Hombres en las Trincheras Diego García Siu Historia del Arte II 17 02 20 Las trincheras son algo peculiar, un infierno, la máxima expresión de deshumanización y de pésima calidad de vida existente, la cuestión está en que aunque sí lo son, son también sentimiento de protección, son los pedazos de hogar que se crean en la tierra de nadie, la mismísima salvación dentro del campo de batalla, hogar de odio y fidelidad a la causa. Por que podrán quebrantar al cuerpo, el espíritu incluso, pero si se pierde la causa no existe hogar ni porvenir, la vida pierde el sentido y esas trincheras, serán hogar de roedores, pero están llenas de un sentido, y ese va siempre hacia delante. ¿Cuál es tu trinchera? Ese lugar que se ha vuelto tuyo aunque no parezca, un lugar donde abunda el sentimiento de gratitud y perece el sentimiento de seguridad. Tal vez un lugar llegue a tu mente estos momentos, tal vez sea una persona o un momento, aunque se vale no tener ninguno. En la guerra hay una trinchera. Y no decides si la tienes… es tuya, pero no te pertenece, la conoces, la respetas, y sobre todo, le estás eternamente agradecido, pero es parte de esa tierra de nadie, y de eso no escapas, solo te proteges. Por eso podrá ser fea tu trinchera, podrás vivir entre cadáveres y respirar el miedo mientras por tu sangre corre el humo y la desesperación del paso de las horas, pero con todo y esto, tu trinchera es la delgada línea entre la vida y el más allá, y ese destino te aterra incluso más. Comunicación y entendimiento no oficial entre bandos: Miedo. Existe una muy coherente relación entre las rivalidades y es el miedo, los horarios estipulados de ataque, miedo a perder la oportunidad de volver a ver tu familia, de perecer y dejar que el hambre, el frío y la insalubre locación te arrebaten lo que es tuyo por derecho, la vida. “Limpia, come, duerme” Una rutina en la que no existe el aburrimiento ni mucho menos la flojera, donde existirá el cansancio, pero no un descanso. Comprender el valor humano como un recurso y entenderlo como un entretenimiento, atacar y avanzar en un juego de estrategia sin razón humanitaria, la mala costumbre de acatar una orden en el lodo que viene desde un escritorio, dos lugares igual de fríos, pero que no comparten la misma temperatura. Una trinchera es dormir en un desague y despertar en un cementerio.