en ese contexto social aislar el estudio de los mercados de la política.] 6. Montesquieu y El espíritu de las leyes Tienen para lectura obligatoria algunos pasajes seleccionados de esta obra. Sigue una guía de lectura. No arranca, como La riqueza de las naciones, con el intercambio voluntario, sino como la acción colectiva de los hombres que pueden abusar de su poder en contra de sus vecinos más débiles cuando se dan cuenta de él. Esto es otra manifestación del interés. Y este interés no siempre va a ser un interés ilustrado, sino que a veces puede ser un mero capricho. El enfoque de El espíritu de las leyes no es inconsistente con el mensaje global de La riqueza de las naciones: Smith reconoce en el libro V que el interés propio puede llevar a recurrir a la violencia, por eso es necesario que el estado defienda a la sociedad de la agresión exterior y brinde justicia internamente. Y este estado no siempre actúa en forma óptima cubriendo estas funciones. A. Montesquieu: libro I, capítulo 3 14 El estado de guerra entre naciones y entre individuos lleva a establecer leyes positivas. Entre países, se da el derecho de naciones para hacer menor daño (mayor bien) posible. En el país, el derecho está ligado al régimen político: lo forma el derecho político y lo mantiene el derecho civil entre ciudadanos. El gobierno y las leyes adecuadas a la naturaleza del pueblo de cada nación (mismas leyes no pueden servir igual a todas las naciones). B. Montesquieu: libro II, capítulo 1 Hay tres tipos de gobierno: - gobierno republicano: el pueblo como cuerpo, o parte del pueblo, tienen poder soberano; - gobierno monárquico: uno sólo gobierna, pero con reglas fijas y establecidas; - gobierno despótico: uno gobierna sin ley ni regla, saca todo de su voluntad y capricho. [Mi observación: la dicotomía básica es entre república y no república, por lo que la distinción entre monarquía y despotismo es hasta cierto punto secundaria (permite no calificar a los Borbones en la Francia del siglo XVIII donde vivía Montesquieu como déspotas). De todos modos, hay una diferencia clara entre sistemas monárquicos donde el derecho consuetudinario limita las acciones del poder político y los sistemas donde no lo limita: en ese sentido, las monarquías europeas no arrancaron como absolutismos con el gobierno de uno solo, sino que tenían que responder al parlamento o a las cortes de nobles, lo que indica cierta moderación del gobierno. Por eso va a decir Montesquieu que el gobierno moderado salió de las selvas, ya que los antecedentes son las formas de gobierno que tenían los bárbaros de origen germánico, que fueron llevadas al oeste, a Francia, Inglaterra, España, Holanda. North y Thomas (1973) hablan de la importancia de esto para los derechos de propiedad y el desarrollo económico.] C. Montesquieu, libro V, capítulos 1 a 16 15 Las leyes tienen relación con el principio de cada gobierno (con las pasiones que lo mueven). En la república, la pasión es el amor de virtud (luego va a aclarar que habla de virtud política). En la democracia, dentro de la república, hay específicamente un amor de la igualdad, también de la frugalidad (esto tiene que ver con las imágenes del mundo clásico grecoromano). Las leyes deben regular esto, pero si democracia fundada en el comercio, la riqueza no produce males porque el espíritu frugalidad, moderación, trabajo, sabiduría, tranquilidad predomina. La ley de división igual herencia hace que los hijos eviten el lujo y busquen trabajar como el padre. En la aristocracia, también dentro de la república, es raro encontrar virtud donde fortunas son muy desiguales, por lo que leyes deber buscar espíritu moderación [acá, entonces, Montesquieu parece limitar la virtud no a la república, sino a las repúblicas democráticas]. Hay que evitar extrema desigualdad, por ejemplo privilegios que dan honra sólo porque traen vergüenza a otros, como en Roma patricios que no podían casarse con plebeyos. Se debe forzar a la aristocracia a cumplir leyes con instituciones como las de los censores. En la monarquía, las leyes deben favorecer el honor. Hay que favorecer comercio en lo posible, sin ser arruinados por necesidades recurrentes príncipe y su corte. Su ventaja es la rapidez de ejecución, pero a veces degenera en premura. Las leyes introducen cierta lentitud en los procesos. La ventaja sobre el gobierno despótico es que la constitución es más firme, los gobernados están más seguros, ya que el déspota no tiene nada para gobernar ni el corazón del pueblo ni el suyo propio. Cuando los salvajes de Luisiana quieren fruta, cortan al árbol. Eso es gobierno despótico. El gobierno despótico tiene como principio al temor. El peor despotismo es el que es dueño de toda la tierra y heredero de todos los sujetos: nada se mejora. En la religión musulmana, se considera el éxito como el juicio de Dios, por tanto el poder político siempre es de hecho. Pese al amor a la libertad, despotismo prima porque solo requiere pasiones, mientras que la moderación requiere delicados contrapesos. La inseguridad aumenta usura (interés) por el riesgo: se vive al día, las leyes de comercio son simple policía. 16 Confiscaciones son norma en despotismo, en estados moderados volverían propiedad incierta y sacarían igualdad que es alma república (por eso sólo se admite en Roma por alta traición). No hay contra-balance a autoridad déspota o magistrado menor, ya que si ley es voluntad príncipe, ¿cómo la puede conocer otro? En cambio, en el gobierno moderado la ley es conocida por todos. D. Montesquieu, libro XX, capítulos 1-4 El comercio corrompe costumbres puras, suaviza costumbres bárbaras. El espíritu de comercio lleva a justicia exacta, opuesta tanto a bandidaje como a interés por el bien del otro. El comercio está ligado a la constitución: surge en gobierno de muchos (Tiro, Florencia, Holanda). Lo pequeño lleva a lo grande. La creencia de que prosperidad es más cierta en repúblicas que monarquías lleva a emprender más. Mientras en nación servil se busca mantener, en nación libre se busca adquirir. E. Montesquieu, libro XI, capítulos 1-6 Dejé esto para el final, ya que acá aparece claro el concepto de “gobierno moderado” que es tan central en Montesquieu. Comienza diciendo que para distintos pueblos, difiere qué es libertad: el sentido más usual es ser gobernados por alguien de propia nación (es decir, ser independientes). Pero Montesquieu aclara que la libertad es usual en la república, no en la monarquía. Agrega que incluso en la democracia se confunde con la voluntad del pueblo. Y acá viene su célebre caracterización. Primero, dice que la libertad es hacer lo que permite ley. Y que la democracia y la aristocracia no son libres por naturaleza. Solo hay libertad política en estados moderados: para que no se abuse del poder, el poder debe refrenar al poder por la disposición de las cosas. No se debe forzar a hacer lo que ley no obliga, ni dejar de hacer lo que la ley permite. 17 En Polonia, la libertad de todos termina en la opresión de todos y es la ruina de las leyes, ya que cuando se requiere unanimidad para decisiones colectivas, por veto de uno solo (en el parlamento polaco) se frena la acción colectiva. En Inglaterra, la libertad política es su fin. Hay tres poderes: - poder legislativo hace leyes; - poder ejecutivo sobre derecho de naciones (paz o guerra, diplomacia, seguridad): o simplemente poder ejecutivo; - poder ejecutivo sobre derecho civil: o simplemente poder judicial. El pueblo no debe entrar en gobierno más que para elegir representantes (esto es principio de democracia representativa o indirecta). No hay libertad si el poder ejecutivo y legislativo están unidos, o si el poder judicial no está separado de ellos. El legislativo dividido en cuerpo de nobles y cuerpo del pueblo, para protección privilegios de nobles. El cuerpo de nobles contrapesa al del pueblo con su poder veto. El poder ejecutivo en manos monarca, veto para no ser borrado por el legislativo. El poder judicial en es cierto sentido nulo. [Mi observación: la crítica posterior va a decir que esto no describe como era el gobierno en Inglaterra en ese momento. Un siglo y pico después, Bagehot (también célebre por su contribución a temas monetarios, en su escrito sobre Lombard Street y el auxilio a los bancos con crisis de liquidez) va a caracterizarlo al sistema inglés como el gobierno del parlamento. De todos modos, esta crítica no es central al tema de gobierno moderado. Además, el esquema de Montesquieu va a ser la base de futuros gobiernos presidencialistas en América con división de poderes entre ejecutivo y legislativo, y un sistema judicial autónomo.] 7. Adam Smith, Riqueza de las naciones, libro V En el libro V Smith va a hablar de lo que entiende tendría que estar haciendo el Estado. Nos vamos a concentrar en el capítulo 1, partes 1 (gastos de defensa) y 2 (gastos de justicia). Dejamos fuera la parte 3 (obras e instituciones públicas). 18 A. Gastos de defensa Defensa: el primer deber del soberano es proteger sociedad de invasión externa. Para la defensa, hay que contar con una fuerza militar. [Adam Smith no habla de hacer la guerra, sino de defenderse: no es uno de los portavoces del imperialismo británico]. En las sociedades más primitivas de cazadores, más avanzadas de pastores, todos son guerreros. Sus pasatiempos son imágenes de la guerra. En las sociedades de agricultores, las ocupaciones rudas los preparaban para la guerra, pero las campañas eran en el tiempo entre siembra y cosecha. En su origen, la educación tenía un fin bélico: gimnasios en Grecia por entrenamiento militar, ídem en Roma en el Campo de Marte. En el estado avanzado de sociedad, por el progreso de las manufacturas, si los artífices no trabajan, no tienen ingresos. Además, las largas campañas llevan a la necesidad de tropas pagas (primero mercenarios). Surge la especialización en la guerra, como en otras profesiones. Ser soldado es la más noble de las artes. Una nación industriosa es la más probable de ser atacada, mientras que los hábitos naturales del pueblo los hacen incapaces de defenderse. Por eso hace falta un ejército profesional, que se impone a una milicia. La tecnología da ahora ventaja a las naciones civilizadas: algo tan destructivo como la invención armas de fuego sin embargo favoreció la civilización. B. Gastos de justicia Justicia: el segundo deber del soberano es defender, en la medida de lo posible, a cada ciudadano de la opresión de otros miembros de sociedad. En las sociedades de cazadores, casi no hay magistraturas, ya que matar, herir o difamar a otro no reporta beneficios propios [por lo menos materiales, podríamos agregar nosotros a la observación de Smith]. Es diferente con la injusticia a propiedad: el beneficio del que daña a menudo es igual a pérdida del dañado. 19 La envidia, la malicia o el resentimiento son pasiones que pueden llevar a dañar a otro en su persona o reputación, pero esto es una influencia solo ocasional incluso en los peores hombres. En cambio, la avaricia y ambición en los ricos, el odio al trabajo y el amor a disfrute presente en pobres, lleva a invadir propiedad con influencia mucho más universal. Por eso, la adquisición de propiedad requiere protección magistrados y establecimiento del gobierno civil. El gobierno supone subordinación: la superioridad personal es un criterio discutible. Por eso se han seguido como criterios la edad, la fortuna, o el nacimiento. Las principales causas que establecen autoridad y subordinación son nacimiento y fortuna, con plena fuerza en naciones de pastores. Con las sociedades de pastores surge la desigualdad de fortuna, y el gobierno para defender a ricos de pobres. [Observaciones: (i) esto parece casi una teoría marxista del estado, quien seguramente se inspiró en Adam Smith. La diferencia es que Smith consideraba esto como positivo, ya que posibilita que funcionen los mercados y el intercambio; (ii) Smith no menciona las elecciones como una manera de establecer gobierno, lo que es particularmente llamativo dado que en el siglo XVIII ya gobernaba el Parlamento, aunque el jefe de estado nominal seguía siendo el rey]. Si soberano es juez y parte, la justicia es imposible. Con el tiempo surgió la delegación de la justicia. La justicia al principio fue fuente recursos, por tanto los fallos eran en proporción a regalos que cada uno llevaba. Con el paso del estado patrimonial (basado en rentas de las tierras del soberano y tributos de sus vasallos) a los estados que cobran impuestos para sostener gastos crecientes de defensa, surgen los salarios para jueces. La justicia nunca es administrada gratis: el mayor gasto es el pago a abogados y fiscales. Se hace mejor la tarea de justicia si la remuneración es por efectivamente hacerlo y en proporción a la diligencia demostrada. La competencia entre cortes en Inglaterra lleva a constitución admirable de la justicia. Separación del poder judicial del ejecutivo surge de división del trabajo: cuando unidos, la justicia es sacrificada a la política. Justicia imparcial lleva a libertad y seguridad individuos: no sólo se necesita que esté separada del ejecutivo, sino que sea lo más independiente posible, no pasible remoción por capricho del ejecutivo. 20 8. Marx y Engels: “El manifiesto comunista” Si bien este texto de Marx y Engels es en parte un panfleto político, tiene partes más analíticas. Tiene cuatro secciones, vamos a concentrarnos en la primera sobre burgueses y proletarios donde está la parte analítica central. Las otras secciones son: proletarios y comunistas, de donde comentamos un pasaje después; otros socialistas y comunistas reaccionarios, burgueses, o utópicos; y el llamado final de ¡Trabajadores del mundo, uníos! A. Burgueses y proletarios La historia es la historia de lucha de clases. Toma diferente formas en la historia: amo y esclavo, patricio y plebeyo, señor y siervo. Esta lucha se resume en opresor contra oprimido. Ahora es burgueses contra proletarios. Los mercados más amplios abrieron camino a la burguesía: mercado mundial gracias al descubrimiento América. El avance económico acompañado del avance político: el moderno estado es el comité ejecutivo de la burguesía. [acá aparece el nexo entre el Estado y la burguesía como clase dominante en el capitalismo] La burguesía destruyó lealtades feudales, reemplazándolos por el pago monetario. Aglomera la población, concentra los medios de producción y la propiedad. Desató las fuerzas productivas, creando la clase que lo destruirá: con el desarrollo de la burguesía (es decir, del capital), se desarrolla el proletariado. El trabajador se transforma en apéndice de máquina, con tareas monótonas. El salario se reduce a la subsistencia. El despotismo del fabricante burgués lleva a la formación de sindicatos. Como el conflicto de clase es (en el fondo) político, la organización de obreros se da en partidos políticos. Su misión es destruir la propiedad privada, porque la burguesía lleva a miseria creciente del trabajador. [El “despotismo” de un empresario, en tanto uno puede renunciar a un trabajo e irse a otro, no tiene comparación con el “despotismo” de un Estado, sobre todo cuando un 21 gobierno prohíbe a sus ciudadanos emigrar: como dice Montesquieu, ese es el peor tipo de despotismo; no sólo quita la voz sino que no deja siquiera la opción de salida.] B. Proletarios y comunistas Se distinguen de otros partidos obreros por el internacionalismo y por representar los intereses del todo. Busca la abolición de la propiedad privada, porque no representa fruto del esfuerzo, sino de la explotación del trabajador. La burguesía crea el capital que explota trabajo. El precio del trabajo asalariado es el salario mínimo de subsistencia. En cambio, el comunismo lleva a promover el bienestar del trabajador. El proletariado debe llegar a ser clase gobernante para tener democracia. Debe centralizar los medios de producción en el estado usando el despotismo. El poder político es el poder organizado de una clase para oprimir a otra. [Hay una visión muy negativa del rol del Estado. Por la visión económica de la historia, la economía determina la política. En ese contexto, la clase económica más rica se establece en poder político, transformándose en elite que defiende su posición económica vía su poder político: visión reaccionaria de la política que busca mantener status quo. Pero si cambios económicos motorizan cambios políticos, eso no se puede congelar en el tiempo. Por otro lado, se habla de la importancia de la acción política revolucionaria para cambiar la cultura y legislación burguesa: abolir propiedad privada para cambiar el sistema económico, algo motorizado por acción política. Esto se contradice en cierto sentido con la idea del determinismo económico. Tal vez se puede tratar de conciliar con idea de que ciertas condiciones económicas propician el cambio social.] . 22