Fragmento de TIEMPO DE SILENCIO (Monólogo interior) Somos mojamas tendidas al aire purísimo de la meseta que están colgadas de un alambre oxidado, hasta que hagan su pequeño éxtasis silencioso. Tracatracatracatracatracatracatraca traqueteo tracatracatracatracatraca: se puede formar un ritmo, es cuestión de darle una forma, una estructura gestáltica, puede conseguirse un ritmo distinto según la postura en que uno se ponga a escuchar un ritmo cada dos, un ritmo cada tres, un ritmo cada cuatro y luego repetir, o bien otro ritmo como en las figuras ópticas se puede ver una copa o el perfil de una cara. Racionalismo mórbido, qué me importan a mí los ritmos, las figuras y las gestalten si me están capando vivo. ¿Y por qué no estoy desesperado? Es cómodo ser eunuco, es tranquilo, estar desprovisto de testículos, es agradable a pesar de estar castrado tomar el aire y el sol mientras uno se amojama en silencio. ¿Por qué desesperarse si uno sigue amojamándose silenciosamente y las rosas siguen sien... las rosas?... ajjj. Podrás cazar perdices, podrás cazar perdices muy gordas cuando los sembrados estén ya... podrás jugar al ajedrez en el casino. A ti siempre te ha gustado el ajedrez. Si no has jugado al ajedrez más es porque no has tenido tiempo. Acuérdate que antes sabías la defensa Philidor. El ajedrez es muy agradable y además al no estar desesperado, qué fácil será acostumbrarse si uno no está desesperado. Será muy fácil, no habrá más que estar quieto al principio porque, al moverse, puede rozarse la herida. Primero estar quieto. Entonces vendrá una mujer, una linda mujer a tu consulta y te dirá lo que padece, prurito de ano. Tú la diagnosticarás sin esfuerzo, le recetarás lo que necesita. Ella dirá, es simpático el nuevo. Por poco tiempo que tengas que esperar a que venga esa mujer tendrás tiempo para que se te pase. Se te habrá pasado todo. Entonces dirán, es mejor que el otro. El nuevo es mejor. Habrá algunos que todavía no, que todavía no, que todavía creerán que el viejo es mejor o que les dará vergüenza dejarlo. Mejor, porque si no, no tendrías tiempo suficiente para cazar perdices. Estarás así un tiempo esperando en silencio, sin hablar mal de nadie. Todo consiste en estar callado. No diciendo nunca nada de eso. Todo el mundo, poco a poco, verá cómo eres de bondadoso, de limpio, de sabio. Ahí está el páramo, el largo páramo igual que una piel aplicada directamente sobre el esqueleto. En esta época, donde hay árboles rojo-dorados de otoño, no hay nada más que tierra seca, paisaje masculino nunca castrado nunca, de donde quién sabe aún qué nuevas piedras pueden salir si se arranca la tierra. Granito redondo, acariciado por el aire durante tanto tiempo que se ha ido quedando redondo, piedras doradas, piedras negras, piedras rojas. Habrá un lagarto. No, ya no. En otoño se duermen. Allí la sierra azul acercándose, acercándose, esperando la perforación del tren,.la sierra como si guardase un secreto. Allí está, es mejor que nada. Hay una esperanza. Al otro lado, todavía están los moros. Una cabalgada y los echamos, otra cabalgada y se van hasta la otra sierra, repoblar, repoblar, cargar la tierra de niños, de hombres, de mujeres que paren, henchirla hasta que se os vayan quedando delgados y cuando ya tengan tanta hambre que parezcan mojamas echarlos fuera y ya veréis, ya veréis lo que harán. Pero si ya no hay sitio donde echarlos qué hacemos nosotros. Aquí estoy. No sé para qué pienso. Podía dormirme. Soy risible. Estoy desesperado de no estar desesperado. Pero podría también no estar desesperado a causa de estar desesperado por no estar desesperado. A qué viene aquí ahora ese trabalenguas. Parece como si me gustaría decirlo a alguien. Alguien me tomaría todavía por ingenioso y no tendría que preguntarme de dónde viene mi ingenio, porque para qué iba a preguntarse de dónde viene mi ingenio. ¿Y qué demonios puede importarle a nadie si yo soy ingenioso o no soy ingenioso o si era ingeniosa la puta que me parió? ¡Imbécil! Otra vez estoy pensando y gozo en pensar como si estuviera orgulloso de que lo que pienso son cosas brillantes... ajj. El sol sigue tan tranquilo entrando en el departamento y allí se dibuja el Monasterio. Tiene todas sus cinco torres apuntando para arriba y ahí se las den todas. No se mueve. Tiene las piedras alumbradas por el sol o aplastadas por la nieve y ahí se las den todas. Está ahí aplastadito, achaparradete, imitando a la parrilla que dicen, donde se hizo vivisección a ese sanlorenzo de nuestros pecados, a ese sanlorenzaccio que sabes, a ese sanlorenzón, a ése que soy yo, a ese lorenzo, lorenzo que me des la vuelta que ya estoy tostado por este lado, como las sardinas, lorenzo, como sardinitas pobres, humildes, ya me he tostado, el sol tuesta, va tostando, va amojamando, sanlorenzo era un macho, no gritaba, no gritaba, estaba en silencio mientras lo tostaban torquemadas paganos, estaba en silencio y sólo dijo -la historia sólo recuerda que dijo- dame la vuelta que por este lado ya estoy tostado... y el verdugo le dio la vuelta por una simple cuestión de simetría.