“Abre los ojos” Acabamos de dejar atrás un año complicado, y ya son siete, en los que el malestar de una sociedad, largamente castigada por una crisis económica desmentida hasta el ridículo por un presidente de gobierno socialista, ha sido el caldo de cultivo propicio para la irrupción en el panorama político de determinadas formaciones populistas, con promesas de un mundo mejor. Formaciones que con idílicas y cambiantes recetas, moldeables según conveniencia, proponen “tomar el cielo por asalto” y no por consenso; telepredicadores de izquierda, de corte comunista, que cuestionan la Constitución española simplemente porque no la han votado y que, además, son favorables al “derecho a decidir” tanto de catalanes como vascos; y hacen apología del terrorismo de ETA, en su idea de que “la ley justa es sólo aquella que me gusta”. Afortunadamente, cada vez son más las personas, de toda índole social y generacional, que advierten públicamente del enorme problema que supondría para nuestro país el retorno al comunismo, erradicado en Europa tras la caída del muro de Berlín. Y no puedo más que, desde esta excelente plataforma que me brinda La Verdad, sumarme a esas voces que diariamente ponen negro sobre blanco las consignas programáticas de estos populismos tan peligrosos que gradúan con gran maestría según criterios ambientales. Y me refiero a sus manifiestos vaivenes en promesas como una renta básica universal que, al principio, era para cualquier ciudadano por el simple hecho de serlo y luego se terció solo para determinados sectores de población. Me refiero también a aquellos “donde dije diego” que fijaban los 60 años como edad para la jubilación para luego “decir digo” y cambiarla a los 65 o 67. O a la jornada laboral generalizada de 35 horas semanales para luego delimitarla a “determinadas profesiones”. O la despenalización de la okupación de la propiedad privada para después concretar que se efectuaría tras “previa negociación” entre las partes. Duplicar el número de funcionarios también engrosa su lista de locuaces propuestas, que acompañan de simples e irrealizables recetas económicas, como el incremento de la presión fiscal o el impago de la deuda. En pocos meses han maniobrado en todo, hasta el extremo de justificar este maquillaje con el soez argumento de que “en política nunca hay que comprometerse a algo que no se pueda cumplir inmediatamente”. Lo graves es que para quienes alertamos de las perniciosas consecuencias que dichos disparates supondrían para la economía española, se nos acusa de promover el “discurso del miedo”. Miran hacia otro lado cuando advertimos de que la historia ya nos ilustra sobre estas milagrerías políticas y que la teoría pasa a la práctica en países como Cuba o Venezuela, en donde la hermandad populista ha conseguido que adquirir un termómetro o productos básicos como la leche sean “grandes privilegios”. Y lo más grave es que, con todo, los últimos sondeos les sitúan como primera fuerza en voto directo y con posibilidad de gobernar en algunas comunidades autónomas. Esta inclinación por “la política de los chollos” reafirma mi convicción de que la crisis económica es muy mala consejera. Sólo salir de ella abrirá los ojos a una sociedad muy dolida. Como dijera el inversionista y empresario estadounidense, Warren Buffett, solamente "cuando baja la marea se ve quién nadaba desnudo". Afortunadamente, la marea está empezando a bajar pues la recuperación económica de España no es una esperanza sino una realidad en pleno desarrollo. Así lo acreditan los últimos informes económicos basados en indicadores como la recuperación del sector constructor e inmobiliario, el crecimiento bancario y no bancario y la continuidad del buen comportamiento de nuestras exportaciones, que ya suponen un tercio del PIB, superando el peso relativo que alcanzan en las economías de Estados Unidos, Reino Unido, Francia e Italia. Factores a los que habría que añadir otros externos como la caída del precio del petróleo , la depreciación del euro, los nuevos estímulos monetarios del BCE y la política fiscal, que por primera vez desde el 2009 dejará de contraer el Producto Interior Bruto. Los datos de que se disponen apuntan a que la recuperación económica del 2014 se mantendrá en el 2015, con tasas de crecimiento cercanas al 2%. Sin embargo, de esta crisis solo se saldrá definitivamente cuando el desempleo, a pesar de su intensa disminución este año pasado, baje a niveles tolerables y los ingresos de las familias se hayan recuperado. Ésta y no otra debe ser la tarea prioritaria de un gobierno responsable y a ello debe dedicar todos sus esfuerzos, como bien ha afirmado en reiteradas ocasiones nuestro presidente Garre. Porque solo la tan ansiada salida de esta maldita crisis y la creación de empleo desinflarán el souflé de populismos y la agitación y la propaganda de aquellos otros que, sintiéndose adelantados por la izquierda, se afanan en recobrar, a costa incluso de poner en peligro sus vidas con deportes de riesgo, la identidad ideológica que los primeros le han birlado. Hay quienes nos acusan de excesivo optimismo pero la realidad española, tras el necesario golpe de timón llevado a cabo por el gobierno ‘popular’ del presidente Rajoy, nos da la razón: España ha pasado de ser “el enfermo de Europa” a ejemplo de cambio en la Unión Europea y en los foros económicos internacionales. La realidad es ésta y, lo demás, es ciencia-ficción. Severa González, portavoz del Grupo Parlamentario Popular en la Asamblea Regional. @sevejumilla