1 VER TEMA DE LA JUSTICIA LA BATALLA DE LAS BATALLAS Carlos María Ramírez nació el 6 de abril de 1848 en San Gonzalo, Río Grande do Sul. Falleció en Montevideo el 19 de setiembre de 1898. “Carlos María Ramírez, el espíritu burgués más sano y más equilibrado que haya producido la cepa oriental…” – Florencio Sánchez en No creo en ustedes- 1900 -Ramírez dando a Uruguay, en sus escasos cincuenta años de vida, lo más acendrado de sus convicciones éticas y Sánchez escribiendo casi a cien años de las luchas por la Independencia, anudan con palabras gestadas en las entrañas de lo uruguayo, el antes y el después del destino de una nación que así, se está haciendo. I – La frontera como límite – las fuentes de la justicia II – Opción de identidad III – El despertar IV – Vivir y servir la patria – “Un decidido amor hacia mi patria me inspira no ser indiferente a una justa increpación contra ella y siendo deber suyo ser sensible al mérito de su servidores…” A la Junta Gubernativa el 20 de julio de 1811 V - La facultad del entendimiento y la vocación por la justicia VI – Las facultades con que nacemos VII – Verdades fundacionales VIII – Destino de las certezas IX - Donde las potencias de lo humano se tocan X – La batalla de las batallas - América como testigo XI – Hablemos de justicia L JUSTICIA COMO CONCEPTO ES PRODUCTO DE UNA ELABORACIÓN QUE SIEMPRE TENDIÓ/BUSCÓ , SEPARARSE DE UNA CONSTANCIA COGNITIVA QUE AFECTA SU CONSTANCIA EMOTIVA. El concepto de justicia es una elaboración. La justicia es un sentimiento que anida en lo más primario de la constitución cerebral humana. También es un producto de la lógica matemática. Se relaciona con la proporción, con la relación entre los números, con los resultados de operaciones abstractas que pocos cerebros dominan y pocos de nosotros seríamos capaces de reproducir en el pizarrón. Por eso participa de algo que se erige como la solución del problema sin que dispongamos de los elementos para lograrlo. NO los tenemos de manera consciente porque la justicia forma parte de los oscuros mecanismos que podemos manejar pero que nos cuesta definir. La palabra justicia recibe su contenido de lejanas y oscuras sustancias que, aunque sabemos que nos constituyen, no sabemos cómo se instalaron en nuestro sistema integral de conciencia, esa mezcla de razón y emoción que genera productos/derivados, con diferentes proporciones de etéreas sustancias que existen en un medio, ¿acuoso como todo lo que nos constituye?. Al que llamamos abstracto y que sin embargo se nutre de enigmáticos componentes, que, intentando llegar a lo más primario en nosotros, no podemos definir de manera completa. Aunque por medio de intuiciones y acercamientos sutiles sabemos que están en el yo primario. Y de esa substancia primaria y sutil todos hemos recibido una proporción. Nadie tiene el medidor de las proporciones pero todos creemos poseer algo de esa sustancia. Dicen los presocráticos que “justicia” ”Presentación La vida de las palabras es, como la vida de las personas, pasible de constantes cambios. Y, dado que las palabras pertenecen a un orden distinto al material, el cambio forma parte de su materia sutil y se afirma o se diluye según la fuerza que las anima. Si nos proponemos hablar de la justicia pensando en el significado que adquirió en las etapas culturales de la época de los reyes, tendríamos que ajustar nuestros conceptos si pasamos a la época republicana pues la palabra se carga con toda la densidad de significados que revistan en 2 el curso de cada cultura. Pensemos en la cuna de nuestro derecho y se presentará en nuestra mente el inmenso friso de la historia romana, su constancia, sus cambios, las causas de su solidez y extensión en el tiempo. Las formas de las rebeldías sociales y su influjo provocador de cambios interpretativos. ¿Se trata siempre de la misma justicia cuando estudiamos a Tarquinio, a César o a Augusto, aún sólo hablando de personas? I – LA FRONTERA COMO TESTIGO “Ningún pedazo de tierra nos ha parido” –Florencio Sánchez en ¡Orientales y basta!- 1900 ¿Qué caracteriza a Uruguay en 1900? El siglo que comenzó en 1800 tomó conciencia de su gravitación en la historia del país, mucho tiempo después de ocurridos los hechos que lo caracterizan. Esa conciencia, basada en la obra que la sustenta, obra de uruguayos que optaron por mirar el país y su gente, es decir, mirar para adentro, se asemeja al conocerse a sí mismo. Esa conciencia, despertó en el último cuarto de siglo, después de conquistada la independencia política, después de las guerras civiles, cuando los uruguayos se convencieron que nunca más vivirían sin estar regidos por alguna clase de organización constitucional, despertó y trajo nuevas miradas. Empezó a ver que, lo que se había asentado dentro del corazón de los uruguayos, era el sentido de pertenencia a una tierra. Por esa tierra se sucedieron luchas, triunfos y fracasos que implicaron fratricidios, magnicidios, avances bélicos, políticos, económicos, sociales y sus contrapartidas, las pérdidas, las búsquedas y los encuentros. Esa mirada multiplicada en el siglo que está por finalizar, mediante los antecedentes de…. se afirma y atenta, piensa en dar testimonio del tiempo que pasa. Elaboran sus escritos los que pueden hablar en primera persona como Isidoro de María, los que consultan documentos como Francisco Bauzá y los que combinan un corazón ardiente con ejemplos mundiales como Batlle y Ordóñez. El primero escribe juntando recuerdos, archivos y pasiones. El segundo escribe sobre lo que sabe e interpreta. El tercero sabe que su destino es modelar una sociedad todavía inquieta que busca justicia, soberanía y reconocimiento. Así se abre el 1900, con un pasado en permanente revisión, recuperación e interpretación. Nuestra historia se afirma como una necesidad. Y los comienzos de siglo brindan hasta el día de hoy las múltiples facetas de esplendor que unen el fin del 19 con el comienzo del 20. Se juntan la producción literaria, histórica, ensayística, el arte y un sentido ampliado de que Uruguay necesitaba remediar su falta de estructura material para obtener un país también transitable mediante puentes, caminos, represas, electricidad y agua potable, Reunidas las obras expresivas de los uruguayos de esa generación parecen surgidas de una fuente ajena a las perturbaciones militares, a los afanes de conquista, a la valoración de la política y después de 1904 planea el convencimiento de que Uruguay entiende los procesos de democratización. Las reformas sociales propician el orden económico y la paz social. Se busca fortalecer los valores internos como una manera de conquistar un lugar en el mundo. Pero nada de esto hubiera sido posible si la historia de Uruguay se hubiera manifestado sólo como un sucederse de conflictos y desacuerdos. Si fuera sólo un estado constitucional que poco a poco fue extendiendo sus leyes hasta el más íntimo sentir de las personas y hasta el más visible derecho de los ciudadanos. Cuando los caminos dejaron de ser los amplios campos y sólo se pudo andar por muy bien demarcados senderos, cuando el estado se constituyó en el más seguro benefactor de los destinos individuales, fue necesario encontrar las raíces que estaban en el fundamento de las acciones. Y ahí surge la pregunta sobre el pasado y más sobre el pasado del pasado. Porque estaba claro que el pasado constitucional no era todo el pasado de los uruguayos. ¿Por qué seguían siendo de preferencia orientales? Y aún: ¿por qué en pleno comienzo del 2000, en Artigas, Salto, Paysandú, Río Negro, todos reconocen a un oriental con mayor complacencia que a un uruguayo? La persistencia del oriental subyace con su constancia a las denominaciones de Estado Oriental -1830 - y de República Oriental – 1918 -. Acercarse al esclarecimiento conceptual nos permite asumir una nueva conciencia de nuestra gravitación como país con identidad. Y el esclarecimiento conceptual tiene su base en la génesis de la palabra pues “concepto” en latín es lo que la mente origina, lo que hace nacer, su producto…y eso es siempre una idea abstracta, algo que pertenece a 3 todos, que sobrevuela intemporal e inmaterial pero con consistencia real, gracias a su significado. Es lo que pasa en Uruguay con la palabra Oriental. Una palabra que sobrevuela y a la cual todos ofrecen aceptación, gracias a su significado y que, por pertenecer a todos, cada uno puede asignar un significado que jamás carecerá del que tenía en origen porque allí, es donde se cargó de contenido que el uso y el tiempo cargaron de ….valor…historia…autenticidad. Y ¿Dónde iríamos hoy a desentrañar ese sentido unificado en origen y disperso en la mente de cada uno de nosotros? Se trata de otra tarea, una tarea que para otras culturas la hemos visto nacer mucho tiempo después de haberse apagado en los hechos y cuando la lava de los volcanes o las derrotas militares las convirtieron en cenizas o en despojos para la arqueología. Encontré esos ejemplos en la obra Historia de la decadencia y caída del Imperio romano (en inglés original, The History of the Decline and Fall of the Roman Empire, conocida popularmente como The History) escrita por el inglés Edward Gibbon (1737–1794). Consta de seis volúmenes publicados entre 1776 y 1789: el Libro I fue publicado en 1776, los Libros II y III en 1781, y los libros IV, V, y VI en 1788–1789. Está considerada como una de los mayores logros literarios del siglo XVIII, y como uno de los libros de historia más influyentes de todos los tiempos ATENEO DE MONTEVIDEO Carlos María Ramírez San Gonzalo, Río Grande, Brasil, 1847 - Montevideo, 1898) Legislador, periodista, ensayista y narrador nacido en Brasil. Obtuvo su licenciatura en jurisprudencia el mismo año en el que junto a un grupo de estudiantes de la Universidad, crea el Club Universitario (1868). Inicia su actividad periodística en "El Siglo", diario en que también actúan muchos de los jóvenes del Club, y que lleva adelante una intensa campaña contra el gobierno de Lorenzo Batlle. La inflexibilidad de Carlos María y de su hermano, Gonzalo, en sus ataques al presidente les vale el destierro a Buenos Aires. Al estallar la revolución del caudillo nacionalista Timoteo Aparicio se une a las filas coloradas, pero al cabo de unos meses en el campo de batalla regresa a Montevideo hondamente impresionado por la violencia del conflicto civil. A partir de ese momento decide alejarse del partido colorado y de la redacción de El Siglo para dedicarse a la creación de un nuevo movimiento político, el Partido Constitucional. Desde el 71 había ingresado a la Universidad como docente de derecho constitucional, cuyas clases reunió en una serie de catorce conferencias publicadas en el 97 por Justo Jubiló, entonces catedrático en la materia. Poco después es nombrado Fiscal de Gobierno y Hacienda, y en 73 se le confía la Legación del Uruguay ante el Imperio del Brasil. Durante el periodo de Latorre, Carlos María se dedica a investigar la historia nacional obteniendo conocimientos con los que respaldaría sus futuros alegatos y polémicas sobre los hombres del pasado. Ante el fracaso de sus esfuerzos por crear un nuevo partido politico emigró a Buenos Aires Ramírez reune sus ideas políticas por primera vez en un opúsculo titulado La guerra civil y los partidos políticos del Uruguay (1882), en el que se esbozan los lineamientos básicos del proyectado Partido Constitucional (material que podría ser de interés para la politología actual). En el mismo tren ideológico 4 edita en 1872 la revista "La bandera radical", en la que intensifica su propaganda contra la tradición política uruguaya. Los frutos de su esfuerzo por crear una nueva agrupación se vieron momentáneamente satisfechos con la elaboración del programa del partido y con la creación del diario "El Plata", vocero de su ideología de principios. Posteriormente su acción política fue haciéndose más o menos flexible, dependiendo mucho de las circunstancias particulares del momento. En narrativa destacan sus novelas Los Palmares, y Los amores de Marta (1884) adaptada por Destéffanis para el teatro. En ensayos cabe señalar la Educación Popular (1868), Artigas (1884), volúmen que reúne los artículos publicados en "La Razón" en los que reivindica a Artigas; y obras publicadas después de su muerte como Hombres de América (1912), Escritos (1923), Apuntes y discursos (1948), El destino nacional y la Universidad (1965). Su prosa ha sido calificada como la más brillante, de toda la producción de los oradores y publicistas de la segunda mitad del siglo XIX. Bibliografía: Fernández Saldaña, José. Fichas para un diccionario uruguayo de biografías. Montevideo. Talleres Gráficos "33". 1945. T. 2. / Muestra de literatura uruguaya. Montevideo. Ministerio de Educación y Cultura. 1996. / Zum Felde, Alberto. Proceso intelectual del Uruguay. Montevideo. Nuevo Mundo. 1967. T. 1. en forma relativamente exitosa al comercio mundial y su economía crecía inducida por la dinámica exportadora. Este modelo agroexportador concretó un proceso de crecimiento relativamente sostenido del PBI del orden del 3,3% anual entre 1909 y 1912. La crisis de 1913 y la Primera Guerra Mundial abrieron un paréntesis de una década en esa fase de crecimiento.” (“El uruguay del siglo XX” Instituto de Economia. Ed. Banda Oriental. Montevideo, 2001. pp. 10 y 11) Publicado por Eduardo Clouzet en 17:03 Anclajes IX. 9 (diciembre 2005): 39-51. 39 . Notas 1 Este artículo fue realizado gracias a un subsidio de la Fundación Antorchas 2 Sud-América, II, 577, 30 de diciembre de 1885. 3 La Nación. XVI, 4620, 22 de diciembre de 1885. 4 La Patria Argentina. V, 4896, 22 de junio de 1884. 5 Sud-América. IV, 1076, 24 de septiembre de 1887. Obras citadas Campi, Daniel, comp. Estudios sobre la historia de la industria azucarera argentina- II. Jujuy: Universidad Nacional de Jujuy, 1992. Campi, Daniel. “Economía y sociedad en las provincias del Norte”. Dir. Mirta Zaida Lobato. Nueva Historia Argentina. V. Buenos Aires: Sudamericana, 2000. 71-118. Devoto, Fernando. Historia de la inmigración en la Argentina. Buenos Aires: Sudamericana, 2003. Duncan, Tim. “La prensa política: ‘Sud América’, 1884-1892”. Comp. Gustavo Ferrari y Ezequiel Gallo. La Argentina del 80 al Centenario. Buenos Aires: Sudamericana, 1980. 752-85. Ferns Harry. Gran Bretaña y Argentina en el siglo XIX. Buenos Aires: SolarHachette, 1966. Groussac, Paul. Fruto Vedado. Buenos Aires: M. Biedma, 1884. ____. Los que pasaban. Buenos Aires: Jesús Menéndez, 1920. Julio A. Roca. “Paz y administración”. Grandes discursos de la historia Los folletines del diario Sud-América 5 Anclajes IX. 9 (diciembre 2005): 39-51. 51 argentina. Discurso ante el Congreso Nacional el 12 de octubre de 1880, en Luciano Privitellio y Luis Alberto Romero. Buenos Aires: Aguilar, 2000. Laera, Alejandra. El tiempo vacío de la ficción. Las novelas argentinas de Eduardo Gutiérrez y Eugenio Cambaceres. Buenos Aires: FCE, 2003. Martín-Barbero, Jesús. De los medios a las mediaciones. Comunicación, cultura y hegemonía. Barcelona: Gustavo Gili, 1987. Navarro Viola, Alberto. Anuario Bibliográfico de la República Argentina. Año VI. Buenos Aires: Lajouane (1886). Pastormelo, Sergio. “Juvenilia de Miguel Cané: historia de un escritor fracasado”. Cuadernos Angers-La Plata. 4. La Plata: Universidad Nacional de La Plata, 2001. Prieto, Adolfo. 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El primer homenaje público a la memoria de Artigas, tuvo lugar el 24 de mayo de 1849, por decreto del Gobierno del Cerrito que reza: "Art. 1º Queda erijida en Pueblo con el nombre de la "Restauración" la nueva población formada en el Cardal. 2º. La calle que ha tenido hasta aquí el nombre de calle de la Restauración se denominará en lo sucesivo, Calle del General Artigas. 3º. Los nombres de las demás calles y Plazas de dicha población se designarán por decreto separado. 4º Comuníquese y publiquese. ORIBE. BERNARDO P. BERRO".