Monografía Sobre el análisis de las conductas de los protagonistas en Crímenes imperceptibles Alumno: Pellasio, Maximiliano Índice: RESUMEN: ........................................................................................................................................... 1 INTRODUCCIÓN ................................................................................................................................... 2 DESARROLLO ....................................................................................................................................... 2 Relación ficción-realidad ................................................................................................................. 4 Concepto de “conducta” humana: .................................................................................................. 4 Las relaciones entre la psicología y las conductas observables en la novela ................................ 5 Las conductas más relevantes en la novela .................................................................................... 6 CONCLUSIÓN ....................................................................................................................................... 9 BIBLIOGRAFÍA: ................................................................................................................................... 12 RESUMEN: En este trabajo, a partir de conceptualizaciones básicas y de citas tanto de la novela seleccionada como de otros autores, demostraremos como los análisis que los lectores realizamos sobre las conductas de los personajes de Crímenes imperceptibles se ponen en un primer plano frente a las temáticas que parecían, en un principio, ser las principales (como las policiales). A su vez mostraremos como la novela oculta ciertas pistas de manera implícita a las cuales se puede acceder mediante un examen detallado de las situaciones que transcurren en el relato. 1 INTRODUCCIÓN En primer lugar, consideramos apropiado dejar en claro el interés sobre el tema a tratar. A lo largo de todos nuestros años trabajando sobre novelas (ya sean góticas, románticas, policiales, etc.) no fue fácil darnos cuenta lo mucho que no logramos percibir sobre las obras. Fue hace un año ya que comenzamos a reflexionar sobre este tema durante nuestras clases de Literatura. Se nos pedían preguntas no argumentales, las cuales no debían (como su nombre lo indica) referirse a la trama de la novela; y, aunque parezca una simple consigna, no fue tan fácil como esperaba. A partir de aquellos trabajos, hemos comenzado a reflexionar de otra manera las lecturas tratadas. Crímenes imperceptibles no fue la excepción, pues hay muchas posibles temáticas de fondo que son posibles de tratar y que en realidad son más importantes que la trama principal. Nosotros nos inclinamos por la rama psicológica social. En este trabajo nos propondremos confirmar la siguiente hipótesis: En Crímenes imperceptibles, el análisis realizado por los lectores acerca de las conductas de los protagonistas, supera y se coloca en un primer plano respecto de otras temáticas como las policiales o matemáticas. Para lograr esto, deberemos inevitablemente comprender el concepto clave de la hipótesis, ¿qué son las “conductas” humanas? Una vez alcanzados estos conocimientos podremos proceder a intentar ratificar lo expuesto en la hipótesis, que es, al fin y al cabo, el objetivo principal de este trabajo. Si el mismo es cumplido, esperamos que también se pueda dejar en claro que estos tipos de relatos, esconden más de lo que aparentan a simple vista, y que sea posible reflexionar acerca de cómo los personajes han actuado moralmente; aunque, claro, esto último forma parte de la opinión personal propia de cada lector. DESARROLLO A medida que los lectores nos vamos adentrando en el relato, conociendo más pistas, efectuando nuestras suposiciones, introduciéndonos en el papel del detective, si se quiere, vamos averiguando cada vez más acerca de los protagonistas, vamos observando sus acciones e interiorizándonos en su pasado. Gracias a esto es que al finalizar la lectura no podemos evitar percatarnos de cómo algunos personajes pudieron tener la fortaleza ética de actuar de la manera que lo hicieron. A lo largo del trabajo iremos proponiendo diversos ejemplos que servirán como base para entender lo explicitado anteriormente. Analicemos por ejemplo el siguiente fragmento: 2 -Me dijo tío Arthur que estabas con él cuando la encontraron… debió ser horrible. Yo también tuve que verla: me hicieron reconocer el cadáver. Dios mío –dijo, y sus ojos se volvieron transparentes, de un azul líquido y tembloroso-: nadie se había preocupado por cerrarle los ojos. (Martínez, 2013: 49) A primera vista, Beth, quien es la autora de las palabras anteriores, no parece ser el origen de la serie de asesinatos. Es más, podríamos decir que nadie habría sospechado de ella hasta finalizar la lectura. Sin embargo una vez que estamos enterados de que la hipótesis inicial mencionada en el relato (la cual mencionaba que Beth era la principal sospechosa), era completamente verdadera, no podemos evitar notar cómo ella puede tener la voluntad de pedir que le cerraran los ojos a su pobre abuela, luego de ser ella la protagonista del crimen. Pero tal y como Mowrer y Kluckhon exponen: “La conducta es funcional. Por funcional se entiende que toda conducta posee una finalidad: la de resolver tensiones y la conducta implica siempre conflicto o ambivalencia” (Bleger, 2007: 26). Y luego de realizar la lectura completa de la historia, podemos analizar fácilmente, a partir de fragmentos como el siguiente, que Beth en realidad siempre nos estaba “confesando” su culpabilidad: No, no creo que sepas – dijo-. No creo que nadie lo sepa. Era lo que había estado esperando durante todo este tiempo. Desde hace años. Aunque sea terrible decirlo: desde que supe que tenía cáncer. Me imaginaba que ocurriría casi como fue, que alguien vendría a decírmelo, en la mitad de un ensayo. (Martínez, 2003: 49) Lo que más llama la atención es su capacidad para, de alguna forma, “seducir” al lector para que éste desvíe la atención de ella completamente. Entramos en un “juego” perverso en el cual el más insensible y manipulador será el ganador. Esto produce que los lectores den cuenta de qué tan profunda puede llegar a ser una novela, y como la acción de los personajes es capaz de superar lo esperado, convirtiéndose en el núcleo de la obra por momentos. Comportamientos de ésta índole son visibles a lo largo del relato, y su análisis en conjunto con la reflexión de los mismos, llevan al lector más allá del supuesto objetivo inicial de la novela: resolver el crimen. Arribamos a una instancia en donde, si somos capaces de detectar las conductas correctas, el verdadero objetivo se transforma en si seremos capaces de detectar factores que en un principio se hallaban “ocultos” a simple vista. Para realizar el desarrollo completo de lo anterior, primero debemos realizar una relación clave, sin la cual nos encontramos sin ninguna base que nos avale a poder argumentar la novela a partir de la realidad. 3 Relación ficción-realidad Para comenzar, es obligatorio poder establecer una justificación de cómo, siendo que la novela pertenece al plano de lo ficcional, pueda haber una conexión con la realidad. Es decir, por qué lo que allí ocurre, en especial los sucesos y, en nuestro caso, las conductas y actitudes tomadas por los protagonistas, pueden ser percibidas en la realidad y pueden ser analizadas por disciplinas como la psicología, psiquiatría o incluso la filosofía (en caso que se desee justificar cómo han actuado los personajes). Partimos de la base de que Guillermo Martínez, autor de Crímenes imperceptibles, tomó sus experiencias como inspiración para relatar la novela. Se doctoró en Lógica en el año 1992 y luego residió dos años en Oxford, Gran Bretaña (el escenario de nuestra novela). Por lo tanto, la cultura y mentalidad inglesas no le eran ajenas a Martínez, sino que por el contrario logró conocerlas a fondo. En una entrevista hecha al escritor argentino, se puede ver que él mismo comenta: “La ficción compite con la vida", dijo Henry James. Es decir, no es solo un reflejo o un testimonio de la realidad, sino que ofrece nuevas hipótesis sobre ella. […] Y esto ocurre como en ningún otro arte, porque la literatura combina la reflexión con las conductas humanas. (lanacion.com.ar) Es por esto que es totalmente válido tratar los comportamientos y las conductas de los protagonistas como reflejos de una posible realidad, ya que no se diferencian de cómo otras personas puedan actuar en una situación similar. A partir de aquí afirmamos que es posible analizar la novela en base a estudios y elementos de la vida cotidiana. A continuación haremos una breve referencia teórica a ciertos conceptos pertenecientes a la psicología que emplearemos, posteriormente, para hacer un análisis de la novela desde esta perspectiva. Concepto de “conducta” humana: Como mencionamos anteriormente, un concepto clave, sin el cual el análisis propuesto de la novela sería obsoleto, es “conducta” humana. Ahora bien, hablamos de ella sin haberla definido, por lo que procederemos a conceptualizar el término. Para poder hacerlo, procederemos a citar un fragmento de un libro de psicología escrito por Josefina S. de Shoua y Renata Frank de Verthelyi: Conducta proviene del latín: “conducida, guiada”, y por lo tanto conductas serían acciones conducidas o guiadas por algo que está fuera de ellas mismas, es decir, la mente. […] 4 Watson entendía las conductas sólo como respuestas a estímulos que actúan sobre el organismo. Así, pretendió borrar de un plumazo a los fenómenos psíquicos o mentales. Es por eso que “comportamiento” o “conducta” implica todos los hechos psíquicos, tanto los que la psicología introspectiva llamaba “interiores”, como los observables. (Shoua y Verthelyi, 1981: 22-23) Hay muchas definiciones de la conducta, según la corriente psicológica que se tome en cuenta. John B. Watson, representante de la corriente psicológica conductista, consideraba que la conducta eran solo los reflejos de organismos, mientras que, inevitablemente, se olvidaba de lo más importante: lo que ocurre en nuestra mente. No entraremos tan en detalle en estos temas, pues lo más importante para nosotros es saber que no es posible separar los fenómenos psíquicos de los efectos observables; pues no tendría sentido analizar cómo actúan los protagonistas de la novela, suponiendo que sus conductas sean reflejos involuntarios, sin sentimientos, sin pensamiento, sin esencia… Esto implicaría además que, si aceptamos el postulado de Watson, llegaríamos a una conclusión trágica: Si nuestros actos son solo reacciones frente a un estímulo, ¿no deberíamos todos tener la misma reacción? Pues no, como es observable, las conductas son distintas en cada ser (gracias a que están íntimamente relacionadas a las diversos procesos psíquicos de nuestras mentes). Se podría decir entonces que las conductas son, en cierto sentido, lo que nos diferencia unos de otros, lo que nos confiere ese carácter al que llamamos personalidad. Sin embargo, aun así y como ya se ha mencionado, poseemos una base común: el cerebro. Es justo por esto que existen profesionales capacitados que se ocupan de investigarlo, de encontrar patrones, causas o detonantes que expliquen la causa del accionar de las personas. Las relaciones entre la psicología y las conductas observables en la novela Retomemos un poco la idea de las relaciones entre fenómenos de la mente y las consecuencias inmediatamente observables. Por ejemplo, analicemos parte de un fragmento de la novela, en la que la psiquiatra forense intenta descifrar el perfil del asesino: […] Nuestra psiquiatra parece creer que se trata de un hombre, un hombre alrededor de los treinta y cinco años. Lo llama en el informe Mr. M, supongo que por murderer. M, nos dice, probablemente nació en seno de una familia de clase media baja, en un pequeño pueblo o el suburbio de una gran ciudad. Quizá fuera hijo único, o en todo caso, un hijo que se destacó tempranamente en alguna actividad intelectual […] (Martínez, 2003: 122) 5 Como vemos, la forense intenta descubrir no solo cómo es el asesino, si no cómo fue su infancia, características de la familia, de la ciudad donde vivía, y todo en base a estudios realizados. Esto se puede confirmar, consultando a profesionales de la carrera de psicología, como Guillermo Macbeth, Nuria Cortada de Kohan, Eugenia Razumiejczyk y Alfredo López Alonso quienes afirman que desde la separación de esta ciencia de la filosofía en el siglo XIX, su búsqueda de respuestas sufrió un traspaso, de conclusiones puramente especulativas a aquellas en un plano empírico (usal.edu.ar). Es interesante remarcar cómo, partiendo de ciertas investigaciones, surgen los resultados desde los cuales se intenta descifrar un patrón entre los fenómenos psíquicos y las acciones, pues es aquí donde los psicólogos y psiquiatras se apoyan para intentar comprender el funcionamiento de la mente. En este caso, el trabajo consiste en ello, en poder leer cómo sería el supuesto asesino, pero rara vez es posible aproximarse a la realidad, ya que esta ciencia se encuentra muy lejos de ser exacta, lo que es más, se la podría considerar su contraparte. Empero, lo más notorio que supera a la trama policial es el análisis profundo (a veces conscientemente, otras inconscientemente) que los lectores realizan sobre el accionar de los distintos personajes, para encontrar indicios que sugieran quién es el posible homicida. Y no solo en su manera de actuar, sino también en características que concuerden con lo descripto anteriormente, pues, entre más avanzamos en la novela, más detalles conocemos tanto sobre su presente, como su pasado. Las conductas más relevantes en la novela A continuación procederemos con el desarrollo principal del trabajo, compuesto por los estudios o exámenes que, como ya se ha mencionado, se realizaran sobre el modo de accionar de los personajes y la importancia de los mismos. Por ejemplo, veamos el fragmento cuando nuestro protagonista conoce a Seldom: […] Pocos nombres hubieran podido despertar en mí una admiración mayor en esa época. El hombre de ojos pequeños y transparentes que me estrechaba la mano era ya entre los matemáticos una leyenda. Yo había estudiado durante meses para un seminario el más famoso de sus teoremas: la prolongación filosófica de las tesis de Gödel de los años 30. Se lo consideraba una de las cuatro espadas de la Lógica y bastaba revisar la variedad de títulos de sus trabajos para advertir que era uno de los raros casos de summa matemática: bajo esa frente despejada y serena se había agitado y reordenado las ideas más profundas del siglo […] (Martínez, 2003: 25) 6 Mientras conocíamos el encuentro entre nuestros dos “detectives”, el análisis de la situación nos dirigió a la conclusión (por el modo de describir a Seldom) que nuestro matemático argentino lo sentía a él como un modelo a seguir, como una especie de héroe personal, lo cual nunca lo llevó a sospechar de él. Pero ¿y si Seldom hubiera resultado un completo extraño ante los ojos del argentino? Nuestra propuesta no consiste en imaginarnos posibles futuros alternos que pudieron haber ocurrido en la historia de la novela si tal persona realizaba tal acción, por lo que no ahondaremos en estos terrenos, sino que la mención de lo anterior vuelve a dejar en claro la importancia de las acciones de los personajes (incluso en una descripción), y como el análisis de la misma cobra una gran importancia a largo plazo en el desarrollo del relato. Se pueden encontrar una gran cantidad de ejemplos sobre las conductas, pero por el momento continuaremos con el caso de Seldom. Veamos el siguiente fragmento: -Posiblemente el mensaje lo tenía escrito antes de matarla -dijo Seldom-; y aun cuando una parte del plan salió mal, decidió seguir adelante y dejarlo de todos modos en mi casillero. -¿Qué cree que hará a partir de ahora? -¿Ahora que la policía sabe? No sé. Supongo que tratará de ser más cuidadoso la próxima vez. -O sea, ¿otro crimen que nadie vea como un crimen? -Sí, eso es –dijo Seldom casi para sí-: exactamente. Crímenes que nadie vea como crímenes. Creo que ahora lo empiezo a ver: crímenes imperceptibles. (Martínez, 2003: 39) A medida que avanzamos en la lectura, podemos ver actitudes de Seldom las cuales no llegamos a comprender completamente hasta finalizar la trama policial. Sin embargo, durante el progreso podemos notar (tal y como se aprecia en el fragmento anterior) una cierta particularidad, que por un segundo nos permite olvidarnos de los asesinatos para focalizar nuestra atención en ese “dijo Seldom casi para sí”; porque la realidad es que nuestro análisis nos deja en claro que algo ocurre dentro de los pensamientos del matemático, aunque no llegamos a comprender el qué. Contemplemos otro ejemplo: -Crímenes perfectos… Hay un libro con ese mismo título que yo consulté cuando trataba de establecer las analogías de la lógica con la investigación criminal. El libro pasaba revista a decenas de casos nunca resueltos. […] Llega entonces a la conclusión de que debe proporcionarle a la policía otro culpable, uno que sea obvio e inmediato y que cierre la investigación. El crimen perfecto, escribe, no es el que queda sin resolver sino el que se resuelve con un culpable equivocado. (Ibídem: 132) 7 Mientras atendemos a las palabras de Seldom una vez más, aquí podemos notar cómo se destaca la descripción del libro mencionado, lo que nuevamente nos lleva a concluir mediante una reflexión lo inusual de su comentario, que nos permite salir una vez más del rol de lector para poder meditar sobre un detalle tan importante como este. Como pusimos en escena, Seldom va otorgando los elementos necesarios para resolver el misterio, pero aunque nos damos cuenta de lo extraño de la situación, permitimos dejarlos pasar por alto nuevamente por no comprender plenamente los mensajes. Sin embargo no se puede negar la importancia de estos fragmentos, ya que nos permiten salir de la trama lineal que se nos está siendo relatada, para poder efectuar nuestros propios estudios de las situaciones. Estudios que, claro, no se encuentran focalizados en la sucesión de los hechos, pues no es aquello lo que nos llama la atención de las palabras del personaje, sino de toda la trama que se teje alrededor; una trama invisible que, aunque poseemos la habilidad de captarla, no la comprendemos en su totalidad. Son estas conductas clave en la historia las que nos permiten pasar a ser más que un simple lector, porque a través de su interpretación, las situaciones nos introducen en el rol de “detective” como bien se ha mencionado antes, y son las que nos permiten ver más allá de la trama policial, las que nos permiten superar esa barrera imaginaria. Porque en todo relato siempre hay más de lo que aparenta a simple vista, o en palabras de Michel Eyquem de Montaigne: “Nada es lo que parece”. Al igual que Seldom nos va induciendo pistas secretamente, no es difícil darse cuenta a lo largo del relato ciertas actitudes de Beth, como la que mencionamos al comienzo del desarrollo. Volvamos a analizar otro fragmento: […] Tenía el pelo húmedo, los pies descalzos y un deshabillé largo de plush cuidadosamente cerrado. Me hizo pasar un instante. Apenas reconocí el lugar. Había cambiado la alfombra, los muebles, las cortinas. […]Me pareció, sobre todo, que si se había propuesto hacer desaparecer hasta el último vestigio de Mrs. Eagleton, sin duda lo había logrado. (Martínez, 2003: 96) El narrador no intenta ocultar la clara inusual situación, y es que en realidad llama la atención, solo basta analizar un poco el comportamiento de la protagonista inglesa. Dos días pasaron desde el asesinato de su abuela, y sin embargo, no sufría por ello. Si nos detenemos en la reflexión del argentino, sin duda podemos notar que lo ella se había propuesto, era hacer desaparecer hasta la esencia de Mrs. Eagleton luego de su muerte. Es remarcable este hecho, ya que durante la lectura quizás solo nos percatemos de lo extraño de la conducta de Beth, pero al finalizar la misma, si es 8 inevitable y llamativo como también a partir de los estudios de las situaciones se pueden extraer tantos detalles personales de los personajes como si ocurrieran en la realidad. Y es que la literatura y la psicología en cierto sentido son complementarias, una va de la mano de la otra. Así lo postulan R. Welleck y A. Warren donde para ellos hay cuatro aspectos fundamentales de las relaciones entre psicología y literatura: el proceso creador, los arquetipos psicológicos reflejados en los textos literarios (en nuestro caso a través de las conductas), el escritor, y los efectos en los lectores (refiriéndose, en este caso, a las situaciones que “obligan” al lector a efectuar los análisis correspondientes). (peripoietikes.hypotheses.org) Revisemos un fragmento más de la conducta de Beth: -Creo que será mi último concierto –y sus ojos se cruzaron por instante con los de Seldom, como si fuera algo que aún no le había dicho a nadie y no estuviera muy segura de la aprobación de él-: me caso a fin de mes y voy a pedir una licencia…no creo que después siga tocando. (Martínez, 2003: 131) Si bien en el fragmento queda explícito el comportamiento de la joven inglesa, resulta interesante la gran cantidad de información que podríamos extraer si examinamos con detención la manera en que se realiza este comentario. Es claro que, si bien Seldom era su tío (o eso creíamos), no necesitaba pedirle un permiso para contraer matrimonio; sin embargo parece temerosa de la reacción que podría tener, lo que deja a los lectores en un primer momento perplejos, pudiéndonos llevar a una serie de hipótesis secundarias centradas en el porqué de ese temor. En el último capítulo se nos son reveladas las razones de muchas de las conductas de los protagonistas, pero principalmente al enterarnos de que Seldom y Beth son en realidad padre e hija, esto produce que los lectores vuelvan a generar todo una revisión de todos los hechos ocurridos, relacionándolos, comprendiéndolos y lo más importante de todo reflexionando ya no solo sobre las cuestiones policiales, sino sobre las características morales, psicológicas y, si se quiere, filosóficas. CONCLUSIÓN Partiendo de la base del concepto de la conducta humana y de la relación ficción-realidad, fuimos capaces de desarrollar este trabajo aplicando análisis sobre las actitudes y las situaciones de los personajes a lo largo del relato. Estos exámenes nos permitieron confirmar lo expuesto en la hipótesis, esto es, el poder ratificar como en momentos claves de la novela, las conductas de los 9 protagonistas originan en los lectores estudios sobre lo sucedido que ocasionan que se traspase la barrera imaginaria que separa lo ficcional de lo real, superando por momentos el objetivo policial de la novela. Para entender de una manera mejor lo anterior, veamos las palabras de Orhan Pamuk: Cuando nos sumergimos en una novela, y al igual que sucede en los sueños, a veces es tan honda la impresión que nos causa la extraordinaria naturaleza de las cosas que leemos, que olvidamos dónde estamos y es como si estuviésemos rodeados de la gente y los acontecimientos imaginarios que estamos presenciando. (Pamuk, 2011: 1) A su vez, comprobamos cómo de ciertas situaciones, es posible identificar conductas clave entre los personajes; que ayudan al lector a poder extraer información para averiguar ciertas relaciones entre los protagonistas, o develar el enigma principal de la historia (quien es el asesino). Si bien la novela pertenece en un principio al género policial, posee muchas temáticas de fondo, las cuales “juegan” con temáticas complejas. Tal es así el caso del desprecio latente de Beth hacia su abuela y el deseo de muerte que le ocasiona su odio, o los casos entre Seldom y su supuesta hija o Caitlin y su padre. Esto desencadena una reflexión profunda acerca de hasta dónde está dispuesto a llegar una persona por un hijo, más en una realidad como la que vivimos actualmente, donde parecer estar acrecentando el desprecio de adolescentes hacia sus padres, sin considerar todo el sacrificio que los mismos hacen por nosotros. Consideramos que Martínez, a través de Crímenes imperceptibles, nos ayuda a valorar un poco más los actos humanos, y que por lo tanto no hay que hacer oídos sordos a un mensaje tan importante. Aún así, de ninguna manera consideramos correctas las acciones de Seldom, debido a que no se puede justificar dejar a una asesina suelta por causa de amor paternal. Estamos ante una incertidumbre sobre si Beth será capaz de cometer un crimen nuevamente, más aún sin razón aparente más que por un sentimiento de resentimiento. Ante esto no debemos olvidar que seguro que el desprecio por Mrs. Eagleton fue causado por diversos factores provenientes de un tiempo pasado que desconocemos. Es decir, comprendemos que pueda haber causas desencadenantes de los sucesos que ocurrieron, pero que de ninguna forma justifican su manera de accionar. La realización de éste trabajo, nos dio tiempo de pensar y profundizar sobre las cuestiones tratadas previamente. Nos generó un interés particular por las diversas formas que existen de leer una novela y sobre la atención que es necesaria centralizar sobre ciertos hechos para llegar a una comprensión total de lo que se está analizando. Creemos que logramos ese entendimiento de la novela, y esperamos que los demás lectores puedan disfrutar del relato tanto como nosotros. 10 11 BIBLIOGRAFÍA: Bleger, J. (2007). Psicología de la conducta, Buenos Aires: Paidos Cortada de Kohan, Nuria- López Alonso, Alfredo O.- Macbeth, Guillermo y Razumiejezyk, Eugenia. La investigación científica en psicología: un desarrollo histórico, Usal.edu.ar. Recuperado de: http://www.usal.edu.ar/archivos/psico/otros/la_investigacion_cientifica_en_psicologia__ un_desarrollo_historico.pdf Gómez, Juan Herrero. Psicología de la motivación, Psicodinamico.es. Recuperado de: http://www.psicodinamico.es/neurona/2010/Motivacion/Temas1_5.pdf Guyot, Héctor M. El imperio de las conjeturas, Lanacion.com.ar. 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