concepto de conducta: Dentro de la Psicología, la conducta está constituida por las acciones o manifestaciones humanas, tanto externas como internas, en relación con el medio, es decir, el contexto social, cultural, etc., en el que se desarrolla la vida de una persona. Las conductas externas, o de la dimensión exterior, son aquellas que podemos observar; mientras que las de la dimensión interior suceden, pero son imperceptibles para quienes nos rodean, por ejemplo, podemos no hacer ningún movimiento, gesto, o manifestación, y sin embargo, estar llevando a cabo un razonamiento. La conducta de un individuo se refleja a través de tres elementos fundamentales: el cuerpo, las relaciones dentro de la sociedad, y la mente, y a su vez, muestra su personalidad, puesto que la conducta está íntimamente relacionada con el sujeto que la posee, y depende de la personalidad del mismo. La conducta no sólo tiene que ver con lo psicológico, sino que además, intervienen en ella los procesos biológicos y sociales. Para facilitar su estudio y comprensión, podemos clasificar a la misma, según dos aspectos: el energético, que por una necesidad de acción, motiva e impulsa a la conducta; y el cognoscitivo o estructurante, cuya función es conocer y organizar los datos obtenidos de la realidad; ambos aspectos permanecen unidos permanentemente, e influenciando uno sobre el otro, de manera mutua. El Conductismo o la Psicología conductista es la escuela, fundada por John Watson (psicólogo), encargada del estudio de la conducta (como reacción a un estímulo) de manera objetiva, por medio de la observación científica. El Conductismo niega la introspección como método, puesto que dice que es la mayor expresión del subjetivismo. Los lóbulos del cerebro y sus funciones El cerebro humano puede dividirse en dos partes más o menos simétricas denominadas hemisferios. Cada hemisferio puede dividirse en 4 lóbulos diferentes: Lóbulo Occipital (rojo). En el lóbulo occipital reside la corteza visual y por lo tanto está implicado en nuestra capacidad para ver e interpretar lo que vemos. Lóbulo Parietal (amarillo). El lóbulo parietal tiene un importante papel en el procesamiento de la información sensorial procedente de varias partes del cuerpo, el conocimiento de los números y sus relaciones y en la manipulación de los objetos. Lóbulo Temporal (verde). Las principales funciones que residen en el lóbulo temporal tienen que ver con la memoria. El lóbulo temporal dominante está implicado en el recuerdo de palabras y nombres de los objetos. El lóbulo temporal no dominante, por el contrario, está implicado en nuestra memoria visual (caras, imágenes,…). Lóbulo Frontal (azul). El lóbulo frontal se relaciona con el control de los impulsos, el juicio, la producción del lenguaje, la memoria funcional (de trabajo, de corto plazo), funciones motoras, comportamiento sexual, socialización y espontaneidad. Los lóbulos frontales asisten el la planificación, coordinación, control y ejecución de las conductas. El área de Broca, o centro del lenguaje articulado, está ubicada en la parte posterior de la circunvolución frontal inferior del lóbulo frontal, en una zona que abarca ambos lados de la rama ascendente de la cisura de Silvio, en el hemisferio cerebral izquierdo ( en la mayoría de las personas; en algunas en el hemisferio cerebral derecho. El área o zona de Broca es un componente esencial de los mecanismos motores que regulan el lenguaje articulado. La zona de Broca es una de las dos áreas cerebrales del lenguaje humano; la otra es el área de Wernicke. De estas dos zonas, el área de Broca es la responsable de la producción motora del lenguaje como así también de la comprensión sintáctica de la oración. Sus axones la conectan con el área de Wernicke, la cual se especializa en la comprensión del languaje. El área de Broca se subdivide a su vez en dos zonas: la triangular (anterior), que probablemente se encarga de la interpretación de varios modos de los estímulos (asociación plurimodal) y de la programación de las conductas verbales; y la opercular (posterior), que se ocupa de sólo un tipo de estímulo (asociación unimodal) y de coordinar los órganos del aparato fonatorio para la producción del habla, debido a su posición adyacente a la corteza motora. Lesiones en el área de Broca pueden provocar una condición llamada Afasia de Broca, o afasia motora, que impide la comprensión o la creación de oraciones complejas desde el punto de vista gramatical. El habla no es productiva, y generalmente contiene muy pocas palabras y muchas repeticiones y muletillas. El área de Wernicke es una zona de la corteza cerebral que está localizada en la parte posterior de la circunvolución temporal superior del lóbulo temporal, en el hemisferio cerebral izquierdo (en el 90% de las personas). El área de Wernicke es una de las dos áreas del cerebro humano que participa del funcionamiento del lenguaje humano. Si el área de Broca en el lóbulo frontal es responsable de la producción del lenguaje, el área de Wernicke desempeña un papel clave en la comprensión del lenguaje hablado y escrito. Estas dos áreas que participan de la producción motora-sintáctica y comprensión del lenguaje humano están unidas y sincronizadas por un haz de fibras axónicas conocido como fascículo arcuato. La destrucción o herida en el área de Wernicke provoca la discapacidad de comprensión del lenguaje conocida com afasia receptiva. Esta área del lóbulo temporal lleva el apellido de Carl Wernicke, quien fue el neurólogo alemán que hipotetizó la relación que había entre la parte superior-posterior del lóbulo temporal y el entendemiento del significado de la palabra oral y escrita, como así también el entendimiento de los patrones sintácticos articulados por el área de Broca. Ubicación anatómica del área de Wernicke TRASTORNOS COGNITIVOS ·CONCEPTOS. Trastornos Cognitivos. Bajo este nombre se agrupan aquellos trastornos en los que la alteracion predominante es un déficit clinicamente significativo de las funciones superiores, que supone un cambio en el nivel de funcionamiento previo y que se debe a una causa médica o tóxica conocida o de la que hay fuerte sospecha. Antes recibía el nombre de "trastornos mentales orgánicos". CLASIFICACION DE LOS TRASTORNOS COGNITIVOS. - AGUDOS. Delirium (baja la conciencia) 1. GENERALIZADOS -CRÓNICOS. Demencias (no baja la conciencia) TRASTORNOS COGNITIVOS - AFASIAS - APRAXIAS 2. SELECTIVOS - AGNOSIAS -AMNESIAS.TRASTORNOS AMNÉSICOS. Trastornos Cognitivos Aunque, a menudo, se define de forma imprecisa, el término Trastornos Cognitivos se refiere a aquellos trastornos mentales en que confluyen disfunciones neurobiológicas y funcionales de mecanismos cognitivos básicos, en particular, del procesamiento perceptivo, de los procesos de categorización o de conceptualización de entidades, eventos o propósitos, del procesamiento de memoria, de los procesos de inferencia, de solución de problemas y de toma de decisiones, y de los procesos de representación y comunicación como se expresan en la habilidad específicamente humana del lenguaje. Los Trastornos Cognitivos resultan de alteraciones funcionales de los procesos que sirven a la conducta. En su expresión más específica, en el ámbito de la Psicología Clínica, estas alteraciones funcionales derivan de la experiencia, de cómo la experiencia afecta al desarrollo de creencias irracionales o la búsqueda de objetivos irracionales o inalcanzables en la perspectiva del sujeto que condicionan la forma en que se percibe el mundo y afectan a aquellas habilidades cognitivas implicadas en la acción. Así, los Trastornos Cognitivos se expresan en ciertas conductas desadaptativas o disfuncionales en relación con los objetivos de un sujeto, y que, en última instancia, afectan a su bienestar. En su expresión más general, en el ámbito de la Neurociencia Cognitiva, el término de Trastornos Cognitivos se refiere a alteraciones funcionales de los procesos que subyacen a la ejecución conductual, y que derivan de la interacción entre subsistemas neurobiológicos que soportan el aprendizaje y la experiencia que hace este aprendizaje posible. La clave de este concepto son, pues, los procesos de aprendizaje, los mecanismos neurofuncionales subyacentes al aprendizaje, y la experiencia que permite la conformación de estos mecanismos que se expresan en la formación de redes neuronales con efecto funcional en la conducta. Integrando ambas expresiones, general y específica, el término de Trastornos Cognitivos trasciende una noción reduccionista como la que se expresa en el concepto de Psicopatología de la tradición psiquiátrica que tiende a interpretar la conducta bajo los términos de salud y enfermedad, y una noción reduccionista como la que se expresa en el concepto de Psicología Anormal, que tiende a interpretar cierto tipo de conductas como precursores o desencadenantes de una alteración mental. El problema para este concepto reduccionista de la Psicopatología al interpretar la conducta bajo el modelo de enfermedad es interpretar correctamente la diferencia esencial en la noción de “enfermedad” entre enfermedades pasivas, aquellas que afectan a las funciones biológicas, y en el mismo sentido neurobiológicas y cuyas causas remotas y próximas no pueden atribuirse a la conducta del sujeto, y enfermedades activas, aquellas que afectando a funciones biológicas y neurobiológicas tienen causas remotas y/o próximas que pueden remontarse a la conducta del sujeto. La dificil imbricación de unas y otras causas hace a menudo muy dificil discriminar entre aquellas conductas del sujeto que resultan funcionalmente lesivas para los sistemas neurobiológicos que permiten la acción del sujeto, y aquellos agentes causales que tienen efectos lesivos para tales sistemas sin que el sujeto pueda, de hecho, hacer nada para evitar sus efectos. Intuitivamente, parece obvio que en la encefalitis herpética, la conducta no tiene el mismo grado de responsabilidad que la que tiene en la drogadicción, la bulimia y la anorexia, o en el suicidio. La Psicopatología, en estos términos, ignora la importancia de un modelo explicativo de los Trastornos Cognitivos que trascienda la noción de enfermedad. El problema para este concepto reduccionista de Psicología Anormal en su intento de comprender y controlar la conducta es definir el concepto de conducta anormal, de si la noción de conducta anormal es un concepto cultural, un concepto ético o moral, o de mera distribución estadística. En estos términos, la Psicología Anormal ignora el proceso de causación de la conducta, y los mecanismos neurobiológicos que la hacen posible, y en este sentido, renuncia a una explicación comprensiva de la conducta humana que no acepta una segregación artificial entre conducta normal y anormal. Las nociones reduccionistas de la Psicopatología y de la Psicología Anormal, a veces tratadas como términos sinónimos, cabalgan sobre un dualismo mente-cuerpo que ignora que la mente es lo que el cerebro hace, a través de los sensores y actuadores que sirven a la acción, en su interacción con el entorno. De ahí, la compleja diversidad y ausencia de sistematicidad en la clasificación de los trastornos mentales. En una clasificación general de los Trastornos Cognitivos, pueden reconocerse, a) alteraciones funcionales específicas de base cognitiva que afectan a funciones cognitivas básicas, típicamente alteraciones del procesamiento perceptivo, de los procesos de categorización o de conceptualización de entidades, eventos o propósitos, del procesamiento de memoria, de los procesos de inferencia, de los procesos de solución de problemas y de toma de decisiones, alteraciones del comportamiento motor y de los procesos de representación y comunicación como se expresan en el lenguaje y la comunicación, tales como la amnesia, la enfermedad de Huntington, los trastornos específicos del lenguaje, las afasias, las apraxias, etc.; b) alteraciones funcionales de base cognitiva inespecífica que afectan a la integración general de procesos cognitivos básicos, tales como los síndromes de espectro autista, la esquizofrenia, los trastornos psicóticos, los trastornos esquizoafectivos, la depresión, los trastornos bipolares, etc.; b) trastornos de aprendizaje que afectan a aquel tipo de habilidades del sujeto que permiten ciertas adquisiciones y que hacen posible la adaptación sobre la base de su experiencia, tales como la discalculia, la dislexia, etc.; c) trastornos somatomórficos relacionados con la percepción sensorial interoceptiva y propioceptiva, que afectan a la percepción del propio cuerpo, a la percepción del dolor, a la somatización de alteraciones funcionales de diverso origen, y que se expresan en el síndrome de fatiga crónica, en el amplio espectro de los trastornos de la conducta alimentaria, en los trastornos de la percepción somatomórfica, etc.; d) trastornos conductuales de la interacción social que incluye trastornos que se expresan en el control activo o pasivo de la conducta ajena, tales como las conductas antisociales o la simulación de trastornos ficticios; y, e) trastornos de la personalidad, un amplio espectro de conductas que afectan a la expresión social del sujeto, alterando o modificando de forma substancial su libertad de actuación y su habilidad para lograr sus propósitos, tales como los asociados a la conducta de género, el mutismo electivo, los trastornos de conducta, etc. La cognición es un proceso complejo y compuesto que expresa la habilidad del cerebro para procesar y registrar información, para elaborar información y actuar en base a la experiencia, lo que se identifica en la habilidad del sistema para aprender de modo que la acción que resulte sea la propia de un agente racional sin más limitación que la que se deriva de las restricciones impuestas por el mismo sistema y la información disponible. Las alteraciones que se expresan en los Trastornos Cognitivos reflejan conductas adaptativas impuestas por la compleja articulación entre un sistema biológico y un sistema social. Estas conductas adaptativas no son necesariamente invalidantes. El complejo conjunto de interacciones causales que se expresan en la conducta no permiten la adopción de una perspectiva maniqueista. En la identificación causal de los Trastornos Cognitivos confluyen causas genéticas (p. ej. la enfermedad de Huntington), y ambientales (p. ej. la simulación de trastornos ficticios o la conducta desafiante) en una interacción compleja, a menudo, inextricablemente imbricados (p. ej. la taquifemia o la dislexia), que se expresan en conductas de efectos lesivos para el sujeto afectado pero por cuyos efectos el sujeto afectado puede tambien eventualmente obtener beneficios. La intervención no siempre es posible, no siempre es practicable, no siempre es rentable, no siempre resulta beneficiosa para el paciente, y no es siempre exitosa porque se haya inspirado en una teoría correcta del trastorno. El objeto de la ciencia es la explicación y predicción de los fenómenos que se observan y/o pueden experimentarse en condiciones apropiadas. La traslación del conocimiento científico a la práctica profesional ordinaria no es posible sino se cuentan con los instrumentos apropiados para la acción. Bajo el epígrafe Trastornos Cognitivos se agrupan en los Programas de Experto en Clínica Logopédica y Magister en los Trastornos del Lenguaje materias específicas que son centrales en la Clínica del Lenguaje, en particular, los Trastornos Cognitivo-Funcionales, Anomias, Disnomias y Discalculias, los Trastornos Cognitivos del Desarrollo, en particular los síndromes de Espectro Autista, y los Trastornos Cognitivos asociados con el Deficit Atencional. Aquellas materias que pudiendo clasificarse como Trastornos Cognitivos se refieren a trastornos relacionados con el lenguaje y la comunicación se integran bajo el epígrafe de Trastornos del Lenguaje. Afasia (pérdida del lenguaje) Última revisión: 19. marzo 2012Autor: Redacción Onmeda Revisión médica: Dra. Cristina Martín La afasia (pérdida de la capacidad de comprender o emitir el lenguaje) es un trastorno adquirido del lenguaje, que se produce a consecuencia de una lesión en una región determinada del cerebro. Supone la pérdida total o parcial del lenguaje adquirido previamente. En primera instancia son responsables de la afasia los trastornos circulatorios de la zona del cerebro del área del lenguaje causados por las alteraciones de los vasos sanguíneos (apoplejía o infarto cerebral). Estos pueden aparecer con mayor frecuencia cuando se padece arteriosclerosis o diabetes mellitus. También las hemorragias y los tumores pueden causar lesiones cerebrales con el consiguiente trastorno del habla. La afasia infantil se produce normalmente tras un traumatismo craneoencefálico. ¿Qué es un infarto cerebral (ictus)? El infarto cerebral por una oclusión vascular se trata, principalmente, con medicamentos que disuelven el coágulo o sustancias que inhiben la coagulación de la sangre en el cerebro (anticoagulantes). 23 de 30 Por lo general, la afasia afecta a todas las áreas del lenguaje, de manera que el trastorno se hace evidente al usar el lenguaje en distintos grados como, por ejemplo, en el incumplimiento de las reglas concernientes a la formación de palabras (léxico), la falta de comprensión del significado de las palabras (semántica), fallos en la gramática (sintaxis) o la articulación de la palabra (fonología). Además, los trastornos afásicos se hacen patentes en el habla, la escritura, la comprensión y la lectura. Según qué síntomas se presenten y su gravedad, las afasias se pueden clasificar en diferentes síndromes. Los más importantes de los que citaremos a continuación son la afasia de Broca, la afasia de Wernicke, la afasia amnésica y la afasia global. Estos síntomas pueden clasificarse de manera clara en función de la lesión de una determinada región del cerebro. Definición Una afasia (pérdida de la capacidad de compresión y emisión del lenguaje) es un trastorno adquirido de la capacidad de elaboración del lenguaje que surge debido a una interrupción en el desarrollo del lenguaje. Las afasias disminuyen la capacidad de comunicación, sin embargo, los pacientes no presentan signos de minusvalía física o intelectual. Incidencia Se estima que hay entre 150.000 y 300.000 pacientes que padecen afasia en países como España. Anualmente, entre un 21 y un 34% de personas se ven afectadas por una pérdida prolongada del habla tras sufrir un ictus. Historia La base de nuestro conocimiento sobre la afasia (pérdida del habla) data de la primera mitad del siglo XIX. Por aquel entonces, en el campo de la patología cerebral se empezó a establecer una relación entre las funciones motoras y sensoriales, respectivamente, y los trastornos y la afectación de determinadas regiones del cerebro. En el punto central de este desarrollo se encuentra el médico francés Paul Broca (1824-1880), que logró por primera vez en 1861 identificar en un hombre con trastornos motores del habla, que el centro motor del habla en los diestros se halla en la mitad izquierda del cerebro una región que hoy en día se denomina área de Broca. La labor de Broca sobre la identificación del lugar (localización) donde se rigen algunas de las funciones del cerebro fue clave para el posterior desarrollo de la anatomía y fisiología del cerebro. Por primera vez en el primer cuarto del siglo XX, hubo un gran interés en investigar la estructura de cada región del cerebro y trazar el mapa de todo el cerebro. Ya en 1909 Korbinian Brodmann distinguió 52 zonas diferentes, que designó con números desde el Área 1 al Área 52. El sistema de Brodmann todavía se sigue usando mayoritariamente hoy en día. Con la investigación de las regiones del cerebro, había esperanza de obtener información acerca de las funciones del cerebro mediante el conocimiento de la estructura histológica. Estudios posteriores demostraron, sin embargo, que no se habían logrado identificar con exactitud las regiones y funciones del cerebro. Esto podía deberse, entre otras cosas, a que la mayoría de las veces los análisis solo se llevaban a cabo en unas pocas personas. Los nuevos análisis comparativos muestran que las partes de la estructura histológica del cerebro son extraordinariamente distintas. A pesar de todo, es posible establecer relaciones entre los trastornos de determinadas funciones motoras o sensoriales y lesiones en determinadas áreas del cerebro. Además, las formas más importantes de afasia se atribuyen de manera más o menos clara a lesiones en determinadas regiones del cerebro. De esta manera, la afasia de Broca, por ejemplo, se origina principalmente por una lesión de la denominada área de Broca en el lóbulo frontal del cerebro, en el Área 44 y 45 según la clasificación de Brodmann, mientras que en la afasia de Wernicke se encuentra dañada esencialmente la denominada área de Wernicke, situada en el lóbulo temporal del cerebro. Causas Las causas de la afasia (pérdida del habla, tanto en la expresión como en la comprensión del lenguaje) son siempre las lesiones del cerebro. Estas pueden producirse de diversas maneras. En los adultos, en el 84% de los casos la causa de la afasia es un ictus (infarto cerebral), mientras que en los niños, en el 80% de los casos el traumatismo craneoencefálico causado por una caída es el responsable, al dañar directamente el tejido cerebral. Por el contrario, dicho traumatismo craneoencefálico solo causa el 10% de las afasias en edad adulta. Las caídas que producen traumatismos craneoencefálicos suelen ocurrir en accidentes de tráfico, aunque también practicando deporte o jugando. Además, estas lesiones pueden ser consecuencia de actos violentos. Infarto cerebral: Vídeos En el 5% de los casos, un tumor cerebral es el causante de la afasia. Solo en el 1% de los afásicos, el trastorno del habla tiene su origen en un proceso inflamatorio del cerebro. Puesto que hay mayor incidencia de personas diestras que zurdas y, para alrededor de un 90% de los diestros la mitad izquierda del cerebro (hemisferio) es la mitad que se encarga del lenguaje, la afasia se origina casi siempre en una lesión del hemisferio izquierdo del cerebro. Por el contrario, cuando la afasia afecta a los zurdos, suele ser el hemisferio derecho del cerebro el que está dañado. Existen casos aislados en los que los diestros sufren la denominada afasia cruzada en la que se han dañado determinadas regiones en ambos hemisferios cerebrales. Síntomas La afasia (pérdida del habla) puede mostrar síntomas diversos. Dependiendo del área del cerebro que esté afectada, aparecen diferentes tipos de afasia con sus síntomas más frecuentes. Afasia de Broca En la afasia de Broca, los síntomas del trastorno del habla afectan principalmente a la expresión. De ahí que también se denomine con el nombre de afasia motora (la pérdida del habla afecta a la expresión activa del lenguaje). El síntoma más importante de este trastorno del lenguaje es el agramatismo (del griego a = sin, no). Los pacientes ya no están en condiciones de construir oraciones gramaticalmente correctas en su lengua materna. Por eso emplean secuencias cortas de tipo telegráfico formadas por una o hasta tres palabras y se destacan por construir oraciones extremadamente simples. Normalmente, el orden de las palabras no sigue las reglas gramaticales, sino que se basa en la importancia del tema. Este agramatismo se muestra también al escribir. Para buscar el término adecuado, los afectados suelen hacer un gran esfuerzo. Este esfuerzo al hablar puede ser mayor si se encuentra acompañado de un trastorno de la articulación del habla (disartria), sobretodo si su origen es central (por una lesión cerebral). La afasia de Broca está causada por una lesión que se produce fundamentalmente en el área de Broca, la cual se encuentra en el lóbulo central del cerebro en el Área 44 y 45 según la denominación de Brodmann. Afasia de Wernicke Otro tipo de afasia (pérdida del habla) es la denominada afasia de Wernicke, se manifiesta normalmente a través de síntomas que muestran una capacidad de comprensión del lenguaje notablemente dañada. Los pacientes suelen tener dificultad para comprender palabras simples. De ahí que a este trastorno también se le denomine afasia sensorial, es decir, la pérdida de la comprensión del lenguaje del afectado. Sin embargo, los pacientes suelen reconocer factores de la comunicación relacionados con el habla como la diferencia en la entonación de preguntas y respuestas o la mímica, y basándose en estos factores, pueden participar en una conversación. Otro síntoma importante de la afasia de Wernicke es el paragramatismo (del griego para = junto a, cerca de), que conduce al incumplimiento de las reglas gramaticales en la combinación de distintas partes de la oración (la unión incorrecta de las partes de la oración, corte de las frases o repetición de las frases). Además, el habla de los afectados se caracteriza por las denominadas parafasias. En una parafasia se modifica la estructura fonética de las palabras mediante modificaciones, omisiones o adiciones de fonemas (por ejemplo, se dice tonco en lugar de tronco, delinquencuente en lugar de delincuente) o los pacientes cambian unas palabras por otras, por ejemplo, peso en lugar de plomo. También utilizan palabras que no existen en su lengua, como si inventaran un lenguaje propio. En la afasia de Wernicke la zona afectada por la lesión es principalmente la denominada área de Wernicke, situada en la parte superior del lóbulo temporal del cerebro. Afasia amnésica La afasia (pérdida del habla) amnésica se caracteriza principalmente por síntomas que afectan la evocación de palabras. Estos problemas para encontrar palabras producen largas pausas al hablar o cortes en las frases en un discurso con una fluidez casi normal. Normalmente, los pacientes con este tipo de trastorno del habla desarrollan estrategias para sustituir esas palabras mediante perífrasis, por ejemplo, la cosa. Los problemas a la hora de evocar palabras también se presentan en la escritura. La lesión del cerebro responsable de la afasia amnésica pura se encuentra sobre todo en el lóbulo temporal, en el área 37 de Brodmann. Sin embargo, este tipo de afasia amnésica no siempre se puede identificar claramente con una determinada área del cerebro. Afasia global La afasia global (pérdida del habla) se considera la forma de afasia más grave. El síntoma más importante lo conforman las esterotipias. Los afectados repiten con frecuencia secuencias lingüísticas rígidas que no persiguen un fin comunicativo. Más allá de estas esterotipias, muchas personas afectadas de afasia global apenas son capaces de emitir secuencias lingüísticas. La comprensión también está muy dañada en la afasia global. La mayoría de las veces este trastorno del habla afecta a todas las áreas del lenguaje (vocabulario [léxico], significado de las palabras [semántica], construcción de la oración [sintaxis] y articulación [fonología]) y también a todos los tipos de formas de expresión del lenguaje (habla, escritura, comprensión, lectura). Las lesiones que provocan la afasia global son amplias y afectan a regiones de los lóbulos frontal, temporal y parietal. Otras formas de afasia Además, una afasia (pérdida del habla) puede presentarse en otras formas, que muestran unos síntomas típicos: la denominada afasia de conducción, en la que el síntoma característico consiste en los problemas en la repetición de palabras u oraciones, mientras que el habla espontánea no presenta alteración evidente en esta forma de trastorno del habla. La afasia transcortical sensorial se caracteriza por los grandes problemas para evocar las palabras y dificultades en la comprensión. Sin embargo, los afectados pueden repetir palabras y oraciones sin problemas, aunque no las entienden. Diagnóstico El primer paso para diagnosticar la afasia (pérdida del habla) es el denominado diagnóstico primario. En este, el médico realiza un primer reconocimiento del trastorno del habla. El diagnóstico de las afasias requiere mucha experiencia y sensibilidad. De ahí que existan diferentes tipos de test a nuestra disposición. El test de Token es el más indicado para diagnosticar una afasia de la forma más rápida. Los pacientes deben escoger de una a dos láminas de determinados colores, formas y tamaños entre 10 o 20 láminas tras escuchar unas órdenes. La precisión de este test para diagnosticar una afasia es del 90%. Para realizar un diagnóstico más exacto se utiliza normalmente el denominado test de afasia de Aachen (AAT). Este test se lleva a cabo en una entrevista estándar en la que se analiza lo siguiente: la eficacia de la repetición, la escritura, la lectura, la designación y la comprensión. Con la ayuda del test de afasia de Aachen se puede reconocer la forma de afasia que se padece y establecer su gravedad. Además, el test puede realizarse a lo largo de una terapia, para valorar el progreso del paciente. También es conveniente que junto al diagnóstico se compruebe la capacidad de percepción e inteligencia no oral del paciente, ya que a veces se ven afectadas debido a la lesión del cerebro. Tratamiento En los casos de afasia (pérdida del habla), el tratamiento lo suele conducir un logopeda. Puesto que el tratamiento mejora notablemente la capacidad comunicativa del paciente en la mayoría de los casos, se debería comenzar lo antes posible. En las primeras fases de una afasia, en las que el paciente normalmente apenas es capaz de emitir una locución oral, el logopeda intenta reactivar la capacidad oral. Para ello, se recurre a diferentes métodos. El terapeuta anima al afásico a que repita con él o repita seguidamente unas series automáticas de palabras (días de la semana o números, por ejemplo). En la segunda fase del tratamiento se realizan ejercicios dirigidos a los trastornos del habla característicos del tipo de afasia que se padezca. Cuando se trata de una afasia de Broca, por ejemplo, el terapeuta practica con el paciente la construcción de oraciones sencillas gramaticalmente correctas. En la tercera fase, el terapeuta y el afectado intentan aplicar las capacidades comunicativas que se han logrado durante la terapia a las necesidades de las situaciones comunicativas del día a día. Para facilitar esto, normalmente se recurre a la terapia en grupo. Evolución El desarrollo de una afasia (pérdida del habla) depende principalmente del tipo y gravedad de lesión del cerebro y de la edad del afectado. En muchos casos, la afasia mejora de manera paulatina, sobre todo en los primeros seis meses después de la lesión cerebral a causa de la mejoría del riego sanguíneo. Aunque también hay casos de afasias de carácter crónico según la naturaleza de la lesión. Comenzar el tratamiento precozmente repercute en general de manera positiva en el desarrollo de la afasia. Prevención Existen diferentes medidas con las que prevenir la afasia (pérdida del habla). La afasia se desarrolla con frecuencia como consecuencia de un ictus, que generalmente aparece a su vez como consecuencia de la arterioesclerosis. Por este motivo, es importante reducir el riesgo de padecer arterioesclerosis. Esto significa que deben evitarse valores elevados de tensión arterial, los incrementos en el nivel de colesterol y los excesos en el >nivel de glucosa en sangre, así como mantenerlos en unos rangos adecuados, ya que aumentan el riesgo de padecer apoplejía. También es recomendable evitar el sobrepeso, dedicar más tiempo a hacer deporte y dejar de fumar. Estas medidas repercuten de manera positiva en los vasos sanguíneos. Puesto que la afasia también puede estar causada, sobre todo en niños, por un traumatismo craneoencefálico debido a una caída, es importante utilizar un casco protector adecuado cuando el niño monte en bicicleta o practique deportes como el patinaje o el esquí.