Autores Eva Bomben Ana María Dupey María Esther Necuzzi Artículo Formación, capacitación, calificaciones, competencias y movilidades laborales entre los artesanos 1 Temática Educación y trabajo Título del trabajo “Formación, capacitación, calificaciones, competencias y movilidades laborales entre los artesanos” Autoras: Lic. Eva Bomben (UBA), Lic. Ana María Dupey (INAPL UBA) Lic. María Esther Necuzzi (UBA) INTRODUCCIÓN Problemática abordada y su contextualización. La actividad artesanal ha evidenciado una gran flexibilidad a través de la historia para articular las transformaciones tecnológicas, económicas, sociales y simbólicas, que se han operado en el mundo. Ha transitado desde el desempeño del "homo faber", que transformó el guijarro en una herramienta hasta el del artesano contemporáneo que hace uso de tecnologías virtuales en el marco del proceso de la globalización. Esta actividad, que alguna vez se pensó que desaparecería ante la emergencia de nuevos procesos laborales (en términos de disciplina del trabajo, de la división del trabajo, los niveles de calificación de la mano de obra etc.) que constituyeron al obrero industrial, ha superado ampliamente el paso del tiempo. Incluso, podríamos afirmar que en la actualidad, mientras el trabajo del obrero fabril es crecientemente sustituido por la robótica, el sector artesanal se halla plenamente vigente aunque con profundas transformaciones. Hilda Sábato y Luis A. Romero (1986) señalan que en nuestro país a fines del siglo 19, la producción artesanal se mantuvo compitiendo con la organización fabril para atender un mercado en expansión por bienes de consumo de lujo y alta perfección técnica. La empresa Rigolleau, expresión de la modernidad contrató 11 maestros artesanos tradicionales de or igen napolitano para efectuar los diseños de su producción en serie. Pero esta situación en el siglo siguiente, se va a transformar. En particular, durante las décadas de los 50 y 60 en las que se aceleró la organización del capitalismo industrial en América Latina, cuyo desarrollo no produjo la absorción del crecimiento de la población económicamente activa (PEA) que se esperaba; por lo que esta última se volcó en la denominada economía informal, que aunque organizada en términos de esquemas tradicionales se halla integrada como un componente funcional a la lógica interna del capitalismo (Robert). En el período 1950-66, la fuerza laboral del sector moderno se expandió del 18 al 21 % mientras que la fuerza laboral del sector tradicional aumentó del 24 al 32% (Robert). Durante el período aludido predominó una valoración negativa por parte de los economistas, que calificaron al sector artesanal como clandestino e ilegal. En la década de los 70 organismos internacionales como la OIT comienzan a abordar al sector informal como respuesta moderna al desarrollo y consecuencia de éste. Se consideraba que la pequeña producción era el resultado del ajuste del mercado del trabajo y el ingreso medio, variable que compatibiliza tamaño de mercado con el número de personas ocupadas. Esta sobrepoblación relativa, está integrada por la PEA, que no es empleada en el núcleo propio de la economía capitalista y se halla en un estado de movilización, como fuerza de trabajo disponible para el capital. Esta fuerza sería la que constituye el sector informal ya sea realizando actividades de refugio en el nivel de subsistencia o adoptando las formas de núcleos domésticos de producción que operan en mercados residuales porque no alcanzan la concentración necesaria por las características del producto, resultando poco relevantes para las economías de escala. Buena parte de los artesanos de nuestro de país se hallan incluidos 2 en este sector aunque con matices diferenciales en la organización de la producción y en el acceso al mercado. Pero a pesar de ello, presentan las siguientes características en común: · son unidades de producción pequeñas · emplean escaso capital mayormente físico y humano · hacen uso de baja tecnología · se concentran en mercados de fácil acceso · el trabajador es su propio patrón (combina intereses de capital y trabajo) · el trabajador participa directamente en el control y manejo de las actividades el control del trabajo es relativamente autónomo porque el trabajador asume la propia supervisión reduciendo niveles de supervisión · se hace uso intensivo de mano de obra · el objetivo principal es maximizar el ingreso total por encima de la tasa de utilidad · la unidad productiva es flexible en la delimitación y división del trabajo y posee flexibilidad para la rotación de tareas. · las unidades productivas no crean espacios económicos sino que se los otorga, por lo que declina, la gran empresa. En la actualidad más de 150 millones de personas en América Latina (BID, 1996) se ganan la vida en el sector informal y dentro de éste es significativo el artesanal. Organismos técnicos de financiamiento de proyectos como el BID han intervenido en la actividad a través de programas que los incorpora como sus clientes a través de líneas de crédito que reorientan la modalidad de producción en términos de tasa de ganancia. En 18 años el BID proporcionó créditos por U$S 450 millones a micromepresas y en 1996 lanzó el proyecto MICRO 2001 (EL BID 1997). De este modo, modestos talleres familiares son transformados en empresas para atender un mercado global, por ejemplo, el caso de Cerámica Perú que produce 14.000 piezas por mes para mayoristas (Bid América 1998). Estas intervenciones sumadas a las políticas públicas orientadas a disciplinar y orientar la actividad para ajustarla a las exigencias del mercado globalizado y como alternativa para resolver el incremento del desempleo, han contribuido a tornar más heterogeneas las modalidades de organización interna de la producción, a diversificar las instancias de comercialización y ha instalado la necesidad de nuevas competencias para el desempeño de la actividad artesanal. En síntesis, han modificado sustancialmente la institucionalidad económica, normativa y simbólica del campo laboral de los artesanos. A ello se suman la incorporación de escenarios no tradicionales de la actividad y de nuevos agentes sociales (agencias gubernamentales, ONG etc.) que intervienen en la redistribución de los recursos económicos, sociales y simbólicos de la actividad y del poder. Así como también, los cambios operados en el regimen de intercambio de los objetos artesanales, en términos del valor simbólico atribuido por convención social por los productores y la demanda. Dicho valor se instituye a través del ensamble del objeto con una tradición cultural, étnica, regional, rural etc. pero a la que se emplaza en una lejanía o extrañamiento, que puede alcanzar la modalidad de lo exótico. Valorización que operan, en particular, quienes predominan en el campo cultural. Este panorama se torna aun más complejo con la actual reformulación del estado y su retroceso frente a funciones que venía desempeñando, lo que ha motivado que la sociedad civil - en la que los artesanos participan- deba asumir por sí misma la gestión de sus problemas colectivos, en un escenario de alta competitividad en lo económico con el predominio de agentes técnicos, sociales y políticos privados. Ello demanda una nueva 3 cultura política, formas de representación y de acción colectiva que impactan en las modalidades de participación de los artesanos. Frente a estos condicionamientos macroestructurales nos interesa indagar las características en cuanto a la formación, capacitación, calificaciones y competencias laborales de los artesanos, así como también, con respecto a sus movilidades (horizontal, vertical y espacial). Estos aspectos han sido estudiados desde diferentes enfoques, que intentaron superar las explicaciones macro sobre los cambios económicos estructurales del mundo del trabajo en su fase industrial. Entre ellos cabe mencionar los que se han ido perfilando en las últimas décadas que enfatizan el análisis del proceso del trabajo y sus efectos en las prácticas y percepciones y la identidad de clase de los trabajadores (Abramo 1996, Novelo y Urteaga, 1979 citados en R. Guadarrama Olivera: 1997), o como interactúan los espacios del trabajo y doméstico en la trayectoria de vida de los trabajadores (Jelin, Llovet y Ramos, 1986 citados en R. Guadarrama Olivera: 1997), o el rol que cumplen diferentes instituciones educativas y de capacitación profesional en los procesos constitutivos de las identidades laborales (Nieto 1986, Hualde 1996, Guimaraes, 1989 citados en R. Guadarrama Olivera: 1997). En síntesis, se trata de un conjunto de orientaciones que consideran que los cambios en el mundo del trabajo -en su carácter de mundo social- tienen su origen en la interacción entre las estructuras y la acción de los sujetos sociales y ponen el acento en las relaciones intersubjetivas de los agentes laborales enmarcados en los procesos tecnoproductivos y organizativos, así como también, del mercado del trabajo y de las instituciones que regulan la actividad laboral. Tomando como punto de partida esta perspectiva trataremos de indagar las características en términos de las competencias 1 específicas necesarias para los desempeños laborales, de las modalidades e instituciones sociales intervinientes en el aprendizaje de dicho conocimiento, así como también los componentes legitimadores de la actividad laboral, cuando se tornan necesarias explicaciones y justificaciones para relacionar el mundo laboral con el mundo social en general o frente a situaciones que cuestionan la institucionalidad de la actividad. Analizaremos cómo son representadas e interpretadas estas nociones en un conjunto de discursos sociales vigentes en un lapso temporal que comprende desde las décadas del 60 al 90, que efectivizan artesanos, organismos públicos que institucionalizan la enseñanza de la artesanía, y entidades privadas que desarrollan explicaciones y justificaciones (legitimadoras) con referencia a las competencias necesarias, instituciones intervinientes en la adquisición de las mismas, y a las transformaciones de la institucionalidad de la actividad en general. Siguiendo a Michel Foucault (1985) consideramos los discursos como prácticas sociales a los que interrogaremos acerca de los diversos objetos que forman, las distintas posiciones subjetivas, los conceptos y elecciones temáticas que han sido efectivizadas en torno a la problemática abordada. Posteriormente, se efectúa un análisis contrastivo entre los discursos, a fin de especificar la variabilidad de las nociones bajo análisis, si se constata. ANÁLISIS INTRADISCURSIVO DE LOS DISCURSOS SOCIALES. 1 Por competencia entendemos el conocimiento que guía y regula el desempeño de la especialidad artesanal. Incluye no sólo el saber acerca de las convenciones sino también su uso práctico. Si bien reconocemos retormar la noción desarrollada para el caso de la Lingüística de Noam Chomsky, la reformulamos al incluir en la misma las estrategias de aplicacion de las convenciones y los contextos en que se aplican. De este modo, se pondera no sólo la dimensión virtual del conocimiento sino también pragmática y su base social. 4 Para la década de los 60-70 disponemos de cuatro textos. Una biografía del santero Andrés J. Arancibia realizada por J. Cáceres Freyre, una reseña sobre el taller La Guardia en Santa Fé auspiciado por el gobierno de la provincia y un estudio sobre imagineros de Santiago del Estero realizado por J.L. Carol Paz auspiciado por el Fondo Nacional de las Artes, además de material legislativo por el que se crea una escuela rural especializada en artesanías en Amaicha del Valle (Tucumán). En el primero de los trabajos se percibe al taller del artesano no sólo como instancia de producción de los objetos sino también del conocimiento acerca de la misma, además de considerarlo un vehículo para la transmisión de este último. La continuidad de la actividad (como producción/reproducción material y de conocimiento) se emplaza en el taller, a pesar de la inestabilidad de éste debida a la carencia de materia prima o herramientas. Sin embargo, se reconoce la relevancia de un conjunto de instituciones sociales que contribuyen al reclutamiento y formación del artesano. En el caso del santero Arancibia, la iglesia lo familiariza con los íconos y símbolos del discurso religioso y el temprano ingreso en un taller de pintura fuera de su localidad de origen lo inicia en el conocimiento de la técnica. Si bien abandona el taller y desempeña trabajos ajenos a la actividad artesanal, mantiene informalmente la práctica (realiza caricaturas que comparte con sus compañeros de trabajo). Diez años después comienza a dedicarse sistemáticamente a la artesanía como santero. A pesar de que la red de relaciones sociales señaladas le facilitó el aprendizaje de la especialidad no logró establecer un espacio de aprendizaje formal en el taller del santero más prestigioso de su localidad. Esta experiencia justamente relativiza la idea antes enunciada del taller como instancia de transmisión del conocimiento. Otro componente identificado en la formación del artesano es la experimentación constante con diversos tipos de materias primas y la observación y análisis de piezas realizados por otros santeros. Estos aspectos señalan que la producción, acumulación y conservación del conocimiento en la especialidad depende a) de la transmisión oral e interpersonal, es decir, que el conocimiento necesariamente está asociado al portador, si este desaparece se pierde b) de la posibilidad de recuperar las marcas en las piezas artesanales por las que se puedan inferir los conocimientos referidos a su producción y c) de la experimentación, que realiza el artesano de procedimientos, técnicas etc. Dadas las características de la especialidad de Arancibia (vinculada a imágenes religiosas) el aprendizaje de la actividad se completa en otro plano existencial. En sueños se le presentan imágenes apropiadas para representar santos o las advocaciones de la Vírgen María, que lo orientan para atender los pedidos de los clientes. El abanico de competencias que debe desplegar el artesano no sólo comprende una heterogeneidad de técnicas (pintura, tallado en madera, arreglo de cabellos, confección indumentaria etc.) a implementar en la producción de la obra sino el conocimiento para fabricar las herramientas que necesita. Estas mayormente se efectúan mediante el reciclaje de objetos (gubias hechas de tubos de bronce desechados que son afilados y enmangados). Asimismo, requiere habilidad en el control de los procedimientos a implementar para lograr la expresión artístico emotivo, según el tipo de obra y el efecto buscado en el receptor superando las limitaciones de la materia prima (por ej. irregularidades). Tanto la comercialización de los productos o de los servicios de reparación de imágenes, demanda la formación y el mantenimiento de una red social de clientes, algunos institucionales como templos religiosos o personas con importantes recursos económicos. 5 En síntesis, en la trayectoria de Arancibia predomina el autoaprendizaje a través del examen de obras producidas por otros, imitación de la iconografía religiosa, y la experimentación, a partir de una temprana iniciación en el dibujo y la pintura. Complementado con su acceso a otro nivel existencial que contribuye a la producción de las obras. Este proceso es objetivado por el artesano de la siguiente manera: “Me he formado de la nada, no he tenido palabra de aliento de nadie para trabajar y ahora para mi es un sueño porque me viene cada misterio, muchas veces tengo sueños que son realidades” (J.Cáceres Freyre, 196: 140). Otra perspectiva se plasma en la trayectoria de dos artesanos santiagueños Roberto y Mario Benavidez, quienes se autoadscriben como imagineros no santeros. Ellos no sólo rescatan la enseñanza de quienes los antecedieron en la actividad sino que también destacan el componente de autoaprendizaje y de experimentación. Incorporan la participación en exposiciones y ferias artesanales como instancias para presentar a escrutinio público obras creativas. Poseen un conocimiento preciso del mercado en base al cual organizan la producción diferenciando los objetos estereotipados destinados al turismo y los creativos para satisfacción personal. Estos últimos, los creativos, demandan una competencia sobre un conocimiento trasmitido socialmente en forma oral sobre los seres mitológicos santiagueños y personajes sociales de su comunidad. Si tomamos en consideración los discursos desde la política cultural de la época en términos de la formación y capacitación de los artesanos se presentan múltiples perspectivas. Por una parte, el gobierno de la provincia de Santa Fe auspicia el proyecto del taller artesanal de La Guardia. Este es concebido en términos diferenciales con respecto a la concepción escolar o laboral del taller. Se propone una modalidad centrada en la experimentación que combina lo lúdico, artístico y laboral. Experimentación en la que se procesa la vinculación entre la tradición artesanal indígena y el conocimiento de los pobladores recientes de la zona con el objeto de canalizar una estética de la identidad regional. El énfasis en la formación está dado en el accionar práctico y en desarrollar la creatividad artística pero socialmente fundada, que puede constituirse en una cualidad para el desempeño laboral pero que no la sujeta a este último. La propuesta encuentra su argumento en la indispensable libertad frente a disciplinamientos y ordenamientos a priori para llevar la propuesta. En cambio la creación de la escuela rural mixta de artesanías de Amaicha del Valle (Tucumán) se ajusta a una perspectiva de enseñanza formal de las artesanías rurales, que promueve el desarrollo de una competencia intelectual sobre los diseños con sello regional y la habilidad manual para su realización. La artesanía se emplaza en el área técnica de la educación enfatizando la habilidad manual para efectuar aquellas prototípicas de la región a las que se clasifican en: textiles, madera, cuero y metales. Asimismo, plantea el desarrollo de conocimientos y la organización de cooperativas para atender la comercialización de las artesanías y la compra de materias primas, en forma colectiva. Todos los aspectos señalados plantean una formación orientada hacia la salida laboral mediante la producción manual de productos que reproducen los diseños locales. Para la década de los 80-90 disponemos de entrevistas realizadas a tres mujeres ceramistas. Por una parte, E. C. señala la importancia de la educación formal universitaria en artes plásticas recibida, su profundización en la escultura y su aplicación al campo de la indumentaria. En base a esta formación se desplaza hacia la producción de objetos de la vida cotidiana. Pone en evidencia que en el desempeño de la actividad, no sólo se despliegan 6 conocimientos sobre composición, diseño, formas y colores sino que incluye una concepción estética que toma en consideración los destinatarios. A partir de esta perspectiva es capaz de establecer diferentes tipos de receptores de su obra: · quienes son capaces de apreciar los valores estéticos porque poseen educación estética, · quienes aprecian la obra por su valor funcional (“cerámica de bazar”), y · quienes pueden aprender apreciar la obra en términos de su valor estético mediante la frecuentación de la feria en donde se exhiben las piezas y la autora las explica. Siendo de los receptores, el comprador aquel que invierte en su obra a pesar de su fragilidad. B. O., otra ceramista, destaca la educación formal recibida. A los 10 años estudió dibujo artístico en una institución escolar profesional nocturna pública, luego cursó la escuela de arte Fernando Fader y completó su formación artística con cursos de expresión corporal, mimo, talla, xilografía y dibujo. En diferentes enunciados se autoadscribe a la categoría académica dentro de su actividad, lo que se constata en la importancia que le otorga 1) al control de la técnica, 2) a la calidad de la obra (que la forma, la textura del esmalte, el color sean aquellos exigidos por la pieza), y 3) en las conclusiones teóricas, que testimonia la obra. Todo ellos criterios relevantes de la actividad. Otro aspecto destacable son los valores que atribuye a la obra, autenticidad por ser portadora de sentimientos y expresar la identidad del artista. Dado que al hacer la pieza construye su propia identidad artística. Por su parte, M. A. destaca la peculiaridad de la modalidad de su aprendizaje de la cerámica: en una escuela en Austria, con un profesor que perteneció a Bahaus. La misma se caracterizó por la intensidad de la práctica en la elaboración de piezas y la discusión teórica sobre la misma, el sometimiento a una constante autoevaluación previa a la evaluación docente. Asimismo, enuncia otras alternativas de aprendizaje como por ej. a) la actividad docente porque la movilizan al obligarla a formularse preguntas sobre su trabajo y a disciplinarse y b) el cotejo con las producciones de otros ceramistas por la ajenidad que le suscitan llevándola a encontrar su propia identidad. Destaca la intuición como la principal orientación en la realización de sus obras y el ejercicio del ensayo y error hasta lograr la obra. Para la década del 90 disponemos de entrevistas realizadas a artesanos de la ciudad de Buenos Aires que desarrollan su actividad en ferias. En cuanto a la formación se hace referencia a una heterogeneidad de fuentes, que en el aprendizaje informal se expresa como el realizado con la familia, con otros artesanos o como producto de su propia experiencia. Esta última conseguida por la experimentación directa con los materiales, la observación de diferentes artesanías y/o de la tarea de otros artesanos durante los viajes realizados a otras provincias o al exterior. Ya en el plano de la educación formal se hace efectiva en la Escuela Nacional de Arte, la Escuela Municipal de Joyería, la Escuela Nacional de Cerámica y en diferentes talleres y escuelas de educación artística (ver Cuadros 3 y 4 en Anexo 1). En el contexto de la producción de artesanías de los 90 se hace necesaria una actualización permanente respecto de las técnicas, formas y materiales a causa de la incorporación de múltiples competidores y competividades. Tal como lo expresaran las quejas de un artesano de Parque Centenario cuando nos refiere que “lo que pasa es que entra mucha artesanía de todos lados, pero viene en cantidades y muchas del Perú, y en el chamullo 7 te la hacen pasar como si fueran de acá”. Otro comentario subraya que “el problema son los puestos piratas que venden cosas que no son artesanales, ya que no tienen permiso de la Ciudad para hacerlo” Ambas expresiones dan cuenta del ingreso constante de artesanías de otros lugares en las ferias urbanas o en otros casos, de objetos producidos industrialmente que exigen a estos productores (que al mismo tiempo son vendedores de sus artículos), mayores competencias en diferentes aspectos. Es decir, hay una mayor exigencia en sus desempeños que no tienen que ver sólo con la formación en la especialidad, sino además con el conocimiento acerca de la comercialización, las habilidades para la venta, para la resolución de problemas burocráticos (trámites en la Municipalidad) entre otros. De las palabras del propio artesano podemos colegir que las movilidades laborales también se ven alteradas y además, con un grado importante de incertidumbre como resultado de las variaciones constantes en los sitios de desarrollo de la actividad. Otro hecho para analizar es que dentro del grupo de los entrevistados aparece un sector, que corresponde casi al 30 % que asisten a varias ferias (ver Cuadros 5 y 6 en Anexo 1) Ellos interpretan sus desplazamientos como producto de movimientos estacionales. Es decir, aquellos realizados cuando el artesano va “a la costa” o a otras provincias en períodos de vacaciones. Respecto de los movimientos realizados entre las ferias en la Ciudad de Buenos Aires o el conurbano, ellos expresaron que las causas obedecían al deseo de “probar fortuna en otras ferias cuando no se tiene un lugar fijo asignado” o el aceptar invitaciones de otros artesanos. Aunque en este último caso la respuesta nos hace pensar más que se trata de un efecto o una condición para el ingreso a otro lugar de trabajo. Como expresión de las actuales políticas del Banco Interamericano tomamos en consideración el artículo “La trama de una tradición cultural” subtitulado como ‘Las tejedoras guatemaltecas adaptan su arte’. En el mismo se atribuye a las mismas una dualidad de competencias. Por un lado, el de la creación y por otro, el de la transmisión de tradiciones autóctonas, para ello escenifican en un ámbito doméstico a dos tejedoras vestidas con sus huipiles trabajando en sus telares manuales observadas por una joven con el objeto de aprender. En base a la tensión entre estas competencias se afirma la preferencia de las artesanas por dedicarse más a la creación de importantes y elaborados diseños y un menor compromiso con los procedimientos manuales tradicionales al incorporar componentes modernos, por ejemplo, hilos teñidos industrialmente. Asimismo, se señalan nuevas capacidades de las artesanas, tales como adaptar los tejidos a las tendencias de la moda y la adopción de diseños de moldes de revistas. Estas tendencias se legitiman en la voz de una especialista, la curadora del museo de Artes Textiles de Washington, y en la citación de antecedentes semejantes como el caso de los indios navajos que tomaron diseños foráneos para sus alfombras y en el de los tejedores guatemaltecos que adoptaron el telar a pedal para elaborar telas aplicadas a la confección comercial de polleras. ANÁLISIS INTERDISCURSIVO DE LOS DISCURSOS SOCIALES: En esta etapa nos centramos en cómo a través de las prácticas discursivas se despliega un campo semántico compartido (intersubjetivo) que estructura interpretaciones y comportamientos que tornan significativa para sus productores la experiencia laboral subjetiva y que al mismo tiempo los hace participantes prácticos del ámbito institucional artesanal. A la interioridad del campo semántico diferenciamos las siguientes instancias: a) Las competencias y destrezas necesarias para llevar a cabo la actividad. Estas comprenden no sólo los aspectos teóricos referidos a formas, colores, texturas, sino también 8 del diseño y de los procedimientos técnicos para la producción de la obra. Las que son calificadas en términos del dominio alcanzado en el control de los procedimientos para lograr el resultado buscado superando los obstáculos de las condiciones de la materia prima y los riesgos de la ejecución de los procedimientos. Estas incluyen, además, una concepción de la expresión artíst ico y emotiva que se plasma en la obra en la que juega un rol significativo el destinatario de la misma. Este componente que involucra la fruición del receptor, se presenta con una variabilidad significativa desde aquellas obras que proyectan prototipos regionales de la comunidad receptora caso de Amaicha del Valle, las que generan una estética que expresa la identidad social del grupo productor/receptor vinculando el presente con el pasado comunitario (taller La Guardia), las que producen una empatia religiosa (producciones de Arancibia), hasta aquellas en las que se propone al receptor establecer una comunión con la búsqueda de la identidad artística del productor (ceramistas). Este conocimiento no sólo otorga un poder a su portador, que consiste en el saber hacer sino también concede la posibilidad de poder transmitir ese conocimiento, a otros receptores. Estas competencias se complementan con aptitudes subjetivas como la intuición para la orientación en la realización de las obras y el poder de relacionarse con otros niveles existenciales (sueños) para completar las imágenes con la asignación de atributos extraordinarios (objetos milagrosos). La competencia sobre la actividad incluye aspectos relacionados con la comercialización expresada en las clasificaciones de las producciones en términos de los intereses de los receptores por su valor funcional (cerámica de bazar), representatividad de lo prototípico para los turistas, la apreciación de propuestas artístico emotivas que formulan los productores (piezas creativas). Es en esta última dirección sobre la que los artesanos se interesan, principalmente, por ampliar el número de receptores mediante la acción pedagógica. b) Instancias sociales de adquisición de las competencias y habilidades de la actividad laboral. Se reconoce un conjunto de instituciones sociales que contribuyen al reclutamiento y formación del artesano. Estas varían desde el núcleo familiar de socialización primaria que facilita la iniciación en la actividad, escuelas que proveen una educación formal, sistematizada y disciplinada, con un plantel de expertos con especialización en la docencia, hasta talleres organizados en términos de espacios de enseñanza técnica para la incorporación al mundo del trabajo, o en donde se efectivizan procesos sociales de recuperación de identidades locales a través de la estética. Todas estas posibilidades relativizan la tradicional concepción del taller artesanal como el ámbito privilegiado de aprendizaje del principiante bajo la supervisión del maestro (caso contrafáctico de Arancibia). Sin embargo, el taller es central para el desarrollo de la experimentación, componente significativo para el desarrollo de conocimientos necesarios para llevar a cabo la actividad. Artesanos dedicados a la imagenería han señalado diversas instituciones sociales en las que efectivizan la adquisición de conocimientos específicos vinculados con la especialidad que despliegan, como es el caso de la iglesia entre los santeros por la imitación de íconos y símbolos del discurso religioso y de la propia comunidad sociocultural que les transmite la cosmovisión y los mitos que la caracterizan entre los imagineros santiagueños o las ferias y exposiciones que se constituyen en espacios de evaluación pública de las competencias y habilidades de los artesanos. Las intervenciones de instituciones oficiales a través de contenidos curriculares referidos al cooperativismo propician por ejemplo, la inculcación de criterios sociales de 9 organización para la comercialización y compra de materias primas o las del BID que mediantes programas de capacitación y crediticios promocionan selectivamente las competencias laborales. Por un lado, promueve la pérdida de calificaciones y destrezas al propiciar la automatización, la producción en serie y la simplificación del proceso productivo (uso de hilo teñido industrialmente, telar a pedal etc.) para maximizar la ganancia y por otro, desarrolla nuevas competencias como la habilidad para el uso comercial de los patrones culturales tradicionales, o la adaptatabilidad a los dictados de la moda para ampliar el mercado etc. c) Modalidades de aprendizaje. Conviven una multiplicidad de posibilidades que se entrecruzan en el curso de la vida del artesano. Estas comprenden desde el autoaprendizaje, a través de la imitación y la experimentación, a formas más estructuradas expresadas en un curriculum que separa los aspectos intelectuales de los técnicos, o formaliza las relaciones en términos de maestro-aprendiz, o docente-alumno. Asimismo, se pondera la dia léctica entre la autoevaluación y la evaluación del experto calificado y el cotejo entre la ajenidad de las características de la producción de otros artesanos y las de la propia. Dentro de los procesos de autoaprendizaje se destacan el método de ensayo y error y el recuperar a través de las marcas inscriptas en las piezas artesanales realizadas por otros artesanos, los conocimientos referidos a su producción, es decir, deconstruir el proceso técnico por el cual se elaboró esa pieza. Finalmente, una instancia valorizada es la práctica de la docencia, por su potencial para movilizar la necesidad de efectuar reflexiones objetivas sobre la especificidad del conocimiento artesanal, de generar la necesidad de sistematizarlo y en muchas circunstancias de estar obligado a formular definiciones y argumentaciones acerca del mismo. d) Componente de legitimación de la actividad artesanal. Este comprende las explicaciones y justificaciones que se refieren a la significación social de la actividad artesanal en el marco de un contexto más amplio, el de la sociedad general. En los casos que analizamos se observa una pluralidad de voces que se relacionan mayormente con los intereses que tienen conforme a las posiciones que ocupan en el ámbito del trabajo artesanal y en la estructura socioeconómica. Por un lado, se presentan voces autorizadas de curadores de museos y expertos en las artesanías tradicionales que argumentan en favor de su modernización, otros se afirman en el cumplimiento del canon académico en términos del dominio de la técnica, la excelencia en calidad de la obra y las conclusiones teóricas que expresan las obras, otros apelan al compromiso afectivo y a la autenticidad de la obra, porque ella testimonia la singular identidad del autor. Además, hay voces instaladas en el poder político que legalizan la actividad al promover la creación de una escuela de artesanías o al auspiciar un taller, sean estos actos, sustentados en la formación de los jóvenes para su futuro ingreso al mundo del trabajo o como política de la afirmación de una identidad local. En el caso del santero, su accionar se legitima en otro nivel existencial que se relaciona con el mundo onírico y religioso. CONCLUSIONES: El análisis de las interpretaciones efectivizadas entre los distintos discursos sociales vigentes en el período 1960-1990, en términos de los ejes seleccionados, pone en evidencia la diversidad de sentido, que de la actividad artesanal tienen quienes participan activamente en ella. Esta diversidad de sentido se refiere a) las distintas alternativas por constituir legítimamente lo artesanal en el ámbito laboral, social y cultural en el período en estudio, b) el 10 carácter desigual de la distribución de las competencias entre los artesanos y los efectos de éstas en relación con el mercado al que pueden acceder, c) la diversidad de las modalidades de adquisición de las competencias y de llevarlas a la práctica, que revelan sus condicionamiento sociales, y d) la heterogeneidad de legitimaciones puestas en juego en relación con este sector laboral, que abarca desde quienes afirman el sentido de determinada estética, en base a una formación académica, la reproducción de prototipos regionales sustentándola en la excelencia técnica hasta el rescate de los valores simbólico sociales basados en el aprendizaje comunitario. Estas consideraciones cuestionan las limitaciones de clasificaciones sociales dicotómicas vigentes, tales como, artesanos urbanos vs. rurales, profesionales vs. aficionados o autodidacta vs.escolarizados. Estos aportes no pretenden sólo contribuir a la discusión teórica acerca de competencias, adquisición de competencias, acceso a mercados en relación con la actividad artesanal sino también prevenir frustraciones y el derroche de los siempre escasos recursos en los que incurren instituciones que intervienen en este campo ya sea para optimizarlo como fuente generadora de empleo como es el caso de promoción de micropymes o de cursos de capacitación para el reciclaje de los artesanos. Dichas intervenciones, en general, no toman en cuenta las interpretaciones que de la actividad laboral tienen los propios artesanos en su carácter de participantes prácticos. En lo relativo a la movilidad ocupacional: horizontal, vertical, y espacial no hemos podido mayormente desarrollarla como hubiéramos deseado, dado que operamos sobre materiales secundarios que no la incluían mayormente. Estamos conscientes que si bien esta es una primera aproximación, los ejes propuestos nos pueden auxiliar en el estudio de la articulación entre los procesos macrostructurales y la agentividad de subjetividades colectivas de los artesanos, porque justamente ponen en evidencia cómo procesan socialmente los artesanos flujos informativos, económicos y políticos macrosociales. ANEXO 1 Los cuadros que se expondrán a continuación tienen como base los datos obtenidos del análisis de 137 entrevistas realizadas en diferentes ferias de artesanías de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el conurbano 2 . La investigación se llevó a cabo en el lapso transcurrido ent re los años 1994 y mediados de 1998. El total de ferias en las que realizan su actividad es de veintisiete. En aquellos casos que los artesanos manifiestan su participación en varias ferias (algunas del interior del país) se hacen las precisiones correspondientes más adelante. No hemos considerado que estos datos puedan aportar a una determinada tipificación ya que no se trata de una muestra realizada con criterios cuantitativos. Sin embargo, su relevancia puede resultar no desdeñable al efecto de establecer o deslindar características y compararlas posteriormente en términos de tiempo y espacio. Esta aproximación al tema nos permitirá revisar y evaluar los criterios para la construcción de otros instrumentos que aporten a precisar la indagación de aquellos aspectos que resultan significativos para el análisis. Significa, asimismo, una elaboración que puede propiciar la continuidad de la investigación en curso. En ella se indaga sobre la trayectoria de los artesanos, tanto en aquello 2 Las entrevistas fueron realizadas por alumnos de la asignatura Folklore Gen eral, correspondiente a la licenciatura en C.Antropológicas, bajo la supervisión de los docentes 11 que hace a su fo rmación y capacitación en la especialidad, como en los aspectos que se refieren a competencias y movilidades laborales. En la base de datos construida a tal efecto se eligieron algunas variables que consideramos apropiadas para la apreciación de una serie de afinidades y diferencias en el desempeño de su trabajo, de los contextos de recepción que sostienen la circulación de sus producciones y de las modalidades de aprendizaje del quehacer ocupacional. Ellas son: • Edad. • Sexo. • Educación considerada en tres aspectos: • Nivel general de educación formal. • Educación formal en la especialidad • Educación no formal en la especialidad. • Ferias a las que asisten. • Especialidad en artesanía. • Relevancia de otras actividades laborales simultáneas. En principio nos parece interesante tratar los aspectos demográficos del grupo antes de exponer los marcos de referencia de las trayectorias de los artesanos en los escenarios de su actividad. A) Relaciones entre sexo y edad de los entrevistados. La muestra está compuesta por entrevistas realizadas a 137 artesanos de los cuales 54 son mujeres y 83 varones. En cuanto a las diferencias etáreas se ha agrupado en seis intervalos que aparecieron como relevantes a partir del material examinado. Al mismo tiempo se consignan aquellos casos de los que no se poseen datos. Los resultados permiten detallar un cuadro general de clasificación por sexos y edades. CUADRO Nº1 Mujeres De 18 a 20 años De 21 a 30 años De 31 a 40 años De 41 a 50 años De 51 a 60 años De 61 a más años S/D Total 0 7 7 8 2 1 29 54 Varones 2 11 8 10 5 6 41 83 Total 2 18 15 18 7 7 70 137 La mayor cantidad de varones no nos predispone a concluir que ésta sea la composición predominante en el campo analizado. Si quisiéramos tomar alguna fuente de estadísticas oficiales nos encontraríamos por ejemplo, con censos oficiales de la actividad que no son obligatorios hasta el momento. Condición que en alguna medida podría explicar la causa de que sólo reflejen una parte del universo posible, ya que el realizado en el año 1997 consigna alrededor de 800 artesanos de un total de más de 3000. 12 Sin embargo esto nos permitirá en el marco de los casos analizados apreciar en la medida de lo posible, algunos aspectos del modo en que se articulan estas variables con las observaciones hechas. B) Relación entre educación formal y sexo. En consideración al nivel educativo formal general de los artesanos sólo hemos podido recuperar la información de 47 casos. Hecha esta salvedad, los resultados obtenidos en cuanto a educación nos indican los siguientes datos: Primario, 4; Secundario, 26; Terciario, 11; Universitario, 6. Al colocarlos en relación con la variable sexo hemos obtenido el siguiente cuadro. CUADRO N º 2 Primario Secundario Terciario Universitario Total Mujeres 1 12 5 5 23 Varones 3 14 6 1 24 Total 4 26 11 6 47 Podemos observar que el 50% de este grupo posee una educación centrada en el nivel Secundario, repartida en forma homogénea entre ambos sexos. Además en un 90% superior al escalón Primario. Al carecer de un volumen importante de datos en este sentido, no podemos adelantar conclusiones y si nos comprometemos a profundizar en su estudio. Distribución de educación en la especialidad Esta indagatoria fue realizada con el objetivo de llegar, en posteriores análisis, a un mejor entendimiento de la relevancia que otorgan los artesanos al aprendizaje formal e informal de la actividad y como valoran la experiencia en el desarrollo de este proceso. Elecciones que para su comprensión deben ser vinculadas a estrategias que también dependerán de las distintas opciones objetivas que el grupo tiene para implementarlas. En esta instancia se han considerado las instituciones en las que hacen efectivo el aprendizaje de la actividad. CUADRO N º 3 Escuela Nacional de Bellas Artes Escuela Municipal de Joyería Escuela Nacional de Cerámica En distintos talleres y escuelas de educación artística S/D Educación informal en la especialidad CUADRO N º 4 Con la familia Por propia experiencia con otro artesano 6 5 5 22 99 18 22 25 13 S/D 72 Ferias a las que asisten Se trata aquí de consignar los lugares en los que los artesanos realizan su desempeño laboral y recuperar aquellas prácticas que mantienen regularidades, con el fin profundizar posteriormente en el análisis de las articulaciones dentro y fuera del campo de la artesanía. Así según lo expresado, las actividades de los artesanos para el período, se distinguen por el uso de los espacios -públicos- en una sola feria o por el trabajo complementario o alterna tivo en dos o más, en otros casos. CUADRO N º 5 En una feria En varias 95 42 Los artesanos interpretan estos desplazamientos necesarios para mejorar sus posibilidades de venta, como resultado de movimientos estacionales. Es decir, aquellos en los que el artesano viaja “a la costa”, a diferentes provincias o algún otro lugar de vacaciones. En caso del movimiento entre ferias de la Ciudad de Buenos Aires o el conurbano, la razón considerada era “la de probar fortuna en otras ferias cuando no se tiene un lugar fijo asignado” o aceptar invitaciones de otros artesanos. DISTRIBUCIÓN POR FERIA Como ya adelantamos, el total de ferias mencionadas en las entrevistas es de 27. La distribución se organiza según las cifras detalladas a continuación. CUADRO N º 6 Parque Centenario 11 Parque Lezama 7 Plaza Francia 24 San Isidro 8 Plaza Houssay 2 Feria de Mataderos 12 Plaza Italia 2 Patio del Cabildo 1 Feria del mercado de frutos. Tigre 16 Feria de los títeres 4 Total 95 Las 17 ferias restantes entre las que se distribuyen los 42 artesanos que concurren a varias son las de: Lomas de Zamora, Mar del Plata, Colón en Entre Ríos, Bosques de Ezeiza, de Lanús, Plaza Flores, Parque Chacabuco, Del Sol en Palais de Glace, Plaza de Vicente López, Vuelta de Rocha, Plaza San Martín, de Bariloche, de Morón, de Avellaneda, de la provincia de Córdoba y la de Perú. Los artesanos que participan en varias ferias se dividen de la siguiente manera: mujeres 16 y varones 26. Es decir la mayor movilidad corresponde a los de sexo masculino. 14 DISTRIBUCION DE LOS ARTESANOS POR ESPECIALIDAD Esta variable se define teniendo en cuenta, en unos casos, la materia prima que prevalece en la obra. En otros casos la identificación se realiza por la técnica predominante en la elaboración de los objetos y por último por el producto o el objeto que se vende. CUADRO N º 7 Metal Mimbre – Cestería Joyería - Orfebre Títeres Tejidos- Telas Cuero Platería Bijouterie Cerámica - alfarería Madera Vitreaux Instrumentos musicales Muñecos -máscaras Mates Cocina regional S/D 9 16 4 6 7 15 4 5 24 9 4 5 7 4 1 17 H) Artesanos con otra actividad laboral En este caso se toman en cuenta a aquellos entrevistados que mencionan tener otra actividad además de la que realizan para la venta en la feria CUADRO N º 8 Docente 19 Estudiantes 4 Jubilado 4 Vendedor 4 Músico 4 Joyero 2 Mimbrero 4 Otros 10 S/D 86 En cuanto a su interpretación, entendemos que esto debe ser –como la totalidad de los datos- puesto en relación con diversos factores que iremos analizando a lo largo de diferentes trabajos. 15 BIBLIOGRAFIA BID América NW York, Banco Interamericano de Desarrollo, Mayo 1998v.25 No.5 BID América NW York, Banco Interamericano de Desarrollo, enero-febrero 1999 v.26 No.1-2 pág.24 Carol Paz, Jorge L. 1974 La imaginería en Santiago del Estero , Bs.As. FNA. 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