VIVIR CALAMIDADES Uno inicia el camino, sin saber a dónde estaba Yo tengo calamidades como de fantasías. Sin querer ligarlo a su vida personal. Con algunas jugaba sobre la hierba Es curioso, Como el sol nos oscurece, Otras, las partí por mitad de la infancia. Como el liviano polvo nos fatiga Las rociaba con agua bendita simulando olvidarlas, Y miramos hacia atrás Y vemos ausencia o plenitud, Y no nos convertimos sal. Uno se calla sólo se ha aprendido hablar Tarde o temprano se impone el silencio Igual su hermano, el maestro tiempo Son nuestros dioses verdaderos. Pero seguían atravesando el rostro de las fotografías. Me apedrean con voluntad propia No las agota el cansancio Debo confesar que me derriban Que muchas veces por ellas me levanto Y queda la razón humillada o ensalzada. Claro, Y no pocas veces sus espuelas me hacen andar, dirá alguno: eso depende. Arrancan hasta mis mejores sonrisas.