REVISTA SEMANA OCTUBRE 19 de 2019 EDICION 1955 PORTADA Prueba de fuego Con la caída de la Ley de Financiamiento, el presidente Iván Duque se juega su capital político por sacar adelante las reformas económicas esenciales para el país. ¿Habrá crisis ministerial? Caída de la Ley de Financiamiento de Iván Duque: ¿Habrá crisis ministerial? A la filosofía de cero mermelada del presidente Iván Duque le llegó la hora de la verdad. Tras la caída de la Ley de Financiamiento y la necesidad del Gobierno de volver a tramitar esta reforma, el primer mandatario no tendrá otra que seducir al Congreso. Y esta vez bajo presión y con el taxímetro corriendo. No va a ser fácil. En apenas dos meses, el jefe de Estado tiene el desafío de desplegar su habilidad política para mover las fichas de este nuevo ajedrez con el Congreso a fin de poner a salvo no solo su política económica, sino su gobernabilidad. Para el futuro de su administración, en esto hay demasiado en juego. El fallo de la Corte Constitucional tuvo algo de salomónico. Tumbó la Ley de Financiamiento, pero, al mismo tiempo, le tiró un salvavidas: mantuvo los efectos de la norma hasta el 31 de diciembre. Eso implica que el recaudo de 2019 se salva. Aquí están incluidos los ingresos por el impuesto al patrimonio para personas naturales; los ajustes en retención en la fuente para los salarios más altos; la sobretasa a la venta de vivienda de más de 918 millones y el aumento en el impuesto a los dividendos. Incluso, la sobretasa en renta para los bancos, del 4 por ciento, aunque está demandada, también será causada por este año; asimismo, los nuevos ingresos que generó la normalización tributaria que venció el 25 de septiembre pasado y reportó un ingreso al fisco por 1,1 billones de pesos. Lo anterior ha permitido conservar la calma de los mercados y de los empresarios. Pero el problema de Duque no es con la comunidad internacional, ni con el sector privado, ni siquiera con los mercados, ya que el dólar bajó 24 pesos el viernes. Es con el Congreso de la República, que va a aprovechar esta oportunidad para medirle el aceite a su administración. Aunque los primeros años de cualquier Gobierno suelen ser la luna de miel con el Legislativo, la determinación de Duque de no endulzar a los parlamentarios con mermelada les ha dejado un sabor amargo. La decisión de la corte obliga al Gobierno a jugar en un terreno que no le ha favorecido: el Congreso. Si se tiene en cuenta que estos proyectos requieren varios debates en las dos Cámaras y que al Congreso le queda solo mes y medio de sesiones, los tiempos son apretados. Eso es bueno y malo. Bueno, porque la presión del tiempo no recae solo sobre el presidente, sino también sobre el Congreso. Y este, a pesar de estar hambriento de burocracia, es consciente de la responsabilidad que tiene si no está a la altura de las circunstancias. Malo, porque es imposible que los parlamentarios se resignen a no cambiarle ni una coma. Además, parece complicado que el presidente la pueda pasar a palo seco. Por lo anterior, el Gobierno enfrenta varios escenarios difíciles: 1) el impacto económico que tendría no aprobar esa ley; 2) la dificultad de conciliar con los congresistas un texto que no se vuelva una colcha de retazos; 3) hacerle ajustes a una política de cero mermelada; y 4) mejorar la gobernabilidad por medio de la representación política. Si bien el mayor efecto de la caída de la Ley de Financiamiento se verá en el plano político, en lo económico también se sentirá. Ya centros de estudios económicos como Anif y Fedesarrollo habían calculado que para 2019 la norma generaría un recaudo de unos 7 billones de pesos. Pero también prevén que a partir de 2020 los beneficios otorgados en la ley –tales como la devolución del IVA en la compra de bienes de capital, el descuento de impuestos como el ICA y el 4 x 1.000, la reducción del impuesto de renta para empresas, las exenciones a emprendimientos de economía naranja (por siete años) y del agro (por diez años)– impactarán de manera negativa el recaudo tributario. Anif calcula que en 2020 habrá un menor recaudo de 5 billones de pesos por efecto de estos beneficios. Solo la devolución del IVA para los próximos tres años se calcula en unos 12 billones de pesos. Pero hay que ver los efectos de la ley más allá del recaudo tributario. El Gobierno y los gremios insisten en que reducir los impuestos a las empresas reactiva la inversión y promueve el crecimiento en la producción, en la economía y en el empleo. Esa teoría, sin embargo, tiene muchos críticos, aunque ha sido una de las cartas de esta administración. De hecho, el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, lamentó que se cayera la norma porque asegura que eso arriesga la credibilidad gubernamental y afectará el crecimiento de la economía. Por eso anunció que tramitará con mensaje de urgencia un nuevo proyecto de ley para subsanar los errores y evitar mayores pérdidas para la economía. Pero a pesar de la preocupación del Gobierno y de gremios y empresarios, la reacción de los mercados financieros al hundimiento de la Ley de Financiamiento no resultó de las dimensiones catastróficas presagiadas. El miércoles, el índice Colcap, que mide el comportamiento de las 20 principales acciones, cayó 0,06 por ciento y se ubicó dentro del rango de negociación de los últimos tres meses. Entre 1.570 y 1.600 puntos. El dólar bajó 24 pesos el viernes. El ministro Carrasquilla anunció el jueves que introducirá un proyecto de ley idéntico al que se cayó. Eso, sin embargo, tiene ciertos vericuetos legales. Existe un debate jurídico sobre si hay que presentar una ley de financiamiento o una reforma tributaria. Aunque las figuras son distintas, el efecto es el mismo. Por otra parte, en el original hay temas que han expirado, como la normalización tributaria, que venció el 25 de septiembre, y la fecha en que se aplica el impuesto al patrimonio. Para estos casos, el Gobierno piensa no cambiar el texto, pero sí hacer las aclaraciones respectivas. También hay temas de iniciativa parlamentaria con los cuales el Gobierno no estuvo de acuerdo al tramitar la Ley de Financiamiento, pero para no abrir una compuerta los va a mantener. El más importante de estos sería la sobretasa de 4 puntos en renta para el sector financiero. Sin embargo, quienes siguen los temas legislativos temen, sobre todo, cómo lograr que se apruebe un proyecto con pequeños cambios y cómo evitar que la tentación de muchos congresistas por meter otros asuntos – o micos– no se concrete. El gran interrogante no es si el Congreso va a introducir modificaciones, sino qué tanto. Hasta ahora, los mensajes al respecto han sido ambiguos. El hombre de las galletas en este proceso es el representante a la Cámara Óscar Darío Pérez, vocero del Centro Democrático para asuntos económicos. En la actualidad, él juega el papel en reformas tributarias que en el pasado interpretaban Víctor Renán Barco y, posteriormente, Gabriel Zapata. Pérez ha dicho que es mejor hacerle al proyecto los cambios que requiere el país. Concretamente, ha mencionado los siguientes: 1) una verdadera normalización, porque, como quedó, le decía a la gente que se acogiera, pero luego la investigaba; 2) aclarar el impuesto al consumo de viviendas de más de 918 millones de pesos, que no recaudó lo esperado y ha frenado la construcción; 3) revisar si la rebaja en renta de 10 puntos era la adecuada; 4) si la renta presuntiva debe bajar como se propuso. Esa enumeración de posibles cambios podría abrirle la puerta a todo tipo de propuestas, que podrían hacer que la situación se le salga de las manos al Gobierno. Por esto, también hay congresistas que quieren ayudar al Gobierno y evitar ese bazar persa. El senador Richard Aguilar, vocero de Cambio Radical y uno de los ponentes, asegura que al tratarse de un proyecto con mensaje de urgencia lo mejor es hacer la menor cantidad de cambios posibles. Esa posición puede ser responsable, pero también utópica. Para muchos resulta inevitable que, como todas las reformas tributarias, este proyecto de ley termine convertido en un árbol de Navidad, con todo tipo de adornos. Los políticos intentarán meter allí sus intereses o el de las regiones o sectores que representan. Pedirle al Congreso que no haga política con el más político de los temas es una ingenuidad. Para que la ley salga en los plazos establecidos y bajo el control del Gobierno se va a requerir un acuerdo con los partidos. Eso, como se ha dicho muchas veces, no es lo mismo que repartir mermelada. Es simplemente la fórmula de gobernabilidad con que se manejan las relaciones entre el Ejecutivo y el Legislativo en las democracias. Detrás de todo esto surge el concepto del timonazo, del cual se viene hablando desde hace meses. En la práctica, significa un remezón del gabinete para darles ministerios en forma oficial a los partidos. El presidente, probablemente, pensaba iniciar el año entrante con un ajuste en las reglas del juego para poder aprobar la reforma pensional y otros temas prioritarios de su agenda. La emergencia presentada con la caída de la Ley de Financiamiento lo hará adelantar esa fecha. La posición inflexible que ha mantenido hasta ahora le ha impedido sacar adelante iniciativas como las objeciones a la JEP y la reforma a la justicia. Desde la Casa de Nariño ya empezaron a contactar congresistas para saber con cuántos cuenta el Gobierno. Si ese barrido arroja que no hay una mayoría holgada para evacuar pronto la ley, Duque tendrá que desplegar una estrategia dirigida a los jefes de partido a fin de que estos alineen a sus respectivas bancadas. En esa lógica serán claves dos pesos pesados: Germán Vargas Lleras y César Gaviria. Ellos son dos leones que le han sacado sangre en la arena al Gobierno en el Congreso. Traerlos al rebaño no va a ser fácil. Germán Vargas, al fin y al cabo, fue uno de los demandantes de la inconstitucionalidad de la ley que acaba de caer. Y Gaviria, por su parte, no ha olvidado que, a pesar de haber hecho que el liberalismo adhiriera en segunda vuelta a Duque contra viento y marea, el partido no se ha sentido bien tratado. En todo caso, pese a ser rivales en la política regional, se ha filtrado que hay un acuerdo tácito entre Gaviria y Vargas para presentar un frente unido ante la Ley de Financiamiento 2.0. El trámite de la norma fue un desorden y demostró la improvisación política del Gobierno. Comenzó con la propuesta de ampliar el IVA a la canasta familiar, mutó varias veces y acabó convertida en una colcha de retazos. No obstante, ha generado cierta confianza en los inversionistas y es conveniente salvarla. Es mejor colcha de retazos conocida que colcha de retazos por conocer. Algunos optimistas creen que hasta se puede mejorar. Tarea titánica, pero habrá que ver. El Gobierno tendrá que desplegar su habilidad y artillería política para que este barco desvencijado llegue a buen puerto. Metro de Bogotá: ¡por fin! En un hecho histórico para Bogotá y el país, el Distrito adjudicó la primera línea del metro. ¿Qué tan blindado quedó el proceso y qué viene ahora? En 1942, cuando Bogotá apenas tenía 400.000 habitantes, el alcalde Carlos Sanz de Santamaría propuso construir un metro y reservar para el efecto los terrenos en una franja paralela a los cerros orientales. Ahora, 77 años después, y luego de un azaroso proceso de licitación que tardó 18 meses, las planas mayores de los gobiernos nacional y distrital anunciaron el jueves la adjudicación del contrato al consorcio Apca Transmetro, integrado por China Harbour Engineering Company Ltd. (Chec) y Xi’an Metro Company Ltd. No se conoce mucho de estas empresas, pero se sabe que Chec nació en 1980 como filial de China Communications Construction Company Ltd. (CCCC), una poderosa firma del gobierno de ese país con más de 60 sucursales o subsidiarias en 80 países, 15.000 empleados y proyectos en ejecución por 8.000 millones de dólares fuera de China. La cartera de infraestructura de Chec incluye ingeniería naval, dragado y recuperación, carretera y puente, ferrocarril, aeropuerto y montaje de equipos. Chec también tiene experiencia en otras industrias, como construcción, obras municipales, medio ambiente, ingeniería hidráulica, planta de energía y energía y exploración de recursos. Así mismo, junto con la constructora El Cóndor, Chec construye la vía 4G Autopista al Mar 2, ubicada en Antioquia. “Las empresas chinas han construido unos 1.000 kilómetros de sistemas férreos, y ahora van a hacer 24 kilómetros en Bogotá; ellos son expertos”, dijo emocionado el alcalde mayor Enrique Peñalosa durante el acto de adjudicación. En el camino quedaron otras influyentes empresas como Sacyr, Acciona, Impregilo, Hyundai y OHL, y FCC, del millonario mexicano Carlos Slim. Esta última perdió en la fase final de la puja al proponer un precio de obra y trenes 6 por ciento más alto que los chinos. Se trata de la licitación estatal adjudicada más grande en la historia del país, y del contrato de infraestructura más importante y retador en la de Bogotá. Además, es uno de los proyectos más importantes adjudicados este año en América Latina. El plan de obras requerirá inversiones por 16,4 billones de pesos, incluyendo el viaducto, las 16 estaciones y los trenes, que fabricarán la china CRRC y la canadiense Bombardier, que también fabrica aviones comerciales y jets privados, entre otros. Sin embargo, el camino del metro apenas se inicia. El jueves pasado los bogotanos y el país vivieron un día histórico debido a la magnitud e importancia de la obra. Pero no hay que perder de vista que este proceso de licitación no estuvo exento de polémicas: 17 demandas y tutelas ante tribunales y el propio Consejo de Estado. La adjudicación salió adelante debido a que 16 de estas acciones judiciales no paralizaron el proceso de licitación, al contrario de lo sucedido con las obras para el TransMilenio por la carrera Séptima o incluso la venta de la ETB. Una demanda adicional interpuesta por el Polo Democrático Alternativo no logró las medidas cautelares para frenar el proceso, pero sigue su curso. También el Consejo de Estado admitió una demanda de Hollman Morris. El propio alcalde mayor Enrique Peñalosa dijo durante la ceremonia de adjudicación, llevada a cabo en el lote donde se construirá una de las estaciones más grandes del nuevo sistema de transporte, que este proceso de licitación “murió” al menos en 15 oportunidades debido a demandas. Pero también hubo demoras en los trámites y en el proceso de conseguir y laborar documentos, como los Conpes, entre otras muchas trabas. Eso sin contar con que este proyecto se convirtió en el más trajinado caballo de batalla de la actual campaña electoral por la alcaldía de Bogotá. Y todo indica que el asunto seguirá en primer plano en lo que queda de contienda política. El miércoles 16, a las 10:30 de la noche, SEMANA divulgó la primicia de que el consorcio chino había ganado la licitación, y no tardaron algunos contradictores en señalar por redes sociales que la empresa favorecida tenía investigaciones en otros países por supuestos casos de corrupción. También llegaron a decir que hicieron la adjudicación a dedo y que estaba diseñada para que los asiáticos la ganarán. ¿Qué tan blindado está el proceso? Dos hechos definirán buena parte del rumbo de esta megaobra. El primero de ellos, la firma del contrato, prevista para los próximos 45 días. Es decir, debe estar suscrito en los primeros días de diciembre. Esta rúbrica sobre documentos oficiales constituye un compromiso formal e irreversible del Estado (no del Gobierno). Es un paso definitivo. En la segunda semana de diciembre quedará suscrito el contrato entre la Nación, el Distrito y el consorcio chino para esta megaobra. Antes de esto será necesario crear la sociedad responsable de la obra y definir la fiducia. ¿El alcalde que asuma en enero podría echar para atrás el proyecto con todo y contrato firmado? En principio sí, pero con consecuencias económicas nefastas debido a las demandas que los afectados pueden interponer contra Colombia y el mismo Distrito, una ‘pela’ que pocos se querrían dar al comienzo de su gestión. Basta revisar el caso del presidente de México Andrés Manuel López Obrador, que paralizó un nuevo aeropuerto de Ciudad de México que comprometía inversiones por 5.000 millones de dólares. La idea del mandatario era construir otro aeropuerto mucho más austero en una base militar, proyecto que tampoco ha podido arrancar por más de 147 demandas multimillonarias contra el Estado. El segundo gran hito llegará con el cierre financiero que logre el consorcio, con banca local o multilateral. Es decir, estas dos empresas deben garantizar en un tiempo estipulado que contarán con el dinero suficiente para construir el proyecto en un plazo de 5 años y operarlo por 20 años más. No hay que perder de vista que la banca local no quedó muy satisfecha con el reciente fallo del tribunal de arbitramento por el caso Ruta del Sol 2. A favor juega que tanto Chec como Xi’an son propiedad del gobierno chino, por lo que un cheque o el apalancamiento de un banco público de ese país podría facilitar la cosas. El consorcio acudiría a la banca multilateral y el sistema financiero local, pero hasta ahora no se conocen mayores detalles de este plan. Lo que viene Si alguien cree que lo peor ya pasó, se puede llevar una gran sorpresa. “No es lo mismo construir una carretera a campo abierto que intervenir 24 kilómetros en una ciudad como Bogotá, una de las más densas del mundo”, dijo alguna vez el experimentado ingeniero y constructor Mario Huertas. ¿Por qué? En este tipo de obras siempre hay eventualidades asociadas a falta de información sobre redes de servicios públicos, compra de predios, terrenos inestables y dificultades con el tráfico vehicular. En una vía nacional es posible cerrar el tráfico unas horas o desviarlo a una carretera alterna. Pero en una ciudad como Bogotá será necesario un plan de tráfico que permita que las avenidas, comercio y actividades sigan operando. Eso planteará un desafío gigante. A esto hay que añadir que próximamente el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) licitará dos nuevas troncales del sistema TransMilenio por cerca de 5 billones de pesos. Se trata de la carrera 68 y la Avenida Ciudad de Cali, intervenciones que afectarán la movilidad en dos importantes corredores viales de la capital. En resumen, los bogotanos tendrán que soportar unos 5 años de un mayor caos vehicular, cierres y uno que otro tubo roto. Sin embargo, hay que decir que estas dos troncales son fundamentales para la sostenibilidad del metro debido a que proporcionarán al sistema unos 400.000 pasajeros por día. El año entrante el consorcio chino tendrá que adelantar los estudios en detalle de cada una de las intervenciones, vincular el personal, comprar equipos y contratar proveedores de materiales como concreto y acero. El Distrito calcula que cerca de 9,5 billones de pesos irrigarán la economía bogotana en los 5 años que tarda la construcción. SEMANA supo que harán la primera gran intervención en el patio taller donde pernoctarán los trenes y se les realizará limpieza y mantenimiento. Este sitio estará ubicado en la localidad de Bosa, al suroccidente de la ciudad. ¿Cuáles son los riesgos? Según fuentes cercanas al proceso de licitación, hay dos tipos de riesgos en este millonario contrato que debe estar suscrito en la segunda semana de diciembre. El primero de ellos, el cambiario; es decir, el que está sujeto a la tasa de cambio entre el dólar y el peso. Este tema cambiario puede complicar el flujo de caja del consorcio durante la etapa de construcción, teniendo en cuenta que el Gobierno pagará cerca del 70 por ciento de la inversión en pesos. El alcalde Peñalosa indicó que esta condición espantó a otras empresas que habrían mostrado interés en participar en el proceso. Los otros riesgos están asociados al proceso mismo de construcción. Los temas pasan desde traslado de redes de servicios públicos, calidad del subsuelo, hallazgos arqueológicos, demora en compra de los predios, entre otros factores. Por todo esto, el Distrito anticipó desde hace un año la compra de predios y el traslado de algunas redes. Otros de estos trabajos deben ser adelantados por el consorcio chino. Wu Yu (der.) es el representante legal y máximo directivo de la Chec en Colombia. El ejecutivo lleva 10 años en el país, habla español y será ficha clave en el proceso. A la izquierda, Hildebrando Rojas, director senior de la firma en Colombia. Un punto adicional que generó controversia en los últimos meses –y que han capitalizado algunos candidatos y políticos– es la versión según la cual el metro no tenía los estudios completos al momento de abrirse la licitación. Y es cierto. Solo que este tipo de concesiones se suelen licitar con los estudios en una fase intermedia; es decir, sin los diseños y planos de detalle porque el contratista asume la responsabidad de llevarlos a ese nivel. De lo contrario, se corre el riesgo de que ante un eventual problema o controversia, el contratista le atribuya la culpa al Distrito por haber hecho esos estudios. Antes de rodar el primer tren o pagar el primer pasaje de metro, seguramente sucederán muchas cosas o se presentarán inconvenientes que generarán dudas. Por esto es necesario optimizar la gestión contractual: dejar muy claro en el contrato los espacios y las instancias judiciales ante las cuales las partes diriman sus diferencias sin necesidad de paralizar la obra. El otro mensaje clave es ir pensando en nuevas líneas de metro para la ciudad. No es posible esperar otros 77 años para sacar adelante un proyecto de este tipo. El jueves, justo el día que se adjudicó la primera línea del metro de Bogotá, Madrid, la capital española, celebraba los 100 años de operación de su primera línea de metro. Por eso no hay que parar; el metro avanzó en Bogotá, pero la ciudad está un siglo atrás, o más, frente a las ciudades de Europa en este sistema de transporte. Hablan los chinos SEMANA habló con el consorcio chino que se encargará de construirla primera línea del metro. Dieron detalles de cómo ejecutarán la obra. “El cronograma prevé llevar los actuales diseños a una fase de detalle, es decir, a fase 3, en un plazo de 18 meses, según contempla el contrato. De manera simultánea, iniciaremos las obras en el patio taller (Bosa) y continuaremos con la relocalización de las redes de servicios públicos que son competencia del consorcio”, explicó el director senior de Chec en Colombia, Hildebrando Rojas. El directivo aseguró que ya tiene en la mira un lote de unas 20 hectáreas en donde podrían hacer las partes prefabricadas del viaducto de 24 kilómetros. Hubo versiones según las cuales una de las empresas del holding chino tuvo problemas reputacionales en países como Filipinas. Ante eso, el ingeniero Rojas explicó que ni el Banco Mundial, el BID ni el Banco Europeo de Inversiones hallaron problema alguno ni con Chec ni con Xi’an, y que por eso ganaron el contrato en Bogotá. Además, el ingeniero confía en sacar adelante esta megaobra en el tiempo y presupuesto asignados. Chec Colombia también dijo que solo ese consorcio realizó perforaciones en el subsuelo bogotano para tener una idea más precisa de la calidad de las arcillas y los sedimentos. “También trajimos a la ciudad un equipo humano multidisciplinario de varias nacionalidades que trabajó en temas como logística, suelos, proveedores, materiales, etc.”, dijo Rojas.Se supo, además, que la firma asociada CRRC, especializada en fabricación de trenes, y la subcontratista canadiense Bombardier, diseñarán y fabricarán los trenes del metro capitalino. Lo más seguro es que los ensamblarán en alguna factoría de China. CRRC fabrica más de la mitad de los trenes del mundo. La guerra por el Caribe en las elecciones La Costa Atlántica vive una campaña intensa. Los cuestionamientos, las alianzas y el regreso de los polémicos clanes políticos al poder están a la orden del día. Este es el panorama en cada departamento. CÓRDOBA Tras la sombra de Lyons y Besaile Córdoba es el cuarto departamento del país con mayor índice de pobreza y uno de los más saqueados por la corrupción. Sus dos últimos gobernadores (Alejandro Lyons y Edwin Besaile) terminaron destituidos e inhabilitados por enredos de ese tipo. Son cinco los candidatos a la gobernación, pero la pelea se reduce a dos: Orlando Benítez (Partido Liberal) y Carlos Gómez (Centro Democrático). Detrás hay un duelo de clanes políticos tradicionales que se definirá en las urnas en un auténtico voto finish. La sombra de los dos exgobernadores destituidos está presente en esta pugna soterrada: la casa Besaile y la casa Lyons, según describen en la región. A Orlando Benítez lo apoya la casa liberal de Juancho López (condenado por parapolítica); los senadores Fabio Amín (liberal) y David Barguil (conservador) y el representante Erasmo Zuleta Bechara (La U). Pero le cuestionan, sobre todo, el respaldo de la casa Besaile, pues el senador Johnny Besaile (La U) también forma parte de esta coalición y eso ha revivido la sombra de sus hermanos, Musa y Edwin. Carlos Gómez ya aspiró a la gobernación hace cuatro años, pero perdió con los Besaile. Antes ocupó un cargo que ahora le cuestionan: fue el secretario privado de Alejandro Lyons en los primeros meses de su gobierno, aunque luego se alejó. Tiene el coaval de Cambio Radical y cuenta con el respaldo de la senadora Ruby Chagüí (Centro Democrático) y los congresistas conservadores Nora García y Wadith Manzur. También conforman su coalición el grupo de Zulema Jattin, la ‘ñoñomanía’ en cabeza de Julio Alberto Elías (hermano del ‘Ñoño’ Elías) y la representante Sara Piedrahita Lyons, prima de Alejandro Lyons. Sobre Gómez pesa la idea de que supuestamente es el candidato del destituido Lyons. Yasser Alvear, candidato a la alcaldía de Montería, así lo denunció al revelar en La W Radio la grabación de una llamada que sostuvo con Lyons desde Miami en la que le pedía el apoyo a la campaña de Gómez. Álvaro Uribe respaldó a su candidato y señaló que todo se trataba de una “trampa desesperada” en la recta final de la campaña y negó cualquier cercanía de Gómez con Lyons. Tras bambalinas, la campaña en Córdoba está marcada por la división de los conservadores. David Barguil respalda al liberal Orlando Benítez y se enfrentará a quien fue su fórmula en la región, la senadora Nora García, que respalda a Gómez. Estas coaliciones se repiten para la alcaldía de Montería. El candidato Salin Ghisays (Centro Democrático y Cambio Radical) va en fórmula con Carlos Gómez, mientras que Carlos Ordosgoitia (Partido Conservador, Partido Liberal y La U) hará lo propio con el liberal Orlando Benítez. El panorama está apretado entre ambos. BOLÍVAR Los García y los Blel, las sombras de los favoritos La Heroica llega a estas elecciones en una de las más profundas crisis políticas de su historia. Antes de que el presidente Iván Duque designara a Pedrito Pereira, en septiembre del año pasado, la ciudad ya había tenido 11 alcaldes en seis años. Escándalos de corrupción, inhabilidades e incluso duras enfermedades han sumido en el limbo político a esta ciudad emblemática. El panorama a futuro no pinta prometedor. El favorito es por el momento William García (Colombia Justa Libres). Tiene el apoyo de los clanes políticos tradicionales, incluida la casa Blel, que aspira a la gobernación, y aparece mencionado en los escandalosos audios que reveló la periodista Vicky Dávila. En esas conversaciones, el exsenador Vicente Blel Saad, padre de Vicentico Blel, actual candidato a la gobernación de Bolívar, cuenta de manera descarnada cómo funciona la política en la región. El escándalo produjo que este perdiera el apoyo del Centro Democrático. En la contienda por la gobernación también están Luis Daniel Vargas Sánchez, con el aval de Colombia Renaciente; Hernando Padaui, con el aval de Cambio Radical, y Horacio Correa Garrido, con el movimiento Bolívar Alternativo. En la contienda por la alcaldía, algunos de los quince candidatos (Sergio Londoño, Claudia Fadul, Jaime Hernández Amin, Nabil Baladi, Armando Luis Córdoba, Fernando Araújo y William Dau Chamat) intentaron una alianza para sumar fuerzas, pero no llegaron a un acuerdo.Si García y Blel ganan respectivamente la alcaldía de Cartagena y la gobernación de Bolívar, el limbo político de la región podría agravarse. Contra García, la Procuraduría ya tiene abierta una investigación. Y de Blel también se da por anticipado que en caso de ganar tendría que enfrentar las consecuencias judiciales derivadas de los audios de su padre. ATLÁNTICO Petro se mide en medio de la hegemonía de los Char En Atlántico y Barranquilla nadie espera sorpresas. Se da por descontado que Jaime Pumarejo y Elsa Noguera ganarán la alcaldía de Barranquilla y la gobernación del Atlántico, respectivamente. En las encuestas, ambos llevan una amplia ventaja debido al legado de la exitosa gestión de Álex Char, que se ha convertido en un impulso electoral arrollador. Sin embargo, a pesar de que la elección está cantada hay un ingrediente que vuelve el proceso más interesante: la persona que se medirá a esta hegemonía es Nicolás Petro, el hijo del líder de la Colombia Humana, quien tratará de recoger sectores sociales y de izquierda. Nicolás Petro llega a la contienda con el impulso de su padre. En las elecciones del año pasado, Gustavo Petro se convirtió en la primera fuerza política del departamento y les dio un golpe a los partidos tradicionales: en la primera vuelta alcanzó 331.687 votos, y en la segunda, 440.103. Esto contra 234.045 y 342.866 de Iván Duque, en cada jornada. Por eso, en Atlántico se dice que en esta contienda Petro se dejará contar otra vez. Su apuesta, sin embargo, está asegurada, porque por cuenta de la ley, si su hijo queda en segundo lugar, tiene un cupo garantizado en la Asamblea. A pesar de que Noguera es una de las personas más queridas de la casa Char y tiene pavimentada su elección, tendrá un contrapeso en su mandato a partir del año entrante. MAGDALENA Caicedo va por la moñona Dos enconados adversarios políticos protagonizaron una de las campañas más efervescentes y caldeadas de la Costa por la gobernación del Magdalena: Luis Miguel el ‘Mello’ Cotes y Carlos Caicedo. En Aracataca, por ejemplo, simpatizantes de ambos se encontraron y se agarraron a puño limpio. Y a veces recibieron a los candidatos en plaza pública a punta de huevos. Cotes, quien ya había sido gobernador en 2012, justo cuando Caicedo fue alcalde de Santa Marta, se inscribió por el movimiento Magdalena Gana. Pero bajo su paraguas están todos los clanes políticos del departamento. Cuenta con el coaval del Centro Democrático y con apoyos de representantes de los partidos Liberal, Conservador, La U y Cambio Radical encarnado en la casa Char. Esta mostró su apoyo irrestricto con la presencia de su candidata a la gobernación del Atlántico, Elsa Noguera, el día de la inscripción del ‘Mello’. Sin embargo, dentro de sus respaldos hay varios polémicos por ser herederos políticos de personas cuestionadas por haber tenido vínculos con paramilitares. Entre ellos, el representante José Luis Pinedo, hijo de Miguel Pinedo Vidal, condenado por parapolítica. A Caicedo, líder del movimiento Fuerza Ciudadana, lo recuerdan por su exitoso paso como rector de la Universidad del Magdalena y por su alcaldía de Santa Marta, en la que tuvo una alta aprobación. Parece tener un efecto teflón, pese a que lleva a cuestas varios procesos judiciales y disciplinarios que siempre le salen a flote en época electoral. Las autoridades lo investigan por presuntas irregularidades de contratación en su alcaldía (2012-2015). Y un caso por su presunta participación en el homicidio de un líder estudiantil aún lo persigue. Caicedo siempre se ha declarado inocente y ha asegurado que cada vez que emprende un nuevo proceso electoral le aparece una nueva investigación judicial.Más allá de cuestionamientos, Caicedo cuenta con una imagen favorable y con el voto de opinión a su favor, circunstancia que hoy lo tiene ad portas de ganar la gobernación. De ser así, haría moñona, pues se da por descontado que su candidata a la alcaldía de Santa Marta, Virna Johnson, se impondrá a Juan Carlos Palacio (Partido Conservador y Centro Democrático) y mantendrá a Fuerza Ciudadana otros cuatro años en la alcaldía de la capital del Magdalena. La Guajira. Después de una campaña cargada de difusión de noticias falsas y pocas encuestas, Nemesio Raúl Roys Garzón, de la coalición Un cambio por La Guajira, y Delay Manuel Magdaniel Hernández, del Movimiento Adelante Guajira, parecen llegar con las mejores opciones para quedarse con la silla del Palacio de la Marina. Por ahora va a la cabeza Roys Garzón, quien logró agrupar el apoyo del Partido Conservador, el Partido de La U, Cambio Radical y Colombia Renaciente. Por su parte, Hernández cuenta con el apoyo del Centro Democrático y el Partido ASI. Roys Garzón, hijo de la dos veces alcaldesa de Riohacha, Carmen Garzón, ha sido el favorito a pesar de los cuestionamientos por supuestos malos manejos en su paso por el DPS, hechos por la Contraloría General, y de los señalamientos que le hace la Fundación Paz y Reconciliación (Pares) de “ser ficha del cuestionado representante a la Cámara Alfredo Deluque y recibir el apoyo de una facción del clan Nueva Fuerza Guajira”. A Magdaniel Hernández, por su parte, la Fundación Pares lo señala de recibir el apoyo del denominado clan de la Gran Alianza, liderado por el exgobernador Kiko Gómez, condenado por homicidio, y por su hijo, Fernando Gómez Bacci. Además, la Fundación señala que el candidato “estaría teniendo acercamientos políticos con la campaña de la otra hija de Kiko Gómez, Juana Gómez Bachi, quien aspira a la asamblea departamental. Hernández fue secretario de obras del también condenado Wílmer González Brito, hoy prófugo de la justicia, y tendría el presunto apoyo del rector de la Universidad de La Guajira, el cuestionado Carlos Roble, conocido con el alias de Kaloy”.Lejos de Roy Garzón y Magdaniel Hernández, aparecen en la intención de voto Luis Fernando Guerrero (Colombia Justa Libres), Jorge Eduardo Pérez (movimiento De la mano del pueblo) y Armando Pérez Araújo (Polo Democrático Alternativo). Cesar El dominio de un solo clan Luis Alberto Monsalvo Gnecco lleva en este momento la delantera para la gobernación de este departamento. También están en la contienda Kaleb Villalobos Brochel (Coalición Cambio Verdadero con coavales de los partidos Verde, Colombia Renaciente, Mais y Colombia Justa Libres); Claudia Zuleta, del Centro Democrático y Jaime Araújo Rentería (Colombia Humana y la UP) . Monsalvo Gnecco, hijo de Cielo Gnecco, prima de Kiko Gómez, se inscribió con el aval de Cambio Radical y los coavales de los partidos de La U, Liberal y Alianza Social Independiente (ASI). Además, ya fue gobernador del Cesar entre 2012 y 2015, y congresista en el periodo 2002-2006.Entonces, si las proyecciones de las encuestas se cumplen, la familia Gnecco se quedaría por tercera vez consecutiva con la gobernación del Cesar y ratificaría su poderío político en esta región del país, al sumar un triunfo más a las dos sillas en el Senado de la República y tres representantes a la Cámara. Llegaría con algunos procesos disciplinarios de sus antiguas administraciones. ENTREVISTA “Ojalá Cuba no sea hostil con Colombia”: Carlos Holmes Trujillo En entrevista con SEMANA, el canciller lanza una advertencia: la continuidad de las buenas relaciones dependerá de la extradición de los miembros del ELN que permanecen en La Habana. SEMANA: El Gobierno Duque viene subiendo el tono en las relaciones diplomáticas con Cuba. ¿Qué está pasando? Carlos H. Trujillo: Le venimos pidiendo a Cuba que cumpla una solicitud de extradición que presentaron jueces colombianos, en varios momentos, sobre integrantes del ELN que están en La Habana. Son peticiones que tramita la Cancillería y que provienen de la Justicia. Por supuesto, es un reclamo apenas elemental en la relación bilateral con otro país, ya que hay mecanismos que nos comprometen recíprocamente en materia de extradición. Es muy importante que esto tenga un cumplimiento adecuado, porque eso es lo que garantiza una buena relación entre las dos naciones. "EL Gobierno está haciendo un llamado a Cuba para que ponga a disposición de nuestras autoridades a unos criminales confesos que están en ese territorio. Hay que hacer claridad frente a los protocolos, pues no hay ningún compromiso adquirido por el presidente Duque frente al ELN". SEMANA: Pero pasan los días y no hay vía libre a esas extradiciones. A juicio del Gobierno colombiano, ¿podrían llegar a considerar a Cuba como un país que apoya el terrorismo? C.H.T.: No quiero ir más allá. Pero en la lucha contra el terrorismo hay unas obligaciones que adquirimos los países miembros de las Naciones Unidas, y el llamado permanente de Colombia a todos es que cumplamos dichas obligaciones. La batalla contra el terrorismo es una batalla común. SEMANA: Pero, canciller, usted recordará que con el ELN se pactaron unos protocolos de regreso a Colombia en caso de que fracasaran los diálogos de paz, tal como ocurrió. ¿Duque no está ignorando esos protocolos? C.H.T.: El Gobierno está haciendo un llamado a Cuba para que ponga a disposición de nuestras autoridades a unos criminales confesos que están en ese territorio. Hay que hacer claridad frente a los protocolos, pues no hay ningún compromiso adquirido por el presidente Duque frente al ELN. Él ha señalado de manera reiterada que solamente pensaría en poner en marcha unas conversaciones si dicha guerrilla libera a todos los secuestrados que tiene en su poder y cesa unilateralmente las acciones criminales. SEMANA: Pero frente al proceso de paz con el ELN había unos protocolos de Estado, avalados por la comunidad internacional. C.H.T.: Quien dirige los procesos de paz es el presidente de la república, y lo que él ha hecho es acudir a unas herramientas legales, en medio de sus competencias constitucionales. Previo a su elección, Duque fue muy claro sobre cómo actuaría frente al ELN. Cuando llegamos al gobierno, encontramos que habían cometido más de 400 atentados terroristas, en medio del proceso de conversaciones con el Gobierno anterior. "¿Y no pensaría, más bien, que no cumplir con unas obligaciones implicaría una hostilidad de Cuba contra Colombia? Ojalá que no". SEMANA: Siendo así, ¿las relaciones con Cuba están en un buen momento, en un regular momento o en su peor momento? C.H.T.: Esperamos la respuesta del Gobierno cubano frente a las extradiciones, que tienen su origen en hechos atroces como la masacre de Machuca, para proceder a calificar en qué momento está realmente la relación con La Habana. Ojalá esa respuesta se produzca rápido para darle el calificativo que usted desea que yo le dé a la relación bilateral con Cuba. SEMANA: El embajador de Cuba en Colombia dijo en estos días que la diplomacia de micrófonos le hace daño a las relaciones bilaterales. C.H.T.: No son los micrófonos los que dañan las relaciones bilaterales. Son los hechos. De manera que para tener magníficas relaciones bilaterales hay que producir siempre hechos positivos y constructivos. SEMANA: ¿Ustedes creen que, en el escenario regional, hay una alianza de La Habana y Caracas en contra de los intereses de Colombia? C.H.T.: Hay unos hechos que son evidentes. Uno de ellos es el apoyo que el Gobierno de Cuba le da al régimen ilegítimo de Nicolás Maduro. Ahí tenemos posiciones completamente divergentes. Colombia está actuando como miembro de la Organización de Estados Americanos y firmante de la Carta Democrática Interamericana y del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca. Por eso estamos actuando frente a Venezuela como lo hacemos. SEMANA: Frente a Cuba, ¿no será que el Gobierno de Duque está siendo hostil? C.H.T.: ¿Y no pensaría, más bien, que no cumplir con unas obligaciones implicaría una hostilidad de Cuba contra Colombia? Ojalá que no. SEMANA: ¿Hay posibilidades de que se rompan las relaciones con Cuba? C.H.T.: Esos son cuentos que se han inventado. Por ahora hemos tramitado unas solicitudes de extradición, como muchas otras que solicitamos. SEMANA: Hablemos de Venezuela. Acaba de ingresar como país miembro del Consejo de los Derechos Humanos de Naciones Unidas. ¿Interpretan eso como un respaldo a Maduro? C.H.T.: Eso fue una decisión equivocada, sin duda alguna, y lo digo con el debido respeto, entre otras cosas, porque recientemente se conoció el texto de un informe presentado por la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos que da cuenta de las atrocidades que ha cometido el régimen dictatorial de Maduro. Se incurre, entonces, en una inmensa contradicción, eligiendo a un régimen cuyas violaciones de los derechos humanos constan en un reciente informe de la más alta instancia en esta materia de defensa, promoción y protección de los derechos humanos y que señala violaciones de todo tipo. Por eso hemos expresado nuestra posición en el sentido de que es una decisión inconveniente y que, por supuesto, lesiona la credibilidad en el sistema. "Nuestras acciones políticas y diplomáticas sí han tenido un gran éxito. El presidente Juan Guaidó, por ejemplo, era una figura desconocida. Cuando inició sus tareas en la Asamblea Nacional, no tenía el reconocimiento de tantos países como lo tiene hoy". SEMANA: El Gobierno ha denunciado que Venezuela está infiltrando las recientes marchas en el país. ¿Qué pruebas tienen de que eso es un hecho? C.H.T.: Ya tenemos personas identificadas. Esa es la prueba más evidente. Por supuesto, no voy a darle más detalles sobre esta materia, pero tengo la certeza de que hubo infiltración. SEMANA: En Ecuador, igualmente, el presidente Lenín Moreno acusó a Venezuela de querer desestabilizar su gobierno, en medio de las violentas protestas de las últimas semanas. ¿Usted cree que hay un interés de Maduro de desestabilizar a Colombia y Ecuador? C.H.T.: Yo sí lo creo, ahí hay un propósito desestabilizador y hay que ponerle mucha atención a las denuncias que hizo el señor presidente del Ecuador. Nosotros creemos en la democracia, creemos en la libre empresa, creemos en la apertura para las inversiones extranjeras, creemos en el respeto a los derechos humanos, creemos en el buen funcionamiento de los sistemas electorales, pero en la dictadura de Maduro tienen otra manera de ver las cosas. SEMANA: Sin embargo, todos los esfuerzos diplomáticos del presidente Duque no han terminado con el fin del régimen de Maduro. ¿Habrá un cambio en la estrategia? C.H.T.: Nuestras acciones políticas y diplomáticas sí han tenido un gran éxito. El presidente Juan Guaidó, por ejemplo, era una figura desconocida. Cuando inició sus tareas en la Asamblea Nacional, no tenía el reconocimiento de tantos países como lo tiene hoy. Podría señalarle muchos más hechos institucionales que dan cuenta del gran avance que se ha hecho este año en favor de condiciones que permitan que Venezuela viva otra vez en democracia y libertad. SEMANA: ¿Sigue latente la posibilidad de que Colombia sea víctima de una agresión militar por parte de Venezuela? C.H.T.: Se oyen muchas cosas que dice el dictador, pero es que los dictadores siempre son así: se paran en las tribunas y dicen cosas. ¿Cuántas amenazas no se han hecho? ¿Usted recuerda qué decía el fallecido presidente Hugo Chávez en su momento? Nosotros no hemos sido jamás un país provocador ni agresor. Somos un país respetuoso de la normatividad internacional, pero las autoridades están siempre listas y preparadas para actuar en defensa de la soberanía y de la integridad territorial. Estamos concentrados en la política exterior del presidente Duque, que busca la legalidad, el emprendimiento y la equidad. Avanzamos en una diplomacia que tiene el propósito de diversificarse geográfica y temáticamente, y son muchísimos los éxitos que ya registramos en la ejecución de esta política. ¿Qué hay detrás de la demora para elegir fiscal general y magistrados? El quorum de la Corte Suprema en pocas semanas quedará reducido a su mínimo. El Gobierno no muestra sus cartas para la elección de fiscal, y los magistrados continúan trabados en unas elecciones internas para llenar sus muchas vacantes. ¿A qué juegan? A la Sala Plena de la Corte Suprema le quedan tres sesiones para que solo queden ocupados 16 de sus 23 despachos. Ese número corresponde al mínimo necesario de votos para que la corporación pueda tomar decisiones, incluida la escogencia de sus propios magistrados. Actualmente, hay seis vacantes, pero el 21 de noviembre saldrá por periodo cumplido el magistrado de la Sala Laboral Rigoberto Echeverri. Si este despacho queda vacío sin que la corte logre nombrar nuevos togados, se crearía esa insólita situación. Pero semejante riesgo no parece producir mayor afán en el Gobierno, que lleva cinco meses sin nombrar la terna para elegir al próximo fiscal general. Sala Laboral. La Sala Laboral de la corte pide que la vacante que dejó Luis Gabriel Miranda sea ocupada por la magistrada Matilde Trejos del tribunal de Buga. El presidente Iván Duque se ha negado a revelar sus cartas con el argumento de que esperará a que la corte salga de su bloqueo interno para no desgastar a sus ternados en una larga candidatura. Pero el periodo de los fiscales en Colombia es personal y no institucional, lo que significa que quien asuma tendrá cuatro años en el cargo. Por eso, viene tomando fuerza otra tesis. A la Corte Suprema le quedan tres sesiones para que solo queden ocupados 16 de sus 23 despachos. Número mínimo necesario de votos para que la corporación pueda tomar decisiones,. En efecto, hay quienes consideran que en la Casa de Nariño estarían pensando en estirar el proceso de elección hasta agosto del año entrante para asegurar que quien quede al frente del ente acusador –el segundo cargo con mayor poder después de la presidencia– abarque los últimos dos años de este gobierno y los dos primeros del próximo. Es decir, como están las cosas, le resultaría estratégico esperar más para contar con el mejor escudero en los tiempos electorales. Pero la espera en la Corte Suprema es cada día más tensa. La crisis que se avecina es apenas el abrebocas de lo que podría venir: en febrero de 2020 cumple su periodo el magistrado Ariel Salazar, por lo que la corte quedaría con 15 magistrados. Una situación cuyo único antecedente es el holocausto del Palacio de Justicia, cuando quedaron 12 magistrados para elegir a los 11 faltantes. El entonces presidente Belisario Betancur decretó el estado de conmoción interior y expidió un decreto que modificó el quorum y redujo la mayoría a 8 votos (no 16). Sala Penal. Hugo Quintero logró 13 votos para relevar a Fernando Castro. Carlos Solórzano, conjuez que salvó voto en la condena del general Jesús A. Arias, está en la puja. Sala Penal. Luis G. Salazar sería relevado por los procuradores Myriam Ávila o Jairo Acosta. Algunos critican la cercanía del fiscal Óscar Toro con Gustavo Moreno. Hay dos tendencias ante las elecciones internas en la corte: algunos quieren conseguir consensos, y otros bloquean con el voto en blanco. En la mitad suele haber una torta burocrática, y en la coyuntura de la elección del próximo fiscal, con sus 22.000 cargos, la cosa se pone al rojo. En los últimos meses, cuatro votos en blanco se le han atravesado a la posibilidad de conseguir llenar vacantes de las cuatro listas de candidatos disponibles desde diciembre de 2018. Ahora, estudiarán dos listas más, que corresponden a los despachos de Luis Guillermo Salazar y Margarita Cabello Blanco. No es la primera vez que la corte se bloquea en la víspera de que el quorum los ponga en jaque. En 2016 salieron del entuerto cuando apenas faltaban ocho días para que en la Corte quedaran 16 magistrados. Esta última renunció a la Sala Civil de la corte a mediados de año para asumir como ministra de Justicia. Su papel en las elecciones solía ser controversial porque a ella le atribuyen varios de los largos bloqueos que protagonizó la corte. Ahora, hay quienes creen que sigue influyendo y que, incluso, aspira a ser la mujer en la terna que presente Duque. SEMANA intentó comunicarse con la ministra, pero no obtuvo respuesta. Sala Civil. La Sala Civil aún no ha anunciado quién será su candidato para reemplazar a Margarita Cabello. Podrían apostarle a un procurador costeño. No es la primera vez que la corte se bloquea en la víspera de que el quorum los ponga en jaque. En 2016 salieron del entuerto cuando apenas faltaban ocho días para que Leonidas Bustos dejara la magistratura de la corte y quedaran en 16. Rigoberto Echeverri, quien ya tiene las maletas listas, advirtió a sus colegas que, si no encuentran una salida, los intereses turbios harán que “la corte entre en liquidación”. Por lo pronto, hay expectativa de que con la entrada de las seis listas –lo que llaman “el paquete completo”– alcancen el consenso para repartir la torta y superar una amenaza institucional que llegaría a otro nivel. ¿Todo es culpa del FMI? El papel del Fondo Monetario como ‘policía’ económico del mundo lo tiene hoy en el ojo del huracán. Pero muchos acuden a él cuando no tienen salida para sus problemas financieros o de deuda. Corregir a tiempo es la salida. En los últimos días hubo violentas protestas en Ecuador y marchas en Argentina contra el apretón fiscal que propone en todas las latitudes el Fondo Monetario Internacional (FMI). Ambos revivieron el debate sobre el controvertido papel que esta entidad ha jugado en América Latina y el mundo. Los indígenas en Ecuador protestaron contra la eliminación del subsidio a los combustibles y desataron la furia contra la administración de Lenín Moreno. Exigían la ‘salida’ del organismo multilateral de ese país ante la medida sugerida y acogida por el Gobierno. Esta buscaba un ahorro de 1.400 millones de dólares, cuyo impacto equivalía a aumentar 123 por ciento el precio de los combustibles. El FMI planteó esa exigencia a cambio de un préstamo por 4.200 millones de dólares para tratar de estabilizar su economía, cuya abultada deuda por 37.000 millones de dólares tiene en aprietos al Gobierno de Moreno. La violenta reacción dejó siete personas muertas y más de 1.340 heridos en las dos semanas de marchas en contra. Al final, Moreno tuvo que echar para atrás el decreto exigido por el Fondo. Igual ocurre en Argentina, donde el FMI aprobó el año pasado un crédito de 57.000 millones de dólares –el más grande en la historia de la entidad–, acompañado de recomendaciones para recortar el gasto y profundizar la austeridad. Esto ha terminado por agudizar la crisis del país austral y tiene al presidente Mauricio Macri a punto de perder su reelección y a Argentina con uno de los niveles de deuda externa más abrumadores: 283.567 millones de dólares a junio de este año. No es la primera vez que la receta del organismo multilateral genera problemas sociales. Su fórmula apunta a que, para recibir sus préstamos, los países adopten programas de ajuste estructural a fin de reducir fuertemente el gasto y el déficit fiscal, eliminar subsidios y devaluar la moneda. Sin embargo, esas exigencias han desatado críticas porque, además de que no rinden los frutos esperados, provocan alzamientos, protestas sociales e inestabilidad política. El propio FMI ha reconocido que sus “políticas neoliberales” y de austeridad han fallado en algunos episodios, como el rescate financiero otorgado a Grecia en 2010 o incluso en el papel que jugó en la crisis del euro. Esto sucede justo en el momento en que la organización celebra este fin de semana su reunión anual en Washington. Asisten líderes económicos, ministros de Hacienda y presidentes de bancos centrales de los 189 Estados miembros. A pesar de las críticas, los países acuden al Fondo cuando están al borde del abismo y no tienen más opción o cuando la que tienen resulta más complicada. Y lo cierto es que el organismo al intervenir garantiza la financiación de la cuenta corriente y la liquidez que necesitan en esos momentos críticos, y permite adelantar programas de ajuste que de otro modo las naciones no realizarían. Brasil protagonizó uno de los casos exitosos en la región en 2002, cuando, en medio de la incertidumbre por la llegada al poder de Lula da Silva y el posible contagio de la crisis que vivía Argentina, evitó el default (impago) de la deuda y hubo un proceso de transición creíble. El FMI ha sido un mecanismo de salvamento continuo para muchos países y juega un papel crucial en la estabilidad económica mundial, de manera que “el sistema no ha colapsado y, por tanto, se puede decir que ha tenido éxito. Por eso ha sobrevivido 75 años”, le dijo Pablo Martín-Aceña a BBC. ¿El malo del paseo? El Fondo nació en julio de 1944 en la conferencia internacional de Bretton Woods, Estados Unidos, una reunión de los países aliados que buscaba restablecer el orden económico tras el final de la Segunda Guerra Mundial. Allí crearon el Banco Mundial para financiar la reconstrucción a largo plazo de las naciones devastadas por la guerra, y el FMI para ofrecer ayuda financiera a los países con emergencias cambiarias o problemas de liquidez de corto plazo. Querían evitar que tuvieran que recurrir a medidas proteccionistas a fin de garantizar un sistema global basado en el libre comercio. Desde entonces, el organismo ha ampliado su misión al ayudar a países vulnerables con crisis de solvencia. De ese modo, desempeña un papel clave para solucionar las grandes crisis económicas, como la de la deuda de los países latinoamericanos en los años ochenta. De los 189 países miembros, 146 han acudido en algún momento a un programa de ayuda financiera de ese organismo. Hasta Estados Unidos lo ha hecho, y hay reincidentes habituales como México, Rusia, Argentina, Brasil, Indonesia y Tailandia. En la actualidad, según el propio FMI, ofrece asistencia a más de 35 países con fondos cercanos a los 200.000 millones de dólares y tiene más de un billón disponible para prestar. De ahí la importancia de las deliberaciones de este fin de semana, que evaluarán cómo actuar ante una desaceleración global. Colombia debe ampliar fuentes de crecimiento y recortar y optimizar el gasto público. Después no podrá culpar al FMI de los males El panorama no resulta alentador. Hace unos días, la nueva directora del FMI, Kristalina Georgieva, dijo que, ante las crecientes barreras comerciales y las tensiones geopolíticas, la economía mundial –más del 90 por ciento de los países– se encontraba en una desaceleración sincronizada. Por eso volvió a recortar sus cifras de crecimiento global del 3,2 por ciento que tenía para este año al 3 por ciento. Para 2020, el FMI había pronosticado 3,5 por ciento y ahora lo plantea en 3,4 por ciento. “Estimamos que las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China reducirán acumulativamente el nivel del PIB mundial en un 0,8 por ciento para 2020”, explicó. Ante esto, ha indicado que un deterioro mayor del previsto de la actividad puede hacer necesaria “una respuesta fiscal coordinada”, dijo. En el caso de Colombia, la entidad proyecta un crecimiento de 3,4 por ciento en 2019 y de 3,6 por ciento en 2020. Es decir, muy por encima de América Latina, que tendrá un nuevo recorte ante la desaceleración en Brasil y México, la profundización de la crisis en Argentina y el profundo colapso de Venezuela. El FMI proyecta un crecimiento de 0,2 por ciento en la región en 2019 y del 1,8 por ciento en 2020, una caída del 0,4 y 0,5 por ciento, respectivamente. Que la economía colombiana crezca actualmente muy por encima de la región es una buena noticia. Sin embargo, la pregunta no es cómo está el país hoy, sino si está preparado para enfrentar una eventual recesión de la economía mundial. Sin duda, los episodios de Ecuador y Argentina dejan dos lecciones: hacer los ajustes antes de que la economía esté con el agua al cuello, y decretar impuestos a corto plazo y de modo generalizado puede ser costoso y genera inequidad. Algo contrario a lo que hizo Portugal, que no acogió la receta del FMI y salió rápidamente de la recesión. Esto evidencia la importancia de las reformas estructurales como la pensional y la laboral, aplazadas por varios Gobiernos. Y tomar medidas para seguir disminuyendo el gasto público, focalizarlo mejor y buscar nuevas fuentes de crecimiento. Si el país no hace la tarea, luego no podrá echarle la culpa de todos sus males al FMI. OPINION María Jimena Duzán Le creo a Claudia El único que le puede ganar es Carlos Fernando Galán, quien supo ponerse la camiseta de independiente y rodearse de un muy buen equipo. El 26 de octubre voy a votar por Claudia López a la Alcaldía de Bogotá. Voy a depositar mi voto por ella con la profunda convicción de que es la mejor opción para gobernar esta ciudad. De Claudia me gusta su talante y su forma transparente de pensar la política. Tuvo la valentía de destapar la parapolítica cuando ya estaba casi establecida como una práctica normal y expuso lo inmoral que resultaba la elección de políticos con votos de los grupos paramilitares untados de sangre por las masacres que produjeron desplazamientos y acaparamiento de tierras. Claudia se ha labrado su carrera política a pulso, cosa muy rara en esta Colombia donde todavía pesan los delfinazgos y las clases sociales. No proviene de ninguna casta, ni es nieta de presidentes pero en cambio es la orgullosa hija de una maestra. Su historia reconforta y da esperanzas porque demuestra que las cosas han cambiado y que no es necesario hipotecarse a un clan para abrirse paso en la política. Fue alcaldesa menor y directora de Acción Comunal de Bogotá y es de todos los candidatos, la única con un doctorado, un logro que debería jugar a su favor, sobre todo en un mundo donde a la mujer siempre se le exige el doble de méritos de los que se le exige al hombre. De todos, es la que más me convence cuando habla de cómo va a enfrentar la corrupción. Como senadora hizo importantes debates al lado del senador del Polo Jorge Enrique Robledo sobre el escándalo de Odebrecht y aunque se le ha criticado por haber impulsado y liderado una consulta anticorrupción que contenía una serie de propuestas que ya estaban incluidas en las normas, la verdad es que su tenacidad por sacarlas a flote, desnudó la doble moral de la clase política en esa materia y los dejó como un cuero: quedó claro que a ninguno de esos políticos les interesa la transparencia en la política y que eso los perturba. Los cuestionamientos que se le hacen a Claudia, –que es demasiado dura, que habla demasiado y que es muy temperamental–, para mí son sus grandes atributos. Claudia tiene un talante que se sale del molde con que tradicionalmente la mujer ha hecho política en esta sociedad patriarcal. Pero además, para temperamental el expresidente Uribe. Y que yo sepa a nadie le parece que eso sea un defecto. A mí me gusta la manera como Claudia reta a esta sociedad patriarcal que se siente amenazada con su liderazgo. Ya era hora de que las mujeres rompiéramos ese molde. Pero además, Bogotá se ha venido convirtiendo en el bastión de un exigente voto independiente que está pidiendo nuevos liderazgos y Claudia se ha ganado su derecho a estar en ese grupo de nuevos dirigentes que piensan la política de manera muy diferente a como la ejercen los clanes que imponen sus delfinazgos para beneficio propio. Los bogotanos ya no le comemos cuento a esos delfinazgos ni a los clanes que en otros lugares desafortunadamente siguen capturando la política; tampoco nos seducen los liderazgos de derecha como el que inspira un Álvaro Uribe ni los candidatos que terminan siendo apadrinados por el Centro Democrático, como Miguel Uribe, sin duda un político con carisma, inteligente y preparado. Miguel comenzó bien, pero en la medida en que iba sumando apoyos tóxicos se fue hundiendo en las encuestas. Y de ser el candidato que tenía el proyecto más completo para hacer de Bogotá un ciudad sostenible, terminó adoptando dogmas del Centro Democrático como el de proponer la creación de unos comandos de seguridad en los barrios que por momentos me retrotrajeron al fallido experimento de las Convivir. Los votantes colombianos no solo no le están comiendo cuento al candidato del uribismo y de la clase política. También pasa lo mismo con el candidato de la Colombia Humana, Hollman Morris, que va en la cola de las encuestas muy de la mano de Miguel Uribe. Es decir, el votante bogotano también está castigando a Petro, por su arrogancia y por haber creído que los 8 millones de votos que tuvo en las presidenciales eran de él. Yo voté por Petro, en esa ocasión, pero a este Petro intransigente, intolerante, vanidoso, mezquino que parece cada vez la copia de Uribe pero desde la izquierda, no le gasto más tiempo. El único que le puede ganar a Claudia López es Carlos Fernando Galán, quien supo ponerse la camiseta de independiente y rodearse de un muy buen equipo de trabajo. Galán ha ido en coche, gracias a que el petrismo y el uribismo se han dedicado a ver cómo menoscaban a Claudia López. Nadie sabe para quién trabaja. Petro y Uribe terminaron guiados por el mismo odio. Tengo el mejor concepto de Carlos Fernando: denunció el carrusel de la contratación y terminó al final separándose de Cambio Radical por sus relaciones con el paramilitarismo. Sin embargo, me seduce más el talante de Claudia; me gusta su irreverencia y le creo más a ella cuando dice que va a enfrentar la corrupción y cuando habla de proteger el medioambiente, de preservar los cerros, los humedales y la reserva Van der Hammen. Le creo a ella y en política eso bien vale un voto. Alfonso Cuéllar Trinos vicepresidenciales Sorpresa causó su afirmación de que “buena parte de esos encapuchados que salieron a las calles los han mandado desde Venezuela. La vicepresidencia es uno de esos cargos que tienen una función primordial pero nadie quiere que se ejerza: reemplazar de manera permanente al presidente. El resto del tiempo hace trabajos que la presidencia no quiere. Es difícil la tarea. En el regreso de la vicepresidencia republicana a la Constitución de 1991, el rol se ha mostrado algo segundón. El primero –Humberto de la Calle– renunció al cargo en rechazo a la financiación por los narcotraficantes. El segundo –Gustavo Bell– pasó sin pena ni gloria (el objetivo eran los votos costeños). Francisco Santos, el tercero, tuvo un destacado primer periodo como vocero de derechos humanos. Eran tantas las acusaciones que fue necesario su cargo. No ocurrió lo mismo en el segundo mandato. Fue responsable de un enfriamiento entre él y Álvaro Uribe. Así, los últimos años fueron de ostracismo y exclusión. La vicepresidencia de Angelino Garzón –el cuarto– tuvo un primer año brillante: se aprobó el TLC con Estados Unidos y se creó la percepción de un Gobierno amigo con los trabajadores y la izquierda. Con el tiempo, Garzón y el presidente Juan Manuel Santos se fueron apartando. Lo que llevó a Santos a cambiarlo por Germán Vargas Lleras, el quinto. A Vargas Lleras le entregaron la infraestructura, que pintaba muy bien. Pero, en realidad, no era nada. Finalmente, eran obras de Santos. También demostró que no es un camino a la de Casa Nariño. Sorpresa causó su afirmación de que “buena parte de esos encapuchados que salieron a las calles los han mandado desde Venezuela. Dados esos antecedentes es sorprendente que siga habiendo candidatos al cargo. No es exagerado afirmar que Marta Lucía Ramírez no quería ser número dos. Pero ese era el acuerdo: el perdedor sería vicepresidente. Marta Lucía hizo la tarea: mantuvo a los godos con Duque. Ya elegida, sin embargo, ha perdido impulso (igual que Duque). Al principio era la persona clave para el proceso de paz. Luego de la infraestructura donde Ángela Orozco es la única cuota de Ramírez. Se le encargó también, la celebración del bicentenario, que pasó sin mayor recordación. Es la cabeza de temas de género pero sin plata. De dos meses para acá la vicepresidenta tomó el rol de tuitera. Cada día emite opiniones de temas de su resguardo y también de otros. Sin querer queriendo ha sido vocera del tema de Venezuela. “La estrategia por generar inestabilidad política en casi toda América Latina, tiene un común denominador: la infiltración del socialismo del siglo XXI y el foro de São Paulo, promoviendo descontento y mandando los matones de Maduro a sembrar caos y provocar vías de hecho”, dijo esta semana. Cuando el presidente venezolano se fue contra Duque, Ramírez contestó: “Insultos de @NicolasMaduro a @IvanDuque son contra todo el pueblo colombiano”. Como fiel defensora de los intereses de Colombia contra Venezuela, compró la tesis de que el vandalismo en Colombia es de extranjeros. Sorpresa causó su afirmación de que “buena parte de esos encapuchados que salieron a las calles los han mandado desde Venezuela”. No le ha ido bien en las redes sociales. Con los trinos de la paz, le pasa lo mismo. “QEPD nuestros 2 soldados. –trinó la vicepresidente–.El Catatumbo se llenó de coca, por la decisión deliberada de suspender la guerra contra el narcotráfico para darle gusto a las Farc”. Era un discurso de María Fernanda Cabal o de Paloma Valencia. No de una mujer como Ramírez. Igual con Rudolf Hommes. El exministro retirado fue blanco. “No sea irresponsable de culpar al NO por el regreso a las armas de quienes nunca se fueron del narcotráfico. Si tanto le interesaba La Paz no ha debido golpear tanto al campo colombiano cuando fue ministro de Hacienda”. En política, una calamidad. En otros trinos hizo uso de la herramienta como canal del Gobierno: “No somos un Gobierno de egos, ni vanidades, sino un Gobierno que le dice a los ciudadanos que los necesita porque juntos es como vamos a sacar adelante a Colombia”, dijo hace unos días. Una frase que no dice nada. Ese es posiblemente el error, los trinos ya no tienen estrategia. Los utiliza para estar en la conversación pero no logra hacerlo. No es relevante. Eso quedó al descubierto con el siguiente tuit: “Los jóvenes de arriba y los de abajo son distintos. Los de arriba no tienen nada que esconder, ya que expresan su descontento, que comparto, por corrupción en la Universidad Distrital.Los de abajo se esconden en capuchas como los colectivos de Venezuela porque son criminales”. No produjo ninguna reacción. Nada. Fue considerada intrascendente. Como la vicepresidencia. Antonio caballero Terminator No es solo un sitio de memoria histórica, sino un sitio tranquilo propicio a la meditación y al descanso. De los cuatro candidatos que luchan por la alcaldía de Bogotá el más “proactivo”, como se dice ahora, es el quinto: Enrique Peñalosa. Faltando apenas unas pocas semanas para que termine su mandato ha empezado por fin a hacer cosas, o por lo menos a inaugurar las cosas que dejó sin terminar su predecesor, como el teleférico TransMiCable de Ciudad Bolívar. Y ha tapado y destapado calles, sin arreglar ni un solo hueco, y ha destruido aceras, y ha cercado los parques con velos de polisombra de un azuloso verde vómito, y ha cegado humedales, y ha talado árboles, y ha dejado ensartada a la ciudad en la contratación de un metro elevado que la parta en dos y le sirva de complemento a sus buses de TransMilenio, en vez de construir el ya estudiado y con promesa de financiación nacional metro subterráneo –“underground” de Londres, “subway” de Nueva York, o simplemente “subte”, como le dicen en Buenos Aires: en las ciudades que tienen metro para desembotellar las calles, y que en París o en Madrid también van por debajo, aunque se llaman metro a secas– . Y ahora, como remate de su obra de destrucción, intenta lo que no pudo lograr en su primera alcaldía de hace 20 años: arrasar lo que queda de los columbarios del Cementerio Central, una de las pocas zonas verdes todavía no peñalosizadas que Bogotá conserva. Es decir, sin canchas sintéticas de microfútbol, sin patinódromos, sin ludotecas. Y sin senderos y plazoletas de cemento. Porque Peñalosa ama el cemento. Los tales columbarios, explica Peñalosa, no son más que “un potrero con tumbas abandonadas”. Y es una buena definición. Parecida a la suya de la reserva Van der Hammen: potreros. Un pastizal verde con cuatro largas y sobrias casas de teja sostenidas por hileras de columnas encaladas, construidas en 1947, que encierran las bóvedas hoy vacías en donde estuvieron sepultadas, entre otras, muchas de las víctimas sin identificar de las matanzas del tremendo 9 de abril de 1948. Desde hace diez años sellan sus bocas 8.957 lápidas pintadas por la maestra Beatriz González con imágenes de cargueros de muertos, en memoria de lo que ella llama “las auras anónimas” de quienes estuvieron enterrados allí. No es solo un sitio de memoria histórica, sino un sitio tranquilo, propicio a la meditación y al descanso. Bello, pero sin pretensiones: una modesta joya de nuestra modesta pobreza arquitectónica. No es, como dice burlonamente Peñalosa, el Partenón de Atenas o el Coliseo de Roma. Pero es una de las pocas construcciones humildes pero decentes que tenemos y que no han sido todavía destruidas por nuestros sucesivos alcaldes, desde que hace casi 500 años Gonzalo Jiménez de Quesada incendió el poblado chibcha de Teusaquillo hasta que Enrique Peñalosa proyectó el TransMilenio por la carrera Séptima. Peñalosa quiere demoler los columbarios del cementerio porque es alcalde de Bogotá. Si fuera alcalde de París, hubiera incendiado la catedral de Notre Dame para abrir campo a microcanchas sintéticas de fútbol. Dice el alcalde Peñalosa que quiere destruir los columbarios para sustituirlos ventajosamente por un parque recreodeportivo (hasta el nombre es horrendo) que “beneficie a 131.929 personas con la construcción de canchas sintéticas, un gimnasio al aire libre, plazoletas, juegos infantiles, senderos, zonas verdes y espacios de formación artística”. Un parque proactivo, a su imagen y semejanza, que “la gente disfrute por los próximos mil años de felicidad” y que “impida que los niños y los jóvenes de la localidad de Los Mártires caigan en la drogadicción”. No es solo un sitio de memoria histórica, sino un sitio tranquilo propicio a la meditación y al descanso. Afortunadamente para la ciudad, en el último momento pudo pararle los pies el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural que dirige Alberto Escovar. Declaró los columbarios “bien de interés cultural” (ya lo eran localmente, pero el astuto alcalde había ordenado a su propia Secretaría de Cultura el levantamiento de su declaratoria), como ya lo había hecho hace un tiempo con la Estación de la Sabana de los ferrocarriles, bella edificación neoclásica (aunque modesta: a nuestra escala. No es la plaza de la Concordia de París) que Peñalosa pretendía demoler para convertir el lote en un parqueadero para sus buses de TransMilenio. Pero todavía le quedan varias semanas de mando a Enrique Peñalosa. ¿Qué más querrá y podrá destruir todavía? ¿Cuántos más parques verdes dejará pavimentados de cemento? ¿Y qué pasó con el famoso “render” que convertía en el Sena o en el Támesis al río Bogotá, que bajo su alcaldía pasó de llamarse “río” a denominarse “afluente hídrico”? Peñalosa carece de sensibilidad estética, de sensibilidad histórica, de sensibilidad. No distingue lo feo de lo bello, ni el bien del mal. Afortunadamente por fin salimos de ese alcalde. Y ojalá no heredemos a su secretario de Gobierno, el joven delfín Miguel Uribe Turbay. Ni a su émulo, el menos joven delfín Carlos Fernando Galán. Daniel Samper Ospina Así será la sección hace 25 años en 25 años En la sección de Entretenimiento anunciaban que RCN programaría por novena vez 'Betty, la fea'. Supe que me había vuelto viejo cuando me descubrí a mí mismo leyendo la sección ‘Hace 25 años’ de El Tiempo. Empezó como una curiosidad ocasional que, desde hace unos meses, se convirtió en un hábito inmenso, como el de la monja uribista. El asunto es que cada mañana abro la puerta, recojo el periódico y, mientras mis hijas desayunan, busco aquella sección para masticar con melancolía los sucesos de los años noventa que viven de forma tan vívida en mi memoria, como si hubieran sucedido ayer: Brasil gana el nefasto mundial de Estados Unidos; Shakira acaba de ganar el concurso a la mejor cola (porque por entonces no se conocían las virtudes amortiguadoras de la de Aida Merlano); Juan Manuel Santos traiciona la promesa en mármol que había firmado como periodista de no dedicarse a la política. Y Álvaro Uribe es apenas un joven gobernador con semblante de seminarista, que, cuando se sienta a observar las aventuras de Gaviota y Sebastián, comenta ante doña Lina que esos muchachos no estarían recogiendo Café. Esta semana, la lectura que me convirtió en un patético viejo prematuro pasó a mayores porque padecí una pesadilla bastante particular. Sucedió la noche del miércoles. Soñé que me levantaba el 17 de octubre de 2044 y que recogía mi ejemplar impreso de El Tiempo, como siempre. En toda Colombia quedábamos apenas cinco suscriptores del periódico, dentro de los cuales me contaba yo, naturalmente, por amistad con su director, Lucas Pombo, con quien había compartido diversas parrandas protagonizadas por Chabuco, la última de ellas en el hogar para la tercera edad Ay hombe. La edición llegaba retrasada porque salía de la sede de Subachoque, a donde el diario se había mudado desde hacía muchos años, por allá en 2020, cuando Luis Carlos Sarmiento decidió utilizar el lote de la 26 para construir la torre Néstor Humberto Martínez. (Por aquel entonces Néstor Humberto no se había convertido aún en el legendario cuentachistes de Sábados Felices que posteriormente fue, y algunos, como Sarmiento, creían que podía ser presidente de la república). Era domingo, y yo repasaba entonces la edición dominical que contaba con interesantes columnistas de opinión, como María Isabel Rueda, quien a sus 85 años lucía más liberal que nunca; un tataranieto de Luis Noé Ochoa; un bisnieto de Mauricio Vargas. Y Lucy Nieto. Hice un repaso de las noticias de primera plana: el nieto de Petro aseguraba que si resultaba elegido como alcalde de Bogotá, no iba a permitir que se construyera el metro elevado que quería dejar contratado la joven alcaldesa, Julieta Galán. El presidente de la república, Juan Luis Londoño, Maluma, lanzaba el programa de subsidios ‘Mi cuarto baby’ para quienes encargaran más de tres hijos. En un rincón de la primera plana aparecía la foto de un personaje al que por poco no reconozco: Iván Duque. Los años le habían pasado factura. Tenía el pelo color castaño, sin canas. Estaba en Cúcuta, y desde allá celebraba las bodas de plata del cerco diplomático con un concierto en la frontera ante el cual Nicolás Maduro, que arrebató el récord a Fidel Castro como el dictador más longevo del mundo, lanzaba improperios burlescos. Pasé los ojos fugazmente por otras páginas. Había un informe sobre la protesta callejera de Sebastián Villalobos y otros youtubers porque no les salía su pensión. En la sección de entretenimiento anunciaban que RCN programaría por novena vez Betty, la fea para contener el rating de la edición número 32 de Yo me llamo, presentada por Amparo Grisales. Llegué entonces a mi sección preferida, y, sin perder tiempo, comencé a leer: hace 25 años, el recientemente fallecido Donald Trump llamó presidente Mozarella al primer ministro italiano; hace 25 años, Ernesto Samper se acogió a la Comisión de la verdad para confesar quién era su sobrino más inteligente. Y, destacado con una pequeña foto, se leía la nota más importante: hace 25 años se volvió a congregar el movimiento estudiantil que, unos meses más tarde, obligaría a la renuncia del presidente Duque y la posesión inmediata de Marta Lucía Ramírez (y, de paso, el nombramiento de Faryd Mondragón como nuevo vicepresidente). Por aquel entonces Álvaro Uribe aún no se había fugado en una moto de Rappi, ni había ordenado a sus militantes –vía Twitter y antes de dar la espalda al impopular gobierno de Duque– votar por la monja uribista, a quien efectivamente Colombia eligió como presidenta para el periodo 2022-2026. Me desperté sobresaltado, con la sensación de desconcierto que sucede a las pesadillas. Para asentarme de nuevo en la realidad, recogí el periódico en la puerta, como siempre, y leí algunos titulares: se cae ley de financiamento; pagarán fallos contra el Estado con recursos de la educación; estudiantes se quejan de desmanes del Esmad. Y comprendí entonces que, en 25 años, el sueño se iba a convertir en realidad. CONFIDENCIALES Las sorpresas de Aida Victoria, la hija de Merlano Las entrevistas que dio la hija de Aida Merlano, Aida Victoria, impresionaron a todo el mundo. La joven, con apenas 20 años, frenteó a las vacas sagradas del periodismo con una cancha que pocos tienen. No solo no se dejó acorralar, sino que se fue lanza en ristre contra la Fiscalía y la Policía por la forma como la capturaron. Al final de su intervención circulaba un chiste: “Esta niña saldría elegida a cualquier cosa sin tener que comprar un solo voto”. Lo que no se sabía es que la joven no se llamaba Aida Victoria Merlano, sino Karolyne Manzaneda. Solo se cambió el nombre después de la detención de su mamá, en homenaje a ella, con quien no tenía relación desde hacía mucho tiempo. Reposición de votos en la Alcaldía de Bogotá Ahora que las encuestas muestran un empate no técnico sino absoluto entre Carlos Fernando Galán y Claudia López, muchos se preguntan por qué no se retiran Miguel Uribe o Hollman Morris para asegurar el triunfo de sus candidatos más afines. Más allá de sus convicciones y su lealtad con sus electores hay una razón económica de peso. Por cada voto obtenido los candidatos a la alcaldía tendrían derecho a una reposición de 2.195 pesos por voto. Asumiendo que Morris y Uribe saquen el 15 por ciento de la votación, alrededor de 500.000 votos cada uno, tendrían derecho a 1.100 millones de pesos. Además deben esa plata. Devaluaciones del peso colombiano El libro de Guillermo Perry, un gran resumen de la reciente historia económica del país, trae a cuento un hecho olvidado. En el siglo XX, cuando Colombia tenía tasas de cambio fijas, cada vez que había una crisis económica por la caída del precio de café, se producían devaluaciones con dimensiones inusitadas. Una de estas fue en 1956 cuando el peso, de una día para otro, perdió el 91 por ciento de su valor. Eso en términos contemporáneos equivaldría a que el dólar, que hoy está en 3.450 pesos, pasara a estar al día siguiente en 6.600. Colombia no ha superado las devaluaciones. Recientemente el dólar pasó de 1.700 a 3.400, pero en un término de cinco años.